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Cuando Yahvé manifestó el mundo entero a Israel y reveló su poder a todas las naciones
tomó cuerpo la fe en que Dios es rey, Yahvé ejerce su soberanía universal a través de Israel,
pero la tierra será gobernada por un representante, el propio rey de Israel.
Este pensamiento nació después del destierro en Judá donde se había formado una nueva
comunidad bajo el dominio persa esperanza en la venida de un rey escatológico procede
de una época en que se pensaba en términos escatológicos y de unos círculos que
simpatizaban con la línea davídica, por lo tanto esperaban que el mesías saldría de la depuesta
dinastía de David.
En los textos escritos entre el siglo IV y V a.C. nunca se da el nombre de mesías a este
salvador davídico.
Ungido es sinónimo de rey, pero también el rey persa Ciro es llamado simplemente
ungido es decir rey.
El mesías como salvador escatológico descendiente de David es desconocido en el
antiguo testamento.
Los profetas Ageo y Zacarías pensaron que el rey Zorobabel era el mesías rey, pero
como no se cumplió esta esperanza se empezó a hablar de un retoño del tronco de
Jesé, un descendiente de la dinastía de David a raves de la antigua rama de Belén.
El mesianismo davídico escatológico aparece como una expectativa que constituye una
reacción contra la degeneración del sumo sacerdocio, y preconiza un mesianismo sacerdotal;
a su vez es una reacción contra la degeneración de la monarquía, por lo tanto, esperan un
mesías rey descendiente de David.
Cuando vuelven los esenios a Qumrán durante los años de rebelión de tiempos de Arquelao
y los procuradores romanos. Se introducen en el pensamiento unos elementos antirromanos,
más o menos zelotas. En este periodo se escribe el rollo de la Guerra, en el que el mesianismo
davídico alcanza un gran apogeo.
En el AT el hijo de David es por antonomasia el rey Salomón. Salomón no solo poseía
conocimientos naturales, sino que según el libro de sabiduría poseía el poder de los espíritus
y los pensamientos de los hombres, tenía discernimiento sobre los espíritus y se le atribuye
dominio sobre los demonios.
La expulsión de demonios, los exorcismos es actividad del hijo de David.
El ambiente greco judío consideraba al hijo de David como el gran taumaturgo y
exorcista, el gran rey sabio iniciado en la ciencia divina.
La pregunta que se plantea es, este hijo de David ¿posee el Pneuma de Dios o el de Belcebú?
El criterio para discernir los espíritus reside en el hecho de que los milagros se realicen por
sabiduría o en provecho propio. La sabiduría está relacionada con la autoridad o exousía del
que ha enviado el sabio: el Pneuma puro o el impuro. Por eso el mesías-taumaturgo es
probado “Sab 2, 18 Pues si el justo es hijo de Dios, él le asistirá y le librará de las manos
de sus enemigos”. es hijo de David y rey de los judíos, el que participa en la soberanía de
Dios y lo demuestra mediante su poder sobre los demonios y todos los elementos.
La tradición premarcana rechaza con la ayuda del salmo 110, 1 la opinión de que el Mesías
debe ser de origen davídico.
Mc 12, 35b-37ª, en sus orígenes era una discusión sobre el futuro Mesías
Los fariseos estaban interesados por la procedencia dinástico-davídica
Otros defendían un mesianismo davídico al margen de cualquier interés genealógico.
El Sal 110 no era interpretado en la época de Jesús por los judíos en sentido mesiánico
proporcionando a los cristianos un argumento contra el origen genealógico del hijo de David.
En una profecía el propio David llama al Mesías Señor, Kyrios (versión de los LXX, Sal
109,1), luego la profecía davídica confirmaba la confesión cristiana de que Jesús es el
“Señor”.
La tradición anterior a Marcos entendía la perícopa 12, 35b-37ª en sentido negativo, Jesús no
es descendiente de David, esta negativa es una reacción ante el hecho de que se conocían los
orígenes de Jesús y se sabía que no pertenecía a la familia de David.
Para Marcos
Jesús es hijo de David en el sentido mesiánico del teologúmeno de la tradición judía,
es el hijo de David mesiánico.
El Jesús terreno aparece como hijo de David, pero interpretado como taumaturgo (Mc
10, 46-52) y la entrada de Jesús en Jerusalén (Mc 11, 1-11) es interpretada como la
subida del hijo de David mesiánico a Sión.
en Jesús en cuanto hijo mesiánico de David es taumaturgo: las curaciones y exorcismo
son el contexto en el que se le dice hijo de David, ten compasión de mí.
También fusiona los mesianismos davídicos y proféticos (Hch 2, 29-30) donde David es a la
vez rey y profeta. Para Lucas la exaltación de Jesús no es el cumplimiento de la promesa del
trono de David.