Sei sulla pagina 1di 11

El valor del capital humano para una organización

Más allá de lo económico, es necesario considerar a los colaboradores como el factor más
importante para alcanzar el éxito en una compañía. Es precisamente el capital humano el
que tiene las habilidades y conocimientos necesarios para manejar el cambio continúo que
marcan los ciclos y retos de la vida organizacional.

Son varios los aspectos en los que se refleja el valor del capital humano para la
organización. El primero de ellos es la cultura organizacional, el segundo es la
implementación de un modelo de gestión por competencias y el tercero es la contribución
del equipo a la gestión del cambio.

Hoy la clave en la gestión de una organización no se centra únicamente en los números para
calcular las estrategias. Por supuesto que los números mandan, pero poco a poco se ha
entendido cuál es la verdadera la importancia del colaborador para ejecutar la estrategia.
Los colaboradores son el capital más valioso para la organización, puesto que el dinero que
implica tenerlos (gastos de selección, contratación y desarrollo) se ve reflejado en
un retorno de la inversión, debido a los ingresos generados al incrementar la productividad.

1. Cultura organizacional:

Cuando se contrata con rigurosidad y cuando las prácticas de las personas y los equipos van
enfocadas hacia una cultura organizacional orientada a resultados, al trabajo en equipo, a la
innovación y se centran en los principios y valores de la compañía, mejora en conjunto la
productividad y la competitividad trabajando todos bajo los mismos códigos.

En este punto encontramos un grupo interesante que es el Alto Capital Humano, son
aquellos empleados de sobresaliente desempeño que marcan y lideran las prácticas de la
cultura organizacional orientándola a los resultados, mostrando una
actitud positiva y colaborativa con el equipo de trabajo y siendo proactivos en la búsqueda
de estrategias y soluciones a los retos de la compañía.

Para poder retroalimentar las prácticas de formación de la cultura organizacional esperada,


se debe considerar al capital humano no como un activo generador de valor monetario, sino
como seres humanos con características, cualidades, capacidades y conocimientos
específicos que pueden desarrollarse para realizar actividades con éxito y consolidar los
procesos de la organización.

2. Gestión por competencias:

Es en este punto es donde se vuelve más tangible el valor del capital humano, pues las
competencias son características medibles (ya sean interpersonales o intelectuales) que al
identificarlas y desarrollarlas permiten a cada uno de los individuos darle un valor
agregado a su trabajo para la organización.
La evaluación de competencias permite gestionar el talento organizacional desde la
consolidación de las fortalezas y el fortalecimiento de las debilidades de cada trabajador
para optimizar su productividad. Este proceso ofrece su valor cuando los colaboradores se
desarrollan su máximo potencial, sintiéndose valorados y motivados para esforzarse en el
desarrollo de sus competencias, las que finalmente van a definir el desempeño y el rumbo
de la organización.

3. Gestión del Cambio:

En este último punto, el capital humano genera valor ya que facilita los grandes cambios
organizacionales necesarios para que la compañía sobreviva al mundo variable y de
incertidumbre en el que vivimos hoy en día. Una de los procesos más difíciles para la
gestión del cambio es el acompañamiento que requiere para los colaboradores asumir las
transformaciones, entenderlas, manejarlas y ponerlas a favor de la organización.

Es fundamental contar con un capital humano adaptable, flexible e innovador desde el


proceso de selección. Esto va a permitir asumir con éxito las
transformaciones, optimizar los procesos internos y acelerar la curva de adaptación al
cambio que requiera la organización para mantener su desempeño en los niveles esperados.

En conclusión, Se debe reconocer el enorme valor del capital humano para la organización.
Si se realizan los procesos adecuados de selección, promoción de cultura organizacional,
capacitación, plan de carrera y planes de desarrollo, la inversión que esto implica va a ser
mucho menor con respecto al retorno que esta genera para las organizaciones y lo más
importante: el desarrollo y motivación que se va a lograr en los colaboradores es vital para
optimizar la productividad

4 Acciones para atraer y retener al mejor talento humano

1. Brindar las mejores condiciones:

Los empleados le dedican la mayoría de su tiempo a la compañía y ellos esperan obtener


esa misma dedicación por medio de una retribución que cubra sus necesidades básicas
incluyendo instalaciones cómodas, equipos en buen estado, cubrimiento en salud y
seguridad social, entre otras.

Brindar estas condiciones es fundamental para poder retener al mejor talento y permitirles
desarrollar sus tareas eficazmente.
2. Reconocer los logros:

Establecer una política de retribución económica de acuerdo a los logros


conseguidos impulsa a los empleados a que desarrollen su trabajo de la mejor manera y
cultiven sus actitudes y valores de cara a lograr los objetivos propuestos.

Compensar económicamente el buen rendimiento de las personas lleva a alcanzar un alto


grado de compromiso por parte de los integrantes del equipo de trabajo.

3. Salario emocional:

El aspecto económico no es el único que retiene y motiva a los empleados. El salario


emocional es aquel que hace sentir a los empleados cómodos, felices, valorados y
satisfechos con su trabajo. Es un valor agregado que fortalece la conexión entre la
organización y el colaborador, lo cual garantiza el compromiso de éste último.

Este salario comprende acciones como el reconocimiento de los logros, el respeto, las
flexibilidad laboral y el equilibrio entre la vida personal y laboral.

4. Apoyar el desarrollo:

Un empleado es antes que nada un ser humano que quiere desarrollar sus capacidades
y evolucionar profesionalmente hasta donde se lo permita su talento y potencial.

Las organizaciones deben entender eso y crear programas que permitan la capacitación y
adquisición de nuevos conocimientos y establecer una política de promoción interna que les
permita a los colaboradores lograr ascensos a través de sus propios méritos y logros
profesionales.

La compañía debe tener en cuenta que hoy por hoy el talento humano busca las mejores
condiciones laborales que le permitan desarrollar su carrera y equilibrar su vida personal
con la laboral. Ante ofertas que incluyan mayores beneficios, las personas pueden
abandonar la empresa sorpresivamente.

Lo ideal para evitar esas situaciones inesperadas es tomar en cuenta lo que hemos dicho
antes y cumplir con las expectativas de la plantilla para obtener equipos satisfechos y
comprometidos.

La retención se ha convertido en un gran desafío para las compañías puesto que su talento
humano es la pieza alrededor de la cual giran el cumplimento de los objetivos corporativos
y la competitividad y productividad de la organización en el mercado.
La autoridad
Si entendemos autoridad por su etimología, nos sorprenderá encontrarla mucho más cerca
de: autor, alguien capaz de criar, generar o transmitir algo nuevo o ignorado por
nosotros. Esto sitúa a la autoridad mucho más próxima a la construcción de un vínculo,
cuya cualidad principal es la admiración, que a una razón de fuerza o de imposición.

Así, la autoridad ya no sería pura formalidad ni descalificaría a una de las partes;


desvalorizaría la pretensión de los violentos y la de quienes se creen con derechos
adquiridos sea familiares, raciales, religiosos, culturales, económicos- y, sobre todo, situaría
los esfuerzos en una dimensión más cercana al amor que a la violencia.

Ganar la admiración de las personas requiere honestidad, trabajo duro y perseverancia. Ya


sea que seas un padre, un empleado o una figura pública, ganarse la admiración de la gente
requiere muchas de las mismas habilidades. Actuar con honestidad, trabajar duro y ayudar a
las personas que lo necesitan son habilidades básicas que alguien debe tener si quiere ser
admirado.

La autoridad bíblica
“La autoridad no se impone sino que se gana. Filipenses 2 nos muestra que Dios exaltó hasta
lo sumo a Jesús nuestro Salvador dándole un nombre que es sobre todo nombre y lo que
produjo eso fue que lo ganó haciéndose siervo y sirviendo a Dios y a la humanidad.
Cuando alguien en casa quiere imponer su autoridad solo revela que hace tiempo perdió su
autoridad”.
Serafín Contreras G.
Filipenses 2:9 Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo
nombre.
1 Pedro 3:22 Quien subió al cielo y tomó su lugar a la derecha de Dios, y a quien están
sometidos los ángeles, las autoridades y los poderes.
Marcos 10:45 Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y
para dar su vida en rescate por muchos.
Lucas 22:27 Porque, ¿quién es más importante, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No lo
es el que está sentado a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre ustedes como uno que sirve.
Persuasión: definición y elementos del arte de convencer

Desde el principio de los tiempos los seres humanos hemos intentado alcanzar sus metas
del modo más óptimo posible creando planes y estrategias a largo plazo para ello. Sin
embargo, como seres sociales que somos, en muchas ocasiones nuestros objetivos pasan
por que los demás actúen u opinen de determinada manera.

Si bien en algunos casos los objetivos de los demás coinciden con los propios, es frecuente
encontrar que normalmente no es así, habiendo incompatibilidad de objetivos y conflictos
que dificultan alcanzar nuestras metas. ¿Cómo solventar este problema? Uno de los
métodos utilizables para ello es intentar que la conducta, afecto u opinión de otros cambien
de modo que favorezcan los propios intereses. Es decir, hacer uso de la persuasión.

¿Qué es la persuasión?

Entendemos por persuasión como el proceso mediante el cual se emplean mensajes a los
cuales se dota de argumentos que los apoyen, con el propósito de cambiar la actitud de una
persona, provocando que haga, crea u opine cosas que originalmente no haría, crearía u
opinaría.

Según McGuire, este proceso de cambio depende principalmente de la existencia de la


probabilidad de recepción del mensaje, es decir de si el receptor de este tiene la capacidad
de atender y comprender el mensaje que se le quiere dar, y de aceptación por parte del
receptor de éste.

Dicha aceptación dependerá principalmente de cómo se procese el mensaje, así como el


nivel de implicación y familiaridad que tengamos con el tema del que se nos intente
persuadir. Así, alguien que le dé una alta importancia al tema del que se hable y que se
sienta interpelado por este atenderá especialmente al contenido del mensaje, evaluándolo de
forma crítica, mientras que alguien que no considere relevante el tema tratado será menos
propenso siquiera a empezar a analizar el contenido del mensaje puede no ser tan analizado,
aunque sí puede ser persuadido por elementos externos al mensaje en sí.

Por ejemplo, si alguien nos dice que éste mismo texto va a ser objeto de examen en una
asignatura la semana que viene, aquellos alumnos que tengan la asignatura en cuestión se
verán altamente motivados a creerlo, mientras que los demás difícilmente cambiarán su
actitud.

La persuasión no se basa en eslóganes

Por supuesto, hay que tener en cuenta que el proceso de persuasión no es directo: es
decir, porque una persona le diga a otra que debería hacer más ejercicio o emplear X
producto con una técnica convincente esto no quiere decir que el último vaya a obedecerle.
Algunos elementos que dificultan que se produzca un cambio real son el hecho de presentar
argumentos débiles que el receptor pueda contrarrestar reforzando aún más su punto de
vista inicial.

Además, creer que nos quieren manipular mediante el engaño o las proclamas simplistas
hace más difícil el proceso de ser persuadido, provocando una resistencia e incluso una
acción contraria a la que se pretendía al sentirse atacada nuestra libertad personal. Este
fenómeno recibe el nombre de reactancia.

Elementos clave de la persuasión

Para comprender mejor en el proceso por el cual una persona o medio puede influir en otra
haciéndole cambiar de opinión hay que tener en cuenta cuales son los elementos clave del
proceso, siendo estos la fuente emisora, el receptor, el propio mensaje y la técnica que se
emplea para transmitirlo.
1. Emisor

En lo que respecta a quien transmite la información, la fuente que intenta persuadir, hay dos
características que se tienen muy en cuenta a la hora de ser o no ser persuadidos: su
atractivo y su credibilidad. Se ha demostrado en múltiples experimentos que de manera
general consideramos más confiables a aquellos individuos que percibimos como más
atractivos (en parte por el efecto halo, en que suponemos que alguien que tiene una buena
cualidad seguramente tendrá otras). Este es uno de los motivos de que en la publicidad
aparezcan frecuentemente hombres y mujeres de gran atractivo físico, o bien famosos bien
valorados, con el fin de vendernos un producto.

Sin embargo, la característica más influyente de la fuente a la hora de persuadirnos es la


credibilidad, que viene dada ante el nivel de competencia de la fuente en el tema en
cuestión y la sinceridad percibida.

Veámoslo con un ejemplo simple. Nos dicen que dentro de diez años el cometa Halley se
estrellará contra la Tierra. Si quien nos lo dice es una persona que nos encontramos por la
calle, probablemente no cambiaremos nuestro modo de actuar, pero si quien lo dice es un
experto de la NASA, es más probable que aumente la preocupación por ello. Otro ejemplo
lo encontraríamos una vez más en el uso de celebridades para anunciar productos en piezas
publicitarias. En este caso, la mayoría de famosos no solo tienden a ser atractivos, sino que
además están asociados a un buen nivel de credibilidad basado en su imagen pública.

2. Receptor

En lo que se refiere al receptor del mensaje, las principales características que afectan a la
hora de ser influidos son el nivel de inteligencia, la autoestima y el nivel de implicación con
el tema.

Se ha de tener en cuenta que el efecto del nivel de inteligencia no se debe tomar como una
medida directa. No es que quien más influenciable sea tenga menos inteligencia, pero
alguien con mayor inteligencia sí tendrá más recursos para poner en duda los argumentos
esgrimidos en la persuasión. Al tener una capacidad mayor a la hora de aprender y de
utilizar en tiempo real la información memorizada, la manera de dialogar de las personas
más inteligentes resulta más fluida y consistente, algo que se plasma en los resultados que
obtienen a la hora de convencer.

En lo que respecta a la autoestima, generalmente nos encontramos con que a menor


autoestima, menor probabilidad de que consideremos nuestros propios argumentos como
válidos, aceptando más fácilmente los de otros.

3. Mensaje

Otro de los elementos principales a la hora de persuadir a alguien es el propio mensaje en


sí. Varios estudios indican que el hecho de emplear un mensaje más racional o más emotivo
dependerá del tipo de respuesta que se quiera favorecer. También afecta que el mensaje
incorpore elementos que provoquen miedo o sensación de amenaza: según la teoría de
motivación de protección de Rogers, tenderemos a buscar y a considerar más ciertos los
mensajes que nos permitan minimizar o evitar un daño.

Se ha investigado también el hecho de que la persuasión se dé más a menudo con un


mensaje cerrado o abierto, indicándose que por lo general es mejor dejar una conclusión
abierta a la interpretación, si bien guiada en la dirección de la que se quiere persuadir. Esto
puede ser debido a que de esta manera los oyentes quedan más satisfechos al llegar a esas
conclusiones, algo que experimentan como si hubiese sido un descubrimiento realizado por
ellos mismos, sin que alguien les intente imponer una idea desde fuera.

Por último, se ha discutido si es conveniente indicar únicamente los argumentos que


favorecen la propia postura o deberían indicarse también los argumentos de la postura
opuesta. En este aspecto se ha sugerido que resulta más persuasor mostrar ambas
posiciones, pues de lo contrario resulta más perceptible que la intención del mensaje es la
de crear publicidad o propaganda más que aportar datos para decidir racionalmente, y esto
termina provocando reactancia.

Una forma de influir en los demás

Tal y como hemos visto, la persuasión consiste en parte en detectar esas "grietas" en las
defensas psicológicas de una persona por las que se puede influir y sea más fácil
convencerlas de tomar una decisión. Eso sí, este proceso no debe dar la sensación de que la
persona a la que se intenta convencer pierda o ceda ante la persona que la convence, dado
que el simple hecho de experimentar un intercambio de ideas percibiéndola desde esta
perspectiva genera resistencias difíciles de derribar.

Por consiguiente, la persuasión no actúa a través de la racionalidad, sino mediante los


heurísticos y los atajos mentales en general. Las personas que son persuadidas apenas se
dan cuenta de ello, ya que en muchos casos creen estar actuando solamente a partir de su
racionalidad.

Es por eso que estas estrategias son tan utilizadas; permiten hacer que una persona se
decante por cierta opción sin que advierta la presencia de un plan para persuadirla.

Las 3 claves de la persuasión: ¿Cómo convencer a los demás?

Nuestro cerebro está programado para ahorrar tiempo y energía en la toma de decisiones y
eso lo consigue por unos mecanismos que se conocen como heurísticos.

Estos heurísticos (existen centenares) son la base sobre la que funciona nuestro cerebro y
nos ayudan a vivir sin calcular estadísticamente o analizar de manera racional cada una de
las acciones que hacemos. Por eso mismo, los heurísticos son una forma de disfrazar lo
emocional, lo subjetivo, de racional.
Heurísticos: nuestro cerebro busca atajos

Los heurísticos son los padres de los prejuicios, de nuestros gustos musicales, de nuestras
valoración sobre marcas, de en quien confiamos nuestros secretos… Las ciencias de la
comunicación y el marketing, al ser conocedores de esto y ver el poder de influencia que
tenían sobre el ser humano los analizaron y comenzaron a utilizarlos en sus mensajes
para persuadir a la gente para que consumieran sus productos o mensajes.

A esto se le llamó los principios de persuasión. Entender cómo funciona el cerebro es la


mejor forma de influir en él. ¿Es lo mismo la persuasión que la manipulación? Son cosas
distintas. La persuasión es la búsqueda de influencia en la conducta de la otra
persona dejando claras tus intenciones. La manipulación es la intención de influir pero, eso
sí, sin mostrar tus intenciones. Persuadir está bien. Manipular está mal.

Los principios del arte de convencer o persuasión

Persuadimos cuando queremos ver una película y nuestra pareja otra, cuando presentamos
un proyecto, cuando tratamos de resultar atractivos a otras personas, etc… en definitiva,
persuadimos casi siempre que estamos en contacto con otra persona. Para hacerlo de
manera honesta y efectiva es importante aprender habilidades sociales.

¿Cuáles son esos principios de persuasión basados en el funcionamiento de nuestro


cerebro? Te presento 3 de las claves para persuadir utilizando los mecanismos del cerebro:
1. Escasez

Las oportunidades nos parecen más valiosas cuando su disponibilidad es limitada. Si vemos
que la cantidad de algo es pequeña, nos gusta más. ¿Os suena ese niño que solo quiere un
juguete porque no lo puede tener? Pues de mayores no cambiamos mucho la actitud. De ahí
trucos publicitarios como “ediciones límitadas”, “ofertas especiales de corta duración” y un
largo etcétera.
2. Autoridad

La autoridad es una herramienta estupenda para persuadir. El ser humano obedece porque
le sale rentable. Si obedezco me ahorro pensar cuál es la opción correcta. Solo tengo que
seguir las indicaciones del que “sabe”.

Precisamente eso utiliza en los expertos cuando modelos nórdicas enfundadas en una bata
de médico diciéndote que ese producto es fiable. Pero no solo los expertos en algo, sino los
que tienen un estatus alto también sirven como figuras de autoridad. Si Iniesta me aconseja
tomar esos polos, será porque son buenos y sabrosos. ¿Quién sabe más de helados que
Iniesta?

3. Prueba social

Nuestro cerebro trata de tomar las decisiones en base a lo correcto. Y muchas veces para
saber qué es lo correcto recurre a observar qué es lo que hace la mayoría de gente. Si
camináis por la calle y os sorprende de pronto todo el mundo corriendo en dirección
opuesta, vuestro cerebro no sopesará diferentes opciones, imitará al resto de personas.

Tiene bastante sentido que tratemos de actuar como los demás para evitar equivocarnos en
cosas que los demás ya han aprendido a hacer. Por eso en los anuncios habréis escuchado
cosas como “este producto está siendo un éxito” o “el disco de moda” o cualquier cosa
parecida… Si gusta a los demás será porque es bueno.

Potrebbero piacerti anche