Sei sulla pagina 1di 7

¿ES UNA URGENCIA ESTE DOLOR DE

ESPALDA?
No dudes en ir a urgencias¿ES UNA URGENCIA ESTE
DOLOR DE ESPALDA?
No dudes en ir a urgencias si el dolor es agudo y aparece de
repente, se extiende por todo el brazo o la pierna, va
acompañado de pérdida de fuerza, impide totalmente que te
puedas mover y te provoca dificultades para orinar o fiebre.

 Una lumbalgia también debería ser valorada por un


especialista en el caso de que dure más de un mes con
un dolor continuado y que te despierte por la noche.
 Si el dolor se produce por un sobreesfuerzo o una mala
postura y no hay ninguna patología que la provoque, suele
remitir al cabo de unos días. Y si el origen es el estrés y la
tensión deberás atajar la causa para acabar con las
molestias.
¿Debo aplicar frío o calor?

Si el dolor es reciente, aplica frío. En las primeras 48


horas desde que ha aparecido la molestia, debes poner hielo o
una almohadilla fría en la zona donde más dolor sientas.
Lograrás un doble efecto: que los vasos sanguíneos se
cierren y que descienda la temperatura local. Esto disminuye
la inflamación y alivia progresivamente el dolor.
Aplica frío si el dolor es reciente para disminuir la inflamación

El calor, en cambio, es adecuado para calmar inflamaciones


producidas días atrás y mejorar la rigidez muscular, porque
logra aumentar la elasticidad del tejido. Se utiliza a una
temperatura de entre 34 y 36 grados. Para los problemas de
espalda es recomendable aplicar un calor húmedo.

 Utiliza una bolsa de agua o un paño caliente y cuando notes


que se comienza a enfriar retíralo. Después, tapa la zona con
una toalla para retener el calor.
No te excedas con el reposo
Si has sufrido un ataque agudo e intenso de dolor, haz reposo
relativo durante un par de días. Pasadas esas 48 horas ya no
conviene la inactividad; ve poco a poco recuperando tu rutina
habitual, pero sin realizar grandes esfuerzos. Y es que
recientes estudios médicos han comprobado que el reposo
continuado tras esos dos días puede acabar provocando que
el dolor se vuelva crónico, ya que al estar quieta se debilitan
los músculos.
Estar en reposo más de 48 horas provoca debilidad muscular

En concreto, se calcula que una persona en cama pierde entre


un 10 y un 20% de la movilidad por semana, además
de masa ósea y muscular. Así que, si notas dolor sé cauta y
no fuerces la máquina, pero intenta mantenerte activa y realizar
una actividad física muy suave y progresiva.

TRATAMIENTO: ¿ANALGÉSICO O
ANTIINFLAMATORIO?
Es cierto que, para prevenir el dolor de cervicales, dorsales o
lumbares no hay nada mejor que la actividad física y una
correcta higiene postural. Pero ¿qué deberías hacer cuando
aparece una crisis de dolor? En esta fase puedes recurrir
a fármacos, aunque siempre consultando previamente al
médico.

 El analgésico actúa disminuyendo o suprimiendo el dolor.


Solo hay que tomarlo cuando las molestias son intensas, si
no tu organismo acaba acostumbrándose y no te hará el efecto
deseado cuando lo necesites.
 Los antiinflamatorios no esteroideos (el más común es el
ibuprofeno) frenan la producción de prostaglandinas ligadas al
dolor. Se recetan para aliviar la cervicalgia o el lumbago,
pero pueden ocasionar problemas gastrointestinales.
Seguramente el médico te recomiende que tomes un protector
de estómago como prevención.
No tomes un relajante muscular a la ligera
Por su nombre, podrías pensar que actúan destensando el
músculo contraído, pero en realidad inciden sobre los nervios
que controlan los músculos. Eso significa que:

 Afectan directamente a tu sistema nervioso, provocando


una relajación general (no solo del tejido muscular
contracturado).
 Pueden causar síntomas neurológicos como sedación,
mareos, somnolencia, vómitos e incluso afectaciones más
llamativas, como descoordinación de los brazos, confusión,
pérdida de reflejos, visión borrosa... Por ello, son adecuados
solo en determinadas circunstancias y es el médico el que
siempre debe recetarlos.
REMEDIOS NATURALES QUE TE ALIVIAN EL
DOLOR
Superada la crisis aguda de dolor, puedes recurrir a varios
remedios naturales que te ayuden a calmar las molestias. Te
detallamos algunas estrategias caseras que dan buen
resultado:
Un baño caliente... con azufre

La inmersión en agua caliente es uno de los métodos no


farmacológicos más efectivos de alivio del dolor, y se utiliza
como relajante y analgésico de forma habitual en muchas
patologías (hidroterapia).

Tiempo atrás, el azufre no faltaba en ningún balneario y, hoy


en día, este tratamiento calmante se está recuperando en
muchos de ellos. Puedes hacerlo en casa: compra en algún
herbolario de confianza polvo de azufre y añade 100 g al
agua de la bañera. Sumérgete y deja que el agua caliente y el
mineral actúen.
Dos auto-masajes que alivian
1. Siéntate con la espalda recta y los pies apoyados en el
suelo. Coloca las manos bien abiertas a ambos lados de
la zona lumbar y frótala de arriba abajo entre 10 y 12
veces con intensidad de forma que el músculo que la recorre
quede entre tu pulgar y el resto de tus dedos.
2. Desliza las manos por toda la nuca de arriba abajo,
ejerciendo una ligera presión con los dedos. Haz lo mismo
desde cada oreja hasta los hombros, lenta y suavemente de 10
a 12 vece
Hazte una "bola"

Túmbate boca arriba, encoge las rodillas sobre el pecho y


“abrázalas”. Permanece así unos segundos, con la espalda
pegada al suelo. Luego lleva las rodillas ligeramente hacia la
derecha, vuelve al centro y sigue a la izquierda. Repite este
pequeño movimiento tres veces por cada lado.
Un masaje con aceite de jengibre

La fitoterapia puede ser una excelente ayuda adicional para


vencer un episodio de dolor, con la ventaja de que rara vez
ocasiona efectos secundarios.

El aceite de jengibre actúa de una forma parecida a un AINE


(antiinflamatorio no esteroideo) pero de manera natural.
Es relajante, antiinflamatorio y analgésico. Para preparar
este remedio, mezcla 5 gotas de aceite esencial con 10 de
aceite de almendras dulces y aplícalo en la zona dolorida con
un masaje suave.

si el dolor es agudo y aparece de repente, se extiende


por todo el brazo o la pierna, va acompañado de pérdida de
fuerza, impide totalmente que te puedas mover y te
provoca dificultades para orinar o fiebre.

 Una lumbalgia también debería ser valorada por un


especialista en el caso de que dure más de un mes con
un dolor continuado y que te despierte por la noche.
 Si el dolor se produce por un sobreesfuerzo o una mala
postura y no hay ninguna patología que la provoque, suele
remitir al cabo de unos días. Y si el origen es el estrés y la
tensión deberás atajar la causa para acabar con las
molestias.
¿Debo aplicar frío o calor?

Si el dolor es reciente, aplica frío. En las primeras 48


horas desde que ha aparecido la molestia, debes poner hielo o
una almohadilla fría en la zona donde más dolor sientas.
Lograrás un doble efecto: que los vasos sanguíneos se
cierren y que descienda la temperatura local. Esto disminuye
la inflamación y alivia progresivamente el dolor.
Aplica frío si el dolor es reciente para disminuir la inflamación

El calor, en cambio, es adecuado para calmar inflamaciones


producidas días atrás y mejorar la rigidez muscular, porque
logra aumentar la elasticidad del tejido. Se utiliza a una
temperatura de entre 34 y 36 grados. Para los problemas de
espalda es recomendable aplicar un calor húmedo.

 Utiliza una bolsa de agua o un paño caliente y cuando notes


que se comienza a enfriar retíralo. Después, tapa la zona con
una toalla para retener el calor.
No te excedas con el reposo

Si has sufrido un ataque agudo e intenso de dolor, haz reposo


relativo durante un par de días. Pasadas esas 48 horas ya no
conviene la inactividad; ve poco a poco recuperando tu rutina
habitual, pero sin realizar grandes esfuerzos. Y es que
recientes estudios médicos han comprobado que el reposo
continuado tras esos dos días puede acabar provocando que
el dolor se vuelva crónico, ya que al estar quieta se debilitan
los músculos.
Estar en reposo más de 48 horas provoca debilidad muscular

En concreto, se calcula que una persona en cama pierde entre


un 10 y un 20% de la movilidad por semana, además
de masa ósea y muscular. Así que, si notas dolor sé cauta y
no fuerces la máquina, pero intenta mantenerte activa y realizar
una actividad física muy suave y progresiva.

TRATAMIENTO: ¿ANALGÉSICO O
ANTIINFLAMATORIO?
Es cierto que, para prevenir el dolor de cervicales, dorsales o
lumbares no hay nada mejor que la actividad física y una
correcta higiene postural. Pero ¿qué deberías hacer cuando
aparece una crisis de dolor? En esta fase puedes recurrir
a fármacos, aunque siempre consultando previamente al
médico.

 El analgésico actúa disminuyendo o suprimiendo el dolor.


Solo hay que tomarlo cuando las molestias son intensas, si
no tu organismo acaba acostumbrándose y no te hará el efecto
deseado cuando lo necesites.
 Los antiinflamatorios no esteroideos (el más común es el
ibuprofeno) frenan la producción de prostaglandinas ligadas al
dolor. Se recetan para aliviar la cervicalgia o el lumbago,
pero pueden ocasionar problemas gastrointestinales.
Seguramente el médico te recomiende que tomes un protector
de estómago como prevención.
No tomes un relajante muscular a la ligera

Por su nombre, podrías pensar que actúan destensando el


músculo contraído, pero en realidad inciden sobre los nervios
que controlan los músculos. Eso significa que:

 Afectan directamente a tu sistema nervioso, provocando


una relajación general (no solo del tejido muscular
contracturado).
 Pueden causar síntomas neurológicos como sedación,
mareos, somnolencia, vómitos e incluso afectaciones más
llamativas, como descoordinación de los brazos, confusión,
pérdida de reflejos, visión borrosa... Por ello, son adecuados
solo en determinadas circunstancias y es el médico el que
siempre debe recetarlos.
REMEDIOS NATURALES QUE TE ALIVIAN EL
DOLOR
Superada la crisis aguda de dolor, puedes recurrir a varios
remedios naturales que te ayuden a calmar las molestias. Te
detallamos algunas estrategias caseras que dan buen
resultado:
Un baño caliente... con azufre

La inmersión en agua caliente es uno de los métodos no


farmacológicos más efectivos de alivio del dolor, y se utiliza
como relajante y analgésico de forma habitual en muchas
patologías (hidroterapia).

Tiempo atrás, el azufre no faltaba en ningún balneario y, hoy


en día, este tratamiento calmante se está recuperando en
muchos de ellos. Puedes hacerlo en casa: compra en algún
herbolario de confianza polvo de azufre y añade 100 g al
agua de la bañera. Sumérgete y deja que el agua caliente y el
mineral actúen.
Dos auto-masajes que alivian
1. Siéntate con la espalda recta y los pies apoyados en el
suelo. Coloca las manos bien abiertas a ambos lados de
la zona lumbar y frótala de arriba abajo entre 10 y 12
veces con intensidad de forma que el músculo que la recorre
quede entre tu pulgar y el resto de tus dedos.
2. Desliza las manos por toda la nuca de arriba abajo,
ejerciendo una ligera presión con los dedos. Haz lo mismo
desde cada oreja hasta los hombros, lenta y suavemente de 10
a 12 vece
Hazte una "bola"

Túmbate boca arriba, encoge las rodillas sobre el pecho y


“abrázalas”. Permanece así unos segundos, con la espalda
pegada al suelo. Luego lleva las rodillas ligeramente hacia la
derecha, vuelve al centro y sigue a la izquierda. Repite este
pequeño movimiento tres veces por cada lado.
Un masaje con aceite de jengibre

La fitoterapia puede ser una excelente ayuda adicional para


vencer un episodio de dolor, con la ventaja de que rara vez
ocasiona efectos secundarios.

El aceite de jengibre actúa de una forma parecida a un AINE


(antiinflamatorio no esteroideo) pero de manera natural.
Es relajante, antiinflamatorio y analgésico. Para preparar
este remedio, mezcla 5 gotas de aceite esencial con 10 de
aceite de almendras dulces y aplícalo en la zona dolorida con
un masaje suave.

Potrebbero piacerti anche