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1. LA ROMANIZACIÓN
El Imperio Romano fue, sin duda, el mayor imperio del mundo antiguo. La intervención de Roma en la
Península Ibérica se produjo en el contexto histórico de la segunda guerra púnica. Cartago y Roma, las dos
grandes potencias del Mediterráneo occidental, se disputaban el dominio de los países limítrofes.
LA ROMANIZACIÓN fue el proceso de aculturación de las zonas conquistadas por Roma. Mediante este
proceso los pueblos conquistados se adaptaron a las formas de vida romanas, asimilando desde la lengua
hasta la religión y pasando por las costumbres y el derecho romano.
Los pueblos conquistados perdieron generalmente su lengua y gran parte de sus tradiciones, pero muchas
de sus costumbres pervivieron. Sólo las costumbres que contradecían alguna tradición romana eran
eliminadas. Así pues, las religiones monoteístas, como el judaísmo y el cristianismo, no fueron aceptadas,
debido a que negaban el politeísmo.
Julio César y Augusto fueron los grandes impulsores de la romanización. Promulgaron leyes y favorecieron
el desarrollo cultural en las zonas conquistadas a través de la apertura de centros de gramática y lugares de
enseñanza de la cultura romana.
El vehículo más importante para la romanización fue la expansión del latín, que se fue imponiendo hasta
desplazar a las lenguas vernáculas. El euskera es la única lengua que ha sobrevivido en nuestras tierras. En
esta expansión lingüística, un factor decisivo fue el ejército, que con su movilidad favoreció la implantación
del latín en todo el territorio.
ECONOMÍA
Se pasó de una sociedad rural, agrícola-ganadera autosuficiente, a una nueva sociedad urbana, abierta al
comercio internacional, nuevos cultivos, explotación de minas e industrias primitivas.
La base del sistema productivo era la mano de obra esclava. Hispania quedó integrada en un sistema de
Producción Esclavista. Se propició una economía de tipo Colonial: de Hispania se exportaban materias
primas a Roma y de ésta se importaban productos manufacturados.
SOCIEDAD
Los romanos tomaron de los etruscos un esquema urbano regular (dameroortogonal) que hicieron
universal. Se trataba de una ciudad protegida por murallas, con cuatro puertas orientadas a los puntos
cardinales. Existían dos vías principales, la decumana y el cardum, que convergían en el foro alrededor del
cual se organizaban los edificios públicos.
RELIGIÓN
La religión romana padece una fuerte influencia de la religión griega. A partir del siglo V, los griegos
transmitieron a Roma numerosos dioses y héroes como Apolo, Mercurio, Hércules, …. La religión romana
desplazó también la variedad de religiones autóctonas peninsulares.
A partir del siglo III el cristianismo se difundió por Hispania y sus seguidores fueron perseguidos hasta la
proclamación del edicto de Milán (313) que declaró la libertad religiosa.
CONCLUSIÓN
La llegada de los romanos a la península Ibérica provocó una serie de cambios políticos, sociales y
culturales. La romanización dio a Hispania una identidad propia y la introdujo de lleno en un Imperio que
sería fundamental en la evolución de la historia de la humanidad. Muchos de esos elementos han llegado
hasta nuestros días y nuestra sociedad tiene esas raíces en aspectos tan diversos como la lengua (que
proviene del latín) o el derecho romano, además de infinidad de obras públicas: teatros, puentes, murallas,
acueductos… Nuestra forma de vivir está inevitablemente influenciada por el legado romano.
TEMA 1: EDAD ANTIGUA Y EDAD MEDIA EN ESPAÑA CURSO: 2º BACHILLER Página 3
CONCLUSIÓN.
Durante la Reconquista, la cultura árabe dejó su huella no solo en la lengua española, sino también en las
costumbres, arte y cultura de toda la Península Ibérica y esa influencia jugó un importante papel en su
evolución histórica. Fue un período largo, de siete siglos, determinante para la conformación de la España
actual. Hoy día todavía podemos apreciar muchísimos vestigios de la ocupación musulmana.
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EL REINO DE ARAGÓN
Alfonso I el Batallador. Dejó como herederas a las Ordenes Militares de los Templarios, Hospitalarios y
Santo Sepulcro. Así que los aragoneses nombraron rey a Ramiro y los navarros a García Ramírez, con lo que
ambos reinos se volvieron a dividir. La hija de Ramiro el Monje, Petronila, se casó con el Conde Ramón
Berenguer IV de Barcelona, uniendo Aragón y Cataluña.
Alfonso II el Casto, hijo del anterior matrimonio, fue el primer rey de Aragón y Conde de Barcelona. A su
muerte sus dominios se dividieron entre sus hijos Pedro y Alfonso. Con la aparición de la "herejía
albigense", los aragoneses lucharon contra los cátaros en la Cruzada organizada por Inocencio III. La batalla
de Muret (1213) fue decisiva, pues con la derrota de Pedro II el Católico la corona de Aragón perdió todas
sus oportunidades para dominar el Mediodía Francés.
Jaime I el Conquistador. Los objetivos de la Corona de Aragón se centraron en la reconquista peninsular y
en el Mediterráneo. Conquistó Valencia y Baleares.
Pedro el Grande. Ocupó Sicilia aprovechando la matanza de las "Vísperas sicilianas". Su hijo Alfonso III el
"Liberal" fue rey de Aragón y su hermano Jaime II rey de Sicilia.
Jaime II. Continúa la expansión mediterránea logrando los ducados griegos de Atenas y Neopatria y
ocupando la isla de Cerdeña.
Pedro IV el Ceremonioso. Durante su reinado, la Corona de Aragón entró en conflicto con la Castilla de
Pedro I el Cruel, en la denominada ‘Guerra de los dos Pedros’. Esta guerra terminó con la muerte de Pedro I
y la llegada al trono castellano de la dinastía Trastámara
Martín I el humano. Al morir sin descendientes su dinastía se extinguió y fue elegido rey de Aragón
Fernando I de Antequera de la dinastía castellana Trastámara, mediante el "Compromiso de Caspe" en
1412.
La conquista de Nápoles por Alfonso V completó el Imperio de Aragón que llegó a ejercer una verdadera
hegemonía en el Mediterráneo
Juan II. Cataluña fue escenario de una guerra civil, que duró diez años (1462-1472). Al rey lo apoyaron el
Clero, la nobleza y los campesinos. La Generalitat destronó a Juan II.
El matrimonio del príncipe Fernando II con Isabel de Castilla (Reyes Católicos) fructifica la unidad de los
dos reinos peninsulares.
CONCLUSIÓN.
Castilla y Aragón llegan a finales de la Baja Edad Media sumidas en las tensiones surgidas del
enfrentamiento entre la monarquía y la nobleza. Si bien fue un periodo de gran mortandad por la peste y
las continuas guerras civiles, sentó las bases para el nacimiento del Estado moderno, caracterizado por la
formación de una monarquía autoritaria capaz de centralizar todo el poder en la Corona.