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Ilusión o la exaltación de lo siniestro

Por Julieta Strasberg para Noticias.AR

La descripción de la obra reza así:


“Huyendo de la persecución militar durante la última dictadura en Argentina,
dos artistas, Olga y Pedro , se protegen en las afueras del pueblo de Tunuyán
en Mendoza, Argentina. Llevan una vida sencilla y aparentemente apacible.
Solo tienen un poco de vino y una gallina muerta para comer. Están
preocupados por el arte y atravesados por otra guerra: su propio vínculo. No
hay terror más fuerte que el miedo a nosotros mismos”.
Aquella descripción inicial es una suerte de eco lejano que resuena débilmente,
sin llegar a ser reflejo fiel del hecho teatral que tiene lugar cada viernes a las
21.30 horas en el Patio de Actores (Lerma 568). La obra es más, y nos deja
incómodos, resonando escenas perturbadoras, propias de una época de la
historia donde reinó la muerte, la desilusión y el desencanto.
Efectivamente, la obra es un relato de la vida de dos artistas durante la
dictadura en Argentina. Refleja tanto el impacto de estas historias marginales
que tuvieron lugar en los pueblos de nuestro país en aquella época como la
persecución vivida por aquellos artistas más críticos y expuestos políticamente.
La vida de estos dos no tiene nada de sencilla ni apacible, y la escasez de
alimentos tampoco es lo único que se manifiesta insuficiente en tiempos de
espanto. Las actuaciones de la pareja, si bien no manejan la misma energía,
destacándose la actuación de la española Pepa Luna, sirven para revelarnos
una atmósfera incómoda, asfixiante. Allí, todo está sucio, impúdico y arruinado
aún antes de comenzar.
Reproches, culpa, miseria, dolor, desamparo y muerte, son los sentimientos
que se agolpan en las turbadas mentes de esta destruida pareja. El conflicto
que atraviesa a esta pareja despareja deOlga (Pepa Luna) y Pedro (Emiliano
Masella) parece que ya los había separado mucho antes de la persecución
militar. Esas emociones oscuras se posaron y crecieron en esos cuerpos
vulnerables y vulnerados, anidando en el presente y destruyendo un porvenir
que deviene imposible.
Con el transcurrir de la obra, la llegada de unos siniestros vecinos, familia
extraña y disfuncional, irrumpirá el diminuto espacio de refugio y desolación de
estos atemorizados artistas en exilio. Una actuación jugada de este trío,
encabezado por el padre, Rufino (Luis Alberto Rego) y los hijos (Martita,
interpretada estupendamente por Sabrina San Martín y Betito, una intensa
actuación dePaulo San Martín) que, con su intervención, pondrán a prueba
una última vez la degradación de esta pareja. Junto con ellos, el poder, el
tabú, el sexo, el dinero y la muerte, serán los invitados no deseados a un
banquete con gusto a rancio.
La obra se podría dividir en dos partes, y por momentos, pareciera ser una
obra dentro de otra, tal vez como expresión del entrecruzamiento de lo
personal con lo social y político. Por un lado, se nos muestra la historia del
vínculo de la pareja, que expuesto a condiciones extremas parece no resistir
las tensiones tanto externas como internas. Allí está todo dicho, todo explícito,
el texto hace lo suyo en forma directa.
Por el contrario, la historia de la degeneración y el espanto que rodea a este
par en huída, se muestra cargado de metáforas, de sutilezas brutales e
inquietantes, morbosas y escabrosas. Una metáfora de la obscenidad y
depravación de un sistema que corrompe tanto las instituciones como los
hombres, donde el abuso del poder y el manoseo, están siempre presentes,
aún en los pequeños monstruos civiles portadores del poder de la
palabra, como denuncia o silencio. En esta parte, se apela al recurso
del teatro dentro del teatro, y como no podía faltar, los actores son forzados a
representar una pieza teatral para espectadores nada entrenados y con un
dudoso sentido del gusto. La elección de la obra la Señorita Julia,
de Strindberg, resulta pertinente por el monólogo que apela al deseo de
escapar.
Escrita y dirigida por Galo Ontivero, Ilusión es una estética interesante para
una temática que aún es difícil y necesaria ver. Arriesgada, insolente,
obscena, incómoda. Para ver y sumergirse en un mundo hediondo y
degenerado.

El Dramaturgo y Director.
Galo Ontivero es actor, director, dramaturgo y docente universitario.
Obtuvo la licenciatura en Actuación en UNA (Universidad Nacional de
Arte), se encuentra cursando la licenciatura en sociología (UNCuyo) y
es tesista de la maestría en dramaturgia (UNA), además de
perfeccionarse con el maestro Ricardo Bartis. Se desempeña como
coordinador de producción en el elenco de titiriteros del Complejo
Teatral de Buenos Aires, dirigido por Adelaida Mangani. También es
docente de la cátedra Coce de Historia del teatro y análisis de texto
de la Licenciatura en Escenografía UNA Visuales.

Acerca de Julieta Strasberg


Abogada - Mediadora - Docente Universitaria - Artista Plástica y Comentarista
de Espectáculos Teatrales
ILUSION
Dramaturgia y Dirección: Galo Ontivero

Actúan: Pepa Luna


Emiliano Masella
Paulo San Martín
Sabrina San Martín
Luis Alberto Rego

Por Jorge Caporale

Un contexto social objetivo, la década del 70, la


dictadura cívico militar argentina. Olga y Pedro, dos
actores militantes peregrinan clandestinamente para
salvarse del exterminio planificado por un Estado
genocida. Recalan en un paraje de Mendoza, en una
casilla pequeña, sin dinero, con una gallina muerta
como único alimento y la carga de una situación límite
que han vivido. Hasta aquí podría decirse que el relato
se perfila como una crónica de los avatares de los
perseguidos y su lucha para sobrevivir al horror
impuesto. Sin embargo Ilusión exige al espectador una
permanente doble lectura, ya que a poco de comenzar
se advierte que lo que se juega en la escena excede el
marco de la represión ilegal, lo trasciende sin excluirlo
y comienza a trazar un eje que atraviesa las relaciones
humanas dejando caer los velos de otros
autoritarismos, de otras frustraciones ancladas en la
amenaza exterior pero entramadas profundamente con
la intersubjetividad. En un texto donde el discurso
adquiere por momentos una sinceridad brutal Olga y
Pedro se sumergen en sus batallas particulares, en sus
reproches, en sus miserias. Exhiben el quebranto de
un vínculo que se disuelve sin remedio, en paralelo con
la ruptura del tejido social. Desde las dos perspectivas
que confluyen se ponen en jaque las relaciones de
poder en la pareja, los resentimientos, las esperanzas
deshilachadas, las culpas y la explosión de un silencio
autoimpuesto que ya no resiste el paso del tiempo.
Como complemento de esa necesaria apertura en la
visión del la obra, la irrupción de los únicos vecinos del
lugar, una familia de almaceneros, los Rufinos y sus
hijos, que se entrometen en los asuntos particulares,
que interrogan, fuerzan e incomodan permiten el
surgimiento de una forma diferente de atropello, una
metáfora más del sometimiento y la denigración. Los
Rufinos disparan el drama en distintos sentidos,
interrogan además sobre el rol del observador al forzar
la aparición del teatro dentro del teatro mostrando la
superficialidad de quien escucha un monólogo de
Strindberg como si escuchara un radioteatro. Estos
personajes aparentemente gentiles cargan la escena
de promiscuidad, de violencia solapada y abuso de
poder, todas características que siguen entroncando lo
macro y lo micro y hacen de Ilusión una obra que abre
un abanico de metáforas que pueden tener como
disparador la historia negra de una sociedad pero que
va más allá en la búsqueda de una visión global que
incluya preguntas sobre las grietas del concepto de
familia, del amor, de la libertad, de la militancia y de
las posibilidades del arte de dar cuenta del pasado y el
presente unido por sutiles puentes que desde la platea
se pueden transitar y se revelan universales. Galo
Ontivero realiza una puesta de excelencia, en la
marcación de actores y en la concepción del espacio
generando un clima opresivo que surca el aire desde el
comienzo hasta el giro dramático final. Un trabajo en
equipo que se completa con la lograda escenografía de
Paula Molina y la correcta iluminación de Leandro
Crocco. Los actores y actrices, Pepa Luna, Emiliano
Masella, Paulo San Martín, Sabrina San Martín y Luis
Alberto Rego, responden a la propuesta con labores
afinadas, en el tono justo, interpretando el camino
delineado con absoluta solvencia, dando muestras de
compromiso y talento para engrandecer un trabajo
complejo y cargado de una tensión que no puede dejar
indiferente al espectador porque no deja de
involucrarlo. Ilusión es una propuesta de
imprescindible visión, que conmociona y prestigia al
teatro independiente, asumiendo los riesgos temáticos
y estéticos que nunca debiera abandonar. Magnífica.

Ilusión
De Galo Ontivero
Actúan: Pepa Luna, Emiliano Masella, Luis Alberto Rego, Paulo
San Martín, Sabrina San Martín
Prensa: Laura Brangeri
Dirección: Galo Ontivero
Arrancamos un viernes frío. Muy frío; las horas van pasando con
éxito rutinario y uno sabe que en horas estará nuevamente
recorriendo una distancia más que prudencial para acercarse a ver
otra obra teatral. Cansado de la rutina diaria uno espera que
Ilusión, la obra teatral a cubrir, rompa esta rutina teatral que se va
apoderando en el teatro alternativo.
Ilusión no sólo no defraudo sino que su trama hizo
olvidarme de la distancia que uno acostumbra a hacer por lo
menos un par de veces a la semana sino que rompió la
rutina teatral mencionada. ¿El frío? Desapareció por
completo gracias a los actores y actrices que lograron
atrapar a todos los espectadores y no es para menos, la
sinopsis bien lo aclara: Dos artistas Olga y Pedro huyen del
gobierno militar en nuestro país y toman como refugio un
lugar de Mendoza. Despojado de todo intentan sobrevivir a
las necesidades básicas pero más aún intentan superar el
pasado reciente añorándolo por momentos y recriminando
el accionar de cada uno de ellos tiempo atrás.
Un drama que no deja lugar a risa y cuando ocurre es producto
de la tensión que transmite al espectador Ilusión busca transmitirle
al público una historia que no dejaría de ser secundaria e
irrelevante si no fuera por los diferentes recursos asertivos
encontrados a lo largo de toda la obra.
Pedro y Olga se encuentran ocultos, así como debía estar
un revolucionario o reformador durante el gobierno militar.
Solo se comunican con un dueño de un almacén próximo y
sus dos hijos quienes de manera sorpresiva y en busca de
una información en particular les realizaran una visita un
poco incómoda pero necesaria para conocerlos bien y saber
quiénes son en verdad y que buscan o mejor dicho de
quienes escapan.

Ilusión es una obra para ver antes que salga de nuestras


alternativas semanales, es una obra ideal para finalizar la
rutina laboral y comenzar el fin de semana, ese que
debemos aprovechar para crecer, para ser activos en
nuestro tiempo ocio y no simples receptores sin poder de
crítica alguna. Esto nos brinda Ilusión, el poder crecer con
sólo el hecho de recordar, pensar y activarnos de tal manera
que el frío ambiental y cerebral se ausenten por un tiempo .

PATIO DE ACTORES
Lerma 568
Reservas: 4772-9732
Entrada: $ 120,00 / $ 100,00 - Viernes - 21:30 hs - Hasta el
28/08/2015

Sergio Di Crecchio
LEEDOR.
“En la dictadura se hizo presente cierto fascismo
artístico”, Galo Ontivero
ADRIANA SANTA CRUZ
on 30 junio, 2015 at 14:15

No hay terror más fuerte que el miedo a nosotros mismos: básicamente, esto es lo que
sienten Olga y Pedro, quienes huyen de la persecución militar durante la última
dictadura y que deberán enfrentarse a otra guerra, la que generan sus propios vínculos.
Galo Ontivero estrenó hace muy poco Ilusión protagonizada por Pepa Luna, Emiliano
Masella, Paulo San Martín, Sabrina San Martín y Luis Alberto Rego. La obra se puede
ver todos los viernes a las 2130 en el Patio de Actores (Lerma 568).

Galo nos habla de su obra, de la dictadura, de los vínculos y de su propio proceso de


escritura.
¿Cuánto de autobiográfico tiene Ilusión?

La obra nace en el taller de dramaturgia de Susana Torres Molina, en la maestría de


dramaturgia UNA. Susana nos pide trabajar una obra teniendo como marco la dictadura
militar, entre otros temas propuestos. Entonces, a partir de un recuerdo de la niñez,
surge un relato que se cruzaba entre discusiones de mis padres sobre una pareja de
actores que, huyendo de los milicos, habían muerto en las cercanías del Manzano
histórico en Tunuyán. Podría decir que lo autobiográfico es la escucha de ese relato,
aunque, para ser honesto, son las discusiones entre mis padres lo verdaderamente
autobiográfico: eso que resuena en mi memoria y en mis emociones, lo que me desnuda
como autor en la obra.

¿En general sos de apelar a la memoria emotiva o a tus recuerdos para escribir?

No siempre. Aunque es cierto que todos mis trabajos como autor tienen algo de mi vida.
Lo cierto es que a veces los trabajos parten de una película, de un texto, o de una escena
que veo en la calle. Luego empiezo a escribir, y tarde o temprano se cuela algo de mi
vida. Así es el proceso, que se reitera pero que no lo estoy pensando a priori. Luego, a
veces, demasiada conciencia me traiciona y genero algunos procedimientos
dramatúrgicos que no siempre revelan la verdadera obra. Creo que Ilusión es una obra
que me encuentra más cercano a quien soy, no por el relato, sino por lo que resuena de
ese relato.

¿Qué buscaste reflejar acerca de la dictadura?

En principio, fue la violencia objetiva que produjo una violencia subjetiva sin igual en
la historia social argentina; la violencia como una institución que se instauró en los
vínculos más cercanos, en los vínculos familiares, que intentó anular las relaciones de
solidaridad, que construyó en la cultura de lo ominoso en la cultura argentina, que
construyó “La Muerte” así con mayúscula. Es cierto que la obra transcurre en Mendoza.
Algunos conocidos que han visto la obra me dicen que es singular ver lo que sucedía en
las provincias en la dictadura. En las provincias lo ominoso y lo siniestro transcurría, al
igual que Buenos Aires, pero con la carga histórica propia de cada región. En definitiva,
intenté mostrar cómo el terror que instauró la dictadura estaba tanto por fuera como
dentro de los vínculos.

¿Cuál es el cruce entre arte y dictadura que propone la obra?

Pensar la dictadura como un proceso histórico aislado podría responder esta pregunta de
una manera bastante simple: la dictadura es la objetivación de un proceso de
pauperización cultural sin igual, producto de los exilios y de una economía cultural que
veló procesos artísticos y educacionales valiosísimos para la sociedad argentina. Pero la
dictadura no es un proceso aislado, es un proceso producto del pasado y que resuena en
nuestro presente. En la dictadura se hizo presente cierto fascismo artístico que hoy por
hoy se ha naturalizado. Está instalado y naturalizado en la producción, en la espectación
y hasta en la misma crítica. Podremos estar en tensión con ese proceso, pero creo que la
dictadura consolidó ese proceso. En la especificidad de la obra, lo relataba en otra
entrevista pedida por otro medio, hay un momento donde se representa una escena
de Señorita Julia de Strindberg: uno de los personajes ante la pregunta sobre qué
esSeñorita Julia responde que es una telenovela. En ese simple gesto se trata de mostrar
las pauperización de la cultura y el fascismo en la mirada.

¿Tuviste en cuenta otros textos sobre ese mismo tema?

Creo que es indudable que siento una admiración por maestros como Gambaro,
Pavlovsky y Veronese y, claro está, la dramaturgia de Susana Torres Molina. Además,
comparto totalmente los escritos de Slavok Zizek sobre la violencia y que fueron
basales en la construcción de la obra.

¿Qué propone la obra acerca de los vínculos?

Me gustaría decir lo que vieron los primeros espectadores sobre los vínculos. Mi pareja,
Emiliano, me dijo que veía “cierta sodomización de la familia hacia el amor en la
pareja, hacia la posibilidad del amor en la pareja”. Confío plenamente en su mirada.
Pedro y Olga, la pareja perseguida, tienen problemas conyugales que arrastran desde
hace años, han llegado a un lugar límite; creo que, si no aparecen la familia de los
Rufinos, por más divertidos que parezcan en el relato de la obra, Pedro y Olga no
llegarían a tomar la decisión radical que toman. Lo que habita en la obra es la ilusión de
que todo sea distinto a como se plantean las circunstancias. El terror de la dictadura es
una de esas circunstancias. El terror a los seres cercanos, a ellos mismos, es quizás, de
mayor relieve.

Galo Ontivero es actor, director, dramaturgo y docente universitario. Obtuvo la


licenciatura en Actuación en UNA (Universidad Nacional de Arte), se encuentra
cursando la licenciatura en sociología (UNCuyo) y es tesista de la maestría en
dramaturgia (UNA), además de perfeccionarse con el maestro Ricardo Bartis. Se
desempeña como coordinador de producción en el elenco de titiriteros del Complejo
Teatral de Buenos Aires, dirigido por Adelaida Mangani. También es docente de la
cátedra Coce de Historia del teatro y análisis de texto de la Licenciatura en
Escenografía UNA Visuales.

Dijo el crítico teatral Jorge Caporale:

Galo Ontivero realiza una puesta de excelencia,


en la marcación de actores y en la concepción
del espacio generando un clima opresivo que
surca el aire desde el comienzo hasta el giro
dramático final. (…) Los actores y actrices, Pepa
Luna, Emiliano Masella, Paulo San Martín,
Sabrina San Martín y Luis Alberto Rego,
responden a la propuesta con labores afinadas,
en el tono justo, interpretando el camino
delineado con absoluta solvencia, dando
muestras de compromiso y talento para
engrandecer un trabajo complejo y cargado de
una tensión que no puede dejar indiferente al
espectador porque no deja de involucrarlo.
Ilusión es una propuesta de imprescindible
visión, que conmociona y prestigia al teatro
independiente, asumiendo los riesgos temáticos
y estéticos que nunca debiera abandonar.
Magnífica.

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