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Las moscas son insectos del orden de los Dípteros, donde también se incluyen
los mosquitos. Ambos insectos se caracterizan por la presencia de un solo par
de alas funcionales y un par de alas modificadas (halterios). Los halterios
tienen forma de pequeñas mazas y funcionan como pequeños giroscopios que
informan al insecto de su posición espacial durante el vuelo.
Tienen el cuerpo recubierto de unos pelos llamados sedas sensoriales que les
informan de las condiciones de temperatura, humedad, viento…y en las patas
tienen ubicados los sensores del olor, permitiendo al insecto poder probar el
alimento una vez se posan en él. Ello solamente es posible si tienen las patas
perfectamente limpias de cualquier resto de suciedad, por eso es común ver a
las moscas frotarse las patas constantemente para poder limpiar los sensores
del olor y poder probar los alimentos.
Como cualquier otro insecto las moscas poseen tres pares de patas. Al final de
cada pata tienen un par de almohadillas que están constantemente recubiertas
por una substancia pegajosa, compuesta por azúcares y grasa, secretada por
los pelillos que recubren las almohadillas. Esta substancia pegajosa es la que
permite a las moscas poder andar por los techos boca abajo o trepar por
superficies lisas como el vidrio.
Cada hembra puede poner distintos lotes de huevos en una sola puesta que
puede ser de 75 a 500 huevos dependiendo de la especie. El tiempo de
incubación de los huevos también depende de la especie y la temperatura,
pero oscila entre las 2 horas y los 3 días. De los huevos aparecen las larvas.
Se caracterizan por no tener patas y por tener una cabeza muy reducida y
retraída hacia el tórax. Suelen tener una coloración blanca o crema. El tiempo
de desarrollo de las larvas también depende de la temperatura y la especie, y
puede consistir en 4-20 días.
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