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§1. La limpieza espiritual consiste en que el ser humano se limpie de todo rasgo negativo de
carácter y de todo pecado. (DE TODO RASGO NEGATIVO DE CARÁCTER Y DE TODO
PECADO - Ramjal habla aquí de dos cosas distintas: el rasgo negativo de carácter [midá, hdym] y el
pecado [jet, aft]. Lo primero se refiere a la dimensión espiritual de la persona (sus midot o
cualidades) y lo segundo a su aspecto físico; en otras palabras, las actitudes y sentimientos, por un
lado, y los actos por el otro. La «limpieza espiritual» [nikayón, Ver Libro] necesariamente abarca
estos dos aspectos de la personalidad humana, ya que el hombre está formado por ambos y no es
posible que llegue al estado de limpieza espiritual sin haber refinado y mejorado ambas partes de su
ser. Por otra parte, Ramjal seguramente menciona primero las cualidades negativas y luego el
pecado porque, en tanto que actos, los pecados se derivan de cualidades negativas ) Esto aplica no
solamente a pecados conocidos y evidentes, sino también a aquellos actos respecto de los
cuales el corazón se siente incitado a considerarlos como permitidos. [Son la clase de
actos] que cuando los analizamos a la luz de la verdad descubrimos que a la persona
solamente le parecen permitidos porque su corazón todavía es afectado por algún deseo
del cual aún no se ha purificado completamente, y es por eso que lo puede incitar hacia una
actitud ligera. (HACIA UNA ACTITUD LIGERA - Es decir, hacia un comportamiento que no tome en
cuenta la gravedad de los actos que realiza ).
Es en este sentido que los Sabios talmúdicos llamaron «los limpios de mente en
Yerushaláim» (LOS LIMPIOS DE MENTE EN YERUSHALÁIM — Sanhedrín 23a) a quienes
purificaban sus actos tan completamente que no sentían la menor tentación por ninguna
cosa mala.
DIFERENCIA ENTRE VIGILANCIA Y LIMPIEZA
§2. Ya ves ahora la diferencia que hay entre el vigilante y el espiritualmente limpio. (LA
DIFERENCIA QUE HAY ENTRE EL VIGILANTE, ETC. — Es decir, entre el que ha desarrollado la
virtud de la vigilancia y el cuidado [zehirut] y el que ha llegado a un estado de limpieza espiritual
[nekiyut]) Aunque ambos se asemejan en algunos aspectos, el vigilante es aquel individuo
que se cuida en sus actos, poniendo atención en no hacer aquello que tanto él como todos
los demás saben claramente que es un pecado. Sin embargo, él todavía no es dueño de sí
mismo, ya que su corazón no deja de sentirse atraído por sus deseos naturales, que
intentan demostrarle que están permitidas aquellas cosas cuya negatividad no es evidente
para todos.
La razón de eso es que aunque él se esfuerza por controlar sus impulsos y subyugar
sus deseos, no por ello es capaz de transformar su naturaleza y eliminar de su corazón los
deseos materiales, dominándolos de tal modo que, en vez de dejarse arrastrar por ellos,
sigue el camino de la sabiduría. En última instancia, la oscuridad del materialismo todavía
es capaz de seducirlo e incitarlo. (ES CAPAZ DE SEDUCIRLO E INCITARLO - Respecto de los
individuos que caen constantemente en la tentación y pecan, el hombre que se cuida a sí mismo
[zahir] posee la ventaja de que él no peca, sino que se controla y domina sus pasiones. Sin embargo,
controlar las pasiones y deseos no implica todavía una transformación real de la personalidad, puesto
que las pasiones son meramente controladas, pero su atractivo sigue estando presente ).
2) Desempeño diligente del servicio espiritual [abodá], hasta haber generado en su interior el anhelo
y el amor por Dios. Una vez que el individuo ha desarrollado al máximo las dos virtudes anteriores,
entonces automáticamente su mente se apegará a la «plenitud espiritual» [shelemut], y en eso
consiste el estado de limpieza espiritual, ya que éste esencialmente significa que el ser humano ya
no se siente atraído por lo material, sino por el crecimiento espiritual ). Pues ya habrá apagado el
fuego del deseo material de su corazón al haber reforzado en su persona el anhelo por lo
divino. Y entonces, tal como indiqué antes, su visión se habrá vuelto fina y clara, de tal
modo que no se dejará seducir ni afectar por la oscuridad de su materialismo y sus actos
serán totalmente limpios.
Era respecto de esta cualidad que [el rey] David se alegró de sí mismo y exclamó:
«Lavaré en limpieza mis manos y [entonces] rodearé Tu altar, oh Eterno». (LAVARÉ EN
LIMPIEZA MIS MANOS, ETC. — Tehilim 26:6. El rey David se refería a adquirir un estado de
limpieza y pulcritud mental y espiritual que le permitiera desempeñar adecuadamente su servicio a
Dios).
Esto es semejante a la idea que los Sabios expresaron: «Las transgresiones que el
ser humano descuida (QUE EL SER HUMANO DESCUIDA - Literalmente, «que pisa con los
talones». Se refiere a faltas que la gente suele considerar como nimias e intrascendentes y, por lo
mismo, no las suele tomar en serio ni se cuida de no cometerlas ) lo rodean a la hora del juicio».
(LAS TRANSGRESIONES QUE... DESCUIDA LO RODEAN, ETC. - Abodá Zará 18a. Cuando el
Talmud dice que esas transgresiones «rodean» a la persona el día del juicio, quiere decir que son las
que la incriminan, incluso si no ha cometido otros pecados. Por ello, Ramjal enfatiza aquí que esas
transgresiones «nimias» son precisamente de las que debe uno cuidarse para alcanzar salir
«limpios» a la hora del juicio divino ) Y en un sentido similar dijeron: «La mayoría de las
personas [son culpables] de robo, (LA MAYORÍA... [SON CULPABLES] DE ROBO - No se
refiere necesariamente a actos obvios de robo, sino a pequeñas trampas a la hora de hacer
negocios, con el fin de quedarse con ganancias que en realidad pertenecerían a otras personas
(Rashbam a Babá Batrá 165a)) la minoría de relaciones sexuales ilícitas, (LA MINORÍA DE
RELACIONES SEXUALES ILÍCITAS - Véase supra, capítulo 11, §1 -3) pero todos de
maledicencia indirecta». (PERO TODOS DE MALEDICENCIA INDIRECTA - Babá Batrá 165a. En
hebreo, abak lashón ha'rá, frase que literalmente quiere decir «polvo de maledicencia». Se refiere a
un tipo de habla que no entra directamente dentro de la prohibición de hablar maledicencia del
prójimo [lashón ha'rá] y, por consiguiente, la gente no suele cuidarse de no decirla. Este es un
ejemplo perfecto de un comportamiento cuyo carácter prohibido podría no estar legislado o ser
dudoso, pero que analizándolo a la luz de la razón o la búsqueda de desarrollo espiritual claramente
es nocivo y dañino) Pues debido a la naturaleza sutil de la [maledicencia indirecta], todos los
seres humanos la transgreden justamente porque no la toman en cuenta.
A esta cualidad suya aludió David mismo cuando dijo: «Concédeme, oh Eterno,
conforme a mi rectitud; según la pulcritud de mis manos compénsame». (CONCÉDEME, OH
ETERNO, ETC. — Tehilim 18:21) Y ahí también dijo: «El Eterno me compensó conforme a mi
rectitud, según la pulcritud de mis manos frente a Sus ojos». (EL ETERNO ME COMPENSÓ,
ETC. - lbíd. 18:25.) Ahí se refería a la pulcritud y limpieza espiritual de la que hemos hablado.
Y después vuelve a decir: «Pues confiando en Ti correré contra las tropas enemigas...»
(PUES CONFIANDO EN TI CORRERÉ CONTRA LAS TROPAS ENEMIGAS - Ibid. 18:30. El
versículo completo es: «Pues confiando en Ti correré contra las tropas enemigas y con mi Dios
saltaré los muros») [Y también:] «Perseguiré a mis enemigos y los alcanzaré». (PERSEGUIRÉ
A MIS ENEMIGOS Y LOS ALCANZARÉ - Ibid. 18:38. Todos estos versículos que Ramjal cita
demuestran que el rey David poseía una honda confianza en Dios, motivada por su certeza de la
fundamental limpieza de su alma, incluso de pequeños errores. Con esto Ramjal enfatiza que el rey
David personificó la virtud de la pulcritud y limpieza espiritual ) Y él mismo también dijo al
respecto: « ¿Quién ascenderá a la montaña del Eterno, y quién se levantará en lugar de Su
santidad? El que tenga las manos limpias y el corazón pulcro». (¿QUIÉN ASCENDERÁ A LA
MONTAÑA DEL ETERNO...? ETC. - Ibíd. 24:3-4).
Es cierto que es difícil [adquirir] esta virtud, ya que la naturaleza del ser humano es
débil, su corazón se deja seducir con facilidad y tiende a permitirse cosas [no deseables]
para que las que pueda hallar una justificación. Pero el que haya logrado desarrollar esta
virtud, habrá llegado a adquirir un nivel espiritual muy grande, pues habrá luchado en una
guerra terrible y habrá vencido.