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RUPTURAS INSTITUCIONALES Y EL
DESCARRILAMIENTO ARGENTINO
Muchas teorías se han propuesto para explicar el particular declive de
Argentina, pasando de ser un país rico en la víspera de la Primera
Guerra Mundial a ser un país subdesarrollado a principios del siglo
XXI. Estas teorías enfatizan en las explicaciones institucionales y no-
institucionales del desarrollo a largo plazo, como las diferentes
tradiciones políticas traídas por los inmigrantes europeos, el cierre de
la frontera expansionista en las Pampas sin alternativas
significativas,[18]una política migratoria fuera de control, que impidió
fomentar la escasez de trabajo,[19] y una alta tasa de dependencia
demográfica y su asociada baja tasa de ahorros nacionales.[20] Una
vertiente diferente de la literatura argumenta que, a diferencia de
EE.UU., a Argentina le hacía falta la reserva del capital humano
necesario para alentar un progreso tecnológico ampliamente disperso
y basado en la innovación como motor de un desarrollo
sostenible.[21] Las diferencias sin precedentes en la inversión de
capital humano entre Argentina y EE.UU. explican por qué Buenos
Aires y Chicago divergen a finales del siglo XX, pese a compartir
circunstancias históricas, condiciones climáticas, y dotaciones de
factores productivos. Si acaso, el descenso argentino es una
prueba de la riqueza implicada en sus activos base y en sus
fundamentos.
Una voluminosa y creciente corriente de la literatura sugiere que el
entorno institucional de Argentina explica en gran medida el declive
del siglo XX. Algunos académicos creen que los arreglos
institucionales y los viejos rasgos heredados del colonialismo español
empezaron a reaparecer y ayudaron a terminar con el excepcionalismo
económico después de la ?Belle Époque'.[22] Otros creen que la raíz
del declive radica en un esquema de distribución de la tierra a
mediados del siglo XIX, el cual favoreció un pequeño número de
latifundistas, a diferencia de esquemas en Canadá o Nueva Inglaterra
que favorecieron a un gran número de pequeños
terratenientes.[23] Muchos académicos creen que el punto de
inflexión, que llevó a la divergencia entre Argentina y cuatro colonias
británicas (Australia, Canadá, Nueva Zelanda y EE.UU.) fue la
erosión del Estado de Derecho en la década de 1930.[24] Se cree que
el golpe de Estado de 1930 erosionó la independencia de la Corte
Suprema y llevó a la toma del poder por parte de Juan Perón en 1943
con implicaciones a largo plazo.[25]
Se puede decir que ese giro decisivo hacia el populismo tuvo grandes
implicaciones negativas para el desarrollo a largo plazo, ya que alentó
las frecuentes cambios entre la dictadura y la democracia, cambios
que se encuentran a la cabeza de las rupturas institucionales.[52]
RECONOCIMIENTOS
Sinceramente agradezco a Scott Eastman y Nita Ghei por varios
comentarios útiles y por sus sugerencias constructivas, y también por
el aliento para escribir este boletín de políticas públicas. También
quisiera agradecerle a Nuno Garoupa, Tobias Hlobil, Mitia Koyac y
Ursula Spruk por sus comentarios, retroalimentación esclarecedora, y
sugerencias. Cualquier error es enteramente mi responsabilidad.
Este estudio fue publicado originalmente en inglés por el Mercatus
Institute el 30 de agosto de 2018. Una versión más desarrollada del
estudio se encuentra aquí.
NOTAS:
[1] Alan M. Taylor, "Argentine Economic Growth in Comparative
Perspective", Journal of Economic History 54, no. 2 (1994): 434-37.
[3] Jutta Bolt y Jan Luiten Van Zanden, "The Maddison Project:
Collaborative Research on Historical National Accounts", Economic
History Review 67, no. 3 (2014): 627-51; Edward L. Glaeser, "What
Happened to Argentina?", Economix Blog, New York Times, 6 de
octubre de 2009; Carlos F. Díaz Alejandro, Essays on the Economic
History of the Argentine Republic (New Haven, CT: Yale University
Press, 1970).
[31] Noam Lupu and Susan C. Stokes. "The Social Bases of Political
Parties in Argentina, 1912-2003", Latin American Research Review
44, no. 1 (2009): 58-87; Nikolai G. Wenzel, "Matching Constitutional
Culture and Parchment: Post-Colonial Constitutional Adoption in
Mexico and Argentina", Historia Constitucional 11 (2010): 321-38.
[48] David S. Landes, The Wealth and Poverty of Nations: Why Some
Are So Rich and Some So Poor(New York: W. W. Norton & Company,
1998); James P. Johnson y Tomasz Lenartowicz, "Culture, Freedom
and Economic Growth: Do Cultural Values Explain Economic
Growth?," Journal of World Business 33, no. 4 (1998): 332-56;
Sjoerd Beugelsdijk, "A Note on the Theory and Measurement of Trust
in Explaining Differences in Economic Growth," Cambridge Journal
of Economics 30, no. 3 (2005): 371-87; Guido Tabellini, "Culture and
Institutions: Economic Development in the Regions of Europe,"
Journal of the European Economic Association 8, no. 4 (2010): 677-
716; Sjoerd Beugelsdijk y Robbert Maseland, Culture in Economics:
History, Methodological Reflections and Contemporary Applications
(New York: Cambridge University Press, 2010); Yuriy Gorodnichenko
y Gerard Roland, "Which Dimensions of Culture Matter for Long Run
Growth?," American Economic Review 101, no. 3 (2011): 492-98;
Robbert Maseland, "Parasitical Cultures? The Cultural Origins of
Institutions and Development," Journal of Economic Growth 18, no. 2
(2013): 109-36. Para una discusión de la importancia de la cultura
para el desarrollo institucional, ver Mariko J. Klasing, "Cultural
Dimensions, Collective Values and Their Importance for Institutions,"
Journal of Comparative Economics 41, no. 2 (2013): 447-67.