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CAPITULO 10

LA LIMPIEZA ESPIRITUAL [NEKIYUT]

DEFINICIÓN DE LIMPIEZA ESPIRITUAL

§1. La limpieza espiritual consiste en que el ser humano se limpie de todo rasgo negativo de
carácter y de todo pecado. (DE TODO RASGO NEGATIVO DE CARÁCTER Y DE TODO
PECADO - Ramjal habla aquí de dos cosas distintas: el rasgo negativo de carácter [midá, hdym] y el
pecado [jet, aft]. Lo primero se refiere a la dimensión espiritual de la persona (sus midot o
cualidades) y lo segundo a su aspecto físico; en otras palabras, las actitudes y sentimientos, por un
lado, y los actos por el otro. La «limpieza espiritual» [nikayón, Ver Libro] necesariamente abarca
estos dos aspectos de la personalidad humana, ya que el hombre está formado por ambos y no es
posible que llegue al estado de limpieza espiritual sin haber refinado y mejorado ambas partes de su
ser. Por otra parte, Ramjal seguramente menciona primero las cualidades negativas y luego el
pecado porque, en tanto que actos, los pecados se derivan de cualidades negativas ) Esto aplica no
solamente a pecados conocidos y evidentes, sino también a aquellos actos respecto de los
cuales el corazón se siente incitado a considerarlos como permitidos. [Son la clase de
actos] que cuando los analizamos a la luz de la verdad descubrimos que a la persona
solamente le parecen permitidos porque su corazón todavía es afectado por algún deseo
del cual aún no se ha purificado completamente, y es por eso que lo puede incitar hacia una
actitud ligera. (HACIA UNA ACTITUD LIGERA - Es decir, hacia un comportamiento que no tome en
cuenta la gravedad de los actos que realiza ).

Sin embargo, el individuo que ya se ha purificado completamente de este afecto;


(AFECTO — En hebreo, nega [xnn]. Esta palabra tiene el doble sentido de «afecto» y «plaga». Aquí
Ramjal se refiere al hecho de ser afectado e influenciado por los deseos ) así como de cualquier
rastro negativo que el deseo deja tras de sí, posee una visión totalmente clara y una .fina
capacidad de discernimiento. La codicia no lo tentará hacia ninguna cosa [prohibida]. Al
contrario, todo aquello que sea pecado —incluso el más mínimo— será capaz de
reconocerlo como intrínsecamente negativo y lo alejará de sí.

Es en este sentido que los Sabios talmúdicos llamaron «los limpios de mente en
Yerushaláim» (LOS LIMPIOS DE MENTE EN YERUSHALÁIM — Sanhedrín 23a) a quienes
purificaban sus actos tan completamente que no sentían la menor tentación por ninguna
cosa mala.
DIFERENCIA ENTRE VIGILANCIA Y LIMPIEZA

§2. Ya ves ahora la diferencia que hay entre el vigilante y el espiritualmente limpio. (LA
DIFERENCIA QUE HAY ENTRE EL VIGILANTE, ETC. — Es decir, entre el que ha desarrollado la
virtud de la vigilancia y el cuidado [zehirut] y el que ha llegado a un estado de limpieza espiritual
[nekiyut]) Aunque ambos se asemejan en algunos aspectos, el vigilante es aquel individuo
que se cuida en sus actos, poniendo atención en no hacer aquello que tanto él como todos
los demás saben claramente que es un pecado. Sin embargo, él todavía no es dueño de sí
mismo, ya que su corazón no deja de sentirse atraído por sus deseos naturales, que
intentan demostrarle que están permitidas aquellas cosas cuya negatividad no es evidente
para todos.

La razón de eso es que aunque él se esfuerza por controlar sus impulsos y subyugar
sus deseos, no por ello es capaz de transformar su naturaleza y eliminar de su corazón los
deseos materiales, dominándolos de tal modo que, en vez de dejarse arrastrar por ellos,
sigue el camino de la sabiduría. En última instancia, la oscuridad del materialismo todavía
es capaz de seducirlo e incitarlo. (ES CAPAZ DE SEDUCIRLO E INCITARLO - Respecto de los
individuos que caen constantemente en la tentación y pecan, el hombre que se cuida a sí mismo
[zahir] posee la ventaja de que él no peca, sino que se controla y domina sus pasiones. Sin embargo,
controlar las pasiones y deseos no implica todavía una transformación real de la personalidad, puesto
que las pasiones son meramente controladas, pero su atractivo sigue estando presente ).

EL PROCESO HACIA LA LIMPIEZA ESPIRITUAL

§3. Sin embargo, después de que el individuo se ha habituado a ejercitar la vigilancia de sí


mismo durante mucho tiempo, (DURANTE MUCHO TIEMPO - El texto hebreo sólo habla de
«habituarse mucho», pero lo traducimos así porque una práctica sólo se vuelve habitual y costumbre
en la persona después de mucho tiempo de aplicarla. Aquí Ramjal habla del desarrollo de la virtud de
la vigilancia [zehirut], tal como explicó en los capítulos 2-5 ) a grado tal que haya alcanzado el
primer nivel de limpieza de los pecados conocidos, (EL PRIMER NIVEL DE LIMPIEZA DE LOS
PECADOS CONOCIDOS - Es decir, aquellos actos que todos concuerdan en afirmar que se trata de
pecados y prácticas erróneas, respecto de los cuales incluso la persona que todavía se siente
seducida por sus pasiones (sin necesariamente caer en ellas) inequívocamente afirme que son
pecados) se haya acostumbrado a desempeñar con diligencia el servicio espiritual [a Dios]
(SERVICIO ESPIRITUAL [A DIOS] - Aquí Ramjal habla específicamente de desarrollar la virtud de la
diligencia [zerizut], como explicó en los capítulos 6-9 ) y en su interior haya cobrado fuerza el
sentimiento de amor y anhelo por su Creador, entonces la fuerza de ese hábito lo alejará de
las cosas materiales y hará que su mente se apegue a la plenitud espiritual. (PLENITUD - En
hebreo, shelemut [twmlv]. Este vocablo también connota «perfección» (espiritual). La idea básica
que expresa se refiere a algo pleno y completo, y por lo mismo perfecto ).
Y de este modo eventualmente será capaz de llegar a un estado de limpieza
espiritual completa. (UN ESTADO DE LIMPIEZA ESPIRITUAL COMPLETA - A diferencia de la
vigilancia y la diligencia, que esencialmente son procesos, la limpieza espiritual es un estado que se
adquiere después de haber desarrollado las dos primeras virtudes. El esquema de adquisición de la
limpieza espiritual que Ramjal plantea incluye así:

1) Ejercicio prolongado de la vigilancia, hasta haberse limpiado de la comisión de pecados evidentes.

2) Desempeño diligente del servicio espiritual [abodá], hasta haber generado en su interior el anhelo
y el amor por Dios. Una vez que el individuo ha desarrollado al máximo las dos virtudes anteriores,
entonces automáticamente su mente se apegará a la «plenitud espiritual» [shelemut], y en eso
consiste el estado de limpieza espiritual, ya que éste esencialmente significa que el ser humano ya
no se siente atraído por lo material, sino por el crecimiento espiritual ). Pues ya habrá apagado el
fuego del deseo material de su corazón al haber reforzado en su persona el anhelo por lo
divino. Y entonces, tal como indiqué antes, su visión se habrá vuelto fina y clara, de tal
modo que no se dejará seducir ni afectar por la oscuridad de su materialismo y sus actos
serán totalmente limpios.

Era respecto de esta cualidad que [el rey] David se alegró de sí mismo y exclamó:
«Lavaré en limpieza mis manos y [entonces] rodearé Tu altar, oh Eterno». (LAVARÉ EN
LIMPIEZA MIS MANOS, ETC. — Tehilim 26:6. El rey David se refería a adquirir un estado de
limpieza y pulcritud mental y espiritual que le permitiera desempeñar adecuadamente su servicio a
Dios).

Pues en verdad sólo aquel que se haya limpiado completamente de cualquier


incitación al pecado o a la iniquidad (AL PECADO O A LA INIQUIDAD — Ramjal habla aquí de
dos cosas, jet [afj, «pecado»] y avón [Ver Libro «iniquidad»]. Según la opinión aceptada
generalmente, formulada por los Sabios en el tratado de Yomá 36b, la palabra jet designa un «error»
o «falta», es decir, un acto no intencional. En cambio, avón se refiere a un acto intencional y
deliberado. (Una tercera categoría de pecado es pesha [xvf, «delito»], que implica rebelión abierta a
la autoridad divina.) Es posible que, al mencionar ambos tipos de pecado, Ramjal quiera enfatizar
que es necesario limpiarse no sólo de los pecados intencionales, sino incluso de las faltas no
intencionales, cometidas por error e inadvertencia ) es digno de mostrarse ante la Presencia del
Eterno. Pero si todavía no lo ha logrado, no le queda más que sentir bochorno y vergüenza
delante de Él, como afirmó Ezrá el escriba: «Dios mío, estoy avergonzado y apenado de
alzar mi rostro hacia ti, oh Dios mío». (DIOS MÍO, ESTOY AVERGONZADO Y APENADO, ETC.
— Ezrá 9:6).

DIFICULTAD INHERENTE A LA LIMPIEZA ESPIRITUAL


§4. La labor espiritual que el ser humano debe desempeñar para llegar plenamente a
adquirir esta virtud es realmente inmensa. Puesto que su carácter negativo es obvio, es
relativamente fácil cuidarse de no cometer las transgresiones evidentes y conocidas. Sin
embargo, el grado de minuciosidad necesaria para alcanzar la limpieza espiritual es más
difícil, ya que el proceso de racionalización interna encubre el pecado, como ya indiqué
antes. (EL PROCESO DE RACIONALIZACIÓN INTERNA ENCUBRE, ETC. - Es decir, puesto que
el tipo de faltas a las que se refiere no son pecados evidentes para todos, sino actos cuya gravedad
es ambigua y, por consiguiente, la persona tiene la tendencia a racionalizar y considerar como
permitidos, por eso mismo es necesario un grado mayor de minuciosidad y atención para discernir su
gravedad. Aquí Ramjal deja en claro que la limpieza espiritual [nikayón] es una virtud mayor que las
dos anteriores, ya que justamente no significa la eliminación de pecados obvios, sino de aquellos que
no lo son e, incluso, podríamos considerar como actos permitidos ).

Esto es semejante a la idea que los Sabios expresaron: «Las transgresiones que el
ser humano descuida (QUE EL SER HUMANO DESCUIDA - Literalmente, «que pisa con los
talones». Se refiere a faltas que la gente suele considerar como nimias e intrascendentes y, por lo
mismo, no las suele tomar en serio ni se cuida de no cometerlas ) lo rodean a la hora del juicio».
(LAS TRANSGRESIONES QUE... DESCUIDA LO RODEAN, ETC. - Abodá Zará 18a. Cuando el
Talmud dice que esas transgresiones «rodean» a la persona el día del juicio, quiere decir que son las
que la incriminan, incluso si no ha cometido otros pecados. Por ello, Ramjal enfatiza aquí que esas
transgresiones «nimias» son precisamente de las que debe uno cuidarse para alcanzar salir
«limpios» a la hora del juicio divino ) Y en un sentido similar dijeron: «La mayoría de las
personas [son culpables] de robo, (LA MAYORÍA... [SON CULPABLES] DE ROBO - No se
refiere necesariamente a actos obvios de robo, sino a pequeñas trampas a la hora de hacer
negocios, con el fin de quedarse con ganancias que en realidad pertenecerían a otras personas
(Rashbam a Babá Batrá 165a)) la minoría de relaciones sexuales ilícitas, (LA MINORÍA DE
RELACIONES SEXUALES ILÍCITAS - Véase supra, capítulo 11, §1 -3) pero todos de
maledicencia indirecta». (PERO TODOS DE MALEDICENCIA INDIRECTA - Babá Batrá 165a. En
hebreo, abak lashón ha'rá, frase que literalmente quiere decir «polvo de maledicencia». Se refiere a
un tipo de habla que no entra directamente dentro de la prohibición de hablar maledicencia del
prójimo [lashón ha'rá] y, por consiguiente, la gente no suele cuidarse de no decirla. Este es un
ejemplo perfecto de un comportamiento cuyo carácter prohibido podría no estar legislado o ser
dudoso, pero que analizándolo a la luz de la razón o la búsqueda de desarrollo espiritual claramente
es nocivo y dañino) Pues debido a la naturaleza sutil de la [maledicencia indirecta], todos los
seres humanos la transgreden justamente porque no la toman en cuenta.

EL REY DAVID: PARADIGMA DE LIMPIEZA ESPIRITUAL


§5. Los Sabios afirmaron que [el rey] David se cuidaba y se limpiaba totalmente de todos
estos [actos], y era por eso que él iba a la guerra con confianza absoluta [en que ganaría].
Él solía pedir [a Dios]: «Perseguiré a mis enemigos y los alcanzaré, y no regresaré hasta
que los haya aniquilado», (PERSEGUIRÉ A MIS ENEMIGOS Y LOS ALCANZARÉ, ETC. —
Tehilim 18:38) cosa que no pidieron [los reyes] Yehoshafat, Asá y Jizquiyahu, ya que no
estaban tan limpios [de todo pecado]. (LOS SABIOS AFIRMARON QUE [EL REY] DAVID, ETC.
— Petijtá d' Ejá Rabatí 30. Ahí el Midrash dice: Hubo cuatro reyes [justos], cada uno de los cuales
pidió algo que no pidió su colega: David, Asá, Yehoshafat y Jizquiyahu. David dijo [a Dios]:
«Perseguiré a mis enemigos y los alcanzaré [y no regresaré hasta que los haya aniquilado]» (Tehilim
18:38). El Santo —Bendito Es— le dijo: «Yo haré eso por ti...» Asá se levantó y dijo [a Dios]: «Yo no
tengo la fuerza para matar a los [enemigos]. Solamente los perseguiré y Tú harás el resto». Dios le
respondió: «Yo haré eso...» Yehoshafat se levantó y dijo [a Dios]: «Yo no tengo fuerza ni para
matarlos ni para perseguirlos. Yo solamente te cantaré un canto [de alabanza] y Tú harás el resto».
Dios le respondió: «Yo haré eso...» Jizquiyahu se levantó y dijo: «Yo no tengo fuerza ni para matarlos
ni para perseguirlos, ni siquiera para entonar un canto. Yo solamente dormiré en mi lecho y Tú harás
el resto». Dios le respondió: «Yo lo haré...» Esos reyes vivieron en épocas distintas, comenzando con
el rey David y terminando con Jizquiyahu. Ramjal cita este Midrash para ilustrar la idea de que sólo el
rey David estaba tan limpio de pecado —incluyendo las pequeñas faltas— que era capaz de confiar
en su fuerza espiritual y en sus méritos para derrotar a sus enemigos, mientras que los demás reyes
precisaban de la intervención divina abierta, pues de otro modo sus faltas les hubieran impedido salir
airosos de la batalla y por ello tenían que recurrir a su fe en Dios, según los distintos niveles
espirituales en que se encontraban).

A esta cualidad suya aludió David mismo cuando dijo: «Concédeme, oh Eterno,
conforme a mi rectitud; según la pulcritud de mis manos compénsame». (CONCÉDEME, OH
ETERNO, ETC. — Tehilim 18:21) Y ahí también dijo: «El Eterno me compensó conforme a mi
rectitud, según la pulcritud de mis manos frente a Sus ojos». (EL ETERNO ME COMPENSÓ,
ETC. - lbíd. 18:25.) Ahí se refería a la pulcritud y limpieza espiritual de la que hemos hablado.
Y después vuelve a decir: «Pues confiando en Ti correré contra las tropas enemigas...»
(PUES CONFIANDO EN TI CORRERÉ CONTRA LAS TROPAS ENEMIGAS - Ibid. 18:30. El
versículo completo es: «Pues confiando en Ti correré contra las tropas enemigas y con mi Dios
saltaré los muros») [Y también:] «Perseguiré a mis enemigos y los alcanzaré». (PERSEGUIRÉ
A MIS ENEMIGOS Y LOS ALCANZARÉ - Ibid. 18:38. Todos estos versículos que Ramjal cita
demuestran que el rey David poseía una honda confianza en Dios, motivada por su certeza de la
fundamental limpieza de su alma, incluso de pequeños errores. Con esto Ramjal enfatiza que el rey
David personificó la virtud de la pulcritud y limpieza espiritual ) Y él mismo también dijo al
respecto: « ¿Quién ascenderá a la montaña del Eterno, y quién se levantará en lugar de Su
santidad? El que tenga las manos limpias y el corazón pulcro». (¿QUIÉN ASCENDERÁ A LA
MONTAÑA DEL ETERNO...? ETC. - Ibíd. 24:3-4).
Es cierto que es difícil [adquirir] esta virtud, ya que la naturaleza del ser humano es
débil, su corazón se deja seducir con facilidad y tiende a permitirse cosas [no deseables]
para que las que pueda hallar una justificación. Pero el que haya logrado desarrollar esta
virtud, habrá llegado a adquirir un nivel espiritual muy grande, pues habrá luchado en una
guerra terrible y habrá vencido.

Y ahora explicaremos los detalles de esta virtud.

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