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VILLARREAL
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS
TEMA
PROCESOS CAUTELARES – DETERIORO O PERDIDA DE BIEN AFECTO A
MEDIDA CAUTELAR, AFECTACION A BIEN DE TERCERO,
RESPONSABILIDAD DE AFECTACION DE BIEN DE TERCERO, EXTINCION DE
LA MEDIDA CAUTELAR CONCEDIDA CON EL CODIGO DEROGADO
INTEGRANTES
DOCENTE
DR. DAVID TITO BARTOLO SERRANO
LIMA-PERU 2019
DEDICATORIA
El presente trabajo de investigación lo dedicamos a nuestros profesores quienes
son nuestros guías en el aprendizaje, dándonos los últimos conocimientos para
nuestro buen desenvolvimiento en la sociedad.
INTRODUCCIÓN
CAPITULO II
AFECTACION DE BIEN DE TERCERO
CAPITULO IV
EXTINCION DE LA MEDIDA CAUTELAR CONCEDIDA CON EL
CODIGO DEROGADO
“La medida cautelar opera a pedido de parte. El que pide la medida debe
proponer el órgano de auxilio judicial correspondiente a la pretensión
cautelar. Ello no impide que el juez de oficio, si fuere el caso, incorpore al
proceso al veedor a fin de que fiscalice la labor del órgano de auxilio
designado”1
“el deterioro o pérdida del bien estando en la esfera de custodia del auxilio
judicial designado por el solicitante de la medida, importara un acto de
incumplimiento de deberes, salvo, claro está, que no hubiese podido evitar
tales consecuencias”. De no haberse dado tal imposibilidad, se convierte en
11
Alberto Hinostroza Minguez. (2017). Derecho Procesal Civil, Tomo X: Proceso Cautelar. Lima.
2responsable solidario con quien logro la cautelar frente al titular del bien
afectado; ello sin perjuicio de su responsabilidad ante el solicitante de la
medida”2
Los órganos de auxilio judicial son mecanismos de apoyo para hacer realidad los
fines del proceso en el deterioro del bien afecto a medida cautelar. Según el
artículo 55 del Código Procesal Civil, el perito, el depositario, el interventor,
el martillero público, el curador procesal, la policía y los otros órganos que
determine la ley se catalogan como órganos de auxilio.
De todas maneras, el que obtuvo la medida cautelar responde por la conducta del
auxilio propuesto, porque no puede dejar de informarse y velar por la conservación
del bien y porque además en caso de no encontrar satisfactoria las actividades de
custodia del auxilio, la parte beneficiada con la medida, esta incluso en
condiciones de pedir la sustitución del órgano de auxilio judicial (ver el art 617 del
CPC).
2
2 Gonzalez Rivas, Juan Jose. ( 1999). Derecho Procesal Civil, editorial Zaragoza
5. LA RESPONSABILIDAD SOLIDARIA POR EL BIEN AFECTO IMPLICA
AL PETICIONANTE Y AL ORGANO DE AUXILIO JUDICIAL
3 33
Alberto Hinostroza Minguez. (2017). Derecho Procesal Civil, Tomo X: Proceso Cautelar. Lima.
7. JURISPRUDENCIA ACERCA DEL DETERIORO O PERDIDA DEL BIEN
AFECTO A MEDIDA CAUTELAR
ARTÍCULO 623:
“[…]
Como regla general se tiene, conforme a lo estipulado por el artículo 611 del CPC,
que solamente se pueden dictar medidas cautelares que afecten bienes y derechos
de las partes vinculadas por la relación material o de sus sucesores.
Siendo así, la idea base es que no resulta posible afectar bienes ni derechos de
terceros que, naturalmente, no intervengan en el proceso, pues es el mismo
solamente se desarrollan inter partes
No obstante, lo anotado, el artículo 623 precisa que es posible que se pueda trabar
una medida cautelar sobre un bien de tercero, en tanto y en cuanto se llegue a
acreditar, por el solicitante de la medida, su relación o interés con la pretensión
principal, así como haya sido con la demanda.
En primer lugar, hay que diferenciar el supuesto regulado por la norma bajo
comentario con el contemplado por el artículo 650, en el cual se permite trabar
embargo sobre un inmueble que esté inscrito a nombre de una persona distinta a la
del demandado, pero que se ha acreditado que dicho bien le pertenece al mismo;
esto es por ejemplo, cuando A demanda a B y advierte que este ha adquirido un
inmueble de C, pero que, por razones de evitar el embargo, B no realiza la
inscripción de la transferencia de propiedad. En este caso, bajo el amparo del
artículo citado se puede afectar con embargo en forma de inscripción el inmueble
que aún sigue apareciendo registrado a nombre de C, pero que en la realidad ya no
le pertenece.
Por otro lado, cuando la norma hace a alusión a un tercero, se está refiriendo sin
duda en un sentido especial –en cuanto tendría un interés o relación con la
pretensión principal-, porque si fuere un tercero en sentido lato no habría razón para
que se afecten sus bienes.
Igualmente, la norma señala que ese tercero debe estar citado con la demanda para
que, luego haberse trabado la medida cautelar, pueda intervenir en el proceso
principal y también, como es natural, en el procedimiento cautelar. Con lo cual, se
tiene que esa denominada citación es el elemento no solo informador de la
existencia de una demanda, sino, también legitimador para que pueda intervenir en
el proceso principal.
Ahora bien, como la norma es un tanto vacua, lo que debe desentrañarse es a qué
título es “citado” ese tercero con la demanda, puesto que el artículo no está
mencionado para nada que se trata de uno de los demandados, sino de un tercero
que tiene interés o relación con la pretensión materia de litis.
Podría ser el caso donde existan deudores solidarios y el acreedor decide demandar
solo a uno de ellos, cuidándose de que se ponga en conocimiento del otro deudor
solidario la interposición de la demanda.
En dicho supuesto, en caso de los bienes del deudor solidario demandado no sean
suficientes para garantizar el crédito, lo que podría hacer el actor es solicitar al juez
de la demanda que trabe embargo sobre los bienes del otro deudor solidario que
fue citado con la demanda, para que pueda garantizar el pago de la deuda.
El tercero afectado con la medida cautelar, tendría que participar en el proceso bajo
la figura de la intervención litisconsorcial que regula el artículo 98 del CPC, de
manera esencial, oponerse a la medida cautelar trabada en su contra.
Creemos que esta institución jurídica no podría aplicarse en el caso donde se esté
sometiendo a contienda una acción pauliana (art. 195 del CC), porque en dicho
caso, tanto el deudor fraudulento como el que se ha confabulado con él para recibir
en donación o vía compraventa los bienes, tendría la condición de litisconsortes
necesarios pasivos, puesto que no podría iniciarse el proceso demandando al
deudor sin incluirse al tercero adquiriente.
El párrafo final del artículo 623, en realidad es una norma general que no debió
incorporarse a dicho artículo sino merecer una regulación independiente. Párrafo
que fue incorporado mediante la Ley N° 27723, publicada el 14 de mayo de 2002.
Tanto para efectos obligacionales como procesales, la fijación del domicilio del
deudor o demandado, respectivamente, tiene enorme importancia, pues es en dicho
lugar que se cursaran los requerimientos de pago o la demanda para que pueda
defenderse.
Siendo las cosas así, el artículo 40 del CC señala que es un deber del deudor el
comunicar a su acreedor el cambio de su domicilio. Comunicación que debe hacerse
de manera indubitable; entiéndase, vía carta notarial, correo electrónico, fax u otro
medio que deje constancia de la existencia de la existencia de la variación del
domicilio.
En caso del deudor o el tercero hayan procedido del modo anotado, tendrán
expedito su derecho a oponer tal cambio domiciliario en cualquier momento de la
fase del desarrollo de la relación obligacional, así como cuando se presente el caso
que se quiera trabajar una medida cautelar sin que antes se les haya demandado o
citado con la demanda conforme a ley.
[…]”4
“[…]
1. Los sujetos que concurren al proceso judicial no solo están conformados por
las partes sino también por terceros, ajenos a la relación procesal.
Ahora bien, este tercero puede ser afectado no solo con la decisión final en el
proceso, sino que, sin llegar a ella, en el camino procesal, su patrimonio puede
ser afectado, con la única condición: haber sido citado con la demanda. Nótese
que la norma no refiere al emplazamiento, sino a la citación. A pesar de esta
precisión, hay criterios judiciales que tienden a confundir el emplazamiento con
la citación con la demanda, como el que aparece en la Casación N° 900-95-
Huaura, de fecha 7 de octubre de 1996, que dice: "conforme al artículo 1886 del
CC, el fiador que se obliga en condiciones iguales a las de sus demás cofiadores
sin pactar expresamente el beneficio de división responde por el íntegro de la
4
Valverde, M. Código Procesal Civil Comentado. Lima (2016). Ed. Gaceta Jurídica. pp 777 y ss
deuda del obligado principal; en consecuencia, quien se obliga como fiador
solidario y sin beneficio de división responde por el íntegro de la deuda, sin
embargo, para poder ejecutar una medida cautelar frente al fiador, este ha
debido de ser emplazado con la demanda (sic), a través de la que se persigue
el pago de la deuda en estricta aplicación de lo dispuesto en el artículo 623 del
CPC".
En cuanto al momento procesal que tiene el tercero legitimado para ejercer los
medios de defensa señalamos que es el mismo que tienen las partes, esto es,
luego de ejecutada la medida. Debemos asumir que al término de la ejecución o
en acto inmediatamente posterior, se notifica al afectado, en este caso el tercero
legitimado, quien recién podrá apersonarse al proceso e interponer apelación,
tal como lo señala el artículo 637 del Código Procesal citado.
5
Acosta, J. EI proceso de revocación cautelar, Aubinzal y Culzoni editores, Santa Fe, 1986, p.75
embargo, podría recurrir a la apelación o la variación de la medida dictada,
entre otras articulaciones. Como señala la norma, "ejecutada la medida, el
tercero está legitimado para intervenir en el proceso principal y en el cautelar''
[…]”6.
“[…]
6
Ledesma, M. Código Procesal Civil Comentado. Lima (2016). Ed. Gaceta Jurídica. Tomo III p. 90 y ss
defensa en juicio y para solicitar el levantamiento de una medida cautelar
indebidamente peticionada, dispuesta y ejecutada.
3. Conforme se desprende del último párrafo del artículo 623 del código
procesal civil, tanto el deudor como los terceros ajenos a la relación
obligacional ( que pueden resultar afectados con una medida cautelar) están
facultados para oponer el cambio de su domicilio ( oposición que surte efecto
incluso en el acto mismo de ejecución de la medida cautelar, bajo
responsabilidad del juez y/ o auxilio judicial), de acuerdo en lo dispuesto en
el artículo 40 del código civil, numeral que perpetua lo siguiente:
[…]”7
“[…]
7
Hinostroza, A. El Código Procesal Civil explicado en su doctrina y su jurisprudencia. Gaceta Jurídica, Lima
(2014), pp 251-253.
Ejecutada la medida, el tercero está legitimado para intervenir en el proceso
principal y en el cautelar, incluso si se trata de una medida fuera del proceso.
La medida según dispone el art. 642 del Código Procesal Civil, puede pasar sobre
“bienes y derechos”. Así podrá hacerlo sobre inmuebles y muebles, tanto en su
materialidad, o en cuanto constituya un derecho a obtener.
5.1 LA TERCERIA
Una demanda de tercería no es una medida cautelar, sino una nueva demanda que
se dirige en un proceso ya iniciado, contra el demandante y el demandado, y solo
puede fundarse en la propiedad de los bienes afectados por medida cautelar o por
la propia ejecución.
[…]”8
8
Peláez, M. Comentarios al Comentarios al Código Procesal civil, Editorial Moreno S.A. III Ed. Lima (2010). Pp
82-83
CAPITULO III
RESPONSABILIDAD DE AFECTACION DE BIEN DE TERCERO
ARTÍCULO 624:
“[…]
Es más, emerge de la lectura del texto que el tercero no solo debe acreditar con
documento fehaciente que el bien no le pertenece al demandado sino que, además,
debe acreditar ser el propietario del bien, con lo que se estaría excluyendo que esa
desafectación la puedan solicitar los posesionarios bajo algún título formal, como
puede ser hereditario, usufructuario, etc.
Mencionamos lo anterior, porque la segunda parte del primer párrafo menciona que
el peticionante de la medida cautelar deberá pagar las costas y costos del
procedimiento cautelar y, en atención a las circunstancias, perderá la contracautela
a favor del “propietario”, no dice que lo perderá a favor del tercero simplemente, que
logró acreditar que el bien no era de propiedad del demandado, sino que debe tener
la condición de propietario del bien.
Desde nuestro punto de vista, consideramos que el artículo debió ser más extensivo
y no embretar el pedido de desafectación solo a favor del propietario del bien
afectado, sino también a favor de cualquier otro que tenga un título de posesión
formal (y no precario, por supuesto). En ese sentido, lo más apropiado hubiera sido
que quien pueda pedir la desafectación sea cualquier tercero con título suficiente
que desvirtúe la desvinculación del bien con alguna de las partes del proceso.
Pues buen, conforme a lo señalado por el artículo 613 del CPC, la finalidad de
caución (que nuestro código la llama contracautela) es asegurar al afectado con la
medida cautelar, el resarcimiento de los daños y perjuicios que puedan causarle su
ejecución.
Siendo así las cosas, esa frase un tanto elíptica del artículo: “en atención a las
circunstancias perderá la contracautela”, no debe entenderse en otro sentido sino
en el que nos señala el citado artículo 613; esto es, que la caución solo se hará
efectiva en favor del afectado con la medida cautelar en tanto y en cuanto se le haya
causado algún tipo de daño, susceptible de repararse, no importando si hubo dolo
o culpa de por medio, sino por el solo hecho de la provocación del daño y nada más.
Lo dicho antes tiene sentido cuando nos remitimos a la lectura del siguiente párrafo
en donde se regula expresamente que, si se llega a verificar que el peticionante de
la medida cautelar actuó con mala fe (es decir, con dolo), la consecuencia tendrá
que ser, además, el imponérsele una multa, además, de la responsabilidad penal
que pueda recaer sobre el mismo, para cuyo fin se oficiará al Ministerio Público para
que actúe dentro del marco de sus competencias.
La duda que nos surge está relacionada con el hecho que, si habiendo actuado de
manera dolosa el peticionante, se ha causado daños al bien sujeto a medida
cautelar, y verificándose que la caución no resulta suficiente para cubrir esos daños:
¿el tercero afectado en qué vía y ante quién tendría que pedir la indemnización
correspondiente?
En dicho caso, creemos que, como la norma no permite tramitar esa pretensión en
vía incidental dentro del mismo proceso, no le quedaría al tercero otra salida que
incoar su demanda de manera autónoma ante el juez competente y en la vía
correspondiente, de acuerdo a la cuantía de lo reclamado.
Nada dice nuestro texto legal al respecto, que bien pudo o tener un texto parecido
al artículo 621 o remitirse a él para efectos de tramitación de la pretensión
indemnizatoria en vía incidental y no obligar al tercero afectado a –adema de verse
perjudicado con el trámite del pedido del levantamiento de la cautelar- tener que
demandar en otra vía judicial el pago de daños y perjuicios que no han podido ser
cubiertos por la caución.
A modo de reflexión solo resta comentar que no encontramos razones de peso para
que coexistan dos normas que, en el fondo, contienen lo mismo. Nos referimos al
artículo 539 del CPC que se refiere a la suspensión de la medida cautelar sin
necesidad de interponer tercería de propiedad, cuando bien puede formularse tal
petición con base en el artículo 624 que estamos comentando t que no había
necesidad de incardinar una norma con igual contenido en la parte de tercería.
Tanto en uno como otro artículo se hace alusión a que el sujeto legitimado para
pedir el levantamiento de la cautelar –porque para estos fines, en los términos de
redacción de nuestro Código [que no es un ejemplo de claridad en redacción dicho
sea de paso] significa lo mismo decir “suspensión” que “desafectación” [pese a que
se trate, técnicamente, de dos palabras con contenidos distintos], porque con ambas
se logra el mismo resultado, que es levantar la medida cautelar, esto es, que la
misma ya no siga afectando el bien –debe tener la condición de propietario, solo
que en el artículo 539 se dice que el título debe estar inscrito, así como que el pedido
debe ser puesto en conocimiento de ambas partes y que, de ampararse el pedido
de levantamiento, la decisión es inimpugnable. Mientras que el artículo 624, no
señala que se debe correr traslado del pedido a la parte interesada para que diga
algo –lo cual de plano consideramos que es incorrecto, porque debería escucharse
previamente al solicitante de la cautelar-, ni que la decisión que ordena la
desafectación sea inimpugnable.
En suma, creemos que solo debió contarse con la redacción (mejorada por cierto)
del artículo 624, contemplando el previo contradictorio y la impugnación de la
decisión sin efecto suspensivo.
[…]”9
[…]
Dentro de ese contexto los terceros que concurren con un interés jurídico relevante
con la pretensión que se discute son apreciados como terceros legitimados para
participar en él, sin embargo, puede darse el caso que ingresen al proceso terceros
que no tengan algún interés directo o indirecto con la pretensión principal que se
discute, sino porque su interés radica en levantar los efectos de la medida cautelar
que afecta su patrimonio. A estos terceros les es indiferente el éxito o fracaso de la
pretensión que se reclama, su interés es coyuntural, se agota en levantar los efectos
de la medida cautelar que afecta su patrimonio, mas no tienen ningún interés en la
pretensión principal.
Cuando estamos ante este tipo de terceros no legitimados, nuestro sistema procesal
proporciona dos mecanismos para contrarrestar la pretensión cautelar: la tercería y
la desafectación. El presente artículo se refiere precisamente a esta última
alternativa.
9
Valverde, M. Código Procesal Civil Comentado. Lima (2016). Ed. Gaceta Jurídica. pp 780 y ss
Otro aspecto a considerar en relación a los terceros, es el caso que señala el artículo
623 del CPC, que permite que la medida cautelar pueda recaer en bien de tercero,
cuando se acredite su relación o interés con la pretensión principal, siempre que
haya sido citado con la demanda. Esa situación de la citación, no del
emplazamiento, le excluye de la posibilidad de pedir la desafectación sin perjuicio
que pueda concurrir al propio proceso cautelar, a ejercitar su defensa, en caso se
ejecute la medida cautelar. Véase el caso del obligado principal que es demandado,
y el fiador (sin beneficio de excusión) citado. El fiador es un tercero en el proceso,
ajeno a la relación procesal entablada, pero con interés directo en las resultas de la
pretensión principal; sin embargo, el actor está facultado a solicitar medida cautelar
contra los bienes del fiador, siempre y cuando "haya sido citado con la demanda".
En tal caso, el artículo 623 del CPC le excluye de la posibilidad de la desafectación,
sin perjuicio que pueda hacer uso de otros mecanismos de defensa en el propio
proceso cautelar.
Especial situación para dilucidar la propiedad del bien afectado se presenta en los
casos de especificación y mezcla. Como señala el artículo 937 del CC, la
especificación opera si el objeto se hace con materia ajena al artífice de este. Véase
el caso del carpintero que transforma la madera ajena en un mueble, el mismo que
posteriormente es embargado.
Uno de los supuestos que se debe tener en cuenta para recurrir a la desafectación
es el medio de prueba con que se cuenta. Si la prueba es fehaciente e
incuestionable, nos llevará a la desafectación, caso contrario, si los medios son
débiles o los que existen requieren de actuación probatoria, tendremos que recurrir
a la tercería. Véase que los efectos en ambos casos son totalmente diferentes; la
desafectación se interpone en el mismo proceso cautelar y la eficacia de la decisión
final estará sujeta a que esta quede consentida o ejecutoriada; a diferencia de la
tercería, que tiene como efecto la suspensión del proceso donde se dictó la medida,
siempre y cuando estuviere en la etapa de ejecución.
Bajo este contexto, es de apreciar lo regulado en el artículo 539 del CPC que hace
referencia a la suspensión de la medida cautelar, sin haber interpuesto tercería. Ella
procede cuando se tenga una prueba documental incuestionable y se trate de un
bien registrable y registrado bajo el dominio de un tercero, ajeno al demandado.
Véase que la prueba en este tipo de articulación es determinante por referirse a un
bien registrado, cuya ficción sobre la publicidad, nos lleva a una presunción iure et
de iure, sobre el conocimiento de dichos asientos. El artículo 539 del CPC
particulariza el medio de prueba que se requiere para invocar esta medida, que en
el fondo no es más que una desafectación, que perfectamente pudo ser invocada
bajo los alcances del artículo 624 del CPC; sin embargo, tiene peculiaridades que
lo distinguen. En este último caso, el efecto es el levantamiento de la medida a
consecuencia de la desafectación inmediata, condicionada a que la resolución que
la ordena quede firme; en cambio, con el pedido que se formula en atención al
artículo 539 del CPC, lo que se busca no es la desafectación sino la suspensión de
la medida cautelar sin precisar plazo, sin embargo, dicha suspensión debe
extenderse como plazo máximo hasta la sentencia de primera instancia, bajo una
aplicación extensiva del artículo 630 del CPC. En una tercería ordinaria, el efecto
de esta, será la suspensión del proceso, en caso se encontrare el proceso en
ejecución, situación que no se pretende con el pedido basado en el artículo 539 del
CPC que busca la suspensión de la medida cautelar, mas no del proceso principal.
Véase, además, que el pedido se corre traslado a ambas partes, como una tercería
común, en cambio en la desafectación solo se corre traslado al beneficiado con la
medida para su absolución. La decisión que suspende la medida cautelar es
irrecurrible, situación que no ocurre con la desafectación, que sí permite la
impugnación. La justificación a su impugnabilidad se encuentra en la calidad del
medio de prueba que se aporta: Se trata de una prueba documental sujeta a la
garantía de la publicidad del Registro. En caso fracasare la desafectación o el
pedido de suspensión cautelar, los interesados pueden interponer tercería, de
acuerdo al artículo 533 del CPC.
[…]”10
“[…]
Las medidas precautorias, en principio, solo afectan bienes y derechos de las partes
vinculadas por la relación material o de sus sucesores, en su caso (art. 611-
antepenúltimo párrafo- del C.P.C). esto significa que las medidas cautelares
recaerán sobre los bienes de quienes tengan que ver con la relación sustancial y no
solamente procesal, incluyéndose, además a los herederos (en lo que no exceda la
masa hereditaria, se entiende). No se puede, pues, afectar bienes de terceros, salvo
si lo prevé el ordenamiento legal, como es el caso del artículo 623 del código
procesal civil, que regula la afectación de bienes pertenecientes a terceros, la misma
que es procedente siempre y cuando se demuestre su relación o interés con la
pretensión principal y se les haya citado con la demanda.
Si el bien afectado con la medida cautelar perteneciera a tercero (lo cual debe
acreditarse fehacientemente) y no se estuviera ante la hipotesis contemplada en el
artículo 623 del Código Procesal Civil, entonces, el juez tiene la obligación de
ordenar la desafectación inmediata del bien, aun si la medida cautelar no hubiera
sido formalizada, además, la responsabilidad del titular de la medida cautelar por la
afectación indebida de bien de propiedad de tercero trae como consecuencia:
10
Ledesma, M. Código Procesal Civil Comentado. Lima (2016). Ed. Gaceta Jurídica. Tomo III p. 93 y ss
La imposición al titular de la medida de la multa respectiva (no mayor de 30 U.R.P.),
si hubiera obrado de mala fe y se acreditase esto fehacientemente;
“[…]
Añadiendo el propio articulo 624 del Código Procesal Civil que, si se acredita la mala
fe del peticionante, s ele impondrá una multa no mayor de treinta unidades de
referencia procesal, oficiándose al Ministerio Publico para los efectos del proceso
penal a que hubiere lugar.
11
Hinostroza, A. El Código Procesal Civil explicado en su doctrina y su jurisprudencia. Gaceta Jurídica, Lima
(2014), pp 253-254.
El trámite para la desafectación, sea de bienes muebles o inmuebles deberá llevarse
a cabo en base a los principios de celeridad y economía procesal.
[…]”12
12
Peláez, M. Comentarios al Comentarios al Código Procesal civil, Editorial Moreno S.A. III Ed. Lima (2010), p
83
CAPITULO IV
EXTINCION DE LA MEDIDA CAUTELAR CONCEDIDA CON EL
CODIGO DEROGADO
- Analizando el título de este código, así como diversos artículos, podemos entender
que no se señalaba dentro de los juicios, el proceso cautelar, asimismo, que en este
artículo, el embargo, considerado hoy en día, como una medida cautelar específica,
no se señalaba el plazo de caducidad. Entonces resulta propicio, realizar la
siguiente pregunta: ¿Desde cuándo se estableció el plazo de la medida cautelar y
cuál fue el fundamento para su aparición?
13
Monroy Palacios, Juan. Bases para la formación de una teoría cautelar. Lima. Comunidad. 2002,
pp. 396.
vigente. El mismo autor, señala un ejemplo, como es el caso de sucesión
testada, en donde los herederos desean disponer del bien inmueble, pero en
la concretización de la venta se dan con la sorpresa que el bien inmueble se
encuentra afecto de medida cautelar, desde hace más de 25 años, mediante
un proceso principal que resultó en abandono, se debe tener en cuenta que
éste, no es el único, sino muchos casos similares que se presentaban, por
tanto, para resolver este problema, el mismo autor indica que los interesados
deben acercarse a solicitar judicialmente que se levante el embargo, pero
previamente hará todo lo posible para encontrar el expediente en el archivo
judicial, lo cual resultaría tedioso y complicado porque el personal judicial se
encuentra ocupado y su falta de ayuda hace imposible empezar los trámites,
vulnerando el derecho de los herederos a disponer del bien inmueble.
- Resulta entonces de esta justificante, que el legislador del Código Procesal Civil
de 1993, sí tenía razón para poder aplicar la caducidad de una medida cautelar, ya
que así, se puede evitar que en estos casos perjudiquen a las partes procesales y
precisamente al demandado, se defiende el derecho de toda persona a disponer de
sus bienes de forma libre, y en tal sentido, evitar que los interesados sigan
manteniendo una medida cautelar que vulnera el derecho del demandado. Hoy en
día el Código Procesal Civil establece en qué forma puede caducar o cancelarse la
medida cautelar como resultado de una sentencia desestimatoria o estimatoria, así
como diversos autores que indican que la falta de interés del peticionante, también
es una causal de cancelación, puesto que, se realiza, limitando la obtención de
beneficios al perjudicado de dicha medida.
- Las medidas cautelares son definidas por el doctor Raúl Martinez Botos, como las
disposiciones judiciales que se dictan para garantizar el resultado de un proceso y
asegurar el cumplimiento de la sentencia, evitando la frustración del peticionante
derivada de la duración del mismo14 . Asimismo, nuestro código procesal civil en su
Artículo 612º establece características de la medida cautelar como es, su carácter
instrumental, provisor y variable.
- Hemos visto propicio empezar con la definición de la medida cautelar, puesto que,
este artículo del código procesal civil, es instrumento para el análisis de diversos
autores, quienes consideran que la forma original del artículo 625° contradecía el
carácter de toda medida cautelar que es la protección de los intereses del
peticionante hasta la existencia de una resolución decisiva. Teniendo en cuenta
esto, en el año 2005 la Ley 28473 modificó el texto original del artículo 625° del
Código Procesal Civil, que a continuación remitiremos, de acuerdo al análisis de
diversos autores.
3.1. CRÍTICA DEL ARTÍCULO 625º DEL CÓDIGO PROCESAL CIVIL DE 1993.
- Este artículo trajo diversas críticas por parte de los conocedores de la materia, ya
que, contradecía la función que debe cumplir toda medida cautelar, que es la
protección de los intereses del peticionante hasta establecer una resolución
decisoria.
14
Martínez Botos, Medidas Cautelares, pág. 27/29, Ed. Universidad, 1990, Bs. cit. Buongermini
Palacios, María. Medidas Cautelares.
- Se ha analizado este artículo, minuciosamente, como es su primera parte: "Toda
medida cautelar caduca a los 2 años de consentida o ejecutoriada la decisión que
amparó la pretensión garantizada con ésta. La caducidad opera de pleno derecho,
siendo inimpugnables los actos procesales destinados a hacerla efectiva", en este
caso se ha criticado, que no se cumple que toda medida cautelar pueda tener un
plazo mayor después de la sentencia firme que inicia con la ejecución de la medida,
como así lo señala la Comisión de la Reforma Integral de la Administración de
Justicia, CERIAJUS, quién mediante propuesta del Dr. Juan Monroy Gálvez
buscaban que el plazo de extinción de las medidas cautelares se apliquen
únicamente a aquellos procesos iniciados durante la vigencia del Código de
Procedimiento Civil de 1912, en este caso buscaban la modificación del Artículo
625°. Continuando con este primer análisis, el autor mencionado, junto con la
comisión, indicaban que no todas las medidas cautelares sobreviven 2 años como
es lo que pretendía la Comisión Revisora del código, que es que todas las medidas
cautelares se extingan a los 2 años de consentida su pretensión, así señalan que
una medida de asignación de alimentos, se absorberá por completo por la sentencia
que funde su pretensión y por tanto, no cumple la espera de 2 años para que se
cancele, desde este punto el artículo se vuelve inaplicable, ya que la sentencia
desplegará sus efectos sobre la situación sustancial.
- El autor Enrique Palacios Pareja, critica de forma precisa el texto originario, tanto
por la falta de protección al solicitante y la imposición de plazos para la extinción de
la medida15. En el primer caso, el doctor Palacios cita al autor Calamandrei, quién
indica que las medidas cautelares son "fuerzas de protección destinadas a
mantener las posiciones hasta el momento de la llegada del grueso del ejército, a
15
Palacios Pareja, Enrique. Reflexiones sobre la caducidad de las medidas cautelares. pg. 28-31.
fin de evitar a este las pérdidas mayores que le costaría la reconquista de las
posiciones perdidas”, entendido esto, como el fin de una medida cautelar, de
defender lo que el solicitante pretende en todo el proceso, hasta la aparición de una
sentencia definitiva que resolverá su caso, a su favor o en su contra, en ese sentido,
el artículo contraviene con el fin de la medida cautelar, ya que, tienen un carácter
temporal, provisional, cuyo trabajo culmina al expedirse la resolución definitiva, no
resulta coherente que se extienda su existencia hasta los dos años, en donde se
extinguirá de acuerdo a ley tras el plazo propuesto.
- La segunda parte del Artículo 625° indica lo siguiente: "Sin perjuicio de lo dispuesto
anteriormente, toda medida cautelar caduca a los cinco años contados desde la
fecha de su ejecución. Si el proceso principal no hubiera concluido, puede el Juez,
a pedido de parte, disponer la reactualización de la medida. Esta decisión requiere
de nueva ejecución cuando implica inscripción registral”. Entonces, se puede colegir
que esta parte del artículo hace referencia que el plazo a tomar es desde la etapa
de ejecución de la medida cautelar, como en el caso de embargos, desde su
inscripción en el asiento registral, estando pendiente aún la resolución definitoria del
proceso principal. El autor Enrique Palacios Pareja critica también esta parte del
artículo, puesto que, la imposición de plazos de caducidad contraviene con el
objetivo de la medida cautelar, que es la protección, de la pretensión en todo el
proceso, hasta la expedición de la resolución definitiva, ya que, la medida cautelar
debe mantenerse en todo el proceso, hasta tener seguridad que el requerimiento de
su demanda, se va a cumplir tras una resolución estimatorio, es así que justifica, su
crítica en la medida que en Perú los procesos no tardan 5 años, sino que duran más
tiempo, debido a razones que escapan de la buena intención del juez como
sobrecarga procesal o feriados, entre otros, así como del demandante, quién en
perjuicio de la mala práctica del demandado, que hace dilatar el proceso, es por
ello, que no se debe admitir un plazo de caducidad, ya que, esto contraviene con el
debido proceso.
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Tribunal Registral Resolución N° 1123-2010. Pg. 6.
caducidad de las medidas cautelares como el embargo, salvo en el siguiente caso,
que se señala a continuación.
- Resulta importante señalar que existe acuerdo en los diferentes órganos judiciales,
en cuanto a la determinación de la medida cautelar y su caducidad, en donde se
tiene entendido que una vez que exista una sentencia en calidad de cosa juzgada
que declaró fundada la demanda en el procedimiento que originó la anotación
preventiva del embargo, se convertirá de una medida cautelar a una de ejecución,
por lo que no será factible su caducidad registral.
6. JURISPRUDENCIA.
TRIBUNAL REGISTRAL.