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"LES MOSTRÓ LAS MANOS Y LOS PIES"
Lc 24, 40
Según los relatos evangélicos, el
Resucitado se presenta a sus discípulos con
las llagas del Crucificado. No es éste un
detalle banal, de interés secundario. Se
trata de una observación de importante
contenido teológico. Las primeras
tradiciones cristianas insisten, sin
excepción, en un dato que, por lo general,
no solemos valorar hoy en su justa medida:
Dios no ha resucitado a cualquiera; ha
resucitado a un crucificado.
Dicho de manera más concreta, ha
resucitado a alguien que ha anunciado a un
Padre que ama a los pobres y perdona a los
pecadores; alguien que se ha solidarizado
con todas las víctimas; alguien que, al
encontrarse él mismo con la persecución y
el rechazo, ha mantenido hasta el final su
confianza radical en Dios.
La resurrección de Cristo es, pues, la
resurrección de una víctima. Al resucitar a
Jesús, Dios no solo libera a un muerto de la
destrucción de la muerte. "Hace justicia",
además, a una víctima de los hombres. Y
esto arroja nueva luz sobre "el ser de Dios".
En la resurrección no solo se nos
manifiesta la omnipotencia absoluta de
Dios sobre el poder de la muerte. Se nos
revela también el triunfo de su justicia
sobre las injusticias que cometen los
hombres. Por fin y de manera plena, triunfa
la justicia sobre la injusticia, la víctima
sobre el verdugo.
Esta es la gran noticia. Dios se nos
revela en Jesucristo como "el Dios de las
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víctimas". La resurrección de Cristo es la
"reacción" de Dios a lo que los hombres
han hecho con su Hijo. Así lo subraya la
primera predicación de los discípulos:
"Vosotros lo matasteis elevándolo a una
cruz... pero Dios lo ha resucitado de entre
los muertos". Donde los hombres ponen
muerte y destrucción, Dios pone vida y
liberación.
En la cruz, Dios todavía guarda
silencio y se calla. Ese silencio no es
manifestación de su impotencia para salvar
al Crucificado. Es expresión de su cercanía
absoluta al que sufre. Dios está ahí
compartiendo hasta el final el destino de
las víctimas. Los que sufren han de saber
que no están sumidos en la soledad radical.
Dios mismo está en su sufrimiento.
En la resurrección, por el contrario,
Dios habla y actúa para desplegar toda su
fuerza creadora en favor del Crucificado. La
última palabra la tiene Dios. Y es una
palabra de amor resucitador hacia las
víctimas. Los que sufren han de saber que
su sufrimiento terminará en resurrección.
La historia sigue. Son muchas las
víctimas que siguen sufriendo hoy,
maltratadas por la vida o crucificadas por
los hombres. El cristiano sabe que Dios está
en ese sufrimiento. Conoce también su
última palabra. Por eso, su compromiso es
claro: defender a las víctimas, luchar contra
todo lo que mata y deshumaniza; esperar la
victoria final de la justicia de Dios.
J.A. Pagola
Ejercicio
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AGRADECIMIENTO

Tu diestra me sostuvo, multiplicaste tus cuidados conmigo.

Ensanchaste el camino a mis pasos.
(Salmo 19)
Bendito el Señor que escuchó mi súplica; el Señor es mi fuerza y mi
escudo, en él confía mi corazón, me socorrió, y mi corazón se alegra
y le canta agradecido.
(Salmo 28)
Bendito el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia...
Yo decía en mi ansiedad: "Me has arrojado de tu vista";
pero tú escuchaste mi voz suplicante cuando yo te gritaba.
(Salmo 31)
Te daré gracias, Señor, por tu bondad, que es más grande que los
cielos, por tu fidelidad, que alcanza las nubes.
(Salmo 57)
Toda mí vida te bendeciré...
En el lecho me acuerdo de ti, porque fuiste mi auxilio,
a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.
(Salmo 63)
Te daré gracias de todo corazón, Dios mío,
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu gran misericordia conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.
(Salmo 86)
Es bueno dar gracias al Señor…
proclamar por la mañana tu misericordia y de noche tu fidelidad...
porque tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor, qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende ni el necio se da cuenta.
(Salmo 92)
Bendice, alma mía, al Señor y no olvides sus beneficios.
Él perdona todas tus culpas, y cura todas tus enfermedades;
Él rescata tu vida de la fosa y te rodea con su misericordia y su cariño;
Él sacia de bienes tus anhelos.
(Salmo 103)

Ejercicio
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J.A. Pagola

"EN TODO AMAR Y SERVIR"

[EE 230-237]
· Preparación
· Composición de lugar [EE 230-231]: Conviene advertir dos cosas. La primera es que el amor se
debe poner más en las obras que en las palabras. La segunda, el amor consiste en
comunicación de las dos partes, es a saber, en dar y comunicar el amante al amado lo que
tiene o de lo que tiene o puede, y así, por el contrario, el amado al amante; de manera que si
el uno tiene ciencia, dar al que no la tiene, si honores, si riquezas, y así el otro al otro.
· Petición [EE 233]: "Conocimiento interno de tanto bien recibido, para que yo, enteramente
reconociendo, pueda en todo amar y servir".
1.- Su recuerdo [EE 234].
Descubrir mi historia desde el amor: Querido por Aquél que me da la vida (creación). Querido por
el que en tal o cual ocasión (y siempre) ha sido "mi Salvador" (redención). Querido por personas
y por Dios a través de ellas. Querido también en "las noches y silencios de Dios". Todo es don
(creación, redención, dones particulares). Dios está en la realidad dando y dándose. Tenemos la
rara habilidad a veces de dar para no darnos. Un Dios excéntrico y dador, ¿qué está pidiendo?
Que yo sea así, que ponga compañía donde hay soledad, vida donde hay muerte, esperanza
donde hay apatía.
>> Magníficat: María de Nazaret reconoce "tanto bien recibido" (Lc 1,46-55).
2.- Su presencia [EE 235].
No sólo dar el don, sino estando presente. El Amor nunca se queda lejos. Es el "Yo estaré contigo"
que tantas veces aparece en boca de Jesús. Contemplar "su presencia" en las cosas y personas
que me rodean. Dios aparece en los dones habitando. Habita lo que soy y lo que hago. Tenemos
que estar enteramente.
>> Templos de Cristo y del Espíritu: (1 Cor 3,16; 6,19-20).
3.- Su trabajo [EE 236].
No sólo da y está presente, sino haciéndolo para mí. Recordar el cariño de quien te da un regalo
que ha hecho pensando en ti. Así en las personas, los acontecimientos y también las oscuridades:
el Dios amante que trabaja en lo secreto para que termine ayudándome. Ha cuidado de mí toda
la vida. El trabajo de Dios es la creación, es su Hijo Jesucristo y el sufrimiento de sus hijos.
>> "Sabemos que todo concurre al bien de los que aman a Dios" (Rom 8, 28-39).
4.- Todo es don [EE 237].
Todos los bienes y dones descienden de arriba. No hay más fuente de bien que Dios y lo que me
da es algo de Sí mismo, como del sol los rayos y de la fuente las aguas…; por eso la emoción de
los que tienen ojos iluminados del corazón. Dios está descendiendo para que el pequeño pueda
estar a su altura. ¿A qué invita? A descender hacia abajo, a no ser impositivos, a estar con los
pequeños.
>> “Reflejamos como en un espejo la gloria de Dios…" (2 Cor 3,18).
La respuesta de tanto bien recibido:
TOMAD, SEÑOR, Y RECIBID TODA MI LIBERTAD, MI MEMORIA,
MI ENTENDIMIENTO Y TODA MI VOLUNTAD, TODO MI HABER Y MI POSEER;
VOS ME LO DISTEIS, A VOS, SEÑOR, LO TORNO;
TODO ES VUESTRO, DISPONED A TODA VUESTRA VOLUNTAD.

Ejercicio
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DADME VUESTRO AMOR Y GRACIA, QUE ÉSTA ME BASTA.
· Padrenuestro y Examen de la oración.

DIOS SIEMPRE MENOR

“... mirar cóó mó Diós habita en las criaturas”
[EE 235]

Ejercicio
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Yo sé que tú cuando se
eres agota Dios
el Dios el corazón pequeño,
siempre y el Dios de abajo,
mayor. diccionario. me gusta
Te que me
nombramos Eres el Dios sorprendas
el Inefable, de la envuelto en
el Ilimitado, complicidad la ropa
el primera de lo
Inconmensur de dos ojos cotidiano,
able, que se cuando no te
el Infinito: buscan vemos
confesión en el porque
arrodillada encuentro viajamos
al borde del sin saberlo, en un
esfuerzo, y del inicio blindado
porque no germinal sin ventanas,
podemos en la fantasía al que
encerrarte y el lienzo, llamamos
en la palabra en los rutina,
ni confinarte vientres costumbre,
en el y los surcos, conocido,
proyecto. Eres el Dios archivado.
sin espacio
Hoy prefiero expulsado al
llamarte margen Benjamín
Dios siempre donde acaba González
menor. el nombre de Buelta, S.J.
Estás en el las calles,
fondo donde
del ojo apuestas por
redondo la vida
del entre basura,
microscopio donde acoges
en su viaje sin la muerte
fin entre tus
al interior de brazos,
todo lo donde la vida
pequeño. está tan cerca
de los golpes,
Eres el Dios y el
de los tres nacimiento
puntos tan cerca del
suspensivos, ocaso.

Ejercicio
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