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Voces: CONCURSO PREVENTIVO ~ ACREEDOR DEL CONCURSO ~ DERECHO DE VOTO ~ CREDITO

FISCAL ~ ACUERDO PREVENTIVO ~ HOMOLOGACION ~ PROPUESTA DE ACUERDO


Título: La "exclusión de voto" y el procedimiento concursal
Autores: Chomer, Héctor Osvaldo
Publicado en: LA LEY2007-F, 1057
SUMARIO: I. Descripción de los dos temas por analizar. — II. Breve estudio para la armonización de la
propuesta de separación (o exclusión general de acreedores), con las normas procesales que gobiernan el
concursamiento preventivo. — III. La particular situación de los créditos fiscales y su exclusión de la
base de cálculo para la homologación del acuerdo. — IV. Corolario de todo lo expuesto.

I. Descripción de los dos temas por analizar


Es objeto de esta humilde participación autoral en el estricto plano de la contribución académica considerar
brevemente dos aspectos concursales que, aun cuando no comprende cuestiones novedosas, siguen dando
problemas en el desarrollo concursal.
Ellas son las siguientes:
(a) En un plano general del análisis, las alternativas suscitadas concursalmente por la dificultad procesal que
se presenta ante el planteo de exclusiones no legalmente previstas; y
(b) En un plano algo más concreto, la calidad de ciertos acreedores fiscales que conceden
administrativamente facilidades de pago, moratorias o esperas que, aparentemente, desatienden la secuencia
concursal a la que todos los acreedores (quirografarios) aparecen sometidos.
Digo que no se trata de temas novedosos, porque la propia expresión ("exclusión de voto") denota que se
trata de aspecto que se presentaba aun antes de la vigencia de la ley 24.522 (que data de agosto de 1995), pues a
partir de la sanción de esta última se derogó la votación en la junta de acreedores y se impuso otro sistema. Por
lo que resulta de esa misma consideración, el tema fue originariamente propuesto durante la vigencia de la ley
19.551 (Adla, XXVII-B, 1677) (esto es, hace por lo menos, doce años atrás).
Y en cuanto concierne a la exclusión de la Administración de Ingresos Públicos (AFIP), los deudores
siempre han procurado su separación de diferentes modos. Incluso, indirectamente, por la extrema morigeración
de réditos o desconocimiento de lo actuado en sede administrativa a fin de obstruir la insinuación. Aunque, cabe
anotar que la tendencia más reciente ha procurado una exclusión, siquiera provisoria, de la consideración de
dichos créditos en la base de cálculo para la homologación del acuerdo.
Pero no se trata de analizar si los temas son recientes o vienen siendo analizados desde hace tiempo, sino
advertir si existen concretas soluciones para las cuestiones que se presentan.
En ese plano se nota que aún no se ha encontrado la salida que concilie las necesidades de todos los
protagonistas del proceso concursal, por lo que persiste el debate sobre el modo en que han de plantearse dichas
peticiones o el alcance mismo de tales solicitudes.
Las breves ideas que seguidamente se expondrán intentan disipar tales dudas y establecer pautas flexibles
para la utilización de aquellos planteos.
En cada uno de los casos antes mencionados, comenzaré recordando algunas circunstancias de hecho y de
derecho que inciden en la proposición de tales aspectos, para luego proponer las opciones que considero más
adecuadas al plano concursal.
II. Breve estudio para la armonización de la propuesta de separación (o exclusión general de acreedores),
con las normas procesales que gobiernan el concursamiento preventivo
1. Introducción e identificación del problema:
A. Me parece oportuno recordar en este punto que un rápido panorama de una parte de la más destacada
doctrina nacional en esta materia, revela que se desecha radicalmente la posibilidad de exclusión por motivos
diferentes de aquellos previstos claramente en la ley 24.522.
Así, Heredia tiene dicho que "Por tratarse de prohibiciones, la enumeración es taxativa" (1).
De su lado, Quintana Ferreyra enseña que "La doctrina es conteste en afirmar que la enumeración de los
sujetos carentes de votos debe interpretarse taxativamente. Sin embargo, consideramos que por vía analógica, a
consecuencia de la reforma introducida sobre la extensión de la quiebra, abre un margen para examinar el
tema"(2).
Fassi-Gebhardt asumen que " La ley ha excluido del capital computable el crédito que puedan verificar
ciertos sujetos vinculados por parentesco o por nexos societarios al deudor o, en su caso, a la sociedad deudora.
Estas exclusiones no pueden extenderse analógicamente, pues los aludidos sujetos excluidos constituyen

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taxativos casos de excepción"(3). En tanto, Dasso dice que "La base de cómputo es la misma de la LCQ, pues las
exclusiones de voto se reproducen literalmente" (4).
Por su parte Villanueva sostuvo que "Al tratarse de la privación de un derecho inherente a la calidad de
acreedor concursal, la disposición que analizamos es de interpretación restrictiva, lo que obsta a extender, por
analogía, a otros supuestos la inhabilitación que ella establece..."(5).
Aunque es propio advertir que la mayoría de estas posiciones han sido expuestas a la consideración del
lector algo antes de que se suscitara de modo constante y usual el formular la petición de exclusión tal como
actualmente acontece.
B. Efectuada esa periférica revisión, en principio y desde la perspectiva general que preanuncié, es de notar
que los elementos que caracterizan la actual y más usual petición de exclusión, son los siguientes:
(a) Cualquiera fuera el motivo, el deudor percibe como insuficiente el período de negociación y permanecen
inconclusas las tratativas con alguno/s acreedor/es, sin haberse podido reunir las mayorías necesarias para la
aprobación de la propuesta concursal.
(b) La evidencia de que existe/n acreedor/es irremediablemente disidente/s cuya falta de conformidad a la
propuesta llevaría a la quiebra; y
(c) La invocación por el deudor de una razón que busca justificar la exclusión de ese acreedor, impidiéndole
su participación en la decisión sobre la factibilidad y aprobación de la propuesta.
Por cierto que concentrándonos en dichas causales, se advierte que la inventiva defensiva ha llevado a
proponer el apartamiento de algunos acreedores desde diferentes perspectivas.
Así, usualmente, pueden verse las siguientes alegaciones:
(a) Las estrictamente concursales (sobre las que existe consenso en su admisibilidad llana):
Que aparecen plasmadas en la LCQ 45, c, segundo párrafo (en cuanto a lo familiar y societario) (6), LCQ 45
bis (en cuanto concierne a títulos emitidos en serie), y en la LCQ 67, sexto apartado (en cuanto al grupo
corresponde); y
(b) Las extraconcursales:
En este título existen varios tópicos por destacar, a saber:
i. Conducta notoriamente contradictoria con el sistema concursal (7);
ii. Defensa de la competencia o competencia desleal (8);
iii. Evidencia de voto complaciente, caprichoso u hostil;
iv. Naturaleza de la enumeración legal (9);
v. Revisiones en curso (10);
vi. Sociedad controlada y accionista controlante (11).
vii. Créditos fiscales (12)
C. Ya anteriormente a esta contribución había analizado tales eventuales planteos (13), por lo que no me
detendré ahora a revisar puntualmente la procedibilidad de los mismos (14).
Sólo recordaré que, aun antes de la vigencia de la ley 24.522, se habían admitido jurisprudencialmente
algunos supuestos no previstos por la ley 19.551, dada la evidente inconveniencia de que el acreedor con
derecho a voto lo expresara concursalmente (15).
Es por eso que, con abstracción de las causales previstas expresamente en la ley, en las que no se presenta
duda procesal sobre cómo y en qué momento han de excluirse a los acreedores allí nominados (pues la exclusión
opera sin necesidad de trámite alguno) (16), y concentrando el análisis en las atípicas invocaciones
eventualmente formulables por el deudor, admitiré en este capítulo y como mera hipótesis de trabajo, que tales
peticiones podrían ser razonables y hasta procedentes.
Mas, incluso admitiendo tal razonabilidad, la pregunta que surge al analista prolijo es: cómo y cuándo
proponer tales exclusiones.
Es obvio que la ley 24.522 no prevé un sistema procesal para encauzar tales peticiones de separación de
acreedores; porque, como antes señalé, las expresamente previstas no necesitan de trámite alguno y, al parecer,

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el legislador no habría previsto la necesidad de consideración de las atípicas que eventualmente fueran
planteables.
Ese es el problema que convoca este análisis; esto es: ¿Cómo encuadrar procesalmente los planteos del
deudor en orden a la exclusión de cierto/s acreedor/es de la base de cálculo para establecer la reunión de
mayorías suficientes a fin de la aprobación del acuerdo preventivo?
El problema no es nimio. La falta de previsión legal conspira seriamente contra el derecho de defensa en
juicio, no sólo del deudor (que podría ver como un acreedor desleal o abusivo impidiera el concursamiento),
sino de los propios acreedores (que podrían resultar excluidos en un trámite imprevisible). Es claro que existe
grave inseguridad jurídica sobre el punto.
Incumbe pues a los operadores jurídicos especializados en la materia encontrar una secuencia razonable que
atienda ambos casos, respetando el derecho de ambas partes.
Mas no he localizado material nacional que discurra sobre el tema (17); por lo que, seguidamente, y en la
inteligencia de que pudieran existir cuestiones atípicas que fueran proponibles concursalmente, expondré
brevemente mi tesis para comenzar el debate que pueda llevar a una futura conclusión que supere la actual
indefinición.
2. El proceso de exclusión:
A. He explicado antes de ahora que, a mi modo de ver, "... la identificación universal de los acreedores es
medular en la etapa del concursamiento, pues es menester tal reconocimiento para establecer la base de cálculo
de las mayorías que aprobarán o rechazarán el acuerdo propuesto por el deudor... De allí la urgencia con la que
ha de efectuarse dicho reconocimiento; y es desde esa perspectiva cuando se advierte que en tal etapa rigen
prioritariamente las reglas concursales, postergando a las generales propias de otras ramas del derecho argentino
vigente...."(18).
Esta obvia consideración que no escapa al analista concursal, es fundamental para establecer los límites de
proposición de la llamada "exclusión de acreedores"; porque la urgencia que revela la necesaria identificación
no amerita postergación y, aun admitiendo la atipicidad del planteo, creo que es factible encauzar la susodicha
pretensión de separación en un marco concursal aceptable que no desconozca los sucesivos actos que
encadenadamente buscan la pronta homologación para la recuperación bajo el amparo concursal.
B. Desde la perspectiva apuntada se nota que para evitar desajustes en el buen orden concursal, es
conveniente que la pretensión se formulase dentro de la secuencia de identificación de los acreedores.
No ignoro que podría sostenerse que tal estaría destinada a la consideración de la cuantía y extensión de los
créditos, que es cuestión bien diferente del análisis del "derecho de voto" de un acreedor (19).
Mas considero que aun admitiendo esa obvia diferencia de aspectos, la mentada secuencia de insinuación
resulta un proceso que podría aceptarse como razonablemente adecuado para proponer y juzgar sobre la atípica
exclusión de un acreedor.
Esto es, la insinuación tempestiva de los créditos prevé la posibilidad de observaciones ante el propio
síndico (20).
Es por ello que tal posibilidad aparece como el camino más apropiado para que el deudor proponga
lealmente sus alegaciones para excluir al crédito del acreedor que considerase que no debe formar parte de la
base de cálculo para el cómputo de las mayorías establecidas por la LC 45.
Esto, es obvio, en la medida de que tal deudor conociera entonces la razón por la que pretende la separación
del acreedor.
La incorporación de la objeción en tal secuencia permitiría al magistrado juzgar sobre la procedibilidad de la
pretendida exclusión dentro del acotado marco previsto por el artículo 36 de la ley concursal.
No se me escapa que la decisión del juez podría determinar la admisibilidad del crédito y,
consecuentemente, la desestimación de la exclusión propuesta; mas creo que, aun supuesto eso, la vía sugerida
responde más adecuadamente al esquema concursal, permitiendo el avance hacia otro estadio que lleve a la
consideración de la homologación.
Y aun asistiría al deudor la posibilidad de revisar tal declaración de admisibilidad (21), aunque usualmente la
decisión de tal planteo ocurre ya en un plano posterior a la consideración de las mayorías. Mas ello no
necesariamente debe ocurrir de tal modo, pues los plazos concursales permiten que las revisiones puedan ser
resueltas aun antes del vencimiento del plazo de exclusividad.

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Y esta cuestión si bien amerita la consideración y análisis de supuestos de hecho que en muchos casos
necesitarán de la recepción de pruebas, no necesariamente debe extender el proceso revisivo hasta después del
vencimiento del plazo de exclusividad.
C. Empero, aún existe un escollo que puede erigirse contra la viabilidad de este proceso y es que la
declaración formulada en los términos y alcances de la LC 36 sería "definitiva" a los efectos "de la evaluación
de mayorías y base del acuerdo".
De manera que el deudor aun observando oportunamente el crédito en los términos de la LC 34 y
promoviendo la revisión contra la eventual declaración de admisibilidad, no podría separar al acreedor (o al
crédito) que consideró razonablemente excluible de la base de cálculo de las mayorías.
Pero, a mi modo de ver las cosas, la contradicción que resultaría del sistema propuesto con la pretendida
exclusión no se resuelve postergando toda la secuencia concursal o extendiendo el período de exclusividad más
allá del plazo extraordinario del artículo 43.
Creo que, en la medida de que el incidente de revisión en que se ventilase la exclusión fuera resuelto con
suficiente anticipación a la audiencia informativa, bien podría supeditarse la definitiva conformación de la base
de cálculo a la decisión final de ese trámite.
Sobre esa idea descansa la solución posible a una innumerable cantidad de inconvenientes que aquejan al
proceso concursal, retrasándolo injustificadamente.
A mi juicio aparece del todo preferible superar el alcance definitivo previsto para la declaración de la LC 36,
concediéndole cierta provisoriedad limitada a la revisión en que se analiza la exclusión, antes que ampliar otros
plazos o desnaturalizar todo el proceso concursal.
Así el deudor podrá proponer la separación del acreedor que considerase hostil, desleal o abusivo y éste
podrá conocer los límites seguros en los que se encauzará tal planteo.
D. Empero, subsiste un inconveniente: la decisión que resuelve la revisión es apelable conforme resulta del
texto literal de la LC 285.
Mas es de notar que, en este caso atípico y de excepción, la decisión del magistrado de primera instancia
debiera ser definitiva a los efectos del cómputo de las mayorías; porque participo de la idea de que tal resolución
es inapelable conforme LC 36, en tanto se trata de la identificación de los acreedores para el cómputo de las
mayorías (22).
La presente propuesta tiende sólo a dotar a la pretensión de exclusión de un marco procesal de adecuado
debate en el que se aseguren los derechos de los protagonistas concursales, pero no debe desconocer aquello que
es el fundamento del proceso concursal, esto es: la celeridad en que se decide la participación de los acreedores
en el cómputo de las mayorías.
Por ende, en algún momento debe establecerse quiénes forman la tan mentada base de cálculo; y,
aparentemente, resulta más conveniente y se concilia mejor con las pautas concursales conceder provisoriedad a
la decisión del artículo 36, supeditada al resultado de la ya mencionada revisión (y sólo a ello), en la medida de
que su decisión sea anterior a la audiencia informativa.
E. No ignoro el escollo que supone a esta idea la letra del artículo 42, en cuanto dispone que será
"definitiva" la resolución que se dicte en relación a la categorización.
Creo que esa dificultad se resuelve flexiblemente, interpretando que si el deudor hubiera excluido de tal
categorización al crédito impugnado y luego se resolviera la revisión desechando su impugnación, bien podría
recategorizar o adecuar su original propuesta (si la hubiere efectuado), en la audiencia informativa prevista por
el artículo 45 de la ley 24.522.
F. Pero puede suceder que la razón que funda la exclusión no resultase conocida por el deudor en tiempo
adecuado para formularse el planteo en los carriles antes postulados.
¿No queda entonces cauce procesal para proponer la exclusión?
Esta es la hipótesis que mayor dificultad plantea.
Porque superadas las impugnaciones del artículo 34 y fuera de esa secuencia, no parecen avizorarse
posibilidades de resolver las objeciones con suficiente anticipación para establecer cuáles créditos son base de
cálculo para la determinación de las mayorías.
Pero esa dificultad se disipa a poco de considerarse que la exclusión seria y razonablemente propuesta debe
ser formulada con la anticipación suficiente para que el magistrado pueda evaluar adecuadamente el planteo.

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En principio, no pareciera que fuera viable una impugnación semejante en la audiencia informativa, cuando
quedan pocos días para el vencimiento del plazo de exclusividad. Ni que aun antes de dicha audiencia y durante
el período de exclusividad puedan plantearse cuestiones tan relevantes como para ser resueltas con la
anticipación necesaria para resguardar el correcto proceso concursal.
En cualquier caso, la alternativa procesal para encauzar ese planteo ha de encontrarse necesariamente en el
trámite incidental que permita decidir regularmente la pretensión de exclusión y, con atención a la mayor o
menor distancia que separe a esa propuesta de la audiencia informativa, habrá que recibir las probanzas que
fueran conducentes. Pero no existen "milagros procesales", por lo que debe comprenderse que si no debemos
postergar las sucesivas secuencias concursales, tampoco pueden admitirse planteos cuya resolución sea
imposible antes del tope que establece la mentada audiencia.
Porque, de lo contrario, podría convalidarse a la exclusión como efugio que determinase la prolongación e
indefinición del estado concursal.
3. Una conclusión provisoria:
En definitiva, aun reconociendo que el objeto del proceso de insinuación e identificación de los créditos
reside en establecer su cuantía, extensión y graduación (23) y lo que plantea la llamada "exclusión" es aspecto
bien diferente de eso, a mi juicio, esa secuencia es óptima para formular y juzgar adecuadamente la
procedibilidad de dicha petición; empero, existen ciertas reglas básicas que cabe considerar a la hora de
proponer la cuestión o de decidirse sobre ella:
a. En la medida que las razones fundantes del pedido de exclusión de un acreedor sean conocidas antes del
vencimiento del plazo para formular observaciones a los créditos tempestivamente insinuados ante el síndico, la
objeción ha de plantearse en la secuencia prevista en el artículo 34 y en las consecuentes secuencias concursales
de identificación de los acreedores;
b. Superada esa etapa, la base de tal exclusión ha de consistir en hechos o basarse en elementos o
antecedentes no conocidos por el pretensor al momento de transitar el período regular de insinuación, pues, en
principio, sólo debieran admitirse la invocación de hechos sobrevivientes o aspectos que hubieran sido
conocidos luego de las etapas en que pudieron proponerse tempestivamente en el plano concursal. Significa esto
que para ser invocable el motivo de la postulada exclusión ha de haberse conocido luego de vencido el plazo de
la LC 34, pues de otro modo debió invocárselo en ese tiempo; y
c. En cualquier caso, el trámite en el que debe encauzarse la pretensión es el previsto por la LC 280, con
atención de las posibilidades de proveer una solución anterior a la audiencia informativa.
La propuesta es opinable, como lo es la posibilidad de invocar atípicas causas de exclusión de acreedores,
mas, como ya antes señalé, sólo aspira a encontrar un cauce adecuado para tales peticiones y asegurar tanto el
derecho de defensa de las partes involucradas como evitar la desnaturalización del proceso concursal.
Acaso, tras meditados y nuevos análisis, encontremos otras alternativas que aparezcan posibles y hasta
mejores en cada caso puntual.
Mas las reglas generales propuestas pueden servir como adelanto para comenzar una discusión pendiente,
que resuelva el problema que aqueja al procedimiento concursal actualmente desquiciado por caóticas
presentaciones que, aun cuando admitiéramos que pueden aparecer razonables, por atípicas, llevan a forzar la
letra de la ley provocando graves perjuicios a la solución preventiva.
III. La particular situación de los créditos fiscales y su exclusión de la base de cálculo para la homologación
del acuerdo
O sobre la llamada "exclusión de voto" fiscal
1. Introducción
A. Tal como fue anunciado al inicio, y superada no sin dudas la cuestión del procedimiento que cabría
otorgar a la petición de exclusión, cabe considerar brevemente las alternativas suscitadas concursalmente por la
calidad de ciertos acreedores fiscales que conceden administrativamente facilidades u otras alternativas de pago
que, aparentemente, desatienden la secuencia concursal a la que todos los acreedores (quirografarios) aparecen
sometidos.
Esa aparente colisión entre lo administrativo y la concursal ha producido que muchos tribunales crearan
pretorianamente un trámite para asegurar el derecho de defensa del deudor, pues creíaselo impedido u
obstaculizado por las reglas administrativas de dichos acreedores fiscales.
Es así pues que se inició una corriente jurisprudencial que buscaba conciliar tanto los derechos del deudor

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como los tales acreedores.
La idea que sostenía tal corriente residía en que la A.F.I.P. usualmente imponía insuperables condiciones a
los deudores concursados a fin de admitir su encuadre en los planes de pago que administrativamente tolera,
pues les requería la previa homologación del acuerdo, para luego refinanciar sus deudas. Tal situación suponía
la existencia de un círculo vicioso, pues para comenzar a cumplir con el pago de las cuotas convenidas, era
menester la previa homologación del acuerdo, y para que el Tribunal pudiera adoptar esta última decisión era
imprescindible que preexistiera dicho acuerdo; y esto requería, a su vez, la previa conformidad del acreedor
tributario con la propuesta respectiva, aceptación que resultaba difícilmente obtenible en razón de las conocidas
trabas burocráticas generalmente existentes respecto de trámites fiscales relativamente complejos.
Por ello, como modalidad excepcional y según las particularidades del caso, algunos tribunales prescindían
de tal acreencia para juzgar la existencia del eventual acuerdo y, posteriormente, se decidía sobre su eventual
homologación, con sujeción a la ausencia de oposición de la A.F.I.P. dentro de los treinta (30) días del dictado
de la decisión homologatoria.
En puridad técnica, la exclusión era solo provisoria, pues la consideración de la incidencia del crédito sobre
la base de cálculo, se postergaba a fin de que el deudor obtuviera las facilidades de pago (rectius: la
conformidad al acuerdo); y si no se obtenían vencido el plazo extendido que se concedía luego de la
homologación, sobrevenía la quiebra en la medida de que la ausencia de conformidad lo impusiera.
Debo admitir que en innumerables oportunidades he adherido jurisdiccionalmente a tal criterio (24).
B. Tres aclaraciones previas merece el análisis que sigue a esta introducción. a. La propuesta del concursado
debería estar acomodada a las posibilidades que otorga la Resolución 970/01 de la AFIP, pues en ningún caso
podría admitirse que haya propuesto algo en el plano concursal y luego pretendiera satisfacer algo
absolutamente distinto de aquello;
b. La cuestión de la exclusión de la AFIP mantiene idéntica relevancia a la que tenga su crédito en relación a
la base de cálculo para la aprobación del acuerdo. Esto significa que si las mayorías pudieran obtenerse aun sin
la participación de la mentada acreedora, es obvio que se diluye la importancia del tema; y
c. Si bien con conformaciones diferentes a las actuales y, acaso por antecedentes algo dispares en los
planteos, las distintas Salas de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial han dado soluciones
aparentemente diferentes a la cuestión (25).
Formuladas esas aclaraciones, procederé al análisis prometido.
2. Repensando el asunto
A. Más recientemente la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) ha sostenido fundados
argumentos sobre la inadecuación del antes referido criterio pretorianamente introducido por los tribunales
concursales, invocando ciertos antecedentes que hacen imperiosa la revisión de tal proceder.
Sostiene esa acreedora usualmente reconocida en los términos de la LC 36 que el artículo 40 de la RG AFIP
970/01, sobre presentación de la solicitud de adhesión a la moratoria, posibilita su libre manifestación de
voluntad en idénticos términos y alcances que los reconocidos al resto de los acreedores concursales; esto es,
que su reglamentación interna respecto de los créditos reconocidos como quirografarios, no le impide a la
concursada obtener en tiempo oportuno la eventual conformidad de tal ente a los efectos del cómputo regular de
las mayorías (26).
Frente a tal argumentación que implica tanto una aclaración a la previsión administrativa cuanto una
confesión de que no se procede del modo que se le atribuye a ese acreedor, queda el siguiente interrogante:
Si la reglamentación de la AFIP posibilita la adhesión a la moratoria aun antes del vencimiento del período
de exclusividad y es posible en ese tiempo obtener su conformidad (o, alternativamente, su rechazo, lo cual
también es opción permitida a cualquier otro acreedor) ¿es razonable convalidar exclusiones de este acreedor
fiscal?
La respuesta no puede ser lineal ni mecánica y, fundamentalmente, dependerá de cada caso concreto
sometido a la jurisdicción; mas nótase que la excusa de la deudora para requerir la exclusión difícilmente podría
residir en la imposibilidad de recabar la manifestación de voluntad del acreedor en tiempo oportuno (esto es,
antes del vencimiento del plazo de exclusividad), cuando ello es claro, ya no aparece impedido u obstaculizado
por reglamentación alguna.
B. Es que de la lectura de dicha normativa administrativa y de su confronte con las secuencias legalmente
instituidas por la ley 24.522 se advierte claramente que el aparente "círculo vicioso" que se invocaba para

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justificar la exclusión ya ha sido superado por la preocupación de la AFIP en esclarecer los alcances de su
normativa y, así, coordinar sus procedimientos con los concursales para evitar cualquier dificultad y expresar
libremente su voluntad respecto de la propuesta que se le formulase.
Porque, en rigor y en cuanto concierne a los créditos quirografarios, no es exigible por la Administración la
previa homologación para otorgar la moratoria en la medida de que ésta haya sido tempestiva y adecuadamente
solicitada en los términos de dicha regulación, sino que, simple y hasta prudentemente, ese Departamento Fiscal
requiere que la petición se formule con suficiente anticipación al vencimiento del período de exclusividad
(veinte días antes), a fin de meditar su conformidad encuadrada a los plazos concursales.
C. Bien que cuadra advertir que la adopción del pretoriano criterio de exclusión no resultaba desacertado a la
luz de las dificultades interpretativas que deparaba la Resolución General Nro 970/01; porque, con extrema
generalización, su artículo 1° alude a los "...contribuyentes y responsables y/o sus representantes legales que
obtuviesen homologación...", permitiendo entender que sus previsiones se aplicarían sólo a los deudores con
acuerdo homologado (incluso a los acreedores quirografarios).
Mas la propia aclaración del acreedor fiscal y una detenida lectura que supere las deficiencias de redacción
de aquella Resolución, permiten concluir en el sentido de que la condición de homologación previa es exigida
exclusivamente respecto de los créditos asistidos de privilegio (27).
Ese parecer interpretativo aparece ya plasmado en la Cámara de Apelaciones en lo Comercial y,
seguramente, presidirá un cambio o alternativa de aquella opción jurisprudencial inicial, en cuanto llevó a la
exclusión (provisoria) de la AFIP (28).
3. Conclusión
Por cierto que no discurriré sobre las estrategias concursales que cada deudor pudiera aplicar en el
procedimiento (porque ello excede la posibilidad de este brevísimo análisis y no cabe efectuar consideraciones
generales que desatiendan casos puntuales), mas, tras la lectura de la regulación antes referida, pareciera que,
con abstracción de la dificultad interpretativa que padece la redacción de la Resolución 970, el problema ya no
sobreviene por la inadecuación de las reglas administrativas al proceso preventivo (pues sus términos y alcances
literales se concilian con las concursales), sino más bien por la demorada actitud de algunos concursados que
desatienden la razonable advertencia del acreedor fiscal para que las facilidades de pago sean solicitadas con
suficiente anticipación.
Acaso esta breve noticia sirva para que los deudores que hubieran interpretado inadecuadamente la
Resolución puedan estar advertidos de que, en principio, nada excluye que a la AFIP se aplique el mismo
sistema concursal que a cualquier otro acreedor quirografario; por lo que deberán ajustar sus propuestas y
acelerar los trámites administrativos a fin de obtener el oportuno apoyo de ese acreedor fiscal.
IV. Corolario de todo lo expuesto
La atipicidad de la usual pretensión de exclusión por motivos extraños a la letra de la ley 24.522 ha llevado a
forzar los procedimientos concursales, desnaturalizando sus encadenadas secuencias.
No fue motivo de este breve análisis el establecer si aquellas son admisibles o no lo son (por extralimitar el
catálogo legal).
Acaso tal conflicto interpretativo pueda abordarse en futuras revisiones más profundas; simplemente he
procurado encauzar procesal y concursalmente una práctica concreta que, en muchos casos, perjudica el derecho
de los acreedores y hasta del propio deudor.
Evitar la desnaturalización del proceso concursal es la meta más relevante que debemos procurar alcanzar,
pues, de lo contrario, se afectará la economía general de la Nación, con empobrecidos deudores sin solución
preventiva y acreedores desilusionados sin alternativas para equilibrar sus finanzas.
La presente propuesta busca, por un lado, recobrar el orden concursal y, por el otro, dar sencilla noticia de
las concretas reglas aplicables a los acreedores fiscales; mas, es de notar, que se ha consentido en tantas
excepciones al sistema concursal, que ahora hasta parece difícil volver a aplicar su letra sencilla y lineal.
Queda, pues, para el análisis y reflexión esta brevísima tesis sobre algunos de los problemas que padece hoy
el concursamiento preventivo.

Especial para La Ley. Derechos reservados (ley 11.723)


(1) HEREDIA, Pablo, "Tratado exegético de derecho concursal", t. II, p. 109.

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(2) QUINTANA FERREYRA, "Concursos", p. 576.
(3) FASSI-GEBHARDT, "Concursos y quiebras", p. 151.
(4) DASSO, Ariel Angel, "Tendencias actuales del Derecho Concursal", p. 209, Ed. Ad-Hoc, Buenos Aires,
1999.
(5) VILLANUEVA, Julia, "Concurso Preventivo", pág. 423, Rubinzal-Culzoni Editores, Santa Fe,
28/02/2003.
(6) CNCom., E, 11/5/88, "La tregua S.A."; íd, A, 21/9/88, "Texba S.A.".
(7) Juzg. Com. 11, 12.6.2000, Aceros Iguazú S.R.L.; CNCom, B, 17.12.02; CNCom C, 15.4.2003,
Imperiale.
(8) Juzg. Com. 9, 15.12.2003, OSMATA S.A.
(9) CNCom A, 16.9.03, Librería Diagonal S.A.
(10) CNCom A, 19.3.04, Seidner, Hanna.
(11) CNCom, B, 10/12/98, "Summun S.A.".
(12) Aspecto que merece un análisis posterior.
(13) CHOMER, RDCO, 2005-A, p. 479 y p. 765.
(14) Recomiendo la lectura del material recopilado por Villoldo, quien ha presentado un notable catálogo
sobre las diferentes visiones de la cuestión; en Doctrina Societaria y Concursal, pág. 523/7, Errepar 210, de
mayo 2005.
(15) La preclara visión del entonces juez Rivera permitió que, por vía jurisprudencial, se resolviera — aun
bajo vigencia de la ley 19.551— que resultaba inadmisible que cada una de las sociedades integrantes del
mismo conjunto económico votaran en las juntas de las otras. Ver: Juzgado Nacional de Primera Instancia Nro
3, 23.3.79, Del Atlántico, LA LEY, 1979 B, 637.
(16) VILLANUEVA, Julia, "Concurso Preventivo", pág. 423, Rubinzal-Culzoni Editores, Santa Fe,
28/02/2003.
(17) Salvedad hecha de alguna aislada consideración formulada en fallos que discurren básicamente sobre la
apelabilidad de la materia y la advertencia e identificación del problema que efectuó DUBOIS, Favier en
"Exclusión de voto" en la obra "La tutela de los acreedores en los procesos concursales", pág. 163, Ed. Ad Hoc,
Buenos Aires, 2006. Por cierto que cabe advertir que TRUFFAT, en comentario a u n fallo, ya advertía sobre la
relevancia del tema; en RDCO, 2006-A, p. 685.
(18) CHOMER, Héctor Osvaldo, "La acción de dolo para la revocación de la cosa juzgada írrita en la
verificación de créditos", LA LEY, 2006 E, 1042.
(19) Aun cuando se admite que el llamado proceso de verificación incluye la consideración sobre la
"legitimidad del crédito", como sostiene Rouillon ("Régimen de Concursos y Quiebras", p. 60, ed. Astrea,
Buenos Aires, 1996); y la revisión de aspecto podría comprender no solamente la inclusión en el pasivo sino,
más ampliamente, el análisis de la facultad de expresarse sobre el acuerdo. De modo que un crédito (o acreedor
titular del mismo), bien podría ser admisible en cuanto a su cuantía y graduación, pero no hallarse legitimado
para "votar"; interpretación más flexible que permitiría adaptar dicho proceso para encauzar el atípico planteo de
separación de quien hubiera sido reconocido como acreedor.
(20) Artículo 34 de la ley 24.522 (Adla, LV-D, 4381), en cuanto prevé la posibilidad de formular "las
impugnaciones y observaciones respecto de las solicitudes formuladas...".
(21) Artículo 37 de la ley 24.522, en cuanto prevé la revisión ante el propio juez concursal de la declaración
de admisibilidad o inadmisibilidad de un crédito.
(22) Aun cuando es bueno admitir que se registran infinidad de precedentes de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Comercial (ver sino los citados antes), que revisan la materia. Mas ello ha ocurrido en cuanto
se ha considerado al planteo como una situación atípica que excede la regla de inapelabilidad. Empero, la
propuesta sólo supera los inconvenientes provocados por las prórrogas atípicas que dilatan el proceso, en la
medida de que sea admitida la inapelabilidad, conforme surge de la LC 36.
(23) Recordar nota 19.

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(24) Juzgado en lo Comercial N° 10 (20), 22.11.2006, Cura, Guillermo Ricardo s/concurso preventivo.
(25) Pueden citarse las soluciones detectadas por Favier Dubois en su exposición sobre "Exclusión de voto"
en la obra "La Tutela de los acreedores en los Procesos Concursales", pág. 162, Ed. Ad Hoc, Buenos Aires,
2006, a saber: CNCom A, 27.6.05, Instituto Médico Modelo; íd, íd, 13.6.06, Doso; íd, íd, 9.3.06, Open Sports
Business; íd, E, 9.3.06, Sociedad Española; íd, íd, 3.11.05, Kruszewski; íd, B, 19.4.04, INTA; íd, D, 5.3.02,
Inflight; íd, íd, 16.12.05, Fundación para el studio y el Tratamiento de la Psicosis; íd, íd, 9.3.06, Arlón; íd, C,
15.4.03, Imperiale; íd, íd, 29.11.05, Eco Design.
(26) Dicho articulado es el siguiente:
ARTICULO 40.- La petición respectiva deberá formalizarse mediante la presentación de una nota, en
carácter de declaración jurada, ante la dependencia que tenga a su cargo la representación legal de este
organismo, con exclusión de cualquier otra, y con una antelación no inferior a VEINTE (20) días hábiles a la
fecha de vencimiento del período de exclusividad.
(27) Ver artículos 15 y 21, especialmente dedicados a los créditos privilegiados y el diferente tratamiento
dispensado luego a los créditos quirografarios (arts. 39, 40 y 42, entre otros). No exigiéndose para estos últimos
que la consideración del plan de facilidades sea subordinada a la previa homologación del acuerdo.
(28) CNCom D, 6.3.07, Pezz. La solución de alzada concluye en el sentido de que "...la propia Resolución
General de la AFIP nro 970/02 desvincula lo atinente al tratamiento de los créditos quirografarios de la previa
homologación del acuerdo dirigido a ellos. Muy por el contrario, lo único que establece son las pautas que debe
reunir la propuesta de acuerdo de pago de los créditos fiscales de carácter quirografario, detallando la forma
instrumental en que el concursado debe obtener la conformidad de la AFIP durante el período de exclusividad a
los fines de lograr las mayorías del art. 45 LCQ...".

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