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Laura Isabel Piedrahita García.

Casus belli

“Homo homini lupus”


Plauto
Asinaría

El hilo conductor que se seguirá en el presente ensayo historiográfico consistirá en relacionar


el repartimiento mercantil con el abuso de poder que aplicaban los corregidores por medio
del alza en los tributos y géneros que vendían a los indios, y las consecuencias que
conllevaron a ser el talón de Aquiles para la desaparición de este cargo después de la revuelta
conocida como la “Gran Rebelión” que aconteció entre 1780 y 1783 en el virreinato de Perú;
cuyo líder fue Túpac Amaru II.

Para contextualizar esta problemática, es prudente partir sobre la manera en que era
gobernado este territorio. Inicialmente, la principal figura de autoridad era el Virrey,
representante del Rey y jefe del gobierno civil político, militar y económico,1el segundo al
mando era la Audiencia, cuya potestad solo era válida cuando era una persona letrada.
Seguido del Tribunal del Consulado, este se encontraba conformado por opulentos
comerciantes, también el mandato era distribuido entre los cabildos, gobernaban los intereses
económicos y la policía de sus respectivas ciudades. Se componían de cabildantes elegidos,
de alcaldes (generalmente dos) que lo eran igualmente y de Regidores que compraban su
cargo.2 Para finalizar, con aquellos que se encargaban de los corregimientos, que era la
respectiva división del territorio, cada distribución tenía su correspondiente corregidor; la
función de estos era la defensa de los indios. Sin embargo, lo que destaca primordialmente
en Noticias secretas de América es el abuso de poder que los corregidores fueron decretando
contra los indios para su concerniente sustento económico, lo que da comienzo con el pago

1
José de la Riva-Agüero, Estudios de historia peruana: la conquista y el virreinato, (Pontificia Universidad
Católica del Perú, Lima, 1968), 5.
2
Riva-Agüero, 6.
de tributos que les exigían. Puesto que los indios representaban la mano de obra y ganancias
para ellos. Una muestra de estos abusos se presenta en diferentes aspectos, uno de estos
consiste en cobrar tributo a aquellos que eran considerados por ley como exentos de este
pago, estos eran, quienes que no había cumplido la mayoría de edad (18 años) y dejaban de
pagar tributo a los 55 años, los caciques, herederos de los caciques o hijos primogénitos de
estos y personas que eran consideradas con males congénitos o “imperfectas”.3Sin embargo,
encontraban una manera de cobrar tributo a quienes fueran menores de edad en cuanto
tuvieran un físico hercúleo y aunque la regla exige el tributo hasta los 55 años, sin importar
esto, continuaban su cobranza, incluso a personas de 70 años y con aquellos que sufrían de
alguna enfermedad. Pero, esto es sólo una cara de la moneda que evidencia los intentos de
enriquecimiento ilícito, pasando por alto el derecho de los indios. Es con el papel de los
corregidores que entra en juego el repartimiento mercantil, algo que afirma Moreno Cebrián.4
Este, en gran parte del siglo XVIII es una columna vertebral de la economía. El
mercantilismo, cuyo apogeo se instauro en el siglo XVII, se ve reflejada en esta manera de
producción, a causa de que, el mercantilismo consistía en una forma de enriquecimiento a
partir de la acumulación de metales preciosos y la participación del Estado en la economía,
además, del intercambio. Este último consiste en mercancías que venderán a precios inflados
o productos innecesarios para los indios, un claro ejemplo de esto es el siguiente:

El corregidor pasa a otro pueblo a continuar su repartimiento. Cuando el


Cacique y lo Indios ven la cantidad, la calidad y los precios de los géneros
es el tiempo de las aflicciones; en vano representa el Cacique, y de ninguna
utilidad son los clamores de todos; ya le dan a entender que no alcanzan sus
fuerzas para tanta cantidad de mercancías como les asignan, y que no
pueden absolutamente pagar por ellas; ya les exponen que tales y tales
renglones no les pueden servir, o que son totalmente inútiles para ellos; ya
que los precios son tan exorbitantes que nunca se les ha dado los géneros
tan subidos de precio como en aquella ocasión; el corregidor se mantiene

3
Don David Barry, Noticias secretas de América (Imprenta de R. Taylor: Londres, 1826) 234.
4
Alfredo Moreno Cebrián, El corregidor de indios y la economía peruana del siglo XVIII (Consejo superior
de investigaciones científicas: instituto G. Fernández de Oviedo: Madrid, 1977) 170.
insensible, y los Indios se hallan obligados a tomar todo lo que les han
asignado.5

Lo anterior, no es sólo un ejemplo de lo que constituía un repartimiento, también es una


muestra de abuso por parte de los corregidores en el cobro de los productos, puesto que para
que el repartimiento funcionara a favor de los corregidores, se valía en la existencia de un
excedente en los artículos que vendían y de esta manera obtener un sobrante en la mercancía.
No obstante, el auge económico en el siglo XVIII no recae únicamente en el mercantilismo,
asimismo está la fisiocracia, cuya doctrina económica es considerar la tierra como única
fuente de enriquecimiento, a diferencia del mercantilismo, la fisiocracia no basara su doctrina
en la acumulación de minerales preciosos, es con la extracción de estos y la extensión
agrícola que se logra riqueza. En efecto, otra manera de controlar el mercado fue con la
extracción de minerales, es decir, la aplicación de mano de obra para obtener oro comenzando
con la minería de veta y aluvión. Verbigracia, los indios no se salvaron de esto y los
corregidores, destinaba una parte de indios para que trabajasen en la mina de criaderos de oro
que hay en aquella provincia, a fin de que le pagasen el importe repartido, con este metal.6
También, se proveían del ganado de ellos, se los arrebatan a precios devaluados.

Es posible, entonces, preguntarnos: ¿Por qué los corregidores toman un papel protagónico en
este sistema económico? El repartimiento no fue algo que sólo beneficiara a los corregidores,
en realidad, era fructífero a los grupos dominantes de la sociedad colonial.7 Empero, es el
corregidor el núcleo que permite promulgar este sistema al tener un trato frontal con los
indios y cuyo gobierno era el que se imponía en los corregimientos.

Este abuso no fue desapercibido y sus consecuencias ramifican, en protestas que se ligaban
y limitaban a un cuadro de orden social y legal. Algo que no fue precisamente efectivo,
porque la más alta autoridad judicial de la provincia, que era justamente el corregidor, 8está
peyorativa, tuvo la derivación de llevarlo a la Audiencia, cuya queja era por el cobro

5
Barry, 241.
6
Barry, 253.
7
Fernando Cajías de la Vega, Oruro 1781: Sublevación de indios y rebelión criolla (Institut français d’études
andines:Francia, 2016), 413.
8
Jurgen Golte, Repartos y Rebeliones: Túpac Amaru y las contradicciones de la economía colonial (IPE
Ediciones: Perú, 1980) 32.
obligatorio de los artículos, algo que no tuvo una solución fructífera ni satisfactoria para los
indios, lo que ocasiono sublevaciones sociales, al no lograr obtener un resultado positivo por
medio de las quejas formales y en el marco legal. Estas rebeliones no fueron indiferentes a
los caciques a pesar de poseer un estatus social y económico mayoritariamente privilegiado
a comparación del resto del pueblo indígena, podríamos decir, que fue una consecuencia
porque:

El cambio hacia el saqueo de los bienes del cacique se producía cuando los
campesinos ya eran en absoluto capaces de responder a las demandas del
reparto. En ese caso, los corregidores responsabilizaban a los caciques por
el pago y tomaban en prenda sus propiedades. Si este trataba de defenderse
judicialmente de la exacción, el corregidor podía fácilmente hacer pasar las
sumas que el cacique le hubiera entregado previamente por concepto de
pago del tributo como si fueran pagos por el reparto, acusando a su vez al
cacique de negarse a pagar el tributo. En vista de la gran extensión
alcanzada por estas prácticas una parte no despreciable de los caciques se
alió con el campesinado en la lucha contra el reparto.9

Es así como las rebeliones que se presentaron tuvieron un mayor peso y con el apoyo de los
caciques, en principio la idea principal de la política presentada por estos era lograr una
unificación entre los agentes que hacían parte de esta sociedad, la ventaja que tenían para ello
la obtenían:

Gracias a su situación socioeconómica, a su educación y a su papel frente a


la población campesina Indígena, los caciques tenían en general buenas
relaciones con los mestizos y criollos de las provincias, con comerciantes y
hacendados, categorías estas últimas a las que generalmente pertenecían.
Sin embargo, la distancia real e ideológica entre ambos grupos y los
indígenas constituía una barrera que bloqueaba la formación de una alianza.
Por esta razón, cuando tuvo lugar, la alianza se estableció a través de los
caciques, que eran aliados aceptables para ambos grupos sociales.10

9
Golte, 36.
10
Golte, 43.
Es así como entra en juego la imagen de Túpac Amaru, que siempre prometió estabilidad a
los criollos y mestizos. Además, su propósito orientaba a la rebelión a derrocar los impuestos
y repartimientos a los que se encontraban forzados a pagar.

Inclusive, Túpac Amaru trató de limitar el conflicto con el gobierno colonial y la corona a un
enfrentamiento contra los corregidores.11En efecto, el oficio de corregidor desaparece con la
revuelta al mando de Túpac Amaru, porque es con estos alzamientos, que se logra demostrar
la acumulación de poder que los corregidores consiguieron obtener y como era usado con la
tiranía que perpetraban a los indios.

Recopilando lo anterior, podríamos decir que la sociedad colonial esta bifurcada por
contradicciones económicas. En efecto, el mercantilismo y la fisiocracia. Siendo el
repartimiento mercantil, usada como herramienta para el enriquecimiento, primordialmente
de los corregidores, bajo la fachada de la venta de artículos sobrevalorados. Por ende, este es
el móvil tras las rebeliones que se presentaron en el siglo XVIII a manos de los indios que
no lograban seguir el ritmo de pago que se les exigía con las mercancías que se les ofrecía,
mucha de esta representando una inutilidad para ellos. También, el trabajo que hacían y las
ganancias que este les propiciaba, les era arrebatado. Es por esto, que el protagonismo en
estas rebeliones es de los indios, a pesar de encontrarnos en una sociedad de gran mestizaje
étnico y divido en castas. No obstante, quienes sufren y se convierten en las principales
víctimas de este sistema económico son los indígenas. En efecto, la dominación y tiranía
hacia los indígenas prosiguieron, por medio de la posición del corregidor y los tributos y
repartos que les cobraban. Si bien, el sistema pudo ser un beneficio económico para la corona,
también es una manera de entender un conflicto social porque indudablemente señala el yugo
al que se encontraban dominados. Por ello, esta rebelión es la búsqueda de liberación del
control español y las consecuencias que logran ramificarse por la dependencia que existía en
la colonia de las relaciones de dominación. Lo que se veía en peligro debido a las ilaciones
de las sublevaciones presentadas.

11
Golte, 44.

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