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Cerebro y aprendizaje.

1. ¿Cómo aprende el cerebro?

Repetir una y otra vez diferentes datos, hasta que logramos memorizar una
determinada información, no es la mejor forma de aprender. Diferentes estudios
científicos han demostrado que factores cómo la sorpresa, la motivación, la
emoción, el deporte, la novedad, o el trabajo en equipo, son ingredientes
indispensables para favorecer y fomentar el aprendizaje y conocimiento.

La estrategia de educación que seguimos actualmente no es la adecuada.


Para ayudar a educar y a aprender mejor, debemos comenzar a aplicar en las
escuelas los descubrimientos sobre cómo aprende nuestro cerebro. Procesar
secuencias monótonas de información no nos enseña a enfrentarnos al mundo.
No aprendemos al memorizar, sino al experimentar, al involucrarnos y al

practicar con nuestras manos.

Para aprender es necesario introducir una novedad que logre sacar del
letargo a nuestro cerebro. De esa manera, favorecemos no sólo la atención sino
también la memoria. La información nueva y llamativa se almacena en nuestro
cerebro de manera más profunda. Según un estudio del Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT) la actividad cerebral registrada durante una clase, es similar
a la hallada viendo la televisión, es decir, prácticamente nula. Con interminables
charlas en las que se bombardea a los alumnos con información estamos

consiguiendo el efecto contrario al buscado.

Según el neuropsicólogo J.R. Gamo el cerebro necesita emocionarse para


aprender. Cuando el cerebro adquiere información novedosa lo procesa el
hemisferio derecho del cerebro (relacionado con la intuición, las imágenes y el
pensamiento creativo).
Por tanto, el lenguaje, y la charla que un profesor puede dar a sus alumnos
en clase, no juega un papel importante en el aprendizaje. Justo al contrario,

fomenta que los alumnos desconecten y se distraigan con mayor facilidad.

Para comprender cómo aprende el cerebro, es importante conocer cómo

siente, cómo procesa y almacena información.

Factores que favorecen el aprendizaje. Aprender a aprender

2. En el aprendizaje una imagen vale más que mil palabras

En situaciones muy conocidas o rutinarias el cerebro se vuelve vago. La clave


es aprovechar la búsqueda de novedad del cerebro humano. Para aprender el
cerebro necesita estímulos nuevos.

¿Cómo aprende el cerebro?

Una buena idea a la hora de enseñar consiste en pasar de lo lingüístico a lo


visual. Sustituir el discurso teórico oral por una charla apoyada por imágenes,
mapas conceptuales, vídeos y demás material audiovisual estimula al alumno, y

favorece su participación en el aprendizaje.

Ante estímulos novedosos se activa toda la corteza cerebral. Se trata de una


característica fisiológica que sirve para afrontar cualquier tipo de estímulo
independientemente de su naturaleza. Esta peculiaridad juega a nuestro favor en
el aprendizaje. Y es tan simple como introducir cambios durante nuestro
discurso como gestos, expresiones faciales, contacto ocular o cambios en la
entonación. Pero no hay nada que active más el cerebro que una imagen nueva
o un vídeo entretenido. Si logramos que se active toda la corteza estaremos
favoreciendo un pensamiento más integrado que poco tiene que ver con la
memorización forzosa y está muy relacionado con un aprendizaje eficaz y

duradero.

3. Emocionarse es vital para el aprendizaje


Seguramente todos recordemos a ese profesor o profesora que nos marcó
para bien o para mal. Si atendemos a cómo aprende el cerebro según la

neurociencia esto tiene una explicación muy sencilla.

La emoción y la cognición están estrechamente relacionadas y el diseño


anatómico cerebral es coherente con esta relación. La información que
captamos viaja primeramente por sistemas como el límbico, la parte primitiva o
emocional del cerebro. Después, es enviada a la corteza; la parte más analítica y

más nueva filogenéticamente.

La parte más emocional está conectada con estructuras relacionadas con la


supervivencia como la amígdala. Por este motivo, la amígdala está destinada a
consolidar un recuerdo de una manera más eficaz. Es importante conseguir
llegar a esta parte emocional para que la información permanezca y el
aprendizaje sea eficaz. Cómo aprende el cerebro: Por ejemplo, contar historias

es una manera magnífica de activar estructuras subcorticales y aprender mejor.

A este respecto el neurólogo mexicano Jaime Romano ha diseñado un


modelo conocido como neuropirámide. El modelo, cuenta con seis peldaños en
los que se plantea qué sucede con la información sensorial hasta que se
convierte en aprendizaje. Descubrió que el procesamiento de la información está
muy ligado a procesos emocionales.

Según Romano: “Queremos mejorar la capacidad emocional y mental de los


estudiantes, los procesos de cálculo, de comprensión, y eso repercutirá en que
aprenderán mejor las matemáticas, a leer y a entender los textos, a fijar su

atención”.

4. Trabajar con compañeros es estimulante

El cerebro se estimula cuando interactuamos con los demás y la motivación


aumenta. Si tenemos alumnos motivados, tenemos alumnos atentos; y si
tenemos alumnos atentos, es más probable que ese aprendizaje sea significativo

y lo recuerden de por vida.

Cómo aprende el cerebro: El aprendizaje cooperativo resulta de gran utilidad


en el desarrollo de habilidades sociales, sentimientos de autoeficacia,
favorecimiento de la empatía y la habilidad de escucha entre otras. Este tipo de
tarea tiene muchos beneficios siempre y cuando se plantee desde la perspectiva
cooperativa y no competitiva ni individualista. Para ello, es necesario que cada
uno alcance sus objetivos solo si los otros alcanzan los suyos. Investigaciones al
respecto han concluido que las situaciones cooperativas son superiores tato a las

competitivas como a las individualistas.

5. Las TICs (nuevas tecnologías), un aliado en el aprendizaje

Las tecnologías de la información y la comunicación favorecen la atención

sostenida y estimulan las partes más creativas de nuestro cerebro.

Marc Prensky, experto en educación, afirma que el sistema educativo actual


es anacrónico y debería ser reemplazado por otro acorde a la realidad actual.
No es sensato contar con tecnología del siglo XXI y seguir enseñando como

desde hace 200 años.

Cómo aprende el cerebro: Para conectar con las emociones y utilizar un


material que resulte significativo para los alumnos es imprescindible hacer uso
de las TICs. Tenemos que ser conscientes de que estamos tratando con nativos

digitales y por ende el formato digital es más atractivo.

Lo interactivo que tienen las tecnologías de la información favorecen que la


atención no decaiga. El material audiovisual que manejan también favorece el

almacenamiento de la información.

Todo son ventajas si sabemos hacer un buen uso de las TICs para estimular y
complementar el aprendizaje en el aula.
6. Jugar o practicar deporte también es aprender

La actividad física favorece que los músculos segreguen una proteína que al
llegar al cerebro favorece la plasticidad neuronal. Esta plasticidad se traduce en
un aumento del número de conexiones neuronales y sinapsis.

Supone un error desapuntar a los alumnos de actividades deportivas, porque


éstas favorecen el aprendizaje y la memorización. Según el profesor de la
Universidad de Barcelona David Bueno, tan necesario es aprender a enseñar en

las aulas como otorgarle peso al desarrollo y ocio personal.

7. El cerebro aprende a través del contacto con la naturaleza

Es un error mantener al alumno sentado, estático, escuchando información


de forma pasiva. El alumno ha de ser agente activo de su aprendizaje. Pero al
igual que queremos que los alumnos estén activos intelectualmente también es
importante que lo estén físicamente. Por ello, en la medida de lo posible, es muy
ventajoso salir del aula para aprender. Si bien con salir del aula conseguimos
empezar a movilizar nuevas estructuras cerebrales muy positivas para el

aprendizaje; lo ideal sería poder llevarlo a cabo en la naturaleza.

Si nos fijamos en cómo aprende el cerebro, la naturaleza es un entorno

perfecto de aprendizaje, especialmente en edades tempranas.

En el mundo de la naturaleza podemos encontrar infinidad de estímulos con


distintas formas, colores, movimiento, profundidad. Esta diversidad de
características sumado a lo beneficioso de hacer vida al aire libre favorecen el
aprendizaje eficiente. De esta manera, lograríamos los mejores resultados en la

enseñanza al menor coste posible.

8. Un buen descanso es fundamental en el aprendizaje

En ocasiones pasamos por alto la importancia de una buena alimentación


para el cerebro (el cerebro necesita vitaminas), o un buen descanso en el
aprendizaje. El descanso está íntimamente relacionado con procesos implicados

en el aprendizaje tan importantes como la memoria, la atención y la motivación.

Los horarios académicos son por lo general matinales y generalmente no


están sincronizados con los ritmos biológicos de los alumnos. Esto se debe en
parte a que las rutinas (televisión, cena, videojuegos, irse a dormir tarde) no
favorecen el descanso. Ver la televisión antes de dormir implica una alta
estimulación del sistema nervioso que dificulta el sueño. Ocurre de manera
similar con los videojuegos, el ordenador, el móvil y demás gadjets tecnológicos.
La cena muy cercana a la hora de dormir impide hacer una adecuada digestión
que dificulta el descanso. E irse a dormir tarde implica dormir menos horas y por
lo tanto al madrugar el cuerpo se resiente.

De esta manera, nos encontramos con alumnos que como zombies acuden
sin ganas al colegio. Podemos evitar que acudir a clase sea tan aversivo si
instauramos una rutina al irse a dormir. Hay que evitar una excesiva

estimulación, dormir poco o comer antes de dormir.

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