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Oraciones perdurables

«Suba mi oración delante de ti como el incienso» (Salmo 141:2). | Lectura: Apocalipsis 8:1-5

«Las oraciones son inmortales» es la llamativa frase de E. M. Bounds, cuyos escritos clásicos
sobre la oración han inspirado a varias generaciones. Sus comentarios sobre el poder y la
naturaleza perdurable de nuestras oraciones continúan así: «La muerte pudo cerrar los labios
que las expresaron, el corazón que las sintió quizás dejó de latir, pero las oraciones siguen
vivas delante de Dios; [...] sobreviven a una generación, a una era, a un mundo».

¿Alguna vez te preguntaste si tus oraciones -en particular, las que nacieron en una dificultad,
un dolor o un sufrimiento- llegan a Dios? Las reveladoras palabras de Bounds nos recuerdan el
significado de nuestras oraciones, al igual que Apocalipsis 8:1-5. El escenario es el cielo (v. 1),
la sala del trono de Dios, y el centro de control del universo. Los asistentes angélicos están
frente a Dios (v. 29), y un ángel -como los sacerdotes de la antigüedad- le ofrece incienso y las
oraciones de «todos los santos» (v. 3). ¡Qué alentadora es esta imagen de las oraciones
ofrecidas a Dios en el cielo! (v. 4). Cuando pensamos que nuestras oraciones pueden haberse
perdido en el camino u olvidado, esta visión nos consuela y obliga a seguir orando, ¡porque
nuestras oraciones son preciosas para Dios!
Padre, ayúdame a descansar en que tus oídos están atentos a nuestras oraciones.

¿Te has preguntado si Dios escucha realmente tus oraciones? ¿Te ayudan pasajes como
Apocalipsis 8:1-5?

-Arthur Jackson

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