Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
I. TEMARIO ADMINISTRATIVO.
A.3. DERECHO.
A. 5. PROTECCIÓN CIVIL.
A. 6. PSICOSOCIOLOGÍA.
17. Aptitudes físicas y psicológicas del Bombero. Seguridad básica del Bombero. Precauciones
generales y ante peligros concretos.
18. Comportamiento humano en situaciones límite y de emergencia.
C.1. SOCORRISMO.
C.2. SALVAMENTOS.
D.1. MATERIAL.
48. Equipo personal del Bombero.
49. Equipos de protección respiratoria.
50. Trajes de protección personal.
51. Cuerdas, tiros y material de amarre.
52. Escalas.
53. Aparatos para sistemas de agua. Bombas.
54. Material de elevación y tracción.
55. Material de corte, separación y desencarcelación.
56. Herramientas de Bombero. Usos múltiples.
D.2. VEHÍCULOS.
E.2. CONSTRUCCIÓN.
E.3. INSTALACIONES.
E.4. TELECOMINICACIONES.
E.5. TOPOGRAFÍA.
E.7. MECÁNICA.
E.8. INFORMÁTICA.
1. OBJETIVOS Y FINES.
El objetivo general de los Servicios es la protección de las personas y los bienes comprendidos en
sus ámbitos territoriales, disponiendo de los medios adecuados para intervenir en cualquier lugar
donde los riesgos existentes pueden originar un accidente.
Las actividades se pueden dividir en dos grandes grupos: las preventivas y las operativas. Se
pueden establecer los siguientes subgrupos: extinción de incendios, salvamentos, retenes de
prevención y varios.
A) Prevención.
Operación característica del Servicio y llevada a cabo en exclusiva por el personal operativo. La
clasificación de los incendios en función de la naturaleza del combustible se ajustará a la que se
establezca en la norma UNE 23010 y 23011 siendo más importante la que se refiere a
características determinativas de los medios para su intervención, de lo que se desprende la
tipificación en: Incendios poblacionales rurales, incendios poblacionales urbanos, incendios
industriales e incendios forestales.
Incendios poblacionales rurales: Son incendios de edificios en instalaciones o zonas sin
estructura urbana. En general, presentan dificultades para establecer un aprovisionamiento eficaz
de agua.
Incendios poblacionales urbanos: Son incendios en edificios, en áreas o zonas con estructura
urbana. El suministro de agua para extinción es función de la existencia y efectividad de la red
contra incendios.
Incendios industriales: En edificios e instalaciones ubicadas en zonas normalmente con
estructura urbana. Suele existir una alta concentración de materiales peligrosos.
Incendios forestales: Incendios en masas vegetales con gran dificultad de acceso en general. El
abastecimiento de agua necesaria es normalmente difícil por su situación o distancia.
C) Salvamentos.
E) Varios.
Servicios en los que además de procurar protección para bienes materiales pueden presentarse
operaciones de salvamentos de personas o de animales simultáneamente y que pueden ser
determinantes de urgencia o no.
2. ÁMBITO TERRITORIAL.
El ámbito dado podrá ir desde el Estado hasta el Municipio, pasando por los Entes Autonómicos
y las Diputaciones Provinciales. Analizadas y valoradas las funciones se propondrá el ámbito que
resulte más eficaz para la actuación de los Servicios.
3. ESTUDIO DE FUNCIONES.
Todos los riesgos de una zona deberán ser objeto de un proyecto de evaluación de riesgo y de
dimensionado de los medios de protección contra incendios necesarios. Estos medios de
protección deberán contemplarse en las ordenanzas o reglamentos de protección contra incendios.
El tiempo invertido por el Personal de los Servicios en el desempeño de estas funciones es sólo
de 7% al 17% de su tiempo de presencia en los Parques.
Las actuaciones de los Servicios puede calificarse en 5 grados de peligrosidad. El nivel de menor
peligrosidad, el 5º grado utilizará una primera salida y con menos de 6 hombres se conseguirá
una actuación con éxito que cubre el 38% del total de servicios. En el 4º grado se empleará una
primera salida con 6 a 8 hombres y se cubrirá con eficacia hasta el 45% de los servicios. En el 3er
grado se requerirá dos salidas con más de 8 hombres y se cubrirán con éxito el 86% de los casos.
El 2º grado comprenderá los grandes incendios (forestales e industriales) para los que se
requieren muchas colaboraciones y una participación masiva de medios y personal. El 1er grado
comprenderá las grandes catástrofes para las que deben preverse una minuciosa colaboración
entre los distintos Servicios.
Los partes de actuación y los informes técnicos deberán recoger todos los pormenores de los
riesgos y la forma de actuación de los distintos equipos. Los planes de actuación en emergencia
de los riesgos específicos deberán preparase con antelación por las propiedades de los riesgos.
C) Medios materiales.
Todos los medios materiales necesarios para la intervención en siniestros deberán estar
normalizados. Las adquisiciones de material deberán obedecerá las necesidades puestas al
descubierto por la evaluación de riesgos.
El mantenimiento preventivo podrá efectuarse en gran parte por el personal de las primeras
salidas, y sólo los equipos hidráulicos y especiales que requieran utillajes o dispositivos de
control complicados se deberán tratar en un ámbito superior al Parque.
D) Personal.
La prestación del Servicio por parte del personal operativo y técnico deberá regularse mediante
unos Reglamentos. Las actividades interiores de los Parques que comportan trabajos periódicos
deberán contemplarse en instrucciones y normas de régimen interior.
Los sistemas retributivos del personal dadas las especiales condiciones de prestación de los
servicios deberán ser objeto de un tratamiento diferenciado al resto de funcionarios. La selección
y ascenso del personal deberá hacerse con criterios muy objetivos que requerirá una normativa
especial.
La formación del personal operativo deberá ser eminentemente práctica (maniobras) sobre la
utilización de los equipos y aparatos. No obstante también deberán recibir formación teórica de
carácter general. La formación física y los deportes serán la base permanente del personal
operativo.
Los mandos intermedios y los técnicos deberán tener una formación superior, participando
periódicamente en cursos de perfeccionamiento que requieren instalaciones y campos de
maniobras muy costosos. La preparación de la formación del personal requerirá disponer de un
centro de estudios y documentación.
E) Administración.
Los conceptos de gasto más importantes de los Servicios serán los de personal y las inversiones
de compra de nuevos medios. Los gastos de funcionamiento técnico tienen una incidencia sobre
el coste total muy bajo.
Una ley de los Servicios Contra Incendios y Salvamentos resulta fundamental para regular los
ámbitos de los Servicios, las competencias y responsabilidades.
Las jefaturas de los Servicios deberán corresponder a funcionarios técnicos de carrera y estarán
por debajo de los órganos o entes políticos que se determine según el ámbito de actuación.
Obsérvese que el tradicional ámbito municipal que la Ley de Régimen Local de 1.955 asignaba a
los Servicios, tiene los valores menores de eficacia. En cambio la valoración más alta
corresponde al ámbito provincial que la propia Ley asignaba cuando los Servicios Municipales
estuviesen insuficientemente dotados.
4. ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO.
Los SEIS deberán disponer de las siguientes secciones: Lucha contra siniestros, administración,
prevención y de los siguientes negociados: Mantenimiento y conservación (talleres, almacenes),
control central, formación.
Los Cuerpos de Bomberos de cada municipio o colectividad quedarán adscritos al servicio del
Ente de mayor ámbito que les corresponda (provincia o ente metropolitano).
A) Forma de gestión.
Una vez programada la implantación del Servicio deberá establecerse los convenios de
colaboración, formas de actuación en determinadas emergencias, delimitación de funciones, etc.,
para evitar interferencias con aquellos servicios o entidades cuyas actividades sean afines con los
SEIS o que colaboren con ellos.
Reglamento general de los servicios. Comprenderá todas aquellas normas y condiciones que
definen las actividades a desarrollar por los distintos departamentos y secciones técnicas, ámbitos
territoriales, funciones de inspección y control, escala de mando, interrelaciones entre distintos
estamentos del propio Servicio o ajeno, relaciones con los medios de información, autoridades,
definición de las actuaciones, uniformidad, material, equipo personal,...
Reglamento de régimen interior y estatutos del personal. Este reglamento comprenderá: régimen
de funcionario, categorías y puestos de trabajo, formas de ingreso, formación profesional,
ascensos, derechos y deberes, equipo personal, pensiones, recompensas y sanciones, jornada
laboral, régimen de retribuciones, pluses,...
C) Coordinación operativa.
Se preparan las bases para la redacción de instrucciones, planes de emergencia, etc., que deberán
establecerse para que dentro del normal desarrollo de las actividades del Servicio su efectividad
sea óptima. A título enunciativo podría comprender: Normas para salidas tipo, plan de
emergencia para grandes incendios, plan de emergencia para grandes catástrofes,
comunicaciones, mando operativo, logística, planes de emergencia accidentes de circulación,
salvamentos montaña, espeleología, salvamentos marítimos o fluviales, radioactividad, apeos,
contaminación, régimen de turnos rotativos de mandos en el Centro de Comunicación y Control,
Zona y Parque, actuaciones conjuntas con otros SEIS, actuaciones conjuntas con otros
estamentos.
5. FINANCIACIÓN.
La elevada cuantía de los costos de primer establecimiento o mejora de los Servicios obligará a
preparar presupuestos de inversiones por parte de los entes gestores.
La financiación de los costos de funcionamiento de los SEIS podría establecerse con las
siguientes aportaciones:
a) Tasas por prestación de servicios de prevención y extinción de incendios. Algunos servicios
prestados con carácter no urgente podrían ser objeto de unas tasas especiales por prestación de
servicios, que nunca deberán hacerse extensivos a los servicios urgentes y de salvamentos.
b) Las entidades locales (Ayuntamientos y Diputaciones) beneficiadas por la actuación del
Servicio.
c) El Estado, a través de sus Entes Autónomos.
d) Empresas privadas para la cobertura del Servicio, mediante convenios.
e) Entidades públicas para la cobertura del Servicio mediante convenios.
TEMA 2. INTRODUCCIÓN. EL CONSORCIO PROVINCIAL CONTRA
INCENDIOS Y SALVAMENTOS DE CÁDIZ.
1. CREACIÓN.
Hasta 1.982, año de la constitución del Consorcio, los únicos servicios contra incendios
existentes en nuestra provincia se encontraban ubicados en los municipios de Algeciras, Cádiz,
Jerez de la Frontera, La Línea de la Concepción y Puerto de Santa María, siendo los medios tanto
técnicos como humanos con que contaban, en la mayoría de los casos insuficientes para cubrir
sus propias necesidades, por lo que difícilmente se podía pensar que atendieran las demandas de
una provincia con una extensión de 7.385 km2, y una población de derecho, repartida en 43
municipios, que superaban el millón de habitantes, notoriamente incrementada en la época
estival, con la cada vez mayor afluencia de visitantes a nuestras costas.
Por otra parte, la situación de estos Parques en nuestra geografía provincial, hacían ineficaces sus
posibles intervenciones en aproximadamente las tres cuartas partes de la misma, debido
fundamentalmente al retraso que imponían las distancias a recorrer, incrementadas en muchos
casos por las dificultades orográficas del terreno.
En otro orden de casos, la falta de formación del personal, la práctica inasistencia técnica al
mismo y la incompatibilidad de medios materiales por ausencia de homologación a la hora de su
adquisición, llevaba a una deficiente actuación de estos servicios en los diferentes siniestros,
agravándose todo ello en las actuaciones conjuntas, debido a la significativa descoordinación.
Asimismo, los elevados costes que supone el sostenimiento de un Servicio de estas características
de una parte, y los escasos recursos económicos municipales de otra, hacían impensable la
creación de nuevos Parques de Bomberos en otros puntos de la provincia en un futuro inmediato.
Ante la problemática situación expuesta, y deseosa de encontrar una solución válida, así como
económicamente soportable, la Excelentísima Diputación Provincial promueve los estudios
técnicos necesarios con objeto de encontrar una fórmula que diera la respuesta adecuada al
problema planteado.
Estos estudios, así como las intensas gestiones realizadas con las distintas Corporaciones
Locales, generaron como resultado la adopción del modelo Consorcio, como fórmula capaz de
proporcionar a la provincia una estructura de servicio, acorde con sus riesgos y de garantizar una
actuación rápida y eficaz en todo su territorio.
De esta forma, y tras la presentación de los citados estudios, se llega a la autorización mediante
Orden de la Junta de Andalucía de fecha 2/11/81 del Estatuto del Consorcio Provincial Contra
Incendios y Salvamentos de Cádiz, para prestar a la provincia de Cádiz el Servicio Contra
Incendios y Salvamentos. Tras ello se celebra la reunión constitutiva del citado Consorcio el
20/01/82, y definitivamente el 1/07/82 comienza su andadura, habiéndose creado una estructura
técnico-operativa básica para la coordinación de los diferentes Servicios Contra Incendios
municipales integrados, y la puesta en funcionamiento como ente provincial de prestación del
Servicio.
2. FUNCIONES.
Atendiendo a lo especificado en los Estatutos del Consorcio (art. 1.1), este tiene por finalidad
prestar a la provincia de Cádiz el Servicio Contra Incendios y Salvamentos, realizando para ello
las misiones de auxilio, rescate, salvamento y protección contra siniestros que amenacen la
seguridad de las personas y bienes, así como la prevención y la investigación para con ello evitar
riesgos.
3. ENTES CONSORCIADOS.
4. FINANCIACIÓN.
El Consorcio, desde su creación, cuenta con autonomía económica propia, rigiéndose por sus
propios presupuestos, los cuales se nutren en casi un 94% de los ingresos procedentes de las
aportaciones de los Entes Consorciados, y el resto de conciertos con otros organismos y
subvenciones destinados generalmente a inversiones.
El coeficiente por el que se determina la aportación económica de los entes Consorciados se rige
por el número de votos asignados a cada Corporación Consorciada.
A su vez, este número de votos viene determinado en función de los índices correctores que
anualmente aprueba la Junta General.
5. ORGANIZACIÓN FUNCIONAL.
Para la dirección, inspección y coordinación de los servicios administrativos y operativo-técnicos
del Consorcio existe un Gerente como figura responsable ante la Presidencia del Consorcio.
El Consorcio, atendiendo a las funciones que realiza, se divide en dos áreas, una de
Administración General y otra de Administración Especial.
Administración General.
Administración Especial.
Esta área, para un racional desarrollo de sus funciones, se subdivide en dos Departamentos,
siendo estos los de Lucha Contra Siniestros y otro Gabinete Técnico. El Director Técnico es el
responsable de las actividades de Administración Especial.
Como responsable de cada zona existe un Técnico Jefe de Zona, asistido por un Suboficial Jefe
del Parque Central de Zona. En cada Zona existe un Parque Central de Zona donde se centralizan
la dirección operativo-técnica y se coordinan los servicios a prestar en la misma. Este parque
tiene capacidad de apoyo logístico y operativo a los parques de la zona. Asiste a parques de tipo
principal y de tipo retén.
Los parques principales tienen capacidad de actuación en sectores de la zona y de apoyo a otros
parques retenes de su entorno. Los parques retenes tienen capacidad de actuación en su localidad
y las limítrofes, cubren riesgos bajos.
TEMA 3. REGLAMENTO DE RÉGIMEN INTERIOR.
1. TRÁMITE DE APROBACIÓN.
En la Junta General el 20/12/1.985 al punto 20 del orden del día, acordó aprobar
provisionalmente el Proyecto de Reglamento de Régimen Interior. Se publicó el 6/6/1.986 el
texto íntegro del Reglamento de Régimen Interior del Consorcio Provincial Contra Incendios y
Salvamentos de Cádiz.
2. REGLAMENTO.
Art. 1º. El CPCIS es un servicio de carácter público y tiene como misión el auxilio, el rescate,
salvamento y la protección contra incendios y demás peligros que amenacen la seguridad de las
personas y sus bienes. Así como, ejercer la prevención e investigación.
Art. 2º. La plantilla formada por funcionarios de carrera, interinos o contratados.
Art. 3º. Los componentes de los Parques de Bomberos no podrán ser utilizados, salvo casos
excepcionales, para realizar funciones especificadas.
Art. 4º. Realizará sus funciones dentro del ámbito geográfico y excepcionalmente fuera de él.
Art. 5º. El Presidente ostentará la máxima representación y mando del CPCIS.
Art. 6º. Los funcionarios de carrera no pertenecientes a los cuerpos nacionales se encontrarán
encuadrados en los siguientes grupos:
- Grupos de administración general: Técnico, administrativo, auxiliar, subalterno.
- Grupos de administración especial: Técnico, servicios especiales.
2.2. Título II: organización y estructura funcional.
3. DISPOSICIÓN ADICIONAL.
Defensa jurídica. El CPCIS se hará cargo de las fianzas de aquellos funcionarios de este
Consorcio, siempre que el hecho que lo haya motivado sea consecuencia del ejercicio de sus
funciones y de que la Corporación no sea parte contraria.
4. DISPOSICIÓN TRANSITORIA.
5. DISPOSICIÓN FINAL.
El presente reglamento podrá ser modificado en cuanto precise para el cumplimiento de sus fines
y de su propia organización, dando audiencia la corporación a la Junta de Personal.
TEMA 4. REGLAMENTO DE VOLUNTARIOS EN EL CONSORCIO
PROVINCIAL CONTRA INCENDIOS Y SALVAMENTOS DE
CÁDIZ.
Artículo 5º. Para ingresar como Voluntario en el CPCIS de Cádiz se deberán cumplir los
siguientes requisitos:
1) Ser Voluntario de Protección Civil.
2) Presentar certificado médico de no padecer enfermedad alguna que le
impida el normal desarrollo de sus funciones.
3) Solicitud de ingreso y aprobación de la misma por el Ilmo. Sr.
Presidente del CPCIS y de Cádiz.
Artículo 6º. Una vez adquirida la condición de Voluntario en el CPCIS de Cádiz, ésta se
mantendrá mediante la aprobación de un curso de Nivel I y un reconocimiento médico-
psicológico, de acuerdo con el cuadro de exclusiones establecidas por el Consorcio para
sus Bomberos.
Ambos requisitos de permanencia, se realizarán dé acuerdo con las condiciones que el
Consorcio establezca para ello.
Artículo 8º. El Consorcio dispondrá para sí cuantas medidas estime oportunas, tendentes
a la mejora, capacitación y reconocimiento a la labor de los Voluntarios.
TEMA 5. LA RESPONSABILIDAD DE LA ADMINISTRACIÓN. RÉGIMEN
GENERAL Y NORMAS EN RELACIÓN CON LAS
ACTUACIONES DE BOMBEROS.
1. PRINCIPIOS DE RESPONSABILIDAD.
3. INDEMNIZACIÓN.
4. REQUISITOS.
4. Que no haya prescrito el derecho a reclamar por el transcurso del tiempo que fija la
Ley: un año desde que se produjo el acto o hecho que motive la indemnización o de
manifestarse un efecto lesivo.
5. PROCEDIMIENTOS.
Procedimiento general:
- Iniciación.
- Instrucción:
- Acuerdo indemnizatorio.
- Práctica de pruebas.
- Informes.
- Audiencia.
- Dictamen.
- Terminación.
El artículo 146 de la citada Ley, en cuanto a la responsabilidad civil y penal del personal
al Servicio de las Administraciones Públicas dispone que se exigirá dé acuerdo con lo
previsto en la legislación correspondiente y que la exigencia de responsabilidad penal
del personal al servicio de las Administraciones Públicas no suspenderá los
procedimientos de reconocimiento de su responsabilidad patrimonial que se instruyan ni
interrumpirá el plazo de prescripción para iniciarlos, salvo que la determinación de los
hechos en el orden jurisdiccional penal sea necesaria para la fijación de la
responsabilidad patrimonial.
1. PRINCIPIOS GENERALES.
2. ANTES DE LA ACTUACIÓN.
2.1. Espera.
Una intervención eficaz requiere que no se produzcan demoras en la utilización de los medios y
equipos necesarios. Esto requiere la aplicación de tres principios:
1. Cada parque ha de disponer de los medios humanos y materiales que sean necesarios
para atender a su zona de intervención.
2. Una sitio para cada cosa, y cada cosa en su sitio.
3. El personal, los vehículos y los equipos han de estar siempre a punto:
- Los vehículos, comenzando por los de primera salida, han de estar revisados,
equipados y listos para salir.
- Todos los equipos que requieren una preparación previa (protección respiratoria,
corte, generadores de espuma, motobombas portátiles, etc.) deben estar listos
antes de su transporte, para su utilización inmediata. La preparación de estos
equipos ha de efectuarse en el parque, al efectuar el relevo.
2.2. Salida.
Una vez producida la alarma, la salida debe comenzar de forma inmediata y ha de completarse
antes de transcurrido un minuto. Simultáneamente con la orden de salida, el Centro de
Comunicaciones dará la alerta a las fuerzas de seguridad: Policía Municipal, Policía Nacional y
Guardia Civil. Si es necesario, alertará también a otros servicios con responsabilidad en el
siniestro: Protección Civil, compañías de servicios técnicos (agua, electricidad, gas), Tráfico,
Carreteras y autoridades locales (alcalde y otros, etc.)
Todas las salidas se efectuarán bajo el mando de un jefe de dotación, o bajo un mando superior
(jefe de guardia, jefe de parque, etc.).
2.3. Desplazamiento.
Durante el desplazamiento se deben utilizar las señales acústicas y ópticas de alarma. Deben
tenerse previstos itinerarios de acceso, principales y alternativos al lugar del siniestro. La
selección de estos itinerarios debe hacerse con el criterio de utilizar el más rápido, que la mayoría
de las veces es el más ancho, aunque no sea el más corto.
Decidido el plan de actuación, asignará a los componentes de la dotación las tareas que habrá de
realizar cada miembro o pareja (salvamento, ataque a fuego, alimentación del vehículo, etc.).
2.4. Llegada.
Un punto básico, siempre, en cualquier siniestro, es el emplazamiento del vehículo, que debe
hacerse de forma que cumpla las condiciones siguientes:
1. El vehículo debe tener su máxima operatividad.
2. El vehículo debe estar protegido de los efectos del siniestro.
3. El vehículo debe tener garantizada una evacuación rápida.
4. El vehículo no debe entorpecer el acceso de otros vehículos.
En los grandes siniestros, en los que participan otros servicios (ambulancias, grúas, etc.), es
fundamental que la policía colabore en el estacionamiento ordenado de los vehículos, fuera del
área de actuación de los bomberos. Otras dos tareas que hay que realizar a la llegada y en las que
tiene que colaborar la policía son:
- Alejar a los espectadores.
- Tranquilizar a los inquilinos del inmueble afectado e indicarles lo que tiene que hacer.
1. Hacer una inspección rápida y completa del lugar. Simultáneamente, ordenar las operaciones
de intervención inmediata.
2. Valorar la situación de emergencia.
3. De acuerdo con la situación, mantener o modificar el plan de actuación y las tácticas, pedir
ayuda, si fuese necesaria a la Central de Comunicaciones.
Es fundamental conocer las características del siniestro para situar los puntos de ataque en los
lugares idóneos. Si la dotación inicia su ataque desde un lugar elegido estimativamente, sin
conocer las características del siniestro, su actuación puede no ser eficaz, e incluso aumentar la
gravedad de la situación. Naturalmente, esto no es aplicable a incendios de dimensiones muy
limitadas, en los que una acción inmediata es suficiente para conseguir la extinción.
3. LA ACTUACIÓN.
Las órdenes de actuación serán dadas por el mando que asume la dirección del siniestro. El
mando será el jefe de dotación o, en su caso, el mando jerárquicamente superior que esté presente
en el lugar del siniestro.
Para que la organización de las operaciones sea eficaz, la coordinación de todas las dotaciones
debe estar bajo un mando único. Esto comporta una comunicación permanente por radio entre las
distintas primeras salidas, desde el momento que llegan al lugar del siniestro hasta su
terminación.
Puesto de mando.
En los siniestros en los que intervengan varias dotaciones, procedentes de un mismo parque o de
distintos parques y servicios, se definirá un lugar concreto en el que se establecerá el puesto de
mando. En todos los siniestros se procurará situar el puesto de mando en un lugar desde el que se
pueda tener una visión de conjunto del siniestro y de su desarrollo.
En los grandes siniestros se hará una distribución del siniestro en zonas de actuación, y se
asignará cada zona a la dotación o dotaciones correspondientes. Dentro de cada zona se
establecerán los puntos de acceso para evacuación y ataque. Será responsable de cada zona un
jefe único, que estará permanentemente comunicado con el puesto de mando para informar del
desarrollo de los trabajos, solicitar las ayudas pertinentes y recibir las órdenes oportunas.
En los fuegos de grandes superficies (almacenes, plantas industriales, incendios forestales, etc.),
se organizarán como mínimos dos frentes de ataque, uno de ellos dedicado a cortar el avance
lateral del incendio. Si es posible, se crearán tres frentes de ataque, para rodear el incendio.
En los fuegos verticales (caso habitual en los edificios de varias plantas), si el número de
dotaciones disponibles lo permite, se organizarán los siguientes equipos de ataque:
- Dos equipos de ataque en la planta siniestrada.
- Un equipo de ataque en la planta inferior a la siniestrada.
- Un equipo de salvamento en la planta inferior a la siniestrada.
Los jefes de equipo que actúen en cada uno de los frentes de ataque al siniestro deben estar
provistos de un equipo de comunicaciones portátil, para comunicarse permanentemente con el
puesto de mando.
3.2. La actuación.
Procedimientos operativos.
El plan de actuación define las operaciones de extinción, salvamento y apoyo técnico necesarias
para solucionar el siniestro. Estas operaciones se llevarán a cabo de acuerdo con los
procedimientos operativos que están previstos para todo tipo de siniestro, y que establecen:
- Los medios necesarios.
- El personal mínimo indispensable.
- Las tácticas y maniobras.
- Los métodos para la acción coordinada del personal.
El Servicio de Extinción debe disponer de fichas de procedimientos operativos para cada tipo de
siniestro, según su clase, nivel de gravedad y estado de evolución.
Acceso.
• Normas generales.
Es conveniente crear accesos de salvamento y de ataque independientes. Deben eliminarse los
obstáculos que puedan impedir una penetración segura.
• Escalas.
Las escalas portátiles se consideran como un acceso artificial móvil. Deben utilizarse solamente
para acceso del equipo de intervención y como medio de salvamento. Para su uso, las escalas
portátiles se pondrán en posición, comprobando concienzudamente sus bases de apoyo.
• Forzado de entradas.
La entrada sólo debe forzarse si no cabe otra posibilidad. Si se fuerza la entrada hay que evitar
daños innecesarios. Por ejemplo, para forzar una puerta se debe quitar el marco y retirar las
clavijas de las bisagras.
• Rotura de cristales.
Para abrir ventanas se rompe el cristal con la herramienta, volviendo la cara para protegerla.
Después se abre el cierre con la mano protegida. Los escaparates se rompen adoptando
precauciones similares, pero se golpean en la parte superior. Después se retiran los trozos de la
parte baja y se limpia el marco. Los trozos de cristal grande se retiran a lugar seguro. La rotura de
cristales está justificada cuando amenazan con estallar. Esto se produce a menudo cuando se
levantan las persianas.
Aproximación al foco.
Como norma general hay que cerrar las puertas y las ventanas hasta tener agua en la punta de
lanza. Toda puerta o elemento de cierre que se encuentre abierto hay que dejarlo cerrado, pero
comprobando antes que no hay personas ni animales dentro del recinto. Para bajar a sótanos, hay
que hacerlo de espaldas, agachados sobre los escalones. Al abrir la puerta de acceso a un desván
o a una buhardilla, puede producirse una llamarada en sentido descendente.
Después de localizado y controlado el incendio, si hay mucho humo hay que procurar ventilar el
local y facilitar la salida de humo y calor. La ventilación puede realizarse en forma horizontal,
vertical o diagonal, y si es preciso con ayuda de un extractor de humos, como en el caso de los
sótanos.
La ventilación debe realizarse con agua en punta de lanza y situados en posición adecuada,
porque el fuego puede reavivarse debido a la aportación brusca de oxígeno. Por otra parte, la
ventilación permite descubrir focos no hallados previamente, porque los aviva.
• Principios de conducta.
1. Los principios generales de conducta de un equipo de intervención son los mismos que los del
jefe de dotación en el momento de la llegada al siniestro, es decir:
- Reconocer
- Evaluar
- Decidir
2. No hay que perder el contacto con el jefe de dotación. Hay que notificar inmediatamente
cualquier cambio en la situación.
3. En el equipo de extinción deben colaborar mente y mano.
• Vías de propagación.
La propagación puede ser vertical (efecto chimenea), como la que se produce en huecos de
escalera, huecos de ascensor, patinillos de tuberías y otros huecos verticales. También puede ser
horizontal, como la que se produce a lo largo de pasillos, conductos de ventilación, conductos de
calefacción por aire caliente, conductos de extracción de aire y otros huecos horizontales.
• Instalaciones.
Hay que averiguar si las instalaciones de servicios técnicos del edificio pueden colaborar en la
extinción y control del incendio y cuando hay que accionarlas para que sean eficaces. Por
ejemplo, las instalaciones de ventilación y extracción de aire pueden ser eficaces para la
extracción de humos, pero accionadas incorrectamente o a destiempo pueden ser ineficaces e
incluso agravar el siniestro.
• Normas de extinción.
Hay que reconocer si la situación requiere contención o ataque. La contención es la extinción con
una línea de defensa, desde un espacio de seguridad. El ataque es la extinción con avance
progresivo, sin peligro de reinflamación a la espalda.
La regla general para la extinción, tanto desde la línea de defensa como desde la de ataque, es
apagar desde el primer plano hasta el fondo y desde abajo hacia arriba. Se apagarán primero los
elementos y portantes incendios, o los objetos incendiados cuyas llamas incidan sobre ellos y
después el resto.
En los ataques en interiores con mucho humo, los miembros del equipo avanzarán agachados o
de rodillas. Cerca del suelo, la visibilidad es mayor, el aire es más respirable y la temperatura es
más baja. Cerca de la boquilla de la lanza se acumulan burbujas de aire arrastradas por el agua.
Hay que tener precaución al actuar en locales con falta de ventilación, porque puede tener lugar
una combustión incompleta, y puede acumularse concentraciones peligrosas de monóxido de
carbono.
Al notar cansancio, hay que pedir el relevo. El agua de extinción debe dosificarse, para no
provocar daños secundarios innecesarios por exceso de agua.
El principal agente extintor por enfriamiento es el agua, que además es el agente extintor más
empleado por los bomberos.
• Normas generales.
En general, para manejar una instalación de manguera y lanza de 45 mm hacen falta dos hombres
y para manejar una instalación de 70 mm hacen falta tres hombres.
Los tendidos de mangueras deben ser lo más cortos posibles, pero hay que prever una reserva de
manguera de longitud suficiente. Sólo deben utilizarse con mecanismos de cierre, lanzado los
caudales de descarga más pequeños que sea posible. De esta manera, se evitarán daños
secundarios innecesarios, tanto por el impacto como por la acción posterior del agua.
No tirar agua a ciegas en llamas y humo. Hay que tener cuidado con los elementos portantes
hechos de materiales tales como piedra natural y hierro fundido, presentes, sobre todo, en los
edificios de fines del siglo pasado y principios de este siglo. Estos elementos, cuando están
recalentados, pueden saltar en pedazos al hacer impacto en ellos un chorro de agua.
Los elementos de construcción de hormigón armado, tales como pilares, vigas, forjados y
escaleras, si están recalentados y se intentan refrigerar con agua, pueden perder su revestimiento
y dejar descubierta la armadura de acero.
Para hay que asegurarse del destino del chorro: se insiste en que no debe tirarse agua a ciegas en
llamas y humo. No hay que “lavar” fachadas y tejados. Por el contrario, hay que efectuar, como
norma, un ataque interior.
Hay que cerrar la lanza de vez en cuando, para que evitar que se rompa el equilibrio térmico y el
vapor de agua se enfríe, condense y precipite, por lo que pierde capacidad de extinción. Además,
si no se cierra la lanza ocasionalmente disminuye la visibilidad. Cerrada la lanza, hay que
observar el resultado obtenido, esperando una posible reinflamación.
Hay que evitar que se levante polvo combustible, como serrín o viruta de madera ya que se puede
producir una explosión.
En los fuegos de clase C, el chorro se puede emplear para extinguir, por impacto, fugas de gas a
presión ardiendo. Pero este procedimiento requiere que se cumpla una de las dos condiciones
siguientes:
- Una ausencia total de fuentes de ignición dentro del área de dispersión del gas fugado.
- La supresión inmediata de la fuga, mediante obturación de la salida o el corte de
suministro de gas.
Hay que tener presente que si continúa la fuga de gas de combustible, la mezcla de gas y aire
supone un peligro de explosión si entra en contacto con cualquier fuente de ignición. Si no se
puede obturar la fuga, ni cortar el suministro de gas, hay que dejar arder el gas bajo vigilancia,
evitar la inflamación de otras materias combustibles dentro de la zona de peligro y enfriar los
recipientes y conductos de gas a presión situados en las inmediaciones.
La extinción sólo se consigue si el área de cobertura del agua pulverizada coincide con el área de
combustión. Los fuegos pequeños se pueden combatir con una sola lanza. En los demás casos es
necesario utilizar por lo menos dos lanzas, en el llamado efecto tenaza. Este procedimiento,
además de conseguir una extinción eficaz, proporciona una protección mutua a los equipos de
extinción, lo cual es muy importante, sobre todo en los incendios de líquidos. Hay que tener
cuidado de que las llamas no sean empujadas por la nube de agua hacia otros equipos de
extinción.
Además del efecto de enfriamiento se puede aprovechar el efecto mecánico del agua pulverizada
para empujar las llamas, sobre todo en el caso de combustibles líquidos, contra la pared o el
borde del recipiente, arrancándolas de su base. El empleo de agua pulverizada con cono hueco
puede ocasionar el avivamiento de combustible en la zona de incidencia del cono, porque el cono
arrastra aire. Este efecto se hace notar, sobre todo, en el caso de combustibles líquidos contenidos
en recipientes medianos abiertos, tales como bidones sin tapa.
En los incendios de clase B o C, en los que se desprende una fuga o vapor de combustible, sólo
se debe proceder a la extinción cuando haya seguridad absoluta de que, una vez apagado el fuego,
no queda ninguna fuente de ignición al alcance del gas o vapor que se siga desprendiendo o
fugando. Lo contrario supone riesgo de explosión.
En el caso de los combustibles líquidos contenidos en recipientes abiertos hay que tener
precaución con el llenado del recipiente con agua, ya que si se trata de un producto inmiscible y
más ligero que el agua, puede provocar su rebosamiento.
2) Manta apagafuego. Se trata de una manta ignífuga que se utiliza para cubrir recipientes con
combustibles incendiados. En su defecto se puede utilizar una lona mojada. La manta no se debe
arrojar encima del recipiente, sino que debe hacerse deslizar sobre él hasta cubrirlo por completo.
A tal efecto, debe llevar cuerdas en las esquinas para poder tirar de ella sin peligro. No debe
retirarse la manta inmediatamente después de extinguir el fuego, porque al no existir un efecto
refrigerante, sigue habiendo vapores combustibles y se puede producir la reinflamación. Esta
técnica se puede aplicar en recipientes con tapa, tales como calderas de grasa o alquitrán. La
propia tapa del recipiente sirve como manta extintora.
El CO2 extingue por sofocación. Al ser más pesado que el aire se deposita en los niveles más
bajos y cubre la superficie del combustible, aislándolo parcialmente del aire. También tiene un
pequeño efecto refrigerante. Es eficaz en los fuegos de clase B y C y puede extinguir fuegos de
clase A poco profundos. Como no es conductor de la electricidad, es un agente muy útil en
fuegos de instalaciones de origen eléctrico. La eficacia del CO2 depende en gran medida de su
concentración, por lo que debe utilizarse preferentemente en recintos pequeños y cerrados. En
todos los casos existe el peligro de reinflamación.
La reacción en cadena que constituye la combustión se puede interrumpir inhibiendo los radicales
libres, que son productos intermedios en la reacción de combustión. Los agentes extintores que
inhiben los radicales libres son el polvo químico y los halones.
• Polvo químico.
Tanto el polvo químico convencional (BC, o polvo seco) como el polivalente (ABC, o antibrasa)
actúan principalmente por interrupción de la reacción en cadena. El polvo polivalente actúa,
además de por sofocación, porque produce un residuo que aísla el combustible del oxígeno. El
efecto de enfriamiento del polvo es prácticamente nulo. Tal como indica su denominación, el
polvo polivalente también es eficaz en fuegos de clase A. El polvo seco y el polivalente son
eficaces en fuegos de clase B, aunque la capa de polvo sobre el líquido tiende a romperse y hay
cierto peligro de reinflamación. Ambos tipos de polvo son también eficaces en fuegos de clase C,
aunque deban asegurarse el corte de gas o la obturación de la fuga, para evitar que se forme una
mezcla de combustible-aire con el consiguiente riesgo de explosión.
• Halones.
Los hidrocarburos halogenados o halones extinguen inhibiendo los radicales libres que
intervienen en la combustión y deteniendo por tanto la reacción en cadena. Además, tiene un
efecto de enfriamiento que si bien es menor que el del agua o de la espuma, es superior al del
polvo o el CO2. Los halones son eficaces en fuegos de clase B y C. En los fuegos de clase A sólo
son eficaces cuando el fuego es superficial. Los fuegos con brasa o profundos tardan mucho
tiempo en extinguirse y se requieren concentraciones de halón que no resultan económicas. Los
halones son dieléctricos, por lo que se pueden emplear en presencia de tensión eléctrica. Tiene un
bajo poder corrosivo, salvo en determinadas circunstancias y son agentes limpios que no dejan
residuos. Sin embargo, su acción destructora de la capa de ozono hará que en un futuro inminente
dejen de emplearse.
Estos materiales, siempre que sea posible, se deben retirar del local incendiados y depositados al
aire libre en un lugar seguro. Allí se controlará su combustión y se procederá a su paulatina
extinción, cuya última fase debe comprender la remoción y extinción de los rescoldos.
2. Cuando en el local incendiado haya combustibles que desprendan grandes cantidades de humo
muy denso. En este grupo están comprendidos casi todos los combustibles citados en el apartado
anterior.
3. Cuando en el local incendiado haya combustibles todavía no afectados por el incendio y que
resulta urgente proteger de la acción del calor, porque suponen un peligro de agravación del
incendio o un peligro de explosión. Este grupo comprende, sobre todo, los combustibles líquidos
y gaseosos contenidos en recipientes, especialmente si se trata de recipiente a presión.
4. Cuando en el local incendiado haya combustibles todavía no afectados por el incendio y que
resulta fácil y conveniente retirar del local.
5. Cuando en el local incendiado haya productos, combustible o no, que puedan ser afectados por
el humo, como es el caso de los productos alimenticios.
• Observaciones.
En el caso de sólidos disgregados o porosos, la inundación del combustible con agua no asegura
la extinción, y no evita el trabajo de remoción de escombros y rescoldos. Además, supone un
aumento de peso que puede dañar el suelo o derrumbar una planta sobre la inferior.
Las lanzas de penetración profunda, utilizadas por ejemplo en pilas de carbón incendiado,
tampoco aseguran la extinción, si no se remueven los rescoldos.
El mando de las operaciones debe tener carácter dinámico, capaz de responder inmediatamente a
todas las modificaciones que se puedan producir en la evolución del siniestro, desde el inicio de
las operaciones hasta la retirada de las dotaciones a sus Parques. Por ello, el mando debe disponer
de información continua y pormenorizada, que le permita conocer en todo momento la evolución
del siniestro, es decir, su aumento, estabilización, reducción o degeneración en otro tipo de
siniestro y su nivel de gravedad y contrastarla con los medios disponibles.
Los trabajos de extinción no se pueden considerar concluidos hasta que haya absoluta seguridad
de que no es posible una reinflamación y de que cualquier otro peligro (explosión,
derrumbamiento) esté eliminado o neutralizado. Este principio debe tenerlo en cuenta cada
equipo de extinción y cada Servicio que haya actuado en el siniestro.
Todas estas tareas se deben efectuar con sumo cuidado, a fin de no eliminar posibles rastros que
puedan servir para la investigación de las causas del siniestro, especialmente en el área de
iniciación del incendio. En el desarrollo de estos trabajos es vital un equipo de iluminación
eficaz. Si las circunstancias lo requieren este equipo será antideflagrante. No se deben realizar
ningún trabajo de demolición que no sea necesario para el salvamento o la extinción.
4. DESPUÉS DE LA EXTINCIÓN.
4.1. Valoración de daños.
Una vez concluido el siniestro se efectuará una primera valoración de los daños y las pérdidas
producidas, especificando las víctimas y haciendo una estimación de los bienes materiales
perdidos.
Es la última fase de la intervención. Los bomberos, con los medios de que disponen, pueden
colaborar en tareas como:
- Limpieza de áreas afectadas por derrames, con agua a alta presión.
- Limpieza y apilado de materiales para dejar el paso libre a toda el área siniestrada.
- Traslado provisional de mobiliario y equipos afectados, para proteger de goteras o de
inundaciones localizadas.
La colaboración del Servicio en estas tareas estará limitada por los factores siguientes:
- La disponibilidad de personal del propio Servicio y sus condiciones físicas,
esencialmente su estado de fatiga después de la actuación en siniestro.
- La disponibilidad de personal del edificio o establecimiento afectado por el siniestro.
- La presencia de otros servicios más adecuados para las tareas de recuperación.
Finalizadas todas las operaciones, las dotaciones, cuando reciban la orden correspondiente por
parte del mando, procederán a la recogida de todo el material utilizado y lo colocarán,
debidamente ordenado en los vehículos. Si se establecen retenes de vigilancia, puede que
necesiten de algún material. El material necesario será entregado al responsable del retén, que
será también responsable de su conservación, uso adecuado y devolución. Es conveniente que el
material esté identificado con las marcas correspondientes a su parque de procedencia. Por su
parte, el jefe de salida, será responsable de su control.
Un componente de cada dotación de los vehículos tomará sobre el terreno, los datos
correspondientes al siniestro, que servirán para confeccionar más tarde el parte de actuación. La
toma de datos constituye una especie de informe resumido del siniestro, que debe constar al
menos de los siguientes apartados:
- Situación: Calle, número, planta, local o vivienda, municipio y provincia.
- Propietario: Persona física o jurídica. Si se trata de una persona jurídica, el nombre de
la persona que la representa.
- Autoridades: Relación de autoridades locales y provinciales que hayan asistido al
siniestro y de las Fuerzas de Seguridad del Estado y Policías Locales que hayan
colaborado, citadas con su código de identificación.
- Personas afectadas: Nombre, sexo, edad aproximada, DNI y tipo de daño sufrido.
- Daños producidos: Somera descripción, indicando la superficie afectada y los bienes
destruidos.
- Hora de salida a la intervención.
- Hora de llegada al siniestro: la hora de llegada se comunica, en su momento a la Central
de Comunicaciones y se recaba de él al regreso al parque.
- Hora de regreso al Parque: el puesto de mando comunicará a la Central de
Comunicaciones el final del siniestro y la retirada de las primeras salidas y demás
vehículos a sus parques de origen.
Una vez recogido y ordenado el material en los vehículos, repostado el combustible y rellenados
los depósitos de agua en los vehículos autobomba, se regresará al Parque por el camino más
rápido.
TEMA 7. MÉTODOS GENERALES DE ACTUACIÓN.
1. INTRODUCCIÓN.
El jefe de operación es también responsable de la toma de decisiones tácticas y del traslado de las
metas estratégicas a objetivos tácticos y asignación de tareas. Los mandos de nivel intermedio
son los responsables de algunas zonas geográficas de operación o de la supervisión de algunas
funciones en particular. Estos jefes sectoriales coordinan las operaciones de un grupo de
brigadas, bajo el mando del jefe de operación.
Algunos incidentes importantes pueden necesitar una dirección de mando más compleja, con
diversos oficiales sectoriales que informan al jefe de operación. Un aspecto importante son los
procedimientos normales de actuación. Cada Servicio de Extinción de Incendios y Salvamentos
debe contar con un conjunto de procedimientos que esbocen los principios de operación básicos a
utilizar en cualquier operación, desde la más simple hasta la más compleja. Estos procedimientos
deben ser lo suficientemente flexibles para permitir que los Bomberos reaccionen ante
situaciones diferentes, adaptándose a las dimensiones del suceso. Los procedimientos aportan un
conjunto de funciones básicas que pueden emplearse adaptándolas a las situaciones de control de
incendios.
El jefe de operación debe utilizar estrategias y tácticas en la dirección de una extinción u otro
incidente similar.
2. ESTRATEGIAS.
La estrategia supone el desarrollo de un plan básico para tratar una situación lo más
objetivamente posible. El plan debe identificar las metas principales y priorizar los objetivos
tácticos. Las decisiones estratégicas se basan en una evaluación de la situación del riesgo
potencial y de la capacidad de los recursos disponibles.
Las opciones estratégicas del jefe de operaciones suponen la toma de decisiones básicas muy
importantes.
La decisión más importante es optar entre un modo de operación ofensivo o defensivo, basándose
en la capacidad de los recursos disponibles y en el riesgo para el personal actuante. En las
operaciones ofensivas, las brigadas extienden líneas de manguera en el interior de un área
afectada y extinguen el incendio allí donde lo encuentran. En las operaciones defensivas, se
aplican grandes de agua desde el exterior con objeto de confinar o controlar el incendio,
aceptando la pérdida del área afectada. No deben mezclarse, en el mismo lugar y tiempo, modos
de operación ofensivos y defensivos. El jefe de operación debe tomar una decisión consciente
para identificar qué es lo que debe salvarse, sin que el personal corra un riesgo innecesario.
3. TÁCTICAS.
Las tácticas son los métodos seleccionados por el jefe de la operación para un implantar un plan
estratégico. En los objetivos tácticos se definen las funciones específicas, que se asignan a las
brigadas, que actúan bajo el mando de los jefes de sector.
Las actividades tácticas deben desarrollarse en tres fases o prioridades diferentes. La primera es
proporcionar seguridad al ciudadano, mediante operaciones de rescate e inspección de todas las
áreas en las que pudiera haber víctimas. La segunda es controlar el incendio y la tercera es
conservar la propiedad. Las operaciones tácticas en campo suponen, normalmente, una mezcla
coordinada de tareas, dirigidas hacia estos objetivos y con el orden de prioridades indicado.
4. TAREAS.
Los objetivos tácticos se traducen en una asignación de tareas a cada una de las brigadas. En
general, una brigada participa, en cualquier momento, en una o dos tareas específicas. Para lograr
los objetivos tácticos deben combinarse y coordinarse estas tareas.
5. FUNCIONES TÁCTICAS.
En cada incendio deben emplearse simultáneamente diversas operaciones tácticas. Todas las
brigadas han de estar entrenadas para realizar todas las actuaciones básicas y para contribuir a los
objetivos tácticos.
Inspección y rescate.
La segunda operación prioritaria es el control del incendio, que se inicia por un confinamiento en
el área donde se haya iniciado. La responsabilidad básica de los Servicios de Extinción de
Incendios y Salvamentos, en cuanto a la prioridad, es proteger a la comunidad de las pérdidas por
incendio elevadas. Los fallos en la protección de las estructuras expuestas permitirán que se
propague más allá del edificio donde se haya originado. Los problemas existentes en la
protección de exposiciones al calor suelen deberse a la escasa distancia entre edificios, a la
existencia de construcciones combustibles, al tipo de ocupación, a la ausencia de accesos para el
Servicio de Extinción y a la falta de recursos del Servicio de Extinción de Incendios y
Salvamentos implicado. La protección de las exposiciones al calor es una consideración táctica
vital y necesaria y debe considerarse como objetivo principal en las situaciones defensivas de
control de incendios.
Confinamiento.
El confinamiento de un incendio, en su área de origen, suele ser una función complicada. Se dice
que un incendio está confinado satisfactoriamente cuando se reduce a un área que resulta
manejable, estando controladas sus posibles vías de propagación. Los factores que influyen en el
éxito o fracaso de las operaciones de confinamiento son el tipo de combustible afectado, la
ubicación del incendio, las características constructivas del edificio, la existencia de instalaciones
de protección y la disponibilidad de los recursos de los Servicios de Extinción de Incendios y
Salvamentos.
Extinción.
Las estrategias ofensivas de lucha contra incendios están dirigidas al control y extinción de éstos
mediante fuerzas de ataque. El éxito de estas operaciones ofensivas depende del tipo de
combustible, de la ubicación del incendio, del grado de dificultad y de la capacidad para aplicar
los agentes extintores.
En las operaciones defensivas sólo se puede conseguir finalizar la extinción cuando el incendio
se reduce a un tamaño que puede ser extinguido por los Bomberos. Las tácticas defensivas
dependen de la capacidad del Servicio para aplicar grandes volúmenes de agua, o de otros
agentes, para confinar y, eventualmente, extinguir el incendio.
Ventilación.
Conservación de la propiedad.
Las operaciones de conservación las lleva a cabo el personal de extinción para conservar las
propiedades y reducir los daños de la estructura y contenidos, debidos al calor, humos y agua. La
conservación es una parte integrante de las operaciones tácticas y debe iniciarse lo antes posible
para evitar daños adicionales en la estructura y sus contenidos.
Revisión general.
Las operaciones de revisión son necesarias para extinguir el incendio completamente, llevar la
estructura a una condición segura y ayudar a determinar la secuencia de desarrollo del incendio.
6. SEGURIDAD EN LA EXTINCIÓN.
La seguridad debe ser un aspecto primario para todo el personal afectando desde el jefe de
operación hasta cada uno de los actuantes.
Todos los Bomberos deben estar equipados con un vestuario completo y con equipos de
protección adecuados. Deben implantarse reglamentos e imponerse el uso de equipos de
protección adecuados en cada situación. Los Servicios de Extinción de Incendios y Salvamentos
elaborarán un completo programa de seguridad, incluyendo un programa de seguridad física para
el personal, control sanitario y asistencia médica, así como el empleo de equipos de protección
durante entrenamientos y control de situaciones que comporten riesgo especial.
En todo momento, la seguridad debe ser un aspecto primario para el jefe de operaciones. En
situaciones complejas, deben asignarse oficiales de seguridad que investiguen las condiciones e
informen al jefe de operaciones y jefes de sectores de aquellos aspectos peligrosos que afecten a
la seguridad de los actuantes. Los jefes de sectores deben considerar, en particular, la seguridad
del personal bajo su dirección, evaluando todas las operaciones tácticas en función del riesgo que
suponen para los bomberos.
TEMA 8. NORMAS BÁSICAS DE LA EDIFICICACIÓN: CONDICIONES DE
PROTECCIÓN CONTRA INCENDIOS.
1. INTRODUCCIÓN.
Con referencia a la prevención contra incendios, hasta el año 1.974 sólo se podía hablar de
recomendaciones y reglamentaciones en ciertos casos concretos de plantas industriales e
instalaciones especiales. En 1.972 se terminó un proyecto de ordenanza que no llegó a publicarse
oficialmente, pero que sirvió de modelo para la Ordenanza sobre normas constructivas para la
prevención de incendios del Ayto. De Barcelona (1.975). La Norma Tecnológica NTE-IPF/74
sólo tuvo carácter de ordenanza al formar parte de la ordenanza del Ayto. De Barcelona.
Posteriormente surgieron las ordenanzas del Ayto. De Madrid (1.976), así como las de Zaragoza,
Sevilla, Huelva, Vitoria, Bilbao y Valencia.
En 1.981 vio la luz la NBE-CPI/81. Contaba con 8 capítulos y 10 anexos referentes a casos
particulares y 4 apéndices relativos a la clasificación de materiales y elementos constructivos por
su reacción al fuego y clasificación de las instalaciones industriales y de almacenamiento en
función de su riesgo intrínseco. Los inconvenientes de la norma, hallados por expertos ajenos a la
Comisión Redactora y Organismos Oficiales, lograron del Estado un aplazamiento de su
aplicación y la introducción de una serie de modificaciones incluidas en el Real decreto de 1.982
(NBE-CPI/82).
El 8 de marzo de 1.991 se publicó la NBE-CPI/91 Condiciones de Protección Contra Incendios
en los Edificios. Es una disposición reglamentaria de aplicación obligatoria en todo el ámbito del
Estado, a todos los proyectos y obras de nueva construcción, de reforma o de cambio de uso de
edificio y establecimiento, excluidos los de uso industrial.
2. REGULACIONES APLICABLES.
2.1 Disposiciones de la Administración.
A) De carácter específico.
- 24/10/1.979. Orden Ministerial: Protección anti-incendios en establecimientos sanitarios.
- 20/10/1.979. Orden Ministerial: Prevención de incendios en establecimientos turísticos.
- Real Decreto 2.059/81 de 10 de abril: NBE-CPI/81.
- Real Decreto 1.587/82 de 25 de junio: NBE-CPI/82.
- Real Decreto 279/1.991 de 1 de marzo: NBE-CPI/91.
- Real Decreto 1.942/93 de 5 de noviembre: Reglamento de Instalaciones de Protección Contra
Incendios (RIPCI).
B) Complementarias.
- Las referentes a instalaciones y equipos.
- Las Normas Básicas de Edificación (NBE: EH, NBE-CV, NBE-CLI,...).
- Los Reglamentos sectoriales: espectáculos, seguridad e higiene,...
2.2. Normas.
El cumplimiento de las normas sólo se hace vinculante cuando vienen recogidas por algún texto
de la Administración. En España, las normas nacionales se denominan UNE y el órgano que las
elabora es el AENOR (antes IRANOR): Comisión Técnica 23. También tenemos las normas
elaboradas por el MOPU: NTE (Normas tecnológicas de edificación).
2.4. Otras.
Se pueden emplear como complemento y consulta los códigos de la National Fire Protección
Agency (NFPA).
3. NBE-CPI.
Vino a llenar un gran vacío existente en materia de normativa de protección contra incendios. Ha
servido para que los constructores tomen conciencia del enorme problema que supone el riesgo
de incendio y de la existencia de medios para prevenirlo y protegerse.
3.2. Antecedentes de la NBE-CPI.
3.3. NBE-CPI/81.
3.4. NBE-CPI/82.
3.5. NBE-CPI/91.
Consta de 5 capítulos, que regula las condiciones aplicables a todo tipo de edificios, y de los 6
anexos específicos para los usos de vivienda, hospitalario, docente, administrativo, residencial y
garaje o aparcamiento. En primer lugar habría que reseñar los correspondientes a la sectorización
y compartimentación. Se establecen las condiciones de compartimentación a los recintos o
elementos del edificio en los que existe una mayor probabilidad de inicio de un incendio o un
mayor riesgo de una rápida propagación del mismo en sus etapas iniciales. Igualmente, se fijan
las condiciones de compartimentación de los recorridos cuando éstos superan ciertos límites de
distancia horizontal o en escaleras.
En lo referente a la estabilidad estructural ante el fuego, se admiten dos opciones diferentes en
cuanto a los tiempos requeridos:
- Curva normalizadora tiempo-Temperatura (t-T).
- Determinación por desarrollo analítico curva t-T correspondiente al incendio natural-real
previsible.
La valoración de los tiempos aportados por cada elemento puede realizarse mediante el ensayo o
contraste con los valores de la propia norma.
La norma carece de competencia para regular condiciones propias del planteamiento y diseño
urbanístico. Incluye 4 apéndices de especial utilidad. El 2º apéndice está dedicado a las señales de
evacuación. El 3er apéndice relaciona las normas UNE en los términos establecidos en la norma.
En la del 91:
- Tienen carácter de obligatoriedad tanto la parte general como los anexos.
- La salvaguarda de las vidas prima sobre la de los bienes.
- Se excluye expresamente la hipótesis de riesgo vinculado a un incendio de origen intencional.
- Se permiten soluciones alternativas.
- Nuevo planteamiento de sectorización.
- Se establece la hipótesis de bloqueo de cualquier salida a la hora de calcular la evacuación.
- Se refuerza la alternativa de poder determinar la estabilidad al fuego mediante métodos
analíticos.
- Sólo se regula la dotación mínima de instalaciones de protección contra incendios con que han
de contar los edificios.
4. Cuadro resumen de instalaciones de protección contra incendios según la Norma del 1.991.
>2.500
Varios 13A-89B - - >500 pers. m2
4. NBE-CPI/96.
1. INTRODUCCIÓN.
2. REGLAMENTO.
Artículo 1. Establecer y definir las condiciones que deben cumplir los aparatos, su instalación y
mantenimiento.
2.2. Capítulo II: Acreditación del cumplimiento de las reglas de seguridad establecidas en este
reglamento.
Artículo 12. Los instaladores autorizados deberán abstenerse de instalar equipos que no cumplan
las disposiciones vigentes.
Artículo 13. El mantenimiento de los equipos deberá ser realizado por mantenedores autorizados.
La Comunidad Autónoma llevará un Libro de Registro.
Artículo 16. El usuario podrá adquirir la condición de mantenedor de las mismas, si obtiene la
autorización de la Comunidad Autónoma.
Artículo 17. La instalación en los establecimientos exigirá la presentación de un proyecto ante los
servicios competentes en materia de industria de la Comunidad autónoma. El proyecto irá
firmado por un técnico competente. El procedimiento será según el Real decreto 2135/1980. En
los edificios donde se aplique la NBE/CPI se atenderá a lo dispuesto en la misma.
1. Sistemas automáticos de incendio. Se rigen según UNE 23.007. Los detectores de incendios
necesitan ser aprobados por este Reglamento.
2. Sistemas manuales de alarma de incendios. Los pulsadores de alarma se situarán dé forma que
la distancia máxima a recorrer desde cualquier punto no supere los 25 m.
5. Sistemas de hidrantes exteriores. Están compuestos por una fuente de abastecimiento, una red
de tuberías para agua de alimentación y los hidrantes exteriores necesarios. Éstos pueden ser:
CHE: Hidrante al exterior. Según UNE 23.405 y 23.406.
Hidrante en arqueta. UNE 23.407.
Los racores y mangueras según UNE 23.400 y 23.091 respectivamente.
7. Sistemas de Boca de Incendio equipada (BIE). Están compuestos por una fuente de
abastecimiento de agua, una red de tuberías y las BIE necesarias. Las bocas de incendio se rigen
según UNE 23.402 y 23.403. Las BIE estarán como máximo a 1.50 m del suelo. Se situarán a una
distancia máxima de 5 m de las salidas de cada sector de incendio. El radio de acción de la BIE
es la longitud de su manguera más 5 m. La separación máxima entre una BIE y la más cercana
será de 50 m. La distancia desde cualquier punto del local hasta la BIE será inferior a 25 m. La
red de tuberías deberá proporcionar como mínimo en las condiciones más desfavorables una
presión mínima de 2 bar. Las BIE se someterán a una prueba de estanqueidad y resistencia
mecánica.
8. Sistemas de columna seca. Compuesta por una toma de agua prevista de conexión siamesa,
con llaves incorporadas y racores de 70 mm con tapa y llave de purga de 25 mm, columna
ascendente de 80 mm y salidas en las plantas pares hasta la octava y en todas las plantas a partir
de ésta. Los racores de salida son de 45 mm. El centro de sus bocas debe estar a 0.90 m sobre el
nivel del suelo y las llaves serán de bola. El sistema se someterá a una prueba de estanqueidad y
resistencia mecánica.
9. Sistemas de extinción por rociadores automáticos de agua. Se rigen por las siguientes normas
UNE: 23.590, 23.591, 23.592, 23.593, 23.594, 23.596 y 23.597.
10. Sistemas de extinción por agua pulverizada. Deben cumplir las normas UNE que se citan a
continuación: 23.501, 23.502, 23.503, 23.504, 23.505, 23.506 y 23.507.
11. Sistemas de extinción por espuma física de baja expansión. Se regulan por las siguientes
normas UNE: 23.521, 23.522, 23.523, 23.524, 23.525, 23.526.
12. Sistemas de extinción por polvo. Deben cumplir las siguientes normas UNE: 23.541, 23.542,
23.543 y 23.544.
13. Sistemas de extinción por agentes extintores gaseosos. Están compuestos por:
- Mecanismo de disparo.
- Equipos de control.
- Recipientes de gas a presión.
- Conductos para el agente extintor.
- Difusores de descarga.
La capacidad de los recipientes de gas a presión debe ser suficiente para asegurar la extinción del
incendio. Estos sistemas sólo se pueden emplear cuando quede garantizada la seguridad o
evacuación del personal. El mecanismo de disparo deberá incluir un retardo en su acción y un
sistema de prealarma.
Como anexo a este apéndice 1 se relaciona las normas UNE que se citan en el texto.
Los medios materiales de protección contra incendios se someterán al programa mínimo que a
continuación se detalla. Las operaciones de mantenimiento recogidas en la tabla I deben ser
efectuadas por un instalador o mantenedor autorizado o personal titular. Las operaciones de
mantenimiento recogidas en la tabla II serán efectuadas por personal del fabricante, instalador o
mantenedor autorizado.
En todos los casos, tanto el mantenedor como el usuario conservarán constancia documental del
cumplimiento del programa de mantenimiento preventivo.
Operaciones a realizar por el personal del titular de la instalación del equipo o sistema.
3. Extintores de incendios.
Cada tres meses:
- Comprobación de la accesibilidad, buen estado, etc.
- Comprobación del estado de la carga.
4. BIE.
Cada tres meses:
- Comprobación de la buena accesibilidad y señalización de los equipos.
- Comprobación por inspección de todos los componentes.
- Comprobación de la presión de servicio.
- Limpieza del conjunto y engrase de cierres y bisagras.
5. Hidrantes.
Cada tres meses:
- Comprobación de la accesibilidad y señalización.
- Inspección visual comprobando la estanqueidad del conjunto.
- Quitar las tapas de salida, engrasar las roscas y comprobar el estado de las juntas.
Cada seis meses:
- Engrasar la tuerca de accionamiento.
- Abrir y cerrar el hidrante, comprobando el funcionamiento correcto de la válvula
principal.
6. Columnas secas.
Cada seis meses:
- Comprobación de la accesibilidad de la entrada de la calle y de las tomas de piso.
- Comprobación de la señalización.
- Comprobación de las tapas y correcto funcionamiento de los cierres.
- Comprobación que las llaves de las conexiones siamesas está cerrada.
- Comprobación que las llaves de seccionamiento está abiertas.
- Comprobación que todas las tapas de racores está colocadas y ajustadas.
4.2. Tabla II. Programa de mantenimiento de los medios materiales de lucha contraincendios.
Operaciones a realizar por el personal especializado del fabricante o instalador del equipo o
sistema.
3. Extintores de incendios.
Cada año:
- Verificación del estado de carga.
- Comprobación de la presión de impulsión.
- Estado de la manguera.
Cada cinco años:
- Retimbrado según ITC-MIE-AP5
4. BIE.
Cada año:
- Desmontaje de la manguera y ensayo.
- Comprobación del funcionamiento de la boquilla.
- Comprobación de los racores, manguera y juntas.
- Comprobación de la indicación del manómetro.
Cada cinco años:
- Presión de prueba: 15 kg/cm2
1. EXPOSICIÓN DE MOTIVOS.
1. El artículo 40.2 de la Constitución Española encomienda a los poderes públicos, como uno de
los principios rectores de la política social y económica, velar por la seguridad e higiene en el
trabajo.
3. La presente Ley tiene por objeto la determinación del cuerpo básico de garantías y
responsabilidades precisa para establecer un adecuado nivel de protección de la salud de los
trabajadores frente a los riesgos derivados de las condiciones de trabajo, y ello en el marco de una
política coherente, coordinada y eficaz de prevención de los riesgos laborales.
4. La Ley persigue ante todo la prevención. Existe el propósito de fomentar una auténtica cultura
preventiva mediante la promoción de la mejora de la educación.
5. La protección del trabajador frente a los riesgos laborales exige una actuación de la empresa
que desborda el mero cumplimiento formal de un conjunto de obligaciones empresariales.
6. El Capítulo V regula de forma detallada, los derechos de consulta y participación de los
trabajadores en relación con las cuestiones que afectan a la seguridad y salud en el trabajo.
7. El Capítulo VI regula las obligaciones básicas que afectan a los fabricantes, importadores y
suministradores de maquinaria. El Capítulo VII la regulación de responsabilidades y sanciones
que deben garantizar su cumplimiento, incluyendo la tipificación de sanciones.
8. El proyecto de ley ha sido sometido a la consideración del Consejo Económico y Social, del
Consejo General del Poder Judicial y del Consejo de Estado.
Art. 1. Normativa sobre prevención de riesgos laborales. Constituida por la presente Ley y otras
normas que contengan prescripciones relativas a la adopción de medidas preventivas.
Art. 2. Objeto y carácter de la norma. Promover la seguridad y salud de los trabajadores y tiene
carácter de derecho mínimo indispensable.
Art. 3. Ámbito de aplicación. No será de aplicación en servicios operativos de Protección Civil y
peritaje forense en caso de grave riesgo.
Art. 4. Definiciones: Prevención, riesgo laboral, daños derivados del trabajo, riesgo laboral grave
e inminente, potencialmente peligroso, equipo de trabajo, condición de trabajo, equipo de
protección individual.
9. DISPOSICIONES ADICIONALES.
Alcance de la derogación.
1. INTRODUCCIÓN.
Así, el transporte por carretera está regulado por unas normas que en Europa se reflejan
en el ADR (Reglamento Europeo de transporte por carretera) y en España se recogen en
el TPC (Transporte por Carretera). Desde la integración de España en la Unión Europea
el TPC está adaptado al ADR. El Transporte por ferrocarril está regulado a nivel
europeo por el RID(reglamento europeo de transporte por ferrocarril). En España, la
regulación de dicho transporte se conoce como TPF (Transporte por ferrocarril).
Asimismo el TPF está adaptado al RID. El transporte marítimo internacional está
regulado por el código IMDG, que se aplica en España. El transporte aéreo
internacional está regulado por el código IATA, aunque el volumen de transporte aéreo
de mercancías peligrosas es mucho menor que cualquiera de los otros tres tipos de
transporte.
2.1. ADR.
Es el código que recoge las normas de transporte de materias peligrosas por carretera en
Europa.
Su estructura es la siguiente:
2.2. TPC.
3.1. RID.
3.2. TPF.
Los gobiernos de la mayoría de los países, entre ellos España, lo adoptan como base de
las reglamentaciones nacionales en cumplimiento de sus obligaciones en virtud del
convenio SOLAS1974.
La estructura es la siguiente:
1. Introducción General al Código.
2. Anexo I: Recomendaciones sobre embalaje y envasado.
Glosario relativo a embalajes y envases.
Ilustraciones de embalajes y envases.
Posteriormente el Código se centra en una análisis pormenorizado de cada una de las
clases, es decir, desde la clase 1 hasta la 9.
5. TRANSPORTE AÉREO.
Nos centraremos sobre todo en el capítulo II del Título IV, que trata sobre los Incendios
Forestales. En él se dice que corresponde a la Administración Autónoma la adopción de
medidas conducentes a la prevención, detección y extinción de incendios forestales que
se produzcan en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Andalucía, cualquiera que sea
la titularidad de los terrenos.
Los propietarios o titulares de fincas forestales estarán obligados a colaborar con todos
los medios técnicos y humanos a las tareas de prevención y extinción de los incendios
forestales.
Cuando por las características del área afectada, la magnitud del incendio o que afecte a
más de un término municipal, el Delegado de Gobernación asumirá o habilitará la
autoridad responsable de la superior coordinación en la extinción del incendio.
TEMA 13. LEGISLACIÓN BÁSICA DE PROTECCIÓN CIVIL.
I. Fundamentos.
Identificada doctrinalmente como protección física de las personas y los bienes, en situación de
grave riesgo colectivo, calamidad pública o catástrofe extraordinaria, en la que la seguridad y la
vida de las personas pueden peligrar y sucumbir masivamente, la protección civil constituye la
afirmación de una amplia política de seguridad, que encuentra actualmente su fundamento
jurídico dentro de la Constitución, en la obligación de los poderes públicos de garantizar el
derecho a la vida y a la integridad física, como primero y más importante de todos los derechos
fundamentales.
II. Organización.
III. Actuación.
Será equivocado que la organización de la protección civil pretendiese crear ex novo unos
servicios específicos, suplantar o ejercer directamente los servicios públicos que con ella puedan
tener relación o, incluso, disponer directamente de los medios a tal fin necesarios. La protección
civil, por el contrario, debe actuar a través de procedimientos de ordenación, planificación,
coordinación y dirección de los distintos servicios públicos relacionados con la emergencia que
se trate de afrontar.
IV. Autoprotección.
Artículo 1. Objeto: La acción permanente de los poderes públicos, en materia de protección civil,
se orientará al estudio y prevención de las situaciones de grave riesgo, catástrofe o calamidad
pública y a la protección y socorro de personas y bienes en los casos en que dichas situaciones se
produzcan.
Artículo 11. Aprobación de los planes especiales de ámbito estatal o que afecten a varias
Comunidades Autónomas.
Artículo 12. Los órganos y las autoridades a que se refieren los artículos precedentes, dentro del
ámbito de sus respectivas competencias, están facultados para interesar de cualquier entidad o
persona, pública o privada, la información necesaria para la elaboración y ejecución de las
normas y planes de protección civil, las cuales tendrán la obligación de suministrarla.
Artículo 13. En las situaciones de grave riesgo, catástrofe o calamidad pública se dispondrá de la
aplicación del plan que corresponda y la movilización de los servicios y medios necesarios.
Artículo 16. El Ministerio del Interior ostenta la superior autoridad en materia de protección civil.
Artículo 17. La Comisión de Protección Civil estará integrada por los representantes de la
Administración del Estado que reglamentariamente se determinen.
Artículo 18. La Comisión de Protección Civil de la Comunidad Autónoma estará compuesta por
representantes de la Administración del Estado, de la Comunidad Autónoma y de las
Corporaciones Locales incluidas en su ámbito territorial.
Artículo 19. Las infracciones a la presente Ley serán sancionadas de conformidad con lo
dispuesto en este artículo, sin perjuicio de las demás responsabilidades que según la legislación
vigente, fueren exigibles. Constituyen infracciones:
- El incumplimiento de las obligaciones de colaboración personal y material con la
protección civil.
- El incumplimiento, por los centros, establecimientos y dependencias, de las
obligaciones derivadas de los planes de autoprotección y emergencia.
- La negativa a suministrar la información necesaria para la elaboración de las normas,
listas, catálogos y planes de protección civil.
Las obligaciones económicas que se deriven de la aplicación de esta Ley serán objeto de un plan
financiero que será aprobado por el Gobierno e incorporado, en sucesivas anualidades, a los
Presupuestos Generales del Estado.
Primera. Los órganos competentes de las distintas Administraciones públicas revisarán en cada
caso los reglamentos, normas y ordenanzas sobre seguridad de empresas, actividades,
edificaciones, industrias, medios de transporte colectivo, espectáculos, locales y servicios
públicos.
Cuarta. Se faculta al Gobierno para dictar las disposiciones que exija el desarrollo de la presente
Ley.
Artículo único. Se aprueba la Norma Básica de Protección Civil que se acompaña como anexo
del presente Real Decreto.
Disposición transitoria.
Disposiciones finales:
Primera. Cumplirán las funciones previstas en el apartado 7 de la Norma Básica el Plan Básico
de Emergencia Nuclear y la Directriz Básica para la elaboración y homologación de los Planes
Especiales del Sector Químico.
Segunda. El Gobierno podrá determinar qué otros riesgos potenciales pueden ser objeto de
regulación a través de Planes Especiales.
Determina el contenido de lo que debe ser planificado y establece los criterios generales a que
debe acomodarse dicha planificación para conseguir la coordinación necesaria de las diferentes
Administraciones Públicas, todo ello para emergencias en las que esté presente el interés
nacional.
Las Administraciones Públicas elaborarán y aprobarán con arreglo a sus competencias: Planes
Territoriales y Planes Especiales.
Planes Territoriales.
Se elaborarán para hacer frente a las emergencias generales que se puedan presentar en cada
ámbito territorial y establecerán la organización de los servicios y recursos.
Planes Especiales.
Se elaborarán para hacer frente a los riesgos específicos cuya naturaleza requiera una
metodología técnico científica adecuada para cada uno de ellos.
Serán objeto de Planes Especiales en aquellos ámbitos territoriales que lo requieran, al menos, los
riesgos siguientes:
- Emergencias nucleares.
- Situaciones bélicas.
- Inundaciones.
- Seísmos.
- Químicos.
- Transporte de mercancías peligrosas.
- Incendios forestales.
- Volcánicos.
III. Competencias.
Corresponde al Gobierno aprobar los Planes Básicos y los Planes Especiales de ámbito estatal.
Las Comunidades Autónomas elaborarán y aprobarán sus correspondientes Planes Territoriales,
así como los Planes Especiales cuyo ámbito territorial de aplicación no exceda del de la propia
Comunidad Autónoma.
IV. Capítulo IV. Declaración de interés nacional.
Cuando se produzca una situación de emergencia, de las señaladas en el artículo 1.2. de esta
Norma Básica, el Ministro del Interior podrá declarar la emergencia de interés nacional.
TEMA 14. SEGURIDAD VIAL.
2.1. La fatiga.
2.2. El sueño.
El tiempo de reacción es el tiempo que transcurre desde que el conductor percibe un estímulo
hasta que responde al mismo, es decir, desde que ve el obstáculo hasta que toma la decisión de
frenar o evitarlo.
El tiempo de reacción varía de unas personas a otras, pero en situaciones normales suele
mantenerse entre medio y un segundo.
Puede aumentar por factores que retrasan la respuesta, como pueden ser:
- La edad avanzada.
- La fatiga.
- El alcohol, drogas y medicamentos.
- El calor.
- Comidas copiosas y pesadas.
- Fiebre y enfermedades.
3. LA VISIBILIDAD.
El ángulo muerto es el espacio que no se puede ver a través de los espejos retrovisores y sólo
mediante observación directa. Girando la cabeza se pueden localizar obstáculos que se
encuentren en el campo del ángulo muerto. Hay zonas no visibles alrededor del vehículo debida a
la carga, carrocería, etc., que impiden ver inmediatamente la parte delantera y posterior del
vehículo, circunstancia que a veces se deberá tomar en cuenta a la hora de realizar alguna
maniobra.
4. PELIGROS DE LA VÍA.
Al circular en curvas el comportamiento del vehículo puede variar en función del trazado de la
curva, de la velocidad a que se circula y del peso del vehículo. Los derrapes más frecuentes en
curvas son por causa del exceso de velocidad, mal uso del volante, de los frenos y por el cálculo
erróneo de la aceleración. Hay que tener en cuenta, además, que en las curvas las ruedas traseras
no siguen la misma trayectoria que las delanteras.
Próximo a la curva hay que adoptar las precauciones necesarias para no tener que frenar dentro de
ella, caso contrario sería posible el derrapaje, y de producirse, no se debe tocar el freno ni el
embrague y acelerar suavemente una vez corregido el derrapaje, mediante la técnica de
contravolante, que consiste en girar el volante ligeramente hacia el lado del que se derrapa.
4.2. Pendientes.
En las pendientes ascendentes será necesario reducir las marchas para mantener el motor dentro
de las revoluciones por minuto más favorables y adecuadas. Cuando sean largas y pronunciadas
se debe observar la temperatura del motor y del aceite.
En las pendientes descendentes el peligro se acentúa, debiendo controlar las presiones de aire de
los frenos, reduciendo la velocidad en consonancia con la inclinación, empleando para ello
relaciones de marchas cortas para que sea el motor el que haga de freno.
Al iniciarse el invierno se deben realizar una serie de controles complementarios como son:
- Batería.
- Luces.
- Limpiaparabrisas y lavaparabrisas.
- Calefacción.
- Anticongelante.
- Aceite apropiado.
- Estado de los neumáticos.
4.4. La adherencia.
Cuanto mayor es la adherencia mayores serán las fuerzas que se puedan transmitir. Si son
insuficiente las ruedas patinan y el vehículo no responde a voluntad del conductor. La adherencia
se incrementa cuanto mayor es la carga reduciéndose el riesgo de resbalamiento, por lo que una
maniobra puede ser más segura con el vehículo cargado que vacío.
4.5. La lluvia.
La lluvia exige adoptar precauciones especiales, teniendo en cuenta que al caer las primeras gotas
la calzada se hace muy deslizante al formarse un barrillo por la mezcla del agua con el polvo y
grasa existente en el pavimento, circunstancia por la cual se reduce la adherencia y a la vez,
también la visibilidad, lo que habrá de tenerse en cuenta respecto al uso del alumbrado.
Si la lluvia es muy intensa hay que extremar más las precauciones, especialmente la reducción de
la velocidad para evitar que se produzca el fenómeno conocido como “aquaplaning” o
“hidroplaning”, es decir, que los neumáticos flotan sobre la capa de agua en vez de apoyarse
sobre el pavimento, algo sumamente peligroso.
Se debe tener en cuenta el funcionamiento rápido del limpiaparabrisas para mejorar la visibilidad.
4.6. La niebla.
Nunca se deben tomar como referencia las luces del vehículo precedente. A bajas temperaturas
existe el peligro de vaho, circunstancia que deberá tenerse en cuenta accionado el
limpiaparabrisas y la calefacción.
4.7. El viento.
Cuando el viento sopla de frente o por detrás no representa peligro, sólo más o menos gasto de
carburante. Cuando realmente supone peligro es al soplar de costado y, más aún, de forma
racheada o a ráfagas. En tal caso se debe conducir a velocidad moderada, sobre todo conduciendo
vehículos voluminosos.
Los peligros que pueden suponer para el vehículo son el desvío de su trayectoria e incluso el
vuelco. En tiempo seco, a veces se producen nubes de polvo que reducen sensiblemente la
visibilidad, debiendo en tal caso utilizar el alumbrado correspondiente.
5. LOS NEUMÁTICOS.
Los neumáticos son los responsables del comportamiento dinámico del vehículo, constituyendo
el único punto de unión con el suelo, cumpliendo gran número de funciones como propulsar,
amortiguar, dirigir, estabilizar, soportar la carga... .
Deben ser sustituidos en el momento en que su dibujo esté desgastado por debajo de lo permitido
(en vehículos ligeros menos de 1.6 mm) o tengan cortes o deformaciones.
La presión de inflado debe ser la correcta en todas las ruedas y en todo momento y circunstancia,
siguiendo las instrucciones del fabricante. Una presión por debajo o por encima de lo
recomendado influirá negativamente en su duración y en la seguridad.
7. ACCIDENTES.
Los accidentes más frecuentes en carretera por comportamientos incorrectos del conductor son,
por este orden, por causa de:
- Velocidad excesiva o inadecuada.
- Uso indebido de la calzada.
- No mantener la distancia de seguridad necesaria.
- No respetar la preferencia de paso.
- Adelantamientos antirreglamentarios.
- Giros incorrectos.
Para que un accidente no se produzca por culpa del conductor, éste debe saber que los factores
que intervienen directamente son:
- La velocidad.
- La distancia de reacción.
- La distancia de frenado.
- La distancia de detención.
La buena coordinación de todos estos factores dará como resultado una conducción segura y sin
accidentes.
8. CONCLUSIONES.
La importancia de llegar al lugar de la emergencia lo más rápidamente debe aunarse con sus
posibles desviaciones. Los accidentes que se producen con los vehículos de bomberos antes de
llegar al siniestro crean una situación paradójica: en este momento, el cuerpo de bomberos es un
problema más, antes que una solución del siniestro.
Se podría aplicar el dicho de “¿quién rescata a los rescatadores?”. Por lo tanto, la conducción
debe ser diligente, pero con la seguridad de no provocar accidentes. Siempre hay que valorar la
emergencia producida y actuar en consecuencia, ya que no hay que tomar más riesgos que los que
implica la propia intervención y no poner vidas en juego, ni de bomberos ni ciudadanos, para
salvar bienes.
TEMA 15. ORGANIZACIÓN Y FUNCIONES DE LA PROTECCIÓN CIVIL
MUNICIPAL.
1. INTRODUCCIÓN.
La Ley 2/1985 define la protección civil como un servicio público en cuya organización,
funcionamiento y ejecución participan las diferentes administraciones públicas, así como los
ciudadanos mediante el cumplimiento de los correspondientes deberes y la prestación de su
colaboración voluntaria. La competencia en esta materia corresponde a la Administración Civil
del Estado y, en los términos establecidos en esta Ley, a las restantes administraciones públicas.
Establecido el marco competencia, esta Ley avanza también en otros aspectos, no menos
importantes, como son las líneas de actuación a desarrollar por cada una de las administraciones
públicas en caso de emergencia o las funciones preventivas a desarrollar por éstas.
De entre las administraciones referidas, la que sin duda está llamada a jugar un papel primordial
en la organización y desarrollo de la protección civil es la administración local. Esta afirmación
la avalan distintas razones entre las que se encuentran su estrecha relación con los riesgos
potenciales, que pueden derivar en catástrofes, los servicios con lo que ésta cuenta para hacer
frente a dichos riesgos y quizás, lo más importante, su cercanía al ciudadano.
Para ello la administración local debe contar con una estructura organizativa capaz de abordar las
funciones encomendadas por la Ley 2/1985 y los compromisos adquiridos en los convenios de
colaboración firmados con la Junta de Andalucía. La estructura organizativa basada en dos
elementos como son el Alcalde y la Junta Local. El primero como responsable local de
protección civil, y la segunda como elemento de coordinación de todos los medios y recursos
existentes en el municipio, y de asesoramiento y apoyo al primero.
Sin embargo en esta estructura tienen que aparecer otros elementos que permitan, ante la
diversidad de situaciones cada día de mayor complejidad, una mejor respuesta de la
administración local no sólo desde la operativa sino fundamentalmente desde la preventiva. Por
lo tanto un organigrama tipo es la que se puede observar en la figura 1.
2. EL ALCALDE.
Dentro de sus funciones está la designación de un concejal como delegado de protección civil y
presidir la Junta Local.
3. EL CONCEJAL DELEGADO.
Funciones.
1. Informar las normas técnicas que se dicten en su ámbito territorial sobre protección civil.
2. Participar en la coordinación de las acciones de los órganos relacionados con protección civil.
3. Elaboración y desarrollo de los planes municipales para su aprobación por el pleno municipal.
4. Informar y aprobar las acciones directas a realizar por el municipio en relación con la
programación, desarrollo y ejecución de las acciones preventivas en materia de protección civil, a
que se refiere el artículo 14 de la Ley 2/1985, así como las que asuma por propia iniciativa.
5. Informar las propuestas de resolución de los expedientes sancionadores por supuesta infracción
a la normativa vigente sobre la presente materia, cuya competencia corresponde a los órganos de
gobierno municipal.
6. Solicitar la colaboración de entidades y organismos relacionados con protección civil.
7. Dirigir y coordinar las comisiones que se creen para el desarrollo de programas relacionados
con la protección civil.
8. Asesora al Alcalde en situaciones de emergencia, catástrofe o calamidad pública.
Composición.
Presidente: Alcalde.
Vicepresidente: Concejal delegado o Jefe del servicio local de protección civil.
Vocales: Funcionarios municipales que sean Jefes de los Servicios Operativos de
protección civil (policía municipal, sanidad, bomberos, obras y servicios, etc.).
Representante de la agrupación de voluntarios y entidades colaboradoras como Cruz
Roja. Colaboradores que se designarán por su capacidad profesional y vocación de
servicio en el cumplimiento de fines de interés general.
Secretario: El del Ayuntamiento.
Depende directamente del concejal delegado y le corresponde la ejecución de las funciones que
por Ley les vienen encomendadas al municipio. Tiene a su cargo el funcionamiento de la oficina
técnica, el centro de coordinación operativo y la agrupación de voluntarios:
Funciones.
En aquellos municipios, que por circunstancias diversas no pueda constituirse ese servicio local
como tal, dichas funciones y estructuras (CECOP, Oficina técnica y voluntarios) deberán ser
asumidas por alguno de los servicios operativos municipales, como pueden ser bomberos y
policías locales, dando preferencia al primero.
Constituye el soporte técnico del servicio local y estará formada por funcionarios del
ayuntamiento, los cuales podrán contar con el apoyo de los voluntarios cualificados en esta
materia. Esta oficina llevará a cabo:
- Inventario de riesgo.
- Catálogo de recursos movilizables.
- Inspección del cumplimiento de la normativa.
6. EL GABINETE DE INFORMACIÓN.
La relación con el ciudadano y los medios de comunicación local es una de las tareas a no olvidar
por protección civil, una relación que debe orientarse desde la prevención, desarrollándose así los
distintos niveles de autoprotección, hasta la intervención en las situaciones de emergencia.
Entendiendo por servicios operativos los constituidos por policía local, bomberos, sanidad local,
obras y servicios, etc., los cuales según sus funciones constituirán, junto con los servicios de otras
administraciones y voluntarios de protección civil, los grupos operativos del plan de emergencia
municipal.
Estos servicios coordinados por protección civil constituyen el brazo operativo de ésta.
TEMA 16. REGLAMENTO DE LAS AGRUPACIONES DE VOLUNTARIOS
DE PROTECCIÓN CIVIL.
1. INTRODUCCIÓN.
Según establece la Ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases de Régimen Local en los
artículos 21.1 apartado J, 25.2, apartado C y 26.1, apartado C, los Ayuntamientos y los Alcaldes
tienen atribuidas competencias en materia de protección civil facultándoles para la realización de
actividades diversas para la protección de personas y bienes en situaciones de emergencia.
Asimismo, en el Real decreto 1.378/1985 de 1 de agosto, sobre medidas provisionales para las
actuaciones en casos de emergencia, en los casos de grave riesgo colectivo, catástrofe o
calamidad pública, se atribuyen competencias a los Alcaldes para la adopción de cuantas
actuaciones contribuyan a evitar, controlar y reducir los daños causados por las situaciones de
emergencia en su término municipal.
El ejercicio de estas competencias tiene que llevarse a cabo a través del Plan de Emergencia
Municipal que estructura, coordina y organiza los medios y recursos existentes en esta localidad
para hacer frente a los riesgos previsibles. Para ello, el ayuntamiento realiza las actuaciones
encaminadas a mejorar y potenciar la intervención coordinada de los servicios municipales
dedicados de modo ordinario y permanente al cumplimiento de fines coincidentes con las
necesidades derivadas de las situaciones de emergencia en los casos de grave riesgo colectivo,
catástrofe o calamidad pública.
2. REGLAMENTO.
Artículo 15. Podrán vincularse a la AVPC las personas físicas residentes en el municipio con el
objetivo de colaborar voluntariamente.
Artículo 16. La incorporación se realizará superando un psicotécnico y conocimientos
relacionados con protección civil.
Artículo 17. La incorporación se puede realizar como colaboradores.
Artículo 18. La actividad de los voluntarios es independiente de la obligación que como vecinos
le correspondan según lo establecido en el artículo 30.4 de la CE.
Artículo 19. La colaboración es gratuita, desinteresada y se basa únicamente en sentimientos
humanitarios.
Artículo 20. La condición de voluntario no ampara actividades con fines religiosos, políticos o
sindicales.
Artículo 37. Todo voluntario se obliga a cumplir estrictamente sus deberes en cualquier misión
(prevención, rescate, evacuación, asistencia, vigilancia, etc.) con su mayor esfuerzo o interés.
Artículo 38. Debe cumplir el número de horas comprometidas con la organización.
Artículo 39. En situaciones de emergencia o catástrofe el voluntario tiene obligación de
presentarse, en el menor tiempo posible, a su lugar de concentración.
Artículo 40. Debe poner en conocimiento de los jefes la existencia de hechos que puedan suponer
riesgos para las personas o bienes.
Artículo 41. Debe conservar en perfecto estado el material y equipo que se la haya confiado.
Artículo 42. Se permite el reconocimiento de los méritos del voluntario y la constatación de los
mismos a efectos honoríficos.
Artículo 43. La valoración de las conductas meritorias que puedan merecer una recompensa,
siempre de carácter no material, corresponde al Alcalde.
Artículo 44. La valoración de las conductas meritorias se realizará a través de reconocimientos
públicos, diplomas o medallas.
Artículo 45. La sanción será consecuencia de la comisión de una infracción a lo dispuesto en el
presente Reglamento. Pueden ser leves, graves o muy graves.
Artículo 46. Faltas leves. Sanción: apercibimiento o suspensión por 30 días.
Artículo 47. Faltas graves. Sanción: suspensión de 30 a 180 días.
Artículo 48. Faltas muy graves. Sanción: suspensión de 180 días a dos años. Expulsión del
cuerpo.
2.5. Anexo III. Modelo de tarjeta identificativa de la condición de voluntario de Protección Civil.
TEMA 17. APTITUDES FÍSICAS Y PSICOLÓGICAS BÁSICAS DEL BOMBERO.
1. LOS SENTIDOS.
Olfato. Podemos disponer de él en los primeros momentos. Posteriormente por una acomodación
fisiológica al ambiente va perdiendo su efectividad. Si se utilizan equipos de protección
respiratoria se pierde por completo.
Vista. El humo dificulta la visión casi totalmente. Se puede llegar a una reducción de la
capacidad de visión cercana al 90%. Aunque el desarrollo de las nuevas tecnologías ha
conseguido la fabricación de caretas antiempañantes internamente, la realidad es que el vapor de
agua y los residuos sólidos existentes en el humo, empañan el visor externamente disminuyendo
en un grado importante la capacidad de visión. Si no se emplea este medio de protección, las
consecuencias son aún peores. La agresión que los productos en suspensión ejercen sobre
nuestros ojos hace que los entornemos, comiencen a lagrimar e incluso se origina la pérdida total
de la visión.
Oído. En una intervención suele haber numerosos ruidos ambientales, tales como voces de los
afectados, carreras, el agua saliendo de la lanza, el soplido del equipo de protección respiratoria,
etc., que nos pueden impedir percibir otros sonidos importantes que nos pueden alertar (crujidos)
y orientarnos (crepitar de las llamas). Si añadimos que los modernos equipamientos integrales de
protección craneal incorporan dispositivos rígidos y/o flexibles protectores de las orejas,
podemos considerar que nuestro oído únicamente puede llegar a recibir un nivel de sonido
efectivo de un 50% como máximo. Un problema complementario lo presentan las pantallas
faciales, que cuando están bajadas actúan como deflector de nuestra voz, amplificándola y
distorsionándola.
2. CIRCUNSTANCIAS.
Es imprescindible el trabajo en equipo, aunando las cualidades de cada uno de sus componentes.
Es necesario poseer una disciplina de grupo en la que los elementos del mismo deben estar
siempre juntos, alerta y bien preparados físicamente.
Siempre juntos: Implica un espíritu de grupo con un líder al que se obedece con disciplina.
Siempre alerta: Conlleva mantener los sentidos en funcionamiento dispuestos a percibir la más
mínima anomalía. Ruidos como el gemido de una persona, el crepitar de las llamas, crujidos de
una estructura que se acopla o cede, etc.
Buena preparación física: Nos permite una actuación eficaz y, en caso necesario ponernos a salvo
rápidamente para poder seguir ayudando a los demás. El jefe de la dotación debe indicar la
dirección de escape y defenderla mientras se produce la evacuación.
Cuando una persona decide ser Bombero, se obliga a sí mismo a estar permanentemente en las
mejores condiciones físicas y psíquicas para ejercer su profesión, así como a acatar las normas de
funcionamiento de este colectivo, basadas en procedimientos que consiguen la mayor
operatividad con el mínimo riesgo.
3. ESTADO ADECUADO.
La condición física no sólo implica el ser un atleta, también conlleva consigo un entrenamiento
constante con los útiles de actuación para dominar su forma de manejo. Por lo tanto, para
conseguir un estado adecuado es necesario:
1. Salud física.
Se refiere tanto al estado físico como a la forma en que nos encontremos. Para ello es necesario:
- Unas costumbres sanas, horarios regulares para descansar y comer, haciendo esto de una manera
mesurada y aquello en cantidad suficiente que permita una completa regeneración de las energías
gastadas.
- Un control médico-sanitario que permita un diagnóstico precoz de cualquier anomalía, así como
un control de vacunaciones para los principales riesgos a los que estemos expuestos.
- Un entrenamiento constante que permita adecuar todos nuestros músculos a los esfuerzos a los
que se pueden someter en las distintas intervenciones.
- Una constante repetición, hasta convertirse en hábito, de todos aquellos procedimientos básicos
operativos para cada tipo de intervención, lo que nos permitirá realizarlos mecánicamente y
facilitará fijar nuestra atención en lo imprevisto.
2. Salud mental.
Implica no sólo un estado psíquico sino también una constante labor de análisis y posterior
estudio de nuestras actuaciones. El estado psíquico reúne las principales características que debe
poseer el Bombero y que ha de mantener permanentemente para el desarrollo de su actividad.
Estas características se pueden concretar en:
- Capacidad de sufrimiento y entrega. La dureza de nuestro trabajo tanto física como emocional
hace que muchas veces cunda el desánimo, cuando posiblemente si se resiste algo más se pueda
resolver la situación. De ahí, la importancia del apartado anterior, que refuerza esta característica.
- Espíritu de equipo. En el caso de que estemos en presencia de más compañeros, nuestras
actuaciones nunca deben ser realizadas por una sola persona, ni siquiera la más simple. Ésta es
una regla que debe mantenerse siempre. Múltiples peligros acechan constantemente a quien
actúa, aunque no lo percibamos, y es necesaria una cobertura por el resto de los componentes de
la dotación. Si actuamos solos, en caso de un accidente, arrastraremos al resto de los compañeros
a realizar una intervención desesperada para salvarnos, implicándonos en un alto riesgo.
- Predominio cerebral.
- Capacidad de iniciativa. Una vez comenzada una intervención, en la que se nos ha asignado un
lugar y una misión, somos nosotros los únicos responsables de tomar las decisiones necesarias
para llevarla a buen fin, comunicándolas tan pronto sea posible al mando, para mantener la
imprescindible labor de equipo.
Con todas estas características conseguiremos un adecuado estado psíquico ante las
intervenciones que debe contar con los siguientes componentes estructurales:
- Una consciente autoconfianza. Conocer hasta dónde somos capaces de llegar, sin
infravalorarnos o supervalorarnos, pero teniendo en cuenta que en situaciones extremas se rinde
algo más de lo normal.
- Ambición de luchar con perseverancia hasta lograr el objetivo propuesto. El ser consciente de
nuestras responsabilidades y capacidad de resistencia nos animará a conseguir vencer las
dificultades que se nos presenten.
- Un nivel óptimo de excitación emocional. No dejarnos llevar por lo que aparentan las
circunstancias, gritos de socorro, pánico de los implicados, explosiones, etc. Para esto ayuda
mucho la experiencia.
- Una alta capacidad de resistencia ante influencias negativas externas e internas. Aplicando la
autodisciplina conseguiremos aislarnos del ambiente agresivo.
- Capacidad de dirigir los propios actos, pensamientos, emociones, etc. Aplicar y mantener en
todo momento nuestro conocimiento y carácter, no dejándonos influir por comentarios, críticas,
etc. Admitirlos, procesarlos, pidiendo asesoramiento si es necesario, reconocer no obstante
nuestros errores, tomar nuestra propia decisión y posteriormente mantenerla.
La técnica es el conjunto de procedimientos y recursos de los que nos servimos para realizar
nuestra labor. De nuestra pericia o habilidad para usar los mismos dependerá el nivel de
efectividad de la intervención.
La práctica constante, dirigida por un monitor, genera la pericia o habilidad en el manejo de los
medios, independientemente de las condiciones particulares de cada individuo.
La conjunción de estos dos parámetros nos proporciona un dominio técnico, pero se requiere
coordinación. La gran variedad de intervenciones y el elevado número de sistemas y herramientas
en constante evolución utilizados en ellas hace necesaria una continua formación para conseguir
el perfecto conocimiento de todas sus posibilidades de uso y obtener así el máximo rendimiento
cuando los utilicemos.
Es necesario estudiar los manuales de funcionamiento facilitados por los fabricantes de los
equipos, conocer su puesta en marcha, características mecánicas, potencia, capacidades de carga
o uso, forma de emplazamiento etc., y comprobarlo prácticamente.
Tengamos presente cuando se realice un reconocimiento la diferencia entre ver y mirar. Ver es
percibir por los ojos la forma y color de los objetos mediante la acción de la luz. Mirar es fijar la
vista en un objeto con atención: observar, considerar, informarse, inquirir.
Otro factor importante para la respuesta es el mantener una organización del siniestro. Las
primeras dotaciones en presentarse encuentran una situación caótica creada por los implicados,
que incluso dan informaciones subjetivas influenciados por una falta de conocimiento o por
intentar salvar intereses particulares. A la llegada de las dotaciones de refuerzo y mandos la
situación suele haber cambiado radicalmente, estando al menos semicontrolada por la actuación
de los primeros, y comienza, generalmente un intento de reorganizar el siniestro, sin tener en
cuenta dos principios fundamentales:
Organización + Reorganización = Desorganización.
Orden + Contraorden = Desorden.
Esto puede originar un elevado grado de inseguridad y desánimo entre los actuantes.
Antes de ponerse el uniforme para comenzar el servicio, hay que hacer una correcta elección de
las prendas interiores. El uso de ropa interior confeccionada con fibras de alta capacidad
absorbente, como el algodón, empapará el sudor permitiendo así a nuestro organismo una
adecuada refrigeración.
El uso de calcetines del tamaño correcto bien ajustados impedirán la creación de rozaduras en los
pies, evitando que se erosione la piel y por lo tanto la entrada de gérmenes.
Hay que limitar al máximo la utilización de elementos ornamentales tales como anillos, sortijas,
pulseras, etc., que pueden producir enganches en objetos y producir retrasos en la aplicación de
los medios terapéuticos adecuados, al tener que cortarlos o extraerlos en el supuesto de alguna
lesión.
La falta de descanso, sueño, preocupaciones, etc., disminuye sensiblemente nuestra capacidad de
raciocinio y reacción, restando efectividad en nuestras acciones e incrementando la posibilidad de
sufrir un accidente.
Una alimentación equilibrada en cantidad y calidad nos permitirá estar con todas las reservas
energéticas en un nivel adecuado. Una cantidad adecuada, nunca excesiva, de comidas
equilibradas ya que vamos a tener mucho desgaste, nos permite estar en óptimas condiciones,
además de evitar la somnolencia y pesadez.
La utilización adecuada del equipo personal en cada momento, que deberá haber sido mantenido
y comprobado concienzudamente, nos permitirá mantener un nivel de seguridad idóneo.
Hay que recordar que el empleo de equipos de seguridad no implica la seguridad del Bombero, si
no se realiza entrenamientos, comprobaciones y verificaciones sistemáticas de dicho equipo.
La principal protección la constituye el equipo personal, que siempre debe utilizarse completo.
Las cálidas condiciones meteorológicas de algunas zonas no justifican prescindir de ninguna
prenda. La cara se puede proteger, provisionalmente, con la pantalla del casco, una vez conocida
la ubicación y características del incendio. Una cortina de agua pulverizada también protege
contra la radiación del calor, el humo y el polvo.
Existe el peligro de quemaduras por vapor de agua, al emplear el agua pulverizada en recintos
cerrados, especialmente en aquellos incendios en los que se produzca mucho brasa. Las manoplas
no deben mojarse nunca, pues el agua se evapora por efecto de la radiación térmica, y puede
producir quemaduras en las manos.
Si existe la más mínima duda de que el aire no sea respirable por causa de la existencia de humo,
gases, vapores, polvo o falta de oxígeno, se debe actuar con equipos de protección respiratoria
completos, vigilando la reserva de aire. Conviene recordar que los filtros no facilitan oxígeno,
simplemente filtran el aire que aporta el oxígeno que se halla presente. Siempre que sea posible,
se debe ventilar el local en el que se desarrolla el incendio.
3. Peligro de explosión.
Si se presume que puede existir riesgo de explosión, no se deben accionar interruptores eléctricos
de ningún tipo. En el caso de existir instalación de gas en todas las plantas de un edificio
incendiado, como medida de protección se debe cerrar la válvula de la acometida principal. Una
vez finalizado el siniestro, antes de abrirla hay que comprobar que se encuentran cerradas todas
las llaves de servicio de los diferentes aparatos ubicados en las viviendas por el peligro de fugas y
posibles explosiones.
Para evitar la explosión de recipientes a presión por efecto del calor del incendio hay que sacarlos
fuera del área de peligro. Si esto no es posible, se refrigeran desde un lugar seguro, en tanto no se
hayan recalentado peligrosamente. Es peligroso refrigerar botellas de gases bajo presión que se
encuentren recalentadas en exceso. Durante el calentamiento pueden haberse producido tensiones
en la estructura del recipiente por efecto del calor, a las que se sumarán las que puedan originarse
en el enfriamiento, generándose un peligro de fragmentación. En todo caso, si es imprescindible
esta intervención, se debe realizar desde un lugar seguro. En ningún caso directamente con agua a
chorro, sino con agua pulverizada y con mucha precaución. Con las botellas de acetileno hay que
actuar con precauciones especiales.
Como consecuencia del calor generado con un incendio puede producirse la destrucción o
fragmentación de elementos portantes de la estructura de un edificio, originándose el
hundimiento parcial o total del mismo. La disminución de la capacidad de carga de elementos de
construcción por efecto del calor puede ser muy alta. Por ejemplo, el acero a 500ºC mantiene
aproximadamente el 50% de su capacidad de carga normal, mientras que a 600ºC ese valor es
aproximadamente el 30%.
La dilatación de los elementos portantes también debe ser tenida en cuenta. Una viga de acero sin
proteger, de 10 m de largo se dilata a 500 ºC aproximadamente 7 cm. A 600 ºC la dilatación
alcanza 8.5 cm, mientras que a 700 ºC el valor alcanzado es aproximadamente de 10.5 cm, lo que
origina un empuje contra sus apoyos, desplazamientos en estructuras y cerramientos y su caída.
Otra circunstancia a considerar es la deformación que sufren los elementos portantes. Por
ejemplo, la flexión de pilares de acero sin proteger. Asimismo, deberá tenerse en cuenta la
fragmentación originada por las tensiones térmicas al no calentarse por igual toda la pieza o al
producirse un enfriamiento no uniforme de la misma. Esta posibilidad puede producirse tanto en
el hierro fundido como en la piedra caliza, y en las fábricas de ladrillos por desecación de los
morteros.
En casos excepcionales y para evitar la propagación del incendio se actuará en los límites de estas
zonas, buscando un lugar seguro de la estructura.
Durante la noche, se instalarán equipos de iluminación suficientes, a ser posible por encima de
las áreas de trabajo para evitar el deslumbramiento y posible caída de los actuantes.
5. Peligros de la electricidad.
Nunca se debe proyectar agua sobre equipos bajo tensión eléctrica. En instalaciones de baja
tensión, evitar todo contacto, directo o indirecto, con las instalaciones no aisladas que se
encuentren bajo tensión.
En todos los casos en los que no haya garantía absoluta o donde pueda existir la posibilidad de
contacto involuntario, en especial con el chorro de agua, un experto debe desconectar la
instalación. Donde no haya posibilidad de ello, acordonar la zona de posible contacto.
En toda instalación de alta tensión rige el lema “fuera las manos”. La distancia mínima de la
lanza (no del chorro) al punto de tensión eléctrica será función de la tensión existente. La
desconexión eléctrica sólo la efectuará el técnico o representante de la compañía eléctrica. Donde
no sea posible hacerlo, dejar los trabajos de extinción dentro del área de peligro y acordonarla.
Los trabajos de extinción en instalaciones eléctricas propiamente dichas, sólo se realizarán con
medios de extinción adecuados y, si son instalaciones de alta tensión, únicamente después de
realizarse la desconexión y puesta a tierra de los elementos por el representante de la compañía
eléctrica.
6. Peligros químicos.
Al romperse o estallar los recipientes pueden producirse reacciones térmicas, efectos corrosivos y
generación de gases tóxicos al liberarse o mezclarse las sustancias químicas por efecto de la
aportación de aire por contacto con el agua.
En este tipo de incendios siempre se deben utilizar equipos de protección respiratoria y, si las
circunstancias lo requieren, trajes de protección química.
7. Peligro de llamaradas.
Al abrir locales incendiados, en el caso de combustiones incompletas, se produce una aportación
de oxígeno con gran peligro de producción de llamaradas. Éstas salen generalmente por la parte
superior de la abertura, por lo que los actuantes deben ponerse a cubierto agachados detrás del
paramento en el lado de la cerradura de la puerta si ésta se abre hacia afuera.
Si la puerta abre hacia dentro, golpearla con la herramienta hasta forzar la cerradura. La cobertura
se realiza con los bomberos intervinientes agachados en el lado de las bisagras.
TEMA 18. COMPORTAMIENTO HUMANO EN SITUACIONES LÍMITE Y
DE EMERGENCIA.
1. INTRODUCCIÓN.
La percepción individual de la amenaza que supone el incendio, varía también según las
medidas de protección contra incendios que disponga el edificio. Obviamente, en
situaciones de amenaza para la vida, las decisiones más importantes suceden en las
primeras etapas del incidente, antes de la llegada de los Bomberos.
En la mayoría de los incendios, los ocupantes perciben su existencia a través del olor del
humo y por medio de la notificación personal, bien sea efectuada por personas
conocidas o por otras.
5. COMPORTAMIENTO DE PÁNICO.
El término pánico no es lo mismo que ansiedad y miedo. Estas actitudes son normales
pero no conllevan la adopción de medidas irracionales, mientras que en el pánico se
adoptan medidas sin lógica y que suelen ser autodestructivas.
6. COMPORTAMIENTO DE REINCORPORACIÓN.
Así pues, parece ser que tanto puertas como escaleras y pasillos suelen tener un
movimiento de personas en dos direcciones. El ocupante que una vez abandonado el
edificio, vuelve a incorporarse a él, suele ser consciente del incendio, de las áreas
afectadas y de la propagación del humo.
De cualquier forma, los ocupantes han intentado en algunos casos la evacuación a través
del humo, pero en general se ven obligados a retroceder sin completar la evacuación.
Como norma general es preferible no intentar la evacuación a través del humo.
TEMA 19. DEMOGRAFÍA, GEOGRAFÍA Y ECONOMÍA BÁSICA DE EUROPA,
ESPAÑA Y ANDALUCÍA.
1. INTRODUCCIÓN.
El objetivo de este tema es un conocimiento muy elemental del entorno en que vivimos. Cada
vez más, las relaciones con el entorno que nos rodea son más estrechas (mejora de
comunicaciones, avances en las telecomunicaciones, etc.), las políticas que se llevan a cabo es
más dependientes de una coordinación con otras comunidades y países, por lo que se hace
necesario conocer, al menos elementalmente, el ámbito donde vivimos.
2. ANDALUCÍA.
Geografía.
La Comunidad Autónoma Andaluza tienen una extensión de 87.268 km2 distribuidos en ocho
provincias ocho provincias: Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga y
Sevilla. Limita al Oeste con Portugal, al Norte con Extremadura y Castilla La Mancha y al
Noroeste con Murcia. Al Sudoeste limita con el Océano Atlántico y al Sudeste con el Mar
Mediterráneo.
Esta configuración le hace tener un relieve muy singular, con grandes extensiones
prácticamente al nivel del mar (Huelva, Sevilla y Cádiz) que coexisten con las elevaciones
más extremas de la península Ibérica (la montaña más alta de la península es el Mulhacén con
3.478 m, seguido del Veleta con 3.392, ambos en Sierra Nevada). Estas elevaciones se debe a
que Andalucía se encuentra en el extremo de una placa tectónica continental la Europea, que
colisiona con la placa norteafricana dando lugar a fuertes elevaciones (Sistemas Béticos) y
fuertes depresiones (Estrecho de Gibraltar).
Este relieve tan variado conlleva importantes variaciones climáticas, y así nos encontramos
lugares muy húmedos (Huelva, Sierras de Cádiz, Sierra de Cazorla), con precipitaciones
frecuentes con lugares prácticamente desérticos (sudeste de Granada y Almería).
Demografía.
Según el censo de 1.991 la población andaluza alcanzaba los 7.040.627 habitantes. Se trata
por tanto, de la Comunidad Autónoma más poblada de las 17 que forman España. La
densidad de población es de 80.68 hab/ km2, ligeramente superior a la media española.
Las provincias occidentales se caracterizan por tener la población más joven de España. Más
del 22% de su población tiene menos de 16 años. Las provincias orientales tienen un 19% de
su población menores de 16 años. Sólo el 12% de la población supera los 65 años. La
tendencia, al igual que en el resto de España es al envejecimiento progresivo y rápido de la
población.
Economía.
La economía andaluza se caracteriza por el alto índice de paro que soporta la población y al
elevado peso que tiene el sector de servicios. Sin embargo, esto no hay que entenderlo como
un gran desarrollo y modernización de la economía, sino como una falta de tejido industrial y
una gran dependencia de sectores como la agricultura, con un fuerte retroceso en la demanda
de empleos. En los últimos 30 años el porcentaje del sector servicios de la economía andaluza
se ha duplicado, pasando de un 30% a un 60%.
Desde los años 60 el crecimiento del PIB andaluz ha sido en general ligeramente menor que
el español, si bien en el último lustro la tendencia se ha invertido, es decir, el crecimiento
andaluz es igual o ligeramente superior al español.
3. ESPAÑA.
Geografía.
Limita al Norte con Francia y el Océano Atlántico, al Oeste con el Océano Atlántico y
Portugal, al Sudoeste con el Océano Atlántico, al Sudeste con el Mar Mediterráneo y al Este
con el mar Mediterráneo.
Se trata, junto con Portugal, de una Península. Constituye el más occidental y el más estrecho
de los grandes istmos del continente europeo.
Las coordenadas geográficas en las que se sitúa son las siguientes: en relación con los
paralelos se encuentra a 43º 47' de latitud Norte en Estaca de Bares, mientras que en la parte
Sur se llega a 36º de latitud Norte en Tarifa, la ciudad más meridional de la Península,
quedando ésta separada de África por el estrecho de Gibraltar, de 14 Km de anchura en su
parte más estrecha.
La Península tienen forma maciza con estructura trapezoidal. Está rodeada en sus 6/7 partes
por mar. La altitud media es de 660 m.
Las unidades que configuran el relieve español son:
- La meseta:
- Cuenca del Duero o Subemeseta Norte.
- Cuenca del Tajo y del Guadiana o Submeseta Sur.
- Sistema Central.
- Bordes de la meseta:
- Septentrional:
- Macizo galaico leonés.
- Cordillera Cantábrico.
- Oriental: Sistema Ibérico.
- Meridional: Sierra Morena.
- Cordilleras exteriores:
- Pirineos.
- Costero Catalana.
- Sistemas Béticos.
- Archipiélago balear.
- Depresiones prealpinas:
- Depresión del Ebro.
- Depresión del Guadalquivir.
- Archipiélago canario.
Demografía.
La población española en el año 1.991 era de 39.177.400 habitantes. Tienen una densidad de
unos 78 hab/ km2, una de las más bajas de Europa.
El índice de natalidad es uno de los más bajos de Europa. Este dato ha cambiado radicalmente
en los últimos 20 años. Se ha pasado de ser el país con mayor índice de natalidad a ser uno de
los últimos. Por lo tanto se está produciendo un envejecimiento rápido y progresivo de la
población.
Economía.
Las provincias con mayor grado de terciarización de su economía son Málaga, Madrid,
Barcelona y Alicante.
4. EUROPA.
Consideraremos como Europa, el ámbito geográfico que más nos afecta desde el punto de
vista socioeconómico, es decir, la Unión Europea.
Geografía.
La Unión Europea en 1.998 tiene una extensión de unos 3.234.290 km2, distribuidos en 15
países, que son: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Grecia,
Holanda, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal, Reino Unido, Suecia.
Limita con el Océano Atlántico, con el Mar Mediterráneo, y con el antiguo bloque de los
países socialistas del Este. La tendencia actual es a la integración próxima de estos países, por
lo que la Unión Europea estaría constituida por una parte del continente euroasiático.
Tradicionalmente el límite de lo que se considera Europa se sitúa en la Cordillera de los
Urales, en la actual Rusia. Si se considera socioeconómicamente Turquía integrada en el
espacio europeo, el límite de Europa limitaría con el Oriente Medio a través de este país.
El relieve de Europa no es especialmente abrupto. Las cordilleras más importantes son más
bajas en general que las de Asia o América. La cordillera más representativas son los Alpes,
situados entre Francia, Suiza, Italia fundamentalmente y los Pirineos.
Esto relieve provoca que en Europa no haya ríos especialmente caudalosos. El clima es
típicamente Atlántico, no continental, con temperaturas suaves (excepto en los países
nórdicos) y una elevada humedad.
Demografía.
En la Unión Europa hay unos 371.563.300.000 habitantes. Considerada como tal sería la 5ª
acumulación de habitantes del mundo (tras China, India, Indonesia y los países de la antigua
URSS). La densidad media es de unos 115 hab/km2.
Las características más importantes de la población son los bajos índices de natalidad y
mortalidad, por lo que la edad media de la población es elevada.
Economía.
La moneda única europea, el euro, supondrá más estabilidad y poder respecto al dólar y al yen
japonés. Las ventajas que se esperan de la Unión Monetaria según el último informe
económico del Banco de España, son los siguientes:
- La sustitución de las diferentes divisas por una moneda única supone un ahorro
del 0.3 al 0.4% del PIB en la disminución del coste de las transacciones.
- La disminución del grado de incertidumbre en el tipo de cambio, lo que resultaría
favorable a la inversión y producción.
- La integración de los mercados nacionales se ha evaluado en un 2% adicional de
la UE.
Tiene una extensión de 7.394 km2 (8.46 % de la superficie de Andalucía y 1.47 % de la superficie
nacional), de los cuales 5.154 alcanzan una altitud menor de 200 m. 1.810 km2 están entre los
201 m y 600 m y 430 km2 superan esta altitud.
Su costa de 252 Km, que representa casi la mitad del perímetro de la provincia, es en general baja
y arenosa.
Está conformada por 43 municipios, que se engloban dentro de 8 comarcas: Campo de Gibraltar,
Campiña Norte, Jerez de la Frontera, Bahía de Cádiz, la Janda, Sierra Norte, Bajo Guadalquivir y
Sierra de Ubrique. El gran tamaño medio de los municipios y, como consecuencia, el pequeño
número de éstos, son dos características de la provincia.
El sistema provincial de ciudades se caracteriza por contener tres grandes núcleos urbanos de
segundo rango, dentro del sistema andaluz establecido por la Junta de Andalucía. Este hecho es
un elemento singular a constatar dentro del territorio andaluz. Algeciras, Cádiz y Jerez de la
Frontera agrupan cerca de 450.000 habitantes que representan el 40 % de la población provincial.
1.2. Orografía.
La parte más accidentada de la provincia está constituida por una agrupación de montañas que
forman la serranía de Grazalema, integrada dentro de la de Ronda. La sierra del Pinar, es el
macizo más notable, con elevaciones de 1.654 m, siendo las mayores de la provincia. Algo más al
Sur se encuentra la sierra de Albarracín. Siguiendo hacia el Sur se encuentran las sierras de
Ubrique.
Por el Norte, siguiendo la divisoria con la provincia de Málaga, se eleva el terreno hacia la cima
del peñón de Lagarín. Más allá se encuentra Olvera, sobre una colina y cerrando el horizonte por
ese lado la sierra de las Harinas.
Al Norte y Oeste de estas sierras queda una llanura salpicada de pequeñas colinas, y más al Sur se
encuentran las sierras de Gibalbín y San Cristóbal, ambas sobre una recta que enlaza Jerez con el
Puerto de Santa María.
Un grupo de montes, cuya cúspide es Pilita de la Reina, comprende el macizo del Aljibe. Desde
Castellar de la frontera el terreno es bastante llano, presentando algunas elevaciones, como la
sierra Carbonera (310 m), en cuyo extremo comienza el istmo de Gibraltar.
Al Noroeste del Aljibe, empieza la sierra de las Cabras, siendo su altitud media de unos 650 m.
Hacia occidente de esta sierra se encuentran los Llanos del Valle, la sierra de la Sal y la sierra de
Dos Hermanas, con su cima, el Puntal (483 m), cuyo eje va de Norte al Sur, terminando por ese
lado la serranía Gaditana.
La red fluvial de la provincia de Cádiz se ha definido como “el esqueleto que sostiene a todo el
territorio provincial”, y no por el uso que de ella se hace, sino porque sus cuencas de desarrollan
dentro de los límites de la provincia y su disposición es el vínculo de unión de los diferentes
territorios gaditanos.
Partiendo de las sierras del Nordeste, se abren en abanico tres cuencas que en dirección Oeste,
Sudoeste y Sur conectan las citadas sierras con las campiñas y el litoral.
La primera de estas cuencas es la del Guadalete, con una extensión de 3.677 km2, abarca toda la
mitad septentrional de la provincia. El río Guadalete nace en la sierra del Endrinar. Con un
recorrido de 167 Km tiene una doble desembocadura, en la bahía de Cádiz en zona de marismas,
la antigua de río San Pedro y la actualmente canalizada del Puerto de Santa María. De todos sus
afluentes, los principales son el Guadalporcun o río de Olvera, que lo recibe a la derecha en sierra
Vaquera y el Majaceite, por la izquierda en un lugar llamado Junta de los Ríos.
La segunda de estas cuencas, la constituye la del río Barbate, que drena el centro de la provincia,
abarcando una superficie de 1.329 km2. El Barbate nace en la sierra del Aljibe, con su afluente
más importante el Almodóvar, el cual vertía sus aguas en la antigua laguna de la Janda, hoy
desecada. Al igual que el Guadalete, su curso bajo se desarrolla a través de marisma hasta su
desembocadura, próxima a Barbate.
Por último en el Sur de la provincia, se abre una diversificada red de pequeñas cuencas con ríos
cortos que llegan directamente al mar. De éstos, merece ser destacado el Guadarranque que vierte
al mediterráneo.
El régimen fluvial de toda la red es el típico régimen subtropical mediterráneo, caracterizado por
la irregularidad de sus caudales, con grandes crecidas en otoño y un fuerte descenso del caudal en
verano.
Incluye la capital, San Fernando, Chiclana, Puerto Real y Puerto de Santa María. La superficie
ocupada por estos 5 municipios es de 591.9 km2. La población total es de 376.866 habitantes,
casi una tercera parte del total de la provincia.
Los 5 municipios forman desde 1991 una unidad administrativa denominada mancomunidad de
la Bahía de Cádiz. El buen desarrollo de este organismo debe ser crucial para el desarrollo
territorial y económico de la comarca.
Campo de Gibraltar.
Dentro de España destaca por poseer el segundo término municipal más extenso, después de
Lorca (1614 km2). Esta misma característica hace que conforme, en solitario, una única comarca.
Alrededor de la capital aparecen muchas entidades de carácter menor como: San José del Valle,
Torrecera, La Barca de la Florida, Estella del Marqués, Guadalcacín, La Ina, Cuartillos, Mesas de
Asta, El Portal, Albarizones y El Torno.
Con una superficie de 273.13 km2 y una población en torno a los 95.000 habitantes, la comarca
del bajo Guadalquivir engloba los municipios de Sanlúcar de Barrameda, Chipiona, Rota y
Trebujena. Está caracterizada comarcalmente por un elemento físico, que es el río Guadalquivir
en su curso bajo, aunque se da la circunstancia que uno de sus municipios, Rota, puede
englobarse dentro del área de la Bahía de Cádiz, pues geográficamente, esta localidad es la que
cierra la Bahía de Cádiz. Sin embargo, por sus características socioeconómicas, se asimila en
mayor medida a la comarca en la que se engloba.
Comarca de Ubrique.
Cinco son los municipios que componen esta comarca: Benaocaz, El Bosque, Grazalema,
Villaluenga del Rosario y Ubrique. Con una superficie de 348 km2, está situada en el macizo de
Grazalema, en la sierra del Pinar. Se trata de la zona con índices más altos de lluvia de toda
España, rondando los 2.000 l/m2 anuales, debido por una parte a la penetración de los frentes
Atlánticos y por otra a su orografía montañosa. Es una zona escasamente poblada, con unos
22.000 habitantes.
Campiña Norte.
Situada entre las comarcas de la serranía y la de Jerez. Compuesta por 7 municipios de los cuales
el más grande es el de Arcos de la Frontera. Le siguen Villamartín, Prado del Rey, Bornos, Algar,
Puerto Serrano y Espera.
Comarca de la Janda.
Comarca de Olvera.
Situada al Nordeste de la provincia de Cádiz, se encuentra encajada entre las sierras de Líjar, Las
Harinas y Algodonales. Con una población cerca de los 30.000 habitantes, la conforman los
municipios de: Alcalá del Valle, Algodonales, El Gastor, Olvera, Setenil, Torre-Alháquime y
Zahara de la Sierra.
1.5. Climatología.
La suavidad del clima gaditano es unos de sus elementos más característicos y positiva. La poca
diferenciación de las temperaturas medias anuales (menos de 4ºC) y sus valores moderados (entre
los 16º y los 20º C) son indicadores de la benignidad climática de la provincia gaditana. Los
valores más elevados corresponden a la campiña interior muy alejada de las influencias
marítimas y en las zonas afectadas por el viento de Levante. Las más bajas se sitúan en las
serranías del Nordeste.
El viento de levante es el meteoro más conocido de la provincia, no sólo por su fuerza sino
también por su persistencia. Es la influencia del anticiclón de las Azores, dominante en las
latitudes meridionales, lo que favorece esta circulación atmosférica del Este. Además, está el
Estrecho, un inmenso embudo que se va cerrando desde el cabo de Gata (Almería) hasta Tarifa.
Es aquí donde alcanza su menor anchura (14 Km) y donde sus orillas son más elevadas (las
últimas estribaciones de las Béticas por el lado español y el Atlas por el marroquí). Cuando la
gran masa de aire de componente Este desplazada por el anticiclón llega al Estrecho, se ve
obligada a comprimirse entre montañas, que actúan como un auténtico Venturi alcanzando con
facilidad velocidades de 40-60 km./h aunque en ocasiones se superan los 100.
Sin embargo, en Cádiz no se llama Levante a cualquier viento del Este. El Levante gaditano tiene
una ligera inclinación ESE y procede de las tórridas tierras interiores de África. Por eso, su
temperatura es muy elevada y su sequedad extrema (bajo su influencia la humedad relativa puede
descender un 20-25 %).
Si nos situamos en la sierra del Pinar, a 1654 m de altura sobre el nivel del mar, y el día está
claro, disfrutaremos de una extraordinaria panorámica de la provincia. En dirección sur, a unos
70 Km, se encuentra la bahía de Algeciras, siguiendo con la mirada la línea de costa hacia el
oeste, llegaríamos a divisar la desembocadura del Guadalquivir, en Sanlúcar de Barrameda.
Siguiendo el camino del sur, nos encontraremos con una vegetación radicalmente diferente, con
bosques de alcornoques y brezales. En estas sierras de areniscas, aparecen los canutos y
gargantas, sobre todo en Algeciras y Facinas, que se mantienen húmedos todo el año.
La disponibilidad de agua puede ser muy escasa durante la época seca en la campiña, mientras
que es abundante todo el año en las gargantas de Algeciras.
A esta variabilidad física se le superpone una utilización forestal, ganadera y agrícola, resultando
un paisaje en mosaico.
2.1. Introducción.
La provincia de Cádiz es la segunda con menos municipios de toda España, 43 frente a 34 de Las
Palmas y la décima en número de habitantes. Presenta una población de derecho con referencia al
Padrón de habitantes de 1.993, de 1.104.258, de los que 548.508 (49.67 %) son varones y
555.750 (50.33 %) son mujeres. Esta cifra supone el 15 % de todos los residentes en Andalucía
situándola en el tercer lugar entre las provincias de la Comunidad Autónoma Andaluza, detrás de
Sevilla y Málaga.
Su distribución se realiza de forma proporcional entre los sectores rural, metropolitano y urbano,
estando el 81.03 % de la misma en los 13 núcleos de población a los 20.000 habitantes, un
65.18% en los núcleos en los 7 núcleos de población superiores a los 50.000 habitantes y un
40.41% en los 3 municipios de más de 100.000 habitantes.
La densidad de población (149.53 hab/km2) se encuentra muy por encima de la media nacional
(76 hab/km2), teniendo una evolución en su densidad poblacional entre las de mayor índice de
toda la comunidad.
Su población flotante es variable, dependiendo del período estacional que analicemos teniendo
los siguientes incrementos:
- Meses de enero a abril: incremento del 20%.
- Meses de mayo a junio: incremento del 35%.
- Mes de agosto: incremento del 65%.
- Meses de julio y septiembre: incrementos del 40%.
- Meses de octubre a diciembre: incremento del 20%.
En la provincia existen 30 municipios con menos de 20.000 habitantes, de los que solamente 2
tienen menos de 1.000: Benaocaz y Villaluenga. Aparecen 6 municipios entre 20.000 y 50.000
habitantes (Arcos de la Frontera, Barbate, Chiclana de la Frontera, Puerto Real, Rota y San
Roque), 4 entre 50.000 y 100.000 (La Línea de la Concepción, Puerto de Santa María, San
Fernando y Sanlúcar de Barrameda). Los tres núcleos mayores de 100.000 habitantes
corresponden a Cádiz, Jerez y Algeciras.
En las zonas costeras se sitúan los municipios con más de 50.000 habitantes a excepción de
Jerez. Muchos de estos municipios eminentemente costeros sustentaron importantes porcentajes
de crecimiento entre 1900 y 1950 (algunos como Algeciras del 296.4% o La Línea con 72.9%) y
siguieron aumentando entre 1950 y 1981. En la última década este crecimiento se ha visto
bastante frenado no tanto por el aumento del índice de mortalidad, como por el estancamiento de
la natalidad.
Los datos utilizados provienen del censo de Población de Andalucía de 1991 (IEA, 1993), que es
el último disponible con los datos estratificados para este tipo de tratamientos.
95 - 99 41 185 226
>100 26 42 68
Tabla III.
Municipios 1.994
Algar 1.891
Algeciras 103.787
Algodonales 5.833
Barbate 22.664
Benalup 6.067
Benaocaz 578
Bornos 8.051
Bosque, Él 1.802
Cádiz 155.438
Conil 16.359
Chipiona 15.399
Espera 4.197
Gastor, El 2.121
Grazalema 2.296
Olvera 9.144
Rota 24.287
Setenil 3.301
Tarifa 14.934
Torre-Alháquime 1.004
Trebujena 6.999
Ubrique 18.320
Villamartín 12.473
Total 1.118.137
Durante el período de los años 60 y hasta mediados de los 70 la economía gaditana creció más
que en Andalucía en su conjunto, quedó por debajo de la media nacional y, además, la expansión
de la provincia dependió, básicamente, de factores e impulsos muy ajenos a la misma, tendiendo
a especializarse en sectores (por ejemplo: industria de transformaciones metálicas, industria
química, comercio y otros servicios) en los que carecía de ventaja competitiva y/o que estaban en
un proceso que podía derivar hacia situaciones críticas, tendencia en la que cabra inscribir ya
algunas de las actividades más tradicionales de la provincia.
La crisis iniciada a partir de 1.973 marca para Cádiz un punto fuerte de inflexión a la baja en las
tendencias del período anterior. De hecho, se comprueba que la economía provincial es una de las
que más ha acusado la situación, con sus lamentables manifestaciones en el terreno del
desempleo, cierres y crisis de algunos de los establecimientos industriales de reciente expansión,
caída de la actividad constructora, etc. El único sector que ha soportado estos cambios han sido
los servicios (en su conjunto) aunque ello no implica que la provincia disponga de una
actividades terciarias modernas y dinámicas, puesto que muchas estructuras tradicionales
perduran y, o bien no han evolucionado o no lo han hecho con la suficiente rapidez, aunque
existan excepciones.
El período que discurre desde 1.973 hasta mediados de los años 80 aparece marcado por la crisis
económica, con especial incidencia negativa en unas actividades de tanto peso industrial como la
construcción naval y sus industrias vinculadas y el propio sector químico.
Al profundizar en el análisis de las tendencias que caracterizan la economía gaditana hasta
mediados de los años 80, aparecen como destacables los siguientes hechos:
2. Aunque se detecta cierto empeoramiento de la situación del sector primario, la evolución que
éste registra en Cádiz no ha seguido una tendencia uniforme debido a la propia inestabilidad de
toda actividad agraria. No obstante su productividad ha seguido ha sido siendo elevada si la
comparamos con la media andaluza y española.
5. Al igual que ocurría en el período 1.960-73, los factores foráneos a Cádiz y sus elementos
puramente regionales han favorecido el aumento de su producción. Por contra, la falta de
especialización de la provincia en sectores que en el ámbito nacional se situaban en fase de
expansión y la concentración de aquellos en los que carece de ventaja comparativa ha retrasado el
crecimiento.
La evolución del empleo constituye, sin duda, uno de los aspectos más relevantes para el presente
y futuro de la provincia de Cádiz. Los aspectos que podríamos destacar en este punto son los
siguientes:
1. Cádiz tiene una tasa de actividad de su población que es bastante más baja que la media
española (que también es comparativamente con otros países avanzados, muy baja) e inferior
también a la mayoría de las provincias andaluzas.
2. Desde el punto de vista sectorial cabe destacar en primer lugar que se aprecia una disminución
en la participación de la población activa del sector agrario en Andalucía y Cádiz, manteniéndose
la media española. En el caso particular de Cádiz, dicha participación era del 12%, en 1.980, cifra
muy aproximada a la media de la CEE, de la cual todavía están lejos la andaluza (21.4%) y la
española (17%).
La población activa en el sector de la construcción tiene más importancia relativa en Cádiz que
en Andalucía y España. Por otra parte, dada la potencialidad que tiene la construcción para
generar empleo, es probable que pueda convertirse en un sector muy favorecido en el terreno de
las inversiones públicas y modificar, aunque sólo sea coyunturalmente, la estructura de su
población activa.
Por último, el sector servicios es el único que ha visto crecer su población activa, en términos
absolutos, en Cádiz. Acapara más del 40% de la población activa total. Hay que hacer notar en
este punto, que el elevado peso del sector terciario no debe entenderse como un síntoma de
desarrollo, sino más bien, como la incapacidad de crecimiento del sector industrial que ha
motivado la orientación de l población activa hacia los servicios provocando con ello, un
desarrollo excesivo de sus ramas tradicionales.
3. El problema del aumento del desempleo es, sin duda alguna, el más trascendental con que se
enfrenta actualmente la provincia de Cádiz. Esta provincia constituye una de las que más
intensamente viene padeciendo el problema debido a causas muy diversas y coincidentes: las
presiones demográficas preexistentes, la detención de la emigración, las crisis sectoriales
específicas y otros factores puntuales. El resultado global es que Cádiz tiene una tasa de paro que
casi dobla la media española.
Los desempleados del sector agricultura, ganadería y pesca han experimentado un aumento de
importancia. Tanto en Andalucía como en Cádiz el desempleo agrícola presenta una mayor
importancia con respecto a la media española.
En cuanto al sector servicios cabe apuntar que su dinámica en la generación de desempleo ha sido
mucho mayor que en otros sectores.
TEMA 21. EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN VERBAL.
1. LA COMUNICACIÓN.
Código: conjunto de signos y de reglas para combinarlos que se utilizan para construir
el mensaje. En el lenguaje verbal, el código está constituido por la propia lengua que
hablamos.
Mensaje: está constituido por las informaciones que el emisor envía al receptor. Para
formar un mensaje, el emisor selecciona unidades del código y las combina dé manera
que signifiquen lo que se desea comunicar.
Se define el lenguaje como la capacidad que posee el ser humano para comunicarse por
medio de la expresión verbal. El lenguaje, instrumento mediante el que nos
comunicamos con otros seres humanos, puede cumplir varias funciones que
corresponden a diversas necesidades de comunicación. Hay que tener presente que lo
habitual es que en un mensaje no se manifieste una sola función, sino varias. Así es que
la naturaleza del mensaje dependerá de la función predominante, sin excluir a las otras.
Manifiesta el estado de ánimo del emisor, quien, además de transmitir una información
objetiva o no, expresa su actitud ante lo que dice. Por ejemplo, una persona que ante una
situación desesperada dice: ¡ No aguanto más!. Obsérvese que los sentimientos que
embargan al emisor hacen que el mensaje que transmite recurra a formas de expresión
enfática (a fin de comunicar su actitud ante lo que dice), lo que se pone de manifiesto
especialmente en la entonación (frases exclamativas, interjecciones, etc.)
En alguna medida, todo mensaje pretende producir una reacción, por imperceptible que
ésta sea, en el receptor o segunda persona. Hay mensajes en los que esta finalidad es la
prioritaria: más que informar de algo, el emisor intenta obtener del receptor un
comportamiento determinado. El código de la lengua contiene medios específicos para
expresar la función conativa. Así las formas del imperativo (por ejemplo, coge las llaves
antes de salir) o frases exhortativas (por ejemplo, tenga la bondad de esperar un
momento), o el uso del vocativo (¡Juan!).
Hay otras funciones del lenguaje, como la metalingüística o la poética, que no tienen
aplicación directa en el Servicio de Bomberos por lo que no las analizaremos aquí.
Por otro lado, se debe procurar que las órdenes impartidas sean claras y sencillas de
entender, de forma que la persona o personas que la reciban tengan claro cuál es el
objetivo que se les ha encomendado. También aquí es necesario que las órdenes se
impartan de la manera más objetiva posible, sin alteraciones del tono de voz y sin gestos
o aspavientos.
TEMA 22. REGLAS BÁSICAS DE REDACCIÓN.
El escrito correcto es aquel en el que el redactor después de escribir el título del tema al
que se refiere, desarrolla un planteamiento que consta de tres pasos. A saber, enfoque,
desarrollo del tema y conclusiones.
El desarrollo del tema es el núcleo del mismo. Aquí conviene remarcar las ideas
principales y establecer los nexos de unión entre ellas. Los criterios de clasificación y
división de las ideas principales en otras secundarias han de establecerse con claridad.
No es suficiente con enumerar las ideas, éstas han de ser desarrolladas y relacionadas
entre sí.
1. INTRODUCCIÓN.
El número de técnicas y métodos de estudio es muy variado. Sin embargo, en la mayoría de los
métodos hay denominadores comunes que son la existencia de varias fases: exploración, lectura,
subrayado, esquema y resumen.
2. EXPLORACIÓN.
El primer paso consiste en explorar el material con el que se va a trabajar, ya se trate de un libro,
un tema o un escrito. El objetivo de la exploración es lograr una visión de conjunto que capte la
estructura del tema con el fin de orientarse después en la lectura y no perderse en los detalles.
La lectura de un tema, sin haber realizado una exploración previa, da lugar a una menor
comprensión del texto y a perderse en los detalles al carecer de una visión de conjunto que
oriente la lectura.
3. LECTURA.
Es la fase principal e imprescindible. Todas las demás fases y hábitos de estudio giran en torno a
ella para facilitar una lectura comprensiva.
4. SUBRAYADO.
El fin del subrayado es ahorrar tiempo en el repaso, sin perder el sentido del texto, ya que todo lo
que merece destacarse ha sido señalado. También permite diferenciar las ideas según su
importancia, con lo que se detecta la estructura del tema. En esta labor se han de distinguir: las
ideas principales, las ideas secundarias y los matices o aspectos anecdóticos.
5. ESQUEMA.
Es una técnica de síntesis que se complementa con el subrayado. Ambas son técnicas de
esencialización, detectan lo esencial y prescinden de la información accidental del mismo. Es
recomendable esquematizar un texto después de haberlo subrayado.
Con la técnica del esquema la estructura del tema queda más clara al ofrecérsele de forma visual.
En el esquema sólo se emplearán palabras clave y no frases.
6. RESUMEN.
Su principal característica es que ayuda al lector a sintetizar el material y a redactar esas ideas. Su
principal inconveniente es que lleva mucho tiempo realizarlo. Es conveniente que la técnica del
resumen sea precedida del subrayado.
TEMA 24. CONOCIMIENTOS BÁSICOS DEL FUEGO. COMPORTAMIENTO DEL
FUEGO.
1. INTRODUCCIÓN.
El fuego es una reacción química conocida por combustión. También podemos decir que es una
oxidación rápida del material combustible, acompañada por desprendimiento de energía en forma
de luz y calor y de gases propios de la combustión.
Durante muchos años se ha empleado el triángulo del fuego para explicar el proceso de
combustión y la teoría de que oxígeno, calor y combustión en proporciones adecuadas daban
lugar a fuego. Asimismo, la falta de uno de los componentes evita el fuego. Dando a cada lado
del triángulo uno de los nombres (oxígeno, calor y combustible), el triángulo conseguido se llama
fuego. Separando uno cualquiera de los tres lados, dejamos de tener un triángulo y, asimismo
dejamos de tener fuego. Hoy en día este concepto se puede emplear para los fuegos que carecen
de llama. (Ver figura 1.).
Un concepto más moderno de combustión nos lleva a describir el fuego como un tetraedro a
cuyas caras llamamos oxígeno, combustible, calor y reacción química en cadena. Separando una
de las caras desaparece el fuego, al igual que dejamos de tener conformado el tetraedro. (Ver
figura 2).
3. PRODUCTOS DE LA COMBUSTIÓN.
A) Gases. Llamamos gases a los productos que se vaporizan en la combustión. Los combustibles
más comunes contienen carbono que, al arder, forma dióxido de carbono (CO2) y monóxido de
carbono (CO). La composición química del combustible es la que determina los gases que se
forman al arder. En la mayoría de los combustibles el carbono puede quemarse en su totalidad
mediante la aportación adecuada de oxígeno, lo que denominamos combustión completa.
En este caso el carbono no se oxida completamente y forma monóxido de carbono. Este gas es el
mayor causante de muertes por incendios porque es el más abundante de los gases tóxicos
producidos en la combustión. Concentraciones ligeras de CO por mucho tiempo son tan nocivas
como una concentración alta por poco tiempo. Un 0.15% de CO en el aire que se respira durante
una hora es tan perjudicial como un 0.05% durante tres horas. Si la concentración es del 0.4%, la
muerte sobreviene en menos de una hora. Una concentración de un 1.0% durante un minuto es
mortal. Si la concentración es de un 1.3% se pierde el conocimiento en dos o tres respiraciones.
El monóxido de carbono (CO) es inestable y reacciona rápidamente con el oxígeno para formar
CO2. Cuando el CO se calienta a la temperatura de 650ºC en presencia de O2, arde para formar
CO2. El monóxido de carbono es incoloro, inodoro e insípido, lo que lo hace un gas
extremadamente peligroso pues no avisa de su presencia, y un poco más ligero que el aire. Se
produce también por oxidaciones lentas. Desplaza al oxígeno de la hemoglobina de la sangre, por
lo que ésta no transporta el suficiente oxígeno, por lo que la muerte aparece por asfixia. Es muy
fácil encontrarlo en fosas sépticas, alcantarillas, cuevas, pozos, minas y en los humos de escape
de los automóviles, estufas y cocinas.
El sulfuro de hidrógeno o ácido sulfhídrico (SH2) es un gas que genera el fuego en sustancias
orgánicas que contienen azufre, tales como lana, pelo, carne y cueros. Es incoloro, con un fuerte
olor a huevos podridos y es altamente tóxico. El ácido sulfhídrico arde a 260ºC y es más pesado
que el aire.
C) Calor. Es una forma de energía. Para nuestros propósitos podemos considerar como medida la
temperatura, normalmente en ºC. Para el profesional contra incendios, el calor es el producto de
la combustión que propaga el fuego. Es, asimismo el causante directo de quemaduras, estados de
deshidratación, agotamiento y daños en las vías respiratorias. El calor, junto con la falta de
oxígeno y la formación de CO, constituyen los tres principales peligros que origina el fuego.
4. FASES DE LA COMBUSTIÓN.
Cuando el fuego tiene lugar en un edificio o una habitación, la situación requiere un adecuado
proceso de ventilación de humos y gases para disminuir daños en la instalación y reducir
peligros. Así pues, podemos considerar tres fases progresivas desde que se inicia el fuego.
a) Fase de comienzo. En esta fase, puesto que la cantidad de oxígeno no se ha reducido todavía,
los productos de la combustión son: H2O, CO2, CO, pequeñas cantidades de dióxido de azufre
(SO2), y otros gases. Se genera algo de calor que iría aumentando progresivamente con el fuego.
La temperatura de llama puede ser superior a 538ºC, si bien la del edificio sólo subirá
ligeramente.
b) Fase de desarrollo total. La segunda fase es la característica de un fuego que arde en libertad.
En esta fase, el fuego se alimenta con un aire rico en oxígeno aportado por corrientes de
convección (elevación de gases calientes) hacia las partes superiores del edificio, y confinamiento
de gases calientes. Los gases calientes forman un hongo y caen por los laterales del edificio
empujando a los gases fríos a la base del fuego y encendiendo al mismo tiempo, los materiales
combustibles de la parte superior. La temperatura alcanzada aquí es superior a 700ºC, por lo que
los bomberos no deberán respirar esta atmósfera que quemaría de inmediato sus vías
respiratorias, limitando su presencia a las partes bajas del edificio. A medida que el fuego avanza
en esta fase va consumiendo el oxígeno del aire, por lo que entra en un estado de arder sin llama.
En este estado, sólo se necesita un aporte de oxígeno para arder de forma violenta, incluso con
explosión.
C) Fase de arder sin llama. Es la tercera fase de combustión y también la final, en la que cesa la
llama si el confinamiento del fuego es total, de cierre hermético a la entrada de aire. La
habitación se llena de humo y gases ocasionados por la combustión, con presión suficiente para
hacerlos salir por las grietas del edificio. El fuego continuará ardiendo sin llama y llenando de
humo la habitación a una temperatura aproximada de 538ºC, con vaporización de los elementos
ligeros del combustible, hidrógeno y metano. Esta atmósfera no permite la supervivencia de una
persona.
D) Explosión de fuego. Es el estado del fuego en que toda la habitación o todo el espacio donde
hay fuego es inundado por las llamas. En principio se creía que esto era causado por la emisión
de gases combustibles que se concentraban en la parte superior de la estancia, mezclados con
aire, hasta que alcanzaban su estado de ignición, que ocurría de forma instantánea produciendo la
explosión de fuego. Sin embargo, posteriores investigaciones han llevado a la conclusión de que,
si bien la acumulación de gases en la parte superior tiene lugar, la explosión de fuego se produce
después, atribuido al exceso de calor acumulado procedente del fuego mismo. Si el fuego
continúa, llega un momento en que todos los materiales combustibles de la estancia alcanzan, de
forma simultánea, su punto de ignición. En este momento, también de forma simultánea, entran
todos los materiales en combustión.
f) Explosión de humo. La carencia de oxígeno y una situación prolongada de arder sin llama lleva
a una situación en que se pudiera producir la explosión de humo. Los síntomas son grandes
cantidades de humo sin llamas, saliendo por las grietas de las paredes, huecos del tejado y entre
los marcos de las ventanas y un efecto de silbido procedente del edificio. En esta situación es
conveniente enfriar el edificio desde el exterior antes de empezar a ventilar. Una entrada
repentina de aire fresco ocasionaría la ignición instantánea de los gases con explosión y
abundancia de humo. Resumiendo, la explosión de humo es la ignición rápida de los gases
calientes ocasionada al introducir oxígeno cuando se abre la entrada de aire a un edificio
fuertemente cargado de humo, ocasionado por un fuego que ha consumido todo el oxígeno que
contenía el edificio.
Bajo la teoría del triángulo de fuego, existen tres métodos de extinción de incendios:
1) Quitando el combustible.
2) Desplazando el oxígeno.
3) Reduciendo la temperatura por debajo del punto de ignición.
Con la introducción del tetraedro aparece un cuarto método de extinción:
4) Inhibidores de la reacción en cadena.
Veamos con más detalle cada uno de estos métodos.
1) Fuegos de clase A. Son aquellos originados por materiales combustibles sólidos, tales como
madera, papel, goma, textiles y muchos plásticos. Al arder dejan cenizas. Se extinguen con agua
para reducir la temperatura del combustible por debajo de su punto de ignición.
4) Fuegos clase D. Fuegos en metales combustibles, tales como Mg, Ti, Zr, Na, K, Li, Ba, Ca y
Sr. Los agentes extintores, en general para todos los metales, son el polvo seco, grafito en polvo,
arena seca y polvo Met-L-X, si bien cada metal requiere un agente especial con características
adecuadas.
a) El agua en fuegos en metales. Cuando los metales están ardiendo y son salpicados por agua en
cantidades limitadas, el metal caliente extrae el oxígeno del agua y aviva la combustión. Al
mismo tiempo se produce la emisión de hidrógeno que entra en combustión inmediatamente.
Puesto que el agua en pequeñas cantidades acelera la combustión (en especial si el metal está en
forma de virutas), el uso de extintores portátiles de agua no es recomendable, excepto para apagar
un fuego de clase A de los alrededores del metal. No obstante, el agua en abundancia por su gran
poder enfriador, puede usarse para disminuir la temperatura del metal por debajo de su punto de
ignición.
b) Agua en fuegos de Na, K, Li, NaK, Ba, Ca y Sr. El agua aplicada a estos metales y a las
aleaciones de NaK induce a la reacción química de descomposición de la molécula de agua en
oxígeno e hidrógeno, produciéndose una explosión incluso a temperatura ambiente. Por
consiguiente, no se debe usar agua en los fuegos de estos metales.
C) Agua en fuegos de Zr. El polvo de Zr humedecido con agua es más difícil de incendiar que el
polvo seco. Sin embargo, una vez que comienza a arder, el polvo húmedo arde con mayor
violencia. No se le deben aplicar pequeñas cantidades de agua. Sin embargo, grandes cantidades
de agua aplicadas por inmersión dan buenos resultados. Los chorros de agua aplicados
directamente al fuego pueden producir explosiones.
h) Agua en fuegos de Ti. No debe ser usada, pues produce reacción violenta que puede causar
accidentes al personal. En pequeñas cantidades, se vierte ardiendo en grandes volúmenes de agua,
totalmente sumergido.
1) Conducción. Se transmite de un cuerpo a otro por contacto directo entre los dos cuerpos. La
cantidad de calor que se transmite y la velocidad de transmisión depende de la conductividad del
cuerpo. Los gases suelen ser malos conductores del calor, como por ejemplo el aire.
2) Radiación. Es el método de transmisión del calor sin medio intermedio, sólo por ondas,
similares a las de la transmisión de la luz, pero con mayor longitud de onda que éstas. Todos los
cuerpos irradian calor, tanto más cuanto mayor es su temperatura.
1. CARACTERÍSTICAS.
Definimos la combustión como una reacción de oxidación formada por cuatro elementos:
- Combustible.
- Comburente (normalmente oxígeno).
- Calor.
- Reacción en cadena.
- Fuego clase “A”: son los producidos en combustibles sólidos, como madera, papel,
carbón y, en general, materiales carbonáceos. Retienen el oxígeno en su interior
formando brasas.
- Fuego clase “B”: Son los producidos por combustibles líquidos, como gasolina,
gasóleos, aceites etc., o aquellos sólidos que, a temperatura de ignición, son líquidos,
tales como asfaltos, parafinas, etc. Sólo arden en su superficie que está en contacto con
el oxígeno del aire.
- Fuego clase “C”: producidos por sustancias gaseosas, tales como propano, butano,
metano, etc.
- Fuego clase “D”: producidos en metales combustibles, como son Mg, U, Al en polvo,
Na, Zr, etc. Son reactivos con algunas sustancias extintoras, por lo que su extinción
necesita de unos agentes propios y muy determinados.
Acostar a la persona rápidamente en el suelo evitando que salga corriendo. Envolverla en una
manta o tejido no sintético, haciéndole rodar por el suelo protegiéndole cuello y cara, y
haciéndole cerrar boca y ojos. Completar la extinción, si hiciera falta, con un extintor o con un
cubo de agua.
A) Si los forrajes están almacenados en almiares y la fibra en locales. Se atacará con agua a
chorro o pulverizada, según convenga, y se protegerá la estructura del local enfriándola.
B) Si están amontonados al aire libre. Se reducirá las llamas con agua a chorro, intentando
proteger los montones cercanos al fuego y no afectados por el mismo, haciéndolo primero con
aquellos que estén en la dirección del viento. Si están en fardos, se extinguirá las llamas con agua
a chorro, separando los fardos que no hayan empezado a arder.
En todos los casos, se removerán los montones o fardos y se irán apagando totalmente. Si se ha
de caminar sobre ellos, hacerlo colocando una escalera para mayor seguridad.
Son muy inflamables y si están grasientos pueden calentarse e incendiarse. Por sus características
de combustión, se hace necesaria la utilización de equipos autónomos de respiración. Se
extinguirá el fuego con agua, protegiendo la estructura en caso necesario. Hay que esparcirlos y
extinguirlos totalmente. Ventilar a fondo.
Se atacará con agua a chorro. Si el papel está suelto, será fácil la extinción. Se protegerá lo que
no haya sufrido daños, ventilándose el local y refrigerando las paredes.
Si está almacenado en sótanos, se utilizarán equipos autónomos, por ser el humo asfixiante. Se
atacará con agua a chorro las llamas y se removerá todo el papel para extinguirlo totalmente. Se
protegerán los enseres y utensilios no afectados por el fuego.
Si están apilados, se atacará el fuego con el mayor número posible de lanzas con agua a chorro,
protegiéndose las pilas próximas que no hayan empezado a arder.
Agua a chorro o pulverizada, con el mayor número posible de lanzas. Se procurará aislar el fuego
para que no se propague a maquinarias, pilas de madera, utensilios diversos, etc. refrescar
paredes afectadas por el fuego.
A) Si están al aire libre. Si el volumen incendiado es reducido se apaga fácilmente con agua. Si
el volumen incendiado es grande, se utilizará agua a chorro y a presión. Separar lo no afectado
por el fuego.
Con estos fuegos hay que ventilar perfectamente todo, para evitar la asfixia por el óxido de
carbono. Nunca se actuará solo y se tomarán las máximas precauciones contra el peligro de
asfixia.
La extinción de estos fuegos es difícil. Las balas de algodón húmedas o con determinadas
sustancias se pueden inflamar espontáneamente. Se atacará con el mayor número de instalaciones
de agua a chorro y a presión.
Una vez extinguido el fuego, se irán abriendo las balas de algodón, para extinguir el fuego
totalmente, incluso las balas que parezcan intactas pero que, por su cercanía al fuego, hayan
podido verse afectadas por el mismo.
La mayoría de los compuestos plásticos son combustibles y al arder desprenden gases nocivos y
corrosivos, que hacen necesario utilizar equipos autónomos de aire. Casi todos estos gases son
solubles en agua, por lo que utilizaremos gran cantidad de instalaciones de agua.
Son los fuegos en forjados, paneles de madera y tabiques. En una buena parte de los casos son
debidos a una deficiente instalación de los aparatos de calefacción o de los conductores
eléctricos. Estos fuegos se suelen descubrir por el calor irradiado en alguna zona y por el humo
que sale. Pasando las manos por la zona donde pensemos que está el fuego, podemos situar el
foco. Despejaremos el lugar y los extinguiremos con agua pulverizada.
Normalmente la extinción es fácil. Este tipo de fuegos exige una minuciosa inspección para
cerciorarnos de que no existe otro foco.
Caracterizados por humos espesos y gran calor. Estos fuegos, debido al camino a recorrer para
localizar el foco, y generalmente por la naturaleza de los materiales en combustión, presentan
dificultades.
Hay que proteger las partes esenciales: correas, caballetes, armaduras, etc. Hay que vigilar los
desvanes vecinos si las paredes medianeras no superan la altura de las armaduras.
Los indicios son olor, caída de hollín, zumbido en el conducto, etc. La causa está en la
inflamación de los sedimentos típicos que recubren el interior de los conductos de humo y que se
pueden inflamar por una chispa. Al no poder atacar el foco directamente su extinción es difícil.
Este tipo de fuego lo extinguirá por sofocación con agua pulverizada que produce vapor que
provoca la sofocación. No utilizaremos agua a chorro, ya que esto produciría un rápido
enfriamiento que puede provocar la rotura o agrietamiento del conducto.
Estos fuegos se pueden propagar a niveles superiores por el mismo conducto de humos. Producen
intoxicaciones por el óxido de carbono que desprenden.
Si es importante lo sofocaremos con agua, refrescando el depósito si no ha sido afectado por las
llamas.
Tienen similitud con el fuego en sótanos, en cuanto a la dificultad de la localización del foco.
Atacaremos el fuego con los procedimientos adecuados al tipo de combustión. Hay que evitar la
utilización de excesiva cantidad de agua en la extinción. Si fuera necesario se aspiraría con
motobombas.
Los fuegos de gasolina o queroseno, los extinguiremos con las sustancias adecuadas como
espumas, polvo, dióxido de carbono, etc.
El fuego de las partes metálicas, interiores, equipajes, etc., lo atacaremos con agua pulverizada o
a chorro.
3.2. Fuegos en camiones cisternas que transportan productos químicos peligrosos. Sus vapores
son generalmente tóxicos, irritantes y pueden causar graves quemaduras y daños. Evitaremos que
estos líquidos, inflamados o no, se dirijan hacia alcantarillas y cunetas. Intentaremos detener todo
origen de fuego y usaremos equipos autónomos de respiración. Detendremos la fuga si lo
podemos hacer sin peligro. Abatiremos los vapores con agua pulverizada.
Habrá que tener en cuenta las normas que se dan en las “Instrucciones de intervención para el
caso de accidente de transporte de mercancías peligrosas por carretera”.
A) Escape de gas inflamado. No hay peligro de explosión. Hay que desalimentar el conducto
cerrando la válvula, utilizando guantes para ello. Hay que ventilar y enfriar los recipientes
afectados por el fuego. Extinguiremos el fuego una vez que hayamos eliminado la fuga, para
evitar una salida de gas no inflamado que pueda provocar una explosión y aumentar el fuego.
B) Escape de gas no inflamado. No fumar, evitar cualquier tipo de chispa, ventilar y usar aparato
respiratorio. Avisar a la compañía del gas. Si no se puede interceptar el conducto, taponarlo
provisionalmente con trapos, cinta adhesiva, etc., y en caso urgente aplastar el conducto si es de
plomo. Nunca hay que buscar el escape por medio de una llama al descubierto.
Resulta muy eficaz el polvo químico seco de bicarbonato sódico. Hay que intentar extinguir el
fuego una vez que esté eliminada la fuga de gas, por el peligro que existiría en caso contrario al
formarse mezclas detonantes y tener un punto de ignición.
Las botellas y tanques fijos, disponen de una válvula de seguridad taradas a las 2/3 partes de la
presión de timbre, que salta en caso de un excesivo calentamiento. Se produce una súbita
evaporación que produce su enfriamiento y descenso de la presión, disminuyendo el peligro de
explosión del líquido.
Si el fuego es en un local donde hay una botella, sacarla del mismo, para evitar que el
sobrecalentamiento produzca la apertura de la válvula de seguridad y la salida del gas.
Si lo que arde es la botella, retirarla y procurar apagarla cuando esté lejos de cualquier fuente de
ignición. La botella se mantendrá siempre con la válvula de seguridad elevada para evitar la
salida de gas en fase líquida.
Hay metales que arden en su estado habitual o pulverizados. Su extinción no se basa en las
técnicas normales.
Es efectivos el polvo antibrasa y a veces la arena, aunque lo ideal es emplear unos agentes
extintores propios para este tipo de fuego.
El agua está contraindicada, al ser estos metales reactivo con ella, provocando reacciones
violentas y reavivando la combustión.
TEMA 26. ALIMENTACIÓN DE AGUA CONTRA INCENDIOS.
1. NECESIDADES DE AGUA.
Una regla de oro de toda extinción de incendios es que no falte agua, ya que:
- Constituye la mejor defensa para el bombero, pues le protege de las radiaciones
calóricas al tiempo que desplaza el humo, permitiendo la visión.
- Es necesaria para realizar la extinción de dos focos en combustión.
Por lo tanto, se necesita estimar el consumo para establecer un plan de alimentación. En este caso
existe otra regla de oro: utilizar la cantidad mínima necesaria de agua. Una instalación de 70 mm
de diámetro, a una presión de trabajo en punta de lanza de 5 bar (50 mca) y una boquilla de 16
mm de diámetro produce un caudal de 400 litros/minuto. Al cabo de 8 minutos, tiempo estimado
para una primera intervención, tendrá un consumo de 3.200 litros, que transformados en vapor de
agua se convierten aproximadamente en 5.400 metros cúbicos. Es decir, en estos 8 minutos se
debe buscar una fuente de alimentación y solicitar, si se estima necesario, un vehículo cisterna
con capacidad suficiente para mantener la alimentación en el tiempo siguiente.
2. PRESIÓN.
Una buena política de previsión debe hacer pensar en la posibilidad de tener que utilizar un
segundo vehículo, bien para ataque a fuego, bien para alimentación de agua. En este caso, la
previsión de reserva a constituir será de 50.000 litros/hora, y estimando una duración del siniestro
de 2 horas se debe asegurar una disponibilidad de 100.000 litros de agua. Para conseguirlo se
puede contar con los siguientes medios y recursos:
La capacidad del tanque de un vehículo contra incendios es muy variada. Oscila desde los 500 a
800 litros para las autobombas ligeras, pasando por los 3.000 a 4.000 litros de las autobombas
pesadas, para llegar a los 24.000 de las grandes nodrizas. No se construyen vehículos de mayores
capacidades por los problemas que comportan en materia de circulación, maniobrabilidad y
acceso.
Están conectados a la infraestructura hidráulica urbana, siendo grandes aliados en las tareas de
alimentación de agua. No siempre existen, y en muchas ocasiones, aun estando instalados, no se
encuentran en las proximidades del siniestro. Se deberá tener en cuenta su caudal y su presión,
considerando el sistema de instalación con el que han sido realizadas, ya que, si ha sido en anillo,
para el cálculo de dicho caudal y presión sólo se podrá contar con una unidad, aunque
aparentemente parezca que se dispone de varios puntos para efectuar la toma. Los Hidrantes de
80 mm deberían garantizar un suministro de 500 l/min. Y los de 100 mm un caudal de 1.000
l/min.
- Reservas naturales.
Es otra posibilidad que hay que considerar. Esencialmente forma parte de ellas los cursos de agua
(ríos, arroyos, canales, acequias, etc.), y depósitos acuíferos (lagos, pozos, albercas, estanques,
piscinas, etc.). Tendrán una capacidad mínima de 24 m3 y se ubicarán en un entorno de 400
metros del siniestro.
- Reservas artificiales.
También se puede considerar en último caso soluciones tales como fuentes monumentales,
piscinas, aljibes, depósitos de agua contra incendios, etc., cuya distancia al punto de utilización
no debe superar los 1.500 m. Si la distancia fuese superior a la prescrita siempre se podrán
realizar depósitos intermedios mediante la utilización de vehículos nodriza, que, a su vez, cuando
reciben el agua pueden impulsarla al lugar del siniestro.
TEMA 27. AGENTES EXTINTORES. EXTINCIÓN: AGUA, ESPUMAS,
EXTINTORES.
1. EXTINCIÓN: AGUA.
Las normas constructivas actuales establecen que cualquier edificio que tenga más de 8 plantas o
cuya altura tomada desde la rasante pase de los 25 m, deberá ser instalada una columna seca por
la caja de escalera. Dicha columna seca dispondrá de:
1. Toma de alimentación en la fachada de alimentación compuesta por una conexión siamesa con
racores tipo Barcelona de 70 mm de diámetro o por una racor de 100 mm de diámetro de rosca
redonda y tapa para hidrantes exteriores.
2. Boca de columna seca sin llave de sección, que estará situada a partir de la tercera planta, y a
partir de ésta cada dos plantas. A partir de la planta 8ª dicha boca estará situada en cada planta.
Es decir en la 4ª, 6ª, 8ª, 9ª, 10ª, 11ª, 12ª,... Esta boca estará compuesta por una conexión siamesa
con salida de 70 mm de diámetro, llave de bola de 1/4 de vuelta y tapa para hidrantes interiores.
Cada 4 plantas las bocas de la columna seca irán provistas de llave de seccionamiento. Estas
bocas de columna seca con llave de seccionamiento y tapa para hidrantes interiores se tienen que
ir abriendo para permitir que el agua llegue lo más cerca posible al lugar del incendio. La función
de la llave de seccionamiento es tener que llenar la columna seca a una altura superior a las
necesidades de intervención de los bomberos.
Es una instalación destinada a la lucha contra incendios compuesta como mínimo por los
siguientes elementos: Lanza, boquilla, manguera, racor, válvula, manómetro, soporte y armario.
1.3.1. Introducción.
Es probable que en más de una ocasión una vez realizada la instalación de mangueras en edificios
de altura considerable, se compruebe que una o más instalaciones realizadas carecen de presión
suficiente para atacar el fuego con la eficacia deseada. Expondremos aquí las limitaciones de
estas instalaciones, estableciéndose así unos límites de actuación y unas necesidades de diámetro
de manguera en función de la altura y el caudal. Es importante recalcar que el estudio teórico
realizado fija unas condiciones favorables que tienden a empeorar en los servicios, por lo que se
deben tener en cuenta muchos factores:
1. Muchos vehículos no alcanzan en baja presión los 15 bar necesario.
2. La existencia de reducciones, curvas cerradas y estrangulamientos en la línea
disminuirá considerablemente los valores obtenidos.
3. El estudio se realiza para trabajos en baja presión debiéndose considerar también la
posibilidad de trabajo con alta presión si se dispone de ella.
4. El límite de altura considerado es de 24 plantas. Debemos recordar que todos los pisos
con alturas superiores a 8 plantas construidos desde 1.974 (NTE) poseen columna seca,
que posibilitan la alimentación a través de la misma, por tanto sólo será necesario
considerar las instalaciones aquí expuestas para grandes alturas se carezca de columna
seca operativa.
Definiremos como pérdida de carga la diferencia de presión existente entre la salida de la bomba
y la expulsada por su punta de lanza. La pérdida de carga se debe al rozamiento interno del agua
en las mangueras, fundamentalmente en los estrangulamientos y cambios de dirección. A mayor
longitud de la manguera, mayor pérdida de carga.
Al circular un líquido por el interior de un tubo se produce un rozamiento de éste contra las
paredes del tubo, que implica una disminución de la presión inicial. Esta pérdida por rozamiento
está en función de los valores siguientes:
- Tipo de material de manguera.
- Sección de la manguera.
- Longitud de la manguera.
- Caudal de agua que circula.
Veremos algunos ejemplos de instalaciones que habrá que realizar en función de la altura del
local siniestrado y de las condiciones de acceso al mismo. Las hipótesis que manejaremos serán:
- Empleo de lanzas de tres efectos de 25 mm de diámetro.
- En punta de lanza se debe garantizar una presión mínima de 5 kg/cm2 que asegura la
extinción y la seguridad del Bombero.
- La limitación de la presión de las bombas de los vehículos del servicio se establece en
15 kg/cm2.
- Por tanto, cuando las pérdidas de carga totales superen los 10 kg/cm2 no se podrá
impulsar agua con ese diámetro de manguera debiéndose buscar diámetros superiores,
ya que aunque se puede reducir el caudal en la lanza y, consiguientemente reducir las
pérdidas de carga, baja la efectividad y la seguridad de la extinción.
Ejemplo 1: Instalaciones por escalera interior siguiendo las vueltas de la escalera, para
alimentar una lanza de 25mm.
Ejemplo 2. Instalaciones verticales por escalera interior o fachada para alimentar una lanza de
25mm.
Si se toma agua simultáneamente de los circuitos de baja y alta presión de las bombas de presión
combinada se obtienen valores tipo como los siguientes: En baja, 5 kg/cm2. En alta, 14 kg/cm2.
Este factor se debe tener en cuenta en las instalaciones en altura por el peligro que supone para el
Bombero ubicado sobre una autoescala o brazo articulado y por la dificultad que opondrá al
movimiento en planta. Para evitar este empuje se deberá proceder a la fijación intermedia en
tramos largos tanto de autoescalas o brazos articulados como de escaleras de vecinos.
El empuje recibido es suma de tres factores: Retroceso + peso mangueras + peso columna de
agua. Como ejemplo, para una manguera de 25mm elevada hasta una 8ª planta tendremos los
valores siguientes:
- Retroceso con lanza en posición a chorro a 5 kg/cm2 : 10 Kg
- Peso mangueras hasta 8ª planta : 2 Kg
- Peso columna de agua 25mm hasta 8ª planta : 9.5 Kg
- Peso total aproximado : 21.5 Kg
Pueden existir dos opciones de ataque al incendio en función de la altura a la que se interviene y
el volumen del incendio que hay que sofocar: utilizar la columna seca del edificio o emplear las
instalaciones propias.
Se alimenta mediante mangueras de 70mm la columna seca del edificio, procediendo a intervenir
en la planta afectada. Será necesario llevar a la planta afectada: 1 lanza de 25mm, 2 mangueras de
25mm, 1 reducción de 45mm a 25mm.
2. EXTINCIÓN: ESPUMAS.
1. Generalidades.
La mayoría de los líquidos inflamables flotan en el agua debido a que tienen una densidad menor
que la del agua. Especialmente los hidrocarburos líquidos derivados del petróleo son más ligeros
que el agua. La aplicación directa del agua sobre este tipo de productos es desaconsejable, ya que
el agua tiende a ocupar la parte inferior, quedando el líquido inflamable en la superficie,
generando nuevos vapores susceptibles de inflamarse.
Para evitar este fenómeno físico hemos de añadir al agua algún producto que permita a la mezcla
extenderse por la superficie del líquido inflamado el tiempo suficiente para garantizar la
extinción del fuego.
Agua 1 --------------
Gasolina 0.8 No
Fuel <1 No
Alcohol 0.8 Sí
Acetona 0.8 Sí
Gasóleo <1 No
Los productos que se mezclan con el agua para facilitar la extinción de hidrocarburos, alcoholes y
disolventes polares más utilizados por los SEIS son los espumógenos. Pueden ser de varios tipos:
- Sintéticos
- Sintéticos de triple expansión
- Proteínicos
- Fluoruro-proteínicos.
- Formadores de película acuosa flotante (AFFF)
- Polivalentes
2. Concepto de espuma.
La espuma es una mezcla de agua, espumógenos y aire. La mezcla de agua y espumógenos forma
el espumante. La mezcla de espumante y aire forma la espuma. Es por tanto, una emulsión.
Gracias a las características tensoactivas aportadas al agua por el agente espumante, mediante la
adición de aire se consigue formar burbujas de aire haciendo que un mismo volumen de espuma
pese menos que el mismo volumen de mezcla. Es decir, la espuma tendrá menor densidad que la
mezcla espumante y también menor densidad que los líquidos inflamables, lo que le permitirá
flotar por encima de los líquidos inflamables.
Para generar espuma tendremos que incorporar aire a la mezcla de agua con espumógeno. Según
la cantidad de aire que añadamos a la mezcla, obtendremos espumas con burbujas de mayor o
menor tamaño. Se define el índice de expansión como la relación entre el volumen de espuma
generada y el volumen de líquido (espumante) empleado.
Las espumas tres efectos distintos como mecanismos de extinción: sofocación, eliminación del
combustible y enfriamiento.
Sofocación. Las espumas forman una capa continua que separa el líquido inflamado del aire,
actuando como barrera que sofoca el fuego al impedir que el oxígeno se mezcle con los vapores
inflamados.
Eliminación del combustible. Los líquidos inflamables no arden. Arden los vapores inflamados,
por lo que la espuma al permanecer sobre el líquido inflamable impide la formación de vapores.
Enfriamiento. Las espumas contienen una cantidad importante de agua, por lo que también se
produce un efecto de enfriamiento. Este efecto es menos importante que el de la sofocación y la
eliminación del combustible.
5. Tipos de espumas aplicados en el Servicio.
La espuma empleada en el Consorcio Provincial Contra Incendios de Cádiz para baja o media
expansión es la AFFF-ATC (Aqueous Film Forming Foam - Alcohol Type Concéntrate). Se trata
de un producto sintético fluorado. Este espumógeno es capaz de resistir el alcohol y los
disolventes polares, lo que otras espumas no toleran ya que estos combustibles miscibles en agua
destruyen su composición básica.
La espuma AFFF-ATC genera una fina capa polimérica entre el combustible y la espuma que
minimiza el drenaje (descomposición de la espuma) y evita la reignición. La espuma que se
genera con la AFFF-ATC ha de ser de baja o media expansión, con las siguientes proporciones y
dosis de aplicación:
Para generar espuma de alta expansión se emplea espuma sintética de triple efecto. Esta espuma
no está indicada para hidrocarburos, alcoholes ni disolventes polar.
Las espumas generadas con agua dulce son más estables. Cuanto más contaminada esté el agua
peor será el comportamiento de la espuma. La espuma de baja expansión se recomienda para
controlar y extinguir incendios provocados por derrames de líquidos inflamables (clase B).
También puede utilizarse en fuegos de clase A por su alto contenido en agua. Hay que evitar
utilizarla en presencia de energía eléctrica. No es aconsejable emplearla en fuegos de productos
que reaccionen con el agua o en fuegos de gases licuados.
Especialmente indicada para fuegos que estén en recintos confinados (sótanos, minas, bodegas de
barco,...). Lugares donde la temperatura impida la entrada. La espuma de media expansión
presenta gran fluidez lo que le permite salvar obstáculos. Asimismo está especialmente indicada
para prevenir incendios en derrames de líquidos inflamables. Se aplica con la misma suavidad
que la de baja expansión, sustituyendo la lanza de baja por la de media.
Presentan un menor contenido de agua por unidad de volumen de espuma. El fuego destruye un
gran volumen de espuma por este motivo. Está especialmente indicada para fuegos en lugares
confinados con aireación que permita la salida de humos y vapores de la combustión, ya que en
caso contrario la espuma no avanzaría. La aplicación de la espuma de alta expansión se realiza
con los generadores de espuma. Lo que se pretende es la inundación de todo el sector incendiado.
7. Instalaciones de espuma.
Las instalaciones han de evitar que la mezcla de agua y espumógeno (espumante) pase lo menos
posible por tuberías, codos, bifurcaciones, reducciones,...
8. Proporcionador.
El paso del agua por el interior del proporcionador provoca un efecto Venturi debido al cual se
aspira el espumógeno. Como consecuencia de esto se produce una caída depresión en la línea del
orden de un 35%.
El agua a presión acciona la turbina con ventilador. El paso del agua provoca una depresión por
efecto Venturi que aspira el espumógeno. Éste se mezcla con el agua del circuito proyectándose
la mezcla espumante contra la red de nailon por medio de las toberas, expandiendo la solución
gracias al aporte de aire generado por el ventilador.
Es la válvula de paso que permite evacuar al retorno cierto volumen de agua del circuito. Con
ello se consigue disminuir la presión de retención con lo que aumentan las revoluciones del
ventilador. Al aumentar éstas, conseguimos generar más aire, con lo que se obtendrá espuma de
mayor nivel de expansión.
Para conseguir extraer humos, cerraremos el paso del agua a las toberas forzando que toda el
agua vuelva al retorno. Para ello tendremos que mantener abierta la llave de derivación mientras
las de paso a las toberas permanecen cerradas. Habrá que acoplar un fuelle semirrígido para
extracción de humos. Si invertimos el Angus-Turbex podremos inyectar aire a un local para
ventilar. En las operaciones de extractor-ventilador evitaremos sobrepasar los 10.5 kg/cm2 de
presión.
45 mm 0.3 1.5 5
media 4 2.5
Por lo tanto la presión de la bomba del vehículo debe ser la suma de los siguientes conceptos:
presión de salida de la lanza, pérdida de carga de la manguera de 45, pérdida de carga en el
proporcionador y pérdida de carga en la manguera de 70.
Las lanzas y proporcionadores de espuma se identifican según el caudal y según la expansión que
consiguen de la emulsión:
1. Definiciones.
Extintor. Es un aparato autónomo que contiene un agente extintor, el cual se puede proyectar y
dirigir sobre un fuego por la acción de una presión interna. Esta presión se puede obtener por una
presurización interna permanente, por una reacción química o por la liberación de gas auxiliar.
Extintor portátil. Es un extintor concebido para ser llevado y utilizado a mano y que en
condiciones de funcionamiento tiene una masa igual o inferior a 20 Kg
2.1. En función del procedimiento de impulsión del agente extintor, se clasifican en:
1.1. Aquellos en que el agente extintor proporciona su propia presión de impulsión, tal como los
de dióxido de carbono.
1.2. Aquellos en que el agente extintor se encuentra en fase líquida y gaseosa, tal como los
hidrocarburos halogenados y cuya presión de impulsión se consigue mediante su propia tensión
de vapor con ayuda de otro gas propelente, tal como nitrógeno, añadido en el recipiente durante
la fabricación o recarga del extintor. Ejemplo halón 1211.
1.3. Aquellos en que el agente extintor es líquido o sólido pulvurulento, cuya presión de
impulsión se consigue con ayuda de un gas propelente, inerte, como el nitrógeno o el dióxido de
carbono, añadido en el recipiente durante la fabricación o recarga del extintor. Sólo cuando el
agente extintor sea agua se podrá utilizar como gas propelente el aire. Ejemplos: agua, polvo BC,
polvo ABC y espuma física.
2.1. Aquellos en que el agente extintor es líquido o sólido pulvurulento, cuya presión de
impulsión se consigue por un gas propelente, inerte, tal como el nitrógeno o dióxido de carbono,
contenido en una botella o cartucho, que aporta la presión de presurización en el momento de
utilización del extintor. Ejemplo: polvo BC, polvo ABC.
2.2. Aquellos en que el agente extintor es líquido y cuya presión de impulsión se consigue por un
gas producido por una reacción química que tiene lugar en el interior del recipiente en el
momento de su utilización. Ejemplo: espuma química (obsoletos).
Seguro. Es una pieza que impide que, mediante un golpe o involuntariamente, se produzca el
disparo del agente extintor al exterior. Es normalmente una barra metálica de un grosor no
superior a 4 mm de diámetro, en forma de anilla en uno de sus extremos y en el precinto de su
garantía. En general, el seguro es aquella pieza que nos impide abrir la válvula de disparo.
Palanca de disparo. Todo extintor portátil debe llevar un dispositivo adecuado que pueda
interrumpir temporalmente la salida del agente extintor una vez efectuado el disparo.
Manómetro. Los extintores de presión incorporada, excepto los de dióxido de carbono, deben
estar equipados con un manómetro indicador de presión que debe señalar si la presión interna del
extintor no ha caído a un nivel inferior al necesario para un correcto funcionamiento del mismo.
Además, deben estar equipados de un dispositivo que permita medir directamente la presión del
gas con un aparato de medida independiente, o bien verificar el correcto funcionamiento del
manómetro de que está provisto el extintor, impidiendo fugas después de verificar la presión.
Placa de diseño. El extintor, excepto los de dióxido de carbono, deberá ir provisto de una placa
de diseño que deberán llevar grabado los siguientes datos:
- Presión de diseño.
- Número de la placa de diseño que corresponda al aparato.
- Fecha de la primera prueba y sucesivas (timbrado y los tres retimbrados sucesivos).
- Cuando se trate de Comunidades Autónomas con dos idiomas oficiales, la placa podrá
ir en versión bilingüe, pero en todo caso en castellano.
Verificación de un extintor.
Cada 3 meses. Por el personal del establecimiento: la accesibilidad, situación y aparente buen
estado del extintor y su etiqueta de características.
Cada 12 meses. Por personal especializado ajeno al establecimiento: peso, presión, etiqueta de
características y observaciones varias.
Etiquetas de características.
1. Producto contenido y cantidad de los mismos. Eficacia para extintores portátiles según norma
UNE 23.110. Tipos de fuego para los que no debe utilizarse el extintor.
2. Instrucciones de empleo.
3. Información complementaria.
4. Nombre y razón social del fabricante o expendedor.
Esta suele ser la etiqueta central, pero además, deben llevar la siguiente información:
5. Información detallada de los productos contenidos y cantidad.
6. Temperatura máxima y mínima de empleo.
7. Fecha y contraseña al registro de tipo.
8. Información complementaria.
Tabla 1. Agentes extintores y su dedicación a las distintas clases de fuego. (Según RIPCI).
Agente extintor Fuego tipo A Fuego tipo B Fuego tipo C Fuego tipo D
(Sólidos) (Líquidos) (Gases) (Metales
especiales)
Hidrocarburos X (1) XX
halogenados
Notas: (1) En fuegos poco profundos (inferior a 5 mm) puede asignarse XX.
(2) En presencia de tensión eléctrica no son aceptables como agentes extintores el agua
a chorro ni la espuma: el resto de los agentes extintores que superen el ensayo
dieléctrico normalizado en UNE 23.110.
4. Técnicas de extinción.
Ante un conato de incendio o un incendio declarado, hay que tener en cuenta los siguientes
puntos:
1. INTRODUCCIÓN.
Una intervención adecuada en este tipo de medio viene dada por una utilización apropiada de loa
equipos de extinción y medios de protección. Esto se consigue gracias a un entrenamiento que
debe comprender un aislamiento psíquico del medio y una aplicación habitual de las técnicas de
intervención y extinción.
Se compone de:
Casco: ofrece protección térmica y mecánica contra golpes en la cabeza.
Chaquetón y pantalón Nómex: protege del calor radiante, del calor transmitido por conducción y
actúa como barrera para el vapor.
Guantes: son ignífugos y resistentes al desgarro. No actúa como barrera de vapor.
Cinturón: tiene dos funciones básicas. Permite anclarse en puntos fijos en condiciones de
precaria estabilidad y posibilita la autoevacuación en las situaciones que lo requieran, así como
de terceras personas.
Aparato de respiración autónomo: protege contra ambientes no respirables. La proliferación de
productos químicos que incorporan los materiales aparecido en el mercado en los últimos años
hace prácticamente imposible predecir los efectos que pueden tener sobre el organismo tanto a
corto como a largo plazo. Por tanto la norma básica a seguir en ambientes con indicios de
contaminación con humo o sin humo será la utilización generalizada del equipo de respiración
autónomo.
Cuerda guía: permite tener una referencia de orientación ante la falta de visibilidad habitual en
muchos siniestros. Especialmente indicada en siniestros en recintos de geometría complicada
tales como sótanos, garajes,...
1. Los elementos de control sobre los aparatos respiratorios son el manómetro de presión y el
avisador acústico.
2. El regulador se empleará en presión positiva.
La principal garantía de seguridad viene dada por la combinación de los dos elementos, por tanto:
1. Comprobar el funcionamiento del avisador acústico.
2. Visualizar el manómetro y comprobar la carga del equipo.
3. Visualizar sistemáticamente la carga del equipo y controlar el consumo de aire durante la
intervención.
4. Abandonar el lugar de la intervención al sonar el avisador.
5. A la salida del lugar de intervención recuperar el ritmo respiratorio con la máscara colocada
para evitar un posible síncope.
1. Todas las intervenciones se harán por parejas con un riguroso control desde el exterior.
2. El desplazamiento se realizará con un pie por delante tanteando el terreno. Si la temperatura
fuera demasiado alta se irá agachados o de rodillas.
3. Se tomarán puntos de referencia y se utilizará una guía (cuerda o manguera).
4. Salvo casos especiales debe evitarse el contacto del agua con la ropa, puesto que el vapor de
agua que se genera al calentarse podría producir quemaduras.
5. Utilizar siempre el chaquetón y pantalón Nómex. En caso de tener forro, éste debe estar
puesto. El chaquetón debe ir cerrado para una eficaz protección contra la llama y el vapor.
6. Como medio de protección contra la temperatura se puede emplear la cortina de agua
producida por la lanza.
7. En ataque en espacios cerrados reducidos (viviendas), se evitará la instalación de líneas
opuestas puesto que el vapor tiende a salir por uno de los puntos proyectándose sobre el personal.
5. POSIBLES INCIDENTES.
5. Pérdida de orientación.
Procurar buscar la manguera o cabo guía.
1. EL INCENDIO FORESTAL.
El fuego, además de ser un factor natural, que ha condicionado la existencia y distribución de los
bosques en el transcurso de miles de años, puede considerarse como una herramienta que el
hombre ha venido utilizando para numerosas labores agrícolas, ganaderas o forestales: quemas de
rastrojos, eliminación de cortas o podas, etc.
Cuando se produce un fuego que no es controlado por el hombre tiene lugar lo que se entiende
por incendio. En el caso de que este fuego no controlado afecte a la vegetación que cubre los
terrenos forestales, se origina un incendio forestal, que si encuentra unas condiciones apropiadas
para su expansión puede recorrer extensas superficies produciendo graves daños a la vegetación,
a la fauna, al suelo y causando importantes pérdidas ecológicas, económicas y sociales, dado los
múltiples beneficios, tanto directos como indirectos, que los montes prestan a la sociedad.
Para evitar estas pérdidas se hace necesario establecer una serie de medidas de prevención y
lucha contra los incendios forestales para cuya aplicación es necesario conocer las características
del fenómeno del fuego, así como los factores que determinan su comportamiento y sobre la base
de estos conocimientos predecir cómo evolucionarán los incendios.
Toda sustancia que puede arder es un combustible y el fenómeno del fuego se origina cuando, en
el proceso denominado combustión, el oxígeno del aire se mezcla con cualquier materia
combustible produciéndose el desprendimiento de gases, la emisión de calor y de luz y, con
frecuencia, la aparición de llamas.
El fuego se inicia por la aportación de una fuente intensa de calor al combustible, en presencia
del oxígeno, hasta que alcanza el punto de ignición y comienza a arder. Una vez en marcha el
proceso, el calor generado puede hacer que el fuego se mantenga por sí mismo, mientras tenga
combustible y oxígeno disponibles o hasta que se proceda a su extinción.
Por tanto para que un fuego tenga lugar es necesaria la coincidencia en el mismo sitio y al mismo
tiempo de los tres elementos que componen el llamado triángulo del fuego:
- Combustible.
- Oxígeno.
- Calor.
En el caso del incendio forestal el primer elemento será el combustible vegetal, constituido por
las plantas vivas tanto herbáceas como leñosas y por los residuos muertos como las leñas, que se
encuentran en los montes.
Para que este combustible arda con facilidad debe estar muy seco, por lo que la mayoría de los
incendios forestales se producen en los meses de verano cuando las temperaturas alcanzan
valores muy altos.
La propagación del fuego tiene lugar desde un foco inicial, por medio de la transmisión del calor
que se emite en la combustión, a los combustibles más o menos próximos que al calentarse
pueden igualmente arder y así sucesivamente.
Existen tres formas de transmisión del calor y por tanto de propagación del fuego:
a) Convección.
Si un lugar determinado la masa de aire existente se calienta, alcanzando mayor temperatura que
las masas que la rodean, tiene tendencia a elevarse debido a su menor densidad, siendo
sustituidas por otras masas frías que al calentarse, a su vez se elevarán, originándose unas
corrientes ascendentes de aire caliente, que transportará el calor. El aire puede calentarse como
consecuencia del calentamiento del suelo por las altas temperaturas o por el calor desprendido
por un incendio y las corrientes de aire formadas desecarán los combustibles que encuentren a su
paso favoreciendo la propagación del calor. La transmisión por convección tiene especial
importancia en la rapidez del avance del incendio ladera arriba y en el paso del fuego del
sotobosque a las copas de los árboles.
b) Radiación.
En la radiación el calor pasa a través del aire sin que exista movimiento del mismo y sólo tiene
influencia importante a cortas distancias. Por ello, en los incendios forestales la propagación por
radiación afecta únicamente a los combustibles que están próximos a los que están ardiendo.
C) Conducción.
En este caso el calor se transmite en el interior de un cuerpo sin que haya desplazamiento de las
moléculas que lo componen. Esta forma de transmisión tendrá lugar cuando exista contacto entre
las plantas y hace también que se quemen los materiales leñosos (raíces, troncos, ramas, etc.), que
componen la vegetación.
4. TIPOS DE INCENDIOS.
Según el estrato o piso del monte por el que se propaga el fuego se distinguen tres tipos de
incendios:
- De superficie.
- De copas.
- De subsuelo.
A) Incendios de superficie.
Se extienden superficialmente sobre el terreno quemando la vegetación herbácea y los matorrales,
así como los restos y despojos vegetales (leñas muertas, hojarasca, etc.), sin apenas afectar al
arbolado existente. Dadas las características de estos combustibles, que arden con facilidad, los
incendios de superficie son los más frecuentes y suelen ser el origen de los otros tipos.
B) Incendios de copas.
Se propagan a través de las copas de los árboles, siendo los que avanzan más rápidamente debido
a que esa altura el viento sopla con más fuerza que a la altura del suelo. Generalmente, afectan a
las masas arboladas debido a la propagación del incendio de superficie, producido en el
sotobosque de las mismas y son los que presentan mayores dificultades para su extinción.
C) Incendios de subsuelo.
Avanzan quemando la materia orgánica seca y las raíces existentes debajo del suelo. Son fuegos
lentos de propagación, sin llamas y con escaso desprendimiento de humo, por lo que a veces su
localización es difícil y suelen durar mucho tiempo al no ser fáciles de combatir y, en general, se
producen en contadas ocasiones.
No siempre estos tres tipos de incendios se producen de forma aislada, sino que muchas veces se
tendrá una combinación de ellos, en especial, los de superficie y copas que se propagan
simultáneamente, aunque con distinta velocidad.
Iniciado el fuego en un punto, las llamas se van extendiendo a su alrededor formándose una línea
perimetral que va ardiendo y quedando en su interior una zona ya quemada. Si el terreno fuese
llano, la vegetación fuese uniforme y no soplase el viento, el fuego avanzaría por igual en todas
direcciones. El perímetro del incendio sería circular.
Cuando sopla el viento o el terreno es inclinado el perímetro en llamas suele adoptar una forma
de elipse y el fuego tiene distinta intensidad y velocidad en distintos puntos de dicho perímetro.
Por ello en el incendio se pueden distinguir las siguientes partes:
- Borde: línea perimetral que está ardiendo.
- Cabeza o frente: extremo de la elipse por donde avanza más rápidamente el fuego.
- Flancos: bordes laterales de la elipse.
- Cola: extremo de la elipse en donde el fuego avanza con lentitud.
El frente avanza más rápido cuanto más fuerte es el viento o más inclinado el terreno pues las
llamas van desecando el combustible, que está sin arder, lo que facilita su ignición, y al mismo
tiempo la elipse se va haciendo más alargada. En los flancos y cola, por el contrario, el fuego no
encuentra estas condiciones en la vegetación y avanza más despacio y por ello serán los lados por
los que se pueda atacar el fuego directamente.
Ahora bien, en general, la forma de fuego no serán elíptica pues cambios en la composición de la
vegetación, barreras naturales, o variaciones del terreno, harán que el borde del incendio adquiera
un contorno irregular con la aparición de dedos o lenguas de frente entrantes o bolsas en los que
la progresión del fuego será menor.
Existe un conjunto de factores que determinan el comportamiento del fuego y, por tanto, la forma
en la que va a evolucionar el incendio. Estos factores se agrupan de la forma siguiente:
- Los combustibles vegetales.
- Los factores climatológicos.
- La topografía del terreno.
Los combustibles vegetales al ser un elemento del triángulo del fuego son indispensables para
que el mismo se produzca y las condiciones que presenten como el tamaño, distribución, o el
contendido en humedad, son decisivos para el comportamiento del fuego. Por otra parte, el factor
combustible es el único de los tres sobre el que el hombre puede actuar para controlar o extinguir
el incendio.
Los factores climatológicos inciden sobre el estado de los combustibles a través de la humedad y
la temperatura y sobre la propagación del fuego por el viento.
En cuanto a la topografía es la más constante de todos y modifica las características, tanto de las
combustibles como del clima.
En el monte los combustibles vegetales existentes comprenden todas las clases de plantas vivas y
los restos y despojos de estas plantas.
Por tanto una primera clasificación de los combustibles vegetales puede ser la siguiente:
- Combustibles vivos:
- Hierbas.
- Matas.
- Arbustos.
- Árboles.
- Combustibles muertos:
- Tocones.
- Ramas caídas.
- Hojarasca.
- Pasto seco.
Tanto unos como otros influirán sobre el fuego según presenten una serie de condiciones entre las
que cabe destacar:
- Grado de combustibilidad.
- Cantidad de combustible.
- Densidad de la vegetación.
- Estratificación de la vegetación.
- Humedad del combustible.
A) Grado de combustibilidad.
La combustibilidad se refiere a la mayor o menor facilidad que tienen los combustibles para arder
y atendiendo a la misma podemos distinguir:
- Combustibles ligeros: constituidos por hojas, acículas, hierbas, matorral, arbustos, etc.,
que arden con gran rapidez.
- Combustibles pesados: formados por troncos, ramas, raíces, etc., que son lentamente
consumidos por el fuego.
En un incendio, el avance del fuego dependerá de que en el tipo de vegetación predominen los
combustibles ligeros o pesados. Así se tiene que la velocidad de propagación será decreciente
según el siguiente orden:
- Pastos.
- Matorral.
- Vegetación arbustiva.
- Arboleda con sotobosque.
- Arboleda sin sotobosque.
También hay que tener en cuenta que el grado de combustibilidad aumenta en aquellas especies
que contienen determinadas sustancias químicas volátiles. Así los pinos, por contener resinas,
arden mejor que otras especies que carecen de este producto. Por esta razón el fuego se propaga
más rápidamente en las masas arboladas formadas por una sola especie, por ejemplo en un pinar,
que en las que se mezclan pinos con otras especies frondosas: encinas, alcornoques o quejigos.
B) Cantidad de combustible.
La cantidad de combustible, tanto viva como muerto, por unidad de superficie, es otro factor a
tener en cuenta pues cuanto más combustible haya más intensidad alcanzará el fuego. La
acumulación de residuos y despojos formados por los restos de podas y cortas no eliminados,
pueden contribuir de manera decisiva a la propagación de los incendios. De aquí la importancia
de mantener los montes limpios de estos materiales muertos para disminuir el riesgo de incendios
y facilitar la extinción.
C) Densidad de la vegetación.
La densidad es el grado de cobertura del suelo por la vegetación existente sobre el mismo e
indica la mayor o menor proximidad de unas plantas a otras, lo que condiciona la velocidad de
propagación del fuego. Si la densidad es alta apenas habrá interrupción del combustible y el
fuego se propagará rápidamente a través del mismo. A medida que la densidad vaya
disminuyendo, existirán áreas sin combustible y el fuego encontrará más dificultades para su
propagación.
D) Estratificación de la vegetación.
La distribución de la vegetación según un plano vertical se denomina estratificación y se divide
en una serie de niveles o estratos de diferentes alturas según se trate de pastos, matas, arbustos o
arbolado. Simplificando pueden distinguirse dos casos:
- Estratificación continua: los distintos estratos se superponen, por lo que el fuego puede
pasar de unos a otros. Con ello se favorece el que un fuego de superficie se transforme
en un fuego de copas.
- Estratificación discontinua: no existe continuidad en los estratos, como sucede en una
masa arbolada podada y limpia de matorral, pero que mantiene un tapiz herbáceo. En
este caso, si se inicia un fuego de superficie difícilmente pasará a las copas.
Como los combustibles muertos tienen menor humedad que los vivos, arderán con mayor
facilidad y por tanto, su abundancia en el monte aumentará el riesgo de incendios. En las
condiciones de humedad del combustible está basada la utilización del agua y de los retardantes
en el ataque indirecto al fuego, pues al humedecer o impregnar con estos productos la vegetación
que no ha ardido, se impide el avance de las llamas a través de la misma.
Los distintos factores que configuran la situación meteorológica de la zona en que se produce un
incendio condicionan su evolución. Entre dichos factores los que tienen una mayor incidencia son
los siguientes:
- El viento.
- La temperatura.
- La humedad.
A) El viento.
Es sin duda el más importante de los tres, especialmente por determinar en gran medida la
velocidad de propagación del fuego. Debido a la distribución de las tierras y de los mares y el
cambio de estaciones del año, sobre la superficie de la tierra se producen diferencias de
temperatura de unas regiones a otras que originan movimientos horizontales de aire que
constituyen los vientos generales.
Por otra parte, en áreas determinadas y debido también a diferencias de temperatura entre el día y
la noche o entre distintas situaciones topográficas surgen los vientos locales, cuya acción se
sumará a la de los vientos generales. Estos vientos locales afectan muy directamente al
comportamiento del fuego y a su vez las variaciones de calor del incendio modifican las
características del viento local, produciendo corrientes ascendentes y remolinos. De estos vientos
los que presentan mayor interés en la lucha contra el fuego son los vientos de ladera y los vientos
de valle, cuya aparición está muy ligada a la topografía del terreno.
Vientos de ladera.
Durante el día en las laderas de las montañas el aire se calienta más en las partes bajas que en las
altas por lo que, por convección, tienden a subir formándose los vientos de ladera ascendentes.
Estos vientos son más intensos en las solanas, por recibir más calor, que en las umbrías, con
frecuencia son turbulentos y su velocidad está comprendida entre los 6 y 7 km./h. Por la noche, el
aire de las zonas altas de las laderas se enfría más rápidamente que en las bajas y al ser más
pesado tiende a bajar por la acción de la gravedad, dando lugar a los vientos de ladera
descendentes. Los vientos descendentes son más estables que los ascendentes y su velocidad
bastante menor, variando entre los 1 a 3 km./h.
Vientos de valle.
En los valles en pendiente formados por dos laderas enfrentadas que se unen por su parte inferior,
aparecen, por las mismas razones que en el caso anterior, los vientos de valle, pero que presentan
una mayor intensidad. Así los vientos de valle, durante el día, oscilan entre los 16 y 30 km./h, y
los vientos descendentes, durante la noche, entre los 12 y 25 km./h.
B) La humedad atmosférica.
La humedad relativa del aire, que determina el contenido en vapor de agua del mismo, influye en
el comportamiento del fuego en la medida que determina la humedad del combustible. Por
consiguiente, cuanto menor sea la humedad relativa del aire, los combustibles estarán más secos
y, por tanto, arderán más rápidamente. En cambio, si la humedad relativa es alta los combustibles
estarán más húmedos y se quemarán con más dificultad. El hecho de que la humedad relativa
suele ser menor durante el día que por la noche, favorece que la vegetación presente mayor
facilidad para arder en las horas diurnas. Como en las áreas con vegetación arbolada se crea un
microclima más húmedo que en las que están cubiertas de matorral, en éstas será mayor el riesgo
de incendio.
C) La temperatura.
La temperatura cuando alcanza valores elevados, como sucede en los meses de verano, puede
contribuir a la iniciación y propagación del fuego al producir los siguientes efectos:
- La desecación de los combustibles que será mayor cuanto más alta sea la temperatura.
- El calentamiento del suelo que originará, por convección, corrientes ascendentes de
aire.
Estos efectos tendrán mayor incidencia en las horas de máxima insolación que son las primeras
horas de la tarde y por tanto serán también las de mayor riesgo de incendios.
Debido a que los terrenos forestales corresponden, en general, a zonas de montaña, suelen
presentar una orografía muy complicada con pendientes elevadas, alternancia de crestas y valles,
cortados, etc., lo que determina una gran influencia en el comportamiento del fuego, no sólo por
sus efectos directos, sino también porque esta configuración del terreno condiciona las
características de los otros factores: la vegetación y la climatología. Los tres elementos de la
topografía más importantes para los incendios son:
- La pendiente.
- La exposición.
- El relieve.
A) La pendiente.
B) La exposición.
Según que una ladera esté orientada al Sur, solana, o al Norte, umbría, las cantidades de calor del
Sol que recibe son distintas y como consecuencia también tiene distinta cantidad de combustible.
En general, las solanas están sometidas a una mayor insolación por lo que tienen menor humedad
y menos vegetación que las umbrías y además en las solanas se formarán con más frecuencia
corrientes de convección ascendentes, por lo que el fuego avanzará más rápidamente.
C) El relieve.
Si el relieve forma valles estrechos o vaguadas el fuego puede pasar con facilidad de una ladera a
otra y también hay que tener en cuenta que, pueden actuar como verdaderas chimeneas en las que
los vientos de valle que se formen pueden alcanzar gran velocidad y con ellos las llamas del
fuego que propagan. Esto puede crear situaciones de alto riesgo para el personal que trabaja en la
extinción.
Teniendo en cuenta la influencia de estos factores que se han analizado, se puede predecir de
modo estimado, cual va a ser el comportamiento del fuego, lo que permitirá a los responsables de
las tareas de extinción tomar una serie de decisiones como pueden ser:
- Métodos de ataque al fuego a emplear.
- Estimación de recursos humanos y materiales necesarios.
- Despliegue de los recursos.
- Medidas de seguridad para el personal que interviene en la extinción.
Las variables más importantes a considerar para esta predicción son las siguientes:
a) Velocidad de propagación, definida por la distancia que recorre el fuego en un tiempo
determinado, que será distinta para el frente, los flancos o la cola del incendio y que condicionará
su crecimiento en superficie.
b) Altura de las llamas, dependiente del tipo de combustible que arde y determinante de que el
personal pueda acercarse o no al fuego.
c) Intensidad de calor, que es la energía desprendida por el incendio y que igualmente influye en
la posibilidad de acercarse al mismo.
Así por ejemplo, si lo que arde es una zona de pastos, al ser un combustible ligero, se puede
estimar que la velocidad de propagación será alta, y en cambio la altura de las llamas será
pequeña. Por tanto, el personal podrá actuar directamente en el borde del incendio, sin grave
riesgo de accidente. Por el contrario, cuando se produce un incendio en un área de gran
acumulación de combustible muertos, como los despojos de una corta, el fuego avanzará
lentamente pero se producirán llamas altas y desprendimiento intenso de calor. No será posible
atacar directamente al fuego con el personal de tierra y habrá que considerar la intervención de
otros medios como pueden ser los aéreos para la descarga de agua.
Una vez que se ha conocido la existencia de un incendio se debe procurar su extinción lo más
rápidamente posible para evitar que el fuego alcance grandes proporciones y se propague con
facilidad. La extinción del incendio consiste en lograr que el fuego cese mediante una actuación
del hombre que rompa o debilite lo que se ha denominado el triángulo del fuego causante de la
combustión y formado por combustible, oxígeno y calor.
Actuación directa: se basa en sofocar las llamas actuando directamente sobre el combustible
vegetal que está ardiendo, con uno de los objetivos siguientes:
- Desplazamiento violento del aire próximo a las llamas mediante el empleo de
batefuegos.
- Enfriamiento y aislamiento del aire del combustible que está ardiendo con agua (sola
o mezclada con retardantes) o con tierra.
- Dispersión del combustible por medio de rastrillos u otras herramientas.
Actuación indirecta: en vez de sofocar las llamas, se trata de aislar el combustible que se está
quemando hasta que se consuma totalmente y el fuego se apague, existiendo para ellos dos
objetivos:
- Eliminación del combustible existente próximo al fuego mediante apertura de fajas
limpias de vegetación, por medios manuales o con máquinas, o quemando la vegetación
por medio de contrafuegos.
- Disminución de la capacidad de arder el combustible humedeciéndolo con agua e
impregnándolo con productos retardantes.
En la extinción de un incendio se pueden distinguir tres fases: ataque, control y liquidación, que
se corresponden con las tres situaciones que puede tener un incendio: activo, controlado y
extinguido.
El ataque es la actuación que se inicia con el fuego incipiente y se mantiene mientras el incendio
avance por alguno de sus frentes, es decir, mientras el incendio está activo.
Cuando ningún frente avanza, se pasa entonces a la fase de control que consiste en tener rodeado
todo el borde del incendio de una faja, sin combustible y dejando el suelo mineral al descubierto,
que se denomina línea de control y que impide que el fuego se propague fuera del perímetro
quemado. Esta línea de control se habrá ido formando, durante el ataque al incendio, en base a:
- Zonas en las que no existe combustible porque ya se ha extinguido el fuego que lo ha
quemado.
- Zonas en que se ha eliminado manual o mecánicamente la vegetación.
- Barreras naturales (ríos, eriales, roqueados, etc.), o artificiales (caminos, líneas de
ferrocarril, cortafuegos, etc.), que impiden que avance el incendio.
Para el desarrollo de estas tres fases del incendio se pueden seguir dos métodos de extinción,
según que se actúe directa o indirectamente sobre el combustible en ignición.
Descripción.
Este método de ataque consiste en la actuación directa contra las llamas en el borde del incendio
mediante alguno de los procedimientos indicados anteriormente:
- Empleo de batefuegos.
- Empleo de agua.
- Empleo de tierra.
- Dispersión del combustible.
Esta actuación se realiza siempre por personal de tierra, que según los casos, podrá tener apoyo
de medios aéreos que, mediante descargas de agua, facilitarán la tarea a desarrollar al enfriar el
combustible y disminuir la intensidad del fuego.
Este método directo también se aplica en la fase de liquidación rematando los focos interiores
que hayan quedado.
a) Empleo de batefuegos.
En este procedimiento se utilizan batefuegos que pueden ser ramas verdes cortadas en el lugar del
incendio o las herramientas conocidas por este nombre que suelen estar constituidas por una
placa de goma o de varillas y un mango largo.
Con estos batefuegos se dan golpes secos en la base de la llama, procurando mantenerlo unos
momentos sobre el suelo antes de levantarlo para iniciar el golpe siguiente y de esta manera se va
sofocando el fuego.
Los golpes deben darse hacia el interior del incendio para que las pavesas o brasas que puedan
saltar, como consecuencia de dichos golpes, caigan dentro de la superficie quemada. La
utilización de batefuegos se hace en fuegos incipientes o de frente débiles y con combustibles
ligeros.
El agua es un medio fundamental en la extinción del incendio pues a la vez que enfría al
combustible lo aísla del aire con lo que rápidamente se consigue apagar el fuego. Se utiliza tanto
por medio terrestres, cuando se dispone de extintores de mochila o vehículos autobombas, como
por medios aéreos, aviones o helicópteros, con depósitos de carga de agua.
En el ataque directo al fuego, el personal de tierra provisto de extintor o manguera debe dirigir el
chorro de agua a la base de las llamas en sentido tangencial al borde del incendio para conseguir
el máximo aprovechamiento. Cuando se emplean medios aéreos el agua se descarga sobre los
frentes del incendio disminuyendo así la actividad de los mismos.
La limitación del procedimiento está en la disponibilidad de agua, que no siempre abunda en los
montes y su transporte en vehículos hasta las proximidades del incendio, lo que a veces no es
posible por las dificultades de acceso. Se puede conseguir una mayor eficacia si el agua se mezcla
con productos químicos retardantes.
En el caso de utilizar extintores de mochila, por su capacidad limitada, cuando haya escasez de
agua, conviene reservar su uso para atacar fuegos incipientes o tareas de liquidación y remate.
c) Empleo de tierra.
El lanzamiento de tierra sobre el combustible tiene como finalidad separarlo del aire a la vez que
contribuye a enfriarlo. La herramienta más adecuada para esa labor es la pala que se debe utilizar
para echar de golpe, sin esparcir, la tierra sobre la base de las llamas de forma regular y
continuada. Por ello cuando no se dispone de mucha tierra es preferible apilarla previamente.
También se utiliza en la fase de liquidación para apagar los rescoldos o brasas que quedan el
borde y dentro del perímetro de la zona quemada. Debe procurarse emplear tierra mineral con
poco contenido de materia orgánica, pues al ser ésta combustible la eficacia sería menor.
d) Dispersión del combustible.
Cuando en los bordes del incendio quedan brasas puede recurrirse también al enfriamiento del
combustible dispersándolo mediante rastrillos, rastrillos-azadas o herramientas similares. Este
procedimiento no es conveniente emplearlo para combatir las llamas y su uso adecuado para la
fase de liquidación.
En general el método de ataque directo se debe utilizar en algunos de los casos siguientes:
- Fuegos incipientes.
- Incendios superficiales con llamas no muy altas (menores de 2 m de altura) de baja
intensidad de calor o que apenas desprendan humos.
- Flancos o cola de grandes incendios cuando el viento sopla en dirección a la zona
quemada.
- Focos secundarios que no han adquirido gran virulencia.
- Incendios en los que las descargas de agua de los medios aéreos han debilitado los
frentes activos.
- Liquidación de fuegos controlados.
Este método permite que las superficies recorridas por el fuego y muchas veces las tres fases de
la extinción se llevan a cabo de manera simultánea. Por el contrario resulta penoso e incluso
peligroso para el personal que participa en la extinción debido al calor y a los humos
desprendidos por el incendio, así como por la posibilidad de que puedan producirse focos
secundarios a la espalda de los combatientes al saltar chispas o pavesas.
No deberá emplearse cuando por las condiciones del medio: topografía abrupta, vegetación muy
densa o fuertes vientos, o por las características del propio fuego: gran altura de llamas o
desprendimiento intenso de calor, exista riesgo elevado de accidente para el personal.
Descripción.
El método de ataque indirecto tiene como objetivo el aislar el combustible que está ardiendo de la
vegetación que lo rodea, mediante la apertura de unas fajas de suelo mineral sin combustible,
denominadas líneas de defensa, a cierta distancia del perímetro del incendio, quemando el
combustible intermedio por medio del uso del fuego o utilizando agua o retardantes químicos.
Estas líneas de defensa se apoyarán en las barreras naturales o artificiales que puedan existir y su
objetivo principal será detener el avance del fuego, así como facilitar un posterior ataque directo
para su control y liquidación.
- Incendios de superficie en que las llamas son altas (mayores de 2 m de altura) y con gran
desprendimiento de calor y humos.
- Incendios de copas.
- Incendios en terrenos de topografía complicada cubiertas de vegetación muy densa.
- Cuando por los fuertes vientos el fuego avanza rápidamente y saltan con facilidad chispas o
pavesas.
- Siempre que pueda existir riesgo para los combatientes en el ataque directo.
La gran ventaja de este método radica en la seguridad y comodidad que supone para el personal
que interviene en la extinción al no tener que trabajar en el borde del incendio. Por el contrario su
empleo hace que se prolongue más la duración de la extinción que si se atacase el fuego
directamente, debiéndose controlar un mayor perímetro de la zona quemada y perdiéndose más
vegetación.
En los casos en que las condiciones del terreno lo permitan podrán utilizarse para la apertura de
las líneas de defensa tractores provistos de los aperos adecuados para la eliminación de la
vegetación. Para completar la eficacia de la línea de defensa se puede recurrir al uso del fuego
para eliminar la vegetación existente entre dicha línea y el incendio, operación que se llama
quema de ensanche.
Para que estas condiciones de cumplan deben seguirse los siguientes pasos:
- Elección.
- Localización.
- Construcción.
- Quema de ensanche.
El tipo y la forma del incendio, su tamaño, las condiciones topográficas de la zona, la existencia
de cortafuegos naturales y artificiales, etc., determinarán el lugar por donde abrir la línea de
defensa y su longitud que debe ser lo más corta posible.
Velocidad del fuego.
El estimar la velocidad con que se propaga el fuego y sus posibles variaciones facilitará la
fijación de la distancia a la que debe hacerse la línea para que no sea alcanzada por el mismo
antes de su terminación.
Disponibilidad de personal.
Para ver el tiempo que puede tardarse en construir la línea de defensa hay que considerar el
personal de que se dispone y su rendimiento en función de la capacidad de trabajo que tenga, así
como del tipo de vegetación sobre el que se va a actuar y de las condiciones del terreno.
b) Localización.
Una vez elegida la situación de la línea de defensa es preciso llevar a cabo su localización que
consiste en definir el trazado que ha de seguir sobre el terreno. Este trazado se hará teniendo en
cuenta las siguientes consideraciones:
Las líneas de defensa pueden construirse por procedimientos manuales y mediante tractores,
bulldozers o con aperos adecuados como grada de discos. La construcción manual, por parte de
los componentes de los retenes, consta de dos operaciones básicas que se harán una a
continuación de la otra.
Consiste en la corta de árboles, arbustos, matorral, mediante herramientas cortantes como hachas,
podones, hacha-azadas, motosierras o motodesbrozadoras. La vegetación cortada se saca hasta el
borde de la línea de defensa opuesto al lado del fuego.
Corte y raspado del combustible superficial hasta el suelo mineral.
Cuando no existe o se ha cortado previamente la vegetación aérea, se procede a la corta del tapiz
herbáceo y las raíces raspando la superficie hasta el suelo mineral para eliminar la materia
orgánica existente (humus, mantillo, etc.), y extrayendo los restos, hasta el borde exterior. En el
caso que queden tocones difíciles de desenterrar se cubrirán con materia mineral. En este caso las
herramientas a emplear serán rastrillos, palas o rastrillo-azadas.
Para llevar a cabo las operaciones descritas anteriormente se asignarán las tareas a realizar, por
los componentes de los retenes, según el tipo de combustible existente en el trazado de la línea de
defensa y se distribuirán las herramientas adecuadas para la ejecución de dichas tareas.
La anchura que se dé a la línea de defensa dependerá del tamaño y densidad de los combustibles
existentes, de las condiciones del terreno y de la velocidad del viento, debiéndose tener en cuenta
las siguientes recomendaciones:
e) Quema de ensanche.
La quema de ensanche tiene por finalidad ampliar la línea de defensa sin la intervención de los
retenes con sus herramientas manuales. Se hace quemando el combustible a partir del borde
interior de la línea en dirección al fuego. Esta quema puede hacerse a medida que se va
construyendo la línea de defensa o bien cuando se ha terminado en la longitud prevista.
Debe vigilarse extremadamente la propagación del fuego en la quema de ensanche para evitar
que pueda saltar la propia línea, sofocando rápidamente cualquier foco que pudiera iniciarse fuera
del borde exterior, disponiendo para ello de montones de tierra mineral para lanzarla con palas.
Sólo se realizarán quemas de ensanche si las condiciones meteorológicas son las adecuadas y el
tipo de combustible lo permite. En todos los casos deberá asegurarse que no haya personas entre
la línea de quema y el incendio para evitar que puedan quedar atrapadas entre dos fuegos.
11.6. El contrafuego.
Constituye otro procedimiento del método de ataque indirecto y consiste en el uso del fuego para
eliminar la vegetación existente entre una determinada posición y el incendio, de manera que éste
se encuentre sin combustible que quemar en su avance.
La idea del contrafuego se basa en que cuando la vegetación está ardiendo el aire caliente
asciende, creando un vacío que origina unas corrientes de succión en los niveles bajos del
incendio. Si se ha prendido fuego en un lugar no muy alejado del incendio, estas corrientes de
succión harán que dicho fuego se propague en dirección al incendio.
El contrafuego se inicia apoyándose en una línea sin combustible que puede ser una barrera
natural o artificial o una línea de defensa y avanzará hasta el momento en que se encuentre con el
frente en llamas del incendio.
Por estas razones, únicamente el director técnico de extinción será quien pueda ordenar que se dé
un contrafuego, debiendo tomar todas las precauciones necesarias para garantizar la seguridad del
personal.
El agua podrá ser utilizada como retardante pues al humedecer la vegetación disminuye su grado
de combustibilidad, pero su efecto es de corta duración debido a las tres propiedades siguientes:
- Baja viscosidad, que hace que al verterla sobre los vegetales escurra fácilmente hacia
el suelo.
- Rápida vaporización, por el viento y las altas temperaturas, lo que hace que la
vegetación se seque pronto.
- Dispersión en el aire, que hace que las gotas de agua sean arrastradas por el viento no
llegando toda la utilizada a la vegetación.
Por ello se añaden al agua determinados aditivos con el fin de que su efecto sea más persistente y
por tanto mejore su eficacia. A estos productos químicos se denominan retardantes y según la
duración se distinguen dos tipos: a corto plazo y a largo plazo.
Son los que permanecerán activos mientras el agua está en estado líquida, perdiendo sus
propiedades retardantes cuando se evapora. Existen dos tipos de estos productos: espumógenos y
viscosantes.
Espumógenos.
En su aplicación, mezclados con agua, producen gran cantidad de espuma que aísla la vegetación
del aire y del calor.
Viscosantes.
Estos productos añadidos al agua, forman una mezcla de mayor viscosidad lo que hace que
permanezca más tiempo sobre la vegetación, recubriéndola de una gruesa capa aislante.
Son aquellos productos en que persiste el efecto retardante aunque el agua se haya evaporado. En
estos casos el agua no aporta propiedades retardantes a la mezcla y sólo sirve de medio para
facilitar la aplicación del producto. Estos retardantes bajo la acción del calor forman residuos
carbonosos de combustión lenta y sin llama que dificultan la propagación del fuego.
La aplicación de los retardantes por medios terrestres se hace mediante extintores de mochila o
vehículos contra incendios, en los que se mezclará directamente el producto químico con el agua.
Si se va a utilizar extintores de mochila la dosificación debe ser de 4 partes de agua y 1 de
retardante del contenido total del depósito. En el caso de los vehículos contra incendios, si la
cisterna tiene su revestimiento interior resistente al retardante a emplear, se hará la mezcla con el
agua en los volúmenes necesarios para su llenado en la proporción de 4 partes de agua y 1 de
retardante. Si puede haber corrosión de la pared interna de la cisterna, el retardante se coloca en
un depósito flexible sobre la misma y mediante un eyector se mezcla en las proporciones
adecuadas con el agua.
Los retardantes se suelen utilizar en el ataque indirecto para hacer fajas cortafuegos delante del
frente o borde del fuego. La dosis a aplicar por metro cuadrado y la anchura de la faja dependerá
del tipo de vegetación existente.
11.8.1. Batefuegos.
Definición.
Herramientas destinadas a apagar el fuego por sofocación (desplazamiento del aire), consistente
en un mango metálico o de madera, terminado en una pala elástica de goma.
Dimensiones y pesos.
11.8.2. Pala.
Definición.
Herramienta compuesta de una placa acerada, ligeramente cóncava, de forma ojival, con filo con
su contorno lateral y ojo en su zona posterior para ensartarla en un mango de madera.
Dimensiones y pesos.
Utilización.
En ataque directo: lanzamiento de tierra sobre llamas o brasas para la extinción por sofocación.
En ataque indirecto: en la apertura y ampliación de líneas de defensa para la eliminación hasta el
suelo mineral del combustible por excavado, raspado y tronchado del mismo, quemas prescritas,
contrafuegos, control de focos secundarios y operaciones de remate. Muy útil para mezclar tierra
y brasas con agua suministrada por extintores de mochila y preparación de puntos de agua.
Definición.
Herramienta compuesta de una placa acerada con dos filos opuestos en planos perpendiculares, y
un ojo central para ensartarla en un mango de madera.
Dimensiones y peso.
Utilización.
En ataque directo: aporte de tierra suelta por excavación para ser lanzada con pala sobre llamas o
brasas para la extinción por sofocación. En ataque indirecto: apertura y ampliación de líneas de
defensa por corte, apeo y descuaje del combustible o eliminación del mismo por excavado y
raspado hasta el suelo mineral, quemas prescritas, contrafuegos, control de focos secundarios,
operaciones de remate y preparación de puntos de agua.
Herramienta compuesta de una placa plana de acero estampado, con 6 dientes gruesos en un lado
y corte en el opuesto, y provista de un casquillo de acero en su parte central, para enastar
perpendicularmente a un mango de madera.
Dimensiones y peso.
Longitud total: 1.240 ± 10 mm.
Ancho: 275 ± 5 mm.
Peso: 2.2 ± 0.2 Kg
Utilización.
En ataque directo: dispersión del combustible cuando no hay llamas en el borde del incendio que
se está atacando. En ataque indirecto: ampliación y consolidación de líneas de defensa por corte y
rastrillado de combustibles ligeros y raspado hasta suelo mineral, quemas prescritas,
contrafuegos, control de focos secundarios y operaciones de remate.
Definición.
Dimensiones y peso.
Utilización.
El ataque directo sobre frentes débiles, incipientes o de combustibles ligeros. El ataque indirecto:
en operaciones de apoyo en quemas de ampliación de líneas de defensa, quemas prescritas,
contrafuegos, control de focos secundarios y operaciones de remate. El agente básico extintor es
el agua y aditivos retardantes.
11.8.6. Motosierra.
11.8.7. Motodesbrozadora.
Consta de un motor de dos tiempos unido por un tubo portaherramientas metálico al elemento de
corte que suele ser un disco intercambiable, con un número variable de dientes o cuchillas, según
el tipo de vegetación a cortar. Para su manejo dispone de un manillar con empuñadura ajustable y
un arnés de enganche para colgarla de los hombros del operario. Su utilización es adecuada en la
construcción de líneas de defensa para la eliminación de arbolados, arbustos y matas leñosas.
Grupos motobombas.
Son máquinas transportables con un armazón que aloja un motor de explosión de dos tiempos y
los elementos de aspiración e impulsión de agua. Las motobombas deberán instalarse próxima a
algún depósito, aljibe, pantaneta, acequia, etc., desde donde se tomará el agua.
Para los incendios forestales se utilizan vehículos con bastidor del tipo todo terreno, provistos de
cisterna para el almacenamiento de agua de capacidad entre 600 y 3.500 litros, y una bomba
centrífuga accionada por el motor del vehículo, para el llenado de la cisterna o el lanzamiento del
agua de la misma. Estos vehículos se suelen clasificar, según su capacidad de agua, en ligeros y
pesados:
- Vehículos ligeros: de 600 a 2.000 litros de agua.
- Vehículos pesados: de 3.000 a 3.500 litros de agua.
En los últimos años se están desarrollando prototipos de mayor capacidad con capacidad de
13.000 litros de agua.
Elementos complementarios.
En general, tanto los grupos motobombas como los vehículos contra incendios han de disponer
como elementos de los siguientes:
- Mangotes, son tubos de gran diámetro (100/110 mm) que sirvan para aspirar el agua por
la bomba. Deben ir provistos de una alcachofa.
- Mangueras, son tubos flexibles que permiten llevar el agua canalizada desde la cisterna
o motobomba hasta la lanza. Suelen utilizarse según su diámetro interior tres tipos:
- De 25 mm de diámetro en tramos de 20 m.
- De 45 mm en tramos de 15 m.
- De 70 mm en tramos de 15 m.
- Lanza, dispositivo metálico que se coloca en el extremo de la manguera para dirigir el
agua, en forma de chorro o pulverizada y que alcance cierta distancia, disponiendo para
ello de una válvula que regula su apertura.
- Racores, son piezas metálicas diseñadas para efectuar de forma rápida la unión entre
mangueras o mangueras y lanzas.
- Bifurcaciones y derivaciones, materiales especiales que permiten hacer ramificaciones
en los tendidos de mangueras para optimizar el uso de las mismas.
Tendido de mangueras.
El primer tramo de manguera se tenderá desde la devanadera del vehículo y si la longitud del
mismo no es suficiente, se procederá a hacer los correspondientes empalmes, para lo cual el
personal trasladará los rollos colocados en la espalda.
En la operación del tendido habrá que evitar los roces y arrastres que puedan deteriorar la
manguera. La recogida debe hacerse enrollando los distintos tramos.
TEMA 30. EXTINCIÓN SEGÚN TIPOS DE INCENDIOS.
1. INTRODUCCIÓN.
Por otra parte, los incendios con grandes pérdidas son muchas veces el resultado de una
deficiente selección e inadecuado uso de las mangueras. Una brigada de incendios bien
entrenada, con un adecuado plan de ataque, suficiente cantidad de agua y una aplicación
adecuada de la misma, podrá contener la mayoría de los incendios.
Los bomberos deben conocer las operaciones que se han de efectuar por cada uno de los
miembros del equipo en la escena del incendio. La dotación típica de un vehículo debe realizar
las siguientes tareas:
- Mando: toma de decisiones sobre el despliegue táctico mientras asiste y supervisa a
cada uno de los tripulantes.
- Conductor: transporte de la dotación, los equipos y el vehículo de forma segura a la
escena del incendio. Puede hacer las conexiones de suministro a los vehículos, hidrantes
o depósitos de agua.
- Bomberos: las asignaciones individuales dependerán del número de bomberos
disponibles. Despliegan las líneas de manguera seleccionadas y operan las lanzas en la
dirección del fuego. Colaboran en el avance de las líneas de mangueras y el traslado de
herramientas, efectúan las conexiones de las líneas se suministro a los hidrantes y
colaboran con los demás miembros del equipo según sea necesario.
La familiarización con el uso y limitaciones de los equipos que llevan se aprende mejor con el
estudio y los ejercicios de práctica. El uso rápido y frecuente de las herramientas alcanza su grado
máximo cuando los componentes de la dotación que frecuentemente trabajan en el mismo equipo
se entrenan juntos.
El ataque a un incendio debe ser coordinado para que sea eficaz. Dependiendo de las condiciones
reales y las que se prevean, el mando puede decidir demorar el ataque para efectuar un rescate
inmediatamente o aplicar una cortina de agua de protección entre el fuego y las personas que
pudieran estar atrapadas. Los bomberos deben ejecutar las tareas ordenadas por el mando en el
momento que éste deseen que sean realizadas. Por ejemplo, ventilar un incendio antes que las
líneas de ataque estén listas, puede ocasionar la propagación no deseada del fuego. La
ventilación, cuando se efectúa adecuadamente, contribuirá sustancialmente a la entrada y ataque
del personal que lleva las mangueras.
Los bomberos que avanzan con líneas de manguera necesitarán llevar consigo ciertos equipos
para poder entrar a la estructura y realizar la extinción. Este equipo incluirá al menos una
linterna, arneses de rescate y herramientas de entrada forzosa. El bombero en punta de lanza debe
purgar el aire de la línea abriendo la lanza levemente. La operación de la lanza se debe verificar
en todo el recorrido, para ajustar el selector de ataque en la forma de dispersión adecuada.
Cualquier fachada, alero o cornisa que esté ardiendo debe ser apagada antes de entrar en la
edificación.
Ataque directo.
El uso más eficiente del agua en fuegos incontrolados se consigue con un ataque directo desde
una posición cercana con un chorro sólido o cono de ataque de 30º o menor en la base de las
llamas. El agua se debe aplicar directamente sobre el combustible en llamas en ráfagas cortas
hasta que el fuego disminuya su intensidad. Los chorros no se deben aplicar durante mucho
tiempo ya que se puede alterar el equilibrio térmico. El equilibrio térmico es el movimiento de
los gases calientes hacia el techo después de aplicar el chorro de extinción. Esto incluye la
dispersión de vapores en expansión en todas las áreas del espacio confinado. Si los chorros de
agua se aplican durante un tiempo excesivo, el vapor comienza a condensarse provocando el
descenso rápido del humo hacia el piso para luego moverse muy lentamente.
Ataque indirecto.
Cuando los bomberos no pueden entrar a una estructura debido a la intensidad de las condiciones
en áreas confinadas, se puede efectuar un ataque indirecto. Este ataque no es recomendable donde
aún pudieran quedar víctimas atrapadas o donde la propagación del fuego hacia áreas no
afectadas no pudiera ser controlada. El ajuste de la lanza se realizará con un cono de ataque desde
30º hasta 60º, lo que pulveriza el agua dando lugar a una neblina. Se debe dirigir hacia el techo
moviéndolo de un lado a otro, donde se encuentran los gases a temperaturas sumamente elevadas.
Dirigir el chorro hacia la atmósfera donde se encuentran estos gases muy calientes cerca del techo
tendrá como resultado la producción de grandes cantidades de vapor. Un litro de agua
completamente evaporado producirá unos 1.700 litros de vapor. El chorro debe cerrarse antes de
que se altere el equilibrio térmico. Una vez que el fuego haya disminuido su intensidad, las líneas
de manguera deben avanzar para extinguir los puntos calientes restantes con un ataque directo.
Ataque combinado.
Todos los miembros del grupo deben estar pendientes de una serie de condiciones potenciales de
riesgo tales como:
- Colapso inminente de la edificación.
- Fuego detrás, abajo y arriba del grupo de ataque.
- estrangulamientos u obstrucciones de la manguera.
- Huecos o peligro de caídas.
- Cargas suspendidas en soportes debilitados por el fuego.
- Mercancía peligrosa o altamente inflamable que pueda derramarse.
- Posibilidad de explosión con corrientes invertidas o inflamación súbita generalizada.
- Riesgo de descarga eléctrica.
- Extralimitación, confusión o pánico entre los miembros del grupo.
La técnica de aplicación de agua sólo tiene éxito si la cantidad de agua aplicada es suficiente para
enfriar los combustibles que están en llamas. El uso de la manguera pequeña no sólo demora la
extinción, sino que el volumen puede ser insuficiente para proteger a los bomberos del avance de
las llamas. La selección de las líneas de manguera depende de las condiciones del incendio y de
otros factores tales como:
- Volumen de agua requerida para la extinción.
- Alcance requerido.
- Número de personas disponibles para la operación de la manguera.
- Requerimientos de movilidad.
- Requerimientos tácticos.
- Velocidad de despliegue.
- Propagación potencial del incendio.
Obviamente sería incorrecto escoger una línea de 38 mm o 45 mm para atacar un incendio en una
instalación comercial de gran volumen. La línea no tendrá el volumen necesario ni el alcance.
También sería incorrecto atacar un incendio en una pequeña vivienda con una línea de 65 mm o
70 mm descargando una cantidad desproporcionada de agua. La tabla 1 proporciona un análisis
sencillo de las características del chorro de las mangueras pero no se pretende reemplazar el
juicio de los bomberos para la selección de un combate de incendio. Se trata simplemente de un
estudio orientativo.
Tipo de 25 mm 38 mm 65 mm 100 mm
manguera
Alcance 8 a1 15 8 a 15 15 a 30 30 a 60
máximo (m)
Una vez que se ha seleccionado las líneas de manguera y se ha determinado el método de ataque,
los bomberos deben actuar siguiendo las instrucciones del jefe de grupo. Las líneas de manguera
tienen poco valor si no avanzan hasta la base del fuego del ataque inicial. Los grupos de ataque
deben informar al mando si la cantidad de agua que se aplica es suficiente para contener el fuego
o si existe evidencia de propagación del fuego hacia otras áreas del edificio. Esta coordinación
acelerará el control del incendio y reducirá los daños al permitir que comiencen las operaciones
de salvamento y le inspección minuciosa de comprobación tan pronto como el fuego sea
contenido. Evidencias sobre el origen del incendio no se deben destruir si es posible.
Una vez contenido el fuego puede ser necesario relevar la dotación de la brigada inicial. Los
equipos de protección respiratoria se deben seguir empleando durante las fases de limpieza y de
inspección minuciosa debido a la presencia de gases de combustión. Debe prestarse especial
atención a paredes, tabiques o partes elevadas sobresalientes que pueden haberse desajustado por
las actividades del combate de incendio.
Todos los bomberos están familiarizados con la expresión “Nunca utilice agua en incendios de
líquidos inflamables”. Sin embargo, la necesidad y la experiencia han demostrado que el agua es
a veces efectiva en la extinción y control de estos incendios, si se utiliza apropiadamente. El
control del incendio en líquidos inflamables se puede efectuar de forma segura si se siguen las
técnicas adecuadas. Estas técnicas exigen un conocimiento básico de las propiedades de los
líquidos inflamables y los efectos del agua sobre ellos.
Los líquidos inflamables tienen algunas propiedades muy particulares que afectan su
comportamiento en los incendios y su extinción. Entre éstas tenemos que:
- Flotan sobre el agua.
- Generan electricidad estática cuando fluyen.
- Pueden arder con fuerza explosiva.
- Generan vapores inflamables a temperatura ambiente.
- La llama se propaga rápidamente sobre toda la superficie expuesta.
- Pasarán por el rango de explosividad a medida que mezclas muy ricas para arder se
ventilan.
Las llamas alrededor de válvulas de alivio o tubería no deben ser extinguidas a menos que pueda
interrumpirse el suministro de la sustancia que está fluyendo. Los vapores que no se han
quemado usualmente son más pesados que el aire y se concentrarán o formarán bolsas de gas
bajas cerca del suelo que pueden entrar en ignición. Los bomberos deben controlar las fuentes de
ignición en las cercanías de gases inflamables o cuando existan fugas de líquidos inflamables.
Los vehículos, equipos eléctricos y chispas generadas por herramientas mecánicas manuales,
pueden constituirse una fuente de ignición para encender fugas de vapores inflamables. Un
aumento en la intensidad del ruido o del fuego que sale de una válvula de seguridad puede ser
una indicación de ruptura inminente del recipiente. Los bomberos no deben asumir que las
válvulas de seguridad son suficientes para liberar el exceso de presión en condiciones de fuego
intenso. Muchos bomberos han fallecido al estallar los recipientes de líquidos inflamables, tanto
grandes como pequeños, que han estado sometido a la acción de las llamas.
El agua se puede usar como agente de enfriamiento para extinguir incendios y para proteger áreas
de exposición. Mientras que el agua sin aditivos espumantes no es efectiva en incendios de
hidrocarburos y alcoholes, los incendios con aceites más pesados pueden ser extinguidos
mediante la aplicación de agua en forma de pulverizada en cantidades suficientes para absorber el
calor producido.
El agua será de mayor utilidad como agente refrigerante para proteger áreas expuestas. Para que
sea eficaz, el chorro de agua se debe aplicar de tal manera que forme una película sobre las
superficies expuestas. Esto es válido para combustibles ordinarios y otros materiales que puedan
debilitarse o colapsar, tales como tanques metálicos o paredes de soportes. El agua aplicada a
tanques de almacenamiento debe dirigirse por encima del nivel del líquido almacenado para
alcanzar la mayor eficacia en el uso del agua.
El chorro de agua puede ser utilizado para mover el combustible, si está ardiendo o no, hacia
áreas donde pueda quemarse con seguridad y donde las fuentes de extinción se pueden controlar
con mayor facilidad. Nunca se debe derramar o dirigir hacia alcantarillas o redes de saneamiento.
Los bomberos deben utilizar la lanza en cortina de protección para la protección del calor
radiante y para evitar dirigir el chorro hacia el interior del líquido.
El agua también puede ser usada para disipar el vapor de las llamas usando el chorro de neblina.
Estos chorros ayudan a diluirlos y dispersarlos, controlando en pequeña escala el movimiento de
los vapores a una dirección deseada.
El agua puede ser usada para desplazar el combustible de las tuberías o tanques. Los incendios
que se alimentan por fugas de líquidos menos densos que el agua se pueden extinguir bombeando
agua en la tubería o llenando el tanque de agua hasta una altura superior al nivel de la fuga. Esta
acción hará que el producto volátil flote sobre el agua, siempre y cuando el caudal de agua sea
superior al de la fuga. Debido a la gran proporción de agua que se requiere, rara vez se utiliza
para diluir líquidos inflamables y controlar el fuego. Sin embargo, esta técnica puede ser útil para
incendios pequeños donde es posible contener el derrame.
Se pueden utilizar líneas de mangueras como cortinas protectoras para el personal que avanza con
el objetivo de cerrar los combustibles líquidos o gaseosos. La coordinación y movimientos lentos
y correctamente orientados proporcionan una relativa seguridad contra las llamas y el calor.
Mientras una línea se puede utilizar como cortina protectora, es recomendable utilizar dos líneas
con otra de respaldo para controlar el fuego.
Cuando los depósitos de líquidos o gases inflamables están expuestos a la acción directa de las
llamas, se deben usar chorros concentrados desde su máximo alcance efectivo hasta que la
válvula de seguridad se cierre. Esto se puede lograr moviendo el chorro sobre la parte superior
del tanque de forma tal que el agua corra por ambos lados del mismo. Esta película de agua
enfriará el espacio ocupado por los vapores en el tanque. Los soportes metálicos en la base del
tanque también se deben enfriar para evitar que se colapsen. En este estado, los chorros se lanzan
en neblinas protectoras que se abren progresivamente para efectuar reparaciones temporales o
para cerrar válvulas.
Debe contarse con una línea de respaldo conectada a una bomba con fuente de agua separada para
proteger a los bomberos en la eventualidad de fallo de alguna de las líneas o si requieren un
enfriamiento adicional. La aproximación a recipientes de almacenamiento debe hacerse
perpendicularmente al mismo y nunca desde los extremos. Los recipientes con soldaduras se
pueden fraccionar en dos y se convierten en proyectiles.
Aún cuando aquellos accidentes muy graves pueden generar un alto en la circulación de
vehículos, muchos incidentes necesariamente serán en presencia de cierto tráfico de vehículos
alrededor del siniestro. Se debe cerrar un canal de circulación adicional al que el propio accidente
inhabilitó y usarlo para las operaciones de emergencia. Se debe evitar el uso de equipos de llama
abierta para evitar la posible ignición del combustible derramado. Los equipos contra incendios
se deben ubicar de manera tal que se aprovechen las condiciones topográficas, climáticas y se
proteja a los bomberos del tráfico. Los bomberos deben retirar los vehículos y trabajar al lado
opuesto del tráfico tanto como sea posible. Cuando no se disponga de agentes del orden público,
debe asignarse un bombero para que controle el tránsito de vehículos.
Se debe determinar, tan pronto como sea posible, la naturaleza de la carga mediante la
documentación de la carga, las placas identificativa o el propio conductor del vehículo. En los
casos en los que no sea posible identificar la carga, debe establecerse contacto con el
transportista. Debe seguirse los planes establecidos para emergencias del transporte, para reducir
las pérdidas de vidas, daños a propiedades y contaminación ambiental.
Los vehículos de pasajeros de tipo particular presentan un problema de extinción menor, debido a
la reducida cantidad de combustible que llevan. La fuga de combustible o el combustible en
llamas puede ser lavado y desplazado de la parte de debajo del vehículo para luego atacarse el
remanente de clase A. Los bomberos deben evitar pararse al frente de los parachoques del tipo
amortiguador, ya que éstos pueden explotar. Será necesario utilizar grandes cantidades de agua
para atacar incendios donde se han prendido llamas los componentes del vehículo con aleaciones
de aluminio y magnesio. Los bomberos deben tomar precauciones adicionales cuando se
comienza a aplicar agua a estas partes en llamas, debido a que se incrementará la intensidad del
fuego. Asimismo no se debe asumir que los automóviles y pequeños autobuses están totalmente
libres de peligros tales como recipientes adicionales de combustible, tanques de propano,
explosivos o materiales peligrosos. Se debe considerar cualquier vehículo militar y de transporte
de material sanitario como potencialmente peligroso.
1. INTRODUCCIÓN.
Algunos cuerpos de bomberos tienen planes predeterminados para casi todos los tipos de
emergencia que pueden concebir que puedan ocurrir. Estos procedimientos son ejecutados
usualmente por la brigada de primera intervención y se conocen como procedimientos operativos
vigentes o protocolos de actuación. Los procedimientos operativos vigentes pueden variar
considerablemente en diferentes localidades, pero en términos generales los principios son los
mismos. El procedimiento es fundamentalmente un medio para iniciar el combate del incendio,
pero su uso no reemplaza el necesario análisis de la situación y la toma de decisiones que puedan
estar basadas en el sentido común y como parte de una actuación de brigada.
Por otra parte, puede haber varios procedimientos entre los cuales escoger, dependiendo de la
severidad del incendio, localización y la capacidad de las unidades que primero lleguen para
asumir el control. En algunas oportunidades, en un procedimiento se puede contemplar todo lo
necesario para confinar y extinguir un incendio. En incidentes más complejos el procedimiento se
puede emplear para proporcionar una adecuada defensa del fuego hasta que se puedan emplear
fuerzas adicionales para combatir el incendio.
La brigada del vehículo de primera salida que llega al escenario del incendio iniciará el combate
tomando en consideración las condiciones reales del incendio y el comportamiento que se espera
que tenga. Esta brigada efectuará el informe por radio a la central indicando la ubicación exacta,
áreas de exposición y las condiciones que se encontraron en el incidente. El jefe de salida,
después de evaluar la situación, puede ordenar tender una línea u ordenarlo al próximo vehículo
autobomba que llega. El trabajo de los vehículos siguientes es respaldar al primer vehículo según
sea requerido.
Una vez conocida la ubicación del incendio, el jefe de salida del primer vehículo instalará la línea
de ataque inicial para cubrir las siguientes prioridades:
- Desplazamiento de las líneas para interponerse entre el fuego y los ocupantes atrapados
para proteger al personal de rescate.
- Protección de las principales vías de escape.
- Protección de áreas interiores expuestas.
- Inicio de la extinción.
- Dirigir las operaciones con las mangueras.
La brigada del segundo vehículo autobomba debe establecer primeramente el suministro de agua
disponible para combatir el incendio y luego proceder de acuerdo a las siguientes prioridades:
- Respaldar las líneas de ataque inicial.
- Proteger los medios secundarios de escape.
- Prevenir la propagación del incendio.
- Proteger las áreas de mayor exposición.
- Colaborar en la extinción.
Cuando los equipos de protección respiratoria no han sido puestos en operación durante el
trayecto, debe hacerse inmediatamente al llegar y antes de proceder con el ataque interior del
incendio. En emergencias de cierta magnitud puede ser necesario que el grupo que llega en el
primer vehículo comience las operaciones de rescate y el segundo grupo asuma las actividades de
tendido de las primeras líneas de ataque de incendio. La función de rescate será ejecutada por el
personal del vehículo autoescala o brazo articulado con la protección de los chorros de manguera
de las autobombas.
Generalmente es deseable agrupar a la brigada encargada del rescate en equipos para exteriores o
interiores. Tanto el personal que trabaja en el interior como los que trabajan en el exterior deben
iniciar la búsqueda en áreas donde lo más probable es que estén habitadas de acuerdo a la
situación. La búsqueda debe efectuarse sistemáticamente para evitar que se omitan áreas.
Algunos edificios están equipados con sistemas automáticos de extinción con rociadores y
tuberías secas. Esto se debe a la alta potencialidad de pérdidas de vidas, nivel de riesgo del
proceso y tipos de construcciones. En los procedimientos operativos de los cuerpos de bomberos
debe considerarse la necesidad de apoyar estos sistemas.
Particularmente, los bomberos deben dar una alta prioridad al apoyo a los sistemas de extinción
de incendio cuando:
- Los grupos de ataque son asignados inmediatamente para evacuación o búsqueda de
víctimas.
- Los chorros no pueden alcanzar áreas sumamente amplias o de gran altura.
- Fluye agua debido a la operación de los cabezales de los rociadores.
- Los sistemas dependen del apoyo del cuerpo de bomberos para que puedan funcionar.
- Las tácticas requieren el uso de las tuberías secas.
Los procedimientos operativos que se vayan a utilizar deben incorporarse a los planes de
emergencia específicos de los edificios, si es que existen. Estos planes deben incluir una
descripción detallada de las características de la construcción, contenido, sistemas de protección e
instalaciones circundantes. También, establecerá los procedimientos utilizado por cada brigada
de acuerdo con las condiciones que se encuentren. Como parte integral del plan, debe incluirse un
plano del edificio que señala los suministros de agua, conexiones del sistema de protección y
ubicación de los vehículos de bomberos, y debe mantenerse actualizado para señalar los cambios
que afectan las operaciones que afectan las operaciones del cuerpo de bomberos.
Las operaciones de combate de incendios y de rescate deben efectuarse con frecuencia en sitios
que están bajo el nivel del suelo o bien en sitios carentes de ventilación tanto natural como
artificial. Los sótanos, tanques de almacenamiento, redes de alcantarillados, locales cerrados y
cuevas son sólo algunos ejemplos de este tipo de áreas. El factor más importante para la
operación segura en estas emergencias es el reconocimiento del peligro inherente a las áreas
confinadas. Las condiciones ambientales que se pueden encontrar incluyen:
- Deficiencias de oxígeno.
- Vapores y gases inflamables.
- Gases tóxicos.
- Temperaturas elevadas.
Todo el personal de rescate deberá estar atado a una cuerda antes de entrar. Esta cuerda se debe
verificar constantemente y debe contarse con grupos de rescate reserva equipado adecuadamente.
Debe preparase un sistema de comunicaciones entre los grupos que estén dentro y los de fuera
previendo que las radios portátiles pueden ser poco efectivos. Un método de señales tirando de la
cuerda muy conocido es el siguiente:
Exterior Interior
1 tirón ¿Está bien? ¡Está bien!
2 tirones Avance la línea Avance la línea
3 tirones Retire la línea Retire la línea
4 tirones Viene socorro ¡SOCORRO!
Toda señal que se da, tal como un fuerte tirón de la línea, se debe contestar por el grupo que se
encuentra al otro extremo de la línea. Otro método seguro es el uso de megáfonos. El personal de
rescate debe poder utilizar el sistema de comunicaciones seleccionado sin tener que quitarse la
máscara del equipo de protección respiratoria.
Son también importantes las comunicaciones con los supervisores y otras personas con amplios
conocimientos sobre el sitio del siniestro ya que pueden suministrar información muy valiosa
sobre los riesgos existentes, el número de víctimas y su probable ubicación. De igual forma la
elaboración de planes de emergencia o autoprotección para aquellos espacios confinados que se
encuentran en la jurisdicción del cuerpo de bomberos reducirán la necesidad de adivinar el
trabajo a realizar. Los bomberos deben estar preparados para implementar los métodos de
extinción o rescate preestablecidos sin demora. Estos planes deben incluir medidas para la
protección del personal de rescate y de las víctimas, control de los servicios públicos y otros
peligros físicos, comunicaciones, ventilación e iluminación. Los equipos que se deban utilizar en
las operaciones de rescate donde no existe fuego, se deben homologar y certificar para su uso en
atmósferas explosivas. Esto incluye linternas, extractores de humo y radios.
En vista de que el acceso a estos accidentes generalmente es restringido, será vital para el éxito
de la operación el establecimiento de un puesto de mando avanzado y un área de espera. El área
de espera debe estar cerca de la entrada al siniestro sin obstruirla y en la misma deben
concentrarse los recursos humanos y materiales que se deban utilizar. Los bomberos no deben
entrar a estos sitios cerrados hasta tanto el mando haya decidido la estrategia a seguir y haya
emitido las órdenes respectivas. Debe haber una persona responsable que lleve el control del
personal y equipos que entran o salen. Este responsable debe anotar y verificar la misión, presión
de tanque, nombre y el tiempo seguro estimado de todo el personal que entra. Este procedimiento
permite estar pendiente de todos los miembros del grupo y reduce la posibilidad de que alguno
pase desapercibido después de que su tiempo límite de trabajo seguro haya terminado.
Una vez dentro de las instalaciones, los bomberos deben efectuar la operación de búsqueda o
cualquier otra actividad de manera sistemática y con el mínimo esfuerzo. Si la entrada debe
hacerse bajando escaleras, se debe efectuar tan rápido como sea seguro y la situación debe
mejorar a medida de que se desciende. Al llegar al fondo puede iniciar la búsqueda con el método
de girar hacia el lado izquierdo o hacia el lado derecho. Los grupos que avanzan deben
aprovechar la oportunidad de ventilar a medida que progresan. También deben mantener la
comunicación con el puesto de mando avanzado para informar de lo que hacen, las dificultades o
para recibir instrucciones adicionales. Los bomberos no deben dudar el escenario del incendio se
las condiciones interiores o los informes exteriores indican la inminencia de un colapso
estructural. Es recomendable que algunos bomberos se dediquen a identificar riesgos potenciales
de posibles desprendimientos de objetos sobre los bomberos. Se debe tener en cuenta que los
soportes metálicos sin protección fallan rápidamente cuando se exponen a temperaturas mayores
de 315 ºC. A mayor tiempo de exposición, mayor posibilidad de que fallen, independientemente
de su composición. La aplicación de los chorros de mangueras se debe efectuar con extrema
prudencia motivado con la dificultad de ventilar el vapor de agua generado.
Motivado por el calor, los bomberos sentirán que se cansan más rápidamente y agotarán el
suministro de aire del equipo de protección personal con facilidad. Por esta razón se debe
solicitar ser relevados antes de que se sientan exhaustos y deben observar estrictamente las
técnicas de conservación de energías y verificación de válvulas de presión. Los bomberos no
deben internarse más allá de lo que le permita el margen de seguridad del suministro de aire
disponible para regresar.
5. TÉCNICAS DE EXTINCIÓN DE INCENDIOS DE MONTE BAJO.
Los incendios de monte bajo tienen unas características tan particulares que lo hacen totalmente
diferentes de otras formas de combatir incendios. La topografía local, la meteorología y el tipo de
combustible presentan problemas distintos de los antes comentados y son los factores más
importantes para la forma en la que se va a desarrollar el incendio.
Combustibles.
Existen varios factores que afectan a las características de la combustión, tales como:
- Tamaño de los combustibles: cuanto más pequeños, más rápida será su combustión.
- Solidez: a mayor compacidad, mayor lentitud de combustión.
- Continuidad: a mayor proximidad de los combustibles, mayor rapidez de propagación
del fuego.
- Volumen: el volumen determinará la intensidad de fuego y la cantidad de agua
necesaria para lograr la extinción.
Condiciones meteorológicas.
Todos los aspectos de las condiciones meteorológicas tienen algún efecto en el comportamiento
de monte bajo. Algunos de estos factores son:
- Viento: aumenta la intensidad del incendio y la aportación de aire fresco aviva la
combustión. Incendios de mediano y gran tamaño pueden generar sus propios vientos.
-Temperatura: actúa fundamentalmente como secador de combustible a largo plazo.
- Humedad relativa: su mayor impacto es sobre los vegetales muertos que no tienen
humedad propia.
- Precipitación: determina el grado de humedad de los vegetales vivos.
Topografía.
El método usado para combatir los incendios de monte bajo se basa en el control perimetral. La
línea de control puede situarse en el borde de un incendio, próximo a él o retirado a una distancia
considerable. El objetivo es establecer cortafuegos que encierren completamente el incendio y
que todo el combustible se quede encerrado y se agote inofensivamente.
Las aproximaciones directas e indirectas son los métodos de extinción para incendios de monte
bajo. (Ver figura 2). El método directo son las acciones directas que se emprenden contra las
llamas. El método indirecto consiste en la aplicación de técnicas de control a diferentes distancias
del fuego que avanza para detener su propagación y se utilizan generalmente en incendios que
son muy calientes, muy rápidos o muy grandes. En vista de que los incendios de monte bajo
cambian constantemente, es muy posible que se inicie con un método de ataque y se finalice con
otro. Se debe evaluar constantemente la situación durante el incendio de modo que los ajustes se
produzcan oportunamente.
El combate de incendios de monte bajo es un trabajo muy peligroso. Muchos bomberos han
fallecido o han sido lesionados gravemente tratando de controlar esos incendios. Analice
detalladamente la situación y luego actúe según la máxima de que la seguridad del personal y
equipos es lo primero.
TEMA 32. VENTILACIÓN. APARATOS DE VENTILACIÓN.
1. INTRODUCCIÓN.
La ventilación es la remoción sistemática del aire caliente, humo y gases de una estructura,
seguida de una introducción de aire fresco, lo cual facilita otras actividades en la lucha contra
incendios. La ventilación incrementa la visibilidad, disminuye el peligro de intoxicación por
gases tóxicos y reduce el riesgo de una explosión de los gases de combustión por flujo reverso
(backdraft).
Cuando un mando de bomberos determina la necesidad de ventilar, deberá considerar también las
precauciones necesarias para el control de incendio y la seguridad de los bomberos. Es necesario
utilizar equipos de protección respiratoria y llevar líneas de mangueras cargadas durante el
proceso de ventilación.
2. VENTAJAS DE LA VENTILACIÓN.
Cuando se realiza la ventilación apropiada para ayudar en el control del fuego hay ciertas
ventajas que se pueden obtener de su aplicación:
- Apoyo a las operaciones de rescate.
- Acelera el ataque y la extinción.
- Reduce los daños a la propiedad.
- Reduce la formación de hongos de humo.
- Reduce el peligro de explosión por flujo reverso (backdraft).
Las condiciones del humo variarán según cómo haya progresado la combustión. Un incendio de
libre combustión debe ser tratado en forma diferente a uno que esté en la fase latente o de
rescoldo. La densidad y el color del humo son directamente proporcionales a la cantidad de
partículas suspendidas. Un incendio que apenas comienza y consume madera, tela y otros
materiales corrientes, producirá ordinariamente humo de color gris blancuzco o blanco azulado
de poca densidad. A medida que la combustión progresa, la densidad puede aumentar.
El humo negro es normalmente el resultado de la combustión del caucho, alquitrán, brea u otros
líquidos inflamables. Se ha dicho que el humo marrón puede indicar los óxidos de los vapores del
nitrógeno y que el humo gris amarillento es una señal de peligro de que se acerca una explosión
por corriente invertida. Aunque el color del humo puede ser de algún valor para determinar lo
que se está quemando, éste no es siempre un indicador confiable.
Edificaciones elevadas.
La principal consideración en cuanto a las edificaciones altas es el peligro que representa el calor
y el humo para los ocupantes. Las llamas y el humo pueden propagarse rápidamente a través de
respiraderos, escaleras, huecos de ascensores y otras aberturas verticales. Estas aberturas
contribuyen a crear en efecto de chimenea.
La creación de capas de humo y gases de combustión en los pisos localizados debajo de la planta
alta de las edificaciones selladas y de varios pisos es un fenómeno relativamente nuevo. La
planificación previa a un incendio debe incluir las tácticas y estrategias para afrontar los
problemas de ventilación y riesgos de vida inherentes al humo estratificado. El humo y los gases
de combustión viajan por la edificación hasta que sus temperaturas son reducidas a temperaturas
del aire circundante. Cuando esta estabilización de temperatura ocurre, el humo y los gases de
combustión forman capas o nubes dentro del edificio. La experiencia ha demostrado que estas
nubes se forman en un piso por debajo de la planta más alta.
El efecto de hongo no ocurre en las edificaciones altas hasta que se haya producido suficiente
calor para mover en dirección ascendente el humo estratificado. La ventilación es un edificio de
varios pisos donde no se tienen planes específicos para el uso efectivo del potencial humano,
equipos y agentes de extinción, no debe ser practicada. En la mayoría de los casos, la ventilación
se debe efectuar horizontalmente con el uso de dispositivos mecánicos de ventilación.
La ventilación al nivel de techo en los modernos edificios altos se debe considerar durante la
planificación. Esta chimenea vertical se debe utilizar para ventilar el humo, calor y gases de
combustión de varios pisos.
Se requerirá normalmente la ventilación mecánica, ya que los diseños de edificios sin ventanas
crean un efecto adverso en las operaciones de ventilación. La ventilación de una edificación sin
ventanas puede verse demorada por un tiempo considerable, permitiendo que el incendio avance
u origine condiciones de explosión de gases de combustión.
Los problemas inherentes a la ventilación de este tipo de edificación son muchos y variados,
dependiendo del tamaño, ocupación, configuración y tipo de material con que está construido el
edificio.
En los riesgos que ponen en peligro a los ocupantes existen peligros potenciales para los
bomberos y personal de rescate.
Los riesgos que se pueden esperar de la acumulación de humo y gases en una edificación
incluyen:
- La oscuridad causada por el humo denso.
- La presencia de gases tóxicos.
- La falta de oxígeno.
- La presencia de gases inflamables.
En la mayoría de los casos, la ventilación no debe ser realizada hasta que se establezca la
ubicación del incendio sea establecida. La severidad y extensión del fuego generalmente
dependen de la clase de combustible, el tiempo que ha estado ardiendo, los aparatos de
protección contra incendios instalados y del grado de confinamiento del incendio.
Algunas de las formas por medio de las cuales ocurre la propagación vertical son las siguientes:
- A través de cajas de escaleras, ascensores, respiraderos, etc.
- Por tabiques y paredes.
- A través de ventanas.
- A través de techos rasos y pisos por transmisión del calor por medio de vigas o por
contacto directo con las llamas.
- Por el derrumbamiento de pisos y techos.
4. LA VENTILACIÓN VERTICAL.
Para ventilar apropiadamente en techo, el bombero debe conocer los tipos y diseños básicos de
techos. Los tres tipos predominantes de construcción de techos son:
- Los estilos planos.
- Inclinado.
- Arqueado.
Las edificaciones pueden estar construidas con una combinación de estos tipos básicos. Algunos
de los estilos más comunes son: (ver figura 1)
- El plano.
- Dos aguas.
- Techo a la holandesa.
- Cobertizo.
- Cuatro vertientes.
- Abuhardillado.
- Domo.
- Linterna.
- Mariposa.
Precauciones de seguridad.
Suelen ser escotillas, tragaluces, monitores, huecos de ventilación y también puertas de escaleras.
Normalmente la mayor parte de estas aberturas estará cerrada o asegurada de alguna manera para
evitar la entrada, por lo que habitualmente habrá que forzarla.
5. VENTILACIÓN HORIZONTAL.
En las edificaciones españolas es más común la posibilidad de realizar una ventilación horizontal
que vertical debido al tipo de construcción aquí empleado. La ventilación vertical es muy
empleada en los EE.UU. ya que la forma en que se construye allí lo permite. Las estructuras que
se prestan por sí mismas para la ventilación vertical incluyen:
- Las edificaciones de tipo residencial en las cuales el incendio no ha envuelto al ático.
- Los edificios con ventanas en lo alto de la pared.
- Los áticos de edificaciones de tipo residencial que tienen respiraderos en las paredes.
- Los pisos interiores.
Alguno de los medios por los cuales ocurre la propagación horizontal son los siguientes:
- A través de las aberturas de las paredes.
- A través de corredores, pasillo o pasadizos.
- Por espacios abiertos.
- En todas las direcciones por la explosión de los gases de combustión.
- A través de paredes y los tabiques interiores por contacto directo de llama y por
conducción del calor por medio de vigas, tubos, etc.
5.2. Exposiciones.
Los bomberos deben estar enterados de las exposiciones posibles al humo cuando comience la
ventilación. La práctica de la ventilación horizontal sin considerar primero a los ocupantes y los
procedimientos de rescate, pueden bloquear el escape a los ocupantes.
A menos que sea con el propósito específico de un rescate inmediato, una edificación no debe ser
abierta hasta que las líneas de mangueras estén listas en su lugar en el punto de entrada de ataque
del lado del barlovento, en el punto intermedio donde podría esperarse que se extendiera el
incendio y en las posiciones para proteger otros riesgos.
La abertura de una puerta o ventana en el lado incorrecto de una edificación puede invertir las
corrientes de aire y dirigir el calor y el humo hacia los bomberos. El abrir puertas y ventanas entre
las brigadas que avanzan para combatir el incendio y el punto de salida de la ventilación
establecida, reducirá la entrada de aire fresco desde la abertura detrás de los bomberos.
6. VENTILACIÓN FORZADA.
Consiste en dirigir un chorro de neblina a través de una ventana o puerta retira grandes cantidades
de calor y de humo. Los chorros de neblina suelen quitar más humo que los extractores, entre dos
a cuatro veces más dependiendo del tipo de lanza.
7. APARATOS DE VENTILACIÓN.
7.1. Introducción.
Son aparatos destinados a modificar las condiciones ambientales de los locales incendiados, a fin
de extraer humos, gases y calor, facilitando así los trabajos de salvamento y extinción. Pueden
utilizarse como elementos extractores, succionando o impulsando aire del exterior una vez
extinguido el incendio, para renovar el ambiente, logrando una menor penosidad en las tareas de
remoción.
Actualmente existen en el mercado modelos accionados por dos fuentes energéticas: el agua a
presión existente en todo vehículo de bomberos y la electricidad.
7.2. Hidroventiladores.
Aparato compuesto de una carcasa en forma de trombón con tomas para entrada y salida de aire
de 300 mm de diámetro, donde se conectan unos manguerotes extensibles. Ver figura 1.
En un lateral está situada una turbina hidráulica compuesta de rodetes de aleación ligera
anticorrosiva y eje central de acero inoxidable al que se acoplan las palas del ventilador. Las
conexiones de alimentación y retorno de agua son de 70 mm de diámetro, con racor, disponiendo
de una rejilla de filtrado en el racor de entrada y de un purgador accionado a mano por medio de
una anilla para quitar la presión de la instalación de agua y poder desconectar las mangueras
situadas en el cuerpo de la turbina.
Alimentada a 8 bar, necesita un caudal de unos 1.100 l/min. que retorna al tanque del vehículo a
través de una manguera de 70 mm de diámetro. Puede trabajar a presiones de hasta 14 bar. En la
parte central de la carcasa se encuentra el ventilador-extractor que genera un caudal de aire de
3.000 m3/h, trabajando centrífugamente.
La voluta está fabricada de aleación ligera anticorrosiva y también es del mismo material el
rodete, que estará perfectamente equilibrado. Las bocas de aspiración e impulsión del ventilador
son de 300 mm de diámetro, contando la primera de ellas con una rejilla para impedir la entrada
de cuerpos extraños en los álabes. Para su transporte lleva un soporte de estructura tubular con
mangos, que facilita su desplazamiento. El conjunto pesa aproximadamente unos 45 Kg
Este extractor está indicado para toda clase de humos, dentro de locales, sótanos, pozos, minas,
etc. Incluso se recomienda su utilización para gases de mezclas explosivas ya que no produce
puntos de ignición. Sirve tanto para inyectar aire como para extraer gases.
El extractor nunca será emplazado en un lugar en el que aspire el aire extraído del local, para no
ser mandado de nuevo al interior por los manguerotes de impulsión. Se realizan las conexiones
de los manguerotes a la boca adecuada del hidroventilador. Cambiando la posición de los
manguerotes se podrá extraer o aspirar. Seguidamente se conectarán las dos mangueras de 70 mm
de diámetro. Uno, desde la salida de la bomba del vehículo a la entrada del agua del ventilador, y
el otro desde la salida de agua del ventilador a la entrada del tanque del vehículo.
A continuación se dará presión a la bomba del coche que impulsa el agua lentamente, nunca de
golpe, para evitar el golpe de ariete, que puede romperse y desplazar toda la instalación.
Las averías más habituales se concretan en la rotura de las mangueras, falta de presión o falta de
juntas en los mismos, rotura de los broches de los absorbentes, rotura de la turbina y rotura del
rodete.
En cuanto al mantenimiento, se debe procurar no golpear las conexiones tanto de toma de agua
como las de los manguerotes, así como hacer una limpieza general después de usarlo.
En el interior de los manguerotes se encuentra alojada una espiral envolvente de acero para evitar
la deformación que se produce cuando se realiza la aspiración. Para acoplarlos al hidroventilador
hay que encarar los tetones y haciendo presión sobre las presillas quedará unido.
Los manguerotes se deben recoger y atar después de haberlos limpiado y secado. No se
arrastrarán por el suelo al manipularlos y se procurará que no se manchen de productos que
puedan dañarlos, como ácidos, hidrocarburos y otros productos agresivos.
7.3. Electroventiladores.
De similares características que los hidráulicos en los que se ha sustituido la turbina hidráulica
por un motor eléctrico, generalmente de 220V. Su funcionamiento requiere de una fuente
eléctrica que puede ser un grupo electrógeno o una toma de alimentación de suministro eléctrico.
En su utilización hay que tener presente el lugar concreto de actuación, ya que presenta los
siguientes peligros:
- Electrocución si se emplea en ambientes húmedos y se produce un fallo en el
aislamiento eléctrico.
- Inflamación, deflagración o detonación si se utiliza en ambientes inflamables o
explosivos y se produce un arco eléctrico.
TEMA 33. PREVENCIÓN DE INCENDIOS.
1. INTRODUCCIÓN.
Por ello, un programa eficaz de prevención de incendios habrá que inculcarlo en toda la
población. Por lo tanto es obligación de todos los estamentos a todos sus niveles la preocupación
por los incendios y la difusión de unas normas para prevenirlos. Las normas de prevención de
incendios hay que enseñarlas, pero mientras se aprenden hay que obligar a cumplirlas. De ahí que
la enseñanza estricta, con todos los ejemplos posibles no sea suficiente, y se requiera de normas
coercitivas publicadas con profusión para el conocimiento del ciudadano.
2. PROHIBICIÓN DE FUMAR.
La lista que damos a continuación, sin ser exhaustiva, señala lugares donde debiera estar
prohibido fumar. Esto no significa una persecución al fumador, al que se le habilitará lugares
adecuados con un riesgo muy bajo de incendio donde podrá fumar. Fumar debe estar prohibido
en:
- Áreas de talleres de producción, reparación, mantenimiento, pintura, trabajos en
automóviles.
- Almacenes.
- Tiendas.
- Dormitorios colectivos.
- Teatros, cines, gimnasios, salas de clase y auditorios.
- Aparcamientos de vehículos.
- Salas de procesamiento de datos.
- Salas de fotocopiadoras donde se manejen líquidos combustibles.
- Zonas de almacenamiento de gases y líquidos combustibles.
- Zonas de carga y descarga de mercancías.
- Lugares donde sé prohiba el uso de llamas y materiales que produzcan chispas.
Los servicios de los parques de bomberos de la localidad deben disponer de uno o varios
inspectores de prevención y protección contra incendios que, previo aviso y de acuerdo con los
dueños y administradores de los locales públicos, pasen una inspección al menos anual de todos y
cada uno de los locales públicos de la ciudad.
La inspección no debe suponer gasto alguno para el dueño o administrador del local y deberá
tener carácter orientativo en todo aquello que no sean normas de obligado cumplimiento. En salas
de fiesta, cines, teatros, auditorios y demás locales de reunión, el momento de la inspección será
cuando no haya público, y en horarios distintos a los de la función, reunión o representación. La
inspección de tiendas, bares, restaurantes u otros similares, se efectuará en horario conveniente al
dueño del local.
4. ACTIVIDADES PELIGROSAS.
Los tapones de los vasos deben estar en su sitio antes y después de conectar los cables. No se
debe maniobrar con las conexiones mientras están en carga las baterías para evitar chispazos y
posibles explosiones. El régimen de carga se disminuirá a medida que la batería está llegando a
su carga máxima para así reducir la liberación de hidrógeno. Se prohibirá fumar y el uso de
objetos que produzcan chispas o llama en las cercanías de las baterías en carga. Para baterías en
carga de pequeño tamaño es suficiente la instalación de una campana de ventilación.
Además de los talleres dedicados a soldar y cortar, estas operaciones se pueden llevar a cabo en
otros lugares, siempre que el local se encuentre libre de materiales que puedan prenderse fuego.
Los operadores de los equipos de soldadura y corte estarán adiestrados en estos trabajos y
conocerán los peligros concernientes a su persona. Cuando no se pueda evitar hacer trabajos de
soldadura o corte en presencia de materiales combustibles, se colocará a un vigilante con un
extintor a mano.
Sé prohibe hacer trabajos de soldadura y corte en contenedores con combustible o en la superficie
exterior de tanques o compartimentos, en áreas adyacentes a compartimentos o tanques, en
bidones cerrados, tanques u otros contenedores que contienen o hayan contenido materiales
inflamables, líquidos o vapores. Si es imprescindible realizar el trabajo de forma urgente
valoraremos si el riesgo de fuego o explosión ha sido eliminado.
Las botellas para soldadura autógena u oxicorte se manejarán con sumo cuidado. Las de acetileno
u otro material combustible se asegurarán en posición vertical. Sé prohibe el uso de aceite o grasa
en las botellas de oxígeno y equipos que estén o vayan a estar en contacto con oxígeno. Una fuga
de oxígeno a alta presión que incida en gasolina, aceite, grasa o materia orgánica puede causar
una oxidación rápida del material con resultado de explosión.
Las botellas de aire comprimido que muestran señales de óxido, golpes, corrosión u otros
defectos superficiales se considerarán peligrosas y se purgarán hasta la presión atmosférica. Las
que no lleven grabada la identificación de haber sido probadas a presión hidrostática cada 5 años
se enviarán a probar antes de recargarlas.
Las botellas con gases no compatibles se almacenarán por separado con pared estanca de por
medio. Si se almacenan al aire libre, la distancia mínima será de 6 m. Las botellas de gas
almacenadas a la intemperie se protegerán del sol por tejado no combustible. Todos los locales
para almacenamiento de botellas dispondrán de ventilación cruzada. Todas las botellas llevarán
su protección para evitar que se caigan. Las botellas de acetileno se almacenarán en posición
vertical.
5.3. Suministro de líquidos inflamables.
Todos los tanques, mangueras y contenedores deberán conectarse a tierra para descargar la
corriente estática que se produce en la descarga de un líquido inflamable. En las estaciones de
servicio, el apoyo de la boquilla en la boca del tanque establece la descarga a tierra de la corriente
estática generada en el chorro de combustible. El trasvase de líquidos inflamables por aire o gases
comprimidos debe estar prohibido.
TEMA 34. PROTECCIÓN CONTRA INCENDIOS EN LOS EDIFICIOS.
PROTECCIÓN PASIVA.
1. INTRODUCCIÓN.
Para el desarrollo de este tema será necesario desarrollar una serie de definiciones:
Protección. Son las medidas que hay que adoptar una vez producido el siniestro para
salvaguardar la integridad de las personas y reducir al mínimo las consecuencias del mismo.
Lucha contra incendios pasiva. Son aquellos métodos estáticos, sin acción directa, que están
permanentemente presentes (muros cortafuegos, recubrimiento de pilares metálicos, etc.).
Lucha contra incendios activa son aquellos métodos de actuación frente a incendios que implican
una acción. Por ejemplo, la evacuación, la lucha con los medios disponibles (extintores,
mangueras, etc.) contra el fuego.
2. CONCEPTOS BÁSICOS.
Una vez iniciado un incendio el desarrollo del mismo dependerá de múltiples factores,
destacando el tipo, cantidad y disposición de los combustibles, su disposición estructural y
distribución del edificio.
Las zonas con riesgos compartimentados se denominan sector de incendio. El lograr sectores de
incendios de volumen reducido es un objetivo de la propagación estructural. Un sector de
incendio debe asegurar que un incendio declarado no se transmitirá, en un tiempo preestablecido,
a los sectores vecinos.
Elementos constructivos.
Las exigencias de comportamiento ante el fuego de un elemento constructivo se definen por los
tiempos durante los cuales, en el ensayo normalizado conforme a UNE 23.093, debe mantener
aquellas de las condiciones siguientes que les sean aplicables:
1. Estabilidad o capacidad portante.
2. Ausencia de emisión de gases inflamables por la cara no expuesta.
3. Estanqueidad al paso de llamas o gases calientes.
4. Resistencia térmica suficiente para impedir que se produzcan en la cara no expuesta
a temperaturas superiores a las que se establecen en la citada norma UNE.
Es aplicable la condición 1 cuando se exija estabilidad al fuego (EF). Son aplicables las
condiciones 1, 2 y 3 en caso de parallamas (PF) y todas cuando se exija resistencia al fuego (RF).
Esta norma básica establece sus exigencias conforme a la siguiente escala de tiempos: 15, 30, 60,
90, 120, 180, 240 min.
Materiales.
Las exigencias del comportamiento ante el fuego de los materiales se definen fijando la clase que
deben alcanzar conforme a la norma UNE 23.727. Estas clases se denominan: M0, M1, M2, M3,
M4. El número de la denominación indica la magnitud relativa con la que los materiales
correspondientes pueden favorecer el desarrollo del incendio.
3. COMPARTIMENTACIÓN HORIZONTAL.
Tiene como finalidad dificultar la propagación horizontal del fuego y de los humos. Los
elementos de protección actúan limitando la transmisión de calor, el derrame de líquidos
combustibles, etc. En definitiva, delimitando sectores de incendio.
Los principales elementos utilizados son:
Separación por distancia. Es la medida idónea para reducir la conducción y radiación de calor de
unos combustibles a otros o entre edificios. En muchos casos no es posible hacerla por no
disponer del suficiente espacio.
Diques o cubetos. Tienen la misión de contener el líquido inflamable derramado en una rotura o
fuga de un depósito, impidiendo su esparcimiento. Su uso eficaz se extiende a todo el campo de
almacenamiento de líquidos inflamables. Su capacidad, en caso de un solo depósito debe ser la
misma que la del depósito. En caso de varios depósitos se aplican coeficientes correctores.
Puertas cortafuego. Su finalidad es proteger las aberturas que sea necesario practicar en los
muros cortafuegos. Su resistencia al fuego oscila entre RF-30 y RF-180. Toda puerta o elemento
de cierre practicable de huecos interiores al que se exija una determinada resistencia ante el
fuego, contará con un sistema automático de cierre, cuya acción será permanente o bien en caso
de incendio mediante red de electroimanes conectada a la central de control y señalización. Las
puertas, en todo caso, y los restantes elementos de cierre, en caso de que sirvan para la
evacuación de personas, admitirán su apertura manual.
4. COMPARTIMENTACIÓN VERTICAL.
Las corrientes de convección que establecen los gases calientes y humos del incendio, ascienden
rápidamente por cualquier conducto al que tenga acceso. Por lo tanto las barreras verticales
resistentes al fuego son de una necesidad especial. Los elementos más comunes son:
Forjados. El forjado es el elemento que habitualmente debe impedir el desarrollo vertical del
fuego. Dicho forjado debe ser incombustible y asegurar una resistencia al fuego acorde con las
características esperadas para el incendio. Tiene una doble misión: impedir el desarrollo vertical
del fuego e impedir un debilitamiento de su resistencia que provoque el desplome de la planta
superior.
Huecos verticales. Los huecos de escaleras, montacargas, ascensores y otras aberturas verticales
constituyen caminos idóneos para el desarrollo vertical del incendio a otros sectores. Deben
realizarse con materiales incombustibles, garantizar alta resistencia al fuego y proteger sus
aberturas con puertas cortafuego. La sectorización de las escaleras, además de evitar la
propagación a su través entre sectores, debe asegurar su estanqueidad a humos y llamas como
mínimo el tiempo necesario para la evacuación. Esto se consigue con vestíbulos de
independencia.
Ventanas. Representa un camino fácil de propagación vertical entre plantas. Las llamas al
calentar el cristal lo rompen y, al salir a la fachada, alcanzan las ventanas de la parte superior
cuyos cristales rompen y permiten la penetración de las llamas en el interior. Si hay combustibles
en sus proximidades la propagación está asegurada. La otra fuente de propagación por ventanas
es debida a la radiación procedente de otro local o edificio contiguo en llamas. Por ello, en los
edificios con alto riesgo de incendio debe limitarse en lo posible la presencia de ventanales. Los
que se instalen deben tener marco metálico y montar vidrio armado, aunque rompen no dejan
huecos a las llamas. Una protección eficaz para las ventanas son los salientes de los forjados
(aleros o balconadas), que obligan a las llamas a separarse de la fachada. Cuando el riesgo
proviene de la radiación del edificio contiguo la protección básica se obtiene de la separación por
distancia.
5. SELLADOS.
Durante las primeras fases de un incendio, el efecto negativo de los humos sobre las personas es
muy superior al efecto de la temperatura o las llamas. Por un lado dificulta la evacuación de las
personas y por otro lado obstaculiza la extinción manual del incendio al impedir acercarse a los
focos.
Vestíbulos de independencia.
Es un espacio constituido como sector de incendio, situado en los accesos a otros sectores y
destinado exclusivamente a independizar unos sectores de otros dentro de un edificio, de tal
forma que se impida u obstaculice la propagación del incendio y de los humos. Cuando se
ubiquen vestíbulos de independencia en las cajas de escaleras, éstos deberán poseer instalación de
ventilación, formada por conducto de entrada de aire y rejilla próximos al suelo y conducto de
salida de humos y rejilla próximos al techo y en ángulo opuesto a la anterior. Esto deberá hacerse
en todas las plantas.
Exutorios. Son aberturas en los techos, realizadas con trampillas, para salida exclusivamente de
humos. La evacuación de humos ha de ser controlada por un experto para optimizar el proceso de
forma que éste no sea contraproducente.
TEMA 35. INSTALACIONES Y MEDIOS DE PROTECCIÓN CONTRA
INCENDIOS EN LOS EDIFICIOS.
1. INTRODUCCIÓN.
Como se puede apreciar, estos grupos se corresponden con las fases de desarrollo de un siniestro
(detección, alarma, salvamento y lucha-extinción). Al final del tema se tratará la señalización de
estas instalaciones y medios.
2. INSTALACIONES DE DETECCIÓN.
La detección puede ser humana o automática. La detección humana es aquella que como su
propia palabra indica se realiza por personas. En muchos casos la detección puede ser tardía. Las
instalaciones fijas de detección de incendios permiten la detección y localización automática del
incendio, así como la puesta en marcha automática o semiautomática del plan de alarma.
Opcionalmente, pueden accionar los sistemas fijos de extinción de incendios. En general, la
rapidez de detección es superior a la detección por vigilante, si bien cabe las detecciones
erróneas. Pueden vigilar permanentemente zonas inaccesibles a la detección humana.
Normalmente, está supervisada por un vigilante, si bien pueden programarse para actuar
automáticamente si no existe esta vigilancia o si el vigilante no actúa correctamente según el plan
preestablecido (plan de alarma programable).
Regulados por la norma UNE 23.700, son los elementos que detectan el fuego a través de algunos
fenómenos que acompañan al fuego: gases o humos, temperatura o radiación UV, visible o
infrarroja. Según el fenómeno que detectan se denominan:
- Detector de gases o iónico.
- Detector de humos visibles (Óptico de humos).
- Detector de temperatura:
- Fijo.
- Termovelocimétrico.
- Detector de llama
- Ultravioleta.
- Infrarroja.
En la figura 2, se esquematiza la fase del incendio en que actúa cada tipo de detector (para un
fuego de combustibles sólidos).
1) Detectores automáticos.
Detectan gases de combustión, es decir, humos visibles o invisibles. Como cualquier inicio de un
incendio desprende gases (aunque no desprenda humos visibles, llama o eleve su temperatura), se
trata del detector de mayor sensibilidad, el primero en detectar. Por ello, en principio es el de
mayor utilización. Está compuesto por dos cámaras ionizadas por un elemento radiactivo, una de
medida y otra estanca o cámara patrón. Una pequeñísima corriente de iones de oxígeno y
nitrógeno se establece en ambas cámaras. Cuando los gases de combustión modifican la corriente
de la cámara patrón, se establece una variación de tensión entre cámaras que, convenientemente
amplificada, da la señal de alarma. Colocados a 4 m de altura, cubren una superficie de 50 a 70
m 2.
Detectores de temperatura.
Detectores de llama.
Detectan las radiaciones infrarrojas o ultravioletas que acompañan a las llamas. Sus componentes
son filtros ópticos, células captadoras y amplificador de señal. Muy complicados, no fiables y
sólo detecta lo que ve, con lo cual puede haber zonas ocultas.
2) Zócalos.
Es importante que los zócalos instalados sean normalizados con el fin de permitir una
intercambiabilidad que permita adaptarse a los posibles cambios del tipo de detector adecuado.
Hay en la actualidad zócalos adaptados a las distintas situaciones que puedan presentarse: vistos,
empotrados, antideflagrantes, antihumedad, para canales de aire acondicionado, etc. Es muy
importante que el zócalo o el detector disponga de un sistema de señalización externa que
permita determinar a distancia y rápidamente cuál es el detector que ha dado la alarma dentro de
una línea de detectores. En caso de detectores en zonas ocultas (aire acondicionado, silos, cuartos
de máquinas, armarios eléctricos, etc.), es necesario repetir la señalización de alarma del detector
en una zona visible.
3) Central de señalización.
Es el cerebro del sistema y a ella están unidas las líneas de detectores y la de pulsadores de
alarma. Entre las funciones a desarrollar por una central de señalización destacan:
- Alimentar el sistema a partir de la red. Debe disponer de batería para alimentación
de socorro por fallo de red. Debe recargar la batería y avisar de sus averías.
- Dar señale ópticas o acústicas en los diversos niveles de alarma preestablecidos.
- Debe permitir localizar la línea donde se ha producido la alarma.
- Controlar la realización del plan de alarma: Controlar la presencia del vigilante y de
extinción del fuego. En caso contrario disparar la alarma general, etc.
- Realizar funciones auxiliares como:
- Transmitir alarma al exterior.
- Dar orden de disparo de instalaciones automáticas.
- Transmitir a mandos situados a distancia.
- Permitir realización de pruebas.
4) Líneas.
Unen los detectores y pulsadores de alarma a la central y ésta a las alarmas ópticas, acústicas o
sistemas de mando a distancia. Entre las características de las líneas destacan:
- Deben estar vigiladas. Una avería o rotura debe ser detectada y señalizada en la central.
- Alcanzar longitudes de hasta 1.000 m y 20 detectores/línea. No tiene sentido forzar
estos límites pues supone controlar zonas muy alejadas de la central que requerirá un
tiempo alto de localización del detector excitado, con la demora en la toma de
decisiones que esto supone.
- El material de las líneas es normal de iluminación o de telefonía, con las secciones
adecuadas a la carga y un grado de protección en función del local.
3. INSTALACIONES DE ALARMA.
Están regulados por la norma UNE 23.008, la instalación de pulsadores de alarma tiene como
finalidad la transmisión de una señal a un puesto de control, centralizado y permanentemente
vigilado de forma tal que resulte localizable la zona del pulsador que ha sido activado y se
puedan tomar las medidas pertinentes.
Los pulsadores habrán de ser fácilmente visibles y la distancia a recorrer desde cualquier punto
de un edificio protegido por la instalación de pulsadores hasta alcanzar el pulsador más próximo,
habrá de ser inferior a 25 m. Los pulsadores estarán provistos de dispositivo de protección que
impida su activación voluntaria.
Tiene como finalidad el comunicar a los ocupantes de un edificio la existencia de un incendio, así
como transmitir las instrucciones previstas en el plan de emergencia.
4. INSTALACIONES DE EMERGENCIA.
El alumbrado de emergencia es aquél que, en caso de fallo del alumbrado general, se activa,
permitiendo de esta forma, la evacuación segura y fácil de los ocupantes del edificio hacia el
exterior. El alumbrado de emergencia estará previsto para entrar en funcionamiento
automáticamente al producirse el fallo de los alumbrados generales y deberá poder funcionar
durante un mínimo de una hora. El alumbrado de señalización es el que se instala para funcionar
de modo continuo durante un determinado período de tiempo. Esta alumbrado debe señalar de
modo permanente la situación de puertas, pasillo y salidas de los locales durante todo el tiempo
que permanezcan con público.
La instalación de bocas de incendio estará compuesta por bocas de incendio equipadas (BIE), red
de tubería y fuente de abastecimiento. Las bocas de incendio equipadas serán de dos tipos, de 25
y 45 mm y estarán provistas de los siguientes elementos: boquilla, lanza, manguera, racor,
válvula, manómetro, soporte y armario.
Se diseñarán dé forma que, bajo la hipótesis de funcionamiento simultáneo de las dos BIE
hidráulicamente más desfavorables queden garantizadas las siguientes condiciones de
funcionamiento:
- La presión dinámica en punta de lanza será como mínimo 3.5 kg/cm2 y como
máximo 5 kg/cm2.
- Los caudales mínimos serán de 1.6 l/s para BIE de 25 mm y 3.3 l/s para las de 45
mm.
Son una fuente de suministro de agua específica y exclusiva contra incendios, de la que se
alimentan los vehículos del SEIS. Su presión no tiene que ser elevada aunque sí su caudal. Un
edificio se considera protegido por la red de hidrantes cuando cualquier punto de sus fachadas en
el ámbito rasante, se encuentre a menos de 100 m de uno de ellos.
La instalación de columna seca es para uso exclusivo del SEIS y estará formada por una
conducción normalmente vacía, que partiendo de la fachada del edificio discurre generalmente
por la caja de escalera y está provista de bocas de salida en pisos y de toma de alimentación en
fachada para conexión de los equipos del SEIS, que es el que proporciona a la conducción la
presión y el caudal necesarios para la extinción del incendio.
Tiene por finalidad poder disponer de agua en las distintas plantas del edificio, sin para ello tener
que realizar tendidos de mangueras de elevada longitud que conllevarían grandes retrasos. Se
compone de:
- Tubería de acero galvanizado de 80 mm.
- Toma de alimentación en fachada formada por conexión siamesa con llaves
incorporadas y con racores de 70 mm, tapones con cadenas y una llave de purga de
25 mm. Todo está en una hornacina cerrada con tapa metalizada pintada de blanco con
la inscripción "USO EXCLUSIVO BOMBEROS". Se dispondrá en fachada junto al
acceso principal del edificio (caso de no ser posible se señalizará en dicho acceso su
ubicación), en lugar accesible al SEIS, lo más próximo posible a la columna y con el
centro de sus bocas a 90 cm del suelo.
- Bocas de salida en pisos formadas por conexión siamesa con llaves incorporadas, con
racores de 70 mm, y tapones con cadenas, encerradas en hornacinas provistas con tapa
de cristal con la inscripción "USO EXCLUSIVO BOMBEROS". Se dispondrán en las
plantas pares hasta la octava y en todas a partir de ésta, situándose en el embarque de
la escalera y con el centro de sus bocas a 90 cm del suelo.
- Cada cuatro plantas (4,8,12,...), se dispondrá de una llave de seccionamiento situada
por encima de la conexión siamesa y alojada en su misma hornacina.
- Todas las llaves de la instalación serán de modelo de bola, con palanca incorporada.
- La instalación de columna seca se someterá, antes de su recepción, a una presión de
20 kg/cm2, durante 2 horas, sin que aparezcan fugas en ningún punto de la instalación.
Extintor: Aparato que contiene un agente extintor que se puede proyectar y dirigir sobre un
fuego por la acción de una presión interna, con el fin de apagarlo.
Deben ir provistos de una placa de timbre de la Delegación de Industria, que contendrá el número
de registro de timbrado inicial y su fecha, así como las sucesivas cada cinco años. Deben tener
una etiqueta de características en la que indicará los productos contenidos, los fuegos para los que
se puede o no usar, así como las instrucciones de empleo y su eficacia. Deberán estar provistos de
una etiqueta con la revisión anual de la casa especializada.
Los extintores móviles son sólo eficaces cuando el fuego se encuentra en fase inicial, si la
sustancia extintora es la apropiada y si se emplean correctamente.
En función del agente extintor los extintores se clasifican de la forma siguiente: agua, espuma,
polvo dióxido de carbono, halones y específicos para fuegos de metales. Si el fuego es en
presencia de tensión eléctrica, ser utilizarán los siguientes extintores con la adecuación que se
señala:
- Polvo polivalente. Aceptable hasta 1.000 V.
- Polvo convencional. Adecuado.
- Dióxido de carbono. Muy adecuado.
- Halones. Muy adecuado.
Están regulados conforme a UNE 23.010. Los extintores se situarán conforme a los siguientes
datos:
- Donde exista mayor posibilidad de originarse un incendio, próximos a las salidas de
los locales.
- Se situarán como máximo a 1.70 m del suelo.
- Se situarán extintores adecuados junto a equipos o aparatos con especial riesgo de
incendios (transformadores, calderas, cuadros eléctricos, etc.).
Existen situaciones para las que no es seguro, recomendable o posible, la intervención humana
con medios manuales de extinción. Estas situaciones pueden ser de riesgos:
- En los que habitualmente no hay personas.
- De gran tamaño, ante los cuales resulta insuficiente la capacidad humana.
- De acceso peligroso para las personas.
- Inaccesibles.
- De reacción rápida que no pueden admitir error o retraso humano.
- De gran valor.
6. SEÑALIZACIÓN.
Se puede decir que un riesgo tendrá un grado de seguridad de protección contra incendios mayor
cuando disponga de un sistema que pueda controlar un incendio en el menor tiempo posible. El
tiempo es vital cuando se hable de extinción de incendios. El acortar los tiempos de repuesta es el
objetivo principal de todos aquellos que intervienen en la prevención de incendios.
A continuación, se expondrán todos los sistemas existentes para extinguir un incendio, en orden
de menor a mayor grado de seguridad:
1) Extintores portátiles.
Si se tiene un riesgo protegido sólo con equipos portátiles, manejados por personas, los factores
que entran en juego para la extinción de un incendio serían:
- Detección humana.
- Buen entrenamiento del personal.
- Facilidad de acceso al riesgo y de aplicación del agente extintor.
- Necesidad de varias personas.
Este sistema se aplica en lugares donde existen varios riesgos iguales. El agente extintor se
almacena en una unidad móvil y se transporta al riesgo afectado.
Se incorpora en exclusiva un agente extintor. Así se consigue eliminar el tiempo necesario para
transportar y conectar el equipo móvil anterior. Bastará con la intervención de una sola persona.
1. INTRODUCCIÓN.
Una inspección cuidadosa, bien planificada y realizada por un personal idóneo y debidamente
entrenado puede prevenir incendios. Esta actividad le permite a los propietarios de las
instalaciones contar con servicios de consultas muy valioso y les da a los bomberos la
oportunidad de lograr una mayor eficacia en el cumplimiento de sus objetivos de salvar vidas y
propiedades.
Las inspecciones realizadas por el personal de bomberos deben ser completas y continuas.
Cuando los bomberos realizan las inspecciones se familiarizan y conocen el edificio y este
conocimiento adquirido les ayudará a controlar un incendio.
Uno de los requisitos personales más importantes para hacer una inspección es la confianza que
se tenga en la habilidad de la que la realiza. Debe poder desempañarse bien en público, dar una
buena impresión y juzgar apropiadamente las condiciones existentes. La habilidad para hacer
juicios precisos sólo puede lograrse por medio de una adecuado entrenamiento y formación
permanente.
Los ocupantes deberán ser informados del propósito de la inspección. El inspector deberá entrar
en el edificio por la puerta principal y obtener el permiso para realizar la inspección. Nunca
deberá hacerla sin la debida autorización. Es recomendable tener un representante de la propiedad
en cada lugar que se inspeccione y responderá a las preguntas a que hubiera lugar durante la
inspección.
Es posible que se hagan ciertas observaciones antes de que el inspector entre a la instalación.
Estas observaciones deberán incluir la localización de los hidrantes alrededor de la edificación
inspeccionada: alarmas y equipos de incendios existentes fuera del edificio, etc.
Realizando la inspección.
El inspector deberá disponer del tiempo suficiente como para efectuar algunas anotaciones y
elaborar esquemas gráficos de los puntos más importantes. Desde el punto de vista práctico
muchos inspectores comienzan en el nivel superior. En cualquiera de los procedimientos, la ruta
a seguir debe ser planificada de tal forma que permita realizar una inspección sistematizada en
cada uno de los pisos. Se debe inspeccionar de manera sucesiva cada nivel de piso, y
particularmente cada área de todos los pisos.
Entrevista final.
El abandonar el área inspeccionada sin notificarle a la propiedad el fin de la inspección podría dar
la impresión de que ésta no fue de gran importancia y que no se empleó el tiempo necesario para
realizarla debidamente. Informarle al dueño o persona encargada de cómo va la inspección puede
mantener actitudes positivas de colaboración. Hay que evitar comentar los aspectos negativos
encontrados y realzar los positivos.
Seguimiento.
En las inspecciones realizadas se deberá incluir como práctica común el elaborar esquemas
gráficos para demostrar la disposición interna y ubicación de la propiedad con relación a calles,
edificios y elementos importantes que pudieran ser de gran ayuda durante las operaciones de
combate de incendio. Los dibujos realizados durante la inspección son la parte más informativa
del informe, por lo que deberá ser realizado en forma clara y precisa.
Fotografías.
Hay que tomar fotos de situación, en plano general. Las fotografías internas y de corta distancia
son particularmente efectivas y útiles.
4. PELIGROS DE INCENDIOS.
Peligros comunes.
- Peligros provocados por personas: cigarrillos, etc.
- Limpieza de pisos, fumigación e insecticidas.
Peligros especiales.
Son aquellas situaciones que provienen de procesos y operaciones que son peculiares a cada
ocupación. Ejemplos:
- Pinturas, soldaduras, líquidos inflamables, productos químicos, ácidos y polvos.
- Metales, goma, cauchos, fertilizantes.
Inspecciones con peligro concentrado.
- Depósitos de madera, aserraderos.
- Almacenes de aceites a granel.
- Centros comerciales.
- Hospitales, teatros, bodegas de almacenes de telas.
- Escuelas.
5. INSPECCIONES EN VIVIENDAS.
Las inspecciones en viviendas les da a los bomberos la oportunidad de involucrar a las personas
con sus programas y actividades en pro de la comunidad. Además, la comunidad se familiariza
con las tareas y responsabilidades de los bomberos.
Todos los bomberos deberán entender que las inspecciones son un esfuerzo del cuerpo de
bomberos para reducir el número de víctimas como consecuencia de incendios en el hogar. Por lo
tanto debe tenerse en cuenta:
- Comportarse de forma cortés en las inspecciones.
- Agradecer a los dueños su amabilidad.
- El objetivo principal es evitar incendios.
- Los comentarios serán constructivos.
- Las inspecciones son confidenciales.
- No se harán comentarios durante la inspección en presencia de los ocupantes sobre las
condiciones del edificio.
1. INTRODUCCIÓN.
Los edificios están potencialmente expuestos a la acción accidental de un incendio que puede
ocasionarles desde pequeños daños o llevarlos a su total destrucción. Los daños ocasionados en
un edificio pueden ser muy variables dependiendo de:
- Combustibilidad de los materiales.
- Diseño del edificio.
- Materiales almacenados en él.
- Tiempo de duración del incendio.
- Factores externos, como el viento.
Los objetivos principales de la protección y la lucha contra incendios son la salvaguarda de las
personas y conseguir reducir al mínimo las pérdidas. La seguridad contra incendios, que nunca es
absoluta, consiste simplemente en reducir los riesgos mediante la adopción de una serie de
medidas. Hay dos tipos básicos de medidas: activas y pasivas.
Una de las características esencial y común que rigen estas normas es la resistencia al fuego de
los elementos de construcción en función de su estabilidad y compartimentación. Entre las
medidas para combatir tales pérdidas la más efectiva consiste en construir los edificios con
materiales resistentes al fuego.
El agua cuando no está bien empleada puede ser tan destructiva como el propio fuego.
3. RESISTENCIA AL FUEGO.
Los efectos más graves de un incendio tienen lugar durante la transición de la primera a la
segunda fase, en los que se puede alcanzar hasta 1.250 ºC. La primera fase del incendio está muy
condicionada a la reacción que el edificio presenta al fuego.
Algunos países complementan la norma ISO con datos estadísticos y experimentales en los que
se ha tenido en cuenta:
- El riesgo de incendio debido a la carga de combustible (naturaleza y repartición).
- La resistencia real de la estructura y sus componentes.
La norma ISO de resistencia al fuego se puede considerar como básica y prácticamente aceptada
universalmente como método patrón temperatura-tiempo. En el desarrollo de un fuego real
influyen muchos parámetros algunos de los cuales son:
- Cantidad y tipo de material combustible existente en el local.
- Configuración de esta carga de fuego.
- Distribución de la carga de fuego en el local.
- Geometría y tamaño del local.
- Propiedades térmicas de las paredes del local.
- Condiciones de ventilación.
Para los potenciales caloríficos que se han visto anteriormente y que no superan los 60 kg/m2 de
peso equivalente de madera se puede adoptar una resistencia al fuego de 2 horas, con lo que se
tiene un coeficiente de seguridad entre 1.5 y 2.0.
No todos los reglamentos están basados en la protección total del edificio y en ellos se acepta una
protección parcial basada en el concepto de probabilidad de incendio.
Las altas temperaturas generadas en un incendio, que puede llegar a los 1.000ºC dependiendo de
la carga de fuego y de las condiciones de ventilación, pueden afectar a la resistencia de la
estructura de hormigón de forma muy notable. La experiencia que se tiene del comportamiento de
las estructuras de hormigón armado frente al fuego es reducida.
Cuando el hormigón se somete a la acción del fuego sus componentes sufren modificaciones
importantes:
- A 100ºC el agua libre o capilar empieza a evaporarse.
- Entre 200 ºC y 300 ºC: pérdida de agua capilar completa.
- Entre 300 y 400 ºC: pérdida de agua de gel de cemento.
- A 450ºC: parte del Ca(OH)2 pasa a CaO.
- A los 600ºC: los áridos se expanden fuertemente y con diferente intensidad dando lugar
a tensiones internas que disgregan el hormigón.
Los áridos calizos junto con los ligeros son los menos afectados por el fuego debido a su bajo
coeficiente de dilatación térmica. Los hormigones en los que los áridos tienen una buena
granulometría y la relación árido/cemento es alta se comportan mejor que los pobres en áridos y
con diferentes granulometría.
A favor del buen comportamiento del hormigón frente al fuego cuenta con su bajo coeficiente de
conductividad térmica y que el coeficiente vaya disminuyendo conforme aumenta la temperatura
hasta valores que llega a ser 1/3 del inicial. Por lo que la diferencia de temperaturas entre la
superficie de una pieza y su núcleo es importante, siempre que los incendios no tengan una
duración muy grande. Normalmente sólo en los 5 cm exteriores se registran temperaturas
superiores a 300ºC, y esto a pesar de que la temperatura de los gases en contacto con las
superficies del soporte puede llegar a unos 1.000ºC equivalente a una duración de 2 horas de
fuego patrón ISO.
Las propiedades mecánicas de los aceros disminuyen con el incremento de temperatura y este
efecto hay que tenerlo en cuenta en las estructuras sometidas a la acción del fuego. Se observa
como un acero dulce calentado a una temperatura entre 400ºC y 800ºC y enfriado posteriormente
de una forma lenta al aire presenta una resistencia final que varía poco respecto a la inicial. Para
temperaturas superiores a 800ºC el acero muestra una marcada pérdida de resistencia al enfriarse
y para temperaturas superiores a 1.000ºC hay reducciones en la resistencia a tracción de hasta el
25%. El conocer el comportamiento del acero a temperaturas elevadas es totalmente necesario
para comprender ciertos daños que aparecen en algunos elementos estructurales como pueden ser
las grandes flechas y las deformaciones que sufren las vigas y forjados.
Los aceros dulces y los de dureza natural laminados recuperan prácticamente su capacidad
resistente cuando se enfrían. En los aceros pretensados la acción del calor es más crítica ya que
pierden sus características de forma irreversible por acción del fuego. Se denomina temperatura
crítica de un acero aquella para la cual el límite elástico del mismo toma el valor de la tensión de
trabajo.
Los principales factores que influyen en el incremento de temperatura del acero de hormigón
armado son:
- La intensidad del fuego que viene dada por la curva ISO temperatura-tiempo.
- La masa de la pieza.
- La relación volumen/superficie expuesta al fuego.
- La presencia de pantallas que aseguren la protección del acero frente al incremento de
temperatura (recubrimientos).
Un elemento estructural de hormigón armado está formado por dos materiales distintos:
hormigón y acero. Hay que considerar el comportamiento de los dos trabajando conjuntamente.
En el hormigón armado el efecto del incremento de temperatura sobre el hormigón y el acero no
suele producir tensiones debido a que los coeficientes de dilatación térmica de los dos materiales
son prácticamente los mismos, dentro de los márgenes normales de temperaturas ambientales.
Sin embargo, cuando las temperaturas son elevadas ambos coeficientes se separan mucho
llegando a ser el del acero 30 veces superior al del hormigón y haciendo que se produzcan
tensiones importantes que pueden hacer saltas los recubrimientos. Si esto ocurre, el acero queda
directamente expuesto a la acción del calor con lo cual disminuye su límite elástico y su tensión
de rotura (en torno a 500ºC para aceros suaves).
En el caso de pilares, las barras se dilatan, pandean y hacen saltar los recubrimientos dando lugar
a que las resistencias de los mismos disminuyen. Otro aspecto es la pérdida de adherencia entre el
hormigón y el acero producida por el efecto del incremento de temperatura. La relación tensión
adherente-resistencia a compresión se reduce al 65% para 400ºC y al 35% a 600ºC. A unos 800ºC
la adherencia desaparece. En la pérdida de adherencia de las barras no sólo influye la temperatura
alcanzada sino también el diámetro de las mismas.
Los forjados y losas de pisos están expuestos a las llamas en su cara inferior con lo cual el calor
tiende a acumularse en ella produciendo dilataciones importantes en la misma que dan lugar a
que el forjado o losa se curve y se desprendan bovedillas.
6. DAÑOS QUE PRESENTAN LAS ESTRUCTURAS.
6.1. Pilares.
Si la temperatura ha sido alta el acero sufre una disminución apreciable de su resistencia con lo
cual el hormigón queda sobrecargado. La dilatación de las vigas, especialmente las de gran luz,
puede ocasionar esfuerzos y momentos adicionales para los que los pilares puede que no estén
capacitados.
6.2. Vigas.
Los daños aparecen en forma de fisuras provocadas por retracción, flexión o cortantes. Las de
retracción están ocasionadas por la dilatación y posterior enfriamiento y acortamiento de estos
elementos. Las fisuras de flexión y cortantes están ocasionadas por las dilataciones de las barras
de armado de las vigas. En general, las estructuras que están formadas por pórticos hiperestáticos
y que poseen temperaturas críticas superiores a los isostáticos haciendo que, a igualdad de
condiciones, el comportamiento de los primeros sea mejor que el de los segundos.
Las vigas pretensadas fallan con gran facilidad debido a que están fabricadas con aceros
especiales muy sensibles al fuego, y a los débiles recubrimientos que poseen como consecuencia
de los reducidos espesores de paredes que tienen y de los ángulos salientes que presentan. En la
mayor parte de los casos estas vigas o viguetas no se hunden pero quedan tan deformadas que no
hay más remedio que eliminarlas. Es fácil encontrar pérdidas del 20% de resistencia para 150ºC.
La determinación de los daños experimentados por una estructura dañada por el fuego se hace
siempre mediante inspección ocular seguida de determinados ensayos. En la inspección se puede
observar el cambio de coloración del hormigón, la pérdida de recubrimientos, el pandeo de
algunas barras, las flechas en vigas y forjados, las deformaciones de las losas y, en general, la
cuantía de los daños. Raramente habrá necesidad de eliminar elementos de hormigón.
La extracción con sonda de testigos del hormigón dañado es fundamental con vistas a predecir la
pérdida de resistencia en profundidad del mismo. Últimamente se utiliza la técnica de
termoluminiscencia.
Algunos residuos del fuego pueden dar una pista muy interesante de la intensidad del incendio. Si
se ha fundido parte de los perfiles y ventanas de aluminio, la temperatura ha sido superior a
650ºC. La cubierta aislante de cloruro de polivinilo de los conductores eléctricos funde y se
quema a 300ºC mientras que el cobre precisa para fundir temperaturas de 1.085ºC. Si hay
elementos de acero galvanizado y éstos han perdido el Zn es señal de unos 900ºC. Las paredes de
ladrillo en la que existe sintonización en sus paredes han superado los 1.200ºC.
Los períodos mínimos de resistencia al fuego para cada tipo de estructura serán fijados por los
reglamentos correspondientes. La pieza es resistente al fuego si cumple la función de resistir las
cargas que deba soportar, incluido su propio peso.
Siempre que los recubrimientos obtenidos sean superiores a 40 mm se dispondrá para controlar el
riesgo de desprendimiento de éstos de una malla cuadrada de armadura 0.5 kg/m2 de peso
mínimo con una separación máxima entre alambres de 150 mm y situada a no más de 25 mm de
la superficie. Si se emplean productos especiales, los espesores anteriormente señalados se
podrán reducir.
El proyectista debe tener en cuenta además de las normas e instrucciones con carácter general,
otros locales como las Ordenanzas Municipales.
10. PROTECCIÓN.
La experiencia ha demostrado que dada la baja conductividad térmica del hormigón los
recubrimientos forman una capa protectora de las armaduras de bastante eficacia, siempre con el
espesor adecuado (un recubrimiento de 2 cm asegura una protección de 30 min.).
Lo más interesante suele ser recurrir a complementar la protección del hormigón con
protecciones especiales más ligeras como:
- Amianto.
- Vermiculita.
- Aglomerado + amianto + vermiculita.
- Fibra de madera aglomerada.
- Capa en techos de lana mineral o vermiculita.
Los recubrimientos deben ser suficientes para que las armaduras no alcancen la temperatura
crítica del acero. Si los recubrimientos tienen un espesor superior a 5 cm, es preciso adoptar
medidas adicionales que aseguren su integridad, como puede ser la colocación de armaduras
suplementarias tipo tela de gallinero.
TEMA 38. PRIMEROS AUXILIOS.
1. PRESCRIPCIONES GENERALES.
3. Cuando hay varios heridos, es necesario percatarse de cual de ellos necesita que se le ayude en
primer término. Debe ser tratada, ante todo: la hemorragia, la asfixia y el envenenamiento.
4. Si persisten las causas que han determinado el accidente (fuego, rotura de una canalización de
agua, fuga de gas, desprendimientos, etc.), es necesario tomar las medidas necesarias para evitar
la propagación del siniestro.
5. Una persona que ha perdido el conocimiento debe ser acostada con la cabeza al mismo nivel
que el resto del cuerpo. Si tiene la cara congestionada, entonces la cabeza debe levantarse. Si se
presentan vómitos, se pondrá la cabeza de lado.
6. Hay que abrigar al lesionado y desabrochar o aflojar los vestidos, corbatas o cualquier prenda
que pueda oprimir, aunque sea ligeramente.
7. Hay que manejar al herido con precaución, siendo muy importante que se le tranquilice y
anime.
8. Cuando la ropa cubra cualquier parte del cuerpo donde se sospeche que existe lesión, debe
eliminarse esta parte de la prenda cortando o rasgando la tela.
9. No debe administrarse bebida alguna a una persona inconsciente. Aún con el conocimiento
recobrado no deben darse bebidas alcohólicas.
10. Caso de ser posible, es preferible que el médico se desplace al lugar del accidente, debiendo
esperar su llegada, los compañeros de la víctima, antes de emprender el transporte del herido.
Hay que insistir en la necesidad de actuar con calma: la precipitación en transportar las víctimas
de un accidente conduciendo las ambulancias a grandes velocidades por el interior de las
ciudades ha motivado muchas muertes. Si es posible, debe avisarse con antelación, al Centro
Hospitalario la llegada del accidentado.
2. Para evitar la infección es necesario realizar una primera cura correcta. El que ha de practicarla
debe, si es posible, lavarse cuidadosamente las manos con jabón, frotándoselas seguidamente con
alcohol.
5. Una vez practicada esta cura y, por leve que sea la herida, siempre se debe visitar al médico
quién decidirá acerca de la conveniencia de practicar una profilaxis antitetánica.
6. Hay ocasiones en las que se presentan ciertas clases de heridas que exigen cuidados especiales
y que deben de ser atendidas con la mayor rapidez posible por el médico.
7. Ante una herida profunda del vientre debe procederse de la siguiente forma: Acostar al herido
sobre la espalda. Colocar sobre la herida un gran apósito que la cubra por completo (puede
utilizarse una toalla limpia doblada una o dos veces sobre sí misma, y fijada al vientre con otra,
arrollada como sí se tratara de una faja y sujeta con tiras de esparadrapo e imperdibles). No hay
que intentar reintroducir los intestinos en el vientre si se hubiesen salido del mismo, limitándose
a cubrirlos, como se ha señalado, con una cura estéril o la toalla. Una vez colocada la cura, es
conveniente mantener caliente al herido por medio de mantas. No hay que dar de beber al
lesionado, permitiendo sólo que se moje los labios. La posición más apropiada para el traslado es
la de semisentado con las rodillas dobladas.
8. Las heridas penetrantes en el pecho producen, habitualmente, una gran dificultad respiratoria.
La conducta a seguir es la misma que hemos señalado en el apartado anterior.
9. En las heridas de la cara, se inclinará la cabeza del lesionado hacia delante para impedir que la
sangre vaya a la garganta, con el consiguiente peligro de asfixia. Posteriormente se procederá
como hemos señalado en el punto 4.
3. HEMORRAGIAS.
1. En presencia de una hemorragia intensa debe actuarse de la siguiente forma, prestando los
auxilios con rapidez. Se echa al lesionado sobre el suelo y se descubre la herida cortando o
desgarrando los vestidos. Sin intentar desinfectarla, se coloca sobre la herida una tira seca.
Comprimiendo la zona que sangra y elevando el miembro del herido. Posteriormente se fija la
cura seca por medio de una venda.
2. En general, una buena cura comprensiva basta para detener la hemorragia. Si ésta continúa y
atraviesa la cura, sin quitar este apósito se colocan otros y se sujetan con fuerza.
5. El garrote está constituido por un tubo o tira de goma o de cualquier otro material elástico. El
torniquete está formado por un trozo de tela. Uno y otro se colocan por encima de la herida que
sangra, entre ésta y la raíz del miembro. Su presión debe reducir considerablemente la
hemorragia.
6. Una vez colocado el garrote o torniquete debe trasladarse al herido urgentemente a un Centro
Hospitalario, acostado, con la cabeza baja y procurando que no se enfríe.
7. Durante el traslado, debe aflojarse o torniquete cada 20 minutos y caso de que la hemorragia
hubiera cesado se mantendrá flojo, pero estando prevenidos para apretarlo si ésta se presenta de
nuevo.
4. QUEMADURAS.
1. Una quemadura extensa es un accidente muy grave que debe tratarse con el mayor cuidado.
Cualquier maniobra intempestiva puede aumentar el dolor y agravar al accidentado.
2. En presencia de una persona cuyos vestidos están ardiendo, debe evitarse que corra,
colocándola en posición horizontal y cubriéndola con una manta o prenda similar, para apagar las
llamas. Si no se dispone de material para tapar la víctima, ésta debe permanecer tumbada,
dándole vueltas sobre su eje lentamente. Si se dispone de extintores, deben utilizarse,
preferentemente, los de dióxido de carbono o polvo seco, teniendo cuidado de no proyectar el
chorro a los ojos.
Quemaduras.
Quemaduras extensas.
7. Deben considerarse como tales las que afectan al 10% o más de la superficie corporal.
9. Hay que esforzarse en calmar la angustia, muy frecuente en estos accidentados, mediante
palabras tranquilizadoras.
11. Si se dispone de una cura estéril, prefabricada, o de una sábana lavada y planchada
recientemente, o en su defecto, de un trozo de tela limpia, se envolverá con ella al accidentado
sin desnudarlo.
12. Con la mayor rapidez posible debe evacuarse al accidentado a un centro hospitalario, a ser
posible especializado en el tratamiento de quemaduras extensas (deben confeccionarse y
difundirse con anticipación las listas de estos centros).
13. Hay que evitar el enfriamiento del accidentado durante el transporte, envolviéndole con
mantas.
14. Si durante el transporte desea orinar el paciente debe recogerse la orina en un frasco y
entregárselo al médico en el momento de la hospitalización.
15. Siempre que el lesionado esté consciente, y ello no suponga un retraso en la evacuación, debe
hacérsele beber lentamente 300 cm3 de agua fresca, en la que se habrá disuelto una cucharada de
bicarbonato, con la mayor brevedad posible (al cuarto de hora o, como máximo a la media hora
de ocurrido el accidente), siendo conveniente repetir estas tomas cada 20 ó 30 minutos, siempre
que no se presenten vómitos.
16. Si la duración del transporte al centro hospitalario va a exceder de una hora, se aumenta la
necesidad de poner al accidentado bajo vigilancia de un médico.
17. El tratamiento de las quemaduras eléctricas es similar al de las otras quemaduras, pero el
hecho de que sean debidas a la electricidad imponen unas medidas particulares en su fase inicial.
20. Las quemaduras de las manos y cara serán protegidas con compresas estériles o tela muy
limpia.
23. Ante todo, debe procederse a retirar, con cuidado, los vestidos impregnados por el agente
cáustico y someter la zona afectada a un intenso lavado con agua.
7. Si esto no fuera posible, se procederá a bajarlo por los medios más rápidos (cuerdas,
descensor, escaleras, etc.). No se perderá tiempo en mantener el cuerpo de la víctima en posición
determinada mientras se realiza el descenso.
8. Una vez la víctima en el suelo, si está inanimada, se procede con toda urgencia a la respiración
artificial, de acuerdo con las normas que se señalan en el apartado 6, utilizando preferentemente
el método boca-boca o, en su defecto un método manual.
10. No debe perderse tiempo en mover al accidentado, salvo si es para retirarlo de una atmósfera
viciada.
11. Si en el momento de ocurrir el accidente hay varias personas presentes, una de ellas debe
avisar al médico, pero en ningún caso se debe mover a la víctima ni dejar de practicarle la
reanimación.
12. Hay que evitar que el accidentado se enfríe, abrigándole con mantas, pero sin interrumpir en
ningún momento la reanimación.
13. Cuando la víctima se ha reanimado, hay que permanecer a su lado para practicarle
nuevamente la respiración artificial, si la respiración natural cediese.
14. No debe olvidarse que un accidentado de este tipo presenta a veces movimientos convulsivos
al recobrar el conocimiento, que puede determinar una nueva pérdida del mismo.
15. Todo electrocutado, por corto que haya sido el tiempo de la pérdida de conocimiento y, en
general, todo el que ha sufrido un accidente eléctrico, debe ser visitado por el médico.
1. La respiración artificial tiene por objeto hacer llegar el oxígeno a los pulmones por medios
artificiales, ante la pasividad del asfixiado. Para ser verdaderamente eficaz debe reunir tres
características fundamentales que señalamos a continuación.
2. Debe ser instantánea, comenzando a practicarse en el mismo lugar del accidente, tras haber
separado a la víctima del agente que motivó la asfixia. Debe desterrarse toda solución que
implique el transporte del lesionado a un centro de socorro, antes de prestarle los auxilios
necesarios.
5. Sin que ello suponga demora en la puesta en práctica de la respiración artificial, debe apartarse
a las personas inútiles, aflojar las prendas del cuello y cintura de la víctima. Quitarle si las tuviera
las lentes y dentadura postiza y limpiar con cuidado la boca, utilizando para ello los dedos o una
gasa.
6. Las vías respiratorias de una persona que ha perdido el conocimiento y tiene la cabeza
inclinada están generalmente obstruidas.
7. Para la libre penetración del aire en las vías respiratorias, es necesario que la cabeza esté
inclinada hacia atrás y la mandíbula mantenida en alto hacia adelante como para colocar los
dientes inferiores delante de los superiores.
3. Colocar la cabeza bien hacia atrás, siendo conveniente, si ello no retrasa la maniobra, colocarle
bajo la nuca una almohada o un rollo de ropa.
6. Hay que observar los movimientos de las paredes del tórax del asfixiado, que deben dilatarse
en cada una de las expiraciones del reanimador. Si esto no ocurre, debe inclinarse más hacia atrás
la cabeza de la víctima, aumentar la fuerza del aire que se sopla y explorar de nuevo la boca.
7. Si durante las insuflaciones penetra aire en el estómago del lesionado, debe presionarse
ligeramente la boca del estómago y continuar las insuflaciones basculando más la cabeza hacia
atrás.
9. La maniobra se repite a un ritmo de 12 veces por minuto. Si la persona que presta los auxilios
nota tendencia al desvanecimiento, debe disminuir el ritmo de las insuflaciones.
Respiración boca-nariz.
10. Cuando por alguna circunstancia no se puede abrir la boca de la víctima, se empleará el
método boca-nariz.
11. Para practicar la insuflación por el método boca-nariz, el reanimador coloca su boca alrededor
de la nariz de la víctima, tapando con sus mejillas la boca de la víctima. Las normas a seguir son
las mismas que las indicadas para el método boca-boca.
13. Cuando se han restablecido los movimientos respiratorios, se coloca a la víctima acostada de
lado, con la cabeza baja y las piernas dobladas, vigilándola atentamente hasta que se haga cargo
de ella un médico y teniendo siempre presentes las normas generales señaladas en el apartado 6.
1. Sólo se emplearán en aquellos casos excepcionales en que no se pueden emplear los métodos
orales. Debe tenerse presente que los métodos manuales es mucho menos eficaces que los orales,
y por tanto, el utilizar aquellos disminuyen de manera sensible las posibilidades de reanimar a la
víctima.
2. El accidentado se echa en el suelo, sobre sus espaldas, colocándole debajo de los omóplatos un
rollo de ropa, con la cabeza atrás y lateralmente.
3. El que va a practicar los auxilios se arrodilla detrás de la cabeza del accidentado, cogiéndole
los brazos por las muñecas tirando de ellos hacia arriba y hacia atrás hasta hacerles tocar el suelo.
4. El tiempo espiratorio activo se realiza llevando los brazos del accidentado sobre su pecho,
comprimiendo ligeramente.
5. Para efectuar el tiempo inspiratorio se levantan las muñecas en alto y por encima de la cabeza
del accidentado, bajándolas después hasta tocar el suelo.
7. La víctima se coloca sobre el vientre, con la cabeza de lado, apoyada sobre los antebrazos.
8. El tiempo inspiratorio se realiza retirándose el reanimador hacia atrás y cogiendo con sus
manos los codos de la víctima de tal manera que sean levantados del plano del suelo, hasta que el
movimiento se transmita a los hombros del accidentado y éstos sean igualmente elevados.
9. El tiempo espiratorio se realiza dejando de efectuar estas fuerzas hasta que los hombros y
codos de la víctima descansan sobre el suelo. Entonces, el reanimador coloca sus manos sobre la
espalda del accidentado, a la altura de los omóplatos, se inclina hacia a delante y con los brazos
extendidos aplica su peso sobre el tórax de la víctima.
1. No debe ser realizado más que por personal médico o por aquellos que hayan recibido una
enseñanza especial sobre esta táctica de reanimación.
3. Sus características fundamentales son las mismas que se indican para la respiración artificial
en los apartados 6.1 a 6.4.
5. Se ejerce una presión firme y vertical al ritmo de 60-80 veces por minuto.
6. Al final de cada acto de presión se suprime éste para permitir que la caja torácica, por su
elasticidad, vuelva a la posición de expansión.
8. Lo ideal e que una persona realice la respiración boca-boca y otra al mismo tiempo, el masaje
cardíaco externo, efectuándose la insuflación en la fase de descompresión del tórax, no volviendo
a comprimir hasta que no haya terminado la insuflación.
9. Si hay sólo una persona para prestar los auxilios, comenzará con la insuflación boca-boca. Si
después de una docena de insuflaciones se observan signos de parada circulatoria, se comenzará
el masaje cardíaco externo. La pauta será la siguiente:
- 5 presione esternales.
- 2 insuflaciones.
- 5 presiones.
10. La comprobación de la eficacia del masaje cardíaco externo viene dada por:
- Consciencia de la víctima.
- Disminución de la palidez.
- Reanudación, aún con poca amplitud, del pulso.
- Contracción de las pupilas.
11. El hecho de no presentarse signos de la eficacia del masaje cardíaco externo no autoriza a
suspenderlo. Ello es competencia exclusiva del médico.
2. Si tiene los vestidos ardiendo, se procederá a efectuar lo señalado en el apartado 4.2 tratando
las quemaduras según las normas establecidas en el apartado 4.
1. Deben observarse las mismas precauciones que para los electrocutados en cuanto a
reanimación, urgencia de la misma y buena postura de la cabeza y del maxilar.
Ahogados.
2. Para facilitar la evacuación del agua, y dado que los vómitos son muy frecuentes, es necesario
separar la lengua, colocando el lesionado con la cabeza baja, manteniendo ésta y el cuerpo
ligeramente inclinados hacia un lado.
6. Si el accidente ocurre en lugares cerrados, deben abrirse puertas y ventanas, rompiendo los
cristales si es necesario. Hay que tener cuidado al utilizar el alumbrado por el peligro de
explosiones.
8. Seguir las normas señaladas para el tratamiento de los electrocutados, teniendo presente que
las inhalaciones de oxígeno es en este caso elemento esencial del tratamiento.
1. Ante una fractura, evidente o supuesta, debe procurarse no efectuar el traslado, reclamando la
presencia de un médico.
2. Si ello no es posible, debe procederse con mucha suavidad, tanto para inmovilizar la fractura
como para el traslado posterior. Si existe herida, se colocará sobre la misma una cura seca,
tratando la hemorragia si se presenta.
4. Las férulas o tablillas deben colocarse de forma que inmovilicen las articulaciones que están
por encima y por debajo de la fractura. Posteriormente se sujetarán con vendas o tela, sin apretar
demasiado.
6. Se sospechará una fractura de cráneo cuando se observen heridas graves en la cabeza, y sobre
todo si el accidentado ha perdido el conocimiento o sangra por los oídos. Se le trasladará,
acostado, con la cabeza ligeramente levantada, si tiene la cara de color rojo, o con la cabeza baja
si está pálido. Hay que vigilarlo muy atentamente para actuar ante cualquier emergencia (parálisis
respiratoria, convulsiones, etc.).
11. No transportar al herido sin haber inmovilizado la fractura, a no ser que se encuentre la
víctima en un lugar peligroso.
13. CUIDADOS INMEDIATOS EN CASOS DE PICADURAS Y MORDEDURAS.
1. Ante las picaduras de abejas y avispas, se retirará con unas pinzas el aguijón que haya quedado
en la piel y se aplicará sobre la superficie herida una compresa empapada en amoníaco o vinagre.
2. Las picaduras de escorpiones, sobre todo si la víctima es un niño, son graves. Además de
desinfectar la herida, debe administrarse al lesionado café o té caliente y enviarlo al médico lo
antes posible.
3. Ante una mordedura de víbora debe avisarse rápidamente al médico. Mientras tanto, se
tomarán las siguientes medidas: acostar al herido con la cabeza baja, calmarle, cerrar el camino
del veneno colocando un torniquete moderadamente apretado por encima de la lesión, desinfectar
la herida, administrar café o té y, si la respiración se detiene, practicar la respiración artificial.
4. Las mordeduras de perro deben desinfectarse, y serán tratadas como cualquier otro tipo de
herida. Debe vigilarse al animal causante de la lesión para comprobar si está rabioso.
1. Una persona víctima de un accidente de circulación puede presentar una serie de lesiones
aisladas o asociadas.
2. En caso de fracturas hay que evitar el desplazamiento del herido. Es preciso pensar siempre en
la posibilidad de una lesión de columna vertebral, que requiere muchas precauciones en el
traslado.
3. Hay que seguir las normas señaladas en otros capítulos en casos de hemorragias, quemaduras o
asfixia.
5. En espera de la ambulancia, y tras retirar del vehículo al accidentado con las mayores
precauciones, deberá acostarse a la víctima sobre el suelo, con la cabeza baja y ladeada, una
rodilla doblada, para asegurar su estabilidad, los vestidos aflojados y recubierto con una manta, o
similar, para evitar el enfriamiento.
Golpe de calor.
1. Se manifiesta, tras la exposición prolongada a los efectos del calor, por intensos dolores de
cabeza, vértigo, vómitos, pudiendo llegarse a la pérdida de conocimiento.
2. Mientras llega el médico, se acostará al enfermo en un lugar fresco, aflojándole los vestidos y
aplicándole sobre la cabeza compresas húmedas frías. Si no ha perdido el conocimiento, se le
dará abundantemente agua en la que se haya disuelto sal (la cuarta parte de una cucharadita de
café por vaso de 250 cm3 de agua).
Congelaciones.
4. Prohibiciones:
- No debe friccionarse nunca el miembro herido, ni siquiera con nieve.
- No recalentarlo bruscamente con estufas o calentadores.
- No abrir las ampollas.
- No dar bebidas alcohólicas.
Pérdidas de conocimiento.
7. Se tenderá a la víctima boca arriba, con la cabeza ligeramente elevada, si la cara está roja, o
baja, si estuviese pálida, aflojándole también los vestidos. Si se hubiera detenido la respiración se
procederá a la práctica de la reanimación.
8. Los desvanecimientos corrientes suelen desaparecer acostando a la víctima con la cabeza baja.
Hay que tener precaución de llevarle la cabeza hacia detrás y la mandíbula hacia delante.
Crisis nerviosas.
9. Mientras llega el médico se tomarán las siguientes medidas: Introducir entre las mandíbulas de
la víctima un objeto blando para evitar las mordeduras de la lengua. Aspersiones de agua fría
sobre su cara. Alejar del enfermo los objetos con los que pueda golpearse. Proteger su cabeza y
miembros para evitar fracturas. Aflojarle los vestidos.
Envenenamientos.
10. Debe tratarse de averiguar la causa del mismo y provocar el vómito cuando la causa se
desconoce, trasladando al enfermo lo más rápidamente posible a un centro hospitalario.
11. Si es debido a ácidos corrosivos, debe procederse del siguiente modo: no provocar
inicialmente el vómito, administrar grandes cantidades de agua bicarbonatada: provocar el
vómito. Repetir varias veces la operación.
12. Cuando se deban a álcalis cáusticos (lejía), hay que seguir la misma pauta, pero utilizando
agua con vinagre (6 a 8 cucharadas por litro de agua).
Accidentes oculares.
13. Los cuerpos extraños, si son libres, se pueden extraer con la punta de un pañuelo o gasa. No
debe intentarse nunca la extracción de un cuerpo extraño enclavado.
14. En caso de agresiones químicas, debe lavarse el ojo con gran cantidad de agua.
15. Toda lesión de los ojos, por leve o insignificante que parezca, se debe tratar por el médico.
TEMA 39. SALVAMENTO EN EL INTERIOR DE POZOS.
1. MÉTODO DE ACTUACIÓN.
El bombero número 1 se colocará el equipo de respiración autónomo ayudado por los bomberos 2
y 3. Esto se debe a que en los pozos pueden existir condiciones de falta de oxígeno o bien la
presencia de algún gas que sea tóxico, que podría poner en peligro la vida de la brigada de
rescate. Una vez colocado el equipo, los bomberos 2 y 3 colocarán al número 1 el arnés integral
de salvamento (cinturón braguero de seguridad). A continuación, los números 2 y 3 amarrarán
sus cuerdas a la anilla de sujeción del arnés, situada en la parte superior. Ver figura 1.
El bombero número 6 es el responsable de que todas las cuerdas estén “claras”, es decir,
extendidas, sin formar nudos, y que no se enganchen en ningún objeto, para que la operación de
rescate no se vea dificultada. Ver figura 4.
Si la víctima está con vida, los bomberos 4 y 5 izarán a la víctima en primer lugar. Si la víctima
no tiene vida, los bomberos 2 y 3 izarán, en primer lugar, al bombero número 1. Ver figura 5.
Una vez izada la víctima a la superficie, será recogida y transportada por los bomberos 4, 5 y 6.
TEMA 40. SALVAMENTO EN HUNDIMIENTOS.
1. LOS HUNDIMIENTOS.
1.1. Causas.
-Técnicas. Entre ellas se pueden considerar el deterioro por vejez de un edificio antiguo, una
modificación inadecuada de su estructura, o un error de diseño de un edificio nuevo.
-Accidentales. Como una explosión, un incendio prolongado, él descalce de una cimentación
debido a una obra contigua que afecta a la medianera, una sobrecarga excesiva o un movimiento
sísmico.
- Provocadas. Como las explosiones de carácter terrorista.
Los diferentes tipos de estructura de los edificios pueden clasificarse de la manera siguiente:
1. Estructura portante (pilares, jácenas, vigas, viguetas, cerchas y correas): Madera, acero
(soldado o roblonado), hormigón armado (normal, pretensado o precomprimido).
2. Muros de carga: Piedra, hormigón, ladrillo, adobe y mixtos (madera y ladrillo, madera y
cascote, madera y barro).
3. Tabiques: Madera, ladrillos, bloques de hormigón huecos.
4. Forjados: Entablado de madera sobre viguetas de madera, placa de hormigón sobre bovedillas
de ladrillo, o sobre bovedillas cerámicas.
5. Cubiertas: Tejado sobre correas de madera, tejado sobre placa de hormigón, terraza sobre
placa de hormigón, planchas metálicas, o de fibrocemento, sobre correas metálicas.
La forma de derrumbamiento depende del tipo de estructura del edificio y de los elementos que
hayan fallado. En todos los tipos de derrumbamiento se producen oquedades entre los escombros,
que posibilitan la supervivencia de las víctimas.
Los elementos superficiales, tales como forjados y cubiertas, suelen derrumbarse en grandes
trozos, que se encajan en otros elementos en posiciones tales que debajo de ellos quedan espacios
huecos.
Los elementos lineales, tales como pilares y vigas, suelen partirse o doblarse y caer en una
posición tal que también dejan espacios huecos debajo de ellos.
Se forma cuando un elemento horizontal, generalmente un forjado o una cubierta, cede por uno
de sus lados o extremos, mientras que el lado opuesto permanece en su lugar. Esto se puede
producir por rotura de las viguetas del propio elemento o por fallo de los elementos verticales
(muro de carga o pilares) que lo sostienen.
El elemento derrumbado queda en posición inclinada, apoyado sobre dos lados, el inferior sobre
el suelo, entre escombros, y el superior sobre un muro o sobre pilares. Bajo el elemento queda
una oquedad que generalmente tiene un tamaño considerable. Ver figura 1.
2. Derrumbamiento en “V”.
En estos dos tipos de hundimiento, la técnica de localización de las víctimas es la misma. Los
ocupantes del piso superior aparecerán entre los escombros, porque los objetos situados sobre el
piso se deslizan sobre la superficie inclinada y arrastran a las personas en su caída. Ver figura 2.
Hay que esperar que los ocupantes del piso inferior se encuentren en la oquedad bajo el piso
derrumbado y no bajo los escombros.
3. Voladizo.
Se forma cuando un elemento horizontal, generalmente un forjado o una cubierta, permanece en
su lugar, pero uno de sus extremos cuelga, sin sujeción sobre el vacío, porque los elementos
verticales que lo sostenían en ese lado se han derrumbado. Es un tipo de hundimiento muy
peligroso. Los ocupantes del piso superior que no permanezcan sobre el voladizo aparecerán
entre los escombros. Los ocupantes del piso inferior que no estén bajo el voladizo aparecerán en
los escombros.
Se produce cuando un forjado o una cubierta se derrumba totalmente sobre el piso inferior. Ante
el exceso de peso, el piso inferior se derrumba a su vez sobre el piso siguiente, y así,
sucesivamente hasta que se derrumban todos los pisos, incluida la planta baja si bajo ella existe
un sótano. Se forma un cúmulo de escombros estratificado, en el que cada “estrato” corresponde
a un piso. Ver figura 3.
Las víctimas se encontrarán entre los estratos. Algunas pueden haber sobrevivido, si han sido
protegidas por objetos resistentes que actúan de soporte y forman oquedades.
5. Caída lateral.
Se produce cuando el edificio vuelca en toda su altura y queda derrumbado sobre un costado.
Todos los elementos y huecos horizontales quedan en posición vertical y viceversa. Los huecos
de escalera y ascensor se transforman en pasillos.
Este tipo de hundimiento es debido principalmente a movimientos sísmicos que provocan el
deslizamiento o la fractura del terreno sobre el que se asienta el edificio.
6. Hundimiento combinado.
2.1. Tipos de hundimiento, clasificados según la forma que adoptan los escombros.
A continuación se expone una clasificación internacional de los tipos de hundimiento. Cada tipo
se designa por un símbolo, también reconocido internacionalmente.
1. Plano inclinado.
2. Derrumbamiento estratificado.
3. Marquesina.
4. Recinto lleno.
5. Recinto inundado.
6. Recinto estratificado.
7. Recinto bloqueado.
8. Local reventado.
9. Nido de golondrina.
10. Escombros en el exterior. Tipo A (Adosados).
11. Escombros en el exterior. Tipo B (Dispersos).
12. Cono de escombros.
2.2. Fichas de hundimiento.
En estas fichas de hundimiento se indica, para cada tipo de hundimiento, su símbolo, sus
características y las medidas que se han de tomar.
Descripción.
Puede definirse como escombros con placas. Se trata de un forjado o cubierta que se ha
desprendido del resto de la construcción. El plano del forjado yace, en posición más o menos
inclinada, sobre el resto de los escombros, o entre ellos.
Las víctimas que ocupaban el forjado yacen generalmente entre los escombros, al pie del plano
inclinado. Las víctimas que ocupaban el forjado inferior pueden encontrarse bajo los escombros o
en las oquedades bajo el plano inclinado.
Nota: Los forjados metálicos no dan lugar a planos inclinados ya que se rompen en el momento
del derrumbamiento.
Medidas a tomar.
1. El plano inclinado no debe ser desplazado fuera de los escombros, ni modificarse su posición.
2. El plano inclinado debe ser levantado con un aparato de elevación, para separarlo del resto de
los escombros y poder rescatar a las víctimas que puedan encontrarse debajo.
3. Debe intentarse el acceso lateral. Si el acceso lateral no es posible, debe practicarse una
abertura en la superficie del plano inclinado.
4. No se deben retirar bruscamente los objetos sepultados, porque se forman huecos que pueden
provocar el desplazamiento o el desplome parcial del plano. Siempre que sea necesario, se debe
apuntalar y recalzar el plano, y después se pueden retirar con cuidado los objetos.
Símbolo. Figura 5.
Descripción.
Cuanto más inclinada sea la posición de los estratos, más posibilidades hay de que los objetos
resistentes del contenido formen espacios huecos entre los escombros. Las víctimas se
encontrarán entre los estratos. Algunas pueden sobrevivir entre las oquedades.
Medidas a tomar.
1. Cada estrato debe ser tratado como un plano inclinado, es decir, hay que “ojear” capa por capa.
2. Cada estrato puede contener una víctima en cualquier lugar. Los muebles y objetos presentes
pueden servir de puntos de referencia.
3. Debe intentarse el acceso lateral. Si el acceso lateral no es posible, debe practicarse una
abertura en la superficie del estrato.
4. No se deben retirar bruscamente los objetos aprisionados entre los estratos, porque se forman
huecos que pueden provocar el deslizamiento o el desplome parcial del estrato superior. Siempre
que sea necesario, se debe apuntalar o recalzar el estrato, y después se pueden retirar con cuidado
los objetos.
FICHA 3. MARQUESINA.
Símbolo. Figura 6.
Descripción.
Hueco libre entre escombros, comprendidos entre un plano inclinado, un paramento vertical y el
suelo. Estos espacios no han sido ocupados por los escombros, y son importantes, por tres
motivos:
- Pueden contener víctimas con posibilidades de supervivencia.
- Son lugares adecuados para escuchar los sonidos producidos por posibles víctimas.
- Son lugares adecuados para depositar escombros procedentes de la exploración de otra
zona.
Nota: Una variedad de la marquesina es el derrumbamiento en “V”, que forma una marquesina
doble. Se produce cuando un forjado o una cubierta cede por su parte central.
Medidas a tomar.
Símbolo. Figura 7.
Descripción.
Puede definirse como un recinto lleno de escombros. Se trata del derrumbamiento de un forjado o
de un techo situado debajo, generalmente un sótano o una planta baja, que queda parcialmente
lleno de escombros.
Medidas a tomar.
Símbolo. Figura 8.
Descripción.
Puede describirse como un recinto lleno de barro y agua. Se trata de un local bajo el nivel del
suelo, generalmente un sótano o un refugio, en el que se acumulan los escombros del
derrumbamiento y el agua procedente de tuberías dañadas o de la extinción. El riesgo de asfixia
es muy elevado y las víctimas tiene pocas posibilidades de supervivencia.
Nota: En el caso de un incendio prolongado, los morteros desprenden cales, que el agua
transforma en pasta. Los escombros adquieren una gran consistencia y el descombro ha de
hacerse con herramientas.
Medidas a tomar.
1. El descombro debe efectuarse de arriba hacia abajo, con precaución y utilizando herramientas
manuales, como palas o piquetas.
2. No deben practicarse taladros en los muros.
3. Si es necesario, deben apuntalarse los muros.
4. Las operaciones deben hacerse con rapidez. La posibilidad de rescatar víctimas con vida es
tanto más aleatoria cuanto más profundo sea el recinto.
Descripción.
Medidas a tomar.
Descripción.
Se define como un recinto bloqueado por los escombros. Se produce cuando un sótano, un
refugio o, menos frecuentemente, una planta baja, queda cubierto por los escombros, que
bloquean sus salidas. Los ocupantes corren riesgo de asfixia, por falta de oxígeno o escape de
gas, o ahogamiento por inundación por agua.
Medidas a tomar.
1. Hay que cerrar, en todos los casos, las tuberías de agua y gas.
2. Puede ser necesario realizar un taladro para introducir aire o alimentos.
3. Hay que practicar una abertura de rescate en el muro del recinto. Si el muro es de hormigón,
puede ser necesario dinamitarlo o utilizar una lanza térmica.
4. Puede ser necesario practicar una galería de acceso al muro a través de los escombros
circundantes.
Descripción.
Se trata de un recinto o un edificio que ha sufrido los efectos de una explosión, y conserva su
forma inicial en mayor o menor medida, pero su solidez es dudosa. Las explosiones suelen
afectar a varias plantas y generalmente dañan la estructura del edificio.
Los ocupantes tienen posibilidades de sobrevivir. Las víctimas suelen encontrarse bajo una ligera
capa de cascotes o entre muebles.
Medidas a tomar.
1. Hay que penetrar en el edificio con precaución. Los elementos portantes, aunque
aparentemente estén intactos, podrían estar dañados.
2. Puede ser necesario apuntalar.
3. Muchas veces es necesario utilizar escalas para acceder a las distintas plantas.
Descripción.
Se trata de un local o edificio que ha sufrido una explosión y cuyo suelo o pisos han resistido,
pero los cerramientos perpendiculares a la dirección de la onda expansiva y el techo han sido
destruidos. El edificio presenta una gran inestabilidad y el peligro de hundimiento es muy grande.
Los ocupantes generalmente han perdido la vida o están heridos.
Medidas a tomar.
Descripción.
Se trata de un cúmulo de escombros procedente del edificio dañado y que se precipita fuera de
él. Generalmente se forma un montón compacto y continuo, al pie del edificio y a lo largo de su
fachada. Si el muro de la fachada permanece en pie, el montón de escombros queda adosado a
ella. El montón suele alcanzar al menos la altura del primer piso. Si el edificio está situado a la
orilla de un río o canal, los escombros pueden quedar bajo el agua. En cualquier parte de los
escombros puede haber víctimas. Puede tratarse de ocupantes que hayan sido arrastrados fuera
del edificio o de transeúntes que hayan sido sorprendidos al pie del edificio por el
derrumbamiento.
Medidas a tomar.
1. El descombro debe efectuarse de arriba hacia abajo, explorando cuidadosamente en todas
direcciones.
2. Deben utilizarse escuchas y perros de salvamento.
3. Hay que tener cuidado con el peligro de derrumbamiento de la fachada y los muros laterales.
FICHA 11. ESCOMBROS EN EL EXTERIOR. TIPO B: DISPERSOS.
Descripción.
Medidas a tomar.
Descripción.
Medidas a tomar.
Aunque no se pueden establecer unos procedimientos de actuación válidos para todos los casos,
hay un principio fundamental: Rescatar el mayor número posible de personas vivas con el
menor riesgo posible para los salvadores.
Las operaciones de salvamento deben desarrollarse según un plan ordenado, cuyas fases son las
siguientes:
1. Reconocimiento.
2. Rescate inmediato de heridos en superficie y heridos accesibles.
3. Localización de víctimas ocultas.
4. Retirada selectiva de escombros.
5. Apertura de huecos y apuntalamientos.
6. Atención a las víctimas.
7. Retirada total de escombros.
1. Reconocimiento.
Este reconocimiento debe hacerse de forma coordinada con otros servicios que participen en el
salvamento.
Es muy importante “escuchar” el edificio, ya que los crujidos y otros ruidos pueden avisar de un
peligro inminente de derrumbamiento, y “leer” en las grietas de los suelos y de los paramentos
verticales para identificar las áreas dañadas y tomar las medidas oportunas.
El jefe de salvamento debe en esta fase dominar el caos y establecer un sistema de actuación
ordenado, que comprende la coordinación entre todos los servicios intervinientes y la dirección
de los civiles que colaboren en el salvamento.
A continuación deben explorarse, en busca de víctimas, todas las zonas accesibles en las que
exista una posibilidad de supervivencia, tales como huecos debajo de escaleras, sótanos, bodegas,
habitaciones todavía en pie, y oquedades producidas por muebles pesados, maquinaria o
elementos estructurales.
Las víctimas deben rescatarse según un orden de prioridad, que debe venir determinado por su
estado físico, su localización, el efecto de su rescate en la estabilidad de los escombros y el
tiempo necesario para su salvamento.
Otros medios especiales de búsqueda son los perros adiestrados, los aparatos de escucha, las
videocámaras de fibra óptica y las cámaras de rayos infrarrojos.
Si el sistema de búsqueda empleado no tiene éxito, el jefe del salvamento deberá determinar la
localización más probable de las víctimas. Para ello debe emplear toda la información disponible
como: conclusiones derivadas del reconocimiento del edificio, planos del edificio, información
de víctimas ya rescatadas o testigos presenciales.
Para llegar a las víctimas ocultas será necesario proceder a una retirada de escombros selectiva,
que permita llegar a cada una de ellas con la máxima seguridad para la propia víctima, para el
equipo de rescate y para el conjunto de la operación.
La retirada de escombros debe efectuarse siempre desde arriba hacia abajo. El método más
adecuado es retirar los escombros a mano o con palas, y depositarlos en contenedores (espuertas),
que sean trasladados fuera del lugar del derrumbamiento por medio de una cadena humana. A
veces es posible utilizar cintas transportadoras para este fin.
En algunos casos, para poder llegar a las víctimas, es necesario abrir hueco a través de las paredes
y pisos. En estos casos hay que elegir aquellas zonas de los elementos en las que la perforación
puede hacerse con la máxima rapidez y la máxima seguridad para las víctimas y sus salvadores.
La perforación se comienza con un pequeño taladro de prueba que permita averiguar lo que hay
al otro lado, y si existe algún peligro. Si el lugar elegido es correcto, sé amplia el agujero hasta
abrir un hueco suficiente para realizar el salvamento.
En la perforación deben utilizarse las herramientas más adecuadas (zapapico, barra, sierra
circular, tronzadora, equipo de oxicorte martillo neumático, lanza térmica) al tipo de material que
haya que perforar (ladrillo, hormigón, madera, placa metálica). Al utilizar las herramientas, hay
que poner cuidado en que los golpes y vibraciones no produzcan el derrumbamiento de los
elementos constructivos que permanecen en pie, ni la desestabilización de los escombros.
Si las paredes y los pisos están muy debilitados, tanto las víctimas como los miembros del equipo
de salvamento corren el peligro de que se produzca un nuevo derrumbamiento durante el rescate.
Para evitar este riesgo hay que apuntalar las zonas dañadas.
Una vez extraído el herido, debe recibir los primeros auxilios “in situ”. Después debe ser
trasladado en camilla fuera del lugar del derrumbamiento. Si el traslado se hace sobre escombros
peligrosos, la camilla pasará de mano en mano, de persona a persona. Para salvar desniveles y
espacio vacíos puede ser necesario utilizar escalas de mano o tablones.
Cuando se hayan completado las fases anteriores, si todavía quedan personas bajo el
derrumbamiento, y no se sabe el lugar en que se encuentran, hay que proceder a la retirada total
de escombros.
Cuando se acomete esta fase lo más probable es que no queden víctimas con vida en el
derrumbamiento. Los trabajos pueden durar varios días. La recuperación de los cuerpos debe
hacerse por motivos humanitarios, higiénico-sanitarios y legal. La retirada de escombros puede
hacerse con grúas y maquinaria pesada.
Los accidentes de vehículos son tan diversos como sus causas y sus efectos, y los Bomberos,
cuando acuden a este tipo de siniestros, han de enfrentarse con situaciones muy diferentes.
1. Preparación.
Un organismo competente debe establecer un plan para la actuación coordinada de la Policía, los
Bomberos y el Servicio de Asistencia Médica de Urgencia en los accidentes de automóviles. Este
plan debe definir las funciones y responsabilidades de cada servicio en caso de accidente y
establecer un mecanismo para su actuación coordinada. Lo habitual es que, en cada zona de
intervención, se forme un Comité de accidentes, integrado por los tres servicios.
El Parque estará preparado para efectuar el salvamento en un accidente cuando se cumplan las
condiciones siguientes:
1. El personal debe estar dispuesto y descansado.
2. Los vehículos deben estar revisados, equipados y listos para salir.
3. Todos los equipos y herramientas deben estar adecuadamente mantenidos y listos para su uso
inmediato.
2. Respuesta.
El servicio que recibe el aviso de accidente (Policía, Bomberos o Asistencia Médica) debe
comunicar el aviso al Comité de Accidentes de la zona, o al organismo equivalente. El Comité
recabará la información siguiente:
1. Datos del accidente: localización, tipo de accidente, vehículos implicados, número y estado de
las víctimas.
2. Condiciones del entorno: vías de acceso, condiciones meteorológicas, condiciones del tráfico,
aspectos peligrosos del accidente del entorno para el salvamento.
De acuerdo con los datos se enviarán al lugar del accidente los vehículos que sean necesarios.
3. Reconocimiento.
Al llegar al lugar del accidente debe efectuarse, en primer lugar, un reconocimiento para
confirmar las características del accidente y los medios necesarios para el salvamento.
El vehículo o vehículos enviados deben estacionarse, siempre que sea posible, fuera de la
calzada. Debe señalizarse el lugar del accidente a una distancia suficiente para advertir con
tiempo a los vehículos que se acerquen, tanto a los que vienen en la misma dirección como a los
que vienen en dirección contraria. Si el accidente se ha producido de noche hay que iluminar el
vehículo siniestrado con los medios de iluminación del vehículo de salvamento.
El reconocimiento debe comenzar por una inspección general del siniestro y del lugar en que se
ha producido. Debe confirmarse hasta donde sea posible el número de ocupantes del vehículo y el
número de víctimas atrapadas entre los restos o situadas bajo el vehículo. Deben identificarse
todos los riesgos presentes en el accidente, tales como derrame de combustible, productos
peligrosos, líneas eléctricas caídas, elementos constructivos dañados, deslizamientos de tierras,
etc. Efectuando el reconocimiento se solicitarán los medios necesarios si los medios presentes no
bastan.
En las colisiones de poca entidad, para rescatar a una víctima es suficiente una unidad de primera
intervención, cuya dotación tenga conocimientos de la estructura de los vehículos.
En colisiones importantes, para liberar a los ocupantes que se encuentran atrapados son
necesarios equipos especiales y personal entrenado en desencarcelación.
4. Control.
Debe procederse al control de todos los riesgos presentes en el accidente, tales como derrames de
combustible, productos peligrosos y líneas eléctricas caídas. En el lugar del accidente y en sus
inmediaciones no se permitirá la presencia de ninguna fuente de ignición (existe la tendencia a
utilizar mecheros y cerillas para iluminarse y encender cigarrillos).
Normalmente se desconecta la batería del vehículo para evitar el riesgo de incendio. Los
vehículos modernos están dotados con cierre eléctrico de puertas y ventanillas que no se pueden
abrir con el circuito eléctrico desconectado. Por tanto no se debe desconectar la batería hasta que
no esté asegurada la apertura de las puertas.
Para prevenir las consecuencias de algún incendio que se produzca se dispondrá de algún medio
de extinción preparado (tendido de mangueras, extintores,...).
5. Estabilización.
Debe inmovilizarse el vehículo, así como todos los elementos involucrados en el accidente que
puedan sufrir un desplazamiento. El vehículo debe inmovilizarse utilizando calzos, eslingas y el
freno de mano. Nadie debe meterse debajo del vehículo hasta que esté completamente
inmovilizado. Si el motor continúa funcionando debe apagarse girando la llave de contacto o
desembornando con cuidado el circuito eléctrico.
Consiste en abrir camino hasta cada víctima y establecer contacto con ella para prestarle apoyo
psicológico y comprobar su estado físico y su grado de atrapamiento. El acceso debe efectuarse
en el menor tiempo posible. No se debe perder tiempo intentando accesos lentos y complicados.
El acceso más sencillo es el contacto con la víctima a través de una puerta abierta o a través de
una puerta cerrada que no esté bloqueada. Si la puerta elegida está bloqueada hay que intentar
abrir las demás. A veces, una puerta bloqueada puede abrirse operando las manecillas exterior e
interior al mismo tiempo. Si no se pueden desbloquear las puertas hay que hacer saltar las
cerraduras. Si no se consiguen abrir las puertas hay que quitar o romper el cristal trasero, o
romper una ventanilla alejada de la víctima. La abertura se utilizará para penetrar en el vehículo e
intentar forzar la puerta.
Sólo en el caso de que haya un peligro inminente de incendio o explosión debe procederse al
rescate inmediato de las víctimas. En caso contrario, éstas deben recibir los primeros auxilios “in
situ”, antes de proceder a su desencarcelación y extracción. Los cuidados de emergencia
comprenden el tratamiento urgente de las lesiones evidentes y la inmovilización de la víctima.
Los cuidados de emergencia deben prestarse en primer lugar a las víctimas más graves y no a las
víctimas más accesibles.
8. Desencarcelación.
Si la víctima está atrapada hay que proceder a su desencarcelación, lo que puede requerir su
inmovilización previa. La desencarcelación puede consistir en varias operaciones distintas:
1. Desplazamiento de los asientos y de la columna de dirección.
2. Corte y separación de la chapa.
3. Elevación del vehículo.
4. Apertura de un vehículo caído al agua.
5. Apertura de un vehículo caído a un terraplén.
Nota: en la mayoría de los casos, el rescate de una víctima se puede realizar desplazando
simplemente unos centímetros ciertas partes del vehículo.
En muchos casos, las víctimas están empotradas bajo el salpicadero o sobre el volante debido al
desplazamiento del asiento y de la propia víctima ante el impacto. Los asientos de los vehículos
actuales tienen tres regulaciones: posición longitudinal, altura e inclinación del respaldo. Los
mandos de regulación suelen estar bajo la parte delantera y a ambos lados del asiento. La
columna de la dirección, si es ajustable, puede desplazarse radialmente un cierto ángulo, en un
movimiento vertical. En estos casos, es suficiente operar el mecanismo de ajustes de los asientos
y, si es necesario, el de la dirección, para moverlos y liberar a la víctima.
Si hubiese necesidad de cortar o separar la carrocería hay que utilizar el equipo apropiado:
soplete oxiacetilénico, máquina radial, separador-cortador hidráulico, uña hidráulica y
motosierras. Si hay fugas de combustible no puede emplearse medios con fuentes de ignición
tales como llama o que chispas eléctricas. Si no se dispone en el accidente de un vehículo
adecuadamente equipado, se intentará la separación de las chapas con elementos tales como
barras y palanquetas.
Un medio muy eficaz, pero muy peligroso para las víctimas, es amarrar un extremo del vehículo
(proa o popa) a un elemento fijo (árbol, pilar o pilote), y el extremo opuesto al vehículo de
salvamento utilizando eslingas. El vehículo de salvamento efectuará una tracción lenta hasta
conseguir la separación necesaria. Este procedimiento sólo debe emplearse cuando las víctimas
no estén con vida.
Un trabajo relativamente sencillo y muy eficaz en muchos casos es el desguace del techo, para lo
que hay que cortar los perfiles de las ventanas.
Si el vehículo ha de ser elevado ha de utilizarse el equipo adecuado: autogrúa, gatos y cojines
neumáticos. La grúa debe situarse lo más cerca posible del vehículo siniestrado, porque cuanto
más vertical sea la posición de la pluma, más peso podrá levantar y más segura será la maniobra.
Los apoyos de la grúa deben situarse sobre puntos sólidos del terreno. Si es necesario se ampliará
la superficie de apoyo con tablones. Los cables y las eslingas deben fijarse a los puntos más
sólidos del vehículo, tales como el chasis, los ejes o el ojal del remolque. Los cables deben
protegerse del roce contra aristas y perfiles vivos. Hay que tener en cuenta la resistencia del cable
y el peso del vehículo, de modo que la elevación se efectúe con un coeficiente de seguridad
adecuado. A este respecto, hay que considerar el tipo de aparejo (polea simple o doble) porque
determina el esfuerzo que debe soportar el cable de la grúa y el tipo de amarre (lineal o en pata de
gallo) porque determina el esfuerzo que debe soportar las eslingas de amarre. Se recomienda que
el ángulo de la pata de gallo no supere los 30 o 40º.
Si se trata de un vehículo que ha caído al agua debe acudir un furgón de salvamento acuático. Si
el vehículo ha caído con las ventanillas cerradas, la presión del agua dificultará la apertura de las
puertas. El método más rápido para acceder al interior del vehículo es romper el cristal trasero. Si
el interior del vehículo ha sido invadido por el agua, lo normal es que puedan abrirse las puertas,
a menos que estén bloqueadas debido a los daños sufridos en el accidente.
Si se trata de un vehículo caído a un terraplén, después de efectuar el rescate de las víctimas será
necesario utilizar un coche grúa para izarlo o desplazarlo a la vía de circulación más accesible,
que normalmente es la misma de la que salió.
9. Extracción.
Una vez liberadas las víctimas, debe procederse a su extracción del vehículo. Deben salir, en
primer lugar las víctimas que puedan moverse por sí mismas. Esto habilita un mayor espacio de
maniobra para extraer a las restantes. Los heridos deben recibir atención médica inmediata. Debe
procederse a su adecuada inmovilización y envoltura para evitar lesiones más graves y han de ser
evacuados lo más rápidamente posible a un hospital.
10. Terminación.
1. GENERALIDADES DE ASCENSORES.
1. Caja de ascensor.
Es el recinto vertical en el que se aloja y por el que se desliza la cabina. Las normas de
construcción determinan las características que deben tener las cajas de ascensor en cuanto a
resistencia a esfuerzos horizontales, deformación elástica y resistencia al fuego. Generalmente se
construyen de fábrica de ladrillo.
La caja debe constituir un recinto cerrado que sólo debe disponer de las aberturas siguientes:
1. Puertas de acceso en cada planta.
2. Huecos de acceso y de paso de cables a los cuartos de máquinas y de poleas.
3. Huecos de ventilación.
Si la distancia vertical entre los umbrales de las puertas de dos accesos consecutivos es superior a
10 m hay que disponer una abertura de socorro y evacuación a un nivel intermedio. Todos los
elementos de cierre de las aberturas que se practiquen en la caja deben ser de imposible apertura
hacia el interior de ella.
El cuarto de máquinas aloja los elementos motrices y el cuarto de poleas aloja los instrumentos
de transmisión. Según la localización del motor serán necesarios dos cuartos, o será suficiente
sólo un cuarto. Si el motor está situado en la parte inferior de la caja del ascensor, es necesario un
cuarto de poleas en la parte superior. El sistema de poleas transmite el movimiento del motor a la
parte superior de la caja. Si el motor está situado en la parte superior de la caja no es necesario el
cuarto de poleas, porque la transmisión se realiza directamente desde el motor.
3. Cabina o camarín.
Es el habitáculo destinado al transporte de los usuarios. Debe ser de construcción metálica y sus
dimensiones dependen de su capacidad de carga. En la caja van instaladas unas guías metálicas
verticales para la sujeción y deslizamiento de la cabina.
Hay dos tipos de funcionamiento del ascensor, de acuerdo con la posición de los cables de
suspensión. Si el sistema es de adherencia, de uno de los extremos de los cables de suspensión
cuelga la cabina y del otro un contrapeso. Si el sistema es de enrollamiento, no es necesario el
contrapeso.
La cabina dispone de frenos de seguridad. Se trata de unos frenos de mordaza, firmemente
anclados en su estructura. Si por cualquier circunstancia, la velocidad de bajada supera la
establecida (por rotura de los cables de suspensión, por sobrecarga de peso o por salida del cable
de la garganta de la polea) los frenos se anclan en las guías de deslizamiento y detienen la cabina.
4. Puertas de acceso.
Deben ser metálicas y de alma llena. Pueden ser de apertura automática o de apertura manual
desde el exterior. En este último caso, deben disponer de mirillas para que el usuario pueda
comprobar que la cabina está situada en la planta de que se trate.
La cabina y las puertas deben disponer de dos sistemas de bloqueo. Uno de ellos, mecánico, sólo
debe permitir la apertura de la puerta cuando el ascensor se encuentre parado en la planta de que
se trate. El otro sistema, eléctrico, debe interrumpir el paso de la corriente y anular el movimiento
de la cabina si la puerta de acceso está abierta.
2. ACCIDENTES DE ASCENSORES.
Los cuatro últimos tipos de accidente pueden ser mortales y requieren una acción muy rápida,
acertada y segura por parte del equipo de salvamento. Cualquier maniobra errónea puede agravar
peligrosamente una situación de por sí muy delicada.
En esto radica la principal dificultad de este tipo de salvamento. El jefe del equipo puede verse
enfrentado a muy serias dudas de cuál es la acción correcta, ya que este tipo de intervención es
poco frecuente y no se dispone de experiencia suficiente.
Las víctimas atrapadas generalmente están en posturas muy penosas y a menudo tratan de
moverse, haciendo movimientos contraproducentes. Su excitación emocional puede contagiarse
al equipo de salvamento y precipitar sus acciones.
Las causas de los accidentes de ascensores son muy variadas y dependen del tipo de ascensor y de
su estado de conservación.
En los ascensores hidráulicos e hidrodinámicos las causas más frecuentes son las siguientes:
1. Rotura del cilindro hidráulico.
2. Rotura del cilindro compensador.
3. Rotura de una junta.
4. Rotura de una tubería.
5. Reventón de un pistón.
6. Entrada de aire en un pistón.
7. Aumento de la presión de un fluido.
Todos estos accidentes se pueden evitar si se cumplen las normas elementales de buen uso y
funcionamiento.
3. MÉTODOS DE SALVAMENTO.
El método más adecuado de salvamento depende del tipo de accidente y de la situación de las
víctimas. Por tanto, no es posible establecer un método de salvamento general para todos los
casos. Con todo, a continuación se exponen algunos principios generales de actuación y la
resolución de algunas situaciones concretas.
3.1. Principios generales.
1. Si es posible, hay que ponerse en contacto con la persona encargada de la vigilancia del
ascensor: portero, conserje o jefe de mantenimiento.
2. Hay que comprobar que están cerradas todas las puertas de acceso en cada planta y, si es
posible, se debe situar en cada puerta a un Bombero, para evitar que alguien las abra.
3. Según la situación, se podrá desplazar inmediatamente la cabina, o será necesario
inmovilizarla previamente como medida de seguridad.
4. Si la maniobra adecuada es el desplazamiento de la cabina a velocidad normal (ascenso o
descenso hasta una planta), debe intentarse el accionamiento normal de los mandos: algunas
veces el ascensor funciona correctamente y, en medio de la confusión general, nadie se ha dado
cuenta.
5. Si el ascensor no funciona, o la maniobra requiere un desplazamiento lento de la cabina, deben
accionarse los elementos adecuados en el cuarto de máquinas o de poleas.
- Si el ascensor es hidráulico hay que accionar el mando correspondiente.
- Si el ascensor es eléctrico hay que mover a mano el volante.
6. Si la cabina no puede ser desplazada por medio de los procedimientos descritos, pueden
emplearse aparatos tales como gatos o trácteles, que se instalarán en la caja del ascensor, encima
o debajo de la cabina, según convenga a la maniobra y según sea el elemento utilizado.
7. La penetración en la cabina y la evacuación de sus ocupantes puede hacerse por la “boca de
hombre” situada en su techo. En este caso, puede ser necesario utilizar escalas o cuerdas para
llegar a la cabina y para salir después de la caja.
8. El jefe del equipo debe hacer que se comunique la ocurrencia del accidente al fabricante-
instalador del ascensor. Si no hay personas en peligro, esto puede hacerse al comienzo de la
operación.
3.2. Situaciones concretas.
1. Si se ha cortado la corriente eléctrica del edificio, ¿se pueden abrir las puertas de acceso a
planta?
No, porque el sistema mecánico de bloqueo impide el deslizamiento del resbalón de las
cerraduras, cuando la cabina no se encuentra enrasada con el nivel de la planta. En este caso, para
abrir las puertas es necesario actuar sobre el bloqueo mecánico.
2. ¿Qué debe hacerse cuando una cabina queda detenida entre dos plantas?
- Tranquilizar a las personas.
- Tratar de desplazar la cabina, haciéndola subir o bajar hasta la planta más adecuada.
- Si esto resulta imposible, se inmovilizará la cabina. Después se evacuará a los ocupantes a
través de la boca de hombre del techo de la cabina.
3. ¿Qué hacer si la cabina se encuentra acuñada contra las guías por los frenos de emergencia?
No es posible hacer descender la cabina, porque al soltar cable los frenos de mordaza la acuñarán
más. Por el contrario, habrá que elevarla, hasta poder rescatar a los ocupantes.
4. ¿Qué debe hacerse si hay una víctima atrapada entre la cabina y la caja?
Depende de la situación de la víctima. Puede ser necesaria desencarcelarla “in situ” sin mover la
cabina, que deberá ser inmovilizada como medida de seguridad. Por el contrario, puede ser
necesario desplazar la cabina, elevándola o bajándola. El sentido del desplazamiento será el
adecuado para la liberación de la víctima.
5. ¿Qué debe hacerse si hay una víctima atrapada dentro de la cabina por un objeto que la
aprisiona contra el techo?
- Tratar de elevar la cabina.
- Cortar, con un equipo hidráulico el objeto que aprisiona a la víctima. Puede ser necesario
asegurar la cabina para evitar su descenso.
11. ¿Hay que tomar alguna medida de seguridad antes de liberar el volante?
El volante, una vez libre del freno, puede comenzar a girar a gran velocidad. Es preciso disponer
de un bloqueo de seguridad. Si el volante tiene radios se puede introducir entre ellos una barra
metálica.
Los edificios presentan problemas constructivos de diferente importancia, suponiendo desde una
simple anomalía, hasta peligro de derrumbamiento.
Pueden deberse al deterioro producido por el paso del tiempo, sobre todo en edificios antiguos,
pero con frecuencia se deben a otras causas como son:
- Defectos de apoyo.
- Empleo de materiales de baja calidad.
- Técnicas de construcción inadecuadas.
- Mal uso y conservación.
- Reformas inadecuadas.
- Sobrecargas.
- Vibraciones por emplazamiento de maquinaria.
- Rotura de redes de agua y saneamiento.
2. MANIFESTACIÓN DE LESIONES.
Son la manifestación más frecuente en las lesiones en un edificio. Las fisuras son
resquebrajaduras que tienen una amplitud inferior a 1 mm y no suelen tener importancia. Las
grietas tienen una amplitud superior a 1 mm y casi siempre son importantes. Constituyen la
principal manifestación de las lesiones.
La forma y posición de las grietas son muy importante porque revelan la gravedad de la lesión.
Las grietas se pueden producir en elementos estructurales verticales (pilares y muros de carga) y
horizontales (jácenas, vigas y viguetas):
- Si la dirección de las grietas es paralela a la del elemento estructural, no tienen en
principio importancia.
- Si la dirección de las grietas es perpendicular u oblicua a la del elemento estructural,
deben preocuparnos independientemente de su ubicación en el elemento.
2.1. Pandeos y abombamientos.
Los abombamientos y deflexiones son causados por sobrecargas verticales sobre elementos
estructurales horizontales:
- Abombamientos: forjados.
- Deflexiones: vigas y viguetas.
1. Cimientos descubiertos por rebaje del terreno contiguo de tal manera que desde la parte
inferior del cimiento y el nivel superior del terreno, quede una capa de más de 1.10 m y aparezcan
grietas en el edificio.
3. Cuando fachada y demás cerramientos presentan grietas en sus umbrales, arcos, entrepaños de
puertas y ventanas.
4. Cuando fachada o medianera presentan desplome colgante a la altura de cada piso, igual o
posterior al espesor del muro.
6. Cuando un muro de carga tenga grieta pasante longitudinal, más o menos oblicua y por una
parte más alta que la otra.
4. RUINA PERCEPTIBLE.
Estos efectos suelen acentuarse con el paso de vehículos por la vía pública.
1. Cuando la parte superior de un arco o bóveda resbala hacia el suelo y los arranques hacia los
estrados.
2. Cuando la parte superior se ha empinado, y los arranques se han desplazado hacia el intradós.
3. Cuando la clave, los riñones y los arranques de un arco o bóveda presentan grietas que
ensanchan alternativamente el intradós y los estrados.
4. Cuando la parte superior de un arco o bóveda descienden, y su parte inferior, junto con los
arranques y estribos, se desplazan hacia los estrados.
5. Cuando los estribos de un arco o bóveda se abren por su cara interior, el arco o bóveda se abre
por el intradós de la clave, y los arranques se abren por los estrados.
Las cúpulas presentan una grieta que arranca en el vértice y desciende hacia la base o tambor.
1. Cuando un pilar o columna de hierro muestre un pandeo cuya flecha sea igual o superior a la
mitad de su grueso.
3. Cuando un soporte de hierro formado por una viga y dos pilares, presente en la viga una
deflexión con flecha igual o superior a 1/10 de su grosor.
4. Cuando un pilar, cuyo extremo superior esté libre y el interior empotrado, presente una señal
de fractura dentro del tercio superior.
7. PILARES DE MADERA.
1. La rotura de un pilar de madera por flexión lateral se produce como muestra la figura adjunta.
La curvatura del mismo indica si existe un esfuerzo de flexión lateral, en cuyo caso hay que
comprobar si la pieza muestra alguna fisura.
2. Un pilar de madera sometido a compresión excesiva experimenta una flexión en una dirección
perpendicular a los anillos de crecimiento de la madera.
8. PILARES DE PIEDRA.
1. La rotura de un pilar de piedra por flexión lateral se produce en la forma que muestra la figura
adjunta.
2. La rotura por compresión se produce según la forma del pilar. La figura muestra cuatro
ejemplos. El pilar de sección cuadrada es el más resistente.
9.PILARES DE LADRILLO.
En la figura se muestran tres pilares de ladrillo corrientes, de diferente esbeltez, tomados con
mortero usual de cemento. Se aprecian las grietas que se forman en cada tipo de pilar y que
preceden a su rotura.
Cuando una viga o una losa de hormigón presenta una deflexión cuya flecha sea mayor que
1/2000 de la luz del elemento. Por ejemplo, una viga de 5 m no puede tener una flecha mayor que
2.5 mm.
Las fisuras debidas a la desecación durante el fraguado no son importantes. Las grietas revelan
una lesión que puede ser producida por diversas causas:
- Armadura insuficiente.
- Mala colocación de las armaduras.
- Sección del hormigón insuficiente.
- Mala calidad o inadecuada dosificación del hormigón.
La forma y situación de las grietas indicará qué componente ha cedido y por tanto la causa de la
lesión.
Cuando aparezcan grietas en la parte sometida a tracción y su profundidad alcanza las 2/3 partes
del espesor del elemento, las grietas pueden afectar a la parte comprimida y causar la rotura.
Cuando aparezcan grietas en la parte comprimida y fisuras en la sometida a tracción, nos indica
que falla el hormigón y que la armadura puede no ser suficiente.
Cuando en la parte sometida a tracción de una losa de hormigón aparecen grietas de gran
longitud, perpendiculares a las armaduras principales, y que también aparecen en la cara superior
de la losa. Las grietas paralelas a las armaduras principales carecen de importancia.
Las lesiones pueden afectar a toda la construcción o a parte de ella. Desde el comienzo de las
lesiones hasta que el edificio se derrumba, pasa por tres fases diferenciadas:
- Ruina incipiente.
- Ruina avanzada.
- Ruina inminente.
Las medidas correctoras son diferentes según la fase de ruina del edificio.
El edificio presenta señales de lesiones en sus elementos de construcción, pero éstas no afectan
de momento a su estabilidad, ni por tanto, a la seguridad de sus ocupantes. En esta fase las
lesiones pueden ser fácilmente reparadas.
Las medidas correctoras consisten en la reparación de las lesiones de manera que se consiga su
eliminación o su estabilización, y se evite su progresión.
Los apeos son estructuras de madera o metálicas, cuya finalidad es sostener provisionalmente el
edificio, ya sea totalmente o en parte.
Los más empleados son las piezas de madera, metálicas o conjunto de ambas.
La madera se utiliza en piezas redondas, llamadas rollizos y piezas escuadradas, como son los
tablones. Los rollizos pueden ser largos y gruesos llamados puntales o pequeños y finos llamados
virotillos. Los tablones se utilizan solos o embridados, llamándoles pies derechos en vertical y
tornapuntas cuando trabajan inclinados.
De hierro se utilizan los puntales telescópicos, perfiles y tubos. Los más utilizados en emergencia
son los telescópicos por su fácil y rápida colocación.
Tornapuntas: Llamados así a los puntales o pies derechos que trabajan inclinados.
Jabalcones: Pieza que transmite el esfuerzo indirectamente a través de elementos
horizontales o verticales.
Riostras: Piezas de poca sección cuya misión es mantener fijos en su posición a puntales,
tornapuntas o pies derechos.
Para realizar un buen apeo es necesario que todos sus componentes queden bien ensamblados y
ajustados, para que no pierdan rigidez.
Para que un apeo cumpla su misión, es necesario un cálculo de dimensiones y cargas que tiene
que soportar. En el caso de un apeo de emergencia, no da tiempo a realizar cálculos ajustados,
por lo que hay que hacerlo "a ojo" y por seguridad quedarán sobredimensionados.
Medida y corte:
Una vez decidida la estructura del apeo, hay que tomar las medidas de las diferentes piezas. A la
longitud del puntal, hay que deducir la sopanda y el durmiente, dejando 1 ó 2 cm para las cuñas.
Los cortes hay que trazarlos previamente con escuadra, al objeto de que las piezas ajusten entre sí
lo mejor posible.
Embridado de tablones:
Los tablones nunca deben disponerse solos como puntales, deben ir en grupos de 2 o más, para
evitar alabeos y pandeos a causa de los nudos y anillos de la madera.
Hay que buscar en el suelo un sitio apropiado. Si no se dispone de apoyo fijo, hay que realizar un
cajeado con clavos o estacas, para que el durmiente quede bien anclado, evitando así su
desplazamiento. En un piso, no se puede hacer un cajeado, por lo que los durmientes deben
acodalarse en las paredes maestras.
Una vez preparadas todas las piezas se clavan los puntales a la sopanda, elevando el conjunto y
apoyándolo en el durmiente.
Acuñado de un apeo:
Las sopandas o zapatas murales hay que acuñarlas para que ajusten lo mejor posible a la
superficie donde van colocadas. En la práctica, estas superficies no son lisas, sino llenas de
rugosidades y abombamientos.
Arriostramientos:
Las riostras son piezas de poca sección. Se utilizan para unir puntales entre sí, evitando su
desplazamiento. Se colocan en forma de aspa o cruz de San Andrés. Los puntales, pies derechos
o tornapuntas deben arriostrase siempre.
1. INTRODUCCIÓN.
El desagüe es una intervención que consiste en el achique de agua o de otro líquido que haya
inundado un recinto y quede retenido en él, ya sea porque el recinto esté situado en un nivel bajo
y carezca de drenajes que lo comuniquen con una red de saneamiento, o porque la red de
saneamiento esté obstruida.
2. TROMBAS DE AGUA.
La magnitud de una inundación causada por una tromba de agua depende de la intensidad de la
precipitación, de la orografía del terreno y de la sección de los colectores del alcantarillado. Se
trata de una situación que generalmente se resuelve por sí sola. Es suficiente esperar, con un poco
de paciencia, a que el alcantarillado de la ciudad vaya drenando poco a poco la inundación,
desaguando el caudal correspondiente a la sección de sus colectores.
Cuando la situación se haya normalizado quedarán depósitos puntuales que nos obligarán a
actuar. La existencia de estos depósitos obedece generalmente a dos motivos: obstrucción de los
absorbederos o carencia de alcantarillado.
Generalmente, la red de alcantarillado cuenta con pozos de registro en medio de la vía pública
que recogen el agua de los absorbederos. La red de alcantarillado recibe, sobre todo en verano,
gran cantidad de desperdicios y detritos que quedan depositados en los absorbederos de la vía
pública. Cuando se produce una tormenta, estos residuos son arrastrados por las primeras aguas,
generando la obstrucción de la salida de los pozos. En estos casos, se buscará la boca del pozo
tanteando el suelo con un objeto metálico (barra), hasta que se produzca un sonido también
metálico que revele la situación de la tapa. Se levantará la tapa sin abrir completamente la boca,
sino desplazándola lo suficiente para desatrancar la salida y que pueda salir el agua. De esta
manera, se evitará el riesgo de que alguna persona caiga al pozo. Se producirá un remolino, que
indicará la buena marcha de la operación. De todas formas, la salida puede volver a obstruirse,
por lo que la operación debe vigilarse hasta que está concluida.
La zona inundada puede carecer de alcantarillado. Es una situación característica de las carreteras
y se produce sobre todo en zona de badenes. En estos caso hay que proceder a la captación de
agua por medio de bombas y manguerotes absorbentes, y efectuar su vertido a una zona libre o a
una toma de alcantarillado cercana. No conviene olvidar la teoría de los vasos comunicantes. Si
se encuentra un punto más bajo en el que se pueda hacer el vertido, y se ceban los absorbentes,
éstos evacuarán el agua sin consumir energía. En lugares cercanos a ríos o cuyo nivel friático es
elevado, las trombas de agua pueden producir inundaciones imposibles de desaguar hasta que
baje el nivel del río o de la capa friática.
3. ROTURA DE TUBERÍAS.
A veces se produce la rotura de tuberías de conducción de líquidos, ya sea debido a una sobre
presión en las propias tuberías o a un asiento en cavidades del terreno, normalmente lugares de
baja cota que no tienen salida a una red de desagüe. En estos casos se presenta un problema
doble:
- Por una parte, se debe proceder al achique del líquido.
- Por otra parte, se debe proceder al cierre de la fuente de abastecimiento de la tubería,
de lo contrario la tarea no acabaría nunca. Este aspecto es el más complicado de resolver.
5.1. Vehículo.
Algunos cuerpos de bomberos cuentan con vehículo especial para desagües (VED). Su misión
principal es el desagüe de inundaciones en edificios, vías de circulación y otros lugares. También
puede captar agua de una reserva natural o artificial (río, canal, lago, etc.) para alimentar el
tanque del vehículo. Hay dos tipos de VED en función del tipo de energía que mueve las bombas
de achique: VED neumático y VED eléctrico.
VED neumático.
Vehículo de chasis convencional con cabina doble, sobre el que se habilita una plataforma en la
que van instalados los siguientes elementos:
- Compresor de aire, de funcionamiento autónomo.
- Cajón de material. Contiene dos manguitos de salida de aire, bombas de achique
neumáticas con salidas de 45 y 70 mm y varios tramos de manguera de 45 y 70 mm.
- Motobomba móvil.
- Manguerotes absorbentes, con sus correspondientes llaves.
La cabina está dotada con herramientas de bombero, botas de goma altas, barras palanquetas,
llaves de sector, llaves de gas, llaves “T”, llave grifa y un martillo percutor.
VED eléctrico.
Vehículo con chasis convencional con cabina doble, sobre el que se habilita una superestructura o
carrozado en forma de cajón, en el que se instalan los elementos siguientes:
- Generador eléctrico, movido por el motor del vehículo.
- Bombas eléctricas sumergibles.
- Motobombas.
- Tramos de manguera de 45 y 70 mm.
- Botas de goma altas.
- Herramientas de bombero.
- Barras y palanquetas.
- Llaves de sector, llaves mixtas de gas-agua, llaves “T”.
Reconocimiento.
Transporte de material.
Los bomberos 1 y 2 cogerán la motobomba del vehículo. Una vez posada en el suelo, el mando y
el bombero 2 cogerán la motobomba por el lado izquierdo y los bomberos 1 y 3 por el lado
derecho. Cada uno de los bomberos tomará un manguerote de aspiración y el conductor el filtro
(alcachofa), las llaves y las cuerdas y los transportarán al lugar de utilización.
Los bomberos 1 y 2 serán los encargados de la maniobra. Comprobarán que tanto las juntas como
los racores estén limpias de cualquier cuerpo extraño. Efectuarán la conexión entre los
manguerotes de la siguiente forma:
- Sujetarán los manguerotes entre las rodillas, en posición horizontal, y enfrentarán los
racores.
- Conectarán los racores. Si son de bayoneta, los apretarán con la llave con un cuarto de
vuelta.
El mando y el bombero 3 colocarán el filtro en la parte más profunda del local y, si es necesario,
le harán hueco en el suelo para una mejor captación del agua.
Los bomberos 1 y 2 realizarán una instalación de mangueras de 70 mm, cuyo cometido será el
vertido de las aguas achicadas por la motobomba. Siempre que sea posible, el vertido se realizará
al alcantarillado de la vía pública, aguas abajo del lugar en que se haya producido la inundación.
El 1 permanecerá al final de la instalación, para que cuando comience a funcionar, las aguas se
viertan en el lugar adecuado. El 2 comunicará al mando que la instalación está terminada.
Maniobra de desagüe.
Reconocimiento.
Transporte de material.
Los bomberos 1 y 2 tomarán la bomba neumática y los tramos de manguera necesarios.
Realización de la instalación.
Los bomberos 2 y 4 realizarán una instalación con mangueras de 70 mm, cuyo cometido será el
vertido de aguas achicadas por la bomba neumática. Siempre que sea posible, el vertido se
realizará en el alcantarillado de la vía pública, aguas abajo del lugar en el que se haya producido
la inundación.
Maniobra de desagüe.
El mando ordenará al conductor la puesta en funcionamiento del compresor y la apertura del paso
de aire, para comenzar la captación de agua. Durante los trabajos de desagüe, la dotación se
situará de la forma siguiente:
- El mando y el 3 cuidarán de que la bomba neumática no se obstruya con suciedad, y que
esté siempre sumergida en el lugar más bajo posible para que no absorba aire.
- El 1 permanecerá al final de la instalación, cuidando de que las aguas se viertan en el
lugar adecuado.
- El 2 servirá de enlace entre el mando y el 1 y ayudará donde sea necesario.
- El 4 o conductor cuidará del perfecto funcionamiento del compresor.
1. INTRODUCCIÓN.
En muchas ocasiones, los bomberos han de forzar el acceso a un local o a un recinto cerrado,
debido a una situación de emergencia, a una solicitud de los propietarios o inquilinos, o a una
solicitud de las Fuerzas de Seguridad del Estado.
2. SERVICIOS URGENTES.
Se prestan cuando una vivienda o a un local cerrado supone una situación de riesgo. Ejemplos:
- Una vivienda cuyos ocupantes se hayan ausentado dejando el fuego encendido.
- Una vivienda cuyos ocupantes se hayan ausentado, dejando solos a niños de corta edad,
que pueden estar en peligro.
- Una vivienda en cuyo interior haya personas impedidas que no responden a las llamadas
y que pueden estar en peligro.
- Un local en el que hayan quedado personas encerradas.
En estos casos, el acceso se realizará lo más rápidamente. pueden emplearse dos métodos:
- Forzar la puerta de entrada a la vivienda o recinto, procurando causar el menor daño
posible.
- Penetrar en el recinto desde el exterior del edificio y abrir después la puerta de entrada.
3. SERVICIO NO URGENTES.
Estos servicios se prestan bajo petición de propietarios o inquilinos que no pueden entrar en su
vivienda o local, porque no disponen de las llaves, o por avería de la cerradura.
En estos casos, es preceptivo solicitar la presencia de las Fuerzas de Seguridad del Estado, y
esperar a que comprueben la identidad de los solicitantes, y la legitimidad de su petición. De esta
manera, evitaremos abrir la puerta a personas ajenas a la propiedad o uso de la vivienda o local
afectado.
5. EQUIPO DE APERTURA.
6. MÉTODOS DE APERTURA.
En cada caso debe emplearse el método de apertura más adecuado, que varía en función del tipo
de emergencia de que se trate, de la vía exterior o interior elegida para acceder al local, y del tipo
y situación del elemento de cierre (puerta, ventana, reja,...) que se haya de abrir.
Cada día son más numerosas las puertas de seguridad, cuya apertura presenta dificultades
especiales. Cuando no haya más remedio que abrir una puerta de este tipo, el procedimiento
adecuado es el siguiente:
- Se hace una pequeña hendidura entre el marco y la hoja de la puerta, de tamaño
suficiente para introducir el separador hidráulico y hacerla saltar.
- Si el procedimiento anterior no da resultado, hay que descarnar el marco de fijación,
o romper el tabicón por encima del cabecero de la puerta.
2. Apertura de puertas de madera.
4. Apertura de rejas.
6. Apertura de ventanas.
El procedimiento más rápido y sencillo romper el cristal. Si hay personas bajo la trayectoria de
caída de los cristales (niños, personas impedidas, enfermos de cama), hasta que no se hayan
retirado no se debe proceder a la rotura de ventana.
En la parte baja de una de las hojas, se introduce uno o dos destornilladores, y se hace palanca
con ellos, para subir la hoja y sacarla de los carriles inferiores.
8. Subidas de persianas.
Para despejar el acceso a la ventana se empuja la persiana fuertemente hacia arriba hasta obligarla
a enrollarse sobre el tambor.
TEMA 46. FUGA DE GASES.
Los tres estados de agregación de la materia, sólido, líquido y gaseoso, se pueden describir a
efectos prácticos, de la manera siguiente:
- Un sólido es un cuerpo que tiene volumen y forma propios.
- Un líquido es una sustancia que tiene volumen propio, pero carece de forma y se adapta
a la del recipiente que lo contiene.
- Un gas es una sustancia que no tiene forma ni volumen propios, se adapta a la forma
del recipiente que lo contiene y ocupa su volumen completo.
Los gases están formados por moléculas en movimiento constante. El movimiento de las
moléculas depende de la energía del gas: cuanto mayor es su energía, mayor es el movimiento.
Todas las sustancias pueden alcanzar el estado gaseoso, en determinadas condiciones de presión
y temperatura. Por ello, sólo se consideran gases las sustancias que se encuentran en estado
gaseoso en condiciones normales, es decir a una presión de 1 atmósfera y a una temperatura de
21ºC. Los gases se pueden clasificar según el estado físico del recipiente, según sus propiedades
químicas y según su uso.
Los gases, para su almacenamiento y transporte, han de estar contenidos en recipientes. Los gases
son más ligeros que los líquidos y los sólidos. Por economía, se busca que los recipientes tengan
la mayor cantidad de gas posible. Esto se consigue almacenando el gas en el recipiente a una
presión superior a la atmosférica. Cuando la presión supera un valor determinado, que depende
del tipo de gas, el gas sé licúa. Como resultado práctico, nos encontraremos con recipientes que
contienen gases comprimidos o gases licuados. Además hemos de considerar otros dos casos: los
gases criogénicos y los gases disueltos.
I. Gases comprimidos.
Con la presurización del gas no se consigue su licuefacción total, sino que se obtiene una zona de
gas licuado (fase líquida) en la parte inferior del recipiente, y una zona de gas comprimido (fase
gaseosa) en su parte superior. Las presiones de ambas fases están equilibradas.
Cada vez que se abre la válvula del recipiente, sale el contenido en fase gaseosa. Con esto,
disminuye la presión de la fase gaseosa, lo que provoca la gasificación de cierta cantidad de fase
líquida, hasta que las presiones vuelven a equilibrarse.
III. Gases criogénicos.
Un gas criogénico es un gas licuado que está dentro de su recipiente a una temperatura muy
inferior a la temperatura atmosférica normal, generalmente algo superior a la de su punto de
ebullición a la presión normal. La presión de almacenamiento del gas criogénico es ligeramente
superior a la normal.
Son gases que se almacenan a presión disueltos en un líquido (por ejemplo, dióxido de carbono
disuelto en agua, o el acetileno disuelto en acetona). Cada vez que se abre la válvula disminuye la
presión, y el gas se separa de la disolución, saliendo del recipiente en fase gaseosa.
El acetileno en estado gaseoso puede descomponerse a una presión alta o moderada, o ante un
impacto. La descomposición origina gases calientes, que pueden provocar una explosión por
sobrepresión y rotura del recipiente. Por ello, tanto la compresión del acetileno para su
almacenamiento, como el manejo de recipientes de acetileno comprimido, que pueden sufrir
impactos, son operaciones, en principio peligrosas.
Estos peligros se evitan utilizando recipientes rellenos de una masa porosa embebida en acetona,
en la que se disuelve el acetileno. De esta manera, cada celda o alvéolo de la masa contiene una
cantidad de acetileno muy pequeña. Esto minimiza la posibilidad de descomposición del
acetileno y limita su energía de descomposición.
Son aquellos gases que pueden arder con las concentraciones normales de oxígeno en aire.
Son los que no arden, sea cual sea la concentración de oxígeno en el aire. Pueden distinguirse dos
tipos:
- Gases oxidantes: aunque no arden mantienen la combustión, es decir, son comburentes.
- Gases inertes: no arden ni mantiene la combustión.
Son aquellos gases que pueden reaccionar con otras sustancias, siguiendo un proceso químico
distinto de la combustión. Puede tratarse de mezclas de gases que reaccionen entre ellos bajo
ciertas condiciones de calor o impacto. Estas reacciones pueden desprender grandes cantidades de
calor o generar productos potencialmente peligrosos.
Son aquellos gases que, liberados en la atmósfera, suponen un riesgo para la salud humana.
Tienen efectos venenosos o irritantes sobre las personas, y sus efectos se producen por inhalación
o por contacto con la piel. La presencia de tales gases puede complicar los trabajos de extinción.
Clasificación según su uso.
La clasificación de los gases según su uso es menos precisa que las clasificaciones anteriores, ya
que se puede hacer según criterios muy diferentes. Una clasificación sencilla puede ser la
siguiente:
- Gases combustibles: son los que se utilizan para la obtención de calor o energía.
- Gases industriales: son los que se emplean en usos industriales, como tratamientos
térmicos, procesos químicos, refrigeración, corte y soldadura.
- Gases médicos: empleados como anestésicos y para terapia respiratoria.
El uso de los gases puede hacerse mediante instalaciones fijas o mediante recipientes y equipos
móviles.
Prácticamente todos los gases han de ser transportados desde el fabricante hasta el usuario. Por
razones de seguridad y economía, se ha diseñado recipientes de forma que, siempre que sea
posible, se pueda conseguir el mismo recipiente para el transporte y para el consumo de gas in
situ. Esto se ha conseguido, sobre todo, en el caso de los recipientes pequeños, es decir, botellas y
botellines.
También se necesitan recipientes fijos, tanto en las plantas de fabricación como en muchos
lugares de consumo. Por tanto, la clasificación de recipientes puede establecerse como sigue:
- Recipientes fijos: depósitos a presión (enterrados o de superficie) y esferas (de
superficie).
- Recipientes móviles: botellas, cisternas y contenedores.
Las fugas de gas en las que han de intervenir los bomberos tienen por origen, en la mayor parte
de las ocasiones, un recipiente móvil o su equipo de instalación auxiliar. Por tanto, en este
apartado describiremos las botellas, las cisternas y los contenedores.
Botellas.
El cuerpo es un cilindro metálico de base esférica. La base lleva acoplada una platabanda, para
proporcionar estabilidad a la botella al apoyarla en el suelo. El cuerpo puede estar fabricado de un
material extrusionado, generalmente aluminio, acero al carbono o cobre. También puede estar
fabricado de piezas metálicas premoldeadas y soldadas, principalmente de acero y de acero
inoxidable.
La identificación de las botellas se hace mediante marcas grabadas en la ojiva, y los colores de la
ojiva, del cuerpo y de la franja de separación entre ambos.
El color del cuerpo identifica las características químicas del gas, según la clasificación de la
tabla 2. Los colores de la ojiva y de la franja identifican el gas, según la clasificación de la tabla
3.
Tabla 2. Color del cuerpo de las botellas: identificación de las características químicas del gas.
Cuerpo Gases
Amarillo Corrosivos
Cisternas.
Una cisterna es un depósito móvil instalado sobre un bastidor, dotado de ruedas para el
transporte. El bastidor puede tratarse de un remolque de camión o de un vagón de ferrocarril.
Generalmente se trata de un cilindro de eje horizontal, cuyos extremos están cerrados por dos
casquetes de forma esférica o abombada. El material del que están hechas depende de las
características del gas que hayan de contener y de su presión de carga. Los materiales más
frecuentes son el acero inoxidable, el acero al carbono, el aluminio y poliéster armado con fibra
de vidrio.
Algunos tipos de cisterna están destinados a contener varios productos, a cuyo efecto están
compartimentados internamente, y cada compartimento dispone de sus entradas y salidas
correspondientes.
Las cisternas cuentan con las válvulas y accesorios de carga y descarga, medida y seguridad que
se describen a continuación:
- Válvula de seguridad: alivia toda sobrepresión interna que sufra la cisterna, ya sea por
sobrellenado o por sobrecalentamiento del depósito. Su función es evitar la rotura o explosión de
la cisterna por sobrepresión.
- Válvula de exceso de flujo: está regulada para un caudal máximo, y se cierra automáticamente
en caso de fuga. Su función es evitar un caudal de descarga excesivo y fugas en caso de rotura de
algún elemento en el circuito de descarga.
- Indicador de nivel, de galga rotativa: dispositivo que permite conocer, en cualquier momento,
la cantidad de líquido existente en la cisterna, expresada en tanto por ciento de su volumen. Está
constituido por un tubo acodado, instalado en el interior de la cisterna. El tubo puede hacerse
girar desde el exterior con una maneta. El tubo está comunicado con una pequeña válvula de
purga, instalada en el eje de la maneta. Al abrir la válvula, saldrá por ella líquido o gas, indicando
si el tubo está sumergido en fase líquida o en la fase gaseosa. La maneta gira sobre un dial
graduado, que indica el volumen delimitado por el extremo del tubo y la parte inferior de la
cisterna, expresado en tanto por ciento del volumen total. Al girar la maneta se provoca el giro
simultáneo del tubo acodado. Manteniendo abierta la válvula de purga, sabremos en qué
momento llega el tubo al nivel superior de la fase líquida, por el cambio de fase líquido-gas, o
viceversa, del fluido que sale por ella. La medida del dial indicará la cantidad de líquido existente
en la cisterna.
- Indicador de nivel de llenado máximo: dispositivo que indica el momento en que la fase líquida
alcanza el nivel máximo que debe tener. Está constituido por una válvula de accionamiento
manual, generalmente de volante, que está conectada con un tubo sonda instalado en el interior
de la cisterna. El tubo asciende hasta el nivel máximo que debe alcanzar la fase líquida. La
válvula cuyo orificio de salida es muy pequeño, se abre en los últimos momentos de la carga.
Cuando comienza a salir el producto en fase líquida se sabe que la cisterna ha alcanzado su nivel
máximo de llenado. La válvula puede llevar incorporado un manómetro que indique la presión
del gas en el interior de la cisterna.
- Orificio de drenaje: orificio situado en la parte más baja de la cisterna, dotado con un tapón
ciego. Este orificio permite eliminar cualquier resto de agua y de otras sustancias cuando se
realice la limpieza de la cisterna o se someta a una prueba hidráulica. El drenaje no debe abrirse
mientras no se hayan vaciado y desgasificado la cisterna.
Contenedores.
Un contenedor puede definirse, de una manera sencilla, como una cisterna sin ruedas, a la que se
incorporan una serie de elementos que permiten su fácil manipulación y almacenamiento. Están
constituidos por un cuerpo, dotado con equipo de servicio (válvulas y accesorios de carga,
descarga, medida y seguridad) y una estructura exterior, con elementos de fijación, refuerzo y
protección.
Su función principal es el transporte de gas, de forma continua. Por ello, deben reunir las
siguientes características:
- Resistencia adecuada a los esfuerzos e impactos que pueden sufrir durante el transporte.
- Diseño adecuado para la fácil carga y descarga del producto.
- Diseño adecuado para su fácil manipulación con medios de elevación ligeros.
El tamaño y la forma de los contenedores, aunque son muy variados, están normalizados, para
facilitar su transporte internacional de manera económica y segura. Las características de los
contenedores están regidas por la norma internacional ISO R-668-1976. Esta norma fija la forma
(paralelepipédica), las dimensiones y el peso máximo de los contenedores. Las condiciones
establecidas permiten el apilamiento de hasta un máximo de 3 contenedores. La norma fija
además las características del cuerpo del contenedor, las clasifican según el código que se indica
en la tabla 4.
00-09 Cerrado.
30-39 Refrigerado.
60-69 Plataforma.
70-79 Cisterna.
80-89 Especial.
En el trabajo de los bomberos, las emergencias más frecuentes relacionadas con fugas de gas son
las siguientes:
- Fugas en botellas de gases tóxicos o corrosivos.
- Fugas en botellas de gases combustibles.
- Fugas en la instalación auxiliar de una botella de gas combustible.
- Llama en la boca de salida de una botella de gas combustible.
- Incendio en un local en el que hay botellas o depósitos de gas, o en un lugar contiguo.
- Sobrecalentamiento de recipientes y, en particular, de botellas de acetileno.
La técnica de actuación variará en función de la situación con que nos encontremos, y que viene
determinada por las circunstancias siguientes:
1. Características del gas: toxicidad, combustibilidad, corrosividad, densidad.
2. Características de la fuga: punto de fuga, caudal de la fuga, accesibilidad. Si el gas
fugado es combustible, nos podemos encontrar con dos tipos de situaciones:
- Fuga incendiada.
- Fuga no incendiada.
3. Características de la instalación y posibilidad de corte de la fuga.
4. Características del entorno: materiales combustibles, posibilidad de formación de
bolsas de gas, fuentes de ignición presentes, posibilidad de ventilación.
Ante de la intervención debe recabarse toda la información disponible sobre las características
del gas, de la fuga, de la instalación y del entorno, tal como se ha descrito en el apartado anterior.
Si no podemos disponer de eta información, nos situaremos, siempre en las condiciones más
desfavorables, suponiendo, por ejemplo de que se trata de una gas tóxico e inflamable, e incluso
corrosivo.
La intervención comenzará con la detección del punto de fuga. Debemos tener presente tanto la
concentración como la densidad del producto fugado. Hay que recordar que a veces se puede
reducir la concentración del gas a valores soportables para las personas y el entorno con sólo
ventilar el local o dispersar el gas con una cortina de agua. Hay que prever la posibilidad de la
acumulación de gas en huecos bajo el nivel del suelo o sobre el nivel del techo, en función de su
densidad.
Si se trata de un gas combustible, para tratar de localizar la fuga, no se debe, en manera alguna,
encender cerillas ni pulsar interruptores eléctricos. Como norma general, intentaremos el corte
del paso del gas o el taponamiento de la fuga. Simultáneamente, diluiremos la concentración del
gas fugado con agua pulverizada. El objetivo de la dilución es llevar la concentración del gas en
el aire fuera de su intervalo de inflamabilidad.
Hemos de determinar la dirección del viento o de las corrientes de aire, para determinar el
desplazamiento de la nube de gas. Hemos de acordonar la zona de asentamiento de la nube,
anular en ella toda fuente de ignición e impedir el acceso a personas.
Una gran parte de estas fugas se deben a que se depositan impurezas en la válvula de bola, entre
el asiento de la válvula y la propia bola. Punzando la bola con un objeto puntiagudo (como un
bolígrafo) se producirá la salida de un poco de gas, lo que arrastrará la impureza y provocará el
cierre de la válvula.
En España, las botellas de GLP, de capacidad superior a 26.1 litros llevan incorporada una
válvula de seguridad, que entra en funcionamiento cuando la presión interna de la botella es
superior a 26 bar. Hay que tener cuidado con gases combustibles que impregnan la ropa, por lo
que el portador está expuesto a entrar en contacto con una fuente de ignición y sufrir daños
importantes.
Procederemos al corte del paso del gas, y dejaremos arder el gas contenido en las tuberías hasta
su consumición. Si no se puede cortar el paso del gas, dejaremos arder el gas hasta su
consumición, vigilando el entorno para evitar nuevos incendios. Conviene controlar
escrupulosamente la altura de la llama, porque revela la presión residual del recipiente y permite
conocer el momento en que se ha consumido todo el gas.
Se puede considerar la posibilidad de extinguir la fuga incendiada por impacto de agua, siempre
que esté asegurada la ausencia total de toda fuente de ignición dentro del área de dispersión del
gas.
Taponamiento de la fuga.
En recipientes refrigerados, puede intentarse taponar las fugas ligeras con agua pulverizada, que
formará una capa de hielo sobre la rotura.
Si la fuga se produce en la parte baja de un depósito y la fase líquida del gas es más ligera que el
agua, se puede intentar llenar con agua la parte baja del depósito. A tal efecto puede utilizarse la
válvula de la fase líquida. De esta manera, el producto se mantendrá en un nivel superior y por el
punto de fuga saldrá agua.
El taponamiento se podrá hacer con objetos muy sencillos. Una patata se ajusta perfectamente a
la forma de una tubería. Un preservativo puede servir para taponar la fuga envolviendo la tubería.
También se puede inflar o rellenar de agua e introducirlo en la tubería, para conseguir la
obturación.
Todas las botellas o depósitos que contienen gas, si sufren la acción del fuego, experimentarán
una sobrepresión interna. El efecto de esta sobrepresión es el funcionamiento de las válvulas de
seguridad y la aparición de fisuras en el cuerpo del recipiente, que contribuirá al alivio de la
presión interna.
En España, las botellas de GLP de capacidad superior a 26.1 litros llevan incorporada una válvula
de seguridad, que entra en funcionamiento cuando la presión de la botella es superior a 26 bar.
Esto supone una fuga de gas, con los problemas derivados de sus características: inflamabilidad,
toxicidad o corrosividad.
Si el escape por las válvulas o por las fisuras no es suficiente para liberar la sobrepresión interna
puede producirse la explosión del recipiente. Esto supone una onda de presión destructiva, la
proyección de piezas y una liberación de gas mucho mayor que la fuga inicial. Por ejemplo una
botella de 50 litros de hidrógeno liberado al ambiente pueden convertirse en unos 9 m3.
Si un recipiente contiene una mezcla inflamable de gas o vapor y aire, y se calienta hasta su
temperatura de autoignición, puede producirse una explosión debido a la deflagración de la
mezcla, ya que los gases producidos por la deflagración provocan la rotura del recipiente por
sobrepresión.
Para evitar la explosión de recipientes por efecto del calor del incendio hay que sacarlos fuera del
área de peligro. Si esto no es posible, deben refrigerarse con agua desde un lugar seguro, siempre
que no se hayan recalentado peligrosamente. Es peligroso refrigerar botellas de gases a presión
que se hayan recalentado en exceso. Durante el calentamiento pueden haberse producido
tensiones en el material del recipiente, a las que se sumarán las que se produzcan durante el
enfriamiento, con el consiguiente peligro de rotura. Si es necesario refrigerar recipientes
sobrecalentado, debe hacerse desde un lugar seguro. En ningún caso, debe emplearse agua a
chorro, sino agua pulverizada. Los recipientes deben refrigerarse con agua pulverizada durante
todo el tiempo que persista el peligro de propagación del incendio.
Botellas de acetileno.
I. Sobrecalentamiento.
Las botellas de acetileno expuestas al fuego pueden sufrir los mismos efectos que las de los otros
gases combustibles, pero presentan el riesgo añadido de la descomposición del acetileno por
efecto del calor. En circunstancias normales, una botella de acetileno no está expuesta a sufrir
una BLEVE, porque en caso de funcionamiento de una válvula de seguridad o de rotura de la
botella por impacto, el acetileno y la acetona se liberan al mismo tiempo. Pero si el acetileno se
descompone, se puede producir una sobrepresión interna y, finalmente, la rotura de la botella y
una BLEVE, seguida de pequeñas bolas de fuego si el acetileno liberado entra en ignición. Por
esta razón, las botellas de acetileno que sufran un sobrecalentamiento por exposición a una fuente
de calor deben tratarse de una manera especial.
Otro riesgo es el retroceso de llama desde cualquier elemento del equipo de utilización (soplete,
gomas, regulador) hasta la válvula de salida de la botella. El dardo de llama puede alcanzar una
longitud de más de 3 metros. Normalmente el retroceso de llama es detenido por la válvula, por
ausencia de oxígeno en el interior de la botella. Pero el calor generado por la llama puede iniciar
la descomposición del acetileno en la parte superior de la botella.
1. INTRODUCCIÓN.
El consumo de energía eléctrica está asociado al progreso del hombre, y la electricidad está
presente de una u otra forma, en la mayor parte de sus actividades. Los bomberos han de
considerar la electricidad desde dos puntos de vista:
- La electricidad es causa de una gran cantidad de incendios, explosiones y accidentes
personales.
- La presencia de electricidad en un siniestro supone un riesgo añadido a los riesgos
propios de toda intervención.
2. INSTALACIONES ELÉCTRICAS.
De una manera un poco más adecuada, hemos de considerar las instalaciones siguientes:
2. Líneas de transporte de alta tensión. Son líneas que transportan la energía eléctrica desde las
centrales hasta las subestaciones. El transporte se realiza a tensiones comprendidas entre 66 y 380
kv. Estas tensiones permiten transportar energía eléctrica a grandes distancias, utilizando
conductores de pequeña sección y con pequeñas pérdidas.
4. Líneas de distribución en alta tensión (también llamada media tensión). Líneas que
distribuyen la energía eléctrica, llevándola desde las subestaciones hasta los centros de
transformación distribuidos por los núcleos y centros de consumo. Dentro de los núcleos urbanos
e industriales se utilizan, generalmente, líneas subterráneas. En las zonas rurales se utilizan líneas
aéreas. Se utiliza una tensión comprendida entre 10 y 45 kv. entre fases. Esta tensión es lo
suficientemente elevada para poder distribuir la energía en distancias medias con conductores de
poca sección y pequeñas pérdidas, y lo suficientemente baja para solucionar el aislamiento de
manera sencilla.
6. Líneas de baja tensión. Son las líneas que llevan la energía desde los centros de
transformación a los abonados, a una tensión de 220/380 V. En los núcleos urbanos e industriales
se utilizan generalmente líneas subterráneas. Allí donde no es posible tender líneas subterráneas
(es decir, en las zonas rurales y en determinados cascos urbanos), se utilizan líneas aéreas, que
antiguamente estaban formadas por conductores desnudos. En la actualidad, por razones de
seguridad, estética y economía, se utilizan cables aislados, de 4 conductores trenzados (3 fases y
un neutro).
1. Clases de centrales.
Son las grandes líneas que transportan la energía eléctrica desde las centrales hasta las
subestaciones, situadas cerca de los núcleos de consumo. También sirven de interconexión entre
subestaciones. Las tensiones de servicio normalizadas son las siguientes: 380.000, 220.000,
132.000, 110.000, 66.000 V.
Componentes:
1. Apoyos. Los apoyos de las líneas de alta tensión están formados por grandes torres de celosía
metálica. Normalmente, cuanto mayores es las torres, mayor es la tensión de la línea.
2. Conductores. Están formados por cables trenzados de aluminio con alma de acero. Las líneas
más habituales disponen de 3, 6 ó 12 cables, de la forma siguiente:
- Una línea trifásica simple: tres conductores simples. Cada conductor es un solo cable.
Normalmente están dispuestos en un plano horizontal.
- Una línea trifásica dúplex: tres conductores dobles. Cada conductor son dos cables
paralelos, unidos de tramo en tramo por anillos separadores. Normalmente están
dispuestos en un plano horizontal.
- Dos líneas trifásicas simples: seis conductores simples. Normalmente están dispuestos
en dos planos verticales.
- Dos líneas trifásicas dúplex: seis conductores dobles Normalmente están dispuestos en
dos planos verticales.
La separación entre conductores depende principalmente de la tensión de la línea. Cuanto mayor
es la tensión mayor es la separación entre conductores. También influye el vano de separación
entre apoyos, el peso y la elasticidad de los conductores y las condiciones climatológicas de la
zona (viento, hielo), factores que determinan la flecha máxima de los conductores y la distancia
mínima de acercamiento entre ellos cuando oscilen independientemente. La separación media
entre conductores en estas líneas suele variar entre 4 y 5 m.
3. Cable de tierra (pararrayos). Cada torre está puesta a tierra, y todas las torres están
interconectadas por un cable, tendido a mayor altura que los conductores y de menor sección que
éstos. Todos los conductores deben estar bajo el ángulo de protección de un cable de tierra.
Según la disposición de las líneas, serán necesarios uno o dos cables de tierra.
4. Aisladores. Son los elementos de fijación de los conductores a las torres. No sólo han de servir
de fijación, sino también de aislamiento. Se utilizan cadenas de aisladores ensamblados. Cuanto
mayor es la tensión de la línea, mayor es la longitud de las cadenas y el tamaño de los aisladores.
Hay dos tipos de cadenas:
- De suspensión: están en posición vertical, y sólo soportan el peso del cable.
- De anclaje: están en posición inclinada, en línea con el cable, y soportan toda su
tracción.
5. Otros elementos. Grapas de suspensión y de anclaje, anillo separadores para los cables de las
líneas dúplex, contrapesos antivibratorios, etc.
2.3. Subestaciones.
Son las instalaciones de transformación situadas cerca de los centros de consumo, como ciudades
y parques industriales. Normalmente, a cada subestación llegan varias líneas de alta tensión,
procedentes de varias centrales y de otras subestaciones. En las subestaciones, la alta tensión de
transporte se reduce a alta tensión de distribución, también llamada media tensión (entre 10 y 45
kv.).
Componentes:
1. Barras de alta tensión. Todas las líneas de transporte en alta tensión que llegan a la
subestación se conectan a tres conductores comunes, denominados barras de alta tensión. De esta
manera, la demanda de energía se distribuye de forma equilibrada entre todos los
establecimientos. Las barras de alta tensión son generalmente de forma cilíndrica y, muchas
veces, de sección tubular. Los materiales utilizados son el cobre y el aluminio.
2. Transformadores. Son los elementos que reducen la alta tensión de las líneas de transporte a
una tensión más adecuada para las líneas de distribución. Consta de los elementos siguientes:
- Núcleo de hierro: sobre él se disponen los arrollamientos primario y secundario.
- Primario: arrollamiento en el que entra la energía procedente de las barras de alta
tensión.
- Secundario: arrollamiento del que sale la energía hacia las barras de media tensión.
Consta de pocas espiras (para que la tensión de salida sea menor que la de entrada), y su
sección es grande (porque la intensidad de la corriente es mayor que la de entrada).
- Carcasa: a efectos de protección, aislamiento y refrigeración, los transformadores están
alojados en una carcasa metálica en forma de cuba. La cuba está llena de aceite, cuya
misión es aislante y refrigerante. Para absorber las contracciones y dilataciones térmicas
del aceite, y reponer las pequeñas fugas que se puedan producir, encima de la cuba se
dispone de un depósito de expansión, también llamado vaso conservador. El aceite de
los transformadores es combustible.
- Aisladores pasatapas: la conexión de los arrollamientos primario y secundario del
transformador con el exterior se realiza por medio de conductores que discurren por el
interior de unos aisladores situados en la tapa superior de la carcasa.
3. Barras de media tensión. Todas las salidas del secundario de los transformadores se conectan,
también a tres conductores comunes, denominados barras de media tensión. De esta manera, la
demande de energía se distribuye de forma equilibrada entre todos los transformadores. Las
barras de media tensión, según la tensión utilizada, pueden ser de forma cilíndrica (para las
tensiones superiores) o de sección rectangular (para las tensiones inferiores). Los materiales
utilizados son el cobre y el aluminio.
4. Aparatos de corte y protección. Son los elementos que sirven para desconectar las líneas y los
transformadores, y para protegerlos de sobreintensidades, sobretensiones y cortocircuitos.
- Interruptores. Se trata en realidad de grandes disyuntores de accionamiento por mando
eléctrico, dotados de contactos muy robustos y de funcionamiento muy rápido. Son aptos
para el corte de corrientes de gran intensidad, y disponen de un sistema para extinguir
el arco eléctrico que se ceba en los contactos al abrirlos. Los sistemas utilizados son el
baño de los contactos en aceite y el barrido del arco por un mecanismo neumático. Los
interruptores funcionan por accionamiento manual, desde la sala de control, o
automáticamente, en caso de sobreintensidad, sobretensión o cortocircuito.
- Seccionadores. Son elementos de corte muy sencillos, cuyos contactos están en el aire.
No son aptos para realizar cortes en carga (cuando circula corriente por la línea), porque
se cebaría un arco eléctrico entre los contactos, formando una llamarada muy peligrosa.
Su misión es aislar tramos de línea, o aparatos, cuando no están en carga, una vez que se
ha efectuado el corte con los interruptores, y no circula intensidad por la línea o aparato.
Una de sus ventajas es que, como sus contactos están a la vista, garantizan el llamado
corte visible.
Todos los aparatos de corte y protección llevan incorporado un sistema de puesta a tierra, para
proteger al personal de contactos indirectos. En particular, los seccionadores de salida de línea
llevan un sistema que pone a las tres fases en cortocircuito y a tierra, y permite trabajar en la línea
con toda seguridad.
5. Sala de control. Centro que alberga todos los instrumentos de mando, medida y regulación
necesarios para el gobierno de la subestación.
Normalmente la red eléctrica de un país tiene forma de malla. Esto quiere decir que las líneas de
transporte en alta tensión intercomunican las centrales entre sí, cada central con varias
subestaciones, cada subestación con varias centrales y las subestaciones entre sí. De esta manera,
en caso de avería en alguna central, línea o subestación, la energía se puede suministrar por otros
medios y el servicio a los ciudadanos queda garantizado.
Son las líneas que distribuyen la energía eléctrica, llevándola desde las subestaciones hasta los
centros de transformación distribuidos por los núcleos y zonas de consumo. Las tensiones de
servicio normalizadas son las siguientes: 45.000, 30.000, 20.000, 15.000, 10.000, 6.000 y 3.000
V. Las tensiones más altas y bajas de la escala tienden a desaparecer. Las líneas más usuales son
las de 10 y 20 kv.
Dentro de los núcleos urbanos e industriales se utilizan generalmente las líneas subterráneas. En
las zonas rurales se utilizan líneas aéreas. Las líneas subterráneas están formadas por gruesos
cables enterrados dotados con varias capas de materiales aislantes y protegidos contra impactos y
perforaciones. Los componentes de las líneas aéreas son los siguientes:
- Apoyos: las líneas de 30 y 45 kv. se tienden sobre apoyos de celosía más pequeños que
las líneas de transporte de alta tensión. El resto se tiende sobre postes de hormigón o de
madera, aunque en algún caso especial, como por ejemplo un cruce peligroso, también
se utilicen apoyos de celosía.
- Conductores: están formados por cables trenzados de aluminio con alma de acero.
Generalmente se trata de líneas trifásicas simples, con dos conductores tendidos a un
lado del apoyo y el tercero al otro lado.
- Aisladores: las líneas de 30 y 45 kv. disponen de cadenas de aisladores similares a las
de las líneas de transporte en alta tensión, aunque más pequeñas. Las líneas de hasta 20
kv. disponen de aisladores rígidos, formados por varias capas unidas por un vástago, que
los une a las crucetas o travesaños de apoyo.
Generalmente las redes de distribución en media tensión se tienden en anillo, y cada línea entra y
sale en cada centro de transformación, que también sirve de centro de seccionamiento. Un centro
de transformación completo contaría con los siguientes componentes:
- Dos celdas de entrada y salida en media tensión: cada celda alberga una entrada o salida
de la línea en media tensión, y un seccionador de la entrada o la salida.
- Celda de interruptor de línea: alberga un interruptor en aceite, que sirve para cortar el
anillo de la línea de media tensión.
- Celda de derivación: alberga la derivación de línea y un seccionador.
- Celda de medida en media tensión: alberga unos transformadores pequeños, para los
aparatos de medida en media tensión.
- Celda del interruptor del centro: alberga un interruptor de media tensión, conectado
antes de la entrada en el primario del transformador o transformadores. Puede tratarse
de un interruptor en aceite o de un seccionador en carga.
- Celda del transformador: alberga el transformador. El centro puede disponer de varios
transformadores, cada uno en su celda.
- Cuadro de baja tensión, con los elementos siguientes:
- Un interruptor de baja tensión, conectado a la salida del secundario del
transformador o transformadores.
- Los aparatos de medida en baja tensión.
- Los interruptores de salida en las líneas de baja tensión.
Son las líneas que llevan la energía desde los centros de transformación a los abonados. La
tensión de consumo está normalizada en 220/380 V, es decir, 220 V entre fase y neutro y 380 V
entre fases. Las líneas se tienden, siempre que sea posible, en forma de anillo cerrado. En los
núcleos urbanos e industriales se utilizan generalmente líneas subterráneas. Están constituidas
por cables aislados, enterrados o tendidos en las canalizaciones urbanas de servicios técnicos.
Cada línea va pasando por varias arquetas, desde las que se derivan las acometidas a los
abonados. Allí donde no es posible tender líneas subterráneas (es decir, en las zonas rurales y en
determinados cascos urbanos) se utilizan líneas aéreas, que antiguamente estaban formadas por
cables desnudos. En la actualidad, por razones de seguridad, economía y estética, se utilizan
cables aislados de color negro, de cuatro conductores trenzados (3 fases y un neutro).
Las líneas se tienden sobre apoyos de hormigón o de madera. Las acometidas se realizan desde
un apoyo contiguo al abonado, y generalmente son aéreas, aunque también pueden realizarse
mediante un cable parcialmente enterrado.
1) Instalaciones domésticas.
Constan de los elementos siguientes:
- Acometida de compañía: cable procedente de una derivación de una línea de
distribución, y que termina en una caja de conexión. La caja de acometida se instala en
la parte baja del edificio de viviendas. Normalmente la línea de acometida es subterránea
y el cable penetra en la caja por su parte inferior. La caja de conexión dispone de tres
fusibles para las diferentes fases, y de una pletina para conexión del neutro. La salida de
los cables se realiza por la parte superior de la caja.
- Cuarto de contadores: en el caso de una vivienda unifamiliar, la línea pasa por un
interruptor general, una caja de fusibles (uno por fase) y llega al contador. En el caso de
un edificio de viviendas, la línea se va a un cuarto de contadores. El cuarto dispone de
un cuadro eléctrico dotado de los elementos siguientes:
- Interruptor general, al que llega la línea procedente de la caja de acometida.
- Barras de distribución, de las que se derivan las líneas correspondientes a cada
vivienda, y que pasan a los fusibles.
- Fusibles: uno por cada fase y vivienda.
- Contadores: uno por cada vivienda.
- ICP (Interruptores Controladores de Potencia): un ICP por cada vivienda. Un
ICP es un interruptor automático que se abre cuando se conecta a la línea una
potencia superior a la declarada. De los ICP parten las líneas a las viviendas
correspondientes.
- Cuadro de distribución: la línea penetra en la vivienda y pasa por el cuadro de
distribución, dotado con los elementos siguientes:
- Un interruptor automático general, dotado con protección diferencial.
- Un interruptor automático magnetotérmico por cada línea de salida.
- Protección física de las líneas: toda la instalación debe estar empotrada y protegida bajo
tubo de plástico, de acuerdo con el REBT.
2) Instalaciones industriales.
3) Instalaciones comerciales.
Según el tamaño del establecimiento, son similares a las domésticas o a las industriales. Estas
instalaciones presentan un riesgo especial: los anuncios luminosos. Estos anuncios están
formados por lámparas luminiscentes de gases como neón, argón, helio y mercurio, cuyo
funcionamiento requiere alimentación en corriente continua, con una tensión de al menos 1.000
V por cada metro de tubo.
La red de alumbrado público de las ciudades suele estar dividida en sectores. La distribución
dentro de cada sector se hace por medio de líneas subterráneas trifásicas, tendidas en anillo. Cada
sector dispone de un cuadro eléctrico, que consta de los siguientes elementos:
- Acometida de la compañía, con fusibles.
- Interruptor general.
- Fusibles de usuario.
- Contador.
- Interruptor automático general, dotado con protección diferencial.
- Un interruptor automático magnetotérmico por cada línea de salida.
- Contactores accionados por células fotoeléctricas, para que el ciclo encendido-apagado
se realice automáticamente, de acuerdo con la luz del día.
El tendido de las líneas recorre la vía pública, siguiendo el emplazamiento de los puntos de luz.
Cada lámpara se alimenta por medio de fase y neutro, que se derivan de la línea en la base de la
farola. En la entrada de la fase se dispone de un fusible. Las farolas se ponen a tierra mediante
una pica.
3. RIESGOS DE LA ELECTRICIDAD.
La tensión de una instalación eléctrica determina el riesgo que su contacto directo o indirecto
representa para la vida humana. Ese riesgo está presente en la mayor parte de las actuaciones de
los bomberos, y tiene dos aspectos:
- El riesgo que supone la aproximación durante una intervención a una instalación
eléctrica bajo tensión, aunque no está afectada directamente por un incendio.
- El riesgo que supone la extinción de una instalación eléctrica bajo tensión, afectada
por un incendio.
Sin embargo, las compañías eléctricas utilizan una escala de tensiones mucho más amplia, y las
clasifican dé manera que ya se ha indicado al describir las instalaciones eléctricas, es decir:
- Alta tensión de transporte: 380.000, 220.000, 132.000, 110.000, 66.000 V.
- Alta tensión de distribución (media tensión): 45.000, 30.000, 20.000, 15.000, 10.000,
6.000 y 3.000 V.
- Baja tensión: 380, 220 V.
La diferenciación visual entre equipos y líneas de alta y baja tensión no ofrece en general
mayores problemas:
- Centrales: sólo los circuitos de servicio están en baja tensión. El resto, es decir, los
alternadores y sus circuitos de salida, la subestación elevadora y todo su equipo (barras,
transformadoras, interruptores, seccionadores) están en alta tensión y son inconfundibles.
- Subestaciones: caso similar al de las centrales.
- Líneas aéreas de distribución en media tensión: la separación entre conductores es
menor que en las líneas de alta tensión, y mucho mayor de la que sería necesaria en baja
tensión. Los aisladores son, habitualmente de cadena, y su forma es complicada, como
una serie de paraguas superpuestos. La distancia entre los conductores y el suelo, o
cualquier objeto fijo, ha de ser como mínimo 6 m.
- Centros de transformación: las celdas y equipos de media tensión, los transformadores
y el cuadro de baja tensión son también inconfundibles.
- Líneas aéreas de distribución en baja tensión: como ya se explicó con anterioridad, las
líneas de conductores desnudos prácticamente han desaparecido y en su lugar se utiliza
el cable trenzado, negro de cuatro conductores. Si en algún caso se encuentra alguna
línea antigua de conductores desnudos, se distinguirá por la pequeña separación entre
conductores y por los aisladores rígidos, de pequeño tamaño. Si va sobre apoyos de
hormigón o madera, son de una altura muy inferior a los de la línea de media tensión. La
distancia entre los conductores y el suelo, o cualquier objeto fijo, ha de ser como mínimo
de 4 m.
- Instalaciones de consumo: salvo algún equipo aislado que se pueda encontrar en alguna
industria o establecimiento, todas van en baja tensión.
En baja tensión, para que se produzca una descarga eléctrica a través de una persona, o de un
objeto conductor, la persona o el objeto han de entrar en contacto con un conductor, o con una
parte viva (bajo tensión) y no aislada de la instalación.
En alta tensión, sin embargo, no es necesario que se produzca el contacto, ya que se puede cebar
un arco eléctrico a cierta distancia. De acuerdo con esto, se ha establecido una escala de
distancias de seguridad en función de la tensión. La distancia debe considerarse medida entre
cualquier parte viva, no aislada, de la instalación (por ejemplo, los conductores desnudos) y la
parte más cercana del cuerpo de una persona, o de un objeto que porte una persona. La escala es
la siguiente:
10 0.80
15 0.90
20 0.95
25 1.00
30 1.10
45 1.20
66 1.40
110 1.80
132 2.00
220 3.00
380 4.00
Las causas eléctricas de incendio pueden resumirse en: cortocircuitos, puestas a tierra, descargas
estáticas, sobreintensidades y sobretensiones.
2) Puesta a tierra. Una parte viva de la instalación hace contacto con algún objeto de su entorno,
por fallo de aislamiento o por desprendimiento. La puesta a tierra puede ocasionar un
cortocircuito en la fase afectada. Se produce una subida brusca de intensidad, acompañada de un
arco eléctrico. El arco eléctrico inicia el incendio.
5) Sobretensión. Se trata de una subida de tensión excesiva en una línea o equipo. Si es brusca,
puede producir un cortocircuito por fallo de aislamiento. Si es gradual y suave, puede producir
una sobreintensidad. Las sobretensiones pueden producirse por inducción o por descarga. Las
causas más comunes son los accidentes en otra parte de la instalación propia o en una instalación
contigua y la caída del rayo. Los cortocircuitos fusibles, los interruptores diferenciales y los
interruptores magnetotérmicos protegen las líneas, las personas y los aparatos contra estos
accidentes, pero no siempre pueden evitar el arco o el calentamiento localizados que dan lugar al
incendio. Como hemos visto, las causas pueden ser accidentales, como los impactos, pero
también pueden ser debidas a negligencias en el uso, a fallos de mantenimiento o fallos de
diseño, que conducen a sobrecargas y a fallos de aislamiento.
El agente extintor que se utilice no debe ser conductor de la electricidad. Los agentes adecuados
son los siguientes:
1) El polvo químico.
El polvo extintor es muy mal conductor de la electricidad y por lo tanto es apto para fuegos en
presencia de tensión eléctrica. El polvo ABC es además muy eficaz en fuegos de tipo A. El
inconveniente es el residuo pulvurulento. Es útil para utilizarlo en líneas, equipos y locales que
no sean dañados por el residuo. No es adecuado para equipos delicados.
2) El CO2.
Tiene tres características ventajosas frente a otros agentes: aislamiento eléctrico, limpieza y
economía. En equipos delicados no deja residuos. Sin embargo, se enfría rápidamente y alcanza
una temperatura inferior a -60ºC. Esto puede dañar y romper ciertos equipos. Además puede
producir quemaduras en la piel.
Los halones son dieléctricos por lo que no presentan problemas en los fuegos en presencia de
tensión eléctrica. Tienen bajo poder corrosivo, salvo en determinadas circunstancias. En las
concentraciones usuales no son tóxicos. Desde el punto de vista de la extinción, son agentes
limpios que no dejan residuos. Destruyen la capa de ozono, que los hará desaparecer del mercado
a corto plazo.
4) El agua pulverizada.
5. PROCEDIMIENTOS DE ACTUACIÓN.
En instalaciones de alta tensión rige la norma de “fuera las manos”. La extinción debe realizarse
desde lejos a una distancia que depende de la tensión de servicio de la instalación. La extinción
debe realizarse con la instalación desconectada y sus elementos puestos a tierra. La desconexión
de la instalación y la puesta a tierra de sus elementos son operaciones que se deben realizar por
personal especializado, ya sea personal de la compañía eléctrica, si se trata de una instalación
generadora o de distribución (central, subestación, centro de transformación o línea de
transporte), o personal de la empresa, si se trata de una instalación receptora (líneas y equipo
eléctrico).
1) No debe proyectarse agua sobre los componentes de la instalación o del equipo que estén bajo
tensión y no estén aislados.
2) Hay que evitar todo contacto directo o indirecto del cuerpo o de la lanza con dichos
componentes.
3) La extinción, en tales circunstancias, sólo puede llevarse a cabo con un agente extintor
adecuado.
4) Si se desconecta la instalación, puede utilizarse agua en la extinción. La desconexión debe
efectuarla personal especializado que conozca la instalación.
5) Si no puede desconectarse la instalación y no se dispone de un agente extintor adecuado, se
acordonará la zona, y dentro de ella no se llevará a cabo la extinción.
1) Fuego en transformadores.
- No actuar en ausencia de personal especializado de la compañía.
- Ordenar el corte de suministro.
- Extinguir con agua pulverizada y refrigerar intensamente el depósito de aceite.
- Si no se puede cortar el suministro extinguir con CO2. También se puede utilizar polvo
químico o halón.
Precauciones:
- Bajo tensión, mantener las distancias de seguridad.
- Utilizar equipos personales con protección aislante.
- Mantener alerta: Aunque se nos haya comunicado el corte de suministro, si la salida del
secundario queda cargada, el transformador puede funcionar a la inversa.
- Si el transformador está emplazado en un sótano, utilizar equipos de protección
respiratoria.
- Desconectar los fusibles de la caja, para evitar la propagación del calor, por
conducción, al resto de la línea.
- Solicitar el corte de corriente a la compañía eléctrica.
- Realizar la extinción con CO2 o polvo químico, después de efectuado el corte.
Peligros:
Este tipo de fuegos genera gran cantidad de humo, debido, por una parte a la naturaleza de los
materiales y, por otra, al emplazamiento habitual de los cuartos de contadores.
Precauciones:
Utilizar equipos de protección respiratoria y herramientas aislantes.
Cortar el suministro de corriente. En los anuncios antiguos, cortar el cable de la alimentación con
la cizalla aislante. En los anuncios modernos, abrir el interruptor reglamentario, que debe estar
instalado en la marquesina, en un lugar accesible. Realizar la extinción como si tratase de un
transformador al aire libre.
El material para uso con electricidad y destinado al aislamiento del personal que vaya a efectuar
maniobras en aparatos de corte deberá usarse en combinación con banquetas aislantes o planchas
de goma aislantes y guantes de goma aislantes.
La pértiga está construida de material aislante como puede ser policloruro de vinilo, estratificado
de baquelita, madera de fresno para pértigas de hasta dos metros, y combinación de fibra de
vidrio y poliéster para mayores longitudes. La longitud de la pértiga dependerá de la tensión de
servicio de los aparatos de corte que se deben accionar. En el extremo de la pértiga está fijado un
dispositivo para la desconexión de seccionadores. A partir de longitudes de 2.5 m, las pértigas
aislantes se construyen por la unión de elementos unitarios ensamblados entre sí, siendo en estos
casos su construcción de fibra de vidrio y poliéster, de gran resistencia mecánica, obteniéndose
longitudes de hasta 8 m.
Se fabrican para tensiones máximas comprendidas entre 36 y 400 kv. , dependiendo de su campo
de aplicación y de la longitud de la misma. Normalmente en la práctica deberá señalarse la
tensión de utilización.
La pértiga aislante tiene como misión realizar una maniobra a distancia. Por ejemplo, en salas de
transformación para producir el corte visible de un seccionador, para descargar las líneas a tierra
una vez comprobado el corte de tensión.
Algunas aplicaciones secundarias son: separación de una cable aéreo que esté en contacto con
otro por exceso de pandeo, y produciendo chispas o retirada de algunas ramas caídas sobre la
línea. Siempre que se emplee la pértiga aislante se utilizarán además, guantes, plancha y taburete
aislantes.
Para abrir o cerrar seccionadores, habrá de cerciorarse de que tienen la suficiente capacidad de
corte para ello. En caso contrario, deberá maniobrarse el interruptor correspondiente para
eliminar carga en la línea. Por ejemplo, en un transformador, la maniobra normal para dejar sin
servicio a éste es abrir la salida de baja tensión y a continuación abrir el seccionador en alta, con
lo cual se obtiene un corte visible.
Es una tabla gruesa de madera, de forma cuadrangular, con cuatro aisladores que hacen de patas,
con una altura de 200 mm. Los aisladores en algunas banquetas van sueltos, para mejor
acoplamiento en los cajones de los vehículos de bomberos. Otras llevan los aisladores móviles,
por mediación de unos muelles y pletinas de fijación.
Se utiliza siempre que se realice todo trabajo de cortar cables de corriente eléctrica, desconectar
clavijas, etc.
Si la banqueta es de las que llevan los aisladores sueltos, se cogerán uno por uno y se enroscarán
en su hueco correspondiente. Si son de las que llevan los aislantes sujetos por los muelles, se los
aprieta hacia fuera hasta que la pletina los deje fijos.
La tabla debe estar siempre bien seca, y los aisladores libres de humedad. Los huecos donde van
las roscas deben limpiarse frecuentemente.
Está constituida por una capa de caucho de alto poder dieléctrico con un grueso de 10 mm. Se
fabrican en distintas medidas, aunque la más habitual es de 50 x 80 cm. La tensión de prueba es
de 30 kv. , Y la de perforación 60 kv.
Para trabajos en baja tensión y en alta tensión acompañada de la banqueta aislante nos sirve de
aislamiento, protegiéndonos de los contactos indirectos.
La valoración en cuanto a eficacia real debe ser considerada como baja y su utilización debe
limitarse a casos muy concretos y siempre sobre superficies uniformes, en instalaciones de baja
tensión, siendo desaconsejable su utilización en instalaciones de alta tensión por sí sola.
Si la alfombrilla no está situada sobre un suelo uniforme, puede haber puntos que, al contacto con
superficies más sobresalientes, condicionen la uniformidad dieléctrica y disminuyan de hecho en
algunos puntos su tensión de perforación. Se observará que no existan cortes en la goma por los
que se pueda filtrar algún tipo de líquido que pueda poner en contacto con tierra la zona de
trabajo.
Es la protección individual adecuada y más simple para las extremidades superiores. El más
empleado es el de cinco dedos, con una longitud que llega a proteger el antebrazo. Existe una
gran variedad de guantes protectores en el mercado. El más habitual es el guante de caucho
sintético (caucho policloropreno, comúnmente llamado por su nombre comercial neopreno). El
neopreno es resistente a la acción de ciertos productos químicos, hidrocarburos y disolventes, y
posee buenas propiedades dieléctricas, por lo que se utiliza en trabajos tanto de baja como de alta
tensión. Dependiendo del grosor tendrán más o menos sensibilidad táctil. Para ciertos trabajos
(entre 0.9 y 2 mm) son impermeables a la transpiración.
Su uso será principalmente para realizar trabajos eléctricos, no debiendo considerarse por sí
mismos como aseguradores de la protección del usuario, sino que se deben emplear con otros
elementos de protección, tales como:
- Para baja tensión: - Herramienta de mango aislado.
- Plancha de goma aislante.
- Banqueta aislante.
- Para alta tensión: - Pértiga aislante.
- Banqueta aislante y plancha de goma aislante.
La utilización de este tipo de guantes es siempre obligatoria cuando se realicen trabajos con
tensión. Con anterioridad a cada utilización se ha de comprobar la inexistencia de grietas y
perforaciones. Su grado de utilización es de baja tensión, siendo normal en la realización de
maniobras y utilización de pértigas en instalaciones de alta tensión.
Los guantes de caucho deben mantenerse al abrigo del calor y de la humedad y almacenarse,
preferentemente con talco. Los suministradores proporcionan estos guantes con diversos
accesorios, tales como un recipiente de plástico irrompible para la conservación de los guantes en
perfectas condiciones, con receptáculo para talco y un ensayador neumático para comprobar la
estanqueidad del guante.
Es una herramienta de corte debidamente aislada para efectuar trabajos protegidos contra los
contactos indirectos, compuesta de dos brazos aislados que actúan directamente sobre un sistema
de palancas de primer género para transmitir el esfuerzo realizado sobre unas cuchillas. Las
medidas de las cizallas son de entre 50 y 180 cm para secciones superiores a 25 mm y deben
manejarse con las dos manos. Se aplica para el seccionamiento de conductores eléctricos
exclusivamente.
Para realizar el corte de un cable conductor se aplicarán las cuchillas sobre éste, totalmente
abiertas. Para ello se cogerá la cizalla con ambas manos, se hará la apertura al máximo, se
abarcará con las cuchillas el material y se ejercerá presión. Se tendrán en cuenta las medidas de
protección contra los contactos indirectos, ya que al realizar cortes en conductores activos en un
momento dado del seccionamiento se puede contactar con otros elementos bajo tensión. Será
necesario emplear: banqueta, guantes, gafas y plancha.
Es una herramienta manual para realizar trabajos bajo tensión. El más útil es el llamado
universal. Deberá tener los mangos recubiertos de material aislante. Éste suele ser un material
termoplástico (isoplás), irrompible, cuya adherencia con el material es tan fuerte que lo hace
inseparable.
Consta de una parte superior, la cual nos sirve para doblar y enderezar (hilo, cable, etc.), de una
parte central o mordaza, para sujetar piezas de distintas formas y tamaños y de la parte inferior
para cortar.
Esta herramienta tiene como principal aplicación el sujetar piezas, doblar y cortar hilos
conductores de poca sección. También nos sirve para realizar sujeciones y aprietes (mediante
hilos de cobre, hierro, etc.)
Para cortar una línea eléctrica de poca sección se tendrá especial cuidado de no cortar los dos
conductores a la vez, ya que se produciría un cortocircuito y, por lo tanto, daños en la quijada del
alicate. Para que esto no ocurra se cortarán los conductores de uno en uno. Se garantiza el empleo
del material termoplástico hasta tensiones de 10 kv.
Deben mantenerse limpios de suciedades acumuladas, tales como aceites, grasas, polvos, etc.
También se deberán engrasar poniendo una gota de aceite en el pasador de la articulación.
Revisar que el aislamiento de los mangos se encuentra en perfectas condiciones.
6.5.3. Comprobador de corriente.
Es el instrumento que nos indica si una línea se encuentra con tensión y su valor. Los equipos de
comprobación de ausencia de tensión son:
- Para baja tensión: - Discriminador de tensión.
- Para alta tensión: - Detector unipolar.
- Detector bipolar.
- Fusil lanza cables.
- Comprobador para detectores.
Los dos circuitos primeros funcionan siempre conjuntamente al estar colocados en paralelo. En
caso de avería de uno de los dos, la presencia de tensión queda señalada en el otro. Estos
circuitos consumen corriente y, por lo tanto, sólo dan una indicación positiva cuando la
instalación que hay que controlar es capaz de proporcionar cierta cantidad de energía. El tercer
circuito es un indicador de tensión sin consumo notable de corriente. Esto permite utilizarlo
incluso en contacto unipolar, con una sola punta de prueba, estando el circuito cerrado por el
dedo del operario colocado en el costado del aparato.
Las pértigas de contacto son ligeras y rígidas y está construidas en tubos estratificados de fibra de
vidrio y poliéster en la empuñadura y, en su extremo superior, una pieza metálica de contacto.
La principal función de estos aparatos es comprobar la ausencia de tensión, bien sea en interiores
(viviendas, comercios, etc.) o en exteriores (líneas aéreas). Según sea la tensión, alta o baja, y el
lugar de actuación, tendremos que emplear el modelo más adecuado.
El manejo del discriminador para líneas en baja tensión tiene la variante de que dispone de unas
pértigas que permiten realizar comprobaciones a distancia, y disponen de ganchos de contacto y
asilamiento para que no haya que someterlas a tensión continuamente. Las mediciones se harán
siempre en paralelo.
Tiene como misión él apriete y afloje de tornillos. Se fabrican de varias medidas, pero el más útil
es el de 20 cm. Consta de las siguientes partes:
- Un mango de material termoplástico aislante.
- El vástago, fabricado en acero templado para soportar los grandes esfuerzos a los que
se somete la herramienta. Se recubrirá con material aislante hasta la hoja.
Consiste en un electrodo para toma de tierra, que introducida en el suelo forma la unión
conductora con el terreno. Se establece que las picas verticales deben estar constituidas de la
siguiente forma:
- Tubo de acero galvanizado de 25 mm de diámetro exterior como mínimo.
- Perfiles de acero dulce galvanizado, de 60 mm de lado como mínimo.
- Barras de cobre o de acero, de 14 mm de diámetro como mínimo. Las barras de acero tienen que
estar recubiertas de láminas de cobre de espesor adecuado.
Se procurará clavar con una maza el electrodo en el terreno, procurando que esté tan húmedo
como sea posible y preferentemente en tierra. Cuanta mayor superficie de contacto se tenga,
mejor será el contacto.
TEMA 48. EQUIPO PERSONAL DEL BOMBERO.
1. INTRODUCCIÓN.
El equipo personal es un elemento fundamental para la protección del Bombero en todas sus
actuaciones. En los siniestros podemos exponernos a condiciones extremas que pueden ser
provocadas por el calor, por gases tóxicos, etc., y además se pueden sufrir cortes, contusiones. En
algunos casos provocan que el Bombero tenga graves lesiones, algunas veces irreparables.
En consecuencia, se deben proteger las distintas partes del cuerpo con un elemento adecuado.
Esencialmente, el equipo consta de los siguientes elementos.
2. CASCO.
Está destinado a la protección de la cabeza. Si se encuentra con pantalla ofrecerá una cierta
protección facial. Es necesario graduar el atalaje de forma que quede siempre espacio libre entre
el casquete y el cráneo por la parte superior, pero ajustado a la nuca y a la frente, de forma que se
mantenga por sí sólo en posición invertida. El barbuquejo solamente es un elemento de seguridad
ante los impactos.
3. CHAQUETÓN Y PANTALÓN.
Defienden el cuerpo del calor, frío, humedad, cortes e impactos ligeros. Están formados por una
envuelto exterior, generalmente de un tejido incombustible y un forro interior compuesto de dos
capas: un exterior impermeable, que actúa como barrera de vapor, y otra inferior destinada a
proporcionar aislamiento térmico. Debe utilizarse siempre completo, chaquetón y pantalón. Se
utilizarán todos los elementos de cierre de los que se encuentre dotado para conseguir la máxima
hermeticidad.
4. BOTAS DE SEGURIDAD.
Protegen los miembros inferiores del calor, impactos, perforaciones y agua. Se distinguen
especialmente dos tipos:
- Europeo: fabricado en piel, con plantilla y puntera metálica de seguridad y media caña
de cuero para protección de las espinillas.
- Americano: fabricado en neopreno, con plantilla y puntera metálicas de seguridad. Se
disponen en dos variantes, de media caña o completas.
Se colocan introduciendo el pie en la bota tirando con las dos manos de las orejetas. Es
importante que ajusten bien para conseguir una mayor sensibilidad en la pisada y evitar la
formación de ampollas.
5. CINTURÓN.
En la actualidad se fabrican con cinta de fibra sintética y se ha sustituido el cierre por un sistema
de hebillas pasantes de montaje rápido. Se complementan con una banda protectora
almohadillada, fijada al interior, que incrementa la anchura, ya que la cinta es muy estrecha y,
debido a su gran resistencia, podría producir lesiones en caso de caída.
6. GUANTES.
Proporcionan protección térmica y mecánica a las manos. Cumplen esta doble función: protegen
las manos del calor, aunque no tienen barrera de vapor y ante pequeños cortes, contusiones y
lesiones producidas por objetos punzantes.
7. UNIFORME DE TRABAJO.
Puede estar constituido por una sola prenda (mono) o por dos. Se suele fabricar en tejido
incombustible. Debe ser confeccionado de forma que sea cómodo al usuario, no presentando
elementos que puedan producir enganches durante el uso (fuelles, trabillas, bolsillos externos,...).
Como elemento representativo que es, deberá encontrarse siempre limpio y bien puesto, no
utilizándolo parcialmente o combinado con prendas que no sean de uniformidad.
TEMA 49. EQUIPOS DE PROTECCIÓN RESPIRATORIA.
1. INTRODUCCIÓN.
La extrema sensibilidad que posee el aparato respiratorio hace que sea muy vulnerable al ataque
de cualquier agente agresivo. El organismo dispone de sistemas de protección que actúan sobre el
aire inspirado, intentando aminorar aquellas circunstancias que pudieran dañar el aparato
respiratorio.
El sistema nasal actúa como filtro de partículas, humectador y regulador de temperatura del aire
aspirado, intentando que sus condiciones se asemejen lo más posible a las exigidas por el aparato
pulmonar. Dependiendo de la cantidad, concentración y grado de los elementos o condiciones
agresivas, este sistema natural de protección puede carecer de eficacia, llegando a producirse
graves daños en el sistema pulmonar y en el resto del organismo.
Por tanto, en aquellas condiciones que se prevea una contaminación grave de la atmósfera o una
deficiencia de oxígeno, se requiere un sistema de protección artificial que facilite la función
respiratoria del individuo en condiciones idóneas.
El incendio es uno de los siniestros más frecuentes a los que han de enfrentarse los bomberos,
presentando una problemática respiratoria específica, que pueden resumirse como una deficiencia
de oxígeno, concentración de productos contaminantes y elevada temperatura.
La combustión requiere oxígeno en grandes cantidades para mantenerse, por lo que sí el foco se
encuentra confinado en un local cerrado, la atmósfera de éste será pobre en oxígeno,
produciéndose una combustión incompleta.
Gases de combustión.
Los incendios son situaciones donde se combinan los riesgos anteriormente expuestos y
representan el mayor reto de los equipos de protección personal respiratoria. Los efectos más
importantes que están asociados a los humos y a los gases de los incendios son:
- Toxicidad.
- Irritación
- Incrustación de partículas sólidas.
- Humo denso que impide la toma de oxígeno (anoxia).
- Reducción de la visión.
- Desarrollo del miedo y otros efectos psicológicos.
- Alteración física (temperatura).
La gama de gases tóxicos que se producen en los incendios depende de los materiales de en
combustión: maderas, plásticos, productos derivados del petróleo, etc. Estos gases, en función de
sus efectos psicológicos pueden ordenarse de la manera siguiente:
- Gases asfixiantes:
- Dióxido de carbono.
- Monóxido de carbono. También intoxicante.
- Cianuro de hidrógeno. También intoxicante.
- Gases irritantes:
- Cloruro de hidrógeno.
- Fluoruro de hidrógeno.
- Amoníaco.
- Dióxido de nitrógeno.
- Dióxido de azufre.
- Sulfuro de hidrógeno.
- Otros productos de la combustión:
- Hidrocarburos no quemados.
- Materias sólidas en suspensión.
- Plomo y sus derivados.
- Aldehídos.
Los niveles de tolerancia para el organismo humano de los distintos contaminantes se hallan
recogidos en la normativa vigente sobre seguridad e higiene laborales, que se indican en la
siguiente tabla.
2. FILTROS.
Los filtros impiden el paso de partículas o gases específicos que pueden dañar el sistema
respiratorio. No son útiles en ambientes con deficiencia de oxígeno. Constan de un envase
metálico o plástico dotado de un sistema de fijación o acoplamiento y un relleno filtrante que
puede ser de fibra de vidrio o celulósica para los filtros físicos y de carbón activo para los filtros
químicos. La combinación de ambos sistemas origina los filtros mixtos.
El aire penetra por la parte inferior mediante una abertura central, atraviesa la masa filtrante y es
aspirado por el usuario a través del conducto de conexión. Los productos contaminantes son
retenidos, en el caso del filtro físico, por las fibras que componen el relleno filtrante. En los
filtros químicos, la retención de los productos se puede realizar por:
- Adsorción: las moléculas del contaminante se fijan en la superficie de carbón activado.
- Absorción: las moléculas del contaminante reaccionan químicamente, quedando
retenidas entre las de carbón activado.
- Oxidación: las moléculas del contaminante se oxidan en presencia de un catalizador.
2.1. Clasificación.
Para su identificación los filtros van provistos de una serie de letras y unas bandas de color. Su
significado se puede ver en la siguiente tabla.
En algunos tipos se percibe mayor resistencia respiratoria según van perdiendo capacidad y en
otros se percibe el olor del contaminante o se irritan las mucosas respiratorias.
Por todo ellos, los principales inconvenientes que ofrecen para su uso en bomberos son:
- Alto riesgo de uso en atmósferas deficitarias de oxígeno, muy frecuentes en los
procesos de combustión.
- Desconocimiento en la mayor parte de las actuaciones, de los productos contaminantes
existentes y sus concentraciones.
- Inseguridad en cuanto a la duración del filtro.
- Imposibilidad de reutilización.
2.4. Precauciones.
Estos equipos aprovechan la mezcla respiratoria exhalada por el usuario, para regenerarla de
forma que pueda ser nuevamente inspirada. Esta regeneración del aire puede realizarse por un
cartucho que produce oxígeno mediante una reacción química, o bien por filtrado de los
productos nocivos, principalmente el dióxido de carbono y adición del oxígeno contenido en un
recipiente a presión.
La ventaja más destacada de estos equipos es su peso liviano en comparación con su duración, ya
que pueden obtenerse tiempos de hasta 4 horas con equipos muy compactos de peso máximo no
superior a 13 Kg
I. Equipos semiautónomos.
Para evitar esto se suele combinar con una botella de pequeña capacidad de 1 ó 2 litros, que hace
las veces de reserva para escape.
Este equipo está concebido para trabajos de larga duración, en recintos contaminantes donde los
recorridos a realizar son cortos y libres de obstáculos.
El suministro de aire a la máscara está regulado por una válvula de entrada de aire a una presión
ligeramente superior a la de llegada del aire por el conducto. Por tanto, mientras el usuario no
inspire, la válvula permanece cerrada, y el aire se mantiene en el conducto sin pasar a la máscara.
Cuando el usuario inspira produce una depresión en el interior de la máscara que se suma la
presión ejercida por el aire sobre la válvula y ambas vencen su resistencia, abriéndola y dando
paso al aire del conducto. Cuando cesa la inspiración, la válvula vuelve a su posición de cerrada.
Estos equipos proporcionan al usuario un alto grado de seguridad.
La válvula de entrada a la máscara está tarada a una presión ligeramente inferior a la del aire que
llega por el conducto. Al dar paso a la alimentación de aire, la presión del conducto vence la
resistencia de la válvula y el aire penetra en el interior de la máscara. Llega un momento en que
la presión del aire dentro de la máscara, sumada a la de tarado de la válvula, se iguala con la
existente en el conducto. En ese momento la válvula está en equilibrio. En cuanto sube
ligeramente la presión dentro de la máscara, la válvula se cierra.
Los equipos de presión positiva proporcionan al usuario un grado de seguridad todavía mayor
que los equipos de presión normal. Estos equipos son los que se exigen para trabajar en
ambientes con riesgo de contaminación radiactiva, dado que la más pequeña cantidad de material
radiactivo que penetre en el cuerpo humano puede causar daños irreversibles.
Estos equipos están compuestos por: botella, placa portadora y atalajes, válvula reductora y
elementos de seguridad, conductos, regulador, elementos de control y máscara.
- Botella.
El grifo está fabricado en latón forjado, con acabado exterior cromado. La parte que se introduce
en la botella cuenta con un filtro de metal sintetizado que evita que las partículas del interior de la
misma pasen al sistema de suministro de aire.
Algunos modelos tienen una válvula de presión residual que mantiene una sobrepresión en el
interior de la botella, en caso de vaciado total, impidiendo la entrada de aire húmedo o
contaminado por dejar el grifo abierto. La conexión, aún estado normalizada, es diferente para los
distintos tipos de botellas, de manera que sea imposible cargar una botella con presión máxima
de trabajo a 200 bar a una presión superior.
El aire de recarga debe ser respirable y como tal su suministro debe estar sujeto a la normativa
correspondiente que asegure su calidad.
Para aumentar la comodidad de uso en largos períodos de utilización, la mayor parte de los
equipos incorporan una placa dorsal con atalajes, que disminuye la presión ejercida por la botella
sobre la espalda del usuario.
Estas espalderas pueden ser metálicas (acero inoxidable) o plásticas (termoplásticos). Realizadas
en una pieza, disponen de asas para el transporte del equipo. Su conformación es anatómica, de
forma que se adaptan a la espalda sin producir molestias.
Se fijan por medio de atalajes, constituidos por bandas de material sintético de suficiente anchura
para que no se claven y almohadillas, unidas por hebillas de apertura y autofijantes. En la
espaldera va fijada la válvula de reducción de alta presión. La botella se fija mediante la conexión
a esta válvula reductora del grifo, y en su parte opuesta se conecta el zunchado mediante un fleje
de apertura rápida. Ello permite el cambio de botella sin que el usuario deba quitarse los atalajes.
- Válvula de seguridad.
- Avisador acústico.
Es un sistema de alarma que avisa al usuario cuando en la botella queda aire suficiente para
respirar aproximadamente durante 7 minutos. Está ajustado para emitir un pitido cuando la
presión del aire de la botella desciende de 60 a 50 bar, más o menos, y permanece sonando hasta
que se haya agotado todo el aire de la botella.
- Conductos.
Según el tipo de equipo, puede disponer de conductos de media y baja presión. El conducto de
media presión une el manorreductor con el pulmoautomático. Los equipos modernos llevan
intercalada una válvula de zafaje rápido que, al ser de seguridad, precisa de dos acciones
contrapuestas para ser desconectada, pudiendo hacerse baja presión.
Es el elemento que recibe aire a media presión y lo reduce a baja presión (atmosférica),
dosificándolo a la demanda del usuario. Para ello dispone de una gran membrana. Dispone de
conexión a máscara y está unido al tubo de media presión. Es el elemento que disminuye la
presión del aire procedente del manorreductor hasta un valor ligeramente superior a la presión
atmosférica, para proporcionar con la mínima resistencia la cantidad de aire necesaria en cada
inhalación.
Su funcionamiento es por demanda en el momento en que se crea una depresión, por inhalación o
falta de estanqueidad en la máscara, que actúa sobre la gran membrana de que dispone en
contacto con la atmósfera, permitiendo el paso de aire. Cuando cesa la depresión el sistema se
equilibra cortándose el flujo de aire. Dispone de un pulsador que anula la válvula, suministrando
un flujo constante de aire de hasta 350 l/min.
- Manómetro.
El equipo dispone de un manómetro que mide la presión del aire contenido en la botella. Va
unido a la etapa de alta del manorreductor a través de un tubo capilar en espiral, protegida por
una funda de goma. La escala de lectura abarca hasta el 400 bar. Puede leerse en la oscuridad
llevando marcada la zona de reserva con trazo fosforescente continuo, correspondiente a la
presión de actuación del avisador acústico. Está protegido contra golpes por una envuelta de
goma.
- Máscara.
Es un adaptador facial de tipo integral que cubre las vías respiratorias y los órganos visuales. Se
fabrican en cauchos sintéticos o siliconas de forma que no produzcan reacciones alérgicas y sean
resistentes a los agresivos químicos, grasas, aceites, ozono o disolventes.
Dispone de un visor panorámico que proporciona casi el campo de la visión natural, permitiendo
ver estereoscópicamente, para poder medir las distancias y reduciendo ligeramente la visión
lateral. Puede ser de vidrio de seguridad o sintético (metacrilato).
TEMA 50. TRAJES DE PROTECCIÓN PERSONAL.
1. INTRODUCCIÓN.
Para afrontar estos riesgos se han diseñado trajes de protección especiales que permiten al
Bombero acercarse, penetrar o permanecer en ambientes altamente agresivos durante un período
de tiempo determinado. Estos trajes, sin embargo, limitan la capacidad física del Bombero, que
ha de soportar el peso del equipo y ve reducida su movilidad y su campo de visibilidad.
El equipo puede producir a su portador algunos problemas psicológicos, tales como sensación de
pérdida de comunicación con el resto de la dotación o incluso claustrofobia, que se suman al
temor al riesgo que motiva la actuación.
El organismo soporta el calor producido por su metabolismo incrementado con el que recibe del
medio ambiente. La suma de ambos se conoce como carga térmica. El calor producido por el
metabolismo de una persona que realice un trabajo moderado continuo puede estimarse en 3
kcal/m2/min. El organismo elimina este calor segregando sudor. La cantidad máxima de calor que
puede eliminar una persona, una vez aclimatada a la temperatura de trabajo, mediante el sudor, es
del orden de 6 kcal/m2/min. Por tanto, la cantidad máxima de calor que puede recibir el
organismo del ambiente en estas condiciones es, como máximo, 3 kcal/m2/min. Así pues, los
trajes de protección térmica no deben permitir que en su interior penetre una cantidad de calor
superior a 3 kcal/m2/min. Para ello deben reflejar la máxima cantidad de calor posible en su
superficie y dificultar el paso de calor por conducción a través de ellos.
Además, los trajes de protección térmica deben ser impermeables. Cuando el portador avanza
bajo la protección de una cortina de agua, el calor desprendido en el siniestro puede elevar la
temperatura del agua hasta los 100ºC y vaporizarla. Si el traje no es impermeable, el vapor puede
causar graves quemaduras al portador.
Estos trajes tienen propiedades reflectantes del calor radiante, bajo coeficiente de conductividad
térmica y permeabilidad de dentro a fuera para facilitar la transpiración. Estas propiedades se
consiguen combinando varias capas de tejidos y recubrimientos especiales. El traje se compone
de varias prendas, cada una de las cuales protege una parte del cuerpo. La prenda que protege el
cuerpo (tronco y extremidades) puede ser de una o dos piezas. La cabeza se protege con un capuz
del mismo material que el que protege el cuerpo y que se acopla al casco del usuario. Lleva
incorporado un visor panorámico formado por una o dos mirillas. Éstas están fabricadas por
varias capas de un material especial basado en policarbonato. La superficie exterior del visor está
recubierta de un baño de oro que le confiere propiedades reflectantes. Las manos se protegen con
manoplas o guantes de uno, tres o cinco dedos. La palma se fabrica de cuero y están forrados de
material aislante y tejido difícilmente combustible. Los pies se protegen con un conjunto formado
por botas, polainas y cubrebotas, dotadas de un aislamiento interno de fibra de vidrio.
Permite al usuario pasar a través de las llamas y permanecer en contacto con ellas un período de
tiempo inferior a 2 minutos, siempre que la temperatura no sea superior a 800ºC.
Estos trajes aíslan totalmente al usuario del exterior. Generalmente están constituidos por 9 capas
de fibra de materiales incombustibles, dispuestas de fuera adentro de la forma siguiente:
- 1 capa de fibra de vidrio aluminizada.
- 2 capas de lana de vidrio.
- 1 capa de fibra de vidrio.
- 2 capas de fibra de vidrio aluminizada.
- 2 capas de lana de vidrio.
- 1 capa de fibra de vidrio.
La acción continuada del fuego puede destruir y carbonizar las capas exteriores del traje. La
primera de las dos capas interiores de fibra de vidrio delimita una zona de seguridad, superada la
cual el usuario puede sufrir lesiones de forma inminente.
El traje de penetración exige un alto nivel de adiestramiento del portador, porque su utilización
presenta los problemas siguientes:
1. La colocación del traje debe ser perfecta. Deben ajustarse todas sus uniones y juntas de forma
que no existan puntos débiles por los que puedan penetrar el calor o las llamas.
2. El capuz no permite gran visibilidad, por lo que sólo deben realizarse desplazamientos cortos,
precisos y sin excesivos cambios de dirección y nivel.
3. El traje requiere la incorporación de un equipo de protección respiratoria. El peso y el volumen
del conjunto no permiten una gran movilidad y requieren del bombero un mayor esfuerzo físico.
4. El traje, debido a su composición, no permite la transmisión del sonido, por lo que el portador
no puede comunicarse verbalmente con el exterior.
Los trajes de penetración sólo deben utilizarse en casos extremos, como salvamentos especiales o
cortes de válvulas que supongan la extinción inmediata del incendio.
Determinados productos químicos son agresivos para el cuerpo humano, ya sea porque son
irritantes (inflaman las mucosas), tóxicos (producen daños biológicos por acción química) o
corrosivos (destruyen los tejidos por contacto). Entre estos productos se pueden citar
particularmente los ácidos, las bases y los disolventes orgánicos.
Estos productos pueden dañar y destruir la piel, los ojos y los tejidos subcutáneos, las vías
respiratorias y el tejido pulmonar, e incluso pasar a la sangre y dañar el resto del organismo.
Pueden encontrarse en estado sólido (compacto, pulvurulento o en forma de partículas de
suspensión), líquido o gaseoso (vapores emitidos por sólidos o líquidos y gases). Para el bombero
son particularmente peligrosas las fugas o derrames de líquidos y gases.
Los trajes de protección química protegen al portador de la acción de esos productos. Estos trajes
se fabrican con materiales resistentes a la acción de los productos agresivos, en particular de los
ácidos, como el caucho, el neopreno y el cloruro de polivinilo. Si el producto agresivo es un gas o
un líquido o sólido que desprende vapores agresivos, el traje debe estar dotado con un equipo de
protección respiratoria.
Antes de cada uso el traje debe estar en perfectas condiciones de utilización, para lo cual debe
haber sido sometido a una meticulosa inspección que debe incluir una revisión de todos sus
puntos débiles, tales como costuras, pliegues, elementos de cierre y válvulas. Después de su
utilización, y antes de que el usuario de lo quite, debe limpiarse meticulosamente con agua o con
el producto que sea adecuado, para que su manipulación posterior no suponga ningún peligro.
Después de quitado hay que terminar de descontaminar el traje, aclararlo con agua y colgarlo al
aire libre, resguardado del sol para que se seque. Conviene dejarlo al aire libre dos o tres días,
para que desaparezca cualquier resto de producto químico.
Los trajes de protección radiactiva al usuario de las radiaciones. Están fabricados con elementos
resistentes a las radiaciones. Hay modelos desechables de un solo uso, y trajes que pueden
emplearse en varias intervenciones. Algunos modelos llevan incorporado el equipo de protección
respiratoria, o bien disponen de una funda especial para protegerlo.
Antes de cada utilización, el traje debe estar descontaminado y en perfectas condiciones de uso,
para lo cual debe haber sido sometido a una meticulosa inspección que debe incluir una revisión
de todos sus puntos débiles, tales como costuras, pliegues, elementos de cierre y válvulas.
Se aplica como protección de las personas intervinientes en accidentes en los que haya presencia
de radiaciones, como por ejemplo la rotura de contenedores de material radiactivo.
Generalmente, la intervención en siniestros de este tipo es controlada y realizada por personal
especializado perteneciente a organismos oficiales.
TEMA 51. CUERDAS, TIROS Y MATERIAL DE AMARRE.
1. CUERDA DE BOMBERO.
Constituye el elemento de salvamento personal por excelencia del Bombero, aunque tenga y se le
den otros usos y aplicaciones.
Aplicaciones principales:
1. Descenso del Bombero.
2. Descenso de personas.
3. Rescate de víctima.-
4. Izado de material (mangueras, línea de ataque, materiales diversos).
Aplicaciones secundarias:
Son muy variadas tales como: acotar un recinto, atar un andamio, servir de guía, etc.
Existen dos tipos de cuerdas fundamentales: la cuerda de fibra sintética y la cuerda de fibra
natural.
Está fabricada en nilón o perlón. Se compone de: camisa, parte exterior de la fibra tejida
entrelazada resistente y alma interior de fibra retorcida. Presenta las siguientes ventajas:
- Impermeable e imputrescible.
- Ligera y resistente.
- Elástica (resiste esfuerzos dinámicos).
La cuerda usada por los Bomberos debe tener un diámetro mínimo de 10 mm para poder
abarcada y fijada por la mano.
Hay que tener en cuenta que la resistencia de la cuerda disminuye sustancialmente según su uso:
doblada sobre u mosquetón pierde el 30% de su resistencia. Con nudos, y dependiendo del nudo,
entre un 25% y un 60%.
Ocho 1.290 55
As de guía 1.215 52
Bulin 1.175 50
Alondra 1.070 46
Ballestrinque 440
Tejedor 1.055 45
Pescador 970 41
Plano 220
La cuerda viene recogida en una bolsa que la protege de deterioros que puedan acortarle la vida.
Para evitar que sufran el descenso ha de hacerse de forma regular, sin paradas bruscas ni
sacudidas, y lentamente, puesto que de lo contrario re recalientan, se desgastan y pierden
elasticidad, y por tanto, resistencia.
Las cuerdas son elementos que necesitan un mantenimiento personal imprescindible para
garantizar su correcto estado de funcionamiento un mal mantenimiento de una cuerda puede
acarrear consecuencias muy graves, ya que la cuerda es un elemento de seguridad. El principal
mantenimiento que debe hacerse es:
1. Después de cada servicio en siniestro es necesario secar la cuerda que no esté mojada.
2. Hay que evitar en los trabajos el continuo arrastre por el suelo y barro.
3. No colocar pesos sobre ella.
4. No pisarla.
5. Hay que mantenerla libre del contacto con productos como: grasas, ácidos, hidrocarburo, etc.
6. Lavarla con agua y jabón neutro.
Es un conjunto de hilos de cáñamo, lino, esparto, etc., que retorcidos entre sí forman un sólo
cuerpo cilíndrico, alargado y flexible, con una longitud que oscila entre los 18 y 20 m y un
diámetro de 12 a 13 mm. Van como dotación en los vehículos de primera salida, autobombas y
también las lleva los vehículos de salvamento acuático.
Hay que tener cuidado de no dejarlas nunca donde puedan ser raídas por ratones, ni en presencia
de animales domésticos, revisando siempre que se encuentran en perfecto estado de uso.
2. NUDOS.
Nos limitaremos a los nudos y amarres básicos usados más comúnmente en el servicio de
Bomberos. Los procedimientos de los Bomberos en cada localidad pueden contemplar el uso de
nudos diferentes a los que se mencionan y tales actitudes se deben estimular. Aquí lo que se
pretende es ilustrar de manera clara los tipos de nudos básicos para el servicio de Bomberos. Sólo
se muestra un método por nudo. Ahora bien, si los Bomberos han aprendido otra forma de
hacerlo se sugiere que no cambie de técnica. Algunos cuerpos de Bomberos ejercitan el hacer los
nudos con los ojos cerrados para mejorar la habilidad del personal.
A lo largo de las descripciones siguientes de como hacer los nudos se utilizarán los términos
parte fija y parte móvil. A fin de entender completamente estos términos se definirán a
continuación.
Parte fija. La parte de la cuerda que será utilizada para el trabajo, tales como izar, jalar o retener.
Parte móvil. La parte de la cuerda que se emplea para formar el nudo, conocida comúnmente
como el extremo suelto.
Los nudos debilitan la cuerda al doblarla. Un nudo con dobleces fuertes debilitará una cuerda más
que un nudo con dobleces suaves. Los dobleces que lleva una cuerda para efectuar un nudo se
conocen como el seno, el aro y la vuelta. Ver figura 1.
El seno se forma doblando la cuerda mientras los lados permanecen paralelos. El aro se forma
cruzando los aros del seno. La vuelta se forma prolongando el doblez de una de los extremos del
aro. Los nudos y amarres se forman con la combinación de estos elementos de distintas maneras.
Para ser utilizados por los cuerpos de bomberos los nudos y amarres han de poder hacerse
rápidamente, poder desatarse fácilmente, no estar sujetos a deslizamientos y tener un mínimo de
dobleces abruptos.
Este nudo se utiliza para unir dos cuerdas y es particularmente aplicable para unir dos cuerdas de
diámetro diferente. Estas ventajas lo hacen insustituible en los trabajos con cuerdas. La forma de
hacerlo se ilustra en la figura 2.
1º. Forme un seno en uno de los extremos que hay que unir (si se amarran dos cuerdas de
diámetro distinto el seno siempre debe ir en el medio de las dos) y pase el otro extremo a través
de él.
2º. Pase el extremo libre alrededor de las dos partes del seno.
3º. Introduzca este extremo bajo su propia parte fija y sobre la parte fija del seno.
4º. Finalice al ajuste del nudo.
Es el más adecuado para realizar un aro que no se desplazará bajo tensión y que se puede desatar
fácilmente. Su uso en los cuerpos de bomberos es extenso y todos deben ser capaces de hacerlo
libremente o a través de un objeto. Un método para realizarlo es el siguiente (ver figura 3):
1º. Mida suficiente cuerda para el tamaño del lado deseado y haga un aro en la parte fija de la
cuerda.
2º. Pase la parte móvil a través del aro de bajo hacia arriba.
3º. Lleve la parte móvil hacia la parte superior del aro, pásela por debajo de la parte fija, dándole
la vuelta completamente y luego a través del aro.
4º. Finalice el ajuste del nudo, formando un as de guía “interno” con la parte inferior del aro.
Nota: El as de guía puede hacerse también con la parte móvil fuera del aro. Esto se conoce como
un as de guía externo. Este nudo es tan resistente como el as de guía interno.
Se puede hacer de varias formas. Consiste básicamente en dos vueltas de cuerda. Su uso principal
es el de amarrar una cuerda a un objeto como en poste, manguera, etc. Puede hacerse en cualquier
parte de la cuerda, tanto en un extremo como en el medio. Cuando se realiza correctamente
soportará una tensión perpendicular sin deslizarse. La forma de hacer un ballestrinque se ilustra
en la figura 4.
1º. Forme un aro con la mano izquierda dejando la parte móvil hacia la derecha cruzándose por
debajo de la parte fija.
2º. Forme otro aro en la mano derecha también con la parte móvil cruzándose por debajo de la
parte fija.
3º. Deslice el aro derecho sobre el aro izquierdo. Este es el paso más importante para hacer el
ballestrinque.
4º. Junte los dos aros de la cuerda formando así el ballestrinque. Pase estos aros sobre el objeto
que va a ser amarrado. Tire de los extremos en posición opuesta para apretar.
El ballestrinque echo por el método descrito no se puede colocar en un objeto que no tenga un
extremo libre (tal como sería el medio de una manguera). Por consiguiente, es necesario conocer
cómo amarrar un ballestrinque a un objeto. (Ver figura 5)
1º. Haga un aro completo alrededor de un objeto y lleve la parte móvil de bajo de la parte fija.
2º. Cruce el extremo móvil sobre la parte fija y complete un nuevo aro alrededor del objeto justo
arriba del primer aro.
3º. Pase el extremo móvil bajo la abrazadera superior justo sobre el cruce y tire los extremos para
acomodar bien el amarre.
Para asegurarse de que el ballestrinque no se afloja durante el uso, debe aplicársele un nudo de
seguridad. Esto se logra mediante un medio ballestrinque o nudo corriente alrededor de la parte
fija con el extremo móvil de la cuerda.
Está formado por varios medio ballestrinques y un seno que se hace alrededor de la parte fija de
una cuerda. Se emplea para recoger la parte restante de una cuerda durante la operación. La
facilidad para deshacerlo lo hace ideal para anudar una cuerda alrededor de una chimenea. La
forma de hacer un amarre de chimenea es la siguiente (ver figura 7):
1º. Con un extremo de la cuerda asegurado y la parte móvil alrededor de un objeto estacionario y
paralelo a la parte fija, forme un medio ballestrinque alrededor de la parte fija.
2º. Pase la parte móvil a través de las cuerdas paralelas y forme otro medio ballestrinque o aro
sobre el medio ballestrinque hecho previamente.
3º. Apriete el aro a medida que ajusta el nudo hacia un lado del medio ballestrinque y ajuste éste
hacia la parte fija de la cuerda.
4º. Haga un medio ballestrinque (o más) en la parte fija después del amarre de chimenea para
mayor seguridad.
5º. Agarre el amarre de chimenea con una mano y jale en la parte móvil con la otra mano para
apretar la cuerda y deslizar el nudo sobre la parte fija.
Frecuentemente es deseable acordonar una zona para mantener al público alejado de las
actividades de lucha contra incendios. Para llevar a cabo esta tarea, de tal forma que la cuerda se
pueda apretar se puede utilizar la argolla de amarre y el amarre de chimenea en conjunto. Para
evitar tener que hacer el nudo con mucha cuerda, el Bombero debe inicialmente extender la
cuerda entre dos objetos estacionarios y dejar la parte excedente en el lado opuesto de donde se
va a hacer el amarre. Debe hacerse primero la argolla de amarre y luego el amarre de chimenea se
hace detrás de la argolla para mantener la cuerda tensa. Una cuerda que ha sido amarrada entre
estos dos objetos usando estos dos nudos se muestra en la figura 8.
Involucra la aplicación de uno o más de los nudos o amarres básicos. Algunas de las técnicas más
comunes se ilustran en la figura 9. Los nudos y amarres básicos se pueden utilizar casi para todos
los objetos.
El enrollado de cuerdas para que se puedan utilizar con un mínimo de demora es muy importante
para el servicio de Bomberos. El método para enrollar una cuerda se puede efectuar de acuerdo a
los siguientes pasos que se ilustran en la figura 10.
1º. Deje un excedente de cuerda en el extremo que va a comenzar a enrollarse para amarrar el
rollo una vez finalizado. Esta cantidad es usualmente el triple de la distancia entre los párales.
2º. Enrolle la cuerda remanente alrededor de los párales hasta que tenga un espesor adecuado.
Puede ser necesario enrollar la cuerda en dos capas para usar una cantidad de cuerda suficiente.
3º. Enrolle la cuerda remanente alrededor del rollo ya formado y asegure el extremo con medio
ballestrinque.
4º. Haga el amarre que se ilustra para que el rollo acabado quede seguro.
Para desarmar el rollo, suelte el amarre, agarre el extremo inferior y tire de él para sacar dos o
tres vueltas y aflojar el rollo y déjelo caer desde la parte superior de una edificación o una
ventana, según sea el caso.
Algunos Bomberos prefieren enrollar sus cuerdas de forma diferente. Las dos objeciones
principales a la forma descrita son el gran número de dobleces y la poca circulación de aire para
el caso de que la cuerda se moje. El uso de cuerdas en el cuerpo de Bomberos requiere que estén
libres de dobleces y estrangulamientos, por lo cualquier método que cumpla este requisito sería
esencialmente válido.
1. ESCALA DE GANCHOS.
1.1. Definición.
Es una herramienta principalmente empleada para salvamento y como auxiliar para otras
intervenciones.
Está construida por dos largueros de madera de unos 4 m de longitud enlazados por 13
travesaños, también de madera. En los extremos superiores de cada larguero lleva un gancho de
hierro terminado en semicírculo. Cada uno de estos ganchos va sujeto por tres tornillos pasantes a
la punta del larguero. Uniendo los últimos tornillos de los travesaños se encuentra un regatón de
hierro, con una pequeña curva en el centro, donde puede engancharse el mosquetón.
Cada larguero lleva encastrado, por su cara interna, un cable de acero a lo largo, para evitar en
caso de rotura que se descuelgue la escala.
1.2. Aplicaciones.
Generalmente, para colgarse en los balcones, para trepar por fachadas, para batir tapias, subir a
marquesinas, tirar o sanear fachadas a poca altura, subir a tejados de planta baja, descender de un
balcón a otro, como puente, para pisar y subir en los tejados de pizarra, etc., además de saltar por
tapias y otros obstáculos verticales de poco grosor.
Se emplea generalmente por una persona. Para su transporte, se llevará sobre el hombro, que irá
metido entre los peldaños 6º y 7º, y los ganchos hacia delante y adentro. Llegado al lugar de
emplazamiento, se apoyará en el suelo y la empujará por los largueros hasta hacer tope en la
pared. Los ganchos quedarán hacia afuera.
Para colgarla, una vez puesta vertical en el suelo, se hace una semiflexión de piernas y, cogiendo
los largueros por su base, se elevará a la altura del balcón haciendo un giro de 180º para que los
ganchos queden metidos en la balaustrada del mismo.
1.4. Mantenimiento.
Se revisarán después de cada trabajo, apretando los tornillos que sujetan los ganchos, y
principalmente el regatón, que es el que con más facilidad se afloja. Se lijarán los largueros para
quitar las astillas que pudieran haberse producido por el roce y se apretarán las cuñas que
presionan los travesaños, manteniéndolos unidos a los largueros.
2. ESCALA DE ANTEPECHO.
2.1. Definición.
Herramienta de trabajo construida en aluminio, compuesta de dos largueros, enlazados ambos por
14 peldaños. En la punta de ambos largueros lleva dos grandes ganchos con un diámetro de 60
cm, unidos por un regatón. En la parte externa del final de los ganchos lleva un pincho.
2.2. Aplicaciones.
Principalmente, para acceder a ventanas, terrazas, muros de patio, etc., dotados de antepecho. Se
emplea en siniestros de salvamento, extinción, y como puente, auxiliar de demolición, etc.
Se eleva, cogiéndola con los ganchos hacia afuera, por los extremos inferiores de los largueros
con ambas manos hasta alcanzar la altura deseada.
Se le dará un giro de 180º hasta que los ganchos penetren en el interior, dejándola bajar hasta que
queden apoyados.
Cuando se deba subir de una planta a otra, se la cogerá por los largueros, sacando los brazos por
fuera de la ventana, se gira 180º para que los ganchos vayan hacia fuera, haciéndola ascender con
amplias brazadas. Llegado a su objetivo se le da media vuelta, volviendo a colgarla.
3. ESCALA DE GARFIO.
3.1. Descripción.
Escala de mano, formada por dos largueros construidos en madera. Los largueros son portadores
de 13 travesaños encastrados por espiga. Los largueros llevan encastrados en todo su largo un
cable de acero para darles consistencia. En los 3 últimos travesaños se encuentra un regatón que
da fijación al garfio de colgar, portador en su lado inferior de unos dientes de sierra para asegurar
su fijación. Lleva un pasador en el anclaje del gancho para dejarlo fijo o poderlo plegar.
3.2. Aplicaciones.
Se emplea principalmente para batir paredes, muros, ventanas y balcones de gran espesor.
Se desembarca del medio de transporte. Colocada en el suelo, se hace saltar el perrillo de fijación
del garfio. Se coge entre el 4º y 5º peldaño, llevándola hasta ser apoyada en la pared. Con el
garfio hacia afuera, se elevará por medio de brazadas y, una vez ganada la altura deseada, se gira
180º para que quede colgada del garfio.
3.4. Mantenimiento.
Vigilar toda la fijación de peldaños, en especial los regatones donde va fijado el garfio, prestando
especial atención a las astillas que puedan hacer.
Las averías más frecuentes son las roturas de los travesaños, al aflojarse los acoples de los
mismos y las roturas del pasador.
4. ESCALA DE CORREDERA.
4.1. Definición.
El tramo superior lleva dos perrillos para fijación de los largueros cuando se les hace deslizar por
los canales para aumentar la longitud que no rebasa los 9 m. Los pezones de los largueros van
provistos de unos protectores de plástico. En algunos modelos la punta superior de los largueros
lleva fijadas unas ruedecillas para su mejor deslizamiento por la pared.
El tramo inferior lleva una polea sujeta al último travesaño por donde se desliza una cuerda que
hace descender el tramo superior, siendo después atada al tramo para mayor seguridad. En el
extremo inferior lleva unos pequeños calzos móviles para mejor fijación.
4.2. Aplicaciones.
Para salvamento en balcones y ventanas que no superen los 3 pisos. Es también un auxiliar para
ataque a fuego, demoliciones, saneamiento de rebocos, enfoscados, repisas en balcones, batir
tapias, bajada a pozos, a patios interiores. Puede ser utilizada como puente, subir a árboles, etc.
Un bombero tirará de la cuerda para que se deslice el tramo superior hasta alcanzar la altura
deseada, y será el que ate la cuerda sobrante a los peldaños del tramo inferior, después de haber
asegurado el tramo superior en los dos perrillos de fijación.
Una vez realizadas estas operaciones, se apoyará la escala sobre el elemento que hay que batir,
quedando en condiciones de utilización. Se procurará que la escala forme un ángulo de 30º con la
pared. No se darán saltos cuando se suba o se baje por ella, y siempre se bajará de espaldas.
Habrá que tener mucho cuidado cuando se hace el despliegue y recogida para que no presione los
dedos del usuario. Para realizar esta maniobra tiene que estar completamente vertical.
Nota: Existe otra escala de corredera pequeña, con dos tramos de 8 peldaños cada uno. Esta
escala no lleva cuerda de fijación, lleva dos soportes fijos, con forma de gancho, para afirmar el
tramo subido. La altura que se puede alcanzar con esta escala es de 4.80 m.
4.4. Mantenimiento y averías.
1. APARATOS HIDRÁULICOS.
Son aquellos ingenios destinados a facilitar la conducción del agua desde su punto de captación o
toma, hasta el lugar donde va a ser utilizada. Según la acción que realizan se clasifican en:
I. Hidrante.
Es un punto de captación específico para bomberos dotado de gran caudal. Esencialmente puede
ser de dos tipos:
- Húmedo: conducción de agua de gran sección (80 ó 100 mm de diámetro) tomada
directamente de la arteria principal de distribución de agua. Puede estar enterrados en
una arqueta con una única salida o terminados en una columna provista de tres salidas
cuyos diámetros, en función del de la columna, serán los siguientes:
- Tipo 80 mm: una salida de 70 mm y dos de 45 mm. Caudal nominal: 500 l/min.
- Tipo 100 mm: una salida de 100 mm y dos de 70 mm. Caudal nominal: 1.000
l/min.
- Seco: tubería o conducción para efectuar una aspiración o succión por los aparatos o
vehículos de bomberos, permanentemente instalado en un puente, estanque, embalse,
etc., para suministrarse de agua en caso de siniestro.
Manejo:
- Hidrante húmedo: si se encuentra en arqueta enterrada, levantar la tapa de la misma,
acoplando la columna de hidrante o una bifurcación 100/ 2 de 70, a las que se unirán
mangueras de 70 mm, y abrir la válvula. Si el hidrante cuenta con columna, acoplar
directamente las mangueras a las salidas correspondientes y abrir la válvula.
- Hidrante seco: acoplar los manguerotes de aspiración a la toma del hidrante. Conectar
la instalación a la toma de aspiración del cuerpo de bomba del vehículo o máquina. Poner
ésta en funcionamiento y efectuar la aspiración.
Es un punto de posible captación no específico de bomberos que puede servir para extinguir
fuegos pequeños o mantener la alimentación del vehículo contra incendios en tanto se obtienen
otros medios.
Manejo:
Con la correspondiente llave, abrir la boca para comprobar que está en servicio y limpiarla.
Comprobada la existencia de agua, conectar la manguera correspondiente para alimentar la
instalación.
Es un punto de captación específico para bomberos, dotado de caudal suficiente para una línea,
instalada normalmente en el interior de los edificios. Instalado en caja metálica empotrada y con
tapa de cristal de protección, cuenta con los siguientes elementos:
- Lanza con boquilla que permita la salida de agua en chorro y pulverizada, contando con
mecanismo de cierre.
- Manguera con una longitud de 15 m. Puede ser de 45 ó 25 mm de diámetro, siendo ésta
última de trama semirrígido y no colapsable.
- Racor de conexión de tipo Barcelona, acorde con el diámetro de la manguera.
- Válvula de cierre de tipo volante para las de 45 mm, pudiendo ser de un cuarto de giro
o de apertura automática, al girar la devanadera, para las de 25 mm.
- Manómetro para medirá la presión existente en la red.
- Soporte para recoger la manguera, pudiendo ser del tipo devanadera o del tipo
plegador para conservarla doblada en zigzag.
Manejo:
Abrir la tapa o romper el cristal, según las circunstancias. En este último caso asegurarse de que
no quedan cristales en el marco, ya que podrían producir lesiones o cortar la manguera. Extender
toda la manguera sacándola del soporte, abriendo ligeramente el mecanismo de cierre de la lanza.
Abrir la válvula del armario. Graduar el chorro y dirigirlo al foco del incendio.
Son instalaciones fijas del vehículo contra incendios, conectados directamente al circuito de
impulsión, que permiten obtener agua rápidamente. Están formados por un cilindro metálico con
alimentación axial a la que se arrolla una manguera semirrígida de una longitud que oscila entre
los 40 y 60 m. En función de la presión de funcionamiento, se distinguen los siguientes tipos:
- Baja presión: diseñados para una presión de hasta 15 bar. Suelen llevar manguera
semirrígida de 45 mm de diámetro, con una longitud de 60 m.
- Alta presión: concebidos para presiones superiores al 15 bar. Suelen llevar manguera
semirrígida de 25 mm de diámetro, con una longitud de 60 m.
- Piezas de unión.
Los distintos elementos que componen una instalación de agua necesitan ser unidos entre sí. Las
diversas secciones de conducción, así como diferentes sistemas de unión y materiales que
requieren piezas especiales que puedan enlazar los diferentes tramos.
I. Racores.
Son piezas que unen las mangueras entre sí, con cualquier instalación fija, vehículo o útil de
extinción. Pueden ser simétricos, siendo sus dos partes iguales, o asimétricos cuando son
distintas, generalmente macho y hembra. En España está normalizado el denominado tipo
Barcelona, en diámetros de 25, 45 y 70 mm. Tiene tres patillas en forma de L desfasadas 120º
entre sí que permiten su acoplamiento en cualquier posición.
Existen otros tipos de racores procedentes de diversos países que se relacionan a continuación:
- Alemania (tipo Storz): racor simétrico formado por un plato en el que van incluidas dos
patillas y sus correspondientes guías.
- Francia (tipo Guillemin): constituido por dos orejetas giratorias sobre un tubo con
reborde al que se une el otro racor. Es simétrico.
- Inglaterra (tipo Bilbao): asimétrico, de enchufe rápida, formado por un macho que entra
a presión en una hembra que dispone de dos tetones radiales, tirando de los cuales se
libera el macho para desconectarlo.
- América: formado por macho y hembra roscados. La hembra dispone de un mecanismo
giratorio para facilitar la unión. Asimétrico.
Antiguamente eran de bronce, pero han sido sustituidos en la actualidad por aleaciones de
aluminio.
II. Bifurcaciones.
Son piezas destinadas a repartir el flujo de la instalación. Tiene forma de Y. Están rematadas por
racores para poder enlazarse las mangueras y cuentan con dos válvulas en las salidas para dirigir
el caudal al ramal que sea necesario. En Europa se fabrican los siguientes tipos:
- 70/ 2 de 45.
- 45/ 2 de 25.
Existe otra variedad, trifurcación, en la que al ramal base continúan injertándosele los ramales
laterales. Cuenta, asimismo, con sus correspondientes racores y válvulas en todas las vías de
salida. El modelo más usual es de una entrada de 70 mm con una salida de 70 mm y dos de 45
mm.
III. Reducciones.
Son unas piezas destinadas a reducir la sección de las instalaciones. Están compuestas por dos
racores de distinto diámetro, unidos por el lado contrario al del mecanismo de unión. En Europa
se fabrican de las siguientes dimensiones:
- De 70 a 45 mm.
- De 45 a 25 mm.
IV. Adaptadores.
Cuando es necesario acoplar mangueras entre sí que presentan diferentes tipos de racores, se hace
preciso disponer de unas piezas que permitan esta interconexión. Mantienen esencialmente las
secciones de manguera y están compuestas por la unión rígida de racores de cada uno de los
tipos.
- Mangueras.
Es el elemento flexible que permite conducir al agua desde el punto de abastecimiento hasta el
lugar de actuación, salvando obstáculos. Desde las antiguas mangueras de cuero remachados,
pasando por los de lino, los primeros intentos de impermeabilizados con caucho natural, hasta los
actuales, han pasado más de cien años de desarrollo tecnológico que han mejorado sus
prestaciones y calidad.
Se fabrican con los mismos diámetros de los racores, y aunque en la actualidad existen telares
continuos que no limitan la longitud, se ha comprobado que la medida idónea para un fácil
manejo es de trozos de 15 m.
I. De impulsión.
Van a trabajar siempre a presión, por lo que no necesitan ser rígidos. Normalmente se utilizan los
fabricados en tres capas: caucho sintético en la capa interior, fibra sintética de alta tenacidad y
caucho sintético en el envuelta exterior. En la actualidad existen mangueras de cuatro capas,
consistiendo la cuarta en un recubrimiento especial que confiere a la manguera mayor resistencia
al envejecimiento, a la temperatura, a la abrasión, al impacto y al desgarro.
II. De aspiración.
Van a trabajar con depresión hasta que se comience la aspiración del agua y, por tanto, es
necesario que cuenten con una rigidez mínima para evitar que se peguen las paredes e impidan el
paso de agua. Suelen fabricarse en caucho sintético y se les refuerza o con una estructura de
alambre arrollada en espiral o efectuando enervaduras circulares de caucho.
Sus diámetros suelen ser de 90, 100 y 110 mm, con longitudes que varían de los 2 a 3 m. Es
importante que carezcan de porosidades y que los acoplamientos sean completamente estancos
para que puedan realizar su función.
- Lanzas.
Son instrumentos destinados a regular la forma de salida del agua de las mangueras. Están
constituidos por un racor, un cuerpo tubular en el que se incorpora la válvula de accionamiento y
una boquilla de salida. Se fabrican acordes con las secciones de las mangueras y se deben utilizar
con este mismo criterio para conseguir de ellas el mejor rendimiento. Se clasifican según la forma
en que lanzan el agua:
I. Chorro sólido.
Son las más elementales, careciendo de mecanismo de cierre. Están formadas por un racor
acoplado a un tubo tronco-cónico acabado en una boquilla.
Aunque se denominan de triple efecto, prácticamente no realizan más que dos: chorro y niebla,
siendo el tercero el de cierre del flujo de agua. Constan de un racor acoplado a un cilindro en el
que se inserta el mecanismo de mando. Éste está formado por una válvula de bola perforada
diametralmente. En esta perforación se introducen unas láminas metálicas en forma de aspa que
producen el efecto de chorro o niebla según su colocación respecto a la entrada o salida del agua.
A continuación tienen el tubo tronco-cónico y finalmente una boquilla roscada que puede ser de
varios diámetros de salida.
Son las más modernas. Constan de su correspondiente racor, generalmente con dispositivo
giratorio, un tubo en el que suelen instalarse un culatín de sujeción, una válvula de cierre y en
algunos casos un dosificador de caudal. La boquilla está formada por una pieza en forma de seta
presentando en su centro un orificio que se obtura por otra pieza de la misma forma, pero de
menor tamaño, que se desliza mediante un husillo variando la sección de salida del agua. Cuando
se encuentra en su posición más distante el agua fluye libremente, pero el chorro que se consigue
es hueco. Si por el contrario se sitúa cercana a la boquilla, el agua choca contra ella, resbalando
sobre ésta y produce un efecto de cortina.
IV. Monitoras.
Son lanzas diseñadas para grandes caudales y funcionamiento autónomo. Constan esencialmente
de una base de anclaje que lleva incorporado un mecanismo de dirección de chorro formado por
dos semicírculos montados transversalmente permitiendo tanto lateral como azimutal. Por estar
destinadas a grandes caudales pueden presentar varios racores de conexión que convergen en un
colector común en el que se sitúa la boquilla correspondiente.
- Generadores de espuma.
I. Premezclador.
- Columnas secas.
En una instalación fija, situada en los edificios, destinada a facilitar las labores de extinción,
evitando el tendido de mangueras por las carreteras. Está formada por una conducción de 80 mm
de diámetro, normalmente vacía, que, partiendo de la fachada del edificio, discurre por la caja de
escalera y está provista de bocas de salida en pisos y toma de alimentación en la fachada para
conexión de equipos de bomberos, que proporciona la presión y el caudal de agua necesario para
la extinción.
La toma de fachada es una conexión siamesa con llaves incorporadas y dos racores de 70 mm con
tapas sujetas con cadenas, contando con una llave de purga de 25 mm de diámetro, para vaciar la
instalación utilizada, situada a 90 cm del suelo y alojada en una hornacina provista de tapa
metálica con la inscripción USO EXCLUSIVO BOMBEROS en letra roja.
Las bocas de salida en pisos están formadas por conexiones siamesas con llaves incorporadas y
racores de 45 mm con tapas sujetas con cadenas, situada a 90 cm del suelo y alojada en una
hornacina provista de tapa de cristal con la inscripción USO EXCLUSIVO BOMBEROS en letra
roja. Se sitúa en las plantas pares, hasta la octava, y en todas a partir de éstas. Cada cuatro plantas
existen una llave de seccionamiento, situada encima de la conexión de la siamesa y en su misma
hornacina, que deberá estar siempre abierta. Todas las llaves de la instalación serán de modelo de
bola, con palanca incorporada. Algunas columnas llevan instalada en la parte superior una
válvula de expansión de aire.
- Accesorios hidráulicos.
Comprenden una serie de útiles y herramientas, que, aunque no son de uso habitual, son
necesarios en algunas ocasiones.
I. Bomba manual.
Es una bomba aspirante impelente formada por un tubo de metal por el que se desliza un émbolo.
En la parte inferior tiene una lumbrera con rejilla para evitar la entrada de cuerpos extraños. Su
parte superior está constituida por una tapa roscada perforada por el vástago que mueve el
émbolo que, a su vez, termina en una asa para su accionamiento. También cuenta con un agujero
roscado, por donde sale el agua, a la que se puede acoplar una pequeña manguera.
De la parte alta del tubo y sujeto con una abrazadera parte un soporte terminado en una
semicircunferencia que sirve para afirmarla contra el suelo. Para su uso es necesario disponer de
un recipiente donde almacenar el agua.
Es una herramienta metálica destinada a tomar agua de los hidrantes enterrados. Consta de un
cuerpo y rematado por una conexión siamesa de 70 mm con llaves de volante. En la parte
superior, debajo de la siamesa, tiene dos manerales para facilitar su manejo y roscado.
Útil para abrir la válvula del hidrante, formando por una barra metálica de 1.10 m de longitud. En
la parte superior, formando una T, lleva soldada una varilla, rematado un extremo en punta y el
otro en pala, que le sirve de maneral. La parte inferior presenta un cuadradillo hueco en el que se
aloja en el vástago de la válvula para accionarla.
IV. Llave de racores.
Útil destinado a asegurar la unión de los racores de los manguerotes de aspiración cuando son de
rosca. Están formados por una semicircunferencia con dientes en el interior y una prolongación
lateral que sirve de manera, pudiendo ser fijo o articulado. Se fabrican en fundición.
V. Tapafugas.
Son piezas destinadas a taponar los agujeros producidos en las mangueras durante las labores de
extinción, cuando no es posible sustituirlas. Consisten en bandas de material impermeable que en
uno de sus extremos llevan una hebilla con un prisionero para su fijación. Se enrollan en la
manguera sobre la zona averiada y se fijan mediante la hebilla. Existen modelos de chapa flexible
con cierre rápido que llevan adherida una almohadilla de caucho sintético para hermetizar las
aberturas.
VI. Estranguladores.
Herramienta concebida para cortar el flujo de agua en una instalación de mangueras cuando se
necesita prolongarla o sustituir algún trozo con rotura. Existen varios sistemas de
funcionamiento, pero todos coinciden en ejercer una presión sobre la manguera que uniendo sus
caras impida el paso de agua. Su accionamiento es manual, ejerciéndose la presión por diversos
procedimientos: palanca, tornillo o hidráulico.
Útil para proteger las instalaciones de aspiración, evitando la absorción de cuerpos extraños que
podrían introducirse en la bomba. Está formada por un cesto metálico con un racor en su boca
que permite su acoplamiento a los mangotes. Existe un modelo que lleva incorporada una válvula
de pie para facilitar las labores de aspiración, pues permite cebar los mangotes con agua antes de
poner en funcionamiento la bomba. Una vez iniciada la aspiración se abre la válvula.
Herramientas para captación de agua o desagüe. Son elementos que actúan mediante la presión de
agua que produce un efecto Venturi o mueve una turbina.
El hidroeyector consta de un cuerpo en el que penetra el agua mediante una toma racorada que
pasa a una cámara en contacto a través de un agujero protegido con una rejilla con el agua que se
quiere extraer. Por el efecto Venturi la absorbe y la incorpora a la cámara, que la expulsa por una
salida racorada de doble sección a la de entrada. Obtiene un rendimiento muy bajo.
La hidrobomba está formada por dos cámaras independientes. La superior tiene alojada una
turbina que es movida por el agua a presión proveniente de la bomba del vehículo y retorna a ella,
con lo que no se produce consumo de agua. La cámara inferior posee una bomba centrífuga cuyo
rodete se encastra en el eje de la turbina de la cámara superior. Cuenta con una rejilla de
protección para la entrada del líquido y una salida racorada para dirigirlo al exterior. Puede
trabajar a profundidades de hasta 30 m. Se obtiene con ella un buen rendimiento y una presión
aceptable en el circuito de salida, pudiéndose utilizar para atacar a fuego directamente o
alimentar el tanque del vehículo.
IX. Puente de mangueras.
Útil para proteger las mangueras cuando son tendidos en vías con circulación de vehículos. Están
formados por una serie de trozos de madera de unos 80 cm de largo y unos 10 cm de ancho,
distanciados unos de otros 15 cm, unidos mediante unas bandas flexibles en su parte inferior para
evitar su desplazamiento, en donde se alojan las mangueras. Los elementos extremos están
achaflanados para facilitar el paso de los vehículos.
2. BOMBAS.
Las bombas son mecanismos que tienen por fin mover fluidos e impulsarlos con una cierta
presión. Existen muchos tipos de bombas, pero simplificando podemos clasificarlas en cuanto a
su funcionamiento en alternativas y rotativas y si nos basamos en el tipo de energía que
utilicemos para moverlas, en: eléctricas, hidráulicas y motor de explosión.
Este sencillo mecanismo constituyó durante mucho tiempo la base de las bombas contra
incendios hasta el descubrimiento de los sistemas rotativos.
Entre los diferentes tipos de bombas rotativas que existen hablaremos exclusivamente de las
centrífugas ya que son las utilizadas en los Servicios de Bomberos.
El cuerpo de las bombas centrífugas consta principalmente de una entrada axial, un rodete y un
colector de salida tangencial.
Por la entrada axial llega el agua a la bomba proveniente de la aspiración o cisterna del vehículo.
Posteriormente llega al rodete, que es una pieza giratoria que posee unas palas que impulsan el
agua hacia el exterior comunicándole una gran velocidad. Esto es debido a la fuerza centrífuga
combinada con una disminución de la sección de paso.
Una vez en el exterior del rodete, el agua es recogida por una colector en el que la energía
cinética debida a la velocidad del agua se transforma en energía potencial, es decir en presión.
Este tipo de bomba con un solo rodete se denomina de una etapa y es la más simple. Pero si el
agua que sale de este primer rodete se le hace pasar por la entrada axial de un segundo rodete
resultará una bomba de dos etapas.
Normalmente las bombas de una etapa consiguen presiones de hasta 14 kg/cm2 debiendo
utilizarse bombas de dos o más etapas para presionas superiores.
Si se varía la altura de aspiración también varían las curvas, dando menos caudal a mayor altura
de aspiración.
2.4. Aspiración.
La primera operación que debe realizar una bomba es la de obtener agua. Para ello, existen dos
sistemas: uno por gravedad y otro por aspiración. La aspiración consiste en realizar el vacío de
forma que sea la presión atmosférica la que empuje el agua hacia la bomba.
Por lo tanto sólo será posible cebar una bomba aspirante cuando la altura de aspiración, que es la
diferencia de nivel entre el cuerpo de bomba y la superficie del líquido (agua) sea igual o inferior
a 10.3 m.
Altura sobre el 0 100 200 300 500 700 900 1200 1400 1600 2000
nivel del mar
Pérdida de 0 0.13 0.25 0.37 0.63 0.87 1.10 1.44 1.66 1.88 2.29
aspiración
2º. De la temperatura del agua. Un líquido que emite vapores a una cierta temperatura. Estos
vapores disminuyen el vacío creado por la bomba. A mayor temperatura más vapor y por lo tanto
menor altura de aspiración. Se ha calculado experimentalmente las pérdidas de aspiración a
diferentes temperaturas de forma que:
- A 10 ºC se pierde 0.125 m.
- A 15 ºC se pierde 0.175 m.
- A 20 ºC se pierde 0.236 m.
- A 25 ºC se pierde 0.320 m.
- A 50 ºC se pierde 1.25 m.
En verano es frecuente encontrar el agua a una temperatura comprendida entre 15 y 20 ºC, lo que
supone una pérdida de altura de 0.20 m.
5º. De las pérdidas de carga en los mangotes. Para disminuir este factor, los mangotes deberán ser
de mayor diámetro que la salida de la bomba, oscilando estos diámetros entre 70 y 100 mm,
según tamaños.
6º. Del caudal a obtener. Para obtener un mayor caudal deberemos disminuir la altura de
aspiración (para un mismo régimen de funcionamiento).
Mecanismo de pistón: se basa en un sistema alternativo. En la parte superior del cilindro hay una
válvula que permite salir al aire que impulsa el pistón no dejando entrar aire en el exterior. En la
parte baja del cilindro hay una lumbrera que comunica la bomba con el mecanismo de cebado. Al
bajar el pistón, hace el vacío permitiendo al aire entrar en el cilindro. Al subir el pistón tapa la
lumbrera y expulsa el aire al exterior.
Anillo de agua: se compone de una cámara cilíndrica con dos lumbreras que comunican una con
el cuerpo de bomba y otra con el conducto de aspiración y una rueda central de paletas. El
sistema se basa en el vacío que produce el agua al girar la excéntrica de paletas que proyecta el
agua sobre la periferia de la cámara cilíndrica formando un anillo de agua. El excedente de agua
sale por la lumbrera de comunicación con el exterior formándose entre las paletas pequeñas
cámaras que al ir haciéndose más grandes realizan el vacío.
Efecto Venturi o eyector de gases: se realiza utilizando los gases que escapan del motor. Estos
gases, al pasar por un estrechamiento aumentan de velocidad produciendo una depresión que
hace salir el aire de los conductos de aspiración.
2.6. Hidroeyector.
Es un aparato que permite aspirar líquidos utilizando la fuerza motriz de otro líquido (agua
normalmente) impulsado por una bomba. El mayor problema de este sistema reside en que ambos
líquidos se mezclan.
Estos aparatos se utilizan en los casos en que la profundidad o la distancia no permiten hacer
aspiraciones. También se usan en casos de aguas sucias ya que los hidroeyectores no poseen
piezas móviles siendo su construcción muy robusta. Por contra su rendimiento es bajo y consume
una gran cantidad de agua limpia.
2.7. Turbobomba.
Es un aparato que realiza aproximadamente las mismas funciones que el hidroeyector pero con la
particularidad de que el líquido que se utiliza como fuerza motriz (normalmente agua) no se
mezcla con el líquido impulsado.
Para funcionar, la turbobomba necesita estar prácticamente sumergida dentro del agua. La
sección de salida es normalmente igual que la de entrada.
Este aparato es más delicado que el hidroeyector ya que posee elementos móviles, retenes,
rodamientos, etc., que pueden estropearse con mayor facilidad. Posee la ventaja de no gastar
agua, ya que se puede instalar un circuito de retorno al camión y que su rendimiento es superior
al de los hidroeyectores.
TEMA 54. MATERIAL DE ELEVACIÓN Y TRACCIÓN.
Es una pieza de hierro, hueca y alargada, con una superficie cuadrangular en su parte inferior. En
la parte superior dispone de dos asas para ser manejado. Dentro de este tubo lleva otro de menor
sección, con una plataforma cuadrangular para ser apoyada. A lo largo de este tubo lleva hechos
unos agujeros para colocar el fijador del mismo, constituido pos el pasador de hierro de que
dispone todo el conjunto. La longitud del gato suele ser de unos 3.20 m.
Este gato se emplea para trabajos de apeos y, provisionalmente, para sujetar partes de muros,
ventanas, que se van a apear con sus estructuras correspondientes. Una vez que se hayan
colocado los apeos se quitarán estos gatos.
Una vez echo el asiento de las dos bases, superior e inferior, se coloca el gato, dejando deslizar el
tubo superior hasta haber dado la altura suficiente. Introducir el pasador por el agujero que
corresponda para que quede fija la base superior con la inferior. Una vez colocado, realizar el
ajuste por medio de cuñas. Para su retirada se sueltan las cuñas, se quita el pasador, se deja
deslizar la parte superior y queda suelto el gato.
2. GATOS HIDRÁULICOS.
Es una herramienta de trabajo, construida en hierro, de forma cilíndrica, en cuya parte interior se
encuentra el cuerpo de la bomba cargado del líquido impulsor. Del interior del cuerpo parte el
émbolo impulsor. En la parte lateral de encuentra el soporte donde se acopla el maneral para
realizar los movimientos de la bomba hidráulica. En el otro extremo lleva la llave de cierre y
abertura del líquido. En la parte superior se encuentra el asa para su transporte. Se emplea
generalmente en elevar vehículos caídos, colocación de ruedas en los vehículos, elevación de
pesos en accidentes.
Una vez colocado debajo del objeto a levantar, se cierra la llave de paso del líquido impulsor.
Colocar maderos debajo del gato y del objeto que hay que levantar para evitar que se deslice y
provoque un accidente. Se coloca el maneral en el soporte, y con movimiento de abajo a arriba
hará subir el émbolo impulsor. Terminado el trabajo, se abrirá la llave del líquido para que baje el
émbolo.
El gato hidráulico permite elevar de forma cómoda y rápida el coche hasta una altura
considerable y sin necesidad de introducir calzos, ya que al deslizarse sobre cuatro ruedas corrige
los movimientos del coche durante su elevación.
Cuando haya que elevar un vehículo o furgoneta, bien por su parte trasera o delantera, para
rescatar a una víctima, se colocarán unos calzos en el lado opuesto al de elevación para evitar así
desplazamientos que puedan provocar accidentes durante el trabajo de los bomberos.
Es una máquina manual compuesta de una carcasa de metal, donde se encuentra acoplado el
perrillo de arrastre y rueda dentada que acciona a los perrillos, por medio de su palanca. En la
parte delantera está el soporte para fijación. En la parte de atrás lleva el orificio por donde penetra
el cable de arrastre. Lleva un soporte para el transporte del cable, y donde va enrollado todo el
conjunto.
Sirve para realizar toda clase de arrastres de pesos en lugares donde no tiene acceso los vehículos
y grúas. Se puede emplear también para suspender pesos caídos en taludes, embalses, ascensores,
etc.
4. COJINES ELEVADORES.
No debe trabajarse jamás con cojines elevadores cuyas mangueras, válvulas, reductores de
presión o válvulas de conexiones que no estén en buen estado o correctamente conectados.
5. OTROS MEDIOS DE ELEVACIÓN.
Se utiliza para amarre de objetos, empalme de un cable con lazadas, empalme de cadenas, etc.
Un cable metálico es un conjunto de hilos de acero dulce enrollados en espiral en varios ramales.
Cuando está en uso, el conjunto de hilos íntimamente unidos actúa en una dirección determinada.
Los principales tipos de cables son:
- Cables espirales o cordones.
- Cables normales.
- Cables de igual paso.
- Cables antigiratorios.
La eslinga es un cable de acero de unos 5 m de largo, provisto de dos ojales, uno en cada punta,
protegidos por unas láminas de chapa por su parte interior.
1. SOPLETE OXIACETILÉNICO.
Es un equipo compuesto por un soplete alimentado de una botella de acetileno y otra de oxígeno,
acopladas sobre un soporte y sujetas por una armadura. Una botella de acetileno disuelto (color
tabaco) conteniendo 800 litros, equipada con su grifo y tulipa protectora, y una botella de oxígeno
(color blanco) con un contenido de 1.000 litros. Tiene una armadura formada por un tubo de
acero y una fuerte peana donde se asientan las botellas, una empuñadura y dos asas permiten el
transporte en posición horizontal o vertical. La armadura se puede colocar en el vehículo.
El equipo dispone de dos manorreductores, uno para el oxígeno y otro para el acetileno,
compuestos de un manómetro de alta presión que indica la presión existente en la botella, y otro
manómetro de baja presión, que señala la presión de salida que es regulada por un tornillo.
Mangueras de goma. Dos tramos de tubo flexible de 40 cm de longitud y diámetro 9/16 que unen
los manorreductores a las válvulas de seguridad fijadas en la armadura, y dos tuberías de goma de
4 m de longitud, diámetro 6/11 para la conducción del acetileno y oxígeno desde las válvulas de
seguridad al soplete.
Válvula de seguridad. Dos válvulas de seguridad, una para oxígeno y otra para acetileno, que
protegen la instalación de los posibles retrocesos de llama.
Soplete.
Generalmente se utiliza para cortar chapas, vigas de acero, etc. Se puede emplear también en
accidentes de trenes, aviones, automóviles, etc.
2. RADIAL.
Es una máquina de unos 5 CV de potencia que consta de correa de transmisión, de una muela o
disco circular con sus ejes correspondientes, una caja protectora para el disco y una palanca para
regular la aceleración.
Se aplica principalmente para cortar chapas, tubos, barras macizas, cortar vigas de T o hierros en
ángulo, flejes y planchas de hierro. También se pueden tronzar rocas, hormigón, asbesto o asfalto.
Todos estos trabajos se realizarán con sus muelas o discos correspondientes.
Durante el trabajo, la cortadora debe mantenerse derecha, sin inclinar, ya que de otra manera la
muela puede salirse del corte y quebrarse. Hay que cuidar de que el material no esté bajo tensión
dinámica. Acercar la cubierta protectora al máximo a la pieza que se va a trabajar.
Hay que usar casco protector, guantes protectores de cuero resistentes, gafas protectoras y aparato
protector respiratorio. Cuando se corten materiales que produzcan polvo, también se recomienda
estar calzado con botas altas.
Grupo hidráulico:
- Motor de 4 tiempos y gasolina normal.
- Bomba hidráulica de pistón, con dos émbolos. La presión máxima de carga está en torno a 720
bar.
Juego de manguitos:
La distribución del aceite a presión se hace mediante válvulas y manguitos con enchufe rápida,
salida de la parte inferior y retorno detrás, dos válvulas y manguitos de enchufe rápida, por la
parte superior. Tienen una longitud aproximada de 5 m y permiten montar a la vez los dos
aparatos (separador y cizalla), pero no pueden trabajar simultáneamente. El grupo dispone de una
palanca manual que, según la posición en que se coloque, trabajará un aparato u otro.
Separador:
Está compuesto por dos elementos articulados o uñas recambiables. Funciona manualmente por
medio de una empuñadura giratoria, a derechas abre y a la izquierda vuelve a su posición normal
y cierra. La presión de trabajo es de unos 720 bar y tiene una potencia separadora de unos 4.700
kg. Dispone de cadenas, grilletes, bulón y ganchos de acoplamiento para los amarres y sujeción.
Cizalla:
Está compuesta por dos cuchillas curvas de acero especial endurecido. Normalmente el peso de la
máquina es de unos 14 Kg, con un poder de corte de 9.000 kg. Las cuchillas se abren y se cierran
mediante una empuñadura giratoria, que funciona hidráulicamente. Su función principal es para
accidentes de vehículos, trenes, metros, etc., para cortar o separar hierros con la uña separadora.
Es muy importante que no falte aceite ni combustible y tener revisados todos los manguitos y
enchufes rápidos, así como todos los utensilios.
Consiste en un cilindro de acero alimentado por aceite hidráulico que tiene la capacidad de
separar con una fuerza equivalente a varias toneladas. Necesita una abertura inicial de unos 30
cm para poder emplearse y unos apoyos sólidos. Se encuentran en distintos tamaños según las
necesidades, con distintas capacidades y distintos recorridos de separación.
Se emplean en accidentes de tráfico, ferrocarriles o en cualquier siniestro donde haya que separar
piezas de acero o chapa. Funciona con el mismo motor que el equipo de desencarcelación.
5. CORTAPEDALES.
Es un aparato de pequeño tamaño que se emplea para cortar cilindros de acero de pequeño
diámetro. Por sus características y dimensiones se pueden emplear donde haya que cortar barritas
de acero en espacios reducidos, como pueden ser los pedales de un coche en un accidente de
tráfico.
Funcionan con el equipo hidráulico, transmitiéndose la fuerza a través de la presión del aceite
hidráulico conseguida bien con el motor, bien con la bomba manual.
Se puede emplear allí donde se necesite realizar una abertura rápida o cortar rápidamente una
chapa: puertas metálicas, quitamiedos, chapas de coche, etc.
Como elementos auxiliares llevan dos cadenas con sus ganchos correspondientes y soportes de
fijación transversal, de bola y de la uña y tubos de alargamiento, con sus roscas de unión. Todo
este conjunto de herramientas va acoplado en una caja metálica, la cual sirve de transporte.
7.2. Motosierra.
Es una sierra movida mecánicamente por un motor de explosión, cuya hoja o cadena de acero
tiene la forma de una correa sinfín, guiada por un soporte a lo largo de la hoja. Lleva en la parte
superior un asa para su transporte, otro soporte en la parte baja para ser sujetada al ponerla en
marcha colocando un pie encima y un maneral donde está el mando de aceleración y manejo para
realizar los trabajos.
Sirve para dividir, tronzar maderas, de dimensiones considerables. Para toda clase de cortes en
los trabajos de apeos, trocear árboles, etc.
Para ponerla en marcha se acciona el motor de explosión tirando de una cuerda que se enrolla en
el eje del cigüeñal, después de haber puesto el contacto y estrangulador de aire, acelerando hasta
ser arrancada. Se coge por el soporte superior y del maneral, para ser suspendida y colocada en el
objeto que hay que colocar.
TEMA 56. HERRAMIENTAS DE BOMBERO. USOS MÚLTIPLES.
Está compuesta por una parte metálica con forma de martillo por un lado y de pico o pala angosta
por otro, con un orificio central por el que se introduce un mango de madera cilíndrico de unos
90 cm de longitud.
Se emplea para demoler muros, tabiques, enfoscados, cornisas y para remover toda clase de
escombros en los siniestros. También se emplean para clavar estacas, punteros, clavos y, en
general, como auxiliar para salvamento.
Se coge el mango con ambas manos, una mano por la parte cercana al martillo y la otra cercana al
otro extremo. Se eleva la herramienta por encima del hombro, dejándola caer sobre el objeto que
se quiere golpear.
Hay que procurar dejar el mango limpio de astillas y que la parte del martillo esté plana. Hay que
limpiarla del agua y la humedad para que no se oxide. Hay que intentar no fallar el golpe, ya que
el mango podría partirse. Cuando se trabaje sobre techos o alturas limitadas por encima de la
cabeza, hay que coger la herramienta de la forma más corta posible, o sea, con las manos
cercanas al martillo.
2. BARRA CILÍNDRICA.
Pieza rígida prismática de acero, más larga que ancha. Uno de sus extremos es aplanado,
formando un ángulo obtuso con el cuerpo principal, mientras que el otro extremo forma un
ángulo de 90º con el cuerpo y acaba en forma plana, con una hendidura central.
4. BICHERO.
Es una herramienta de demolición. Consiste en un pincho de hierro, con gancho del mismo metal,
con un mango largo de madera de una longitud de 2 m. Se utiliza principalmente en saneamientos
y derribo de enfoscados, muros, rotura de cristales, techos de escayola, cielos rasos, etc.
Se coge con ambas manos por el mango, una por la parte de delante y otra por la parte de detrás.
Se pinchará o tirará dependiendo del trabajo que hay que realizar. Hay que procurar mantener que
el mango esté limpio de astillas que podrían clavarse en las manos. Para ello se lijarán los
mangos. Hay que mantenerlo limpio de agua y humedad para que no se oxide.
5. HACHA.
Herramienta cortante formada por una pala que tiene filo por un lado y un ojo para ensartarla en
un mango por el opuesto. Algunas presentan unos realces en sus caras para evitar su
empotramiento cuando se usan sobre elementos de poco espesor. Se emplea para abrir accesos a
través de puertas, ventanas, etc.
6. PALA.
Es una herramienta compuesta por una lámina metálica de forma rectangular, terminada en
algunos modelos en forma redondeada con una ligera punta. Cuenta con un mango de madera, de
longitud variable, rematado con un maneral del mismo material o un pomo.
7. BIELDO O RASTRILLO.
Es una herramienta formada por una serie de varillas metálicas ligeramente dobladas terminadas
en punta, unidas en su base por un elemento común en el que se inserta un mango cilíndrico de
madera. Se suele emplear para remover residuos originados por fuegos de paja, papel, cartón o
basuras.
TEMA 57. VEHÍCULOS DE EXTINCIÓN.
1. INTRODUCCIÓN.
Los vehículos de extinción de incendios se encuentran dentro de una categoría más amplia que
incluye los vehículos de lucha contra incendios y de salvamento. Éstos son vehículos diseñados
para actuar en situaciones de emergencia, dotados de equipos de señalización óptica y acústica,
medios de comunicación y equipados con materiales específicos que posibilitan la actuación del
Bombero. En España están regulados por la Norma UNE 23.900/83, que establece las
especificaciones comunes a todo tipo de vehículos contra incendios y de salvamento, y por la
norma UNE 26.150, señalización óptica de vehículos, luz de alarma para vehículos de servicio de
urgencia y especiales.
- Autobastidor o chasis: Elemento que sirve como base para el transporte del personal, material y
la superestructura, produciendo la energía necesaria para el funcionamiento de ésta.
Los vehículos de extinción están especialmente diseñados para el ataque a fuegos, mediante la
proyección a presión, según las características del fuego, de una serie de agentes extintores tales
como agua, espuma, polvo, etc.
2. CLASIFICACIÓN GENERAL.
3. EQUIPAMIENTO FUNDAMENTAL.
Bomba de presión: Varían según los distintos fabricantes, pero todas ellas deben cumplir lo
especificado en la Norma UNE 23.900/83 para los modelos de baja presión y presión combinada.
En el cuadro siguiente se recogen las características de las bombas que se utilizan normalmente.
Presión a circuito cerrado (m.c.a.) 160 350 160 400 160 400
Cisterna. De forma paralelepipédica con techo plano o curvo, para capacidades de hasta 4.000
litros, y cilíndricas, para una capacidad de carga de hasta 10.000 litros.
Pueden construirse en chapa de acero laminado en frío, con soldadura interior y exterior de doble
cordón, acero inoxidable, aluminio y con planchas de polietileno reforzado con fibra de vidrio.
Para evitar los efectos inerciales y reducir el movimiento del líquido se montan en su interior
unos tabiques, que pueden ser fijos o desmontables, llamados vulgarmente rompeolas. En algunas
ocasiones cuentan con un pequeño depósito incorporado en su interior para retener una cierta
cantidad de agua que posibilite el cebado de la bomba. Están dotados para canalizaciones para
llenado, rebose y descarga.
Con estos elementos, los vehículos autobomba pueden realizar las siguientes operaciones:
- Cebado de la bomba, por gravedad del depósito auxiliar o por autocebado.
- Impulsión de agua en alta presión, baja presión o simultáneamente en ambas presiones a
vehículo parado o en marcha.
- Aspiración de agua de una fuente de abastecimiento.
4. AUTOBOMBAS.
Es el vehículo básico de todo Servicio de extinción, transporta su propio agente extintor, dispone
de un sistema de bombeo adecuado a cada agente extintor y transporta los medios humanos y el
material necesario para poder actuar con autonomía. Podemos distinguir en autobombas ligeras y
pesadas.
4.1. Autobombas ligeras.
- Chasis diseñado con gran ángulo de aproximación y salida, para actuar en terrenos escarpados.
- Tracción total.
- Dotadas de bombas auxiliares además de la principal.
- Puede dar agua con el vehículo en marcha.
- Equipadas con material adecuado al incendio forestal: mangueras de 25 mm, mochilas, palas,
batefuegos.
- El material está muy accesible y poco compartimentado.
- Disponen de tanques de agua con una capacidad que oscila entre los 2.500 y los 11.000 litros, y
depósitos de espuma de 220 a 1.000 litros.
- El medio de impulsión es una bomba centrífuga con premezclador incorporado.
- Actúan en siniestros de hidrocarburos, químicos, grandes complejos petroquímicos, etc.
- Son propios de industrias y refinerías.
- Dotados con material adecuado para este tipo de siniestro: trajes de aproximación, mangueras,
equipos autónomos, etc.
- Llevan incorporada una lanza monitora en la parte superior, con un caudal de 1.200 a 3.000
l/min.
5.1.2. Vehículos de aeropuertos.
En esencia son vehículos de espuma con especificaciones especiales para su uso en este tipo de
instalaciones. Se caracterizan por:
- Ser vehículos con chasis todoterreno y tracción total.
- Potencia muy elevada: 400 CV.
- Lanza monitora potente para caudales superiores a 4.500 l/min.
- Equipados con un sistema de toberas inferiores para protección frontal en la aproximación.
- Han de cumplir una serie de requisitos en cuanto a tiempos de actuación y tiempos de descarga
total.
Son vehículos que normalmente tienen otra finalidad distinta a la de ataque a fuego, aunque
pueden colaborar en el mismo por sus características especiales. Normalmente carecen de tanque
y medio de impulsión de agentes extintores. Se utilizan para siniestros en altura o de grandes
dimensiones. Por norma general se emplean donde el acceso es difícil o casi imposible. Van
dotados de material de extinción primario y llevan o pueden llevar instalaciones o
preinstalaciones de lanzas monitoras.
7. VEHÍCULOS DE ALIMENTACIÓN.
7.1. Nodrizas.
Su finalidad es suministrar a los vehículos de ataque los medios necesarios, principalmente agua,
para continuar la extinción. Sus características son:
- Equipados de bomba centrífuga de alta y baja presión.
- Cabina sencilla.
- Dotados con material de captación y algo de extinción.
- Pueden actuar por sí solos, aunque no es aconsejable que lo hagan de forma habitual, por no
disponer de dotación suficiente ni de medios complementarios.
Suelen denominarse de tendido de mangueras, aunque pueden aportar más material. Capaces de
suministrar el material necesario para realizar captaciones desde lugares alejados, superiores a
100 -150 m. Algunos llevan una motobomba como medio complementario tanto de captación
como de impulsión.
TEMA 58. VEHÍCULOS DE SALVAMENTO.
1. INTRODUCCIÓN.
Este grupo comprende los vehículos que se utilizan para el rescate de personas y bienes, en
determinadas situaciones o peligros, como pueden ser: fuegos, accidentes, medio acuático y
situaciones especiales muy determinadas.
Para este tipo de intervención se pueden emplear los siguientes tipos de vehículos:
- Autoescalas: Automáticas (AEA)
Semiautomáticas (AES)
Manuales (AEM)
- Autobrazos: Articulados (ABA)
Extensibles (ABE)
2.1. Autoescalas.
Sistema motriz. Conocido como cuerpo de escala, realiza la elevación, extensión y giro de los
tramos de escala en los modelos automáticos. Está constituido por una serie de bombas
hidráulicas que, controladas desde el puesto de mando, realizan las diferentes prestaciones
exigidas. La elevación se consigue mediante cilindros hidráulicos, dotados de mecanismos
automáticos de bloqueo en caso de fallo de la presión. Los cables para la extensión y retorno van
enrollados en unos tambores de accionamiento hidráulico con mecanismo de seguridad. El giro
se suele realizar mediante un engranaje sinfín autoblocante, con motor de aceite. En los modelos
semiautomáticos (AES) esta operación se realiza a mano mediante una manivela. Disponen de un
dispositivo de emergencia en caso de perturbaciones para mantenerse en funcionamiento y si falla
el motor se puede accionar a mano.
Juego de tramos. Formados por perfiles tubulares de acero electrosoldados de manera estanca,
para evitar la corrosión interior y diseñados de manera que ofrezcan la mínima superficie
expuesta al viento. Los tramos se guían entre sí deslizándose sobre rodillos de material plástico y
accionados por cables para la extensión y recogida de la escala situados en los laterales para
facilitar el acceso por el centro. Los peldaños van forrados con una cubierta de material
antideslizante. El número de tramos varía en función de la dimensión de la escalera, teniendo
cada uno de ellos una longitud media de 9.5 m y quedan solapados en el despliegue total unos 2.5
m. Actualmente se fabrican autoescalas con unos alcances de 18, 24, 25, 30, 37, 44 o 50 m. El
tramo inferior suele tener un anclaje donde situar un polipasto para efectuar el levantamiento de
cargas. El tramo superior cuenta con anclajes para las barquillas de salvamento e instalación de
lanzas monitoras.
Barquillas. Las barquillas de salvamento están construidas en perfiles de acero ligero, contando
con dispositivos de horizontalidad y bloqueo que funcionan con gravedad e hidráulicamente. Se
encuentran disponibles los siguientes tipos de barquilla:
- Colgada. Situada para el transporte en el cuerpo de escala. Pesa un 65 Kg, lo que permite su
manejo por dos hombres. Se sitúa en posición mediante anclajes rápidos. Se nivelan por
gravedad, manteniéndose en posición vertical mediante un cilindro hidráulico.
- Incorporada. Encastrada en el último tramo de la escala, generalmente por su base. Disponen de
un mecanismo de rotación que la pliega sobre los tramos de escalera para el transporte.
Normalmente van equipadas con un pupitre de mando, complementario al del puesto de mando
principal, para controlar y dirigir los movimientos directamente.
- Deslizante. En los vehículos de gran altura (44 y 50 m), la barquilla va apoyada y guiada sobre
las barandillas de los tramos de escala y cuenta con un mecanismo de tracción que le permite la
elevación y el descenso.
Lanzas monitoras. La lanza monitora con que puede ir dotada la escala o barquilla presenta las
siguientes variedades:
- De quita y pon, adosándola en un lateral de la cesta de salvamento. El desplazamiento
horizontal se consigue girando el cuerpo de escala. Proporciona unos caudales máximos con
boquillas de 18 mm de diámetro a una presión de 12 bar de 740 l/min.
- Enchufable a un soporte de la cesta. Permite giros de ± 30º. Permite lanzar caudales de 2.000
l/min. con boquilla de 34 mm de diámetro y 7 bar de presión.
- Incorporable en la punta de escala, accionable desde el suelo con un cable o una cuerda. El giro
horizontal debe realizarse con el cuerpo de escala. Consigue un caudal máximo de 2.400 l/min. ,
Con boquilla de 36 mm de diámetro y una presión de 8 bar.
Como dotación de material pueden llevar útiles de salvamento tales como camilla, hondillas,
descensores, etc., o llevar útiles de extinción tales como lanzas, bifurcaciones, bicheros, etc.
Algunos modelos llevan incorporado un grupo electrógeno auxiliar con sus correspondientes
focos.
Con estas premisas, para su emplazamiento deberemos tener en cuenta los siguientes factores:
- Ángulo de trabajo. La mayoría de las autoescalas modernas tienen la posibilidad de actuar
dentro del rango de - 15º a + 75º, lo que les permite una gran variedad de emplazamientos y
trabajos.
- Carga en la escala. Generalmente están diseñadas para admitir una carga máxima de 250 Kg en
punta estando desplegadas totalmente con su ángulo de elevación máximo, lo que puede
equivaler a tres hombres o dos hombres y barquilla. La capacidad de carga disminuye a medida
que lo hace el ángulo de elevación.
- Alcance. A medida que nos alejamos horizontalmente del punto a alcanzar, no sólo la distancia
es mayor, sino que las prestaciones de la autoescala disminuyen al aumentar el brazo de palanca
que produce la carga sobre los tramos, pudiendo sobrepasar la resistencia mecánica del sistema,
por lo que los mecanismos de seguridad con que se encuentra dotada actúan reduciendo la
longitud de despliegue de los tramos y por tanto limitando el alcance de la misma. Por
consiguiente, cuanto más cerca en sentido horizontal se emplace la autoescala del punto a
alcanzar mayores serán las prestaciones que se obtendrán.
A título orientativo se incluye un cuadro de las prestaciones de las autoescalas con diferentes
cargas y alcances verticales y horizontales.
250 75 40 30 22 4 19
90 75 20 30 14 4 23
720 75 - 15 30 -5 4 27
2.2. Autobrazos.
Son vehículos complementarios de la escala que además de alcanzar alturas pueden penetrar
horizontalmente. En función de la extensión de sus tramos, se clasifican en:
- Autobrazos articulados (ABA).
- Autobrazos extensibles (ABE).
El autobastidor es convencional con cabina sencilla.
Sistema motriz. Constituido por una base giratoria construida en acero que reparte el peso
uniformemente sobre la corona de giro, que se encuentra montada sobre un cojinete de doble fila
de bolas, lleno de grasa, que discurre dentro de unas guías. La elevación del primer brazo se
consigue mediante cilindros hidráulicos, dotados de mecanismos automáticos de bloqueo en caso
de fallo de la presión. Según la longitud total del autobrazo, éstos pueden ser: uno para alturas de
hasta 26 m y dos cuando la sobrepasan.
El giro se realiza por medio de un motor hidráulico a través de un reductor de engranaje sinfín
sumergido en aceite. Hay incorporados en el montante del centro cinco anillos rozantes que
permiten llevar la energía eléctrica desde la instalación general del vehículo hasta la canasta para
fines de alumbrado, intercomunicación, etc. Tiene una plataforma que gira con la base, para
facilitar la visibilidad constante de la canasta, en la que se ubican los mandos para todas las
operaciones.
Para impedir que exceda de los límites de trabajo, cuenta con topes automáticos de fin de carrera,
que actúan sobre las válvulas de la base, anulándolas, incluso cuando se solicita manualmente su
funcionamiento. En caso de avería, la base se puede hacer girar con una manivela mediante un
eje de prolongación que ataca el engranaje sinfín.
Juego de brazos.
- Articulados (ABA). Formados por perfiles de acero soldados en forma de celosía o cajón según
los fabricantes. Cuentan con una articulación o codo que los une entre sí. Los movimientos de
extensión y flexión los realizan mediante unos cilindros hidráulicos anclados cerca de sus
extremos. Existen modelos de 2 ó 3 brazos. Algunos fabricantes ofrecen la opción de incorporar
escalas plegables para su utilización en caso de emergencia.
- Extensibles (ABE). Construidos con planchas de acero conformadas en cajón. El primer brazo
alberga en su interior una serie de tramos telescópicos que se deslizan entre sí, hidráulicamente,
hasta estar completamente desplegados. En el tramo central se encuentra la articulación con el
segundo brazo. Los movimientos de extensión y flexión los realizan como el tipo anterior.
Existen modelos de dos y tres brazos según los fabricantes, pudiéndose en el segundo caso,
trabajar bajo la vertical del vehículo.
Las barquillas de salvamento están construidas en perfiles de acero ligero, unidas mediante una
articulación al último brazo. Cuentan con un dispositivo hidráulico para su nivelación. Disponen
de un puesto de mando y admiten, según los modelos, hasta 6 personas. Están equipadas con una
instalación de suministro de agua que les permite alimentar una lanza monitora, las boquillas de
la cortina de agua de protección y una toma auxiliar para efectuar instalaciones flexibles de
penetración.
La dotación de personal de este tipo de vehículos suele ser de un conductor y dos bomberos. El
conductor es el encargado de su emplazamiento, aunque también puede manejarse desde la
barquilla como se ha indicado.
Estos dos últimos inconvenientes se reduce en los vehículos con más de dos articulaciones o con
izado telescópico.
Con estas premisas para su emplazamiento se deben tener en cuenta los siguientes factores:
- Analizar la pendiente en el lugar de la instalación. El sistema de nivelación únicamente
funciona en el sentido longitudinal del vehículo y preferentemente nivela hacia atrás. Colocar el
vehículo cuesta abajo.
- Asegurarse de que la superficie de pavimentación donde se va a emplazar es capaz de soportar
la carga que se va a transmitir sin daños. Ampliar la superficie de los estabilizadores con
planchas, palastros, etc., en caso necesario.
- Para desplegar los brazos en calles estrechas o casco antiguos de ciudades, elevar los brazos
plegados, desplegar en el sentido de la calle, comenzar a descender hacia la zona deseada
vigilando el codo.
Autogrúa pesada.
Se conocen por este nombre a aquellos vehículos destinados específicamente la izado o arrastre
de grandes cargas. Aun dentro de este concepto se deben distinguir, por las características de los
chasis y el sistema motriz de la superestructura, dos tipos: Hasta 20 toneladas y superiores.
Hasta 20 t de carga, el mismo motor del vehículo acciona los mecanismos de la grúa, o superior a
este peso, en que se utiliza un motor independiente para el funcionamiento de la superestructura,
quedando el motor del chasis exclusivamente para el transporte. El tipo más ligero, hasta 20 t,
suele montarse sobre chasis de tres ejes, siendo la cabina sencilla.
La pluma principal está apoyada articularmente sobre un disco giratorio y es elevada por medio
de dos cilindros hidráulicos. Para conseguir más extensión, lleva montada una pluma de
prolongación que es guiada con rodillos por el interior de la pluma principal. Cuentan con una
caja de polea con gancho montada en la punta de la pluma que dispone gargantas para cuatro
ramales multiplicando así la tracción del cable. Con el fin de ensanchar la base de trabajo durante
la actuación de la grúa van dispuestos a derecha e izquierda de la superestructura cuatro cilindros
de apoyo accionados manual o hidráulicamente.
En el extremo superior del tramo central se encuentra la caja de polea con gancho que puede
disponer de hasta ocho gargantas para los ramales del cable, multiplicando así la tracción de éste.
Los movimientos de elevación y descenso los realizan como el tipo anterior, mediante cilindros
hidráulicos. Existen modelos de hasta cuatro tramos según los distintos fabricantes.
Con estas premisas, para su emplazamiento se deben tener en cuenta los siguientes factores:
- Ángulo de trabajo. La mayoría de las grúas tienen la posibilidad de actuar dentro del rango de -
7º a + 75º, lo que les permite una gran variedad de emplazamientos.
- Carga en la pluma. Generalmente están diseñadas para admitir la carga máxima teórica en
punta, estando replegadas totalmente y con su ángulo de elevación máximo. Esta capacidad va
disminuyendo a medida que lo hace el ángulo de elevación y/o aumenta la extensión de la pluma.
- Alcance. En sentido vertical está limitado elementalmente por la longitud de los tramos, pero
hay otros factores que influyen en esta dimensión.
A medida que nos alejamos horizontalmente del punto a alcanzar, no sólo la distancia es mayor
sino que las prestaciones de la grúa disminuyen al aumentar el brazo de palanca que produce la
carga sobre los tramos, pudiendo sobrepasar la resistencia mecánica del sistema, por lo que los
mecanismos de seguridad con que se encuentra dotada actúan reduciendo la longitud de
despliegue de los tramos en función de la carga soportada y por lo tanto limitando el alcance de la
misma. Por consiguiente, cuanto más cerca en sentido horizontal se emplace la grúa respecto de
la carga a elevar, mayores serán las prestaciones que se podrán obtener.
Son vehículos complementarios de las grúas. Es una especie de taller rodante que puede aportar
el material necesario para rescate, corte, alumbrado o cualquier otro tipo de actuación en un
accidente. Cada Servicio de Bomberos tiende a dotar de material estos vehículos según las
necesidades de actuación más frecuentes.
El autobastidor es convencional con cabina sencilla o doble. Se tiende más a la opción de cabina
sencilla por la poca dotación que transporta la grúa. La superestructura se compone de un amplio
receptáculo sin compartimentar con soportes para la fijación del material. Incorporado a esta
superestrutura existe un generador eléctrico accionado por el motor del vehículo mediante
conexión a la toma de fuerza. Asimismo suelen disponer de un cabestrante. En la parte posterior
se instala un mástil telescópico para alumbrar la zona de trabajo, dotado de faros halógenos.
Autogrúa taller.
Es una combinación de los dos vehículos citados con anterioridad, pero dotado normalmente, con
una grúa de pluma más corta, unos 8 m, y menor capacidad de carga de 3 a 10 t. También
mantienen el cabestrante para labores de arrastre.
Se emplean para:
- Accidentes de vehículos ligeros.
- Explosiones, derrumbamientos y catástrofes en edificaciones.
- Suministro de aire o electricidad.
- Misiones de diversa índole.
4. SALVAMENTO ACUÁTICO.
Es un vehículo que tiene como misión intervenir en rescates y salvamentos variados. La dotación
de material de la que disponen es muy variada, compuesta con útiles tales como:
- Equipos portátiles de excarcelación.
- Colchones y lonas de salvamento.
- Llaves y mordazas de ascensores.
1. INTRODUCCIÓN.
Son un complemento de los vehículos básicos. Generalmente nunca actúan solos, pero realizan funciones propias en
fuegos, accidentes y actuaciones varias.
Es un vehículo en el que se ha instalado un sistema generador de electricidad que es accionado por el propio motor
del vehículo. Generalmente producen electricidad bitensión 125/220 V o 220/380 V. La primera opción presenta
menos riesgos al Bombero, porque normalmente se utiliza en ambientes húmedos. El generador suele montarse en la
parte trasera del vehículo. La dotación de material se compone de material:
- Eléctrico: - Carretes de cable.
- Cajas de conexiones bitensión.
- Prolongadores.
- Iluminación: - Focos portátiles.
- Trípodes.
- Extracción de humos: - Varios ventiladores de gran caudal con sus correspondientes
manguerotes.
Se utiliza principalmente en incendios de sótanos por su capacidad de iluminación y movimiento de masas de aire y
gases mediante los equipos con que se encuentra dotado.
3. VEHÍCULO DE ILUMINACIÓN.
Es un vehículo equipado con generadores eléctricos portátiles y/o incorporados. El material del que disponen es:
- Sistema de focos fijos.
- Mástiles de iluminación.
- Sistema de focos portátiles.
- Sistema de cableado.
Es un vehículo que suministra botellas de aire comprimido para los equipos de protección respiratoria. Puede
llevarlas almacenadas o rellenarlas in situ. En este último caso cuenta con sistemas de compresores de aire para
poder cargar a presiones de 250 a 350 bar, funcionando mediante un generador eléctrico incorporado al vehículo.
Dispone de prolongadores para el tubo de escape a fin de evitar la aspiración de los gases emitidos por el motor
cuando realizan las operaciones de carga, debiendo situarse a favor de viento.
Se utiliza en aquellos siniestros donde el consumo de aire es elevado, están ubicados a una distancia considerable del
almacén central y el acopio de botellas de reserva de los vehículos actuantes es reducido.
5. FURGÓN DE APEOS Y APUNTALAMIENTOS (FAA).
Puede considerarse como un taller de carpintería ambulante. Están construidos sobre un chasis de camión
convencional con cabina sencilla al que se incorpora una amplia superestructura para el transporte de tablones y
demás material. Para la fijación de los tablones en la superestructura durante el transporte se utilizan unos
dispositivos fijadores. Cuando el vehículo se estaciona y es necesario disponer de piezas para el apeo, el dispositivo
se eleva, convirtiéndose en deslizante, movido por el aire comprimido acumulado en un calderín auxiliar cargado por
sistema del circuito de frenos del vehículo.
Se emplea para:
- Apeos.
- Entibaciones.
- Pasarelas.
Normalmente para los Servicios de Bomberos el medio más rápido para situarlas en el siniestro es transportarlas en
un remolque o cargarlas directamente sobre un vehículo adecuado. Tienen una gran capacidad y versatilidad de
trabajo, ya que algunos vehículos cuentan con equipamientos complementarios, como:
- Pala cargadora.
- Excavadora.
- Retroexcavadora.
- Punta de demolición.
- Rippers.
Se usan en:
- Hundimientos.
- Derribos.
- Movimientos de tierra.
- Remoción del material incendiado.
Es un vehículo que puede realizar captaciones de agua, bien desde un depósito, pozos, estanques, ríos, acequias, etc.,
al tanque de un vehículo, pero su uso principal es el de extraer aguas no controladas depositadas en puntos bajos de
las edificaciones, vías de circulación, etc. Se pueden distinguir principalmente dos tipos en función de la fuente que
genera la energía para realizar la absorción.
Neumáticos.
Suelen fabricarse partiendo de un chasis convencional de cabina doble, al que se le habilita una plataforma para
instalar, anclado sobre ella, un compresor de aire comprimido de funcionamiento autónomo. Sobre esta plataforma
también van acoplados los siguientes elementos:
- Cajón de material. Dotado con dos manguitos de salida de aire, bombas de achique neumáticas con salidas de 45 y
70 mm de diámetro y varios trozos de mangueras de 45 y 70 mm de diámetro.
- Motobomba. Acoplada en la parte trasera de la plataforma, lado derecho, va montada sobre un chasis de hierro con
cuatro brazos para su transporte a mano. Para facilitar la maniobra de subida y bajada del vehículo, lleva instalado un
cabestrante en la parte trasera derecha de la plataforma.
- Absorbentes. Están situados en la plataforma con unos acoplamientos que sirven de fijación y dotados de llaves
para realizar el ajuste entre los absorbentes y de éstos con la alcachofa.
En la cabina lleva herramientas de bombero, botas altas de goma, barras, palanquetas, llaves de sector, de gas, de T,
grifa y un martillo percutor.
Eléctricos.
Vehículo de chasis convencional de cabina doble en el que se instala una superestructura en forma de cajón, con un
generador eléctrico accionado por el motor del vehículo mediante un toma-fuerza. En el resto de la misma se ubican
los equipos necesarios para los servicios que deben prestar y que someramente en:
- Bombas eléctricas sumergibles.
- Bombas flotantes accionadas a motor.
- Mangueras de 45 y 70 mm de diámetro.
- Botas altas de goma.
- Herramientas de bombero.
- Barras, palanquetas.
- Llaves de sector, mixtas de gas-agua, de T, etc.
Se emplea para neutralizar derrames de productos derivados del petróleo en edificios y vías públicas, generados por
incidencias en cisternas y depósitos, evitando su efecto contaminador en alcantarillados, cursos de agua y tierras.
Está constituido por un chasis convencional de cabina sencilla, con una superestructura en la que se incorporan un
tanque para depósito de líquidos recogidos, un generador eléctrico accionado por el motor del vehículo mediante un
toma-fuerza y compartimentos para el acoplamiento de material diverso.
Toda la herramienta de la que están dotados es antideflagrante, construida a base de material plástico o bronce. La
instalación eléctrica y las bombas de aspiración son asimismo antideflagrantes.
Lleva incorporados contenedores portátiles de diversas capacidades y formas, para poder recoger provisionalmente
el producto derramado, así como para obturar bocas de alcantarillado, introduciendo uno de los vértices en ellas y, a
medida que se va rellenando el contenedor, ajustarse a las dimensiones de la misma hasta taparlas completamente.
Cuenta con bombas eléctricas transportables para facilitar el trasiego y la recogida de los derrames, pudiéndose
rematar los trabajos con aspiradoras manuales y mecheros hasta eliminar cualquier residuo del producto. Está dotado
de material para obturación de fugas en cisternas, así como diferentes conexiones mixtas para los distintos tipos de
enlaces existentes en la industria petroquímica.
Se ubicará en el siniestro se hará siempre de popa al área que derrama, ya que, para evitar cualquier chispa que
pudiera desprenderse del motor, la salida de gases del escape la efectúa por la parte delantera.
Está construido sobre chasis de camión convencional con cabina sencilla a la que se incorpora una amplia
superestructura diseñada específicamente como una unidad de almacenamiento, vestuario y descontaminación de
equipos para este tipo de intervenciones.
La zona destinada a descontaminación cuenta con una instalación de ducha para trajes de protección con recogida de
aguas en contenedores herméticos. Va dotado con equipos de medida y protección respiratoria además de los trajes y
con una serie de herramientas y medios para cerrar válvulas y ocluir fugas. Se dota de un pequeño generador
eléctrico autónomo para generar energía a las bombas de agua y disponer de iluminación.
TEMA 60. VEHÍCULOS AUXILIARES.
1. INTRODUCCIÓN.
Los vehículos auxiliares no desempeñan un trabajo específico en el siniestro, sino que realizan
las siguientes misiones de apoyo:
- Transporte (personal y material).
- Reparaciones.
- Intendencia.
- Asistencia médica y transporte de accidentados.
- Mando.
2. VEHÍCULOS DE TRANSPORTE.
Microbús.
Es un vehículo normal de transporte de viajeros adaptado a este servicio. Está dotado con
señalización de prioridad y equipo de comunicaciones. Tiene hasta 30 plazas.
Todoterreno.
Vehículo todoterreno normal adaptado a este servicio. Está dotado con señalización de prioridad,
equipo de comunicaciones y baca para transporte de material de intervención (escalas, bicheros y
herramientas). Dispone de asientos complementarios en su parte trasera, con lo que puede
transportar una dotación de 6 personas.
Dumper.
Camión volquete normal aplicado a este servicio. Dispone de señalización de prioridad y equipo
de comunicaciones. Se utiliza para recoger los materiales removidos por las excavadoras,
transportar apeos de más de 5 m, retirar cargas pesadas recuperadas por las grúas, y tareas
similares.
Camión contenedor.
Camión consistente en un tractor con chasis de cabina sencilla, dotado con un dispositivo
neumático de carga y anclaje, y que transporta una unidad autónoma de trabajo alojada en un
contenedor. Estas unidades autónomas están diseñadas para el trabajo en siniestros de larga
duración y de características muy definidas. El tractor descarga la unidad en el lugar del siniestro
y vuelve a recogerla cuando éste ha terminado.
2.3. Unidades mixtas personal-carga (UPC).
Son vehículos utilizados para relevo de personal y suministro de material complementario, como
mangueras, combustibles, agentes extintores, equipos de extinción, botellas de aire para equipos
de protección respiratoria, etc.
Camioneta.
Vehículo de chasis convencional, con cabina sencilla o doble y dotado con una caja de carga
cubierta con un toldo. La caja dispone de bancos plegables.
Furgón cerrado.
Furgón normal con habitáculo de transporte dotado con asientos abatibles o desmontables lo que
permite variar el espacio destinado a los pasajeros y a la carga.
Ambulancia de cuidados intensivos. Dispone de personal y medios para una asistencia completa
in situ a un accidentado.
Vehículo cuya misión es facilitar contactos y reuniones entre mandos, a fin de coordinar
esfuerzos en siniestros de grandes proporciones o en grandes catástrofes en que intervienen
varios Servicios de Bomberos. Se trata de un vehículo de chasis convencional, cabina sencilla,
tracción sencilla o doble y un habitáculo de trabajo capaz de admitir la estancia de personas de
pie. Cuenta con un grupo electrógeno, un equipo completo de comunicaciones (telefonía,
emisores-receptores de radio, repetidores), un equipo informático (ordenador con base de datos) y
documentación (libros, planos, etc.).
1. DEFINICIONES.
Fluidos. Los líquidos y los gases reciben la denominación de fluidos, porque presentan
propiedades semejantes, derivadas del comportamiento de sus moléculas, cuya movilidad hace
que los fluidos tomen la forma del recipiente que los contiene y fluyen por los orificios que éstos
puedan tener. Los líquidos tienen volumen constante, mientras que los gases tienen volumen
variable.
Densidad. Se define como la masa de un cuerpo por unidad de volumen. Se suele representar por
la letra griega ρ.
Peso específico. Es el peso de una sustancia por unidad de volumen. Lo designaremos por la letra
γ. Por lo tanto γ = ρ g, siendo g la aceleración de la gravedad, aproximadamente 10 m/s2.
Tensión superficial. Son unas fuerzas que actúan en la superficie del líquido, que hacen que las
moléculas se mantengan unidas más fuertemente. Se puede comprobar con el hecho de que el
agua forma gotas y que se puede llenar un vaso por encima de su borde.
Viscosidad. Es la propiedad en virtud de la cual los líquidos se oponen a las fuerzas deformantes
excesivas y expresa la resistencia del líquido a dejarse cortar o separar.
Presión estática. Se define como el cociente entre la fuerza que realiza un líquido o gas y el área
o superficie sobre la que se aplica. En el caso de un líquido en un recipiente de superficie de la
base A y altura H la presión estática sobre el fondo sería ρ g H (o γ H). La deducción sería la
siguiente:
- Masa de fluido: ρ g
- Fuerza que ejerce el fluido, es decir, su peso: ρ g V = ρ g A H, siendo V el volumen
del recipiente.
- Definición de presión: p = (ρ g A H / A) = ρ g H = γ H.
2. DINÁMICA DE FLUIDOS.
Caudal. Es el volumen de líquido que pasa por una sección dada en la unidad de tiempo.
Normalmente se expresa en litros o m3 por segundo, y se representa Q o q.
Estas dos magnitudes están relacionadas entre sí, de tal manera que la velocidad es directamente
proporcional al caudal, es decir, cuanto mayor es el caudal, mayor es la velocidad y viceversa.
También es inversamente proporcional a la sección, es decir, cuanto menor es la sección, mayor
es la velocidad.
Golpe de ariete. Cuando el movimiento del líquido se detiene bruscamente se puede dar un golpe
de ariete debido a que la energía cinética del líquido ha de disiparse al frenar bruscamente y lo
hace como una onda de presión. Este golpe de ariete provoca la deformación de la tubería y
puede llegar a romper la conducción. Es conveniente saber que el golpe de ariete:
- Disminuye al disminuir la brusquedad del cambio del movimiento.
- Tiene importancia sólo cuando hay mucha masa de agua.
- Se admite que en las condiciones normales de abastecimiento a población, es suficiente
aumentar un 20% las presiones de cálculo, para tener en cuenta este fenómeno.
En un tendido de mangueras se puede estimar las pérdidas totales de carga en un 20% de la altura
manométrica total. Por lo tanto en un tendido de mangueras la presión que habrá que dar será la
altura manométrica multiplicada por 1.2 más la presión que se quiera en punta de lanza.
Instalaciones de aspiración. Se pueden definir como una máquina para elevar agua u otro
líquido. El punto esencial es que aumenta la energía del líquido, bien en forma de velocidad bien
en forma de presión. La potencia de la bomba es la que va a determinar la altura a la que
podamos elevar el agua, pero también hay otros factores importantes como son: La altura de
aspiración, que es la altura desde el nivel del agua hasta el eje de la bomba y cebado de la bomba.
Altura de aspiración. Es la altura desde el nivel del agua hasta el eje de la bomba y cebado de la
bomba. La máxima altura teórica de aspiración es de 10 m, ya que la presión atmosférica es
aproximadamente de unos 10 m.c.a. Por tanto, sólo será posible cebar una bomba aspirante
cuando la altura de aspiración sea teóricamente igual o inferior a 10 m. En la práctica esta altura
no deberá pasar de 6 m, con una longitud de aspiración de instalación de 8 a 10 m.
Cebado de bombas. Las bombas requieren ser abastecidas de agua, y si ésta se encuentra en un
nivel inferior debe efectuarse la puesta en aspiración, colocando el mangote de aspiración. La
operación que consiste en llenar de agua el cuerpo de la bomba y el mangote de aspiración,
eliminando el aire que lo ocupó se llama cebado.
TEMA 62. MATEMÁTICAS ELEMENTALES.
1. NÚMEROS RACIONALES.
La cantidad que resulta de dividir una unidad de b fracciones iguales y tomar a de estas
fracciones se representa por a/b.
Sumando dos fracciones que tienen el mismo denominador, su suma o resta tiene un
sentido evidente y la operación es inmediata. La suma de dos fracciones con igual
denominador es igual a otra fracción que tiene como numerador la suma de los
numeradores y, como denominador, el común. Al igual se hace con la resta.
Para sumar o restar dos fracciones no tienen denominador común, se halla una fracción
equivalente a la primera y otra fracción equivalente a la segunda que tengan el mismo
denominador y se procede como en el caso anterior.
El producto de dos fracciones es otra fracción que tienen como numerador el producto
de los numeradores y como denominador el producto de los denominadores.
Además de las fracciones hay otras formas de representar un número racional. La más
importante es la decimal, que es una extensión de la de los números enteros.
Los números enteros se miden conforme a unos patrones que contienen 1, 10, 100, etc.,
unidades. Si se divide la unidad en 10 partes iguales, se puede tomar como patrón la
décima parte de la unidad. Si se divide la unidad en 100 partes iguales, se puede tomar
como patrón la centésima parte y así sucesivamente.
Todo número racional puede escribirse en forma decimal. La parte decimal puede ser
finita o infinita periódica. El período es la secuencia de cifras que se repiten indefinidas
veces. Se indica con un acento circunflejo. Se aconseja que se repase la regla de
división.
4.1. Porcentajes.
Para expresar la fracción a/b como porcentaje basta hallar la expresión decimal de la
fracción y multiplicar por 100.
Hay dos expresiones de uso muy común, que sirven también para definir fracciones. La
primera expresión es:
Por cada b individuos u objetos de cierto colectivo, hay a que tiene una cualidad
= a/b.
1. PRINCIPIOS DE LA DINÁMICA.
Segundo principio: Si realizamos sobre un cuerpo una fuerza exterior F, dicho cuerpo
sufre una aceleración (a) directamente proporcional a la fuerza externa aplicada e
inversamente proporcional a la masa del cuerpo (m). Es decir, F = m x a. Este principio
lo observamos en el hecho que cuanta más masa tenga un cuerpo, más nos cuesta
moverlo.
ρ=m/V
Por lo tanto sus unidades son kg/m3 o g/l.
La densidad del agua es de aproximadamente 1 g/l. Los hidrocarburos ligeros suelen tener
densidades inferiores a la del agua. Todo cuerpo con una densidad inferior a la del agua flota
en ella. Por lo tanto los hidrocarburos ligeros flotan en el agua.
Densidad relativa: Es la relación entre la densidad de una sustancia comparada con la del
agua.
Es decir:
No tiene unidades. Aquellas sustancias más pesadas que el agua, tienen una densidad relativa
superior a 1. Por el contrario, aquellas sustancias más ligeras que los aguas tienen una
densidad relativa inferior a 1.
γ = mg/V
1m = 10 dm = 100 cm = 1.000 mm
1 m2 = 100 dm2 = 10.000 cm2 = 1.000.000 mm2
1 m3 = 1.000 dm3 (o litro) = 1.000.000 cm3 = 1000.000.000 mm3
1 Kg = 1.000 g
1 Kg ≈ 10 N
Presión o tensión de vapor: Es la presión que ejerce el vapor de un líquido en equilibrio con
su líquido. La presión de vapor del agua a 20 ºC es de unos 22.5 mmHg » 0.03 bar » 0.3 mca.
1.2. Presión. Ejemplos.
P =F/S
Presión: Es la fuerza que se realiza sobre una superficie por unidad de superficie. Es decir:
Aplicaciones.
En el vaciado de una cuba llena de agua, no es posible si no tiene entrada auxiliar de aire. Si
se intenta extraer el agua con una bomba, sin otra entrada de aire, la cuba se arrugará por
efecto de la presión.
3. Cojines neumáticos.
Los cojines neumáticos actúan sólo en la parte de superficie que está en contacto con el
elemento a elevar.
Si tenemos un cojín V10:
S = 1369 cm2 F = 8 kg/cm2 x 1369 cm2 = 10.952 Kg
p = 8 bar
Si usamos un cojín V18:
S = 2.444 cm2 F = 8 kg/cm2 x 2.444 cm2 = 19.552 Kg
p = 8 bar
Para una presión determinada, a mayor superficie de aplicación, mayor fuerza. Como cuando
el cojín se va elevando la superficie de contacto va disminuyendo, la fuerza que realiza el
cojín también disminuye. Si colocamos dos cojines uno encima del otro la fuerza realizada
será la que ejerce el más pequeño de los cojines. Si por el contrario los colocamos uno al lado
del otro la fuerza realizada será la suma de los dos.
Cuanto mayor sea la superficie de aplicación de la fuerza que transmite el puntal, menor será
la presión que se ejerce sobre el punto de apoyo, por lo que será más fácil su resistencia.
5. Cizalla hidráulica.
Sabiendo que una cizalla actúa en unos 25 cm2 en la base de las cuchillas y que trabaja a 720
bar, calcularemos la fuerza que realiza.
p = 720 bar.
F = p x S = 720 kg/cm2 x 25 cm2 = 18.000 Kg
Si utilizamos el centro de las cuchillas, en la que actúa en unos 15 cm2, realizará la siguiente
fuerza:
F = p x S = 720 kg/cm2 x 15 cm2 = 10.800 Kg
6. Rotura del grifo de una botella de aire comprimido. Suponiendo una presión de 200 bar, y
una sección del grifo de 3 cm2, calcularemos la fuerza que se ejerce la botella.
Muchas de las aplicaciones de la presión se basan en ejercer la fuerza sobre una superficie
relativamente grande para transmitirla a una superficie menor donde nos interesa ejercer una
gran presión.
Los cinturones que protegen contra caídas son necesariamente anchos para resistir la fuerza
de la caída. Dicha fuerza se convierte en presión en el cinturón, por lo que cuanto mayor sea
su superficie menor será la presión que tiene que resistir y menor la presión que transmite al
cuerpo de la persona que lo utiliza.
10. Necesidad de esperar a que un coche se inunde para poder abrir la puerta y rescatar a sus
ocupantes.
La diferencia de presión que existe entre el interior y exterior del coche hace prácticamente
imposible abrir la puerta del coche. Hay que esperar que el coche se inunde para que la
presión interior y exterior se iguale. Supongamos un coche a 0.5 m de profundidad. Como 0.5
mca es aproximadamente equivalente a 0.05 kg/cm2, y suponiendo que la puerta de un coche
tiene 1 m2, tenemos que la fuerza que hay que hacer es:
F = p x S = 0.05 kg/cm2 x 10.000 cm2 = 500 Kg
Como vemos es una fuerza que una persona sola no puede realizar.
Por el contrario en una rotura de una tubería de vapor, ésta no se expandiría tan bruscamente,
por lo que la tubería actuaría como un látigo, pero no explotaría.
12. BLEVE.
Presión manométrica.
Todos los instrumentos del Servicio miden presiones manométricas. La mínima presión
absoluta que puede haber es 0. La mínima presión manométrica que puede haber es - 1 bar o -
10 mca. Por lo tanto lo máximo que se puede aspirar es 1 bar o 10 mca.
1.3. Alturas.
En principio es chocante que el concepto de presión, fuerza por unidad de superficie se mida
en alturas. En nuestro Servicio, tenemos que relacionar rápidamente la presión que ejerce la
bomba, tanto en aspiración como en impulsión, con las alturas de las que aspiro como de las
alturas a las que impulso. Por eso cree conveniente explicar la relación directa e inmediata
que existe entre la presión y la altura.
La presión que ejerce una columna de líquido se debe al peso que ejerce dicha columna. En
general, esto es aplicable tanto a un líquido como a un gas, por eso a medida que ascendemos
en la superficie terrestre disminuye la presión.
El peso de una columna de líquido es su masa x por la gravedad, es decir, ρV.g. Siendo ρ, la
densidad, V, el volumen de la columna de líquido y g la aceleración de la gravedad, unos 10
m/s2. Por lo tanto, la presión será dicho peso dividido por la superficie de aplicación de la
columna:
P = ρgV/S =ρgH
H: altura de la columna de líquido.
S: superficie de aplicación de la columna.
Por lo tanto 10 mca es la presión que ejerce una columna de 10 m de agua. Comprobemos
que aproximadamente corresponde a 1 bar.
Obviamente, cuanto más denso es un líquido, menos longitud de columna hace falta para
alcanzar la misma presión.
Altura de impulsión. Es la altura que suministra una bomba a su salida, y por la cual es capaz
de elevar el líquido a una altura determinada y/o proporcionarle velocidad. No existe un
límite teórico. En principio, se puede elevar agua a cualquier altura.
Pérdidas de carga. Es la pérdida de energía del líquido debido a que el fluido no es ideal.
Como hemos visto se puede representar como una pérdida de la altura a la que se puede
impulsar el líquido o de la altura de la que se puede aspirar el líquido. Se pueden estimar del
orden del 20% de la altura total.
Aplicaciones.
1. Con una presión en el camión de 7 kg/cm2, ¿ a qué altura máxima se podrá alimentar una
lanza que necesita 4 kg/cm2?
Hb = Hl + Hg + Hp
Hg= Hb - Hl - Hp = 70 - 40 - 0.2Hg
Hg = 25 mca.
2. Si queremos subir una manguera hasta el 7º piso (21 m) y necesitamos en punta de lanza
una presión de 4 kg/cm2, ¿qué presión necesitamos en la bomba?
La presión que la bomba debe suministrar es tal que permita, primero, subir el agua hasta el
7º piso, contrarrestar las pérdidas de carga, y por último dar presión a la lanza.
3. Supongamos que tenemos que repostar de un pozo de agua 14 m por debajo del nivel de un
camino y que el vehículo no tiene acceso, aunque es posible el acceso a pie, ¿cómo se
repostaría el depósito de agua del vehículo?
Principio de Pascal.
F1 / S1 = F2 / S2
F2 = F1 S2 / S1
Sí F1 = 5 Kg
S1 = 1 cm2 y S2 = 10 cm2 ⇒ F2 = 50 Kg
Es decir, podemos ejercer unas 10 veces superior. Podemos multiplicar la fuerza que
Principio de Arquímedes.
Todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje hacia arriba igual al peso del
volumen del fluido desalojado. Por esto, un cuerpo sumergido en el agua nos parece que
“pesa” menos que fuera del agua.
2. FLUIDODINÁMICA.
2.1. Caudal.
Q = V/t
Es el volumen de fluido que pasa en la unidad tiempo por una sección transversal dada.
Las unidades en las que se puede expresar en l/min. , l/s o m3/h.
Aplicación. Para un proporcionador Z-2 (200 l/min.), ¿Qué tiempo tardaría en vaciarse el
tanque de una autobomba urbana pesada (3.000 l)?
v1 S1 = v2 S2
velocidad disminuye.
Aplicación.
1. Colocar el dedo en la manguera, para conseguir un mayor alcance del agua. Al reducir la
sección de salida conseguimos una mayor velocidad y por lo tanto más alcance, manteniendo
la misma cantidad de agua. Es el mismo efecto que se consigue con la lanza en el extremo de
la manguera. Las primeras lanzas se desarrollaron a partir de las experiencias de bomberos
que colocaban la mano delante del chorro para pulverizar el agua.
A la suma del término de presión estática y del término de velocidad se llama presión
dinámica.
Aplicaciones.
1. Golpe de ariete. Cuando se cierra el conducto de una tubería de manera brusca, la energía
de velocidad (cinética) que lleva el fluido no puede desaparecer. Se convierte en energía de
presión (onda de presión) que puede multiplicar por 3 la presión de la tubería y romperla.
Para evitar eso están las válvulas de mariposa, para evitar que el cierre sea brusco.
2. Efecto Venturi. En un estrechamiento la velocidad del fluido ha de aumentar. Si la tubería
está horizontal, como la suma de los términos ha de mantenerse constante, le presión del
fluido ha disminuir, por lo que se produce una aspiración.
3. Funcionamiento de un manómetro.
En una instalación normal se puede estimar las pérdidas de carga en un 20% de la altura
manométrica.
Por último para suministrar energía al fluido tenemos las bombas. Para extraer energía del
fluido se emplean las turbinas. Un ejemplo de esto lo tenemos en las turbobombas. La bomba
del fluido suministra energía a la turbobomba que actúa como turbina. Mediante un eje
común la turbina comunica la energía a la parte de bomba de la turbobomba, que es la que
aspira el fluido.
3. BOMBAS.
3.1. Instrumentación.
Todo instrumento de presión que modifique la energía del fluido ya sea una bomba o una
turbina suele llevar un instrumento que marque la presión de entrada y la presión de salida.
De las bombas nos interesa dos conceptos básicos: la presión y el caudal.
Manovacuómetro. Marca la presión de entrada de la bomba. Tiene dos escalas en las bombas
que pueden aspirar:
- Una que marca la presión de aspiración o de vacío, cuyo valor máximo es de -1 bar,
-1 kg/cm2 o -10 mca.
- Otra que marca la presión introducida por un hidrante u otra motobomba. No tiene
límite teórico, aunque suelen estar en torno a 20 bar, 20 kg/cm2 o 200 mca.
Los dos conceptos que nos interesan de una bomba son el caudal y presión que dan a
unas revoluciones determinadas, para una aspiración dada. La relación entre el caudal y
presión de una bomba viene dada por las curvas características de una bomba. Para cada
revolución del motor hay una curva diferente, que también se modifica según la altura
de aspiración. Si se toma el agua del tanque, sólo hay una curva por cada revolución del
motor.
TEMA 64. QUÍMICA BÁSICA.
1. CONCEPTO DE MOL.
Las unidades fundamentales en química son el átomo y la molécula y en casi todas las ecuaciones
de química teórica el número de moléculas es un factor importante. Por tanto, no debe sorprender
que la posibilidad de medir y expresar el número de moléculas presentes en cualquier sistema
químico sea importante. Aunque hoy en día es posible detectar la presencia da átomos simples,
cualquier intento de contar directamente la enorme cantidad de átomos que hay incluso en el
sistema químico más pequeño, mantendría ocupada a la población mundial durante muchos
siglos. La solución práctica al problema de contar grandes cantidades de átomos no es imponente.
Tan sólo es necesario usar la más fundamental de las operaciones de laboratorio: el pesado.
La exposición del desarrollo de la teoría atómica llevó a la conclusión de que en el peso atómico
en gramos de cada elemento está contenido un número igual de átomos, y este mismo número de
moléculas se encuentra en el peso molecular en gramos de cualquier compuesto. Los términos
peso atómico gramo y peso molecular gramo son confusos y tienden a ocultar el hecho de que se
utilizan para referirse a un número fijo de partículas: el número de Avogadro, 6.0220 x 1023. Es
más apropiado usar el término mol para referirse a la cantidad de sustancia que contiene este
número de partículas. Recordemos las siguientes definiciones formales:
12
El número de átomos de carbono que hay exactamente en 12 g de C se llama número de
Avogadro (NA).
Estas definiciones subrayan el hecho de que mol se refiere a un número fijo de partículas. A
partir de estas definiciones se observa que el peso de un mol de sustancia es siempre igual a su
peso atómico o molecular expresado en gramos. Para medir un número de partículas que sea
múltiplo o fracción del número de Avogadro, sólo hay que pesar el múltiplo o la fracción
apropiada del peso atómico o molecular. Esto es:
Ecuación 1
número de moles = peso (g) / peso de un mol (g/mol)
= peso (g) / peso atómico o molecular (g/mol).
En la ecuación anterior se muestran las unidades de los números que aparecerán en la misma.
Teniendo en cuenta estas unidades se puede ver si los resultados son correctos.
A pesar de que el número de moles suele medirse pesando, es más conveniente considerar un mol
como un número fijo de partículas y no como un peso fijo. Un mol de una sustancia siempre
contiene el número de Avogadro de partículas, pero el peso que contiene un mol varía para
diferentes sustancias.
Puede surgir cierta confusión respecto a los pesos moleculares de aquellas sustancias en las que
no existen moléculas discretas. Por ejemplo, en el cloruro de sodio sólido, no hay moléculas
identificables de NaCl, existen solamente iones de sodio y cloro. Sin embargo, es común usar la
expresión peso molecular del cloruro de sodio como si esta sustancia estuviera compuesta por
moléculas de NaCl. En este contexto, el peso molecular de NaCl significa únicamente el peso de
una sustancia que contiene 6.02 x 1023 iones de cada tipo y no hay implicación alguna acerca de
la existencia de moléculas en el cristal.
2. ECUACIÓN QUÍMICA.
Las ecuaciones químicas se usan para describir los cambios que ocurren durante una reacción
química. Aunque en gran parte estos cambios se refieren al consumo de reactivos y a la aparición
de productos, hay muchas formas para describir cambios aparentemente sencillos. Las formas
usadas dependen de los aspectos de la reacción química que se quieren describir y de cómo se
quiere hacer. Antes de examinar las diferentes formas de escribir ecuaciones químicas, se
estudiarán algunas de sus características básicas.
Ecuación 2
N2O5 → NO2 + O2
El mayor defecto de esta sencilla ecuación es que no es una ecuación equilibrada. Desde los
tiempos de Dalton se sabía que durante las reacciones químicas los átomos se conservan, de tal
manera que todos los átomos de nitrógeno y oxígeno que forman el N2O5 deben encontrarse
también en los productos. Contar los símbolos atómicos de N y de O puede servir para equilibrar
una reacción tan sencilla, y es posible escribir esta reacción como la ecuación equilibrada:
Ecuación 3
2N2O5 → 4NO2 + O2
Los factores numéricos utilizados para equilibrar esta reacción se llaman coeficientes
estequiométricos. Puede observarse que la ecuación equilibrada requiere de dos moléculas de
N2O5 para descomponerse y producir una molécula de O2 y cuatro moléculas de NO2. A niveles
prácticos de química es mejor pensar en moles que en moléculas individuales. Una manera
equivalente de escribir esta reacción en moles sería:
Ecuación 4
N2O5 → 2NO2 + ½ O2
Todos los coeficientes estequiométricos de esta ecuación son exactamente la mitad de los
coeficientes de la ecuación equilibrada anterior. Observése, sin embargo, que las relaciones de los
moles de productos y reactivos son iguales en ambas ecuaciones. Sólo las relaciones de los
coeficientes estequiométricos son de importancia fundamental en una ecuación.
Hay una limitación importante al uso de estas ecuaciones para comprender la descomposición
del N2O5, y es que no informan de cómo tiene lugar exactamente la reacción en el ámbito
molecular. En ellas se implica que las moléculas de N2O5 se separan para producir NO2 y O2. Las
ecuaciones estequiométricas sólo se expresan las relaciones estequiométricas entre los reactivos y
los productos. La forma en la que las moléculas reaccionan realmente debe expresarse, por lo
general, mediante un conjunto más complejo de ecuaciones relacionadas con el mecanismo de la
rotación.
3. RELACIONES ESTEQUIOMÉTRICAS.
Los cálculos cuantitativos que involucran las cantidades relativas de productos y reactivos de una
reacción química requieren una compresión profunda de las relaciones estequiométricas. Estas
relaciones se pueden comprender mejor mediante ecuaciones algebraicas sencillas. Una vez bien
establecidas esas ecuaciones algebraicas, puede obtenerse rápidamente la respuesta final a
cualquier problema estequiométrico. La unidad fundamental para tales cálculos es el mol.
Por ejemplo, considérese la fórmula química: Fe2O3. Esta fórmula establece que se puede formar
1 mol de Fe2O3, a partir de 2 moles de átomos de Fe y 3 moles de átomos de O. Aunque esta
afirmación es una verdadera reexposición de la fórmula Fe2O3, no está en la forma de relaciones
algebraicas. Las relaciones algebraicas entren los moles de Fe2O3 y los moles de átomos de Fe y
de O requeridos, serían:
Las relaciones algebraicas entre productos y reactivos de una ecuación química con casi idénticas
a las dadas para el Fe2O3. Considérese la siguiente reacción química para los reactivos A y B que
dan los productos C y D:
aA + bB → cC + dD
2Fe + 3O → Fe2O3,
Donde a, b y c son los enteros 2, 3 y 1, respectivamente. Las relaciones algebraicas entre los
moles de A, B, C y D, estequiométricamente requeridos por la ecuación equilibrada, son:
Ecuación 5
moles de A consumidos / a = moles de B consumidos / b =
= moles de C producidos / c = moles de D producidos / d.
Las relaciones dadas por la ecuación inmediatamente anterior son muy útiles, ya que permiten
establecer con total exactitud las relaciones estequiométricas de una reacción química.
Usando una combinación de las ecuaciones 1 y 5 se puede resolver fácilmente casi todos los
problemas relacionados con pesos o moles de una ecuación química.
Reacciones ácido-base.
Los ácidos son sustancias cuyo pH en solución acuosa es inferior a 7. Ejemplos cotidianos: ácido
acético (vinagre), ácido clorhídrico (agua fuerte). Las bases son sustancias cuyo pH en solución
acuosa es superior a 7. Ejemplos cotidianos: amoníaco, hidróxido sódico (sosa cáustica).
La reacción de un ácido de un ácido fuerte con el agua suele ser una reacción fuertemente
exotérmica (desprende calor). Si nos cayera ácido en la piel, reaccionaría con la humedad de ésta
y podría producirnos quemaduras. De idéntica manera la reacción de una base con agua es
asimismo exotérmica por lo que su efecto sobre la piel sería parecido.
La reacción de un ácido se realiza preferentemente con una base que con el agua, resultando que
se produce una sal y agua, que en general no son peligrosas para la piel. Por lo tanto, si nos
cayera una sustancia ácida, le aplicaríamos una sustancia bicarbonatada (bicarbonato sódico),
mientras que si nos cayera una base emplearíamos una sustancia ácida (ácido acético, vinagre).
Hay que volver a incidir que las reacciones de los ácidos o bases fuertes con agua pueden ser
fuertemente exotérmicas, por los que si se emplea agua sobre ellos sin adoptar las precauciones
debidas podemos provocar una explosión.
Reacciones Redox.
Las reacciones Redox son reacciones entre oxidantes y reductores. Los oxidantes son sustancias
que quitan electrones a otras sustancias (agua oxigenada, hipoclorito sódico o lejía). Los
reductores son sustancias que dan electrones a otras sustancias (hierro, zinc). Los reductores se
oxidan y los oxidantes se reducen cuando se produce una reacción.
Las reacciones Redox se caracterizan porque suelen desprender gases que pueden ser peligrosos.
Los ácidos de las baterías desprenden hidrógeno, gas que es muy inflamable. La lejía doméstica
desprende cloro (gas muy tóxico) cuando reacciona con el amoníaco.
Las reacciones Redox más frecuentes que podemos encontrarnos en nuestro servicio las producen
los peróxidos inorgánicos. Hay que ser muy prudentes con el empleo de agua con estos productos
y valorar cada situación particular.
Reacciones de polimerización.
Son reacciones donde a partir de una o varias unidades elementales (monómeros), se consiguen
sustancias muy complejas, a base de repetir las unidades originales.
Estas reacciones suelen ser muy fuertemente exotérmicas, por lo que pueden producir en
presencia de agua explosiones o incendios. Las sustancias más típicas que nos podemos encontrar
son los peróxidos orgánicos, ya que una buena parte de ellos corren el riesgo de polimerización
espontánea en presencia de aire.
TEMA 65. INTRODUCCIÓN GENERAL A LA EDIFICACIÓN.
Podemos definir como edificación a todo el conjunto de fases y procesos, desde que se empieza
una obra hasta que queda totalmente terminada.
La construcción estudia cómo deben disponerse los elementos en un edificio, de acuerdo con el
material empleado y las hipótesis de cálculo. La construcción está muy ligada con los materiales
de construcción, resistencia de materiales y estabilidad de las construcciones. Se deben conocer
bien los materiales que se van a manejar y en qué forma se presentan en el mercado. También, los
esfuerzos que deben resistir dichos materiales, como consecuencia de las fuerzas que actúan
sobre ellos.
2. IMPORTANCIA DE LA CONSTRUCCIÓN.
3. EDIFICIOS. SU FUNCIÓN.
El edificio es la obra construida. Puede servir de morada al hombre, para reuniones, espectáculos
o cualquiera de las necesidades inherentes a la sociedad. Según el uso al que se destinan pueden
ser públicos o privados.
Cuando se quiere construir un edificio, es necesario en primer lugar, saber lo que se quiere
realizar, con qué materiales y de qué modo. Es decir, previamente hay que redactar un proyecto.
Memoria. Completa los planos, explicando y justificando las disposiciones adoptadas. Debe
comprender también, la indicación de los materiales que se van a emplear y cómo se deben
disponer.
Presupuesto. Es el estudio previo determinativo del coste de una obra y sirve de base para su
ejecución. Debe comprender las mediciones o cantidad de obra que hay que realizar de las
diferentes unidades de obra, los precios unitarios de cada una de esas unidades de obra y la
aplicación de los precios a las mediciones.
Pliego de condiciones. Fijan las normas para la buena ejecución, tanto en cuanto a condiciones
que deben reunir los materiales, como a la ejecución de la obra, y también las obligaciones de las
partes que intervienen: propietario, director de obra y constructor. Debe comprender: condiciones
legales de régimen interior de las obras, condiciones facultativas, condiciones económicas.
No todos los elementos que componen un edificio tienen la misma función. Unos sirven para que
el edificio se sostenga, es decir que afectan a su estabilidad, otros son necesarios para hacerlos
habitables, aislándolo de los agentes atmosféricos, para separar los distintos ambientes, para
hacerlos más confortables. Por consiguiente, los elementos que integran un edificio los podemos
clasificar en fundamentales o estructurales y complementarios.
Los fundamentales son los que constituyen la estructura o conjunto de elementos resistentes, cuya
función es resistir o absorber las cargas que actúan sobre el edificio y transmitirlas al terreno por
medio de la cimentación.
Los elementos complementarios hacen que el edificio se pueda habitar, dándole comodidad y
confort.
Estructurales.
Cimientos. Parte de la construcción que sirve de base a los edificios.
Elementos verticales de sustentación, como muros y entramados verticales.
Elementos horizontales de sustentación de suelos.
Elementos inclinados, como cubiertas.
Elementos de enlace, como escaleras que unen entramados horizontales a distinta altura.
Complementarios.
Cerramiento exterior en estructuras entramadas.
Tabiques, elementos de separación no resistentes.
Forjados.
Puertas y ventanas.
Solados. Revestimientos. Decoración.
Instalaciones: fontanería, saneamiento, eléctrica, ascensores, calefacción, aire acondicionado,
agua caliente central, etc.
Auxiliares.
Cimbras.
Andamios.
Apeos.
5. MATERIALES.
Son los cuerpos que integran las obras de construcción, cualquiera que sea su naturaleza,
composición y forma. En una primera aproximación a los materiales empleados en la
construcción, nos vamos a centrar en el estudio de tres materiales básicos empleados en la
edificación. Por un lado el hormigón, y por el otro el mortero y los ladrillos.
Morteros.
Son mezclas plásticas obtenidas con un aglomerante, arena y agua, que sirven para unir las
piedras o ladrillos que integran las obras de fábrica y para revestir con enlucidos o revocos. Los
morteros se denominan según sea el aglomerante de yeso, cal, cemento, y se llaman bastardos
cuando intervienen dos aglomerantes como yeso y cal, cemento y cal, etc. La mezcla de un
aglomerante y agua se denomina pasta y se dice que es de consistencia normal cuando la cantidad
de agua de amasado es igual a los huecos del aglomerante suelto: si es menor será seca y si es
mayor fluida. Se llama lechada cuando se amasa con mucha agua. Los morteros se clasifican
como los aglomerantes, en aéreos e hidráulicos.
Arena.
Es el producto de la disgregación natural de las rocas, por procesos mecánicos o químicos. Están
formados por un conjunto incoherente de granos de diversa forma o composición química y
tamaño menor de 5 mm y mayor de 0.02mm.
Agua.
El agua de amasado de los morteros y hormigones no debe contener sustancias disueltas o en
suspensión que alteren el fraguado del cemento. Las aguas muy puras, como las de lluvia son
ácidas y tienen un pH menor de 7, y las estancadas contienen materia orgánica.
Morteros hidráulicos.
Son los obtenidos con cales hidráulicas o cementos, y su característica es poder fraguar tanto en
el aire como en el agua.
Hormigón.
Es el producto resultante de la mezcla de un aglomerante, arena, grava o piedra machacada y
agua. Se puede considerar también como el resultado de agregar a un mortero grava o piedra
machacada.
El hormigón según se le hace trabajar en las obras, está compuesto y colocado recibe ciertas
denominaciones:
- En masa: es aquel que se vierte directamente en moldes previamente preparados y
dan macizos sometidos a esfuerzos de compresión.
- Ciclópeo: es el que contiene grandes bloques de piedra embutidos en su masa.
- Armado: el que contiene en su interior una armadura metálica y trabaja también a
flexión.
- Ligero: cuando se emplean áridos de pequeña densidad o se produce
desprendimiento de gases antes del fraguado. Tiene poca densidad.
- Translúcido: el que contiene pavés o baldosas de vidrio y se emplea en lucernarios,
claraboyas o tabiques.
- Aireado: el que contiene una determinada proporción de burbujas de aire y le
comunica propiedades especiales.
- Pretensado: aquel hormigón armado a cuyas armaduras se las tensa para que lo
comprima.
- Apisionado, colado, vibrado, centrifugado, etc.: según sea el procedimiento mecánico
utilizado para su puesta en obra.
Ladrillos.
Clases de ladrillo. La clase de ladrillo queda definida por las características siguientes:
- Tipo.
- Calidad.
- Formato.
- Resistencia.
Tenemos como tipos de ladrillo:
- Macizo: ortoedro macizo o con rebajos de profundidad no superior a 0.5 cm, que
dejan completo un canto y las dos testas.
- Perforado: octaedro con taladros en tabla de volumen superior al 10%.
- Hueco: octaedro con taladros en tabla que no cumplan las condiciones del ladrillo
perforado.
- Especiales.
TEMA 66. CONSTRUCCIÓN.
1. INTRODUCCIÓN.
Se proporciona protección contra fuego a los elementos de un edificio por dos razones.
La primera de ellas trata de impedir la propagación del fuego hacia o dentro de un
edificio durante una prolongada o incontrolada exposición frente a un incendio y la
segunda trata de asegurar que incluso bajo dicha exposición, el armazón del edificio o
los propios elementos del mencionado armazón no se derrumben.
Existen dos grupos de elementos de un edificio: los portantes y los no portantes. Los
elementos portantes son aquellos que deben sufrir cargas aparte de las de su propio
peso. Los elementos no portantes sufren tan sólo su propio peso. El traslado de estos
elementos no portantes, no tendría ningún efecto en el comportamiento estructural del
edificio. La tabla 1 relaciona los elementos estructurales que son comunes a la mayoría
de los edificios separando éstos en dos categorías generales.
Los códigos de construcción proporcionan los requisitos para las cargas de ambas
estructuras y las de personas. Estos códigos y normas están realizados que los “fallos”
en edificios son muy raros. Cuando alguno tiene lugar, puede ser como resultado de las
cargas imprevistas. Cuando tiene lugar el incendio, las cargas son inducidas por el calor
que puede ser la causa de tensiones térmicas, si los elementos tienen alguna limitación
para dilatarse y, al mismo tiempo, puede ser causa de pérdida de fuerza o deterioro de
los elementos.
2. PILARES.
Los pilares sirven para llevar las cargas del edificio hacia la cimentación, donde toda la
carga es distribuida sobre la tierra o piedra que deba soportarlas. El material del pilar se
establece por el tipo de construcción: acero u hormigón reforzado si no es combustible,
o madera si es combustible.
Muro de carga: se llama así al que soporta una carga vertical, además de su propio
peso.
Muro cortina: muro exterior generalmente apoyado sobre los elementos estructurales.
Pared de cerramiento: muro interior que encierra un conducto vertical, como un hueco
de escalera o caja de ascensor, etc.
Pared exterior: es una pared que crea el límite de un edificio y está frecuentemente
expuesta a la intemperie.
Tabique cortafuegos: sirve para restringir la propagación del fuego, pero no reúne las
condiciones para caracterizarse como un muro cortafuegos.
Muro cortafuegos: pared con suficiente duración y estabilidad para soportar los efectos
del más grave incendio.
Tabique: muro interior, de no más de un piso de altura, que separa dos zonas del mismo
edificio pero que no se pretende que sirva como barrera contra incendios.
Pared medianera: está siempre sobre la linde o línea que separa dos solares.
Muro con cámara de aire: muro construido con materiales de mampostería en forma de
dos muros paralelos, con un espacio vacío entre ellos.
4. FORJADOS.
Los sistemas de construcción de forjados incluyen no sólo el montaje del suelo, sino
también las vigas y jácenas o armazones que debe soportar. Las vigas y jácenas son,
casi siempre, una parte integral del sistema de suelos mientras que los armazones
pueden servir a otros propósitos.
5. CUBIERTAS.
El proyecto y construcción de las cubiertas sigue los patrones generales de los sistemas
de construcción para suelos. Ambos deben soportar cargas verticales y deben distribuir
dichas cargas hacia las paredes o pilares. Las cargas de las cubiertas son normalmente
más pequeñas que las cargas que debe soportar el suelo.
Las cubiertas de los tejados pueden quedar soportadas por vigas de acero y madera o
mediante vigas de celosía que precisen una mayor extensión.
Para construir cubiertas planas se emplean vigas de celosía (vigas de acero de alma
hueca). La estructura de los edificios de una sola planta que necesitan grandes espacios
se construye con pórticos de nudos rígidos.
TEMA 67. INSTALACIONES DE GAS EN VIVIENDAS.
1. INTRODUCCIÓN.
Las instalaciones de gas que podemos encontrar en las viviendas pueden ser de distintos
tipos:
- Suministro directo desde la red de gas natural.
- Suministro de un depósito para cada edificio de gases licuados del petróleo
(butano, propano), tanto enterrado como en la parte alta del edificio.
- Suministro de gases licuados del petróleo mediante botellas y botellones.
El gas natural es esencialmente metano, un gas más ligero que el aire, por lo que no se
acumula en las partes bajas de las viviendas.
En algunos edificios de ciudades que todavía no están conectadas a la red de gas natural,
se ha optado por colocar el depósito de gas, que en este caso se trata de gases licuados
del petróleo en el entorno del edificio. Hay que recordar que los gases licuados del
petróleo son más pesados que el aire y que se acumulan en los bajos de las viviendas en
caso de escape.
Los gases licuados del petróleo están almacenados en los depósitos en fase líquida. A la
salida del depósito se reduce la presión se gasifica y se consume en fase gas en las
viviendas. Para diferenciarlo, las tuberías por donde circula la fase líquida es de color
rojo, mientras que las tuberías por las que circula la fase gas son de color amarillo. Las
tuberías de color rojo están habitualmente vacías. Se emplean para la carga del depósito,
que se realiza en fase líquida desde un camión cisterna.
En caso de incendio una de las primeras medidas sería cortar el gas. En estos depósitos,
se encuentra en una arqueta la llave de paso para todo el edificio. Si cortamos dicha
llave, sólo quedará en las tuberías el gas que estuviera en ese momento.
Si el depósito abastece a varios edificios, cada edificio contará con una llave de paso
individual. Asimismo, cada vivienda dispone de llave de paso individual para cada una
y llave de paso individual para cada aparato que funcione con dicha instalación.
Si el depósito abastece a más de un bloque de viviendas, cada una tendrá una llave de
paso individual. Las tuberías de suministro a las casas son por tanto de color amarillo.
Son las conocidas bombonas de butano. Estas instalaciones son conocidas por todos,
permitiéndose la instalación con tubo flexible bajo ciertas condiciones. Si con ella se
alimenta al calentador de agua, este tramo de la instalación debe ser de tubo rígido. Hay
que recordar que donde se encuentre la bombona de butano debe haber rejillas de
ventilación tanto cerca del techo como del suelo, para evitar la acumulación de gas.
Están en el exterior de la vivienda. Los botellones son del mismo color que las botellas,
es decir, de color naranja. Deben estar en una caseta ventilada con el único uso de
almacenamiento de combustible. A la entrada del edificio suele colocarse la llave de
paso que corta el suministro de gas.
TEMA 68. INSTALACIONES ELÉCTRICAS EN VIVIENDAS.
1. INTRODUCCIÓN.
1. INTRODUCCIÓN.
2. DEFINICIONES.
Acometida: es la tubería que enlaza la instalación general interior del inmueble con la
tubería de la red de distribución.
Llave de registro: estará situada sobre la acometida en la vía pública, junto al edificio.
Tubo de alimentación: es la tubería que enlaza la llave de paso del inmueble con la
batería de contadores o contador general.
Los caudales instantáneos mínimos en los aparatos domésticos serán los siguientes:
Lavabo: 0.1 l/s
Bidet: 0.1 l/s
Sanitario con depósito: 0.1 l/s
Bañera: 0.3 l/s
Ducha: 0.2 l/s
Lavadero: 0.2 l/s.
Fregadero: 0.2 l/s
Según los tipos de suministros se definen los caudales mínimos que hay que
suministrar, variando desde 0.6 l/s hasta 3 l/s.
Las tuberías según la rugosidad de sus paredes pueden ser de paredes lisas (cobre,
plomo, aluminio o materias plásticas) o de paredes rugosas (hierro galvanizado).
5. GRUPOS DE SOBREELEVACIÓN.
El suministro directo de agua por la presión de la red queda garantizado, en general, por
el suministrador, para todos los abastecimientos cuya altura a la entrada del tubo
ascendente o montante respecto al nivel de la calzada en el lugar donde se efectúa la
acometida, sea igual o inferior a lo establecido en particular para cada red de
abastecimiento.
El equipo de bomba a presión irá situado en la planta baja o en el sótano del edificio. El
caudal de la bomba en el límite más alto de presión irá, en función del tipo de
suministro, desde 25 l/min. a 320 l/min.
TEMA 70. INSTALACIONES DE ALCANTARILLADO.
1. DEFINICIÓN.
El fin de estas instalaciones es la evacuación de aguas pluviales y residuales desde las respectivas
acometidas hasta el cauce receptor o estación depuradora.
2. CARACTERÍSTICAS.
Las condiciones básicas que debe tener una instalación de alcantarillado son:
- Evacuación con las máximas garantías de higiene.
- Fiabilidad.
- Planificación y proyecto adecuado de la misma.
3. DISEÑO.
4. NORMATIVA.
1.1. Comprobaciones.
Siempre es necesario, antes de poner en marcha un equipo de radioemisoras, efectuar una serie de
medidas de comprobación encaminadas a salvaguardar tanto la seguridad de la persona que lo
opera, como el propio aparato. Estas medidas son:
- Cerciorarse del perfecto estado de las tomas de la antena y de la instalación de baja
tensión del local (125/220 V) en prevención de peligrosas descargas accidentales, así
como la presencia de interferencias perjudiciales en equipo e instalaciones eléctricas y
electrónicas.
- Comprobar la adecuada instalación de la antena en estaciones móviles y fijas. Sobre
todo si los montajes son provisionales, o por el contrario, si ya datan de algún tiempo.
- Verificar la correcta inserción de las antenas en los radioteléfonos portátiles (walkies).
Con cierta frecuencia estos conectadores adquieren fácilmente, con el uso, determinadas
holguras, y es fácil que se desconecten con vibraciones, movimientos, etc.
- Comprobar el estado de carga de las baterías de los equipos portátiles y su adecuada
conexión. Prever la necesidad de otras baterías en el transcurso del servicio, quienes
habrán de estar, asimismo, a plena carga.
- Verificar la adecuada inserción de los terminales + (rojo) y - (negro) a la batería del
automóvil, embarcación o fuente de alimentación (de 12 a 13.8 V), para evitar averías
en los equipos.
1.2. Funcionamiento.
Existe una gran variedad de tipos de aparatos radiotransmisores, con dispares características y
múltiples prestaciones de instrumentales, lo que convierte en imposible el proporcionar, al
detalle, unas instrucciones pormenorizadas de funcionamiento. No obstante, se han señalado unas
pautas generales a tener en cuenta a la hora de la puesta en funcionamiento de estaciones
radioeléctricas:
- Proceder al encendido del aparato, conectando el botón interruptor “ON”.
- Ajustar el mando del filtro silenciador (SQUELCH) con objeto de eliminar ruidos
indeseables debido al QRM, QRN y a los generados en el propio receptor.
- Seleccionar la frecuencia o canal de trabajo mediante la manipulación del
frecuencímetro o selector de canales del aparato.
- Seleccionar el modo de potencia de emisión: alta/baja potencia, según las necesidades
de cada emisión, evitando radiaciones superfluas y someter al transmisor a un esfuerzo
inútil.
- Ajustar el volumen de audio al nivel deseado.
- Comprobar, según el modelo de aparato de que se trate, la adecuada posición de los
restantes mandos. Es preciso familiarizarse con la disposición y manejo de cada
instrumento, a fin de detectar rápidamente cualquier variación en alguno de ellos.
- Escuchar atentamente para comprobar si se encuentra libre en ese momento la
frecuencia, con objeto de no sobremodular un tráfico o mensaje que se esté cursando en
ese instante.
- Pulsar la tecla del micrófono PTT y comenzar la transmisión.
2. NORMAS DE UTILIZACIÓN.
En el uso de radioemisoras, tendremos en cuenta estas normas, presentadas a continuación, cuya
finalidad es proveernos unas pautas generales para el adecuado manejo de éstos. Las principales
son:
-Aproximar el micrófono a la boca, pero sin llegar a rozarlo por ella para impedir que
se sature la señal, capte las inspiraciones y expiraciones respiratorias, etc.
- Hablar con voz clara, pausada, sin gritar, con lo cual conseguiremos no crear
saturaciones de modulación y sí una perfecta señal de audio.
- Tener presente que la señal es unívoca y alternativa, por lo tanto, mientras se oye un
mensaje no es posible emitir otro.
- Esperar unos segundos entre modulación y modulación, a fin de no interferir otros
mensajes radiados en ese momento, y poder dar entrada a otras estaciones que deseen
incorporarse a la malla de comunicaciones.
- Nunca emitir sin antena. Cuando un transmisor carece de antena, se origina una
radiación incorrecta de la energía RF en el aparato, con lo cual no habrá alcance alguno
de las emisiones, amén del posible deterioro o destrucción de componentes del circuito
de amplificador del paso final del emisor (este circuito tiene por misión generar la
potencia RF del transmisor).
- No emitir nunca una onda portadora sin modulación (pulsar PTT y no emitir), para no
causar interferencias a toda una red radio o malla de comunicaciones.
- Emplear en todo momento, una potencia de radiofrecuencia acorde con cada situación.
Evitar el derroche de energía, forzando al tiempo inútilmente las emisoras.
- Controlar el gasto de las baterías en los equipos portátiles, previendo el empleo de otras
de reserva, si la duración del servicio prestado lo requiriese.
- Se desaconseja emplear los equipos emisores durante tormentas, para impedir la caída
de un rayo o simplemente la captación de cargas estáticas atmosféricas. El daño causado
puede ir desde el deterioro de componentes del transmisor, la destrucción de la instalación, hasta
la electrocución del operador de radio. La medida de seguridad más simple, y al tiempo bastante
eficaz, consiste en desconectar la antena y puentear los dos conductores de la línea de transmisión
(conductor central y el chasis del conector PL).
A ALFA Ñ ÑOÑO
B BRAVO O OSCAR
C CHARLI P PAPA
D DELTA Q QUEBEC
E ECO R ROMEO
F FOX S SIERRA
G GOLF T TANGO
H HOTEL U UNIFORM
I INDIA V VÍCTOR
J JULIET W WISKI
K KILO X ECS-RAY
L LIMA Y YANKI
M MAIC Z ZULÚ
N NOVEMBER
0 NEGATIVO 5 QUINTO
1 PRIMERO 6 SEXTO
2 SEGUNDO 7 SÉPTIMO
3 TERCERO 8 OCTAVO
4 CUARTO 9 NOVENO
Así, por ejemplo, para codificar la palabra ANDALUCÍA, diremos: ALFA, NOVEMBER,
DELTA, ALFA, LIMA, UNIFORM, CHARLI, INDIA, ALFA. Si deseamos radiar la cifra 37,
después de leerla diremos: TERCERO, SÉPTIMO.
4. CÓDIGO Q.
A continuación se presenta un resumen práctico del mismo, en el cual se contienen los términos
más usados con el significado habitualmente asignado en radiotelefonía.
Siglas Significado
QRA Nombre de operador o indicativo oficial de la estación.
QRM Interferencias.
QRN Ruidos o interferencias de origen atmosférico.
QRO Alta potencia de emisión (> 10 W).
QRP Baja potencia de emisión (< 10 W).
QRT Cesar la transmisión. Desconectar la emisora.
QRV Estar a la escucha.
QRX Orden de silencio.
QRZ Identifíquese.
QSB Fading.
QSL Recibido, enterado. Acuse de recibo.
QSO Comunicación bilateral o entre varias estaciones.
QSP Hacer de puente o enlace entre estaciones que no se captan entre sí.
QSY Cambiar de canal o frecuencia.
QTC Mensaje o tráfico de radio.
QTH Ubicación de una emisora. Localización exacta de personas o cosas.
QTR Hora exacta.
QUA Indicación de novedades existentes.
QUM Tráfico o mensajes de socorro.
5. CÓDIGOS R-S.
Son códigos internacionales de telecomunicaciones que permiten efectuar controles de
verificación en el funcionamiento de radioemisoras. Dichos controles les serán adjudicados a
nuestras emisiones por los operadores de las estaciones corresponsales con las nuestras. Esto nos
permitirá hacernos una idea, de cierta precisión, sobre el alcance y calidad de las transmisiones
propias.
5.1. Radio.
Constituye una apreciación siempre subjetiva del operador. Abarca una escala de 1 al 5, con esta
graduación:
1. Ininteligible, incomprensible el mensaje.
2. Apenas entendible.
3. Inteligible con cierta dificultad.
4. Inteligible, entendible.
5. Perfectamente entendible.
5.2. Señal.
Representa una apreciación subjetiva del medidor de señal (S-meter). En caso contrario, también
influye la subjetividad del operador, al carecer de instrumentos sobre el cual realizar lecturas.
Para una mejor comprensión de estos códigos R-S. Podemos ver el siguiente ejemplo: Cuando
deseemos proporcionar un control de verificación en el funcionamiento de una estación que
recibamos con máxima señal en el medidor de señal y con perfecta entendibilidad de sus
mensajes, le asignaremos un control S-9, R-5. Por el contrario, a una estación lejana o de escasa
potencia, que sea recibida débilmente y apenas inteligible la modulación del operador, le
adjudicaremos un control de S-3, R-2.
6. CÓDIGO DE CLAVES.
Se emplea para graduar o cuantificar las prioridades o la magnitud de los hechos acontecidos en
el transcurso de cualquier operación desplegada por los servicios operativos.
Está destinada para el tratamiento de situaciones específicas de emergencia que, por cuya
naturaleza, convenga darles un cierto sigilo a los mensajes cursados en prevención de inquietudes
o alarma entre las personas que pudiesen captar estos mensajes.
1. INTRODUCCIÓN.
Los mapas deben elegirse según la finalidad para la que se deban utilizar. Hay que asegurarse de
que estén realizados a una escala que sea útil y que proporcionen una buena información. Un
mapa a gran escala que muestre cada construcción y sendero no nos servirá si lo que pretendemos
es conocer la situación general. Por otra parte, si queremos el plano de una calle en particular
para conocer los accesos y los detalles no nos servirá un plano de gran escala donde venga
representada la ciudad completa. Sin poder interpretarlo, un mapa tiene poca aplicación.
2. MAPAS Y TERRENO.
La altura no puede ser reproducida en hojas de papel, de modo que las altitudes se registran a
intervalos regulares, habitualmente cada 10 m según la escala utilizada, y cada punto a esta altura
está unido por una línea: la línea de nivel. En la mayoría de los casos, estas líneas se unen hasta
formar una curva cerrada una especie de óvalo irregular con protuberancias. Si se detienen
bruscamente ante otra línea, eso significa que hay un súbito cambio de altitud, un risco o una
pendiente muy pronunciada.
La única línea de nivel que se puede ver en la naturaleza es la línea del nivel del mar a lo largo de
la costa (e incluso esta línea no es demasiado exacta, ya que se ve alterada por las variaciones de
las mareas), pero se pueden imaginar las líneas de nivel como los bordes de discos planos
colocados equidistantes unos de otros. Si se arroja un paño sobre ellos, les unirá adoptando la
forma de una colina u otro rasgo del terreno. Sin embargo, no se tiene un registro exacto del
terreno, de lo que sucede entre las líneas de nivel y no habrá necesariamente una ladera regular
uniéndolas. Podría haber salientes de roca, depresiones del terreno, cualquier variación
topográfica en esos 10 m. Desde las posiciones relativas de una altitud determinada a otra, se
puede adivinar bien qué clase de superficie tendrá el terreno, aunque no se puede estar seguro de
ello. Por tanto, puede haber rasgos que, debido a que caen dentro de las líneas de nivel, no
aparecerán en su mapa.
Los intervalos entre las líneas de nivel son las distancias entre los puntos horizontales en la
misma altitud teórica, no la distancia real en la inclinación del terreno. Se miden en unidades que
muestran posiciones relativas y no están señaladas a escala como el trazado horizontal.
Es un error bastante común pensar que un grupo de líneas de nivel indica una elevación del
terreno comparable a la distancia señalada entre ellas, pero la escala de un mapa típico de
situación es de 1:50.000 y 10 m en esa escala será de 0.2 mm. Las líneas de nivel separadas por 5
mm en la superficie del mapa estarán a distancias horizontales de 250 m y la pendiente sería 1 en
25.
4. ESCALA.
Antes de que pueda empezar a usar un mapa se debe entender su escala. Esto se suele mostrar por
una barra de escala marcada en millas o kilómetros según la medida en que se exhiben en el mapa
o pueden presentarse como una relación 1:50.000 significa que cada medida en el mapa
representa una distancia 50.000 veces mayor sobre el terreno.
5. LEYENDA O CLAVE.
Habitualmente habrá una clave o leyenda para interpretar los símbolos utilizados en el mapa para
representar características naturales o realizadas por el hombre: ríos, carreteras, construcciones,
tipos de bosques, pantanos, tipos de costa, carriles, etc. Si no hay ninguna clave en el mapa
individual o en su cubierta, hay que asegurarse qué significan los símbolos. Algunos serán
absolutamente evidentes: si el mapa es en color normalmente los ríos se representan en azul y las
carreteras en gris.
No todos los rasgos pueden señalarse a una escala exacta. Los caminos y senderos tendrán
probablemente ancho estándar para coincidir con la clase de huella que representan en lugar de
tener medidas exactas, y las corrientes y los ríos tendrán medidas igualmente estandarizadas.
6. CUADRÍCULAS.
Los mapas, casi siempre, llevan unas cuadrículas que los dividen. Estas cuadrículas se basan en
grados de latitud y longitud o bien en una cuadrícula especial desarrollada por los expertos que
hicieron el mapa. La ventaja de estas cuadrículas especiales es que habitualmente están diseñadas
para formar cuadrados basados en las mediciones del terreno y que pueden ayudarle a establecer
las distancias correctas rápidamente. La división del cuadrado a ojo en otras décimas parte señala
la ubicación exacta. Esto proporciona una manera sencilla de decirle a las brigadas de rescate
cuál es su localización o de fijar un punto de encuentro.
TEMA 73. NOCIONES BÁSICAS DE DIBUJO TÉCNICO.
1. INTRODUCCIÓN.
Cuando se quiere representar objetos donde las dimensiones exactas son importantes y
lo que se pretende no es una visión artística, sino práctica del dibujo recurrimos al
dibujo técnico. En este tipo de dibujo se puede medir las dimensiones y distancias de
manera precisa.
2. SISTEMA DIÉDRICO.
Las alturas (cotas) y el ancho del objeto se mide en el alzado. El largo y el ancho se
pueden medir en la planta. Si queremos medir distancias en un objeto que esté en su
parte interna podemos recurrir a un corte del objeto por un plano paralelo al de frente o
al del suelo.
Normalmente los planos de edificios que vemos, como lo del tipo Ud. Está aquí de los
hoteles es una representación en planta de la distribución del edificio.
3. AXONOMÉTRICO.
Es la representación del objeto en tres ejes perpendiculares entre sí. Da una idea más
fácil de cómo es el objeto, pero presenta dificultades a la hora de medir las dimensiones
del objeto, puesto que algunas dimensiones se ven en perspectiva, no en su tamaño real.
Su utilización en documentos técnicos es reducida.
4. ACOTADO.
Este sistema es el habitualmente empleado para representar un terreno. Son los mapas
que se emplean en los sistemas geográficos. Las líneas de nivel indican
aproximadamente la pendiente del terreno, con lo cual observando un plano realizado en
este sistema podemos intuir el recorrido que seguiría un líquido (agua, una sustancia
tóxica, etc.).
5. CÓNICO.
6. CONCLUSIONES.
1. DEFINICIÓN.
El automóvil también ha de tener otras cualidades como su estabilidad (suspensión), debe poder
ser dirigido por las trayectorias deseadas (dirección) y poder ser detenido cuando sea necesario
(frenos).
Bastidor o chasis.
Motor: - Distribución.
- Alimentación.
- Refrigeración.
- Lubricación.
Equipo eléctrico: - Batería.
- Encendido.
- Puesta en marcha eléctrica.
- Generador de energía.
- Sistema de iluminación.
Transmisión: - Caja de velocidades.
- Árbol de transmisión.
- Mecanismo cónico-diferencial.
Suspensión.
Dirección.
Frenos.
Ruedas y neumáticos.
Es el armazón o estructura metálica sobre el que se montan y relacionan todos los elementos del
automóvil, como son: la carrocería, el motor y la transmisión por un lado y los muelles o
ballestas por otro.
Existen diferentes construcciones, siendo una de ellas, empleada en camiones y autobuses, la
formada por dos largueros dispuestos en sentido longitudinal al automóvil, y de una serie de
travesaños, sobre los que descansan los diferentes elementos del vehículo, estando todo ello
envuelto por la carrocería.
Carrocería autoportante.
Este diseño de carrocería carece de bastidor, estando constituido por partes que,
convenientemente unidas, forman un caso resistente, al que se le colocan una serie de refuerzos
para la sujeción de los diferentes elementos del automóvil. Generalmente se emplea en los
turismos. En este caso es conveniente realizar periódicamente una limpieza de los bajos, sobre
todo en ambientes salinos, para evitar la corrosión de su estructura.
Aerodinámica.
Los factores que intervienen en la aerodinámica de un vehículo pueden ser, entre otros:
- El diseño o forma de la parte delantera, techo y trasera.
- La pendiente del parabrisas.
- Tamaño y forma de los retrovisores exteriores.
- La angularidad de la carrocería y otros elementos.
- La instalación de un deflector en la cabina de los camiones.
Acondicionamiento de la carga.
La carga habrá de estar bien colocada, en forma sensiblemente igual en toda la superficie
destinada a ella. En caso contrario, alguna rueda estaría peligrosamente sobrecargada.
Para dar lustre a la carrocería deben emplearse productos que no contengan abrasivos (piedra
pómez). El abrillantado con ceras hay que hacerlo con moderación ya que atacan al esmalte.
El cristal del parabrisas del automóvil debe estar homologado existiendo cristal de vidrio
templado constituido por hoja única de vidrio y cristal de vidrio laminar constituido, al menos,
por dos hojas de vidrio.
Accidentes.
Cargar el vehículo con más peso del que el fabricante ha tenido en cuenta al construirlo, es
contrario a la seguridad vial.
La cabina en los camiones equivale a la carrocería de los turismos, pues en la misma van situados
los asientos, cuadro de instrumentos, etc. Algunas furgonetas llevan una carrocería autoportante
como los turismos, de forma que la propia carrocería hace de sustentación del grupo motor y de
la suspensión.
El bastidor de los camiones está constituido por dos largueros longitudinales a los que van
soldados o atornillados los travesaños y soportes.
Cabina abatible.
Existen modelos de cabina abatible a los efectos de poder tener acceso directo para poder
observar y efectuar con mayor comodidad las reparaciones correspondientes a los elementos que
se encuentran debajo de la misma, generalmente el motor y otros.
3.2. Motor.
Se trata del sistema encargado de proporcionar la energía mecánica necesaria para que el vehículo
pueda desplazarse. Para conseguir tal desplazamiento se requieren unos subsistemas, como son:
Sistema de distribución. Es el encargado de regular la entrada en los cilindros del motor de los
gases necesarios para la combustión y de la salida de los producidos en la misma.
3.4. Transmisión.
Se trata del sistema encargado de trasladar el movimiento desde el motor a las ruedas motrices.
Según sea la disposición del motor y de las ruedas motrices variará el número de sus elementos.
El caso que reúne todos los elementos es el de motor delantero y ruedas motrices, en cuyo caso
los elementos del sistema de transmisión son:
- Embrague: es el encargado de acoplar y desacoplar el movimiento del motor a la caja
de velocidades.
- Caja de velocidades: es el elemento que permite adaptar la marcha del automóvil a las
diferentes necesidades, proporcionando la velocidad o fuerza, permitiendo aprovechar
al máximo la potencia del motor.
- Árbol de transmisión: es el encargado de transmitir el movimiento de la caja de
velocidades al mecanismo cónico-diferencial.
- Mecanismo cónico-diferencial: es el que convierte el movimiento giratorio longitudinal
en movimiento giratorio transversal, desmultiplicando constantemente las revoluciones
del motor (cónico) y mantiene constante el resultado de la suma de velocidades de giro
de las ruedas motrices de un mismo eje (diferencial).
En los demás casos, de tracción y propulsión, se suprime el árbol de transmisión, por lo que el
diferencial irá acoplado directamente al eje secundario de la caja de velocidades. En el caso de
transmisión total (todas las ruedas motrices) se dispone de dos árboles de transmisión.
En camiones de gran tonelaje se dispone de un sistema de doble propulsión, con dos puentes
traseros propulsores, de forma que el esfuerzo a transmitir por cada grupo cónico situado en cada
puente, se reduce a la mitad.
3.5. Suspensión.
Es el sistema encargado de asegurar la estabilidad del vehículo y de protegerle de las
irregularidades del terreno, además de proporcionar comodidad a sus ocupantes y a la
conducción, haciendo elástico el apoyo de la carrocería sobre los ejes de las ruedas.
Se compone de muelles y amortiguadores. La tendencia actual es la de utilizar sistemas de
suspensión independientes para cada rueda y así mejorar la seguridad de la conducción al
disminuir la posibilidad de que las ruedas pierdan contacto con el suelo o hace que, de perderlo,
sea una superficie mínima.
3.6. Dirección.
Se trata del conjunto de elementos y mecanismos encargados de conseguir que el automóvil siga
la trayectoria deseada por el conductor y con el menor esfuerzo posible, para lo cual se
desmultiplican las vueltas del volante. Además, se utiliza algún mecanismo de asistencia en
algunos casos como es la dirección asistida.
3.7. Frenos.
Son los encargados de disminuir la velocidad del vehículo, llegando a detenerlo, conociéndose
como frenos de servicio.
En vehículos ligeros, generalmente, son accionados por sistema hidráulico, pudiendo ser frenos
de tambor (utilizan zapatas) o frenos de disco (utilizan pastillas).
Son el punto de apoyo del vehículo sobre el terreno. Sobre las ruedas actúan la dirección, los
frenos y la transmisión. De los neumáticos depende la adherencia y, en gran parte, la estabilidad
del vehículo, además de tener un efecto amortiguador (suspensión).
TEMA 75. MANTENIMIENTO Y PREVENCIÓN DE AVERÍAS.
1. SISTEMA DE REFRIGERACIÓN.
Verificar la estanqueidad del circuito vigilando que no existan fugas por los manguitos
y sus abrazaderas.
Cambiar el líquido refrigerante, como mínimo, una vez cada dos años.
Comprobar que el arranque funcione sin ruidos anormales, que no tenga tendencia a
agarrotarse y que no falle el engranaje.
3. SISTEMA DE TRANSMISIÓN.
En los embragues de mando hidráulico se debe controlar el nivel de líquido y las fugas
de la bomba o bombín.
Se debe comprobar si el disco patina cuando se exija un mayor esfuerzo al motor, éste
aumenta de revoluciones en mayor proporción que la velocidad del vehículo. Si puesta
una velocidad el motor aumenta de revoluciones y las ruedas no giran al soltar el
embrague, puede que éste patine.
4. NEUMÁTICOS.
Intercambiar periódicamente las ruedas para que el desgaste sea lo más uniforme
posible.
5. SISTEMA DE SUSPENSIÓN.
Engrasar en su caso:
- Gemelas de las ballestas.
- Bielas de reacción y empuje.
- Juntas esféricas y apoyos.
6. SISTEMA DE LUBRICACIÓN.
Información digital.
Los ordenadores funcionan reduciendo toda la información, por compleja que sea, a
señales eléctricas sencillas agrupadas en bits y bytes.
Bit: Un bit almacena dos elementos de información, uno o cero. Esta información se
almacena como una carga eléctrica en una porción de material semiconductor. Si la
carga es positiva, el bit tiene el valor uno. Si la carga es negativa, el bit tiene el valor
cero. También puede pensarse en un bit, como un interruptor electrónico que está
conectado o desconectado. Estar conectado indicaría el valor uno y estar desconectado
indicaría el valor cero. Los ordenadores manipulan los números en el sistema binario, en
base 2.
Los elementos básicos de un ordenador son una entrada (input), una unidad central de
procesamiento (CPU) y una salida (output). En la CPU podemos distinguir:
- Memoria.
- Control.
- Cálculo.
El medio por el que se comunican entre sí los distintos componentes del ordenador se
llama bus de datos o simplemente bus.
2. HARDWARE.
Los componentes físicos de un ordenador que se pueden tocar y sentir es lo que forma
el hardware. En algunos pequeños microordenadores portátiles, el hardware puede ser
un solo equipo. Pero lo más corriente es que el ordenador tenga más componentes de
hardware, como una unidad central de proceso (CPU) y varios dispositivos de entrada,
salida, memoria o comunicaciones que se llaman en general periférico.
Memoria.
Periféricos.
Sistemas operativos.
Lenguajes de programación.
1. PANELES.
Las unidades de transporte de mercancías peligrosas llevarán dispuestos en un plano vertical dos
paneles de color naranja retrorefractantes cuya base sea de 40 cm y la altura no inferior a 30 cm.
Estos paneles tendrán un reborde negro de 15 mm como máximo. Se fijará uno en la parte
delantera de la unidad de transporte y el otro en la parte trasera, perpendicularmente al eje
longitudinal de éste. Habrán de ser bien visibles.
Las unidades de transporte de cisterna fija que transporten una sola materia, llevarán los paneles
de color naranja, sobre los cuales deberán aparecer los números de identificación previstos en el
TPC/ADR. No obstante, cuando se transporten dos materias diferentes en una misma unidad de
transporte, constituida por un vehículo cisterna enganchado a un remolque cisterna, el vehículo y
el remolque irán provistos cada uno, en la parte delantera y trasera, del panel del color naranja
con los números de identificación respectivos de la materia transportada.
Los números de identificación estarán constituidos por cifras de color negro de 100 mm de altura
y 15 mm de espesor de trazo. El número de identificación de peligro figurará en la parte superior
del panel, y el número de identificación de la materia en la parte inferior. Dichos números estarán
separados por una línea negra horizontal de 15 mm de espesor que atraviesa el panel a media
altura. Los números de identificación serán indelebles y permanecerán legibles después de un
incendio de una duración de 15 minutos.
Cuando las dos primeras cifras sean las mismas indica una intensificación del peligro principal,
así:
33: Líquido muy inflamable (punto de inflamación inferior a 21 ºC).
X333: Líquido espontáneamente inflamable que reacciona peligrosamente con el agua.
66: Materia muy tóxica.
88: Materia muy corrosiva.
Excepciones:
22: Gas refrigerado.
42: Sólido que en contacto con el agua puede emitir gases.
43: Sólido muy inflamable.
44: Sólido inflamable que a una temperatura elevada se encuentra en estado fundido.
539: Peróxido orgánico inflamable.
Los vehículos cisternas deberán llevar igualmente en ambos costados laterales y en la trasera, las
etiquetas correspondientes a cada clase. Las etiquetas tendrán la forma de un cuadrado apoyado
sobre un vértice. La dimensión del lado de las etiquetas destinadas a ser adosadas sobre las
cisternas, será de 30 cm como mínimo (25 cm según el nuevo ADR). En el caso de ser adosadas
en bultos, el lado tendrá 10 cm.
Incumbirá al expedidor colocar las etiquetas en los bultos y, en su caso, sobre las cisternas y
contenedores.
Hay otras etiquetas de forma rectangular con medidas de 148 x 210 mm. Para bultos estas
dimensiones se pueden reducir hasta 74 x 105 mm.
A veces un mismo envase puede llevar etiquetas distintas indicando, con ello, que ese producto
presenta tipos de peligro distintos. Cuando un bulto deba llevar dos etiquetas, se colocarán de
forma solapada.
TEMA 78. BOTELLAS DE GAS EN FUEGO.
1. INTRODUCCIÓN.
La Directiva Marco obliga al suministrador final a informar al usuario, sobre el producto que le
entrega, de sus:
- Características.
- Riesgos.
- Medidas de prevención.
- Actuación ante un incidente.
Aun cuando es difícil en pocas líneas clasificar los gases, partiremos de dos grandes grupos:
- Gases licuados refrigerados: como los procedentes de la destilación fraccionada del
aire (oxígeno, nitrógeno y argón), más el dióxido de carbono y el protóxido de nitrógeno.
2. BOTELLAS.
Botella: recipiente considerado de fácil manejo de capacidad igual o inferior a 150 litros.
Botellón: recipiente con capacidad superior a 100 litros y que no sobrepase los 1.000 litros, que
por sus dimensiones o peso requiere unos elementos adicionales (por ejemplo aros de rodadura o
patines) para facilitar su manejo.
Estos recipientes, para poder utilizarse en España, deben cumplir con las normas vigentes
contenidas en el RAP (Reglamento de aparatos a presión), en la Instrucción citada y en el TPC.
Están fabricados en un acero aleado o al carbono con unas características y controles que les
confieren total fiabilidad. Además del control de fabricación, los recipientes se someten a
controles periódicos y sistemáticos siguiendo la normativa en vigor.
La prueba hidráulica de presión a que se someten las botellas antes de su puesta en servicio se
repite periódicamente para verificar que sigue estando en condiciones de seguridad. En general,
para las botellas de gases comprimidos y licuados, esta frecuencia es de 5 años, excepto para
algunos gases que revisten mayor peligrosidad por su carácter tóxico o corrosivo que se reduce a
2 años y algunos gases inertes que se aplaza a 10 años.
Las botellas de acetileno constituyen un caso especial. Al estar rellenas de materia porosa, no
pueden llenarse de agua para someterlas periódicamente a la prueba de presión hidráulica. Esta
prueba se sustituye por una revisión de la botella en que, aparte de comprobar que exteriormente
no presenta ningún defecto, se efectúa una inspección interior (quitando el grifo) para verificar el
estado de la materia porosa. Esta revisión se hará cada 5 años, excepto las materias fibrosas
(amianto, fibra de vidrio, lino, etc.) hoy muy poco empleadas, las cuales se revisarán cada 3 años.
Siguiendo la reglamentación en vigor, los recipientes deben llevar grabadas en la ojiva una serie
de marcas de identificación que podemos resumir así:
Todas las botellas:
- Nombre del gas.
- Marca del fabricante y número de fabricación.
- Presión de prueba hidrostática en kg/cm2.
- Mes y año de la prueba.
- Contraste del experto que realizó la prueba.
- Capacidad en litros.
- Peso en Kg incluyendo partes fijas (collarín, peana, etc.).
Botellas para gases comprimidos:
- Presión de carga en kg/cm2 a 15 ºC.
Colores de identificación.
La combinación de colores de ojiva y franja define el gas de que se trata (la franja es a veces del
mismo color que la ojiva, formando un conjunto único). Las ojivas de las botellas de mezclas
industriales se pintarán en forma de cuarterones, con los colores correspondientes a los gases que
componen la mezcla. Las ojivas de las botellas de mezclas de calibración se pintarán de gris
plateado.
Gases medicinales.
Estos gases utilizarán los mismos colores que las botellas industriales de igual denominación.
Además, las botellas de gases medicinales llevarán pintada en la ojiva la Cruz de Ginebra, de
color rojo sobre un fondo circular de color blanco.
Con el fin de advertir de los riesgos mayores, asociados a la utilización de las botellas y su
contenido, se fijará sobre las mismas las etiquetas informativas. Estas etiquetas pueden dar ciertas
informaciones esenciales tales como el nombre y la fórmula química del gas e instrucciones
suplementarias sobre las precauciones a tomar. Figurará igualmente, el nombre del fabricante con
la dirección y el teléfono.
Su aspecto es homogéneo, por todas partes hay gas y está en las mismas condiciones. Ejemplos:
nitrógeno, oxígeno, hidrógeno, etc., en botellas.
B. Gases licuados, cuya temperatura crítica es igual o superior a -10ºC (es posible licuarlos a
temperatura ambiente por aumento de presión).
Existen dos partes perfectamente diferenciadas, en la parte superior hay gas y en la inferior hay
líquido. Ejemplos: dióxido de carbono, protóxido de nitrógeno, propano, butano, etc., en botellas.
A su vez estos gases se subdividen en:
- Los de temperatura crítica superior a 70ºC, más fáciles de licuar por aumento de
presión, como el amoníaco, propano, propileno, etc.
- Los de temperatura crítica comprendida entre -10ºC y 70ºC, como dióxido de carbono,
protóxido de nitrógeno, etc.
C. Gases licuados a bajas temperaturas.
El disolvente ocupa casi toda la capacidad del recipiente. El gas se encuentra disuelto lo mismo
que el gas carbónico en un sifón. Ejemplos: acetileno disuelto en acetona, amoníaco disuelto en
agua, etc.
Todas las botellas de gases expuestas a un incendio pueden reventar. Los riesgos subsiguientes
pueden provenir de la proyección de piezas, del contenido de la botella (inflamable, comburente,
tóxico o corrosivo), de los gases calientes o de las ondas de presión. Los fragmentos de una
botella que reviente pueden ser lanzados a distancias considerables. Las siguientes acciones son
importantes para evitar la rotura de una botella y reducir los posibles daños:
- Avisar al personal y hacer evacuar la zona.
- Obtener información de la situación (contenido y número de las botellas, hora de inicio
del incendio, etc.).
-Solicitar información al responsable del recinto.
Si es posible, cerrar las válvulas de las botellas afectadas y retirar de las proximidades el resto de
las botellas que puedan manejarse con las manos desnudas. No tocar las botellas que estén en el
incendio, ni mover las que estén calientes.
Empezar inmediatamente a enfriar las botellas, que no se han podido retirar, con agua
pulverizada. Hacerlo desde una posición segura (detrás de una maquinaria pesada, muros de
hormigón, etc.) hasta que el incendio se extinga y la superficie de las botellas se mantenga
húmeda, interrumpiendo el enfriamiento de vez en cuando para observar.
Si la superficie de las botellas se seca rápidamente o humea, continuar enfriando con agua hasta
que se observe que permanecen frías y húmedas un mínimo de 10 minutos después de haber
dejado de echar agua. En las botellas de acetileno puede haber comenzado la descomposición del
gas. En este caso, las botellas pueden volverse a calentar después de algunos minutos y será
necesario continuar el enfriamiento y realizar un tratamiento especial.
4.2. Gases inflamables (comprimidos y licuados) y botellas con incendio en la válvula.
Intentar cerrar las válvulas si es posible y el incendio se acaba de producir (usar guantes). El flujo
de gas y las llamas deben apagarse. Si no es posible cerrar las válvulas, dejar arder el gas y
refrigerar con agua las botellas. Retirar las botellas que puedan verse afectadas por un incendio.
Un gas inflamable, fugando en un local, puede formar una mezcla explosiva con el aire y
provocar una explosión.
La llama de una botella se podrá apagar solo cuando la misma represente un peligro grave y
además:
- La válvula pueda cerrarse rápidamente.
- El flujo de gas sea pequeño y la botella pueda trasladarse rápidamente al exterior.
- Se hayan eliminado todas las fuentes de ignición.
Hay que tener cuidado de no volcar las botellas de gases licuados durante el enfriamiento y
levantar dichas botellas, si es necesario, para asegurarse que por el elemento de seguridad sale el
producto en fase gas.
- Sacar las botellas al exterior o enfriar con agua en caso de fuego, las válvulas pueden
fugar si se calientan fuertemente.
- Usar los equipos de protección personal.
- Ventilar el área.
- Avisar al suministrador o fabricante.
- Comprobar las fugas con agua jabonosa.
- Asegurarse que el área está acordonada y señalizada.
Es fundamental marcar cualquier botella dañada o afectada por el fuego e informar al proveedor
antes de una nueva manipulación o transporte.
Las botellas de acetileno expuestas al fuego pueden reventar (explotar) generando riesgos por
proyección de piezas, llamas y gases calientes. Los fragmentos de las botellas pueden salir
despedidos a gran distancia. Además, el acetileno puede descomponerse por el calor produciendo
un aporte adicional de energía. Este proceso puede continuar durante un cierto tiempo y llegar a
romper la botella. Por esta razón el manejo de botellas de acetileno afectadas por el fuego o calor
debe tener un tratamiento especial.
Las siguientes acciones son importantes para evitar la rotura de la botella y reducir los daños:
- Avisar al personal y evacuar el área.
- Pedir información sobre el número y situación de las botellas involucradas.
Si es posible, cerrar las válvulas de las botellas afectadas y retirar de las proximidades el resto de
las botellas que puedan manejarse con las manos desnudas. No deben estar calientes.
Empezar inmediatamente a enfriar las botellas que no se han podido retirar con agua pulverizada.
Hacerlo desde una posición segura (detrás de maquinaria pesada, muros de hormigón, etc.) hasta
que el incendio se extinga y la superficie de las botellas permanezca húmeda, interrumpiendo el
enfriamiento de vez en cuando para observar. Enfriar al menos durante una hora.
Si la superficie de las botellas se seca rápidamente o humeas continuar enfriando con agua y en
intervalos de media hora, parar para comprobar si continúan calientes hasta que se observe que
permanece frías y húmedas un mínimo de 10 minutos. Antes de comprobar la temperatura de las
botellas en toda su superficie con la mano desnuda enfriar durante otra hora. Evitar choques y
golpes.
Cuando las botellas permanezcan frías y húmedas sacarlas del lugar y sumergirlas en agua
durante 12 horas, si es posible, o situarlas en lugar seguro y observarlas durante 24 horas.
Si las botellas están conectadas a un equipo (reguladores o sistemas de suministro) cerrar las
válvulas si es posible y desconectar el equipo antes de cualquier movimiento. No aproximarse o
mover botellas de acetileno que se hayan calentado o sufrido un incendio hasta no haber sido
enfriadas y comprobadas como se ha indicado anteriormente. Señalizar las botellas afectadas por
el calor y avisar al suministrador antes de nuevos manejos o transporte.
Como resultado de un retroceso de llama u otras razones una botella de acetileno puede comenzar
a arder por la válvula o equipo conectado. Sólo cuando puede hacerse inmediatamente después de
la ignición, se tratará de cerrar la válvula de la botella u otra válvula para cortar el flujo de gas.
Usar guantes.
Palpar las botellas con las manos desnudas para comprobar si hay aumento de temperatura. Si el
flujo de gas o fuego no ha podido cortarse, evacuar la zona y comenzar a enfriar la botella está al
exterior o en un lugar con mucha ventilación la llama pueda apagarse. Deben tomarse
precauciones para evitar la ignición del gas no quemado. Después de un retroceso el equipo debe
ser revisado antes de continuar el trabajo.
En una botella puede producirse una descomposición interna por golpes, retrocesos de llama,
calentamiento localizado del cuerpo, etc. Normalmente los retrocesos de llama son detenidos por
la masa porosa del interior de las botellas. Si la descomposición no se detiene, la botella
comenzará a calentarse y puede escapar humo u hollín por la válvula si está abierta. La botella
que se calienta debe ser enfriada de la misma manera que si hubiese estado en un incendio.
Las botellas que ardan por la válvula o con descomposición interior deben cerrarse
inmediatamente si es posible.
Se recomienda observar las siguientes normas para una manipulación y almacenamiento seguros
de las botellas de gases comprimidos, licuados y disueltos a presión. Las precauciones
adicionales dependen de la categoría del gas en cuestión (inflamable, oxidante o inerte), de las
propiedades individuales de cada gas y de los procesos en que se utilice.
1. Sólo las personas formadas y con experiencia manipularán las botellas de gases.
6. Antes de emplear los gases, asegurarse de que existe un plan de emergencia por si fuera
necesario.
7. Cuando exista duda sobre el procedimiento correcto de manipulación de algún tipo de gas en
particular, consultar al administrador.
3. Utilizar un carrito u otro sistema apropiado para transportar las botellas a cortas distancias.
4. No quitar el sombrerete de protección, si este es desmontable, hasta que la botella haya sido
colocada en su lugar de utilización.
5. Si se sospecha que hay una fuga, aplicar una solución de agua jabonosa. Las burbujas
detectarán la fuga.
6. Utilizar aparatos de regulación de presión adecuados, para usar el gas a una presión inferior a
la de la botella.
7. Antes de conectar la botella para su uso asegurarse de que se han colocado los dispositivos
anti-retroceso.
12. Mantener la boca de salida del grifo limpia y libre de contaminantes, particularmente de
aceites y suciedad.
13. No someter las botellas a choques mecánicos anormales que pueden dañar el cuerpo de la
botella o el grifo.
14. No intentar nunca reparar o modificar botellas, grifos o válvulas de seguridad. Cualquier
defecto que se observe se debe comunicar al suministrador.
15. Cerrar el grifo cuando no se use la botella, incluso cuando esta siga conectada al equipo o esté
vacía.
16. Volver a poner el sombrerete de protección, si éste es desmontable, tan pronto como la
botella esté desconectada.
6.3. Almacenamiento.
1. Las botellas se almacenarán en zonas preparadas para ello y que estén bien ventiladas.
2. Almacenar las botellas en lugar seguro, libre de peligro de incendio y de fuentes de calor e
ignición.
3. La zona de almacenamiento de las botellas debe estar libre y su acceso solo se permitirá al
personal autorizado. La zona debe estar correctamente señalizada con avisos de peligro (por
ejemplo, inflamable).
5. Las botellas se almacenarán en posición vertical. Los grifos de las botellas estarán bien
cerrados y protegidos por sus sombreretes.
1. En general, evacuar las zonas y sacar las botellas del lugar del fuego.
2. Si las botellas no se pueden sacar y el fuego es difícil de extinguir de inmediato, rociar las
botellas con agua fría mediante una manguera situándose a una distancia segura.
3. Informarse del potencial peligro de explosión.
En la industria de los gases, los principales líquidos criogénicos son el oxígeno, nitrógeno y
argón, que se conservan a temperaturas suficientemente bajas para que permanezcan en forma
líquida. Los líquidos criogénicos se pueden almacenar en diferentes tipos de depósitos, tales
como vasos Dewar para pequeñas cantidades, o evaporadores y tanques para cantidades
importantes.
Un evaporador o un tanque, con los que es fácil nos encontraremos en una industria que utiliza
gases, está formado por un recipiente interior en acero inoxidable con un envolvente exterior en
acero al carbono, que soporta la presión atmosférica solamente, ya que en la cámara entre ambos
recipientes se ha hecho el vacío. Ambos recipientes están equipados de los elementos de
seguridad suficientes para que una explosión sea prácticamente imposible.
Aun cuando los recipientes son muy seguros, puede producirse una fuga de gas, bien por las
válvulas de seguridad que, al abrirse pueden quedar bloqueadas por la formación de hielo
producto de la humedad de saturación del aire, o bien por rotura de una tubería o de un flexible.
Una concentración de oxígeno constituye un peligro de incendio. Las cantidades excesivas de
nitrógeno o de argón en el aire reducen la proporción de oxígeno y pueden provocar asfixia.
No derrame nunca líquido en locales cerrados. Manipule siempre los líquidos criogénicos en
locales bien ventilados para evitar concentraciones elevadas de los gases.
Los líquidos criogénicos están tan fríos que pueden congelar inmediatamente los tejidos
humanos, produciendo así heridas graves que muchas veces son permanentes y el hecho de
respirar gases muy fríos procedentes de la vaporización de líquidos criogénicos puede provocar
graves lesiones en los pulmones.
No deje nunca que una parte de su cuerpo sin protección entre en contacto con tuberías o
depósitos sin aislar que contengan líquidos criogénicos. Lleve el equipo de protección (gafas,
guantes y calzado de seguridad).
Si la nube está formada por nitrógeno o argón, es muy probable que no contenga suficiente
oxígeno para mantener la vida. En este caso se corre el riesgo de perder inmediatamente el
conocimiento y podría sobrevenir la muerte.
No entre nunca en una nube de vapor. Si ve un derrame de líquido criogénico o una gran nube de
vapor, avise inmediatamente del hecho. Si es posible, corte la salida del líquido con una válvula
con mando a distancia, si la hay. No se expone a riesgos tales como:
- Atmósfera con elevada proporción de oxígeno.
- Gas combustible o asfixiante o líquido criogénico.
Si se trata de una fuga de oxígeno, su ropa puede estar situada de oxígeno y corre el riesgo de
prenderse fuego muy fácilmente. Por otra parte, en cualquier momento se puede declarar un
fuego en la nube si hay alguna materia muy combustible. No entre nunca en una nube que pueda
estar enriquecida en oxígeno. Si cree que puede haberse contaminado con oxígeno, no se
aproxime a ninguna fuente de ignición hasta que haya pasado un plazo de 15 minutos por lo
menos después de haber salido de la nube. Airee su ropa y cámbiesela si es posible. No fume
durante este tiempo.
Si la nube ha sido provocada por nitrógeno o argón, el vehículo corre el riesgo de calarse y dejar
a sus ocupantes bloqueados en la nube.
Si hay carreteras, vías de ferrocarril, ríos o canales bordeando la fábrica que esté amenazados por
el líquido o por la nube de vapor, hay que prevenir a las autoridades con el fin de que corten o
desvíen la circulación. No debe haber la posibilidad de que un vehículo entre la nube. Pare los
motores de gasolina o diesel de todos los equipos que haya en la zona. El acero dulce pierde gran
parte de su resistencia cuando está en contacto con líquidos criogénicos y las chapas pueden
fisurarse y las estructuras metálicas se pueden derrumbar.
Si es necesario y con la autorización correspondiente, desvíe el líquido de las instalaciones y
equipos vulnerables mediante chapas de acero o aluminio para dirigirlo hacia una zona en que no
haya peligro. No deje que el oxígeno líquido penetre en conductos y atarjeas.
Con el agua pulverizada por una manguera de incendios, se puede vaporizar el líquido y proteger
los elementos de acero vulnerables, recubriéndolos de hielo. Hay que tener en cuenta la
meteorología y los vientos. En algunos casos, puede ser preferible no acelerar la vaporización si
las nubes de vapor más importantes que resulten pueden amenazar al personal o a terceros.
Si cuenta con autorización, pare el sistema de climatización o de ventilación que pueda arrastrar
los vapores o los gases desde el punto de derrame hacia los edificios.
Debe informar a las personas presentes en el lugar, de los riesgos que implica la fuga y organizar
su evacuación de la zona, a menos que formen parte del personal de la Compañía y le puedan
ayudar a solucionar la emergencia. Si el oxígeno líquido llega a una superficie recubierta de
alquitrán o asfalto, prohiba todo movimiento de máquinas y personas hasta que esta superficie
haya quedado limpia.
Una vez que la nube se haya disipado y haya pasado la alerta, no entre en ningún lugar situado
bajo el nivel del suelo, tal como pozos o conductos, sin haber analizado la atmósfera para
asegurarse de que la proporción de oxígeno no es demasiado baja ni demasiado alta.
Tabla 4. Medidas a tomar según clasificación de emergencia.
1. INTRODUCCIÓN.
Las materias peligrosas en estado líquido o gaseoso presentan una gran diversidad de riesgos
durante su transporte y almacenamiento. Si hubiese que destacar un riesgo común a todos ellos,
sería el efecto del fuego sobre las cisternas y depósitos que los contienen, con independencia de
que el contenido sea o no combustible. Como se trata de recipientes cerrados, el calentamiento
producido por el fuego, o por una fuente de calor externa, puede incrementar la presión en el
interior del recipiente y provocar su estallido.
Entre todos los accidentes posibles hay que destacar dos, por su importancia y peligrosidad:
1. BLEVE: explosión por expansión de un vapor de un líquido en ebullición.
2. Boilover: rebosamiento de un líquido incendiado por ebullición de una subcapa de
agua.
2. BLEVE.
BLEVE son las iniciales inglesas de Boiling Liquid Expansion Vapor Explosion, es decir,
explosión por expansión de un vapor de un líquido en ebullición. Las BLEVE se producen en
recipientes que contienen un líquido que, en condiciones normales de presión y temperatura (21
ºC y 1 atm), sería un gas. Si se rompe el recipiente, el líquido entra bruscamente en ebullición y
una gran cantidad de él se evapora instantáneamente. Como el vapor ocupa un volumen muy
superior al del líquido, el cambio de estado líquido-vapor supone un gran cambio de volumen. El
vapor se expande instantáneamente. La expansión del vapor conlleva una onda de presión
destructiva y se trata, por tanto, de una explosión. Como el origen de la explosión es un
fenómeno físico (evaporación), la BLEVE es una explosión física. Para que se produzca una
BLEVE son necesarios dos elementos:
1. Que el recipiente contenga un líquido que en condiciones normales de presión y temperatura
sería un gas. Las sustancias que pueden dar lugar a una BLEVE pueden ser las siguientes:
- Un líquido sobrecalentado.
- Un gas licuado a presión.
- Un gas criogénico licuado.
La mayor parte de las BLEVE se deben a un gas licuado a presión.
Hay que hacer notar que la BLEVE se produce con independencia de que la sustancia
involucrada sea o no combustible. Si la sustancia es combustible, después de la BLEVE se puede
producir un incendio que puede ser la causa de nuevas explosiones.
2. Que el líquido sufra una despresurización intensa y súbita, para que se produzca la ebullición
instantánea en masa (entre ½ y 1/3) del líquido. Esto prácticamente sólo se produce cuando el
recipiente se rompe. El funcionamiento de una válvula de seguridad o la aparición de una
pequeña fisura en el recipiente provocan una despresurización insuficiente que sólo da lugar a la
ebullición de una pequeña parte del líquido. La mayor parte de las BLEVE se originan por un
fallo del recipiente debido a la acción del fuego. Sin embargo, el recipiente puede fallar también
debido a un impacto que ocasione su rotura o perforación.
1. Líquido sobrecalentado.
Se trata de una sustancia que en condiciones normales de presión y temperatura es un líquido. El
líquido sobrecalentado está dentro del recipiente a una temperatura superior a la temperatura
ambiente normal y superior a su punto de ebullición. A esa temperatura, y a la presión
atmosférica sería un gas. El calentamiento del recipiente puede deberse a un proceso o a un
accidente.
2. Sobrecalentamiento.
Imaginemos un recipiente metálico cerrado que contiene un producto líquido a presión y
temperatura ambientales. Si el recipiente se calienta, aumenta la actividad molecular del líquido.
Al llegar a su punto de ebullición el líquido comenzará a hervir y evaporarse. Pero, como está
contenido en un recipiente cerrado, la fase gaseosa no puede disiparse en el ambiente ni
expandirse, y comienza a ejercer una presión creciente sobre la fase líquida y sobre las paredes
del recipiente. Esto detiene la tasa normal de evaporación, que se va haciendo más lenta, hasta
que se llega a una situación de equilibrio. Una gran cantidad del producto permanece en fase
líquida, a una temperatura superior a su punto de ebullición y a una presión superior a la
ambiental. Cada aumento de temperatura sucesivo provoca un aumento de presión en el
recipiente. El contenido se mantiene dividido en dos fases equilibradas: líquido y gas.
3. Sobrepresión.
Los recipientes normales no están diseñados para soportar la presión debida al
sobrecalentamiento. Así que comienzan a fallar y finalmente se rompen. El recipiente falla por su
parte más débil. La secuencia más habitual en recipientes que normalmente no están a presión es:
deformación de las paredes, fisura parcial y rotura total. Una de las señales más evidentes de
sobrepresión es la deformación de una pared totalmente plana que se abulta, redondeándose (las
superficies redondeadas reparten de una manera más uniforme la presión y la soportan mejor).
Cuando una pared de chapa se abulta y redondea, se oye un ruido metálico agudo.
4. Rotura parcial.
La parte más débil del recipiente es la que cede primero. Normalmente, el recipiente empieza a
ceder en las soldaduras de los extremos. Según sea la relación entre la presión interna y la
resistencia del recipiente, puede producirse una fisura parcial o su rotura total. Si se produce una
rotura parcial, actúa como una válvula de seguridad aliviando la presión. Se produce una fuga de
vapor, acompañada de un ruido agudo. La altura de la nube de vapor y el ruido que se produce
son indicativos de la presión interna del recipiente. Si el recipiente continúa sometido a la acción
del fuego, volverá a subir la presión, y aumentarán la nube de vapor y el ruido. Si se refrigera el
recipiente, bajará la presión y disminuirán la altura de la nube de vapor y el ruido.
5. Rotura total.
Si el recipiente sigue sometido a la acción del fuego, la presión interna sigue aumentando. Si el
recipiente ha sufrido una fisura, tras el alivio inicial de presión, ésta volverá a aumentar. Llega un
momento en que la presión supera la resistencia del recipiente y éste se rompe totalmente.
6. BLEVE.
Se produce una explosión, que tiene dos componentes:
- Por un lado, la expansión del vapor contenido en el recipiente en el momento de la
rotura.
- Por otra parte, la expansión mucho más violenta del vapor que se genera al entrar en
ebullición instantáneamente el líquido contenido en el recipiente.
El líquido en el recipiente se encontraba a una presión superior a la atmosférica y a una
temperatura superior a su punto de ebullición a la presión atmosférica. Al romperse el recipiente,
la presión desciende bruscamente al valor atmosférico, pero la temperatura del líquido continúa
siendo la misma. Así que el líquido se encuentra bruscamente en condiciones de fase gaseosa y se
evapora instantáneamente, generando una cantidad de vapor mucho mayor que la ya contenida en
el recipiente. La expansión del vapor generado constituye una explosión conocida como BLEVE.
La violencia de la BLEVE depende de la velocidad de evaporación y de la cantidad de líquido
evaporado. La velocidad de evaporación depende de la diferencia de temperatura del líquido en el
momento en que se rompe el recipiente y su punto de ebullición. Lo más habitual es que se
evapore alrededor de un tercio del líquido contenido en el recipiente.
2. Recipientes a presión.
Para almacenar gases licuados se necesitan recipientes a presión. La forma de estos recipientes es
redondeada. Los de tamaño pequeño en intermedio son cilíndricos, y están cerrados con
casquetes esféricos o de forma abombada. Los de mayor tamaño son esféricos. Los recipientes
están dotados con una válvula de seguridad.
3. BLEVE por rotura del recipiente debida a un impacto.
Aunque la mayoría de las BLEVE se producen por fallo del contenedor debido a la acción del
fuego, algunas BLEVE se producen por un fallo del contenedor ante un impacto. Los impactos
son particularmente frecuentes en los accidentes de transporte que involucran vagones de
ferrocarril y camiones. En estos casos, las BLEVE ocurren, por lo general de forma simultánea al
impacto. Si el recipiente sufre un impacto que lo perfora o lo rompe, el gas licuado se encontrará
súbitamente a la presión atmosférica. Como la temperatura ambiental es superior a la de
ebullición a la presión atmosférica, el gas licuado se encuentra de forma brusca en condiciones de
fase gaseosa y se evapora instantáneamente. Se genera una cantidad de vapor mucho mayor que
la fase gaseosa ya contenida en el recipiente. La expansión del vapor generado constituye una
BLEVE.
4. BLEVE por rotura del recipiente debida a un sobrecalentamiento sobre la fase líquida.
Sobrecalentamiento.
Imaginemos que el recipiente de un gas licuado se calienta a causa de la acción del fuego. Lo
habitual es que las llamas ataquen el recipiente en su parte inferior, es decir, en la parte del metal
que está en contacto con la fase líquida. La resistencia del acero disminuye perceptiblemente
cuando la temperatura sobrepasa los 200 ºC y al llegar a los 500 ºC se reduce a la mitad. El
líquido conduce muy bien el calor y se lo quita al metal, por lo que mientras las llamas ataquen la
parte del metal en contacto con el líquido, la temperatura del metal aunque suba, se mantendrá
dentro de unos límites seguros (normalmente entre 50 ºC y 60º C).
Sobrepresión.
Subirá la temperatura de la fase líquida, lo que provocará la evaporación de una parte del gas
licuado y esto aumentará la presión de la fase gaseosa y la del recipiente. Cuando la presión
alcance cierto valor, entrará en funcionamiento la válvula de seguridad.
Funcionamiento de la válvula de seguridad.
Algunos envases pequeños están dotados con una válvula continua que cuando entra en
funcionamiento ya no se cierra. La presión dentro del envase baja bruscamente, lo que aumenta la
ebullición del líquido. Pero se trata de una ebullición progresiva, no de la ebullición en masa que
constituye la BLEVE. El contenido del envase saldrá de él progresivamente en fase gaseosa hasta
que la presión se iguale a la atmosférica. Los recipientes grandes cuentan con válvulas de
seguridad de resorte. Estas válvulas se abren cuando la presión es superior a la presión máxima
de tarado y se vuelven a cerrar cuando la presión es inferior a la presión mínima de tarado. Si el
recipiente sigue recibiendo un aporte de calor, la válvula de seguridad funcionará en ciclos de
apertura y cierre. Cuanto más calor reciba el recipiente, más corto será el período entre un cierre y
la apertura siguiente y más largo será el período de apertura. La válvula de seguridad no es
suficiente para evitar una BLEVE.
Alcance de la fase gaseosa.
Si el recipiente sigue sufriendo los efectos del fuego, continuarán la elevación de la temperatura
de la fase líquida, la evaporación y la elevación de la presión. La temperatura del metal
continuará durante un tiempo dentro de los límites seguros. El proceso continuará hasta que se
produzca una de las dos circunstancias siguientes:
- Que la válvula de seguridad no pueda aliviar la evaporación creciente, con lo que
seguirá aumentando la presión, hasta que sobrepase la resistencia del recipiente y éste
comience a fallar por la parte más débil.
- Que se evapore una gran cantidad de líquido y al metal al que atacan las llamas
comience a estar en contacto con la fase gaseosa. Éste es el caso más habitual.
Rotura.
El vapor conduce y absorbe muy mal el calor. El metal que recibe la acción del fuego y está en
contacto con la fase gaseosa se calienta muy rápidamente. La resistencia del acero se reduce a la
mitad cuando la temperatura llega a los 500 ºC. El metal se dilata y adelgaza. Generalmente,
aparece una franja de adelgazamiento longitudinal, que se alarga hasta alcanzar una longitud
crítica. En ese momento, aparece una línea de fractura que se propaga a través del metal a la
velocidad del sonido en dos direcciones: longitudinal y circular. Como resultado, el contenedor
se parte en dos o más piezas.
Por último se produce la BLEVE de la forma descrita en los apartados anteriores.
1. Intervalo de tiempo.
La mayoría de las BLEVE se producen debido a un fallo del recipiente de un gas licuado bajo la
acción del fuego. El intervalo de tiempo entre el inicio del contacto de llama y una BLEVE
depende de varios factores que son muy variables. Los más importantes son la intensidad del
incendio y las características del contenedor. En el caso de los recipientes de superficie no
aislados, la BLEVE se puede producir en un intervalo que varía entre muy pocos minutos, en el
caso de los recipientes pequeños, y varias horas en el caso de los recipientes grandes. Un estudio
efectuado con contenedores de GLP de un tamaño comprendido entre 3.8 y 113 m3, dio como
resultado un tiempo comprendido entre 8 y 30 minutos, y el 58% se produjo en menos de 15
minutos.
En el caso de los recipientes con asilamiento térmico se tienen menos datos, porque sólo los
contenedores de gases criogénicos y de algunos gases reactivos están aislados. De todas formas,
es evidente que el aislamiento térmico puede retrasar mucho una BLEVE. Como ejemplo se
puede citar un vagón-cisterna, en el que la BLEVE no se produjo hasta 20 horas y media después
del comienzo de la acción del fuego. Como ejemplo comparativo, se puede citar un ensayo
realizado con vagones-cisternas: la BLEVE se produjo en 93 minutos en la cisterna aislada y en
25 minutos en la no-aislada.
4. Onda expansiva.
Los daños provocados por la onda expansiva se producen en un radio de 500 m.
5. Bola de fuego.
Si el vapor expandido en la BLEVE es inflamable, lo más probable es que la nube de vapor se
incendie. Si la causa de la BLEVE es el fallo del recipiente debido a un incendio contiguo, la
ignición es inmediata. Si no hay fuego junto al recipiente, la nube puede inflamarse al entrar en
contacto con una fuente de ignición cercana. El efecto de la ignición es un fenómeno similar a
una deflagración, que se llama bola de fuego. El proceso es el siguiente:
- Al producirse la BLEVE, el vapor inflamable se mezcla con el aire. La proporción de
vapor y oxígeno sitúa a la mezcla dentro de los límites de inflamabilidad.
- Una fuente de ignición presente incendia la nube. El frente de llama se propaga desde
el foco de ignición hasta los límites de la nube, a una velocidad inferior a la del sonido.
Si la ignición se produce junto al recipiente, el efecto es que el frente de llama persigue
a menor velocidad al frente de expansión de la BLEVE.
- La bola de fuego no produce ningún efecto de sobrepresión apreciable, porque se
desarrolla al aire libre, y los gases de combustión se expanden en el ambiente a la presión
atmosférica. En lugar de un aumento de presión, se produce un aumento de volumen: los
gases de combustión llegan a ocupar un volumen 10 veces mayor que la nube inflamable
original. No se trata de una explosión, sino de un incendio de gas que sucede a la
BLEVE.
6. Líquido no evaporado.
En las BLEVE se evapora entre 1/3 y poco más de la fase líquida. El resto del líquido no
evaporado es pulverizado y proyectado por la fuerza de la explosión. Muchas de las gotas
pulverizadas arden mientras vuelan por el aire. Sin embargo, lo más frecuente es que las gotas
sean proyectadas fuera de la zona de fuego demasiado rápidamente para que se produzca su
ignición y caen a tierra todavía en estado líquido. Las gotas pueden recorrer distancias de hasta
800 m. Si la temperatura del líquido es baja, refrigera el aire al pasar. En muchas BLEVE, los
bomberos han sentido claramente un efecto de refrigeración al pasar a su lado el líquido
pulverizado.
3. BOILOVER.
3.1. Definición.
El término boilover puede traducirse como rebosamiento por ebullición. El fenómeno puede
describirse de la siguiente manera:
- Un recipiente sin techo contiene un líquido incendiado (generalmente petróleo crudo).
- El recipiente contiene una capa de agua en su fondo.
- Después de un largo período de combustión lenta en la superficie, el agua del fondo
entra en ebullición.
- El vapor se expande bruscamente y expulsa una gran cantidad de líquido incendiado
fuera del recipiente.
Para que se produzca un boilover es necesario que concurran las circunstancias siguientes:
1. Que el recipiente no tenga techo. Un caso característico es el de un recipiente
alcanzado por un rayo, que hace volar el techo e inicia el incendio.
2. Que el recipiente contenga una capa de agua, o una emulsión de agua y aceite en el
fondo. Esto se produce normalmente en los recipientes de petróleo crudo.
3. Que el recipiente contenga un producto con diversos componentes, desde fracciones
ligeras hasta residuos pesados, que presenten una gran cantidad de puntos de ebullición.
De esta manera, el producto incendiado puede dar lugar a la formación de una ola
caliente.
4. Que el producto contenga una cantidad suficiente de residuos viscosos, capaces de
formar, con el agua, una emulsión espumosa consistente y de gran tensión superficial.
3.3. Desarrollo.
Se estima que un boilover puede propulsar combustible incendiado hasta una altura equivalente a
10 veces el diámetro del recipiente. (Ver figura 10).
3.4. Procedimiento de actuación.
Un buen método para determinar la situación de la ola caliente es dirigir un chorro de manguera
hacia la pared exterior del recipiente. La pared del tanque estará caliente hasta determinada altura
por efecto del incendio, de la ola caliente y del producto calentado por la ola en su descenso.
El chorro se dirigirá inmediatamente debajo de la zona deformada por el calor del incendio. Al
contacto del chorro con la pared se desprenderá vapor. Al bajar gradualmente el chorro, llegará
un momento en que el agua deje de evaporarse. Ése es el nivel inferior de la ola caliente.
Como medida de seguridad complementaria, debe vigilarse el nivel del combustible en el tanque.