Sei sulla pagina 1di 460

ANEXO I. PROGRAMA BOMBEROS.

I. TEMARIO ADMINISTRATIVO.

1. El Estado. Elementos. Formas del Estado. La Constitución Española de 1.978.


2. Organización territorial del Estado. Estatutos de Autonomía. Régimen Local. Organización del
Municipio y Provincia.
3. La Función Pública Local. Organización. Nacimiento y extinción de los derechos y deberes de
los funcionarios. Seguridad Social.
4. Hacienda Pública y Administración Tributaria.
5. Régimen disciplinario de los funcionarios de la Administración Local.

II. TEMARIO ESPECÍFICO.

A. ÁREA DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS.

A.1. ORGANIZACIÓN DEL SERVICIO.

1. Organización del Servicio de Protección Contra Incendios: Local, Provincial y Regional.


2. Consorcio Provincial Contra Incendios y Salvamentos.
3. Reglamento de Régimen Interior.
4. Reglamento de Voluntarios en el CPCIS.
5. La responsabilidad de la Administración. Régimen General y Normas en relación con las
actuaciones de Bomberos.

A.2. NORMAS DE ACTUACIÓN.

6. Desarrollo general de las intervenciones.


7. Métodos generales de actuación.

A.3. DERECHO.

8. Normas Básicas de la Edificación: Condiciones de Protección Contra Incendios.


9. Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios.
10. Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
11. Legislación en el transporte de Mercancías Peligrosas: TPC/ADR, TRF/RID, IATA,
IMCO/IMDG.
12. Ley Forestal de Andalucía.
13. Legislación Básica de Protección Civil.

A.4. SEGURIDAD VIAL.

14. Seguridad vial. Normas generales de conducción.

A. 5. PROTECCIÓN CIVIL.

15. Protección Civil Municipal. Organización y funciones.


16. Reglamento de las Agrupaciones de Voluntarios de Protección Civil.

A. 6. PSICOSOCIOLOGÍA.

17. Aptitudes físicas y psicológicas del Bombero. Seguridad básica del Bombero. Precauciones
generales y ante peligros concretos.
18. Comportamiento humano en situaciones límite y de emergencia.

A.7. CONOCIMIENTO DEL TERRENO.

19. Demografía, geografía y economía básica de Europa, España y Andalucía.


20. Demografía, geografía y economía básica de la provincia de Cádiz.
A.8. TÉCNICAS DE EXPRESIÓN.

21. Expresión y comprensión verbal.


22. Reglas básicas de redacción.

A.9. TÉCNICAS DE ESTUDIO.

23. Técnicas de estudio.

B. ÁREA DE TÉCNICAS DE PREVENCIÓN Y EXTINCIÓN.

B.1. EXTINCIÓN DE INCENDIOS.

24. Conocimientos básicos del fuego.


25. Materiales combustibles. Características.
26. Sistemas de agua contra incendios.
27. Agentes extintores. Extinción: agua, espumas, extintores.
28. Extinción en interiores: edificios, garajes, etc.
29. Incendios forestales. Causas, prevención. El combate del fuego.
30. Extinción según tipos de incendios.
31. Tácticas de las brigadas de combate contra el fuego.
32. Ventilación. Aparatos de ventilación.

B.2. PREVENCIÓN Y PROTECCIÓN CONTRA INCENDIOS.

33. Prevención de incendios.


34. Protección contra incendios en los edificios. Protección pasiva.
35. Instalaciones y medios de protección contra incendios en los edificios. Protección activa.

B.3. INVESTIGACIÓN DE INCENDIOS.

36. Inspecciones de incendio.


37. Daños causados por el fuego.

C. ÁREA DE TÉCNICAS DE SALVAMENTO.

C.1. SOCORRISMO.

38. Primeros auxilios.

C.2. SALVAMENTOS.

39. Salvamento en el interior de pozos.


40. Salvamento en hundimientos.
41. Salvamento en accidentes de vehículos.
42. Salvamento en ascensores.

C.3. AYUDAS TÉCNICAS.

43. Saneamiento y consolidación de construcciones. Apuntalamientos. Apeos.


44. Desagües.
45. Acceso a locales.
46. Fuga de gases.
47. Intervenciones en presencia de electricidad. Material de aislamiento eléctrico.

D. ÁREA DE MATERIAL Y EQUIPOS.

D.1. MATERIAL.
48. Equipo personal del Bombero.
49. Equipos de protección respiratoria.
50. Trajes de protección personal.
51. Cuerdas, tiros y material de amarre.
52. Escalas.
53. Aparatos para sistemas de agua. Bombas.
54. Material de elevación y tracción.
55. Material de corte, separación y desencarcelación.
56. Herramientas de Bombero. Usos múltiples.

D.2. VEHÍCULOS.

57. Vehículos de extinción.


58. Vehículos de salvamento.
59. Vehículos especiales.
60. Vehículos auxiliares.

E. ÁREA DE CIENCIAS TECNOLÓGICAS.

E.1. FÍSICA Y QUÍMICA.

61. Hidráulica e hidrodinámica.


62. Matemáticas elementales.
63. Física: conceptos fundamentales.
64. Química básica.

E.2. CONSTRUCCIÓN.

65. Introducción general a la edificación.


66. Construcción. Cimentaciones.

E.3. INSTALACIONES.

67. Instalaciones de gas en viviendas.


68. Instalaciones eléctricas en viviendas.
69. Instalaciones de agua en viviendas.
70. Instalaciones de alcantarillado.

E.4. TELECOMINICACIONES.

71. Manejo de emisoras.

E.5. TOPOGRAFÍA.

72. Lectura de mapas.

E.6. INTERPRETACION DE PLANOS.

73. Nociones básicas de dibujo técnico.

E.7. MECÁNICA.

74. Ideas básicas de mecánica.


75. Mantenimiento y prevención de averías.

E.8. INFORMÁTICA.

76. Nociones básicas de informática.

F. ÁREA DE MERCANCÍAS PELIGROSAS.


77. Etiquetado y señalización de vehículos que transportan mercancías peligrosas.
78. Cilindros de gas en fuego.
79. Accidentes en el transporte y almacenamiento de mercancías peligrosas.
TEMA 1. ORGANIZACIÓN DEL SERVICIO DE PROTECCIÓN CONTRA
INCENDIOS Y SALVAMENTOS.

1. OBJETIVOS Y FINES.

El objetivo general de los Servicios es la protección de las personas y los bienes comprendidos en
sus ámbitos territoriales, disponiendo de los medios adecuados para intervenir en cualquier lugar
donde los riesgos existentes pueden originar un accidente.

Los fines fundamentales de los Servicios son:


a) Socorrer en toda clase de siniestros.
b) Recuperar las víctimas de los siniestros.
c) Prestar asistencia técnica a peticiones razonables en caso de emergencia sin daños.*
d) Concebir y ejecutar programas de prevención y de sensibilización popular sobre la
problemática de la seguridad.*

Las actividades se pueden dividir en dos grandes grupos: las preventivas y las operativas. Se
pueden establecer los siguientes subgrupos: extinción de incendios, salvamentos, retenes de
prevención y varios.

A) Prevención.

Servicios tales como: Control de aplicación de ordenanzas y normas, selección de itinerarios,


inspecciones de industrias, información y educación pública, homologación de materiales,
informes y asesoramientos...
B) Extinción de incendios.

Operación característica del Servicio y llevada a cabo en exclusiva por el personal operativo. La
clasificación de los incendios en función de la naturaleza del combustible se ajustará a la que se
establezca en la norma UNE 23010 y 23011 siendo más importante la que se refiere a
características determinativas de los medios para su intervención, de lo que se desprende la
tipificación en: Incendios poblacionales rurales, incendios poblacionales urbanos, incendios
industriales e incendios forestales.
Incendios poblacionales rurales: Son incendios de edificios en instalaciones o zonas sin
estructura urbana. En general, presentan dificultades para establecer un aprovisionamiento eficaz
de agua.
Incendios poblacionales urbanos: Son incendios en edificios, en áreas o zonas con estructura
urbana. El suministro de agua para extinción es función de la existencia y efectividad de la red
contra incendios.
Incendios industriales: En edificios e instalaciones ubicadas en zonas normalmente con
estructura urbana. Suele existir una alta concentración de materiales peligrosos.
Incendios forestales: Incendios en masas vegetales con gran dificultad de acceso en general. El
abastecimiento de agua necesaria es normalmente difícil por su situación o distancia.

C) Salvamentos.

Normalmente se presta este servicio a personas en situación de accidentes, enajenaciones


mentales y suicidios.
D) Prevención operativa.
Son actuaciones consistentes en disponer en el lugar y tiempo en que se prevé un posible
siniestro, el personal y material necesario para actuar de inmediato si se hace necesario,
reduciendo el riesgo si es posible.

E) Varios.

Servicios en los que además de procurar protección para bienes materiales pueden presentarse
operaciones de salvamentos de personas o de animales simultáneamente y que pueden ser
determinantes de urgencia o no.

De no darse este carácter urgente, se considerará competencia de empresas especializadas en


trabajos concretos, caso de que existan, y para las que en otro caso podría representar
competencia desleal. Serán uno de los siguientes tipos de servicios: Derrumbamientos y
desprendimientos, hundimientos, inundaciones, terremotos, vendavales y huracanes, aludes y
avalanchas, accidentes de circulación, escape de gases y productos diversos, averías en máquinas
y aparatos y reconocimientos.

2. ÁMBITO TERRITORIAL.

Es el territorio que permite el sostenimiento de la estructura y desarrollo de las funciones


necesarias y suficientes para la eficaz prestación de las actuaciones. El Servicio se puede
estructurar de forma: Municipal o intermunicipal, comarcal o intercomarcal, provincial o
interprovincial, autonómico o interautonómico y estatal.

El número de Parques de Bomberos y su dotación de medios se fijarán en correlación con los


riesgos a cubrir, y en función de la siniestralidad registrada en cada área geográfica. Por tanto,
partiendo de la unidad Parque-Primeras Salidas puede crearse una estructura piramidal que
abarque desde el Municipio al Estado, descentralizando al máximo las Unidades Parque-Primeras
Salidas, lo que permitirá dar los auxilios con máxima rapidez, y centralizando por niveles todas
aquellas funciones como pueden ser formación, mantenimiento, almacenes, prevención, etc.,
alcanzando así una optimización de los costes, unidad de mando, mejor coordinación, etc.

El ámbito dado podrá ir desde el Estado hasta el Municipio, pasando por los Entes Autonómicos
y las Diputaciones Provinciales. Analizadas y valoradas las funciones se propondrá el ámbito que
resulte más eficaz para la actuación de los Servicios.

3. ESTUDIO DE FUNCIONES.

A) Evaluación y control de los riesgos.

Todos los riesgos de una zona deberán ser objeto de un proyecto de evaluación de riesgo y de
dimensionado de los medios de protección contra incendios necesarios. Estos medios de
protección deberán contemplarse en las ordenanzas o reglamentos de protección contra incendios.

B) Lucha contra siniestros.

El tiempo invertido por el Personal de los Servicios en el desempeño de estas funciones es sólo
de 7% al 17% de su tiempo de presencia en los Parques.
Las actuaciones de los Servicios puede calificarse en 5 grados de peligrosidad. El nivel de menor
peligrosidad, el 5º grado utilizará una primera salida y con menos de 6 hombres se conseguirá
una actuación con éxito que cubre el 38% del total de servicios. En el 4º grado se empleará una
primera salida con 6 a 8 hombres y se cubrirá con eficacia hasta el 45% de los servicios. En el 3er
grado se requerirá dos salidas con más de 8 hombres y se cubrirán con éxito el 86% de los casos.
El 2º grado comprenderá los grandes incendios (forestales e industriales) para los que se
requieren muchas colaboraciones y una participación masiva de medios y personal. El 1er grado
comprenderá las grandes catástrofes para las que deben preverse una minuciosa colaboración
entre los distintos Servicios.

La coordinación de los grandes siniestros requiere disponer de un Centro de Comunicaciones y


Control. El medio fundamental para garantizar la eficacia en las actuaciones es el sistema de
radiocomunicaciones.

Los partes de actuación y los informes técnicos deberán recoger todos los pormenores de los
riesgos y la forma de actuación de los distintos equipos. Los planes de actuación en emergencia
de los riesgos específicos deberán preparase con antelación por las propiedades de los riesgos.

C) Medios materiales.

Todos los medios materiales necesarios para la intervención en siniestros deberán estar
normalizados. Las adquisiciones de material deberán obedecerá las necesidades puestas al
descubierto por la evaluación de riesgos.

El mantenimiento preventivo podrá efectuarse en gran parte por el personal de las primeras
salidas, y sólo los equipos hidráulicos y especiales que requieran utillajes o dispositivos de
control complicados se deberán tratar en un ámbito superior al Parque.

D) Personal.

La prestación del Servicio por parte del personal operativo y técnico deberá regularse mediante
unos Reglamentos. Las actividades interiores de los Parques que comportan trabajos periódicos
deberán contemplarse en instrucciones y normas de régimen interior.

Los sistemas retributivos del personal dadas las especiales condiciones de prestación de los
servicios deberán ser objeto de un tratamiento diferenciado al resto de funcionarios. La selección
y ascenso del personal deberá hacerse con criterios muy objetivos que requerirá una normativa
especial.

La formación del personal operativo deberá ser eminentemente práctica (maniobras) sobre la
utilización de los equipos y aparatos. No obstante también deberán recibir formación teórica de
carácter general. La formación física y los deportes serán la base permanente del personal
operativo.

Los mandos intermedios y los técnicos deberán tener una formación superior, participando
periódicamente en cursos de perfeccionamiento que requieren instalaciones y campos de
maniobras muy costosos. La preparación de la formación del personal requerirá disponer de un
centro de estudios y documentación.
E) Administración.
Los conceptos de gasto más importantes de los Servicios serán los de personal y las inversiones
de compra de nuevos medios. Los gastos de funcionamiento técnico tienen una incidencia sobre
el coste total muy bajo.

F) Dirección, inspección y control.

Una ley de los Servicios Contra Incendios y Salvamentos resulta fundamental para regular los
ámbitos de los Servicios, las competencias y responsabilidades.

Las jefaturas de los Servicios deberán corresponder a funcionarios técnicos de carrera y estarán
por debajo de los órganos o entes políticos que se determine según el ámbito de actuación.

La inspección de los Servicios deberá realizarse para garantizar en todo momento el


cumplimiento de los objetivos establecidos.

H) Valoración de la eficacia según el ámbito.

La valoración se ha efectuado dando a la eficacia de la función o actividad según el ámbito, las


siguientes puntuaciones: óptima 3 puntos, buena 2 puntos, baja 1 punto, no adecuada 0 puntos.
Según un estudio realizado por D. Lluis Pou Marín, la eficacia del Servicio según su ámbito
territorial fue:
Municipal-Intermunicipal 40 puntos
Comarcal-Intercomarcal 54 puntos
Provincial-Interprovincial 108 puntos
Autonómico-Interautonómico 80 puntos
Estatal 50 puntos.

Obsérvese que el tradicional ámbito municipal que la Ley de Régimen Local de 1.955 asignaba a
los Servicios, tiene los valores menores de eficacia. En cambio la valoración más alta
corresponde al ámbito provincial que la propia Ley asignaba cuando los Servicios Municipales
estuviesen insuficientemente dotados.

4. ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO.

Los SEIS deberán disponer de las siguientes secciones: Lucha contra siniestros, administración,
prevención y de los siguientes negociados: Mantenimiento y conservación (talleres, almacenes),
control central, formación.

Los Cuerpos de Bomberos de cada municipio o colectividad quedarán adscritos al servicio del
Ente de mayor ámbito que les corresponda (provincia o ente metropolitano).

A) Forma de gestión.

La iniciativa de organizar un Cuerpo de Bomberos para dotar a un Parque de un Servicio, podrá


partir de una asociación, de una empresa privada con riesgo especial o de un Ayuntamiento. En
las provincias o áreas geográficas donde no se disponga de Servicio, deberá tramitarse el
expediente de provincialización del Servicio, o la mancomunidad correspondiente en el caso de
los municipios comprendidos en un área metropolitana. La forma de gestión de un Servicio
Contra Incendios y de Salvamentos que se considera más idónea será la directa con órgano
especial de la Administración.
B) Funcionamiento.

Una vez programada la implantación del Servicio deberá establecerse los convenios de
colaboración, formas de actuación en determinadas emergencias, delimitación de funciones, etc.,
para evitar interferencias con aquellos servicios o entidades cuyas actividades sean afines con los
SEIS o que colaboren con ellos.

Algunos entes o servicios susceptibles de precisar el establecimiento de los convenios de


colaboración son: Fuerzas de orden público, Fuerzas Armadas, Protección Civil, Infoca,
Bomberos privados o de empresa, Federaciones deportivas (montaña, buceadores,...), etc.

Reglamento general de los servicios. Comprenderá todas aquellas normas y condiciones que
definen las actividades a desarrollar por los distintos departamentos y secciones técnicas, ámbitos
territoriales, funciones de inspección y control, escala de mando, interrelaciones entre distintos
estamentos del propio Servicio o ajeno, relaciones con los medios de información, autoridades,
definición de las actuaciones, uniformidad, material, equipo personal,...

Reglamento de régimen interior y estatutos del personal. Este reglamento comprenderá: régimen
de funcionario, categorías y puestos de trabajo, formas de ingreso, formación profesional,
ascensos, derechos y deberes, equipo personal, pensiones, recompensas y sanciones, jornada
laboral, régimen de retribuciones, pluses,...

C) Coordinación operativa.

Se preparan las bases para la redacción de instrucciones, planes de emergencia, etc., que deberán
establecerse para que dentro del normal desarrollo de las actividades del Servicio su efectividad
sea óptima. A título enunciativo podría comprender: Normas para salidas tipo, plan de
emergencia para grandes incendios, plan de emergencia para grandes catástrofes,
comunicaciones, mando operativo, logística, planes de emergencia accidentes de circulación,
salvamentos montaña, espeleología, salvamentos marítimos o fluviales, radioactividad, apeos,
contaminación, régimen de turnos rotativos de mandos en el Centro de Comunicación y Control,
Zona y Parque, actuaciones conjuntas con otros SEIS, actuaciones conjuntas con otros
estamentos.

5. FINANCIACIÓN.

La elevada cuantía de los costos de primer establecimiento o mejora de los Servicios obligará a
preparar presupuestos de inversiones por parte de los entes gestores.

Los presupuestos de inversiones podrán nutrirse de:

A) Subvenciones de Administraciones Públicas.


B) Convenios con empresas y entidades privadas para la prestación del Servicio.
C) Convenios con entidades públicas para la prestación del Servicio.

La financiación de los costos de funcionamiento de los SEIS podría establecerse con las
siguientes aportaciones:
a) Tasas por prestación de servicios de prevención y extinción de incendios. Algunos servicios
prestados con carácter no urgente podrían ser objeto de unas tasas especiales por prestación de
servicios, que nunca deberán hacerse extensivos a los servicios urgentes y de salvamentos.
b) Las entidades locales (Ayuntamientos y Diputaciones) beneficiadas por la actuación del
Servicio.
c) El Estado, a través de sus Entes Autónomos.
d) Empresas privadas para la cobertura del Servicio, mediante convenios.
e) Entidades públicas para la cobertura del Servicio mediante convenios.
TEMA 2. INTRODUCCIÓN. EL CONSORCIO PROVINCIAL CONTRA
INCENDIOS Y SALVAMENTOS DE CÁDIZ.

1. CREACIÓN.

Hasta 1.982, año de la constitución del Consorcio, los únicos servicios contra incendios
existentes en nuestra provincia se encontraban ubicados en los municipios de Algeciras, Cádiz,
Jerez de la Frontera, La Línea de la Concepción y Puerto de Santa María, siendo los medios tanto
técnicos como humanos con que contaban, en la mayoría de los casos insuficientes para cubrir
sus propias necesidades, por lo que difícilmente se podía pensar que atendieran las demandas de
una provincia con una extensión de 7.385 km2, y una población de derecho, repartida en 43
municipios, que superaban el millón de habitantes, notoriamente incrementada en la época
estival, con la cada vez mayor afluencia de visitantes a nuestras costas.

Por otra parte, la situación de estos Parques en nuestra geografía provincial, hacían ineficaces sus
posibles intervenciones en aproximadamente las tres cuartas partes de la misma, debido
fundamentalmente al retraso que imponían las distancias a recorrer, incrementadas en muchos
casos por las dificultades orográficas del terreno.

En otro orden de casos, la falta de formación del personal, la práctica inasistencia técnica al
mismo y la incompatibilidad de medios materiales por ausencia de homologación a la hora de su
adquisición, llevaba a una deficiente actuación de estos servicios en los diferentes siniestros,
agravándose todo ello en las actuaciones conjuntas, debido a la significativa descoordinación.

Asimismo, los elevados costes que supone el sostenimiento de un Servicio de estas características
de una parte, y los escasos recursos económicos municipales de otra, hacían impensable la
creación de nuevos Parques de Bomberos en otros puntos de la provincia en un futuro inmediato.

Ante la problemática situación expuesta, y deseosa de encontrar una solución válida, así como
económicamente soportable, la Excelentísima Diputación Provincial promueve los estudios
técnicos necesarios con objeto de encontrar una fórmula que diera la respuesta adecuada al
problema planteado.

Estos estudios, así como las intensas gestiones realizadas con las distintas Corporaciones
Locales, generaron como resultado la adopción del modelo Consorcio, como fórmula capaz de
proporcionar a la provincia una estructura de servicio, acorde con sus riesgos y de garantizar una
actuación rápida y eficaz en todo su territorio.

De esta forma, y tras la presentación de los citados estudios, se llega a la autorización mediante
Orden de la Junta de Andalucía de fecha 2/11/81 del Estatuto del Consorcio Provincial Contra
Incendios y Salvamentos de Cádiz, para prestar a la provincia de Cádiz el Servicio Contra
Incendios y Salvamentos. Tras ello se celebra la reunión constitutiva del citado Consorcio el
20/01/82, y definitivamente el 1/07/82 comienza su andadura, habiéndose creado una estructura
técnico-operativa básica para la coordinación de los diferentes Servicios Contra Incendios
municipales integrados, y la puesta en funcionamiento como ente provincial de prestación del
Servicio.

2. FUNCIONES.
Atendiendo a lo especificado en los Estatutos del Consorcio (art. 1.1), este tiene por finalidad
prestar a la provincia de Cádiz el Servicio Contra Incendios y Salvamentos, realizando para ello
las misiones de auxilio, rescate, salvamento y protección contra siniestros que amenacen la
seguridad de las personas y bienes, así como la prevención y la investigación para con ello evitar
riesgos.

3. ENTES CONSORCIADOS.

A continuación se relacionan los Entes Consorciados a 1 de enero de 1.997 con indicación de la


fecha de adscripción.

Ayto. Alcalá del Valle 1.982

Ayto. Algeciras 1.982

Ayto. Algodonales 1.991

Ayto. Arcos de la Frontera 1.982

Ayto. Barbate 1.986

Ayto. Los Barrios 1.982

Ayto. Benalup 1.992

Ayto. Bornos 1.991

Ayto. Cádiz 1.982

Ayto. Castellar de la Frontera 1.987

Ayto. Chiclana de la Frontera 1.982

Ayto. Chipiona 1.986

Ayto. Jerez de la Frontera 1.982

Ayto. Jimena de la Frontera 1.982

Ayto. La Línea de la Concepción 1.982

Ayto. Medina Sidonia 1.982


Ayto. Olvera 1.985

Ayto. Prado del Rey 1.985

Ayto. Puerto Real 1.991

Ayto. El Puerto de Santa María 1.982

Ayto. Sanlúcar de Barrameda 1.982

Ayto. San Fernando 1.983

Ayto. San Roque 1.982

Ayto. Tarifa 1.983

Ayto. Trebujena 1.985

Ayto. Ubrique 1.982

Ayto. Vejer 1.985

Ayto. Villamartín 1.982

Diputación Provincial 1.982

4. FINANCIACIÓN.

El Consorcio, desde su creación, cuenta con autonomía económica propia, rigiéndose por sus
propios presupuestos, los cuales se nutren en casi un 94% de los ingresos procedentes de las
aportaciones de los Entes Consorciados, y el resto de conciertos con otros organismos y
subvenciones destinados generalmente a inversiones.

El coeficiente por el que se determina la aportación económica de los entes Consorciados se rige
por el número de votos asignados a cada Corporación Consorciada.

A su vez, este número de votos viene determinado en función de los índices correctores que
anualmente aprueba la Junta General.

5. ORGANIZACIÓN FUNCIONAL.
Para la dirección, inspección y coordinación de los servicios administrativos y operativo-técnicos
del Consorcio existe un Gerente como figura responsable ante la Presidencia del Consorcio.

El Consorcio, atendiendo a las funciones que realiza, se divide en dos áreas, una de
Administración General y otra de Administración Especial.
Administración General.

Corresponde a esta área de Administración General las actividades propias de gestión y


tramitación administrativa de carácter general (económicas, de personal, legales, jurídicas, etc.),
inherentes a una Corporación Local.

Administración Especial.

Esta área, para un racional desarrollo de sus funciones, se subdivide en dos Departamentos,
siendo estos los de Lucha Contra Siniestros y otro Gabinete Técnico. El Director Técnico es el
responsable de las actividades de Administración Especial.

El departamento de Lucha Contra Siniestros realiza las funciones de intervención de carácter


general, extinción de incendios y salvamentos mediante la actuación directa en los siniestros,
organización y control de las comunicaciones como apoyo a la actuación, servicios sanitarios de
primeros auxilios y evacuación, mantenimiento y conservación de locales, materiales y equipos y
participación en el desarrollo de la formación y prevención.

Al Gabinete Técnico le corresponden las funciones coordinadoras, con ámbito provincial, de


mantenimiento, compras, almacén, red de comunicaciones, relaciones públicas, prevención,
formación, planificación y relaciones con organismos afines.

A continuación se expone el actual organigrama funcional del Consorcio: (figura 1)

6. ORGANIZACIÓN OPERATIVA PROVINCIAL.

La provincia para su funcionamiento operativo está dividida en 4 zonas:


- Zona 1: Bahía de Cádiz.
- Zona 2: Bahía de Algeciras.
- Zona 3: Campiña.
- Zona 4: Sierra.

Como responsable de cada zona existe un Técnico Jefe de Zona, asistido por un Suboficial Jefe
del Parque Central de Zona. En cada Zona existe un Parque Central de Zona donde se centralizan
la dirección operativo-técnica y se coordinan los servicios a prestar en la misma. Este parque
tiene capacidad de apoyo logístico y operativo a los parques de la zona. Asiste a parques de tipo
principal y de tipo retén.

Los parques principales tienen capacidad de actuación en sectores de la zona y de apoyo a otros
parques retenes de su entorno. Los parques retenes tienen capacidad de actuación en su localidad
y las limítrofes, cubren riesgos bajos.
TEMA 3. REGLAMENTO DE RÉGIMEN INTERIOR.

1. TRÁMITE DE APROBACIÓN.

En la Junta General el 20/12/1.985 al punto 20 del orden del día, acordó aprobar
provisionalmente el Proyecto de Reglamento de Régimen Interior. Se publicó el 6/6/1.986 el
texto íntegro del Reglamento de Régimen Interior del Consorcio Provincial Contra Incendios y
Salvamentos de Cádiz.

2. REGLAMENTO.

2.1. Título I: Disposiciones generales.

Art. 1º. El CPCIS es un servicio de carácter público y tiene como misión el auxilio, el rescate,
salvamento y la protección contra incendios y demás peligros que amenacen la seguridad de las
personas y sus bienes. Así como, ejercer la prevención e investigación.
Art. 2º. La plantilla formada por funcionarios de carrera, interinos o contratados.
Art. 3º. Los componentes de los Parques de Bomberos no podrán ser utilizados, salvo casos
excepcionales, para realizar funciones especificadas.
Art. 4º. Realizará sus funciones dentro del ámbito geográfico y excepcionalmente fuera de él.
Art. 5º. El Presidente ostentará la máxima representación y mando del CPCIS.
Art. 6º. Los funcionarios de carrera no pertenecientes a los cuerpos nacionales se encontrarán
encuadrados en los siguientes grupos:
- Grupos de administración general: Técnico, administrativo, auxiliar, subalterno.
- Grupos de administración especial: Técnico, servicios especiales.
2.2. Título II: organización y estructura funcional.

Art. 7º. El CPCIS se divide en dos áreas:


- Administración general.
- Administración especial.
Art. 8º. Al área de administración general corresponden las actividades de gestión y tramitación
administrativa de carácter general.
Art. 9º. El área de administración especial se dividirá en dos subáreas:
- Operativa.
- Gabinete técnico.
Art. 10º. El área operativa realizará las funciones de:
- Intervención de carácter general.
- Extinción de incendios y salvamentos.
- Organización y control de las comunicaciones.
- Servicios sanitarios de primeros auxilios.
- Mantenimiento y conservación de locales, materiales y equipos.
- Participación en el desarrollo de la prevención.
Art. 11º. Al gabinete técnico competen las siguientes funciones:
- Análisis de las actividades de prevención en todas sus áreas: urbana, rural y forestal,
información pública, vigilancia y retenes.
- Investigación.
- Organización: formativas, mantenimiento, compras, almacenes, comunicaciones...

2.3. Título III: Clasificación y denominación de parques. Dotación.


Art. 12º. Los parques de bomberos se clasifican en:
- Parque central de zona.
- Capacidad de ayuda a uno o más parques.
- Apoyo logístico.
- Funciones de centralización administrativa y técnica de su zona.
- Capacidad para formación del personal, mantenimiento y reparación de
materiales, almacén.
- Parque principal.
- Riesgo medio-alto. Cobertura de un sector.
- Dotado para prestar ayuda en caso de grandes emergencias.
- Parque retén.
- Riesgos bajos.

2.4. Clasificación de puestos de trabajos. Funciones.

Art. 13º. Del gerente. Cubre área administrativa y operativa.


Art. 14º. Del área de administración general. Desempeño de las funciones comunes y generales
del ejercicio de la actividad administrativa recogida en el artículo 8º.
Art. 15º. Del técnico de administración general. Dirigir el área administrativa teniendo a su
mando al personal de esta área.
Art. 16º. Del administrativo. Desempeño de las tareas administrativas normalmente de trámite y
colaboración no asignadas al técnico.
Art. 17º. De los auxiliares administrativos. Taquigrafía, mecanografía, teléfono, despacho de
correspondencia, cálculo sencillo, manejo de máquinas y similares.
Art. 18º. Del área de administración especial. Son las actividades específicas que se recogen en
los artículos 8º y 9º.
Art. 19º. Del director técnico. Constituye el órgano director y coordinador de todas las
actividades de área de administración especial, siendo responsable ante el gerente del
cumplimiento de las funciones encomendadas. Ejerce la supervisión y mando de los sectores del
área operativa.
Art. 20º. De los técnicos jefes de zona. Dirigir, organizar y controlar al personal y material que
integren su zona.
Art. 21º. Del gabinete técnico. Aplicación práctica del contenido del artículo 11º del Título II del
presente reglamento.
Art. 22º. Del oficial operativo. Mando operativo del parque central de zona, así como de los
parques adscritos al parque central de zona.
Art. 23º. Del suboficial operativo.
- En parque central de zona: Jefe de guardia.
- En parque principal: Jefe de parque.
Art. 24º. Del sargento.
- En parque central de zona: Jefe de salida.
- En parque principal: Jefe de guardia.
Art. 25º. Del cabo.
- En parque central: Jefe de salida.
- En parque principal: Jefe de salida.
- En parque local: Jefe de parque.
Art. 26º. Funciones del Jefe de parque central de zona. Serán las funciones de oficial operativo.
Dependerá directamente del técnico jefe de zona.
Art. 27º. Funciones de jefe de parque principal.
Art. 28º. Funciones del jefe de parque local o retén.
Art. 29º. Funciones del jefe de guardia.
Art. 30º. Funciones del jefe de salida. Mando operativo del personal a su cargo en la salida.
Art. 31º. Funciones del bombero:
- Realizar los servicios de guardia y retenes en los turnos correspondientes.
- Actuar en los siniestros en la forma más rápida y segura posible, en perfecta
coordinación con los de su empleo, siguiendo las instrucciones recibidas de su
inmediato superior.
- Ser responsable de su equipo personal y del material a su cargo, manteniéndolo
siempre en perfecto estado.
- Realizar las tareas de mantenimiento, conservación y limpieza de los vehículos y
materiales del Parque.
- Realizar y colaborar en las tareas de prevención (reconocimiento de hidrantes,
edificios, locales de pública concurrencia, etc.), y en todos aquellos trabajos
relacionados con el Servicio, que contribuyan a un mejor funcionamiento de éste.
- Asistir a cuantos ejercicios prácticos de instrucción, gimnasia u otros que dentro de su
horario de trabajo hayan sido programados por sus superiores, tendentes a la mejor y
más continua formación profesional.
- Conocer el adecuado uso y manejo de los materiales y vehículos puestos a su
disposición.
- Realizar cuantas funciones inherentes al Servicio y empleo les sean encomendado por
sus superiores.
- Cumplir el Reglamento de Régimen Interior.
- Sustituir a su inmediato superior por ausencia o imposibilidad de éste, a
requerimiento de sus superiores.
Art. 32º. Sustituciones.
Art. 33º. Sistema de promoción interna. Ascensos. Los ascensos serán con carácter preferente
para los funcionarios miembros de la corporación. Para ascender a cabo, por concurso-oposición
entre los bomberos con una antigüedad de dos años como mínimo. Para sargento, suboficial,
oficial por concurso-oposición entre los de categoría inmediatamente inferior.
Art. 34º. Servicios auxiliares u otros. Personal que no conlleva intervención. Aquel personal que
hubiere sufrido una disminución de su capacidad física.
Art. 35º. Personal de los servicios médicos. Podrán ser médicos, ATS, enfermeros dependientes
de esta corporación.

3. DISPOSICIÓN ADICIONAL.

Defensa jurídica. El CPCIS se hará cargo de las fianzas de aquellos funcionarios de este
Consorcio, siempre que el hecho que lo haya motivado sea consecuencia del ejercicio de sus
funciones y de que la Corporación no sea parte contraria.

4. DISPOSICIÓN TRANSITORIA.

Es potestativa de la Corporación el desarrollo de los apartados que hacen referencia a:


- Número total de dotación humana necesaria en los respectivos parques.
- La creación de plazas de:
- Técnicos para el gabinete técnico.
- Oficiales operativos.
- Servicios médicos.

5. DISPOSICIÓN FINAL.

El presente reglamento podrá ser modificado en cuanto precise para el cumplimiento de sus fines
y de su propia organización, dando audiencia la corporación a la Junta de Personal.
TEMA 4. REGLAMENTO DE VOLUNTARIOS EN EL CONSORCIO
PROVINCIAL CONTRA INCENDIOS Y SALVAMENTOS DE
CÁDIZ.

Artículo 1º. El Consorcio Provincial Contra Incendios y Salvamentos de Cádiz, es un


Servicio Público y de carácter civil y tiene como misión el auxilio, rescate y salvamento
y la protección contra incendios y demás peligros de accidente que amenacen la
seguridad de las personas y sus bienes, así como ejercer la prevención y la
investigación, elaborando los estudios, informes y asesoramiento que permitan evitar
riesgos. Todo ello de acuerdo con lo expuesto en la legislación vigente.

Artículo 2º. Los Voluntarios de Protección Civil adscritos al Consorcio Provincial


Contra Incendios y Salvamentos de Cádiz que, a partir de estos momentos llamaremos
Voluntarios, tendrán los derechos y deberes inherentes legalmente, al desempeño de las
funciones que desarrollan por su propia voluntad.
En consecuencia, todas las normas contenidas en el presente Reglamento tienen carácter
complementario de las disposiciones legales y reglamentarias que configuren el
ordenamiento de los Voluntarios de Protección Civil, ya sean Locales, Autonómicos o
Nacionales.

Artículo 3º. El Presidente de la Corporación, ostenta la máxima representación y mando


del CPCIS de Cádiz y las actuaciones de los Voluntarios, serán dirigido por él o a través
de los mandos operativos del mismo.

Artículo 4º. Los Voluntarios, en ejercicio de sus funciones de aprendizaje y auxilio de


los Bomberos Profesionales, desempeñarán las funciones que les sean encomendadas
por los mandos operativos del CPCIS de Cádiz, entre otras:
a) Realizar los servicios de guardia y retenes en los turnos correspondientes.
Actuar como auxiliares en aquellos siniestros que el mando operativo estime
oportuno, en perfecta coordinación y siguiendo las instrucciones recibidas.
b) Ser responsables del estado de su equipo personal y del material a su cargo,
manteniéndolo siempre en prefecto estado.
c) Realizar tareas de mantenimiento, conservación y limpieza de los vehículos
y materiales del Parque de Bomberos.
d) Asistir a cuantos cursos, ejercicios y maniobras tanto teóricas como prácticas
se programen por el CPCIS de Cádiz, tendentes a la mejor y más continua
formación.
e) Conocer el adecuado uso y manejo de materiales y vehículos puestos a su
disposición.
f) Realizar cuantas funciones inherentes a su estado les sean encomendadas por
sus superiores.

Artículo 5º. Para ingresar como Voluntario en el CPCIS de Cádiz se deberán cumplir los
siguientes requisitos:
1) Ser Voluntario de Protección Civil.
2) Presentar certificado médico de no padecer enfermedad alguna que le
impida el normal desarrollo de sus funciones.
3) Solicitud de ingreso y aprobación de la misma por el Ilmo. Sr.
Presidente del CPCIS y de Cádiz.

Artículo 6º. Una vez adquirida la condición de Voluntario en el CPCIS de Cádiz, ésta se
mantendrá mediante la aprobación de un curso de Nivel I y un reconocimiento médico-
psicológico, de acuerdo con el cuadro de exclusiones establecidas por el Consorcio para
sus Bomberos.
Ambos requisitos de permanencia, se realizarán dé acuerdo con las condiciones que el
Consorcio establezca para ello.

Artículo 7º. Se perderá la condición de Voluntario del CPCIS de Cádiz, si se


incumpliere alguna de las disposiciones legales, ya sean de ámbito Local, Autonómico
o Nacional, si se incumpliere cualquiera de los artículos contenidos en este Reglamento
u órdenes de servicio complementarias, si se actuare con negligencia, despego o
maltrato hacia compañeros, ciudadanos, materiales, etc.
Si se dejare de asistir a los Parques de Bomberos durante tres meses de manera
continuada o seis meses en un año de forma discontinua, sin causa justificada.
Si no se aprobare el Curso de Formación de Nivel I.
Si se estuviere inmerso en el cuadro de exclusiones médico-psicológicas que el
Consorcio tiene establecidas para sus Bomberos.
Si se incumpliere cualquier Reglamento o disposición particular del CPCIS de Cádiz.

Artículo 8º. El Consorcio dispondrá para sí cuantas medidas estime oportunas, tendentes
a la mejora, capacitación y reconocimiento a la labor de los Voluntarios.
TEMA 5. LA RESPONSABILIDAD DE LA ADMINISTRACIÓN. RÉGIMEN
GENERAL Y NORMAS EN RELACIÓN CON LAS
ACTUACIONES DE BOMBEROS.

1. PRINCIPIOS DE RESPONSABILIDAD.

Se contienen en el artículo 139 de la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones


Públicas y Procedimiento Administrativo Común (LRJAP y PAC, en adelante), según el
cual:

1. Los particulares tendrán derecho a ser indemnizados por las Administraciones


Públicas correspondientes de toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y
derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea
consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los Servicios Públicos.

2. En todo caso, el daño alegado habrá de ser efectivo, evaluable económicamente e


individualizado con relación a una persona o grupo de personas.

3. Las Administraciones Públicas indemnizarán a los particulares por la aplicación de


actos legislativos de naturaleza no expropiatoria de derechos y que éstos no tengan
el deber jurídico de soportar.

2. RESPONSABILIDAD CONCURRENTE DE LAS ADMINISTRACIONES


PÚBLICAS.

Cuando la gestión dimanante de fórmulas colegiadas de actuación entre varias


Administraciones Públicas se derive responsabilidad en los términos previstos en la
presente Ley, las Administraciones intervinientes responderán de forma solidaria.

3. INDEMNIZACIÓN.

1. Sólo serán indemnizables las lesiones producidas a los particulares provenientes de


daños que éste no tengan el deber jurídico de soportar con arreglo a Ley.
2. La indemnización se calculará con arreglo a criterios de valoración establecidos en
la legislación de expropiación forzosa, legislación fiscal y demás normas aplicables.
3. La indemnización procedente podrá sustituirse por una compensación en especie o
ser abonada mediante pagos periódicos.

4. REQUISITOS.

1. La efectiva realidad de un daño material, individualizado con relación a una persona


o grupo de personas y económicamente evaluable en cualquiera de sus bienes y
derechos.

2. Que sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los Servicios


Públicos, en una relación directa y exclusiva e inmediata de causa a efecto,
cualquiera que sea su origen.
3. Que no se haya producido por fuerza mayor, es decir, por un suceso previsible e
imprevisible, pero en cualquier caso evitable. La clave de la cuestión es que si un
juez considera que los daños producidos en una actuación de bomberos eran
evitables tiene potestad para exigir al Servicio de Bomberos en cuestión una
indemnización.

4. Que no haya prescrito el derecho a reclamar por el transcurso del tiempo que fija la
Ley: un año desde que se produjo el acto o hecho que motive la indemnización o de
manifestarse un efecto lesivo.

5. PROCEDIMIENTOS.

Procedimiento general:
- Iniciación.
- Instrucción:
- Acuerdo indemnizatorio.
- Práctica de pruebas.
- Informes.
- Audiencia.
- Dictamen.
- Terminación.

6. RESPONSABILIDAD CIVIL Y PENAL DEL PERSONAL AL SERVICIO DE LAS


ADMINISTRACIONES PÚBLICAS.

El hecho de que la responsabilidad de la Administración sea directa y objetiva no


significa que quede impune la conducta de la autoridad, funcionario o agentes del daño
por el que aquella se ha visto obligada a pagar una indemnización. Es decir, el
funcionario puede ser hallado responsable de una actuación con implicaciones penales y
el hecho de pertenecer a una Administración Pública no le exime de su responsabilidad,
sin menoscabo de la responsabilidad de la propia Administración Pública.

Para la exigencia de dicha responsabilidad se ponderarán:


- Resultado dañoso producido.
- La existencia o no de intencionalidad.
- Responsabilidad profesional del personal al Servicio de las Administraciones
Públicas y su relación con la producción del resultado dañoso.

El artículo 145 de la LRJAP y PAC reconoce a la Administración la posibilidad de


exigir a las autoridades y personal a su servicio, con instrucción de igual procedimiento
que en el caso anterior, por los daños y perjuicios causados en sus bienes o derechos
cuando hubiere concurrido dolo, culpa o negligencia grave.

El artículo 146 de la citada Ley, en cuanto a la responsabilidad civil y penal del personal
al Servicio de las Administraciones Públicas dispone que se exigirá dé acuerdo con lo
previsto en la legislación correspondiente y que la exigencia de responsabilidad penal
del personal al servicio de las Administraciones Públicas no suspenderá los
procedimientos de reconocimiento de su responsabilidad patrimonial que se instruyan ni
interrumpirá el plazo de prescripción para iniciarlos, salvo que la determinación de los
hechos en el orden jurisdiccional penal sea necesaria para la fijación de la
responsabilidad patrimonial.

7. RESPONSABILIDAD DEL SERVICIO DE BOMBEROS.

Ante la carencia de un Ley en España y Andalucía que regule el Servicio de Bomberos,


como ocurre en otras comunidades como Madrid y Cataluña, la responsabilidad tendrá
que determinarla un juez en función de otras Leyes (Administración Local, Protección
Civil, etc.). Por lo tanto hoy en día estamos en una situación de indefinición, por lo que
los servicios jurídicos de cada servicio tendrán que determinar su ámbito de
responsabilidad, entendiendo que otro servicio jurídico podría determinar otro ámbito
de responsabilidades.

La tendencia actual es a considerar que un servicio de Bomberos es fundamentalmente


responsable en su ámbito de actuación, por lo que se superpone esta responsabilidad a
la denegación de auxilio fuera de su ámbito.

La Ley de Prevención de Riesgos Laborales en su artículo 20 refleja que las empresas


generadoras de riesgos (químico, nuclear, etc.) deben establecer convenios de
colaboración con los Servicios de Extinción de Incendios y Salvamentos para garantizar
la seguridad por lo que implícitamente reconoce que dichas actuaciones quedan fuera
del ámbito de actuación de los Bomberos.

La Ley de Incendios Forestales de Andalucía de 1.992 atribuye las competencias de los


incendios forestales a la Junta de Andalucía a través del INFOCA, por lo que en la
provincia de Cádiz dichos incendios quedan fuera del ámbito de responsabilidad de los
Bomberos urbanos del CPCIS, por lo que la actuación de dichos bomberos está
supeditada a los convenios que se establezcan con la Junta de Andalucía.
TEMA 6. DESARROLLO GENERAL DE LAS INTERVENCIONES.

1. PRINCIPIOS GENERALES.

La eficacia de una intervención en incendios depende de dos factores:


1. El trabajo ordenado en equipo.
2. La correcta realización de un trabajo, que comprende:
- El correcto transporte de los medios de extinción hasta el lugar del siniestro.
- El correcto empleo de los medios de extinción, utilizando los medios y los
procedimientos adecuados.
- El correcto proceder del equipo de intervención.

2. ANTES DE LA ACTUACIÓN.

2.1. Espera.

Una intervención eficaz requiere que no se produzcan demoras en la utilización de los medios y
equipos necesarios. Esto requiere la aplicación de tres principios:
1. Cada parque ha de disponer de los medios humanos y materiales que sean necesarios
para atender a su zona de intervención.
2. Una sitio para cada cosa, y cada cosa en su sitio.
3. El personal, los vehículos y los equipos han de estar siempre a punto:
- Los vehículos, comenzando por los de primera salida, han de estar revisados,
equipados y listos para salir.
- Todos los equipos que requieren una preparación previa (protección respiratoria,
corte, generadores de espuma, motobombas portátiles, etc.) deben estar listos
antes de su transporte, para su utilización inmediata. La preparación de estos
equipos ha de efectuarse en el parque, al efectuar el relevo.

2.2. Salida.

Una vez producida la alarma, la salida debe comenzar de forma inmediata y ha de completarse
antes de transcurrido un minuto. Simultáneamente con la orden de salida, el Centro de
Comunicaciones dará la alerta a las fuerzas de seguridad: Policía Municipal, Policía Nacional y
Guardia Civil. Si es necesario, alertará también a otros servicios con responsabilidad en el
siniestro: Protección Civil, compañías de servicios técnicos (agua, electricidad, gas), Tráfico,
Carreteras y autoridades locales (alcalde y otros, etc.)

Todas las salidas se efectuarán bajo el mando de un jefe de dotación, o bajo un mando superior
(jefe de guardia, jefe de parque, etc.).

2.3. Desplazamiento.

Durante el desplazamiento se deben utilizar las señales acústicas y ópticas de alarma. Deben
tenerse previstos itinerarios de acceso, principales y alternativos al lugar del siniestro. La
selección de estos itinerarios debe hacerse con el criterio de utilizar el más rápido, que la mayoría
de las veces es el más ancho, aunque no sea el más corto.

Durante el desplazamiento, el jefe de dotación habrá de:


- Confirmar la ubicación del siniestro.
- Completar la información sobre el siniestro.

Con estos datos habrá de:


- Valorar los factores conocidos del siniestro.
- Preparar un plan de actuación.

Decidido el plan de actuación, asignará a los componentes de la dotación las tareas que habrá de
realizar cada miembro o pareja (salvamento, ataque a fuego, alimentación del vehículo, etc.).

La aproximación al siniestro se aprovechará para tratar de ir observando sus características reales.


Si estas características difieren de las previstas, puede ser necesario variar el plan de actuación y
reasignar las tareas a los miembros de la dotación. Todas las novedades que puedan apreciarse
durante la aproximación, en cuanto a las características del siniestro, han de ser transmitidas al
Centro de Comunicaciones.

2.4. Llegada.

Un punto básico, siempre, en cualquier siniestro, es el emplazamiento del vehículo, que debe
hacerse de forma que cumpla las condiciones siguientes:
1. El vehículo debe tener su máxima operatividad.
2. El vehículo debe estar protegido de los efectos del siniestro.
3. El vehículo debe tener garantizada una evacuación rápida.
4. El vehículo no debe entorpecer el acceso de otros vehículos.

En los grandes siniestros, en los que participan otros servicios (ambulancias, grúas, etc.), es
fundamental que la policía colabore en el estacionamiento ordenado de los vehículos, fuera del
área de actuación de los bomberos. Otras dos tareas que hay que realizar a la llegada y en las que
tiene que colaborar la policía son:
- Alejar a los espectadores.
- Tranquilizar a los inquilinos del inmueble afectado e indicarles lo que tiene que hacer.

2.5. Inspección y valoración de la situación.

En cualquier siniestro es fundamental actuar deprisa pero sin precipitación.

Tareas del jefe de dotación.

1. Hacer una inspección rápida y completa del lugar. Simultáneamente, ordenar las operaciones
de intervención inmediata.
2. Valorar la situación de emergencia.
3. De acuerdo con la situación, mantener o modificar el plan de actuación y las tácticas, pedir
ayuda, si fuese necesaria a la Central de Comunicaciones.

La conducta del jefe de dotación a la llegada al lugar se basa en tres principios:


- Reconocer.
- Evaluar.
- Decidir.
Normas de conducta en la intervención inmediata.

1. No deben utilizarse accesos desconocidos.


2. Los bomberos deben equiparse de acuerdo con su cometido y si la situación lo requiere, irán
ampliando su equipamiento.
3. Si el siniestro se trata de un incendio en un sótano, o de una accidente de mercancías
peligrosas, es fundamental que al menos dos miembros de la dotación se prevean de equipos
autónomos. Esto les permitirá una intervención inmediata en condiciones seguras, cuyo primer
objetivo en este tipo de siniestro, es generalmente, el salvamento de las personas afectadas.

Nivel de gravedad del siniestro.

La situación de emergencia se clasifica en cinco niveles de gravedad, de la forma siguiente:


I Bajo (Conato)
II Medio
III Alto
IV Muy alto
V Catástrofe
El jefe de dotación valorará el nivel de gravedad del siniestro y lo transmitirá a la Central de
Comunicaciones.

Estado de la evolución del siniestro.

Se debe catalogar de la forma siguiente:


- Siniestro definido: cuando ya se conocen las características del siniestro.
- Siniestro controlado: cuando ya se han organizado todos los frentes de actuación
necesarios para impedir su avance y desarrollo.
- Siniestro dominado: cuando ya se ha extinguido el incendio en todos los frentes, pero
restan focos en su interior, o es necesario realizar trabajos complementarios, tales como
evacuación de humos, cierre de tuberías o apuntalamientos.
- Siniestro terminado: cuando se hayan eliminado o neutralizado las causas que han dado
origen al siniestro y pudieran reavivarlo y se hayan eliminado o paliado los efectos del
siniestro que impidan los trabajos de recuperación. En esta fase se retiran las dotaciones
y pueden comenzar los trabajos de restauración.

El jefe de dotación definirá el estado de evolución del siniestro y lo comunicará a la Central de


Comunicaciones.

2.6. Plan de actuación.

Una vez efectuada la inspección y valoración de la situación, se decidirá el plan de actuación y


las tácticas más adecuadas. Las tácticas han de ir adaptándose en todo momento a la evolución
del siniestro.

Es fundamental conocer las características del siniestro para situar los puntos de ataque en los
lugares idóneos. Si la dotación inicia su ataque desde un lugar elegido estimativamente, sin
conocer las características del siniestro, su actuación puede no ser eficaz, e incluso aumentar la
gravedad de la situación. Naturalmente, esto no es aplicable a incendios de dimensiones muy
limitadas, en los que una acción inmediata es suficiente para conseguir la extinción.
3. LA ACTUACIÓN.

Conviene recordar los objetivos fundamentales de las operaciones de extinción de incendios y


salvamento:
1. Salvar vidas.
2. Eliminar o neutralizar las causas del origen y desarrollo del siniestro.
3. Reducir al mínimo los daños y pérdidas provocados por el siniestro.
4. Restaurar, en la medida de lo posible, las condiciones existentes en el lugar siniestrado
antes de producirse un siniestro.

3.1. Organización de las operaciones.

Los puntos clave de la organización son:


- Mando de las operaciones.
- Puesto de mando.
- Asignación de los trabajos.

Mando de las operaciones.

Las órdenes de actuación serán dadas por el mando que asume la dirección del siniestro. El
mando será el jefe de dotación o, en su caso, el mando jerárquicamente superior que esté presente
en el lugar del siniestro.

El mando de las operaciones debe constituir un mecanismo dinámico, capaz de responder


inmediatamente a todas las modificaciones que puedan producirse en la evolución del siniestro,
desde el inicio de las operaciones hasta la retirada de las dotaciones a sus parques.

Para que la organización de las operaciones sea eficaz, la coordinación de todas las dotaciones
debe estar bajo un mando único. Esto comporta una comunicación permanente por radio entre las
distintas primeras salidas, desde el momento que llegan al lugar del siniestro hasta su
terminación.

Puesto de mando.

En los siniestros en los que intervengan varias dotaciones, procedentes de un mismo parque o de
distintos parques y servicios, se definirá un lugar concreto en el que se establecerá el puesto de
mando. En todos los siniestros se procurará situar el puesto de mando en un lugar desde el que se
pueda tener una visión de conjunto del siniestro y de su desarrollo.

En los incendios en edificios es aconsejable situar el puesto de mando frente a la fachada


principal y a una distancia suficiente para que esté al abrigo de los efectos del siniestro. En los
incendios forestales es aconsejable emplazar el puesto de mando en un lugar situado a una mayor
altura que el incendio, pero al abrigo de sus efectos, y desde el que se tenga una visión de
conjunto de todos los frentes de fuego.

Asignación de los trabajos.

Se hará dé acuerdo con el plan de actuación establecido tras la inspección y valoración de la


situación. En los siniestros de dimensiones normales o reducidas, se establecerán los puntos de
acceso para evacuación y ataque a fuego. Es aconsejable crear accesos distintos para evacuación
y ataque.

En los grandes siniestros se hará una distribución del siniestro en zonas de actuación, y se
asignará cada zona a la dotación o dotaciones correspondientes. Dentro de cada zona se
establecerán los puntos de acceso para evacuación y ataque. Será responsable de cada zona un
jefe único, que estará permanentemente comunicado con el puesto de mando para informar del
desarrollo de los trabajos, solicitar las ayudas pertinentes y recibir las órdenes oportunas.

En los fuegos de grandes superficies (almacenes, plantas industriales, incendios forestales, etc.),
se organizarán como mínimos dos frentes de ataque, uno de ellos dedicado a cortar el avance
lateral del incendio. Si es posible, se crearán tres frentes de ataque, para rodear el incendio.

En los fuegos verticales (caso habitual en los edificios de varias plantas), si el número de
dotaciones disponibles lo permite, se organizarán los siguientes equipos de ataque:
- Dos equipos de ataque en la planta siniestrada.
- Un equipo de ataque en la planta inferior a la siniestrada.
- Un equipo de salvamento en la planta inferior a la siniestrada.

Los jefes de equipo que actúen en cada uno de los frentes de ataque al siniestro deben estar
provistos de un equipo de comunicaciones portátil, para comunicarse permanentemente con el
puesto de mando.

3.2. La actuación.

Procedimientos operativos.

El plan de actuación define las operaciones de extinción, salvamento y apoyo técnico necesarias
para solucionar el siniestro. Estas operaciones se llevarán a cabo de acuerdo con los
procedimientos operativos que están previstos para todo tipo de siniestro, y que establecen:
- Los medios necesarios.
- El personal mínimo indispensable.
- Las tácticas y maniobras.
- Los métodos para la acción coordinada del personal.

El Servicio de Extinción debe disponer de fichas de procedimientos operativos para cada tipo de
siniestro, según su clase, nivel de gravedad y estado de evolución.

Acceso.

• Normas generales.
Es conveniente crear accesos de salvamento y de ataque independientes. Deben eliminarse los
obstáculos que puedan impedir una penetración segura.

• Escalas.
Las escalas portátiles se consideran como un acceso artificial móvil. Deben utilizarse solamente
para acceso del equipo de intervención y como medio de salvamento. Para su uso, las escalas
portátiles se pondrán en posición, comprobando concienzudamente sus bases de apoyo.
• Forzado de entradas.
La entrada sólo debe forzarse si no cabe otra posibilidad. Si se fuerza la entrada hay que evitar
daños innecesarios. Por ejemplo, para forzar una puerta se debe quitar el marco y retirar las
clavijas de las bisagras.
• Rotura de cristales.
Para abrir ventanas se rompe el cristal con la herramienta, volviendo la cara para protegerla.
Después se abre el cierre con la mano protegida. Los escaparates se rompen adoptando
precauciones similares, pero se golpean en la parte superior. Después se retiran los trozos de la
parte baja y se limpia el marco. Los trozos de cristal grande se retiran a lugar seguro. La rotura de
cristales está justificada cuando amenazan con estallar. Esto se produce a menudo cuando se
levantan las persianas.

• Levantamiento de suelos y revestimientos.


Si hay que retirar suelos o revestimientos de madera, al emplear el hacha se deben aprovechar las
juntas. Las tablas no se deben cortar verticalmente, sino en sentido oblicuo. Si es posible, deben
utilizarse serruchos.

• Levantamiento de tejados y cubiertas.


Si se abre el tejado para ventilar hay que hacerlo como norma en el punto más alto, pero nunca
encima del foco del incendio. Las tejas deben retirarse a mano siempre que sea posible. Si la
cubierta es de chapa, las planchas se levantan introduciendo en las juntas una herramienta o una
palanqueta. Si la cubierta tiene una capa de material impermeabilizante se recorta la capa junto
con su base.

Si la cubierta es de chapa o de placas de fibrocemento, antes de levantarla hay que comprobar si


es portante y puede sostener el peso del bombero. En caso de duda, el bombero debe deslizarse
tumbado, siguiendo la línea de los herrajes de fijación.

Aproximación al foco.
Como norma general hay que cerrar las puertas y las ventanas hasta tener agua en la punta de
lanza. Toda puerta o elemento de cierre que se encuentre abierto hay que dejarlo cerrado, pero
comprobando antes que no hay personas ni animales dentro del recinto. Para bajar a sótanos, hay
que hacerlo de espaldas, agachados sobre los escalones. Al abrir la puerta de acceso a un desván
o a una buhardilla, puede producirse una llamarada en sentido descendente.

Después de localizado y controlado el incendio, si hay mucho humo hay que procurar ventilar el
local y facilitar la salida de humo y calor. La ventilación puede realizarse en forma horizontal,
vertical o diagonal, y si es preciso con ayuda de un extractor de humos, como en el caso de los
sótanos.

La ventilación debe realizarse con agua en punta de lanza y situados en posición adecuada,
porque el fuego puede reavivarse debido a la aportación brusca de oxígeno. Por otra parte, la
ventilación permite descubrir focos no hallados previamente, porque los aviva.

Conducta de los equipos de intervención.

• Principios de conducta.
1. Los principios generales de conducta de un equipo de intervención son los mismos que los del
jefe de dotación en el momento de la llegada al siniestro, es decir:
- Reconocer
- Evaluar
- Decidir
2. No hay que perder el contacto con el jefe de dotación. Hay que notificar inmediatamente
cualquier cambio en la situación.
3. En el equipo de extinción deben colaborar mente y mano.

• Reconocimiento de la extensión del incendio.


Es preciso observar el sector asignado, vigilando también los locales situados encima, debajo y a
los lados, para concretar la extensión del incendio.

• Vías de propagación.
La propagación puede ser vertical (efecto chimenea), como la que se produce en huecos de
escalera, huecos de ascensor, patinillos de tuberías y otros huecos verticales. También puede ser
horizontal, como la que se produce a lo largo de pasillos, conductos de ventilación, conductos de
calefacción por aire caliente, conductos de extracción de aire y otros huecos horizontales.

• Acceso a sectores de incendio.


Hay que tener el máximo cuidado al acceder a sectores de incendio, delimitados por muros y
otros elementos constructivos resistentes al fuego y con aberturas protegidas por puertas, que se
deben palpar para detectar el calor debido a la posibilidad de que el incendio esté al otro lado y
otros elementos de cierre también resistente al fuego.

• Instalaciones.
Hay que averiguar si las instalaciones de servicios técnicos del edificio pueden colaborar en la
extinción y control del incendio y cuando hay que accionarlas para que sean eficaces. Por
ejemplo, las instalaciones de ventilación y extracción de aire pueden ser eficaces para la
extracción de humos, pero accionadas incorrectamente o a destiempo pueden ser ineficaces e
incluso agravar el siniestro.

• Normas de extinción.
Hay que reconocer si la situación requiere contención o ataque. La contención es la extinción con
una línea de defensa, desde un espacio de seguridad. El ataque es la extinción con avance
progresivo, sin peligro de reinflamación a la espalda.

La regla general para la extinción, tanto desde la línea de defensa como desde la de ataque, es
apagar desde el primer plano hasta el fondo y desde abajo hacia arriba. Se apagarán primero los
elementos y portantes incendios, o los objetos incendiados cuyas llamas incidan sobre ellos y
después el resto.

Si hay viento o corriente de aire, generalmente es preferible efectuar la extinción desde


barlovento (es decir, a favor del viento o de la corriente). De todas formas, en cada caso hay que
considerar las posibilidades, ventajas de avanzar con el viento, contra el viento o
perpendicularmente a él.

En los ataques en interiores con mucho humo, los miembros del equipo avanzarán agachados o
de rodillas. Cerca del suelo, la visibilidad es mayor, el aire es más respirable y la temperatura es
más baja. Cerca de la boquilla de la lanza se acumulan burbujas de aire arrastradas por el agua.
Hay que tener precaución al actuar en locales con falta de ventilación, porque puede tener lugar
una combustión incompleta, y puede acumularse concentraciones peligrosas de monóxido de
carbono.

Al notar cansancio, hay que pedir el relevo. El agua de extinción debe dosificarse, para no
provocar daños secundarios innecesarios por exceso de agua.

Métodos de extinción y agentes extintores.

Los métodos de extinción que se pueden emplear son los siguientes:


- Enfriamiento: eliminando la energía de activación.
- Sofocación: desplazando el comburente o reduciendo su concentración.
- Interrupción de la reacción en cadena: inhibiendo los radicales libres.
- Eliminación o dilución del combustible: retirando el combustible o reduciendo su
concentración.

Estos efectos vienen producidos por los siguientes agentes extintores:


- El agua.
- La espuma.
- El agua con aditivos.
- El polvo químico.
- El dióxido de carbono.
- Los hidrocarburos halogenados (halones).

Extinción por enfriamiento.

El principal agente extintor por enfriamiento es el agua, que además es el agente extintor más
empleado por los bomberos.

• Tareas del equipo.


El equipo de extinción desempeña, en realidad, dos tareas:
- El transporte del agua.
- La extinción propiamente dicha.

• Normas generales.
En general, para manejar una instalación de manguera y lanza de 45 mm hacen falta dos hombres
y para manejar una instalación de 70 mm hacen falta tres hombres.

Los tendidos de mangueras deben ser lo más cortos posibles, pero hay que prever una reserva de
manguera de longitud suficiente. Sólo deben utilizarse con mecanismos de cierre, lanzado los
caudales de descarga más pequeños que sea posible. De esta manera, se evitarán daños
secundarios innecesarios, tanto por el impacto como por la acción posterior del agua.

No tirar agua a ciegas en llamas y humo. Hay que tener cuidado con los elementos portantes
hechos de materiales tales como piedra natural y hierro fundido, presentes, sobre todo, en los
edificios de fines del siglo pasado y principios de este siglo. Estos elementos, cuando están
recalentados, pueden saltar en pedazos al hacer impacto en ellos un chorro de agua.
Los elementos de construcción de hormigón armado, tales como pilares, vigas, forjados y
escaleras, si están recalentados y se intentan refrigerar con agua, pueden perder su revestimiento
y dejar descubierta la armadura de acero.

• Extinción con agua en chorro.


El agua a chorro tiene por aplicación principal la extinción de fuegos de clase A, de materias
sólidas que forman brasas, en espacios abiertos, ya sea al aire libre o en recintos amplios. El
chorro debe emplearse siempre que se requiera un gran alcance o una penetración profunda. El
chorro debe aplicarse sobre los brasas, que constituyen la base de las llamas. A veces la presencia
de obstáculos impide el acceso al combustible incendiado y su alcance con un chorro directo. En
estas clases, se emplea el llamado efecto de billar que consiste en alcanzar el fuego haciendo
rebotar el chorro en el techo o en un paramento vertical.

Para hay que asegurarse del destino del chorro: se insiste en que no debe tirarse agua a ciegas en
llamas y humo. No hay que “lavar” fachadas y tejados. Por el contrario, hay que efectuar, como
norma, un ataque interior.

Hay que cerrar la lanza de vez en cuando, para que evitar que se rompa el equilibrio térmico y el
vapor de agua se enfríe, condense y precipite, por lo que pierde capacidad de extinción. Además,
si no se cierra la lanza ocasionalmente disminuye la visibilidad. Cerrada la lanza, hay que
observar el resultado obtenido, esperando una posible reinflamación.

Hay que evitar que se levante polvo combustible, como serrín o viruta de madera ya que se puede
producir una explosión.

En los fuegos de clase C, el chorro se puede emplear para extinguir, por impacto, fugas de gas a
presión ardiendo. Pero este procedimiento requiere que se cumpla una de las dos condiciones
siguientes:
- Una ausencia total de fuentes de ignición dentro del área de dispersión del gas fugado.
- La supresión inmediata de la fuga, mediante obturación de la salida o el corte de
suministro de gas.

Hay que tener presente que si continúa la fuga de gas de combustible, la mezcla de gas y aire
supone un peligro de explosión si entra en contacto con cualquier fuente de ignición. Si no se
puede obturar la fuga, ni cortar el suministro de gas, hay que dejar arder el gas bajo vigilancia,
evitar la inflamación de otras materias combustibles dentro de la zona de peligro y enfriar los
recipientes y conductos de gas a presión situados en las inmediaciones.

• Extinción con agua pulverizada.


El agua pulverizada tiene por aplicación principal la extinción de fuegos de clase A, de materias
sólidas que forman brasas, en espacios reducidos. También puede utilizarse, bajo ciertas
condiciones, en fuegos de clase B y C. La aplicación del agua pulverizada se hace mediante
lanzas combinadas, que deben manejarse con agilidad, empleando el chorro o la niebla según la
situación y la materia combustible presente.

La extinción sólo se consigue si el área de cobertura del agua pulverizada coincide con el área de
combustión. Los fuegos pequeños se pueden combatir con una sola lanza. En los demás casos es
necesario utilizar por lo menos dos lanzas, en el llamado efecto tenaza. Este procedimiento,
además de conseguir una extinción eficaz, proporciona una protección mutua a los equipos de
extinción, lo cual es muy importante, sobre todo en los incendios de líquidos. Hay que tener
cuidado de que las llamas no sean empujadas por la nube de agua hacia otros equipos de
extinción.

Además del efecto de enfriamiento se puede aprovechar el efecto mecánico del agua pulverizada
para empujar las llamas, sobre todo en el caso de combustibles líquidos, contra la pared o el
borde del recipiente, arrancándolas de su base. El empleo de agua pulverizada con cono hueco
puede ocasionar el avivamiento de combustible en la zona de incidencia del cono, porque el cono
arrastra aire. Este efecto se hace notar, sobre todo, en el caso de combustibles líquidos contenidos
en recipientes medianos abiertos, tales como bidones sin tapa.

En los incendios de clase B o C, en los que se desprende una fuga o vapor de combustible, sólo
se debe proceder a la extinción cuando haya seguridad absoluta de que, una vez apagado el fuego,
no queda ninguna fuente de ignición al alcance del gas o vapor que se siga desprendiendo o
fugando. Lo contrario supone riesgo de explosión.

En el caso de los combustibles líquidos contenidos en recipientes abiertos hay que tener
precaución con el llenado del recipiente con agua, ya que si se trata de un producto inmiscible y
más ligero que el agua, puede provocar su rebosamiento.

Extinción por sofocación y dilución.

La sofocación consiste en impedir o disminuir la aportación de oxígeno al combustible. Esto se


consigue desplazando el comburente o reduciendo su concentración. Este procedimiento de
extinción es adecuado para los fuegos de clase A y B. La sofocación se puede conseguir con
varios medios y agentes extintores sólidos, líquidos y gaseosos.

• Medios y agentes sólidos.


1) Arena. Es un medio de extinción tradicional, abundante y fácil de utilizar. Es útil en fuegos de
clase A. El área incendiada se cubre con una capa de arena de suficiente espesor. Cuanto mayores
es los granos de arena, mayores son los huecos entre ellos y mayor será por tanto la entrada de
aire. Así que, cuanto más fina sea la arena, mayor será su eficacia extintora.

2) Manta apagafuego. Se trata de una manta ignífuga que se utiliza para cubrir recipientes con
combustibles incendiados. En su defecto se puede utilizar una lona mojada. La manta no se debe
arrojar encima del recipiente, sino que debe hacerse deslizar sobre él hasta cubrirlo por completo.
A tal efecto, debe llevar cuerdas en las esquinas para poder tirar de ella sin peligro. No debe
retirarse la manta inmediatamente después de extinguir el fuego, porque al no existir un efecto
refrigerante, sigue habiendo vapores combustibles y se puede producir la reinflamación. Esta
técnica se puede aplicar en recipientes con tapa, tales como calderas de grasa o alquitrán. La
propia tapa del recipiente sirve como manta extintora.

• Agentes líquidos: la espuma.


La espuma extingue por sofocación y en menor medida por enfriamiento, al evaporarse el agua
contenida en las burbujas que la conforman. Existe peligro de reinflamación si la capa de espuma
se rompe, bien por la existencia de piezas que sobresalen de la superficie, bien debido a la
presión de los gases de combustión. Hay que enfriar los recipientes recalentados, para que la capa
de espuma no pierda su efectividad debido al calor. En este caso hay que aplicar con cuidado el
agua refrigerante, pues el agua que no se evapore puede romper la capa de espuma, y además,
depositarse debajo del líquido combustible y hacer que rebose el recipiente.

• Agentes gaseosos: el CO2.

El CO2 extingue por sofocación. Al ser más pesado que el aire se deposita en los niveles más
bajos y cubre la superficie del combustible, aislándolo parcialmente del aire. También tiene un
pequeño efecto refrigerante. Es eficaz en los fuegos de clase B y C y puede extinguir fuegos de
clase A poco profundos. Como no es conductor de la electricidad, es un agente muy útil en
fuegos de instalaciones de origen eléctrico. La eficacia del CO2 depende en gran medida de su
concentración, por lo que debe utilizarse preferentemente en recintos pequeños y cerrados. En
todos los casos existe el peligro de reinflamación.

Extinción por interrupción de la reacción en cadena.

La reacción en cadena que constituye la combustión se puede interrumpir inhibiendo los radicales
libres, que son productos intermedios en la reacción de combustión. Los agentes extintores que
inhiben los radicales libres son el polvo químico y los halones.

• Polvo químico.
Tanto el polvo químico convencional (BC, o polvo seco) como el polivalente (ABC, o antibrasa)
actúan principalmente por interrupción de la reacción en cadena. El polvo polivalente actúa,
además de por sofocación, porque produce un residuo que aísla el combustible del oxígeno. El
efecto de enfriamiento del polvo es prácticamente nulo. Tal como indica su denominación, el
polvo polivalente también es eficaz en fuegos de clase A. El polvo seco y el polivalente son
eficaces en fuegos de clase B, aunque la capa de polvo sobre el líquido tiende a romperse y hay
cierto peligro de reinflamación. Ambos tipos de polvo son también eficaces en fuegos de clase C,
aunque deban asegurarse el corte de gas o la obturación de la fuga, para evitar que se forme una
mezcla de combustible-aire con el consiguiente riesgo de explosión.

• Halones.
Los hidrocarburos halogenados o halones extinguen inhibiendo los radicales libres que
intervienen en la combustión y deteniendo por tanto la reacción en cadena. Además, tiene un
efecto de enfriamiento que si bien es menor que el del agua o de la espuma, es superior al del
polvo o el CO2. Los halones son eficaces en fuegos de clase B y C. En los fuegos de clase A sólo
son eficaces cuando el fuego es superficial. Los fuegos con brasa o profundos tardan mucho
tiempo en extinguirse y se requieren concentraciones de halón que no resultan económicas. Los
halones son dieléctricos, por lo que se pueden emplear en presencia de tensión eléctrica. Tiene un
bajo poder corrosivo, salvo en determinadas circunstancias y son agentes limpios que no dejan
residuos. Sin embargo, su acción destructora de la capa de ozono hará que en un futuro inminente
dejen de emplearse.

Extinción por eliminación del combustible.

Es un procedimiento de extinción que se emplea en los casos siguientes:

1. Cuando en un local incendiado haya grandes cantidades de combustibles sólidos que se


extinguen muy difícilmente, aunque se empleen grandes cantidades de agua. Este grupo
comprende por una parte los sólidos disgregados o porosos que contienen gran cantidad de aire
en su interior y autoalimentan la combustión, tales como balas de algodón, la viruta de madera,
las balas de heno, las pilas de carbón y los bloques de plásticos espumosos, como el poliuretano y
el poliestireno. Por otra parte, comprende los combustibles sólidos de gran poder calorífico,
como los neumáticos y los palets de madera que, además, suelen almacenarse en pilas, lo que
facilita la aportación de oxígeno y la rapidez de propagación.

Estos materiales, siempre que sea posible, se deben retirar del local incendiados y depositados al
aire libre en un lugar seguro. Allí se controlará su combustión y se procederá a su paulatina
extinción, cuya última fase debe comprender la remoción y extinción de los rescoldos.

2. Cuando en el local incendiado haya combustibles que desprendan grandes cantidades de humo
muy denso. En este grupo están comprendidos casi todos los combustibles citados en el apartado
anterior.

3. Cuando en el local incendiado haya combustibles todavía no afectados por el incendio y que
resulta urgente proteger de la acción del calor, porque suponen un peligro de agravación del
incendio o un peligro de explosión. Este grupo comprende, sobre todo, los combustibles líquidos
y gaseosos contenidos en recipientes, especialmente si se trata de recipiente a presión.

4. Cuando en el local incendiado haya combustibles todavía no afectados por el incendio y que
resulta fácil y conveniente retirar del local.

5. Cuando en el local incendiado haya productos, combustible o no, que puedan ser afectados por
el humo, como es el caso de los productos alimenticios.

6. Cuando falten medios de extinción apropiados.

• Observaciones.
En el caso de sólidos disgregados o porosos, la inundación del combustible con agua no asegura
la extinción, y no evita el trabajo de remoción de escombros y rescoldos. Además, supone un
aumento de peso que puede dañar el suelo o derrumbar una planta sobre la inferior.

Las lanzas de penetración profunda, utilizadas por ejemplo en pilas de carbón incendiado,
tampoco aseguran la extinción, si no se remueven los rescoldos.

3.3. Revisión, información y petición de ayudas.


Revisión de los resultados.

El mando de las operaciones debe tener carácter dinámico, capaz de responder inmediatamente a
todas las modificaciones que se puedan producir en la evolución del siniestro, desde el inicio de
las operaciones hasta la retirada de las dotaciones a sus Parques. Por ello, el mando debe disponer
de información continua y pormenorizada, que le permita conocer en todo momento la evolución
del siniestro, es decir, su aumento, estabilización, reducción o degeneración en otro tipo de
siniestro y su nivel de gravedad y contrastarla con los medios disponibles.

Información a la Central de Comunicaciones.

La información a la Central de Comunicaciones será efectuada únicamente por el puesto de


mando del siniestro. La Central de Comunicaciones comunicará a su vez al puesto de mando la
información complementaria de que disponga por otros medios.
Petición de ayudas.

Una vez efectuada la inspección y valoración de la situación e iniciadas y organizadas las


operaciones preliminares para contener y reducir el siniestro, se pedirán las ayudas necesarias a la
Central de Comunicaciones, donde se conocen los medios disponibles en todos los Parques. Debe
tenerse en cuenta la potencia de los medios disponibles y el tiempo necesario para desplazarlos
hacia el lugar del siniestro. Las ayudas de otros parques se organizarán dé forma que dentro del
sector de actuación de cada parque siempre quede, como mínimo, un vehículo autobomba. La
Central de Comunicaciones dará orden de salida a las ayudas que corresponda, indicándoles el
lugar del siniestro, el frente al que deben dirigirse y el mando al que deben ayudar, o el puesto de
mando que deben establecer.

• Equipos de alimentación de agua.


En los grandes siniestros se establecerá un equipo de alimentación de agua a los vehículos de
extinción. Realizará las tareas siguientes:
- Buscar los puntos de captación en el sector correspondiente al lugar del siniestro. En
esta tarea debe contar con la colaboración de la Central de Comunicaciones y la
compañía de abastecimiento del agua.
- Organizar el sistema de transporte y, en su caso, trasvase de agua, mediante cadenas de
vehículos autobomba o mediante autobombas y depósitos de agua.

• Equipos de apoyo técnico.


En salvamentos y en intervenciones especiales, se establecerá un equipo de apoyo técnico, cuya
misión será la localización de medios especiales y expertos. Esta labor la desempeña
generalmente el mando del siniestro. En los incendios forestales y en las intervenciones de muy
larga duración, se establecerán equipos de apoyo técnico para desempeñar las tareas siguientes:
- Suministrar alimentos y bebidas al personal actuante.
- Repostar combustible a los vehículos.
- Transportar los relevos de personal.

• Peticiones de ayuda a otros Servicios.


Desde el puesto de mando se comunicará a la Central de Comunicaciones la necesidad de la
colaboración de otros servicios locales (Policía, compañías de servicios técnicos: agua,
electricidad, gas y otros). La Central de Comunicaciones será la encargada de solicitar la
intervención de los servicios del municipio afectado y, en su caso, de los colindantes.
3.4. Remate de los trabajos de extinción.

Los trabajos de extinción no se pueden considerar concluidos hasta que haya absoluta seguridad
de que no es posible una reinflamación y de que cualquier otro peligro (explosión,
derrumbamiento) esté eliminado o neutralizado. Este principio debe tenerlo en cuenta cada
equipo de extinción y cada Servicio que haya actuado en el siniestro.

Para ello es necesario realizar las tareas siguientes:


- Revisar todo el edificio, buscando posibles focos de incendio. Hay que revisar cada
rincón, inspeccionar todos los espacios contiguos a los recintos afectados por el incendio,
tanto laterales como superiores e inferiores y remover los escombros.
- Examinar todos los huecos y todas las vías de propagación: Patinillos, conductos de
ventilación y de calefacción.
- Tantear paredes, techos y suelos.
- Acordonar las áreas susceptibles de hundimiento o derrumbamiento.
- Colocar tablones de acceso y circulación de las plantas que aún conserven capacidad
de carga, por si resultan necesarios para un posible retén.

Todas estas tareas se deben efectuar con sumo cuidado, a fin de no eliminar posibles rastros que
puedan servir para la investigación de las causas del siniestro, especialmente en el área de
iniciación del incendio. En el desarrollo de estos trabajos es vital un equipo de iluminación
eficaz. Si las circunstancias lo requieren este equipo será antideflagrante. No se deben realizar
ningún trabajo de demolición que no sea necesario para el salvamento o la extinción.

4. DESPUÉS DE LA EXTINCIÓN.
4.1. Valoración de daños.

Una vez concluido el siniestro se efectuará una primera valoración de los daños y las pérdidas
producidas, especificando las víctimas y haciendo una estimación de los bienes materiales
perdidos.

4.2. Recuperación de la normalidad.

Es la última fase de la intervención. Los bomberos, con los medios de que disponen, pueden
colaborar en tareas como:
- Limpieza de áreas afectadas por derrames, con agua a alta presión.
- Limpieza y apilado de materiales para dejar el paso libre a toda el área siniestrada.
- Traslado provisional de mobiliario y equipos afectados, para proteger de goteras o de
inundaciones localizadas.

La colaboración del Servicio en estas tareas estará limitada por los factores siguientes:
- La disponibilidad de personal del propio Servicio y sus condiciones físicas,
esencialmente su estado de fatiga después de la actuación en siniestro.
- La disponibilidad de personal del edificio o establecimiento afectado por el siniestro.
- La presencia de otros servicios más adecuados para las tareas de recuperación.

4.3. Recogida de material.

Finalizadas todas las operaciones, las dotaciones, cuando reciban la orden correspondiente por
parte del mando, procederán a la recogida de todo el material utilizado y lo colocarán,
debidamente ordenado en los vehículos. Si se establecen retenes de vigilancia, puede que
necesiten de algún material. El material necesario será entregado al responsable del retén, que
será también responsable de su conservación, uso adecuado y devolución. Es conveniente que el
material esté identificado con las marcas correspondientes a su parque de procedencia. Por su
parte, el jefe de salida, será responsable de su control.

4.4. Toma de datos e información a la Central de Comunicaciones.

Un componente de cada dotación de los vehículos tomará sobre el terreno, los datos
correspondientes al siniestro, que servirán para confeccionar más tarde el parte de actuación. La
toma de datos constituye una especie de informe resumido del siniestro, que debe constar al
menos de los siguientes apartados:
- Situación: Calle, número, planta, local o vivienda, municipio y provincia.
- Propietario: Persona física o jurídica. Si se trata de una persona jurídica, el nombre de
la persona que la representa.
- Autoridades: Relación de autoridades locales y provinciales que hayan asistido al
siniestro y de las Fuerzas de Seguridad del Estado y Policías Locales que hayan
colaborado, citadas con su código de identificación.
- Personas afectadas: Nombre, sexo, edad aproximada, DNI y tipo de daño sufrido.
- Daños producidos: Somera descripción, indicando la superficie afectada y los bienes
destruidos.
- Hora de salida a la intervención.
- Hora de llegada al siniestro: la hora de llegada se comunica, en su momento a la Central
de Comunicaciones y se recaba de él al regreso al parque.
- Hora de regreso al Parque: el puesto de mando comunicará a la Central de
Comunicaciones el final del siniestro y la retirada de las primeras salidas y demás
vehículos a sus parques de origen.

4.5. Retenes de vigilancia.

Las características del siniestro pueden requerir el establecimiento de retenes de vigilancia en


previsión de un recrudecimiento o una emergencia posterior. Esto se puede producir en incendios
forestales, derrumbamientos, incendios industriales y en accidentes de mercancías peligrosas. Las
circunstancias que rodean al siniestro tales como el viento, la lluvia y el tráfico pueden influir en
la aparición de una nueva emergencia.

4.6. Regreso al Parque.

Una vez recogido y ordenado el material en los vehículos, repostado el combustible y rellenados
los depósitos de agua en los vehículos autobomba, se regresará al Parque por el camino más
rápido.
TEMA 7. MÉTODOS GENERALES DE ACTUACIÓN.

1. INTRODUCCIÓN.

Las operaciones de extinción requieren la utilización de los recursos de los Servicios de


Extinción de Incendios y Salvamentos. El éxito de estas operaciones depende de la capacidad del
Servicio para utilizar, de forma eficaz, los recursos disponibles. El jefe de la operación es el
responsable de dirigir al personal y equipos disponibles para alcanzar los máximos resultados en
función de la situación, condiciones y recursos. Estos mismos principios se pueden aplicar a otros
tipos de incidentes relacionados con los Cuerpos de Bomberos, además de los incendios.

Asimismo, el jefe de la operación es el responsable de la dirección y control de las actuaciones


que se realicen en todos los incidentes. Desde la llegada de la primera unidad al lugar del
incidente, se establecerá una persona identificada al mando, con responsabilidad y autoridad para
dirigir todas las fases de la operación. El jefe de la brigada que llegue en primer lugar asume el
papel de jefe de operaciones hasta que sea relevado por un mando superior. En situaciones
complejas, el mando puede transferirse varias veces a medida que los mandos de rango superior
se presentan y asumen la dirección.

El jefe de operación es también responsable de la toma de decisiones tácticas y del traslado de las
metas estratégicas a objetivos tácticos y asignación de tareas. Los mandos de nivel intermedio
son los responsables de algunas zonas geográficas de operación o de la supervisión de algunas
funciones en particular. Estos jefes sectoriales coordinan las operaciones de un grupo de
brigadas, bajo el mando del jefe de operación.

Algunos incidentes importantes pueden necesitar una dirección de mando más compleja, con
diversos oficiales sectoriales que informan al jefe de operación. Un aspecto importante son los
procedimientos normales de actuación. Cada Servicio de Extinción de Incendios y Salvamentos
debe contar con un conjunto de procedimientos que esbocen los principios de operación básicos a
utilizar en cualquier operación, desde la más simple hasta la más compleja. Estos procedimientos
deben ser lo suficientemente flexibles para permitir que los Bomberos reaccionen ante
situaciones diferentes, adaptándose a las dimensiones del suceso. Los procedimientos aportan un
conjunto de funciones básicas que pueden emplearse adaptándolas a las situaciones de control de
incendios.

El jefe de operación debe utilizar estrategias y tácticas en la dirección de una extinción u otro
incidente similar.

2. ESTRATEGIAS.

La estrategia supone el desarrollo de un plan básico para tratar una situación lo más
objetivamente posible. El plan debe identificar las metas principales y priorizar los objetivos
tácticos. Las decisiones estratégicas se basan en una evaluación de la situación del riesgo
potencial y de la capacidad de los recursos disponibles.

Las opciones estratégicas del jefe de operaciones suponen la toma de decisiones básicas muy
importantes.

La decisión más importante es optar entre un modo de operación ofensivo o defensivo, basándose
en la capacidad de los recursos disponibles y en el riesgo para el personal actuante. En las
operaciones ofensivas, las brigadas extienden líneas de manguera en el interior de un área
afectada y extinguen el incendio allí donde lo encuentran. En las operaciones defensivas, se
aplican grandes de agua desde el exterior con objeto de confinar o controlar el incendio,
aceptando la pérdida del área afectada. No deben mezclarse, en el mismo lugar y tiempo, modos
de operación ofensivos y defensivos. El jefe de operación debe tomar una decisión consciente
para identificar qué es lo que debe salvarse, sin que el personal corra un riesgo innecesario.

Las decisiones estratégicas identifican las prioridades en la distribución de recursos y la elección


de actividades.

Las prioridades generalmente aceptadas en cuanto a decisiones estratégicas son el rescate, el


control del incendio y la conservación de la propiedad. Un plan estratégico identifica dónde y
cuándo se llevará a cabo el control del incendio y cómo se combinarán y priorizarán sus
actividades.

3. TÁCTICAS.

Las tácticas son los métodos seleccionados por el jefe de la operación para un implantar un plan
estratégico. En los objetivos tácticos se definen las funciones específicas, que se asignan a las
brigadas, que actúan bajo el mando de los jefes de sector.

Las actividades tácticas deben desarrollarse en tres fases o prioridades diferentes. La primera es
proporcionar seguridad al ciudadano, mediante operaciones de rescate e inspección de todas las
áreas en las que pudiera haber víctimas. La segunda es controlar el incendio y la tercera es
conservar la propiedad. Las operaciones tácticas en campo suponen, normalmente, una mezcla
coordinada de tareas, dirigidas hacia estos objetivos y con el orden de prioridades indicado.

4. TAREAS.

Los objetivos tácticos se traducen en una asignación de tareas a cada una de las brigadas. En
general, una brigada participa, en cualquier momento, en una o dos tareas específicas. Para lograr
los objetivos tácticos deben combinarse y coordinarse estas tareas.

5. FUNCIONES TÁCTICAS.

En cada incendio deben emplearse simultáneamente diversas operaciones tácticas. Todas las
brigadas han de estar entrenadas para realizar todas las actuaciones básicas y para contribuir a los
objetivos tácticos.

Inspección y rescate.

El rescate es la primera y más importante actuación en cualquier incendio y, mientras no se


complete, pueden excluirse los trabajos para el control del incendio. Es posible que el jefe de la
operación tenga que iniciar los trabajos de control del incendio para proteger las operaciones de
rescate o para mantener el incendio alejado de las posibles víctimas.
Las operaciones de rescate pueden ser sencillas, empleando uno o dos bomberos, o superar los
recursos asignados al incidente. Deberán inspeccionarse cuidadosamente, sin retraso y por parte
de las brigadas asignadas a esta tarea, todas aquellas estancias afectadas o amenazadas. Todas las
brigadas deben estar preparadas para realizar rescates e inspecciones como primera prioridad. Las
dificultades que se presentan en las operaciones de rescate pueden deberse a la duración del
incidente, el tipo de ocupación y la altura y construcción de la edificación. El rescate es la única
razón aceptable para que los bomberos se expongan a riesgos elevados.

Protección a las exposiciones al calor.

La segunda operación prioritaria es el control del incendio, que se inicia por un confinamiento en
el área donde se haya iniciado. La responsabilidad básica de los Servicios de Extinción de
Incendios y Salvamentos, en cuanto a la prioridad, es proteger a la comunidad de las pérdidas por
incendio elevadas. Los fallos en la protección de las estructuras expuestas permitirán que se
propague más allá del edificio donde se haya originado. Los problemas existentes en la
protección de exposiciones al calor suelen deberse a la escasa distancia entre edificios, a la
existencia de construcciones combustibles, al tipo de ocupación, a la ausencia de accesos para el
Servicio de Extinción y a la falta de recursos del Servicio de Extinción de Incendios y
Salvamentos implicado. La protección de las exposiciones al calor es una consideración táctica
vital y necesaria y debe considerarse como objetivo principal en las situaciones defensivas de
control de incendios.

Confinamiento.

El confinamiento de un incendio, en su área de origen, suele ser una función complicada. Se dice
que un incendio está confinado satisfactoriamente cuando se reduce a un área que resulta
manejable, estando controladas sus posibles vías de propagación. Los factores que influyen en el
éxito o fracaso de las operaciones de confinamiento son el tipo de combustible afectado, la
ubicación del incendio, las características constructivas del edificio, la existencia de instalaciones
de protección y la disponibilidad de los recursos de los Servicios de Extinción de Incendios y
Salvamentos.

Extinción.

Las estrategias ofensivas de lucha contra incendios están dirigidas al control y extinción de éstos
mediante fuerzas de ataque. El éxito de estas operaciones ofensivas depende del tipo de
combustible, de la ubicación del incendio, del grado de dificultad y de la capacidad para aplicar
los agentes extintores.

En las operaciones defensivas sólo se puede conseguir finalizar la extinción cuando el incendio
se reduce a un tamaño que puede ser extinguido por los Bomberos. Las tácticas defensivas
dependen de la capacidad del Servicio para aplicar grandes volúmenes de agua, o de otros
agentes, para confinar y, eventualmente, extinguir el incendio.

Ventilación.

Las operaciones de ventilación consisten en la extracción planificada y sistemática del calor,


humos y gases del incendio de la estructura o edificio afectado. En algunos casos, puede resultar
necesario iniciar la ventilación a la vez que el rescate, para proteger a los ocupantes del calor y
productos de la combustión y para proporcionar una visibilidad durante las operaciones. También
es necesaria la ventilación, durante el confinamiento y la extinción, para ayudar a localizar el
incendio y proporcionar unas condiciones de trabajo seguras al personal de extinción, así como
para reducir los daños en los contenidos del edificio o en su estructura.

Conservación de la propiedad.

Las operaciones de conservación las lleva a cabo el personal de extinción para conservar las
propiedades y reducir los daños de la estructura y contenidos, debidos al calor, humos y agua. La
conservación es una parte integrante de las operaciones tácticas y debe iniciarse lo antes posible
para evitar daños adicionales en la estructura y sus contenidos.

Revisión general.

Las operaciones de revisión son necesarias para extinguir el incendio completamente, llevar la
estructura a una condición segura y ayudar a determinar la secuencia de desarrollo del incendio.

6. SEGURIDAD EN LA EXTINCIÓN.

La seguridad debe ser un aspecto primario para todo el personal afectando desde el jefe de
operación hasta cada uno de los actuantes.

Todos los Bomberos deben estar equipados con un vestuario completo y con equipos de
protección adecuados. Deben implantarse reglamentos e imponerse el uso de equipos de
protección adecuados en cada situación. Los Servicios de Extinción de Incendios y Salvamentos
elaborarán un completo programa de seguridad, incluyendo un programa de seguridad física para
el personal, control sanitario y asistencia médica, así como el empleo de equipos de protección
durante entrenamientos y control de situaciones que comporten riesgo especial.

En todo momento, la seguridad debe ser un aspecto primario para el jefe de operaciones. En
situaciones complejas, deben asignarse oficiales de seguridad que investiguen las condiciones e
informen al jefe de operaciones y jefes de sectores de aquellos aspectos peligrosos que afecten a
la seguridad de los actuantes. Los jefes de sectores deben considerar, en particular, la seguridad
del personal bajo su dirección, evaluando todas las operaciones tácticas en función del riesgo que
suponen para los bomberos.
TEMA 8. NORMAS BÁSICAS DE LA EDIFICICACIÓN: CONDICIONES DE
PROTECCIÓN CONTRA INCENDIOS.

1. INTRODUCCIÓN.

Con referencia a la prevención contra incendios, hasta el año 1.974 sólo se podía hablar de
recomendaciones y reglamentaciones en ciertos casos concretos de plantas industriales e
instalaciones especiales. En 1.972 se terminó un proyecto de ordenanza que no llegó a publicarse
oficialmente, pero que sirvió de modelo para la Ordenanza sobre normas constructivas para la
prevención de incendios del Ayto. De Barcelona (1.975). La Norma Tecnológica NTE-IPF/74
sólo tuvo carácter de ordenanza al formar parte de la ordenanza del Ayto. De Barcelona.
Posteriormente surgieron las ordenanzas del Ayto. De Madrid (1.976), así como las de Zaragoza,
Sevilla, Huelva, Vitoria, Bilbao y Valencia.

En 1.979 se publican las Ordenanzas Municipales sobre Protección Anti-incendios en los


Establecimientos Sanitarios y Protección de Incendios en Establecimientos Turísticos. En 1.980
el Instituto de la Administración Local publicó Prevención de Incendios, anteproyecto de
ordenanza tipo.

En 1.981 vio la luz la NBE-CPI/81. Contaba con 8 capítulos y 10 anexos referentes a casos
particulares y 4 apéndices relativos a la clasificación de materiales y elementos constructivos por
su reacción al fuego y clasificación de las instalaciones industriales y de almacenamiento en
función de su riesgo intrínseco. Los inconvenientes de la norma, hallados por expertos ajenos a la
Comisión Redactora y Organismos Oficiales, lograron del Estado un aplazamiento de su
aplicación y la introducción de una serie de modificaciones incluidas en el Real decreto de 1.982
(NBE-CPI/82).
El 8 de marzo de 1.991 se publicó la NBE-CPI/91 Condiciones de Protección Contra Incendios
en los Edificios. Es una disposición reglamentaria de aplicación obligatoria en todo el ámbito del
Estado, a todos los proyectos y obras de nueva construcción, de reforma o de cambio de uso de
edificio y establecimiento, excluidos los de uso industrial.

La NBE-CPI es uno de los reglamentos técnicos de la edificación de mayor relevancia:


- Por su relación directa con la seguridad de los ocupantes de los edificios.
- Por condicionar de forma importante y directa la mayoría de los aspectos de diseño y
construcción de los edificios.
- Porque del objetivo de la norma (seguridad frente al riego de incendio) y de su carácter
jurídico se derivan importantes responsabilidades para todos los agentes que intervienen
en el proceso de edificación.

El 14/12/1.993 se publicó el Real Decreto 1.942/93 de noviembre por el que se aprueba el


Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios, que tiene por objeto establecer las
condiciones que deben cumplir los aparatos, equipos y sistemas empleados en la citada
protección, así como su instalación y mantenimiento.

La seguridad contra incendios en España, quedará completada por el Reglamento de Seguridad


Contra Incendios en los Establecimientos Industriales.

2. REGULACIONES APLICABLES.
2.1 Disposiciones de la Administración.

Son de obligado cumplimiento, siendo su ámbito de aplicación dependiente de la competencia


geográfica de la Administración.

A) De carácter específico.
- 24/10/1.979. Orden Ministerial: Protección anti-incendios en establecimientos sanitarios.
- 20/10/1.979. Orden Ministerial: Prevención de incendios en establecimientos turísticos.
- Real Decreto 2.059/81 de 10 de abril: NBE-CPI/81.
- Real Decreto 1.587/82 de 25 de junio: NBE-CPI/82.
- Real Decreto 279/1.991 de 1 de marzo: NBE-CPI/91.
- Real Decreto 1.942/93 de 5 de noviembre: Reglamento de Instalaciones de Protección Contra
Incendios (RIPCI).

B) Complementarias.
- Las referentes a instalaciones y equipos.
- Las Normas Básicas de Edificación (NBE: EH, NBE-CV, NBE-CLI,...).
- Los Reglamentos sectoriales: espectáculos, seguridad e higiene,...

2.2. Normas.

El cumplimiento de las normas sólo se hace vinculante cuando vienen recogidas por algún texto
de la Administración. En España, las normas nacionales se denominan UNE y el órgano que las
elabora es el AENOR (antes IRANOR): Comisión Técnica 23. También tenemos las normas
elaboradas por el MOPU: NTE (Normas tecnológicas de edificación).

2.3. Reglas, Reglamentos y recomendaciones.


Para cubrir el vacío que normalmente dejan las disposiciones y normas antes mencionadas. Son
elaboradas por Organismos, Centros o Agrupaciones Empresariales. Pueden citarse:
- Las Reglas Técnicas, los Documentos Técnicos y las Listas de Comprobación
elaboradas y editadas por el Centro Nacional de Prevención de Daños y Pérdidas
(CEPREVEN).
- Las Instrucciones Técnicas, elaboradas por el Instituto Tecnológico de Seguridad de
Mapfre (ITSEMAP).
- Las Notas Técnicas de Prevención, elaboradas por el Instituto Nacional de Seguridad
e Higiene en el Trabajo (INSHT).

2.4. Otras.

Se pueden emplear como complemento y consulta los códigos de la National Fire Protección
Agency (NFPA).

3. NBE-CPI.

3.1. La NBE-CPI y su necesidad.

Vino a llenar un gran vacío existente en materia de normativa de protección contra incendios. Ha
servido para que los constructores tomen conciencia del enorme problema que supone el riesgo
de incendio y de la existencia de medios para prevenirlo y protegerse.
3.2. Antecedentes de la NBE-CPI.

1.972: Proyecto de Reglamento de Prevención Contra el Fuego.


1.974: Norma Tecnológica NTE-IPF: Instalaciones de Protección Contra el Fuego.
1.975: Ordenanza Municipal de Barcelona.
1.976: Ordenanza Municipal de Madrid.
1.979: Orden Ministerial de Protección anti-incendios en establecimientos sanitarios.
Orden Ministerial de Prevención de incendios en establecimientos turísticos.
1.980: Anteproyecto de Ordenanza tipo de Prevención de incendios.

3.3. NBE-CPI/81.

3.3.1. Desarrollo y aprobación de la NBE-CPI.

Octubre 1.970: Constitución de la Comisión Redactora.


Diciembre 1.980: Proyecto de NBE terminado.
10/4/1.981: Aprobación del Real Decreto NBE-CPI/81.
Febrero 1.982: Final período de información pública.
25/6/1.982: Aprobación Real Decreto NBE-CPI/82.
1/3/1.991: Aprobación Real Decreto NBE-CPI/91.

3.3.2. Real Decreto de aprobación de la NBE-CPI/81.

- Obligatoriedad en todo el territorio español.


- Ámbito de aplicación: edificios de nueva planta, reformas con cambio de uso y reformas
sustanciales sin cambio de uso.
- Revisión de la NBE-CPI cada 5 años.
- Competencia de cumplimiento.
- Competencia de vigilancia e inspección: MOPU (proyecto, ejecución y uso).
- Incorporación de nuevos anexos de condiciones particulares.
- Excluye obligatoriedad.

3.4. NBE-CPI/82.

3.4.1. Real Decreto de aprobación de la NBE-CPI/82.

- Aprueba modificaciones a la NBE-CPI/81. Texto definitivo.


- Aplaza la obligatoriedad de los anexos de condiciones particulares.
- Establece la constitución de la Comisión Permanente y sus funciones.

3.4.2. Ámbitos no contemplados en la NBE-CPI.

- Edificación existente, salvo reforma sustancial o cambio de uso.


- Edificación industrial.
- Edificios de almacenamiento específicamente comercial.

3.4.3. Problemas específicos de la NBE-CPI.


- Defectos originados por su proceso de elaboración: falta de tiempo, falta de estructuración del
texto y falta de operatividad.
- Inadecuación del marco socioeconómico nacional.
- Imposibilidad de realizar un control y supervisión efectivos de su aplicación.

3.4.4. Aplicación de la parte general de la NBE-CPI/82.

3.5. NBE-CPI/91.

3.5.1. Real Decreto de aprobación.

- Aprueba un nuevo texto con estructura y objeto distinto del anterior.


- La parte general y los anexos son de obligado cumplimiento.
- Establece nueva constitución y competencias de la Comisión Permanente de las Condiciones de
Protección Contra Incendios en los edificios.

3.5.2. Estructura y contenido.

La norma es una revisión en profundidad de la NBE-CPI/82, tratando de conseguir unos niveles


de seguridad suficientes, pero que no represente en general un encarecimiento de la construcción
respecto de la norma anterior.

Consta de 5 capítulos, que regula las condiciones aplicables a todo tipo de edificios, y de los 6
anexos específicos para los usos de vivienda, hospitalario, docente, administrativo, residencial y
garaje o aparcamiento. En primer lugar habría que reseñar los correspondientes a la sectorización
y compartimentación. Se establecen las condiciones de compartimentación a los recintos o
elementos del edificio en los que existe una mayor probabilidad de inicio de un incendio o un
mayor riesgo de una rápida propagación del mismo en sus etapas iniciales. Igualmente, se fijan
las condiciones de compartimentación de los recorridos cuando éstos superan ciertos límites de
distancia horizontal o en escaleras.
En lo referente a la estabilidad estructural ante el fuego, se admiten dos opciones diferentes en
cuanto a los tiempos requeridos:
- Curva normalizadora tiempo-Temperatura (t-T).
- Determinación por desarrollo analítico curva t-T correspondiente al incendio natural-real
previsible.
La valoración de los tiempos aportados por cada elemento puede realizarse mediante el ensayo o
contraste con los valores de la propia norma.

En la evacuación se establecen sus elementos y recorridos, su señalización, su iluminación. Se


limitan los recorridos de evacuación y los tramos de recorrido único. Se admiten como salidas los
pasos a un sector diferenciado en un mismo nivel y se establecen las condiciones de adecuación
de los espacios exteriores próximos para la dispersión de los ocupantes. En el apartado relativo a
la señalización la norma aconseja que el número de señales sea el imprescindible.

La NBE-CPI/91 hace especial hincapié en los denominados recintos de riesgo especial,


tipificados en tres grados: alto, medio o bajo.

La regulación de las dotaciones necesarias de extintores, bocas de incendios equipadas, columnas


secas, detección y alarma, etc., también se plasma en la norma. Los anexos son de obligado
cumplimiento, lo que representa una novedad respecto a la norma del 82. En los anexos se llega a
términos y valores específicos en aspectos tales como: ámbito de uso, resistencia al fuego de
elementos constructivos, compartimentación en sectores de incendio, evacuación. O a las
instalaciones de detección, alarma y extinción de incendios.

La norma carece de competencia para regular condiciones propias del planteamiento y diseño
urbanístico. Incluye 4 apéndices de especial utilidad. El 2º apéndice está dedicado a las señales de
evacuación. El 3er apéndice relaciona las normas UNE en los términos establecidos en la norma.

3.5.3. Diferencias con la NBE-CPI/82.

En la del 91:
- Tienen carácter de obligatoriedad tanto la parte general como los anexos.
- La salvaguarda de las vidas prima sobre la de los bienes.
- Se excluye expresamente la hipótesis de riesgo vinculado a un incendio de origen intencional.
- Se permiten soluciones alternativas.
- Nuevo planteamiento de sectorización.
- Se establece la hipótesis de bloqueo de cualquier salida a la hora de calcular la evacuación.
- Se refuerza la alternativa de poder determinar la estabilidad al fuego mediante métodos
analíticos.
- Sólo se regula la dotación mínima de instalaciones de protección contra incendios con que han
de contar los edificios.

4. Cuadro resumen de instalaciones de protección contra incendios según la Norma del 1.991.

Extintores Columna BIE Alarma Detección Rociado


seca

Vivienda > 24 m > 24 m >2.000 m2 - > 50 m2 -

Hospital Sí > 15 m >2.000 m2 >1.000 m2 >2.000 m2 -

Administra 8A-34B > 24 m >2.000 m2 >1.000 m2 >5.000 m2 > 5.000


ción m2

Docente 8A-34B > 24 m >2.000 m2 >1.000 m2 >5.000 m2 -

Residencial 8A-34B > 24 m >2.000 m2 > 500 m2 >1.500 m2 -

Garaje 13A-89B > 24 m > 30 veh. - - -

Comercial 8A-34B > 24 m > 500 m2 - >5.000 m2 >2.500


m2

>2.500
Varios 13A-89B - - >500 pers. m2

4. NBE-CPI/96.

Mediante el Real Decreto 2177/96, de 4 de octubre, se aprueba la Norma Básica de la


Edificación, NBE-CPI/96: Condiciones de protección contra incendios en los edificios. Por lo
tanto, a partir de principios de 1.997 todos los nuevos edificios que se construyan así como las
reformas que se realicen en unas condiciones determinadas deben cumplir con esta nueva norma.

La estructura de la nueva ley es la siguiente:

- Capítulo 1: Objeto y aplicación.


- Capítulo 2: Compartimentación, evacuación y señalización.
- Capítulo 3: Comportamiento ante el fuego de los elementos constructivos y
materiales.
- Capítulo 4: Instalaciones generales y locales de riesgo especial.
- Capítulo 5: Instalaciones de protección contra incendios.
- Apéndice 1: Resistencia al fuego de elementos constructivos.
- Apéndice 2: Accesibilidad y entorno de los edificios.
- Apéndice 3: Normas UNE citadas.

Cuadro resumen de instalaciones de protección contra incendios según la norma de 1.996.

Extintores Columna BIE Alarma Detección Rociado


seca
> 50 m
Vivienda  24 m > 24 m - > 50 m2 -
 21 A-
113B
Siempre
Hospital Sí > 15 m Siempre Siempre -
(25 mm)

Administra 21 A > 24 m >2.000 m2 >1.000 m2 >5.000 m2 > 5.000


ción (25 mm) m2

Docente 21A-113B > 24 m >2.000 m2 >1.000 m2 Recintos -


densidad
alta

Residencial 21A-113B > 24 m >2.000 m2 > 1.000 >500 m2 -


m2

Garaje 21A-113B > 3 plantas > 30 veh. - - -


bajo
rasante

Comercial 21A-113B > 24 m > 500 m2 >1.000 m2 >2.000 m2 >1.500


m2

Pública 21A-113B > 24 m > 500 p - >500 pers. -


concurrenci
a
TEMA 9. REGLAMENTO DE INSTALACIONES DE PROTECCIÓN CONTRA
INCENDIOS.

1. INTRODUCCIÓN.

Se aprobó en el Real Decreto 1.942/1993, de 5 de noviembre, en el que el único artículo es la


aprobación del reglamento. Además, hay una disposición adicional única que actualiza la relación
de normas UNE, tres disposiciones transitorias y dos disposiciones finales.

2. REGLAMENTO.

2.1. Capítulo I: Objeto y ámbito de aplicación.

Artículo 1. Establecer y definir las condiciones que deben cumplir los aparatos, su instalación y
mantenimiento.

2.2. Capítulo II: Acreditación del cumplimiento de las reglas de seguridad establecidas en este
reglamento.

Artículo 2. El cumplimiento de las exigencias deberá justificarse mediante certificación del


organismo de control.

Artículo 3. Productos procedentes de la Unión Europea.

Artículo 4. Los organismos remitirán al Ministerio de Industria y Energía y a las Comunidades


Autónomas la relación de marcas de conformidad.

Artículo 5. Si un fabricante o importador se considera perjudicado por la no-concesión, podrá


mostrar su disconformidad ante los servicios competentes en materia de industria de la
Comunidad Autónoma. La Administración requerirá del organismo de control, resolviendo en el
plazo que se establezca y en su defecto en el plazo de tres meses.

Artículo 6. En caso de retirada de la marca se retirará del mercado el producto.

Artículo 7. Caso de los aparatos, equipos o componentes de las instalaciones de protección


contraincendios procedentes de los estados miembros de la UE.

Artículo 8. Según el artículo 14 de la ley 21/1992 de Industria, la Comunidad Autónoma podrá


llevar a cabo por sí misma comprobaciones de tipo técnico.

Artículo 9. No será necesaria la marca de conformidad de aparatos o equipos cuando éstos se


diseñen y fabriquen como modelo único para una instalación determinada.

2.3. Capítulo III: Instaladores y mantenedores.

Sección 1ª: Instaladores.

Artículo 10. La instalación de aparatos se realizará por instaladores debidamente autorizados. La


Comunidad Autónoma llevará un Libro de Registro.
Artículo 11. La inscripción en el Registro de Instaladores deberá solicitarse a los servicios
competentes en materia de industria de la Comunidad Autónoma. La solicitud incluirá como
mínimo:
- Relación de aparatos y equipos.
- Plantilla del personal.
- Descripción de los medios materiales con los que cuenta.
- Documentación acreditativa de un seguro de responsabilidad civil.
A la vista de la documentación presentada los servicios competentes en materia de Industria de la
Comunidad Autónoma, procederán a la inscripción correspondiente. Según el artículo 13.3 de la
Ley de Industria, las autorizaciones tendrán ámbito estatal. La validez de las inscripciones será de
tres años prorrogables.

Artículo 12. Los instaladores autorizados deberán abstenerse de instalar equipos que no cumplan
las disposiciones vigentes.

Sección 2ª: Mantenedores.

Artículo 13. El mantenimiento de los equipos deberá ser realizado por mantenedores autorizados.
La Comunidad Autónoma llevará un Libro de Registro.

Artículo 14. La inscripción en el Registro de Mantenedores deberá solicitarse a los servicios


competentes de la Comunidad Autónoma. La solicitud incluirá como mínimo:
- Relación de aparatos.
- Documentación acreditativa de la plantilla.
- Descripción de los medios materiales.
- Tener cubierta la correspondiente póliza de seguros.
A la vista de los documentos presentados, los servicios competentes en materia de Industria de la
Comunidad Autónoma procederán a la inscripción correspondiente. Según el artículo 13.3 de la
Ley 21/1992 de Industria, las autorizaciones concedidas tendrán ámbito estatal. La validez de
estas inscripciones será por tres años prorrogables.

Artículo 15. Los mantenedores autorizados adquirirán las siguientes obligaciones:


- Revisar, mantener y comprobar los equipos.
- Facilitar personal competente y suficiente para averías.
- Informar por escrito al titular de los aparatos que no ofrezcan garantía de correcto
funcionamiento.
- Conservar la documentación justificativa de las operaciones que realicen.
- Comunicar al titular de los aparatos las fechas de las operaciones de mantenimiento
periódicas.

Artículo 16. El usuario podrá adquirir la condición de mantenedor de las mismas, si obtiene la
autorización de la Comunidad Autónoma.

Capítulo IV: Instalación, puesta en servicio y mantenimiento.

Artículo 17. La instalación en los establecimientos exigirá la presentación de un proyecto ante los
servicios competentes en materia de industria de la Comunidad autónoma. El proyecto irá
firmado por un técnico competente. El procedimiento será según el Real decreto 2135/1980. En
los edificios donde se aplique la NBE/CPI se atenderá a lo dispuesto en la misma.

Artículo 18. La puesta en funcionamiento se hará según lo previsto en el Real Decreto


2135/1980. El único requisito es la presentación ante industria de un certificado de la empresa
instaladora visado por un técnico titulado.

Artículo 19. Los aparatos se someterán a revisiones de conservación que se establecen en el


apéndice II. Las actas de estas revisiones estarán a disposición de los servicios competentes en
materia de industria de la Comunidad Autónoma.

3. APÉNDICE 1. CARACTERÍSTICAS E INSTALACIÓN DE LOS APARATOS, EQUIPOS Y


SISTEMAS DE PROTECCIÓN CONTRAINCENDIOS.

1. Sistemas automáticos de incendio. Se rigen según UNE 23.007. Los detectores de incendios
necesitan ser aprobados por este Reglamento.

2. Sistemas manuales de alarma de incendios. Los pulsadores de alarma se situarán dé forma que
la distancia máxima a recorrer desde cualquier punto no supere los 25 m.

3. Sistemas de comunicación de alarma. La señal será audible y además visible si el nivel de


ruido supera los 60 dB. El sistema de comunicación de alarma tendrá dos fuentes de
alimentación.

4. Sistemas de abastecimiento de agua contraincendios. Se rigen por la norma UNE 23.500. El


abastecimiento de agua podrá alimentar a varios sistemas de protección si es capaz de asegurar
los caudales y presiones de cada uno.

5. Sistemas de hidrantes exteriores. Están compuestos por una fuente de abastecimiento, una red
de tuberías para agua de alimentación y los hidrantes exteriores necesarios. Éstos pueden ser:
CHE: Hidrante al exterior. Según UNE 23.405 y 23.406.
Hidrante en arqueta. UNE 23.407.
Los racores y mangueras según UNE 23.400 y 23.091 respectivamente.

6. Extintores de incendio. Se ajustarán al Reglamento de aparatos a presión y a la ITC-MIE-AP5.


Se rigen según la norma UNE 23.110. El emplazamiento de los extintores les permitirá ser
fácilmente visibles y accesibles. Se colocarán a una altura máxima de 1.70 m del suelo. Hay que
elegirlos según el tipo de fuego (UNE 23.010).

7. Sistemas de Boca de Incendio equipada (BIE). Están compuestos por una fuente de
abastecimiento de agua, una red de tuberías y las BIE necesarias. Las bocas de incendio se rigen
según UNE 23.402 y 23.403. Las BIE estarán como máximo a 1.50 m del suelo. Se situarán a una
distancia máxima de 5 m de las salidas de cada sector de incendio. El radio de acción de la BIE
es la longitud de su manguera más 5 m. La separación máxima entre una BIE y la más cercana
será de 50 m. La distancia desde cualquier punto del local hasta la BIE será inferior a 25 m. La
red de tuberías deberá proporcionar como mínimo en las condiciones más desfavorables una
presión mínima de 2 bar. Las BIE se someterán a una prueba de estanqueidad y resistencia
mecánica.

8. Sistemas de columna seca. Compuesta por una toma de agua prevista de conexión siamesa,
con llaves incorporadas y racores de 70 mm con tapa y llave de purga de 25 mm, columna
ascendente de 80 mm y salidas en las plantas pares hasta la octava y en todas las plantas a partir
de ésta. Los racores de salida son de 45 mm. El centro de sus bocas debe estar a 0.90 m sobre el
nivel del suelo y las llaves serán de bola. El sistema se someterá a una prueba de estanqueidad y
resistencia mecánica.

9. Sistemas de extinción por rociadores automáticos de agua. Se rigen por las siguientes normas
UNE: 23.590, 23.591, 23.592, 23.593, 23.594, 23.596 y 23.597.

10. Sistemas de extinción por agua pulverizada. Deben cumplir las normas UNE que se citan a
continuación: 23.501, 23.502, 23.503, 23.504, 23.505, 23.506 y 23.507.

11. Sistemas de extinción por espuma física de baja expansión. Se regulan por las siguientes
normas UNE: 23.521, 23.522, 23.523, 23.524, 23.525, 23.526.

12. Sistemas de extinción por polvo. Deben cumplir las siguientes normas UNE: 23.541, 23.542,
23.543 y 23.544.

13. Sistemas de extinción por agentes extintores gaseosos. Están compuestos por:
- Mecanismo de disparo.
- Equipos de control.
- Recipientes de gas a presión.
- Conductos para el agente extintor.
- Difusores de descarga.
La capacidad de los recipientes de gas a presión debe ser suficiente para asegurar la extinción del
incendio. Estos sistemas sólo se pueden emplear cuando quede garantizada la seguridad o
evacuación del personal. El mecanismo de disparo deberá incluir un retardo en su acción y un
sistema de prealarma.
Como anexo a este apéndice 1 se relaciona las normas UNE que se citan en el texto.

4. APÉNDICE 2. MANTENIMIENTO MÍNIMO DE LAS INSTALACIONES DE PROTECCIÓN


CONTRAINCENDIOS.

Los medios materiales de protección contra incendios se someterán al programa mínimo que a
continuación se detalla. Las operaciones de mantenimiento recogidas en la tabla I deben ser
efectuadas por un instalador o mantenedor autorizado o personal titular. Las operaciones de
mantenimiento recogidas en la tabla II serán efectuadas por personal del fabricante, instalador o
mantenedor autorizado.

En todos los casos, tanto el mantenedor como el usuario conservarán constancia documental del
cumplimiento del programa de mantenimiento preventivo.

4.1. Tabla I. Programa de mantenimiento de los medios materiales de lucha contraincendios.

Operaciones a realizar por el personal del titular de la instalación del equipo o sistema.

1. Sistemas automáticos de detección y alarma de incendios.


Cada tres meses:
- Comprobación de funcionamiento de las instalaciones.
- Sustitución de pilotos y fusibles defectuosos.
- Mantenimiento de acumuladores.

2. Sistema manual de alarma de incendios.


Cada tres meses:
- Comprobación del funcionamiento de la instalación.
- Mantenimiento de acumuladores.

3. Extintores de incendios.
Cada tres meses:
- Comprobación de la accesibilidad, buen estado, etc.
- Comprobación del estado de la carga.

4. BIE.
Cada tres meses:
- Comprobación de la buena accesibilidad y señalización de los equipos.
- Comprobación por inspección de todos los componentes.
- Comprobación de la presión de servicio.
- Limpieza del conjunto y engrase de cierres y bisagras.

5. Hidrantes.
Cada tres meses:
- Comprobación de la accesibilidad y señalización.
- Inspección visual comprobando la estanqueidad del conjunto.
- Quitar las tapas de salida, engrasar las roscas y comprobar el estado de las juntas.
Cada seis meses:
- Engrasar la tuerca de accionamiento.
- Abrir y cerrar el hidrante, comprobando el funcionamiento correcto de la válvula
principal.
6. Columnas secas.
Cada seis meses:
- Comprobación de la accesibilidad de la entrada de la calle y de las tomas de piso.
- Comprobación de la señalización.
- Comprobación de las tapas y correcto funcionamiento de los cierres.
- Comprobación que las llaves de las conexiones siamesas está cerrada.
- Comprobación que las llaves de seccionamiento está abiertas.
- Comprobación que todas las tapas de racores está colocadas y ajustadas.

7. Sistemas fijos de extinción.


Cada tres meses:
- Comprobar que las boquillas están en buen estado.
- Comprobación del buen estado de los componentes del sistema.
- Comprobación del estado de la carga de la instalación.
- Comprobación de los circuitos de señalización.
- Limpieza general de todos los componentes.

4.2. Tabla II. Programa de mantenimiento de los medios materiales de lucha contraincendios.

Operaciones a realizar por el personal especializado del fabricante o instalador del equipo o
sistema.

1. Sistemas automáticos de detección y alarma de incendios.


Cada año:
- Verificación integral de la instalación.
- Limpieza del equipo de controles y accesorios.
- Verificación de uniones.
- Limpieza y reglajes de relés.
- Regulación de tensiones e intensidades.
- Verificación de los equipos de transmisión de alarma.
- Prueba final de la instalación.

2. Sistema manual de alarma de incendios.


Cada año:
- Verificación integral de la instalación.
- Limpieza de sus componentes.
- Verificación de uniones.
- Prueba final de la instalación.

3. Extintores de incendios.
Cada año:
- Verificación del estado de carga.
- Comprobación de la presión de impulsión.
- Estado de la manguera.
Cada cinco años:
- Retimbrado según ITC-MIE-AP5

4. BIE.
Cada año:
- Desmontaje de la manguera y ensayo.
- Comprobación del funcionamiento de la boquilla.
- Comprobación de los racores, manguera y juntas.
- Comprobación de la indicación del manómetro.
Cada cinco años:
- Presión de prueba: 15 kg/cm2

5. Sistemas fijos de extinción.


Cada año:
- Comprobación integral.
- Verificación de los componentes.
- Comprobación de la carga del agente extintor.
- Comprobación del estado del agente extintor.
- Prueba de la instalación.
TEMA 10. LEY DE PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES.
LEY 31/1.995 DE 8 DE NOVIEMBRE.

1. EXPOSICIÓN DE MOTIVOS.

1. El artículo 40.2 de la Constitución Española encomienda a los poderes públicos, como uno de
los principios rectores de la política social y económica, velar por la seguridad e higiene en el
trabajo.

2. Existe una doble necesidad:


- Falta de una visión unitaria en la política de prevención de riesgos laborales propia de
la dispersión de la normativa vigente.
- Actualizar regulaciones ya desfasadas y regular situaciones nuevas no contempladas con
anterioridad.

3. La presente Ley tiene por objeto la determinación del cuerpo básico de garantías y
responsabilidades precisa para establecer un adecuado nivel de protección de la salud de los
trabajadores frente a los riesgos derivados de las condiciones de trabajo, y ello en el marco de una
política coherente, coordinada y eficaz de prevención de los riesgos laborales.

4. La Ley persigue ante todo la prevención. Existe el propósito de fomentar una auténtica cultura
preventiva mediante la promoción de la mejora de la educación.

5. La protección del trabajador frente a los riesgos laborales exige una actuación de la empresa
que desborda el mero cumplimiento formal de un conjunto de obligaciones empresariales.
6. El Capítulo V regula de forma detallada, los derechos de consulta y participación de los
trabajadores en relación con las cuestiones que afectan a la seguridad y salud en el trabajo.

7. El Capítulo VI regula las obligaciones básicas que afectan a los fabricantes, importadores y
suministradores de maquinaria. El Capítulo VII la regulación de responsabilidades y sanciones
que deben garantizar su cumplimiento, incluyendo la tipificación de sanciones.

8. El proyecto de ley ha sido sometido a la consideración del Consejo Económico y Social, del
Consejo General del Poder Judicial y del Consejo de Estado.

2. CAPÍTULO I. OBJETO, ÁMBITO DE APLICACIÓN Y DEFINICIONES.

Art. 1. Normativa sobre prevención de riesgos laborales. Constituida por la presente Ley y otras
normas que contengan prescripciones relativas a la adopción de medidas preventivas.
Art. 2. Objeto y carácter de la norma. Promover la seguridad y salud de los trabajadores y tiene
carácter de derecho mínimo indispensable.
Art. 3. Ámbito de aplicación. No será de aplicación en servicios operativos de Protección Civil y
peritaje forense en caso de grave riesgo.
Art. 4. Definiciones: Prevención, riesgo laboral, daños derivados del trabajo, riesgo laboral grave
e inminente, potencialmente peligroso, equipo de trabajo, condición de trabajo, equipo de
protección individual.

3. CAPÍTULO II. POLÍTICA EN MATERIA DE PREVENCIÓN DE RIESGOS PARA


PROTEGER LA SEGURIDAD Y LA SALUD EN EL TRABAJO.
Art. 5. Objetivos de la política. Promoción de la mejora de las condiciones de trabajo, la mejora
de la educación en materia preventiva, la mejora de las condiciones de seguridad y salud en el
trabajo y la reducción de los riesgos laborales.
Art. 6. Normas reglamentarias. El gobierno regulará los requisitos mínimos, las limitaciones y
prohibiciones, las condiciones o requisitos, los procedimientos para la evaluación de riesgos, las
condiciones de trabajo en trabajos especialmente peligrosos y el procedimiento de calificación de
enfermedades profesionales.
Art. 7. Actuaciones de las Administraciones Públicas competentes en materia laboral.
Desarrollarán funciones de promoción de la prevención, asesoramiento técnico, vigilancia,
control y cumplimiento. Asimismo, sancionarán las infracciones a dicha normativa.
Art. 8. Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Actuará como centro de
referencia nacional, garantizando la coordinación y transmisión de la información.
Art. 9. Inspección de Trabajo y Seguridad Social. Le corresponde la función de la vigilancia y
control de la normativa sobre prevención de riegos laborales.
Art. 10. Actuaciones de las Administraciones Públicas competentes en materia sanitaria. A través
del Capítulo IV del Título I de la Ley 14/1.986.
Art. 11. Coordinación administrativa.
Art. 12. Participación de empresarios y trabajadores.
Art. 13. Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.

4. CAPÍTULO III. DERECHOS Y OBLIGACIONES.

Art. 14. Derecho a la protección frente a los riesgos laborales.


Art. 15. Principios de la acción preventiva.
Art. 16. Evaluación de riesgos.
Art. 17. Equipos de trabajo y medios de protección.
Art. 18. Información, consulta y participación de los trabajadores.
Art. 19. Formación de los trabajadores.
Art. 20. Medidas de emergencia.
Art. 21. Riesgo grave e inminente.
Art. 22. Vigilancia de la salud.
Art. 23. Documentación.
Art. 24. Coordinación de actividades empresariales.
Art. 25. Protección de trabajadores especialmente sensibles a determinados riesgos.
Art. 26. Protección de la maternidad.
Art. 27. Protección de los menores.
Art. 28. Relaciones de trabajo temporales, de duración determinada y en empresas de trabajo
temporal.
Art. 29. Obligaciones de los trabajadores en materia de prevención de riesgos.

5. CAPÍTULO IV. SERVICIOS DE PREVENCIÓN.

Art. 30. Protección y prevención de riesgos laborales.


Art. 31. Servicios de prevención.
Art. 32. Actuación preventiva de las Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades
Profesionales.

6. CAPÍTULO V. CONSULTA Y PARTICIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES.


Art. 33. Consulta y participación de los trabajadores.
Art. 34. Derechos de participación y representación.
Art. 35. Delegados de prevención.
Art. 36. Competencias y facultades de los Delegados de Prevención.
Art. 37. Garantías y sigilo profesional de los Delegados de Prevención.
Art. 38. Comité de Seguridad y Salud.
Art. 39. Competencias y facultades del Comité de Seguridad y Salud.
Art. 40. Colaboración con la Inspección de Trabajo y Seguridad Social.

7. CAPÍTULO VI. OBLIGACIONES DE LOS FABRICANTES, IMPORTADORES Y


SUMINISTRADORES.

Art. 41. Obligaciones de los fabricantes, importadores y suministradores.

8. CAPÍTULO VII. RESPONSABILIDADES Y SANCIONES.

Art. 42. Responsabilidades y su compatibilidad.


Art. 43. Requerimiento de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social.
Art. 44. Paralización de trabajos.
Art. 45. Infracciones administrativas.
Art. 46. Infracciones leves.
Art. 47. Infracciones graves.
Art. 48. Infracciones muy graves.
Art. 49. Sanciones.
Art. 50. Reincidencia.
Art. 51. Prescripción de las sanciones.
Art. 52. Competencias sancionadoras.
Art. 53. Suspensión o cierre del centro de trabajo.
Art. 54. Limitaciones a la facultad de contratar a la Administración.

9. DISPOSICIONES ADICIONALES.

Disposición adicional primera. Definiciones a efectos de Seguridad Social.


Disposición adicional segunda. Reordenación orgánica.
Disposición adicional tercera. Carácter básico.
Disposición adicional cuarta. Designación de Delegados de Prevención en supuestos especiales.
Disposición adicional quinta. Fundación.
Disposición adicional sexta. Constitución de la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el
trabajo.
Disposición adicional séptima. Cumplimiento de la normativa de transporte de mercancías
peligrosas.
Disposición adicional octava. Planes de organización de actividades preventivas.
Disposición adicional novena. Establecimientos militares.
Disposición adicional décima. Sociedades cooperativas.
Disposición adicional undécima. Modificación del Estatuto de los Trabajadores en materia de
permisos retribuidos.
Disposición adicional duodécima. Participación institucional de las Comunidades Autónomas.
Disposición adicional decimotercera. Fondo de Prevención y Rehabilitación.
10. DISPOSICIONES TRANSITORIAS.

Disposición transitoria primera. Aplicación de disposiciones más favorables.


Disposición transitoria segunda. Mutuas de accidentes de trabajo.

11. DISPOSICIÓN DEROGATORIA ÚNICA.

Alcance de la derogación.

12. DISPOSICIONES FINALES.

Disposición final primera. Actualización de sanciones.


Disposición final segunda. Entrada en vigor.
TEMA 11. LEGISLACIÓN EN EL TRANSPORTE DE MERCANCÍAS
PELIGROSAS.

1. INTRODUCCIÓN.

El transporte de materias peligrosas ha aumentado en los últimos 20 años de forma


considerable. El hecho de que su uso en la vida actual es imprescindible, unido al riesgo
que podría originar un accidente en el que se viera implicado una de estas sustancias, ha
llevado a regular su transporte con una normativa especial. Cada tipo de transporte tiene
su propia regulación adecuada a sus características.

Así, el transporte por carretera está regulado por unas normas que en Europa se reflejan
en el ADR (Reglamento Europeo de transporte por carretera) y en España se recogen en
el TPC (Transporte por Carretera). Desde la integración de España en la Unión Europea
el TPC está adaptado al ADR. El Transporte por ferrocarril está regulado a nivel
europeo por el RID(reglamento europeo de transporte por ferrocarril). En España, la
regulación de dicho transporte se conoce como TPF (Transporte por ferrocarril).
Asimismo el TPF está adaptado al RID. El transporte marítimo internacional está
regulado por el código IMDG, que se aplica en España. El transporte aéreo
internacional está regulado por el código IATA, aunque el volumen de transporte aéreo
de mercancías peligrosas es mucho menor que cualquiera de los otros tres tipos de
transporte.

2. TRANSPORTE POR CARRETERA.

2.1. ADR.

Es el código que recoge las normas de transporte de materias peligrosas por carretera en
Europa.

Su estructura es la siguiente:

1ª parte. Definiciones y disposiciones generales.

2ª parte. Enumeración de las materias y disposiciones particulares de las diversas clases.


Clase 1 a. Materias y objetos explosivos.
Clase 1 b. Objetos cargados de materias explosivas.
Clase 1 c. Inflamadores, piezas de fuego de artificio y mercancías similares.
Clase 2. Gases comprimidos, licuados o disueltos a presión.
Clase 3. Materias líquidas inflamables.
Clase 4.1. Materias sólidas inflamables.
Clase 4.2. Materias susceptibles de inflamación espontánea.
Clase 4.3. Materias que al contacto con el agua desprenden gases
inflamables.
Clase 5.1. Materias comburentes.
Clase 5.2. Peróxidos orgánicos.
Clase 6.1. Materias tóxicas.
Clase 6.2. Materias repugnantes o que pueden producir infecciones.
Clase 7. Materias radiactivas.
Clase 8. Materias corrosivas.
Clase 9. Materias y objetos peligrosos diversos.

3ª parte. Apéndices al Anejo A.


Apéndice A.1.
A. Condiciones de estabilidad y de seguridad en relación con las materias
explosivas, las materias sólidas inflamables y los peróxidos orgánicos.
Normas relativas a los ensayos.
B. Glosario de las denominaciones del marginal 3.170 y siguientes.
Apéndice A.2.
- Recomendaciones relativas a la naturaleza de los recipientes de aleaciones de
aluminio para ciertos gases de la clase 2.
- Disposiciones referentes a los materiales y a la construcción de recipientes,
destinados al transporte de los gases licuados fuertemente refrigerados de la
clase 2.
- Disposiciones relativas a las pruebas sobre los aerosoles y cartuchos de gas a
presión de los apartados 10º y 11º de la clase 2.
Apéndice A.3. Ensayos relativos a las materias líquidas inflamables de las clases 3, 6.1 y
8.
Apéndice A.4. Reservado.
Apéndice A.5. Condiciones generales de embalaje, tipos de embalaje, exigencias
relativas a los embalajes y disposiciones relativas a las pruebas sobre los embalajes.
Apéndice A.6. Disposiciones relativas a los grandes recipientes para granel.
Apéndice A.7. Disposiciones relativas a las materias radiactivas de la clase 7.
Apéndice A.8. Reservado.
Apéndice A.9. Disposiciones sobre etiquetas de peligro, explicación de las figuras y
modelos de etiqueta.

2.2. TPC.

Por el Real Decreto 1.999/1.979 se aprueba el Reglamento Nacional de Transporte de


mercancías peligrosas por carretera y se dictan normas complementarias al mismo.

La estructura del TPC es la siguiente:


Capítulo I: Aprobación del Reglamento.
Capítulo II: Normas complementarias.
Sección 1ª. Normas de conducción.
Sección 2ª. Limitaciones a la circulación.
Sección 3ª. Normas de actuación en caso de accidente o avería.
Sección 4ª. Permisos adicionales.
Sección 5ª. Control y sanciones.
Disposiciones transitorias.
Disposición final.
Disposición derogatoria.
Apéndice 1. Cuadro de multas.
Anejo I. Texto del Reglamento TPC.
Anejo II. Relación de productos por grupos.
Anejo III. Normas referentes a la libreta individual de control.
El TPC ha sufrido varias modificaciones. Una de las últimas modificaciones se refleja
en el Real Decreto 74/1.992, en el que se habla de dos anejos nuevos A y B:
Anejo A: Disposiciones sobre materias y objetos peligrosos.
1ª parte: Definiciones y disposiciones generales.
2ª parte: Enumeración de las materias y disposiciones especiales
para las diferentes clases.
Anejo B: Disposiciones relativas al material de transporte y al transporte.

La última modificación del TPC se recoge en la Orden de 7/2/1.996 del MOPTMA, en


el que se modifican estos dos anejos.

3. TRANSPORTE POR FERROCARRIL.

3.1. RID.

El Reglamento está dividido en tres partes:


1ª parte: Prescripciones generales.
En esta parte se recogen una serie de especificaciones generales, así como la
clasificación de las mercancías peligrosas y la estructuración de la información
contenida en el Reglamento.
2ª parte: Prescripciones particulares de las diversas clases.
Se detalla para cada una de las clases los epígrafes:
- Enumeración de materias y objetos.
- Condiciones de transporte, repartidas de la forma siguiente:
A. Bultos.
B. Forma de envío, restricciones de expedición.
C. Datos de la carta de porte.
D. Material y medio de transporte.
E. Prohibiciones de carga en común.
F. Envases vacíos.
G. Otras prescripciones.
3ª parte: Apéndices.

3.2. TPF.

Se aprueba mediante Real Decreto 879/1.989, de 2 de junio. El actual es la versión


española del RID, adaptado a la legislación española. Dicho Reglamento se
complementa en RENFE con las siguientes disposiciones:
- Instrucción General 43: Materias peligrosas.
- Instrucción General 66: Prescripciones de cargamento.

4. TRANSPORTE MARÍTIMO. CÓDIGO MARÍTIMO INTERNACIONAL DE


MERCANCÍAS PELIGROSAS (IMDG).

Los gobiernos de la mayoría de los países, entre ellos España, lo adoptan como base de
las reglamentaciones nacionales en cumplimiento de sus obligaciones en virtud del
convenio SOLAS1974.

La estructura es la siguiente:
1. Introducción General al Código.
2. Anexo I: Recomendaciones sobre embalaje y envasado.
Glosario relativo a embalajes y envases.
Ilustraciones de embalajes y envases.
Posteriormente el Código se centra en una análisis pormenorizado de cada una de las
clases, es decir, desde la clase 1 hasta la 9.

5. TRANSPORTE AÉREO.

Se regula por el Código internacional IATA. El número de mercancías peligrosas que se


transporta por vía aérea es reducido debido al coste del transporte aéreo y al escaso
espacio del que se dispone. El Código se centra en las restricciones al transporte de
diversas materias y regula el embalaje y envasado de las sustancias.
TEMA 12. LEY FORESTAL DE ANDALUCÍA.

La Ley 2/1.992, de 15 de junio, Forestal de Andalucía afecta a la gestión del Servicio de


Bomberos puesto que en ella se recogen unas disposiciones que regulan la
consideración de terreno forestal y reserva la gestión de dicho terreno a la
Administración Forestal, que en estos momentos corresponde a la Junta de Andalucía.

La estructura de la Ley es la siguiente:


- Disposiciones generales.
- Título preliminar: conceptos, definiciones y ámbito de la Ley.
- Título I: Ordenación de recursos naturales.
- Título II: Organización administrativa.
- Título III: De la propiedad forestal.
- Título IV: Gestión de los Montes. En este título se incluye el capítulo II que
versa sobre Incendios Forestales.
- Título V: De los usos y aprovechamiento del monte.
- Título VI: Fomento y mejora de las actuaciones forestales.
- Título VII: Infracciones y sanciones.
- Disposiciones adicionales, transitorias y derogatoria.

Nos centraremos sobre todo en el capítulo II del Título IV, que trata sobre los Incendios
Forestales. En él se dice que corresponde a la Administración Autónoma la adopción de
medidas conducentes a la prevención, detección y extinción de incendios forestales que
se produzcan en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Andalucía, cualquiera que sea
la titularidad de los terrenos.

También se refleja que se promoverán fórmulas de participación de las distintas


Administraciones Públicas y de los particulares en la lucha contra los incendios
forestales.

Los propietarios o titulares de fincas forestales estarán obligados a colaborar con todos
los medios técnicos y humanos a las tareas de prevención y extinción de los incendios
forestales.

La dirección técnica de los trabajos de extinción de incendios forestales se asumirá por


la Administración Forestal, que podrá utilizar todos los medios necesarios para tal fin
sin perjuicio de las competencias de protección civil y orden público que correspondan
a los Alcaldes, que les prestarán su amparo.

Cuando por las características del área afectada, la magnitud del incendio o que afecte a
más de un término municipal, el Delegado de Gobernación asumirá o habilitará la
autoridad responsable de la superior coordinación en la extinción del incendio.
TEMA 13. LEGISLACIÓN BÁSICA DE PROTECCIÓN CIVIL.

1. LEY 2/1.985 SOBRE PROTECCIÓN CIVIL.

1.1. Exposición de motivos.

I. Fundamentos.

Identificada doctrinalmente como protección física de las personas y los bienes, en situación de
grave riesgo colectivo, calamidad pública o catástrofe extraordinaria, en la que la seguridad y la
vida de las personas pueden peligrar y sucumbir masivamente, la protección civil constituye la
afirmación de una amplia política de seguridad, que encuentra actualmente su fundamento
jurídico dentro de la Constitución, en la obligación de los poderes públicos de garantizar el
derecho a la vida y a la integridad física, como primero y más importante de todos los derechos
fundamentales.

II. Organización.

La organización corresponde al Estado fundamentalmente, por cuanto constituye una


competencia de protección de personas y bienes integrada en el área de la seguridad pública. Sus
mecanismos de actuación son, básicamente, técnicas de planificación y coordinación en el ámbito
superior.

III. Actuación.

Será equivocado que la organización de la protección civil pretendiese crear ex novo unos
servicios específicos, suplantar o ejercer directamente los servicios públicos que con ella puedan
tener relación o, incluso, disponer directamente de los medios a tal fin necesarios. La protección
civil, por el contrario, debe actuar a través de procedimientos de ordenación, planificación,
coordinación y dirección de los distintos servicios públicos relacionados con la emergencia que
se trate de afrontar.

IV. Autoprotección.

La tarea fundamental del sistema de protección civil consiste en establecer el óptimo


aprovechamiento de las posibles medidas de protección a utilizar. Se insiste en los aspectos
relacionados con la autoprotección ciudadana.

1.2. Capítulo I. Disposiciones generales.

Artículo 1. Objeto: La acción permanente de los poderes públicos, en materia de protección civil,
se orientará al estudio y prevención de las situaciones de grave riesgo, catástrofe o calamidad
pública y a la protección y socorro de personas y bienes en los casos en que dichas situaciones se
produzcan.

Artículo 2. Competencia. La competencia en materia de protección civil corresponde a la


Administración Civil del Estado y en los términos establecidos en esta Ley a las restantes
Administraciones Públicas. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, siempre que las circunstancias
lo hicieren necesario, participarán en las acciones de protección civil.
Artículo 3. Estados de alarma, excepción y sitio. En dichos supuestos, la protección civil quedará
sometida, en todas sus actuaciones, a las autoridades competentes en cada caso, de acuerdo con lo
establecido en la Ley Orgánica 4/1.981, de 1 de junio.

1.3. Capítulo II. De los deberes y obligaciones en materia de protección civil.

Artículo 4. Obligación de colaboración. Todos los ciudadanos a partir de la mayoría de edad


estarán sujetos a la obligación de colaborar, personal y materialmente, en la protección civil, en
caso de requerimiento de las autoridades competentes.

Artículo 5. Catálogo de actividades. El Gobierno establecerá un catálogo de las actividades de


todo orden que puedan dar origen a una situación de emergencia.

Artículo 6. Centros del catálogo de actividades. Los centros, establecimientos y dependencias a


los que se refiere el artículo precedente dispondrán de un sistema de autoprotección.

Artículo 7. Colaboración de Cruz Roja.

1.4. Capítulo III. De la actuación en caso de emergencia y planes de protección civil.

Artículo 8. Futura aprobación de la Norma Básica de Protección Civil.

Artículo 9. Contenido de los planes territoriales y especiales. Contendrán:


- Catálogo de recursos movilizables.
- Directrices de funcionamiento de los distintos servicios.
- Criterios sobre movilización y coordinación de recursos.
- Estructura operativa de los servicios que hayan de intervenir en cada emergencia.

Artículo 10. Aprobación de Planes Municipales, Supramunicipales, Insulares, Provinciales y de


Comunidad Autónoma.

Artículo 11. Aprobación de los planes especiales de ámbito estatal o que afecten a varias
Comunidades Autónomas.

Artículo 12. Los órganos y las autoridades a que se refieren los artículos precedentes, dentro del
ámbito de sus respectivas competencias, están facultados para interesar de cualquier entidad o
persona, pública o privada, la información necesaria para la elaboración y ejecución de las
normas y planes de protección civil, las cuales tendrán la obligación de suministrarla.

Artículo 13. En las situaciones de grave riesgo, catástrofe o calamidad pública se dispondrá de la
aplicación del plan que corresponda y la movilización de los servicios y medios necesarios.

1.5. Capítulo IV. Actuaciones preventivas en materia de protección civil.

Artículo 14. Funciones y competencias en materia de prevención de riesgos específicos de las


diferentes Administraciones Públicas. Son fundamentalmente:
- Realización de pruebas y simulacros.
- Promoción y control de la autoprotección corporativa y ciudadana.
- Asegurar la instalación, organización y mantenimiento de servicios de prevención y
extinción de incendios y salvamentos.
- Promover, organizar y mantener la formación del personal de los servicios relacionados
con la protección civil.
- La promoción y apoyo de la vinculación voluntaria y desinteresada de los ciudadanos
a la protección civil.
- Asegurar el cumplimiento de la normativa vigente en materia de prevención de riesgos.

1.6. Capítulo V. Organización básica en materia de dirección y coordinación.

Artículo 15. El Gobierno es el órgano superior de dirección y coordinación de la protección civil.

Artículo 16. El Ministerio del Interior ostenta la superior autoridad en materia de protección civil.

Artículo 17. La Comisión de Protección Civil estará integrada por los representantes de la
Administración del Estado que reglamentariamente se determinen.

Artículo 18. La Comisión de Protección Civil de la Comunidad Autónoma estará compuesta por
representantes de la Administración del Estado, de la Comunidad Autónoma y de las
Corporaciones Locales incluidas en su ámbito territorial.

1.7. Capítulo VI. Infracciones y sanciones.

Artículo 19. Las infracciones a la presente Ley serán sancionadas de conformidad con lo
dispuesto en este artículo, sin perjuicio de las demás responsabilidades que según la legislación
vigente, fueren exigibles. Constituyen infracciones:
- El incumplimiento de las obligaciones de colaboración personal y material con la
protección civil.
- El incumplimiento, por los centros, establecimientos y dependencias, de las
obligaciones derivadas de los planes de autoprotección y emergencia.
- La negativa a suministrar la información necesaria para la elaboración de las normas,
listas, catálogos y planes de protección civil.

1.8. Disposición adicional.

Las obligaciones económicas que se deriven de la aplicación de esta Ley serán objeto de un plan
financiero que será aprobado por el Gobierno e incorporado, en sucesivas anualidades, a los
Presupuestos Generales del Estado.

1.9. Disposición transitoria.

1.10. Disposiciones finales.

Primera. Los órganos competentes de las distintas Administraciones públicas revisarán en cada
caso los reglamentos, normas y ordenanzas sobre seguridad de empresas, actividades,
edificaciones, industrias, medios de transporte colectivo, espectáculos, locales y servicios
públicos.

Segunda. Las sanciones podrán ser actualizadas por el Gobierno.


Tercera. El Gobierno creará la Red de Alarma Nacional, dependiente de los órganos de
protección civil del Estado.

Cuarta. Se faculta al Gobierno para dictar las disposiciones que exija el desarrollo de la presente
Ley.

2. REAL DECRETO 407/1.992, DE 24 DE ABRIL, POR EL QUE SE APRUEBA LA NORMA


BÁSICA DE PROTECCIÓN CIVIL.

Artículo único. Se aprueba la Norma Básica de Protección Civil que se acompaña como anexo
del presente Real Decreto.

Disposición transitoria.

Disposiciones finales:

Primera. Cumplirán las funciones previstas en el apartado 7 de la Norma Básica el Plan Básico
de Emergencia Nuclear y la Directriz Básica para la elaboración y homologación de los Planes
Especiales del Sector Químico.

Segunda. El Gobierno podrá determinar qué otros riesgos potenciales pueden ser objeto de
regulación a través de Planes Especiales.

Tercera. Entrada en vigor.

2.1. Anexo 1. Norma Básica de Protección Civil.

I. Capítulo Primero. Objeto de la Norma Básica.

Determina el contenido de lo que debe ser planificado y establece los criterios generales a que
debe acomodarse dicha planificación para conseguir la coordinación necesaria de las diferentes
Administraciones Públicas, todo ello para emergencias en las que esté presente el interés
nacional.

II. Capítulo II. Planes de Protección Civil: Clasificación y Criterios de Elaboración.

Las Administraciones Públicas elaborarán y aprobarán con arreglo a sus competencias: Planes
Territoriales y Planes Especiales.

Planes Territoriales.

Se elaborarán para hacer frente a las emergencias generales que se puedan presentar en cada
ámbito territorial y establecerán la organización de los servicios y recursos.

Directrices para su elaboración. Contendrán, al menos los siguientes aspectos:


- Definición de su objetivo y alcance.
- Determinación de la figura del Director del Plan.
- Cada Plan Territorial contemplará el establecimiento de un Centro de Coordinación
Operativa (CECOP).
- Todo CECOP podrá funcionar en su caso de un Centro de Coordinación Operativa
Integrado (CECOPI).
- Establecimiento de los mecanismos y circunstancias para la declaración formal de la
aplicación de un Plan.
- Definición de las medidas de protección a la población.
- Definición de las medidas de protección a los bienes.
- Definición de las medidas y actuaciones de socorro.
- Definición de las intervenciones para combatir el suceso catastrófico.
- Definición de la estructura operativa de respuesta.
- Articulación de los Planes de los distintos niveles territoriales.
- Previsión de las actuaciones en las emergencias.
- Indicación de las autoridades a las que es necesario notificar la existencia de sucesos
que puedan producir daños a las personas y bienes.
- Establecimiento de fases y situaciones en concordancia con las medidas de protección
que deben adoptarse.
- Determinación de los medios y recursos necesarios.
- Determinación de las medidas reparadoras.
- Determinación de los mecanismos adecuados para la información a la población
afectada y al público en general.
- Implantación y mantenimiento de la eficacia del Plan.
- Catálogo de recursos movilizables.

Planes Especiales.

Se elaborarán para hacer frente a los riesgos específicos cuya naturaleza requiera una
metodología técnico científica adecuada para cada uno de ellos.

Serán objeto de Planes Especiales en aquellos ámbitos territoriales que lo requieran, al menos, los
riesgos siguientes:
- Emergencias nucleares.
- Situaciones bélicas.
- Inundaciones.
- Seísmos.
- Químicos.
- Transporte de mercancías peligrosas.
- Incendios forestales.
- Volcánicos.

Tipos de Planes Especiales:


- Básicos: para los riesgos derivados de situaciones bélicas y de emergencia nuclear.
- Especiales: para los demás casos. Son aquellos que se elaboran dé acuerdo con las
Directrices Básicas relativas a cada riesgo.

Los Planes Especiales se pueden articular conforme a las modalidades siguientes:


- Estatales o supraautonómicos.
- De Comunidad Autónoma.

III. Competencias.
Corresponde al Gobierno aprobar los Planes Básicos y los Planes Especiales de ámbito estatal.
Las Comunidades Autónomas elaborarán y aprobarán sus correspondientes Planes Territoriales,
así como los Planes Especiales cuyo ámbito territorial de aplicación no exceda del de la propia
Comunidad Autónoma.
IV. Capítulo IV. Declaración de interés nacional.

Cuando se produzca una situación de emergencia, de las señaladas en el artículo 1.2. de esta
Norma Básica, el Ministro del Interior podrá declarar la emergencia de interés nacional.
TEMA 14. SEGURIDAD VIAL.

1. APTITUDES DEL CONDUCTOR.

Sobre el conductor recae la responsabilidad del vehículo, de la carga y de la seguridad de la


conducción. Para poder cumplir con ello el conductor debe encontrarse en perfecto estado de
salud y en buenas condiciones tanto físicas como psíquicas. El vehículo debe estar en perfecto
estado técnico y su carga bien colocada, distribuida y sujeta. Antes de iniciar la marcha hay que
asegurarse de que no existe ningún obstáculo para ello, señalizándolo debidamente.

2. FACTORES QUE INFLUYEN EN LAS APTITUDES PSICOFÍSICAS DEL CONDUCTOR.

2.1. La fatiga.

La fatiga supone un descenso en la capacidad del conductor, manifestándose en cansancio


corporal y en la disminución de la concentración psíquica. La fatiga produce:
- Agotamiento muscular.
- Lentitud y falta de precisión en los movimientos.
- Disminución de la atención y vigilancia.
- Aumento del tiempo de reacción.
- Somnolencia.

2.2. El sueño.

La falta de sueño produce trastornos físicos y en consecuencia:


- Disminución de la capacidad de reacción y de recepción.
- Alteraciones motrices en la percepción.
- Distracción.

2.3. Tiempo de reacción.

El tiempo de reacción es el tiempo que transcurre desde que el conductor percibe un estímulo
hasta que responde al mismo, es decir, desde que ve el obstáculo hasta que toma la decisión de
frenar o evitarlo.

El tiempo de reacción varía de unas personas a otras, pero en situaciones normales suele
mantenerse entre medio y un segundo.

Puede aumentar por factores que retrasan la respuesta, como pueden ser:
- La edad avanzada.
- La fatiga.
- El alcohol, drogas y medicamentos.
- El calor.
- Comidas copiosas y pesadas.
- Fiebre y enfermedades.

3. LA VISIBILIDAD.

3.1. Espejos retrovisores.


Los espejos de grandes dimensiones permiten un amplio campo de visión a lo largo del vehículo
al conducir en línea recta. Los camiones debe llevar un espejo retrovisor al lado derecho y otro al
lado izquierdo debiéndose ver a través de cada uno de ellos una distancia mínima de 50 m atrás.

El ángulo muerto es el espacio que no se puede ver a través de los espejos retrovisores y sólo
mediante observación directa. Girando la cabeza se pueden localizar obstáculos que se
encuentren en el campo del ángulo muerto. Hay zonas no visibles alrededor del vehículo debida a
la carga, carrocería, etc., que impiden ver inmediatamente la parte delantera y posterior del
vehículo, circunstancia que a veces se deberá tomar en cuenta a la hora de realizar alguna
maniobra.

4. PELIGROS DE LA VÍA.

4.1. Conducción en curvas.

Al circular en curvas el comportamiento del vehículo puede variar en función del trazado de la
curva, de la velocidad a que se circula y del peso del vehículo. Los derrapes más frecuentes en
curvas son por causa del exceso de velocidad, mal uso del volante, de los frenos y por el cálculo
erróneo de la aceleración. Hay que tener en cuenta, además, que en las curvas las ruedas traseras
no siguen la misma trayectoria que las delanteras.

Próximo a la curva hay que adoptar las precauciones necesarias para no tener que frenar dentro de
ella, caso contrario sería posible el derrapaje, y de producirse, no se debe tocar el freno ni el
embrague y acelerar suavemente una vez corregido el derrapaje, mediante la técnica de
contravolante, que consiste en girar el volante ligeramente hacia el lado del que se derrapa.
4.2. Pendientes.

En las pendientes ascendentes será necesario reducir las marchas para mantener el motor dentro
de las revoluciones por minuto más favorables y adecuadas. Cuando sean largas y pronunciadas
se debe observar la temperatura del motor y del aceite.

En las pendientes descendentes el peligro se acentúa, debiendo controlar las presiones de aire de
los frenos, reduciendo la velocidad en consonancia con la inclinación, empleando para ello
relaciones de marchas cortas para que sea el motor el que haga de freno.

4.3. La conducción en condiciones adversas.

Al iniciarse el invierno se deben realizar una serie de controles complementarios como son:
- Batería.
- Luces.
- Limpiaparabrisas y lavaparabrisas.
- Calefacción.
- Anticongelante.
- Aceite apropiado.
- Estado de los neumáticos.

4.4. La adherencia.
Cuanto mayor es la adherencia mayores serán las fuerzas que se puedan transmitir. Si son
insuficiente las ruedas patinan y el vehículo no responde a voluntad del conductor. La adherencia
se incrementa cuanto mayor es la carga reduciéndose el riesgo de resbalamiento, por lo que una
maniobra puede ser más segura con el vehículo cargado que vacío.

El peligro de deslizamiento aumenta en pavimentos lisos, mojados y se agrava con el hielo y la


nieve, ya que en tal caso, el peligro puede ser 10 veces mayor que en condiciones normales.

4.5. La lluvia.

La lluvia exige adoptar precauciones especiales, teniendo en cuenta que al caer las primeras gotas
la calzada se hace muy deslizante al formarse un barrillo por la mezcla del agua con el polvo y
grasa existente en el pavimento, circunstancia por la cual se reduce la adherencia y a la vez,
también la visibilidad, lo que habrá de tenerse en cuenta respecto al uso del alumbrado.

Se debe moderar la velocidad y aumentar la distancia de seguridad o separación entre vehículos.


Si se ha de frenar se hará suavemente y con suficiente anticipación, comprobando los frenos
frecuentemente por si han perdido eficacia por la humedad, especialmente después de pasar algún
charco de agua.

Si la lluvia es muy intensa hay que extremar más las precauciones, especialmente la reducción de
la velocidad para evitar que se produzca el fenómeno conocido como “aquaplaning” o
“hidroplaning”, es decir, que los neumáticos flotan sobre la capa de agua en vez de apoyarse
sobre el pavimento, algo sumamente peligroso.

Se debe tener en cuenta el funcionamiento rápido del limpiaparabrisas para mejorar la visibilidad.
4.6. La niebla.

En caso de niebla se reduce la visibilidad y la adherencia, circunstancia por la cual de debe


aumentar la distancia de seguridad y reducir la velocidad consecuentemente. Cuando la niebla es
muy espesa hay que utilizar el alumbrado más conveniente y extremar al máximo las
precauciones.

Nunca se deben tomar como referencia las luces del vehículo precedente. A bajas temperaturas
existe el peligro de vaho, circunstancia que deberá tenerse en cuenta accionado el
limpiaparabrisas y la calefacción.

4.7. El viento.

Cuando el viento sopla de frente o por detrás no representa peligro, sólo más o menos gasto de
carburante. Cuando realmente supone peligro es al soplar de costado y, más aún, de forma
racheada o a ráfagas. En tal caso se debe conducir a velocidad moderada, sobre todo conduciendo
vehículos voluminosos.

Los peligros que pueden suponer para el vehículo son el desvío de su trayectoria e incluso el
vuelco. En tiempo seco, a veces se producen nubes de polvo que reducen sensiblemente la
visibilidad, debiendo en tal caso utilizar el alumbrado correspondiente.

5. LOS NEUMÁTICOS.
Los neumáticos son los responsables del comportamiento dinámico del vehículo, constituyendo
el único punto de unión con el suelo, cumpliendo gran número de funciones como propulsar,
amortiguar, dirigir, estabilizar, soportar la carga... .

Deben ser sustituidos en el momento en que su dibujo esté desgastado por debajo de lo permitido
(en vehículos ligeros menos de 1.6 mm) o tengan cortes o deformaciones.

La presión de inflado debe ser la correcta en todas las ruedas y en todo momento y circunstancia,
siguiendo las instrucciones del fabricante. Una presión por debajo o por encima de lo
recomendado influirá negativamente en su duración y en la seguridad.

6. LA VELOCIDAD Y LOS FRENOS.

Normalmente, la velocidad se reduce mediante el empleo de los frenos de servicio. No obstante,


habrá momentos y circunstancias en que se deberán emplear otros medios para evitar un desgaste
prematuro o que se produzca el fenómeno de “fading”, es decir, la falta de eficacia en la frenada
por calentamiento de frenos.

Un uso continuado y prolongado de los frenos equivale a su calentamiento y en consecuencia a


una reducción de la eficacia de la frenada, de ahí que al bajar los puertos de montaña o
pendientes muy largas y pronunciadas se deba utilizar el motor como freno.

7. ACCIDENTES.

Los accidentes más frecuentes en carretera por comportamientos incorrectos del conductor son,
por este orden, por causa de:
- Velocidad excesiva o inadecuada.
- Uso indebido de la calzada.
- No mantener la distancia de seguridad necesaria.
- No respetar la preferencia de paso.
- Adelantamientos antirreglamentarios.
- Giros incorrectos.

Para que un accidente no se produzca por culpa del conductor, éste debe saber que los factores
que intervienen directamente son:
- La velocidad.
- La distancia de reacción.
- La distancia de frenado.
- La distancia de detención.

La buena coordinación de todos estos factores dará como resultado una conducción segura y sin
accidentes.

8. CONCLUSIONES.

La importancia de llegar al lugar de la emergencia lo más rápidamente debe aunarse con sus
posibles desviaciones. Los accidentes que se producen con los vehículos de bomberos antes de
llegar al siniestro crean una situación paradójica: en este momento, el cuerpo de bomberos es un
problema más, antes que una solución del siniestro.

Se podría aplicar el dicho de “¿quién rescata a los rescatadores?”. Por lo tanto, la conducción
debe ser diligente, pero con la seguridad de no provocar accidentes. Siempre hay que valorar la
emergencia producida y actuar en consecuencia, ya que no hay que tomar más riesgos que los que
implica la propia intervención y no poner vidas en juego, ni de bomberos ni ciudadanos, para
salvar bienes.
TEMA 15. ORGANIZACIÓN Y FUNCIONES DE LA PROTECCIÓN CIVIL
MUNICIPAL.

1. INTRODUCCIÓN.

La Ley 2/1985 define la protección civil como un servicio público en cuya organización,
funcionamiento y ejecución participan las diferentes administraciones públicas, así como los
ciudadanos mediante el cumplimiento de los correspondientes deberes y la prestación de su
colaboración voluntaria. La competencia en esta materia corresponde a la Administración Civil
del Estado y, en los términos establecidos en esta Ley, a las restantes administraciones públicas.

Establecido el marco competencia, esta Ley avanza también en otros aspectos, no menos
importantes, como son las líneas de actuación a desarrollar por cada una de las administraciones
públicas en caso de emergencia o las funciones preventivas a desarrollar por éstas.

De entre las administraciones referidas, la que sin duda está llamada a jugar un papel primordial
en la organización y desarrollo de la protección civil es la administración local. Esta afirmación
la avalan distintas razones entre las que se encuentran su estrecha relación con los riesgos
potenciales, que pueden derivar en catástrofes, los servicios con lo que ésta cuenta para hacer
frente a dichos riesgos y quizás, lo más importante, su cercanía al ciudadano.

Para ello la administración local debe contar con una estructura organizativa capaz de abordar las
funciones encomendadas por la Ley 2/1985 y los compromisos adquiridos en los convenios de
colaboración firmados con la Junta de Andalucía. La estructura organizativa basada en dos
elementos como son el Alcalde y la Junta Local. El primero como responsable local de
protección civil, y la segunda como elemento de coordinación de todos los medios y recursos
existentes en el municipio, y de asesoramiento y apoyo al primero.

Sin embargo en esta estructura tienen que aparecer otros elementos que permitan, ante la
diversidad de situaciones cada día de mayor complejidad, una mejor respuesta de la
administración local no sólo desde la operativa sino fundamentalmente desde la preventiva. Por
lo tanto un organigrama tipo es la que se puede observar en la figura 1.

2. EL ALCALDE.

Es el responsable de protección civil en el ámbito de su municipio, correspondiéndole la


movilización y coordinación de los medios y recursos existentes en su término en situaciones de
grave riesgo, catástrofe o calamidad pública.

Dentro de sus funciones está la designación de un concejal como delegado de protección civil y
presidir la Junta Local.

3. EL CONCEJAL DELEGADO.

Es designado por el Alcalde al que asistirá en el ejercicio de sus respectivas competencias,


respecto a la organización, dirección y coordinación de los servicios operativos y de los que
depende directamente al servicio local de protección civil.

4. LA JUNTA LOCAL DE PROTECCIÓN CIVIL.


Es un órgano de asesoramiento y colaboración del Alcalde y del ayuntamiento. Es el elemento
básico de la coordinación de todos los medios y recursos de los que dispone la localidad.

Funciones.

1. Informar las normas técnicas que se dicten en su ámbito territorial sobre protección civil.
2. Participar en la coordinación de las acciones de los órganos relacionados con protección civil.
3. Elaboración y desarrollo de los planes municipales para su aprobación por el pleno municipal.
4. Informar y aprobar las acciones directas a realizar por el municipio en relación con la
programación, desarrollo y ejecución de las acciones preventivas en materia de protección civil, a
que se refiere el artículo 14 de la Ley 2/1985, así como las que asuma por propia iniciativa.
5. Informar las propuestas de resolución de los expedientes sancionadores por supuesta infracción
a la normativa vigente sobre la presente materia, cuya competencia corresponde a los órganos de
gobierno municipal.
6. Solicitar la colaboración de entidades y organismos relacionados con protección civil.
7. Dirigir y coordinar las comisiones que se creen para el desarrollo de programas relacionados
con la protección civil.
8. Asesora al Alcalde en situaciones de emergencia, catástrofe o calamidad pública.

Composición.

Presidente: Alcalde.
Vicepresidente: Concejal delegado o Jefe del servicio local de protección civil.
Vocales: Funcionarios municipales que sean Jefes de los Servicios Operativos de
protección civil (policía municipal, sanidad, bomberos, obras y servicios, etc.).
Representante de la agrupación de voluntarios y entidades colaboradoras como Cruz
Roja. Colaboradores que se designarán por su capacidad profesional y vocación de
servicio en el cumplimiento de fines de interés general.
Secretario: El del Ayuntamiento.

Se recomienda que se inviten como miembros de la misma, a los representantes de:


- Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad con el fin de conseguir su participación activa.
- Entidades provocadas.
- Responsable provincial de protección civil.

5. EL SERVICIO LOCAL DE PROTECCIÓN CIVIL.

Depende directamente del concejal delegado y le corresponde la ejecución de las funciones que
por Ley les vienen encomendadas al municipio. Tiene a su cargo el funcionamiento de la oficina
técnica, el centro de coordinación operativo y la agrupación de voluntarios:

Funciones.

1. Realización de pruebas o simulacros de prevención de riesgos, catástrofes y calamidades


públicas.
2. Promoción y control de la autoprotección corporativa y ciudadana.
3. La instalación y organización de los servicios de prevención y extinción de incendios en los
municipios de más de 20.000 habitantes y de los servicios Supramunicipales en los de menor de
habitantes.
4. Promoción y organización de la formación de personal de los servicios relacionados con la
protección civil.
5. Promoción y apoyo a la vinculación voluntaria y desinteresada de los ciudadanos, a través de
organizaciones que se orientarán principalmente a la prevención de situaciones de emergencia así
como el control de dichas situaciones con carácter previo a la actuación de los servicios de
protección civil o en apoyo a los mismos.
6. Elaboración del inventario de riesgos potenciales locales (Oficina técnica).
7. Confección del catálogo local de recursos movilizables (Oficina técnica).
8. Asegura el cumplimiento de la normativa vigente en materia de prevención de riesgos,
mediante al ejercicio de las correspondientes facultades de inspección y propuesta de servicios
(Oficina técnica).
9. Solicita la colaboración y asesoramiento de los distintos servicios operativos relacionados con
esta materia.
10. Organización y mantenimiento del centro local de coordinación operativa (CECOP).

En aquellos municipios, que por circunstancias diversas no pueda constituirse ese servicio local
como tal, dichas funciones y estructuras (CECOP, Oficina técnica y voluntarios) deberán ser
asumidas por alguno de los servicios operativos municipales, como pueden ser bomberos y
policías locales, dando preferencia al primero.

5.1. Oficina técnica.

Constituye el soporte técnico del servicio local y estará formada por funcionarios del
ayuntamiento, los cuales podrán contar con el apoyo de los voluntarios cualificados en esta
materia. Esta oficina llevará a cabo:
- Inventario de riesgo.
- Catálogo de recursos movilizables.
- Inspección del cumplimiento de la normativa.

5.2. Centros de coordinación operativa (CECOPALES).

Es donde se lleva a cabo la coordinación y dirección de todas las operaciones, disponiendo de un


sistema de enlace con el CECOP de la administración en que se integra el plan. Este debe contar
con los medios instrumentales necesarios para funcionar como un centro de coordinación
integrado (CECOPI) para así garantizar el que en él se pueden integrar los mandos de las
diferentes administraciones, tanto para la dirección y coordinación de la emergencia como para la
transferencia de responsabilidades. Su localización debe ser permanente y estará compuesto por
una sala de coordinación y planificación y un centro de transmisiones.

5.3. La agrupación de voluntarios.

El régimen de organización y funcionamiento de éstas se regirán por un reglamento que deberá


ser aprobado por la corporación local. A niveles generales diremos que se tratan de
organizaciones municipales o Supramunicipales de carácter altruista, formadas por ciudadanos
mayores de 18 años con una profunda conciencia cívica, conocimientos suficientes y tiempo libre
como para colaborar de forma regular en las tareas de la protección civil.

El ingreso a ellas se hace mediante la solicitud correspondiente y la realización de un curso de


formación básico. Estas tienen una dependencia jerárquica del Alcalde, concejal delegado o jefe
del servicio local de protección civil. Se encuentra orgánica y funcionalmente encuadrada dentro
del servicio local de protección civil y en su defecto del servicio contra incendios y salvamentos.

Sus funciones irán encaminadas principalmente a la prevención de situaciones de emergencia que


puedan afectar al lugar familiar, uso residencial, etc. Para ello es necesario que exista una
estrecha y regular colaboración con los servicios operativos municipales, así como una formación
constante de sus componentes.

6. EL GABINETE DE INFORMACIÓN.

La relación con el ciudadano y los medios de comunicación local es una de las tareas a no olvidar
por protección civil, una relación que debe orientarse desde la prevención, desarrollándose así los
distintos niveles de autoprotección, hasta la intervención en las situaciones de emergencia.

El gabinete de información debe convertirse en el único canal de comunicación entre los


elementos participativos externos, dentro de lo que son sus funciones, y la protección civil local.

Sus funciones se llevarán a cabo tanto en el terreno de la prevención como en el terreno de la


operatividad:
Preventivas:
- Diseño de las campañas divulgativas y de autoprotección.
-Trabajos de coordinación informativa con los medios de comunicación social.
Operativas:
- Difundir las órdenes, consignas y recomendaciones dictadas por el plan de
emergencia municipal.
- Centralizar, coordinar y preparar la información general sobre la emergencia.
- Informar de la emergencia a cuantas personas u organismos lo soliciten
- Obtener, centralizar y facilitar toda la información relativa a los posibles
afectados.

7. LOS SERVICIOS OPERATIVOS.

Entendiendo por servicios operativos los constituidos por policía local, bomberos, sanidad local,
obras y servicios, etc., los cuales según sus funciones constituirán, junto con los servicios de otras
administraciones y voluntarios de protección civil, los grupos operativos del plan de emergencia
municipal.

Estos servicios coordinados por protección civil constituyen el brazo operativo de ésta.
TEMA 16. REGLAMENTO DE LAS AGRUPACIONES DE VOLUNTARIOS
DE PROTECCIÓN CIVIL.

1. INTRODUCCIÓN.

Según establece la Ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases de Régimen Local en los
artículos 21.1 apartado J, 25.2, apartado C y 26.1, apartado C, los Ayuntamientos y los Alcaldes
tienen atribuidas competencias en materia de protección civil facultándoles para la realización de
actividades diversas para la protección de personas y bienes en situaciones de emergencia.

Asimismo, en el Real decreto 1.378/1985 de 1 de agosto, sobre medidas provisionales para las
actuaciones en casos de emergencia, en los casos de grave riesgo colectivo, catástrofe o
calamidad pública, se atribuyen competencias a los Alcaldes para la adopción de cuantas
actuaciones contribuyan a evitar, controlar y reducir los daños causados por las situaciones de
emergencia en su término municipal.

El ejercicio de estas competencias tiene que llevarse a cabo a través del Plan de Emergencia
Municipal que estructura, coordina y organiza los medios y recursos existentes en esta localidad
para hacer frente a los riesgos previsibles. Para ello, el ayuntamiento realiza las actuaciones
encaminadas a mejorar y potenciar la intervención coordinada de los servicios municipales
dedicados de modo ordinario y permanente al cumplimiento de fines coincidentes con las
necesidades derivadas de las situaciones de emergencia en los casos de grave riesgo colectivo,
catástrofe o calamidad pública.

Asimismo, tanto en los números 3 y 4 del artículo 30 de la Constitución Española, como en el


artículo 14 de la Ley de protección civil, se determina el deber y derecho de los ciudadanos a
participar activamente en las labores aludidas anteriormente.

Para articular las oportunidades de colaboración de los ciudadanos, individualmente


considerados, con la Protección Civil Municipal, parece conveniente regular la creación,
organización y funcionamiento de una Agrupación de Voluntarios de Protección Civil en el
municipio que, integrados en el esquema organizativo de la planificación y gestión de
emergencias del ayuntamiento, pueda realizar las tareas de prevención de riesgos e intervención
en la protección y socorro en los casos de emergencia que pudieran producirse.

2. REGLAMENTO.

2.1. Parte Primera. De la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil.

Sección 1ª. Objetivo.

Artículo 1. La Agrupación de Voluntarios de Protección Civil (AVPC) es una organización de


carácter humanitario y altruista constituida por personas físicas residentes en el municipio.
Artículo 2. Corresponde al ayuntamiento la creación y disolución de la AVPC.

Sección 2ª. Organización.

Artículo 3. La AVPC se regirá por este Reglamento.


Artículo 4. Dependencia directa del Alcalde.
Artículo 5. La AVPC queda encuadrada orgánica y funcionalmente en la Unidad Municipal de la
que dependan los servicios de protección ciudadana.
Artículo 6. Se estructura en secciones (transmisiones, primeros auxilios, contra incendios,
formación, logística, etc.).
Artículo 7. El Jefe de la AVPC será designado por el Alcalde.
Artículo 8. Las normas de desarrollo de este Reglamento las formulará el Servicio Local de
Protección Civil y las aprobará el Alcalde.
Artículo 9. El ámbito de actuación es el término municipal, salvo casos excepcionales.
Artículo 10. Se exigirá a los integrantes un nivel mínimo de formación.
Artículo 11. La Corporación Municipal arbitrará los medios necesarios.
Artículo 12. La Corporación Municipal podrá suscribir convenios de colaboración con otras
administraciones.

Sección 3ª. Funciones.

Artículo 13. Actuación se centrará en el campo preventivo y operativo de gestión de emergencias.


Artículo 14. Funciones de la AVPC.

2.2. Parte segunda. De los voluntarios.

Sección 1ª. Disposiciones generales.

Artículo 15. Podrán vincularse a la AVPC las personas físicas residentes en el municipio con el
objetivo de colaborar voluntariamente.
Artículo 16. La incorporación se realizará superando un psicotécnico y conocimientos
relacionados con protección civil.
Artículo 17. La incorporación se puede realizar como colaboradores.
Artículo 18. La actividad de los voluntarios es independiente de la obligación que como vecinos
le correspondan según lo establecido en el artículo 30.4 de la CE.
Artículo 19. La colaboración es gratuita, desinteresada y se basa únicamente en sentimientos
humanitarios.
Artículo 20. La condición de voluntario no ampara actividades con fines religiosos, políticos o
sindicales.

Sección 2ª. Uniformidad.

Artículo 21. El voluntario deberá ir a todas las actuaciones debidamente uniformado.


Artículo 22. Todos los componentes ostentarán sobre el lado izquierdo del pecho el distintivo de
Protección Civil creado por la Orden del Ministerio del Interior de 14/IX/1981, al que cruzará, en
su parte inmediatamente inferior, la bandera de Andalucía. En la parte superior de la manga
izquierda el escudo de la localidad y en la derecha el escudo de Andalucía.
Artículo 23. Será facultad de la Alcaldía proporcionar un carnet acreditativo.

Sección 3ª. De la formación.

Artículo 24. Es un objetivo prioritario.


Artículo 25. La formación inicial sirve para dar los conocimientos básicos y contribuye a la
selección.
Artículo 26. La formación permanente tiene como objetivo mayores niveles de eficacia,
seguridad y prevención de riesgos.
Artículo 27. La actividad se orientará del siguiente modo:
- Jornadas de orientación.
- Curso de ingreso (Nivel I).
- Cursos de perfeccionamiento (Nivel II).
- Cursos de especialización (Nivel III).
Artículo 28. El ayuntamiento podrá programar las actividades formativas que considere
oportunas.

Sección 4ª. Derechos de los voluntarios.

Artículo 29. Derecho de uso de los emblemas.


Artículo 30. Tienen derecho al reintegro de los gastos de manutención, transporte y alojamiento
originados en la prestación del servicio.
Artículo 31. Tiene derecho a estar asegurado.
Artículo 32. Tendrán seguro de responsabilidad civil.
Artículo 33. Las modalidades de las pólizas serán fijadas por el ayuntamiento.
Artículo 34. Tiene derecho a recibir toda la información posible sobre el trabajo a realizar.
Artículo 35. Tiene derecho a todo el apoyo material de la organización.

Sección 5ª. Deberes de los voluntarios.

Artículo 37. Todo voluntario se obliga a cumplir estrictamente sus deberes en cualquier misión
(prevención, rescate, evacuación, asistencia, vigilancia, etc.) con su mayor esfuerzo o interés.
Artículo 38. Debe cumplir el número de horas comprometidas con la organización.
Artículo 39. En situaciones de emergencia o catástrofe el voluntario tiene obligación de
presentarse, en el menor tiempo posible, a su lugar de concentración.
Artículo 40. Debe poner en conocimiento de los jefes la existencia de hechos que puedan suponer
riesgos para las personas o bienes.
Artículo 41. Debe conservar en perfecto estado el material y equipo que se la haya confiado.

Sección 6ª. Recompensas y sanciones.

Artículo 42. Se permite el reconocimiento de los méritos del voluntario y la constatación de los
mismos a efectos honoríficos.
Artículo 43. La valoración de las conductas meritorias que puedan merecer una recompensa,
siempre de carácter no material, corresponde al Alcalde.
Artículo 44. La valoración de las conductas meritorias se realizará a través de reconocimientos
públicos, diplomas o medallas.
Artículo 45. La sanción será consecuencia de la comisión de una infracción a lo dispuesto en el
presente Reglamento. Pueden ser leves, graves o muy graves.
Artículo 46. Faltas leves. Sanción: apercibimiento o suspensión por 30 días.
Artículo 47. Faltas graves. Sanción: suspensión de 30 a 180 días.
Artículo 48. Faltas muy graves. Sanción: suspensión de 180 días a dos años. Expulsión del
cuerpo.

Sección 7ª. Rescisión y suspensión del vínculo voluntario / agrupación.

Artículo 49. El voluntario tendrá derecho a un proceso justo y equitativo.


Artículo 50. Se garantizará la imparcialidad del instructor.
Artículo 51. Causas de la suspensión. Listado de las bajas justificadas.
Artículo 52. Causas de la rescisión.
Artículo 53. Si hay rescisión de la relación del voluntario con la agrupación, éste devolverá de
forma inmediata todo el material, equipos y acreditaciones que obren en su poder.
Artículo 54. En todo caso, se expedirá certificado.

2.3. Anexo I. Modelo de solicitud de incorporación a la Agrupación de Voluntarios de


Protección Civil.

2.4. Anexo II. Distintivo de protección Civil y Escudo de la Junta de Andalucía.

2.5. Anexo III. Modelo de tarjeta identificativa de la condición de voluntario de Protección Civil.
TEMA 17. APTITUDES FÍSICAS Y PSICOLÓGICAS BÁSICAS DEL BOMBERO.

1. LOS SENTIDOS.

Si analizamos las circunstancias en que desarrollamos nuestras labores profesionales y las


comparamos con la forma en que pueden actuar en ellas nuestros detectores naturales, los
sentidos, podemos llegar a las siguientes conclusiones.

Olfato. Podemos disponer de él en los primeros momentos. Posteriormente por una acomodación
fisiológica al ambiente va perdiendo su efectividad. Si se utilizan equipos de protección
respiratoria se pierde por completo.

Vista. El humo dificulta la visión casi totalmente. Se puede llegar a una reducción de la
capacidad de visión cercana al 90%. Aunque el desarrollo de las nuevas tecnologías ha
conseguido la fabricación de caretas antiempañantes internamente, la realidad es que el vapor de
agua y los residuos sólidos existentes en el humo, empañan el visor externamente disminuyendo
en un grado importante la capacidad de visión. Si no se emplea este medio de protección, las
consecuencias son aún peores. La agresión que los productos en suspensión ejercen sobre
nuestros ojos hace que los entornemos, comiencen a lagrimar e incluso se origina la pérdida total
de la visión.

Tacto. Debemos considerar dos percepciones. Una, la posibilidad de determinar la forma y la


posición de los objetos, así como dónde pisamos y otra la percepción del calor. Respecto a la
primera, el equipamiento con calzado antipenetración reduce en un porcentaje elevado nuestra
sensibilidad, como sucede con la utilización de los guantes de trabajo, aunque siempre deben
utilizarse. Asimismo la percepción del calor queda muy restringida.

Oído. En una intervención suele haber numerosos ruidos ambientales, tales como voces de los
afectados, carreras, el agua saliendo de la lanza, el soplido del equipo de protección respiratoria,
etc., que nos pueden impedir percibir otros sonidos importantes que nos pueden alertar (crujidos)
y orientarnos (crepitar de las llamas). Si añadimos que los modernos equipamientos integrales de
protección craneal incorporan dispositivos rígidos y/o flexibles protectores de las orejas,
podemos considerar que nuestro oído únicamente puede llegar a recibir un nivel de sonido
efectivo de un 50% como máximo. Un problema complementario lo presentan las pantallas
faciales, que cuando están bajadas actúan como deflector de nuestra voz, amplificándola y
distorsionándola.

Gusto. No se debe emplear nunca en el desarrollo del trabajo.

2. CIRCUNSTANCIAS.

Muchas veces en el desarrollo de las actuaciones nos encontramos ante un problema de


comportamiento humano generado por unas condiciones que por profesionalidad deberíamos
estar preparados para resolver.

Es imprescindible el trabajo en equipo, aunando las cualidades de cada uno de sus componentes.
Es necesario poseer una disciplina de grupo en la que los elementos del mismo deben estar
siempre juntos, alerta y bien preparados físicamente.
Siempre juntos: Implica un espíritu de grupo con un líder al que se obedece con disciplina.
Siempre alerta: Conlleva mantener los sentidos en funcionamiento dispuestos a percibir la más
mínima anomalía. Ruidos como el gemido de una persona, el crepitar de las llamas, crujidos de
una estructura que se acopla o cede, etc.

Buena preparación física: Nos permite una actuación eficaz y, en caso necesario ponernos a salvo
rápidamente para poder seguir ayudando a los demás. El jefe de la dotación debe indicar la
dirección de escape y defenderla mientras se produce la evacuación.

Cuando una persona decide ser Bombero, se obliga a sí mismo a estar permanentemente en las
mejores condiciones físicas y psíquicas para ejercer su profesión, así como a acatar las normas de
funcionamiento de este colectivo, basadas en procedimientos que consiguen la mayor
operatividad con el mínimo riesgo.

3. ESTADO ADECUADO.

La condición física no sólo implica el ser un atleta, también conlleva consigo un entrenamiento
constante con los útiles de actuación para dominar su forma de manejo. Por lo tanto, para
conseguir un estado adecuado es necesario:

1. Salud física.

Se refiere tanto al estado físico como a la forma en que nos encontremos. Para ello es necesario:
- Unas costumbres sanas, horarios regulares para descansar y comer, haciendo esto de una manera
mesurada y aquello en cantidad suficiente que permita una completa regeneración de las energías
gastadas.
- Un control médico-sanitario que permita un diagnóstico precoz de cualquier anomalía, así como
un control de vacunaciones para los principales riesgos a los que estemos expuestos.
- Un entrenamiento constante que permita adecuar todos nuestros músculos a los esfuerzos a los
que se pueden someter en las distintas intervenciones.
- Una constante repetición, hasta convertirse en hábito, de todos aquellos procedimientos básicos
operativos para cada tipo de intervención, lo que nos permitirá realizarlos mecánicamente y
facilitará fijar nuestra atención en lo imprevisto.

2. Salud mental.

Implica no sólo un estado psíquico sino también una constante labor de análisis y posterior
estudio de nuestras actuaciones. El estado psíquico reúne las principales características que debe
poseer el Bombero y que ha de mantener permanentemente para el desarrollo de su actividad.
Estas características se pueden concretar en:

- Autodisciplina. La constante inquietud de superación con nuestros hábitos y condiciones es un


entrenamiento esencial en nuestra profesión. Un intento constante para controlar nuestros
ímpetus naturales, aún en las cosas más nimias, conduce a un incremento regular de nuestra
capacidad de resistencia al tiempo que nos predispone para admitir y soportar las contrariedades.

- Capacidad de sufrimiento y entrega. La dureza de nuestro trabajo tanto física como emocional
hace que muchas veces cunda el desánimo, cuando posiblemente si se resiste algo más se pueda
resolver la situación. De ahí, la importancia del apartado anterior, que refuerza esta característica.
- Espíritu de equipo. En el caso de que estemos en presencia de más compañeros, nuestras
actuaciones nunca deben ser realizadas por una sola persona, ni siquiera la más simple. Ésta es
una regla que debe mantenerse siempre. Múltiples peligros acechan constantemente a quien
actúa, aunque no lo percibamos, y es necesaria una cobertura por el resto de los componentes de
la dotación. Si actuamos solos, en caso de un accidente, arrastraremos al resto de los compañeros
a realizar una intervención desesperada para salvarnos, implicándonos en un alto riesgo.

- Predominio cerebral.

- Esquema mental organizativo. Con la premisa anterior cumplida debemos poner en


funcionamiento el sentido común. En cada momento debemos plantearnos la situación ante la
que nos encontramos y actuar consecuentemente.

- Capacidad de iniciativa. Una vez comenzada una intervención, en la que se nos ha asignado un
lugar y una misión, somos nosotros los únicos responsables de tomar las decisiones necesarias
para llevarla a buen fin, comunicándolas tan pronto sea posible al mando, para mantener la
imprescindible labor de equipo.

Con todas estas características conseguiremos un adecuado estado psíquico ante las
intervenciones que debe contar con los siguientes componentes estructurales:

- Una consciente autoconfianza. Conocer hasta dónde somos capaces de llegar, sin
infravalorarnos o supervalorarnos, pero teniendo en cuenta que en situaciones extremas se rinde
algo más de lo normal.

- Ambición de luchar con perseverancia hasta lograr el objetivo propuesto. El ser consciente de
nuestras responsabilidades y capacidad de resistencia nos animará a conseguir vencer las
dificultades que se nos presenten.

- Un nivel óptimo de excitación emocional. No dejarnos llevar por lo que aparentan las
circunstancias, gritos de socorro, pánico de los implicados, explosiones, etc. Para esto ayuda
mucho la experiencia.

- Una alta capacidad de resistencia ante influencias negativas externas e internas. Aplicando la
autodisciplina conseguiremos aislarnos del ambiente agresivo.

- Capacidad de dirigir los propios actos, pensamientos, emociones, etc. Aplicar y mantener en
todo momento nuestro conocimiento y carácter, no dejándonos influir por comentarios, críticas,
etc. Admitirlos, procesarlos, pidiendo asesoramiento si es necesario, reconocer no obstante
nuestros errores, tomar nuestra propia decisión y posteriormente mantenerla.

- Nivel óptimo de conocimientos técnicos y prácticos.

La técnica es el conjunto de procedimientos y recursos de los que nos servimos para realizar
nuestra labor. De nuestra pericia o habilidad para usar los mismos dependerá el nivel de
efectividad de la intervención.

La práctica constante, dirigida por un monitor, genera la pericia o habilidad en el manejo de los
medios, independientemente de las condiciones particulares de cada individuo.

La conjunción de estos dos parámetros nos proporciona un dominio técnico, pero se requiere
coordinación. La gran variedad de intervenciones y el elevado número de sistemas y herramientas
en constante evolución utilizados en ellas hace necesaria una continua formación para conseguir
el perfecto conocimiento de todas sus posibilidades de uso y obtener así el máximo rendimiento
cuando los utilicemos.

Es necesario estudiar los manuales de funcionamiento facilitados por los fabricantes de los
equipos, conocer su puesta en marcha, características mecánicas, potencia, capacidades de carga
o uso, forma de emplazamiento etc., y comprobarlo prácticamente.

Tengamos presente cuando se realice un reconocimiento la diferencia entre ver y mirar. Ver es
percibir por los ojos la forma y color de los objetos mediante la acción de la luz. Mirar es fijar la
vista en un objeto con atención: observar, considerar, informarse, inquirir.

En la evaluación debemos considerar la gran diferencia existente entre las conclusiones


adquiridas en los ejercicios prácticos, que siempre están dirigidos y controlados, y la realidad
que, aunque debemos controlarla, generalmente es imprevisible.

Otro factor importante para la respuesta es el mantener una organización del siniestro. Las
primeras dotaciones en presentarse encuentran una situación caótica creada por los implicados,
que incluso dan informaciones subjetivas influenciados por una falta de conocimiento o por
intentar salvar intereses particulares. A la llegada de las dotaciones de refuerzo y mandos la
situación suele haber cambiado radicalmente, estando al menos semicontrolada por la actuación
de los primeros, y comienza, generalmente un intento de reorganizar el siniestro, sin tener en
cuenta dos principios fundamentales:
Organización + Reorganización = Desorganización.
Orden + Contraorden = Desorden.

Esto puede originar un elevado grado de inseguridad y desánimo entre los actuantes.

4. SEGURIDAD BÁSICA PERSONAL DEL BOMBERO.

La seguridad no se debe supeditar únicamente al empleo de ciertas técnicas, medios y equipos.


Depende principalmente de la actitud del Bombero, incluso en los más pequeños detalles.

Antes de ponerse el uniforme para comenzar el servicio, hay que hacer una correcta elección de
las prendas interiores. El uso de ropa interior confeccionada con fibras de alta capacidad
absorbente, como el algodón, empapará el sudor permitiendo así a nuestro organismo una
adecuada refrigeración.

El uso de calcetines del tamaño correcto bien ajustados impedirán la creación de rozaduras en los
pies, evitando que se erosione la piel y por lo tanto la entrada de gérmenes.

Hay que limitar al máximo la utilización de elementos ornamentales tales como anillos, sortijas,
pulseras, etc., que pueden producir enganches en objetos y producir retrasos en la aplicación de
los medios terapéuticos adecuados, al tener que cortarlos o extraerlos en el supuesto de alguna
lesión.
La falta de descanso, sueño, preocupaciones, etc., disminuye sensiblemente nuestra capacidad de
raciocinio y reacción, restando efectividad en nuestras acciones e incrementando la posibilidad de
sufrir un accidente.

Una alimentación equilibrada en cantidad y calidad nos permitirá estar con todas las reservas
energéticas en un nivel adecuado. Una cantidad adecuada, nunca excesiva, de comidas
equilibradas ya que vamos a tener mucho desgaste, nos permite estar en óptimas condiciones,
además de evitar la somnolencia y pesadez.

La utilización adecuada del equipo personal en cada momento, que deberá haber sido mantenido
y comprobado concienzudamente, nos permitirá mantener un nivel de seguridad idóneo.

Hay que recordar que el empleo de equipos de seguridad no implica la seguridad del Bombero, si
no se realiza entrenamientos, comprobaciones y verificaciones sistemáticas de dicho equipo.

5. INTERVENCIÓN: PRECAUCIONES GENERALES Y ANTE PELIGROS


CONCRETOS.

1. Protección contra la radiación térmica.

La principal protección la constituye el equipo personal, que siempre debe utilizarse completo.
Las cálidas condiciones meteorológicas de algunas zonas no justifican prescindir de ninguna
prenda. La cara se puede proteger, provisionalmente, con la pantalla del casco, una vez conocida
la ubicación y características del incendio. Una cortina de agua pulverizada también protege
contra la radiación del calor, el humo y el polvo.

Existe el peligro de quemaduras por vapor de agua, al emplear el agua pulverizada en recintos
cerrados, especialmente en aquellos incendios en los que se produzca mucho brasa. Las manoplas
no deben mojarse nunca, pues el agua se evapora por efecto de la radiación térmica, y puede
producir quemaduras en las manos.

Los trajes antitérmicos presentan un peligro para el portador al confiarse demasiado en su


protección. Deben utilizarse siguiendo escrupulosamente las instrucciones del fabricante, en
cuanto a distancia al foco calorífico, tiempo de permanencia, no debiendo modificar en ninguna
medida su constitución.

2. Protección contra la falta de oxígeno.

Si existe la más mínima duda de que el aire no sea respirable por causa de la existencia de humo,
gases, vapores, polvo o falta de oxígeno, se debe actuar con equipos de protección respiratoria
completos, vigilando la reserva de aire. Conviene recordar que los filtros no facilitan oxígeno,
simplemente filtran el aire que aporta el oxígeno que se halla presente. Siempre que sea posible,
se debe ventilar el local en el que se desarrolla el incendio.

3. Peligro de explosión.

Si se presume que puede existir riesgo de explosión, no se deben accionar interruptores eléctricos
de ningún tipo. En el caso de existir instalación de gas en todas las plantas de un edificio
incendiado, como medida de protección se debe cerrar la válvula de la acometida principal. Una
vez finalizado el siniestro, antes de abrirla hay que comprobar que se encuentran cerradas todas
las llaves de servicio de los diferentes aparatos ubicados en las viviendas por el peligro de fugas y
posibles explosiones.

No utilizar herramientas que produzcan chispas, ni calzado con clavos.

Para evitar la explosión de recipientes a presión por efecto del calor del incendio hay que sacarlos
fuera del área de peligro. Si esto no es posible, se refrigeran desde un lugar seguro, en tanto no se
hayan recalentado peligrosamente. Es peligroso refrigerar botellas de gases bajo presión que se
encuentren recalentadas en exceso. Durante el calentamiento pueden haberse producido tensiones
en la estructura del recipiente por efecto del calor, a las que se sumarán las que puedan originarse
en el enfriamiento, generándose un peligro de fragmentación. En todo caso, si es imprescindible
esta intervención, se debe realizar desde un lugar seguro. En ningún caso directamente con agua a
chorro, sino con agua pulverizada y con mucha precaución. Con las botellas de acetileno hay que
actuar con precauciones especiales.

Al calentarse bidones y otros recipientes de líquidos combustibles existe la posibilidad de su


rotura seguida de la inflamación violenta de los vapores en ellos contenidos. Los recipientes
“vacíos” y a “media carga” pueden ser más peligrosos que los llenos, al poder producirse
explosiones de la mezcla gas-aire que existe en su interior. Hay que refrigerar con agua
pulverizada durante todo el tiempo que persista el peligro de propagación del incendio.

4. Peligro por derrumbamiento.

Como consecuencia del calor generado con un incendio puede producirse la destrucción o
fragmentación de elementos portantes de la estructura de un edificio, originándose el
hundimiento parcial o total del mismo. La disminución de la capacidad de carga de elementos de
construcción por efecto del calor puede ser muy alta. Por ejemplo, el acero a 500ºC mantiene
aproximadamente el 50% de su capacidad de carga normal, mientras que a 600ºC ese valor es
aproximadamente el 30%.

La dilatación de los elementos portantes también debe ser tenida en cuenta. Una viga de acero sin
proteger, de 10 m de largo se dilata a 500 ºC aproximadamente 7 cm. A 600 ºC la dilatación
alcanza 8.5 cm, mientras que a 700 ºC el valor alcanzado es aproximadamente de 10.5 cm, lo que
origina un empuje contra sus apoyos, desplazamientos en estructuras y cerramientos y su caída.

Otra circunstancia a considerar es la deformación que sufren los elementos portantes. Por
ejemplo, la flexión de pilares de acero sin proteger. Asimismo, deberá tenerse en cuenta la
fragmentación originada por las tensiones térmicas al no calentarse por igual toda la pieza o al
producirse un enfriamiento no uniforme de la misma. Esta posibilidad puede producirse tanto en
el hierro fundido como en la piedra caliza, y en las fábricas de ladrillos por desecación de los
morteros.

Los efectos de una explosión, detonación o fragmentación de recipientes sobre la estructura


pueden mermar la capacidad de carga de los elementos portantes afectados. El aumento de peso
de los materiales empleados en la construcción, el hinchado del material almacenado por
absorción del agua vertida en la extinción y la sobrecarga por restos caídos de plantas superiores
son otros factores que deberán ser tenidos en consideración. Se mantendrán los trabajos de
extinción dentro del área de peligro de derrumbamiento únicamente en los casos de salvamento
de vidas humanas, creando puestos de vigilancia en lugares clave para el control de los
movimientos de la estructura, asignando señales de alarma. Se reducirán las dotaciones en el área
de peligro al mínimo imprescindible.

En casos excepcionales y para evitar la propagación del incendio se actuará en los límites de estas
zonas, buscando un lugar seguro de la estructura.

Durante la noche, se instalarán equipos de iluminación suficientes, a ser posible por encima de
las áreas de trabajo para evitar el deslumbramiento y posible caída de los actuantes.

En general, en las intervenciones con riesgos de derrumbamiento se acordonará la zona de peligro


en una longitud equivalente a una vez y media la de la altura del edificio que amenace el
derrumbamiento.

5. Peligros de la electricidad.

Nunca se debe proyectar agua sobre equipos bajo tensión eléctrica. En instalaciones de baja
tensión, evitar todo contacto, directo o indirecto, con las instalaciones no aisladas que se
encuentren bajo tensión.

En todos los casos en los que no haya garantía absoluta o donde pueda existir la posibilidad de
contacto involuntario, en especial con el chorro de agua, un experto debe desconectar la
instalación. Donde no haya posibilidad de ello, acordonar la zona de posible contacto.

En toda instalación de alta tensión rige el lema “fuera las manos”. La distancia mínima de la
lanza (no del chorro) al punto de tensión eléctrica será función de la tensión existente. La
desconexión eléctrica sólo la efectuará el técnico o representante de la compañía eléctrica. Donde
no sea posible hacerlo, dejar los trabajos de extinción dentro del área de peligro y acordonarla.

Los trabajos de extinción en instalaciones eléctricas propiamente dichas, sólo se realizarán con
medios de extinción adecuados y, si son instalaciones de alta tensión, únicamente después de
realizarse la desconexión y puesta a tierra de los elementos por el representante de la compañía
eléctrica.

6. Peligros químicos.

Al encontrarse con sustancias químicas en incendios de droguerías, farmacias, almacenes,


fábricas de productos químicos, consultar inmediatamente con el técnico correspondiente de la
planta.

Al romperse o estallar los recipientes pueden producirse reacciones térmicas, efectos corrosivos y
generación de gases tóxicos al liberarse o mezclarse las sustancias químicas por efecto de la
aportación de aire por contacto con el agua.

En este tipo de incendios siempre se deben utilizar equipos de protección respiratoria y, si las
circunstancias lo requieren, trajes de protección química.

7. Peligro de llamaradas.
Al abrir locales incendiados, en el caso de combustiones incompletas, se produce una aportación
de oxígeno con gran peligro de producción de llamaradas. Éstas salen generalmente por la parte
superior de la abertura, por lo que los actuantes deben ponerse a cubierto agachados detrás del
paramento en el lado de la cerradura de la puerta si ésta se abre hacia afuera.

Si la puerta abre hacia dentro, golpearla con la herramienta hasta forzar la cerradura. La cobertura
se realiza con los bomberos intervinientes agachados en el lado de las bisagras.
TEMA 18. COMPORTAMIENTO HUMANO EN SITUACIONES LÍMITE Y
DE EMERGENCIA.

1. INTRODUCCIÓN.

Las reacciones de una persona durante una emergencia dependen de:


- Papel asumido.
- Amenaza percibida en la situación de incendio.
- Características físicas y posibilidades de salida del edificio.
- Actuación de las demás personas que comparten la experiencia.

Los análisis de comportamiento realizados después de los sucesos reflejan actuaciones


de adaptación o no-adaptación, participación o inhibición y altruistas o individualistas.
Los estudios llevados a cabo durante los últimos 30 años ponen de manifiesto que los
comportamientos de pánico son casos raros que ocurren bajo condiciones específicas.
La mayoría de los comportamientos en emergencias se caracterizan por actuaciones
cooperativas y altruistas.

2. EL PERFIL HUMANO EN LOS INCENDIOS.

El comportamiento de las personas en un incendio depende de las variables de diseño


del edificio en el que ocurra el incidente, y del aspecto del incendio en el momento de
su detección (por ejemplo, sí se percibe olor a quemado antes de aparecer las llamas o
un humo oscuro que impide la visibilidad).

La percepción individual de la amenaza que supone el incendio, varía también según las
medidas de protección contra incendios que disponga el edificio. Obviamente, en
situaciones de amenaza para la vida, las decisiones más importantes suceden en las
primeras etapas del incidente, antes de la llegada de los Bomberos.

El comportamiento humano está íntimamente influenciado por el inicio del incidente,


tanto para los afectados directamente por el mismo, como para el resto de los ocupantes
del edificio. Hay que señalar que el comportamiento altruista observado en la mayoría
de los incendios, parece ser la forma usual de reaccionar. El comportamiento de no-
adaptación o pánico, es aparentemente inusual en las situaciones de incendio.

3. CONOCIMIENTO DE LA SITUACIÓN DEL INCENDIO.

El grado de amenaza percibido por un individuo ante la existencia de un incendio,


queda determinado por la forma con la que sea alertado. Con los sistemas de megafonía
existentes en algunos edificios, las variaciones en la calidad de voz, tono o volumen, así
como el contenido del mensaje, tienden a provocar sensaciones amenazantes diversas.

En la mayoría de los incendios, los ocupantes perciben su existencia a través del olor del
humo y por medio de la notificación personal, bien sea efectuada por personas
conocidas o por otras.

4. PROCESOS INDIVIDUALES DE DECISIÓN.


Son 6:
- Reconocimiento.
- Validación.
- Definición.
- Evaluación.
- Compromiso.
- Revalorización.

5. COMPORTAMIENTO DE PÁNICO.

El pánico se puede definir como un sentimiento rápido e intenso de alarma o miedo,


originado por un peligro real o supuesto que afecte normalmente a la integridad física y
que conduce a esfuerzos extravagantes e irracionales para salvar la vida. Se transmite
con rapidez y es adoptado por un grupo.

El pánico suele explicar el acaecimiento de múltiples muertes en un incendio, incluso


cuando no existe razón física, social o psicológica para que se dé este comportamiento
irracional.

El término pánico no es lo mismo que ansiedad y miedo. Estas actitudes son normales
pero no conllevan la adopción de medidas irracionales, mientras que en el pánico se
adoptan medidas sin lógica y que suelen ser autodestructivas.

En las actuaciones de los Bomberos se debe evitar inducir comportamientos de pánico


en el personal, evitando la realización de gestos alterados y de comunicarse a gritos.

6. COMPORTAMIENTO DE REINCORPORACIÓN.

Se ha contrastado que uno de los principales peligros en incendios de cierta magnitud es


la tendencia que tienen los supervivientes de un incendio de volver a entrar en el
edificio incendiado. Ciertos estudios realizados por la NFPA, hablan de que casi la
tercera parte de los supervivientes de incendios de magnitud importante tienen
tendencia a volver al edificio.

Así pues, parece ser que tanto puertas como escaleras y pasillos suelen tener un
movimiento de personas en dos direcciones. El ocupante que una vez abandonado el
edificio, vuelve a incorporarse a él, suele ser consciente del incendio, de las áreas
afectadas y de la propagación del humo.

Este comportamiento se debe normalmente al intento de rescatar a otras personas, como


es el caso de los padres al querer recuperar a sus hijos, y se toma a menudo de forma
racional y deliberada, sin las características de ansiedad propias de un comportamiento
no aceptable. En cualquier caso, la reincorporación al edificio se considera como
comportamiento desfavorable ya que dificulta las operaciones de evacuación del resto
de las personas.

7. DESPLAZAMIENTO DE LOS OCUPANTES A TRAVÉS DEL HUMO.


El desplazamiento de las personas a través del humo es un componente decisivo en la
evacuación y también suele manifestarse durante las operaciones de extinción. Los
aspectos principales que afectan a la decisión de moverse bajo la presencia de humo son
los siguientes:
- Reconocimiento de la salida y estimación de la distancia.
- Aspecto del humo.
- Densidad del humo.
- Presencia o ausencia de calor.

De cualquier forma, los ocupantes han intentado en algunos casos la evacuación a través
del humo, pero en general se ven obligados a retroceder sin completar la evacuación.
Como norma general es preferible no intentar la evacuación a través del humo.
TEMA 19. DEMOGRAFÍA, GEOGRAFÍA Y ECONOMÍA BÁSICA DE EUROPA,
ESPAÑA Y ANDALUCÍA.

1. INTRODUCCIÓN.

El objetivo de este tema es un conocimiento muy elemental del entorno en que vivimos. Cada
vez más, las relaciones con el entorno que nos rodea son más estrechas (mejora de
comunicaciones, avances en las telecomunicaciones, etc.), las políticas que se llevan a cabo es
más dependientes de una coordinación con otras comunidades y países, por lo que se hace
necesario conocer, al menos elementalmente, el ámbito donde vivimos.

La provincia de Cádiz está integrada en la Comunidad Autónoma Andaluza, que pertenece al


estado español. Desde la integración de España en la Unión Europea (antes Comunidad
Económica Europea) en 1.986, una gran parte de las legislaciones de los países y las formas
de actuación se están homogeneizando. Por lo tanto, se estima necesario un conocimiento
somero, al menos, de Andalucía, España y Europa.

2. ANDALUCÍA.

Geografía.

La Comunidad Autónoma Andaluza tienen una extensión de 87.268 km2 distribuidos en ocho
provincias ocho provincias: Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga y
Sevilla. Limita al Oeste con Portugal, al Norte con Extremadura y Castilla La Mancha y al
Noroeste con Murcia. Al Sudoeste limita con el Océano Atlántico y al Sudeste con el Mar
Mediterráneo.

Geológicamente, se caracteriza por contener una gran depresión, la depresión del


Guadalquivir que la atraviesa de Noreste a Sudoeste. Los bordes de la depresión son el
Noroccidental de la Sierra Morena, el océano Atlántico y los Sistema Béticos.

Esta configuración le hace tener un relieve muy singular, con grandes extensiones
prácticamente al nivel del mar (Huelva, Sevilla y Cádiz) que coexisten con las elevaciones
más extremas de la península Ibérica (la montaña más alta de la península es el Mulhacén con
3.478 m, seguido del Veleta con 3.392, ambos en Sierra Nevada). Estas elevaciones se debe a
que Andalucía se encuentra en el extremo de una placa tectónica continental la Europea, que
colisiona con la placa norteafricana dando lugar a fuertes elevaciones (Sistemas Béticos) y
fuertes depresiones (Estrecho de Gibraltar).

Este relieve tan variado conlleva importantes variaciones climáticas, y así nos encontramos
lugares muy húmedos (Huelva, Sierras de Cádiz, Sierra de Cazorla), con precipitaciones
frecuentes con lugares prácticamente desérticos (sudeste de Granada y Almería).

Demografía.

Según el censo de 1.991 la población andaluza alcanzaba los 7.040.627 habitantes. Se trata
por tanto, de la Comunidad Autónoma más poblada de las 17 que forman España. La
densidad de población es de 80.68 hab/ km2, ligeramente superior a la media española.

Su distribución es irregular y se caracteriza por concentrarse en la costa o en los grandes


cursos de agua. Las ciudades más importantes se aglutinan en torno al Guadalquivir (Sevilla y
Córdoba), a su afluente principal, el Genil (Granada), en la costa o muy cerca de ella (Huelva,
Cádiz, Algeciras, Jerez, Málaga y Almería).

Las provincias occidentales se caracterizan por tener la población más joven de España. Más
del 22% de su población tiene menos de 16 años. Las provincias orientales tienen un 19% de
su población menores de 16 años. Sólo el 12% de la población supera los 65 años. La
tendencia, al igual que en el resto de España es al envejecimiento progresivo y rápido de la
población.

Economía.

La economía andaluza se caracteriza por el alto índice de paro que soporta la población y al
elevado peso que tiene el sector de servicios. Sin embargo, esto no hay que entenderlo como
un gran desarrollo y modernización de la economía, sino como una falta de tejido industrial y
una gran dependencia de sectores como la agricultura, con un fuerte retroceso en la demanda
de empleos. En los últimos 30 años el porcentaje del sector servicios de la economía andaluza
se ha duplicado, pasando de un 30% a un 60%.

Desde los años 60 el crecimiento del PIB andaluz ha sido en general ligeramente menor que
el español, si bien en el último lustro la tendencia se ha invertido, es decir, el crecimiento
andaluz es igual o ligeramente superior al español.

3. ESPAÑA.

Geografía.

España tiene una extensión de 504.750 km2, distribuidos en 17 Comunidades Autónomas y


dos ciudades autónomas (Ceuta y Melilla). Es el segundo país de la Unión Europea en
extensión, por detrás de Francia.

Limita al Norte con Francia y el Océano Atlántico, al Oeste con el Océano Atlántico y
Portugal, al Sudoeste con el Océano Atlántico, al Sudeste con el Mar Mediterráneo y al Este
con el mar Mediterráneo.

Se trata, junto con Portugal, de una Península. Constituye el más occidental y el más estrecho
de los grandes istmos del continente europeo.

Las coordenadas geográficas en las que se sitúa son las siguientes: en relación con los
paralelos se encuentra a 43º 47' de latitud Norte en Estaca de Bares, mientras que en la parte
Sur se llega a 36º de latitud Norte en Tarifa, la ciudad más meridional de la Península,
quedando ésta separada de África por el estrecho de Gibraltar, de 14 Km de anchura en su
parte más estrecha.

La Península tienen forma maciza con estructura trapezoidal. Está rodeada en sus 6/7 partes
por mar. La altitud media es de 660 m.
Las unidades que configuran el relieve español son:
- La meseta:
- Cuenca del Duero o Subemeseta Norte.
- Cuenca del Tajo y del Guadiana o Submeseta Sur.
- Sistema Central.
- Bordes de la meseta:
- Septentrional:
- Macizo galaico leonés.
- Cordillera Cantábrico.
- Oriental: Sistema Ibérico.
- Meridional: Sierra Morena.
- Cordilleras exteriores:
- Pirineos.
- Costero Catalana.
- Sistemas Béticos.
- Archipiélago balear.
- Depresiones prealpinas:
- Depresión del Ebro.
- Depresión del Guadalquivir.
- Archipiélago canario.

Demografía.

La población española en el año 1.991 era de 39.177.400 habitantes. Tienen una densidad de
unos 78 hab/ km2, una de las más bajas de Europa.

El índice de natalidad es uno de los más bajos de Europa. Este dato ha cambiado radicalmente
en los últimos 20 años. Se ha pasado de ser el país con mayor índice de natalidad a ser uno de
los últimos. Por lo tanto se está produciendo un envejecimiento rápido y progresivo de la
población.

Casi 3/4 partes de su población se cataloga como urbana. La distribución de la población es


irregular, habiendo amplias zonas del territorio prácticamente despobladas.

Economía.

Las características más significativas de la economía en los últimos años es la terciarización


de la economía y la elevada tasa de paro (22% en 1.995), la más alta de Europa.

El crecimiento del nivel de vida de la población, la industrialización realizada en el país, o la


entrada en la Unión Europea, que supone la llegada de capital extranjero, son factores
decisivos para la terciarización. Todo esto se manifiesta en la renta per cápita, que se calcula
dividiendo la ganancia bruta de un país durante un año entre los habitantes de ese mismo país.
El incremento de la renta nacional se basa en el aumento de la renta familiar disponible y se
traduce en una mayor capacidad de compra y, por tanto, del sector servicios. La renta per
cápita española se ha multiplicado por 7 en los últimos 25 años.

Las provincias con mayor grado de terciarización de su economía son Málaga, Madrid,
Barcelona y Alicante.

4. EUROPA.

Consideraremos como Europa, el ámbito geográfico que más nos afecta desde el punto de
vista socioeconómico, es decir, la Unión Europea.

Geografía.

La Unión Europea en 1.998 tiene una extensión de unos 3.234.290 km2, distribuidos en 15
países, que son: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Grecia,
Holanda, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal, Reino Unido, Suecia.

Limita con el Océano Atlántico, con el Mar Mediterráneo, y con el antiguo bloque de los
países socialistas del Este. La tendencia actual es a la integración próxima de estos países, por
lo que la Unión Europea estaría constituida por una parte del continente euroasiático.
Tradicionalmente el límite de lo que se considera Europa se sitúa en la Cordillera de los
Urales, en la actual Rusia. Si se considera socioeconómicamente Turquía integrada en el
espacio europeo, el límite de Europa limitaría con el Oriente Medio a través de este país.

El relieve de Europa no es especialmente abrupto. Las cordilleras más importantes son más
bajas en general que las de Asia o América. La cordillera más representativas son los Alpes,
situados entre Francia, Suiza, Italia fundamentalmente y los Pirineos.

Esto relieve provoca que en Europa no haya ríos especialmente caudalosos. El clima es
típicamente Atlántico, no continental, con temperaturas suaves (excepto en los países
nórdicos) y una elevada humedad.

Demografía.

En la Unión Europa hay unos 371.563.300.000 habitantes. Considerada como tal sería la 5ª
acumulación de habitantes del mundo (tras China, India, Indonesia y los países de la antigua
URSS). La densidad media es de unos 115 hab/km2.

Las características más importantes de la población son los bajos índices de natalidad y
mortalidad, por lo que la edad media de la población es elevada.

Economía.

La economía europea se basa fundamentalmente en el sector servicios. Representa el 65% de


la economía. El sector primario de producción y transformación ha quedado reducido en el
año 1.995 a sólo un 5%.

El Sistema Monetario Europeo se creó en mayo de 1.979. La peseta se incorporó plenamente


en 1.989. El objetivo del SME es conseguir la estabilidad monetaria.

La moneda única europea, el euro, supondrá más estabilidad y poder respecto al dólar y al yen
japonés. Las ventajas que se esperan de la Unión Monetaria según el último informe
económico del Banco de España, son los siguientes:
- La sustitución de las diferentes divisas por una moneda única supone un ahorro
del 0.3 al 0.4% del PIB en la disminución del coste de las transacciones.
- La disminución del grado de incertidumbre en el tipo de cambio, lo que resultaría
favorable a la inversión y producción.
- La integración de los mercados nacionales se ha evaluado en un 2% adicional de
la UE.

La tasa de crecimiento de Europa en el último lustro se sitúa en un 2.5% aproximadamente.


Con respecto a España, el crecimiento es ligeramente superior el español frente al europeo,
aunque la renta per cápita española en 1.994 era el 62.5% de la europea.
TEMA 20. DEMOGRAFÍA, GEOGRAFÍA Y ECONOMÍA DE LA PROVINCIA DE
CÁDIZ.

1. GEOGRAFÍA DE LA PROVINCIA DE CÁDIZ.

1.1. Situación, extensión y límites.

La provincia de Cádiz, está situada al sudoeste de España, en la parte más meridional de


Andalucía, entre los 36º y 37º 2' de latitud Norte y los 5º 5' y 6º 26' de longitud Oeste del
meridiano de Greenwich. Los límites geográficos de esta provincia se sitúan, al Norte con
Sevilla, al este con Málaga, al Sur con el mar Mediterráneo y el Océano Atlántico y al Oeste con
la provincia de Huelva, cuyo deslinde es el río Guadalquivir.

Tiene una extensión de 7.394 km2 (8.46 % de la superficie de Andalucía y 1.47 % de la superficie
nacional), de los cuales 5.154 alcanzan una altitud menor de 200 m. 1.810 km2 están entre los
201 m y 600 m y 430 km2 superan esta altitud.

Su costa de 252 Km, que representa casi la mitad del perímetro de la provincia, es en general baja
y arenosa.

Está conformada por 43 municipios, que se engloban dentro de 8 comarcas: Campo de Gibraltar,
Campiña Norte, Jerez de la Frontera, Bahía de Cádiz, la Janda, Sierra Norte, Bajo Guadalquivir y
Sierra de Ubrique. El gran tamaño medio de los municipios y, como consecuencia, el pequeño
número de éstos, son dos características de la provincia.

El sistema provincial de ciudades se caracteriza por contener tres grandes núcleos urbanos de
segundo rango, dentro del sistema andaluz establecido por la Junta de Andalucía. Este hecho es
un elemento singular a constatar dentro del territorio andaluz. Algeciras, Cádiz y Jerez de la
Frontera agrupan cerca de 450.000 habitantes que representan el 40 % de la población provincial.

1.2. Orografía.

La parte más accidentada de la provincia está constituida por una agrupación de montañas que
forman la serranía de Grazalema, integrada dentro de la de Ronda. La sierra del Pinar, es el
macizo más notable, con elevaciones de 1.654 m, siendo las mayores de la provincia. Algo más al
Sur se encuentra la sierra de Albarracín. Siguiendo hacia el Sur se encuentran las sierras de
Ubrique.

Por el Norte, siguiendo la divisoria con la provincia de Málaga, se eleva el terreno hacia la cima
del peñón de Lagarín. Más allá se encuentra Olvera, sobre una colina y cerrando el horizonte por
ese lado la sierra de las Harinas.

A levante de Olvera, por encima de Torre-Alháquime, se encuentra la loma de la Cordillera, en la


que se encuentran Alcalá del Valle y Setenil, en el extremo Nordeste de la provincia, lindando
con la de Málaga. Frente a la sierra del Pinar, se levanta frente a Algodonales, la sierra de Líjar.

Al Norte y Oeste de estas sierras queda una llanura salpicada de pequeñas colinas, y más al Sur se
encuentran las sierras de Gibalbín y San Cristóbal, ambas sobre una recta que enlaza Jerez con el
Puerto de Santa María.
Un grupo de montes, cuya cúspide es Pilita de la Reina, comprende el macizo del Aljibe. Desde
Castellar de la frontera el terreno es bastante llano, presentando algunas elevaciones, como la
sierra Carbonera (310 m), en cuyo extremo comienza el istmo de Gibraltar.

Al Noroeste del Aljibe, empieza la sierra de las Cabras, siendo su altitud media de unos 650 m.
Hacia occidente de esta sierra se encuentran los Llanos del Valle, la sierra de la Sal y la sierra de
Dos Hermanas, con su cima, el Puntal (483 m), cuyo eje va de Norte al Sur, terminando por ese
lado la serranía Gaditana.

1.3. Red hidrográfica.

La red fluvial de la provincia de Cádiz se ha definido como “el esqueleto que sostiene a todo el
territorio provincial”, y no por el uso que de ella se hace, sino porque sus cuencas de desarrollan
dentro de los límites de la provincia y su disposición es el vínculo de unión de los diferentes
territorios gaditanos.

Partiendo de las sierras del Nordeste, se abren en abanico tres cuencas que en dirección Oeste,
Sudoeste y Sur conectan las citadas sierras con las campiñas y el litoral.

La primera de estas cuencas es la del Guadalete, con una extensión de 3.677 km2, abarca toda la
mitad septentrional de la provincia. El río Guadalete nace en la sierra del Endrinar. Con un
recorrido de 167 Km tiene una doble desembocadura, en la bahía de Cádiz en zona de marismas,
la antigua de río San Pedro y la actualmente canalizada del Puerto de Santa María. De todos sus
afluentes, los principales son el Guadalporcun o río de Olvera, que lo recibe a la derecha en sierra
Vaquera y el Majaceite, por la izquierda en un lugar llamado Junta de los Ríos.

La segunda de estas cuencas, la constituye la del río Barbate, que drena el centro de la provincia,
abarcando una superficie de 1.329 km2. El Barbate nace en la sierra del Aljibe, con su afluente
más importante el Almodóvar, el cual vertía sus aguas en la antigua laguna de la Janda, hoy
desecada. Al igual que el Guadalete, su curso bajo se desarrolla a través de marisma hasta su
desembocadura, próxima a Barbate.

Por último en el Sur de la provincia, se abre una diversificada red de pequeñas cuencas con ríos
cortos que llegan directamente al mar. De éstos, merece ser destacado el Guadarranque que vierte
al mediterráneo.

Una excepción a este esquema exclusivamente gaditano la constituye la desembocadura del


Guadalquivir y los ríos Carbones y Guadiaro. El Guadalquivir vierte sus aguas al Atlántico en un
espacio marismeño y sirve de límite con las provincias de Sevilla y Huelva. Función de límite
administrativo también la cumple el Guadiaro, con la provincia de Málaga. El Carbones aunque
río sevillano, también recoge aguas gaditanas.

El régimen fluvial de toda la red es el típico régimen subtropical mediterráneo, caracterizado por
la irregularidad de sus caudales, con grandes crecidas en otoño y un fuerte descenso del caudal en
verano.

1.4. Las comarcas.


La Bahía de Cádiz.

Incluye la capital, San Fernando, Chiclana, Puerto Real y Puerto de Santa María. La superficie
ocupada por estos 5 municipios es de 591.9 km2. La población total es de 376.866 habitantes,
casi una tercera parte del total de la provincia.

Su base económica se encuentra en el sector industrial y de servicios. El subsector naval


mantiene todavía un peso específico dentro de la industria de la bahía. La importancia del sector
servicios es obvia al tratarse de una región urbana (60 % de la población). Este carácter se
acentúa a causa de la función administrativa de la capital de provincia.

Los 5 municipios forman desde 1991 una unidad administrativa denominada mancomunidad de
la Bahía de Cádiz. El buen desarrollo de este organismo debe ser crucial para el desarrollo
territorial y económico de la comarca.

Campo de Gibraltar.

Se encuentra en la zona más meridional de la provincia, dotada de estatuto administrativo la


mancomunidad del Campo de Gibraltar. Engloba a los municipios de Los Barrios, Castellar de la
Frontera, Jimena de la Frontera, La Línea de la Concepción, San Roque, Tarifa y Algeciras. Con
una extensión de 1.512 km2, representa el 20 % de la provincia. La población total es de 215.000
habitantes.

En torno a la Bahía de Algeciras se asientan numerosos núcleos fabriles: química básica,


petroquímica, celulosas, etc., que plantean numerosos problemas en la zona, como son:
articulación conveniente de su superpuerto, la red arterial, el suelo industrial, la contaminación de
la bahía y un déficit de servicios públicos. Además toda la zona, y en especial Algeciras, sirven
de puente del Estrecho, uniendo dos continentes: el europeo y el africano y soportando, sobre
todo en época estival, un elevado número de pasajeros magrebíes. Durante el tiempo que dura el
tránsito de estos inmigrantes en sus flujos vacacionales, esta zona ve multiplicada su población y
el número de vehículos que circulan por ella. Desde la entrada de España en la UE puede decirse
que Algeciras es la auténtica frontera Sur de Europa.

Comarca de Jerez de la Frontera.

Dentro de España destaca por poseer el segundo término municipal más extenso, después de
Lorca (1614 km2). Esta misma característica hace que conforme, en solitario, una única comarca.
Alrededor de la capital aparecen muchas entidades de carácter menor como: San José del Valle,
Torrecera, La Barca de la Florida, Estella del Marqués, Guadalcacín, La Ina, Cuartillos, Mesas de
Asta, El Portal, Albarizones y El Torno.

Comarca del bajo Guadalquivir.

Con una superficie de 273.13 km2 y una población en torno a los 95.000 habitantes, la comarca
del bajo Guadalquivir engloba los municipios de Sanlúcar de Barrameda, Chipiona, Rota y
Trebujena. Está caracterizada comarcalmente por un elemento físico, que es el río Guadalquivir
en su curso bajo, aunque se da la circunstancia que uno de sus municipios, Rota, puede
englobarse dentro del área de la Bahía de Cádiz, pues geográficamente, esta localidad es la que
cierra la Bahía de Cádiz. Sin embargo, por sus características socioeconómicas, se asimila en
mayor medida a la comarca en la que se engloba.

Comarca de Ubrique.

Cinco son los municipios que componen esta comarca: Benaocaz, El Bosque, Grazalema,
Villaluenga del Rosario y Ubrique. Con una superficie de 348 km2, está situada en el macizo de
Grazalema, en la sierra del Pinar. Se trata de la zona con índices más altos de lluvia de toda
España, rondando los 2.000 l/m2 anuales, debido por una parte a la penetración de los frentes
Atlánticos y por otra a su orografía montañosa. Es una zona escasamente poblada, con unos
22.000 habitantes.

Campiña Norte.

Situada entre las comarcas de la serranía y la de Jerez. Compuesta por 7 municipios de los cuales
el más grande es el de Arcos de la Frontera. Le siguen Villamartín, Prado del Rey, Bornos, Algar,
Puerto Serrano y Espera.

Comarca de la Janda.

El nombre de la Janda proviene de una laguna, en la actualidad inexistente, que ocupaba


aproximadamente la zona central de esta comarca, entre los términos de Medina Sidonia y Vejer
de la Frontera. Se distinguen varias zonas en esta comarca, el Triángulo Interior, compuesto por
Medina Sidonia, Paterna de Rivera, Alcalá de los Gazules y Benalup y por otro lado el Litoral
conformado por Barbate con la pedanía de Zahara de los Atunes y Conil de la Frontera y ya más
en el interior Vejer de la Frontera.

Comarca de Olvera.

Situada al Nordeste de la provincia de Cádiz, se encuentra encajada entre las sierras de Líjar, Las
Harinas y Algodonales. Con una población cerca de los 30.000 habitantes, la conforman los
municipios de: Alcalá del Valle, Algodonales, El Gastor, Olvera, Setenil, Torre-Alháquime y
Zahara de la Sierra.

1.5. Climatología.

La suavidad del clima gaditano es unos de sus elementos más característicos y positiva. La poca
diferenciación de las temperaturas medias anuales (menos de 4ºC) y sus valores moderados (entre
los 16º y los 20º C) son indicadores de la benignidad climática de la provincia gaditana. Los
valores más elevados corresponden a la campiña interior muy alejada de las influencias
marítimas y en las zonas afectadas por el viento de Levante. Las más bajas se sitúan en las
serranías del Nordeste.

El viento de levante es el meteoro más conocido de la provincia, no sólo por su fuerza sino
también por su persistencia. Es la influencia del anticiclón de las Azores, dominante en las
latitudes meridionales, lo que favorece esta circulación atmosférica del Este. Además, está el
Estrecho, un inmenso embudo que se va cerrando desde el cabo de Gata (Almería) hasta Tarifa.
Es aquí donde alcanza su menor anchura (14 Km) y donde sus orillas son más elevadas (las
últimas estribaciones de las Béticas por el lado español y el Atlas por el marroquí). Cuando la
gran masa de aire de componente Este desplazada por el anticiclón llega al Estrecho, se ve
obligada a comprimirse entre montañas, que actúan como un auténtico Venturi alcanzando con
facilidad velocidades de 40-60 km./h aunque en ocasiones se superan los 100.

Sin embargo, en Cádiz no se llama Levante a cualquier viento del Este. El Levante gaditano tiene
una ligera inclinación ESE y procede de las tórridas tierras interiores de África. Por eso, su
temperatura es muy elevada y su sequedad extrema (bajo su influencia la humedad relativa puede
descender un 20-25 %).

1.6. Características medioambientales.

Si nos situamos en la sierra del Pinar, a 1654 m de altura sobre el nivel del mar, y el día está
claro, disfrutaremos de una extraordinaria panorámica de la provincia. En dirección sur, a unos
70 Km, se encuentra la bahía de Algeciras, siguiendo con la mirada la línea de costa hacia el
oeste, llegaríamos a divisar la desembocadura del Guadalquivir, en Sanlúcar de Barrameda.

En la zona de alta montaña, la vegetación es de plantas rígidas y pinchosas que en invierno


resisten el frío y la nieve y en verano soportan la sequía y el pastoreo. Bajando por la ladera norte,
se atraviesa el bosque de pinsapos, una reliquia de un antiguo y extenso bosque de abetos
mediterráneos, que a medida que el clima se volvió más cálido, después de la última glaciación
(hace 10.000 años) fue desplazado por las especies de pinos actuales.

El bosque y matorral esclerófilo mediterráneo es la forma vegetal dominante en las tierras no


cultivadas de la provincia.

Siguiendo el camino del sur, nos encontraremos con una vegetación radicalmente diferente, con
bosques de alcornoques y brezales. En estas sierras de areniscas, aparecen los canutos y
gargantas, sobre todo en Algeciras y Facinas, que se mantienen húmedos todo el año.

En la costa, el oleaje y la salinidad del agua suponen un freno para el crecimiento de la


vegetación. Sin embargo, los estuarios de los ríos, especialmente del Barbate, del Guadalete y del
Guadalquivir, representan un ambiente más protegido donde los sedimentos fluviales se han ido
depositando en un medio salino, dando lugar a las marismas.

El relieve orográfico es causa de importantes variaciones microclimáticas, desde las cumbres de


más de 1.000 m hasta el nivel del mar.

La disponibilidad de agua puede ser muy escasa durante la época seca en la campiña, mientras
que es abundante todo el año en las gargantas de Algeciras.

A esta variabilidad física se le superpone una utilización forestal, ganadera y agrícola, resultando
un paisaje en mosaico.

2. DEMOGRAFÍA DE LA PROVINCIA DE CÁDIZ.

2.1. Introducción.

La provincia de Cádiz es la segunda con menos municipios de toda España, 43 frente a 34 de Las
Palmas y la décima en número de habitantes. Presenta una población de derecho con referencia al
Padrón de habitantes de 1.993, de 1.104.258, de los que 548.508 (49.67 %) son varones y
555.750 (50.33 %) son mujeres. Esta cifra supone el 15 % de todos los residentes en Andalucía
situándola en el tercer lugar entre las provincias de la Comunidad Autónoma Andaluza, detrás de
Sevilla y Málaga.

Su distribución se realiza de forma proporcional entre los sectores rural, metropolitano y urbano,
estando el 81.03 % de la misma en los 13 núcleos de población a los 20.000 habitantes, un
65.18% en los núcleos en los 7 núcleos de población superiores a los 50.000 habitantes y un
40.41% en los 3 municipios de más de 100.000 habitantes.

La densidad de población (149.53 hab/km2) se encuentra muy por encima de la media nacional
(76 hab/km2), teniendo una evolución en su densidad poblacional entre las de mayor índice de
toda la comunidad.

Su población flotante es variable, dependiendo del período estacional que analicemos teniendo
los siguientes incrementos:
- Meses de enero a abril: incremento del 20%.
- Meses de mayo a junio: incremento del 35%.
- Mes de agosto: incremento del 65%.
- Meses de julio y septiembre: incrementos del 40%.
- Meses de octubre a diciembre: incremento del 20%.

2.2. Comportamientos demográficos.

En la provincia existen 30 municipios con menos de 20.000 habitantes, de los que solamente 2
tienen menos de 1.000: Benaocaz y Villaluenga. Aparecen 6 municipios entre 20.000 y 50.000
habitantes (Arcos de la Frontera, Barbate, Chiclana de la Frontera, Puerto Real, Rota y San
Roque), 4 entre 50.000 y 100.000 (La Línea de la Concepción, Puerto de Santa María, San
Fernando y Sanlúcar de Barrameda). Los tres núcleos mayores de 100.000 habitantes
corresponden a Cádiz, Jerez y Algeciras.

Los municipios menos habitados se concentran en el interior. Algunas de estas poblaciones


sustentan los porcentajes de población mayor de 60 años de la provincia (Villaluenga 21.9%,
Zahara de la Sierra 18.6%, El Gastor 16.4%, Algodonales 15.9%) y los índices de mortalidad más
elevados (El Gastor 14%, Jimena de la Frontera 12.4%, El Bosque 12.6%, Setenil 10.4%).

En las zonas costeras se sitúan los municipios con más de 50.000 habitantes a excepción de
Jerez. Muchos de estos municipios eminentemente costeros sustentaron importantes porcentajes
de crecimiento entre 1900 y 1950 (algunos como Algeciras del 296.4% o La Línea con 72.9%) y
siguieron aumentando entre 1950 y 1981. En la última década este crecimiento se ha visto
bastante frenado no tanto por el aumento del índice de mortalidad, como por el estancamiento de
la natalidad.

En la Bahía de Cádiz existe un fenómeno demográfico peculiar. La capital ha tenido un


crecimiento negativo (-0.8%). Aparte de la disminución de la natalidad, existe una clara
emigración de sus habitantes hacia otras poblaciones del área de la bahía.

En lo que respecta a la posición de nuestra provincia respecto a Andalucía, Cádiz es la tercera


provincia poblada de la Comunidad, después de Sevilla y Málaga. Tiene la pirámide de población
más joven (el 77.9% de la población es menor de 15 años y sólo el 12.2% es mayor de 60 años,
los porcentajes más altos y bajos, respectivamente de Andalucía) y presenta el porcentaje de
varones más elevados de la Comunidad (49.67%).

A continuación se representa en tablas diversas estructuras de la población de derecho de la


provincia de Cádiz:
Tabla I: estructura de la población según tamaño de municipio y sexo.
Tabla II: estructura de la población según la edad y el sexo.

Los datos utilizados provienen del censo de Población de Andalucía de 1991 (IEA, 1993), que es
el último disponible con los datos estratificados para este tipo de tratamientos.

Tabla I. Estructura de la población según tamaño de municipio y sexo.

Habitantes de Número Varones Mujeres Totales %


derecho municipios habitantes

h<1.000 2 536 507 1.043 0.09

1.000<h<5.000 10 13.131 12.373 25.504 2.31

5.000<h<20.000 18 92.876 90.094 182.970 16.57

20.000<h<50.000 6 88.410 86.656 175.066 15.85

50.000<h<100.000 4 135.483 138.017 273.500 24.77

100.000<h 3 218.072 228.103 446.175 40.41

Totales 43 548.508 555.750 1.104.258 100.00

Tabla II. Estructura de la población según la edad y el sexo.

Años Varones Mujeres Total

<1 7.480 6.918 14.398

1-4 30.890 29.140 60.030

5-9 44.896 42.762 87.658

10 - 14 53.608 51.122 104.730


15 - 19 53.880 51.547 105.427

20 - 24 51.107 49.006 100.113

25 - 29 46.147 44.962 91.109

30 - 34 41.295 40.529 81.824

35 - 39 34.619 34.067 68.686

40 - 44 30.984 30.481 61.465

45 - 49 28.407 27.446 55.853

50 - 54 24.385 25.014 49.399

55 - 59 25.736 26.393 52.129

60 - 64 21.477 23.187 44.664

65 - 69 16.779 19.486 36.265

70 - 74 10.911 15.297 26.208

75 - 79 7.167 12.039 19.206

80 - 84 4.175 8.024 12.199

85 - 89 1.513 3.841 5.354

90 - 94 336 1.057 1.393

95 - 99 41 185 226

>100 26 42 68

A continuación se relaciona la población de la provincia según su lugar de nacimiento y sexo


(tabla III), los datos utilizados provienen del Censo de Población de Andalucía de 1991 (IEA,
1993), que es el último disponible con los datos estratificados para este tipo de tratamientos.

Tabla III.

Varones Mujeres Total


Mismo municipio 355.709 350.377 706.086
residencia

Otro municipio de la 110.158 118.041 228.199


provincia

Otro municipio de la 32.859 37.011 69.870


Comunidad

Otro municipio resto 29.552 29.359 58.911


de España

Extranjero 7.581 7.757 15.338

Totales 535.859 350.377 1.078.404

Poblaciones de derecho de los municipios de la provincia de Cádiz.

Municipios 1.994

Alcalá de los Gazules 5.688

Alcalá del Valle 5.421

Algar 1.891

Algeciras 103.787

Algodonales 5.833

Arcos de la Frontera 27.901

Barbate 22.664

Barrios, Los 14.920

Benalup 6.067

Benaocaz 578

Bornos 8.051
Bosque, Él 1.802

Cádiz 155.438

Castellar de la Frontera 2.418

Conil 16.359

Chiclana de la Frontera 50.697

Chipiona 15.399

Espera 4.197

Gastor, El 2.121

Grazalema 2.296

Jerez de la Frontera 190.390

Jimena de la Frontera 9.025

Línea de la Concepción 61.280

Medina Sidonia 10.850

Olvera 9.144

Paterna de Rivera 5.063

Prado del Rey 5.665

Puerto Santa María 69.656

Puerto Real 31.086

Puerto Serrano 6.648

Rota 24.287

San Fernando 87.588

Sanlúcar de Barrameda 59.780


San Roque 22.079

Setenil 3.301

Tarifa 14.934

Torre-Alháquime 1.004

Trebujena 6.999

Ubrique 18.320

Vejer de la Frontera 12.957

Villaluenga del Rosario 495

Villamartín 12.473

Zahara de la Sierra 1.585

Total 1.118.137

3. ECONOMÍA DE LA PROVINCIA DE CÁDIZ.

Durante el período de los años 60 y hasta mediados de los 70 la economía gaditana creció más
que en Andalucía en su conjunto, quedó por debajo de la media nacional y, además, la expansión
de la provincia dependió, básicamente, de factores e impulsos muy ajenos a la misma, tendiendo
a especializarse en sectores (por ejemplo: industria de transformaciones metálicas, industria
química, comercio y otros servicios) en los que carecía de ventaja competitiva y/o que estaban en
un proceso que podía derivar hacia situaciones críticas, tendencia en la que cabra inscribir ya
algunas de las actividades más tradicionales de la provincia.

La crisis iniciada a partir de 1.973 marca para Cádiz un punto fuerte de inflexión a la baja en las
tendencias del período anterior. De hecho, se comprueba que la economía provincial es una de las
que más ha acusado la situación, con sus lamentables manifestaciones en el terreno del
desempleo, cierres y crisis de algunos de los establecimientos industriales de reciente expansión,
caída de la actividad constructora, etc. El único sector que ha soportado estos cambios han sido
los servicios (en su conjunto) aunque ello no implica que la provincia disponga de una
actividades terciarias modernas y dinámicas, puesto que muchas estructuras tradicionales
perduran y, o bien no han evolucionado o no lo han hecho con la suficiente rapidez, aunque
existan excepciones.

El período que discurre desde 1.973 hasta mediados de los años 80 aparece marcado por la crisis
económica, con especial incidencia negativa en unas actividades de tanto peso industrial como la
construcción naval y sus industrias vinculadas y el propio sector químico.
Al profundizar en el análisis de las tendencias que caracterizan la economía gaditana hasta
mediados de los años 80, aparecen como destacables los siguientes hechos:

1. En su conjunto, la economía gaditana ha mostrado, como consecuencia de su mayor


vulnerabilidad ante la crisis, una trayectoria más desfavorable que la seguida por el conjunto de
Andalucía y España, caracterizada por un pobre incremento de su producción y un fuerte
descenso del empleo.

2. Aunque se detecta cierto empeoramiento de la situación del sector primario, la evolución que
éste registra en Cádiz no ha seguido una tendencia uniforme debido a la propia inestabilidad de
toda actividad agraria. No obstante su productividad ha seguido ha sido siendo elevada si la
comparamos con la media andaluza y española.

3. Si en el período 1.960-73 se podía hablar de un espectacular auge del sector industrial


gaditano, entre 1.973-79 destaca su impresionante declive. En efecto, a partir principalmente de
1.977, la crisis industrial ha afectado de manera muy especial a Cádiz que, especializada en los
sectores más castigados por la crisis, ha visto decrecer su producción y, sobre todo, ha
experimentado un fortísimo decaimiento del empleo industrial, lo cual ha posibilitado,
probablemente, que la productividad industrial gaditana siguiera manteniendo un nivel alto en
términos relativos.

4. En toda la economía española, pero de forma particular en la gaditana, ha existido un marcado


proceso de terciarización de la estructura productiva, ya que el sector servicios el único creador
de empleos desde 1.973, aumentando considerablemente su producción.

5. Al igual que ocurría en el período 1.960-73, los factores foráneos a Cádiz y sus elementos
puramente regionales han favorecido el aumento de su producción. Por contra, la falta de
especialización de la provincia en sectores que en el ámbito nacional se situaban en fase de
expansión y la concentración de aquellos en los que carece de ventaja comparativa ha retrasado el
crecimiento.

En el final de los años 80 y principios de los 90, la terciarización de la economía se ha agudizado


aún más. Además, se ha llevado a cabo una reestructuración profunda, aún sin terminar, de la
industria gaditana, tendiendo a abandonar o reconvertir las actividades que objetivamente carecen
de futuro, y dedicando los esfuerzos de inversión en aquellos sectores que a medio y largo plazo
puedan mostrar un prometedor desarrollo.

La evolución del empleo constituye, sin duda, uno de los aspectos más relevantes para el presente
y futuro de la provincia de Cádiz. Los aspectos que podríamos destacar en este punto son los
siguientes:

1. Cádiz tiene una tasa de actividad de su población que es bastante más baja que la media
española (que también es comparativamente con otros países avanzados, muy baja) e inferior
también a la mayoría de las provincias andaluzas.

2. Desde el punto de vista sectorial cabe destacar en primer lugar que se aprecia una disminución
en la participación de la población activa del sector agrario en Andalucía y Cádiz, manteniéndose
la media española. En el caso particular de Cádiz, dicha participación era del 12%, en 1.980, cifra
muy aproximada a la media de la CEE, de la cual todavía están lejos la andaluza (21.4%) y la
española (17%).

En la industria también se advierte una disminución en la participación de la población activa.


Esta tendencia ha sido más acusada en Cádiz que en el resto de la Comunidad andaluza, lo que le
ha llevado a alejarse aún más de la media española. En 1.980, los porcentajes de participación de
la población activa industrial en el total eran del 19.1% en Cádiz, 16.9% en Andalucía y 26.9%
en España.

La población activa en el sector de la construcción tiene más importancia relativa en Cádiz que
en Andalucía y España. Por otra parte, dada la potencialidad que tiene la construcción para
generar empleo, es probable que pueda convertirse en un sector muy favorecido en el terreno de
las inversiones públicas y modificar, aunque sólo sea coyunturalmente, la estructura de su
población activa.

Por último, el sector servicios es el único que ha visto crecer su población activa, en términos
absolutos, en Cádiz. Acapara más del 40% de la población activa total. Hay que hacer notar en
este punto, que el elevado peso del sector terciario no debe entenderse como un síntoma de
desarrollo, sino más bien, como la incapacidad de crecimiento del sector industrial que ha
motivado la orientación de l población activa hacia los servicios provocando con ello, un
desarrollo excesivo de sus ramas tradicionales.

3. El problema del aumento del desempleo es, sin duda alguna, el más trascendental con que se
enfrenta actualmente la provincia de Cádiz. Esta provincia constituye una de las que más
intensamente viene padeciendo el problema debido a causas muy diversas y coincidentes: las
presiones demográficas preexistentes, la detención de la emigración, las crisis sectoriales
específicas y otros factores puntuales. El resultado global es que Cádiz tiene una tasa de paro que
casi dobla la media española.

Los desempleados del sector agricultura, ganadería y pesca han experimentado un aumento de
importancia. Tanto en Andalucía como en Cádiz el desempleo agrícola presenta una mayor
importancia con respecto a la media española.

Los desempleados en el sector de la construcción representan aproximadamente la tercera parte


de los desempleados totales. En el ámbito industrial, Cádiz ocupa también un lugar destacado por
su nivel de desempleo, aunque en términos relativos no alcance la trascendencia de otras zonas
donde la industria tiene un mayor peso.

En cuanto al sector servicios cabe apuntar que su dinámica en la generación de desempleo ha sido
mucho mayor que en otros sectores.
TEMA 21. EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN VERBAL.

1. LA COMUNICACIÓN.

Una de las características fundamentales que definen a la especie humana es el hecho de


que sus miembros nacen y se desenvuelven dentro de la sociedad. Como ser social, el
hombre necesita mantener una relación con sus semejantes, necesita comunicarse con
ellos. Esto es especialmente imprescindible en un trabajo en equipo como es el de
Bomberos.

En la sociedad todos los individuos están interviniendo continuamente en actos de


comunicación. Así, el sonido de las sirenas de los vehículos de emergencia solicita paso
libre, una determinada posición de un mando indica en un cuadro de control de un
vehículo el comportamiento que debe seguir, etc. Lo que vemos en la vida diaria son
signos que le proporcionan al hombre diversos tipos de información.

La comunicación consiste en el hecho de que una información sea transmitida de un


punto a otro. Las partes que componen esa transmisión de información forman un
sistema de comunicación. Veamos a continuación cuáles son los elementos
componentes de la comunicación.

2. ELEMENTOS QUE INTERVIENEN EN EL PROCESO DE LA COMUNICACIÓN.

Emisor: es quien emite el mensaje.

Receptor: es quien recibe el mensaje.

Código: conjunto de signos y de reglas para combinarlos que se utilizan para construir
el mensaje. En el lenguaje verbal, el código está constituido por la propia lengua que
hablamos.

Mensaje: está constituido por las informaciones que el emisor envía al receptor. Para
formar un mensaje, el emisor selecciona unidades del código y las combina dé manera
que signifiquen lo que se desea comunicar.

Canal: es la vía por la que circula el mensaje.

Contexto: en el caso de la expresión verbal, es el conjunto de circunstancias especiales y


temporales, sociales e incluso personales en medio de las cuales se desarrolla la
comunicación.

3. EL LENGUAJE Y SUS FUNCIONES.

Se define el lenguaje como la capacidad que posee el ser humano para comunicarse por
medio de la expresión verbal. El lenguaje, instrumento mediante el que nos
comunicamos con otros seres humanos, puede cumplir varias funciones que
corresponden a diversas necesidades de comunicación. Hay que tener presente que lo
habitual es que en un mensaje no se manifieste una sola función, sino varias. Así es que
la naturaleza del mensaje dependerá de la función predominante, sin excluir a las otras.

Función expresiva o emotiva.

Manifiesta el estado de ánimo del emisor, quien, además de transmitir una información
objetiva o no, expresa su actitud ante lo que dice. Por ejemplo, una persona que ante una
situación desesperada dice: ¡ No aguanto más!. Obsérvese que los sentimientos que
embargan al emisor hacen que el mensaje que transmite recurra a formas de expresión
enfática (a fin de comunicar su actitud ante lo que dice), lo que se pone de manifiesto
especialmente en la entonación (frases exclamativas, interjecciones, etc.)

Función referencial o expresiva.

Es consustancial a todo acto de comunicación, pues si un mensaje no tiene ninguna


información que comunicar, carece de sentido. Suele aparecer siempre, aunque sea la
otra función la que predomine. Se distingue de las demás porque comunica información
que no está directamente relacionada con la actitud del emisor ni con la del receptor. El
mensaje pretende transmitir información objetiva. Por ejemplo, la información que se
solicita a otros servicios para completar la información de un parte de actuación.

Función conativa o apelativa.

En alguna medida, todo mensaje pretende producir una reacción, por imperceptible que
ésta sea, en el receptor o segunda persona. Hay mensajes en los que esta finalidad es la
prioritaria: más que informar de algo, el emisor intenta obtener del receptor un
comportamiento determinado. El código de la lengua contiene medios específicos para
expresar la función conativa. Así las formas del imperativo (por ejemplo, coge las llaves
antes de salir) o frases exhortativas (por ejemplo, tenga la bondad de esperar un
momento), o el uso del vocativo (¡Juan!).

Función fáctica o de contacto.

Hay mensajes cuya utilidad consiste esencialmente en establecer, prolongar o


interrumpir la comunicación, para verificar si el circuito de la misma funciona. Es decir,
mensajes que se centran en mantener el contacto que se establece entre emisor y
receptor por medio del canal. No importa el contenido concreto del mensaje, éste es un
pretexto. Frases como: Ya veo, Sí... sí, no tienen más misión que la de informar al
receptor de que seguimos en comunicación con él.

Hay otras funciones del lenguaje, como la metalingüística o la poética, que no tienen
aplicación directa en el Servicio de Bomberos por lo que no las analizaremos aquí.

4. EXPRESIÓN VERBAL EN EMERGENCIAS.

En una emergencia, el tiempo es un factor fundamental. Por ello, la expresión verbal


debe ser concisa y breve, transmitiendo el mensaje de la forma más objetiva posible. Por
ello, también se debe cuidar la entonación, de forma que el mensaje lleva la mínima
carga emocional posible.
Se debe reducir al mínimo la carga emocional en las comunicaciones durante la
intervención, tanto en la transmisión por radio como por las comunicaciones personales
directas.

Por otro lado, se debe procurar que las órdenes impartidas sean claras y sencillas de
entender, de forma que la persona o personas que la reciban tengan claro cuál es el
objetivo que se les ha encomendado. También aquí es necesario que las órdenes se
impartan de la manera más objetiva posible, sin alteraciones del tono de voz y sin gestos
o aspavientos.
TEMA 22. REGLAS BÁSICAS DE REDACCIÓN.

Antes de comenzar a redactar es muy importante que se elabore un sencillo esquema en


una hoja aparte, siempre que lo que se tenga que redactar sea de una extensión
considerable. La elaboración de este esquema previo tiene múltiples ventajas:

- Produce una descarga de la tensión de la mente, al no tener que acumular


tantos datos en la memoria, y perder el miedo a olvidarlos.
- Permite poner sobre el papel la estructura de las ideas que se pretenden
reflejar en el texto, con los diferentes pasos y los lazos de dependencia entre
las ideas principales y secundarias.
- Las ideas no aparecerán sueltas según van llegando a la mente, sino que
seguirán un orden lógico conducente a unas conclusiones.
- Evita que se olviden muchas ideas o que se recuerden a destiempo.

El escrito correcto es aquel en el que el redactor después de escribir el título del tema al
que se refiere, desarrolla un planteamiento que consta de tres pasos. A saber, enfoque,
desarrollo del tema y conclusiones.

El enfoque del tema es donde se sitúa en su contexto, se valora su importancia, se


anuncian los conceptos y se deja listo para su desarrollo.

El desarrollo del tema es el núcleo del mismo. Aquí conviene remarcar las ideas
principales y establecer los nexos de unión entre ellas. Los criterios de clasificación y
división de las ideas principales en otras secundarias han de establecerse con claridad.
No es suficiente con enumerar las ideas, éstas han de ser desarrolladas y relacionadas
entre sí.

La conclusión puede incluir una valoración objetiva de lo anterior, o en función del


tema desarrollado puede incluirse también una opinión personal.
TEMA 23. TÉCNICAS DE ESTUDIO.

1. INTRODUCCIÓN.

El número de técnicas y métodos de estudio es muy variado. Sin embargo, en la mayoría de los
métodos hay denominadores comunes que son la existencia de varias fases: exploración, lectura,
subrayado, esquema y resumen.

2. EXPLORACIÓN.

El primer paso consiste en explorar el material con el que se va a trabajar, ya se trate de un libro,
un tema o un escrito. El objetivo de la exploración es lograr una visión de conjunto que capte la
estructura del tema con el fin de orientarse después en la lectura y no perderse en los detalles.

La lectura de un tema, sin haber realizado una exploración previa, da lugar a una menor
comprensión del texto y a perderse en los detalles al carecer de una visión de conjunto que
oriente la lectura.

3. LECTURA.

Es la fase principal e imprescindible. Todas las demás fases y hábitos de estudio giran en torno a
ella para facilitar una lectura comprensiva.

En la lectura cabe distinguir dos niveles sucesivos de profundización: la prelectura y la lectura


comprensiva. La prelectura consiste en leer todo un apartado o un subapartado con el objetivo de
formarse una idea general de lo que dice y detectar las ideas generales y principales que él se
desarrolla. En la lectura comprensiva lo que se busca es desentrañar la estructura del mismo.

4. SUBRAYADO.

El fin del subrayado es ahorrar tiempo en el repaso, sin perder el sentido del texto, ya que todo lo
que merece destacarse ha sido señalado. También permite diferenciar las ideas según su
importancia, con lo que se detecta la estructura del tema. En esta labor se han de distinguir: las
ideas principales, las ideas secundarias y los matices o aspectos anecdóticos.

5. ESQUEMA.

Es una técnica de síntesis que se complementa con el subrayado. Ambas son técnicas de
esencialización, detectan lo esencial y prescinden de la información accidental del mismo. Es
recomendable esquematizar un texto después de haberlo subrayado.

Con la técnica del esquema la estructura del tema queda más clara al ofrecérsele de forma visual.
En el esquema sólo se emplearán palabras clave y no frases.

6. RESUMEN.

Su principal característica es que ayuda al lector a sintetizar el material y a redactar esas ideas. Su
principal inconveniente es que lleva mucho tiempo realizarlo. Es conveniente que la técnica del
resumen sea precedida del subrayado.
TEMA 24. CONOCIMIENTOS BÁSICOS DEL FUEGO. COMPORTAMIENTO DEL
FUEGO.

1. INTRODUCCIÓN.

El fuego es una reacción química conocida por combustión. También podemos decir que es una
oxidación rápida del material combustible, acompañada por desprendimiento de energía en forma
de luz y calor y de gases propios de la combustión.

2. COMPONENTES BÁSICOS DE LA COMBUSTIÓN.

Durante muchos años se ha empleado el triángulo del fuego para explicar el proceso de
combustión y la teoría de que oxígeno, calor y combustión en proporciones adecuadas daban
lugar a fuego. Asimismo, la falta de uno de los componentes evita el fuego. Dando a cada lado
del triángulo uno de los nombres (oxígeno, calor y combustible), el triángulo conseguido se llama
fuego. Separando uno cualquiera de los tres lados, dejamos de tener un triángulo y, asimismo
dejamos de tener fuego. Hoy en día este concepto se puede emplear para los fuegos que carecen
de llama. (Ver figura 1.).

Un concepto más moderno de combustión nos lleva a describir el fuego como un tetraedro a
cuyas caras llamamos oxígeno, combustible, calor y reacción química en cadena. Separando una
de las caras desaparece el fuego, al igual que dejamos de tener conformado el tetraedro. (Ver
figura 2).

Combustible: Es todo aquel material que se puede oxidar. Es un agente reductor.


Oxígeno: Es el agente oxidante. Se encuentra en el aire en proporción de 21% en volumen.
Calor: Es una forma de energía. Para nuestros propósitos podemos considerar que se mide por la
temperatura, normalmente en ºC.
Reacción en cadena: Es una reacción de los gases de combustión y el oxígeno del aire que tiene
lugar entre la superficie del combustible y la llama, a distintos niveles. (Ver figura 3).

3. PRODUCTOS DE LA COMBUSTIÓN.

A) Gases. Llamamos gases a los productos que se vaporizan en la combustión. Los combustibles
más comunes contienen carbono que, al arder, forma dióxido de carbono (CO2) y monóxido de
carbono (CO). La composición química del combustible es la que determina los gases que se
forman al arder. En la mayoría de los combustibles el carbono puede quemarse en su totalidad
mediante la aportación adecuada de oxígeno, lo que denominamos combustión completa.

Combustión completa: CH4 + 2O2 → CO2 + 2H2O


Combustión incompleta: CH4 + O2 → CO + H2O + H2

En este caso el carbono no se oxida completamente y forma monóxido de carbono. Este gas es el
mayor causante de muertes por incendios porque es el más abundante de los gases tóxicos
producidos en la combustión. Concentraciones ligeras de CO por mucho tiempo son tan nocivas
como una concentración alta por poco tiempo. Un 0.15% de CO en el aire que se respira durante
una hora es tan perjudicial como un 0.05% durante tres horas. Si la concentración es del 0.4%, la
muerte sobreviene en menos de una hora. Una concentración de un 1.0% durante un minuto es
mortal. Si la concentración es de un 1.3% se pierde el conocimiento en dos o tres respiraciones.
El monóxido de carbono (CO) es inestable y reacciona rápidamente con el oxígeno para formar
CO2. Cuando el CO se calienta a la temperatura de 650ºC en presencia de O2, arde para formar
CO2. El monóxido de carbono es incoloro, inodoro e insípido, lo que lo hace un gas
extremadamente peligroso pues no avisa de su presencia, y un poco más ligero que el aire. Se
produce también por oxidaciones lentas. Desplaza al oxígeno de la hemoglobina de la sangre, por
lo que ésta no transporta el suficiente oxígeno, por lo que la muerte aparece por asfixia. Es muy
fácil encontrarlo en fosas sépticas, alcantarillas, cuevas, pozos, minas y en los humos de escape
de los automóviles, estufas y cocinas.

El sulfuro de hidrógeno o ácido sulfhídrico (SH2) es un gas que genera el fuego en sustancias
orgánicas que contienen azufre, tales como lana, pelo, carne y cueros. Es incoloro, con un fuerte
olor a huevos podridos y es altamente tóxico. El ácido sulfhídrico arde a 260ºC y es más pesado
que el aire.

B) Llama. Es el cuerpo visible y luminoso de un gas en combustión, que aumenta su temperatura


y se hace menos luminoso cuando se aumenta la cantidad de oxígeno aportado. Cuanto más
completa es la combustión del carbono, menor es la luminosidad de la llama.

C) Calor. Es una forma de energía. Para nuestros propósitos podemos considerar como medida la
temperatura, normalmente en ºC. Para el profesional contra incendios, el calor es el producto de
la combustión que propaga el fuego. Es, asimismo el causante directo de quemaduras, estados de
deshidratación, agotamiento y daños en las vías respiratorias. El calor, junto con la falta de
oxígeno y la formación de CO, constituyen los tres principales peligros que origina el fuego.

D) Humo. El humo es un producto visible de la combustión incompleta. El humo que podemos


encontrar en cualquier fuego es una mezcla de oxígeno, dióxido de carbono, algo de monóxido de
carbono, partículas finas de carbón y de hollín y una mezcla heterogénea de productos que
desprende el material en combustión. En el interior de un edificio el humo se hace más denso
continuamente, reduciendo la visibilidad mientras no se lleve a cabo una ventilación apropiada.
La falta de visibilidad es causante de desorientación y de quedar atrapados en el interior de
edificios llenos de humo. El humo, junto con el calor y la generación de gases, puede tener lugar
en fuegos mal encendidos, con ausencia total de llama.

4. FASES DE LA COMBUSTIÓN.

Nos vamos a referir a fuegos urbanos en edificios. En el correspondiente tema se abordará el


fuego en hierbas, matorrales o explotaciones boscosas.

Cuando el fuego tiene lugar en un edificio o una habitación, la situación requiere un adecuado
proceso de ventilación de humos y gases para disminuir daños en la instalación y reducir
peligros. Así pues, podemos considerar tres fases progresivas desde que se inicia el fuego.

a) Fase de comienzo. En esta fase, puesto que la cantidad de oxígeno no se ha reducido todavía,
los productos de la combustión son: H2O, CO2, CO, pequeñas cantidades de dióxido de azufre
(SO2), y otros gases. Se genera algo de calor que iría aumentando progresivamente con el fuego.
La temperatura de llama puede ser superior a 538ºC, si bien la del edificio sólo subirá
ligeramente.

b) Fase de desarrollo total. La segunda fase es la característica de un fuego que arde en libertad.
En esta fase, el fuego se alimenta con un aire rico en oxígeno aportado por corrientes de
convección (elevación de gases calientes) hacia las partes superiores del edificio, y confinamiento
de gases calientes. Los gases calientes forman un hongo y caen por los laterales del edificio
empujando a los gases fríos a la base del fuego y encendiendo al mismo tiempo, los materiales
combustibles de la parte superior. La temperatura alcanzada aquí es superior a 700ºC, por lo que
los bomberos no deberán respirar esta atmósfera que quemaría de inmediato sus vías
respiratorias, limitando su presencia a las partes bajas del edificio. A medida que el fuego avanza
en esta fase va consumiendo el oxígeno del aire, por lo que entra en un estado de arder sin llama.
En este estado, sólo se necesita un aporte de oxígeno para arder de forma violenta, incluso con
explosión.

C) Fase de arder sin llama. Es la tercera fase de combustión y también la final, en la que cesa la
llama si el confinamiento del fuego es total, de cierre hermético a la entrada de aire. La
habitación se llena de humo y gases ocasionados por la combustión, con presión suficiente para
hacerlos salir por las grietas del edificio. El fuego continuará ardiendo sin llama y llenando de
humo la habitación a una temperatura aproximada de 538ºC, con vaporización de los elementos
ligeros del combustible, hidrógeno y metano. Esta atmósfera no permite la supervivencia de una
persona.

D) Explosión de fuego. Es el estado del fuego en que toda la habitación o todo el espacio donde
hay fuego es inundado por las llamas. En principio se creía que esto era causado por la emisión
de gases combustibles que se concentraban en la parte superior de la estancia, mezclados con
aire, hasta que alcanzaban su estado de ignición, que ocurría de forma instantánea produciendo la
explosión de fuego. Sin embargo, posteriores investigaciones han llevado a la conclusión de que,
si bien la acumulación de gases en la parte superior tiene lugar, la explosión de fuego se produce
después, atribuido al exceso de calor acumulado procedente del fuego mismo. Si el fuego
continúa, llega un momento en que todos los materiales combustibles de la estancia alcanzan, de
forma simultánea, su punto de ignición. En este momento, también de forma simultánea, entran
todos los materiales en combustión.

e) Propagación de las llamas. La velocidad de desplazamiento de las llamas por la superficie en


combustión marca el régimen de propagación, que es un número obtenido en pruebas con los
materiales. El más bajo es el cero, que indica que no habrá propagación de las llamas en ese
material.

f) Explosión de humo. La carencia de oxígeno y una situación prolongada de arder sin llama lleva
a una situación en que se pudiera producir la explosión de humo. Los síntomas son grandes
cantidades de humo sin llamas, saliendo por las grietas de las paredes, huecos del tejado y entre
los marcos de las ventanas y un efecto de silbido procedente del edificio. En esta situación es
conveniente enfriar el edificio desde el exterior antes de empezar a ventilar. Una entrada
repentina de aire fresco ocasionaría la ignición instantánea de los gases con explosión y
abundancia de humo. Resumiendo, la explosión de humo es la ignición rápida de los gases
calientes ocasionada al introducir oxígeno cuando se abre la entrada de aire a un edificio
fuertemente cargado de humo, ocasionado por un fuego que ha consumido todo el oxígeno que
contenía el edificio.

5. MÉTODOS DE EXTINCIÓN DE INCENDIOS.

Bajo la teoría del triángulo de fuego, existen tres métodos de extinción de incendios:
1) Quitando el combustible.
2) Desplazando el oxígeno.
3) Reduciendo la temperatura por debajo del punto de ignición.
Con la introducción del tetraedro aparece un cuarto método de extinción:
4) Inhibidores de la reacción en cadena.
Veamos con más detalle cada uno de estos métodos.

1) Quitando el combustible. Es un método eficaz pero, en la práctica, no siempre posible. Por


ejemplo, se trasvasa el líquido de un depósito ardiendo a otro depósito, pero sólo aquel líquido
que no ha entrado en combustión. Igualmente podemos hacer con los combustibles sólidos,
podemos quitar aquellos que todavía no están en ignición. No obstante, la retirada del material
combustible se puede hacer diluyendo ese material combustible. Por ejemplo el alcohol etílico
que es soluble en agua. Otros líquidos no solubles en agua se pueden diluir mediante un agente
emulsionante que mezclado con la capa superior del líquido, la que está ardiendo, interrumpe la
vaporización. La espuma y otros agentes activos en la superficie pueden dar cabida en sus
burbujas a los gases y vapores combustibles, quitando de esta forma el combustible. Los gases
inflamables se pueden diluir hasta hacerlos no combustibles mediante gases inertes como el
dióxido de carbono (CO2) o el nitrógeno (N2). El fuego en gases inflamables se extingue cerrando
el grifo o válvula que permite su salida a la atmósfera.

2) Desplazando el oxígeno. Es el procedimiento de cubrir la parte superior del líquido en llamas,


separando el oxígeno de los otros componentes necesarios para el fuego. El ejemplo más sencillo
es el de la sartén ardiendo, que se apaga poniéndole una tapa encima. Éste es un método sencillo
y eficaz en líquidos. No es posible en algunos plásticos y en algunos metales (Ti), porque en ellos
el fuego no depende del aporte del oxígeno externo. Para apagar estos fuegos es necesario un
método especial.

3) Reducción de temperatura. El método más usado para extinguir incendios es el de enfriado. El


control de la temperatura se basa en la absorción de calor con el consiguiente resultado de
enfriamiento del combustible hasta el punto en que cesa de emitir vapores inflamables. El calor
se disipa por radiación, conducción, convección y por absorción mediante el agente enfriador. De
todos los agentes enfriadores habituales, el agua es el que tiene mayor poder de absorción de
calor por unidad de volumen. El agua, al pasar de su estado líquido a su estado gaseoso, absorbe
todo su calor latente de vaporización (540 calorías).

4) Inhibidores de la reacción en cadena. Consiste en impedir la reacción en cadena de los


radicales libres que genera la combustión, tales como: H, O, CO, SO, C. Se ha descubierto que la
formación y absorción simultánea de ciertos átomos es la clave de la reacción en cadena que
produce la llama. Existen a disposición de los SEIS, ciertos productos que impiden la reacción en
cadena y, por consiguiente, la formación de llama. Los más importantes por su uso son los
siguientes: halón 1301 (bromotrifluormetano), halón 1211 (bromoclorodifluormetano), halón
2402 (dibromotetrafluoretano), bicarbonato sódico (polvo químico normal), bicarbonato potásico
(purple K), carbonato potásico (Monnex), cloruro potásico (Super K). Los halones desaparecerán
como agentes extintores por problemas ecológicos, en especial como reductores de la capa de
ozono.

6. CLASIFICACIÓN DE FUEGOS Y MÉTODOS DE EXTINCIÓN.

1) Fuegos de clase A. Son aquellos originados por materiales combustibles sólidos, tales como
madera, papel, goma, textiles y muchos plásticos. Al arder dejan cenizas. Se extinguen con agua
para reducir la temperatura del combustible por debajo de su punto de ignición.

2) Fuegos clase B. Comprenden los fuegos en líquidos y grasas. Se extinguen recubriendo la


superficie en llamas y desplazando el oxígeno. También se extinguen quitando el combustible y
por reducción de temperatura.

3) Fuegos clase C. Fuego en gases.

4) Fuegos clase D. Fuegos en metales combustibles, tales como Mg, Ti, Zr, Na, K, Li, Ba, Ca y
Sr. Los agentes extintores, en general para todos los metales, son el polvo seco, grafito en polvo,
arena seca y polvo Met-L-X, si bien cada metal requiere un agente especial con características
adecuadas.

a) El agua en fuegos en metales. Cuando los metales están ardiendo y son salpicados por agua en
cantidades limitadas, el metal caliente extrae el oxígeno del agua y aviva la combustión. Al
mismo tiempo se produce la emisión de hidrógeno que entra en combustión inmediatamente.
Puesto que el agua en pequeñas cantidades acelera la combustión (en especial si el metal está en
forma de virutas), el uso de extintores portátiles de agua no es recomendable, excepto para apagar
un fuego de clase A de los alrededores del metal. No obstante, el agua en abundancia por su gran
poder enfriador, puede usarse para disminuir la temperatura del metal por debajo de su punto de
ignición.

b) Agua en fuegos de Na, K, Li, NaK, Ba, Ca y Sr. El agua aplicada a estos metales y a las
aleaciones de NaK induce a la reacción química de descomposición de la molécula de agua en
oxígeno e hidrógeno, produciéndose una explosión incluso a temperatura ambiente. Por
consiguiente, no se debe usar agua en los fuegos de estos metales.

C) Agua en fuegos de Zr. El polvo de Zr humedecido con agua es más difícil de incendiar que el
polvo seco. Sin embargo, una vez que comienza a arder, el polvo húmedo arde con mayor
violencia. No se le deben aplicar pequeñas cantidades de agua. Sin embargo, grandes cantidades
de agua aplicadas por inmersión dan buenos resultados. Los chorros de agua aplicados
directamente al fuego pueden producir explosiones.

D) Agua en fuegos de Pu, U y Th. Pequeñas cantidades de agua en U natural y Th aumentan la


intensidad del fuego, así como el área contaminada. Un fuego en U natural se combatirá usando
palas de mango largo y depositando el material en bidones con agua al aire libre. El hidrógeno
formado puede prenderse y arder sobre la boca del bidón. La radiactividad será baja, aunque él U
natural es venenoso. El uso de agua en U enriquecido y Pu está prohibido.

e) El agua en fuegos de Mg. Si el Mg se halla en forma de virutas y en pequeñas cantidades, el


fuego se apaga introduciendo el metal ardiendo en un bidón con agua. El agua procedente de
rociadores automáticos (sprinklers) es lo más eficaz para un fuego en un taller. Si el Mg en
combustión es una estructura, el fuego se combate utilizando el poder enfriador del agua, dirigida
constantemente a la parte que no arde para enfriar el metal por debajo de su punto de ignición.
Los chorros de agua sobre el metal ardiendo o metal fundido produce gran vaporización con
descomposición de la molécula de agua y explosiones de fuego.

h) Agua en fuegos de Ti. No debe ser usada, pues produce reacción violenta que puede causar
accidentes al personal. En pequeñas cantidades, se vierte ardiendo en grandes volúmenes de agua,
totalmente sumergido.

7. TRANSMISIÓN DEL CALOR.

El calor en un edificio se puede transmitir por: conducción, convección y radiación. El calor


siempre se transfiere de forma continuada del cuerpo más caliente al más frío.

1) Conducción. Se transmite de un cuerpo a otro por contacto directo entre los dos cuerpos. La
cantidad de calor que se transmite y la velocidad de transmisión depende de la conductividad del
cuerpo. Los gases suelen ser malos conductores del calor, como por ejemplo el aire.

2) Radiación. Es el método de transmisión del calor sin medio intermedio, sólo por ondas,
similares a las de la transmisión de la luz, pero con mayor longitud de onda que éstas. Todos los
cuerpos irradian calor, tanto más cuanto mayor es su temperatura.

3) Convección. Es la transmisión del calor a través de fluidos (líquidos y gases). En un edificio


afectado por un incendio se establecen dos corrientes verticales, una caliente ascendente y una
fría descendente. La propagación del fuego por convección tiene gran importancia en las
operaciones de atacar el fuego y de ventilar. En un edificio, el aire caliente se expansiona y sube,
por esta razón se puede propagar el fuego en dirección hacia arriba, si bien las corrientes de aire
pueden propagarlo en cualquier dirección. La propagación del fuego de un piso a otros más
elevados, por las cajas de escaleras o por las chimeneas de los ascensores es causada por las
corrientes de convección.
TEMA 25. MATERIALES COMBUSTIBLES. CARACTERÍSTICAS.

1. CARACTERÍSTICAS.

Definimos la combustión como una reacción de oxidación formada por cuatro elementos:
- Combustible.
- Comburente (normalmente oxígeno).
- Calor.
- Reacción en cadena.

Así pues, un elemento indispensable en el fuego es el combustible. Se define el combustible


como cualquier materia que en presencia del comburente y aportándole una cierta energía de
activación es capaz de arder.

Conforme al comportamiento ante el fuego de los diversos materiales combustibles, éstos se


agrupan internacionalmente de la siguiente forma y dejando definidas las siguientes clases de
fuegos:

- Fuego clase “A”: son los producidos en combustibles sólidos, como madera, papel,
carbón y, en general, materiales carbonáceos. Retienen el oxígeno en su interior
formando brasas.

- Fuego clase “B”: Son los producidos por combustibles líquidos, como gasolina,
gasóleos, aceites etc., o aquellos sólidos que, a temperatura de ignición, son líquidos,
tales como asfaltos, parafinas, etc. Sólo arden en su superficie que está en contacto con
el oxígeno del aire.

- Fuego clase “C”: producidos por sustancias gaseosas, tales como propano, butano,
metano, etc.

- Fuego clase “D”: producidos en metales combustibles, como son Mg, U, Al en polvo,
Na, Zr, etc. Son reactivos con algunas sustancias extintoras, por lo que su extinción
necesita de unos agentes propios y muy determinados.

2. FUEGOS DE CLASE “A”.

2.1. Fuego en personas.

Acostar a la persona rápidamente en el suelo evitando que salga corriendo. Envolverla en una
manta o tejido no sintético, haciéndole rodar por el suelo protegiéndole cuello y cara, y
haciéndole cerrar boca y ojos. Completar la extinción, si hiciera falta, con un extintor o con un
cubo de agua.

2.2. Fuego en forrajes, madera, carbón, etc.

A) Si los forrajes están almacenados en almiares y la fibra en locales. Se atacará con agua a
chorro o pulverizada, según convenga, y se protegerá la estructura del local enfriándola.

B) Si están amontonados al aire libre. Se reducirá las llamas con agua a chorro, intentando
proteger los montones cercanos al fuego y no afectados por el mismo, haciéndolo primero con
aquellos que estén en la dirección del viento. Si están en fardos, se extinguirá las llamas con agua
a chorro, separando los fardos que no hayan empezado a arder.

En todos los casos, se removerán los montones o fardos y se irán apagando totalmente. Si se ha
de caminar sobre ellos, hacerlo colocando una escalera para mayor seguridad.

2.3. Fuego en trapos.

Son muy inflamables y si están grasientos pueden calentarse e incendiarse. Por sus características
de combustión, se hace necesaria la utilización de equipos autónomos de respiración. Se
extinguirá el fuego con agua, protegiendo la estructura en caso necesario. Hay que esparcirlos y
extinguirlos totalmente. Ventilar a fondo.

2.4. Fuego en papeles.

Se atacará con agua a chorro. Si el papel está suelto, será fácil la extinción. Se protegerá lo que
no haya sufrido daños, ventilándose el local y refrigerando las paredes.

Si está almacenado en sótanos, se utilizarán equipos autónomos, por ser el humo asfixiante. Se
atacará con agua a chorro las llamas y se removerá todo el papel para extinguirlo totalmente. Se
protegerán los enseres y utensilios no afectados por el fuego.

Si están apilados, se atacará el fuego con el mayor número posible de lanzas con agua a chorro,
protegiéndose las pilas próximas que no hayan empezado a arder.

2.5. Fuego en almacenes de madera.

Agua a chorro o pulverizada, con el mayor número posible de lanzas. Se procurará aislar el fuego
para que no se propague a maquinarias, pilas de madera, utensilios diversos, etc. refrescar
paredes afectadas por el fuego.

2.6. Fuego de carbón.

A) Si están al aire libre. Si el volumen incendiado es reducido se apaga fácilmente con agua. Si
el volumen incendiado es grande, se utilizará agua a chorro y a presión. Separar lo no afectado
por el fuego.

B) Si están en silos. Aislaremos el silo siniestrado extinguiendo el fuego de su alrededor. Si la


masa de carbón no es muy grande, se apagará inundándola de agua. Si no da resultado o no es
posible, se extenderá el carbón al aire libre.

Con estos fuegos hay que ventilar perfectamente todo, para evitar la asfixia por el óxido de
carbono. Nunca se actuará solo y se tomarán las máximas precauciones contra el peligro de
asfixia.

2.7. Fuego en algodón.

La extinción de estos fuegos es difícil. Las balas de algodón húmedas o con determinadas
sustancias se pueden inflamar espontáneamente. Se atacará con el mayor número de instalaciones
de agua a chorro y a presión.
Una vez extinguido el fuego, se irán abriendo las balas de algodón, para extinguir el fuego
totalmente, incluso las balas que parezcan intactas pero que, por su cercanía al fuego, hayan
podido verse afectadas por el mismo.

2.8. Fuego en plásticos.

La mayoría de los compuestos plásticos son combustibles y al arder desprenden gases nocivos y
corrosivos, que hacen necesario utilizar equipos autónomos de aire. Casi todos estos gases son
solubles en agua, por lo que utilizaremos gran cantidad de instalaciones de agua.

Se ventilará enérgicamente el local siniestrado. Se protegerán los materiales y enseres y se


refrescarán las paredes. Si el fuego es pequeño, lo atacaremos con extintores de polvo.

2.9. Fuego en edificios.

Son los fuegos en forjados, paneles de madera y tabiques. En una buena parte de los casos son
debidos a una deficiente instalación de los aparatos de calefacción o de los conductores
eléctricos. Estos fuegos se suelen descubrir por el calor irradiado en alguna zona y por el humo
que sale. Pasando las manos por la zona donde pensemos que está el fuego, podemos situar el
foco. Despejaremos el lugar y los extinguiremos con agua pulverizada.

Normalmente la extinción es fácil. Este tipo de fuegos exige una minuciosa inspección para
cerciorarnos de que no existe otro foco.

2.10. Fuego en habitaciones, pisos, oficinas.


Son fáciles de sofocar en su comienzo, pero cuando tiene una relativa importancia, hemos de
tener presente los siguientes puntos:
- Evitar corrientes de aire.
- Retirar los objetos combustibles cercanos.
- Cerrar ventanas y postigos de la planta superior al fuego.
- Abrir la puerta de acceso manteniéndose agachado protegido por la pared.
- Atacar primeramente la base de las llamas, para disminuir la potencia calorífica del
fuego, lo más rápidamente posible.

2.11. Fuego en sótanos y bóvedas.

Caracterizados por humos espesos y gran calor. Estos fuegos, debido al camino a recorrer para
localizar el foco, y generalmente por la naturaleza de los materiales en combustión, presentan
dificultades.

Las medidas a tomar serán:


- Cortar el gas, si es que lo hay.
- Realizar el salvamento, en su caso.
- Localizar el foco.
- Si el itinerario es complicado, se situará a un compañero en la entrada y se utilizará una
cuerda para mayor seguridad.
- Bajar rápidamente, ya que los gases calientes van hacia arriba.
- Avanzar lo más rápidamente posible del suelo, por ser el humo menos denso. El foco
lo hallaremos al ver las llamas o por el aumento de temperatura, y una vez localizado
procederemos a su extinción.
2.12. Fuego en desvanes.

Hay que proteger las partes esenciales: correas, caballetes, armaduras, etc. Hay que vigilar los
desvanes vecinos si las paredes medianeras no superan la altura de las armaduras.

2.13. Fuego en chimeneas.

Los indicios son olor, caída de hollín, zumbido en el conducto, etc. La causa está en la
inflamación de los sedimentos típicos que recubren el interior de los conductos de humo y que se
pueden inflamar por una chispa. Al no poder atacar el foco directamente su extinción es difícil.

Este tipo de fuego lo extinguirá por sofocación con agua pulverizada que produce vapor que
provoca la sofocación. No utilizaremos agua a chorro, ya que esto produciría un rápido
enfriamiento que puede provocar la rotura o agrietamiento del conducto.

Estos fuegos se pueden propagar a niveles superiores por el mismo conducto de humos. Producen
intoxicaciones por el óxido de carbono que desprenden.

2.14. Fuego en vehículos.

Si es de poca importancia producido por un excesivo calentamiento o por deficiencia en los


conductos eléctricos, cortaremos el contacto, desconectaremos la batería y lo extinguiremos con
extintores (dióxido de carbono o polvo seco).

Si es importante lo sofocaremos con agua, refrescando el depósito si no ha sido afectado por las
llamas.

2.15. Fuego en barcos y barcazas.

Tienen similitud con el fuego en sótanos, en cuanto a la dificultad de la localización del foco.
Atacaremos el fuego con los procedimientos adecuados al tipo de combustión. Hay que evitar la
utilización de excesiva cantidad de agua en la extinción. Si fuera necesario se aspiraría con
motobombas.

2.16. Fuego en aviones.

Los fuegos de gasolina o queroseno, los extinguiremos con las sustancias adecuadas como
espumas, polvo, dióxido de carbono, etc.

El fuego de las partes metálicas, interiores, equipajes, etc., lo atacaremos con agua pulverizada o
a chorro.

3. FUEGOS DE CLASE “B”.

3.1. Fuegos en productos químicos.


Son peligrosos por diversas razones, como son inflamabilidad, formación de mezclas detonantes,
corrosividad, etc. Para actuar en caso de fuego de estos elementos, deberemos informarnos de su
cantidad y naturaleza, usar aparatos respiratorios, etc.
Hay que atacarlo de forma masiva evitando su propagación. A continuación veremos algunos de
estos elementos:

A) Alcohol y acetona. Si el fuego es pequeño, utilizaremos polvo, espuma, dióxido de carbono o


agua pulverizada. Si se ha propagado utilizaremos agua, ya que se diluyen en ella.

B) Hidrocarburos líquidos. Estos combustibles no se diluyen en agua, sino que sobrenadan en


ella y siguen ardiendo. Si el fuego es pequeño se ataca con varios extintores. Si es grande, lo
haremos con la mayor cantidad de espuma y polvo químico seco que haga falta. Si son depósitos,
además de lo anterior, lo refrescaremos con agua pulverizada. Si además, hay otros depósitos
cercanos, los refrescaremos también con agua.
En estos fuegos de depósitos, rociaremos el agua con precaución para evitar el rebosamiento, ya
que provocaríamos la propagación del fuego. Atacaremos el fuego haciendo llegar el agua
tangencialmente a la superficie del líquido.

3.2. Fuegos en camiones cisternas que transportan productos químicos peligrosos. Sus vapores
son generalmente tóxicos, irritantes y pueden causar graves quemaduras y daños. Evitaremos que
estos líquidos, inflamados o no, se dirijan hacia alcantarillas y cunetas. Intentaremos detener todo
origen de fuego y usaremos equipos autónomos de respiración. Detendremos la fuga si lo
podemos hacer sin peligro. Abatiremos los vapores con agua pulverizada.
Habrá que tener en cuenta las normas que se dan en las “Instrucciones de intervención para el
caso de accidente de transporte de mercancías peligrosas por carretera”.

4. FUEGOS DE CLASE “C”.

4.1. Gas ciudad y gases licuados del petróleo.

Forman mezclas explosivas con el aire.

A) Escape de gas inflamado. No hay peligro de explosión. Hay que desalimentar el conducto
cerrando la válvula, utilizando guantes para ello. Hay que ventilar y enfriar los recipientes
afectados por el fuego. Extinguiremos el fuego una vez que hayamos eliminado la fuga, para
evitar una salida de gas no inflamado que pueda provocar una explosión y aumentar el fuego.

B) Escape de gas no inflamado. No fumar, evitar cualquier tipo de chispa, ventilar y usar aparato
respiratorio. Avisar a la compañía del gas. Si no se puede interceptar el conducto, taponarlo
provisionalmente con trapos, cinta adhesiva, etc., y en caso urgente aplastar el conducto si es de
plomo. Nunca hay que buscar el escape por medio de una llama al descubierto.

4.2. En botellas y tanques fijos de butano y propano.

Resulta muy eficaz el polvo químico seco de bicarbonato sódico. Hay que intentar extinguir el
fuego una vez que esté eliminada la fuga de gas, por el peligro que existiría en caso contrario al
formarse mezclas detonantes y tener un punto de ignición.

Las botellas y tanques fijos, disponen de una válvula de seguridad taradas a las 2/3 partes de la
presión de timbre, que salta en caso de un excesivo calentamiento. Se produce una súbita
evaporación que produce su enfriamiento y descenso de la presión, disminuyendo el peligro de
explosión del líquido.

Si el fuego es de importancia, sofocarlo sólo cuando se haya cortado el suministro de gas. En


caso contrario es mejor dejar arder controlando los efectos térmicos.

Si el fuego es en un local donde hay una botella, sacarla del mismo, para evitar que el
sobrecalentamiento produzca la apertura de la válvula de seguridad y la salida del gas.

Si lo que arde es la botella, retirarla y procurar apagarla cuando esté lejos de cualquier fuente de
ignición. La botella se mantendrá siempre con la válvula de seguridad elevada para evitar la
salida de gas en fase líquida.

5. FUEGOS DE CLASE “D”.

Hay metales que arden en su estado habitual o pulverizados. Su extinción no se basa en las
técnicas normales.

Es efectivos el polvo antibrasa y a veces la arena, aunque lo ideal es emplear unos agentes
extintores propios para este tipo de fuego.

El agua está contraindicada, al ser estos metales reactivo con ella, provocando reacciones
violentas y reavivando la combustión.
TEMA 26. ALIMENTACIÓN DE AGUA CONTRA INCENDIOS.

1. NECESIDADES DE AGUA.

Una regla de oro de toda extinción de incendios es que no falte agua, ya que:
- Constituye la mejor defensa para el bombero, pues le protege de las radiaciones
calóricas al tiempo que desplaza el humo, permitiendo la visión.
- Es necesaria para realizar la extinción de dos focos en combustión.

Por lo tanto, se necesita estimar el consumo para establecer un plan de alimentación. En este caso
existe otra regla de oro: utilizar la cantidad mínima necesaria de agua. Una instalación de 70 mm
de diámetro, a una presión de trabajo en punta de lanza de 5 bar (50 mca) y una boquilla de 16
mm de diámetro produce un caudal de 400 litros/minuto. Al cabo de 8 minutos, tiempo estimado
para una primera intervención, tendrá un consumo de 3.200 litros, que transformados en vapor de
agua se convierten aproximadamente en 5.400 metros cúbicos. Es decir, en estos 8 minutos se
debe buscar una fuente de alimentación y solicitar, si se estima necesario, un vehículo cisterna
con capacidad suficiente para mantener la alimentación en el tiempo siguiente.

2. PRESIÓN.

La alimentación de un vehículo contra incendios está asegurada cuando se conecta a una


canalización de agua que tenga, como mínimo, una presión de 1 bar y aporte un caudal de 400
litros/minuto. El aumento a la presión de trabajo, 5 bar se consigue con la bomba del vehículo
contra incendios.

3. RESERVAS DE AGUA A CONSTITUIR.

Una buena política de previsión debe hacer pensar en la posibilidad de tener que utilizar un
segundo vehículo, bien para ataque a fuego, bien para alimentación de agua. En este caso, la
previsión de reserva a constituir será de 50.000 litros/hora, y estimando una duración del siniestro
de 2 horas se debe asegurar una disponibilidad de 100.000 litros de agua. Para conseguirlo se
puede contar con los siguientes medios y recursos:

- Tanque del vehículo contra incendios.

La capacidad del tanque de un vehículo contra incendios es muy variada. Oscila desde los 500 a
800 litros para las autobombas ligeras, pasando por los 3.000 a 4.000 litros de las autobombas
pesadas, para llegar a los 24.000 de las grandes nodrizas. No se construyen vehículos de mayores
capacidades por los problemas que comportan en materia de circulación, maniobrabilidad y
acceso.

- Hidrantes y bocas de riego.

Están conectados a la infraestructura hidráulica urbana, siendo grandes aliados en las tareas de
alimentación de agua. No siempre existen, y en muchas ocasiones, aun estando instalados, no se
encuentran en las proximidades del siniestro. Se deberá tener en cuenta su caudal y su presión,
considerando el sistema de instalación con el que han sido realizadas, ya que, si ha sido en anillo,
para el cálculo de dicho caudal y presión sólo se podrá contar con una unidad, aunque
aparentemente parezca que se dispone de varios puntos para efectuar la toma. Los Hidrantes de
80 mm deberían garantizar un suministro de 500 l/min. Y los de 100 mm un caudal de 1.000
l/min.

- Reservas naturales.

Es otra posibilidad que hay que considerar. Esencialmente forma parte de ellas los cursos de agua
(ríos, arroyos, canales, acequias, etc.), y depósitos acuíferos (lagos, pozos, albercas, estanques,
piscinas, etc.). Tendrán una capacidad mínima de 24 m3 y se ubicarán en un entorno de 400
metros del siniestro.

- Reservas artificiales.

También se puede considerar en último caso soluciones tales como fuentes monumentales,
piscinas, aljibes, depósitos de agua contra incendios, etc., cuya distancia al punto de utilización
no debe superar los 1.500 m. Si la distancia fuese superior a la prescrita siempre se podrán
realizar depósitos intermedios mediante la utilización de vehículos nodriza, que, a su vez, cuando
reciben el agua pueden impulsarla al lugar del siniestro.
TEMA 27. AGENTES EXTINTORES. EXTINCIÓN: AGUA, ESPUMAS,
EXTINTORES.

1. EXTINCIÓN: AGUA.

1.1. Columna seca.

Las normas constructivas actuales establecen que cualquier edificio que tenga más de 8 plantas o
cuya altura tomada desde la rasante pase de los 25 m, deberá ser instalada una columna seca por
la caja de escalera. Dicha columna seca dispondrá de:

1. Toma de alimentación en la fachada de alimentación compuesta por una conexión siamesa con
racores tipo Barcelona de 70 mm de diámetro o por una racor de 100 mm de diámetro de rosca
redonda y tapa para hidrantes exteriores.
2. Boca de columna seca sin llave de sección, que estará situada a partir de la tercera planta, y a
partir de ésta cada dos plantas. A partir de la planta 8ª dicha boca estará situada en cada planta.
Es decir en la 4ª, 6ª, 8ª, 9ª, 10ª, 11ª, 12ª,... Esta boca estará compuesta por una conexión siamesa
con salida de 70 mm de diámetro, llave de bola de 1/4 de vuelta y tapa para hidrantes interiores.

Cada 4 plantas las bocas de la columna seca irán provistas de llave de seccionamiento. Estas
bocas de columna seca con llave de seccionamiento y tapa para hidrantes interiores se tienen que
ir abriendo para permitir que el agua llegue lo más cerca posible al lugar del incendio. La función
de la llave de seccionamiento es tener que llenar la columna seca a una altura superior a las
necesidades de intervención de los bomberos.

1.2. Boca de incendio equipada.

Es una instalación destinada a la lucha contra incendios compuesta como mínimo por los
siguientes elementos: Lanza, boquilla, manguera, racor, válvula, manómetro, soporte y armario.

En la extinción tendremos en cuenta:


1. Ante todo, hay que actuar con mucha calma y tranquilidad.
2. Informémonos de lo que arde, dónde se localizan los puntos de incendio y por dónde se
propaga.
3. Sepamos con qué presión estamos trabajando y qué tipo de lanza o boquilla tenemos. El chorro
sólido tiene poca eficacia, además de producir destrozos o lo que es pero, esparcir combustible
ardiendo.
4. Dependiendo del tipo de combustible o localización del incendio, procederemos de la siguiente
manera:
- Ante todo cortar la corriente eléctrica.
- Si sólo tenemos chorro sólido, y el incendio está confinado en una habitación o local
con techo, lanzaremos el agua a éste mojándolo todo él. Así pulverizaremos agua y
provocaremos un efecto de lluvia que si bien puede no sofocarnos el incendio, sí que lo
controlaremos e impediremos que se propague.
- Si tenemos una boquilla de tres efectos (chorro sólido, pulverizado y niebla), para un
fuego de idénticas características que el anterior, utilizaremos preferentemente el
pulverizado, dirigiendo el chorro al techo de manera que el agua enfríe la atmósfera
caliente y desplace el humo. Esto se verá cuando el vapor de agua salga al exterior
mezclada con poco o ningún humo.
- Una vez que la visibilidad sea suficiente, nos internaremos con mucha precaución para
ir sofocando los puntos que queden en ignición.
- Hemos de puntualizar que no deberemos aplicar chorro sólido sobre líquidos
combustibles o apilamientos de papel, ya que la fuerza del chorro desplazaría el
combustible ardiendo.
- Para apagar fuegos de tipo B, utilizaremos el agua en posición de pulverizado (cono de
ataque), cubriendo toda la zona ardiendo mediante movimientos de zigzag, con el fin
de desplazar la capa de gases e impedir su ignición.

1.3. Instalaciones de mangueras.

1.3.1. Introducción.

Es probable que en más de una ocasión una vez realizada la instalación de mangueras en edificios
de altura considerable, se compruebe que una o más instalaciones realizadas carecen de presión
suficiente para atacar el fuego con la eficacia deseada. Expondremos aquí las limitaciones de
estas instalaciones, estableciéndose así unos límites de actuación y unas necesidades de diámetro
de manguera en función de la altura y el caudal. Es importante recalcar que el estudio teórico
realizado fija unas condiciones favorables que tienden a empeorar en los servicios, por lo que se
deben tener en cuenta muchos factores:
1. Muchos vehículos no alcanzan en baja presión los 15 bar necesario.
2. La existencia de reducciones, curvas cerradas y estrangulamientos en la línea
disminuirá considerablemente los valores obtenidos.
3. El estudio se realiza para trabajos en baja presión debiéndose considerar también la
posibilidad de trabajo con alta presión si se dispone de ella.
4. El límite de altura considerado es de 24 plantas. Debemos recordar que todos los pisos
con alturas superiores a 8 plantas construidos desde 1.974 (NTE) poseen columna seca,
que posibilitan la alimentación a través de la misma, por tanto sólo será necesario
considerar las instalaciones aquí expuestas para grandes alturas se carezca de columna
seca operativa.

1.3.2. Pérdidas de carga.

Definiremos como pérdida de carga la diferencia de presión existente entre la salida de la bomba
y la expulsada por su punta de lanza. La pérdida de carga se debe al rozamiento interno del agua
en las mangueras, fundamentalmente en los estrangulamientos y cambios de dirección. A mayor
longitud de la manguera, mayor pérdida de carga.

Al circular un líquido por el interior de un tubo se produce un rozamiento de éste contra las
paredes del tubo, que implica una disminución de la presión inicial. Esta pérdida por rozamiento
está en función de los valores siguientes:
- Tipo de material de manguera.
- Sección de la manguera.
- Longitud de la manguera.
- Caudal de agua que circula.

Las curvas, estrangulamientos, reducciones y otros accesorios de la instalación producen


igualmente pérdidas de carga. En el diagrama 1 podemos observar las pérdidas por rozamiento de
una manguera de las utilizadas en el servicio. Como se observa a menor diámetro, mayor pérdida
de carga.

1.3.3. Ejemplos de instalaciones.

Veremos algunos ejemplos de instalaciones que habrá que realizar en función de la altura del
local siniestrado y de las condiciones de acceso al mismo. Las hipótesis que manejaremos serán:
- Empleo de lanzas de tres efectos de 25 mm de diámetro.
- En punta de lanza se debe garantizar una presión mínima de 5 kg/cm2 que asegura la
extinción y la seguridad del Bombero.
- La limitación de la presión de las bombas de los vehículos del servicio se establece en
15 kg/cm2.
- Por tanto, cuando las pérdidas de carga totales superen los 10 kg/cm2 no se podrá
impulsar agua con ese diámetro de manguera debiéndose buscar diámetros superiores,
ya que aunque se puede reducir el caudal en la lanza y, consiguientemente reducir las
pérdidas de carga, baja la efectividad y la seguridad de la extinción.

Ejemplo 1: Instalaciones por escalera interior siguiendo las vueltas de la escalera, para
alimentar una lanza de 25mm.

Tipo de instalación Límite de altura de la instalación

Salida del vehículo con manguera de 70mm


Bifurcación en planta baja Hasta 6ª planta inclusive.
Reducción a 25mm
Manguera de 25 mm hasta planta afectada

Salida del vehículo manguera de 70mm


Bifurcación en planta baja
Manguera de 45mm hasta la planta afectada Hasta 20ª planta inclusive.
Reducción a 25mm
Manguera de 25mm para trabajos en planta

Salida vehículo manguera de 70 mm


Manguera 70 mm hasta la planta afectada Hasta 23ª planta inclusive
Reducción a 25 mm
Manguera de 25mm para trabajos en planta

Ejemplo 2. Instalaciones verticales por escalera interior o fachada para alimentar una lanza de
25mm.

Tipo de instalación Límite de altura de la instalación

Salida del vehículo manguera de 70mm


Bifurcación en planta baja Hasta 8ª planta
Reducción a 25 mm
Manguera 25 mm hasta la planta afectada

Salida del vehículo manguera de 70mm


Bifurcación en planta baja
Manguera 45mm hasta planta afectada Hasta 23ª planta
Reducción 25 mm
Manguera de 25mm para trabajos en planta

Salida vehículo manguera de 70mm


Manguera de 70 mm hasta planta afectada Supera la 24ª planta
Reducción de 25 mm
Manguera de 25 mm para trabajos en planta

1.4. Alta presión.

Si se toma agua simultáneamente de los circuitos de baja y alta presión de las bombas de presión
combinada se obtienen valores tipo como los siguientes: En baja, 5 kg/cm2. En alta, 14 kg/cm2.

1.4.1. Empuje negativo de las instalaciones.

Este factor se debe tener en cuenta en las instalaciones en altura por el peligro que supone para el
Bombero ubicado sobre una autoescala o brazo articulado y por la dificultad que opondrá al
movimiento en planta. Para evitar este empuje se deberá proceder a la fijación intermedia en
tramos largos tanto de autoescalas o brazos articulados como de escaleras de vecinos.

El empuje recibido es suma de tres factores: Retroceso + peso mangueras + peso columna de
agua. Como ejemplo, para una manguera de 25mm elevada hasta una 8ª planta tendremos los
valores siguientes:
- Retroceso con lanza en posición a chorro a 5 kg/cm2 : 10 Kg
- Peso mangueras hasta 8ª planta : 2 Kg
- Peso columna de agua 25mm hasta 8ª planta : 9.5 Kg
- Peso total aproximado : 21.5 Kg

1.5. Maniobras en altura.

Pueden existir dos opciones de ataque al incendio en función de la altura a la que se interviene y
el volumen del incendio que hay que sofocar: utilizar la columna seca del edificio o emplear las
instalaciones propias.

1.5.1. Utilizando la columna seca del edificio.


Primer opción. Baja presión.

Se alimenta mediante mangueras de 70mm la columna seca del edificio, procediendo a intervenir
en la planta afectada. Será necesario llevar a la planta afectada: 1 lanza de 25mm, 2 mangueras de
25mm, 1 reducción de 45mm a 25mm.

Segunda opción. Alta presión.


Se alimenta mediante manguera de 25mm con reducciones sucesivas la columna de 70 mm desde
la salida de alta presión de la bomba. Esta opción reducirá considerablemente el caudal de
intervención, que suele ser suficiente para una vivienda, garantizando la presión en grandes
alturas.

1.5.2. Utilizando las instalaciones propias.

Primera opción. Baja presión.

Partiendo de la maniobra básica, desarrollar la línea de ataque con manguera de 45 mm. Se


deberá subir a la planta afectada además del material especificado en la maniobra básica una
bifurcación 45-25.

Segunda opción. Alta presión.

Utilizar directamente la salida de alta presión de 25mm.

2. EXTINCIÓN: ESPUMAS.

1. Generalidades.

La mayoría de los líquidos inflamables flotan en el agua debido a que tienen una densidad menor
que la del agua. Especialmente los hidrocarburos líquidos derivados del petróleo son más ligeros
que el agua. La aplicación directa del agua sobre este tipo de productos es desaconsejable, ya que
el agua tiende a ocupar la parte inferior, quedando el líquido inflamable en la superficie,
generando nuevos vapores susceptibles de inflamarse.

Para evitar este fenómeno físico hemos de añadir al agua algún producto que permita a la mezcla
extenderse por la superficie del líquido inflamado el tiempo suficiente para garantizar la
extinción del fuego.

Tabla 1. Densidades de productos de uso habitual.

Producto Densidad (Kg/l) Solubilidad en agua

Agua 1 --------------

Gasolina 0.8 No

Aceite mineral 0.8 No

Aceite vegetal 0.9 No

Aceite animal 0.9 No

Fuel <1 No
Alcohol 0.8 Sí

Acetona 0.8 Sí

Gasóleo <1 No

Los productos que se mezclan con el agua para facilitar la extinción de hidrocarburos, alcoholes y
disolventes polares más utilizados por los SEIS son los espumógenos. Pueden ser de varios tipos:
- Sintéticos
- Sintéticos de triple expansión
- Proteínicos
- Fluoruro-proteínicos.
- Formadores de película acuosa flotante (AFFF)
- Polivalentes

2. Concepto de espuma.

La espuma es una mezcla de agua, espumógenos y aire. La mezcla de agua y espumógenos forma
el espumante. La mezcla de espumante y aire forma la espuma. Es por tanto, una emulsión.

Gracias a las características tensoactivas aportadas al agua por el agente espumante, mediante la
adición de aire se consigue formar burbujas de aire haciendo que un mismo volumen de espuma
pese menos que el mismo volumen de mezcla. Es decir, la espuma tendrá menor densidad que la
mezcla espumante y también menor densidad que los líquidos inflamables, lo que le permitirá
flotar por encima de los líquidos inflamables.

3. Tipos de espumas según su índice de expansión.

Para generar espuma tendremos que incorporar aire a la mezcla de agua con espumógeno. Según
la cantidad de aire que añadamos a la mezcla, obtendremos espumas con burbujas de mayor o
menor tamaño. Se define el índice de expansión como la relación entre el volumen de espuma
generada y el volumen de líquido (espumante) empleado.

Índice de expansión = volumen de espuma generada / volumen de líquido empleado

Según dicho índice de expansión puede clasificar las espumas en:


- Baja expansión De 1 a 25. Valor típico: 10
- Media expansión De 26 a 300 Valor típico: 100
- Alta expansión De 301 a 1.200 Valor típico: 1000

4. Principios extintores de las espumas.

Las espumas tres efectos distintos como mecanismos de extinción: sofocación, eliminación del
combustible y enfriamiento.

Sofocación. Las espumas forman una capa continua que separa el líquido inflamado del aire,
actuando como barrera que sofoca el fuego al impedir que el oxígeno se mezcle con los vapores
inflamados.

Eliminación del combustible. Los líquidos inflamables no arden. Arden los vapores inflamados,
por lo que la espuma al permanecer sobre el líquido inflamable impide la formación de vapores.
Enfriamiento. Las espumas contienen una cantidad importante de agua, por lo que también se
produce un efecto de enfriamiento. Este efecto es menos importante que el de la sofocación y la
eliminación del combustible.
5. Tipos de espumas aplicados en el Servicio.

La espuma empleada en el Consorcio Provincial Contra Incendios de Cádiz para baja o media
expansión es la AFFF-ATC (Aqueous Film Forming Foam - Alcohol Type Concéntrate). Se trata
de un producto sintético fluorado. Este espumógeno es capaz de resistir el alcohol y los
disolventes polares, lo que otras espumas no toleran ya que estos combustibles miscibles en agua
destruyen su composición básica.

La espuma AFFF-ATC genera una fina capa polimérica entre el combustible y la espuma que
minimiza el drenaje (descomposición de la espuma) y evita la reignición. La espuma que se
genera con la AFFF-ATC ha de ser de baja o media expansión, con las siguientes proporciones y
dosis de aplicación:

Tabla 2. Proporciones y dosis de aplicación de la espuma AFFF-ATC

Líquidos Porcentaje de Dosis de Relación de Tipo de lanza


inflamables espumógeno aplicación (en expansión
l/m m2)

Hidrocarburos 3% 2 1 Lanza de 45mm


De 1 a 25 Lanza de baja
De 26 a 300 Lanza de media

Alcoholes y De 1 a 25 Lanza de baja


disolventes 6% 4
polares De 26 a 300 Lanza de media

La espuma AFFF-ATC se encuentra normalmente en bidones de color azul.

Para generar espuma de alta expansión se emplea espuma sintética de triple efecto. Esta espuma
no está indicada para hidrocarburos, alcoholes ni disolventes polar.

6. Usos de las espumas según su índice de expansión.

6.1. Espumas de baja expansión.

Las espumas generadas con agua dulce son más estables. Cuanto más contaminada esté el agua
peor será el comportamiento de la espuma. La espuma de baja expansión se recomienda para
controlar y extinguir incendios provocados por derrames de líquidos inflamables (clase B).
También puede utilizarse en fuegos de clase A por su alto contenido en agua. Hay que evitar
utilizarla en presencia de energía eléctrica. No es aconsejable emplearla en fuegos de productos
que reaccionen con el agua o en fuegos de gases licuados.

Ha de aplicarse suavemente evitando al máximo remover el líquido inflamado. Podemos


aplicarla con un suave movimiento de vaivén izquierda derecha, procurando que la espuma haga
una capa continua que vaya cubriendo toda la superficie del combustible.

6.2. Espumas de media expansión.

Especialmente indicada para fuegos que estén en recintos confinados (sótanos, minas, bodegas de
barco,...). Lugares donde la temperatura impida la entrada. La espuma de media expansión
presenta gran fluidez lo que le permite salvar obstáculos. Asimismo está especialmente indicada
para prevenir incendios en derrames de líquidos inflamables. Se aplica con la misma suavidad
que la de baja expansión, sustituyendo la lanza de baja por la de media.

6.3. Espumas de alta expansión.

Presentan un menor contenido de agua por unidad de volumen de espuma. El fuego destruye un
gran volumen de espuma por este motivo. Está especialmente indicada para fuegos en lugares
confinados con aireación que permita la salida de humos y vapores de la combustión, ya que en
caso contrario la espuma no avanzaría. La aplicación de la espuma de alta expansión se realiza
con los generadores de espuma. Lo que se pretende es la inundación de todo el sector incendiado.

7. Instalaciones de espuma.

Los elementos constituyentes de una instalación de espuma son los siguientes:


- Bomba impulsora de agua.
- Proporcionador.
- Agente espumante.
- Mangueras de 70 mm y 45 mm.
- Lanza de baja, lanza de media o generador de alta.

Las instalaciones han de evitar que la mezcla de agua y espumógeno (espumante) pase lo menos
posible por tuberías, codos, bifurcaciones, reducciones,...

Las instalaciones pueden ser de 4 tipos:


- Para baja y media expansión: Proporcionador en medio de la línea.
Proporcionador en el vehículo.

- Para alta expansión: Proporcionador incorporado en el generador.


Proporcionador independiente del generador.

8. Proporcionador.

La función del proporcionador es aportar al agua una cantidad determinada de agente


espumógeno y realizar la mezcla, dando lugar al espumante. Las proporciones vienen expresadas
en porcentaje de volumen de espumógeno en la mezcla. Por ejemplo, un proporcionador regulado
al 3% significa que añadimos 3 litros de espumógeno y 97 litros de agua, dando lugar a 100 litros
de mezcla.

El paso del agua por el interior del proporcionador provoca un efecto Venturi debido al cual se
aspira el espumógeno. Como consecuencia de esto se produce una caída depresión en la línea del
orden de un 35%.

9. Generador de alta expansión Angus-Turbex.

El agua a presión acciona la turbina con ventilador. El paso del agua provoca una depresión por
efecto Venturi que aspira el espumógeno. Éste se mezcla con el agua del circuito proyectándose
la mezcla espumante contra la red de nailon por medio de las toberas, expandiendo la solución
gracias al aporte de aire generado por el ventilador.

9.1. Válvula de derivación.

Es la válvula de paso que permite evacuar al retorno cierto volumen de agua del circuito. Con
ello se consigue disminuir la presión de retención con lo que aumentan las revoluciones del
ventilador. Al aumentar éstas, conseguimos generar más aire, con lo que se obtendrá espuma de
mayor nivel de expansión.

9.2. Angus-Turbex utilizado como extractor de humos.

Para conseguir extraer humos, cerraremos el paso del agua a las toberas forzando que toda el
agua vuelva al retorno. Para ello tendremos que mantener abierta la llave de derivación mientras
las de paso a las toberas permanecen cerradas. Habrá que acoplar un fuelle semirrígido para
extracción de humos. Si invertimos el Angus-Turbex podremos inyectar aire a un local para
ventilar. En las operaciones de extractor-ventilador evitaremos sobrepasar los 10.5 kg/cm2 de
presión.

10. Pérdidas de carga según el tipo de instalación.

Pérdida de carga proporcionador: 35%


Pérdida de carga en punta de lanza de baja: 6 a 7 kg/cm2
Pérdida de carga en punta de lanza de media: 3 a 4 kg/cm2

Tabla 3. Pérdidas de carga en distintas instalaciones con diferentes caudales.

Manguera Caudal de 200 Caudal de 400 Caudal de 800


l/min. l/min. l/min.

45 mm 0.3 1.5 5

70 mm ------ 0.15 0.5

Tabla 4. Datos de pérdidas de carga en el proporcionador.


Caudal (l/min.) Baja expansión (kg/cm2) Media expansión (kg/cm2)

200 3.7 2.0

400 4.3 2.7

800 3.8 2.2

media 4 2.5

Por lo tanto la presión de la bomba del vehículo debe ser la suma de los siguientes conceptos:
presión de salida de la lanza, pérdida de carga de la manguera de 45, pérdida de carga en el
proporcionador y pérdida de carga en la manguera de 70.

11. Tipos de lanzas y proporcionadores.

Las lanzas y proporcionadores de espuma se identifican según el caudal y según la expansión que
consiguen de la emulsión:

- Lanzas de baja de 200 l/min. 45 B-2


- Lanzas de baja de 400 l/min. 45 B-4
- Lanzas de baja de 800 l/min. 70 B-8

- Lanzas de media de 200 l/min. 45 M-2


- Lanzas de media de 400 l/min. 45 M-4
- Lanzas de media de 800 l/min. 70 M-8

- Proporcionador de 200 l/min. Z-2


- Proporcionador de 400 l/min. Z-4
- Proporcionador de 800 l/min. Z-8

3. EXTINCIÓN: EXTINTORES PORTÁTILES.

1. Definiciones.

Extintor. Es un aparato autónomo que contiene un agente extintor, el cual se puede proyectar y
dirigir sobre un fuego por la acción de una presión interna. Esta presión se puede obtener por una
presurización interna permanente, por una reacción química o por la liberación de gas auxiliar.

Extintor portátil. Es un extintor concebido para ser llevado y utilizado a mano y que en
condiciones de funcionamiento tiene una masa igual o inferior a 20 Kg

Agente extintor. Es un producto o conjunto de productos contenidos en el extintor y cuya acción


provoca la extinción.
Carga. Es la masa o volumen del agente extintor contenido en el extintor. Desde el punto de vista
cuantitativo la carga de los aparatos a base de agua, se expresa en volumen (litros) y la de los
restantes aparatos en masa (Kg).

2. Clasificación de los extintores.

2.1. En función del procedimiento de impulsión del agente extintor, se clasifican en:

1. Extintores de presión incorporada.

1.1. Aquellos en que el agente extintor proporciona su propia presión de impulsión, tal como los
de dióxido de carbono.

1.2. Aquellos en que el agente extintor se encuentra en fase líquida y gaseosa, tal como los
hidrocarburos halogenados y cuya presión de impulsión se consigue mediante su propia tensión
de vapor con ayuda de otro gas propelente, tal como nitrógeno, añadido en el recipiente durante
la fabricación o recarga del extintor. Ejemplo halón 1211.

1.3. Aquellos en que el agente extintor es líquido o sólido pulvurulento, cuya presión de
impulsión se consigue con ayuda de un gas propelente, inerte, como el nitrógeno o el dióxido de
carbono, añadido en el recipiente durante la fabricación o recarga del extintor. Sólo cuando el
agente extintor sea agua se podrá utilizar como gas propelente el aire. Ejemplos: agua, polvo BC,
polvo ABC y espuma física.

2. Extintores de presión adosada.

2.1. Aquellos en que el agente extintor es líquido o sólido pulvurulento, cuya presión de
impulsión se consigue por un gas propelente, inerte, tal como el nitrógeno o dióxido de carbono,
contenido en una botella o cartucho, que aporta la presión de presurización en el momento de
utilización del extintor. Ejemplo: polvo BC, polvo ABC.

2.2. Aquellos en que el agente extintor es líquido y cuya presión de impulsión se consigue por un
gas producido por una reacción química que tiene lugar en el interior del recipiente en el
momento de su utilización. Ejemplo: espuma química (obsoletos).

2.2. En función del agente extintor que contengan, se clasifican en:


1. Extintores de agua: A chorro, pulverizada, con aditivos.
2. Extintores de espuma física (agua + AFFF).
3. Extintores de dióxido de carbono.
4. Extintores de polvo: ABC (fosfato amónico), BC (bicarbonato sódico, carbonato potásico).
5. Extintores de halón: halón 1211, halón 1301.
6. Extintores de espuma química (obsoletos).

3. Características de los extintores.

Seguro. Es una pieza que impide que, mediante un golpe o involuntariamente, se produzca el
disparo del agente extintor al exterior. Es normalmente una barra metálica de un grosor no
superior a 4 mm de diámetro, en forma de anilla en uno de sus extremos y en el precinto de su
garantía. En general, el seguro es aquella pieza que nos impide abrir la válvula de disparo.
Palanca de disparo. Todo extintor portátil debe llevar un dispositivo adecuado que pueda
interrumpir temporalmente la salida del agente extintor una vez efectuado el disparo.

Manómetro. Los extintores de presión incorporada, excepto los de dióxido de carbono, deben
estar equipados con un manómetro indicador de presión que debe señalar si la presión interna del
extintor no ha caído a un nivel inferior al necesario para un correcto funcionamiento del mismo.
Además, deben estar equipados de un dispositivo que permita medir directamente la presión del
gas con un aparato de medida independiente, o bien verificar el correcto funcionamiento del
manómetro de que está provisto el extintor, impidiendo fugas después de verificar la presión.

Placa de diseño. El extintor, excepto los de dióxido de carbono, deberá ir provisto de una placa
de diseño que deberán llevar grabado los siguientes datos:
- Presión de diseño.
- Número de la placa de diseño que corresponda al aparato.
- Fecha de la primera prueba y sucesivas (timbrado y los tres retimbrados sucesivos).
- Cuando se trate de Comunidades Autónomas con dos idiomas oficiales, la placa podrá
ir en versión bilingüe, pero en todo caso en castellano.

Verificación de un extintor.

Cada 3 meses. Por el personal del establecimiento: la accesibilidad, situación y aparente buen
estado del extintor y su etiqueta de características.

Cada 6 meses. Por el fabricante o instalador: peso y presión.

Cada 12 meses. Por personal especializado ajeno al establecimiento: peso, presión, etiqueta de
características y observaciones varias.

Cada 5 años. Por el fabricante o recargadores: comprobar si el recipiente aguanta la presión de


diseño mediante prueba hidrostática.

La vida máxima de un extintor es de 20 años (4 pruebas periódicas de 5 años).

Etiquetas de características.
1. Producto contenido y cantidad de los mismos. Eficacia para extintores portátiles según norma
UNE 23.110. Tipos de fuego para los que no debe utilizarse el extintor.
2. Instrucciones de empleo.
3. Información complementaria.
4. Nombre y razón social del fabricante o expendedor.

Esta suele ser la etiqueta central, pero además, deben llevar la siguiente información:
5. Información detallada de los productos contenidos y cantidad.
6. Temperatura máxima y mínima de empleo.
7. Fecha y contraseña al registro de tipo.
8. Información complementaria.

Tabla 1. Agentes extintores y su dedicación a las distintas clases de fuego. (Según RIPCI).
Agente extintor Fuego tipo A Fuego tipo B Fuego tipo C Fuego tipo D
(Sólidos) (Líquidos) (Gases) (Metales
especiales)

Agua pulverizada XXX (2) X

Agua a chorro XX (2)

Polvo BC (convencional) XXX XX

Polvo ABC (polivalente) XX XX XX

Polvo específico para XX


metales

Espuma física XX (2) XX

Dióxido de carbono X (1) X

Hidrocarburos X (1) XX
halogenados

XXX Muy adecuado


XX Adecuado
X Aceptable

Notas: (1) En fuegos poco profundos (inferior a 5 mm) puede asignarse XX.
(2) En presencia de tensión eléctrica no son aceptables como agentes extintores el agua
a chorro ni la espuma: el resto de los agentes extintores que superen el ensayo
dieléctrico normalizado en UNE 23.110.

4. Técnicas de extinción.

Ante un conato de incendio o un incendio declarado, hay que tener en cuenta los siguientes
puntos:

1. Existencia de medios de extinción.


- Estado de éstos.
- Posibilidades de los medios ante las proporciones del incendio.
- Conocimiento del manejo de los equipos.
- Dominio de las técnicas de aplicación.

2. Vistos los puntos anteriores positivos, se procede de la siguiente manera:


- Comprobar la presión y agente extintor adecuado.
- Situarse a favor del viento.
- Quitar el pasador del seguro.
- Accionar la pistola de disparo o percutor para comprobarlo.
- Dirigir el chorro de agente hacia la base de las llamas más próximas moviendo en zigzag
para aumentar la eficacia.
- Avanzar con precaución mientras se está apagando el fuego.
- Actuar siempre con decisión.
- Recordar que la carga de un extintor portátil de polvo de 6 Kg, dura de 12 a 14
segundos por lo que se debe aprovechar el contenido.
TEMA 28. EXTINCIÓN: INTERIORES.

1. INTRODUCCIÓN.

La intervención en ambientes agresivos producidos por un incendio afecta sustancialmente al


organismo produciendo alteraciones físicas y químicas importantes. El conjunto de situaciones
que conlleva operar en este tipo de ambientes implica una disminución de la seguridad física y
una disminución de la efectividad.

La acción del fuego provoca un aumento de la temperatura, gran producción de humo y de


sustancias tóxicas que puede provocar:
- Deshidratación y eliminación de sales.
- Aumento del ritmo respiratorio.
- Desorientación debido a ruidos y falta de visibilidad.
- Sensación de angustia (estrés).
- Afecciones cutáneas y quemaduras en las partes del cuerpo no protegidas.
- Toxicidad del medio ambiente. Aire irrespirable.

Una intervención adecuada en este tipo de medio viene dada por una utilización apropiada de loa
equipos de extinción y medios de protección. Esto se consigue gracias a un entrenamiento que
debe comprender un aislamiento psíquico del medio y una aplicación habitual de las técnicas de
intervención y extinción.

2. EQUIPO DE INTERVENCIÓN Y PROTECCIÓN.

Se compone de:
Casco: ofrece protección térmica y mecánica contra golpes en la cabeza.
Chaquetón y pantalón Nómex: protege del calor radiante, del calor transmitido por conducción y
actúa como barrera para el vapor.
Guantes: son ignífugos y resistentes al desgarro. No actúa como barrera de vapor.
Cinturón: tiene dos funciones básicas. Permite anclarse en puntos fijos en condiciones de
precaria estabilidad y posibilita la autoevacuación en las situaciones que lo requieran, así como
de terceras personas.
Aparato de respiración autónomo: protege contra ambientes no respirables. La proliferación de
productos químicos que incorporan los materiales aparecido en el mercado en los últimos años
hace prácticamente imposible predecir los efectos que pueden tener sobre el organismo tanto a
corto como a largo plazo. Por tanto la norma básica a seguir en ambientes con indicios de
contaminación con humo o sin humo será la utilización generalizada del equipo de respiración
autónomo.
Cuerda guía: permite tener una referencia de orientación ante la falta de visibilidad habitual en
muchos siniestros. Especialmente indicada en siniestros en recintos de geometría complicada
tales como sótanos, garajes,...

3. SISTEMÁTICA DE UTILIZACIÓN DE APARATOS DE RESPIRACIÓN AUTÓNOMOS.

1. Los elementos de control sobre los aparatos respiratorios son el manómetro de presión y el
avisador acústico.
2. El regulador se empleará en presión positiva.
La principal garantía de seguridad viene dada por la combinación de los dos elementos, por tanto:
1. Comprobar el funcionamiento del avisador acústico.
2. Visualizar el manómetro y comprobar la carga del equipo.
3. Visualizar sistemáticamente la carga del equipo y controlar el consumo de aire durante la
intervención.
4. Abandonar el lugar de la intervención al sonar el avisador.
5. A la salida del lugar de intervención recuperar el ritmo respiratorio con la máscara colocada
para evitar un posible síncope.

4. NORMAS BÁSICAS DE SEGURIDAD.

1. Todas las intervenciones se harán por parejas con un riguroso control desde el exterior.
2. El desplazamiento se realizará con un pie por delante tanteando el terreno. Si la temperatura
fuera demasiado alta se irá agachados o de rodillas.
3. Se tomarán puntos de referencia y se utilizará una guía (cuerda o manguera).
4. Salvo casos especiales debe evitarse el contacto del agua con la ropa, puesto que el vapor de
agua que se genera al calentarse podría producir quemaduras.
5. Utilizar siempre el chaquetón y pantalón Nómex. En caso de tener forro, éste debe estar
puesto. El chaquetón debe ir cerrado para una eficaz protección contra la llama y el vapor.
6. Como medio de protección contra la temperatura se puede emplear la cortina de agua
producida por la lanza.
7. En ataque en espacios cerrados reducidos (viviendas), se evitará la instalación de líneas
opuestas puesto que el vapor tiende a salir por uno de los puntos proyectándose sobre el personal.

5. POSIBLES INCIDENTES.

1. Falta de aire o avería del aparato respiratorio.


Conectar el latiguillo del regulador en la doble conexión del aparato respiratorio del compañero y
dirigirse a la salida.

2. Pérdida del ritmo respiratorio.


Procurar calmarse y relajarse para recuperar el ritmo respiratorio con inspiraciones prolongadas,
profunda y pausadas y con expiraciones cortas.

3. Entrada de humo en la máscara.


Utilizar siempre el regulador en presión positiva.

4. Deshidratación (sequedad de boca, tambaleos, sensación de mareos, temblores en


extremidades inferiores).
Beber agua con sales.

5. Pérdida de orientación.
Procurar buscar la manguera o cabo guía.

Si al final se produjera un accidente no abandonar al compañero accidentado y dar la alarma a los


compañeros del exterior.
TEMA 29. INCENDIOS FORESTALES. CAUSAS, PREVENCIÓN. EL COMBATE
DEL FUEGO.

1. EL INCENDIO FORESTAL.

El fuego, además de ser un factor natural, que ha condicionado la existencia y distribución de los
bosques en el transcurso de miles de años, puede considerarse como una herramienta que el
hombre ha venido utilizando para numerosas labores agrícolas, ganaderas o forestales: quemas de
rastrojos, eliminación de cortas o podas, etc.

Cuando se produce un fuego que no es controlado por el hombre tiene lugar lo que se entiende
por incendio. En el caso de que este fuego no controlado afecte a la vegetación que cubre los
terrenos forestales, se origina un incendio forestal, que si encuentra unas condiciones apropiadas
para su expansión puede recorrer extensas superficies produciendo graves daños a la vegetación,
a la fauna, al suelo y causando importantes pérdidas ecológicas, económicas y sociales, dado los
múltiples beneficios, tanto directos como indirectos, que los montes prestan a la sociedad.

Para evitar estas pérdidas se hace necesario establecer una serie de medidas de prevención y
lucha contra los incendios forestales para cuya aplicación es necesario conocer las características
del fenómeno del fuego, así como los factores que determinan su comportamiento y sobre la base
de estos conocimientos predecir cómo evolucionarán los incendios.

2. EL FENÓMENO DEL FUEGO.

Toda sustancia que puede arder es un combustible y el fenómeno del fuego se origina cuando, en
el proceso denominado combustión, el oxígeno del aire se mezcla con cualquier materia
combustible produciéndose el desprendimiento de gases, la emisión de calor y de luz y, con
frecuencia, la aparición de llamas.

El fuego se inicia por la aportación de una fuente intensa de calor al combustible, en presencia
del oxígeno, hasta que alcanza el punto de ignición y comienza a arder. Una vez en marcha el
proceso, el calor generado puede hacer que el fuego se mantenga por sí mismo, mientras tenga
combustible y oxígeno disponibles o hasta que se proceda a su extinción.

Por tanto para que un fuego tenga lugar es necesaria la coincidencia en el mismo sitio y al mismo
tiempo de los tres elementos que componen el llamado triángulo del fuego:
- Combustible.
- Oxígeno.
- Calor.

En el caso del incendio forestal el primer elemento será el combustible vegetal, constituido por
las plantas vivas tanto herbáceas como leñosas y por los residuos muertos como las leñas, que se
encuentran en los montes.

Para que este combustible arda con facilidad debe estar muy seco, por lo que la mayoría de los
incendios forestales se producen en los meses de verano cuando las temperaturas alcanzan
valores muy altos.

El oxígeno está siempre en el aire y generalmente en cantidades suficientes para mantener la


combustión. En cuanto al foco de calor puede provenir de causas naturales como el rayo, o ser
provocado por el hombre de manera accidental, negligencia o intencionado.

3. LA PROPAGACIÓN DEL FUEGO.

La propagación del fuego tiene lugar desde un foco inicial, por medio de la transmisión del calor
que se emite en la combustión, a los combustibles más o menos próximos que al calentarse
pueden igualmente arder y así sucesivamente.

Existen tres formas de transmisión del calor y por tanto de propagación del fuego:
a) Convección.
Si un lugar determinado la masa de aire existente se calienta, alcanzando mayor temperatura que
las masas que la rodean, tiene tendencia a elevarse debido a su menor densidad, siendo
sustituidas por otras masas frías que al calentarse, a su vez se elevarán, originándose unas
corrientes ascendentes de aire caliente, que transportará el calor. El aire puede calentarse como
consecuencia del calentamiento del suelo por las altas temperaturas o por el calor desprendido
por un incendio y las corrientes de aire formadas desecarán los combustibles que encuentren a su
paso favoreciendo la propagación del calor. La transmisión por convección tiene especial
importancia en la rapidez del avance del incendio ladera arriba y en el paso del fuego del
sotobosque a las copas de los árboles.
b) Radiación.
En la radiación el calor pasa a través del aire sin que exista movimiento del mismo y sólo tiene
influencia importante a cortas distancias. Por ello, en los incendios forestales la propagación por
radiación afecta únicamente a los combustibles que están próximos a los que están ardiendo.
C) Conducción.
En este caso el calor se transmite en el interior de un cuerpo sin que haya desplazamiento de las
moléculas que lo componen. Esta forma de transmisión tendrá lugar cuando exista contacto entre
las plantas y hace también que se quemen los materiales leñosos (raíces, troncos, ramas, etc.), que
componen la vegetación.

4. TIPOS DE INCENDIOS.

Según el estrato o piso del monte por el que se propaga el fuego se distinguen tres tipos de
incendios:
- De superficie.
- De copas.
- De subsuelo.

A) Incendios de superficie.
Se extienden superficialmente sobre el terreno quemando la vegetación herbácea y los matorrales,
así como los restos y despojos vegetales (leñas muertas, hojarasca, etc.), sin apenas afectar al
arbolado existente. Dadas las características de estos combustibles, que arden con facilidad, los
incendios de superficie son los más frecuentes y suelen ser el origen de los otros tipos.

B) Incendios de copas.
Se propagan a través de las copas de los árboles, siendo los que avanzan más rápidamente debido
a que esa altura el viento sopla con más fuerza que a la altura del suelo. Generalmente, afectan a
las masas arboladas debido a la propagación del incendio de superficie, producido en el
sotobosque de las mismas y son los que presentan mayores dificultades para su extinción.
C) Incendios de subsuelo.
Avanzan quemando la materia orgánica seca y las raíces existentes debajo del suelo. Son fuegos
lentos de propagación, sin llamas y con escaso desprendimiento de humo, por lo que a veces su
localización es difícil y suelen durar mucho tiempo al no ser fáciles de combatir y, en general, se
producen en contadas ocasiones.

No siempre estos tres tipos de incendios se producen de forma aislada, sino que muchas veces se
tendrá una combinación de ellos, en especial, los de superficie y copas que se propagan
simultáneamente, aunque con distinta velocidad.

5. FORMAS Y PARTES DE UN INCENDIO.

Iniciado el fuego en un punto, las llamas se van extendiendo a su alrededor formándose una línea
perimetral que va ardiendo y quedando en su interior una zona ya quemada. Si el terreno fuese
llano, la vegetación fuese uniforme y no soplase el viento, el fuego avanzaría por igual en todas
direcciones. El perímetro del incendio sería circular.

Cuando sopla el viento o el terreno es inclinado el perímetro en llamas suele adoptar una forma
de elipse y el fuego tiene distinta intensidad y velocidad en distintos puntos de dicho perímetro.
Por ello en el incendio se pueden distinguir las siguientes partes:
- Borde: línea perimetral que está ardiendo.
- Cabeza o frente: extremo de la elipse por donde avanza más rápidamente el fuego.
- Flancos: bordes laterales de la elipse.
- Cola: extremo de la elipse en donde el fuego avanza con lentitud.

El frente avanza más rápido cuanto más fuerte es el viento o más inclinado el terreno pues las
llamas van desecando el combustible, que está sin arder, lo que facilita su ignición, y al mismo
tiempo la elipse se va haciendo más alargada. En los flancos y cola, por el contrario, el fuego no
encuentra estas condiciones en la vegetación y avanza más despacio y por ello serán los lados por
los que se pueda atacar el fuego directamente.

Ahora bien, en general, la forma de fuego no serán elíptica pues cambios en la composición de la
vegetación, barreras naturales, o variaciones del terreno, harán que el borde del incendio adquiera
un contorno irregular con la aparición de dedos o lenguas de frente entrantes o bolsas en los que
la progresión del fuego será menor.

6. FACTORES QUE DETERMINAN EL COMPORTAMIENTO DEL FUEGO.

Existe un conjunto de factores que determinan el comportamiento del fuego y, por tanto, la forma
en la que va a evolucionar el incendio. Estos factores se agrupan de la forma siguiente:
- Los combustibles vegetales.
- Los factores climatológicos.
- La topografía del terreno.

Los combustibles vegetales al ser un elemento del triángulo del fuego son indispensables para
que el mismo se produzca y las condiciones que presenten como el tamaño, distribución, o el
contendido en humedad, son decisivos para el comportamiento del fuego. Por otra parte, el factor
combustible es el único de los tres sobre el que el hombre puede actuar para controlar o extinguir
el incendio.

Los factores climatológicos inciden sobre el estado de los combustibles a través de la humedad y
la temperatura y sobre la propagación del fuego por el viento.

En cuanto a la topografía es la más constante de todos y modifica las características, tanto de las
combustibles como del clima.

7. LOS COMBUSTIBLES VEGETALES.

En el monte los combustibles vegetales existentes comprenden todas las clases de plantas vivas y
los restos y despojos de estas plantas.

Por tanto una primera clasificación de los combustibles vegetales puede ser la siguiente:
- Combustibles vivos:
- Hierbas.
- Matas.
- Arbustos.
- Árboles.
- Combustibles muertos:
- Tocones.
- Ramas caídas.
- Hojarasca.
- Pasto seco.

Tanto unos como otros influirán sobre el fuego según presenten una serie de condiciones entre las
que cabe destacar:
- Grado de combustibilidad.
- Cantidad de combustible.
- Densidad de la vegetación.
- Estratificación de la vegetación.
- Humedad del combustible.

A) Grado de combustibilidad.
La combustibilidad se refiere a la mayor o menor facilidad que tienen los combustibles para arder
y atendiendo a la misma podemos distinguir:
- Combustibles ligeros: constituidos por hojas, acículas, hierbas, matorral, arbustos, etc.,
que arden con gran rapidez.
- Combustibles pesados: formados por troncos, ramas, raíces, etc., que son lentamente
consumidos por el fuego.
En un incendio, el avance del fuego dependerá de que en el tipo de vegetación predominen los
combustibles ligeros o pesados. Así se tiene que la velocidad de propagación será decreciente
según el siguiente orden:
- Pastos.
- Matorral.
- Vegetación arbustiva.
- Arboleda con sotobosque.
- Arboleda sin sotobosque.
También hay que tener en cuenta que el grado de combustibilidad aumenta en aquellas especies
que contienen determinadas sustancias químicas volátiles. Así los pinos, por contener resinas,
arden mejor que otras especies que carecen de este producto. Por esta razón el fuego se propaga
más rápidamente en las masas arboladas formadas por una sola especie, por ejemplo en un pinar,
que en las que se mezclan pinos con otras especies frondosas: encinas, alcornoques o quejigos.

B) Cantidad de combustible.
La cantidad de combustible, tanto viva como muerto, por unidad de superficie, es otro factor a
tener en cuenta pues cuanto más combustible haya más intensidad alcanzará el fuego. La
acumulación de residuos y despojos formados por los restos de podas y cortas no eliminados,
pueden contribuir de manera decisiva a la propagación de los incendios. De aquí la importancia
de mantener los montes limpios de estos materiales muertos para disminuir el riesgo de incendios
y facilitar la extinción.

C) Densidad de la vegetación.
La densidad es el grado de cobertura del suelo por la vegetación existente sobre el mismo e
indica la mayor o menor proximidad de unas plantas a otras, lo que condiciona la velocidad de
propagación del fuego. Si la densidad es alta apenas habrá interrupción del combustible y el
fuego se propagará rápidamente a través del mismo. A medida que la densidad vaya
disminuyendo, existirán áreas sin combustible y el fuego encontrará más dificultades para su
propagación.

D) Estratificación de la vegetación.
La distribución de la vegetación según un plano vertical se denomina estratificación y se divide
en una serie de niveles o estratos de diferentes alturas según se trate de pastos, matas, arbustos o
arbolado. Simplificando pueden distinguirse dos casos:
- Estratificación continua: los distintos estratos se superponen, por lo que el fuego puede
pasar de unos a otros. Con ello se favorece el que un fuego de superficie se transforme
en un fuego de copas.
- Estratificación discontinua: no existe continuidad en los estratos, como sucede en una
masa arbolada podada y limpia de matorral, pero que mantiene un tapiz herbáceo. En
este caso, si se inicia un fuego de superficie difícilmente pasará a las copas.

E) Humedad del combustible.


El contenido en agua de los combustibles tiene una gran importancia en el comportamiento del
fuego por su influencia en la posibilidad de que se inicie la combustión y en el posterior
desarrollo de la misma. La aplicación de calor a un combustible con una alto porcentaje de
humedad ha de servir primero para evaporar el exceso de agua antes de que se alcance el punto
de ignición, y posteriormente cuanto más seco esté el combustible más rápidamente se quemará y
mayor altura alcanzará las llamas, lo que favorecerá la propagación del fuego a las copas de los
árboles.

Tabla 1. La vegetación en la propagación del fuego.

Mayor velocidad de propagación Menor velocidad de propagación

Combustibles muertos Combustibles vivos


Combustibles ligeros Combustibles pesados

Densidad alta Densidad baja

Estratificación continua Estratificación discontinua

Pastos y matorral Masas arboladas

Masas puras Masas mezcladas

Combustibles más secos Combustibles menos secos

Como los combustibles muertos tienen menor humedad que los vivos, arderán con mayor
facilidad y por tanto, su abundancia en el monte aumentará el riesgo de incendios. En las
condiciones de humedad del combustible está basada la utilización del agua y de los retardantes
en el ataque indirecto al fuego, pues al humedecer o impregnar con estos productos la vegetación
que no ha ardido, se impide el avance de las llamas a través de la misma.

8. LOS FACTORES CLIMATOLÓGICOS.

Los distintos factores que configuran la situación meteorológica de la zona en que se produce un
incendio condicionan su evolución. Entre dichos factores los que tienen una mayor incidencia son
los siguientes:
- El viento.
- La temperatura.
- La humedad.

A) El viento.

Es sin duda el más importante de los tres, especialmente por determinar en gran medida la
velocidad de propagación del fuego. Debido a la distribución de las tierras y de los mares y el
cambio de estaciones del año, sobre la superficie de la tierra se producen diferencias de
temperatura de unas regiones a otras que originan movimientos horizontales de aire que
constituyen los vientos generales.

Por otra parte, en áreas determinadas y debido también a diferencias de temperatura entre el día y
la noche o entre distintas situaciones topográficas surgen los vientos locales, cuya acción se
sumará a la de los vientos generales. Estos vientos locales afectan muy directamente al
comportamiento del fuego y a su vez las variaciones de calor del incendio modifican las
características del viento local, produciendo corrientes ascendentes y remolinos. De estos vientos
los que presentan mayor interés en la lucha contra el fuego son los vientos de ladera y los vientos
de valle, cuya aparición está muy ligada a la topografía del terreno.

Vientos de ladera.

Durante el día en las laderas de las montañas el aire se calienta más en las partes bajas que en las
altas por lo que, por convección, tienden a subir formándose los vientos de ladera ascendentes.
Estos vientos son más intensos en las solanas, por recibir más calor, que en las umbrías, con
frecuencia son turbulentos y su velocidad está comprendida entre los 6 y 7 km./h. Por la noche, el
aire de las zonas altas de las laderas se enfría más rápidamente que en las bajas y al ser más
pesado tiende a bajar por la acción de la gravedad, dando lugar a los vientos de ladera
descendentes. Los vientos descendentes son más estables que los ascendentes y su velocidad
bastante menor, variando entre los 1 a 3 km./h.

Vientos de valle.

En los valles en pendiente formados por dos laderas enfrentadas que se unen por su parte inferior,
aparecen, por las mismas razones que en el caso anterior, los vientos de valle, pero que presentan
una mayor intensidad. Así los vientos de valle, durante el día, oscilan entre los 16 y 30 km./h, y
los vientos descendentes, durante la noche, entre los 12 y 25 km./h.

Acción del viento sobre el incendio.

El viento es un factor determinante de la intensidad, dirección y velocidad de propagación del


fuego y, por tanto, significa un condicionante fundamental en la lucha contra los incendios
forestales. Los principales efectos del viento sobre el incendio son los siguientes:
- Desecación de la vegetación, que no ha sido afectada por el fuego, adelantando el
momento de su quema.
- Avivar el fuego mediante la aportación de mayores cantidades de oxígeno a la
combustión.
- Propagación de las llamas hacia el combustible que está sin arder provocando su
ignición.
- Desplazamiento de chispas o pavesas a zonas no incendiadas que ocasionarán focos
secundarios en el incendio.
- Cambios imprevisibles en el avance del fuego como consecuencia de las variaciones
en la velocidad y dirección del viento.

B) La humedad atmosférica.

La humedad relativa del aire, que determina el contenido en vapor de agua del mismo, influye en
el comportamiento del fuego en la medida que determina la humedad del combustible. Por
consiguiente, cuanto menor sea la humedad relativa del aire, los combustibles estarán más secos
y, por tanto, arderán más rápidamente. En cambio, si la humedad relativa es alta los combustibles
estarán más húmedos y se quemarán con más dificultad. El hecho de que la humedad relativa
suele ser menor durante el día que por la noche, favorece que la vegetación presente mayor
facilidad para arder en las horas diurnas. Como en las áreas con vegetación arbolada se crea un
microclima más húmedo que en las que están cubiertas de matorral, en éstas será mayor el riesgo
de incendio.

C) La temperatura.

La temperatura cuando alcanza valores elevados, como sucede en los meses de verano, puede
contribuir a la iniciación y propagación del fuego al producir los siguientes efectos:
- La desecación de los combustibles que será mayor cuanto más alta sea la temperatura.
- El calentamiento del suelo que originará, por convección, corrientes ascendentes de
aire.
Estos efectos tendrán mayor incidencia en las horas de máxima insolación que son las primeras
horas de la tarde y por tanto serán también las de mayor riesgo de incendios.

9. LA TOPOGRAFÍA DEL TERRENO.

Debido a que los terrenos forestales corresponden, en general, a zonas de montaña, suelen
presentar una orografía muy complicada con pendientes elevadas, alternancia de crestas y valles,
cortados, etc., lo que determina una gran influencia en el comportamiento del fuego, no sólo por
sus efectos directos, sino también porque esta configuración del terreno condiciona las
características de los otros factores: la vegetación y la climatología. Los tres elementos de la
topografía más importantes para los incendios son:
- La pendiente.
- La exposición.
- El relieve.

A) La pendiente.

Los terrenos en pendiente favorecen la continuidad vertical de la vegetación y la aparición de los


vientos de ladera ya considerados y, por tanto, facilitarán la propagación del incendio. Cuando el
fuego avanza ascendiendo por una ladera, su velocidad aumenta al incrementarse la pendiente
debido a que:
- Los combustibles están más próximos.
- El viento ascendente va desecando la vegetación antes de que llegue el fuego.
- Aumenta la velocidad del viento.
- Se forman corrientes de convección.
Se ha estimado que la velocidad de propagación se duplica en una pendiente del 10% y se
cuadriplica en una del 20%. El fuego también puede avanzar ladera abajo, bien porque sea un
incendio de gran intensidad o bien porque los vientos sean descendentes, como suele ocurrir de
noche. Entonces el avance se hace más lento.

B) La exposición.

Según que una ladera esté orientada al Sur, solana, o al Norte, umbría, las cantidades de calor del
Sol que recibe son distintas y como consecuencia también tiene distinta cantidad de combustible.
En general, las solanas están sometidas a una mayor insolación por lo que tienen menor humedad
y menos vegetación que las umbrías y además en las solanas se formarán con más frecuencia
corrientes de convección ascendentes, por lo que el fuego avanzará más rápidamente.

C) El relieve.

Si el relieve forma valles estrechos o vaguadas el fuego puede pasar con facilidad de una ladera a
otra y también hay que tener en cuenta que, pueden actuar como verdaderas chimeneas en las que
los vientos de valle que se formen pueden alcanzar gran velocidad y con ellos las llamas del
fuego que propagan. Esto puede crear situaciones de alto riesgo para el personal que trabaja en la
extinción.

10. LA PREDICCIÓN DEL COMPORTAMIENTO DEL FUEGO.

Teniendo en cuenta la influencia de estos factores que se han analizado, se puede predecir de
modo estimado, cual va a ser el comportamiento del fuego, lo que permitirá a los responsables de
las tareas de extinción tomar una serie de decisiones como pueden ser:
- Métodos de ataque al fuego a emplear.
- Estimación de recursos humanos y materiales necesarios.
- Despliegue de los recursos.
- Medidas de seguridad para el personal que interviene en la extinción.
Las variables más importantes a considerar para esta predicción son las siguientes:
a) Velocidad de propagación, definida por la distancia que recorre el fuego en un tiempo
determinado, que será distinta para el frente, los flancos o la cola del incendio y que condicionará
su crecimiento en superficie.
b) Altura de las llamas, dependiente del tipo de combustible que arde y determinante de que el
personal pueda acercarse o no al fuego.
c) Intensidad de calor, que es la energía desprendida por el incendio y que igualmente influye en
la posibilidad de acercarse al mismo.

Así por ejemplo, si lo que arde es una zona de pastos, al ser un combustible ligero, se puede
estimar que la velocidad de propagación será alta, y en cambio la altura de las llamas será
pequeña. Por tanto, el personal podrá actuar directamente en el borde del incendio, sin grave
riesgo de accidente. Por el contrario, cuando se produce un incendio en un área de gran
acumulación de combustible muertos, como los despojos de una corta, el fuego avanzará
lentamente pero se producirán llamas altas y desprendimiento intenso de calor. No será posible
atacar directamente al fuego con el personal de tierra y habrá que considerar la intervención de
otros medios como pueden ser los aéreos para la descarga de agua.

11. EL COMBATE DEL FUEGO.

11.1. Principios básicos de la extinción.

Una vez que se ha conocido la existencia de un incendio se debe procurar su extinción lo más
rápidamente posible para evitar que el fuego alcance grandes proporciones y se propague con
facilidad. La extinción del incendio consiste en lograr que el fuego cese mediante una actuación
del hombre que rompa o debilite lo que se ha denominado el triángulo del fuego causante de la
combustión y formado por combustible, oxígeno y calor.

Esta actuación puede ser de dos formas:

Actuación directa: se basa en sofocar las llamas actuando directamente sobre el combustible
vegetal que está ardiendo, con uno de los objetivos siguientes:
- Desplazamiento violento del aire próximo a las llamas mediante el empleo de
batefuegos.
- Enfriamiento y aislamiento del aire del combustible que está ardiendo con agua (sola
o mezclada con retardantes) o con tierra.
- Dispersión del combustible por medio de rastrillos u otras herramientas.

Actuación indirecta: en vez de sofocar las llamas, se trata de aislar el combustible que se está
quemando hasta que se consuma totalmente y el fuego se apague, existiendo para ellos dos
objetivos:
- Eliminación del combustible existente próximo al fuego mediante apertura de fajas
limpias de vegetación, por medios manuales o con máquinas, o quemando la vegetación
por medio de contrafuegos.
- Disminución de la capacidad de arder el combustible humedeciéndolo con agua e
impregnándolo con productos retardantes.

11.2. Fases de la extinción.

En la extinción de un incendio se pueden distinguir tres fases: ataque, control y liquidación, que
se corresponden con las tres situaciones que puede tener un incendio: activo, controlado y
extinguido.

El ataque es la actuación que se inicia con el fuego incipiente y se mantiene mientras el incendio
avance por alguno de sus frentes, es decir, mientras el incendio está activo.

Cuando ningún frente avanza, se pasa entonces a la fase de control que consiste en tener rodeado
todo el borde del incendio de una faja, sin combustible y dejando el suelo mineral al descubierto,
que se denomina línea de control y que impide que el fuego se propague fuera del perímetro
quemado. Esta línea de control se habrá ido formando, durante el ataque al incendio, en base a:
- Zonas en las que no existe combustible porque ya se ha extinguido el fuego que lo ha
quemado.
- Zonas en que se ha eliminado manual o mecánicamente la vegetación.
- Barreras naturales (ríos, eriales, roqueados, etc.), o artificiales (caminos, líneas de
ferrocarril, cortafuegos, etc.), que impiden que avance el incendio.

Se dice entonces que el incendio está controlado.

Por último, en la liquidación se apaga totalmente el fuego, fundamentalmente en el borde de


incendio, pero procurando también apagar los focos que quedan en el interior, con el fin de evitar
que por la acción del viento puedan saltar pavesas a las zonas no quemadas y reproducirse así el
incendio. Al final de esta fase el incendio está extinguido.

Para el desarrollo de estas tres fases del incendio se pueden seguir dos métodos de extinción,
según que se actúe directa o indirectamente sobre el combustible en ignición.

11.3. Método de ataque directo.

Descripción.

Este método de ataque consiste en la actuación directa contra las llamas en el borde del incendio
mediante alguno de los procedimientos indicados anteriormente:
- Empleo de batefuegos.
- Empleo de agua.
- Empleo de tierra.
- Dispersión del combustible.

Esta actuación se realiza siempre por personal de tierra, que según los casos, podrá tener apoyo
de medios aéreos que, mediante descargas de agua, facilitarán la tarea a desarrollar al enfriar el
combustible y disminuir la intensidad del fuego.

Al ir apagando los bordes del incendio se va estableciendo la línea de control mediante la


apertura de una faja, alrededor del perímetro, dejando el suelo mineral al descubierto, utilizando
para ello las herramientas adecuadas de corte y raspado.

Este método directo también se aplica en la fase de liquidación rematando los focos interiores
que hayan quedado.

a) Empleo de batefuegos.

En este procedimiento se utilizan batefuegos que pueden ser ramas verdes cortadas en el lugar del
incendio o las herramientas conocidas por este nombre que suelen estar constituidas por una
placa de goma o de varillas y un mango largo.

Con estos batefuegos se dan golpes secos en la base de la llama, procurando mantenerlo unos
momentos sobre el suelo antes de levantarlo para iniciar el golpe siguiente y de esta manera se va
sofocando el fuego.

Los golpes deben darse hacia el interior del incendio para que las pavesas o brasas que puedan
saltar, como consecuencia de dichos golpes, caigan dentro de la superficie quemada. La
utilización de batefuegos se hace en fuegos incipientes o de frente débiles y con combustibles
ligeros.

b) Empleo del agua y retardantes.

El agua es un medio fundamental en la extinción del incendio pues a la vez que enfría al
combustible lo aísla del aire con lo que rápidamente se consigue apagar el fuego. Se utiliza tanto
por medio terrestres, cuando se dispone de extintores de mochila o vehículos autobombas, como
por medios aéreos, aviones o helicópteros, con depósitos de carga de agua.

En el ataque directo al fuego, el personal de tierra provisto de extintor o manguera debe dirigir el
chorro de agua a la base de las llamas en sentido tangencial al borde del incendio para conseguir
el máximo aprovechamiento. Cuando se emplean medios aéreos el agua se descarga sobre los
frentes del incendio disminuyendo así la actividad de los mismos.

La limitación del procedimiento está en la disponibilidad de agua, que no siempre abunda en los
montes y su transporte en vehículos hasta las proximidades del incendio, lo que a veces no es
posible por las dificultades de acceso. Se puede conseguir una mayor eficacia si el agua se mezcla
con productos químicos retardantes.

En el caso de utilizar extintores de mochila, por su capacidad limitada, cuando haya escasez de
agua, conviene reservar su uso para atacar fuegos incipientes o tareas de liquidación y remate.

c) Empleo de tierra.

El lanzamiento de tierra sobre el combustible tiene como finalidad separarlo del aire a la vez que
contribuye a enfriarlo. La herramienta más adecuada para esa labor es la pala que se debe utilizar
para echar de golpe, sin esparcir, la tierra sobre la base de las llamas de forma regular y
continuada. Por ello cuando no se dispone de mucha tierra es preferible apilarla previamente.

También se utiliza en la fase de liquidación para apagar los rescoldos o brasas que quedan el
borde y dentro del perímetro de la zona quemada. Debe procurarse emplear tierra mineral con
poco contenido de materia orgánica, pues al ser ésta combustible la eficacia sería menor.
d) Dispersión del combustible.

Cuando en los bordes del incendio quedan brasas puede recurrirse también al enfriamiento del
combustible dispersándolo mediante rastrillos, rastrillos-azadas o herramientas similares. Este
procedimiento no es conveniente emplearlo para combatir las llamas y su uso adecuado para la
fase de liquidación.

Utilización del método directo.

En general el método de ataque directo se debe utilizar en algunos de los casos siguientes:
- Fuegos incipientes.
- Incendios superficiales con llamas no muy altas (menores de 2 m de altura) de baja
intensidad de calor o que apenas desprendan humos.
- Flancos o cola de grandes incendios cuando el viento sopla en dirección a la zona
quemada.
- Focos secundarios que no han adquirido gran virulencia.
- Incendios en los que las descargas de agua de los medios aéreos han debilitado los
frentes activos.
- Liquidación de fuegos controlados.

Este método permite que las superficies recorridas por el fuego y muchas veces las tres fases de
la extinción se llevan a cabo de manera simultánea. Por el contrario resulta penoso e incluso
peligroso para el personal que participa en la extinción debido al calor y a los humos
desprendidos por el incendio, así como por la posibilidad de que puedan producirse focos
secundarios a la espalda de los combatientes al saltar chispas o pavesas.
No deberá emplearse cuando por las condiciones del medio: topografía abrupta, vegetación muy
densa o fuertes vientos, o por las características del propio fuego: gran altura de llamas o
desprendimiento intenso de calor, exista riesgo elevado de accidente para el personal.

11.4. Método de ataque indirecto.

Descripción.

El método de ataque indirecto tiene como objetivo el aislar el combustible que está ardiendo de la
vegetación que lo rodea, mediante la apertura de unas fajas de suelo mineral sin combustible,
denominadas líneas de defensa, a cierta distancia del perímetro del incendio, quemando el
combustible intermedio por medio del uso del fuego o utilizando agua o retardantes químicos.

Estas líneas de defensa se apoyarán en las barreras naturales o artificiales que puedan existir y su
objetivo principal será detener el avance del fuego, así como facilitar un posterior ataque directo
para su control y liquidación.

Se pueden considerar tres procedimientos en el método de ataque indirecto:


- Apertura de la línea de defensa.
- El contrafuego.
- El empleo de agua y retardantes.
Utilización del método.

- Incendios de superficie en que las llamas son altas (mayores de 2 m de altura) y con gran
desprendimiento de calor y humos.
- Incendios de copas.
- Incendios en terrenos de topografía complicada cubiertas de vegetación muy densa.
- Cuando por los fuertes vientos el fuego avanza rápidamente y saltan con facilidad chispas o
pavesas.
- Siempre que pueda existir riesgo para los combatientes en el ataque directo.

La gran ventaja de este método radica en la seguridad y comodidad que supone para el personal
que interviene en la extinción al no tener que trabajar en el borde del incendio. Por el contrario su
empleo hace que se prolongue más la duración de la extinción que si se atacase el fuego
directamente, debiéndose controlar un mayor perímetro de la zona quemada y perdiéndose más
vegetación.

11.5. La línea de defensa.

La apertura de la línea de defensa consiste en la corta, roza o arranque de la vegetación a lo largo


de una faja, de anchura variable, mediante la utilización de herramientas: hachas, azadas,
podones, etc., o máquinas-herramientas: motosierras o motodesbrozadoras.

En los casos en que las condiciones del terreno lo permitan podrán utilizarse para la apertura de
las líneas de defensa tractores provistos de los aperos adecuados para la eliminación de la
vegetación. Para completar la eficacia de la línea de defensa se puede recurrir al uso del fuego
para eliminar la vegetación existente entre dicha línea y el incendio, operación que se llama
quema de ensanche.

La apertura de una línea de defensa ha de hacerse teniendo en cuenta tres condiciones:


- Que esté terminada su construcción antes de que el fuego pueda llegar a ella.
- Que permita detener el avance del fuego.
- Que no suponga quemar mayor masa arbolada que la necesaria, para que la extinción
sea rápida y a la vez no suponga riesgo para el personal.

Para que estas condiciones de cumplan deben seguirse los siguientes pasos:
- Elección.
- Localización.
- Construcción.
- Quema de ensanche.

a) Elección de la línea de defensa.

En la elección en donde debe hacerse la línea de defensa se tendrá en cuenta:

Características del incendio.

El tipo y la forma del incendio, su tamaño, las condiciones topográficas de la zona, la existencia
de cortafuegos naturales y artificiales, etc., determinarán el lugar por donde abrir la línea de
defensa y su longitud que debe ser lo más corta posible.
Velocidad del fuego.

El estimar la velocidad con que se propaga el fuego y sus posibles variaciones facilitará la
fijación de la distancia a la que debe hacerse la línea para que no sea alcanzada por el mismo
antes de su terminación.

Disponibilidad de personal.

Para ver el tiempo que puede tardarse en construir la línea de defensa hay que considerar el
personal de que se dispone y su rendimiento en función de la capacidad de trabajo que tenga, así
como del tipo de vegetación sobre el que se va a actuar y de las condiciones del terreno.

b) Localización.

Una vez elegida la situación de la línea de defensa es preciso llevar a cabo su localización que
consiste en definir el trazado que ha de seguir sobre el terreno. Este trazado se hará teniendo en
cuenta las siguientes consideraciones:

- La línea debe empezar y terminar en barreras cortafuegos o zonas ya quemadas, que se


denominan puntos de anclaje, con el fin de que el fuego no rebase la línea por alguno de sus
extremos. El trazado debe hacerse por donde los combustibles sean más ligeros, rodeando
aquellas zonas en donde sean pesados o haya grandes acumulaciones de los mismos.
- La localización la hará el capataz o jefe de brigada señalando el itinerario a seguir mediante
señales en la vegetación o bien comunicándolo verbalmente a los componentes de los retenes.
- Debe localizarse a una distancia del fuego adecuada para que éste no la alcance antes de su
terminación.
- Su longitud debe ser la más corta posible.
- Procurar que sea lo más recta posible de modo que si el fuego tiene entrantes o lenguas, la línea
no debe seguir este perímetro sinuoso.
- Evitar la construcción en pendientes fuertes.
- Aprovechar las barreras naturales o artificiales existentes.
- Si existen numerosos focos secundarios hacer una línea que los envuelva a todos.
- El trazado debe garantizar la máxima seguridad de los retenes y brigadas, cuidando siempre de
la existencia de vías de escape en caso de peligro.

c) Construcción de la línea de defensa.

Las líneas de defensa pueden construirse por procedimientos manuales y mediante tractores,
bulldozers o con aperos adecuados como grada de discos. La construcción manual, por parte de
los componentes de los retenes, consta de dos operaciones básicas que se harán una a
continuación de la otra.

Corta y clareó del combustible aéreo y su extracción.

Consiste en la corta de árboles, arbustos, matorral, mediante herramientas cortantes como hachas,
podones, hacha-azadas, motosierras o motodesbrozadoras. La vegetación cortada se saca hasta el
borde de la línea de defensa opuesto al lado del fuego.
Corte y raspado del combustible superficial hasta el suelo mineral.

Cuando no existe o se ha cortado previamente la vegetación aérea, se procede a la corta del tapiz
herbáceo y las raíces raspando la superficie hasta el suelo mineral para eliminar la materia
orgánica existente (humus, mantillo, etc.), y extrayendo los restos, hasta el borde exterior. En el
caso que queden tocones difíciles de desenterrar se cubrirán con materia mineral. En este caso las
herramientas a emplear serán rastrillos, palas o rastrillo-azadas.

Realización de las operaciones.

Para llevar a cabo las operaciones descritas anteriormente se asignarán las tareas a realizar, por
los componentes de los retenes, según el tipo de combustible existente en el trazado de la línea de
defensa y se distribuirán las herramientas adecuadas para la ejecución de dichas tareas.

d) Recomendaciones para la construcción de la línea de defensa.

La anchura que se dé a la línea de defensa dependerá del tamaño y densidad de los combustibles
existentes, de las condiciones del terreno y de la velocidad del viento, debiéndose tener en cuenta
las siguientes recomendaciones:

- La anchura total del clareó será de unos 2 ó 3 metros.


- El ancho del terreno raspado variará de 0.5 a 1 metro.
- Las líneas construidas a través de matorral deben ser más anchas que las hechas en bosque
abierto.
- Cuando se cruza una ladera de pendiente elevada, a la línea se le debe hacer un caballón en su
borde inferior para detener cualquier material en ignición que pueda rodar desde el incendio.
- Cuando hace viento o el fuego avanza por una ladera la línea de defensa debe hacerse en los
flancos del incendio y no en el frente del fuego por razones de seguridad.

e) Quema de ensanche.
La quema de ensanche tiene por finalidad ampliar la línea de defensa sin la intervención de los
retenes con sus herramientas manuales. Se hace quemando el combustible a partir del borde
interior de la línea en dirección al fuego. Esta quema puede hacerse a medida que se va
construyendo la línea de defensa o bien cuando se ha terminado en la longitud prevista.

Debe vigilarse extremadamente la propagación del fuego en la quema de ensanche para evitar
que pueda saltar la propia línea, sofocando rápidamente cualquier foco que pudiera iniciarse fuera
del borde exterior, disponiendo para ello de montones de tierra mineral para lanzarla con palas.

Sólo se realizarán quemas de ensanche si las condiciones meteorológicas son las adecuadas y el
tipo de combustible lo permite. En todos los casos deberá asegurarse que no haya personas entre
la línea de quema y el incendio para evitar que puedan quedar atrapadas entre dos fuegos.

11.6. El contrafuego.

Constituye otro procedimiento del método de ataque indirecto y consiste en el uso del fuego para
eliminar la vegetación existente entre una determinada posición y el incendio, de manera que éste
se encuentre sin combustible que quemar en su avance.
La idea del contrafuego se basa en que cuando la vegetación está ardiendo el aire caliente
asciende, creando un vacío que origina unas corrientes de succión en los niveles bajos del
incendio. Si se ha prendido fuego en un lugar no muy alejado del incendio, estas corrientes de
succión harán que dicho fuego se propague en dirección al incendio.

El contrafuego se inicia apoyándose en una línea sin combustible que puede ser una barrera
natural o artificial o una línea de defensa y avanzará hasta el momento en que se encuentre con el
frente en llamas del incendio.

Si el contrafuego no se utiliza bien puede ser contraproducente, pues en vez de combatir el


incendio puede ayudar a su propagación, saltándose la línea de apoyo empleada. Además, puede
representar problemas de seguridad para las personas al verse sorprendidas por el mismo.

Por estas razones, únicamente el director técnico de extinción será quien pueda ordenar que se dé
un contrafuego, debiendo tomar todas las precauciones necesarias para garantizar la seguridad del
personal.

11.7. El empleo de agua y de retardantes químicos.

Se denominan retardantes a aquellos productos que vertidos sobre la vegetación disminuyen su


capacidad para arder y por tanto dificultan el proceso de la combustión. Si se utilizan retardantes
para impregnar la vegetación en una zona próxima al incendio, el fuego al llegar a dicha zona
perderá intensidad e incluso se apagará al no encontrar un combustible en condiciones adecuadas
para su ignición.

El agua como retardante.

El agua podrá ser utilizada como retardante pues al humedecer la vegetación disminuye su grado
de combustibilidad, pero su efecto es de corta duración debido a las tres propiedades siguientes:

- Baja viscosidad, que hace que al verterla sobre los vegetales escurra fácilmente hacia
el suelo.
- Rápida vaporización, por el viento y las altas temperaturas, lo que hace que la
vegetación se seque pronto.
- Dispersión en el aire, que hace que las gotas de agua sean arrastradas por el viento no
llegando toda la utilizada a la vegetación.

Por ello se añaden al agua determinados aditivos con el fin de que su efecto sea más persistente y
por tanto mejore su eficacia. A estos productos químicos se denominan retardantes y según la
duración se distinguen dos tipos: a corto plazo y a largo plazo.

a) Retardantes a corto plazo.

Son los que permanecerán activos mientras el agua está en estado líquida, perdiendo sus
propiedades retardantes cuando se evapora. Existen dos tipos de estos productos: espumógenos y
viscosantes.

Espumógenos.
En su aplicación, mezclados con agua, producen gran cantidad de espuma que aísla la vegetación
del aire y del calor.

Viscosantes.

Estos productos añadidos al agua, forman una mezcla de mayor viscosidad lo que hace que
permanezca más tiempo sobre la vegetación, recubriéndola de una gruesa capa aislante.

b) Retardantes a largo plazo.

Son aquellos productos en que persiste el efecto retardante aunque el agua se haya evaporado. En
estos casos el agua no aporta propiedades retardantes a la mezcla y sólo sirve de medio para
facilitar la aplicación del producto. Estos retardantes bajo la acción del calor forman residuos
carbonosos de combustión lenta y sin llama que dificultan la propagación del fuego.

Aplicación de los retardantes.

La aplicación de los retardantes por medios terrestres se hace mediante extintores de mochila o
vehículos contra incendios, en los que se mezclará directamente el producto químico con el agua.
Si se va a utilizar extintores de mochila la dosificación debe ser de 4 partes de agua y 1 de
retardante del contenido total del depósito. En el caso de los vehículos contra incendios, si la
cisterna tiene su revestimiento interior resistente al retardante a emplear, se hará la mezcla con el
agua en los volúmenes necesarios para su llenado en la proporción de 4 partes de agua y 1 de
retardante. Si puede haber corrosión de la pared interna de la cisterna, el retardante se coloca en
un depósito flexible sobre la misma y mediante un eyector se mezcla en las proporciones
adecuadas con el agua.

Los retardantes se suelen utilizar en el ataque indirecto para hacer fajas cortafuegos delante del
frente o borde del fuego. La dosis a aplicar por metro cuadrado y la anchura de la faja dependerá
del tipo de vegetación existente.

11.8. Herramientas de la extinción.

Las principales herramientas manuales utilizadas por el personal en la extinción se describen


seguidamente, conforme a la normalización del material establecida por el ICONA.

11.8.1. Batefuegos.

Definición.

Herramientas destinadas a apagar el fuego por sofocación (desplazamiento del aire), consistente
en un mango metálico o de madera, terminado en una pala elástica de goma.

Dimensiones y pesos.

Longitud total < 2 m.


Ancho máximo 300 mm.
Peso < 2.5 Kg
Utilización.

En ataque directo sobre frentes débiles, incipientes o de combustibles ligeros. En ataque


indirecto, en operaciones de apoyo en quemas de ampliación de líneas de defensa, quemas
prescritas, contrafuegos, control de focos secundarios y operaciones de remate.

11.8.2. Pala.
Definición.

Herramienta compuesta de una placa acerada, ligeramente cóncava, de forma ojival, con filo con
su contorno lateral y ojo en su zona posterior para ensartarla en un mango de madera.

Dimensiones y pesos.

Longitud total: 1.250 - 1.300 mm.


Ancho total: 200 ± 15 mm.
Peso: 2 ± 0.2 Kg

Utilización.

En ataque directo: lanzamiento de tierra sobre llamas o brasas para la extinción por sofocación.
En ataque indirecto: en la apertura y ampliación de líneas de defensa para la eliminación hasta el
suelo mineral del combustible por excavado, raspado y tronchado del mismo, quemas prescritas,
contrafuegos, control de focos secundarios y operaciones de remate. Muy útil para mezclar tierra
y brasas con agua suministrada por extintores de mochila y preparación de puntos de agua.

11.8.3. hacha-azadas (Pulaski).

Definición.

Herramienta compuesta de una placa acerada con dos filos opuestos en planos perpendiculares, y
un ojo central para ensartarla en un mango de madera.

Dimensiones y peso.

Longitud total: 900 ± 5 mm.


Ancho: 75/80 mm.
Peso: 2 ± 0.2 Kg

Utilización.

En ataque directo: aporte de tierra suelta por excavación para ser lanzada con pala sobre llamas o
brasas para la extinción por sofocación. En ataque indirecto: apertura y ampliación de líneas de
defensa por corte, apeo y descuaje del combustible o eliminación del mismo por excavado y
raspado hasta el suelo mineral, quemas prescritas, contrafuegos, control de focos secundarios,
operaciones de remate y preparación de puntos de agua.

11.8.4. Rastrillo- azada (Mac Leod).


Definición.

Herramienta compuesta de una placa plana de acero estampado, con 6 dientes gruesos en un lado
y corte en el opuesto, y provista de un casquillo de acero en su parte central, para enastar
perpendicularmente a un mango de madera.

Dimensiones y peso.
Longitud total: 1.240 ± 10 mm.
Ancho: 275 ± 5 mm.
Peso: 2.2 ± 0.2 Kg

Utilización.

En ataque directo: dispersión del combustible cuando no hay llamas en el borde del incendio que
se está atacando. En ataque indirecto: ampliación y consolidación de líneas de defensa por corte y
rastrillado de combustibles ligeros y raspado hasta suelo mineral, quemas prescritas,
contrafuegos, control de focos secundarios y operaciones de remate.

11.8.5. Extintores de mochila.

Definición.

Aparato aplicador de agua en chorro lleno o pulverización, constando de un depósito de


transporte dorsal, latiguillo de conexión y bomba (lanza) de accionamiento manual.

Dimensiones y peso.

Altura total < 610 mm.


Longitud total < 440 mm.
Ancho < 200 mm.
Peso vacío < 3 Kg

Utilización.

El ataque directo sobre frentes débiles, incipientes o de combustibles ligeros. El ataque indirecto:
en operaciones de apoyo en quemas de ampliación de líneas de defensa, quemas prescritas,
contrafuegos, control de focos secundarios y operaciones de remate. El agente básico extintor es
el agua y aditivos retardantes.

11.8.6. Motosierra.

Es la máquina compuesta por un conjunto motor que mediante un sistema de embrague y


transmisión pone en movimiento a una cadena cortante que se desliza por una guía o espada de
longitud variable, según el tipo de árbol a apear. Para la extinción de incendios suelen destinarse
motosierras ligeras de 4 ó 5 Kg de peso. Se emplea en la construcción de líneas de defensa para el
apeo de árboles y corte de ramas y matorral grueso.

11.8.7. Motodesbrozadora.
Consta de un motor de dos tiempos unido por un tubo portaherramientas metálico al elemento de
corte que suele ser un disco intercambiable, con un número variable de dientes o cuchillas, según
el tipo de vegetación a cortar. Para su manejo dispone de un manillar con empuñadura ajustable y
un arnés de enganche para colgarla de los hombros del operario. Su utilización es adecuada en la
construcción de líneas de defensa para la eliminación de arbolados, arbustos y matas leñosas.

11.9. Motobombas y vehículos contra incendios.


Para facilitar el empleo del agua, por medios terrestres, en la extinción de los incendios se
utilizan grupos motobombas o vehículos contra incendios que sirven para llevar el agua hasta las
proximidades del fuego y lanzarla a presión a través de mangueras sobre el mismo o en zonas
cercanas.

Grupos motobombas.

Son máquinas transportables con un armazón que aloja un motor de explosión de dos tiempos y
los elementos de aspiración e impulsión de agua. Las motobombas deberán instalarse próxima a
algún depósito, aljibe, pantaneta, acequia, etc., desde donde se tomará el agua.

Vehículos contra incendios.

Para los incendios forestales se utilizan vehículos con bastidor del tipo todo terreno, provistos de
cisterna para el almacenamiento de agua de capacidad entre 600 y 3.500 litros, y una bomba
centrífuga accionada por el motor del vehículo, para el llenado de la cisterna o el lanzamiento del
agua de la misma. Estos vehículos se suelen clasificar, según su capacidad de agua, en ligeros y
pesados:
- Vehículos ligeros: de 600 a 2.000 litros de agua.
- Vehículos pesados: de 3.000 a 3.500 litros de agua.

En los últimos años se están desarrollando prototipos de mayor capacidad con capacidad de
13.000 litros de agua.

Elementos complementarios.
En general, tanto los grupos motobombas como los vehículos contra incendios han de disponer
como elementos de los siguientes:

- Mangotes, son tubos de gran diámetro (100/110 mm) que sirvan para aspirar el agua por
la bomba. Deben ir provistos de una alcachofa.
- Mangueras, son tubos flexibles que permiten llevar el agua canalizada desde la cisterna
o motobomba hasta la lanza. Suelen utilizarse según su diámetro interior tres tipos:
- De 25 mm de diámetro en tramos de 20 m.
- De 45 mm en tramos de 15 m.
- De 70 mm en tramos de 15 m.
- Lanza, dispositivo metálico que se coloca en el extremo de la manguera para dirigir el
agua, en forma de chorro o pulverizada y que alcance cierta distancia, disponiendo para
ello de una válvula que regula su apertura.
- Racores, son piezas metálicas diseñadas para efectuar de forma rápida la unión entre
mangueras o mangueras y lanzas.
- Bifurcaciones y derivaciones, materiales especiales que permiten hacer ramificaciones
en los tendidos de mangueras para optimizar el uso de las mismas.
Tendido de mangueras.

La utilización de motobombas o vehículos contra incendios requiere que se realice el tendido de


mangueras desde los mismos hasta un lugar adecuado para el empleo del agua en la
correspondiente fase de extinción: ataque directo o indirecto, control o liquidación.

En el tendido de mangueras hay que tener en cuenta las siguientes consideraciones:


- La altura de aspiración o desnivel entre la bomba y la superficie del agua a utilizar debe ser
menor de 6 m.
- En la impulsión del agua, cada 10 m de desnivel requieren una presión adicional de 1 atm.
- Existe una pérdida de carga como consecuencia de la resistencia de la manguera a la circulación
del agua que es mayor cuanto mayor es la longitud, el diámetro y la rugosidad de la misma, así
como la velocidad de circulación del agua.
- La presión en la lanza debe ser como mínimo de 2 atm.
- La presión de la bomba tendrá que ser tal que supere a la altura de impulsión, la pérdida de
carga y la presión en la lanza.

El primer tramo de manguera se tenderá desde la devanadera del vehículo y si la longitud del
mismo no es suficiente, se procederá a hacer los correspondientes empalmes, para lo cual el
personal trasladará los rollos colocados en la espalda.

En la operación del tendido habrá que evitar los roces y arrastres que puedan deteriorar la
manguera. La recogida debe hacerse enrollando los distintos tramos.
TEMA 30. EXTINCIÓN SEGÚN TIPOS DE INCENDIOS.

1. INTRODUCCIÓN.

El éxito o fracaso de las brigadas de combate de incendios depende frecuentemente de la destreza


y conocimientos que tenga el personal involucrado en las operaciones iniciales. La mayoría de los
incendios se controlan con la aplicación inmediata del agua que realizan los bomberos que llegan
en primer lugar al siniestro.

Por otra parte, los incendios con grandes pérdidas son muchas veces el resultado de una
deficiente selección e inadecuado uso de las mangueras. Una brigada de incendios bien
entrenada, con un adecuado plan de ataque, suficiente cantidad de agua y una aplicación
adecuada de la misma, podrá contener la mayoría de los incendios.

Los bomberos deben conocer las operaciones que se han de efectuar por cada uno de los
miembros del equipo en la escena del incendio. La dotación típica de un vehículo debe realizar
las siguientes tareas:
- Mando: toma de decisiones sobre el despliegue táctico mientras asiste y supervisa a
cada uno de los tripulantes.
- Conductor: transporte de la dotación, los equipos y el vehículo de forma segura a la
escena del incendio. Puede hacer las conexiones de suministro a los vehículos, hidrantes
o depósitos de agua.
- Bomberos: las asignaciones individuales dependerán del número de bomberos
disponibles. Despliegan las líneas de manguera seleccionadas y operan las lanzas en la
dirección del fuego. Colaboran en el avance de las líneas de mangueras y el traslado de
herramientas, efectúan las conexiones de las líneas se suministro a los hidrantes y
colaboran con los demás miembros del equipo según sea necesario.

La familiarización con el uso y limitaciones de los equipos que llevan se aprende mejor con el
estudio y los ejercicios de práctica. El uso rápido y frecuente de las herramientas alcanza su grado
máximo cuando los componentes de la dotación que frecuentemente trabajan en el mismo equipo
se entrenan juntos.

La necesidad de procedimientos seguros y el uso de trajes de protección nunca será exagerada.


Los cascos, los guantes, vestimenta, botas y equipos de respiración, además de proteger al
bombero, también le permiten utilizar las mangueras desde posiciones más cercanas. De igual
forma, los bomberos deben operar por parejas cuando operan líneas de ataque y durante las
operaciones de búsqueda y salvamento. Los bomberos que trabajan solos pueden extralimitarse o
ser incapaces de ayudarse a sí mismo cuando queden atrapados.

2. EXTINCIÓN DE INCENDIOS CLASE A.

El ataque a un incendio debe ser coordinado para que sea eficaz. Dependiendo de las condiciones
reales y las que se prevean, el mando puede decidir demorar el ataque para efectuar un rescate
inmediatamente o aplicar una cortina de agua de protección entre el fuego y las personas que
pudieran estar atrapadas. Los bomberos deben ejecutar las tareas ordenadas por el mando en el
momento que éste deseen que sean realizadas. Por ejemplo, ventilar un incendio antes que las
líneas de ataque estén listas, puede ocasionar la propagación no deseada del fuego. La
ventilación, cuando se efectúa adecuadamente, contribuirá sustancialmente a la entrada y ataque
del personal que lleva las mangueras.
Los bomberos que avanzan con líneas de manguera necesitarán llevar consigo ciertos equipos
para poder entrar a la estructura y realizar la extinción. Este equipo incluirá al menos una
linterna, arneses de rescate y herramientas de entrada forzosa. El bombero en punta de lanza debe
purgar el aire de la línea abriendo la lanza levemente. La operación de la lanza se debe verificar
en todo el recorrido, para ajustar el selector de ataque en la forma de dispersión adecuada.
Cualquier fachada, alero o cornisa que esté ardiendo debe ser apagada antes de entrar en la
edificación.

Los bomberos deben esperar en la entrada, permaneciendo en cuclillas o a un lado de la puerta de


entrada, hasta que el mando dé la orden de avanzar. Si el ataque se efectúa en coordinación con la
ventilación, debe mejorar la visibilidad y se puede obtener un reconocimiento más preciso de las
condiciones de fuego.

Ataque directo.

El uso más eficiente del agua en fuegos incontrolados se consigue con un ataque directo desde
una posición cercana con un chorro sólido o cono de ataque de 30º o menor en la base de las
llamas. El agua se debe aplicar directamente sobre el combustible en llamas en ráfagas cortas
hasta que el fuego disminuya su intensidad. Los chorros no se deben aplicar durante mucho
tiempo ya que se puede alterar el equilibrio térmico. El equilibrio térmico es el movimiento de
los gases calientes hacia el techo después de aplicar el chorro de extinción. Esto incluye la
dispersión de vapores en expansión en todas las áreas del espacio confinado. Si los chorros de
agua se aplican durante un tiempo excesivo, el vapor comienza a condensarse provocando el
descenso rápido del humo hacia el piso para luego moverse muy lentamente.

Ataque indirecto.
Cuando los bomberos no pueden entrar a una estructura debido a la intensidad de las condiciones
en áreas confinadas, se puede efectuar un ataque indirecto. Este ataque no es recomendable donde
aún pudieran quedar víctimas atrapadas o donde la propagación del fuego hacia áreas no
afectadas no pudiera ser controlada. El ajuste de la lanza se realizará con un cono de ataque desde
30º hasta 60º, lo que pulveriza el agua dando lugar a una neblina. Se debe dirigir hacia el techo
moviéndolo de un lado a otro, donde se encuentran los gases a temperaturas sumamente elevadas.
Dirigir el chorro hacia la atmósfera donde se encuentran estos gases muy calientes cerca del techo
tendrá como resultado la producción de grandes cantidades de vapor. Un litro de agua
completamente evaporado producirá unos 1.700 litros de vapor. El chorro debe cerrarse antes de
que se altere el equilibrio térmico. Una vez que el fuego haya disminuido su intensidad, las líneas
de manguera deben avanzar para extinguir los puntos calientes restantes con un ataque directo.

Ataque combinado.

El método combinado utiliza la técnica de la generación de vapores del ataque indirecto


combinado con un ataque sobre los materiales en llamas cerca del suelo. Se puede comenzar con
neblina de penetración (cono de ataque) dirigido a los gases calientes en los niveles del techo y
después bajar rápidamente para atacar los materiales en combustión cerca de los niveles del
suelo. El chorro debe dirigirse hacia el techo y rotarlo en el sentido de las agujas del reloj
haciendo que los bordes del chorro lleguen al techo, pared, suelo y pared opuesta. Hay que tener
en mente que la aplicación del agua al humo no extingue el incendio y sólo ocasiona daños
innecesarios por el agua además de perturba el equilibrio térmico. Los bomberos que ayudan al
punta de lanza no deben agruparse detrás de él ya que esto dificulta el manejo de la lanza. Los
miembros del equipo de apoyo deben avanzar la manguera al punta de lanza cuando éste lo
requiera.

Todos los miembros del grupo deben estar pendientes de una serie de condiciones potenciales de
riesgo tales como:
- Colapso inminente de la edificación.
- Fuego detrás, abajo y arriba del grupo de ataque.
- estrangulamientos u obstrucciones de la manguera.
- Huecos o peligro de caídas.
- Cargas suspendidas en soportes debilitados por el fuego.
- Mercancía peligrosa o altamente inflamable que pueda derramarse.
- Posibilidad de explosión con corrientes invertidas o inflamación súbita generalizada.
- Riesgo de descarga eléctrica.
- Extralimitación, confusión o pánico entre los miembros del grupo.

Selección del chorro.

La técnica de aplicación de agua sólo tiene éxito si la cantidad de agua aplicada es suficiente para
enfriar los combustibles que están en llamas. El uso de la manguera pequeña no sólo demora la
extinción, sino que el volumen puede ser insuficiente para proteger a los bomberos del avance de
las llamas. La selección de las líneas de manguera depende de las condiciones del incendio y de
otros factores tales como:
- Volumen de agua requerida para la extinción.
- Alcance requerido.
- Número de personas disponibles para la operación de la manguera.
- Requerimientos de movilidad.
- Requerimientos tácticos.
- Velocidad de despliegue.
- Propagación potencial del incendio.

Obviamente sería incorrecto escoger una línea de 38 mm o 45 mm para atacar un incendio en una
instalación comercial de gran volumen. La línea no tendrá el volumen necesario ni el alcance.
También sería incorrecto atacar un incendio en una pequeña vivienda con una línea de 65 mm o
70 mm descargando una cantidad desproporcionada de agua. La tabla 1 proporciona un análisis
sencillo de las características del chorro de las mangueras pero no se pretende reemplazar el
juicio de los bomberos para la selección de un combate de incendio. Se trata simplemente de un
estudio orientativo.

Tabla 1. Características del chorro de la manguera.

Tipo de 25 mm 38 mm 65 mm 100 mm
manguera

Caudal (l/min.) 40 a 150 150 a 500 500 a 1.300 1.300 a 7.000

Alcance 8 a1 15 8 a 15 15 a 30 30 a 60
máximo (m)

Portabilidad Excelente Buena Mala Muy mala

Control de Excelente Bueno Malo Muy malo


daños

Control Excelente Excelente Bueno Bueno


direccional

Área efectiva 1/4 de piso ½ piso 1 piso o más Edificios


enteros

El uso de los distintos tipos de líneas de mangueras será el siguiente:

25 mm: Incendio interior muy pequeño.


Imposible la extensión del incendio.
Resguardo de bienes e inspecciones de comprobación.
38 mm o 45 mm: Ataque rápido.
Incendio todavía incipiente.
Protección de peligros adicionales.
65 mm o 70 mm: Volúmenes grandes y de mayor alcance que la 38 ó 45 mm.
100 mm: Cuando no se puede mantener el ataque interior.

Una vez que se ha seleccionado las líneas de manguera y se ha determinado el método de ataque,
los bomberos deben actuar siguiendo las instrucciones del jefe de grupo. Las líneas de manguera
tienen poco valor si no avanzan hasta la base del fuego del ataque inicial. Los grupos de ataque
deben informar al mando si la cantidad de agua que se aplica es suficiente para contener el fuego
o si existe evidencia de propagación del fuego hacia otras áreas del edificio. Esta coordinación
acelerará el control del incendio y reducirá los daños al permitir que comiencen las operaciones
de salvamento y le inspección minuciosa de comprobación tan pronto como el fuego sea
contenido. Evidencias sobre el origen del incendio no se deben destruir si es posible.

Una vez contenido el fuego puede ser necesario relevar la dotación de la brigada inicial. Los
equipos de protección respiratoria se deben seguir empleando durante las fases de limpieza y de
inspección minuciosa debido a la presencia de gases de combustión. Debe prestarse especial
atención a paredes, tabiques o partes elevadas sobresalientes que pueden haberse desajustado por
las actividades del combate de incendio.

3. EXTINCIÓN DE INCENDIOS DE CLASE B.

Todos los bomberos están familiarizados con la expresión “Nunca utilice agua en incendios de
líquidos inflamables”. Sin embargo, la necesidad y la experiencia han demostrado que el agua es
a veces efectiva en la extinción y control de estos incendios, si se utiliza apropiadamente. El
control del incendio en líquidos inflamables se puede efectuar de forma segura si se siguen las
técnicas adecuadas. Estas técnicas exigen un conocimiento básico de las propiedades de los
líquidos inflamables y los efectos del agua sobre ellos.
Los líquidos inflamables tienen algunas propiedades muy particulares que afectan su
comportamiento en los incendios y su extinción. Entre éstas tenemos que:
- Flotan sobre el agua.
- Generan electricidad estática cuando fluyen.
- Pueden arder con fuerza explosiva.
- Generan vapores inflamables a temperatura ambiente.
- La llama se propaga rápidamente sobre toda la superficie expuesta.
- Pasarán por el rango de explosividad a medida que mezclas muy ricas para arder se
ventilan.

Considerando estas propiedades y las grandes cantidades de líquidos que se almacenan, se


transportan y se utilizan, los líquidos inflamables son un riesgo latente de incendio.
El uso de equipos de protección personal es necesario para reducir las lesiones de los bomberos y
permitir un mayor acercamiento durante la extinción. Los bomberos deben tener presente que al
pararse en charcos de combustibles, o en corrientes de agua que puedan tener combustibles, su
ropa puede ocasionar quemaduras químicas por contacto y prenderse en llamas ante la presencia
de una fuente de ignición.

Las llamas alrededor de válvulas de alivio o tubería no deben ser extinguidas a menos que pueda
interrumpirse el suministro de la sustancia que está fluyendo. Los vapores que no se han
quemado usualmente son más pesados que el aire y se concentrarán o formarán bolsas de gas
bajas cerca del suelo que pueden entrar en ignición. Los bomberos deben controlar las fuentes de
ignición en las cercanías de gases inflamables o cuando existan fugas de líquidos inflamables.
Los vehículos, equipos eléctricos y chispas generadas por herramientas mecánicas manuales,
pueden constituirse una fuente de ignición para encender fugas de vapores inflamables. Un
aumento en la intensidad del ruido o del fuego que sale de una válvula de seguridad puede ser
una indicación de ruptura inminente del recipiente. Los bomberos no deben asumir que las
válvulas de seguridad son suficientes para liberar el exceso de presión en condiciones de fuego
intenso. Muchos bomberos han fallecido al estallar los recipientes de líquidos inflamables, tanto
grandes como pequeños, que han estado sometido a la acción de las llamas.

En recipientes que contienen líquidos inflamables, esta situación de súbita liberación y


consecuente vaporización del líquido es conocida como BLEVE. Una BLEVE se presenta con la
descompresión explosiva del recipiente, con el disparo de trozos del tanque y de la formación de
una bola de fuego. La BLEVE ocurre con mayor frecuencia cuando las llamas entran en contacto
con el recipiente en el espacio ocupado por los vapores y con una aplicación deficiente de agua
para el enfriamiento.
3.1. Uso del agua como agente de enfriamiento.

El agua se puede usar como agente de enfriamiento para extinguir incendios y para proteger áreas
de exposición. Mientras que el agua sin aditivos espumantes no es efectiva en incendios de
hidrocarburos y alcoholes, los incendios con aceites más pesados pueden ser extinguidos
mediante la aplicación de agua en forma de pulverizada en cantidades suficientes para absorber el
calor producido.

El agua será de mayor utilidad como agente refrigerante para proteger áreas expuestas. Para que
sea eficaz, el chorro de agua se debe aplicar de tal manera que forme una película sobre las
superficies expuestas. Esto es válido para combustibles ordinarios y otros materiales que puedan
debilitarse o colapsar, tales como tanques metálicos o paredes de soportes. El agua aplicada a
tanques de almacenamiento debe dirigirse por encima del nivel del líquido almacenado para
alcanzar la mayor eficacia en el uso del agua.

3.2. Uso del agua como herramienta mecánica.

El chorro de agua puede ser utilizado para mover el combustible, si está ardiendo o no, hacia
áreas donde pueda quemarse con seguridad y donde las fuentes de extinción se pueden controlar
con mayor facilidad. Nunca se debe derramar o dirigir hacia alcantarillas o redes de saneamiento.
Los bomberos deben utilizar la lanza en cortina de protección para la protección del calor
radiante y para evitar dirigir el chorro hacia el interior del líquido.

Dirigir un chorro concentrado hacia líquidos inflamables ardiendo provoca un aumento de la


producción de vapores inflamables y aumenta considerablemente la intensidad del fuego. El
chorro debe ser desplazado suavemente de lado a lado y el combustible o fuego barrido a la
ubicación deseada. Se debe tener cuidado para mantener el borde de ataque del chorro de neblina
en contacto con la superficie del combustible. De lo contrario, el fuego puede desplazarse debajo
del chorro y avanzar rápidamente afectando al grupo portador de la manguera. En algunos casos,
el fuego se puede arrinconar con las mangueras contra una barrera y después se puede barrer las
llamas de la superficie, mientras el producto se mantiene confinado. Donde se presenten
pequeñas fugas, se puede aplicar un chorro concentrado directamente en el orificio para detener
el líquido que se derrama. La presión del chorro debe ser mayor que la del material que se
derrama para que pueda ser efectivo. Se debe tener cuidado para no rebasar el recipiente.

El agua también puede ser usada para disipar el vapor de las llamas usando el chorro de neblina.
Estos chorros ayudan a diluirlos y dispersarlos, controlando en pequeña escala el movimiento de
los vapores a una dirección deseada.

3.3. Uso del agua como sustituto.

El agua puede ser usada para desplazar el combustible de las tuberías o tanques. Los incendios
que se alimentan por fugas de líquidos menos densos que el agua se pueden extinguir bombeando
agua en la tubería o llenando el tanque de agua hasta una altura superior al nivel de la fuga. Esta
acción hará que el producto volátil flote sobre el agua, siempre y cuando el caudal de agua sea
superior al de la fuga. Debido a la gran proporción de agua que se requiere, rara vez se utiliza
para diluir líquidos inflamables y controlar el fuego. Sin embargo, esta técnica puede ser útil para
incendios pequeños donde es posible contener el derrame.

3.4. Uso del agua como cortina protectora.

Se pueden utilizar líneas de mangueras como cortinas protectoras para el personal que avanza con
el objetivo de cerrar los combustibles líquidos o gaseosos. La coordinación y movimientos lentos
y correctamente orientados proporcionan una relativa seguridad contra las llamas y el calor.
Mientras una línea se puede utilizar como cortina protectora, es recomendable utilizar dos líneas
con otra de respaldo para controlar el fuego.

Cuando los depósitos de líquidos o gases inflamables están expuestos a la acción directa de las
llamas, se deben usar chorros concentrados desde su máximo alcance efectivo hasta que la
válvula de seguridad se cierre. Esto se puede lograr moviendo el chorro sobre la parte superior
del tanque de forma tal que el agua corra por ambos lados del mismo. Esta película de agua
enfriará el espacio ocupado por los vapores en el tanque. Los soportes metálicos en la base del
tanque también se deben enfriar para evitar que se colapsen. En este estado, los chorros se lanzan
en neblinas protectoras que se abren progresivamente para efectuar reparaciones temporales o
para cerrar válvulas.

Debe contarse con una línea de respaldo conectada a una bomba con fuente de agua separada para
proteger a los bomberos en la eventualidad de fallo de alguna de las líneas o si requieren un
enfriamiento adicional. La aproximación a recipientes de almacenamiento debe hacerse
perpendicularmente al mismo y nunca desde los extremos. Los recipientes con soldaduras se
pueden fraccionar en dos y se convierten en proyectiles.

3.5. Incendios en vehículos de transporte de carga y vehículos de pasajeros.

Las técnicas de extinción de incendios en vehículos que transportan combustibles inflamables


son similares en muchos aspectos a los incendios de depósitos. Las principales diferencias son:
- Mayor riesgo para los bomberos, debido al tráfico.
- Mayor riesgo para los transeúntes.
- Suministro de agua reducida.
- Dificultad en determinar el producto involucrado.
- Dificultad en controlar los derrames.
- Tanques y tuberías afectados o dañados por la fuerza de la colisión.
- Inestabilidad de los vehículos.

Aún cuando aquellos accidentes muy graves pueden generar un alto en la circulación de
vehículos, muchos incidentes necesariamente serán en presencia de cierto tráfico de vehículos
alrededor del siniestro. Se debe cerrar un canal de circulación adicional al que el propio accidente
inhabilitó y usarlo para las operaciones de emergencia. Se debe evitar el uso de equipos de llama
abierta para evitar la posible ignición del combustible derramado. Los equipos contra incendios
se deben ubicar de manera tal que se aprovechen las condiciones topográficas, climáticas y se
proteja a los bomberos del tráfico. Los bomberos deben retirar los vehículos y trabajar al lado
opuesto del tráfico tanto como sea posible. Cuando no se disponga de agentes del orden público,
debe asignarse un bombero para que controle el tránsito de vehículos.

Las técnicas de aproximación y control de derrames o incendios en donde se encuentran


vehículos involucrados, son las mismas que las utilizadas para los recipientes de
almacenamiento. Además de esto, los bomberos deben estar atentos si falla la estabilidad del
vehículo. La dotación debe conocer la situación de su suministro de agua para no exceder las
limitaciones de este establecimiento. Como es el caso en el ataque de incendios estructurales,
puede ser necesario proteger las víctimas atrapadas con líneas de manguera hasta que se puedan
rescatar.

Se debe determinar, tan pronto como sea posible, la naturaleza de la carga mediante la
documentación de la carga, las placas identificativa o el propio conductor del vehículo. En los
casos en los que no sea posible identificar la carga, debe establecerse contacto con el
transportista. Debe seguirse los planes establecidos para emergencias del transporte, para reducir
las pérdidas de vidas, daños a propiedades y contaminación ambiental.

Los vehículos de pasajeros de tipo particular presentan un problema de extinción menor, debido a
la reducida cantidad de combustible que llevan. La fuga de combustible o el combustible en
llamas puede ser lavado y desplazado de la parte de debajo del vehículo para luego atacarse el
remanente de clase A. Los bomberos deben evitar pararse al frente de los parachoques del tipo
amortiguador, ya que éstos pueden explotar. Será necesario utilizar grandes cantidades de agua
para atacar incendios donde se han prendido llamas los componentes del vehículo con aleaciones
de aluminio y magnesio. Los bomberos deben tomar precauciones adicionales cuando se
comienza a aplicar agua a estas partes en llamas, debido a que se incrementará la intensidad del
fuego. Asimismo no se debe asumir que los automóviles y pequeños autobuses están totalmente
libres de peligros tales como recipientes adicionales de combustible, tanques de propano,
explosivos o materiales peligrosos. Se debe considerar cualquier vehículo militar y de transporte
de material sanitario como potencialmente peligroso.

4. EXTINCIÓN DE INCENDIOS DE CLASE D.

Los metales combustibles presentan el doble problema de temperaturas de combustión


extremadamente altas y su reacción ante la presencia del agua. El agua es efectiva únicamente en
cantidades suficiente grandes como para enfriar el metal por debajo de su temperatura de
ignición. El método usual de control es el de proteger las áreas expuestas y permitir que el metal
se consuma. Hay agentes extintores especiales que pueden ser lanzados con palas en forma
manual en cantidades suficientemente grandes como para cubrir completamente el metal en
combustión. El dirigir un chorro de manguera a metales en combustión puede originar la
descomposición violenta del agua y el consecuente desprendimiento de hidrógeno inflamable.
Las partículas y el polvo del metal son más reactivos al agua que las barras de mayor tamaño o
los productos acabados. Estos incendios se pueden reconocer por la luz blanca y brillante que se
presenta, hasta que una capa de ceniza cubra el material en combustión. Los bomberos no deben
asumir que estos fuegos se han extinguido porque no existan llamas visibles.
TEMA 31. TÁCTICAS DE LAS BRIGADAS DE COMBATE CONTRA EL FUEGO.

1. INTRODUCCIÓN.

Algunos cuerpos de bomberos tienen planes predeterminados para casi todos los tipos de
emergencia que pueden concebir que puedan ocurrir. Estos procedimientos son ejecutados
usualmente por la brigada de primera intervención y se conocen como procedimientos operativos
vigentes o protocolos de actuación. Los procedimientos operativos vigentes pueden variar
considerablemente en diferentes localidades, pero en términos generales los principios son los
mismos. El procedimiento es fundamentalmente un medio para iniciar el combate del incendio,
pero su uso no reemplaza el necesario análisis de la situación y la toma de decisiones que puedan
estar basadas en el sentido común y como parte de una actuación de brigada.

Por otra parte, puede haber varios procedimientos entre los cuales escoger, dependiendo de la
severidad del incendio, localización y la capacidad de las unidades que primero lleguen para
asumir el control. En algunas oportunidades, en un procedimiento se puede contemplar todo lo
necesario para confinar y extinguir un incendio. En incidentes más complejos el procedimiento se
puede emplear para proporcionar una adecuada defensa del fuego hasta que se puedan emplear
fuerzas adicionales para combatir el incendio.

En los procedimientos usualmente se señala la forma de realizar actividades generales en


cualquier escenario de emergencia, pero también pueden incluirse procedimientos para hacer más
eficientes las operaciones en objetivos específicos planificados. La incorporación de los
procedimientos en los planes de emergencia reduce la confusión en el área de incendio. La
eficacia se incrementa en situaciones especiales, cuando las brigadas utilizan regularmente los
procedimientos en las actividades de combates de incendios. De igual forma, durante la
implementación de un procedimiento, el jefe de bomberos tendrá la oportunidad de aplicar otros
planes y desarrollar una forma de ataque adecuada a las necesidades del incidente.

2. TÁCTICAS DE INCENDIO PARA RESIDENCIAS UNIFAMILIARES.

La brigada del vehículo de primera salida que llega al escenario del incendio iniciará el combate
tomando en consideración las condiciones reales del incendio y el comportamiento que se espera
que tenga. Esta brigada efectuará el informe por radio a la central indicando la ubicación exacta,
áreas de exposición y las condiciones que se encontraron en el incidente. El jefe de salida,
después de evaluar la situación, puede ordenar tender una línea u ordenarlo al próximo vehículo
autobomba que llega. El trabajo de los vehículos siguientes es respaldar al primer vehículo según
sea requerido.

Una vez conocida la ubicación del incendio, el jefe de salida del primer vehículo instalará la línea
de ataque inicial para cubrir las siguientes prioridades:
- Desplazamiento de las líneas para interponerse entre el fuego y los ocupantes atrapados
para proteger al personal de rescate.
- Protección de las principales vías de escape.
- Protección de áreas interiores expuestas.
- Inicio de la extinción.
- Dirigir las operaciones con las mangueras.

La brigada del segundo vehículo autobomba debe establecer primeramente el suministro de agua
disponible para combatir el incendio y luego proceder de acuerdo a las siguientes prioridades:
- Respaldar las líneas de ataque inicial.
- Proteger los medios secundarios de escape.
- Prevenir la propagación del incendio.
- Proteger las áreas de mayor exposición.
- Colaborar en la extinción.

Cuando los equipos de protección respiratoria no han sido puestos en operación durante el
trayecto, debe hacerse inmediatamente al llegar y antes de proceder con el ataque interior del
incendio. En emergencias de cierta magnitud puede ser necesario que el grupo que llega en el
primer vehículo comience las operaciones de rescate y el segundo grupo asuma las actividades de
tendido de las primeras líneas de ataque de incendio. La función de rescate será ejecutada por el
personal del vehículo autoescala o brazo articulado con la protección de los chorros de manguera
de las autobombas.

Generalmente es deseable agrupar a la brigada encargada del rescate en equipos para exteriores o
interiores. Tanto el personal que trabaja en el interior como los que trabajan en el exterior deben
iniciar la búsqueda en áreas donde lo más probable es que estén habitadas de acuerdo a la
situación. La búsqueda debe efectuarse sistemáticamente para evitar que se omitan áreas.

Además de los procedimientos de rescate y ventilación, frecuentemente es necesario que la


brigada de la autoescala o brazo articulado colaboren en el ataque al incendio. La autoescala o
brazo articulado se puede designar para apagar grandes incendios en pisos superiores con un
monitor instalado en él. Esta acción se debe coordinar con otras operaciones, tanto para evitar
lesiones del personal que se encuentra en el interior como para prevenir la propagación del
incendio a lugares que no han sido involucrados.
Aun cuando el cuerpo de bomberos tenga o no los equipos antes mencionados, la principal
consideración debe ser que cada una de las funciones necesarias le sean asignadas a alguien, bien
sea un individuo o la brigada de un vehículo. Las funciones de rescate, protección de áreas
expuestas, ventilación, confinamiento o extinción, se deben realizar correctamente para que la
operación tenga éxito.

3. TÁCTICAS DE COMBATE CONTRA INCENDIOS EN INSTALACIONES PROTEGIDAS


CON SISTEMAS DE EXTINCIÓN.

Algunos edificios están equipados con sistemas automáticos de extinción con rociadores y
tuberías secas. Esto se debe a la alta potencialidad de pérdidas de vidas, nivel de riesgo del
proceso y tipos de construcciones. En los procedimientos operativos de los cuerpos de bomberos
debe considerarse la necesidad de apoyar estos sistemas.

Particularmente, los bomberos deben dar una alta prioridad al apoyo a los sistemas de extinción
de incendio cuando:
- Los grupos de ataque son asignados inmediatamente para evacuación o búsqueda de
víctimas.
- Los chorros no pueden alcanzar áreas sumamente amplias o de gran altura.
- Fluye agua debido a la operación de los cabezales de los rociadores.
- Los sistemas dependen del apoyo del cuerpo de bomberos para que puedan funcionar.
- Las tácticas requieren el uso de las tuberías secas.
Los procedimientos operativos que se vayan a utilizar deben incorporarse a los planes de
emergencia específicos de los edificios, si es que existen. Estos planes deben incluir una
descripción detallada de las características de la construcción, contenido, sistemas de protección e
instalaciones circundantes. También, establecerá los procedimientos utilizado por cada brigada
de acuerdo con las condiciones que se encuentren. Como parte integral del plan, debe incluirse un
plano del edificio que señala los suministros de agua, conexiones del sistema de protección y
ubicación de los vehículos de bomberos, y debe mantenerse actualizado para señalar los cambios
que afectan las operaciones que afectan las operaciones del cuerpo de bomberos.

4. INCENDIOS Y EMERGENCIAS EN ESPACIOS CONFINADOS.

Las operaciones de combate de incendios y de rescate deben efectuarse con frecuencia en sitios
que están bajo el nivel del suelo o bien en sitios carentes de ventilación tanto natural como
artificial. Los sótanos, tanques de almacenamiento, redes de alcantarillados, locales cerrados y
cuevas son sólo algunos ejemplos de este tipo de áreas. El factor más importante para la
operación segura en estas emergencias es el reconocimiento del peligro inherente a las áreas
confinadas. Las condiciones ambientales que se pueden encontrar incluyen:
- Deficiencias de oxígeno.
- Vapores y gases inflamables.
- Gases tóxicos.
- Temperaturas elevadas.

También pueden estar presentes riesgos físicos tales como:


- Vías de entrada y salidas limitadas.
- Estructuras de soporte dobladas o inestables.
- Agua u otros líquidos en las partes más bajas.
- Riesgos por los servicios de gas y electricidad.
Es especialmente importante recalcar el uso de los equipos autónomos de respiración de presión
positiva. Las máscaras con filtro resultarán inútiles en atmósferas deficientes de oxígeno, por lo
que no se deben emplear. Cuando los bomberos deban entrar en espacios confinados con los
equipos de protección respiratoria colocados, hay que extremar las precauciones para no se quiten
la máscara accidentalmente.

Todo el personal de rescate deberá estar atado a una cuerda antes de entrar. Esta cuerda se debe
verificar constantemente y debe contarse con grupos de rescate reserva equipado adecuadamente.
Debe preparase un sistema de comunicaciones entre los grupos que estén dentro y los de fuera
previendo que las radios portátiles pueden ser poco efectivos. Un método de señales tirando de la
cuerda muy conocido es el siguiente:

Exterior Interior
1 tirón ¿Está bien? ¡Está bien!
2 tirones Avance la línea Avance la línea
3 tirones Retire la línea Retire la línea
4 tirones Viene socorro ¡SOCORRO!

Toda señal que se da, tal como un fuerte tirón de la línea, se debe contestar por el grupo que se
encuentra al otro extremo de la línea. Otro método seguro es el uso de megáfonos. El personal de
rescate debe poder utilizar el sistema de comunicaciones seleccionado sin tener que quitarse la
máscara del equipo de protección respiratoria.
Son también importantes las comunicaciones con los supervisores y otras personas con amplios
conocimientos sobre el sitio del siniestro ya que pueden suministrar información muy valiosa
sobre los riesgos existentes, el número de víctimas y su probable ubicación. De igual forma la
elaboración de planes de emergencia o autoprotección para aquellos espacios confinados que se
encuentran en la jurisdicción del cuerpo de bomberos reducirán la necesidad de adivinar el
trabajo a realizar. Los bomberos deben estar preparados para implementar los métodos de
extinción o rescate preestablecidos sin demora. Estos planes deben incluir medidas para la
protección del personal de rescate y de las víctimas, control de los servicios públicos y otros
peligros físicos, comunicaciones, ventilación e iluminación. Los equipos que se deban utilizar en
las operaciones de rescate donde no existe fuego, se deben homologar y certificar para su uso en
atmósferas explosivas. Esto incluye linternas, extractores de humo y radios.

En vista de que el acceso a estos accidentes generalmente es restringido, será vital para el éxito
de la operación el establecimiento de un puesto de mando avanzado y un área de espera. El área
de espera debe estar cerca de la entrada al siniestro sin obstruirla y en la misma deben
concentrarse los recursos humanos y materiales que se deban utilizar. Los bomberos no deben
entrar a estos sitios cerrados hasta tanto el mando haya decidido la estrategia a seguir y haya
emitido las órdenes respectivas. Debe haber una persona responsable que lleve el control del
personal y equipos que entran o salen. Este responsable debe anotar y verificar la misión, presión
de tanque, nombre y el tiempo seguro estimado de todo el personal que entra. Este procedimiento
permite estar pendiente de todos los miembros del grupo y reduce la posibilidad de que alguno
pase desapercibido después de que su tiempo límite de trabajo seguro haya terminado.

Una vez dentro de las instalaciones, los bomberos deben efectuar la operación de búsqueda o
cualquier otra actividad de manera sistemática y con el mínimo esfuerzo. Si la entrada debe
hacerse bajando escaleras, se debe efectuar tan rápido como sea seguro y la situación debe
mejorar a medida de que se desciende. Al llegar al fondo puede iniciar la búsqueda con el método
de girar hacia el lado izquierdo o hacia el lado derecho. Los grupos que avanzan deben
aprovechar la oportunidad de ventilar a medida que progresan. También deben mantener la
comunicación con el puesto de mando avanzado para informar de lo que hacen, las dificultades o
para recibir instrucciones adicionales. Los bomberos no deben dudar el escenario del incendio se
las condiciones interiores o los informes exteriores indican la inminencia de un colapso
estructural. Es recomendable que algunos bomberos se dediquen a identificar riesgos potenciales
de posibles desprendimientos de objetos sobre los bomberos. Se debe tener en cuenta que los
soportes metálicos sin protección fallan rápidamente cuando se exponen a temperaturas mayores
de 315 ºC. A mayor tiempo de exposición, mayor posibilidad de que fallen, independientemente
de su composición. La aplicación de los chorros de mangueras se debe efectuar con extrema
prudencia motivado con la dificultad de ventilar el vapor de agua generado.

Mientras se combate el incendio se debe prestar especial atención a la posibilidad de propagación


vertical del fuego.

Motivado por el calor, los bomberos sentirán que se cansan más rápidamente y agotarán el
suministro de aire del equipo de protección personal con facilidad. Por esta razón se debe
solicitar ser relevados antes de que se sientan exhaustos y deben observar estrictamente las
técnicas de conservación de energías y verificación de válvulas de presión. Los bomberos no
deben internarse más allá de lo que le permita el margen de seguridad del suministro de aire
disponible para regresar.
5. TÉCNICAS DE EXTINCIÓN DE INCENDIOS DE MONTE BAJO.

Los incendios de monte bajo tienen unas características tan particulares que lo hacen totalmente
diferentes de otras formas de combatir incendios. La topografía local, la meteorología y el tipo de
combustible presentan problemas distintos de los antes comentados y son los factores más
importantes para la forma en la que se va a desarrollar el incendio.

Combustibles.

Los combustibles generalmente se clasifican en grupos con características similares de


combustión. Podemos clasificar los combustibles en:
- Combustibles de suelo: son pequeñas ramas, hojas y virutas en descomposición en el
suelo.
- Combustibles de superficie: pasto, monte u otra vegetación baja.
- Combustibles de copas: son los suspendidos y verticales separados físicamente de los
combustibles de suelo de tal forma que el aire puede circular libremente alrededor de ello
de forma que ardan más eficazmente.

Existen varios factores que afectan a las características de la combustión, tales como:
- Tamaño de los combustibles: cuanto más pequeños, más rápida será su combustión.
- Solidez: a mayor compacidad, mayor lentitud de combustión.
- Continuidad: a mayor proximidad de los combustibles, mayor rapidez de propagación
del fuego.
- Volumen: el volumen determinará la intensidad de fuego y la cantidad de agua
necesaria para lograr la extinción.

Condiciones meteorológicas.
Todos los aspectos de las condiciones meteorológicas tienen algún efecto en el comportamiento
de monte bajo. Algunos de estos factores son:
- Viento: aumenta la intensidad del incendio y la aportación de aire fresco aviva la
combustión. Incendios de mediano y gran tamaño pueden generar sus propios vientos.
-Temperatura: actúa fundamentalmente como secador de combustible a largo plazo.
- Humedad relativa: su mayor impacto es sobre los vegetales muertos que no tienen
humedad propia.
- Precipitación: determina el grado de humedad de los vegetales vivos.

Topografía.

Se refiere a la forma de la superficie del terreno y tiene un efecto determinante en el


comportamiento del fuego. La inclinación de la pendiente afecta tanto a la velocidad como a la
dirección de propagación. El incendio se desplazará más rápidamente cuesta arriba que cuesta
abajo y a mayor pendiente, mayor velocidad de desplazamiento. Otros factores topográficos que
influyen sobre el comportamiento de los fuegos de monte son:
- Orientación de la ladera: es la dirección donde se enfrenta la ladera incendiada. Una
exposición completamente hacia el sur (en el hemisferio norte) recibe directamente los
rayos solares y por lo tanto más calor. Los incendios de monte bajo arden más
rápidamente orientados hacia el sur.
- Configuración local del terreno: afecta directamente el desplazamiento del aire.
Obstrucciones tales como salientes del terreno, árboles e incluso rocas sobresalientes
pueden alterar el flujo de aire y causar turbulencia o remolinos generando un
comportamiento irregular del incendio.
- Cañones: u otras restricciones al flujo de aire generan un incremento de la velocidad del
viento. El desplazamiento de aire puede ser crítico en los cauces de quebradas pronunciadas.
Estas características del terreno generan corrientes verticales turbulentas provocando un efecto de
chimenea. Los incendios de estas quebradas y hondonadas se propagan a una velocidad
extremadamente rápida y son sumamente peligrosos.

Partes de incendio de monte bajo. (Ver figura 1)

- Frente: es la parte de un incendio que avanza o se propaga más rápidamente.


Generalmente se encuentra del lado del incendio opuesto a la dirección a la que sopla el viento.
Las llamas arden intensamente y generalmente causan mayores daños. La clave para controlar
el incendio está en controlar el frente y evitar la formación de uno nuevo.
- Brazos: son largas y angostas franjas que se apartan del fuego principal. Generalmente
se presentan cuando las llamas alcanzan un área que contiene combustibles pesados, lo
que le da forma de brazo. Cuando no se controlan estos brazos se forman nuevos frentes.
- Cola: es el lado opuesto al frente. Generalmente arde lentamente y es fácil de controlar.
La mayoría de las veces puede encontrase la cola cuesta abajo o contra el viento.
- Flancos: son los laterales del incendio. Es a partir de los flancos de donde se forman los
brazos, lo que destaca la importancia de ser controlados. El cambio repentino del viento
puede convertir un flanco en un frente.
- Perímetro: son los márgenes del fuego. Es la longitud total del borde exterior de áreas
en llamas o quemadas.
- Nuevos focos del incendio: es un incendio originado por chispas que se elevan y
aterrizan fuera del incendio principal. Los focos de fuego representan un peligro para el
personal y equipo que trabaja en el incendio principal porque podrían quedar atrapados
entre ambos incendios. Deben ser extinguidos rápidamente o formarán un nuevo frente
y continuará creciendo en tamaño.

Combate del incendio.

El método usado para combatir los incendios de monte bajo se basa en el control perimetral. La
línea de control puede situarse en el borde de un incendio, próximo a él o retirado a una distancia
considerable. El objetivo es establecer cortafuegos que encierren completamente el incendio y
que todo el combustible se quede encerrado y se agote inofensivamente.

Las aproximaciones directas e indirectas son los métodos de extinción para incendios de monte
bajo. (Ver figura 2). El método directo son las acciones directas que se emprenden contra las
llamas. El método indirecto consiste en la aplicación de técnicas de control a diferentes distancias
del fuego que avanza para detener su propagación y se utilizan generalmente en incendios que
son muy calientes, muy rápidos o muy grandes. En vista de que los incendios de monte bajo
cambian constantemente, es muy posible que se inicie con un método de ataque y se finalice con
otro. Se debe evaluar constantemente la situación durante el incendio de modo que los ajustes se
produzcan oportunamente.

Diez mandamientos para el combate de incendio.


1. Manténgase informado sobre las condiciones meteorológicas del incendio y de los pronósticos.
2. Conozca lo que hace el incendio todo el tiempo. Observe personalmente y por medio de
informadores.
3. Base todas sus acciones al comportamiento actual y esperado del incendio.
4. Tenga rutas de escape para todos y hágaselas conocer.
5. Ubique un observador donde exista un posible peligro.
6. Esté alerta, mantenga la calma, piense claramente y actúe decisivamente.
7. Mantengan comunicación explícita con su personal, su jefe y los grupos de apoyo.
8. Dé instrucciones claras y asegúrese de que fueron entendidas.
9. Mantenga el control del personal todo el tiempo.
10. Combata el incendio agresivamente, pero tome medidas de seguridad.

El combate de incendios de monte bajo es un trabajo muy peligroso. Muchos bomberos han
fallecido o han sido lesionados gravemente tratando de controlar esos incendios. Analice
detalladamente la situación y luego actúe según la máxima de que la seguridad del personal y
equipos es lo primero.
TEMA 32. VENTILACIÓN. APARATOS DE VENTILACIÓN.

1. INTRODUCCIÓN.

La ventilación es la remoción sistemática del aire caliente, humo y gases de una estructura,
seguida de una introducción de aire fresco, lo cual facilita otras actividades en la lucha contra
incendios. La ventilación incrementa la visibilidad, disminuye el peligro de intoxicación por
gases tóxicos y reduce el riesgo de una explosión de los gases de combustión por flujo reverso
(backdraft).

Actualmente los criterios de conservación de energía en los edificios crean problemas


adicionales de ventilación con los crecientes requerimientos de aislantes. La necesidad de la
ventilación se ve incrementada y debe ser efectuada más rápido que en tiempos pasados.

Cuando un mando de bomberos determina la necesidad de ventilar, deberá considerar también las
precauciones necesarias para el control de incendio y la seguridad de los bomberos. Es necesario
utilizar equipos de protección respiratoria y llevar líneas de mangueras cargadas durante el
proceso de ventilación.

2. VENTAJAS DE LA VENTILACIÓN.

Cuando se realiza la ventilación apropiada para ayudar en el control del fuego hay ciertas
ventajas que se pueden obtener de su aplicación:
- Apoyo a las operaciones de rescate.
- Acelera el ataque y la extinción.
- Reduce los daños a la propiedad.
- Reduce la formación de hongos de humo.
- Reduce el peligro de explosión por flujo reverso (backdraft).

3. CONSIDERACIONES QUE AFECTAN LA DECISIÓN PARA VENTILAR.

Se realizarán de la forma siguiente:


- ¿Hay necesidad de ventilar en este momento?
- ¿Dónde es necesaria la ventilación?
- ¿Qué tipo de ventilación se debe utilizar? Se suelen emplear tres métodos básicos:
1. Proveer una abertura para el paso del aire entre las atmósferas interior y
exterior.
2. Usar la aplicación de la neblina de agua y la expansión del agua en forma de
vapor para desplazar las atmósferas contaminadas.
3. Utilizar la ventilación con aire forzado.

3.1. Condiciones visibles de humo.

Las condiciones del humo variarán según cómo haya progresado la combustión. Un incendio de
libre combustión debe ser tratado en forma diferente a uno que esté en la fase latente o de
rescoldo. La densidad y el color del humo son directamente proporcionales a la cantidad de
partículas suspendidas. Un incendio que apenas comienza y consume madera, tela y otros
materiales corrientes, producirá ordinariamente humo de color gris blancuzco o blanco azulado
de poca densidad. A medida que la combustión progresa, la densidad puede aumentar.
El humo negro es normalmente el resultado de la combustión del caucho, alquitrán, brea u otros
líquidos inflamables. Se ha dicho que el humo marrón puede indicar los óxidos de los vapores del
nitrógeno y que el humo gris amarillento es una señal de peligro de que se acerca una explosión
por corriente invertida. Aunque el color del humo puede ser de algún valor para determinar lo
que se está quemando, éste no es siempre un indicador confiable.

3.2. La edificación involucrada.

El conocimiento de la edificación involucrada es una gran ventaja cuando se toman decisiones


con respecto a la ventilación. El tipo de edificación y el diseño son los factores iniciales a
considerar en la determinación de sí debe realizarse la ventilación horizontal o vertical. El
número y tamaño de las aberturas en las paredes, el número de pisos, escaleras, respiraderos,
ascensores, aberturas en los techos, la disponibilidad y ubicación de las escaleras exteriores de
incendios y las situaciones peligrosas son factores determinantes.

La inspección y planificación previa del cuerpo de bomberos puede proporcionar información


más detallada y valiosa.

Edificaciones elevadas.

La principal consideración en cuanto a las edificaciones altas es el peligro que representa el calor
y el humo para los ocupantes. Las llamas y el humo pueden propagarse rápidamente a través de
respiraderos, escaleras, huecos de ascensores y otras aberturas verticales. Estas aberturas
contribuyen a crear en efecto de chimenea.

La creación de capas de humo y gases de combustión en los pisos localizados debajo de la planta
alta de las edificaciones selladas y de varios pisos es un fenómeno relativamente nuevo. La
planificación previa a un incendio debe incluir las tácticas y estrategias para afrontar los
problemas de ventilación y riesgos de vida inherentes al humo estratificado. El humo y los gases
de combustión viajan por la edificación hasta que sus temperaturas son reducidas a temperaturas
del aire circundante. Cuando esta estabilización de temperatura ocurre, el humo y los gases de
combustión forman capas o nubes dentro del edificio. La experiencia ha demostrado que estas
nubes se forman en un piso por debajo de la planta más alta.

El efecto de hongo no ocurre en las edificaciones altas hasta que se haya producido suficiente
calor para mover en dirección ascendente el humo estratificado. La ventilación es un edificio de
varios pisos donde no se tienen planes específicos para el uso efectivo del potencial humano,
equipos y agentes de extinción, no debe ser practicada. En la mayoría de los casos, la ventilación
se debe efectuar horizontalmente con el uso de dispositivos mecánicos de ventilación.

La ventilación al nivel de techo en los modernos edificios altos se debe considerar durante la
planificación. Esta chimenea vertical se debe utilizar para ventilar el humo, calor y gases de
combustión de varios pisos.

Sótanos y edificaciones sin ventanas.

Se requerirá normalmente la ventilación mecánica, ya que los diseños de edificios sin ventanas
crean un efecto adverso en las operaciones de ventilación. La ventilación de una edificación sin
ventanas puede verse demorada por un tiempo considerable, permitiendo que el incendio avance
u origine condiciones de explosión de gases de combustión.

Los problemas inherentes a la ventilación de este tipo de edificación son muchos y variados,
dependiendo del tamaño, ocupación, configuración y tipo de material con que está construido el
edificio.

3.3. Riesgos a la vida.

El riesgo a la vida es generalmente reducido en una edificación habitada envuelta en llamas, si


los ocupantes están despiertos. Sin embargo, si los ocupantes estaban dormidos cuando se
produjo el incendio y aún se encuentran en el edificio, se puede esperar una de las dos
situaciones:
- Los ocupantes pueden estar vencidos por el humo.
- Los ocupantes pueden haberse perdido en la edificación.

En los riesgos que ponen en peligro a los ocupantes existen peligros potenciales para los
bomberos y personal de rescate.

Los riesgos que se pueden esperar de la acumulación de humo y gases en una edificación
incluyen:
- La oscuridad causada por el humo denso.
- La presencia de gases tóxicos.
- La falta de oxígeno.
- La presencia de gases inflamables.

Otra consideración que afrontan los bomberos es la combustibilidad de los materiales y


contenidos dentro de un edificio. Aun cuando estos materiales combustibles pueden ser
calentados por encima de sus temperaturas de ignición, no pueden quemarse debido a la falta de
oxígeno. El peligro está en el hecho de que los combustibles precalentados estallarán en un
incendio de combustión libre cuando sean surtidos con una provisión de aire fresco.

3.4. Ubicación y extensión del incendio.

En la mayoría de los casos, la ventilación no debe ser realizada hasta que se establezca la
ubicación del incendio sea establecida. La severidad y extensión del fuego generalmente
dependen de la clase de combustible, el tiempo que ha estado ardiendo, los aparatos de
protección contra incendios instalados y del grado de confinamiento del incendio.

Algunas de las formas por medio de las cuales ocurre la propagación vertical son las siguientes:
- A través de cajas de escaleras, ascensores, respiraderos, etc.
- Por tabiques y paredes.
- A través de ventanas.
- A través de techos rasos y pisos por transmisión del calor por medio de vigas o por
contacto directo con las llamas.
- Por el derrumbamiento de pisos y techos.

3.5. Selección del lugar a ventilar.


No hay una regla básica para la selección del punto exacto para abrir un techo, excepto tan
directamente sobre el incendio como sea posible. Muchos factores tendrán cierta relación con el
sitio a ventilar:
- La disponibilidad de aberturas naturales.
- La ubicación del incendio.
- El tipo de construcción.
- La dirección del viento.
- El grado de progreso del incendio.
- Burbujas o fusión de la brea del techo.
- Indicaciones de convexidad de techo.

4. LA VENTILACIÓN VERTICAL.

El oficial de bomberos deberá tener en cuenta las siguientes precauciones y procedimientos:


- Coordinar las brigadas de ataque.
- Observar la dirección del viento.
- Tomar nota de la existencia de obstrucciones o peso en el techo.
- Fijar una cuerda salvavidas al techo como medio secundario de escape.
- Siempre que sea posible utilizar las aberturas naturales del techo.
- Hacer un hueco grande si se requiere, antes que varios pequeños.
- Tener cuidado que al hacer la abertura los soportes estructurales principales no sean
cortado.
- Trabajar con el viento a la espalda.
- Vigilar la abertura para evitar que el personal caiga dentro de la edificación.
- Introducir un objeto romo por la abertura para romper el cielo raso.

4.1. Apertura de techos.

Para ventilar apropiadamente en techo, el bombero debe conocer los tipos y diseños básicos de
techos. Los tres tipos predominantes de construcción de techos son:
- Los estilos planos.
- Inclinado.
- Arqueado.

Las edificaciones pueden estar construidas con una combinación de estos tipos básicos. Algunos
de los estilos más comunes son: (ver figura 1)
- El plano.
- Dos aguas.
- Techo a la holandesa.
- Cobertizo.
- Cuatro vertientes.
- Abuhardillado.
- Domo.
- Linterna.
- Mariposa.

Precauciones de seguridad.

Las más elementales son:


- Proporcionar medios de escape secundarios.
- Impedir que el personal camine sobre techos abombados.
- Fijar una cuerda salvavidas a cualquier bombero que vaya a entrar a un área de techo
debilitado.
- Proteger al personal de resbalones y caídas.
- Tener cuidado al trabajar alrededor de cables eléctricos y tensores.
- Asegurarse de que la persona que haga la abertura se quede al lado de barlovento del
corte y lleve puesto el equipo protector apropiado.
- No permitir otras personas dentro del alcance del hacha.
- Prevenir a los que usan hachas de cuidarse de los obstáculos altos dentro del alcance
de sus hachas.
- Probar las herramientas de potencia en el suelo para garantizar su operación en el sitio
del corte de las áreas más altas.
- Alertar a todos los operadores de equipos cortantes de asegurarse que el ángulo de corte
no está dirigido hacia sus cuerpos.
- Estar pendiente de indicios de estructuras debilitadas u otros riesgos.
- No cortar ni dañar elementos estructurales de soporte.
- Mantener el pie firme.

Aberturas naturales de los techos.

Suelen ser escotillas, tragaluces, monitores, huecos de ventilación y también puertas de escaleras.
Normalmente la mayor parte de estas aberturas estará cerrada o asegurada de alguna manera para
evitar la entrada, por lo que habitualmente habrá que forzarla.

5. VENTILACIÓN HORIZONTAL.

En las edificaciones españolas es más común la posibilidad de realizar una ventilación horizontal
que vertical debido al tipo de construcción aquí empleado. La ventilación vertical es muy
empleada en los EE.UU. ya que la forma en que se construye allí lo permite. Las estructuras que
se prestan por sí mismas para la ventilación vertical incluyen:
- Las edificaciones de tipo residencial en las cuales el incendio no ha envuelto al ático.
- Los edificios con ventanas en lo alto de la pared.
- Los áticos de edificaciones de tipo residencial que tienen respiraderos en las paredes.
- Los pisos interiores.

Alguno de los medios por los cuales ocurre la propagación horizontal son los siguientes:
- A través de las aberturas de las paredes.
- A través de corredores, pasillo o pasadizos.
- Por espacios abiertos.
- En todas las direcciones por la explosión de los gases de combustión.
- A través de paredes y los tabiques interiores por contacto directo de llama y por
conducción del calor por medio de vigas, tubos, etc.

5.1. Condiciones meteorológicas.

Las condiciones meteorológicas son siempre una consideración primordial al determinar el


procedimiento de ventilación adecuado. En ciertas circunstancias, cuando no hay viento, la
ventilación cruzada es poco efectiva. En otros casos, no se puede realizar la ventilación forzada
debido al peligro del viento soplando hacia una exposición o alimentando el incendio con
oxígeno. El viento juega un papel importante en la ventilación. Su dirección se puede designar
como barlovento o sotavento. El lado de la edificación con el que choca el viento es el de
barlovento y el lado opuesto es el de sotavento.

5.2. Exposiciones.
Los bomberos deben estar enterados de las exposiciones posibles al humo cuando comience la
ventilación. La práctica de la ventilación horizontal sin considerar primero a los ocupantes y los
procedimientos de rescate, pueden bloquear el escape a los ocupantes.

A menos que sea con el propósito específico de un rescate inmediato, una edificación no debe ser
abierta hasta que las líneas de mangueras estén listas en su lugar en el punto de entrada de ataque
del lado del barlovento, en el punto intermedio donde podría esperarse que se extendiera el
incendio y en las posiciones para proteger otros riesgos.

5.3. Precauciones para evitar trastornar la ventilación horizontal cruzada.

La abertura de una puerta o ventana en el lado incorrecto de una edificación puede invertir las
corrientes de aire y dirigir el calor y el humo hacia los bomberos. El abrir puertas y ventanas entre
las brigadas que avanzan para combatir el incendio y el punto de salida de la ventilación
establecida, reducirá la entrada de aire fresco desde la abertura detrás de los bomberos.

6. VENTILACIÓN FORZADA.

Se considera ventilación forzada la realizada por ventiladores, extractores y chorros de neblina.


Los ventiladores para forzar el aire deben estar equipados con motores y conexiones a prueba de
explosión para poder utilizarlos en atmósferas inflamables.

6.1. Ventajas de la ventilación forzada.

- Garantiza un control más estricto de la situación.


- Agiliza la evacuación de contaminantes, facilitando un rescate más rápido bajo
condiciones más seguras.
- Reduce el daño por el humo.

6.2. Desventajas de la ventilación forzada.

Si la ventilación forzada se emplea erróneamente o de forma incontrolada puede hacer mucho


daño. Algunas de los inconvenientes son:
- Puede desplazar el incendio junto con el humo.
- Puede propagar el incendio.
- Puede provocar un flashover.

6.3. Técnicas para la ventilación forzada.

Para controlar la ventilación es necesario seguir las siguientes recomendaciones:


- El extractor debe instalarse en la misma dirección que el viento natural
- Los extractores de humo se deben colocar a gran altura para despejar el humo.
- Cuando se utilizan los extractores de succión y ventilación, primero se aclara el área
del lado del barlovento en la dirección del extractor de succión de humo. Luego se
trasladan los extractores de ventilación de humo hacia los extractores de succión,
manteniendo la línea de circulación tan recta como sea posible.
- No permitir que el aire circule alrededor de los lados del extractor de humo.
- Establezca la trayectoria de la corriente de aire y mantenga dentro el flujo de aire tan
recto como sea posible.
- Quite todos los objetos que sean posibles en la dirección del flujo de aire.
- Mantenga los extractores de humo listos para usarlos cuando las líneas de mangueras
estén en posición y tanga a mano una línea preparada para cuando se estén instalando los
extractores.
- Para acelerar la acción de despejar el humo, coloque un extractor de succión de humo en
el lado de sotavento. Luego ponga el extractor de ventilación en una abertura exterior en
el lado de barlovento. Los resultados son más satisfactorios cuando el extractor de
ventilación se coloca en la parte inferior de una puerta o ventana.

6.4. Uso de la neblina de agua para expulsar humo y gases.

Consiste en dirigir un chorro de neblina a través de una ventana o puerta retira grandes cantidades
de calor y de humo. Los chorros de neblina suelen quitar más humo que los extractores, entre dos
a cuatro veces más dependiendo del tipo de lanza.

Los posibles inconvenientes de su uso son:


- Incremento del daño por agua.
- Reducción del suministro de agua disponible.
- En climas con temperaturas muy bajas, puede dar lugar a la formación de hielo en el
exterior.

7. APARATOS DE VENTILACIÓN.

7.1. Introducción.

Son aparatos destinados a modificar las condiciones ambientales de los locales incendiados, a fin
de extraer humos, gases y calor, facilitando así los trabajos de salvamento y extinción. Pueden
utilizarse como elementos extractores, succionando o impulsando aire del exterior una vez
extinguido el incendio, para renovar el ambiente, logrando una menor penosidad en las tareas de
remoción.

Actualmente existen en el mercado modelos accionados por dos fuentes energéticas: el agua a
presión existente en todo vehículo de bomberos y la electricidad.

7.2. Hidroventiladores.

7.2.1. Descripción del hidroventilador.

Aparato compuesto de una carcasa en forma de trombón con tomas para entrada y salida de aire
de 300 mm de diámetro, donde se conectan unos manguerotes extensibles. Ver figura 1.

En un lateral está situada una turbina hidráulica compuesta de rodetes de aleación ligera
anticorrosiva y eje central de acero inoxidable al que se acoplan las palas del ventilador. Las
conexiones de alimentación y retorno de agua son de 70 mm de diámetro, con racor, disponiendo
de una rejilla de filtrado en el racor de entrada y de un purgador accionado a mano por medio de
una anilla para quitar la presión de la instalación de agua y poder desconectar las mangueras
situadas en el cuerpo de la turbina.

Alimentada a 8 bar, necesita un caudal de unos 1.100 l/min. que retorna al tanque del vehículo a
través de una manguera de 70 mm de diámetro. Puede trabajar a presiones de hasta 14 bar. En la
parte central de la carcasa se encuentra el ventilador-extractor que genera un caudal de aire de
3.000 m3/h, trabajando centrífugamente.

La voluta está fabricada de aleación ligera anticorrosiva y también es del mismo material el
rodete, que estará perfectamente equilibrado. Las bocas de aspiración e impulsión del ventilador
son de 300 mm de diámetro, contando la primera de ellas con una rejilla para impedir la entrada
de cuerpos extraños en los álabes. Para su transporte lleva un soporte de estructura tubular con
mangos, que facilita su desplazamiento. El conjunto pesa aproximadamente unos 45 Kg

Este extractor está indicado para toda clase de humos, dentro de locales, sótanos, pozos, minas,
etc. Incluso se recomienda su utilización para gases de mezclas explosivas ya que no produce
puntos de ignición. Sirve tanto para inyectar aire como para extraer gases.

7.2.2. Manejo del hidroventilador.

El extractor nunca será emplazado en un lugar en el que aspire el aire extraído del local, para no
ser mandado de nuevo al interior por los manguerotes de impulsión. Se realizan las conexiones
de los manguerotes a la boca adecuada del hidroventilador. Cambiando la posición de los
manguerotes se podrá extraer o aspirar. Seguidamente se conectarán las dos mangueras de 70 mm
de diámetro. Uno, desde la salida de la bomba del vehículo a la entrada del agua del ventilador, y
el otro desde la salida de agua del ventilador a la entrada del tanque del vehículo.
A continuación se dará presión a la bomba del coche que impulsa el agua lentamente, nunca de
golpe, para evitar el golpe de ariete, que puede romperse y desplazar toda la instalación.

7.2.3. Averías y mantenimiento.

Las averías más habituales se concretan en la rotura de las mangueras, falta de presión o falta de
juntas en los mismos, rotura de los broches de los absorbentes, rotura de la turbina y rotura del
rodete.

En cuanto al mantenimiento, se debe procurar no golpear las conexiones tanto de toma de agua
como las de los manguerotes, así como hacer una limpieza general después de usarlo.

7.2.4. Manguerotes del hidroventilador.

Consisten en tubos extensibles de goma o caucho, de 300 mm de diámetro y una longitud de 4 m.


Cada manguerote dispone en sus extremos de dos aros de acoplamientos rápidos y presillas de
sujeción. Ver figura 2.

En el interior de los manguerotes se encuentra alojada una espiral envolvente de acero para evitar
la deformación que se produce cuando se realiza la aspiración. Para acoplarlos al hidroventilador
hay que encarar los tetones y haciendo presión sobre las presillas quedará unido.
Los manguerotes se deben recoger y atar después de haberlos limpiado y secado. No se
arrastrarán por el suelo al manipularlos y se procurará que no se manchen de productos que
puedan dañarlos, como ácidos, hidrocarburos y otros productos agresivos.
7.3. Electroventiladores.

De similares características que los hidráulicos en los que se ha sustituido la turbina hidráulica
por un motor eléctrico, generalmente de 220V. Su funcionamiento requiere de una fuente
eléctrica que puede ser un grupo electrógeno o una toma de alimentación de suministro eléctrico.

En su utilización hay que tener presente el lugar concreto de actuación, ya que presenta los
siguientes peligros:
- Electrocución si se emplea en ambientes húmedos y se produce un fallo en el
aislamiento eléctrico.
- Inflamación, deflagración o detonación si se utiliza en ambientes inflamables o
explosivos y se produce un arco eléctrico.
TEMA 33. PREVENCIÓN DE INCENDIOS.

1. INTRODUCCIÓN.

La prevención de incendios es una tarea difícil de laboriosidad constante, de poca


espectacularidad y por consiguiente poco vistosa y atractiva, pero de una gran eficacia. Prevenir
incendios es evitar incendios. Los incendios que se evitan no son noticia, ni se reflejan en los
presupuestos del estado ni en los resultados anuales de las empresas.

Por ello, un programa eficaz de prevención de incendios habrá que inculcarlo en toda la
población. Por lo tanto es obligación de todos los estamentos a todos sus niveles la preocupación
por los incendios y la difusión de unas normas para prevenirlos. Las normas de prevención de
incendios hay que enseñarlas, pero mientras se aprenden hay que obligar a cumplirlas. De ahí que
la enseñanza estricta, con todos los ejemplos posibles no sea suficiente, y se requiera de normas
coercitivas publicadas con profusión para el conocimiento del ciudadano.

La eficacia de las enseñanzas en la prevención de incendios se empezará a notar cuando:


- Se quemen menos hectáreas de monte y pasto.
- Las amas de casa sepan usar la electricidad y los gases licuados.
- Los niños sepan que con el fuego no se puede jugar.
- Los fumadores no tengan descuidos que provoquen incendios (fumar en la cama).
- Los empresarios sepan invertir en prevención.
- La Administración establezca un plan de prevención y protección contra incendios de
ámbito nacional.

2. PROHIBICIÓN DE FUMAR.

La lista que damos a continuación, sin ser exhaustiva, señala lugares donde debiera estar
prohibido fumar. Esto no significa una persecución al fumador, al que se le habilitará lugares
adecuados con un riesgo muy bajo de incendio donde podrá fumar. Fumar debe estar prohibido
en:
- Áreas de talleres de producción, reparación, mantenimiento, pintura, trabajos en
automóviles.
- Almacenes.
- Tiendas.
- Dormitorios colectivos.
- Teatros, cines, gimnasios, salas de clase y auditorios.
- Aparcamientos de vehículos.
- Salas de procesamiento de datos.
- Salas de fotocopiadoras donde se manejen líquidos combustibles.
- Zonas de almacenamiento de gases y líquidos combustibles.
- Zonas de carga y descarga de mercancías.
- Lugares donde sé prohiba el uso de llamas y materiales que produzcan chispas.

3. INSPECCIÓN DE LOCALES PÚBLICOS.

Los servicios de los parques de bomberos de la localidad deben disponer de uno o varios
inspectores de prevención y protección contra incendios que, previo aviso y de acuerdo con los
dueños y administradores de los locales públicos, pasen una inspección al menos anual de todos y
cada uno de los locales públicos de la ciudad.
La inspección no debe suponer gasto alguno para el dueño o administrador del local y deberá
tener carácter orientativo en todo aquello que no sean normas de obligado cumplimiento. En salas
de fiesta, cines, teatros, auditorios y demás locales de reunión, el momento de la inspección será
cuando no haya público, y en horarios distintos a los de la función, reunión o representación. La
inspección de tiendas, bares, restaurantes u otros similares, se efectuará en horario conveniente al
dueño del local.

En el momento de la inspección, el inspector se hará acompañar por un representante del local,


que le facilitará los accesos y estará siempre presente mientras se efectúa la inspección.
Terminada ésta, el inspector comentará sus notas con el dueño del local o con la persona por él
designada, anticipándole las líneas generales del resultado, que le será remitido por escrito. Al
mismo tiempo, el escrito avisará de la próxima inspección, que tendrá lugar un mes después,
apara comprobar que se han corregido los defectos que se deban corregir, según las normas de
obligado cumplimiento.

4. ACTIVIDADES PELIGROSAS.

4.1. Pintado a pistola.

El pintado a pistola no se efectuará en locales cerrados, a menos que éstos dispongan de un


sistema apropiado de extracción de gases. El pintor utilizará mascarilla para respirar que filtre las
partículas de pintura presentes en el aire. Las lonas usadas para cubrir en operaciones de pintado
no se deben doblar y guardar en el interior del edificio. Sí pueden doblarse y guardarse en
contenedores metálicos alejados de los edificios al menos 5 m. Tales contenedores deberán estar
bien ventilados para reducir la posibilidad de combustión espontánea.
4.2. Carga de baterías.

Sólo deberá realizarla personal adiestrado en el manejo de ácidos y en carga de la batería. El


edificio donde se realice la carga de la batería deberá estar bien ventilado para permitir la
difusión del hidrógeno que desprende la batería en la operación de carga. Es esencial que las
entradas de aire estén por debajo del nivel sobre el que se asientan las baterías, cualquiera que sea
el sistema de ventilación.

Los tapones de los vasos deben estar en su sitio antes y después de conectar los cables. No se
debe maniobrar con las conexiones mientras están en carga las baterías para evitar chispazos y
posibles explosiones. El régimen de carga se disminuirá a medida que la batería está llegando a
su carga máxima para así reducir la liberación de hidrógeno. Se prohibirá fumar y el uso de
objetos que produzcan chispas o llama en las cercanías de las baterías en carga. Para baterías en
carga de pequeño tamaño es suficiente la instalación de una campana de ventilación.

4.3. Soldadura autógena, eléctrica y oxicortes.

Además de los talleres dedicados a soldar y cortar, estas operaciones se pueden llevar a cabo en
otros lugares, siempre que el local se encuentre libre de materiales que puedan prenderse fuego.
Los operadores de los equipos de soldadura y corte estarán adiestrados en estos trabajos y
conocerán los peligros concernientes a su persona. Cuando no se pueda evitar hacer trabajos de
soldadura o corte en presencia de materiales combustibles, se colocará a un vigilante con un
extintor a mano.
Sé prohibe hacer trabajos de soldadura y corte en contenedores con combustible o en la superficie
exterior de tanques o compartimentos, en áreas adyacentes a compartimentos o tanques, en
bidones cerrados, tanques u otros contenedores que contienen o hayan contenido materiales
inflamables, líquidos o vapores. Si es imprescindible realizar el trabajo de forma urgente
valoraremos si el riesgo de fuego o explosión ha sido eliminado.

Las botellas para soldadura autógena u oxicorte se manejarán con sumo cuidado. Las de acetileno
u otro material combustible se asegurarán en posición vertical. Sé prohibe el uso de aceite o grasa
en las botellas de oxígeno y equipos que estén o vayan a estar en contacto con oxígeno. Una fuga
de oxígeno a alta presión que incida en gasolina, aceite, grasa o materia orgánica puede causar
una oxidación rápida del material con resultado de explosión.

Mientras se esté usando el equipo en locales cerrados se inspeccionará a intervalos de tiempo


todo el equipo en busca de fugas. Si no se detectan las fugas pronto se podría producir una
explosión. Las válvulas de acetileno u oxígeno permanecerán cerradas cuando el equipo no se
esté usando por un período superior a 15 minutos. Las botellas de acetileno y oxígeno, excepto en
el carrito de soldar, se almacenarán en locales bien ventilados, separadas unas de otras a una
distancia no inferior a 6 m, o bien separadas por pared sólida no combustible y totalmente estanca
al paso del gas. Se prohibe fumar a una distancia inferior a 15 m.

5. MANEJO Y ALMACENAMIENTO DE MATERIALES PELIGROSOS.

5.1. Normas generales.


1. Los líquidos inflamables con punto de inflamación por debajo de 27 ºC deben ser aislados y
almacenados en pilas aisladas.
2. Los contenedores se deben manejar con cuidado para evitar roturas.
3. Los contenedores con fugas deben ser retirados y destruidos.
4. Hay que mantener el acceso a todos los pasillos a efectos de la lucha contra el fuego.
5. Se debe asegurar una ventilación adecuada para aquellas materias que desprendan gases
inflamables.
6. Se evitarán situaciones donde los líquidos derramados entren en contacto con chispa o llama.
7. Utilizar materiales absorbentes para empapar líquidos inflamables, aceites o grasas
derramadas.
8. Se prohibirá fumar en las zonas de almacenamiento.

5.2. Botellas de aire comprimido.

Las botellas de aire comprimido que muestran señales de óxido, golpes, corrosión u otros
defectos superficiales se considerarán peligrosas y se purgarán hasta la presión atmosférica. Las
que no lleven grabada la identificación de haber sido probadas a presión hidrostática cada 5 años
se enviarán a probar antes de recargarlas.

Las botellas con gases no compatibles se almacenarán por separado con pared estanca de por
medio. Si se almacenan al aire libre, la distancia mínima será de 6 m. Las botellas de gas
almacenadas a la intemperie se protegerán del sol por tejado no combustible. Todos los locales
para almacenamiento de botellas dispondrán de ventilación cruzada. Todas las botellas llevarán
su protección para evitar que se caigan. Las botellas de acetileno se almacenarán en posición
vertical.
5.3. Suministro de líquidos inflamables.

No se suministrarán líquidos inflamables con punto de inflamación inferior a 27 ºC en el interior


de edificios, a menos que el bidón esté en posición vertical y se use bomba apropiada al efecto.
Se prohibirá el uso de cubos y otros recipientes que carezcan de cierre automático para el manejo
de líquidos inflamables con punto de inflamación inferior a 27 ºC. La descarga por gravedad de
este tipo de líquidos debe estar prohibida.

Todos los tanques, mangueras y contenedores deberán conectarse a tierra para descargar la
corriente estática que se produce en la descarga de un líquido inflamable. En las estaciones de
servicio, el apoyo de la boquilla en la boca del tanque establece la descarga a tierra de la corriente
estática generada en el chorro de combustible. El trasvase de líquidos inflamables por aire o gases
comprimidos debe estar prohibido.
TEMA 34. PROTECCIÓN CONTRA INCENDIOS EN LOS EDIFICIOS.
PROTECCIÓN PASIVA.

1. INTRODUCCIÓN.

Para el desarrollo de este tema será necesario desarrollar una serie de definiciones:

Fases de un siniestro. En todo siniestro existen cinco fases bien diferenciadas:


- Inicio.
- Detección.
- Alarma.
- Salvamento: evacuación y rescate.
- Lucha y extinción.
De la rapidez en las fases de detección y alarma depende la eficacia del salvamento, la lucha y la
extinción. En nuestro caso, la fase de alarma tiene una importancia vital, siendo necesario que sea
rápida y bien diferenciada de cualquier otro tipo de señales.

Prevención. Son las medidas adoptadas para que no se produzca un incendio.

Protección. Son las medidas que hay que adoptar una vez producido el siniestro para
salvaguardar la integridad de las personas y reducir al mínimo las consecuencias del mismo.

Lucha contra incendios pasiva. Son aquellos métodos estáticos, sin acción directa, que están
permanentemente presentes (muros cortafuegos, recubrimiento de pilares metálicos, etc.).

Lucha contra incendios activa son aquellos métodos de actuación frente a incendios que implican
una acción. Por ejemplo, la evacuación, la lucha con los medios disponibles (extintores,
mangueras, etc.) contra el fuego.

Protección estructural. Es el conjunto de diseños y elementos constructivos de un edificio, que


bajo la forma de lucha pasiva presentarán una barrera contra el avance del incendio, confinándolo
a un sector y limitando por ello las consecuencias del mismo.

2. CONCEPTOS BÁSICOS.

2.1. Sector de incendio.

Una vez iniciado un incendio el desarrollo del mismo dependerá de múltiples factores,
destacando el tipo, cantidad y disposición de los combustibles, su disposición estructural y
distribución del edificio.

Analizando únicamente los efectos de la disposición estructural, la propagación del incendio se


produce genéricamente hacia arriba y hacia los lados del foco inicial. La propagación hacia abajo
sólo se producirá por la caída de cuerpos en combustión o por derrame de combustibles. Se
diferenciarán dos tipos de propagación básica: la horizontal o vertical.

La propagación horizontal se produce por contacto continuado de combustibles en horizontal. Es


comparativamente lenta y fácil de atajar. La separación por distancia en planta o por muro puede
cortar esta propagación y por tanto compartimentar o confinar el riesgo.
La propagación vertical es más peligrosa y difícil de combatir que la horizontal, pues viene
determinada por las corrientes de convección que el propio fuego origina. Si el edificio permite el
establecimiento de esas corrientes de convección a través de “chimeneas” (huecos de escaleras,
conductos de servicios, conductos de aire acondicionado, ventanas, etc.), la transmisión del
incendio hacia arriba se verá favorecida.

Las zonas con riesgos compartimentados se denominan sector de incendio. El lograr sectores de
incendios de volumen reducido es un objetivo de la propagación estructural. Un sector de
incendio debe asegurar que un incendio declarado no se transmitirá, en un tiempo preestablecido,
a los sectores vecinos.

2.2. Curva de temperatura.

La temperatura alcanzada en un punto de un edificio en caso de incendio a lo largo del tiempo


depende de muchos factores. La velocidad de crecimiento de la temperatura, el valor máximo y la
duración del incendio serán diferentes de un siniestro a otro. La homologación de materiales de
protección de estructuras exige medir su comportamiento frente al fuego. Para ello se ha definido
en la normativa (UNE 23.093) una curva temperatura-tiempo (ver figura 1).

2.3. Resistencia al fuego.

Un elemento o estructura es resistente al fuego durante un tiempo determinado cuando sometido


a las condiciones de la curva de temperatura en el tiempo pretendido no disminuye su resistencia
característica.

Los elementos constructivos se clasifican en función de su resistencia al fuego, distinguiéndose


los tipos: RF-15, RF-30, RF-60, RF-90, RF-120, RF-180, RF-240. Las siglas RF significan
resistencia al fuego y el número indica los minutos de duración de su resistencia.

2.4. Comportamiento ante el fuego de los elementos constructivos y materiales.

Elementos constructivos.

Las exigencias de comportamiento ante el fuego de un elemento constructivo se definen por los
tiempos durante los cuales, en el ensayo normalizado conforme a UNE 23.093, debe mantener
aquellas de las condiciones siguientes que les sean aplicables:
1. Estabilidad o capacidad portante.
2. Ausencia de emisión de gases inflamables por la cara no expuesta.
3. Estanqueidad al paso de llamas o gases calientes.
4. Resistencia térmica suficiente para impedir que se produzcan en la cara no expuesta
a temperaturas superiores a las que se establecen en la citada norma UNE.

Es aplicable la condición 1 cuando se exija estabilidad al fuego (EF). Son aplicables las
condiciones 1, 2 y 3 en caso de parallamas (PF) y todas cuando se exija resistencia al fuego (RF).
Esta norma básica establece sus exigencias conforme a la siguiente escala de tiempos: 15, 30, 60,
90, 120, 180, 240 min.

Materiales.
Las exigencias del comportamiento ante el fuego de los materiales se definen fijando la clase que
deben alcanzar conforme a la norma UNE 23.727. Estas clases se denominan: M0, M1, M2, M3,
M4. El número de la denominación indica la magnitud relativa con la que los materiales
correspondientes pueden favorecer el desarrollo del incendio.

3. COMPARTIMENTACIÓN HORIZONTAL.

Tiene como finalidad dificultar la propagación horizontal del fuego y de los humos. Los
elementos de protección actúan limitando la transmisión de calor, el derrame de líquidos
combustibles, etc. En definitiva, delimitando sectores de incendio.
Los principales elementos utilizados son:

Separación por distancia. Es la medida idónea para reducir la conducción y radiación de calor de
unos combustibles a otros o entre edificios. En muchos casos no es posible hacerla por no
disponer del suficiente espacio.

Muros o paredes cortafuegos. Son muros de carga, de cerramiento o de separación construidos


con materiales incombustibles que dividen el edificio en zonas aisladas entre sí, definiendo
sectores de incendio. Su resistencia al fuego debe ser acorde a las necesidades. Se clasifican y
nombran RF-30, RF-60, RF-90, RF-120, RF-180, RF-240. Las aberturas de los muros
cortafuegos deben ser las mínimas posibles y deben estar protegidas con puertas y ventanas
adecuadas contra incendios. En caso de naves con techo poco resistente, con ventanas próximas,
los muros deben de sobresalir lo suficiente para cerrar el paso a las llamas.

Diques o cubetos. Tienen la misión de contener el líquido inflamable derramado en una rotura o
fuga de un depósito, impidiendo su esparcimiento. Su uso eficaz se extiende a todo el campo de
almacenamiento de líquidos inflamables. Su capacidad, en caso de un solo depósito debe ser la
misma que la del depósito. En caso de varios depósitos se aplican coeficientes correctores.

Puertas cortafuego. Su finalidad es proteger las aberturas que sea necesario practicar en los
muros cortafuegos. Su resistencia al fuego oscila entre RF-30 y RF-180. Toda puerta o elemento
de cierre practicable de huecos interiores al que se exija una determinada resistencia ante el
fuego, contará con un sistema automático de cierre, cuya acción será permanente o bien en caso
de incendio mediante red de electroimanes conectada a la central de control y señalización. Las
puertas, en todo caso, y los restantes elementos de cierre, en caso de que sirvan para la
evacuación de personas, admitirán su apertura manual.

4. COMPARTIMENTACIÓN VERTICAL.

Las corrientes de convección que establecen los gases calientes y humos del incendio, ascienden
rápidamente por cualquier conducto al que tenga acceso. Por lo tanto las barreras verticales
resistentes al fuego son de una necesidad especial. Los elementos más comunes son:

Cortafuegos en conductos. En todos los conductos y, en especial donde atraviesan muros, se


deben disponer estratégicamente amortiguadores de fuego o cortafuegos que impiden el flujo de
humos a su través.

Forjados. El forjado es el elemento que habitualmente debe impedir el desarrollo vertical del
fuego. Dicho forjado debe ser incombustible y asegurar una resistencia al fuego acorde con las
características esperadas para el incendio. Tiene una doble misión: impedir el desarrollo vertical
del fuego e impedir un debilitamiento de su resistencia que provoque el desplome de la planta
superior.

Huecos verticales. Los huecos de escaleras, montacargas, ascensores y otras aberturas verticales
constituyen caminos idóneos para el desarrollo vertical del incendio a otros sectores. Deben
realizarse con materiales incombustibles, garantizar alta resistencia al fuego y proteger sus
aberturas con puertas cortafuego. La sectorización de las escaleras, además de evitar la
propagación a su través entre sectores, debe asegurar su estanqueidad a humos y llamas como
mínimo el tiempo necesario para la evacuación. Esto se consigue con vestíbulos de
independencia.

Ventanas. Representa un camino fácil de propagación vertical entre plantas. Las llamas al
calentar el cristal lo rompen y, al salir a la fachada, alcanzan las ventanas de la parte superior
cuyos cristales rompen y permiten la penetración de las llamas en el interior. Si hay combustibles
en sus proximidades la propagación está asegurada. La otra fuente de propagación por ventanas
es debida a la radiación procedente de otro local o edificio contiguo en llamas. Por ello, en los
edificios con alto riesgo de incendio debe limitarse en lo posible la presencia de ventanales. Los
que se instalen deben tener marco metálico y montar vidrio armado, aunque rompen no dejan
huecos a las llamas. Una protección eficaz para las ventanas son los salientes de los forjados
(aleros o balconadas), que obligan a las llamas a separarse de la fachada. Cuando el riesgo
proviene de la radiación del edificio contiguo la protección básica se obtiene de la separación por
distancia.

5. SELLADOS.

Los huecos practicados en elementos compartimentadores (tanto verticales como horizontales)


para paso de instalaciones, deben ser sellados con materiales intumescentes, para evitar paso de
humos a su través. Éstos serán de la misma resistencia al fuego que el elemento
compartimentador.

6. PROTECCIÓN DE LAS ESTRUCTURAS FRENTE A INCENDIOS.

La estabilidad de un edifico en un incendio depende de la conservación de la resistencia mecánica


de sus elementos estructurales: pilares, jácenas y techos. En caso de incendio, el edificio será
estable en tanto que dichos elementos resistan al fuego. La utilización de armaduras de acero en
el hormigón armado o bien las estructuras totalmente metálicas, representan un grave riesgo por
la disminución de resistencias que sufre el acero con la temperatura. Resulta imprescindible
proteger las estructuras metálicas de los edificios con recubrimientos aislantes y resistentes al
fuego.

7. LUCHA CONTRA EL HUMO.

Durante las primeras fases de un incendio, el efecto negativo de los humos sobre las personas es
muy superior al efecto de la temperatura o las llamas. Por un lado dificulta la evacuación de las
personas y por otro lado obstaculiza la extinción manual del incendio al impedir acercarse a los
focos.
Vestíbulos de independencia.

Es un espacio constituido como sector de incendio, situado en los accesos a otros sectores y
destinado exclusivamente a independizar unos sectores de otros dentro de un edificio, de tal
forma que se impida u obstaculice la propagación del incendio y de los humos. Cuando se
ubiquen vestíbulos de independencia en las cajas de escaleras, éstos deberán poseer instalación de
ventilación, formada por conducto de entrada de aire y rejilla próximos al suelo y conducto de
salida de humos y rejilla próximos al techo y en ángulo opuesto a la anterior. Esto deberá hacerse
en todas las plantas.

Exutorios. Son aberturas en los techos, realizadas con trampillas, para salida exclusivamente de
humos. La evacuación de humos ha de ser controlada por un experto para optimizar el proceso de
forma que éste no sea contraproducente.
TEMA 35. INSTALACIONES Y MEDIOS DE PROTECCIÓN CONTRA
INCENDIOS EN LOS EDIFICIOS.

1. INTRODUCCIÓN.

El 14 de diciembre de 1.993, se publicó el Real decreto 1942/1993, de 5 de noviembre, por el que


se aprueba el Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios. Su objeto es:
1. Condiciones que deben cumplir los aparatos, equipo y sistemas.
2. Su instalación.
3. Su mantenimiento.

A continuación, se describirán las instalaciones y medios de protección activa enmarcados en los


grupos siguientes:
- Detección.
- Alarma.
- Emergencia.
- Extinción.

Como se puede apreciar, estos grupos se corresponden con las fases de desarrollo de un siniestro
(detección, alarma, salvamento y lucha-extinción). Al final del tema se tratará la señalización de
estas instalaciones y medios.

2. INSTALACIONES DE DETECCIÓN.

La detección puede ser humana o automática. La detección humana es aquella que como su
propia palabra indica se realiza por personas. En muchos casos la detección puede ser tardía. Las
instalaciones fijas de detección de incendios permiten la detección y localización automática del
incendio, así como la puesta en marcha automática o semiautomática del plan de alarma.
Opcionalmente, pueden accionar los sistemas fijos de extinción de incendios. En general, la
rapidez de detección es superior a la detección por vigilante, si bien cabe las detecciones
erróneas. Pueden vigilar permanentemente zonas inaccesibles a la detección humana.

Normalmente, está supervisada por un vigilante, si bien pueden programarse para actuar
automáticamente si no existe esta vigilancia o si el vigilante no actúa correctamente según el plan
preestablecido (plan de alarma programable).

Las funciones del sistema de detección automática de incendios son:


- Detectar la presencia de un conato de incendio con rapidez, dando una señal
preestablecida (señalización óptica-acústica en un panel o central de señalización). Esta
detección ha de ser fiable. Normalmente antes de sonar la alarma principal, el vigilante
debe comprobar la realidad de fuego detectado.
- Localizar el incendio en el espacio.
- Ejecutar el plan de alarma, con o sin intervención humana.
- Realizar funciones auxiliares: transmitir automáticamente la alarma a distancia, disparar
una instalación de extinción fija, parar máquinas (aire acondicionado), cerrar puertas, abrir
exutorios, etc.

El sistema debe poseer seguridad de funcionamiento por lo que necesariamente debe


autovigilarse.
En la figura 1 se aprecia un esquema genérico de una instalación fija de detección y de su
secuencia funcional. Sus componentes principales son:
- Detectores automáticos.
- Central de señalización y mando a distancia.
- Líneas.
- Aparatos auxiliares: alarma general, teléfono directo a bomberos, accionamiento sistema
de extinción.

5.1. Características generales de una instalación automática de detección.

Tipos de detectores automáticos.

Regulados por la norma UNE 23.700, son los elementos que detectan el fuego a través de algunos
fenómenos que acompañan al fuego: gases o humos, temperatura o radiación UV, visible o
infrarroja. Según el fenómeno que detectan se denominan:
- Detector de gases o iónico.
- Detector de humos visibles (Óptico de humos).
- Detector de temperatura:
- Fijo.
- Termovelocimétrico.
- Detector de llama
- Ultravioleta.
- Infrarroja.

Como los fenómenos detectados aparecen sucesivamente después de iniciado un incendio, la


detección de un detector de gases o humos es más rápida que la de un detector de temperatura
(que precisa que el fuego haya tomado un cierto incremento antes de detectarlo).

En la figura 2, se esquematiza la fase del incendio en que actúa cada tipo de detector (para un
fuego de combustibles sólidos).

2.2. Componentes de una instalación automática de detección de incendios.

1) Detectores automáticos.

Detectores de gases de combustión (o iónicos).

Detectan gases de combustión, es decir, humos visibles o invisibles. Como cualquier inicio de un
incendio desprende gases (aunque no desprenda humos visibles, llama o eleve su temperatura), se
trata del detector de mayor sensibilidad, el primero en detectar. Por ello, en principio es el de
mayor utilización. Está compuesto por dos cámaras ionizadas por un elemento radiactivo, una de
medida y otra estanca o cámara patrón. Una pequeñísima corriente de iones de oxígeno y
nitrógeno se establece en ambas cámaras. Cuando los gases de combustión modifican la corriente
de la cámara patrón, se establece una variación de tensión entre cámaras que, convenientemente
amplificada, da la señal de alarma. Colocados a 4 m de altura, cubren una superficie de 50 a 70
m 2.

Detector óptico de humos.


Detectan humos visibles. Se basan en la absorción de luz por los humos en la cámara de medida
(oscurecimiento) o también en la difusión de luz por los humos (efecto Tyndael). Su construcción
es muy complicada, pues requiere una fuente luminosa permanente o intermitente, una célula
captadora y un equipo eléctrico complicado. El principal efecto perturbador es el polvo, siendo su
cobertura de 50 a 70 m2.

Detectores de temperatura.

Detectan aumentos de temperatura, existiendo dos tipos básicos:


- De temperatura fija o máxima.
- Termovelocimétrico.
Los primeros actúan cuando se alcanza una determinada temperatura. Comparan el calentamiento
de una zona sin inercia térmica con otra zona de detector provista de una inercia térmica
determinada. Cubren superficies de 20 a 30 m2.

Detectores de llama.

Detectan las radiaciones infrarrojas o ultravioletas que acompañan a las llamas. Sus componentes
son filtros ópticos, células captadoras y amplificador de señal. Muy complicados, no fiables y
sólo detecta lo que ve, con lo cual puede haber zonas ocultas.

2) Zócalos.

Es importante que los zócalos instalados sean normalizados con el fin de permitir una
intercambiabilidad que permita adaptarse a los posibles cambios del tipo de detector adecuado.
Hay en la actualidad zócalos adaptados a las distintas situaciones que puedan presentarse: vistos,
empotrados, antideflagrantes, antihumedad, para canales de aire acondicionado, etc. Es muy
importante que el zócalo o el detector disponga de un sistema de señalización externa que
permita determinar a distancia y rápidamente cuál es el detector que ha dado la alarma dentro de
una línea de detectores. En caso de detectores en zonas ocultas (aire acondicionado, silos, cuartos
de máquinas, armarios eléctricos, etc.), es necesario repetir la señalización de alarma del detector
en una zona visible.

3) Central de señalización.

Es el cerebro del sistema y a ella están unidas las líneas de detectores y la de pulsadores de
alarma. Entre las funciones a desarrollar por una central de señalización destacan:
- Alimentar el sistema a partir de la red. Debe disponer de batería para alimentación
de socorro por fallo de red. Debe recargar la batería y avisar de sus averías.
- Dar señale ópticas o acústicas en los diversos niveles de alarma preestablecidos.
- Debe permitir localizar la línea donde se ha producido la alarma.
- Controlar la realización del plan de alarma: Controlar la presencia del vigilante y de
extinción del fuego. En caso contrario disparar la alarma general, etc.
- Realizar funciones auxiliares como:
- Transmitir alarma al exterior.
- Dar orden de disparo de instalaciones automáticas.
- Transmitir a mandos situados a distancia.
- Permitir realización de pruebas.
4) Líneas.

Unen los detectores y pulsadores de alarma a la central y ésta a las alarmas ópticas, acústicas o
sistemas de mando a distancia. Entre las características de las líneas destacan:
- Deben estar vigiladas. Una avería o rotura debe ser detectada y señalizada en la central.
- Alcanzar longitudes de hasta 1.000 m y 20 detectores/línea. No tiene sentido forzar
estos límites pues supone controlar zonas muy alejadas de la central que requerirá un
tiempo alto de localización del detector excitado, con la demora en la toma de
decisiones que esto supone.
- El material de las líneas es normal de iluminación o de telefonía, con las secciones
adecuadas a la carga y un grado de protección en función del local.

3. INSTALACIONES DE ALARMA.

Se consideran instalaciones de alarma las siguientes:


- Instalaciones de pulsadores de alarma.
- Instalaciones de alerta.
- Instalaciones de megafonía.

3.1. Instalación de pulsadores de alarma.

Están regulados por la norma UNE 23.008, la instalación de pulsadores de alarma tiene como
finalidad la transmisión de una señal a un puesto de control, centralizado y permanentemente
vigilado de forma tal que resulte localizable la zona del pulsador que ha sido activado y se
puedan tomar las medidas pertinentes.

Los pulsadores habrán de ser fácilmente visibles y la distancia a recorrer desde cualquier punto
de un edificio protegido por la instalación de pulsadores hasta alcanzar el pulsador más próximo,
habrá de ser inferior a 25 m. Los pulsadores estarán provistos de dispositivo de protección que
impida su activación voluntaria.

3.2. Instalación de alerta.

Tiene como finalidad la transmisión desde un puesto de control centralizado y permanentemente


vigilado, de una señal perceptible en todo el edificio o zona del mismo protegida por esta señal,
que permita el conocimiento de la existencia de un incendio por parte de los ocupantes. Si el
ruido de fondo es superior a 60 dB, además será visible.

El plan de emergencia contra incendios contemplará la forma de utilización de esta instalación.


Las señales serán acústicas, en todo caso y además visuales cuando así se requiera por las
características del edificio o de los ocupantes del mismo. La instalación de alerta se podrá
considerar sustituida por la de megafonía, cuando ésta exista y pueda cumplir todos los requisitos
establecidos para aquella.

3.3. Instalación de megafonía.

Tiene como finalidad el comunicar a los ocupantes de un edificio la existencia de un incendio, así
como transmitir las instrucciones previstas en el plan de emergencia.
4. INSTALACIONES DE EMERGENCIA.

Se consideran instalaciones de emergencia las siguientes:


- Instalaciones de alumbrado de emergencia y alumbrado de señalización.
- Instalaciones de ventilación de vestíbulo de independencia.

4.1. Instalación de alumbrado de emergencia y señalización.

El alumbrado de emergencia es aquél que, en caso de fallo del alumbrado general, se activa,
permitiendo de esta forma, la evacuación segura y fácil de los ocupantes del edificio hacia el
exterior. El alumbrado de emergencia estará previsto para entrar en funcionamiento
automáticamente al producirse el fallo de los alumbrados generales y deberá poder funcionar
durante un mínimo de una hora. El alumbrado de señalización es el que se instala para funcionar
de modo continuo durante un determinado período de tiempo. Esta alumbrado debe señalar de
modo permanente la situación de puertas, pasillo y salidas de los locales durante todo el tiempo
que permanezcan con público.

4.2. Instalación de ventilación en vestíbulos de independencia.

Esta instalación está compuesta por los siguientes elementos:


- Conducto de aire y rejilla en todas las plantas.
- Conductos de salida de humos y rejillas en todas las plantas.
Los conductos de entrada de aire y salida de humos deberán situarse en ángulos opuestos del
vestíbulo de independencia y con sus rejillas próximas al suelo y al techo respectivamente.
Tiene por finalidad evacuar los humos que lleguen al vestíbulo de forma que los sectores
independizados por él no se afecten mutuamente.

4.3. Suministro de energía eléctrica.


Tanto las instalaciones de detección como las de alarma o las de emergencia estarán alimentadas
eléctricamente, cuando precisen dicha alimentación, por dos fuentes de suministro, de las cuales
la principal será la red general del edificio. La fuente secundaria de alimentación eléctrica deberá
estar constituida por una de las siguientes alternativas:
- Una segunda acometida alimentada por compañía suministradora diferente de la
principal.
- Una segunda acometida alimentada por la misma compañía que la acometida
principal, que deberá provenir de distinto centro de transformación.
- Una fuente de energía propia del edificio (grupo electrógeno, red de tuberías, etc.).
En todo caso, la fuente secundaria de alimentación eléctrica entrará en servicio automáticamente
previo fallo de la principal.

5. INSTALACIONES DE EXTINCIÓN DE INCENDIOS.

Se consideran instalaciones de extinción de incendios las siguientes:


- Bocas de incendio.
- Hidrantes.
- Columna seca.
- Extintores móviles.
- Sistemas fijos de extinción.
5.1. Bocas de incendio.

La instalación de bocas de incendio estará compuesta por bocas de incendio equipadas (BIE), red
de tubería y fuente de abastecimiento. Las bocas de incendio equipadas serán de dos tipos, de 25
y 45 mm y estarán provistas de los siguientes elementos: boquilla, lanza, manguera, racor,
válvula, manómetro, soporte y armario.

El emplazamiento y distribución de las BIE se efectuará conforme se indica a continuación:


- Se situará sobre un soporte rígido a una altura máxima de 1.5 m.
- Se situarán preferentemente cerca de las puertas o salidas.
- Cualquier punto de la totalidad de la superficie deberá estar protegido al menos por
una BIE a menos de 25 m.
- Alrededor de cada BIE se mantendrá una zona libre de obstáculos.

Se diseñarán dé forma que, bajo la hipótesis de funcionamiento simultáneo de las dos BIE
hidráulicamente más desfavorables queden garantizadas las siguientes condiciones de
funcionamiento:
- La presión dinámica en punta de lanza será como mínimo 3.5 kg/cm2 y como
máximo 5 kg/cm2.
- Los caudales mínimos serán de 1.6 l/s para BIE de 25 mm y 3.3 l/s para las de 45
mm.

Si la red general de abastecimiento público no garantizase estas condiciones se deberá disponer


de un depósito de agua con capacidad suficiente y equipo de bombeo adecuado para garantizar
dichas condiciones.

Las instalaciones de BIE se someterán antes de su recepción a una prueba de estanqueidad y


resistencia mecánica, sometiéndola a la presión estática de trabajo más 3.5 kg/cm2, y como
mínimo a 10 kg/cm2, manteniendo dicha presión durante dos horas, no debiendo aparecer fugas
en ningún punto de la instalación. Han de cumplir la conformidad de la norma UNE 23.402 y
23.403.

5.2. Hidrantes de incendios.

Son una fuente de suministro de agua específica y exclusiva contra incendios, de la que se
alimentan los vehículos del SEIS. Su presión no tiene que ser elevada aunque sí su caudal. Un
edificio se considera protegido por la red de hidrantes cuando cualquier punto de sus fachadas en
el ámbito rasante, se encuentre a menos de 100 m de uno de ellos.

Serán de tipo de 80 mm o 100 mm y se diseñarán bajo la hipótesis de puesta en servicio de los


dos más próximos debiendo tener cada uno de ellos, un caudal de 500 l/min. Para los de 80 mm y
1.000 l/min. para los de 100 mm, durante dos horas y una presión mínima de 10 m.c.a.

5.3. Columna seca.

La instalación de columna seca es para uso exclusivo del SEIS y estará formada por una
conducción normalmente vacía, que partiendo de la fachada del edificio discurre generalmente
por la caja de escalera y está provista de bocas de salida en pisos y de toma de alimentación en
fachada para conexión de los equipos del SEIS, que es el que proporciona a la conducción la
presión y el caudal necesarios para la extinción del incendio.

Tiene por finalidad poder disponer de agua en las distintas plantas del edificio, sin para ello tener
que realizar tendidos de mangueras de elevada longitud que conllevarían grandes retrasos. Se
compone de:
- Tubería de acero galvanizado de 80 mm.
- Toma de alimentación en fachada formada por conexión siamesa con llaves
incorporadas y con racores de 70 mm, tapones con cadenas y una llave de purga de
25 mm. Todo está en una hornacina cerrada con tapa metalizada pintada de blanco con
la inscripción "USO EXCLUSIVO BOMBEROS". Se dispondrá en fachada junto al
acceso principal del edificio (caso de no ser posible se señalizará en dicho acceso su
ubicación), en lugar accesible al SEIS, lo más próximo posible a la columna y con el
centro de sus bocas a 90 cm del suelo.
- Bocas de salida en pisos formadas por conexión siamesa con llaves incorporadas, con
racores de 70 mm, y tapones con cadenas, encerradas en hornacinas provistas con tapa
de cristal con la inscripción "USO EXCLUSIVO BOMBEROS". Se dispondrán en las
plantas pares hasta la octava y en todas a partir de ésta, situándose en el embarque de
la escalera y con el centro de sus bocas a 90 cm del suelo.
- Cada cuatro plantas (4,8,12,...), se dispondrá de una llave de seccionamiento situada
por encima de la conexión siamesa y alojada en su misma hornacina.
- Todas las llaves de la instalación serán de modelo de bola, con palanca incorporada.
- La instalación de columna seca se someterá, antes de su recepción, a una presión de
20 kg/cm2, durante 2 horas, sin que aparezcan fugas en ningún punto de la instalación.

5.4. Extintores móviles.

Extintor: Aparato que contiene un agente extintor que se puede proyectar y dirigir sobre un
fuego por la acción de una presión interna, con el fin de apagarlo.

Carga: Es la masa o el volumen de agente extintor contenido en el aparato. La carga de los


extintores de agua se expresa en litros, y la de los restantes en Kg

Inscripciones en los extintores.

Deben ir provistos de una placa de timbre de la Delegación de Industria, que contendrá el número
de registro de timbrado inicial y su fecha, así como las sucesivas cada cinco años. Deben tener
una etiqueta de características en la que indicará los productos contenidos, los fuegos para los que
se puede o no usar, así como las instrucciones de empleo y su eficacia. Deberán estar provistos de
una etiqueta con la revisión anual de la casa especializada.

Los extintores móviles son sólo eficaces cuando el fuego se encuentra en fase inicial, si la
sustancia extintora es la apropiada y si se emplean correctamente.

Eficacia de un extintor: es el número de hogares tipo que es capaz de extinguir. Se identifican


por un número y una letra. El número hace referencia a la cantidad de combustible utilizada en el
hogar y la letra a la clase de fuego. Los ensayos de laboratorio para asignar la eficacia a las
distintas clases de fuego, son los siguientes:
- Para fuego de clase A:
- Por listones de madera.
- Por paneles de madera.
- Por virutas de madera.
- Ensayo de eficacia para fuegos de la clase B:
El hogar es un recipiente cuadrado, metálico en el que arde heptano y con una
profundidad inferior a 8".
- Ensayo de eficacia en fuegos de clase C:
Sólo se hace a efectos de conductividad eléctrica y se realiza descargando un extintor
a una distancia de 10 " de una placa con un potencial de 100.000 V, un
miliamperímetro conectado al extintor no debe dar señal alguna de conductividad
eléctrica.

En función del agente extintor los extintores se clasifican de la forma siguiente: agua, espuma,
polvo dióxido de carbono, halones y específicos para fuegos de metales. Si el fuego es en
presencia de tensión eléctrica, ser utilizarán los siguientes extintores con la adecuación que se
señala:
- Polvo polivalente. Aceptable hasta 1.000 V.
- Polvo convencional. Adecuado.
- Dióxido de carbono. Muy adecuado.
- Halones. Muy adecuado.
Están regulados conforme a UNE 23.010. Los extintores se situarán conforme a los siguientes
datos:
- Donde exista mayor posibilidad de originarse un incendio, próximos a las salidas de
los locales.
- Se situarán como máximo a 1.70 m del suelo.
- Se situarán extintores adecuados junto a equipos o aparatos con especial riesgo de
incendios (transformadores, calderas, cuadros eléctricos, etc.).

5.5. Sistemas fijos de extinción.

Tiene como finalidad el control y la extinción de un incendio mediante la descarga en el área


protegida de un producto extintor. Se componen de:
- Almacenamiento de agente extintor.
- Dispositivo de disparo.
- Líneas de distribución.
- Boquillas de descarga.
- Equipos de control y alarma.

Existen situaciones para las que no es seguro, recomendable o posible, la intervención humana
con medios manuales de extinción. Estas situaciones pueden ser de riesgos:
- En los que habitualmente no hay personas.
- De gran tamaño, ante los cuales resulta insuficiente la capacidad humana.
- De acceso peligroso para las personas.
- Inaccesibles.
- De reacción rápida que no pueden admitir error o retraso humano.
- De gran valor.

Los sistemas fijos de extinción puede clasificarse atendiendo a varias características:


- Por el agente extintor empleado.
- Por su actuación: manuales (locales o remotos) y automáticos.
- Según circunstancias especiales de emplazamiento del riesgo.

6. SEÑALIZACIÓN.

Las instalaciones y medios de protección deberán señalizarse conforme se especifica en la Norma


UNE 23.033, en la que se dan los símbolos a emplear.

7. GRADO DE SEGURIDAD DE UNA PROTECCIÓN CONTRA INCENDIOS.

Se puede decir que un riesgo tendrá un grado de seguridad de protección contra incendios mayor
cuando disponga de un sistema que pueda controlar un incendio en el menor tiempo posible. El
tiempo es vital cuando se hable de extinción de incendios. El acortar los tiempos de repuesta es el
objetivo principal de todos aquellos que intervienen en la prevención de incendios.

A continuación, se expondrán todos los sistemas existentes para extinguir un incendio, en orden
de menor a mayor grado de seguridad:

1) Extintores portátiles.

Si se tiene un riesgo protegido sólo con equipos portátiles, manejados por personas, los factores
que entran en juego para la extinción de un incendio serían:
- Detección humana.
- Buen entrenamiento del personal.
- Facilidad de acceso al riesgo y de aplicación del agente extintor.
- Necesidad de varias personas.

2) Avisadores automáticos de incendio.

Si al riesgo indicado en el primer caso se le equipa con un sistema de detección automático, se


habrá eliminado un factor muy importante que influía que el incendio se atacara en un estado
demasiado avanzado. Con este sistema se acortará el tiempo de control del incendio en función
del tipo de detección utilizada, grado de vigilancia y organización del personal que ha de
escuchar la alarma y actuar.

3) Sistemas fijos sin agente extintor propio.

Este sistema se aplica en lugares donde existen varios riesgos iguales. El agente extintor se
almacena en una unidad móvil y se transporta al riesgo afectado.

4) Sistemas fijos con agente extintor propio.

Se incorpora en exclusiva un agente extintor. Así se consigue eliminar el tiempo necesario para
transportar y conectar el equipo móvil anterior. Bastará con la intervención de una sola persona.

5) Sistemas fijos automáticos.


TEMA 36. INSPECCIONES DE INCENDIOS.

1. INTRODUCCIÓN.

Una inspección cuidadosa, bien planificada y realizada por un personal idóneo y debidamente
entrenado puede prevenir incendios. Esta actividad le permite a los propietarios de las
instalaciones contar con servicios de consultas muy valioso y les da a los bomberos la
oportunidad de lograr una mayor eficacia en el cumplimiento de sus objetivos de salvar vidas y
propiedades.

Las inspecciones realizadas por el personal de bomberos deben ser completas y continuas.
Cuando los bomberos realizan las inspecciones se familiarizan y conocen el edificio y este
conocimiento adquirido les ayudará a controlar un incendio.

El trabajo de prevención de incendio es responsabilidad del jefe del cuerpo de bomberos.

2. REQUISITOS PARA EL PERSONAL DE INSPECTORES.

Un inspector de prevención de incendio es un individuo directamente relacionado con el servicio


de bomberos, cuyo trabajo principal es inspeccionar todos los edificios de uso público y hacer
cumplir las normas, leyes y ordenanzas de la comunidad, relacionadas con la materia de
seguridad y protección contra incendio.

Uno de los requisitos personales más importantes para hacer una inspección es la confianza que
se tenga en la habilidad de la que la realiza. Debe poder desempañarse bien en público, dar una
buena impresión y juzgar apropiadamente las condiciones existentes. La habilidad para hacer
juicios precisos sólo puede lograrse por medio de una adecuado entrenamiento y formación
permanente.

El equipo del inspector.


En el lugar de la inspección:
- Carpeta de mano con formularios de inspección.
- Material para preparar gráficos.
- Cinta métrica.
- Linterna.
- Cámara con flash.
- Tubo pitot y manómetros.
- Libros de referencias.
En la estación de bomberos:
- Formularios de inspección.
- Informes de inspección.
- Manuales de inspección.
- Registros adecuados.
- Lugar tranquilo para trabajar.
- Mapas y planos.
- Fichas de inspección.
- Material de dibujo.
- Mesa de dibujo.
3. INSPECCIÓN DEL CUERPO DE BOMBEROS.
Cómo iniciar la inspección.

Los ocupantes deberán ser informados del propósito de la inspección. El inspector deberá entrar
en el edificio por la puerta principal y obtener el permiso para realizar la inspección. Nunca
deberá hacerla sin la debida autorización. Es recomendable tener un representante de la propiedad
en cada lugar que se inspeccione y responderá a las preguntas a que hubiera lugar durante la
inspección.

Es posible que se hagan ciertas observaciones antes de que el inspector entre a la instalación.
Estas observaciones deberán incluir la localización de los hidrantes alrededor de la edificación
inspeccionada: alarmas y equipos de incendios existentes fuera del edificio, etc.

Realizando la inspección.

El inspector deberá disponer del tiempo suficiente como para efectuar algunas anotaciones y
elaborar esquemas gráficos de los puntos más importantes. Desde el punto de vista práctico
muchos inspectores comienzan en el nivel superior. En cualquiera de los procedimientos, la ruta
a seguir debe ser planificada de tal forma que permita realizar una inspección sistematizada en
cada uno de los pisos. Se debe inspeccionar de manera sucesiva cada nivel de piso, y
particularmente cada área de todos los pisos.

Entrevista final.

El abandonar el área inspeccionada sin notificarle a la propiedad el fin de la inspección podría dar
la impresión de que ésta no fue de gran importancia y que no se empleó el tiempo necesario para
realizarla debidamente. Informarle al dueño o persona encargada de cómo va la inspección puede
mantener actitudes positivas de colaboración. Hay que evitar comentar los aspectos negativos
encontrados y realzar los positivos.

Seguimiento.

El establecimiento de un programa de seguimiento es una de las mejores formas de evidenciar


ante el dueño y los ocupantes la importancia de las inspecciones. El inspector que realice el
seguimiento deberá estar en contacto directo con la persona que realizó la primera inspección.

Elaboración de planos y gráficos.

En las inspecciones realizadas se deberá incluir como práctica común el elaborar esquemas
gráficos para demostrar la disposición interna y ubicación de la propiedad con relación a calles,
edificios y elementos importantes que pudieran ser de gran ayuda durante las operaciones de
combate de incendio. Los dibujos realizados durante la inspección son la parte más informativa
del informe, por lo que deberá ser realizado en forma clara y precisa.

Fotografías.

Hay que tomar fotos de situación, en plano general. Las fotografías internas y de corta distancia
son particularmente efectivas y útiles.
4. PELIGROS DE INCENDIOS.

Peligros del combustible.


- Material sólidos ordinarios: maderas, telas, papel,...
- Líquidos inflamables y combustibles: gasolina, aceites, alcohol,...
- Gases: gas natural, GLP o elaborados.
- Químicos: nitratos, cloratos,...
- Polvos: granos, maderas, carbón,...
- Metales: magnesio, sodio, potasio,...
- Plásticos: resinas, celulosa,...

Peligros de la fuente de ignición


- Energía química: calor de combustión, espontáneo, de descomposición, de solución,...
- Energía eléctrica.
- Energía de un arco luminoso.
- Energía mecánica: calor de fricción, de descomposición.
- Energía nuclear.

Peligros comunes.
- Peligros provocados por personas: cigarrillos, etc.
- Limpieza de pisos, fumigación e insecticidas.

Peligros especiales.
Son aquellas situaciones que provienen de procesos y operaciones que son peculiares a cada
ocupación. Ejemplos:
- Pinturas, soldaduras, líquidos inflamables, productos químicos, ácidos y polvos.
- Metales, goma, cauchos, fertilizantes.
Inspecciones con peligro concentrado.
- Depósitos de madera, aserraderos.
- Almacenes de aceites a granel.
- Centros comerciales.
- Hospitales, teatros, bodegas de almacenes de telas.
- Escuelas.

5. INSPECCIONES EN VIVIENDAS.

Los objetivos de los programas de inspección en las viviendas son:


- Obtener las condiciones propicias para la seguridad de las personas.
- Tratar de eliminar las posibles situaciones peligrosas de comienzo de incendios.
- Ayudar a los propietarios u ocupantes a entender y mejorar las diferentes condiciones
existentes en los hogares.

Las inspecciones en viviendas les da a los bomberos la oportunidad de involucrar a las personas
con sus programas y actividades en pro de la comunidad. Además, la comunidad se familiariza
con las tareas y responsabilidades de los bomberos.

Responsabilidad de los bomberos.

Todos los bomberos deberán entender que las inspecciones son un esfuerzo del cuerpo de
bomberos para reducir el número de víctimas como consecuencia de incendios en el hogar. Por lo
tanto debe tenerse en cuenta:
- Comportarse de forma cortés en las inspecciones.
- Agradecer a los dueños su amabilidad.
- El objetivo principal es evitar incendios.
- Los comentarios serán constructivos.
- Las inspecciones son confidenciales.
- No se harán comentarios durante la inspección en presencia de los ocupantes sobre las
condiciones del edificio.

¿Qué buscar durante las inspecciones?

Elementos a verificar desde fuera:


- Condiciones del techo.
- Condiciones de las chimeneas.
- Condición del patio.
- Quemadores de basuras.
- Condiciones de los garajes.
- Líquidos inflamables.

Elementos a verificar en el sótano:


- Acumulación de basura.
- Tuberías del sistema de calefacción y hornos.
- Equipos de gas.
- Quemadores de aceite.
- Cuarto de trabajo.

Seguridad contra incendio en el hogar.


El programa de seguridad contra incendio en el hogar deberá incluir un plan de evacuación para
casos de incendio. Este plan debe ser cuidadosamente revisado y practicado. Algunas reglas
básicas incluyen:
- Tener dos salidas de escape en la vivienda.
- Las ventanas deberán de ser de fácil apertura.
- Si se ve afectado por el humo, permanezca al nivel del suelo.
- Gatee desde la cama y arrástrese hasta la puerta, tóquela con la mano y evalúe su
temperatura. Si está muy caliente no abra la puerta.
- Establezca el punto de reunión.
TEMA 37. DAÑOS CAUSADOS POR EL FUEGO.

1. INTRODUCCIÓN.

Los edificios están potencialmente expuestos a la acción accidental de un incendio que puede
ocasionarles desde pequeños daños o llevarlos a su total destrucción. Los daños ocasionados en
un edificio pueden ser muy variables dependiendo de:
- Combustibilidad de los materiales.
- Diseño del edificio.
- Materiales almacenados en él.
- Tiempo de duración del incendio.
- Factores externos, como el viento.

En los edificios modernos el peligro de incendio es inferior al de los antiguos debido a:


- Materiales empleados actualmente.
- Técnicas constructivas.
- Compartimentación del edificio.

El Comité Euro-International du Béton (CEB) y la Federation International de la Precontrainte


(FIP) han dictado recomendaciones que han sido la base de muchas normas de protección contra
el fuego que han aparecido en muchos países. La norma básica NBE-CPI se ocupa de este tema y
clasifica a los materiales de construcción de acuerdo con su grado de combustibilidad.

Los objetivos principales de la protección y la lucha contra incendios son la salvaguarda de las
personas y conseguir reducir al mínimo las pérdidas. La seguridad contra incendios, que nunca es
absoluta, consiste simplemente en reducir los riesgos mediante la adopción de una serie de
medidas. Hay dos tipos básicos de medidas: activas y pasivas.

Una de las características esencial y común que rigen estas normas es la resistencia al fuego de
los elementos de construcción en función de su estabilidad y compartimentación. Entre las
medidas para combatir tales pérdidas la más efectiva consiste en construir los edificios con
materiales resistentes al fuego.

2. FACTORES QUE INFLUYEN EN LOS DAÑOS CAUSADOS POR EL FUEGO.

- Materiales: de la naturaleza y cantidad de los materiales combustibles. Pueden ser estructurales,


mobiliario y decoración.
- Corrientes de aire.
- Cenizas.
- Efectos de la lucha contra el fuego: a fin de combatir el fuego se emplea agua a presión lanzada
contra la superficie. Durante el incendio los materiales absorben calor y se dilatan causando
esfuerzo, tensiones y daños.

El agua cuando no está bien empleada puede ser tan destructiva como el propio fuego.

3. RESISTENCIA AL FUEGO.

En el desarrollo de un incendio se pueden considerar tres fases:


1ª. Iniciación del incendio con elevación gradual y rápida de la temperatura.
2ª. El fuego entra en su plenitud y estabilidad. En ella influyen el tamaño del local, el
tamaño y situación de los huecos (la cantidad de O2 aportado). La duración de esta fase
depende de la cantidad de combustible almacenado en el local.
3ª. Descenso de la intensidad del incendio hasta su extinción debido al agotamiento del
combustible existente en el local.

Los efectos más graves de un incendio tienen lugar durante la transición de la primera a la
segunda fase, en los que se puede alcanzar hasta 1.250 ºC. La primera fase del incendio está muy
condicionada a la reacción que el edificio presenta al fuego.

La capacidad de un material o elemento estructural para permanecer durante un tiempo


determinado bajo la acción de un incendio ejerciendo las funciones para las que fue diseñado nos
da idea de su resistencia al fuego. La resistencia al fuego de un material o elemento se mide
convencionalmente y de forma casi universal siguiendo el método normalizado por la norma ISO
R-834. La acción del fuego se simula con la ecuación:
T = To + log (8t + 1) T: en ºC.
t: en minutos.

La duración de la resistencia al fuego de un elemento se determina observando la variación de su


resistencia mecánica en función de la temperatura, frente a la estanqueidad, o frente al
aislamiento térmico. La resistencia al fuego se estudia según los tiempos:
0.25, 0.50, 1.00, 1.50, 2.00, 3.00, 4.00 y 6.00 horas.
15, 30, 60, 90, 120, 180, 240 y 360 minutos.

Algunos países complementan la norma ISO con datos estadísticos y experimentales en los que
se ha tenido en cuenta:
- El riesgo de incendio debido a la carga de combustible (naturaleza y repartición).
- La resistencia real de la estructura y sus componentes.

La norma ISO de resistencia al fuego se puede considerar como básica y prácticamente aceptada
universalmente como método patrón temperatura-tiempo. En el desarrollo de un fuego real
influyen muchos parámetros algunos de los cuales son:
- Cantidad y tipo de material combustible existente en el local.
- Configuración de esta carga de fuego.
- Distribución de la carga de fuego en el local.
- Geometría y tamaño del local.
- Propiedades térmicas de las paredes del local.
- Condiciones de ventilación.

El material combustible existente en el local o edificio se asimila a madera, y así, el potencial


calorífico unitario de este material viene representado como peso equivalente de madera por
unidad de superficie. Cuando la ventilación aumenta la temperatura máxima decrece en el local
incendiado aunque el área de la curva aumente.

Si el potencial calorífico es menor de 20 Kg madera/m2 y existe huecos normales la duración no


depende de la ventilación y la temperatura disminuye con ella. Si el potencial calorífico se
encuentra entre 20 y 30 Kg madera/m2, igual que en el caso anterior. Si supera los 30 y es menor
de 60 Kg madera/m2 la ventilación influye en la temperatura y en la duración del incendio.
Valores superiores a 60 Kg madera/m2 es una potencia calorífica muy alta y rara en viviendas.
La duración mínima exigida a un elemento tiene que ser la que corresponde a la duración prevista
de un incendio, es decir, al tiempo para el cual se alcanza la temperatura máxima. La resistencia
al fuego es el tiempo necesario para que colapse un elemento por fallo de resistencia mecánica,
estanqueidad o aislamiento térmico, al ser sometido a un ensayo patrón temperatura-tiempo. Este
tiempo debe corresponder al de la temperatura equivalente en el instante en que el colapso tiene
lugar.

Para los potenciales caloríficos que se han visto anteriormente y que no superan los 60 kg/m2 de
peso equivalente de madera se puede adoptar una resistencia al fuego de 2 horas, con lo que se
tiene un coeficiente de seguridad entre 1.5 y 2.0.

No todos los reglamentos están basados en la protección total del edificio y en ellos se acepta una
protección parcial basada en el concepto de probabilidad de incendio.

4. ACCIÓN DEL FUEGO SOBRE EL HORMIGÓN Y EL ACERO.

Las altas temperaturas generadas en un incendio, que puede llegar a los 1.000ºC dependiendo de
la carga de fuego y de las condiciones de ventilación, pueden afectar a la resistencia de la
estructura de hormigón de forma muy notable. La experiencia que se tiene del comportamiento de
las estructuras de hormigón armado frente al fuego es reducida.

4.1. Acción del fuego sobre el hormigón.

Cuando el hormigón se somete a la acción del fuego sus componentes sufren modificaciones
importantes:
- A 100ºC el agua libre o capilar empieza a evaporarse.
- Entre 200 ºC y 300 ºC: pérdida de agua capilar completa.
- Entre 300 y 400 ºC: pérdida de agua de gel de cemento.
- A 450ºC: parte del Ca(OH)2 pasa a CaO.
- A los 600ºC: los áridos se expanden fuertemente y con diferente intensidad dando lugar
a tensiones internas que disgregan el hormigón.

Según los tipos de áridos:


- Los de tipo cuarzoso y el gneis sé fisuran a más de 500ºC por el incremento de volumen
que experimenta el cuarzo al cambiar su estructura por el calor.
- Los ígneos: por ejemplo el basalto, no presenta daños en un incendio.
- Ligeros naturales: tiene buen comportamiento ante el fuego.
- Ligeros artificiales: como los ígneos.

Los áridos calizos junto con los ligeros son los menos afectados por el fuego debido a su bajo
coeficiente de dilatación térmica. Los hormigones en los que los áridos tienen una buena
granulometría y la relación árido/cemento es alta se comportan mejor que los pobres en áridos y
con diferentes granulometría.

El hormigón en el proceso de elevación de temperatura va perdiendo resistencias y va sufriendo


cambios de coloración. Este cambio de coloración permanece después del incendio durante días e
incluso meses:
- A 200ºC: hormigón gris. Sin cambios.
- A los 300 ºC: rosáceo, disminución de la resistencia en un 10%.
- De 300 ºC a 600ºC: rojo, disminución de la resistencia en un 50% (módulo de
elasticidad en un 80%).
- Entre 600 y 950ºC: gris con puntos rojizos. La resistencia del hormigón es muy
reducida.
- De 900 a 1.000ºC: amarillo anaranjado y el hormigón empieza a sinterizarse.
- Entre 1.000 y 1.200ºC: el hormigón se sinteriza, amarillo claro, resistencia nula.

Si la temperatura no ha sobrepasado los 500ºC éste puede rehidratarse y recuperar el 90% de su


resistencia inicial al cabo de año.

A favor del buen comportamiento del hormigón frente al fuego cuenta con su bajo coeficiente de
conductividad térmica y que el coeficiente vaya disminuyendo conforme aumenta la temperatura
hasta valores que llega a ser 1/3 del inicial. Por lo que la diferencia de temperaturas entre la
superficie de una pieza y su núcleo es importante, siempre que los incendios no tengan una
duración muy grande. Normalmente sólo en los 5 cm exteriores se registran temperaturas
superiores a 300ºC, y esto a pesar de que la temperatura de los gases en contacto con las
superficies del soporte puede llegar a unos 1.000ºC equivalente a una duración de 2 horas de
fuego patrón ISO.

4.2. Acción del fuego sobre el acero.

Las propiedades mecánicas de los aceros disminuyen con el incremento de temperatura y este
efecto hay que tenerlo en cuenta en las estructuras sometidas a la acción del fuego. Se observa
como un acero dulce calentado a una temperatura entre 400ºC y 800ºC y enfriado posteriormente
de una forma lenta al aire presenta una resistencia final que varía poco respecto a la inicial. Para
temperaturas superiores a 800ºC el acero muestra una marcada pérdida de resistencia al enfriarse
y para temperaturas superiores a 1.000ºC hay reducciones en la resistencia a tracción de hasta el
25%. El conocer el comportamiento del acero a temperaturas elevadas es totalmente necesario
para comprender ciertos daños que aparecen en algunos elementos estructurales como pueden ser
las grandes flechas y las deformaciones que sufren las vigas y forjados.

A temperaturas superiores a los 400ºC la resistencia a tracción de un acero desciende de una


forma rápida y a los 800ºC es muy reducida. La tensión de rotura de algunos aceros aumenta
hasta los 200ºC para luego decrecer, el límite elástico de los mismos desciende desde el momento
en que la temperatura se va elevando.

Los aceros dulces y los de dureza natural laminados recuperan prácticamente su capacidad
resistente cuando se enfrían. En los aceros pretensados la acción del calor es más crítica ya que
pierden sus características de forma irreversible por acción del fuego. Se denomina temperatura
crítica de un acero aquella para la cual el límite elástico del mismo toma el valor de la tensión de
trabajo.

Los principales factores que influyen en el incremento de temperatura del acero de hormigón
armado son:
- La intensidad del fuego que viene dada por la curva ISO temperatura-tiempo.
- La masa de la pieza.
- La relación volumen/superficie expuesta al fuego.
- La presencia de pantallas que aseguren la protección del acero frente al incremento de
temperatura (recubrimientos).

5. COMPORTAMIENTO DEL HORMIGÓN ARMADO.

Por efecto del incremento de temperatura la resistencia mecánica de un elemento estructural se


iguala a las tensiones producidas por las acciones a las que está sometido, el elemento dejará de
ser estable y se producirá su agotamiento.

Un elemento estructural de hormigón armado está formado por dos materiales distintos:
hormigón y acero. Hay que considerar el comportamiento de los dos trabajando conjuntamente.
En el hormigón armado el efecto del incremento de temperatura sobre el hormigón y el acero no
suele producir tensiones debido a que los coeficientes de dilatación térmica de los dos materiales
son prácticamente los mismos, dentro de los márgenes normales de temperaturas ambientales.
Sin embargo, cuando las temperaturas son elevadas ambos coeficientes se separan mucho
llegando a ser el del acero 30 veces superior al del hormigón y haciendo que se produzcan
tensiones importantes que pueden hacer saltas los recubrimientos. Si esto ocurre, el acero queda
directamente expuesto a la acción del calor con lo cual disminuye su límite elástico y su tensión
de rotura (en torno a 500ºC para aceros suaves).

En el caso de pilares, las barras se dilatan, pandean y hacen saltar los recubrimientos dando lugar
a que las resistencias de los mismos disminuyen. Otro aspecto es la pérdida de adherencia entre el
hormigón y el acero producida por el efecto del incremento de temperatura. La relación tensión
adherente-resistencia a compresión se reduce al 65% para 400ºC y al 35% a 600ºC. A unos 800ºC
la adherencia desaparece. En la pérdida de adherencia de las barras no sólo influye la temperatura
alcanzada sino también el diámetro de las mismas.

Los forjados y losas de pisos están expuestos a las llamas en su cara inferior con lo cual el calor
tiende a acumularse en ella produciendo dilataciones importantes en la misma que dan lugar a
que el forjado o losa se curve y se desprendan bovedillas.
6. DAÑOS QUE PRESENTAN LAS ESTRUCTURAS.

6.1. Pilares.

Si la temperatura ha sido alta el acero sufre una disminución apreciable de su resistencia con lo
cual el hormigón queda sobrecargado. La dilatación de las vigas, especialmente las de gran luz,
puede ocasionar esfuerzos y momentos adicionales para los que los pilares puede que no estén
capacitados.

6.2. Vigas.

Los daños aparecen en forma de fisuras provocadas por retracción, flexión o cortantes. Las de
retracción están ocasionadas por la dilatación y posterior enfriamiento y acortamiento de estos
elementos. Las fisuras de flexión y cortantes están ocasionadas por las dilataciones de las barras
de armado de las vigas. En general, las estructuras que están formadas por pórticos hiperestáticos
y que poseen temperaturas críticas superiores a los isostáticos haciendo que, a igualdad de
condiciones, el comportamiento de los primeros sea mejor que el de los segundos.

6.3. Losas y forjados.


La armadura de estos elementos sufre mucho más que las de las vigas y pilares. Cuando se
empleen en ellos aceros estirados en frío, por efecto del calor sufren una regresión en sus
resistencias. La dilatación del acero en la zona de momentos pasivos de las losas hace que se
desprenda el hormigón y desaparezca la adherencia de las barras al mismo apareciendo las
clásicas exfoliaciones que se aprecian en estas zonas.
Las losas armadas de hormigón se comportan de forma distinta según la relación que exista entre
sus luces y entre la armadura en uno u otro sentido. Al sufrir las armaduras una disminución más
importante del módulo de elasticidad que de la resistencia, se producen deformaciones y flechas
importantes de carácter permanente que pueden dejar fuera de servicio a la estructura.

Las vigas pretensadas fallan con gran facilidad debido a que están fabricadas con aceros
especiales muy sensibles al fuego, y a los débiles recubrimientos que poseen como consecuencia
de los reducidos espesores de paredes que tienen y de los ángulos salientes que presentan. En la
mayor parte de los casos estas vigas o viguetas no se hunden pero quedan tan deformadas que no
hay más remedio que eliminarlas. Es fácil encontrar pérdidas del 20% de resistencia para 150ºC.

7. COLAPSO DE ELEMENTOS ESTRUCTURALES.

El colapso de un pilar crítico se puede deber a un agotamiento por compresión simple o


compuesta o por pandeo. En los soportes metálicos el agotamiento a pandeo se favorece por un
calentamiento que rebaje el límite elástico del acero, especialmente si es asimétrico, cosa
frecuente en incendios.

8. VALORACIÓN DE LOS DAÑOS SUFRIDOS POR EL HORMIGÓN ARMADO.

La determinación de los daños experimentados por una estructura dañada por el fuego se hace
siempre mediante inspección ocular seguida de determinados ensayos. En la inspección se puede
observar el cambio de coloración del hormigón, la pérdida de recubrimientos, el pandeo de
algunas barras, las flechas en vigas y forjados, las deformaciones de las losas y, en general, la
cuantía de los daños. Raramente habrá necesidad de eliminar elementos de hormigón.

La inspección puede ir acompañada de ensayos esclerométricos y ultrasónicos que permitan


predecir el módulo de elasticidad y la resistencia del hormigón, así como la posible existencia de
fisuras. Igualmente pueden emplearse detectores magnéticos de armaduras para conocer el
espesor residual de recubrimientos. Pueden emplearse ensayos de propagación de ondas fónicas
que con gran precisión permiten detectar fisuras internas así como su localización y extensión.

La extracción con sonda de testigos del hormigón dañado es fundamental con vistas a predecir la
pérdida de resistencia en profundidad del mismo. Últimamente se utiliza la técnica de
termoluminiscencia.

Algunos residuos del fuego pueden dar una pista muy interesante de la intensidad del incendio. Si
se ha fundido parte de los perfiles y ventanas de aluminio, la temperatura ha sido superior a
650ºC. La cubierta aislante de cloruro de polivinilo de los conductores eléctricos funde y se
quema a 300ºC mientras que el cobre precisa para fundir temperaturas de 1.085ºC. Si hay
elementos de acero galvanizado y éstos han perdido el Zn es señal de unos 900ºC. Las paredes de
ladrillo en la que existe sintonización en sus paredes han superado los 1.200ºC.

9. DIMENSIONES Y RECUBRIMIENTOS MÍNIMOS PARA PROTEGER EL FUEGO.


Limitándose exclusivamente al aspecto de resistencia mecánica de la estructura frente a la acción
del fuego, podemos fijar de acuerdo con la Instrucción española del hormigón las dimensiones y
recubrimientos mínimos. Se entiende a efectos de aplicación de los valores que se dan como
período de resistencia al fuego en minutos, el tiempo durante el cual la pieza resiste una carga de
servicio según la norma UNE 23.093/81. Los períodos de resistencia al fuego considerado, en
minutos, son: RF30, RF60, RF90, RF120, RF180, RF240.

Los períodos mínimos de resistencia al fuego para cada tipo de estructura serán fijados por los
reglamentos correspondientes. La pieza es resistente al fuego si cumple la función de resistir las
cargas que deba soportar, incluido su propio peso.

Siempre que los recubrimientos obtenidos sean superiores a 40 mm se dispondrá para controlar el
riesgo de desprendimiento de éstos de una malla cuadrada de armadura 0.5 kg/m2 de peso
mínimo con una separación máxima entre alambres de 150 mm y situada a no más de 25 mm de
la superficie. Si se emplean productos especiales, los espesores anteriormente señalados se
podrán reducir.

El proyectista debe tener en cuenta además de las normas e instrucciones con carácter general,
otros locales como las Ordenanzas Municipales.

10. PROTECCIÓN.

La experiencia ha demostrado que dada la baja conductividad térmica del hormigón los
recubrimientos forman una capa protectora de las armaduras de bastante eficacia, siempre con el
espesor adecuado (un recubrimiento de 2 cm asegura una protección de 30 min.).

Lo más interesante suele ser recurrir a complementar la protección del hormigón con
protecciones especiales más ligeras como:
- Amianto.
- Vermiculita.
- Aglomerado + amianto + vermiculita.
- Fibra de madera aglomerada.
- Capa en techos de lana mineral o vermiculita.

Los recubrimientos deben ser suficientes para que las armaduras no alcancen la temperatura
crítica del acero. Si los recubrimientos tienen un espesor superior a 5 cm, es preciso adoptar
medidas adicionales que aseguren su integridad, como puede ser la colocación de armaduras
suplementarias tipo tela de gallinero.
TEMA 38. PRIMEROS AUXILIOS.

1. PRESCRIPCIONES GENERALES.

1. Ante un accidente debe actuarse rápidamente, pero con serenidad.

2. Hay que apartar con energía a curiosos y a personas inútiles.

3. Cuando hay varios heridos, es necesario percatarse de cual de ellos necesita que se le ayude en
primer término. Debe ser tratada, ante todo: la hemorragia, la asfixia y el envenenamiento.

4. Si persisten las causas que han determinado el accidente (fuego, rotura de una canalización de
agua, fuga de gas, desprendimientos, etc.), es necesario tomar las medidas necesarias para evitar
la propagación del siniestro.

5. Una persona que ha perdido el conocimiento debe ser acostada con la cabeza al mismo nivel
que el resto del cuerpo. Si tiene la cara congestionada, entonces la cabeza debe levantarse. Si se
presentan vómitos, se pondrá la cabeza de lado.

6. Hay que abrigar al lesionado y desabrochar o aflojar los vestidos, corbatas o cualquier prenda
que pueda oprimir, aunque sea ligeramente.

7. Hay que manejar al herido con precaución, siendo muy importante que se le tranquilice y
anime.

8. Cuando la ropa cubra cualquier parte del cuerpo donde se sospeche que existe lesión, debe
eliminarse esta parte de la prenda cortando o rasgando la tela.

9. No debe administrarse bebida alguna a una persona inconsciente. Aún con el conocimiento
recobrado no deben darse bebidas alcohólicas.

10. Caso de ser posible, es preferible que el médico se desplace al lugar del accidente, debiendo
esperar su llegada, los compañeros de la víctima, antes de emprender el transporte del herido.
Hay que insistir en la necesidad de actuar con calma: la precipitación en transportar las víctimas
de un accidente conduciendo las ambulancias a grandes velocidades por el interior de las
ciudades ha motivado muchas muertes. Si es posible, debe avisarse con antelación, al Centro
Hospitalario la llegada del accidentado.

2. HERIDAS. TÉCNICAS DE LAS CURAS DE URGENCIA.

1. Las dos grandes complicaciones de las heridas son la infección y la hemorragia.

2. Para evitar la infección es necesario realizar una primera cura correcta. El que ha de practicarla
debe, si es posible, lavarse cuidadosamente las manos con jabón, frotándoselas seguidamente con
alcohol.

3. Los instrumentos que hayan de utilizarse deben esterilizarse hirviéndolos o, si ello no es


posible, flameándolos con alcohol. No debe tocarse una herida con las manos u objetos sucios.
4. En caso de erosiones y heridas superficiales, debe procederse del siguiente modo: Eliminar la
tierra y cuerpos extraños, sometiendo la herida al lavado intenso con agua y jabón (concluyendo
con un antiséptico). Limpiar la zona lesionada con una gasa, cogida con pinzas estériles, yendo
siempre desde el centro de la herida a los bordes. Si los cuerpos extraños están enclavados, no
debe intentarse su extracción. Una vez efectuada la limpieza se pincela con mercromina, o
preparado similar, recubriendo la herida con tiritas o mediante una gasa estéril, que se fija con
unas vueltas de venda o esparadrapo.

5. Una vez practicada esta cura y, por leve que sea la herida, siempre se debe visitar al médico
quién decidirá acerca de la conveniencia de practicar una profilaxis antitetánica.

6. Hay ocasiones en las que se presentan ciertas clases de heridas que exigen cuidados especiales
y que deben de ser atendidas con la mayor rapidez posible por el médico.

7. Ante una herida profunda del vientre debe procederse de la siguiente forma: Acostar al herido
sobre la espalda. Colocar sobre la herida un gran apósito que la cubra por completo (puede
utilizarse una toalla limpia doblada una o dos veces sobre sí misma, y fijada al vientre con otra,
arrollada como sí se tratara de una faja y sujeta con tiras de esparadrapo e imperdibles). No hay
que intentar reintroducir los intestinos en el vientre si se hubiesen salido del mismo, limitándose
a cubrirlos, como se ha señalado, con una cura estéril o la toalla. Una vez colocada la cura, es
conveniente mantener caliente al herido por medio de mantas. No hay que dar de beber al
lesionado, permitiendo sólo que se moje los labios. La posición más apropiada para el traslado es
la de semisentado con las rodillas dobladas.

8. Las heridas penetrantes en el pecho producen, habitualmente, una gran dificultad respiratoria.
La conducta a seguir es la misma que hemos señalado en el apartado anterior.
9. En las heridas de la cara, se inclinará la cabeza del lesionado hacia delante para impedir que la
sangre vaya a la garganta, con el consiguiente peligro de asfixia. Posteriormente se procederá
como hemos señalado en el punto 4.

3. HEMORRAGIAS.

1. En presencia de una hemorragia intensa debe actuarse de la siguiente forma, prestando los
auxilios con rapidez. Se echa al lesionado sobre el suelo y se descubre la herida cortando o
desgarrando los vestidos. Sin intentar desinfectarla, se coloca sobre la herida una tira seca.
Comprimiendo la zona que sangra y elevando el miembro del herido. Posteriormente se fija la
cura seca por medio de una venda.

2. En general, una buena cura comprensiva basta para detener la hemorragia. Si ésta continúa y
atraviesa la cura, sin quitar este apósito se colocan otros y se sujetan con fuerza.

3. Si persiste la hemorragia, o si ya desde el primer instante tiene las características de


hemorragia arterial, debe practicarse una compresión manual inmediata. Esta compresión debe
efectuarse en unos puntos concretos, situados entre la herida y la raíz del miembro.

4. Si la compresión resulta penosa, en los casos de hemorragia de los miembros se utilizará el


garrote o el torniquete, cuyo empleo entraña ciertos peligros.

5. El garrote está constituido por un tubo o tira de goma o de cualquier otro material elástico. El
torniquete está formado por un trozo de tela. Uno y otro se colocan por encima de la herida que
sangra, entre ésta y la raíz del miembro. Su presión debe reducir considerablemente la
hemorragia.

6. Una vez colocado el garrote o torniquete debe trasladarse al herido urgentemente a un Centro
Hospitalario, acostado, con la cabeza baja y procurando que no se enfríe.

7. Durante el traslado, debe aflojarse o torniquete cada 20 minutos y caso de que la hemorragia
hubiera cesado se mantendrá flojo, pero estando prevenidos para apretarlo si ésta se presenta de
nuevo.

8. Si la persona que ha puesto el garrote o torniquete no puede acompañar al herido, deberá


colocar encima del accidentado un papel que diga: extrema urgencia, garrote colocado a la X
horas, X minutos.

4. QUEMADURAS.

1. Una quemadura extensa es un accidente muy grave que debe tratarse con el mayor cuidado.
Cualquier maniobra intempestiva puede aumentar el dolor y agravar al accidentado.

2. En presencia de una persona cuyos vestidos están ardiendo, debe evitarse que corra,
colocándola en posición horizontal y cubriéndola con una manta o prenda similar, para apagar las
llamas. Si no se dispone de material para tapar la víctima, ésta debe permanecer tumbada,
dándole vueltas sobre su eje lentamente. Si se dispone de extintores, deben utilizarse,
preferentemente, los de dióxido de carbono o polvo seco, teniendo cuidado de no proyectar el
chorro a los ojos.

3. Deben distinguirse 5 clases de quemaduras:


- Quemaduras localizadas, incluso profundas, interesando únicamente una pequeña parte
del cuerpo.
- Quemaduras extensas.
- Quemaduras de origen eléctrico.
- Quemaduras que interesan las manos, la cara o los ojos, cualquiera que sea su
extensión.
- Agresiones por cáusticos.

Quemaduras.

4. Antes de proceder a su tratamiento, es necesario lavarse las manos cuidadosamente.

5. Debe actuarse del siguiente modo:


- Limpiar con una compresa seca alrededor de la quemadura.
- Esparcir alrededor de la quemadura una solución antiséptica.
- Recubrirla con una compresa estéril y algodón, manteniéndolos ligeramente apretados
con una venda.
- Llevar el quemado al médico o centro hospitalario más próximo.

6. Hay que tener en cuenta las siguientes prohibiciones:


- No tocar la quemadura.
- No emplear agua.
- No abrir vejigas.
- No utilizar cuerpos grasos.
- No emplear soluciones de ácido pícrico ni de tanino.

Quemaduras extensas.

7. Deben considerarse como tales las que afectan al 10% o más de la superficie corporal.

8. No debe desnudarse al quemado, limitándose solamente a quitar los jirones incandescentes si


los hay.

9. Hay que esforzarse en calmar la angustia, muy frecuente en estos accidentados, mediante
palabras tranquilizadoras.

10. No debe efectuarse ningún tratamiento local.

11. Si se dispone de una cura estéril, prefabricada, o de una sábana lavada y planchada
recientemente, o en su defecto, de un trozo de tela limpia, se envolverá con ella al accidentado
sin desnudarlo.

12. Con la mayor rapidez posible debe evacuarse al accidentado a un centro hospitalario, a ser
posible especializado en el tratamiento de quemaduras extensas (deben confeccionarse y
difundirse con anticipación las listas de estos centros).

13. Hay que evitar el enfriamiento del accidentado durante el transporte, envolviéndole con
mantas.

14. Si durante el transporte desea orinar el paciente debe recogerse la orina en un frasco y
entregárselo al médico en el momento de la hospitalización.

15. Siempre que el lesionado esté consciente, y ello no suponga un retraso en la evacuación, debe
hacérsele beber lentamente 300 cm3 de agua fresca, en la que se habrá disuelto una cucharada de
bicarbonato, con la mayor brevedad posible (al cuarto de hora o, como máximo a la media hora
de ocurrido el accidente), siendo conveniente repetir estas tomas cada 20 ó 30 minutos, siempre
que no se presenten vómitos.

16. Si la duración del transporte al centro hospitalario va a exceder de una hora, se aumenta la
necesidad de poner al accidentado bajo vigilancia de un médico.

Quemaduras de origen eléctrico.

17. El tratamiento de las quemaduras eléctricas es similar al de las otras quemaduras, pero el
hecho de que sean debidas a la electricidad imponen unas medidas particulares en su fase inicial.

18. Si la víctima ha quedado “enganchada” o “pegada” a una conductor, es necesario efectuar su


desprendimiento.

19. Si la quemadura eléctrica se acompaña de una pérdida de consciencia, debe procederse a la


reanimación, sin preocuparse por el momento de la quemadura.

Quemaduras de manos, cara y ojos.

20. Las quemaduras de las manos y cara serán protegidas con compresas estériles o tela muy
limpia.

21. Las quemaduras de los ojos se dejarán al descubierto.

22. Deben evacuarse estos accidentados a un centro hospitalario, incluso si la quemadura es


aparentemente poco extensa. Las consecuencias posteriores de estas quemaduras pueden tener
efectos muy graves.

Agresiones por cáusticos.

23. Ante todo, debe procederse a retirar, con cuidado, los vestidos impregnados por el agente
cáustico y someter la zona afectada a un intenso lavado con agua.

24. Si se trata de un agresivo ácido, debe aplicarse agua bicarbonatada.

25. Si el agresivo es alcalino, debe emplearse agua con vinagre.

5. ACCIDENTES PRODUCIDOS POR LA ELECTRICIDAD.

1. Antes de intentar cualquier maniobra de reanimación del electrocutado, es necesario


comprobar que el accidentado no está en contacto con un conductor en tensión. En caso
contrario, debe efectuarse previamente, una operación delicada y posiblemente peligrosa: el
desprendimiento de la víctima, teniendo presente que la humedad hace esta operación más
peligrosa.
Desprendimiento de la víctima.

2. Cortar inmediatamente la corriente si el aparato de corte se encuentra en la proximidad del


lugar del accidente.

3. En su defecto, poner los conductores en cortocircuito, colocándose fuera del alcance de la


corriente, a fin de obtener los mismos resultados.

4. En el caso de que no se pudiera realizar el corte de la corriente, la persona que efectúa el


desprendimiento deberá:
- Aislarse a la vez de la tensión y de la tierra.
- Protegerse con guantes, utilizando pértigas o ganchos y banquetas aislantes, adecuadas
a la tensión de que se trate.
- Separar inmediatamente al accidentado del o de los conductores, teniendo la precaución
de no ponerse en contacto directo o por intermedio de objetos metálicos con un
conductor en tensión.

Accidentes ocurridos en soportes.

5. Debe preverse en todo momento la caída de la víctima, antes de cortar la corriente.


6. En caso de accidentes en los que la víctima queda colgada en un poste por su cinturón de
seguridad, las posibilidades de reanimación aumentarán si la persona que presta los auxilios
pueden, sin ponerse en contacto con el conductor o, mejor aún, habiendo cortado la corriente,
practicar una docena de insuflaciones boca-boca antes de iniciar el descenso, y otra vez a mitad
de éste.

7. Si esto no fuera posible, se procederá a bajarlo por los medios más rápidos (cuerdas,
descensor, escaleras, etc.). No se perderá tiempo en mantener el cuerpo de la víctima en posición
determinada mientras se realiza el descenso.

Conducta a seguir tras el desprendimiento de la víctima.

8. Una vez la víctima en el suelo, si está inanimada, se procede con toda urgencia a la respiración
artificial, de acuerdo con las normas que se señalan en el apartado 6, utilizando preferentemente
el método boca-boca o, en su defecto un método manual.

9. Si después de practicar una docena de insuflaciones por el método boca-boca, se observan


signos de parada circulatoria (palidez, ausencia de pulso en el cuello y muñeca, dilatación de las
pupilas y persistencia de la pérdida de consciencia), debe procederse a practicar simultáneamente
el masaje cardíaco externo, siguiendo la técnica que se indica en el apartado 9.

10. No debe perderse tiempo en mover al accidentado, salvo si es para retirarlo de una atmósfera
viciada.

11. Si en el momento de ocurrir el accidente hay varias personas presentes, una de ellas debe
avisar al médico, pero en ningún caso se debe mover a la víctima ni dejar de practicarle la
reanimación.

12. Hay que evitar que el accidentado se enfríe, abrigándole con mantas, pero sin interrumpir en
ningún momento la reanimación.

13. Cuando la víctima se ha reanimado, hay que permanecer a su lado para practicarle
nuevamente la respiración artificial, si la respiración natural cediese.

14. No debe olvidarse que un accidentado de este tipo presenta a veces movimientos convulsivos
al recobrar el conocimiento, que puede determinar una nueva pérdida del mismo.

15. Todo electrocutado, por corto que haya sido el tiempo de la pérdida de conocimiento y, en
general, todo el que ha sufrido un accidente eléctrico, debe ser visitado por el médico.

6. PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA REANIMACIÓN.

1. La respiración artificial tiene por objeto hacer llegar el oxígeno a los pulmones por medios
artificiales, ante la pasividad del asfixiado. Para ser verdaderamente eficaz debe reunir tres
características fundamentales que señalamos a continuación.

2. Debe ser instantánea, comenzando a practicarse en el mismo lugar del accidente, tras haber
separado a la víctima del agente que motivó la asfixia. Debe desterrarse toda solución que
implique el transporte del lesionado a un centro de socorro, antes de prestarle los auxilios
necesarios.

3. Debe ser ininterrumpida, previniéndose el relevo de los que la realizan y no cesando si se


efectúa el traslado de la víctima.
4. Debe ser duradera, ya que aunque, generalmente, la reanimación se consigue en minutos, en
ocasiones se tarda en ello horas. Aunque se piense que el electrocutado esté muerto, debe
proseguirse la respiración artificial hasta la llegada del médico.

5. Sin que ello suponga demora en la puesta en práctica de la respiración artificial, debe apartarse
a las personas inútiles, aflojar las prendas del cuello y cintura de la víctima. Quitarle si las tuviera
las lentes y dentadura postiza y limpiar con cuidado la boca, utilizando para ello los dedos o una
gasa.

6. Las vías respiratorias de una persona que ha perdido el conocimiento y tiene la cabeza
inclinada están generalmente obstruidas.

7. Para la libre penetración del aire en las vías respiratorias, es necesario que la cabeza esté
inclinada hacia atrás y la mandíbula mantenida en alto hacia adelante como para colocar los
dientes inferiores delante de los superiores.

Causas del fracaso de la reanimación.

8. Las causas más frecuentes son:


- El retraso en ponerla en práctica.
- La dificultad del paso de aire a través de las vías respiratorias, al no estar la cabeza
colocada bien hacia atrás y con la mandíbula adelante.
- Cese prematuro.

7. MÉTODOS ORALES DE RESPIRACIÓN ARTIFICIAL.


Respiración boca-boca.

1. Se coloca a la víctima boca arriba, situándose la persona que va a efectuar la reanimación de


rodillas junto a ella.

2. No es indispensable la posición horizontal del accidentado, existiendo otras posturas más


cómodas o que permiten empezar más rápidamente la reanimación.

3. Colocar la cabeza bien hacia atrás, siendo conveniente, si ello no retrasa la maniobra, colocarle
bajo la nuca una almohada o un rollo de ropa.

4. Con la otra mano se tapa los orificios de la nariz.

5. El reanimador realiza una inspiración profunda y aplica herméticamente su boca contra la


víctima, soplando vigorosamente si se trata de adultos y suavemente en los niños.

6. Hay que observar los movimientos de las paredes del tórax del asfixiado, que deben dilatarse
en cada una de las expiraciones del reanimador. Si esto no ocurre, debe inclinarse más hacia atrás
la cabeza de la víctima, aumentar la fuerza del aire que se sopla y explorar de nuevo la boca.
7. Si durante las insuflaciones penetra aire en el estómago del lesionado, debe presionarse
ligeramente la boca del estómago y continuar las insuflaciones basculando más la cabeza hacia
atrás.

8. Al terminar la insuflación, el reanimador retira su cabeza para tomar aire. Es conveniente


ayudar el tiempo espiratorio presionando con el brazo sobre el tórax de la víctima.

9. La maniobra se repite a un ritmo de 12 veces por minuto. Si la persona que presta los auxilios
nota tendencia al desvanecimiento, debe disminuir el ritmo de las insuflaciones.

Respiración boca-nariz.

10. Cuando por alguna circunstancia no se puede abrir la boca de la víctima, se empleará el
método boca-nariz.

11. Para practicar la insuflación por el método boca-nariz, el reanimador coloca su boca alrededor
de la nariz de la víctima, tapando con sus mejillas la boca de la víctima. Las normas a seguir son
las mismas que las indicadas para el método boca-boca.

12. Cuando se trata de reanimar a un niño, es preferible practicar el método boca-nariz.

13. Cuando se han restablecido los movimientos respiratorios, se coloca a la víctima acostada de
lado, con la cabeza baja y las piernas dobladas, vigilándola atentamente hasta que se haga cargo
de ella un médico y teniendo siempre presentes las normas generales señaladas en el apartado 6.

8. MÉTODOS MANUALES DE RESPIRACIÓN ARTIFICIAL.

1. Sólo se emplearán en aquellos casos excepcionales en que no se pueden emplear los métodos
orales. Debe tenerse presente que los métodos manuales es mucho menos eficaces que los orales,
y por tanto, el utilizar aquellos disminuyen de manera sensible las posibilidades de reanimar a la
víctima.

Método de SILVESTER modificado. Técnica.

2. El accidentado se echa en el suelo, sobre sus espaldas, colocándole debajo de los omóplatos un
rollo de ropa, con la cabeza atrás y lateralmente.

3. El que va a practicar los auxilios se arrodilla detrás de la cabeza del accidentado, cogiéndole
los brazos por las muñecas tirando de ellos hacia arriba y hacia atrás hasta hacerles tocar el suelo.

4. El tiempo espiratorio activo se realiza llevando los brazos del accidentado sobre su pecho,
comprimiendo ligeramente.

5. Para efectuar el tiempo inspiratorio se levantan las muñecas en alto y por encima de la cabeza
del accidentado, bajándolas después hasta tocar el suelo.

6. Cada ciclo completo debe realizarse 12 veces por minuto.


Método de HOLGER-NIELSEN. Técnica.

7. La víctima se coloca sobre el vientre, con la cabeza de lado, apoyada sobre los antebrazos.

8. El tiempo inspiratorio se realiza retirándose el reanimador hacia atrás y cogiendo con sus
manos los codos de la víctima de tal manera que sean levantados del plano del suelo, hasta que el
movimiento se transmita a los hombros del accidentado y éstos sean igualmente elevados.

9. El tiempo espiratorio se realiza dejando de efectuar estas fuerzas hasta que los hombros y
codos de la víctima descansan sobre el suelo. Entonces, el reanimador coloca sus manos sobre la
espalda del accidentado, a la altura de los omóplatos, se inclina hacia a delante y con los brazos
extendidos aplica su peso sobre el tórax de la víctima.

10. El ritmo debe ser de 12 movimientos completos por minuto.

9. MASAJE CARDÍACO EXTERNO.

1. No debe ser realizado más que por personal médico o por aquellos que hayan recibido una
enseñanza especial sobre esta táctica de reanimación.

2. Su práctica se asociará a la respiración artificial únicamente en los casos que se señalan en el


apartado 5.9.

3. Sus características fundamentales son las mismas que se indican para la respiración artificial
en los apartados 6.1 a 6.4.

Técnica del masaje cardíaco externo.

4. La persona encargada de practicarlo se arrodilla al lado de la víctima, aplicando la parte


posterior de la palma de su mano sobre el esternón, 4 ó 5 cm por encima de la boca del estómago.
La palma de la otra mano se coloca sobre la de la primera.

5. Se ejerce una presión firme y vertical al ritmo de 60-80 veces por minuto.

6. Al final de cada acto de presión se suprime éste para permitir que la caja torácica, por su
elasticidad, vuelva a la posición de expansión.

7. Si la víctima es un niño o lactante, el número de compresiones ha de ser mayor (100-110) y


menor la presión a aplicar, bastando una mano para los niños y dos dedos para los lactantes.

8. Lo ideal e que una persona realice la respiración boca-boca y otra al mismo tiempo, el masaje
cardíaco externo, efectuándose la insuflación en la fase de descompresión del tórax, no volviendo
a comprimir hasta que no haya terminado la insuflación.

9. Si hay sólo una persona para prestar los auxilios, comenzará con la insuflación boca-boca. Si
después de una docena de insuflaciones se observan signos de parada circulatoria, se comenzará
el masaje cardíaco externo. La pauta será la siguiente:
- 5 presione esternales.
- 2 insuflaciones.
- 5 presiones.

10. La comprobación de la eficacia del masaje cardíaco externo viene dada por:
- Consciencia de la víctima.
- Disminución de la palidez.
- Reanudación, aún con poca amplitud, del pulso.
- Contracción de las pupilas.

11. El hecho de no presentarse signos de la eficacia del masaje cardíaco externo no autoriza a
suspenderlo. Ello es competencia exclusiva del médico.

10. TRATAMIENTO DE LOS ACCIDENTES POR CORRIENTE DE ALTA TENSIÓN.

1. Si la víctima está en contacto con conductores en tensión, debe procederse a su


desprendimiento tal y como se señala en los apartados 5.2 y 5.5.

2. Si tiene los vestidos ardiendo, se procederá a efectuar lo señalado en el apartado 4.2 tratando
las quemaduras según las normas establecidas en el apartado 4.

3. Caso de haber sufrido una electrocución, se procederá a la reanimación.

4. Si no ha perdido el conocimiento, o la ha recobrado ya totalmente, y aunque no tenga


quemaduras visibles, se le administrarán 300 cm3 de agua en la que se haya disuelto una
cucharada de bicarbonato.

5. No debe abandonarse al accidentado, aunque aparentemente se encuentre bien, siendo


necesario que lo sometan a vigilancia médica.

6. El transporte al centro hospitalario debe realizarse en posición acostada.

7. Si durante el transporte el herido desea orinar, debe recogerse la orina, entregándola


posteriormente al médico.

11. ASFIXIAS DE ORIGEN NO ELÉCTRICO.

1. Deben observarse las mismas precauciones que para los electrocutados en cuanto a
reanimación, urgencia de la misma y buena postura de la cabeza y del maxilar.

Ahogados.

2. Para facilitar la evacuación del agua, y dado que los vómitos son muy frecuentes, es necesario
separar la lengua, colocando el lesionado con la cabeza baja, manteniendo ésta y el cuerpo
ligeramente inclinados hacia un lado.

3. Es de gran importancia el calentamiento, siempre que no retrase las maniobras de reanimación,


teniendo cuidado de no exponer al herido a quemaduras.

Intoxicaciones por gases.


4. Retirar la víctima de la atmósfera viciada, adoptando para su rescate las medidas pertinentes de
seguridad (máscaras, cinturones, etc.).

5. No aumentar el número de víctimas por cometer imprudencias.

6. Si el accidente ocurre en lugares cerrados, deben abrirse puertas y ventanas, rompiendo los
cristales si es necesario. Hay que tener cuidado al utilizar el alumbrado por el peligro de
explosiones.

7. Adoptar las medidas adecuadas para suprimir las fugas de gas.

8. Seguir las normas señaladas para el tratamiento de los electrocutados, teniendo presente que
las inhalaciones de oxígeno es en este caso elemento esencial del tratamiento.

12. PRIMEROS AUXILIOS EN CASO DE FRACTURAS.

1. Ante una fractura, evidente o supuesta, debe procurarse no efectuar el traslado, reclamando la
presencia de un médico.

2. Si ello no es posible, debe procederse con mucha suavidad, tanto para inmovilizar la fractura
como para el traslado posterior. Si existe herida, se colocará sobre la misma una cura seca,
tratando la hemorragia si se presenta.

3. Para la inmovilización de las fracturas de los miembros se utilizan férulas o tablillas


debidamente almohadilladas con algodón o tela.

4. Las férulas o tablillas deben colocarse de forma que inmovilicen las articulaciones que están
por encima y por debajo de la fractura. Posteriormente se sujetarán con vendas o tela, sin apretar
demasiado.

5. Las fracturas de columna vertebral se sospecharán cuando se ha sufrido un golpe en la espalda


o caídas de pie. Con el mayor cuidado, procurando que no se produzca ningún movimiento de
torsión o flexión en la espalda, se colocará al accidentado boca abajo en una camilla y se
trasladará al centro hospitalario, procurando sostenerle la cabeza para evitar cualquier
movimiento de flexión del cuello.

6. Se sospechará una fractura de cráneo cuando se observen heridas graves en la cabeza, y sobre
todo si el accidentado ha perdido el conocimiento o sangra por los oídos. Se le trasladará,
acostado, con la cabeza ligeramente levantada, si tiene la cara de color rojo, o con la cabeza baja
si está pálido. Hay que vigilarlo muy atentamente para actuar ante cualquier emergencia (parálisis
respiratoria, convulsiones, etc.).

Prohibiciones ante un fracturado.

7. No mover el miembro, para comprobar si se trata de una fractura, ni enderezar el miembro


fracturado.

8. No-hacer que el accidentado ande, si se sospecha la existencia de una fractura de las


extremidades inferiores.
9. No desnudar ni quitar el calzado.

10. No introducir los fragmentos óseos que sobresalgan de la piel.

11. No transportar al herido sin haber inmovilizado la fractura, a no ser que se encuentre la
víctima en un lugar peligroso.
13. CUIDADOS INMEDIATOS EN CASOS DE PICADURAS Y MORDEDURAS.

1. Ante las picaduras de abejas y avispas, se retirará con unas pinzas el aguijón que haya quedado
en la piel y se aplicará sobre la superficie herida una compresa empapada en amoníaco o vinagre.

2. Las picaduras de escorpiones, sobre todo si la víctima es un niño, son graves. Además de
desinfectar la herida, debe administrarse al lesionado café o té caliente y enviarlo al médico lo
antes posible.

3. Ante una mordedura de víbora debe avisarse rápidamente al médico. Mientras tanto, se
tomarán las siguientes medidas: acostar al herido con la cabeza baja, calmarle, cerrar el camino
del veneno colocando un torniquete moderadamente apretado por encima de la lesión, desinfectar
la herida, administrar café o té y, si la respiración se detiene, practicar la respiración artificial.

4. Las mordeduras de perro deben desinfectarse, y serán tratadas como cualquier otro tipo de
herida. Debe vigilarse al animal causante de la lesión para comprobar si está rabioso.

14. ACCIDENTES DE CIRCULACIÓN.

1. Una persona víctima de un accidente de circulación puede presentar una serie de lesiones
aisladas o asociadas.

2. En caso de fracturas hay que evitar el desplazamiento del herido. Es preciso pensar siempre en
la posibilidad de una lesión de columna vertebral, que requiere muchas precauciones en el
traslado.

3. Hay que seguir las normas señaladas en otros capítulos en casos de hemorragias, quemaduras o
asfixia.

4. No debe intentarse el traslado del accidentado por medios no apropiados. Lo mejor es


evacuarlo en ambulancia.

5. En espera de la ambulancia, y tras retirar del vehículo al accidentado con las mayores
precauciones, deberá acostarse a la víctima sobre el suelo, con la cabeza baja y ladeada, una
rodilla doblada, para asegurar su estabilidad, los vestidos aflojados y recubierto con una manta, o
similar, para evitar el enfriamiento.

15. OTRAS NORMAS DE PRIMEROS AUXILIOS.

Golpe de calor.

1. Se manifiesta, tras la exposición prolongada a los efectos del calor, por intensos dolores de
cabeza, vértigo, vómitos, pudiendo llegarse a la pérdida de conocimiento.

2. Mientras llega el médico, se acostará al enfermo en un lugar fresco, aflojándole los vestidos y
aplicándole sobre la cabeza compresas húmedas frías. Si no ha perdido el conocimiento, se le
dará abundantemente agua en la que se haya disuelto sal (la cuarta parte de una cucharadita de
café por vaso de 250 cm3 de agua).
Congelaciones.

3. Tras sustraer a la víctima del frío, se le transportará a un lugar moderadamente caliente,


acostándola y tapándola. Se le administrarán bebidas calientes azucaradas no alcohólicas,
quitándole suavemente los guantes y calcetines, y si la zona helada está seca y sin ampollas, se le
dará un baño con agua tibia.

4. Prohibiciones:
- No debe friccionarse nunca el miembro herido, ni siquiera con nieve.
- No recalentarlo bruscamente con estufas o calentadores.
- No abrir las ampollas.
- No dar bebidas alcohólicas.

Pérdidas de conocimiento.

5. En muchas ocasiones su origen es evidente, siendo fácil conocer su causa: hemorragias


externas, electrocución, quemaduras, fracturas de cráneo, etc. Se tratan siguiendo las normas
señaladas en los capítulos correspondientes.

6. En otras ocasiones no se ve de un modo evidente la causa de la pérdida de conocimiento:


hemorragias internas, etc.

7. Se tenderá a la víctima boca arriba, con la cabeza ligeramente elevada, si la cara está roja, o
baja, si estuviese pálida, aflojándole también los vestidos. Si se hubiera detenido la respiración se
procederá a la práctica de la reanimación.
8. Los desvanecimientos corrientes suelen desaparecer acostando a la víctima con la cabeza baja.
Hay que tener precaución de llevarle la cabeza hacia detrás y la mandíbula hacia delante.

Crisis nerviosas.

9. Mientras llega el médico se tomarán las siguientes medidas: Introducir entre las mandíbulas de
la víctima un objeto blando para evitar las mordeduras de la lengua. Aspersiones de agua fría
sobre su cara. Alejar del enfermo los objetos con los que pueda golpearse. Proteger su cabeza y
miembros para evitar fracturas. Aflojarle los vestidos.

Envenenamientos.

10. Debe tratarse de averiguar la causa del mismo y provocar el vómito cuando la causa se
desconoce, trasladando al enfermo lo más rápidamente posible a un centro hospitalario.

11. Si es debido a ácidos corrosivos, debe procederse del siguiente modo: no provocar
inicialmente el vómito, administrar grandes cantidades de agua bicarbonatada: provocar el
vómito. Repetir varias veces la operación.
12. Cuando se deban a álcalis cáusticos (lejía), hay que seguir la misma pauta, pero utilizando
agua con vinagre (6 a 8 cucharadas por litro de agua).

Accidentes oculares.

13. Los cuerpos extraños, si son libres, se pueden extraer con la punta de un pañuelo o gasa. No
debe intentarse nunca la extracción de un cuerpo extraño enclavado.

14. En caso de agresiones químicas, debe lavarse el ojo con gran cantidad de agua.

15. Toda lesión de los ojos, por leve o insignificante que parezca, se debe tratar por el médico.
TEMA 39. SALVAMENTO EN EL INTERIOR DE POZOS.

Para realizar el salvamento en el interior de un pozo son necesarios 6 bomberos.

1. MÉTODO DE ACTUACIÓN.

El bombero número 1 se colocará el equipo de respiración autónomo ayudado por los bomberos 2
y 3. Esto se debe a que en los pozos pueden existir condiciones de falta de oxígeno o bien la
presencia de algún gas que sea tóxico, que podría poner en peligro la vida de la brigada de
rescate. Una vez colocado el equipo, los bomberos 2 y 3 colocarán al número 1 el arnés integral
de salvamento (cinturón braguero de seguridad). A continuación, los números 2 y 3 amarrarán
sus cuerdas a la anilla de sujeción del arnés, situada en la parte superior. Ver figura 1.

Los números 2 y 3 se amarrarán el ocho de descenso a la hebilla del cinturón de seguridad de


cada uno, para proceder al descenso del número 1 al interior del pozo. Ver figura 2.

Los bomberos 4 y 5 prepararán un cinturón de salvamento para izar a la víctima, y amarrarán a él


sus cuerdas. Estos dos bomberos serán los encargados de izar a la víctima a la superficie. Ver
figura 3.

El bombero número 6 es el responsable de que todas las cuerdas estén “claras”, es decir,
extendidas, sin formar nudos, y que no se enganchen en ningún objeto, para que la operación de
rescate no se vea dificultada. Ver figura 4.

Si la víctima está con vida, los bomberos 4 y 5 izarán a la víctima en primer lugar. Si la víctima
no tiene vida, los bomberos 2 y 3 izarán, en primer lugar, al bombero número 1. Ver figura 5.

Una vez izada la víctima a la superficie, será recogida y transportada por los bomberos 4, 5 y 6.
TEMA 40. SALVAMENTO EN HUNDIMIENTOS.

1. LOS HUNDIMIENTOS.

1.1. Causas.

Las causas del derrumbamiento de un edificio se pueden clasificar de la manera siguiente:

-Técnicas. Entre ellas se pueden considerar el deterioro por vejez de un edificio antiguo, una
modificación inadecuada de su estructura, o un error de diseño de un edificio nuevo.
-Accidentales. Como una explosión, un incendio prolongado, él descalce de una cimentación
debido a una obra contigua que afecta a la medianera, una sobrecarga excesiva o un movimiento
sísmico.
- Provocadas. Como las explosiones de carácter terrorista.

1.2. Tipos de estructura.

La eficacia del salvamento depende de la pericia del equipo de rescate y de su conocimiento de la


estructura de los edificios y de las formas de derrumbamiento.

La estructura del edificio y la forma de derrumbamiento determinan las posibilidades de


supervivencia de sus ocupantes, su probable ubicación y las técnicas de penetración que han de
emplearse.

Los diferentes tipos de estructura de los edificios pueden clasificarse de la manera siguiente:
1. Estructura portante (pilares, jácenas, vigas, viguetas, cerchas y correas): Madera, acero
(soldado o roblonado), hormigón armado (normal, pretensado o precomprimido).
2. Muros de carga: Piedra, hormigón, ladrillo, adobe y mixtos (madera y ladrillo, madera y
cascote, madera y barro).
3. Tabiques: Madera, ladrillos, bloques de hormigón huecos.
4. Forjados: Entablado de madera sobre viguetas de madera, placa de hormigón sobre bovedillas
de ladrillo, o sobre bovedillas cerámicas.
5. Cubiertas: Tejado sobre correas de madera, tejado sobre placa de hormigón, terraza sobre
placa de hormigón, planchas metálicas, o de fibrocemento, sobre correas metálicas.

La forma de derrumbamiento depende del tipo de estructura del edificio y de los elementos que
hayan fallado. En todos los tipos de derrumbamiento se producen oquedades entre los escombros,
que posibilitan la supervivencia de las víctimas.

Los elementos superficiales, tales como forjados y cubiertas, suelen derrumbarse en grandes
trozos, que se encajan en otros elementos en posiciones tales que debajo de ellos quedan espacios
huecos.

Los elementos lineales, tales como pilares y vigas, suelen partirse o doblarse y caer en una
posición tal que también dejan espacios huecos debajo de ellos.

1.3. Tipos de derrumbamiento según las oquedades que se forman.

Los tipos más comunes son los siguientes:


1. Marquesina.

Se forma cuando un elemento horizontal, generalmente un forjado o una cubierta, cede por uno
de sus lados o extremos, mientras que el lado opuesto permanece en su lugar. Esto se puede
producir por rotura de las viguetas del propio elemento o por fallo de los elementos verticales
(muro de carga o pilares) que lo sostienen.

El elemento derrumbado queda en posición inclinada, apoyado sobre dos lados, el inferior sobre
el suelo, entre escombros, y el superior sobre un muro o sobre pilares. Bajo el elemento queda
una oquedad que generalmente tiene un tamaño considerable. Ver figura 1.

2. Derrumbamiento en “V”.

Es una especie de marquesina doble. Se forma cuando un elemento horizontal, generalmente un


forjado o una cubierta cede por su parte central. Quedan oquedades a ambos lados de la “V”.

En estos dos tipos de hundimiento, la técnica de localización de las víctimas es la misma. Los
ocupantes del piso superior aparecerán entre los escombros, porque los objetos situados sobre el
piso se deslizan sobre la superficie inclinada y arrastran a las personas en su caída. Ver figura 2.

Hay que esperar que los ocupantes del piso inferior se encuentren en la oquedad bajo el piso
derrumbado y no bajo los escombros.

3. Voladizo.
Se forma cuando un elemento horizontal, generalmente un forjado o una cubierta, permanece en
su lugar, pero uno de sus extremos cuelga, sin sujeción sobre el vacío, porque los elementos
verticales que lo sostenían en ese lado se han derrumbado. Es un tipo de hundimiento muy
peligroso. Los ocupantes del piso superior que no permanezcan sobre el voladizo aparecerán
entre los escombros. Los ocupantes del piso inferior que no estén bajo el voladizo aparecerán en
los escombros.

4. Derrumbamiento total estratificado.

Se produce cuando un forjado o una cubierta se derrumba totalmente sobre el piso inferior. Ante
el exceso de peso, el piso inferior se derrumba a su vez sobre el piso siguiente, y así,
sucesivamente hasta que se derrumban todos los pisos, incluida la planta baja si bajo ella existe
un sótano. Se forma un cúmulo de escombros estratificado, en el que cada “estrato” corresponde
a un piso. Ver figura 3.

Las víctimas se encontrarán entre los estratos. Algunas pueden haber sobrevivido, si han sido
protegidas por objetos resistentes que actúan de soporte y forman oquedades.

5. Caída lateral.

Se produce cuando el edificio vuelca en toda su altura y queda derrumbado sobre un costado.
Todos los elementos y huecos horizontales quedan en posición vertical y viceversa. Los huecos
de escalera y ascensor se transforman en pasillos.
Este tipo de hundimiento es debido principalmente a movimientos sísmicos que provocan el
deslizamiento o la fractura del terreno sobre el que se asienta el edificio.

6. Hundimiento combinado.

Se trata de un derrumbamiento compuesto. Por ejemplo, un derrumbamiento estratificado central


que deja marquesinas y voladizos a ambos lados.

2. TIPOS DE HUNDIMIENTOS Y MEDIDAS QUE SE HAN DE TOMAR.

2.1. Tipos de hundimiento, clasificados según la forma que adoptan los escombros.

A continuación se expone una clasificación internacional de los tipos de hundimiento. Cada tipo
se designa por un símbolo, también reconocido internacionalmente.
1. Plano inclinado.
2. Derrumbamiento estratificado.
3. Marquesina.
4. Recinto lleno.
5. Recinto inundado.
6. Recinto estratificado.
7. Recinto bloqueado.
8. Local reventado.
9. Nido de golondrina.
10. Escombros en el exterior. Tipo A (Adosados).
11. Escombros en el exterior. Tipo B (Dispersos).
12. Cono de escombros.
2.2. Fichas de hundimiento.

En estas fichas de hundimiento se indica, para cada tipo de hundimiento, su símbolo, sus
características y las medidas que se han de tomar.

FICHA 1. PLANO INCLINADO.

Símbolo. (Ver figura 4).

Descripción.

Puede definirse como escombros con placas. Se trata de un forjado o cubierta que se ha
desprendido del resto de la construcción. El plano del forjado yace, en posición más o menos
inclinada, sobre el resto de los escombros, o entre ellos.

Las víctimas que ocupaban el forjado yacen generalmente entre los escombros, al pie del plano
inclinado. Las víctimas que ocupaban el forjado inferior pueden encontrarse bajo los escombros o
en las oquedades bajo el plano inclinado.

Nota: Los forjados metálicos no dan lugar a planos inclinados ya que se rompen en el momento
del derrumbamiento.

Medidas a tomar.
1. El plano inclinado no debe ser desplazado fuera de los escombros, ni modificarse su posición.
2. El plano inclinado debe ser levantado con un aparato de elevación, para separarlo del resto de
los escombros y poder rescatar a las víctimas que puedan encontrarse debajo.
3. Debe intentarse el acceso lateral. Si el acceso lateral no es posible, debe practicarse una
abertura en la superficie del plano inclinado.
4. No se deben retirar bruscamente los objetos sepultados, porque se forman huecos que pueden
provocar el desplazamiento o el desplome parcial del plano. Siempre que sea necesario, se debe
apuntalar y recalzar el plano, y después se pueden retirar con cuidado los objetos.

FICHA 2. DERRUMBAMIENTO ESTRATIFICADO.

Símbolo. Figura 5.

Descripción.

Puede definirse como escombros con estratos horizontales e inclinados. Se trata de un


derrumbamiento de varias plantas, unas sobre otras. Cada planta, con su contenido, forma un
estrato de escombros. Los estratos quedan en posiciones más o menos horizontales e inclinados.

Cuanto más inclinada sea la posición de los estratos, más posibilidades hay de que los objetos
resistentes del contenido formen espacios huecos entre los escombros. Las víctimas se
encontrarán entre los estratos. Algunas pueden sobrevivir entre las oquedades.

Medidas a tomar.

1. Cada estrato debe ser tratado como un plano inclinado, es decir, hay que “ojear” capa por capa.
2. Cada estrato puede contener una víctima en cualquier lugar. Los muebles y objetos presentes
pueden servir de puntos de referencia.
3. Debe intentarse el acceso lateral. Si el acceso lateral no es posible, debe practicarse una
abertura en la superficie del estrato.
4. No se deben retirar bruscamente los objetos aprisionados entre los estratos, porque se forman
huecos que pueden provocar el deslizamiento o el desplome parcial del estrato superior. Siempre
que sea necesario, se debe apuntalar o recalzar el estrato, y después se pueden retirar con cuidado
los objetos.

FICHA 3. MARQUESINA.

Símbolo. Figura 6.

Descripción.

Hueco libre entre escombros, comprendidos entre un plano inclinado, un paramento vertical y el
suelo. Estos espacios no han sido ocupados por los escombros, y son importantes, por tres
motivos:
- Pueden contener víctimas con posibilidades de supervivencia.
- Son lugares adecuados para escuchar los sonidos producidos por posibles víctimas.
- Son lugares adecuados para depositar escombros procedentes de la exploración de otra
zona.
Nota: Una variedad de la marquesina es el derrumbamiento en “V”, que forma una marquesina
doble. Se produce cuando un forjado o una cubierta cede por su parte central.

Medidas a tomar.

1. Deben explorarse todos los rincones de la marquesina en busca de víctimas.


2. Durante la exploración de la marquesina no deben moverse los escombros, porque existe
riesgo de derrumbamiento. Si es preciso moverlos, es preciso apuntalar antes el plano inclinado.
3. No se deben romper los muros porque la marquesina podría derrumbarse.

FICHA 4. RECINTO LLENO.

Símbolo. Figura 7.

Descripción.

Puede definirse como un recinto lleno de escombros. Se trata del derrumbamiento de un forjado o
de un techo situado debajo, generalmente un sótano o una planta baja, que queda parcialmente
lleno de escombros.

Medidas a tomar.

1. Hay que localizar por escucha la situación de las víctimas.


2. Para efectuar el salvamento hay que descombrar desde arriba.
3. No se deben hacer galerías ni taladrar los muros circundantes.
4. Las operaciones deben hacerse con rapidez, ya que las víctimas corren peligro de asfixia.
FICHA 5. RECINTO INUNDADO.

Símbolo. Figura 8.

Descripción.

Puede describirse como un recinto lleno de barro y agua. Se trata de un local bajo el nivel del
suelo, generalmente un sótano o un refugio, en el que se acumulan los escombros del
derrumbamiento y el agua procedente de tuberías dañadas o de la extinción. El riesgo de asfixia
es muy elevado y las víctimas tiene pocas posibilidades de supervivencia.

Nota: En el caso de un incendio prolongado, los morteros desprenden cales, que el agua
transforma en pasta. Los escombros adquieren una gran consistencia y el descombro ha de
hacerse con herramientas.

Medidas a tomar.

1. El descombro debe efectuarse de arriba hacia abajo, con precaución y utilizando herramientas
manuales, como palas o piquetas.
2. No deben practicarse taladros en los muros.
3. Si es necesario, deben apuntalarse los muros.
4. Las operaciones deben hacerse con rapidez. La posibilidad de rescatar víctimas con vida es
tanto más aleatoria cuanto más profundo sea el recinto.

FICHA 6. RECINTO ESTRATIFICADO.


Símbolo. Figura 9.

Descripción.

Puede definirse como un recinto lleno de escombros estratificados y comprimidos. Los


escombros se acumulan comprimidos en el sótano o planta baja, cuyos muros permanecen de pie.
Cuanto más inclinada sea la posición de los estratos, más posibilidades hay de que los objetos
resistentes del contenido formen espacios huecos entre los escombros. Las víctimas se
encontrarán entre los estratos. Algunas pueden haber sobrevivido en las oquedades.

Medidas a tomar.

1. El descombro ha de hacerse de arriba hacia abajo. Si es necesario, deben practicarse taladros


perpendiculares a los forjados.
2. No deben practicarse taladros en los muros.
3. Se es necesario, deben apuntalarse los muros.
4. No se deben retirar bruscamente los objetos aprisionados entre estratos, porque se forman
huecos que pueden provocar el desplazamiento o el desplome parcial del estrato superior.
Siempre que sea necesario, se debe apuntalar o calzar el estrato y después se pueden retirar con
cuidado los objetos.

FICHA 7. RECINTO BLOQUEADO.

Símbolo. Figura 10.

Descripción.

Se define como un recinto bloqueado por los escombros. Se produce cuando un sótano, un
refugio o, menos frecuentemente, una planta baja, queda cubierto por los escombros, que
bloquean sus salidas. Los ocupantes corren riesgo de asfixia, por falta de oxígeno o escape de
gas, o ahogamiento por inundación por agua.

Medidas a tomar.

1. Hay que cerrar, en todos los casos, las tuberías de agua y gas.
2. Puede ser necesario realizar un taladro para introducir aire o alimentos.
3. Hay que practicar una abertura de rescate en el muro del recinto. Si el muro es de hormigón,
puede ser necesario dinamitarlo o utilizar una lanza térmica.
4. Puede ser necesario practicar una galería de acceso al muro a través de los escombros
circundantes.

FICHA 8. LOCAL REVENTADO.

Símbolo. Figura 11.

Descripción.
Se trata de un recinto o un edificio que ha sufrido los efectos de una explosión, y conserva su
forma inicial en mayor o menor medida, pero su solidez es dudosa. Las explosiones suelen
afectar a varias plantas y generalmente dañan la estructura del edificio.
Los ocupantes tienen posibilidades de sobrevivir. Las víctimas suelen encontrarse bajo una ligera
capa de cascotes o entre muebles.

Medidas a tomar.

1. Hay que penetrar en el edificio con precaución. Los elementos portantes, aunque
aparentemente estén intactos, podrían estar dañados.
2. Puede ser necesario apuntalar.
3. Muchas veces es necesario utilizar escalas para acceder a las distintas plantas.

FICHA 9. NIDO DE GOLONDRINA.

Símbolo. Figura 12.

Descripción.

Se trata de un local o edificio que ha sufrido una explosión y cuyo suelo o pisos han resistido,
pero los cerramientos perpendiculares a la dirección de la onda expansiva y el techo han sido
destruidos. El edificio presenta una gran inestabilidad y el peligro de hundimiento es muy grande.
Los ocupantes generalmente han perdido la vida o están heridos.

Medidas a tomar.

1. El acceso es una operación difícil y peligrosa.


2. Hay que recurrir a equipos de salvamento en altura, tales como escalas, cuerdas y otros medios.
3. El acceso a una planta puede hacerse, excepcionalmente, practicando un taladro en una caja de
escalera contigua.

FICHA 10. ESCOMBROS EN EL EXTERIOR. TIPO A: ADOSADOS.

Símbolo. Figura 13.

Descripción.

Se trata de un cúmulo de escombros procedente del edificio dañado y que se precipita fuera de
él. Generalmente se forma un montón compacto y continuo, al pie del edificio y a lo largo de su
fachada. Si el muro de la fachada permanece en pie, el montón de escombros queda adosado a
ella. El montón suele alcanzar al menos la altura del primer piso. Si el edificio está situado a la
orilla de un río o canal, los escombros pueden quedar bajo el agua. En cualquier parte de los
escombros puede haber víctimas. Puede tratarse de ocupantes que hayan sido arrastrados fuera
del edificio o de transeúntes que hayan sido sorprendidos al pie del edificio por el
derrumbamiento.

Medidas a tomar.
1. El descombro debe efectuarse de arriba hacia abajo, explorando cuidadosamente en todas
direcciones.
2. Deben utilizarse escuchas y perros de salvamento.
3. Hay que tener cuidado con el peligro de derrumbamiento de la fachada y los muros laterales.
FICHA 11. ESCOMBROS EN EL EXTERIOR. TIPO B: DISPERSOS.

Símbolo. Figura 14.

Descripción.

Se trata de cúmulos de escombros proyectados fuera de un edificio o correspondientes a objetos


destruidos en el exterior (árboles, vehículos, pavimentos). Estos escombros quedan dispersos
sobre la vía pública y suelen dificultar la circulación y el acceso de los equipos de socorro.
Debajo de los escombros puede haber víctimas, ya se trate de ocupantes proyectados fuera del
edificio o de transeúntes sorprendidos por el siniestro.

Medidas a tomar.

1. El descombro debe efectuarse de arriba hacia abajo.


2. Deben buscarse indicios de presencia humana, tales como ropas, maletas y vehículos.

FICHA 12. CONO DE ESCOMBROS.

Símbolo. Figura 15.

Descripción.

Se trata de un monte de escombros de forma cónica, correspondiente al derrumbamiento total de


un edificio. El cono de escombros suele contener varios de los tipos de derrumbamiento ya
descritos y, en especial, recintos llenos, inundados o bloqueados. Puede haber víctimas en
cualquier lugar del cono.

Medidas a tomar.

1. La localización de las víctimas y su salvamento se efectúan generalmente desde arriba. En la


localización se emplean los medios usuales: escuchas y perros.
2. Si el edificio tenía sótanos o refugios, hay que descombrar las entradas y salidas de
emergencia.
3. A veces la búsqueda y el salvamento pueden realizarse desde los sótanos vecinos, practicando
aberturas o galerías.
4. Un buen conocimiento del lugar y, en su caso, un plano, puede facilitar la búsqueda y el
salvamento de las víctimas.
5. El descombro debe efectuarse de arriba hacia abajo y debe evitarse todo movimiento de la
masa de escombros. En particular, deben evitarse vibraciones debidas a un exceso de mano de
obra o al empleo de herramientas mecánicas. No deben tirarse elementos grandes que puedan
desmoronar el cono, y debe evitarse que las masas de escombros se deslicen sobre las personas
enterradas.

3. FASE DE BÚSQUEDA Y SALVAMENTO.


Las operaciones de salvamento en hundimientos son difíciles, largas y peligrosas. A esto se une
una sobrecarga psicológica notable para los intervinientes, porque la mayoría de los
hundimientos dan la impresión de que los ocupantes tienen pocas posibilidades de sobrevivir.

Al producirse un hundimiento, el Servicio de Bomberos debe actuar inmediatamente, y debe


hacerlo con precisión, seguridad y rapidez, para salvar el mayor número posible de víctimas.

Aunque no se pueden establecer unos procedimientos de actuación válidos para todos los casos,
hay un principio fundamental: Rescatar el mayor número posible de personas vivas con el
menor riesgo posible para los salvadores.

Las operaciones de salvamento deben desarrollarse según un plan ordenado, cuyas fases son las
siguientes:
1. Reconocimiento.
2. Rescate inmediato de heridos en superficie y heridos accesibles.
3. Localización de víctimas ocultas.
4. Retirada selectiva de escombros.
5. Apertura de huecos y apuntalamientos.
6. Atención a las víctimas.
7. Retirada total de escombros.

1. Reconocimiento.

Se procederá a un reconocimiento general de la zona afectada, que deberá comprender los


siguientes aspectos:
- Evaluación del número de personas atrapadas y de su probable ubicación, tanto en el
interior de la parte del edificio que queda en pie como entre los escombros.
- Estabilidad de las estructuras propias y de las construcciones adyacentes que
permanezcan en pie, y riesgo de nuevos hundimientos.
- Localización de las acometidas de suministro de gas, electricidad y agua para proceder
a su corte.

Este reconocimiento debe hacerse de forma coordinada con otros servicios que participen en el
salvamento.

Es muy importante “escuchar” el edificio, ya que los crujidos y otros ruidos pueden avisar de un
peligro inminente de derrumbamiento, y “leer” en las grietas de los suelos y de los paramentos
verticales para identificar las áreas dañadas y tomar las medidas oportunas.

El jefe de salvamento debe en esta fase dominar el caos y establecer un sistema de actuación
ordenado, que comprende la coordinación entre todos los servicios intervinientes y la dirección
de los civiles que colaboren en el salvamento.

2. Rescate inmediato de heridos de superficie y heridos accesibles.

Simultáneamente con el reconocimiento inicial, o inmediatamente después de él, debe procederse


al rescate de los heridos de superficie, es decir, aquellas personas que se encuentren sobre los
escombros o estén parcialmente enterradas.
También debe procederse al rescate de los heridos localizados y accesibles, es decir, los
supervivientes que se puedan ver u oír, o cuya localización exacta se conozca, y a los que se
pueda acceder inmediatamente. Lo ideal es que el rescate de estas personas sea simultáneo con el
de los heridos en superficie.

A continuación deben explorarse, en busca de víctimas, todas las zonas accesibles en las que
exista una posibilidad de supervivencia, tales como huecos debajo de escaleras, sótanos, bodegas,
habitaciones todavía en pie, y oquedades producidas por muebles pesados, maquinaria o
elementos estructurales.

Las víctimas deben rescatarse según un orden de prioridad, que debe venir determinado por su
estado físico, su localización, el efecto de su rescate en la estabilidad de los escombros y el
tiempo necesario para su salvamento.

3. Localización de víctimas ocultas.

El sistema más elemental de localización de víctimas ocultas es el de “llamada y escucha”. El


procedimiento es el siguiente:
1. El jefe de la operación ordena la inmovilidad total y el absoluto silencio de los equipos de
rescate. De esta manera, los Bomberos podrán escuchar los sonidos producidos por las víctimas
entre los escombros, aunque se trate de sonidos leves.
2. A continuación, cada uno de los miembros del equipo, desde su posición y siguiendo un turno
preestablecido, hace una llamada, que generalmente consiste en un ruido generado al golpear un
objeto metálico. Los demás miembros escuchan, tratando de percibir cualquier sonido de
respuesta y de determinar su posición.
3. La operación se realiza a intervalos, dejando transcurrir un corto espacio de tiempo entre las
llamadas, para poder efectuar las escuchas.
4. Cuando se capte algún sonido, la localización debe hacerse al menos desde dos ángulos
diferentes para reducir el margen de error.
5. Una vez recibida una respuesta debe mantenerse la comunicación con la víctima de forma
ininterrumpida. Esto animará a la víctima y le ayudará a resistir el dolor y permitirá a los
Bomberos trabajar en la dirección adecuada.

Otros medios especiales de búsqueda son los perros adiestrados, los aparatos de escucha, las
videocámaras de fibra óptica y las cámaras de rayos infrarrojos.

Si el sistema de búsqueda empleado no tiene éxito, el jefe del salvamento deberá determinar la
localización más probable de las víctimas. Para ello debe emplear toda la información disponible
como: conclusiones derivadas del reconocimiento del edificio, planos del edificio, información
de víctimas ya rescatadas o testigos presenciales.

4. Retirada selectiva de escombros.

Para llegar a las víctimas ocultas será necesario proceder a una retirada de escombros selectiva,
que permita llegar a cada una de ellas con la máxima seguridad para la propia víctima, para el
equipo de rescate y para el conjunto de la operación.

La retirada de escombros debe efectuarse siempre desde arriba hacia abajo. El método más
adecuado es retirar los escombros a mano o con palas, y depositarlos en contenedores (espuertas),
que sean trasladados fuera del lugar del derrumbamiento por medio de una cadena humana. A
veces es posible utilizar cintas transportadoras para este fin.

La retirada de los escombros debe hacerse de forma que no se produzcan desplazamientos ni


desplomes. Puede ser necesario apuntalar o recalzar unos escombros para poder retirar otros.

5. Apertura de huecos y apuntalamientos.

En algunos casos, para poder llegar a las víctimas, es necesario abrir hueco a través de las paredes
y pisos. En estos casos hay que elegir aquellas zonas de los elementos en las que la perforación
puede hacerse con la máxima rapidez y la máxima seguridad para las víctimas y sus salvadores.

La perforación se comienza con un pequeño taladro de prueba que permita averiguar lo que hay
al otro lado, y si existe algún peligro. Si el lugar elegido es correcto, sé amplia el agujero hasta
abrir un hueco suficiente para realizar el salvamento.

En la perforación deben utilizarse las herramientas más adecuadas (zapapico, barra, sierra
circular, tronzadora, equipo de oxicorte martillo neumático, lanza térmica) al tipo de material que
haya que perforar (ladrillo, hormigón, madera, placa metálica). Al utilizar las herramientas, hay
que poner cuidado en que los golpes y vibraciones no produzcan el derrumbamiento de los
elementos constructivos que permanecen en pie, ni la desestabilización de los escombros.

Si las paredes y los pisos están muy debilitados, tanto las víctimas como los miembros del equipo
de salvamento corren el peligro de que se produzca un nuevo derrumbamiento durante el rescate.
Para evitar este riesgo hay que apuntalar las zonas dañadas.

6. Atención a las víctimas.

Una vez extraído el herido, debe recibir los primeros auxilios “in situ”. Después debe ser
trasladado en camilla fuera del lugar del derrumbamiento. Si el traslado se hace sobre escombros
peligrosos, la camilla pasará de mano en mano, de persona a persona. Para salvar desniveles y
espacio vacíos puede ser necesario utilizar escalas de mano o tablones.

7. Retirada total de escombros.

Cuando se hayan completado las fases anteriores, si todavía quedan personas bajo el
derrumbamiento, y no se sabe el lugar en que se encuentran, hay que proceder a la retirada total
de escombros.

Cuando se acomete esta fase lo más probable es que no queden víctimas con vida en el
derrumbamiento. Los trabajos pueden durar varios días. La recuperación de los cuerpos debe
hacerse por motivos humanitarios, higiénico-sanitarios y legal. La retirada de escombros puede
hacerse con grúas y maquinaria pesada.

4. PRECAUCIONES DURANTE LA BÚSQUEDA Y SALVAMENTO.

1. Los Bomberos deben trabajar en parejas y con descansos frecuentes.


2. El personal de salvamento debe estar dotado con el equipo adecuado: cascos, guantes, gafas y
máscara.
3. Debe saberse en todo momento donde se encuentra cada miembro del equipo de salvamento.
4. Si se está realizando simultáneamente más de una operación de salvamento, los distintos
equipos deben estar coordinados.
5. Es preciso amonestar a los intervinientes que muestren un exceso de celo.
6. En el lugar del derrumbamiento debe disponerse una iluminación adecuada y, siempre que sea
posible, desde un nivel superior.
7. Es preciso desalojar la zona a las personas ajenas a las operaciones de salvamento.
8. Deben controlarse los fuegos existentes en el lugar del derrumbamiento y los que puedan
producirse durante el salvamento, debido, por ejemplo, al empleo de sopletes de corte.
9. Debe evitarse la producción de vibraciones, y no debe moverse ningún objeto empujándolo,
levantándolo ni tirando de él con una fuerza excesiva, porque puede estar sirviendo de soporte a
otros objetos.
10. Cuando se trabaje cerca de una víctima el escombro debe ser retirado a mano, para evitarle
nuevas lesiones.
11. Hay que prevenir, vigilar y combatir los efectos psicológicos negativos que pueden sufrir los
Bomberos que participen en el rescate.
12. Los Bomberos deben estar constantemente atentos a cualquier señal que anuncie un nuevo
derrumbamiento, para abandonar la zona.
TEMA 41. SALVAMENTO EN ACCIDENTES DE VEHÍCULOS.

1. LOS ACCIDENTES DE VEHÍCULOS.

Los accidentes de vehículos son tan diversos como sus causas y sus efectos, y los Bomberos,
cuando acuden a este tipo de siniestros, han de enfrentarse con situaciones muy diferentes.

La mayoría de las intervenciones se hacen en accidentes de automóviles (turismos, furgonetas,


autobuses y camiones), pero también hay que tener en cuenta los accidentes de otros medios de
transporte, como los trenes y los aviones.

Clasificación básica de los tipos de accidentes.

1. Colisiones entre automóviles: choques frontales, laterales y alcances.


2. Colisiones de automóviles contra obstáculos fijos, tales como muros, árboles, pretiles de
puentes y vallas protectoras.
3. Vuelcos (sin salida o con salida de la calzada) y caídas (a terraplenes, barrancos, ríos, pantanos
y el mar).
4. Colisiones entre trenes y automóviles en un paso a nivel.
5. Accidentes ferroviarios: descarrilamientos, choques frontales y alcances.
6. Accidentes de aviación.

2. MÉTODO DE ACTUACIÓN: EL CICLO DE SALVAMENTO.

En los accidentes de automóviles es importante mantenerse tranquilos, pero actuar rápidamente.


Para que la intervención sea eficaz se requiere organización, una infraestructura adecuada y un
método de actuación. A continuación se describe un método difundido internacionalmente y
conocido como “ciclo de salvamento”. Este método se compone de 10 etapas, que son:
preparación, respuesta, reconocimiento, control, estabilización, acceso a las víctimas, cuidados de
emergencia, desencarcelación, extracción y terminación.

1. Preparación.

Un organismo competente debe establecer un plan para la actuación coordinada de la Policía, los
Bomberos y el Servicio de Asistencia Médica de Urgencia en los accidentes de automóviles. Este
plan debe definir las funciones y responsabilidades de cada servicio en caso de accidente y
establecer un mecanismo para su actuación coordinada. Lo habitual es que, en cada zona de
intervención, se forme un Comité de accidentes, integrado por los tres servicios.

En cuanto al Servicio de Bomberos, cada parque ha de disponer de los medios humanos y


materiales que sean necesarios para atender los accidentes en su zona de intervención. Esto
incluye personal adiestrado y una adecuada dotación de vehículos, equipos y herramientas. El
equipamiento comprende, entre otros, los siguientes elementos:
a) Vehículos: - autogrúa
- furgón de útiles varios
- autogrúa taller
- furgón de salvamento acuático.
b) Equipos y herramientas: - material de amarre y aseguramiento (cuerdas, tiros,
arneses)
- material de elevación y tracción (gatos, cojines
neumáticos, cables)
- material de corte, separación y desencarcelación (equipo
de oxicorte, radial, separador-cortador hidráulico, uña
hidráulica y motosierras)
- otros materiales (cizalla aislante, cuñas, ejiones, barras,
palanquetas).

El Parque estará preparado para efectuar el salvamento en un accidente cuando se cumplan las
condiciones siguientes:
1. El personal debe estar dispuesto y descansado.
2. Los vehículos deben estar revisados, equipados y listos para salir.
3. Todos los equipos y herramientas deben estar adecuadamente mantenidos y listos para su uso
inmediato.

2. Respuesta.

El servicio que recibe el aviso de accidente (Policía, Bomberos o Asistencia Médica) debe
comunicar el aviso al Comité de Accidentes de la zona, o al organismo equivalente. El Comité
recabará la información siguiente:
1. Datos del accidente: localización, tipo de accidente, vehículos implicados, número y estado de
las víctimas.
2. Condiciones del entorno: vías de acceso, condiciones meteorológicas, condiciones del tráfico,
aspectos peligrosos del accidente del entorno para el salvamento.

De acuerdo con los datos se enviarán al lugar del accidente los vehículos que sean necesarios.
3. Reconocimiento.

Al llegar al lugar del accidente debe efectuarse, en primer lugar, un reconocimiento para
confirmar las características del accidente y los medios necesarios para el salvamento.

El vehículo o vehículos enviados deben estacionarse, siempre que sea posible, fuera de la
calzada. Debe señalizarse el lugar del accidente a una distancia suficiente para advertir con
tiempo a los vehículos que se acerquen, tanto a los que vienen en la misma dirección como a los
que vienen en dirección contraria. Si el accidente se ha producido de noche hay que iluminar el
vehículo siniestrado con los medios de iluminación del vehículo de salvamento.

El reconocimiento debe comenzar por una inspección general del siniestro y del lugar en que se
ha producido. Debe confirmarse hasta donde sea posible el número de ocupantes del vehículo y el
número de víctimas atrapadas entre los restos o situadas bajo el vehículo. Deben identificarse
todos los riesgos presentes en el accidente, tales como derrame de combustible, productos
peligrosos, líneas eléctricas caídas, elementos constructivos dañados, deslizamientos de tierras,
etc. Efectuando el reconocimiento se solicitarán los medios necesarios si los medios presentes no
bastan.

En las colisiones de poca entidad, para rescatar a una víctima es suficiente una unidad de primera
intervención, cuya dotación tenga conocimientos de la estructura de los vehículos.

En colisiones importantes, para liberar a los ocupantes que se encuentran atrapados son
necesarios equipos especiales y personal entrenado en desencarcelación.

4. Control.

Debe procederse al control de todos los riesgos presentes en el accidente, tales como derrames de
combustible, productos peligrosos y líneas eléctricas caídas. En el lugar del accidente y en sus
inmediaciones no se permitirá la presencia de ninguna fuente de ignición (existe la tendencia a
utilizar mecheros y cerillas para iluminarse y encender cigarrillos).

Normalmente se desconecta la batería del vehículo para evitar el riesgo de incendio. Los
vehículos modernos están dotados con cierre eléctrico de puertas y ventanillas que no se pueden
abrir con el circuito eléctrico desconectado. Por tanto no se debe desconectar la batería hasta que
no esté asegurada la apertura de las puertas.

Para prevenir las consecuencias de algún incendio que se produzca se dispondrá de algún medio
de extinción preparado (tendido de mangueras, extintores,...).

5. Estabilización.

Debe inmovilizarse el vehículo, así como todos los elementos involucrados en el accidente que
puedan sufrir un desplazamiento. El vehículo debe inmovilizarse utilizando calzos, eslingas y el
freno de mano. Nadie debe meterse debajo del vehículo hasta que esté completamente
inmovilizado. Si el motor continúa funcionando debe apagarse girando la llave de contacto o
desembornando con cuidado el circuito eléctrico.

6. Acceso a las víctimas.

Consiste en abrir camino hasta cada víctima y establecer contacto con ella para prestarle apoyo
psicológico y comprobar su estado físico y su grado de atrapamiento. El acceso debe efectuarse
en el menor tiempo posible. No se debe perder tiempo intentando accesos lentos y complicados.

El acceso más sencillo es el contacto con la víctima a través de una puerta abierta o a través de
una puerta cerrada que no esté bloqueada. Si la puerta elegida está bloqueada hay que intentar
abrir las demás. A veces, una puerta bloqueada puede abrirse operando las manecillas exterior e
interior al mismo tiempo. Si no se pueden desbloquear las puertas hay que hacer saltar las
cerraduras. Si no se consiguen abrir las puertas hay que quitar o romper el cristal trasero, o
romper una ventanilla alejada de la víctima. La abertura se utilizará para penetrar en el vehículo e
intentar forzar la puerta.

En todos los accidentes es imperiosamente necesario atender psicológicamente a las víctimas.


Éstas suelen presentar un cuadro psicológico agónico, caracterizado por sensaciones tales como
ansiedad, enfado, pena, remordimiento y aturdimiento. El Bombero debe proporcionar a la
víctima el mayor apoyo psicológico que sea posible. Es conveniente que siga las siguientes
instrucciones:
1. Establezca y mantenga un contacto visual con la víctima.
2. Háblele con calma, controlando el tono de voz y con firmeza.
3. Tranquilice a la víctima. Utilice frases como “estamos aquí para ayudarle”. Explíquele lo que
se está haciendo para rescatarla, a fin de reducir su ansiedad.
4. Si su situación es positiva, hágaselo saber a la víctima.
5. No haga falsas afirmaciones ni falsas promesas pero tampoco destruya la esperanza.
6. No le diga a la víctima “todo está bien”, porque para ella es obvio que no lo está.
7. No le diga a la víctima “podría estar peor”, porque ella siente que no puede estar peor.
7. Cuidados de emergencia.

Sólo en el caso de que haya un peligro inminente de incendio o explosión debe procederse al
rescate inmediato de las víctimas. En caso contrario, éstas deben recibir los primeros auxilios “in
situ”, antes de proceder a su desencarcelación y extracción. Los cuidados de emergencia
comprenden el tratamiento urgente de las lesiones evidentes y la inmovilización de la víctima.

Los cuidados de emergencia deben prestarse en primer lugar a las víctimas más graves y no a las
víctimas más accesibles.

8. Desencarcelación.

Si la víctima está atrapada hay que proceder a su desencarcelación, lo que puede requerir su
inmovilización previa. La desencarcelación puede consistir en varias operaciones distintas:
1. Desplazamiento de los asientos y de la columna de dirección.
2. Corte y separación de la chapa.
3. Elevación del vehículo.
4. Apertura de un vehículo caído al agua.
5. Apertura de un vehículo caído a un terraplén.

Nota: en la mayoría de los casos, el rescate de una víctima se puede realizar desplazando
simplemente unos centímetros ciertas partes del vehículo.

En muchos casos, las víctimas están empotradas bajo el salpicadero o sobre el volante debido al
desplazamiento del asiento y de la propia víctima ante el impacto. Los asientos de los vehículos
actuales tienen tres regulaciones: posición longitudinal, altura e inclinación del respaldo. Los
mandos de regulación suelen estar bajo la parte delantera y a ambos lados del asiento. La
columna de la dirección, si es ajustable, puede desplazarse radialmente un cierto ángulo, en un
movimiento vertical. En estos casos, es suficiente operar el mecanismo de ajustes de los asientos
y, si es necesario, el de la dirección, para moverlos y liberar a la víctima.

Si hubiese necesidad de cortar o separar la carrocería hay que utilizar el equipo apropiado:
soplete oxiacetilénico, máquina radial, separador-cortador hidráulico, uña hidráulica y
motosierras. Si hay fugas de combustible no puede emplearse medios con fuentes de ignición
tales como llama o que chispas eléctricas. Si no se dispone en el accidente de un vehículo
adecuadamente equipado, se intentará la separación de las chapas con elementos tales como
barras y palanquetas.

Un medio muy eficaz, pero muy peligroso para las víctimas, es amarrar un extremo del vehículo
(proa o popa) a un elemento fijo (árbol, pilar o pilote), y el extremo opuesto al vehículo de
salvamento utilizando eslingas. El vehículo de salvamento efectuará una tracción lenta hasta
conseguir la separación necesaria. Este procedimiento sólo debe emplearse cuando las víctimas
no estén con vida.

Un trabajo relativamente sencillo y muy eficaz en muchos casos es el desguace del techo, para lo
que hay que cortar los perfiles de las ventanas.
Si el vehículo ha de ser elevado ha de utilizarse el equipo adecuado: autogrúa, gatos y cojines
neumáticos. La grúa debe situarse lo más cerca posible del vehículo siniestrado, porque cuanto
más vertical sea la posición de la pluma, más peso podrá levantar y más segura será la maniobra.
Los apoyos de la grúa deben situarse sobre puntos sólidos del terreno. Si es necesario se ampliará
la superficie de apoyo con tablones. Los cables y las eslingas deben fijarse a los puntos más
sólidos del vehículo, tales como el chasis, los ejes o el ojal del remolque. Los cables deben
protegerse del roce contra aristas y perfiles vivos. Hay que tener en cuenta la resistencia del cable
y el peso del vehículo, de modo que la elevación se efectúe con un coeficiente de seguridad
adecuado. A este respecto, hay que considerar el tipo de aparejo (polea simple o doble) porque
determina el esfuerzo que debe soportar el cable de la grúa y el tipo de amarre (lineal o en pata de
gallo) porque determina el esfuerzo que debe soportar las eslingas de amarre. Se recomienda que
el ángulo de la pata de gallo no supere los 30 o 40º.

Si se trata de un vehículo que ha caído al agua debe acudir un furgón de salvamento acuático. Si
el vehículo ha caído con las ventanillas cerradas, la presión del agua dificultará la apertura de las
puertas. El método más rápido para acceder al interior del vehículo es romper el cristal trasero. Si
el interior del vehículo ha sido invadido por el agua, lo normal es que puedan abrirse las puertas,
a menos que estén bloqueadas debido a los daños sufridos en el accidente.

Si se trata de un vehículo caído a un terraplén, después de efectuar el rescate de las víctimas será
necesario utilizar un coche grúa para izarlo o desplazarlo a la vía de circulación más accesible,
que normalmente es la misma de la que salió.

9. Extracción.

Una vez liberadas las víctimas, debe procederse a su extracción del vehículo. Deben salir, en
primer lugar las víctimas que puedan moverse por sí mismas. Esto habilita un mayor espacio de
maniobra para extraer a las restantes. Los heridos deben recibir atención médica inmediata. Debe
procederse a su adecuada inmovilización y envoltura para evitar lesiones más graves y han de ser
evacuados lo más rápidamente posible a un hospital.

10. Terminación.

Concluido el salvamento las dotaciones recogerán los equipos y materiales utilizados


debidamente ordenados a sus vehículos y regresarán a sus Parques. Una vez en el Parque
analizarán la actuación y redactarán el informe correspondiente. Si es preciso, se revisarán y
pondrán a punto los vehículos y el material utilizado. De esta manera se vuelve a la etapa de
preparación y se cierra el “ciclo de salvamento”. Las dotaciones están listas para intervenir en
otro accidente.
TEMA 42. SALVAMENTO EN ACCIDENTES DE ASCENSORES.

1. GENERALIDADES DE ASCENSORES.

Los ascensores constan básicamente de los siguientes elementos:


1. Caja de ascensor.
2. Cuarto de máquinas y de poleas.
3. Cabina.
4. Puertas de acceso.

1. Caja de ascensor.

Es el recinto vertical en el que se aloja y por el que se desliza la cabina. Las normas de
construcción determinan las características que deben tener las cajas de ascensor en cuanto a
resistencia a esfuerzos horizontales, deformación elástica y resistencia al fuego. Generalmente se
construyen de fábrica de ladrillo.

La caja debe constituir un recinto cerrado que sólo debe disponer de las aberturas siguientes:
1. Puertas de acceso en cada planta.
2. Huecos de acceso y de paso de cables a los cuartos de máquinas y de poleas.
3. Huecos de ventilación.

Si la distancia vertical entre los umbrales de las puertas de dos accesos consecutivos es superior a
10 m hay que disponer una abertura de socorro y evacuación a un nivel intermedio. Todos los
elementos de cierre de las aberturas que se practiquen en la caja deben ser de imposible apertura
hacia el interior de ella.

2. Cuartos de máquinas y poleas.

El cuarto de máquinas aloja los elementos motrices y el cuarto de poleas aloja los instrumentos
de transmisión. Según la localización del motor serán necesarios dos cuartos, o será suficiente
sólo un cuarto. Si el motor está situado en la parte inferior de la caja del ascensor, es necesario un
cuarto de poleas en la parte superior. El sistema de poleas transmite el movimiento del motor a la
parte superior de la caja. Si el motor está situado en la parte superior de la caja no es necesario el
cuarto de poleas, porque la transmisión se realiza directamente desde el motor.

En el cuarto de máquinas suele encontrarse el cuadro de control y mando de toda la instalación


eléctrica del ascensor.

3. Cabina o camarín.

Es el habitáculo destinado al transporte de los usuarios. Debe ser de construcción metálica y sus
dimensiones dependen de su capacidad de carga. En la caja van instaladas unas guías metálicas
verticales para la sujeción y deslizamiento de la cabina.

Hay dos tipos de funcionamiento del ascensor, de acuerdo con la posición de los cables de
suspensión. Si el sistema es de adherencia, de uno de los extremos de los cables de suspensión
cuelga la cabina y del otro un contrapeso. Si el sistema es de enrollamiento, no es necesario el
contrapeso.
La cabina dispone de frenos de seguridad. Se trata de unos frenos de mordaza, firmemente
anclados en su estructura. Si por cualquier circunstancia, la velocidad de bajada supera la
establecida (por rotura de los cables de suspensión, por sobrecarga de peso o por salida del cable
de la garganta de la polea) los frenos se anclan en las guías de deslizamiento y detienen la cabina.

4. Puertas de acceso.

Deben ser metálicas y de alma llena. Pueden ser de apertura automática o de apertura manual
desde el exterior. En este último caso, deben disponer de mirillas para que el usuario pueda
comprobar que la cabina está situada en la planta de que se trate.

La cabina y las puertas deben disponer de dos sistemas de bloqueo. Uno de ellos, mecánico, sólo
debe permitir la apertura de la puerta cuando el ascensor se encuentre parado en la planta de que
se trate. El otro sistema, eléctrico, debe interrumpir el paso de la corriente y anular el movimiento
de la cabina si la puerta de acceso está abierta.

2. ACCIDENTES DE ASCENSORES.

2.1. Tipos de accidentes.

Los accidentes más habituales son los siguientes:


1. Personas bloqueadas en la cabina, que se ha detenido entre dos plantas. Figura 1.
2. Persona aprisionada entre la cabina y la caja del ascensor. Figura 2.
3. Persona aprisionada por un objeto contra el techo del camarín. Figura 3.
4. Persona atrapada bajo la cabina. Figura 4.
5. Persona caída en la caja del ascensor. Figura 5.

El primer caso puede constituir un percance simplemente molesto o una situación


extremadamente peligrosa, según sean las condiciones de los ocupantes (dolencias, estado de
ansiedad), de la cabina (peligro de desprendimiento) y del edificio (incendio, explosión y
derrumbamiento).

Los cuatro últimos tipos de accidente pueden ser mortales y requieren una acción muy rápida,
acertada y segura por parte del equipo de salvamento. Cualquier maniobra errónea puede agravar
peligrosamente una situación de por sí muy delicada.

En esto radica la principal dificultad de este tipo de salvamento. El jefe del equipo puede verse
enfrentado a muy serias dudas de cuál es la acción correcta, ya que este tipo de intervención es
poco frecuente y no se dispone de experiencia suficiente.

Las víctimas atrapadas generalmente están en posturas muy penosas y a menudo tratan de
moverse, haciendo movimientos contraproducentes. Su excitación emocional puede contagiarse
al equipo de salvamento y precipitar sus acciones.

2.2. Causas de los accidentes.

Las causas de los accidentes de ascensores son muy variadas y dependen del tipo de ascensor y de
su estado de conservación.
En los ascensores hidráulicos e hidrodinámicos las causas más frecuentes son las siguientes:
1. Rotura del cilindro hidráulico.
2. Rotura del cilindro compensador.
3. Rotura de una junta.
4. Rotura de una tubería.
5. Reventón de un pistón.
6. Entrada de aire en un pistón.
7. Aumento de la presión de un fluido.

En los ascensores eléctricos, las causas más frecuentes son:


1. Rotura o destrenzado de los cables de suspensión.
2. Mal funcionamiento de los frenos de emergencia.
3. Uso inadecuado por parte de los usuarios, como sobrecarga o apertura de la puerta de la cabina
en marcha.
4. Caída de obreros que estén trabajando en la caja.

Todos estos accidentes se pueden evitar si se cumplen las normas elementales de buen uso y
funcionamiento.

3. MÉTODOS DE SALVAMENTO.

El método más adecuado de salvamento depende del tipo de accidente y de la situación de las
víctimas. Por tanto, no es posible establecer un método de salvamento general para todos los
casos. Con todo, a continuación se exponen algunos principios generales de actuación y la
resolución de algunas situaciones concretas.
3.1. Principios generales.

1. Si es posible, hay que ponerse en contacto con la persona encargada de la vigilancia del
ascensor: portero, conserje o jefe de mantenimiento.
2. Hay que comprobar que están cerradas todas las puertas de acceso en cada planta y, si es
posible, se debe situar en cada puerta a un Bombero, para evitar que alguien las abra.
3. Según la situación, se podrá desplazar inmediatamente la cabina, o será necesario
inmovilizarla previamente como medida de seguridad.
4. Si la maniobra adecuada es el desplazamiento de la cabina a velocidad normal (ascenso o
descenso hasta una planta), debe intentarse el accionamiento normal de los mandos: algunas
veces el ascensor funciona correctamente y, en medio de la confusión general, nadie se ha dado
cuenta.
5. Si el ascensor no funciona, o la maniobra requiere un desplazamiento lento de la cabina, deben
accionarse los elementos adecuados en el cuarto de máquinas o de poleas.
- Si el ascensor es hidráulico hay que accionar el mando correspondiente.
- Si el ascensor es eléctrico hay que mover a mano el volante.
6. Si la cabina no puede ser desplazada por medio de los procedimientos descritos, pueden
emplearse aparatos tales como gatos o trácteles, que se instalarán en la caja del ascensor, encima
o debajo de la cabina, según convenga a la maniobra y según sea el elemento utilizado.
7. La penetración en la cabina y la evacuación de sus ocupantes puede hacerse por la “boca de
hombre” situada en su techo. En este caso, puede ser necesario utilizar escalas o cuerdas para
llegar a la cabina y para salir después de la caja.
8. El jefe del equipo debe hacer que se comunique la ocurrencia del accidente al fabricante-
instalador del ascensor. Si no hay personas en peligro, esto puede hacerse al comienzo de la
operación.
3.2. Situaciones concretas.

A continuación se expone la resolución de algunas situaciones concretas, en forma de preguntas


y respuestas:

1. Si se ha cortado la corriente eléctrica del edificio, ¿se pueden abrir las puertas de acceso a
planta?
No, porque el sistema mecánico de bloqueo impide el deslizamiento del resbalón de las
cerraduras, cuando la cabina no se encuentra enrasada con el nivel de la planta. En este caso, para
abrir las puertas es necesario actuar sobre el bloqueo mecánico.

2. ¿Qué debe hacerse cuando una cabina queda detenida entre dos plantas?
- Tranquilizar a las personas.
- Tratar de desplazar la cabina, haciéndola subir o bajar hasta la planta más adecuada.
- Si esto resulta imposible, se inmovilizará la cabina. Después se evacuará a los ocupantes a
través de la boca de hombre del techo de la cabina.

3. ¿Qué hacer si la cabina se encuentra acuñada contra las guías por los frenos de emergencia?
No es posible hacer descender la cabina, porque al soltar cable los frenos de mordaza la acuñarán
más. Por el contrario, habrá que elevarla, hasta poder rescatar a los ocupantes.

4. ¿Qué debe hacerse si hay una víctima atrapada entre la cabina y la caja?
Depende de la situación de la víctima. Puede ser necesaria desencarcelarla “in situ” sin mover la
cabina, que deberá ser inmovilizada como medida de seguridad. Por el contrario, puede ser
necesario desplazar la cabina, elevándola o bajándola. El sentido del desplazamiento será el
adecuado para la liberación de la víctima.

5. ¿Qué debe hacerse si hay una víctima atrapada dentro de la cabina por un objeto que la
aprisiona contra el techo?
- Tratar de elevar la cabina.
- Cortar, con un equipo hidráulico el objeto que aprisiona a la víctima. Puede ser necesario
asegurar la cabina para evitar su descenso.

6. ¿Cómo inmovilizar la cabina cuando existe peligro de desprendimiento o cuando su descenso


puede aplastar a una víctima atrapada?
- Apear la cabina desde abajo.
- Colgar la cabina mediante cuerdas y cables de un elemento lo suficientemente resistente.

7. ¿Cómo se puede desplazar la cabina? ¿Cómo se puede hacer lentamente?


Accionando los elementos adecuados de la maquinaria. En el caso de los ascensores eléctricos,
habrá que mover manualmente el volante de maniobra. Esto permite, además, un desplazamiento
lento de la cabina. Si el sentido de desplazamiento de la cabina es indiferente hay que recordar
que una cabina con carga facilita el descenso y que una cabina vacía es más fácil de elevar.

8. ¿Cómo averiguar el emplazamiento de la máquina?


La disposición de los cables de suspensión indica el emplazamiento del motor.
9. ¿Qué hacer si no existe volante de maniobra?
Se hará girar el eje del motor en el sentido que sea preciso, aplicando a su extremo libre una llave
adecuada (inglesa, cuadradillo,...).
10 ¿Se puede hacer girar el volante inmediatamente?
No. El volante estará bloqueado por los trinquetes del freno. Hay que desbloquearlo, levantando
los resortes con una herramienta adecuada.

11. ¿Hay que tomar alguna medida de seguridad antes de liberar el volante?
El volante, una vez libre del freno, puede comenzar a girar a gran velocidad. Es preciso disponer
de un bloqueo de seguridad. Si el volante tiene radios se puede introducir entre ellos una barra
metálica.

12. ¿Qué se debe hacer si al girar el volante patina el cable de suspensión?


Introducir un trapo entre el cable y la garganta del volante para aumentar la adherencia.
TEMA 43. SANEAMIENTO Y CONSOLIDACIÓN DE CONSTRUCCIONES.
APUNTALAMIENTOS. APEOS.

1. SANEAMIENTO Y CONSOLIDACIÓN DE CONSTRUCCIONES.

Los edificios presentan problemas constructivos de diferente importancia, suponiendo desde una
simple anomalía, hasta peligro de derrumbamiento.

Pueden deberse al deterioro producido por el paso del tiempo, sobre todo en edificios antiguos,
pero con frecuencia se deben a otras causas como son:
- Defectos de apoyo.
- Empleo de materiales de baja calidad.
- Técnicas de construcción inadecuadas.
- Mal uso y conservación.
- Reformas inadecuadas.
- Sobrecargas.
- Vibraciones por emplazamiento de maquinaria.
- Rotura de redes de agua y saneamiento.

Las tareas de bomberos en un edificio dañado, conllevan tres tareas consecutivas:


- El reconocimiento de los signos externos de las lesiones.
- El diagnóstico de la gravedad de las mismas.
- La puesta en práctica de medidas correctoras provisionales de emergencia que sean
precisas.

Nuestra intervención en un edificio dañado es doble:


- Salvaguardar la vida de las personas de dentro y fuera.
- Prevenir daños materiales en el edificio y colindantes.

Esta intervención requiere tener unos conocimientos en la rama de la construcción adecuados, de


tal forma que a la hora de un reconocimiento se conozca la causa y nos permita valorar la
importancia para tomar las medidas oportunas.

2. MANIFESTACIÓN DE LESIONES.

2.1. Fisuras y grietas.

Son la manifestación más frecuente en las lesiones en un edificio. Las fisuras son
resquebrajaduras que tienen una amplitud inferior a 1 mm y no suelen tener importancia. Las
grietas tienen una amplitud superior a 1 mm y casi siempre son importantes. Constituyen la
principal manifestación de las lesiones.

La forma y posición de las grietas son muy importante porque revelan la gravedad de la lesión.
Las grietas se pueden producir en elementos estructurales verticales (pilares y muros de carga) y
horizontales (jácenas, vigas y viguetas):
- Si la dirección de las grietas es paralela a la del elemento estructural, no tienen en
principio importancia.
- Si la dirección de las grietas es perpendicular u oblicua a la del elemento estructural,
deben preocuparnos independientemente de su ubicación en el elemento.
2.1. Pandeos y abombamientos.

Los pandeos y abombamientos son causados por sobrecargas en elementos estructurales


verticales:
- Pandeos: pilares.
- Abombamientos: muros de carga.

Los abombamientos y deflexiones son causados por sobrecargas verticales sobre elementos
estructurales horizontales:
- Abombamientos: forjados.
- Deflexiones: vigas y viguetas.

El abombamiento en forjados y la deflexión en las vigas, pueden provocar pandeos en pilares y


abombamiento en muros.

La flecha o desplome máximo admisible en pandeos, deflexiones, abombamientos y desplomes


es:
- En elementos verticales, como pilares y muros de carga, es la mitad de su espesor.
- En forjados de madera, de construcción antigua, es 1/80 de la luz del forjado.
- En forjados de otros materiales, es 1/100 de la luz.

2.2. Separación de elementos estructurales.

Un elemento estructural puede abrirse o separarse en los casos siguientes:


- Si está formado por varios materiales que tengan distinto coeficiente de dilatación, y
que estén mal cohesionados.
- Si está formado por distintas piezas de un mismo material que estén mal trabajados.
- Si está formado por distintas piezas de un mismo material y sufre una entrega de cargas
desigual.

3. INDICIOS DE RUINA QUE REQUIEREN INTERVENCIÓN TÉCNICA.

Se pueden observar en cimientos, cerramientos y muros de carga.

1. Cimientos descubiertos por rebaje del terreno contiguo de tal manera que desde la parte
inferior del cimiento y el nivel superior del terreno, quede una capa de más de 1.10 m y aparezcan
grietas en el edificio.

2. Cuando el cimiento de una construcción lesionada, se encuentre sobre terreno resbaladizo o un


socavón.

3. Cuando fachada y demás cerramientos presentan grietas en sus umbrales, arcos, entrepaños de
puertas y ventanas.

4. Cuando fachada o medianera presentan desplome colgante a la altura de cada piso, igual o
posterior al espesor del muro.

5. Cuando un muro de mampostería (cascotes y tierra) tenga desprendimiento uniforme de la


mitad o más de su espesor.

6. Cuando un muro de carga tenga grieta pasante longitudinal, más o menos oblicua y por una
parte más alta que la otra.

4. RUINA PERCEPTIBLE.

Cuando cerramientos y elementos constructivos de un edificio presentan indicios como:


- Grietas, resbalamientos y movimientos de giro que progresan visiblemente y cuyo
avance se puede medir.
- Ruidos correspondientes a la rotura, disgregación o movimiento de los elementos
constructivos.
- Desprendimientos y depósitos de polvo, procedente de la disgregación de los elementos
y de sus revestimientos.

Estos efectos suelen acentuarse con el paso de vehículos por la vía pública.

5. ARCOS, BÓVEDAS Y CÚPULAS.

1. Cuando la parte superior de un arco o bóveda resbala hacia el suelo y los arranques hacia los
estrados.

2. Cuando la parte superior se ha empinado, y los arranques se han desplazado hacia el intradós.

3. Cuando la clave, los riñones y los arranques de un arco o bóveda presentan grietas que
ensanchan alternativamente el intradós y los estrados.

4. Cuando la parte superior de un arco o bóveda descienden, y su parte inferior, junto con los
arranques y estribos, se desplazan hacia los estrados.

5. Cuando los estribos de un arco o bóveda se abren por su cara interior, el arco o bóveda se abre
por el intradós de la clave, y los arranques se abren por los estrados.

Las cúpulas presentan una grieta que arranca en el vértice y desciende hacia la base o tambor.

6. PILARES Y COLUMNAS DE HIERRO.

1. Cuando un pilar o columna de hierro muestre un pandeo cuya flecha sea igual o superior a la
mitad de su grueso.

2. Cuando un pilar de hierro muestre pandeos alternados.

3. Cuando un soporte de hierro formado por una viga y dos pilares, presente en la viga una
deflexión con flecha igual o superior a 1/10 de su grosor.

4. Cuando un pilar, cuyo extremo superior esté libre y el interior empotrado, presente una señal
de fractura dentro del tercio superior.

7. PILARES DE MADERA.
1. La rotura de un pilar de madera por flexión lateral se produce como muestra la figura adjunta.
La curvatura del mismo indica si existe un esfuerzo de flexión lateral, en cuyo caso hay que
comprobar si la pieza muestra alguna fisura.

2. Un pilar de madera sometido a compresión excesiva experimenta una flexión en una dirección
perpendicular a los anillos de crecimiento de la madera.

8. PILARES DE PIEDRA.

1. La rotura de un pilar de piedra por flexión lateral se produce en la forma que muestra la figura
adjunta.

2. La rotura por compresión se produce según la forma del pilar. La figura muestra cuatro
ejemplos. El pilar de sección cuadrada es el más resistente.

9.PILARES DE LADRILLO.

En la figura se muestran tres pilares de ladrillo corrientes, de diferente esbeltez, tomados con
mortero usual de cemento. Se aprecian las grietas que se forman en cada tipo de pilar y que
preceden a su rotura.

10. DEFLEXIÓN EN VIGAS Y FORJADOS DE HORMIGÓN.

Cuando una viga o una losa de hormigón presenta una deflexión cuya flecha sea mayor que
1/2000 de la luz del elemento. Por ejemplo, una viga de 5 m no puede tener una flecha mayor que
2.5 mm.

11. FISURAS Y GRIETAS EN VIGAS Y FORJADOS DE HORMIGÓN.

Las fisuras debidas a la desecación durante el fraguado no son importantes. Las grietas revelan
una lesión que puede ser producida por diversas causas:
- Armadura insuficiente.
- Mala colocación de las armaduras.
- Sección del hormigón insuficiente.
- Mala calidad o inadecuada dosificación del hormigón.

Las vigas y forjados sufren esfuerzos de tracción en su cara inferior y de compresión en la


superior. En el hormigón armado el acero trabaja a tracción y el hormigón a compresión.

La forma y situación de las grietas indicará qué componente ha cedido y por tanto la causa de la
lesión.

Cuando aparezcan grietas en la parte sometida a tracción y su profundidad alcanza las 2/3 partes
del espesor del elemento, las grietas pueden afectar a la parte comprimida y causar la rotura.

Cuando aparezcan grietas en la parte comprimida y fisuras en la sometida a tracción, nos indica
que falla el hormigón y que la armadura puede no ser suficiente.
Cuando en la parte sometida a tracción de una losa de hormigón aparecen grietas de gran
longitud, perpendiculares a las armaduras principales, y que también aparecen en la cara superior
de la losa. Las grietas paralelas a las armaduras principales carecen de importancia.

12. FASES DE LA RUINA DE UN EDIFICIO.

Las lesiones pueden afectar a toda la construcción o a parte de ella. Desde el comienzo de las
lesiones hasta que el edificio se derrumba, pasa por tres fases diferenciadas:
- Ruina incipiente.
- Ruina avanzada.
- Ruina inminente.

Las medidas correctoras son diferentes según la fase de ruina del edificio.

12.1. Ruina incipiente.

El edificio presenta señales de lesiones en sus elementos de construcción, pero éstas no afectan
de momento a su estabilidad, ni por tanto, a la seguridad de sus ocupantes. En esta fase las
lesiones pueden ser fácilmente reparadas.

Las medidas correctoras consisten en la reparación de las lesiones de manera que se consiga su
eliminación o su estabilización, y se evite su progresión.

12.2. Ruina avanzada.

El edificio presenta señales que manifiestan el comienzo de movimientos y desplazamientos en


sus elementos constructivos. Si estos movimientos no se contienen puede sobrevenir el
derrumbamiento del edificio.

Las medidas correctoras consisten en proceder a la colocación de elementos de apeo, como


puntales o cimbras, para contener los movimientos del edificio, antes de iniciar las obras de
consolidación pertinentes.

12.3. Ruina inminente.

El movimiento de elementos de construcción es visible y tan rápido que no es posible detenerlo.


El derrumbamiento se producirá en un plazo muy breve.

Las medidas correctoras consisten en colocar elementos que impidan momentáneamente el


derrumbamiento del edificio, permitiendo su desalojo. Posteriormente, se procede a la
demolición del edificio, utilizando técnicas adecuadas.

13. APEOS DE EMERGENCIA. APUNTALAMIENTO.

Los apeos son estructuras de madera o metálicas, cuya finalidad es sostener provisionalmente el
edificio, ya sea totalmente o en parte.

Se pueden dar dos tipos: normal y de emergencia.


El apeo normal se realiza en edificios con lesiones o ruinas progresivas que se han detectado a
tiempo. La situación no es muy peligrosa, dando tiempo a estudiar las cargas del edificio y
proyectar bien el apeo.

El apeo de emergencia se realiza en edificios cuya ruina avanzada se ha detectado repentinamente


o que resulta lesionado por accidente (explosión, impacto, movimiento de tierra, etc.). La
situación es peligrosa, no dando tiempo para estudiarlo mucho. Se trata de asegurar lo más rápido
posible el edificio y mantenerlo estable con tres fines:
- Evitar pérdidas humanas y materiales.
- Poder desalojar con seguridad los bienes del edificio.
- Poder reparar las lesiones.

13.1. Materiales que componen un apeo.

Los más empleados son las piezas de madera, metálicas o conjunto de ambas.

La madera se utiliza en piezas redondas, llamadas rollizos y piezas escuadradas, como son los
tablones. Los rollizos pueden ser largos y gruesos llamados puntales o pequeños y finos llamados
virotillos. Los tablones se utilizan solos o embridados, llamándoles pies derechos en vertical y
tornapuntas cuando trabajan inclinados.

De hierro se utilizan los puntales telescópicos, perfiles y tubos. Los más utilizados en emergencia
son los telescópicos por su fácil y rápida colocación.

13.2. Elementos de un apeo o apuntalamiento.

Los clasificaremos según la posición de trabajo.

Los que trabajan en vertical:

Puntal: Rollizo o poste de teléfono de gran longitud.


Pie derecho: Piezas escuadradas (como los tablones), se utilizan solos o embridados con
otros.
Virotillo: Rollizo de corta longitud y pequeño diámetro. Se utiliza para huecos pequeños.

Los que trabajan en horizontal:

Sopanda: Pieza escuadrada, que se sitúa bajo el elemento a apuntalar, transmitiendo el


esfuerzo a los demás elementos.
Durmiente: Pieza escuadrada que descansa en la base, repartiendo la carga que recibe
de los elementos verticales.
Puente: Pieza corta que sirve de separación y enlace entre elementos verticales.
Codal: También llamado puntal horizontal, que trabaja a compresión entre elementos
verticales.

Los que trabajan inclinados:

Tornapuntas: Llamados así a los puntales o pies derechos que trabajan inclinados.
Jabalcones: Pieza que transmite el esfuerzo indirectamente a través de elementos
horizontales o verticales.
Riostras: Piezas de poca sección cuya misión es mantener fijos en su posición a puntales,
tornapuntas o pies derechos.

Otras piezas auxiliares:

Bridas: Pletinas de hierro con tornillos destinadas a unir piezas escuadradas.


Cuñas, ejiones y muletillas: Piezas pequeñas de madera que sirven para ajustar, retacar
y evitar deslizamientos de unas piezas con otras.

13.3. Construcción o realización de un apeo.

Para realizar un buen apeo es necesario que todos sus componentes queden bien ensamblados y
ajustados, para que no pierdan rigidez.

13.4. Diseño y dimensiones.

Para que un apeo cumpla su misión, es necesario un cálculo de dimensiones y cargas que tiene
que soportar. En el caso de un apeo de emergencia, no da tiempo a realizar cálculos ajustados,
por lo que hay que hacerlo "a ojo" y por seguridad quedarán sobredimensionados.

13.5. Preparación de un apeo o apuntalamiento.

Medida y corte:

Una vez decidida la estructura del apeo, hay que tomar las medidas de las diferentes piezas. A la
longitud del puntal, hay que deducir la sopanda y el durmiente, dejando 1 ó 2 cm para las cuñas.
Los cortes hay que trazarlos previamente con escuadra, al objeto de que las piezas ajusten entre sí
lo mejor posible.

Embridado de tablones:

Los tablones nunca deben disponerse solos como puntales, deben ir en grupos de 2 o más, para
evitar alabeos y pandeos a causa de los nudos y anillos de la madera.

Sujeción de los durmientes:

Hay que buscar en el suelo un sitio apropiado. Si no se dispone de apoyo fijo, hay que realizar un
cajeado con clavos o estacas, para que el durmiente quede bien anclado, evitando así su
desplazamiento. En un piso, no se puede hacer un cajeado, por lo que los durmientes deben
acodalarse en las paredes maestras.

13.6. Montaje de un apeo o apuntalamiento.

Una vez preparadas todas las piezas se clavan los puntales a la sopanda, elevando el conjunto y
apoyándolo en el durmiente.

Aplomado y alineado de las piezas:


Una vez situadas las piezas en su posición de trabajo, hay que aplomarlas y alinearlas. Los pies
derechos deben quedar completamente verticales y si son varios, deben quedar alineados.

Acuñado de un apeo:
Las sopandas o zapatas murales hay que acuñarlas para que ajusten lo mejor posible a la
superficie donde van colocadas. En la práctica, estas superficies no son lisas, sino llenas de
rugosidades y abombamientos.

Arriostramientos:

Las riostras son piezas de poca sección. Se utilizan para unir puntales entre sí, evitando su
desplazamiento. Se colocan en forma de aspa o cruz de San Andrés. Los puntales, pies derechos
o tornapuntas deben arriostrase siempre.

13.7. Clasificación de los apuntalamientos.

1. Según el lugar donde se realizan:


- Cimientos
- Muros
- Pilares
- Techos
- Arcos y bóvedas

2. Según la obra que se va a realizar.


- Reparaciones o restauraciones
- Consolidaciones
- Reformas y aperturas de huecos
- Ruinas
- Ampliaciones
- Demoliciones

3. Según la posición de colocación:


- Verticales
- Horizontales
- Inclinados
TEMA 44. DESAGÜES.

1. INTRODUCCIÓN.

El desagüe es una intervención que consiste en el achique de agua o de otro líquido que haya
inundado un recinto y quede retenido en él, ya sea porque el recinto esté situado en un nivel bajo
y carezca de drenajes que lo comuniquen con una red de saneamiento, o porque la red de
saneamiento esté obstruida.

Las causas de inundación más frecuentes son las siguientes:


- Una precipitación intensa.
- La rotura de una tubería.
- Una obstrucción en la red de saneamiento.

Cada caso requiere un procedimiento de desagüe específico según se expone a continuación.

2. TROMBAS DE AGUA.

La magnitud de una inundación causada por una tromba de agua depende de la intensidad de la
precipitación, de la orografía del terreno y de la sección de los colectores del alcantarillado. Se
trata de una situación que generalmente se resuelve por sí sola. Es suficiente esperar, con un poco
de paciencia, a que el alcantarillado de la ciudad vaya drenando poco a poco la inundación,
desaguando el caudal correspondiente a la sección de sus colectores.

Cuando la situación se haya normalizado quedarán depósitos puntuales que nos obligarán a
actuar. La existencia de estos depósitos obedece generalmente a dos motivos: obstrucción de los
absorbederos o carencia de alcantarillado.

Generalmente, la red de alcantarillado cuenta con pozos de registro en medio de la vía pública
que recogen el agua de los absorbederos. La red de alcantarillado recibe, sobre todo en verano,
gran cantidad de desperdicios y detritos que quedan depositados en los absorbederos de la vía
pública. Cuando se produce una tormenta, estos residuos son arrastrados por las primeras aguas,
generando la obstrucción de la salida de los pozos. En estos casos, se buscará la boca del pozo
tanteando el suelo con un objeto metálico (barra), hasta que se produzca un sonido también
metálico que revele la situación de la tapa. Se levantará la tapa sin abrir completamente la boca,
sino desplazándola lo suficiente para desatrancar la salida y que pueda salir el agua. De esta
manera, se evitará el riesgo de que alguna persona caiga al pozo. Se producirá un remolino, que
indicará la buena marcha de la operación. De todas formas, la salida puede volver a obstruirse,
por lo que la operación debe vigilarse hasta que está concluida.

La zona inundada puede carecer de alcantarillado. Es una situación característica de las carreteras
y se produce sobre todo en zona de badenes. En estos caso hay que proceder a la captación de
agua por medio de bombas y manguerotes absorbentes, y efectuar su vertido a una zona libre o a
una toma de alcantarillado cercana. No conviene olvidar la teoría de los vasos comunicantes. Si
se encuentra un punto más bajo en el que se pueda hacer el vertido, y se ceban los absorbentes,
éstos evacuarán el agua sin consumir energía. En lugares cercanos a ríos o cuyo nivel friático es
elevado, las trombas de agua pueden producir inundaciones imposibles de desaguar hasta que
baje el nivel del río o de la capa friática.
3. ROTURA DE TUBERÍAS.
A veces se produce la rotura de tuberías de conducción de líquidos, ya sea debido a una sobre
presión en las propias tuberías o a un asiento en cavidades del terreno, normalmente lugares de
baja cota que no tienen salida a una red de desagüe. En estos casos se presenta un problema
doble:
- Por una parte, se debe proceder al achique del líquido.
- Por otra parte, se debe proceder al cierre de la fuente de abastecimiento de la tubería,
de lo contrario la tarea no acabaría nunca. Este aspecto es el más complicado de resolver.

Se debe seguir el procedimiento que citamos a continuación:


1. Examinar las características del líquido: Color, olor, etc., para tratar de determinar su posible
procedencia.
2. Tratar de localizar, en el entorno, la tubería que corresponde al líquido fugado, buscar en ella
una válvula de corte y proceder a su cierre.
3. Simultáneamente se dispondrá de una instalación de desagüe, para limitar la inundación y
reducir los daños.
4. Después de cerrada la válvula de corte, comprobar si se reduce el nivel de líquido. Se debe
tener en cuenta, no obstante, que muchas veces el líquido encuentra una vía de salida en un punto
bajo el terreno y esto puede producir una bajada de su nivel sin que se haya cortado la fuga.

Si la rotura se ha producido en la red de agua potable, o en la red de saneamiento surgen nuevos


problemas:
- Si se trata de una fuga en el suministro de agua, no se puede, en principio, cortar el
suministro de agua a todo un barrio.
- Si se trata de una fuga en la red de saneamiento, el uso de los servicios por parte de los
vecinos provoca el aporte continuo de aguas residuales a la inundación.
En estos casos se debe mantener la instalación de desagüe y solicitar la intervención de la
compañía municipal de suministro de agua o de alcantarillado.

4. OBSTRUCCIONES DE LA RED DE SANEAMIENTO.

Si se trata de la inundación de un local debido a la obstrucción en la red de saneamiento, pueden


darse dos casos:
- Que la obstrucción tenga lugar en la red propia del inmueble. En este, caso nos
limitaremos a cerrar la acometida de agua al inmueble y comunicar a la propiedad que
debe avisar a un pocero.
- Que la obstrucción tenga lugar en la red pública, aguas abajo del inmueble. En este
caso, solicitaremos la intervención de la compañía del alcantarillado y nos retiraremos.

5. VEHÍCULO ESPECIAL DE DESAGÜES (VED) Y SU DOTACIÓN.

5.1. Vehículo.

Algunos cuerpos de bomberos cuentan con vehículo especial para desagües (VED). Su misión
principal es el desagüe de inundaciones en edificios, vías de circulación y otros lugares. También
puede captar agua de una reserva natural o artificial (río, canal, lago, etc.) para alimentar el
tanque del vehículo. Hay dos tipos de VED en función del tipo de energía que mueve las bombas
de achique: VED neumático y VED eléctrico.
VED neumático.

Vehículo de chasis convencional con cabina doble, sobre el que se habilita una plataforma en la
que van instalados los siguientes elementos:
- Compresor de aire, de funcionamiento autónomo.
- Cajón de material. Contiene dos manguitos de salida de aire, bombas de achique
neumáticas con salidas de 45 y 70 mm y varios tramos de manguera de 45 y 70 mm.
- Motobomba móvil.
- Manguerotes absorbentes, con sus correspondientes llaves.
La cabina está dotada con herramientas de bombero, botas de goma altas, barras palanquetas,
llaves de sector, llaves de gas, llaves “T”, llave grifa y un martillo percutor.

VED eléctrico.

Vehículo con chasis convencional con cabina doble, sobre el que se habilita una superestructura o
carrozado en forma de cajón, en el que se instalan los elementos siguientes:
- Generador eléctrico, movido por el motor del vehículo.
- Bombas eléctricas sumergibles.
- Motobombas.
- Tramos de manguera de 45 y 70 mm.
- Botas de goma altas.
- Herramientas de bombero.
- Barras y palanquetas.
- Llaves de sector, llaves mixtas de gas-agua, llaves “T”.

La dotación del vehículo consistirá en un mando y cuatro bomberos.

6. CAPTACIÓN DE AGUAS EN SÓTANO, CON MOTOBOMBA. MANIOBRA PARA MANDO Y


CUATRO BOMBEROS.

A la llegada al siniestro el mando se comunicará con la central de comunicaciones.

Reconocimiento.

El mando y el bombero 3 reconocerán el siniestro. El mando informará a la central de la


magnitud del siniestro. El mando y el bombero 3 buscarán los lugares adecuados para la
instalación de la motobomba, el tendido de los manguerotes de aspiración y el vertido de las
aguas.

Transporte de material.

Los bomberos 1 y 2 cogerán la motobomba del vehículo. Una vez posada en el suelo, el mando y
el bombero 2 cogerán la motobomba por el lado izquierdo y los bomberos 1 y 3 por el lado
derecho. Cada uno de los bomberos tomará un manguerote de aspiración y el conductor el filtro
(alcachofa), las llaves y las cuerdas y los transportarán al lugar de utilización.

Instalación de los manguerotes de aspiración.

Los bomberos 1 y 2 serán los encargados de la maniobra. Comprobarán que tanto las juntas como
los racores estén limpias de cualquier cuerpo extraño. Efectuarán la conexión entre los
manguerotes de la siguiente forma:
- Sujetarán los manguerotes entre las rodillas, en posición horizontal, y enfrentarán los
racores.
- Conectarán los racores. Si son de bayoneta, los apretarán con la llave con un cuarto de
vuelta.

Después de conectar los manguerotes, conectarán la instalación a la motobomba, y conectarán a


la instalación el filtro de aspiración con válvula de pie. Amarrarán una cuerda a la anilla del
filtro, para abrir la válvula de pie cuando sea necesario. Amarrarán otra cuerda, que servirá de
tiro, en el racor del filtro. Introducirán la instalación en el agua y amarrarán la cuerda en un punto
fijo.

El mando y el bombero 3 colocarán el filtro en la parte más profunda del local y, si es necesario,
le harán hueco en el suelo para una mejor captación del agua.

Instalación de la manguera de vertido.

Los bomberos 1 y 2 realizarán una instalación de mangueras de 70 mm, cuyo cometido será el
vertido de las aguas achicadas por la motobomba. Siempre que sea posible, el vertido se realizará
al alcantarillado de la vía pública, aguas abajo del lugar en que se haya producido la inundación.
El 1 permanecerá al final de la instalación, para que cuando comience a funcionar, las aguas se
viertan en el lugar adecuado. El 2 comunicará al mando que la instalación está terminada.

Maniobra de desagüe.

El mando ordenará al conductor la puesta en funcionamiento de la motobomba. Durante los


trabajos de desagüe, la dotación se situará de la forma siguiente:
- El mando y el 3 vigilarán que el filtro no se obstruya con suciedad, y que esté siempre
sumergido, en el lugar más bajo posible para que no coja aire.
- El 1 permanecerá al final de la instalación, cuidando de que las aguas son vertidas al
lugar adecuado.
- El 2 servirá de enlace entre el mando y el 1 y ayudará donde sea necesario.
- El conductor cuidará de un perfecto funcionamiento de la bomba.

Finalización del trabajo.

La recogida del material se realizará en orden inverso al de la instalación. El mando revisará el


material, para comprobar que todo el material utilizado está recogido dentro del vehículo.

7. CAPTACIÓN DE AGUAS EN SÓTANO CON BOMBA NEUMÁTICA. MANIOBRA PARA


MANDO Y CUATRO BOMBEROS.

A la llegada al siniestro el mando se comunicará con al central de comunicaciones.

Reconocimiento.

El mando y el 3 reconocerán el siniestro. El mando informará a la central de la magnitud del


siniestro. Buscarán los lugares adecuados para la instalación de la bomba neumática y el vertido
de las aguas.

Transporte de material.
Los bomberos 1 y 2 tomarán la bomba neumática y los tramos de manguera necesarios.

Realización de la instalación.

Los bomberos 1 y 3 realizarán el tendido del manguerote desde el compresor a la bomba


neumática y su conexión a ambos elementos. Los racores del manguerote son de dos tipos: la
salida al compresor es de bayoneta (Storz) y la salida a la bomba neumática es de patillas
(Barcelona).

Los bomberos 2 y 4 realizarán una instalación con mangueras de 70 mm, cuyo cometido será el
vertido de aguas achicadas por la bomba neumática. Siempre que sea posible, el vertido se
realizará en el alcantarillado de la vía pública, aguas abajo del lugar en el que se haya producido
la inundación.

El mando y el 3 instalarán el manguito de salida de aire. Amarrarán una cuerda a la bomba


neumática, para sumergirla, y al manguerote de salida de aire, para dirigirlo donde sea necesario.
Sumergirán la bomba en el agua, en al parte más profunda del local y, si es necesario, le harán un
hueco en el suelo, para una mejor captación de agua. El 1 permanecerá en el final de la
instalación para que cuando se comiencen a funcionar las aguas se viertan en el lugar adecuado.

Maniobra de desagüe.

El mando ordenará al conductor la puesta en funcionamiento del compresor y la apertura del paso
de aire, para comenzar la captación de agua. Durante los trabajos de desagüe, la dotación se
situará de la forma siguiente:
- El mando y el 3 cuidarán de que la bomba neumática no se obstruya con suciedad, y que
esté siempre sumergida en el lugar más bajo posible para que no absorba aire.
- El 1 permanecerá al final de la instalación, cuidando de que las aguas se viertan en el
lugar adecuado.
- El 2 servirá de enlace entre el mando y el 1 y ayudará donde sea necesario.
- El 4 o conductor cuidará del perfecto funcionamiento del compresor.

Finalización del trabajo.

La recogida del material se realizará en orden inverso al de la instalación. El mando revisará el


material, para comprobar que todo el material utilizado está dentro del vehículo.
TEMA 45. ACCESO A LOCALES.

1. INTRODUCCIÓN.

En muchas ocasiones, los bomberos han de forzar el acceso a un local o a un recinto cerrado,
debido a una situación de emergencia, a una solicitud de los propietarios o inquilinos, o a una
solicitud de las Fuerzas de Seguridad del Estado.

2. SERVICIOS URGENTES.

Se prestan cuando una vivienda o a un local cerrado supone una situación de riesgo. Ejemplos:
- Una vivienda cuyos ocupantes se hayan ausentado dejando el fuego encendido.
- Una vivienda cuyos ocupantes se hayan ausentado, dejando solos a niños de corta edad,
que pueden estar en peligro.
- Una vivienda en cuyo interior haya personas impedidas que no responden a las llamadas
y que pueden estar en peligro.
- Un local en el que hayan quedado personas encerradas.

En estos casos, el acceso se realizará lo más rápidamente. pueden emplearse dos métodos:
- Forzar la puerta de entrada a la vivienda o recinto, procurando causar el menor daño
posible.
- Penetrar en el recinto desde el exterior del edificio y abrir después la puerta de entrada.

3. SERVICIO NO URGENTES.

Estos servicios se prestan bajo petición de propietarios o inquilinos que no pueden entrar en su
vivienda o local, porque no disponen de las llaves, o por avería de la cerradura.

En principio, la apertura debe realizarla cerrajeros cualificados. Sólo en el caso de que no se


pueda localizar a estos profesionales, los bomberos se harán cargo de la apertura,
comunicándoselo previamente a los afectados, para evitar que realicen por su cuenta cualquier
operación peligrosa.

En estos casos, es preceptivo solicitar la presencia de las Fuerzas de Seguridad del Estado, y
esperar a que comprueben la identidad de los solicitantes, y la legitimidad de su petición. De esta
manera, evitaremos abrir la puerta a personas ajenas a la propiedad o uso de la vivienda o local
afectado.

4. SERVICIOS SOLICITADOS POR LAS FUERZAS DE SEGURIDAD DEL ESTADO.

Se pueden producir dos casos:


- Que la apertura tenga por objeto neutralizar una fuga de agua que está causando daños a
terceros. La solicitud del servicio debe venir canalizada a través de las Fuerzas de Seguridad del
Estado. El acceso a la vivienda debe hacerse tomando precauciones, teniendo en cuenta que debe
haber animales domésticos, o personas con dificultades de audición, que pueden asustarse ante
nuestra presencia.
- Que la apertura tenga por objeto localizar o detener a una persona buscada por las Fuerzas de
Seguridad, o para una orden judicial de apertura por desalojo. Dado que la actitud de la persona
puede ser violenta, la misión de los bomberos consiste únicamente en facilitar a la Policía los
medios de acceso necesarios. Sólo en casos excepcionales tendremos que proceder a la apertura
directa de la puerta, trabajo que deberá hacerse debidamente protegidos.

5. EQUIPO DE APERTURA.

Se utilizan equipos y herramientas de separación y corte, tales como:


- Equipo separador-cortador hidráulico, cuyas herramientas son el separador y la cizalla
hidráulica.
- Equipo de oxicorte.
- Cizalla manual.
- Barra, palanqueta, maceta, cortafríos, hacha, herramienta de bombero y serrucho.

6. MÉTODOS DE APERTURA.

En cada caso debe emplearse el método de apertura más adecuado, que varía en función del tipo
de emergencia de que se trate, de la vía exterior o interior elegida para acceder al local, y del tipo
y situación del elemento de cierre (puerta, ventana, reja,...) que se haya de abrir.

1. Aperturas de puertas de seguridad.

Cada día son más numerosas las puertas de seguridad, cuya apertura presenta dificultades
especiales. Cuando no haya más remedio que abrir una puerta de este tipo, el procedimiento
adecuado es el siguiente:
- Se hace una pequeña hendidura entre el marco y la hoja de la puerta, de tamaño
suficiente para introducir el separador hidráulico y hacerla saltar.
- Si el procedimiento anterior no da resultado, hay que descarnar el marco de fijación,
o romper el tabicón por encima del cabecero de la puerta.
2. Apertura de puertas de madera.

Se pueden utilizar tres sistemas:


- Golpear el punto de la cerradura hasta hacerla saltar.
- Introducir una barra o palanqueta entre el marco y la hoja de la puerta.
- Si la puerta está construida de cuadradillos, se puede extraer uno de ellos e introducir
la mano por el hueco, para abrir el picaporte o hacer correr los resbalones.

3. Apertura de puertas con hoja de hierro.

Se pueden utilizar dos sistemas:


- Golpear los bombines de la cerradura.
- Si el procedimiento anterior no da resultado, hay que cortar la hoja con el equipo de
oxicorte. Durante la operación hay que tener dispuestos extintores, o una manguera con
agua en punta de lanza.

4. Apertura de rejas.

Se pueden dos sistemas:


- Introducir el separador hidráulico entre la reja y la pared, para hacer saltar los puntos
de fijación.
- Cortar la reja, empleando la cizalla manual, o la hidráulica, según la acción de los
barrotes.

5. Apertura de cierres de persiana metálica.


Se pueden utilizar dos sistemas:
- Si la persiana se cierra con candados, lo más rápido es cortar los candados por medio
de la cizalla manual o hidráulica.
- Si la persiana dispone de cerradura, se debe introducir un elemento de separación
(separador hidráulico o barras) en la parte baja o en los laterales, para hacer saltar los
puntos de fijación.

6. Apertura de ventanas.

El procedimiento más rápido y sencillo romper el cristal. Si hay personas bajo la trayectoria de
caída de los cristales (niños, personas impedidas, enfermos de cama), hasta que no se hayan
retirado no se debe proceder a la rotura de ventana.

7. Apertura de ventanas correderas con marco de aluminio.

En la parte baja de una de las hojas, se introduce uno o dos destornilladores, y se hace palanca
con ellos, para subir la hoja y sacarla de los carriles inferiores.

8. Subidas de persianas.

Para despejar el acceso a la ventana se empuja la persiana fuertemente hacia arriba hasta obligarla
a enrollarse sobre el tambor.
TEMA 46. FUGA DE GASES.

1. CARACTERÍSTICAS DE LOS GASES.

Los tres estados de agregación de la materia, sólido, líquido y gaseoso, se pueden describir a
efectos prácticos, de la manera siguiente:
- Un sólido es un cuerpo que tiene volumen y forma propios.
- Un líquido es una sustancia que tiene volumen propio, pero carece de forma y se adapta
a la del recipiente que lo contiene.
- Un gas es una sustancia que no tiene forma ni volumen propios, se adapta a la forma
del recipiente que lo contiene y ocupa su volumen completo.

Los gases están formados por moléculas en movimiento constante. El movimiento de las
moléculas depende de la energía del gas: cuanto mayor es su energía, mayor es el movimiento.

Todas las sustancias pueden alcanzar el estado gaseoso, en determinadas condiciones de presión
y temperatura. Por ello, sólo se consideran gases las sustancias que se encuentran en estado
gaseoso en condiciones normales, es decir a una presión de 1 atmósfera y a una temperatura de
21ºC. Los gases se pueden clasificar según el estado físico del recipiente, según sus propiedades
químicas y según su uso.

Clasificación según su estado físico en el recipiente.

Los gases, para su almacenamiento y transporte, han de estar contenidos en recipientes. Los gases
son más ligeros que los líquidos y los sólidos. Por economía, se busca que los recipientes tengan
la mayor cantidad de gas posible. Esto se consigue almacenando el gas en el recipiente a una
presión superior a la atmosférica. Cuando la presión supera un valor determinado, que depende
del tipo de gas, el gas sé licúa. Como resultado práctico, nos encontraremos con recipientes que
contienen gases comprimidos o gases licuados. Además hemos de considerar otros dos casos: los
gases criogénicos y los gases disueltos.

I. Gases comprimidos.

Son gases almacenados a presión y que, a la temperatura atmosférica normal, se mantienen


totalmente en estado gaseoso dentro de su recipiente.

II. Gases licuados.

Son gases almacenados a presión y que, a la temperatura atmosférica normal, permanecen en


estado parcialmente líquido dentro de su recipiente. A igualdad de volumen, el gas licuado
supone una cantidad mucho mayor que el gas comprimido.

Con la presurización del gas no se consigue su licuefacción total, sino que se obtiene una zona de
gas licuado (fase líquida) en la parte inferior del recipiente, y una zona de gas comprimido (fase
gaseosa) en su parte superior. Las presiones de ambas fases están equilibradas.

Cada vez que se abre la válvula del recipiente, sale el contenido en fase gaseosa. Con esto,
disminuye la presión de la fase gaseosa, lo que provoca la gasificación de cierta cantidad de fase
líquida, hasta que las presiones vuelven a equilibrarse.
III. Gases criogénicos.

Un gas criogénico es un gas licuado que está dentro de su recipiente a una temperatura muy
inferior a la temperatura atmosférica normal, generalmente algo superior a la de su punto de
ebullición a la presión normal. La presión de almacenamiento del gas criogénico es ligeramente
superior a la normal.

IV. Gases disueltos.

Son gases que se almacenan a presión disueltos en un líquido (por ejemplo, dióxido de carbono
disuelto en agua, o el acetileno disuelto en acetona). Cada vez que se abre la válvula disminuye la
presión, y el gas se separa de la disolución, saliendo del recipiente en fase gaseosa.

El acetileno en estado gaseoso puede descomponerse a una presión alta o moderada, o ante un
impacto. La descomposición origina gases calientes, que pueden provocar una explosión por
sobrepresión y rotura del recipiente. Por ello, tanto la compresión del acetileno para su
almacenamiento, como el manejo de recipientes de acetileno comprimido, que pueden sufrir
impactos, son operaciones, en principio peligrosas.

Estos peligros se evitan utilizando recipientes rellenos de una masa porosa embebida en acetona,
en la que se disuelve el acetileno. De esta manera, cada celda o alvéolo de la masa contiene una
cantidad de acetileno muy pequeña. Esto minimiza la posibilidad de descomposición del
acetileno y limita su energía de descomposición.

Clasificación según sus propiedades químicas.


I. Gases inflamables.

Son aquellos gases que pueden arder con las concentraciones normales de oxígeno en aire.

II. Gases no inflamables.

Son los que no arden, sea cual sea la concentración de oxígeno en el aire. Pueden distinguirse dos
tipos:
- Gases oxidantes: aunque no arden mantienen la combustión, es decir, son comburentes.
- Gases inertes: no arden ni mantiene la combustión.

III. Gases reactivos.

Son aquellos gases que pueden reaccionar con otras sustancias, siguiendo un proceso químico
distinto de la combustión. Puede tratarse de mezclas de gases que reaccionen entre ellos bajo
ciertas condiciones de calor o impacto. Estas reacciones pueden desprender grandes cantidades de
calor o generar productos potencialmente peligrosos.

IV. Gases tóxicos.

Son aquellos gases que, liberados en la atmósfera, suponen un riesgo para la salud humana.
Tienen efectos venenosos o irritantes sobre las personas, y sus efectos se producen por inhalación
o por contacto con la piel. La presencia de tales gases puede complicar los trabajos de extinción.
Clasificación según su uso.

La clasificación de los gases según su uso es menos precisa que las clasificaciones anteriores, ya
que se puede hacer según criterios muy diferentes. Una clasificación sencilla puede ser la
siguiente:
- Gases combustibles: son los que se utilizan para la obtención de calor o energía.
- Gases industriales: son los que se emplean en usos industriales, como tratamientos
térmicos, procesos químicos, refrigeración, corte y soldadura.
- Gases médicos: empleados como anestésicos y para terapia respiratoria.

El uso de los gases puede hacerse mediante instalaciones fijas o mediante recipientes y equipos
móviles.

2. CARACTERÍSTICAS DE LOS RECIPIENTES.

Prácticamente todos los gases han de ser transportados desde el fabricante hasta el usuario. Por
razones de seguridad y economía, se ha diseñado recipientes de forma que, siempre que sea
posible, se pueda conseguir el mismo recipiente para el transporte y para el consumo de gas in
situ. Esto se ha conseguido, sobre todo, en el caso de los recipientes pequeños, es decir, botellas y
botellines.

También se necesitan recipientes fijos, tanto en las plantas de fabricación como en muchos
lugares de consumo. Por tanto, la clasificación de recipientes puede establecerse como sigue:
- Recipientes fijos: depósitos a presión (enterrados o de superficie) y esferas (de
superficie).
- Recipientes móviles: botellas, cisternas y contenedores.

Las fugas de gas en las que han de intervenir los bomberos tienen por origen, en la mayor parte
de las ocasiones, un recipiente móvil o su equipo de instalación auxiliar. Por tanto, en este
apartado describiremos las botellas, las cisternas y los contenedores.

Botellas.

Una botella se compone de cuerpo, ojiva, válvula y caperuza.

El cuerpo es un cilindro metálico de base esférica. La base lleva acoplada una platabanda, para
proporcionar estabilidad a la botella al apoyarla en el suelo. El cuerpo puede estar fabricado de un
material extrusionado, generalmente aluminio, acero al carbono o cobre. También puede estar
fabricado de piezas metálicas premoldeadas y soldadas, principalmente de acero y de acero
inoxidable.

La ojiva es un casquete superior al cilindro. La ojiva lleva incorporado un collarín, con un


orificio roscado en el centro, en el que se acopla la válvula.

La válvula es de cierre y apertura de la botella, con cierre de asiento o aguja y fabricada


generalmente de latón. Consta de los siguientes elementos: cuerpo, volante y rosca de cierre,
rosca de fijación a la botella y boca de salida de gas. La estanqueidad de la válvula se consigue
por medio de juntas tóricas, membranas metálicas y teflón.
La caperuza es un sombrerete que tiene como misión proteger la válvula contra impactos. Hay
dos tipos de caperuzas:
- Fija: tiene forma de tulipán invertida y una abertura para conectar el sistema de
regulación. La caperuza fija nunca debe ser desmontada.
- Móvil: tiene forma de campana cilíndrica, y se desmonta cada ve que se desmonta la
botella. Hay que evitar la tendencia a utilizarla como recipiente de agua, grasa o aceite.

La identificación de las botellas se hace mediante marcas grabadas en la ojiva, y los colores de la
ojiva, del cuerpo y de la franja de separación entre ambos.

Las marcas grabadas en la ojiva son:


1. Marca del fabricante.
2. Nombre completo del gas.
3. Número de fabricación.
4. Peso en vacío (Kg).
5. Capacidad (l).
6. Calidad del gas.
7. Símbolo de botellas templadas.
8. Contraste oficial.
9. Presión de carga a 15ºC (bar).
10. Presión de prueba hidrostática (bar).
11. Fecha de prueba hidrostática (mes y año).
12. Contraste del experto que realiza la prueba.

Son marcas complementarias:


- Las botellas con mezclas de gases lleva escrita la palabra mezcla, junto con las
fórmulas químicas de los componentes mayoritarios.
- Las botellas de gases licuados llevan, además, la marca de carga máxima admisible.
- Las botellas de acetileno llevan las marcas correspondientes al peso de la materia
porosa y al peso del disolvente.
- Las botellas de gases tóxicos o corrosivos llevan marcada la palabra tóxico o corrosivo,
y 4 calaveras de color amarillo.

El color del cuerpo identifica las características químicas del gas, según la clasificación de la
tabla 2. Los colores de la ojiva y de la franja identifican el gas, según la clasificación de la tabla
3.

Tabla 1. Tamaños de botellas normalizadas.

Material Tipo Peso (Kg) Diámetro Altura (mm) Presión de


exterior (mm) carga (bar)

Aleación B1 2.0 75 430 150/200


ligera B6.6 8.0 145 730 150/200

Botellas sin B1 3.0 75 450 150


soldadura B10 20.0 142 900 150
B50 75.0 240 1.550 150/200

Botellas B28 23.0 250 1.000 25


soldadas B50 77.0 250 1.400 25
B65 42.0 330 1.140 25

Tabla 2. Color del cuerpo de las botellas: identificación de las características químicas del gas.

Cuerpo Gases

Rojo Inflamables y combustibles

Amarillo Corrosivos

Naranja Licuados del petróleo

Negro Oxidantes e inertes

Verde Tóxicos y venenosos

Gris plata Mezcla de gases para calibración

Tabla 3. Colores de la ojiva y de la franja de las botellas: identificación del gas.

Cuerpo Ojiva Franja Gas

Rojo Marrón Marrón Acetileno

Rojo Blanco Blanco Etano

Rojo Morado Morado Etileno

Rojo Rojo Rojo Hidrógeno

Rojo Gris Gris Metano

Rojo Azul Gris Propileno

Negro Gris Gris Dióxido de carbono


Negro Amarillo Amarillo Argón

Negro Marrón Marrón Helio

Negro Negro Negro Nitrógeno

Negro Blanco Blanco Oxígeno

Negro Azul Azul Protóxido de nitrógeno

Verde Verde Verde Amoníaco

Verde Amarillo Amarillo Dióxido de azufre

Verde Rojo Negro Cianógeno

Verde Rojo Rojo Monóxido de carbono

Verde Violeta Violeta Óxido de etileno

Verde Blanco Blanco Sulfuro de hidrógeno

Amarillo Blanco Blanco Cloro

Amarillo Marrón Marrón Cloruro de hidrógeno

Amarillo Verde Verde Flúor

Amarillo Azul Blanco Hexafluoruro de tungsnteno

Amarillo Verde Blanco Oxicloruro de carbono (fósgeno)

Amarillo Naranja Naranja Tetrafluoruro de silicio

Naranja Naranja Naranja Butano

Naranja Naranja Negro Propano

Cisternas.

Una cisterna es un depósito móvil instalado sobre un bastidor, dotado de ruedas para el
transporte. El bastidor puede tratarse de un remolque de camión o de un vagón de ferrocarril.
Generalmente se trata de un cilindro de eje horizontal, cuyos extremos están cerrados por dos
casquetes de forma esférica o abombada. El material del que están hechas depende de las
características del gas que hayan de contener y de su presión de carga. Los materiales más
frecuentes son el acero inoxidable, el acero al carbono, el aluminio y poliéster armado con fibra
de vidrio.

Algunos tipos de cisterna están destinados a contener varios productos, a cuyo efecto están
compartimentados internamente, y cada compartimento dispone de sus entradas y salidas
correspondientes.

Si el producto ha de mantenerse a una temperatura ambiental normal, la cisterna dispone de


aislamiento térmico formado por un recubrimiento de material aislante, generalmente fibra de
vidrio, lana de roca, espuma de poliuretano o una combinación de estos materiales. Si el producto
ha de mantenerse a baja temperatura, la cisterna dispone de aislamiento térmico y de un sistema
auxiliar de refrigeración.

Las cisternas cuentan con las válvulas y accesorios de carga y descarga, medida y seguridad que
se describen a continuación:

- Válvula de seguridad: alivia toda sobrepresión interna que sufra la cisterna, ya sea por
sobrellenado o por sobrecalentamiento del depósito. Su función es evitar la rotura o explosión de
la cisterna por sobrepresión.

- Válvula de exceso de flujo: está regulada para un caudal máximo, y se cierra automáticamente
en caso de fuga. Su función es evitar un caudal de descarga excesivo y fugas en caso de rotura de
algún elemento en el circuito de descarga.

- Válvulas de llenado y descarga: la cisterna puede disponer de dos válvulas independientes, o de


una sola válvula para ambos usos. Algunas cisternas llevan instaladas dos válvulas, una para la
fase líquida y otra para la gaseosa. Ambas válvulas pueden estar ubicadas en la parte inferior de
la cisterna, en cuyo caso la de la fase gaseosa está conectada con la parte superior de la cisterna
mediante un tubo buzo.

- Indicador de nivel, de galga rotativa: dispositivo que permite conocer, en cualquier momento,
la cantidad de líquido existente en la cisterna, expresada en tanto por ciento de su volumen. Está
constituido por un tubo acodado, instalado en el interior de la cisterna. El tubo puede hacerse
girar desde el exterior con una maneta. El tubo está comunicado con una pequeña válvula de
purga, instalada en el eje de la maneta. Al abrir la válvula, saldrá por ella líquido o gas, indicando
si el tubo está sumergido en fase líquida o en la fase gaseosa. La maneta gira sobre un dial
graduado, que indica el volumen delimitado por el extremo del tubo y la parte inferior de la
cisterna, expresado en tanto por ciento del volumen total. Al girar la maneta se provoca el giro
simultáneo del tubo acodado. Manteniendo abierta la válvula de purga, sabremos en qué
momento llega el tubo al nivel superior de la fase líquida, por el cambio de fase líquido-gas, o
viceversa, del fluido que sale por ella. La medida del dial indicará la cantidad de líquido existente
en la cisterna.

- Indicador de nivel de llenado máximo: dispositivo que indica el momento en que la fase líquida
alcanza el nivel máximo que debe tener. Está constituido por una válvula de accionamiento
manual, generalmente de volante, que está conectada con un tubo sonda instalado en el interior
de la cisterna. El tubo asciende hasta el nivel máximo que debe alcanzar la fase líquida. La
válvula cuyo orificio de salida es muy pequeño, se abre en los últimos momentos de la carga.
Cuando comienza a salir el producto en fase líquida se sabe que la cisterna ha alcanzado su nivel
máximo de llenado. La válvula puede llevar incorporado un manómetro que indique la presión
del gas en el interior de la cisterna.

- Orificio de drenaje: orificio situado en la parte más baja de la cisterna, dotado con un tapón
ciego. Este orificio permite eliminar cualquier resto de agua y de otras sustancias cuando se
realice la limpieza de la cisterna o se someta a una prueba hidráulica. El drenaje no debe abrirse
mientras no se hayan vaciado y desgasificado la cisterna.

Contenedores.

Un contenedor puede definirse, de una manera sencilla, como una cisterna sin ruedas, a la que se
incorporan una serie de elementos que permiten su fácil manipulación y almacenamiento. Están
constituidos por un cuerpo, dotado con equipo de servicio (válvulas y accesorios de carga,
descarga, medida y seguridad) y una estructura exterior, con elementos de fijación, refuerzo y
protección.

Su función principal es el transporte de gas, de forma continua. Por ello, deben reunir las
siguientes características:
- Resistencia adecuada a los esfuerzos e impactos que pueden sufrir durante el transporte.
- Diseño adecuado para la fácil carga y descarga del producto.
- Diseño adecuado para su fácil manipulación con medios de elevación ligeros.

El tamaño y la forma de los contenedores, aunque son muy variados, están normalizados, para
facilitar su transporte internacional de manera económica y segura. Las características de los
contenedores están regidas por la norma internacional ISO R-668-1976. Esta norma fija la forma
(paralelepipédica), las dimensiones y el peso máximo de los contenedores. Las condiciones
establecidas permiten el apilamiento de hasta un máximo de 3 contenedores. La norma fija
además las características del cuerpo del contenedor, las clasifican según el código que se indica
en la tabla 4.

Tabla 4. Clasificación de los contenedores según sus características.

Código Tipo de contenedor

00-09 Cerrado.

10-19 Cerrado (ventilado).

20-29 Calorifugado (calentable).

30-39 Refrigerado.

40-49 Refrigerado (equipo retirable).


50-59 Descubierto.

60-69 Plataforma.

70-79 Cisterna.

80-89 Especial.

90-99 Para transporte aéreo.

3. INTERVENCIÓN EN FUGAS DE GAS.

3.1. Tipos de emergencia.

En el trabajo de los bomberos, las emergencias más frecuentes relacionadas con fugas de gas son
las siguientes:
- Fugas en botellas de gases tóxicos o corrosivos.
- Fugas en botellas de gases combustibles.
- Fugas en la instalación auxiliar de una botella de gas combustible.
- Llama en la boca de salida de una botella de gas combustible.
- Incendio en un local en el que hay botellas o depósitos de gas, o en un lugar contiguo.
- Sobrecalentamiento de recipientes y, en particular, de botellas de acetileno.

3.2. Normas generales.


El objetivo esencial de la actuación en una fuga es la anulación de la fuga. Esto se puede realizar
cerrando la válvula de salida del gas en una válvula intermedia de la instalación, inmediatamente
anterior al punto de fuga. También se puede cerrar la válvula de salida en el propio recipiente
(botellas o depósito), y controlar después la salida del gas contenido en las tuberías. Pero la
anulación de la fuga no siempre es posible.

La técnica de actuación variará en función de la situación con que nos encontremos, y que viene
determinada por las circunstancias siguientes:
1. Características del gas: toxicidad, combustibilidad, corrosividad, densidad.
2. Características de la fuga: punto de fuga, caudal de la fuga, accesibilidad. Si el gas
fugado es combustible, nos podemos encontrar con dos tipos de situaciones:
- Fuga incendiada.
- Fuga no incendiada.
3. Características de la instalación y posibilidad de corte de la fuga.
4. Características del entorno: materiales combustibles, posibilidad de formación de
bolsas de gas, fuentes de ignición presentes, posibilidad de ventilación.

3.3. Fugas de gas.

Ante de la intervención debe recabarse toda la información disponible sobre las características
del gas, de la fuga, de la instalación y del entorno, tal como se ha descrito en el apartado anterior.
Si no podemos disponer de eta información, nos situaremos, siempre en las condiciones más
desfavorables, suponiendo, por ejemplo de que se trata de una gas tóxico e inflamable, e incluso
corrosivo.

Seguidamente, determinaremos el método de actuación más apropiado, incluidos el equipo de


protección personal y las herramientas que sean necesarias.

La intervención comenzará con la detección del punto de fuga. Debemos tener presente tanto la
concentración como la densidad del producto fugado. Hay que recordar que a veces se puede
reducir la concentración del gas a valores soportables para las personas y el entorno con sólo
ventilar el local o dispersar el gas con una cortina de agua. Hay que prever la posibilidad de la
acumulación de gas en huecos bajo el nivel del suelo o sobre el nivel del techo, en función de su
densidad.

Fuga no incendiada de un gas combustible.

Si se trata de un gas combustible, para tratar de localizar la fuga, no se debe, en manera alguna,
encender cerillas ni pulsar interruptores eléctricos. Como norma general, intentaremos el corte
del paso del gas o el taponamiento de la fuga. Simultáneamente, diluiremos la concentración del
gas fugado con agua pulverizada. El objetivo de la dilución es llevar la concentración del gas en
el aire fuera de su intervalo de inflamabilidad.

Hemos de determinar la dirección del viento o de las corrientes de aire, para determinar el
desplazamiento de la nube de gas. Hemos de acordonar la zona de asentamiento de la nube,
anular en ella toda fuente de ignición e impedir el acceso a personas.

La mayoría de las intervenciones corresponden a pequeñas fugas domésticas. La mayor parte de


ellas se producen por un mal acoplamiento entre las botellas y aparatos de consumo. Las fugas en
botellas domésticas de GLP pueden solucionarse, muchas veces, acoplando la caperuza de
protección de la válvula de la botella, o el asa de rosca que sirve para el transporte y cierre de las
botellas más pequeñas. El problema es que muchas veces el usuario no recuerda donde está la
caperuza o el asa. Generalmente, coloca en la botella usada la de la botella nueva.

Una gran parte de estas fugas se deben a que se depositan impurezas en la válvula de bola, entre
el asiento de la válvula y la propia bola. Punzando la bola con un objeto puntiagudo (como un
bolígrafo) se producirá la salida de un poco de gas, lo que arrastrará la impureza y provocará el
cierre de la válvula.

En España, las botellas de GLP, de capacidad superior a 26.1 litros llevan incorporada una
válvula de seguridad, que entra en funcionamiento cuando la presión interna de la botella es
superior a 26 bar. Hay que tener cuidado con gases combustibles que impregnan la ropa, por lo
que el portador está expuesto a entrar en contacto con una fuente de ignición y sufrir daños
importantes.

Fuga incendiada de un gas combustible.

Procederemos al corte del paso del gas, y dejaremos arder el gas contenido en las tuberías hasta
su consumición. Si no se puede cortar el paso del gas, dejaremos arder el gas hasta su
consumición, vigilando el entorno para evitar nuevos incendios. Conviene controlar
escrupulosamente la altura de la llama, porque revela la presión residual del recipiente y permite
conocer el momento en que se ha consumido todo el gas.

Se puede considerar la posibilidad de extinguir la fuga incendiada por impacto de agua, siempre
que esté asegurada la ausencia total de toda fuente de ignición dentro del área de dispersión del
gas.

Taponamiento de la fuga.

En recipientes refrigerados, puede intentarse taponar las fugas ligeras con agua pulverizada, que
formará una capa de hielo sobre la rotura.

Si la fuga se produce en la parte baja de un depósito y la fase líquida del gas es más ligera que el
agua, se puede intentar llenar con agua la parte baja del depósito. A tal efecto puede utilizarse la
válvula de la fase líquida. De esta manera, el producto se mantendrá en un nivel superior y por el
punto de fuga saldrá agua.

El taponamiento se podrá hacer con objetos muy sencillos. Una patata se ajusta perfectamente a
la forma de una tubería. Un preservativo puede servir para taponar la fuga envolviendo la tubería.
También se puede inflar o rellenar de agua e introducirlo en la tubería, para conseguir la
obturación.

Botellas e instalaciones expuestas al fuego.

Todas las botellas o depósitos que contienen gas, si sufren la acción del fuego, experimentarán
una sobrepresión interna. El efecto de esta sobrepresión es el funcionamiento de las válvulas de
seguridad y la aparición de fisuras en el cuerpo del recipiente, que contribuirá al alivio de la
presión interna.

En España, las botellas de GLP de capacidad superior a 26.1 litros llevan incorporada una válvula
de seguridad, que entra en funcionamiento cuando la presión de la botella es superior a 26 bar.
Esto supone una fuga de gas, con los problemas derivados de sus características: inflamabilidad,
toxicidad o corrosividad.

Si el escape por las válvulas o por las fisuras no es suficiente para liberar la sobrepresión interna
puede producirse la explosión del recipiente. Esto supone una onda de presión destructiva, la
proyección de piezas y una liberación de gas mucho mayor que la fuga inicial. Por ejemplo una
botella de 50 litros de hidrógeno liberado al ambiente pueden convertirse en unos 9 m3.

Si un recipiente contiene una mezcla inflamable de gas o vapor y aire, y se calienta hasta su
temperatura de autoignición, puede producirse una explosión debido a la deflagración de la
mezcla, ya que los gases producidos por la deflagración provocan la rotura del recipiente por
sobrepresión.

Si se rompe un recipiente que contiene un líquido sobrecalentado o un gas licuado a presión, se


produce una explosión por la evaporación instantánea del líquido y la inmediata expansión del
vapor (BLEVE).

Si se rompe un recipiente que contiene un gas o líquido combustible a presión, después de la


BLEVE, puede producirse la inflamación instantánea del gas o vapor liberado, en forma de bola
de fuego.

Para evitar la explosión de recipientes por efecto del calor del incendio hay que sacarlos fuera del
área de peligro. Si esto no es posible, deben refrigerarse con agua desde un lugar seguro, siempre
que no se hayan recalentado peligrosamente. Es peligroso refrigerar botellas de gases a presión
que se hayan recalentado en exceso. Durante el calentamiento pueden haberse producido
tensiones en el material del recipiente, a las que se sumarán las que se produzcan durante el
enfriamiento, con el consiguiente peligro de rotura. Si es necesario refrigerar recipientes
sobrecalentado, debe hacerse desde un lugar seguro. En ningún caso, debe emplearse agua a
chorro, sino agua pulverizada. Los recipientes deben refrigerarse con agua pulverizada durante
todo el tiempo que persista el peligro de propagación del incendio.

Botellas de acetileno.

Los riesgos que presentan son:

I. Sobrecalentamiento.

Las botellas de acetileno expuestas al fuego pueden sufrir los mismos efectos que las de los otros
gases combustibles, pero presentan el riesgo añadido de la descomposición del acetileno por
efecto del calor. En circunstancias normales, una botella de acetileno no está expuesta a sufrir
una BLEVE, porque en caso de funcionamiento de una válvula de seguridad o de rotura de la
botella por impacto, el acetileno y la acetona se liberan al mismo tiempo. Pero si el acetileno se
descompone, se puede producir una sobrepresión interna y, finalmente, la rotura de la botella y
una BLEVE, seguida de pequeñas bolas de fuego si el acetileno liberado entra en ignición. Por
esta razón, las botellas de acetileno que sufran un sobrecalentamiento por exposición a una fuente
de calor deben tratarse de una manera especial.

II. Retroceso de llama.

Otro riesgo es el retroceso de llama desde cualquier elemento del equipo de utilización (soplete,
gomas, regulador) hasta la válvula de salida de la botella. El dardo de llama puede alcanzar una
longitud de más de 3 metros. Normalmente el retroceso de llama es detenido por la válvula, por
ausencia de oxígeno en el interior de la botella. Pero el calor generado por la llama puede iniciar
la descomposición del acetileno en la parte superior de la botella.

A) Actuación en caso de sobrecalentamiento de botellas de acetileno debido a la acción del


fuego.
- Evacuar la zona rápidamente.
- Obtener información acerca de la situación y la cantidad de botellas implicadas.
- Cerrar las válvulas y alejar del incendio sólo aquellas botellas que se puedan manipular
sin guantes de protección.
- Comenzar a refrigerar inmediatamente las botellas, con agua pulverizada, desde lugar
seguro.
- Mantener el enfriamiento, por lo menos, hasta que se extinga el incendio. El
enfriamiento debe continuar mientras al agua se vaporice al contacto con la botella.
- Mantener el enfriamiento hasta que el agua deje de evaporarse y la botella se mantenga
húmeda por lo menos durante 10 minutos. Para comprobarlo, cada media hora se
interrumpirá el rociado. Si el agua no se evapora, a los 10 minutos hay que comprobar
con las manos desnudas que las superficies de las botellas estén frías y húmedas. El
enfriamiento debe continuar 1 hora más.
- Durante el enfriamiento evitar choques y golpes.
- Cuando las botellas estén frías y húmedas, se evacuarán de la zona del incendio. Si las
botellas están conectadas a equipos, reguladores o sistemas de distribución, antes de
moverlas hay que cerrar las válvulas que estén abiertas y desconectar los equipos.
- Si es posible, las botellas se sumergirán en agua fría durante 12 horas. Si no, se situarán
en un lugar protegido y se vigilará su temperatura durante 12 horas.
- No acercarse nunca a una botella de acetileno caliente, o que haya estado sometida a
los efectos de un incendio, si no ha sido enfriada previamente y supera la prueba de
enfriamiento citada.

B) Actuación en caso de retroceso de llama.

- Actuar con el personal mínimo necesario.


- Refrigerar las botellas y su entorno, con agua pulverizada, desde un lugar protegido.
- Mantener el enfriamiento hasta que el agua deje de evaporarse y la botella se mantenga
fría y húmeda por lo menos 10 minutos.
- Normalmente debe dejarse arder la llama en la válvula mientras se refrigera la botella,
a menos que se origine un peligro complementario. El gas no quemado podría provocar
una explosión. Si se extingue la llama deben tomarse las medidas necesarias para evitar
la reinflamación.
- En cuanto la botella esté fría, cerrar la válvula.
- Si el retroceso se produce en una batería de botellas, no acercarse a ellas, ni intentar
desmontar las botellas no involucradas, si existe riesgo de descomposición o de incendio
en alguna de las botellas restantes. Hay que enfriarlas conjuntamente, hasta que
desaparezca la causa que motivó la intervención.
TEMA 47. INTERVENCIONES EN PRESENCIA DE ELECTRICIDAD.

1. INTRODUCCIÓN.

El consumo de energía eléctrica está asociado al progreso del hombre, y la electricidad está
presente de una u otra forma, en la mayor parte de sus actividades. Los bomberos han de
considerar la electricidad desde dos puntos de vista:
- La electricidad es causa de una gran cantidad de incendios, explosiones y accidentes
personales.
- La presencia de electricidad en un siniestro supone un riesgo añadido a los riesgos
propios de toda intervención.

2. INSTALACIONES ELÉCTRICAS.

De una manera simplificada, las instalaciones eléctricas se dividen en:


- Instalaciones de producción: centrales.
- Instalaciones de transporte y distribución: líneas, subestaciones y centros de
transformación.
- Instalaciones de consumo: Instalaciones domésticas, industriales y públicas.

De una manera un poco más adecuada, hemos de considerar las instalaciones siguientes:

1. Centrales. Centros de producción de energía eléctrica, a partir de otro tipo de energía


(hidráulica, térmica, nuclear, etc.). Su localización está condicionada, tanto por la disponibilidad
de la fuente de energía que utilicen, como por la situación de los centros de consumo a los que
van a servir. Normalmente están alejadas de las ciudades. Los alternadores de las centrales
producen energía eléctrica trifásica, a una tensión de 10 a 20 kv. entre fases. Las centrales
disponen de una estación de transformación, en la que la tensión de producción se eleva a tensión
de transporte (entre 66 y 380 kv.).

2. Líneas de transporte de alta tensión. Son líneas que transportan la energía eléctrica desde las
centrales hasta las subestaciones. El transporte se realiza a tensiones comprendidas entre 66 y 380
kv. Estas tensiones permiten transportar energía eléctrica a grandes distancias, utilizando
conductores de pequeña sección y con pequeñas pérdidas.

3. Subestaciones. Instalaciones de transformación situadas cerca de los centros de consumo,


como ciudades y parques industriales. En las subestaciones, la alta tensión de transporte se reduce
a alta tensión de distribución, también llamada media tensión (entre 10 y 45 kv.).

4. Líneas de distribución en alta tensión (también llamada media tensión). Líneas que
distribuyen la energía eléctrica, llevándola desde las subestaciones hasta los centros de
transformación distribuidos por los núcleos y centros de consumo. Dentro de los núcleos urbanos
e industriales se utilizan, generalmente, líneas subterráneas. En las zonas rurales se utilizan líneas
aéreas. Se utiliza una tensión comprendida entre 10 y 45 kv. entre fases. Esta tensión es lo
suficientemente elevada para poder distribuir la energía en distancias medias con conductores de
poca sección y pequeñas pérdidas, y lo suficientemente baja para solucionar el aislamiento de
manera sencilla.

5. Subestación. Reducen la tensión de distribución a la tensión de consumo, que está normalizada


en 220/380 V (220 V entre fases y neutro y 380 V entre fases). En los núcleos urbanos, los
centros de transformación son subterráneos. En los parques industriales y en zonas rurales se
instalan casetas de superficie. En determinados casos se utilizan transformadores aéreos,
instalados sobre torretas de celosía o postes de hormigón.

6. Líneas de baja tensión. Son las líneas que llevan la energía desde los centros de
transformación a los abonados, a una tensión de 220/380 V. En los núcleos urbanos e industriales
se utilizan generalmente líneas subterráneas. Allí donde no es posible tender líneas subterráneas
(es decir, en las zonas rurales y en determinados cascos urbanos), se utilizan líneas aéreas, que
antiguamente estaban formadas por conductores desnudos. En la actualidad, por razones de
seguridad, estética y economía, se utilizan cables aislados, de 4 conductores trenzados (3 fases y
un neutro).

7. Instalaciones de consumo. Pueden distinguirse las instalaciones domésticas, industriales y


comerciales, y las instalaciones públicas, principalmente de alumbrado urbano.

2.1. Centrales eléctricas.

1. Clases de centrales.

Según la fuente de energía que utilicen, las centrales se clasifican en:


- Centrales hidroeléctricas: utilizan la energía potencial de un curso de agua debida a
la gravedad, y que viene determinada por el caudal de agua y el desnivel aprovechado.
- Centrales térmicas: utiliza la energía calorífica obtenida l quemar un combustible,
generalmente, carbón, gas o petróleo.
- Centrales nucleares: se trata de centrales térmicas que utilizan la energía calorífica
obtenida de una reacción nuclear, conocida como fisión o desintegración en cadena.
- Centrales que utilizan las fuentes de energía llamadas renovables o alternativas, es
decir:
- El calor del Sol: centrales solares.
- La fuerza del viento: centrales eólicas.
- El calor del subsuelo: centrales geotérmicas.
- El movimiento de las mareas: centrales mareomotrices.
Este tipo de centrales está en fase experimental, y por razones técnicas y económicas
todavía no se utilizan industrialmente.

2. Componentes de una central.

Una central eléctrica se compone de los siguientes elementos:


- Un elemento generador de la energía primaria: presa de agua, caldera de vapor o reactor
nuclear.
Una presa de agua tiene dos funciones: por una parte crea un desnivel entre la superficie
del agua y la entrada a la turbina. El desnivel se traduce en presión y velocidad de agua
dentro de una tubería, es decir, en la energía mecánica que va a incidir en los álabes de
una turbina y la va a hacer girar. Por otra parte, la presa acumula agua, que permite
disponer de un caudal constante todo el año y obtener una producción regular.
Una caldera de vapor utiliza el calor desprendido en la combustión de gas, gasóleo o
carbón para calentar el agua y transformarla en vapor a presión. El vapor incide en los
álabes de una turbina y la hace girar.
Un reactor nuclear es una cámara cerrada en la que se desarrolla una reacción nuclear
en cadena, llamada fisión. Los átomos pesados de uranio son bombardeados con
neutrones libres. El átomo bombardeado se desintegra, desprendiendo núcleos más
ligeros, nuevos neutrones libres, que continúan la reacción y dan calor. El calor se emplea
en calentar un fluido (dióxido de carbono o agua) en un circuito primario. El fluido del
circuito primario es radiactivo, y se hace pasar por un intercambiador de calor, en el que cede
su energía al fluido (agua) del circuito secundario. El vapor del circuito secundario hace girar
una turbina.
- Un elemento transformador de la energía primaria en eléctrica: grupo turboalternador.
Consta de dos partes:
- Un elemento transformador de la energía primaria en energía mecánica: turbina
de agua o de vapor.
- Un elemento transformador de la energía mecánica en eléctrica: alternador.
La turbina y el alternador están acoplado al mismo eje. Generalmente las centrales
disponen de varios grupos turboalternadores.
- Una estación de transformación que eleva la tensión de producción (10 a 20 kv.) A la
tensión de transporte (66 a 380 kv.).
- Una sala de control, con todos los instrumentos de mando, medida y regulación
necesarios para el gobierno de la central.
- Equipos y servicios auxiliares.

2.2. Líneas de transporte en alta tensión.

Son las grandes líneas que transportan la energía eléctrica desde las centrales hasta las
subestaciones, situadas cerca de los núcleos de consumo. También sirven de interconexión entre
subestaciones. Las tensiones de servicio normalizadas son las siguientes: 380.000, 220.000,
132.000, 110.000, 66.000 V.
Componentes:

1. Apoyos. Los apoyos de las líneas de alta tensión están formados por grandes torres de celosía
metálica. Normalmente, cuanto mayores es las torres, mayor es la tensión de la línea.

2. Conductores. Están formados por cables trenzados de aluminio con alma de acero. Las líneas
más habituales disponen de 3, 6 ó 12 cables, de la forma siguiente:
- Una línea trifásica simple: tres conductores simples. Cada conductor es un solo cable.
Normalmente están dispuestos en un plano horizontal.
- Una línea trifásica dúplex: tres conductores dobles. Cada conductor son dos cables
paralelos, unidos de tramo en tramo por anillos separadores. Normalmente están
dispuestos en un plano horizontal.
- Dos líneas trifásicas simples: seis conductores simples. Normalmente están dispuestos
en dos planos verticales.
- Dos líneas trifásicas dúplex: seis conductores dobles Normalmente están dispuestos en
dos planos verticales.
La separación entre conductores depende principalmente de la tensión de la línea. Cuanto mayor
es la tensión mayor es la separación entre conductores. También influye el vano de separación
entre apoyos, el peso y la elasticidad de los conductores y las condiciones climatológicas de la
zona (viento, hielo), factores que determinan la flecha máxima de los conductores y la distancia
mínima de acercamiento entre ellos cuando oscilen independientemente. La separación media
entre conductores en estas líneas suele variar entre 4 y 5 m.
3. Cable de tierra (pararrayos). Cada torre está puesta a tierra, y todas las torres están
interconectadas por un cable, tendido a mayor altura que los conductores y de menor sección que
éstos. Todos los conductores deben estar bajo el ángulo de protección de un cable de tierra.
Según la disposición de las líneas, serán necesarios uno o dos cables de tierra.

4. Aisladores. Son los elementos de fijación de los conductores a las torres. No sólo han de servir
de fijación, sino también de aislamiento. Se utilizan cadenas de aisladores ensamblados. Cuanto
mayor es la tensión de la línea, mayor es la longitud de las cadenas y el tamaño de los aisladores.
Hay dos tipos de cadenas:
- De suspensión: están en posición vertical, y sólo soportan el peso del cable.
- De anclaje: están en posición inclinada, en línea con el cable, y soportan toda su
tracción.

5. Otros elementos. Grapas de suspensión y de anclaje, anillo separadores para los cables de las
líneas dúplex, contrapesos antivibratorios, etc.

2.3. Subestaciones.

Son las instalaciones de transformación situadas cerca de los centros de consumo, como ciudades
y parques industriales. Normalmente, a cada subestación llegan varias líneas de alta tensión,
procedentes de varias centrales y de otras subestaciones. En las subestaciones, la alta tensión de
transporte se reduce a alta tensión de distribución, también llamada media tensión (entre 10 y 45
kv.).

Componentes:

1. Barras de alta tensión. Todas las líneas de transporte en alta tensión que llegan a la
subestación se conectan a tres conductores comunes, denominados barras de alta tensión. De esta
manera, la demanda de energía se distribuye de forma equilibrada entre todos los
establecimientos. Las barras de alta tensión son generalmente de forma cilíndrica y, muchas
veces, de sección tubular. Los materiales utilizados son el cobre y el aluminio.

2. Transformadores. Son los elementos que reducen la alta tensión de las líneas de transporte a
una tensión más adecuada para las líneas de distribución. Consta de los elementos siguientes:
- Núcleo de hierro: sobre él se disponen los arrollamientos primario y secundario.
- Primario: arrollamiento en el que entra la energía procedente de las barras de alta
tensión.
- Secundario: arrollamiento del que sale la energía hacia las barras de media tensión.
Consta de pocas espiras (para que la tensión de salida sea menor que la de entrada), y su
sección es grande (porque la intensidad de la corriente es mayor que la de entrada).
- Carcasa: a efectos de protección, aislamiento y refrigeración, los transformadores están
alojados en una carcasa metálica en forma de cuba. La cuba está llena de aceite, cuya
misión es aislante y refrigerante. Para absorber las contracciones y dilataciones térmicas
del aceite, y reponer las pequeñas fugas que se puedan producir, encima de la cuba se
dispone de un depósito de expansión, también llamado vaso conservador. El aceite de
los transformadores es combustible.
- Aisladores pasatapas: la conexión de los arrollamientos primario y secundario del
transformador con el exterior se realiza por medio de conductores que discurren por el
interior de unos aisladores situados en la tapa superior de la carcasa.

3. Barras de media tensión. Todas las salidas del secundario de los transformadores se conectan,
también a tres conductores comunes, denominados barras de media tensión. De esta manera, la
demande de energía se distribuye de forma equilibrada entre todos los transformadores. Las
barras de media tensión, según la tensión utilizada, pueden ser de forma cilíndrica (para las
tensiones superiores) o de sección rectangular (para las tensiones inferiores). Los materiales
utilizados son el cobre y el aluminio.

4. Aparatos de corte y protección. Son los elementos que sirven para desconectar las líneas y los
transformadores, y para protegerlos de sobreintensidades, sobretensiones y cortocircuitos.
- Interruptores. Se trata en realidad de grandes disyuntores de accionamiento por mando
eléctrico, dotados de contactos muy robustos y de funcionamiento muy rápido. Son aptos
para el corte de corrientes de gran intensidad, y disponen de un sistema para extinguir
el arco eléctrico que se ceba en los contactos al abrirlos. Los sistemas utilizados son el
baño de los contactos en aceite y el barrido del arco por un mecanismo neumático. Los
interruptores funcionan por accionamiento manual, desde la sala de control, o
automáticamente, en caso de sobreintensidad, sobretensión o cortocircuito.
- Seccionadores. Son elementos de corte muy sencillos, cuyos contactos están en el aire.
No son aptos para realizar cortes en carga (cuando circula corriente por la línea), porque
se cebaría un arco eléctrico entre los contactos, formando una llamarada muy peligrosa.
Su misión es aislar tramos de línea, o aparatos, cuando no están en carga, una vez que se
ha efectuado el corte con los interruptores, y no circula intensidad por la línea o aparato.
Una de sus ventajas es que, como sus contactos están a la vista, garantizan el llamado
corte visible.

Todos los aparatos de corte y protección llevan incorporado un sistema de puesta a tierra, para
proteger al personal de contactos indirectos. En particular, los seccionadores de salida de línea
llevan un sistema que pone a las tres fases en cortocircuito y a tierra, y permite trabajar en la línea
con toda seguridad.

5. Sala de control. Centro que alberga todos los instrumentos de mando, medida y regulación
necesarios para el gobierno de la subestación.

2.4. Centros de explotación y reparto de cargas.

Normalmente la red eléctrica de un país tiene forma de malla. Esto quiere decir que las líneas de
transporte en alta tensión intercomunican las centrales entre sí, cada central con varias
subestaciones, cada subestación con varias centrales y las subestaciones entre sí. De esta manera,
en caso de avería en alguna central, línea o subestación, la energía se puede suministrar por otros
medios y el servicio a los ciudadanos queda garantizado.

Cada compañía eléctrica dispone de un despacho central de explotación. En este despacho se


controla la producción de cada central en cada momento, el nivel de agua almacenado y
consumido en cada embalse, la cantidad de energía transportada por las líneas y la cantidad de
energía suministrada por cada subestación. Además se controlan aspectos tan importantes como
la ocurrencia y reparación de averías y los planes de suministro alternativos, en tanto dura la
reparación.
Los despachos centrales de explotación están atendidos las 24 horas del día por personal técnico
especializado, y disponen de los medios técnicos adecuados para su función, tales como sistemas
de telecomunicación, telemedida y telemando y sistemas informáticos. Las instalaciones de las
diferentes compañías eléctricas de un país están intercomunicadas, y sus despachos de
explotación están coordinados por un centro nacional. En España, esta labor la desempeña el
despacho central de UNESA, también llamado RECA (Repartidor Central de Cargas).

4.5. Líneas de distribución en Media Tensión.

Son las líneas que distribuyen la energía eléctrica, llevándola desde las subestaciones hasta los
centros de transformación distribuidos por los núcleos y zonas de consumo. Las tensiones de
servicio normalizadas son las siguientes: 45.000, 30.000, 20.000, 15.000, 10.000, 6.000 y 3.000
V. Las tensiones más altas y bajas de la escala tienden a desaparecer. Las líneas más usuales son
las de 10 y 20 kv.

Dentro de los núcleos urbanos e industriales se utilizan generalmente las líneas subterráneas. En
las zonas rurales se utilizan líneas aéreas. Las líneas subterráneas están formadas por gruesos
cables enterrados dotados con varias capas de materiales aislantes y protegidos contra impactos y
perforaciones. Los componentes de las líneas aéreas son los siguientes:
- Apoyos: las líneas de 30 y 45 kv. se tienden sobre apoyos de celosía más pequeños que
las líneas de transporte de alta tensión. El resto se tiende sobre postes de hormigón o de
madera, aunque en algún caso especial, como por ejemplo un cruce peligroso, también
se utilicen apoyos de celosía.
- Conductores: están formados por cables trenzados de aluminio con alma de acero.
Generalmente se trata de líneas trifásicas simples, con dos conductores tendidos a un
lado del apoyo y el tercero al otro lado.
- Aisladores: las líneas de 30 y 45 kv. disponen de cadenas de aisladores similares a las
de las líneas de transporte en alta tensión, aunque más pequeñas. Las líneas de hasta 20
kv. disponen de aisladores rígidos, formados por varias capas unidas por un vástago, que
los une a las crucetas o travesaños de apoyo.

2.6. Centros de transformación.


En los centros de transformación la tensión de distribución se reduce a la tensión de consumo
(220/380 V). En los núcleos urbanos, los centros de transformación son subterráneos. En los
parques industriales y en las zonas rurales se instalan casetas de superficie. En determinados
casos se utilizan transformadores aéreos, instalados sobre torretas de celosía o postes de
hormigón.

Generalmente las redes de distribución en media tensión se tienden en anillo, y cada línea entra y
sale en cada centro de transformación, que también sirve de centro de seccionamiento. Un centro
de transformación completo contaría con los siguientes componentes:
- Dos celdas de entrada y salida en media tensión: cada celda alberga una entrada o salida
de la línea en media tensión, y un seccionador de la entrada o la salida.
- Celda de interruptor de línea: alberga un interruptor en aceite, que sirve para cortar el
anillo de la línea de media tensión.
- Celda de derivación: alberga la derivación de línea y un seccionador.
- Celda de medida en media tensión: alberga unos transformadores pequeños, para los
aparatos de medida en media tensión.
- Celda del interruptor del centro: alberga un interruptor de media tensión, conectado
antes de la entrada en el primario del transformador o transformadores. Puede tratarse
de un interruptor en aceite o de un seccionador en carga.
- Celda del transformador: alberga el transformador. El centro puede disponer de varios
transformadores, cada uno en su celda.
- Cuadro de baja tensión, con los elementos siguientes:
- Un interruptor de baja tensión, conectado a la salida del secundario del
transformador o transformadores.
- Los aparatos de medida en baja tensión.
- Los interruptores de salida en las líneas de baja tensión.

2.7. Líneas de distribución en baja tensión.

Son las líneas que llevan la energía desde los centros de transformación a los abonados. La
tensión de consumo está normalizada en 220/380 V, es decir, 220 V entre fase y neutro y 380 V
entre fases. Las líneas se tienden, siempre que sea posible, en forma de anillo cerrado. En los
núcleos urbanos e industriales se utilizan generalmente líneas subterráneas. Están constituidas
por cables aislados, enterrados o tendidos en las canalizaciones urbanas de servicios técnicos.
Cada línea va pasando por varias arquetas, desde las que se derivan las acometidas a los
abonados. Allí donde no es posible tender líneas subterráneas (es decir, en las zonas rurales y en
determinados cascos urbanos) se utilizan líneas aéreas, que antiguamente estaban formadas por
cables desnudos. En la actualidad, por razones de seguridad, economía y estética, se utilizan
cables aislados de color negro, de cuatro conductores trenzados (3 fases y un neutro).

Las líneas se tienden sobre apoyos de hormigón o de madera. Las acometidas se realizan desde
un apoyo contiguo al abonado, y generalmente son aéreas, aunque también pueden realizarse
mediante un cable parcialmente enterrado.

2.8. Instalaciones de consumo.

Pueden distinguirse las instalaciones domésticas, industriales y comerciales, y las instalaciones


públicas, principalmente de alumbrado urbano.

1) Instalaciones domésticas.
Constan de los elementos siguientes:
- Acometida de compañía: cable procedente de una derivación de una línea de
distribución, y que termina en una caja de conexión. La caja de acometida se instala en
la parte baja del edificio de viviendas. Normalmente la línea de acometida es subterránea
y el cable penetra en la caja por su parte inferior. La caja de conexión dispone de tres
fusibles para las diferentes fases, y de una pletina para conexión del neutro. La salida de
los cables se realiza por la parte superior de la caja.
- Cuarto de contadores: en el caso de una vivienda unifamiliar, la línea pasa por un
interruptor general, una caja de fusibles (uno por fase) y llega al contador. En el caso de
un edificio de viviendas, la línea se va a un cuarto de contadores. El cuarto dispone de
un cuadro eléctrico dotado de los elementos siguientes:
- Interruptor general, al que llega la línea procedente de la caja de acometida.
- Barras de distribución, de las que se derivan las líneas correspondientes a cada
vivienda, y que pasan a los fusibles.
- Fusibles: uno por cada fase y vivienda.
- Contadores: uno por cada vivienda.
- ICP (Interruptores Controladores de Potencia): un ICP por cada vivienda. Un
ICP es un interruptor automático que se abre cuando se conecta a la línea una
potencia superior a la declarada. De los ICP parten las líneas a las viviendas
correspondientes.
- Cuadro de distribución: la línea penetra en la vivienda y pasa por el cuadro de
distribución, dotado con los elementos siguientes:
- Un interruptor automático general, dotado con protección diferencial.
- Un interruptor automático magnetotérmico por cada línea de salida.
- Protección física de las líneas: toda la instalación debe estar empotrada y protegida bajo
tubo de plástico, de acuerdo con el REBT.

2) Instalaciones industriales.

Constan de los elementos siguientes:


- Acometida: si se trata de una gran industria, puede disponer de su propio centro de
transformación o incluso de una pequeña subestación. Las industrias medianas y
pequeñas disponen de una acometida de compañía similar a las domésticas, aunque en
general de mayor sección.
- Cuadro eléctrico general: la línea pasa a un cuadro eléctrico general, distribuido en dos
secciones, alumbrado y fuerza. En el cuadro están dispuestos los fusibles, los contadores
y los interruptores diferenciales magnetotérmicos que protegen las líneas.
- Según el tamaño y tipo de industria, será o no necesario disponer cuadros eléctricos
secundarios, por secciones.
- Protección: toda la instalación debe estar protegida según el REBT. Esto requiere su
empotramiento o su tendido bajo tubo de acero, según los casos.

3) Instalaciones comerciales.

Según el tamaño del establecimiento, son similares a las domésticas o a las industriales. Estas
instalaciones presentan un riesgo especial: los anuncios luminosos. Estos anuncios están
formados por lámparas luminiscentes de gases como neón, argón, helio y mercurio, cuyo
funcionamiento requiere alimentación en corriente continua, con una tensión de al menos 1.000
V por cada metro de tubo.

La alimentación se consigue por medio de rectificadores, conectados a la red normal de baja


tensión. Son frecuentes los anuncios con una tensión comprendida entre 10 y 15 kv. en el
secundario del rectificador. Todos los luminosos de nueva instalación disponen de un interruptor
de corte en la marquesina.

4) Instalaciones de alumbrado público.

La red de alumbrado público de las ciudades suele estar dividida en sectores. La distribución
dentro de cada sector se hace por medio de líneas subterráneas trifásicas, tendidas en anillo. Cada
sector dispone de un cuadro eléctrico, que consta de los siguientes elementos:
- Acometida de la compañía, con fusibles.
- Interruptor general.
- Fusibles de usuario.
- Contador.
- Interruptor automático general, dotado con protección diferencial.
- Un interruptor automático magnetotérmico por cada línea de salida.
- Contactores accionados por células fotoeléctricas, para que el ciclo encendido-apagado
se realice automáticamente, de acuerdo con la luz del día.
El tendido de las líneas recorre la vía pública, siguiendo el emplazamiento de los puntos de luz.
Cada lámpara se alimenta por medio de fase y neutro, que se derivan de la línea en la base de la
farola. En la entrada de la fase se dispone de un fusible. Las farolas se ponen a tierra mediante
una pica.

3. RIESGOS DE LA ELECTRICIDAD.

3.1. Alta y baja tensión.

La tensión de una instalación eléctrica determina el riesgo que su contacto directo o indirecto
representa para la vida humana. Ese riesgo está presente en la mayor parte de las actuaciones de
los bomberos, y tiene dos aspectos:
- El riesgo que supone la aproximación durante una intervención a una instalación
eléctrica bajo tensión, aunque no está afectada directamente por un incendio.
- El riesgo que supone la extinción de una instalación eléctrica bajo tensión, afectada
por un incendio.

Aunque el procedimiento de intervención en equipo eléctrico incendiado tiene varias formas


comunes para alta y baja tensión, hay algunas diferencias importantes, que se refieren al manejo
de los equipos de corte de la instalación, a las distancias de seguridad para la aproximación y a
las distancias de seguridad para la extinción. En España, el REBT del MIE establece la siguiente
clasificación:
- Baja tensión: tensión inferior a 1.000 V en corriente alterna o 1.500 V en corriente
continua.
- Alta tensión: tensión igual o superior a 1.000 V en corriente alterna o 1.500 V en
corriente continua.

Sin embargo, las compañías eléctricas utilizan una escala de tensiones mucho más amplia, y las
clasifican dé manera que ya se ha indicado al describir las instalaciones eléctricas, es decir:
- Alta tensión de transporte: 380.000, 220.000, 132.000, 110.000, 66.000 V.
- Alta tensión de distribución (media tensión): 45.000, 30.000, 20.000, 15.000, 10.000,
6.000 y 3.000 V.
- Baja tensión: 380, 220 V.

3.2. Diferenciación visual.

La diferenciación visual entre equipos y líneas de alta y baja tensión no ofrece en general
mayores problemas:
- Centrales: sólo los circuitos de servicio están en baja tensión. El resto, es decir, los
alternadores y sus circuitos de salida, la subestación elevadora y todo su equipo (barras,
transformadoras, interruptores, seccionadores) están en alta tensión y son inconfundibles.
- Subestaciones: caso similar al de las centrales.
- Líneas aéreas de distribución en media tensión: la separación entre conductores es
menor que en las líneas de alta tensión, y mucho mayor de la que sería necesaria en baja
tensión. Los aisladores son, habitualmente de cadena, y su forma es complicada, como
una serie de paraguas superpuestos. La distancia entre los conductores y el suelo, o
cualquier objeto fijo, ha de ser como mínimo 6 m.
- Centros de transformación: las celdas y equipos de media tensión, los transformadores
y el cuadro de baja tensión son también inconfundibles.
- Líneas aéreas de distribución en baja tensión: como ya se explicó con anterioridad, las
líneas de conductores desnudos prácticamente han desaparecido y en su lugar se utiliza
el cable trenzado, negro de cuatro conductores. Si en algún caso se encuentra alguna
línea antigua de conductores desnudos, se distinguirá por la pequeña separación entre
conductores y por los aisladores rígidos, de pequeño tamaño. Si va sobre apoyos de
hormigón o madera, son de una altura muy inferior a los de la línea de media tensión. La
distancia entre los conductores y el suelo, o cualquier objeto fijo, ha de ser como mínimo
de 4 m.
- Instalaciones de consumo: salvo algún equipo aislado que se pueda encontrar en alguna
industria o establecimiento, todas van en baja tensión.

3.3. Distancias de seguridad.

En baja tensión, para que se produzca una descarga eléctrica a través de una persona, o de un
objeto conductor, la persona o el objeto han de entrar en contacto con un conductor, o con una
parte viva (bajo tensión) y no aislada de la instalación.

En alta tensión, sin embargo, no es necesario que se produzca el contacto, ya que se puede cebar
un arco eléctrico a cierta distancia. De acuerdo con esto, se ha establecido una escala de
distancias de seguridad en función de la tensión. La distancia debe considerarse medida entre
cualquier parte viva, no aislada, de la instalación (por ejemplo, los conductores desnudos) y la
parte más cercana del cuerpo de una persona, o de un objeto que porte una persona. La escala es
la siguiente:

Tensión (kv.) Distancia mínima (m)

10 0.80

15 0.90

20 0.95

25 1.00

30 1.10

45 1.20

66 1.40

110 1.80
132 2.00

220 3.00

380 4.00

4. INCENDIOS DE ORIGEN ELÉCTRICO.

4.1. Causas eléctricas de incendio.

Las causas eléctricas de incendio pueden resumirse en: cortocircuitos, puestas a tierra, descargas
estáticas, sobreintensidades y sobretensiones.

1) Cortocircuito. Un fallo de aislamiento, un impacto o un desprendimiento, hace entrar en


contacto dos conductores vivos, a diferente tensión. Sube bruscamente la intensidad. El arco
formado hace entrar en ignición un material combustible vecino (sólido, líquido o gas) y
comienza el incendio.

2) Puesta a tierra. Una parte viva de la instalación hace contacto con algún objeto de su entorno,
por fallo de aislamiento o por desprendimiento. La puesta a tierra puede ocasionar un
cortocircuito en la fase afectada. Se produce una subida brusca de intensidad, acompañada de un
arco eléctrico. El arco eléctrico inicia el incendio.

3) Descarga electrostática. La electricidad estática, acumulada por rozamiento en algunas


máquinas, puede disiparse mediante descargas instantáneas. Estas atmósferas, en presencia de
una atmósfera combustible, debida por ejemplo al vapor de un líquido inflamable, pueden iniciar
un incendio.
4) Sobreintensidad. A veces se produce una demanda excesiva sobre una instalación o sobre una
máquina eléctrica. Por ejemplo, conectando en una línea de aparatos de potencia excesiva, o
sometiendo a un motor a un esfuerzo superior al que puede desarrollar, de acuerdo con su
potencia. El resultado es que circula una intensidad de corriente excesiva (sobrecarga) para la
sección de la línea o para el bobinado del motor, lo que produce su sobrecalentamiento. Cuando
la temperatura llega a determinado valor, se incendia el aislamiento de la línea o del motor, y el
fuego puede propagarse a los materiales combustibles vecinos, iniciando un incendio.

5) Sobretensión. Se trata de una subida de tensión excesiva en una línea o equipo. Si es brusca,
puede producir un cortocircuito por fallo de aislamiento. Si es gradual y suave, puede producir
una sobreintensidad. Las sobretensiones pueden producirse por inducción o por descarga. Las
causas más comunes son los accidentes en otra parte de la instalación propia o en una instalación
contigua y la caída del rayo. Los cortocircuitos fusibles, los interruptores diferenciales y los
interruptores magnetotérmicos protegen las líneas, las personas y los aparatos contra estos
accidentes, pero no siempre pueden evitar el arco o el calentamiento localizados que dan lugar al
incendio. Como hemos visto, las causas pueden ser accidentales, como los impactos, pero
también pueden ser debidas a negligencias en el uso, a fallos de mantenimiento o fallos de
diseño, que conducen a sobrecargas y a fallos de aislamiento.

4.2. Riesgos en la extinción.


En un incendio en presencia de tensión eléctrica, el bombero, además de los riesgos propios del
siniestro, afronta dos riesgos más:
- El riesgo de contacto directo con algún elemento vivo y no aislado de la instalación
eléctrica.
- El riesgo de contacto directo, a través del agua proyectada sobre el incendio. El agua
es también es buena conductora de la electricidad y aplicada en chorro anula el efecto
dieléctrico del aire.

4.3. Agentes extintores adecuados.

El agente extintor que se utilice no debe ser conductor de la electricidad. Los agentes adecuados
son los siguientes:

1) El polvo químico.

El polvo extintor es muy mal conductor de la electricidad y por lo tanto es apto para fuegos en
presencia de tensión eléctrica. El polvo ABC es además muy eficaz en fuegos de tipo A. El
inconveniente es el residuo pulvurulento. Es útil para utilizarlo en líneas, equipos y locales que
no sean dañados por el residuo. No es adecuado para equipos delicados.

2) El CO2.

Tiene tres características ventajosas frente a otros agentes: aislamiento eléctrico, limpieza y
economía. En equipos delicados no deja residuos. Sin embargo, se enfría rápidamente y alcanza
una temperatura inferior a -60ºC. Esto puede dañar y romper ciertos equipos. Además puede
producir quemaduras en la piel.

3) Los halones (1301 y 1211).

Los halones son dieléctricos por lo que no presentan problemas en los fuegos en presencia de
tensión eléctrica. Tienen bajo poder corrosivo, salvo en determinadas circunstancias. En las
concentraciones usuales no son tóxicos. Desde el punto de vista de la extinción, son agentes
limpios que no dejan residuos. Destruyen la capa de ozono, que los hará desaparecer del mercado
a corto plazo.

4) El agua pulverizada.

El agua a chorro conduce la electricidad. Pero el agua pulverizada, si tiene determinadas


características (tamaño y separación entre partículas), no anula las propiedades dieléctricas del
aire, y se puede utilizar en presencia de tensión eléctrica, con las precauciones siguientes:
- Mantener la distancia de seguridad.
- Aplicar la niebla de forma intermitente, para romper toda posible continuidad del agua.
- Mantenerse alejado del agua derramada, que puede retroceder hasta el bombero por el
suelo.

5. PROCEDIMIENTOS DE ACTUACIÓN.

5.1. Análisis del riesgo.


El análisis del riesgo previo a la intervención debe contemplar los aspectos siguientes:
1) Tipo de instalación y tensión de servicio: central, subestación, centro de
transformación, línea, instalación receptora doméstica, industrial, comercial o urbana.
2) Equipo afectado y situación del fuego: aire libre, recinto cerrado bajo rasante (sótano),
recinto cerrado sobre rasante (altura).
3) Intensidad del incendio.
4) Condiciones atmosféricas de humedad y temperatura.
5) Condiciones de abastecimiento eléctrico de la instalación:
- Una o varias líneas de abastecimiento.
- Existencia, o no, de grupo electrógeno, que entre automáticamente al fallar el
suministro.
6) Medios de corte del suministro eléctrico.

5.2. Precauciones generales.

Como norma general, el bombero ha de adoptar las precauciones siguientes:


1) Mantener las distancias de seguridad.
2) Siempre que sea posible, aguardar a que la instalación esté desconectada y puesta a
tierra, antes de proceder a la extinción.
3) Comprobación de los aspectos siguientes:
- Que el corte sea efectivo y no una operación errónea.
- Que la desconexión no sea simplemente parcial.
- Que no haya posibilidad de reconexión automática.
4) Utilizar un equipo apropiado.
5) Utilizar herramientas adecuadamente aisladas.
6) Emplear un agente extintor adecuado.

5.3. Procedimiento general en alta tensión.

En instalaciones de alta tensión rige la norma de “fuera las manos”. La extinción debe realizarse
desde lejos a una distancia que depende de la tensión de servicio de la instalación. La extinción
debe realizarse con la instalación desconectada y sus elementos puestos a tierra. La desconexión
de la instalación y la puesta a tierra de sus elementos son operaciones que se deben realizar por
personal especializado, ya sea personal de la compañía eléctrica, si se trata de una instalación
generadora o de distribución (central, subestación, centro de transformación o línea de
transporte), o personal de la empresa, si se trata de una instalación receptora (líneas y equipo
eléctrico).

5.4. Procedimiento general en baja tensión.

1) No debe proyectarse agua sobre los componentes de la instalación o del equipo que estén bajo
tensión y no estén aislados.
2) Hay que evitar todo contacto directo o indirecto del cuerpo o de la lanza con dichos
componentes.
3) La extinción, en tales circunstancias, sólo puede llevarse a cabo con un agente extintor
adecuado.
4) Si se desconecta la instalación, puede utilizarse agua en la extinción. La desconexión debe
efectuarla personal especializado que conozca la instalación.
5) Si no puede desconectarse la instalación y no se dispone de un agente extintor adecuado, se
acordonará la zona, y dentro de ella no se llevará a cabo la extinción.

5.5. Casos particulares.

1) Fuego en transformadores.
- No actuar en ausencia de personal especializado de la compañía.
- Ordenar el corte de suministro.
- Extinguir con agua pulverizada y refrigerar intensamente el depósito de aceite.
- Si no se puede cortar el suministro extinguir con CO2. También se puede utilizar polvo
químico o halón.

Precauciones:
- Bajo tensión, mantener las distancias de seguridad.
- Utilizar equipos personales con protección aislante.
- Mantener alerta: Aunque se nos haya comunicado el corte de suministro, si la salida del
secundario queda cargada, el transformador puede funcionar a la inversa.
- Si el transformador está emplazado en un sótano, utilizar equipos de protección
respiratoria.

2) Fuego en acometidas de compañía.

a) Fuego en la línea de entrada.

- Desconectar los fusibles de la caja, para evitar la propagación del calor, por
conducción, al resto de la línea.
- Solicitar el corte de corriente a la compañía eléctrica.
- Realizar la extinción con CO2 o polvo químico, después de efectuado el corte.

b) Fuego en los fusibles.

No es un caso habitual, ya que están fabricados con materiales difícilmente combustibles y de


alta resistencia térmica. En su caso, hay que desconectarlos.

C) Fuego en la línea de salida.

- Desconectar primero los fusibles para cortar el suministro eléctrico.


- Desconectar después el interruptor general, para evitar la propagación del calor, por
conducción a las líneas de distribución.
- Realizar la extinción con CO2 o polvo químico.

3) Fuego en cuartos de contadores.

- Desconectar los fusibles en la acometida de compañía.


- Realizar la extinción con CO2 o polvo químico.

Peligros:
Este tipo de fuegos genera gran cantidad de humo, debido, por una parte a la naturaleza de los
materiales y, por otra, al emplazamiento habitual de los cuartos de contadores.
Precauciones:
Utilizar equipos de protección respiratoria y herramientas aislantes.

4) Fuego en anuncios luminosos.

Cortar el suministro de corriente. En los anuncios antiguos, cortar el cable de la alimentación con
la cizalla aislante. En los anuncios modernos, abrir el interruptor reglamentario, que debe estar
instalado en la marquesina, en un lugar accesible. Realizar la extinción como si tratase de un
transformador al aire libre.

5.6. Rescate de electrocutados.

1) Comprobar si el accidentado está o no en contacto con algún elemento bajo tensión.


2) Si el accidentado sigue en contacto con un elemento bajo tensión, hay que desconectar la
corriente.
3) Si no se puede desconectar la corriente, la tarea del bombero o socorrista resultará más difícil y
peligrosa, ya que debe proceder al desprendimiento de la víctima. Esta operación requiere mucha
sangre fría y autodominio. Nunca se debe rescatar a la víctima con las manos.
4) Antes de comenzar la operación, el bombero debe aislarse, tanto de la tensión de la instalación
como de tierra. Para aislarse de tierra, debe emplear una banqueta aislante. Para aislarse de la
instalación, debe ponerse guantes aislantes y utilizar una pértiga aislante para separar al
accidentado.
5) El bombero enganchará con el garfio al accidentado y tirará de él para separarlo del elemento.
No debe entrar en contacto con el accidentado hasta que éste no haya sido separado
completamente del elemento bajo tensión.
6) Si la operación se realiza durante un incendio, es mucho más peligrosa, debido al ambiente
húmedo creado por el agua empleada en la extinción.
7) En la mayor parte de los casos, la víctima se encontrará inconsciente. Una vez rescatada, debe
practicársele inmediatamente la respiración artificial, combinada con masaje cardíaco. No es
habitual que la víctima reaccione con prontitud, así que el auxilio debe mantenerse el tiempo que
sea preciso.

6. MATERIAL DE AISLAMIENTO ELÉCTRICO.

6.1. Pértiga aislante para 60 KV.

El material para uso con electricidad y destinado al aislamiento del personal que vaya a efectuar
maniobras en aparatos de corte deberá usarse en combinación con banquetas aislantes o planchas
de goma aislantes y guantes de goma aislantes.

La pértiga está construida de material aislante como puede ser policloruro de vinilo, estratificado
de baquelita, madera de fresno para pértigas de hasta dos metros, y combinación de fibra de
vidrio y poliéster para mayores longitudes. La longitud de la pértiga dependerá de la tensión de
servicio de los aparatos de corte que se deben accionar. En el extremo de la pértiga está fijado un
dispositivo para la desconexión de seccionadores. A partir de longitudes de 2.5 m, las pértigas
aislantes se construyen por la unión de elementos unitarios ensamblados entre sí, siendo en estos
casos su construcción de fibra de vidrio y poliéster, de gran resistencia mecánica, obteniéndose
longitudes de hasta 8 m.
Se fabrican para tensiones máximas comprendidas entre 36 y 400 kv. , dependiendo de su campo
de aplicación y de la longitud de la misma. Normalmente en la práctica deberá señalarse la
tensión de utilización.

La pértiga aislante tiene como misión realizar una maniobra a distancia. Por ejemplo, en salas de
transformación para producir el corte visible de un seccionador, para descargar las líneas a tierra
una vez comprobado el corte de tensión.

Algunas aplicaciones secundarias son: separación de una cable aéreo que esté en contacto con
otro por exceso de pandeo, y produciendo chispas o retirada de algunas ramas caídas sobre la
línea. Siempre que se emplee la pértiga aislante se utilizarán además, guantes, plancha y taburete
aislantes.

Para abrir o cerrar seccionadores, habrá de cerciorarse de que tienen la suficiente capacidad de
corte para ello. En caso contrario, deberá maniobrarse el interruptor correspondiente para
eliminar carga en la línea. Por ejemplo, en un transformador, la maniobra normal para dejar sin
servicio a éste es abrir la salida de baja tensión y a continuación abrir el seccionador en alta, con
lo cual se obtiene un corte visible.

6.2. Banqueta aislante.

Es una tabla gruesa de madera, de forma cuadrangular, con cuatro aisladores que hacen de patas,
con una altura de 200 mm. Los aisladores en algunas banquetas van sueltos, para mejor
acoplamiento en los cajones de los vehículos de bomberos. Otras llevan los aisladores móviles,
por mediación de unos muelles y pletinas de fijación.

Se utiliza siempre que se realice todo trabajo de cortar cables de corriente eléctrica, desconectar
clavijas, etc.

Si la banqueta es de las que llevan los aisladores sueltos, se cogerán uno por uno y se enroscarán
en su hueco correspondiente. Si son de las que llevan los aislantes sujetos por los muelles, se los
aprieta hacia fuera hasta que la pletina los deje fijos.

La tabla debe estar siempre bien seca, y los aisladores libres de humedad. Los huecos donde van
las roscas deben limpiarse frecuentemente.

6.3. Plancha aislante.

Está constituida por una capa de caucho de alto poder dieléctrico con un grueso de 10 mm. Se
fabrican en distintas medidas, aunque la más habitual es de 50 x 80 cm. La tensión de prueba es
de 30 kv. , Y la de perforación 60 kv.

Para trabajos en baja tensión y en alta tensión acompañada de la banqueta aislante nos sirve de
aislamiento, protegiéndonos de los contactos indirectos.

La valoración en cuanto a eficacia real debe ser considerada como baja y su utilización debe
limitarse a casos muy concretos y siempre sobre superficies uniformes, en instalaciones de baja
tensión, siendo desaconsejable su utilización en instalaciones de alta tensión por sí sola.
Si la alfombrilla no está situada sobre un suelo uniforme, puede haber puntos que, al contacto con
superficies más sobresalientes, condicionen la uniformidad dieléctrica y disminuyan de hecho en
algunos puntos su tensión de perforación. Se observará que no existan cortes en la goma por los
que se pueda filtrar algún tipo de líquido que pueda poner en contacto con tierra la zona de
trabajo.

6.4. Guantes aislantes.

Es la protección individual adecuada y más simple para las extremidades superiores. El más
empleado es el de cinco dedos, con una longitud que llega a proteger el antebrazo. Existe una
gran variedad de guantes protectores en el mercado. El más habitual es el guante de caucho
sintético (caucho policloropreno, comúnmente llamado por su nombre comercial neopreno). El
neopreno es resistente a la acción de ciertos productos químicos, hidrocarburos y disolventes, y
posee buenas propiedades dieléctricas, por lo que se utiliza en trabajos tanto de baja como de alta
tensión. Dependiendo del grosor tendrán más o menos sensibilidad táctil. Para ciertos trabajos
(entre 0.9 y 2 mm) son impermeables a la transpiración.

Como ampliación de las características eléctricas, la norma de homologación española MT-4


clasifica los guantes aislantes eléctricos en cuatro clases, según las tensiones máximas de las
instalaciones en las que se pueden utilizar.

Clase Tensión máxima de Tensión de ensayo Tensión de


utilización (en V) (en V) perforación (en V)

I 430 2.500 3.500

II 1.000 5.000 6.500

III 20.000 20.000 25.000

IV 30.000 30.000 35.000

Su uso será principalmente para realizar trabajos eléctricos, no debiendo considerarse por sí
mismos como aseguradores de la protección del usuario, sino que se deben emplear con otros
elementos de protección, tales como:
- Para baja tensión: - Herramienta de mango aislado.
- Plancha de goma aislante.
- Banqueta aislante.
- Para alta tensión: - Pértiga aislante.
- Banqueta aislante y plancha de goma aislante.

La utilización de este tipo de guantes es siempre obligatoria cuando se realicen trabajos con
tensión. Con anterioridad a cada utilización se ha de comprobar la inexistencia de grietas y
perforaciones. Su grado de utilización es de baja tensión, siendo normal en la realización de
maniobras y utilización de pértigas en instalaciones de alta tensión.
Los guantes de caucho deben mantenerse al abrigo del calor y de la humedad y almacenarse,
preferentemente con talco. Los suministradores proporcionan estos guantes con diversos
accesorios, tales como un recipiente de plástico irrompible para la conservación de los guantes en
perfectas condiciones, con receptáculo para talco y un ensayador neumático para comprobar la
estanqueidad del guante.

6.5. Otras herramientas.

6.5.1. Cizalla aislante para 25 kv.

Es una herramienta de corte debidamente aislada para efectuar trabajos protegidos contra los
contactos indirectos, compuesta de dos brazos aislados que actúan directamente sobre un sistema
de palancas de primer género para transmitir el esfuerzo realizado sobre unas cuchillas. Las
medidas de las cizallas son de entre 50 y 180 cm para secciones superiores a 25 mm y deben
manejarse con las dos manos. Se aplica para el seccionamiento de conductores eléctricos
exclusivamente.

Para realizar el corte de un cable conductor se aplicarán las cuchillas sobre éste, totalmente
abiertas. Para ello se cogerá la cizalla con ambas manos, se hará la apertura al máximo, se
abarcará con las cuchillas el material y se ejercerá presión. Se tendrán en cuenta las medidas de
protección contra los contactos indirectos, ya que al realizar cortes en conductores activos en un
momento dado del seccionamiento se puede contactar con otros elementos bajo tensión. Será
necesario emplear: banqueta, guantes, gafas y plancha.

6.5.2. Alicate aislante.

Es una herramienta manual para realizar trabajos bajo tensión. El más útil es el llamado
universal. Deberá tener los mangos recubiertos de material aislante. Éste suele ser un material
termoplástico (isoplás), irrompible, cuya adherencia con el material es tan fuerte que lo hace
inseparable.

Consta de una parte superior, la cual nos sirve para doblar y enderezar (hilo, cable, etc.), de una
parte central o mordaza, para sujetar piezas de distintas formas y tamaños y de la parte inferior
para cortar.

Esta herramienta tiene como principal aplicación el sujetar piezas, doblar y cortar hilos
conductores de poca sección. También nos sirve para realizar sujeciones y aprietes (mediante
hilos de cobre, hierro, etc.)

Para cortar una línea eléctrica de poca sección se tendrá especial cuidado de no cortar los dos
conductores a la vez, ya que se produciría un cortocircuito y, por lo tanto, daños en la quijada del
alicate. Para que esto no ocurra se cortarán los conductores de uno en uno. Se garantiza el empleo
del material termoplástico hasta tensiones de 10 kv.

Deben mantenerse limpios de suciedades acumuladas, tales como aceites, grasas, polvos, etc.
También se deberán engrasar poniendo una gota de aceite en el pasador de la articulación.
Revisar que el aislamiento de los mangos se encuentra en perfectas condiciones.
6.5.3. Comprobador de corriente.

Es el instrumento que nos indica si una línea se encuentra con tensión y su valor. Los equipos de
comprobación de ausencia de tensión son:
- Para baja tensión: - Discriminador de tensión.
- Para alta tensión: - Detector unipolar.
- Detector bipolar.
- Fusil lanza cables.
- Comprobador para detectores.

El comprobador de corriente de tipo discriminador de baja tensión se presenta en forma de caja


de material plástico, de volumen reducido. No lleva ninguna pieza móvil ni órgano de
conmutación. Las indicaciones son proporcionadas solamente por el encendido de ciertos
números de puntos luminosos agrupados bajo una ventana visible. Los contactos se efectúan por
dos puntas de prueba que se conectan en los orificios que lleva la caja. Una de estas puntas es
rígida y la otra móvil, y va provista de un cable ligero de unos 60 cm de longitud.

Este circuito utiliza tres circuitos distintos, que son:


- Un circuito con tres tubos luminiscentes marcados, respectivamente con las tensiones 127, 220
y 330 V.
- Un circuito con lámpara de incandescencia.
- Un circuito con un solo tubo luminiscente.

Los dos circuitos primeros funcionan siempre conjuntamente al estar colocados en paralelo. En
caso de avería de uno de los dos, la presencia de tensión queda señalada en el otro. Estos
circuitos consumen corriente y, por lo tanto, sólo dan una indicación positiva cuando la
instalación que hay que controlar es capaz de proporcionar cierta cantidad de energía. El tercer
circuito es un indicador de tensión sin consumo notable de corriente. Esto permite utilizarlo
incluso en contacto unipolar, con una sola punta de prueba, estando el circuito cerrado por el
dedo del operario colocado en el costado del aparato.

Con el discriminador que se ha descrito se puede comprobar la presencia de tensión o su


ausencia, en instalaciones interiores, así como la magnitud de ésta y la localización de
conductores activos y neutros. Cuando se precisa comprobar la ausencia de tensión en líneas
aéreas, es necesario una variante del discriminador anterior, provisto de antenas o pértigas de
contacto.

Las pértigas de contacto son ligeras y rígidas y está construidas en tubos estratificados de fibra de
vidrio y poliéster en la empuñadura y, en su extremo superior, una pieza metálica de contacto.

La principal función de estos aparatos es comprobar la ausencia de tensión, bien sea en interiores
(viviendas, comercios, etc.) o en exteriores (líneas aéreas). Según sea la tensión, alta o baja, y el
lugar de actuación, tendremos que emplear el modelo más adecuado.

El discriminador de baja tensión anteriormente descrito dispone de tres posiciones:


- Posición 1. Estando las dos puntas de contacto colocadas en los orificios y unidas a un circuito
de tensión se iluminará simultáneamente la ventana que indica la presencia de tensión, y una, dos
o tres divisiones que indican el orden de magnitud: 127, 220 o 330 V.
- Posición 2. Estando colocada una de las puntas en el orificio, quedando la otra en posición 1.
Uniendo las dos puntas a un circuito con tensión se provoca la luminiscencia de la ventana con
un consumo de corriente muy pequeña.
- Posición 3. Habiendo dejado colocada una punta en el orificio, el operador apoya el dedo, sin
notar sensación perceptible. En estas condiciones y cuando se trate de corriente alterna, el tubo de
la ventana se encenderá cuando estemos con un conductor activo.

El manejo del discriminador para líneas en baja tensión tiene la variante de que dispone de unas
pértigas que permiten realizar comprobaciones a distancia, y disponen de ganchos de contacto y
asilamiento para que no haya que someterlas a tensión continuamente. Las mediciones se harán
siempre en paralelo.

6.5.4. Destornillador aislante.

Tiene como misión él apriete y afloje de tornillos. Se fabrican de varias medidas, pero el más útil
es el de 20 cm. Consta de las siguientes partes:
- Un mango de material termoplástico aislante.
- El vástago, fabricado en acero templado para soportar los grandes esfuerzos a los que
se somete la herramienta. Se recubrirá con material aislante hasta la hoja.

Se procurará utilizar el destornillador adecuado al tornillo para evitar la deformación de la ranura


del tornillo. No utilizar la herramienta como puente para revisar un circuito eléctrico cuya
intensidad de corriente sea muy elevada, ya que sería peligroso tanto para la herramienta como
para la persona.

Siempre que se trabaje con herramientas manuales en trabajos eléctricos, es conveniente y


aconsejable tener los dedos y muñecas libres de anillos, pulseras, relojes metálicos, etc., que
puedan provocar el contacto eléctrico.

6.5.5. Pica de toma de tierra.

Consiste en un electrodo para toma de tierra, que introducida en el suelo forma la unión
conductora con el terreno. Se establece que las picas verticales deben estar constituidas de la
siguiente forma:
- Tubo de acero galvanizado de 25 mm de diámetro exterior como mínimo.
- Perfiles de acero dulce galvanizado, de 60 mm de lado como mínimo.
- Barras de cobre o de acero, de 14 mm de diámetro como mínimo. Las barras de acero tienen que
estar recubiertas de láminas de cobre de espesor adecuado.

Las longitudes mínimas de los electrodos no serán inferiores a dos metros.

El objeto primordial de la puesta a tierra es la protección de los circuitos eléctricos y de los


usuarios de estos circuitos, consiguiendo los siguientes fines:
- Canalizar las corrientes de fuga en derivación ocurridas fortuitamente en las líneas, receptores,
carcasas, partes conductoras próximas a los puntos de tensión y que pueden producir descargas a
los usuarios de esos receptores eléctricos o de esas líneas.
- Disipar la sobretensión de maniobra, o bien de origen atmosférico.

Poner a tierra es sinónimo de unir a tierra un punto de la instalación a través de un dispositivo


adecuado a cada caso concreto. Existen vehículos en los Cuerpos de Bomberos que están dotados
de este material que tiene como misión prevenir posibles accidentes personales y materiales, en
caso de contactos indirectos, al transmitir las corrientes de defecto al suelo, ya que estos
vehículos están equipados con generadores y motores que tendrán que trabajar alguna vez en
ambientes potencialmente explosivos.

Se procurará clavar con una maza el electrodo en el terreno, procurando que esté tan húmedo
como sea posible y preferentemente en tierra. Cuanta mayor superficie de contacto se tenga,
mejor será el contacto.
TEMA 48. EQUIPO PERSONAL DEL BOMBERO.

1. INTRODUCCIÓN.

El equipo personal es un elemento fundamental para la protección del Bombero en todas sus
actuaciones. En los siniestros podemos exponernos a condiciones extremas que pueden ser
provocadas por el calor, por gases tóxicos, etc., y además se pueden sufrir cortes, contusiones. En
algunos casos provocan que el Bombero tenga graves lesiones, algunas veces irreparables.

En consecuencia, se deben proteger las distintas partes del cuerpo con un elemento adecuado.
Esencialmente, el equipo consta de los siguientes elementos.

2. CASCO.

Está destinado a la protección de la cabeza. Si se encuentra con pantalla ofrecerá una cierta
protección facial. Es necesario graduar el atalaje de forma que quede siempre espacio libre entre
el casquete y el cráneo por la parte superior, pero ajustado a la nuca y a la frente, de forma que se
mantenga por sí sólo en posición invertida. El barbuquejo solamente es un elemento de seguridad
ante los impactos.

3. CHAQUETÓN Y PANTALÓN.

Defienden el cuerpo del calor, frío, humedad, cortes e impactos ligeros. Están formados por una
envuelto exterior, generalmente de un tejido incombustible y un forro interior compuesto de dos
capas: un exterior impermeable, que actúa como barrera de vapor, y otra inferior destinada a
proporcionar aislamiento térmico. Debe utilizarse siempre completo, chaquetón y pantalón. Se
utilizarán todos los elementos de cierre de los que se encuentre dotado para conseguir la máxima
hermeticidad.

4. BOTAS DE SEGURIDAD.

Protegen los miembros inferiores del calor, impactos, perforaciones y agua. Se distinguen
especialmente dos tipos:
- Europeo: fabricado en piel, con plantilla y puntera metálica de seguridad y media caña
de cuero para protección de las espinillas.
- Americano: fabricado en neopreno, con plantilla y puntera metálicas de seguridad. Se
disponen en dos variantes, de media caña o completas.
Se colocan introduciendo el pie en la bota tirando con las dos manos de las orejetas. Es
importante que ajusten bien para conseguir una mayor sensibilidad en la pisada y evitar la
formación de ampollas.

5. CINTURÓN.

Es un elemento de seguridad que cumple dos fines principales:


1. Asegurarnos para poder trabajar con las manos libres en puntos comprometidos con la
estabilidad.
2. Proteger la región lumbar en los esfuerzos que se deben realizar para el levantamiento de
cargas.
Los modelos antiguos están fabricados en cuero con una terminación en lona por su cara exterior.
El cierre se realiza con dos hebillas y sus correspondientes correas, siendo éste uno de los puntos
más débiles, ya que los pasadores de hebilla han rasgado más de una vez.

En la actualidad se fabrican con cinta de fibra sintética y se ha sustituido el cierre por un sistema
de hebillas pasantes de montaje rápido. Se complementan con una banda protectora
almohadillada, fijada al interior, que incrementa la anchura, ya que la cinta es muy estrecha y,
debido a su gran resistencia, podría producir lesiones en caso de caída.

Hay que utilizarlo siempre completamente ajustado a la cintura. Se revisará periódicamente,


comprobando que no presenta rasgaduras, deshilachados o descosidos. El secado no se puede
realizar con calor directo, sino que habrá que realizarlo en lugar seco y ventilado.

6. GUANTES.

Proporcionan protección térmica y mecánica a las manos. Cumplen esta doble función: protegen
las manos del calor, aunque no tienen barrera de vapor y ante pequeños cortes, contusiones y
lesiones producidas por objetos punzantes.

7. UNIFORME DE TRABAJO.

Puede estar constituido por una sola prenda (mono) o por dos. Se suele fabricar en tejido
incombustible. Debe ser confeccionado de forma que sea cómodo al usuario, no presentando
elementos que puedan producir enganches durante el uso (fuelles, trabillas, bolsillos externos,...).

Como elemento representativo que es, deberá encontrarse siempre limpio y bien puesto, no
utilizándolo parcialmente o combinado con prendas que no sean de uniformidad.
TEMA 49. EQUIPOS DE PROTECCIÓN RESPIRATORIA.

1. INTRODUCCIÓN.

La extrema sensibilidad que posee el aparato respiratorio hace que sea muy vulnerable al ataque
de cualquier agente agresivo. El organismo dispone de sistemas de protección que actúan sobre el
aire inspirado, intentando aminorar aquellas circunstancias que pudieran dañar el aparato
respiratorio.

El sistema nasal actúa como filtro de partículas, humectador y regulador de temperatura del aire
aspirado, intentando que sus condiciones se asemejen lo más posible a las exigidas por el aparato
pulmonar. Dependiendo de la cantidad, concentración y grado de los elementos o condiciones
agresivas, este sistema natural de protección puede carecer de eficacia, llegando a producirse
graves daños en el sistema pulmonar y en el resto del organismo.

Por tanto, en aquellas condiciones que se prevea una contaminación grave de la atmósfera o una
deficiencia de oxígeno, se requiere un sistema de protección artificial que facilite la función
respiratoria del individuo en condiciones idóneas.

A) Clasificación de los sistemas de protección respiratoria.

1. Filtrantes (dependientes de la atmósfera):


- De filtro físico.
- De filtro químico.
- De filtro mixto.
2. Aislantes (independientes de la atmósfera):
- De circuito abierto:
- Semiautónomos:
- De presión positiva.
- De presión normal.
- Autónomos:
- De presión positiva.
- De presión normal.
- De circuito cerrado:
- Con adición de oxígeno.
- Por regeneración química.

B) Problemas respiratorios específicos del incendio.

El incendio es uno de los siniestros más frecuentes a los que han de enfrentarse los bomberos,
presentando una problemática respiratoria específica, que pueden resumirse como una deficiencia
de oxígeno, concentración de productos contaminantes y elevada temperatura.

La combustión requiere oxígeno en grandes cantidades para mantenerse, por lo que sí el foco se
encuentra confinado en un local cerrado, la atmósfera de éste será pobre en oxígeno,
produciéndose una combustión incompleta.

Los productos desprendidos en la combustión pueden tener características tóxicas o cuando


menos irritantes siendo preciso destacar la presencia del monóxido de carbono (CO), que es el
gas más abundante en combustiones con deficiencia de oxígeno. El monóxido de carbono se
combina con la hemoglobina de la sangre con afinidad 210 veces mayor que el oxígeno, siendo
mortal su inspiración a partir de concentraciones 0.1% en volumen.

El problema principal de este tipo de actuaciones, radica en el desconocimiento de las constantes


y reaccione que se están produciendo en el siniestro. El porcentaje de oxígeno existente, los
productos desprendidos, la temperatura del interior, etc., es factores desconocidos y por tanto las
protecciones que hay que emplear deben realizarse estimando que se pueden estar dando las
peores condiciones para la integridad del personal actuante.

Gases de combustión.

Los incendios son situaciones donde se combinan los riesgos anteriormente expuestos y
representan el mayor reto de los equipos de protección personal respiratoria. Los efectos más
importantes que están asociados a los humos y a los gases de los incendios son:
- Toxicidad.
- Irritación
- Incrustación de partículas sólidas.
- Humo denso que impide la toma de oxígeno (anoxia).
- Reducción de la visión.
- Desarrollo del miedo y otros efectos psicológicos.
- Alteración física (temperatura).

La gama de gases tóxicos que se producen en los incendios depende de los materiales de en
combustión: maderas, plásticos, productos derivados del petróleo, etc. Estos gases, en función de
sus efectos psicológicos pueden ordenarse de la manera siguiente:
- Gases asfixiantes:
- Dióxido de carbono.
- Monóxido de carbono. También intoxicante.
- Cianuro de hidrógeno. También intoxicante.
- Gases irritantes:
- Cloruro de hidrógeno.
- Fluoruro de hidrógeno.
- Amoníaco.
- Dióxido de nitrógeno.
- Dióxido de azufre.
- Sulfuro de hidrógeno.
- Otros productos de la combustión:
- Hidrocarburos no quemados.
- Materias sólidas en suspensión.
- Plomo y sus derivados.
- Aldehídos.

Los niveles de tolerancia para el organismo humano de los distintos contaminantes se hallan
recogidos en la normativa vigente sobre seguridad e higiene laborales, que se indican en la
siguiente tabla.

Tabla 1. Tolerancia de algunos gases que se producen en los incendios.


Producto TLV STEL IDLH d. aire d. agua LII LSI Órgano
(ppm) (ppm) (ppm) (g/cm3) (g/cm3) (%) (%) afectado

Monóxido de 50 400 1.500 1.0 Gas 12.5 74.0 Sangre


carbono Pulmones
S. Nervioso
S. Cardiov.

Dióxido de 5.000 30.000 50.000 1.5 Gas Pulmones


carbono S. Cardiov.

Cloruro de 5 100 1.3 Gas S. Resp.


hidrógeno Piel, Ojos

Cianuro de 10 50 0.9 0.7 5.6 40.0 Hígado


hidrógeno Riñón
S. Nervioso
S. Cardiov.

Dióxido de 1 50 50 1.6 1.4 S. Resp.


nitrógeno S. Cardiov.

Amoníaco 25 35 500 0.6 16.0 25.0 S. Resp.


Piel, Ojos

Fósgeno 0.1 2 3.4 Gas S. Resp.


Piel, Ojos

Acroleína 0.1 0.3 5 1.9 0.8 2.8 31.0 Corazón


Ojos, Piel
S. Resp.

Formaldehído 1 2 100 1.1 7.0 73.0 S. Resp.


Ojos, Piel

Sulfuro de 10 15 300 1.2 Gas 4.3 46.0 S. Resp.


hidrógeno Ojos

Benceno 1 2.000 2.7 0.9 1.3 7.1 Sangre


Piel, Ojos
Huesos
Médula
S. Resp.
S. Cardiov.
Ácido acético 10 15 1.000 2.1 1.0 5.4 16.0 S. Resp.
Piel, Ojos
Dientes

Acetaldehído 100 150 10.000 1.5 0.8 4.0 60.0 S. Resp.


Piel
Riñón

Ácido 5 100 1.6 1.2 18.0 57.0 S. Resp.


fórmico Piel, Ojos
Riñón
Hígado

Leyenda: TLV: Valor umbral límite (ppm)


STEL: Límite de exposición en corto período de tiempo.
IDLH: Límite inmediatamente peligroso para la vida y la salud.
LII: Límite inferior de inflamabilidad (% concentración en aire).
LSI: Límite superior de inflamabilidad (% concentración en aire).

La realidad es que en las atmósferas contaminadas, y en particular la de los incendios, se da la


presencia de varios de estos gases, razón por la cual se estudia mediante ensayos y estudios de
laboratorio, con ratas, el denominado TUF (Time of Useful Function) (Tiempos de función útil),
es decir el tiempo que se considera como crítico para escapar del ambiente creado para
combustiones incompletas, para la que la persona expuesta no quede incapacitada por los efectos
fisiológicos acumulados de las acciones de los gases tóxicos presentes en la atmósfera del
entorno.

2. FILTROS.

Los filtros impiden el paso de partículas o gases específicos que pueden dañar el sistema
respiratorio. No son útiles en ambientes con deficiencia de oxígeno. Constan de un envase
metálico o plástico dotado de un sistema de fijación o acoplamiento y un relleno filtrante que
puede ser de fibra de vidrio o celulósica para los filtros físicos y de carbón activo para los filtros
químicos. La combinación de ambos sistemas origina los filtros mixtos.

El aire penetra por la parte inferior mediante una abertura central, atraviesa la masa filtrante y es
aspirado por el usuario a través del conducto de conexión. Los productos contaminantes son
retenidos, en el caso del filtro físico, por las fibras que componen el relleno filtrante. En los
filtros químicos, la retención de los productos se puede realizar por:
- Adsorción: las moléculas del contaminante se fijan en la superficie de carbón activado.
- Absorción: las moléculas del contaminante reaccionan químicamente, quedando
retenidas entre las de carbón activado.
- Oxidación: las moléculas del contaminante se oxidan en presencia de un catalizador.

2.1. Clasificación.

Los filtros se clasifican según su área de aplicación, su capacidad de retención de partículas y su


capacidad de absorción.
- Según su área de aplicación:
- Protección contra partículas (físicos).
- Protección contra gases (químicos).
- Protección contra gases y partículas (mixtos).

- Según su capacidad de retención de partículas (P):


- P1: pequeña (partículas sólidas).
- P2: mediana (partículas sólidas y líquidas).
- P3: grande (partículas sólidas y líquidas).

- Según su capacidad de absorción de gases:


- 1: pequeña (0.1%)
- 2: mediana (0.5%)
- 3: grande (1.0%).

2. Identificación de los filtros.

Para su identificación los filtros van provistos de una serie de letras y unas bandas de color. Su
significado se puede ver en la siguiente tabla.

Tabla 2. Identificación de filtros.

Código de letras Producto Color

A Vapores orgánicos y disolventes Castaño

B Gases y vapores inorgánicos. Gases ácidos, ácido prúsico, Gris


sulfuro de hidrógeno, arsenamina, fosfamina, sustancias
tóxicas en gases de incendios, excepto CO.

E Gases y vapores de dióxido de azufre y ácido clorhídrico Amarillo

K Gases y vapores de amoníaco Verde

CO Monóxido de carbono Negro

Hg Vapor de mercurio Rojo

NO Gases nitrosos y monóxido de nitrógeno Azul

I Yodo radiactivo Naranja

2.3. Limitaciones en su utilización.


- Únicamente pueden utilizarse en ambientes que contengan un 17% de oxígeno.
- Protegen contra polvos, nieblas y humos cuya concentración no supere 200 veces el valor CMP
(Concentración Máxima Permisible asignada para el producto).
- Protegen contra un producto o familia de productos específicos, en concentraciones no
superiores a las marcadas en su homologación.
- La duración en funcionamiento está condicionada por:
- Diseño y características del elemento filtrante.
- Condiciones de uso y funcionales del usuario: muy variable.
- La duración del almacenaje depende de cada tipo de filtro, llevando impresas las fechas de
caducidad y fabricación.
- La mayor parte de los filtros no avisan del final de su utilización, no disponiendo, por tanto, de
reserva de escape.

En algunos tipos se percibe mayor resistencia respiratoria según van perdiendo capacidad y en
otros se percibe el olor del contaminante o se irritan las mucosas respiratorias.

Por todo ellos, los principales inconvenientes que ofrecen para su uso en bomberos son:
- Alto riesgo de uso en atmósferas deficitarias de oxígeno, muy frecuentes en los
procesos de combustión.
- Desconocimiento en la mayor parte de las actuaciones, de los productos contaminantes
existentes y sus concentraciones.
- Inseguridad en cuanto a la duración del filtro.
- Imposibilidad de reutilización.

2.4. Precauciones.

Si se sospecha que las condiciones ambientales de exposición al contaminante pueden sobrepasar


los máximos prefijados o en espacios cerrados, no deben utilizarse. No obstante, en caso de
utilización es necesario observar las siguientes precauciones:
- Usar a cielo abierto.
- Desprecintar en el momento de usar.
- Utilizar el menor tiempo posible y siempre sin sobrepasar la duración máxima teórica.
- Usar sólo una vez.
- Usar para el producto indicado.
3. APARATOS AUTÓNOMOS.

Su característica principal es la independencia total respecto de la atmósfera nociva en que se


encuentra su portador. Tienen diferentes procedimientos de funcionamiento. Así, los equipos de
circuito cerrado utilizan permanentemente la misma mezcla respiratoria regenerándola
químicamente y adicionándole oxígeno en cada ciclo. Los equipos de circuito abierto aportan aire
respirable, bien del exterior impulsado a través de una manguera (semiautónomos), o bien del
almacenado en un recipiente a presión portando por el usuario (autónomos).

Las ventajas de estos equipos son:


- El alto grado de protección que ofrecen al usuario, independizándole de los riesgos
respiratorios existentes.
- El control de su duración, aun cuando ésta varíe en función de la tipología del usuario
y el modelo utilizado, ya que disponen de elementos de control y alarma para garantizar
su seguridad.
- La posibilidad de reutilización es ilimitada, con sencillas operaciones de recarga y
mantenimiento.

Los inconvenientes son:


- El peso y el volumen en algún modelo de estos equipos es relativamente elevado.
- Su manejo requiere práctica y entrenamiento.

3.1. Equipos de circuito cerrado.

Estos equipos aprovechan la mezcla respiratoria exhalada por el usuario, para regenerarla de
forma que pueda ser nuevamente inspirada. Esta regeneración del aire puede realizarse por un
cartucho que produce oxígeno mediante una reacción química, o bien por filtrado de los
productos nocivos, principalmente el dióxido de carbono y adición del oxígeno contenido en un
recipiente a presión.

La ventaja más destacada de estos equipos es su peso liviano en comparación con su duración, ya
que pueden obtenerse tiempos de hasta 4 horas con equipos muy compactos de peso máximo no
superior a 13 Kg

Los inconvenientes son:


- Su mantenimiento es superior al que necesitan los equipos de circuito abierto, los
cartuchos filtrantes o regeneradores deben mantenerse en perfectas condiciones de
almacenaje, debiendo recambiarse una vez utilizados, aun cuando no sea al
máximo, puesto que las reacciones iniciadas son irreversibles.
- El confort respiratorio no es muy alto, ya que las reacciones producidas en los cartuchos
desprenden calor, al mismo tiempo que absorben agua, por lo que el aire regenerado
aumenta su temperatura y disminuye el grado de humedad, pudiendo alcanzar una
temperatura superior a 40ºC.

Componentes de los equipos de circuito cerrado.

a) Equipos de regeneración química:


- Cartucho regenerador. Es un recipiente que contiene peróxido de potasio granulado,
a través del cual pasa aire espirado. Va colocado en el interior del equipo a fin de que
el calor generado en la reacción se difunda homogéneamente. El cartucho debe ser de
fácil recambio.
- Bolsa respiratoria. Tiene como misión servir de depósito del aire purificado y
enriquecido con el oxígeno que sale del cartucho regenerador. Está fabricada en tejido
recubierto de goma, de forma que sea estanca y con alta resistencia al desgarro.
- Conductos. El cartucho regenerador y la bolsa respiratoria están unidos al adaptador
buconasal por uno o dos conductos traqueales, mandados por un sistema de válvulas que
permiten la aspiración-espiración.
- Adaptador buconasal. Se utilizan elementos similares a los disponibles para equipos
filtrantes o aislantes de circuito abierto.
- Iniciador de reacción. En algunos casos cuentan con un dispositivo de actuación rápida
que, mientras comienza la reacción, facilita un suministro de oxígeno para llenar el
circuito respiratorio.
b) Equipos de adición de oxígeno:
- Cartucho filtrante. Compuesto de cal sodada, tiene como misión captar el dióxido de
carbono y la humedad del aire espirado.
- Bolsa respiratoria. Similar a la descrita anteriormente.
- Conductos. Este equipo dispone de conductos de alta presión para el transporte del
oxígeno al manómetro y al manorreductor, así como conductos de baja presión,
traquéales para el ciclo respiratorio, e interiores para alimentación de oxígeno y
circulación del aire espirado.
- Adaptador. Es generalmente una careta con visor panorámico, aun cuando puede
realizar igualmente boquilla y pinza.
- Manorreductor. Es un dispositivo que reduce la presión de la botella (de 200 a 300 bar)
a una presión constante de aproximadamente 4 bar.
- Pulmoautomático. Válvula que dosifica la aportación de aire respirable según la
demanda del usuario.
- Botella. Es el recipiente que contiene el oxígeno presurizado que se adiciona a la
mezcla respiratoria. Generalmente, es de acero aleado y tiene un volumen variable
dependiendo del tipo del equipo, oscilando entre 250 y 2.000 cm3. La presión de llenado
puede llegar a 300 bar. Dispone de grifo con válvula para su dosificación.
- Atalajes y armaduras. Estos equipos generalmente disponen de un atalaje que permite
suspenderlos del cuello o a la espalda del usuario. En caso de equipos de larga duración,
disponen además, de bastidor y carcasa de protección, lo que permite un transporte
cómodo e impide que el equipo sufra daños.
- Sistemas de seguridad. A fin de proteger al usuario, estos equipos disponen de sistemas
de seguridad que permiten controlar la cantidad de oxígeno disponible (manómetro),
avisan al usuario de la entrada en reserva (alarma acústica) y en caso de rotura de algún
conducto, disponen de válvulas de cierre para evitar la pérdida de oxígeno.

3.2. Equipos de circuito abierto.

I. Equipos semiautónomos.

Se basan en el suministro o alimentación por medio de manguera desde el exterior de la


atmósfera contaminada. Constan de máscara, pulmoautomático, manorreductor, conductos y
elemento de alimentación que puede ser un compresor o una batería de botellas. Estos elementos
son los mismos que los integrantes de los equipos autónomos.

El compresor suministra aire a través de la manguera a media presión, hasta el pulmoautomático


conectado a la máscara.

Este sistema tiene como ventajas:


- La ligereza, puesto que el usuario sólo porta la máscara, el pulmoautomático y los
conductos.
- Su duración, pues el suministro de aire puede ser indefinido.

Los inconvenientes más destacados son:


- Su limitado radio de acción al no poder alejarse del elemento suministrador de aire a
más distancia que la longitud de la manguera, que no puede ser muy larga por los
problemas que comporta su peso y maniobrabilidad.
- La inseguridad causada por un posible fallo del conducto de aire, que dejaría al usuario
en un ambiente agresivo, sin posibilidad de escape.

Para evitar esto se suele combinar con una botella de pequeña capacidad de 1 ó 2 litros, que hace
las veces de reserva para escape.

Este equipo está concebido para trabajos de larga duración, en recintos contaminantes donde los
recorridos a realizar son cortos y libres de obstáculos.

II. Equipos autónomos.

En estos equipos el usuario es portador de su reserva de aire, comprimida en un cilindro metálico,


a fin de almacenar la mayor cantidad posible. Esta provisión es inspirada y expulsada al exterior
por medio de un juego de válvulas que evitan que pueda ser respirada la atmósfera ambiente
contaminada. Actúan por demanda del usuario (presión normal) y a sobrepresión (presión
positiva). Se clasifican según la capacidad volumétrica de la botella o botellas de que disponen.

Equipos de protección normal.

El suministro de aire a la máscara está regulado por una válvula de entrada de aire a una presión
ligeramente superior a la de llegada del aire por el conducto. Por tanto, mientras el usuario no
inspire, la válvula permanece cerrada, y el aire se mantiene en el conducto sin pasar a la máscara.
Cuando el usuario inspira produce una depresión en el interior de la máscara que se suma la
presión ejercida por el aire sobre la válvula y ambas vencen su resistencia, abriéndola y dando
paso al aire del conducto. Cuando cesa la inspiración, la válvula vuelve a su posición de cerrada.
Estos equipos proporcionan al usuario un alto grado de seguridad.

Equipos de presión positiva.

La válvula de entrada a la máscara está tarada a una presión ligeramente inferior a la del aire que
llega por el conducto. Al dar paso a la alimentación de aire, la presión del conducto vence la
resistencia de la válvula y el aire penetra en el interior de la máscara. Llega un momento en que
la presión del aire dentro de la máscara, sumada a la de tarado de la válvula, se iguala con la
existente en el conducto. En ese momento la válvula está en equilibrio. En cuanto sube
ligeramente la presión dentro de la máscara, la válvula se cierra.

En el interior de la máscara hay una ligera sobrepresión y en caso de desajuste de la máscara a la


cara, el aire contenido en ella tiende a escapar al exterior, impidiendo la entrada de aire viciado.
La depresión que se produce en el interior de la máscara es compensada con la nueva entrada de
aire del conducto.

Los equipos de presión positiva proporcionan al usuario un grado de seguridad todavía mayor
que los equipos de presión normal. Estos equipos son los que se exigen para trabajar en
ambientes con riesgo de contaminación radiactiva, dado que la más pequeña cantidad de material
radiactivo que penetre en el cuerpo humano puede causar daños irreversibles.

Componentes de los equipos autónomos.

Estos equipos están compuestos por: botella, placa portadora y atalajes, válvula reductora y
elementos de seguridad, conductos, regulador, elementos de control y máscara.
- Botella.

Es un recipiente metálico a presión, fabricado en aleación de acero o aluminio. Están construidas


a partir de un tubo sin soldadura, en forma cilíndrica y con extremos semiesféricos. En un
extremo dispone de un cuello roscado tronco-cónico, donde se fija el grifo de salida de aire. Las
capacidades normalizadas son: 3, 4, 5, 6 y 7 litros, siendo la más utilizada la de 6 litros. Como
todo recipiente a presión debe cumplir la normativa vigente, llevando por tanto grabados los
contrastes de homologación y timbrado. Igualmente lleva grabadas presiones de trabajo y prueba,
que son de 200 y 300 bar o de 300 y 450 bar, respectivamente, para las de máxima presión
autorizada. Por ser el componente más pesado de todo el equipo se van ensayando aleaciones más
ligeras con la misma resistencia, a fin de reducir el peso.

El grifo está fabricado en latón forjado, con acabado exterior cromado. La parte que se introduce
en la botella cuenta con un filtro de metal sintetizado que evita que las partículas del interior de la
misma pasen al sistema de suministro de aire.

Algunos modelos tienen una válvula de presión residual que mantiene una sobrepresión en el
interior de la botella, en caso de vaciado total, impidiendo la entrada de aire húmedo o
contaminado por dejar el grifo abierto. La conexión, aún estado normalizada, es diferente para los
distintos tipos de botellas, de manera que sea imposible cargar una botella con presión máxima
de trabajo a 200 bar a una presión superior.

El aire de recarga debe ser respirable y como tal su suministro debe estar sujeto a la normativa
correspondiente que asegure su calidad.

- Placa portadora y atalajes.

Para aumentar la comodidad de uso en largos períodos de utilización, la mayor parte de los
equipos incorporan una placa dorsal con atalajes, que disminuye la presión ejercida por la botella
sobre la espalda del usuario.

Estas espalderas pueden ser metálicas (acero inoxidable) o plásticas (termoplásticos). Realizadas
en una pieza, disponen de asas para el transporte del equipo. Su conformación es anatómica, de
forma que se adaptan a la espalda sin producir molestias.

Se fijan por medio de atalajes, constituidos por bandas de material sintético de suficiente anchura
para que no se claven y almohadillas, unidas por hebillas de apertura y autofijantes. En la
espaldera va fijada la válvula de reducción de alta presión. La botella se fija mediante la conexión
a esta válvula reductora del grifo, y en su parte opuesta se conecta el zunchado mediante un fleje
de apertura rápida. Ello permite el cambio de botella sin que el usuario deba quitarse los atalajes.

- Manorreductor o válvula reductora.

Funciona de forma automática, reduciendo constantemente la presión de aire que proviene de la


botella, independientemente de su valor, a la presión media que requiere el regulador,
generalmente de 5 a 6 bar. Tiene conexiones en la etapa de alta presión para la botella, avisador
acústico y manómetro. En la etapa de media presión cuenta con conexión para la válvula de
seguridad y conducto de media presión. Su fijación sobre la placa portadora se efectúa con un
mecanismo basculante que facilita su conexión a la botella.

- Válvula de seguridad.

Conectada directamente al manorreductor, está tarada convenientemente para que entre en


funcionamiento en el caso de que la presión en la etapa de media sea superior a la prevista,
evitando que el aire acceda al conducto a mayor presión que la requerida por el regulador.

- Avisador acústico.

Es un sistema de alarma que avisa al usuario cuando en la botella queda aire suficiente para
respirar aproximadamente durante 7 minutos. Está ajustado para emitir un pitido cuando la
presión del aire de la botella desciende de 60 a 50 bar, más o menos, y permanece sonando hasta
que se haya agotado todo el aire de la botella.

- Conductos.

Según el tipo de equipo, puede disponer de conductos de media y baja presión. El conducto de
media presión une el manorreductor con el pulmoautomático. Los equipos modernos llevan
intercalada una válvula de zafaje rápido que, al ser de seguridad, precisa de dos acciones
contrapuestas para ser desconectada, pudiendo hacerse baja presión.

En la mayoría de los equipos, el pulmoautomático se conecta directamente a la máscara, pero


existen algunos modelos en los que se ubica en el cinturón de la placa portadora, existiendo en
estos casos un conducto de baja presión denominado tráquea, que es el que se une a la máscara.

- Regulador, pulmoautomático o válvula dosificadora.

Es el elemento que recibe aire a media presión y lo reduce a baja presión (atmosférica),
dosificándolo a la demanda del usuario. Para ello dispone de una gran membrana. Dispone de
conexión a máscara y está unido al tubo de media presión. Es el elemento que disminuye la
presión del aire procedente del manorreductor hasta un valor ligeramente superior a la presión
atmosférica, para proporcionar con la mínima resistencia la cantidad de aire necesaria en cada
inhalación.

Su funcionamiento es por demanda en el momento en que se crea una depresión, por inhalación o
falta de estanqueidad en la máscara, que actúa sobre la gran membrana de que dispone en
contacto con la atmósfera, permitiendo el paso de aire. Cuando cesa la depresión el sistema se
equilibra cortándose el flujo de aire. Dispone de un pulsador que anula la válvula, suministrando
un flujo constante de aire de hasta 350 l/min.

- Manómetro.

El equipo dispone de un manómetro que mide la presión del aire contenido en la botella. Va
unido a la etapa de alta del manorreductor a través de un tubo capilar en espiral, protegida por
una funda de goma. La escala de lectura abarca hasta el 400 bar. Puede leerse en la oscuridad
llevando marcada la zona de reserva con trazo fosforescente continuo, correspondiente a la
presión de actuación del avisador acústico. Está protegido contra golpes por una envuelta de
goma.
- Máscara.

Es un adaptador facial de tipo integral que cubre las vías respiratorias y los órganos visuales. Se
fabrican en cauchos sintéticos o siliconas de forma que no produzcan reacciones alérgicas y sean
resistentes a los agresivos químicos, grasas, aceites, ozono o disolventes.

Dispone de un visor panorámico que proporciona casi el campo de la visión natural, permitiendo
ver estereoscópicamente, para poder medir las distancias y reduciendo ligeramente la visión
lateral. Puede ser de vidrio de seguridad o sintético (metacrilato).
TEMA 50. TRAJES DE PROTECCIÓN PERSONAL.

1. INTRODUCCIÓN.

Los avances tecnológicos comportan riesgos especiales y en determinadas ocasiones los


Bomberos han de realizar su intervención en condiciones altamente agresivas para el organismo.
En estos casos, el Bombero debe llevar protegido su cuerpo con un equipo adecuado para
defenderle del riesgo al que se enfrente. Hay varios riesgos especiales que se pueden clasificar de
la siguiente forma:

1. Riesgo térmico. Exposición a altas temperaturas durante la intervención en incendios de


combustibles de gran poder calorífico, o durante intervenciones que obligan a una gran
aproximación al foco del incendio para efectuar salvamentos o realizar otras operaciones.

2. Riesgo químico. Exposición a la acción de productos químicos, principalmente líquidos o


gases, altamente nocivos para el organismo, debido a fugas, derrames y otros accidentes.

3. Riesgo radiactivo. Exposición a radiaciones debido accidentes tales como rotura de


contenedores de material radiactivo.

Para afrontar estos riesgos se han diseñado trajes de protección especiales que permiten al
Bombero acercarse, penetrar o permanecer en ambientes altamente agresivos durante un período
de tiempo determinado. Estos trajes, sin embargo, limitan la capacidad física del Bombero, que
ha de soportar el peso del equipo y ve reducida su movilidad y su campo de visibilidad.

El equipo puede producir a su portador algunos problemas psicológicos, tales como sensación de
pérdida de comunicación con el resto de la dotación o incluso claustrofobia, que se suman al
temor al riesgo que motiva la actuación.

El jefe de dotación debe conocer estos factores y estimar su influencia en la reducción de la


operatividad de los intervinientes, para calcular el tiempo de actuación y preparar los relevos
necesarios.

2. TRAJES DE PROTECCIÓN TÉRMICA.

2.1. Características de los trajes.

El organismo soporta el calor producido por su metabolismo incrementado con el que recibe del
medio ambiente. La suma de ambos se conoce como carga térmica. El calor producido por el
metabolismo de una persona que realice un trabajo moderado continuo puede estimarse en 3
kcal/m2/min. El organismo elimina este calor segregando sudor. La cantidad máxima de calor que
puede eliminar una persona, una vez aclimatada a la temperatura de trabajo, mediante el sudor, es
del orden de 6 kcal/m2/min. Por tanto, la cantidad máxima de calor que puede recibir el
organismo del ambiente en estas condiciones es, como máximo, 3 kcal/m2/min. Así pues, los
trajes de protección térmica no deben permitir que en su interior penetre una cantidad de calor
superior a 3 kcal/m2/min. Para ello deben reflejar la máxima cantidad de calor posible en su
superficie y dificultar el paso de calor por conducción a través de ellos.

Además, los trajes de protección térmica deben ser impermeables. Cuando el portador avanza
bajo la protección de una cortina de agua, el calor desprendido en el siniestro puede elevar la
temperatura del agua hasta los 100ºC y vaporizarla. Si el traje no es impermeable, el vapor puede
causar graves quemaduras al portador.

Hay dos tipos de trajes de protección térmica según su función:


Trajes de aproximación. Aptos para acercarse a las llamas en ciertas condiciones.
Trajes de penetración. Aptos para pasar a través de las llamas en ciertas condiciones.

2.2. Trajes de aproximación.

El traje de aproximación permite al usuario acercarse a las llamas y permanecer relativamente


cerca de ellas (sobre 1 m de distancia), siempre que la temperatura no sea demasiado elevada.
Protege contra contactos esporádicos de las llamas.

Estos trajes tienen propiedades reflectantes del calor radiante, bajo coeficiente de conductividad
térmica y permeabilidad de dentro a fuera para facilitar la transpiración. Estas propiedades se
consiguen combinando varias capas de tejidos y recubrimientos especiales. El traje se compone
de varias prendas, cada una de las cuales protege una parte del cuerpo. La prenda que protege el
cuerpo (tronco y extremidades) puede ser de una o dos piezas. La cabeza se protege con un capuz
del mismo material que el que protege el cuerpo y que se acopla al casco del usuario. Lleva
incorporado un visor panorámico formado por una o dos mirillas. Éstas están fabricadas por
varias capas de un material especial basado en policarbonato. La superficie exterior del visor está
recubierta de un baño de oro que le confiere propiedades reflectantes. Las manos se protegen con
manoplas o guantes de uno, tres o cinco dedos. La palma se fabrica de cuero y están forrados de
material aislante y tejido difícilmente combustible. Los pies se protegen con un conjunto formado
por botas, polainas y cubrebotas, dotadas de un aislamiento interno de fibra de vidrio.

Los trajes de aproximación se emplean para realizar operaciones de extinción en el entorno


inmediato del foco del fuego, y permiten soportar contactos esporádicos con las llamas. No están
diseñados para penetrar en el fuego, ni para aproximarse a zonas de temperatura extremadamente
elevada.

2.3. Trajes de penetración.

Permite al usuario pasar a través de las llamas y permanecer en contacto con ellas un período de
tiempo inferior a 2 minutos, siempre que la temperatura no sea superior a 800ºC.

Estos trajes aíslan totalmente al usuario del exterior. Generalmente están constituidos por 9 capas
de fibra de materiales incombustibles, dispuestas de fuera adentro de la forma siguiente:
- 1 capa de fibra de vidrio aluminizada.
- 2 capas de lana de vidrio.
- 1 capa de fibra de vidrio.
- 2 capas de fibra de vidrio aluminizada.
- 2 capas de lana de vidrio.
- 1 capa de fibra de vidrio.

La acción continuada del fuego puede destruir y carbonizar las capas exteriores del traje. La
primera de las dos capas interiores de fibra de vidrio delimita una zona de seguridad, superada la
cual el usuario puede sufrir lesiones de forma inminente.
El traje de penetración exige un alto nivel de adiestramiento del portador, porque su utilización
presenta los problemas siguientes:
1. La colocación del traje debe ser perfecta. Deben ajustarse todas sus uniones y juntas de forma
que no existan puntos débiles por los que puedan penetrar el calor o las llamas.
2. El capuz no permite gran visibilidad, por lo que sólo deben realizarse desplazamientos cortos,
precisos y sin excesivos cambios de dirección y nivel.
3. El traje requiere la incorporación de un equipo de protección respiratoria. El peso y el volumen
del conjunto no permiten una gran movilidad y requieren del bombero un mayor esfuerzo físico.
4. El traje, debido a su composición, no permite la transmisión del sonido, por lo que el portador
no puede comunicarse verbalmente con el exterior.

La conducta del portador debe ser como sigue:


1. Debe establecerse un sistema de comunicación por señas que permita al portador comunicarse
con el resto de la dotación y alertarles de cualquier problema que pueda tener.
2. Si le falta aire respirable, debe mover las manos delante de la cara, en ademán de abanicarse,
para que el personal de apoyo le retire rápidamente el capuz y la máscara del equipo de
protección respiratoria.
3. Si el usuario siente un exceso de calor, debe volver sobre sus pasos, haciendo ademán de
quitarse el traje, operación que no debe realizar, para no quedar expuesto al calor exterior. El
equipo de apoyo lo rociará con una cortina de agua pulverizada y en lugar seguro le retirará el
traje.
4. El portador no debe correr nunca, porque puede sufrir una caída y la operación de levantarse es
difícil: requiere unos movimientos perfectamente sincronizados, cuyo aprendizaje exige un
entrenamiento específico.
Por todo lo expuesto, el portador del traje debe ser una persona intensamente entrenada, capaz de
mantener en todo momento una gran sangre fría y de soportar la sensación de aislamiento del
exterior, sin caer en una cadena de pánico y acciones erróneas.

Los trajes de penetración sólo deben utilizarse en casos extremos, como salvamentos especiales o
cortes de válvulas que supongan la extinción inmediata del incendio.

3. TRAJES DE PROTECCIÓN QUÍMICA.

Determinados productos químicos son agresivos para el cuerpo humano, ya sea porque son
irritantes (inflaman las mucosas), tóxicos (producen daños biológicos por acción química) o
corrosivos (destruyen los tejidos por contacto). Entre estos productos se pueden citar
particularmente los ácidos, las bases y los disolventes orgánicos.

Estos productos pueden dañar y destruir la piel, los ojos y los tejidos subcutáneos, las vías
respiratorias y el tejido pulmonar, e incluso pasar a la sangre y dañar el resto del organismo.
Pueden encontrarse en estado sólido (compacto, pulvurulento o en forma de partículas de
suspensión), líquido o gaseoso (vapores emitidos por sólidos o líquidos y gases). Para el bombero
son particularmente peligrosas las fugas o derrames de líquidos y gases.

Los trajes de protección química protegen al portador de la acción de esos productos. Estos trajes
se fabrican con materiales resistentes a la acción de los productos agresivos, en particular de los
ácidos, como el caucho, el neopreno y el cloruro de polivinilo. Si el producto agresivo es un gas o
un líquido o sólido que desprende vapores agresivos, el traje debe estar dotado con un equipo de
protección respiratoria.
Antes de cada uso el traje debe estar en perfectas condiciones de utilización, para lo cual debe
haber sido sometido a una meticulosa inspección que debe incluir una revisión de todos sus
puntos débiles, tales como costuras, pliegues, elementos de cierre y válvulas. Después de su
utilización, y antes de que el usuario de lo quite, debe limpiarse meticulosamente con agua o con
el producto que sea adecuado, para que su manipulación posterior no suponga ningún peligro.

Después de quitado hay que terminar de descontaminar el traje, aclararlo con agua y colgarlo al
aire libre, resguardado del sol para que se seque. Conviene dejarlo al aire libre dos o tres días,
para que desaparezca cualquier resto de producto químico.

4. TRAJES DE PROTECCIÓN RADIACTIVA (NBQ).

Los trajes de protección radiactiva al usuario de las radiaciones. Están fabricados con elementos
resistentes a las radiaciones. Hay modelos desechables de un solo uso, y trajes que pueden
emplearse en varias intervenciones. Algunos modelos llevan incorporado el equipo de protección
respiratoria, o bien disponen de una funda especial para protegerlo.

Antes de cada utilización, el traje debe estar descontaminado y en perfectas condiciones de uso,
para lo cual debe haber sido sometido a una meticulosa inspección que debe incluir una revisión
de todos sus puntos débiles, tales como costuras, pliegues, elementos de cierre y válvulas.

Después de su utilización debe seguirse el procedimiento de descontaminación establecido por


las normas de seguridad vigentes. Este procedimiento suele incluir su lavado meticuloso bajo un
chorro de agua antes de que el usuario se lo quite, su adecuada manipulación, su depósito en un
recipiente especial y su traslado a un lugar apropiado para concluir su descontaminación.
Los trajes desechables, el agua utilizada en la descontaminación de los trajes reutilizables y
cualquier otro material contaminado deben ser gestionadas de acuerdo con los procedimientos de
gestión de los residuos radiactivos.

Se aplica como protección de las personas intervinientes en accidentes en los que haya presencia
de radiaciones, como por ejemplo la rotura de contenedores de material radiactivo.
Generalmente, la intervención en siniestros de este tipo es controlada y realizada por personal
especializado perteneciente a organismos oficiales.
TEMA 51. CUERDAS, TIROS Y MATERIAL DE AMARRE.

1. CUERDA DE BOMBERO.

Constituye el elemento de salvamento personal por excelencia del Bombero, aunque tenga y se le
den otros usos y aplicaciones.

Aplicaciones principales:
1. Descenso del Bombero.
2. Descenso de personas.
3. Rescate de víctima.-
4. Izado de material (mangueras, línea de ataque, materiales diversos).

Aplicaciones secundarias:
Son muy variadas tales como: acotar un recinto, atar un andamio, servir de guía, etc.

Existen dos tipos de cuerdas fundamentales: la cuerda de fibra sintética y la cuerda de fibra
natural.

1.1. Cuerda de fibra sintética.

Está fabricada en nilón o perlón. Se compone de: camisa, parte exterior de la fibra tejida
entrelazada resistente y alma interior de fibra retorcida. Presenta las siguientes ventajas:
- Impermeable e imputrescible.
- Ligera y resistente.
- Elástica (resiste esfuerzos dinámicos).

La cuerda usada por los Bomberos debe tener un diámetro mínimo de 10 mm para poder
abarcada y fijada por la mano.

Hay que tener en cuenta que la resistencia de la cuerda disminuye sustancialmente según su uso:
doblada sobre u mosquetón pierde el 30% de su resistencia. Con nudos, y dependiendo del nudo,
entre un 25% y un 60%.

Tabla 1. Pérdida de resistencia en cuerdas de 2.350 Kg de resistencia con nudos de atado.

Nudo Rotura (Kg) Resistencia residual (%)

Ocho 1.290 55

As de guía 1.215 52

Bulin 1.175 50

Alondra 1.070 46
Ballestrinque 440

Tabla 2. Pérdida de resistencia en cuerdas de 2.350 Kg de resistencia con nudos de empalme.

Nudo Rotura (Kg) Resistencia residual (%)

Pescador doble 1.320 56

Tejedor 1.055 45

Pescador 970 41

Pescador invertido 925 46

Plano 220

La cuerda viene recogida en una bolsa que la protege de deterioros que puedan acortarle la vida.
Para evitar que sufran el descenso ha de hacerse de forma regular, sin paradas bruscas ni
sacudidas, y lentamente, puesto que de lo contrario re recalientan, se desgastan y pierden
elasticidad, y por tanto, resistencia.

Las cuerdas son elementos que necesitan un mantenimiento personal imprescindible para
garantizar su correcto estado de funcionamiento un mal mantenimiento de una cuerda puede
acarrear consecuencias muy graves, ya que la cuerda es un elemento de seguridad. El principal
mantenimiento que debe hacerse es:
1. Después de cada servicio en siniestro es necesario secar la cuerda que no esté mojada.
2. Hay que evitar en los trabajos el continuo arrastre por el suelo y barro.
3. No colocar pesos sobre ella.
4. No pisarla.
5. Hay que mantenerla libre del contacto con productos como: grasas, ácidos, hidrocarburo, etc.
6. Lavarla con agua y jabón neutro.

1.2. Cuerda de fibra natural.

Es un conjunto de hilos de cáñamo, lino, esparto, etc., que retorcidos entre sí forman un sólo
cuerpo cilíndrico, alargado y flexible, con una longitud que oscila entre los 18 y 20 m y un
diámetro de 12 a 13 mm. Van como dotación en los vehículos de primera salida, autobombas y
también las lleva los vehículos de salvamento acuático.

Hay que tener cuidado de no dejarlas nunca donde puedan ser raídas por ratones, ni en presencia
de animales domésticos, revisando siempre que se encuentran en perfecto estado de uso.
2. NUDOS.

Nos limitaremos a los nudos y amarres básicos usados más comúnmente en el servicio de
Bomberos. Los procedimientos de los Bomberos en cada localidad pueden contemplar el uso de
nudos diferentes a los que se mencionan y tales actitudes se deben estimular. Aquí lo que se
pretende es ilustrar de manera clara los tipos de nudos básicos para el servicio de Bomberos. Sólo
se muestra un método por nudo. Ahora bien, si los Bomberos han aprendido otra forma de
hacerlo se sugiere que no cambie de técnica. Algunos cuerpos de Bomberos ejercitan el hacer los
nudos con los ojos cerrados para mejorar la habilidad del personal.

A lo largo de las descripciones siguientes de como hacer los nudos se utilizarán los términos
parte fija y parte móvil. A fin de entender completamente estos términos se definirán a
continuación.

Parte fija. La parte de la cuerda que será utilizada para el trabajo, tales como izar, jalar o retener.

Parte móvil. La parte de la cuerda que se emplea para formar el nudo, conocida comúnmente
como el extremo suelto.

2.1. Elementos de un nudo.

Los nudos debilitan la cuerda al doblarla. Un nudo con dobleces fuertes debilitará una cuerda más
que un nudo con dobleces suaves. Los dobleces que lleva una cuerda para efectuar un nudo se
conocen como el seno, el aro y la vuelta. Ver figura 1.

El seno se forma doblando la cuerda mientras los lados permanecen paralelos. El aro se forma
cruzando los aros del seno. La vuelta se forma prolongando el doblez de una de los extremos del
aro. Los nudos y amarres se forman con la combinación de estos elementos de distintas maneras.
Para ser utilizados por los cuerpos de bomberos los nudos y amarres han de poder hacerse
rápidamente, poder desatarse fácilmente, no estar sujetos a deslizamientos y tener un mínimo de
dobleces abruptos.

2.2. Nudo la vuelta de escota, ojal u ocho.

Este nudo se utiliza para unir dos cuerdas y es particularmente aplicable para unir dos cuerdas de
diámetro diferente. Estas ventajas lo hacen insustituible en los trabajos con cuerdas. La forma de
hacerlo se ilustra en la figura 2.
1º. Forme un seno en uno de los extremos que hay que unir (si se amarran dos cuerdas de
diámetro distinto el seno siempre debe ir en el medio de las dos) y pase el otro extremo a través
de él.
2º. Pase el extremo libre alrededor de las dos partes del seno.
3º. Introduzca este extremo bajo su propia parte fija y sobre la parte fija del seno.
4º. Finalice al ajuste del nudo.

2.3. Nudo as de guía.

Es el más adecuado para realizar un aro que no se desplazará bajo tensión y que se puede desatar
fácilmente. Su uso en los cuerpos de bomberos es extenso y todos deben ser capaces de hacerlo
libremente o a través de un objeto. Un método para realizarlo es el siguiente (ver figura 3):
1º. Mida suficiente cuerda para el tamaño del lado deseado y haga un aro en la parte fija de la
cuerda.
2º. Pase la parte móvil a través del aro de bajo hacia arriba.
3º. Lleve la parte móvil hacia la parte superior del aro, pásela por debajo de la parte fija, dándole
la vuelta completamente y luego a través del aro.
4º. Finalice el ajuste del nudo, formando un as de guía “interno” con la parte inferior del aro.

Nota: El as de guía puede hacerse también con la parte móvil fuera del aro. Esto se conoce como
un as de guía externo. Este nudo es tan resistente como el as de guía interno.

2.4. Nudo ballestrinque.

Se puede hacer de varias formas. Consiste básicamente en dos vueltas de cuerda. Su uso principal
es el de amarrar una cuerda a un objeto como en poste, manguera, etc. Puede hacerse en cualquier
parte de la cuerda, tanto en un extremo como en el medio. Cuando se realiza correctamente
soportará una tensión perpendicular sin deslizarse. La forma de hacer un ballestrinque se ilustra
en la figura 4.

1º. Forme un aro con la mano izquierda dejando la parte móvil hacia la derecha cruzándose por
debajo de la parte fija.
2º. Forme otro aro en la mano derecha también con la parte móvil cruzándose por debajo de la
parte fija.
3º. Deslice el aro derecho sobre el aro izquierdo. Este es el paso más importante para hacer el
ballestrinque.
4º. Junte los dos aros de la cuerda formando así el ballestrinque. Pase estos aros sobre el objeto
que va a ser amarrado. Tire de los extremos en posición opuesta para apretar.
El ballestrinque echo por el método descrito no se puede colocar en un objeto que no tenga un
extremo libre (tal como sería el medio de una manguera). Por consiguiente, es necesario conocer
cómo amarrar un ballestrinque a un objeto. (Ver figura 5)
1º. Haga un aro completo alrededor de un objeto y lleve la parte móvil de bajo de la parte fija.
2º. Cruce el extremo móvil sobre la parte fija y complete un nuevo aro alrededor del objeto justo
arriba del primer aro.
3º. Pase el extremo móvil bajo la abrazadera superior justo sobre el cruce y tire los extremos para
acomodar bien el amarre.

Para asegurarse de que el ballestrinque no se afloja durante el uso, debe aplicársele un nudo de
seguridad. Esto se logra mediante un medio ballestrinque o nudo corriente alrededor de la parte
fija con el extremo móvil de la cuerda.

2.5. Nudo de la argolla de amarre con seguro.

Consiste en un medio ballestrinque formado alrededor de un seno de cuerda y su uso principal


está en relación con el tensado de una cuerda entre dos objetos, tal como se haría en el
acordonamiento de un sector. La forma de hacer la argolla de amarre es la siguiente (ver figura
6):
1º. Con la cuerda asegurada a un objeto, pase la parte móvil alrededor de otro objeto y regréselo
en forma paralela a la parte fija.
2º. Pasando frente a la parte fija que está asegurada al primer objeto, deje caer la parte móvil
sobre la parte fija y luego forme un seno de aproximadamente 30 cm. De largo detrás del punto
de cruce de cuerdas.
3º. Tome la cuerda más allá del punto de cruce y forme un aro en la parte fija.
4º. Pase el seno por el aro que acaba de formar y coloque esto lo más bajo posible para formar un
medio ballestrinque.
5º. Pase otro medio ballestrinque por el extremo del seno.
6º. Jale la parte móvil para apretar la argolla de amarre y que quede asegurada.

2.6. Nudo de amarre de chimenea.

Está formado por varios medio ballestrinques y un seno que se hace alrededor de la parte fija de
una cuerda. Se emplea para recoger la parte restante de una cuerda durante la operación. La
facilidad para deshacerlo lo hace ideal para anudar una cuerda alrededor de una chimenea. La
forma de hacer un amarre de chimenea es la siguiente (ver figura 7):
1º. Con un extremo de la cuerda asegurado y la parte móvil alrededor de un objeto estacionario y
paralelo a la parte fija, forme un medio ballestrinque alrededor de la parte fija.
2º. Pase la parte móvil a través de las cuerdas paralelas y forme otro medio ballestrinque o aro
sobre el medio ballestrinque hecho previamente.
3º. Apriete el aro a medida que ajusta el nudo hacia un lado del medio ballestrinque y ajuste éste
hacia la parte fija de la cuerda.
4º. Haga un medio ballestrinque (o más) en la parte fija después del amarre de chimenea para
mayor seguridad.
5º. Agarre el amarre de chimenea con una mano y jale en la parte móvil con la otra mano para
apretar la cuerda y deslizar el nudo sobre la parte fija.

2.7. Amarre de una cuerda entre dos objetos.

Frecuentemente es deseable acordonar una zona para mantener al público alejado de las
actividades de lucha contra incendios. Para llevar a cabo esta tarea, de tal forma que la cuerda se
pueda apretar se puede utilizar la argolla de amarre y el amarre de chimenea en conjunto. Para
evitar tener que hacer el nudo con mucha cuerda, el Bombero debe inicialmente extender la
cuerda entre dos objetos estacionarios y dejar la parte excedente en el lado opuesto de donde se
va a hacer el amarre. Debe hacerse primero la argolla de amarre y luego el amarre de chimenea se
hace detrás de la argolla para mantener la cuerda tensa. Una cuerda que ha sido amarrada entre
estos dos objetos usando estos dos nudos se muestra en la figura 8.

2.8. Elevación de herramientas y equipos.

Involucra la aplicación de uno o más de los nudos o amarres básicos. Algunas de las técnicas más
comunes se ilustran en la figura 9. Los nudos y amarres básicos se pueden utilizar casi para todos
los objetos.

2.9. Enrollado de cuerdas para el servicio.

El enrollado de cuerdas para que se puedan utilizar con un mínimo de demora es muy importante
para el servicio de Bomberos. El método para enrollar una cuerda se puede efectuar de acuerdo a
los siguientes pasos que se ilustran en la figura 10.
1º. Deje un excedente de cuerda en el extremo que va a comenzar a enrollarse para amarrar el
rollo una vez finalizado. Esta cantidad es usualmente el triple de la distancia entre los párales.
2º. Enrolle la cuerda remanente alrededor de los párales hasta que tenga un espesor adecuado.
Puede ser necesario enrollar la cuerda en dos capas para usar una cantidad de cuerda suficiente.
3º. Enrolle la cuerda remanente alrededor del rollo ya formado y asegure el extremo con medio
ballestrinque.
4º. Haga el amarre que se ilustra para que el rollo acabado quede seguro.
Para desarmar el rollo, suelte el amarre, agarre el extremo inferior y tire de él para sacar dos o
tres vueltas y aflojar el rollo y déjelo caer desde la parte superior de una edificación o una
ventana, según sea el caso.

Algunos Bomberos prefieren enrollar sus cuerdas de forma diferente. Las dos objeciones
principales a la forma descrita son el gran número de dobleces y la poca circulación de aire para
el caso de que la cuerda se moje. El uso de cuerdas en el cuerpo de Bomberos requiere que estén
libres de dobleces y estrangulamientos, por lo cualquier método que cumpla este requisito sería
esencialmente válido.

Por ejemplo, un método que se ha empleado satisfactoriamente en algunos cuerpos de Bomberos


es llevar la cuerda en una bolsa de transporte, como se ilustra en la figura 11. El extremo en el
centro del rollo se puede dejar fuera para ser agarrado cuando se deje caer la bolsa desde alturas
superiores. A medida que desciende la bolsa, se va extrayendo la cuerda de forma ordenada. La
bolsa puede tener incorporada una correa y arneses para su transporte. El tamaño común es de 30
cm de diámetro y 80 cm de alto.
TEMA 52. ESCALAS.

1. ESCALA DE GANCHOS.

1.1. Definición.

Es una herramienta principalmente empleada para salvamento y como auxiliar para otras
intervenciones.

Está construida por dos largueros de madera de unos 4 m de longitud enlazados por 13
travesaños, también de madera. En los extremos superiores de cada larguero lleva un gancho de
hierro terminado en semicírculo. Cada uno de estos ganchos va sujeto por tres tornillos pasantes a
la punta del larguero. Uniendo los últimos tornillos de los travesaños se encuentra un regatón de
hierro, con una pequeña curva en el centro, donde puede engancharse el mosquetón.

Cada larguero lleva encastrado, por su cara interna, un cable de acero a lo largo, para evitar en
caso de rotura que se descuelgue la escala.

1.2. Aplicaciones.

Generalmente, para colgarse en los balcones, para trepar por fachadas, para batir tapias, subir a
marquesinas, tirar o sanear fachadas a poca altura, subir a tejados de planta baja, descender de un
balcón a otro, como puente, para pisar y subir en los tejados de pizarra, etc., además de saltar por
tapias y otros obstáculos verticales de poco grosor.

1.3. Instrucciones de uso.

Se emplea generalmente por una persona. Para su transporte, se llevará sobre el hombro, que irá
metido entre los peldaños 6º y 7º, y los ganchos hacia delante y adentro. Llegado al lugar de
emplazamiento, se apoyará en el suelo y la empujará por los largueros hasta hacer tope en la
pared. Los ganchos quedarán hacia afuera.

Para colgarla, una vez puesta vertical en el suelo, se hace una semiflexión de piernas y, cogiendo
los largueros por su base, se elevará a la altura del balcón haciendo un giro de 180º para que los
ganchos queden metidos en la balaustrada del mismo.

No se darán golpes al colgar en las balaustradas, ni cuando se descuelgue la escala se dejará


deslizar hasta llegar al suelo.

1.4. Mantenimiento.

Se revisarán después de cada trabajo, apretando los tornillos que sujetan los ganchos, y
principalmente el regatón, que es el que con más facilidad se afloja. Se lijarán los largueros para
quitar las astillas que pudieran haberse producido por el roce y se apretarán las cuñas que
presionan los travesaños, manteniéndolos unidos a los largueros.

2. ESCALA DE ANTEPECHO.

2.1. Definición.
Herramienta de trabajo construida en aluminio, compuesta de dos largueros, enlazados ambos por
14 peldaños. En la punta de ambos largueros lleva dos grandes ganchos con un diámetro de 60
cm, unidos por un regatón. En la parte externa del final de los ganchos lleva un pincho.

2.2. Aplicaciones.

Principalmente, para acceder a ventanas, terrazas, muros de patio, etc., dotados de antepecho. Se
emplea en siniestros de salvamento, extinción, y como puente, auxiliar de demolición, etc.

2.3. Instrucciones de uso.

Se eleva, cogiéndola con los ganchos hacia afuera, por los extremos inferiores de los largueros
con ambas manos hasta alcanzar la altura deseada.

Se le dará un giro de 180º hasta que los ganchos penetren en el interior, dejándola bajar hasta que
queden apoyados.

Cuando se deba subir de una planta a otra, se la cogerá por los largueros, sacando los brazos por
fuera de la ventana, se gira 180º para que los ganchos vayan hacia fuera, haciéndola ascender con
amplias brazadas. Llegado a su objetivo se le da media vuelta, volviendo a colgarla.

Cuando haya necesidad de subirla a alturas elevadas se la atará por el regatón.

3. ESCALA DE GARFIO.

3.1. Descripción.

Escala de mano, formada por dos largueros construidos en madera. Los largueros son portadores
de 13 travesaños encastrados por espiga. Los largueros llevan encastrados en todo su largo un
cable de acero para darles consistencia. En los 3 últimos travesaños se encuentra un regatón que
da fijación al garfio de colgar, portador en su lado inferior de unos dientes de sierra para asegurar
su fijación. Lleva un pasador en el anclaje del gancho para dejarlo fijo o poderlo plegar.

3.2. Aplicaciones.

Se emplea principalmente para batir paredes, muros, ventanas y balcones de gran espesor.

3.3. Instrucciones de uso.

Se desembarca del medio de transporte. Colocada en el suelo, se hace saltar el perrillo de fijación
del garfio. Se coge entre el 4º y 5º peldaño, llevándola hasta ser apoyada en la pared. Con el
garfio hacia afuera, se elevará por medio de brazadas y, una vez ganada la altura deseada, se gira
180º para que quede colgada del garfio.

3.4. Mantenimiento.

Vigilar toda la fijación de peldaños, en especial los regatones donde va fijado el garfio, prestando
especial atención a las astillas que puedan hacer.
Las averías más frecuentes son las roturas de los travesaños, al aflojarse los acoples de los
mismos y las roturas del pasador.

4. ESCALA DE CORREDERA.

4.1. Definición.

Elemento construido en aluminio o madera, compuesto de dos tramos con largueros de 5 m de


largo cada uno, con 16 travesaños que se deslizan entre sí por medio de unas gargantas.

El tramo superior lleva dos perrillos para fijación de los largueros cuando se les hace deslizar por
los canales para aumentar la longitud que no rebasa los 9 m. Los pezones de los largueros van
provistos de unos protectores de plástico. En algunos modelos la punta superior de los largueros
lleva fijadas unas ruedecillas para su mejor deslizamiento por la pared.

El tramo inferior lleva una polea sujeta al último travesaño por donde se desliza una cuerda que
hace descender el tramo superior, siendo después atada al tramo para mayor seguridad. En el
extremo inferior lleva unos pequeños calzos móviles para mejor fijación.

4.2. Aplicaciones.

Para salvamento en balcones y ventanas que no superen los 3 pisos. Es también un auxiliar para
ataque a fuego, demoliciones, saneamiento de rebocos, enfoscados, repisas en balcones, batir
tapias, bajada a pozos, a patios interiores. Puede ser utilizada como puente, subir a árboles, etc.

4.3. Instrucciones de uso.


Se transporta normalmente con los apoyos inferiores por delante y el tramo superior por detrás.
Al llegar al lugar de emplazamiento, se dejarán los apoyos inferiores en el suelo. Un bombero
hará tope con los pies, por la parte de atrás, sobre los pezones inferiores con objeto de que no se
deslice.

Se elevará la escala, empujándola por los largueros hasta buscar la verticalidad.

Un bombero tirará de la cuerda para que se deslice el tramo superior hasta alcanzar la altura
deseada, y será el que ate la cuerda sobrante a los peldaños del tramo inferior, después de haber
asegurado el tramo superior en los dos perrillos de fijación.

Una vez realizadas estas operaciones, se apoyará la escala sobre el elemento que hay que batir,
quedando en condiciones de utilización. Se procurará que la escala forme un ángulo de 30º con la
pared. No se darán saltos cuando se suba o se baje por ella, y siempre se bajará de espaldas.

Habrá que tener mucho cuidado cuando se hace el despliegue y recogida para que no presione los
dedos del usuario. Para realizar esta maniobra tiene que estar completamente vertical.

Nota: Existe otra escala de corredera pequeña, con dos tramos de 8 peldaños cada uno. Esta
escala no lleva cuerda de fijación, lleva dos soportes fijos, con forma de gancho, para afirmar el
tramo subido. La altura que se puede alcanzar con esta escala es de 4.80 m.
4.4. Mantenimiento y averías.

Procurar no darle golpes.


Tratar de que los muelles de los perrillos no se suelten.
Limpiarla bien después de usarla.
Conseguir una buena sujeción en la baca de los coches para que no se golpee.

Las averías más frecuentes son:


- Rotura de los perrillos de fijación.
- Rotura de polea.
- Rotura de la cuerda.
- Rotura de travesaños.
- Rotura de los tacos de fijación.
- Abolladura de los canales de deslizamiento.
TEMA 53. APARATOS PARA SISTEMAS DE AGUA. BOMBAS.

1. APARATOS HIDRÁULICOS.

Son aquellos ingenios destinados a facilitar la conducción del agua desde su punto de captación o
toma, hasta el lugar donde va a ser utilizada. Según la acción que realizan se clasifican en:

- Tomas de agua en redes públicas de agua:

I. Hidrante.

Es un punto de captación específico para bomberos dotado de gran caudal. Esencialmente puede
ser de dos tipos:
- Húmedo: conducción de agua de gran sección (80 ó 100 mm de diámetro) tomada
directamente de la arteria principal de distribución de agua. Puede estar enterrados en
una arqueta con una única salida o terminados en una columna provista de tres salidas
cuyos diámetros, en función del de la columna, serán los siguientes:
- Tipo 80 mm: una salida de 70 mm y dos de 45 mm. Caudal nominal: 500 l/min.
- Tipo 100 mm: una salida de 100 mm y dos de 70 mm. Caudal nominal: 1.000
l/min.
- Seco: tubería o conducción para efectuar una aspiración o succión por los aparatos o
vehículos de bomberos, permanentemente instalado en un puente, estanque, embalse,
etc., para suministrarse de agua en caso de siniestro.

Manejo:
- Hidrante húmedo: si se encuentra en arqueta enterrada, levantar la tapa de la misma,
acoplando la columna de hidrante o una bifurcación 100/ 2 de 70, a las que se unirán
mangueras de 70 mm, y abrir la válvula. Si el hidrante cuenta con columna, acoplar
directamente las mangueras a las salidas correspondientes y abrir la válvula.
- Hidrante seco: acoplar los manguerotes de aspiración a la toma del hidrante. Conectar
la instalación a la toma de aspiración del cuerpo de bomba del vehículo o máquina. Poner
ésta en funcionamiento y efectuar la aspiración.

II. Bocas de riego.

Es un punto de posible captación no específico de bomberos que puede servir para extinguir
fuegos pequeños o mantener la alimentación del vehículo contra incendios en tanto se obtienen
otros medios.

Manejo:

Con la correspondiente llave, abrir la boca para comprobar que está en servicio y limpiarla.
Comprobada la existencia de agua, conectar la manguera correspondiente para alimentar la
instalación.

III. Bocas de incendio equipadas (BIE).

Es un punto de captación específico para bomberos, dotado de caudal suficiente para una línea,
instalada normalmente en el interior de los edificios. Instalado en caja metálica empotrada y con
tapa de cristal de protección, cuenta con los siguientes elementos:
- Lanza con boquilla que permita la salida de agua en chorro y pulverizada, contando con
mecanismo de cierre.
- Manguera con una longitud de 15 m. Puede ser de 45 ó 25 mm de diámetro, siendo ésta
última de trama semirrígido y no colapsable.
- Racor de conexión de tipo Barcelona, acorde con el diámetro de la manguera.
- Válvula de cierre de tipo volante para las de 45 mm, pudiendo ser de un cuarto de giro
o de apertura automática, al girar la devanadera, para las de 25 mm.
- Manómetro para medirá la presión existente en la red.
- Soporte para recoger la manguera, pudiendo ser del tipo devanadera o del tipo
plegador para conservarla doblada en zigzag.

Manejo:

Abrir la tapa o romper el cristal, según las circunstancias. En este último caso asegurarse de que
no quedan cristales en el marco, ya que podrían producir lesiones o cortar la manguera. Extender
toda la manguera sacándola del soporte, abriendo ligeramente el mecanismo de cierre de la lanza.
Abrir la válvula del armario. Graduar el chorro y dirigirlo al foco del incendio.

IV. Carretes de pronto socorro.

Son instalaciones fijas del vehículo contra incendios, conectados directamente al circuito de
impulsión, que permiten obtener agua rápidamente. Están formados por un cilindro metálico con
alimentación axial a la que se arrolla una manguera semirrígida de una longitud que oscila entre
los 40 y 60 m. En función de la presión de funcionamiento, se distinguen los siguientes tipos:
- Baja presión: diseñados para una presión de hasta 15 bar. Suelen llevar manguera
semirrígida de 45 mm de diámetro, con una longitud de 60 m.
- Alta presión: concebidos para presiones superiores al 15 bar. Suelen llevar manguera
semirrígida de 25 mm de diámetro, con una longitud de 60 m.

- Piezas de unión.

Los distintos elementos que componen una instalación de agua necesitan ser unidos entre sí. Las
diversas secciones de conducción, así como diferentes sistemas de unión y materiales que
requieren piezas especiales que puedan enlazar los diferentes tramos.

I. Racores.

Son piezas que unen las mangueras entre sí, con cualquier instalación fija, vehículo o útil de
extinción. Pueden ser simétricos, siendo sus dos partes iguales, o asimétricos cuando son
distintas, generalmente macho y hembra. En España está normalizado el denominado tipo
Barcelona, en diámetros de 25, 45 y 70 mm. Tiene tres patillas en forma de L desfasadas 120º
entre sí que permiten su acoplamiento en cualquier posición.

Existen otros tipos de racores procedentes de diversos países que se relacionan a continuación:
- Alemania (tipo Storz): racor simétrico formado por un plato en el que van incluidas dos
patillas y sus correspondientes guías.
- Francia (tipo Guillemin): constituido por dos orejetas giratorias sobre un tubo con
reborde al que se une el otro racor. Es simétrico.
- Inglaterra (tipo Bilbao): asimétrico, de enchufe rápida, formado por un macho que entra
a presión en una hembra que dispone de dos tetones radiales, tirando de los cuales se
libera el macho para desconectarlo.
- América: formado por macho y hembra roscados. La hembra dispone de un mecanismo
giratorio para facilitar la unión. Asimétrico.

Antiguamente eran de bronce, pero han sido sustituidos en la actualidad por aleaciones de
aluminio.

II. Bifurcaciones.

Son piezas destinadas a repartir el flujo de la instalación. Tiene forma de Y. Están rematadas por
racores para poder enlazarse las mangueras y cuentan con dos válvulas en las salidas para dirigir
el caudal al ramal que sea necesario. En Europa se fabrican los siguientes tipos:
- 70/ 2 de 45.
- 45/ 2 de 25.

Existe otra variedad, trifurcación, en la que al ramal base continúan injertándosele los ramales
laterales. Cuenta, asimismo, con sus correspondientes racores y válvulas en todas las vías de
salida. El modelo más usual es de una entrada de 70 mm con una salida de 70 mm y dos de 45
mm.

III. Reducciones.

Son unas piezas destinadas a reducir la sección de las instalaciones. Están compuestas por dos
racores de distinto diámetro, unidos por el lado contrario al del mecanismo de unión. En Europa
se fabrican de las siguientes dimensiones:
- De 70 a 45 mm.
- De 45 a 25 mm.

IV. Adaptadores.

Cuando es necesario acoplar mangueras entre sí que presentan diferentes tipos de racores, se hace
preciso disponer de unas piezas que permitan esta interconexión. Mantienen esencialmente las
secciones de manguera y están compuestas por la unión rígida de racores de cada uno de los
tipos.

- Mangueras.

Es el elemento flexible que permite conducir al agua desde el punto de abastecimiento hasta el
lugar de actuación, salvando obstáculos. Desde las antiguas mangueras de cuero remachados,
pasando por los de lino, los primeros intentos de impermeabilizados con caucho natural, hasta los
actuales, han pasado más de cien años de desarrollo tecnológico que han mejorado sus
prestaciones y calidad.

Se fabrican con los mismos diámetros de los racores, y aunque en la actualidad existen telares
continuos que no limitan la longitud, se ha comprobado que la medida idónea para un fácil
manejo es de trozos de 15 m.
I. De impulsión.

Van a trabajar siempre a presión, por lo que no necesitan ser rígidos. Normalmente se utilizan los
fabricados en tres capas: caucho sintético en la capa interior, fibra sintética de alta tenacidad y
caucho sintético en el envuelta exterior. En la actualidad existen mangueras de cuatro capas,
consistiendo la cuarta en un recubrimiento especial que confiere a la manguera mayor resistencia
al envejecimiento, a la temperatura, a la abrasión, al impacto y al desgarro.

II. De aspiración.

Van a trabajar con depresión hasta que se comience la aspiración del agua y, por tanto, es
necesario que cuenten con una rigidez mínima para evitar que se peguen las paredes e impidan el
paso de agua. Suelen fabricarse en caucho sintético y se les refuerza o con una estructura de
alambre arrollada en espiral o efectuando enervaduras circulares de caucho.

Sus diámetros suelen ser de 90, 100 y 110 mm, con longitudes que varían de los 2 a 3 m. Es
importante que carezcan de porosidades y que los acoplamientos sean completamente estancos
para que puedan realizar su función.

- Lanzas.

Son instrumentos destinados a regular la forma de salida del agua de las mangueras. Están
constituidos por un racor, un cuerpo tubular en el que se incorpora la válvula de accionamiento y
una boquilla de salida. Se fabrican acordes con las secciones de las mangueras y se deben utilizar
con este mismo criterio para conseguir de ellas el mejor rendimiento. Se clasifican según la forma
en que lanzan el agua:

I. Chorro sólido.

Son las más elementales, careciendo de mecanismo de cierre. Están formadas por un racor
acoplado a un tubo tronco-cónico acabado en una boquilla.

II. Triple efecto.

Aunque se denominan de triple efecto, prácticamente no realizan más que dos: chorro y niebla,
siendo el tercero el de cierre del flujo de agua. Constan de un racor acoplado a un cilindro en el
que se inserta el mecanismo de mando. Éste está formado por una válvula de bola perforada
diametralmente. En esta perforación se introducen unas láminas metálicas en forma de aspa que
producen el efecto de chorro o niebla según su colocación respecto a la entrada o salida del agua.
A continuación tienen el tubo tronco-cónico y finalmente una boquilla roscada que puede ser de
varios diámetros de salida.

III. Chorro hueco.

Son las más modernas. Constan de su correspondiente racor, generalmente con dispositivo
giratorio, un tubo en el que suelen instalarse un culatín de sujeción, una válvula de cierre y en
algunos casos un dosificador de caudal. La boquilla está formada por una pieza en forma de seta
presentando en su centro un orificio que se obtura por otra pieza de la misma forma, pero de
menor tamaño, que se desliza mediante un husillo variando la sección de salida del agua. Cuando
se encuentra en su posición más distante el agua fluye libremente, pero el chorro que se consigue
es hueco. Si por el contrario se sitúa cercana a la boquilla, el agua choca contra ella, resbalando
sobre ésta y produce un efecto de cortina.

IV. Monitoras.
Son lanzas diseñadas para grandes caudales y funcionamiento autónomo. Constan esencialmente
de una base de anclaje que lleva incorporado un mecanismo de dirección de chorro formado por
dos semicírculos montados transversalmente permitiendo tanto lateral como azimutal. Por estar
destinadas a grandes caudales pueden presentar varios racores de conexión que convergen en un
colector común en el que se sitúa la boquilla correspondiente.

- Generadores de espuma.

Son útiles destinados a incorporar a la conducción de agua un espumante y aire en forma de


turbulencia, para obtener espuma, producto más ligero y de mayor volumen que el agua.
Independientemente de los tipos de espuma que haya que conseguir, puesto que depende del
espumante, se distinguen varios procedimientos para su obtención:

I. Premezclador.

Es el útil que va a incorporar el espumógeno en la instalación. Está formado por un cuerpo


cilíndrico hueco con dos racores en sus extremos. En un lado del aparato, por donde entra el
agua, tiene un dispositivo con efecto Venturi que succiona la espuma mediante un manguerote
que se introduce en el envase de espumógeno. Este dispositivo puede contar con un dosificador
de caudal.

II. Lanzas de espuma.

En este caso, el premezclador, con el mismo principio de funcionamiento, va incorporado en la


lanza de espuma. Las lanzas están formadas por un cilindro abierto en ambos extremos. En la
parte en que se unen con la instalación presentan un soporte triangular en el que se sitúa el racor
de enlace con la manguera que ya trae incorporado el espumógeno al agua. Al salir al cuerpo de
la lanza absorbe aire que incorpora a la solución espumante, encontrándose en su recorrido hasta
el extremo distante con una rejilla muy fina que produce una retención turbulenta, generando la
espuma que se vierte al exterior. Con este tipo de lanzas se consiguen volúmenes medianos y
alcances escasos, dependiendo de la presión de la instalación.

III. Generadores de grandes volúmenes.

Para la obtención de grandes volúmenes se emplean ingenios mecánicos o hidráulicos


consistentes en unos ventiladores, movidos por energía mecánica o hidráulica, a los que se
inyecta la solución espumante que se ha obtenido con el premezclador, formándose la espuma al
mezclarse con al aire en la placa tamizada. Llevan conectada una manga de lona de gran diámetro
que canaliza la espuma al punto en que se desea emplear. Su alcance es reducido, desplazándose
por deslizamiento ante el empuje que produce la espuma generada.

- Columnas secas.

En una instalación fija, situada en los edificios, destinada a facilitar las labores de extinción,
evitando el tendido de mangueras por las carreteras. Está formada por una conducción de 80 mm
de diámetro, normalmente vacía, que, partiendo de la fachada del edificio, discurre por la caja de
escalera y está provista de bocas de salida en pisos y toma de alimentación en la fachada para
conexión de equipos de bomberos, que proporciona la presión y el caudal de agua necesario para
la extinción.

La toma de fachada es una conexión siamesa con llaves incorporadas y dos racores de 70 mm con
tapas sujetas con cadenas, contando con una llave de purga de 25 mm de diámetro, para vaciar la
instalación utilizada, situada a 90 cm del suelo y alojada en una hornacina provista de tapa
metálica con la inscripción USO EXCLUSIVO BOMBEROS en letra roja.

Las bocas de salida en pisos están formadas por conexiones siamesas con llaves incorporadas y
racores de 45 mm con tapas sujetas con cadenas, situada a 90 cm del suelo y alojada en una
hornacina provista de tapa de cristal con la inscripción USO EXCLUSIVO BOMBEROS en letra
roja. Se sitúa en las plantas pares, hasta la octava, y en todas a partir de éstas. Cada cuatro plantas
existen una llave de seccionamiento, situada encima de la conexión de la siamesa y en su misma
hornacina, que deberá estar siempre abierta. Todas las llaves de la instalación serán de modelo de
bola, con palanca incorporada. Algunas columnas llevan instalada en la parte superior una
válvula de expansión de aire.

- Accesorios hidráulicos.

Comprenden una serie de útiles y herramientas, que, aunque no son de uso habitual, son
necesarios en algunas ocasiones.

I. Bomba manual.

Es una bomba aspirante impelente formada por un tubo de metal por el que se desliza un émbolo.
En la parte inferior tiene una lumbrera con rejilla para evitar la entrada de cuerpos extraños. Su
parte superior está constituida por una tapa roscada perforada por el vástago que mueve el
émbolo que, a su vez, termina en una asa para su accionamiento. También cuenta con un agujero
roscado, por donde sale el agua, a la que se puede acoplar una pequeña manguera.

De la parte alta del tubo y sujeto con una abrazadera parte un soporte terminado en una
semicircunferencia que sirve para afirmarla contra el suelo. Para su uso es necesario disponer de
un recipiente donde almacenar el agua.

II. Columna de hidrante.

Es una herramienta metálica destinada a tomar agua de los hidrantes enterrados. Consta de un
cuerpo y rematado por una conexión siamesa de 70 mm con llaves de volante. En la parte
superior, debajo de la siamesa, tiene dos manerales para facilitar su manejo y roscado.

III. Llave de hidrante.

Útil para abrir la válvula del hidrante, formando por una barra metálica de 1.10 m de longitud. En
la parte superior, formando una T, lleva soldada una varilla, rematado un extremo en punta y el
otro en pala, que le sirve de maneral. La parte inferior presenta un cuadradillo hueco en el que se
aloja en el vástago de la válvula para accionarla.
IV. Llave de racores.

Útil destinado a asegurar la unión de los racores de los manguerotes de aspiración cuando son de
rosca. Están formados por una semicircunferencia con dientes en el interior y una prolongación
lateral que sirve de manera, pudiendo ser fijo o articulado. Se fabrican en fundición.
V. Tapafugas.

Son piezas destinadas a taponar los agujeros producidos en las mangueras durante las labores de
extinción, cuando no es posible sustituirlas. Consisten en bandas de material impermeable que en
uno de sus extremos llevan una hebilla con un prisionero para su fijación. Se enrollan en la
manguera sobre la zona averiada y se fijan mediante la hebilla. Existen modelos de chapa flexible
con cierre rápido que llevan adherida una almohadilla de caucho sintético para hermetizar las
aberturas.

VI. Estranguladores.

Herramienta concebida para cortar el flujo de agua en una instalación de mangueras cuando se
necesita prolongarla o sustituir algún trozo con rotura. Existen varios sistemas de
funcionamiento, pero todos coinciden en ejercer una presión sobre la manguera que uniendo sus
caras impida el paso de agua. Su accionamiento es manual, ejerciéndose la presión por diversos
procedimientos: palanca, tornillo o hidráulico.

VII. Alcachofa de aspiración.

Útil para proteger las instalaciones de aspiración, evitando la absorción de cuerpos extraños que
podrían introducirse en la bomba. Está formada por un cesto metálico con un racor en su boca
que permite su acoplamiento a los mangotes. Existe un modelo que lleva incorporada una válvula
de pie para facilitar las labores de aspiración, pues permite cebar los mangotes con agua antes de
poner en funcionamiento la bomba. Una vez iniciada la aspiración se abre la válvula.

VIII. Hidroeyector e hidrobomba.

Herramientas para captación de agua o desagüe. Son elementos que actúan mediante la presión de
agua que produce un efecto Venturi o mueve una turbina.

El hidroeyector consta de un cuerpo en el que penetra el agua mediante una toma racorada que
pasa a una cámara en contacto a través de un agujero protegido con una rejilla con el agua que se
quiere extraer. Por el efecto Venturi la absorbe y la incorpora a la cámara, que la expulsa por una
salida racorada de doble sección a la de entrada. Obtiene un rendimiento muy bajo.

La hidrobomba está formada por dos cámaras independientes. La superior tiene alojada una
turbina que es movida por el agua a presión proveniente de la bomba del vehículo y retorna a ella,
con lo que no se produce consumo de agua. La cámara inferior posee una bomba centrífuga cuyo
rodete se encastra en el eje de la turbina de la cámara superior. Cuenta con una rejilla de
protección para la entrada del líquido y una salida racorada para dirigirlo al exterior. Puede
trabajar a profundidades de hasta 30 m. Se obtiene con ella un buen rendimiento y una presión
aceptable en el circuito de salida, pudiéndose utilizar para atacar a fuego directamente o
alimentar el tanque del vehículo.
IX. Puente de mangueras.

Útil para proteger las mangueras cuando son tendidos en vías con circulación de vehículos. Están
formados por una serie de trozos de madera de unos 80 cm de largo y unos 10 cm de ancho,
distanciados unos de otros 15 cm, unidos mediante unas bandas flexibles en su parte inferior para
evitar su desplazamiento, en donde se alojan las mangueras. Los elementos extremos están
achaflanados para facilitar el paso de los vehículos.

2. BOMBAS.

Las bombas son mecanismos que tienen por fin mover fluidos e impulsarlos con una cierta
presión. Existen muchos tipos de bombas, pero simplificando podemos clasificarlas en cuanto a
su funcionamiento en alternativas y rotativas y si nos basamos en el tipo de energía que
utilicemos para moverlas, en: eléctricas, hidráulicas y motor de explosión.

2.1. Bombas alternativas.

Constan fundamentalmente de un cilindro, un pistón y algunas válvulas. Al subir el émbolo se


realiza el vacío y la presión atmosférica empuja al agua hacia el cilindro a través de la válvula 1.
Al bajar el émbolo se abre la válvula 2 saliendo el agua hacia el exterior.

Este sencillo mecanismo constituyó durante mucho tiempo la base de las bombas contra
incendios hasta el descubrimiento de los sistemas rotativos.

2.2. Bombas rotativas.

Entre los diferentes tipos de bombas rotativas que existen hablaremos exclusivamente de las
centrífugas ya que son las utilizadas en los Servicios de Bomberos.

El cuerpo de las bombas centrífugas consta principalmente de una entrada axial, un rodete y un
colector de salida tangencial.
Por la entrada axial llega el agua a la bomba proveniente de la aspiración o cisterna del vehículo.
Posteriormente llega al rodete, que es una pieza giratoria que posee unas palas que impulsan el
agua hacia el exterior comunicándole una gran velocidad. Esto es debido a la fuerza centrífuga
combinada con una disminución de la sección de paso.

Una vez en el exterior del rodete, el agua es recogida por una colector en el que la energía
cinética debida a la velocidad del agua se transforma en energía potencial, es decir en presión.

Este tipo de bomba con un solo rodete se denomina de una etapa y es la más simple. Pero si el
agua que sale de este primer rodete se le hace pasar por la entrada axial de un segundo rodete
resultará una bomba de dos etapas.

Normalmente las bombas de una etapa consiguen presiones de hasta 14 kg/cm2 debiendo
utilizarse bombas de dos o más etapas para presionas superiores.

2.3. Curvas características.


Las bombas se definen por su caudal nominal a la presión nominal. Es decir, el caudal que dan a
una presión determinada según unas normas. Pero si lo que queremos es conocer más a fondo una
bomba deberemos mirar sus curvas características. En estas curvas se puede ver cómo varía el
caudal al variar la presión, para unas revoluciones determinadas. Las curvas están parametrizadas
en función del número de revoluciones del motor y de la altura de aspiración.

Si se varía la altura de aspiración también varían las curvas, dando menos caudal a mayor altura
de aspiración.
2.4. Aspiración.

La primera operación que debe realizar una bomba es la de obtener agua. Para ello, existen dos
sistemas: uno por gravedad y otro por aspiración. La aspiración consiste en realizar el vacío de
forma que sea la presión atmosférica la que empuje el agua hacia la bomba.

Por lo tanto sólo será posible cebar una bomba aspirante cuando la altura de aspiración, que es la
diferencia de nivel entre el cuerpo de bomba y la superficie del líquido (agua) sea igual o inferior
a 10.3 m.

En la práctica la altura de aspiración no debe pasar de unos 6 m para obtener buenos


rendimientos de la bomba. Además la altura de aspiración no siempre es constante sino que
depende de los siguientes factores:

1º. De la presión barométrica y de la altitud. Al ascender a lugares altos la presión disminuye de


forma que se considera aproximadamente una pérdida de altura de aspiración de 0.129 m, por
cada 100 m de altitud.

Tabla 1. Pérdida de altura de aspiración al ascender sobre el nivel del mar.

Altura sobre el 0 100 200 300 500 700 900 1200 1400 1600 2000
nivel del mar

Pérdida de 0 0.13 0.25 0.37 0.63 0.87 1.10 1.44 1.66 1.88 2.29
aspiración

2º. De la temperatura del agua. Un líquido que emite vapores a una cierta temperatura. Estos
vapores disminuyen el vacío creado por la bomba. A mayor temperatura más vapor y por lo tanto
menor altura de aspiración. Se ha calculado experimentalmente las pérdidas de aspiración a
diferentes temperaturas de forma que:
- A 10 ºC se pierde 0.125 m.
- A 15 ºC se pierde 0.175 m.
- A 20 ºC se pierde 0.236 m.
- A 25 ºC se pierde 0.320 m.
- A 50 ºC se pierde 1.25 m.
En verano es frecuente encontrar el agua a una temperatura comprendida entre 15 y 20 ºC, lo que
supone una pérdida de altura de 0.20 m.

3º. De la densidad del agua aspirada.


4º. De las fugas y entradas de aire. Las juntas, los racores, poros o imperfecciones de fabricación
impiden realizar un vacío absoluto. Estas causas se añaden a las anteriormente señaladas.

5º. De las pérdidas de carga en los mangotes. Para disminuir este factor, los mangotes deberán ser
de mayor diámetro que la salida de la bomba, oscilando estos diámetros entre 70 y 100 mm,
según tamaños.

6º. Del caudal a obtener. Para obtener un mayor caudal deberemos disminuir la altura de
aspiración (para un mismo régimen de funcionamiento).

2.5. Mecanismos de cebado.


Las bombas centrífugas no pueden por sí mismas crear el vacío inicial para poder aspirar y por lo
tanto deben estar dotadas de un mecanismo auxiliar capaz de hacer esta función. A estos
mecanismos se les denominan sistemas de cebado y aunque existen de múltiples tipos los
principales son:

Mecanismo de pistón: se basa en un sistema alternativo. En la parte superior del cilindro hay una
válvula que permite salir al aire que impulsa el pistón no dejando entrar aire en el exterior. En la
parte baja del cilindro hay una lumbrera que comunica la bomba con el mecanismo de cebado. Al
bajar el pistón, hace el vacío permitiendo al aire entrar en el cilindro. Al subir el pistón tapa la
lumbrera y expulsa el aire al exterior.

Anillo de agua: se compone de una cámara cilíndrica con dos lumbreras que comunican una con
el cuerpo de bomba y otra con el conducto de aspiración y una rueda central de paletas. El
sistema se basa en el vacío que produce el agua al girar la excéntrica de paletas que proyecta el
agua sobre la periferia de la cámara cilíndrica formando un anillo de agua. El excedente de agua
sale por la lumbrera de comunicación con el exterior formándose entre las paletas pequeñas
cámaras que al ir haciéndose más grandes realizan el vacío.

Efecto Venturi o eyector de gases: se realiza utilizando los gases que escapan del motor. Estos
gases, al pasar por un estrechamiento aumentan de velocidad produciendo una depresión que
hace salir el aire de los conductos de aspiración.

2.6. Hidroeyector.

Es un aparato que permite aspirar líquidos utilizando la fuerza motriz de otro líquido (agua
normalmente) impulsado por una bomba. El mayor problema de este sistema reside en que ambos
líquidos se mezclan.

El principio de funcionamiento es el efecto Venturi provocado por el aumento de velocidad del


agua proveniente de la bomba al pasar por un estrechamiento. La depresión producida arrastra al
líquido en el que está sumergido el hidroeyector expulsándolo fuera. Por lo tanto la sección de
salida debe ser mayor que la de entrada.

Estos aparatos se utilizan en los casos en que la profundidad o la distancia no permiten hacer
aspiraciones. También se usan en casos de aguas sucias ya que los hidroeyectores no poseen
piezas móviles siendo su construcción muy robusta. Por contra su rendimiento es bajo y consume
una gran cantidad de agua limpia.
2.7. Turbobomba.

Es un aparato que realiza aproximadamente las mismas funciones que el hidroeyector pero con la
particularidad de que el líquido que se utiliza como fuerza motriz (normalmente agua) no se
mezcla con el líquido impulsado.

El sistema de funcionamiento es completamente diferente al del hidroeyector y se basa en el


principio de una turbina que es movida por el agua impulsora y que transmite este movimiento a
un rodete que, sumergido en el líquido a impulsar, envía el agua u otro líquido fuera por medio
de una manguera.

Para funcionar, la turbobomba necesita estar prácticamente sumergida dentro del agua. La
sección de salida es normalmente igual que la de entrada.

Este aparato es más delicado que el hidroeyector ya que posee elementos móviles, retenes,
rodamientos, etc., que pueden estropearse con mayor facilidad. Posee la ventaja de no gastar
agua, ya que se puede instalar un circuito de retorno al camión y que su rendimiento es superior
al de los hidroeyectores.
TEMA 54. MATERIAL DE ELEVACIÓN Y TRACCIÓN.

1. GATO MECÁNICO TELESCÓPICO.

Es una pieza de hierro, hueca y alargada, con una superficie cuadrangular en su parte inferior. En
la parte superior dispone de dos asas para ser manejado. Dentro de este tubo lleva otro de menor
sección, con una plataforma cuadrangular para ser apoyada. A lo largo de este tubo lleva hechos
unos agujeros para colocar el fijador del mismo, constituido pos el pasador de hierro de que
dispone todo el conjunto. La longitud del gato suele ser de unos 3.20 m.

Este gato se emplea para trabajos de apeos y, provisionalmente, para sujetar partes de muros,
ventanas, que se van a apear con sus estructuras correspondientes. Una vez que se hayan
colocado los apeos se quitarán estos gatos.

Una vez echo el asiento de las dos bases, superior e inferior, se coloca el gato, dejando deslizar el
tubo superior hasta haber dado la altura suficiente. Introducir el pasador por el agujero que
corresponda para que quede fija la base superior con la inferior. Una vez colocado, realizar el
ajuste por medio de cuñas. Para su retirada se sueltan las cuñas, se quita el pasador, se deja
deslizar la parte superior y queda suelto el gato.

2. GATOS HIDRÁULICOS.

2.1. Gato hidráulico Simale.

Es una herramienta de trabajo, construida en hierro, de forma cilíndrica, en cuya parte interior se
encuentra el cuerpo de la bomba cargado del líquido impulsor. Del interior del cuerpo parte el
émbolo impulsor. En la parte lateral de encuentra el soporte donde se acopla el maneral para
realizar los movimientos de la bomba hidráulica. En el otro extremo lleva la llave de cierre y
abertura del líquido. En la parte superior se encuentra el asa para su transporte. Se emplea
generalmente en elevar vehículos caídos, colocación de ruedas en los vehículos, elevación de
pesos en accidentes.

Una vez colocado debajo del objeto a levantar, se cierra la llave de paso del líquido impulsor.
Colocar maderos debajo del gato y del objeto que hay que levantar para evitar que se deslice y
provoque un accidente. Se coloca el maneral en el soporte, y con movimiento de abajo a arriba
hará subir el émbolo impulsor. Terminado el trabajo, se abrirá la llave del líquido para que baje el
émbolo.

2.2. Gato hidráulico sobre ruedas.

Normalmente se emplea para 1.000-1.500 kg. Se compone básicamente de un carro que se


desplaza por mediación de cuatro ruedas, dos de ellas fijas y las otras dos giratorias. Su
mecanismo elevador está dispuesto directamente sobre las ruedas a través de una plataforma. Un
émbolo hidráulico, actuando mediante un maneral, realiza un apoyo sobre la plataforma, ataca
directamente sobre un brazo elevador, el cual dispone en su parte superior de un platillo giratorio
que recibe la carga.

Sus características principales son:


- Altura de elevación aproximada: 45 cm.
- Peso de la carga aproximada: 1.000 a 1.500 Kg
- Ancho entre ejes: 60 cm.

Las aplicaciones principales del gato hidráulico en siniestros pueden ser:


- Elevación de vehículos para retirada de víctimas.
- Retirada de vehículos de la calzada.
- Retirada de vehículos para realizar saneamientos en fachadas, tejados, etc., y así no provocarles
daños al realizar el trabajo.

El gato hidráulico permite elevar de forma cómoda y rápida el coche hasta una altura
considerable y sin necesidad de introducir calzos, ya que al deslizarse sobre cuatro ruedas corrige
los movimientos del coche durante su elevación.

Para la elevación se buscará:


- Un elemento resistente. No apoyarse nunca en el cárter inferior.
- Se procurará colocar una pequeña tabla sobre el platillo para no dañar el vehículo.
- Una vez cerrado el paso del aceite mediante un giro a tope a la derecha mediante el maneral, se
hará un movimiento alternativo de arriba abajo, observando la elevación deseada.
- Para descender la carga, se efectuará un giro lento a la izquierda, dando así paso al aceite.

Cuando haya que elevar un vehículo o furgoneta, bien por su parte trasera o delantera, para
rescatar a una víctima, se colocarán unos calzos en el lado opuesto al de elevación para evitar así
desplazamientos que puedan provocar accidentes durante el trabajo de los bomberos.

El mantenimiento del gato hidráulico conlleva la revisión periódica de:


- Nivel de aceite del émbolo.
- Ruedas y los rodamientos de las ruedas traseras.
- Accionamiento de apertura y cierre de la válvula de accionamiento hidráulico.
- Elevación y descenso.

3. CABESTRANTE DE MANO O POLIPASTO.

Es una máquina manual compuesta de una carcasa de metal, donde se encuentra acoplado el
perrillo de arrastre y rueda dentada que acciona a los perrillos, por medio de su palanca. En la
parte delantera está el soporte para fijación. En la parte de atrás lleva el orificio por donde penetra
el cable de arrastre. Lleva un soporte para el transporte del cable, y donde va enrollado todo el
conjunto.

Sirve para realizar toda clase de arrastres de pesos en lugares donde no tiene acceso los vehículos
y grúas. Se puede emplear también para suspender pesos caídos en taludes, embalses, ascensores,
etc.

El modo de empleo conlleva la realización de los siguientes pasos:


- Se amarra a un lugar fijo por su parte delantera.
- Se dejará suelto el perrillo, para hacer pasar el cable necesario por el orificio de atrás.
- Se pondrá la palanca o maneral que acciona la rueda dentada.
- Se fijará el trinquete que presiona al cable.
- Se amarrará el cuerpo que se va a arrastrar.
- Se accionará la palanca en movimiento de atrás hacia delante, hasta haber sacado el cuerpo
arrastrado.
- Terminado el trabajo se suelta el trinquete que deja suelto al perrillo, sacando todo el cable para
ser enrollado.

4. COJINES ELEVADORES.

Es un conjunto de elementos combinados para realizar distintos trabajos como elevación de


cisternas u obstrucción de las mismas cuando tengan pérdida de líquido, desprender o doblar la
columna de dirección cuando esté alguna persona atrapada en vehículos, separación de chapas,
separación de camarines o cabinas de ascensores al estar atrapada alguna persona, apertura de
puertas o levantamiento de vehículos.

Consta de los siguientes elementos:


- Botella de acero con 6 litros de capacidad para aire comprimido a 300 bar, lo que le permite
almacenar 1.800 litros (o de 7 litros a 200 bar, 1.400 litros).
- Cojines elevadores de goma resistentes al corte, de diversas medidas y formas según su uso.
- Reductor de presión de aire comprimido 200/300 bar a 6 bar, compuesto de racor de conexión
de cierre autónomo.
- Válvula de seguridad tarada a 8 bar. Dismanómetros con cazoletas protectoras para la lectura de
la presión residual y de trabajo. Válvula de cierre.
- Órgano de doble mando con dos salidas dotadas de válvulas de seguridad. Dos manómetros.
Embrague rápido de entrada y embrague de seguridad.
- Mangueras de aire a presión de 5 m de longitud, amarillas, con embrague y abrazaderas cerradas
a presión que evitan heridas.

Las instrucciones para su uso son:


- Conectar el reductor de presión a la botella de aire comprimido.
- Conectar el reductor de presión al órgano de mando, después conectar las mangueras y los
cojines.
- Comprobar la presión de la botella, regular la presión de servicio con la válvula de apertura y
cierre.
- Girar lentamente la empuñadura del órgano de mando en sentido hacia la derecha para abrirlo y
regular a 7 bar, controlando constantemente el manómetro. Al iniciar el inflado del cojín
comenzar con poca presión y según necesidad elevar despacio la presión.

Es necesario realizar un mantenimiento básico de este equipo:


- Prestar atención a la regulación de presión de la válvula. Cuando se use una válvula, después de
un largo plazo de tiempo sin servicio, debe abrirse a izquierdas.
- Cuando existan oxidaciones como consecuencia de un alto grado de humedad, debe emplearse
un antioxidante.
- Los cojines deben comprobarse periódicamente en cuanto a su estado, y sobre todo después de
cada servicio. Para ello, deberán inflarse con una presión de 3 bar y mantenerse durante 30
minutos. Si después de este tiempo se observa pérdida en el cojín, se introducirá éste en agua
para localizar el orificio. Llenar a 8 bar, asegurándose de que no existen burbujas de aire en cojín
y manguera.

No debe trabajarse jamás con cojines elevadores cuyas mangueras, válvulas, reductores de
presión o válvulas de conexiones que no estén en buen estado o correctamente conectados.
5. OTROS MEDIOS DE ELEVACIÓN.

5.1. Poleas de ganchos.


Es una pieza circular, de madera o metal, que presenta un carril central o lateral, por done circula
un cable que sirve para elevar o descender pesos, disponiendo en su parte superior de un gancho
para su marre. Las poleas están diseñadas para mover objetos hasta un peso determinado según la
potencia tractora, y se pueden accionar manualmente o por medio de una grúa o pluma.

5.2. Gancho en “S”.

Se utiliza para amarre de objetos, empalme de un cable con lazadas, empalme de cadenas, etc.

5.3. Cable y eslingas de acero.

Se utilizan invariablemente en emergencias de desplazamiento de vehículos, sujeción y elevación


de cargas, arrastres a distancia, protección contra desplazamientos y otras múltiples
intervenciones.

Un cable metálico es un conjunto de hilos de acero dulce enrollados en espiral en varios ramales.
Cuando está en uso, el conjunto de hilos íntimamente unidos actúa en una dirección determinada.
Los principales tipos de cables son:
- Cables espirales o cordones.
- Cables normales.
- Cables de igual paso.
- Cables antigiratorios.

Los elementos constituyentes de un cable son:


- Alma (textil o metálica).
- Cordón.
- Hilo exterior.
- Hilo central.

Un buen cable debe tener las siguientes propiedades:


- Tracción.
- Coeficiente de seguridad.
- Flexibilidad.
- Resistencia a la abrasión.
- Resistencia al aplastamiento.
- Resistencia a la corrosión.

La eslinga es un cable de acero de unos 5 m de largo, provisto de dos ojales, uno en cada punta,
protegidos por unas láminas de chapa por su parte interior.

La resistencia de los cables en general depende en primer lugar de su composición, de la calidad


del acero, de su diámetro o grosor, del tipo de arrollamiento o trenzado y del grado de desgaste.
En general, la resistencia puede calcularse alrededor de 120 kg/mm2 de sección aparente.

Cuando se trabaje con cables se tendrán las siguientes precauciones:


- Usar guantes para manipular eslingas.
- No ponerse debajo de cargas o cerca de ellas.
- Tener cuidado en el tensado de la eslinga.
TEMA 55. MATERIAL DE CORTE, SEPARACIÓN Y
DESENCARCELACIÓN.

1. SOPLETE OXIACETILÉNICO.

Es un equipo compuesto por un soplete alimentado de una botella de acetileno y otra de oxígeno,
acopladas sobre un soporte y sujetas por una armadura. Una botella de acetileno disuelto (color
tabaco) conteniendo 800 litros, equipada con su grifo y tulipa protectora, y una botella de oxígeno
(color blanco) con un contenido de 1.000 litros. Tiene una armadura formada por un tubo de
acero y una fuerte peana donde se asientan las botellas, una empuñadura y dos asas permiten el
transporte en posición horizontal o vertical. La armadura se puede colocar en el vehículo.

El equipo dispone de dos manorreductores, uno para el oxígeno y otro para el acetileno,
compuestos de un manómetro de alta presión que indica la presión existente en la botella, y otro
manómetro de baja presión, que señala la presión de salida que es regulada por un tornillo.

Mangueras de goma. Dos tramos de tubo flexible de 40 cm de longitud y diámetro 9/16 que unen
los manorreductores a las válvulas de seguridad fijadas en la armadura, y dos tuberías de goma de
4 m de longitud, diámetro 6/11 para la conducción del acetileno y oxígeno desde las válvulas de
seguridad al soplete.

Válvula de seguridad. Dos válvulas de seguridad, una para oxígeno y otra para acetileno, que
protegen la instalación de los posibles retrocesos de llama.

Soplete.

En la puesta en marcha se siguen los siguientes pasos:


- Enroscar en la lanza del soplete la boquilla que corresponda al trabajo que hay que efectuar.
- Abrir lenta pero continuamente los grifos de las botellas. Las agujas de los manómetros de alta
presión indicarán la presión del gas de las botellas.
- Se actúa sobre los tornillos de presión de los manorreductores hasta que los manómetros de baja
presión indiquen la presión de trabajo del soplete.
- Abrir totalmente el grifo de acetileno del soplete y abrir ligeramente el grifo del oxígeno.
- Presentar una llama delante de la boquilla para encender la mezcla gaseosa.
- Regular la llama actuando sobre el grifo de oxígeno.

Para realizar el corte se procede como sigue:


- Calentar el comienzo de la parte que hay que cortar con la llama de calentamiento.
- Cuando el metal está rojiblanco, abrir el grifo de corte y se continúa desplazando el soplete
sobre la parte que hay que cortar hasta el final.
- Se obtendrá un mejor corte cuando la regulación de la llama de calentamiento y la presión del
oxígeno para corte sea efectuada correctamente, así como cuando se realice adecuadamente el
avance del soplete. Para chapas de acero de 10 mm de espesor se debe emplear una boquilla
10/10 a una presión de oxígeno de 3 bar.

El apagado consta de las siguientes fases:


- Cerrar el grifo de la botella de acetileno y se apagará el soplete.
- Cerrar el grifo de la botella de oxígeno.
- Abrir completamente el tornillo regulador de presión de ambos manorreductores.
- Cerrar los grifos del soplete.

Precauciones que hay que adoptar:


- Llevar siempre gafas de protección ahumadas.
- No se debe engrasar un aparato que utilice gas. Es peligroso acercarse a dicho aparato lleno de
grasa o aceite, especialmente para los grifos de botella.

Generalmente se utiliza para cortar chapas, vigas de acero, etc. Se puede emplear también en
accidentes de trenes, aviones, automóviles, etc.

2. RADIAL.

Es una máquina de unos 5 CV de potencia que consta de correa de transmisión, de una muela o
disco circular con sus ejes correspondientes, una caja protectora para el disco y una palanca para
regular la aceleración.

Se aplica principalmente para cortar chapas, tubos, barras macizas, cortar vigas de T o hierros en
ángulo, flejes y planchas de hierro. También se pueden tronzar rocas, hormigón, asbesto o asfalto.
Todos estos trabajos se realizarán con sus muelas o discos correspondientes.

La forma de ponerla en marcha es como sigue:


- Voltear totalmente hacia abajo la cubierta protectora y apretar bien la tuerca de la mariposa.
- Atornillar fuertemente la muela tronzadora de modo que pueda girar libremente, sin taparla con
ningún objeto.
- Apretar la máquina firmemente contra el suelo durante el arranque, mano al asa tubular y pie en
mango pistola.
- Para todo trabajo, la máquina debe sujetarse con las dos manos. Siempre debe cuidarse que la
posición del operador sea firme.

Durante el trabajo, la cortadora debe mantenerse derecha, sin inclinar, ya que de otra manera la
muela puede salirse del corte y quebrarse. Hay que cuidar de que el material no esté bajo tensión
dinámica. Acercar la cubierta protectora al máximo a la pieza que se va a trabajar.

Hay que usar casco protector, guantes protectores de cuero resistentes, gafas protectoras y aparato
protector respiratorio. Cuando se corten materiales que produzcan polvo, también se recomienda
estar calzado con botas altas.

Cómo realizar los cortes:


- En tronzado de materiales básicamente la rápida rotación de la muela recalienta el material y lo
funde. A mayor diámetro de la muela produce superior velocidad en la periferia, o sea, más
rendimiento.
- Acérquese la muela al material, empezando con velocidad media y, una vez que el corte ha
quedado bien marcado, acelérese al máximo aplicando mayor presión.
- Córtese en línea recta vertical, pues al torcer podría quebrarse la muela.
- El mejor resultado se obtiene girando la muela por la ranura del corte.
- La mejor forma de cortar barras redondas es accionándolo por etapas. Se evitarán las presiones
laterales o torceduras en los cortes. El desgaste normal de la muela es de 3 mm de corte en 60
segundos.
Use siempre la muela adecuada para el material que hay que trabajar.
3. SEPARADOR/CORTADOR HIDRÁULICO.

El equipo de separación está compuesto por un grupo hidráulico, un juego de manguitos, un


separador y una cizalla.

Grupo hidráulico:
- Motor de 4 tiempos y gasolina normal.
- Bomba hidráulica de pistón, con dos émbolos. La presión máxima de carga está en torno a 720
bar.

Juego de manguitos:
La distribución del aceite a presión se hace mediante válvulas y manguitos con enchufe rápida,
salida de la parte inferior y retorno detrás, dos válvulas y manguitos de enchufe rápida, por la
parte superior. Tienen una longitud aproximada de 5 m y permiten montar a la vez los dos
aparatos (separador y cizalla), pero no pueden trabajar simultáneamente. El grupo dispone de una
palanca manual que, según la posición en que se coloque, trabajará un aparato u otro.

Separador:
Está compuesto por dos elementos articulados o uñas recambiables. Funciona manualmente por
medio de una empuñadura giratoria, a derechas abre y a la izquierda vuelve a su posición normal
y cierra. La presión de trabajo es de unos 720 bar y tiene una potencia separadora de unos 4.700
kg. Dispone de cadenas, grilletes, bulón y ganchos de acoplamiento para los amarres y sujeción.

Cizalla:
Está compuesta por dos cuchillas curvas de acero especial endurecido. Normalmente el peso de la
máquina es de unos 14 Kg, con un poder de corte de 9.000 kg. Las cuchillas se abren y se cierran
mediante una empuñadura giratoria, que funciona hidráulicamente. Su función principal es para
accidentes de vehículos, trenes, metros, etc., para cortar o separar hierros con la uña separadora.

Se procede de la forma que sigue:


- Emplazamiento del equipo en la zona de trabajo.
- Conectar los manguitos (que son dobles) de enchufe rápida al grupo y al separador y cizalla.
- Arranque del motor del grupo, tirando de la cuerda, poniendo la palanca en posición de marcha
rápida.
- Abrir la llave de paso del aceite.
- Colocar la palanca en la posición de la conducción de la máquina que vayamos a utilizar.
Seguidamente cortar las chapas o hierros que procedan.

Es muy importante que no falte aceite ni combustible y tener revisados todos los manguitos y
enchufes rápidos, así como todos los utensilios.

4. CILINDRO SEPARADOR HIDRÁULICO.

Consiste en un cilindro de acero alimentado por aceite hidráulico que tiene la capacidad de
separar con una fuerza equivalente a varias toneladas. Necesita una abertura inicial de unos 30
cm para poder emplearse y unos apoyos sólidos. Se encuentran en distintos tamaños según las
necesidades, con distintas capacidades y distintos recorridos de separación.
Se emplean en accidentes de tráfico, ferrocarriles o en cualquier siniestro donde haya que separar
piezas de acero o chapa. Funciona con el mismo motor que el equipo de desencarcelación.

5. CORTAPEDALES.

Es un aparato de pequeño tamaño que se emplea para cortar cilindros de acero de pequeño
diámetro. Por sus características y dimensiones se pueden emplear donde haya que cortar barritas
de acero en espacios reducidos, como pueden ser los pedales de un coche en un accidente de
tráfico.

Funcionan con el equipo hidráulico, transmitiéndose la fuerza a través de la presión del aceite
hidráulico conseguida bien con el motor, bien con la bomba manual.

6. HERRAMIENTA UNIVERSAL DE RESCATE.

Consiste en una herramienta parecida en su forma a la radial, pero basada en un principio


diferente. Se trata de dos discos de acero que giran simultáneamente en sentido inverso con lo
que se consigue un corte más rápido y más limpio que con la radial, produciendo menos chispas.

Se puede emplear allí donde se necesite realizar una abertura rápida o cortar rápidamente una
chapa: puertas metálicas, quitamiedos, chapas de coche, etc.

7. OTROS ÚTILES Y APARATOS.

7.1. Uña hidráulica de accionamiento manual.

Es una herramienta de trabajo compuesta de un cuerpo cilíndrico alargado donde va almacenado


el aceite impulsor. Del cilindro parte el maneral que acciona el émbolo, fijado al mismo por
medio de pasadores móviles, y también parte el manguito portador de la cabeza separadora (uña).
La uña está compuesta de dos partes terminadas en punta, con movimientos de abertura y cierre.

Como elementos auxiliares llevan dos cadenas con sus ganchos correspondientes y soportes de
fijación transversal, de bola y de la uña y tubos de alargamiento, con sus roscas de unión. Todo
este conjunto de herramientas va acoplado en una caja metálica, la cual sirve de transporte.

Generalmente se emplea en separaciones de chapas en vehículos accidentados. También se puede


emplear para cierres metálicos, apertura de puertas, desprendimiento de rejas, separación de las
cabinas de los ascensores con personas atrapadas, etc.

Para su empleo hay que seguir los siguientes pasos:


- Sacar la caja portadora.
- Conectar los manguitos correspondientes.
- Abrir la llave de paso al aceite impulsor.
- Colocar la uña separadora en el objeto que hay que separar.
- Accionar el maneral con movimientos de abajo hacia arriba. Para quitar la presión del aceite
basta con abrir la llave.

7.2. Motosierra.
Es una sierra movida mecánicamente por un motor de explosión, cuya hoja o cadena de acero
tiene la forma de una correa sinfín, guiada por un soporte a lo largo de la hoja. Lleva en la parte
superior un asa para su transporte, otro soporte en la parte baja para ser sujetada al ponerla en
marcha colocando un pie encima y un maneral donde está el mando de aceleración y manejo para
realizar los trabajos.
Sirve para dividir, tronzar maderas, de dimensiones considerables. Para toda clase de cortes en
los trabajos de apeos, trocear árboles, etc.

Para ponerla en marcha se acciona el motor de explosión tirando de una cuerda que se enrolla en
el eje del cigüeñal, después de haber puesto el contacto y estrangulador de aire, acelerando hasta
ser arrancada. Se coge por el soporte superior y del maneral, para ser suspendida y colocada en el
objeto que hay que colocar.
TEMA 56. HERRAMIENTAS DE BOMBERO. USOS MÚLTIPLES.

1. HERRAMIENTA DE BOMBERO (MAZA-PICO).

Está compuesta por una parte metálica con forma de martillo por un lado y de pico o pala angosta
por otro, con un orificio central por el que se introduce un mango de madera cilíndrico de unos
90 cm de longitud.

Se emplea para demoler muros, tabiques, enfoscados, cornisas y para remover toda clase de
escombros en los siniestros. También se emplean para clavar estacas, punteros, clavos y, en
general, como auxiliar para salvamento.

Se coge el mango con ambas manos, una mano por la parte cercana al martillo y la otra cercana al
otro extremo. Se eleva la herramienta por encima del hombro, dejándola caer sobre el objeto que
se quiere golpear.

Hay que procurar dejar el mango limpio de astillas y que la parte del martillo esté plana. Hay que
limpiarla del agua y la humedad para que no se oxide. Hay que intentar no fallar el golpe, ya que
el mango podría partirse. Cuando se trabaje sobre techos o alturas limitadas por encima de la
cabeza, hay que coger la herramienta de la forma más corta posible, o sea, con las manos
cercanas al martillo.

2. BARRA CILÍNDRICA.

Es un útil rígido de hierro de 1.20 m de longitud aproximadamente, terminado en uno de sus


lados en punta y en forma plana por el otro. Se utiliza para forzar elementos resistentes y perforar
por percusión, pudiendo emplearse también como rodillo.

3. PALANQUETA (BARRA DE UÑA).

Pieza rígida prismática de acero, más larga que ancha. Uno de sus extremos es aplanado,
formando un ángulo obtuso con el cuerpo principal, mientras que el otro extremo forma un
ángulo de 90º con el cuerpo y acaba en forma plana, con una hendidura central.

Se emplea para mover y desplazar cargas, arrancar clavos y forzar accesos.

4. BICHERO.

Es una herramienta de demolición. Consiste en un pincho de hierro, con gancho del mismo metal,
con un mango largo de madera de una longitud de 2 m. Se utiliza principalmente en saneamientos
y derribo de enfoscados, muros, rotura de cristales, techos de escayola, cielos rasos, etc.

Se coge con ambas manos por el mango, una por la parte de delante y otra por la parte de detrás.
Se pinchará o tirará dependiendo del trabajo que hay que realizar. Hay que procurar mantener que
el mango esté limpio de astillas que podrían clavarse en las manos. Para ello se lijarán los
mangos. Hay que mantenerlo limpio de agua y humedad para que no se oxide.

5. HACHA.
Herramienta cortante formada por una pala que tiene filo por un lado y un ojo para ensartarla en
un mango por el opuesto. Algunas presentan unos realces en sus caras para evitar su
empotramiento cuando se usan sobre elementos de poco espesor. Se emplea para abrir accesos a
través de puertas, ventanas, etc.

6. PALA.

Es una herramienta compuesta por una lámina metálica de forma rectangular, terminada en
algunos modelos en forma redondeada con una ligera punta. Cuenta con un mango de madera, de
longitud variable, rematado con un maneral del mismo material o un pomo.

Se emplea para desescombrar, arrojar arena y operaciones similares.

7. BIELDO O RASTRILLO.

Es una herramienta formada por una serie de varillas metálicas ligeramente dobladas terminadas
en punta, unidas en su base por un elemento común en el que se inserta un mango cilíndrico de
madera. Se suele emplear para remover residuos originados por fuegos de paja, papel, cartón o
basuras.
TEMA 57. VEHÍCULOS DE EXTINCIÓN.

1. INTRODUCCIÓN.

Los vehículos de extinción de incendios se encuentran dentro de una categoría más amplia que
incluye los vehículos de lucha contra incendios y de salvamento. Éstos son vehículos diseñados
para actuar en situaciones de emergencia, dotados de equipos de señalización óptica y acústica,
medios de comunicación y equipados con materiales específicos que posibilitan la actuación del
Bombero. En España están regulados por la Norma UNE 23.900/83, que establece las
especificaciones comunes a todo tipo de vehículos contra incendios y de salvamento, y por la
norma UNE 26.150, señalización óptica de vehículos, luz de alarma para vehículos de servicio de
urgencia y especiales.

Constan básicamente de dos elementos fundamentales:

- Autobastidor o chasis: Elemento que sirve como base para el transporte del personal, material y
la superestructura, produciendo la energía necesaria para el funcionamiento de ésta.

- Carrozado o superestructura: Equipamiento singular de cada vehículo que le permite


desempeñar una función determinada, como:
- Bomba de aspiración e impulsión.
- Escaleras.
- Grúas.

En función de la superestructura, los vehículos se clasifican de la siguiente forma:


- Extinción: Para el ataque a fuegos.
- Salvamento: Se usan para el rescate de personas o bienes de una situación de peligro
o anómala.
- Auxiliares: Complementan a los vehículos citados o poseen misiones propias no
comprendidas en los apartados anteriores.

Los vehículos de extinción están especialmente diseñados para el ataque a fuegos, mediante la
proyección a presión, según las características del fuego, de una serie de agentes extintores tales
como agua, espuma, polvo, etc.

2. CLASIFICACIÓN GENERAL.

2.1. Vehículos de ataque a fuego.

- De agua: Bomba ligera.


Bomba pesada.
Bomba forestal.
- De espuma.
- De polvo.
- De CO2.
- Polivalente.
- Vehículos sin tanque: Escalas.
Brazos articulados.
2.2. Vehículos de abastecimiento.
- Tanques o nodrizas.
- Furgones de material.

3. EQUIPAMIENTO FUNDAMENTAL.

Para realizar la extinción los vehículos disponen de los siguientes elementos:

Bomba de presión: Varían según los distintos fabricantes, pero todas ellas deben cumplir lo
especificado en la Norma UNE 23.900/83 para los modelos de baja presión y presión combinada.
En el cuadro siguiente se recogen las características de las bombas que se utilizan normalmente.

Características b 8/8 c 2/30 b 16/8 c 2.5/35 b 32/8 c 2.5/35

Caudal nominal (l/min) 800 200 1.600 250 3.200 250

Altura de transporte nominal 80 300 80 350 80 350


(m.c.a.)

Presión a circuito cerrado (m.c.a.) 160 350 160 400 160 400

Tiempo de cebado a 7.5 m 60 - 60 - 60 -

Cisterna. De forma paralelepipédica con techo plano o curvo, para capacidades de hasta 4.000
litros, y cilíndricas, para una capacidad de carga de hasta 10.000 litros.

Pueden construirse en chapa de acero laminado en frío, con soldadura interior y exterior de doble
cordón, acero inoxidable, aluminio y con planchas de polietileno reforzado con fibra de vidrio.
Para evitar los efectos inerciales y reducir el movimiento del líquido se montan en su interior
unos tabiques, que pueden ser fijos o desmontables, llamados vulgarmente rompeolas. En algunas
ocasiones cuentan con un pequeño depósito incorporado en su interior para retener una cierta
cantidad de agua que posibilite el cebado de la bomba. Están dotados para canalizaciones para
llenado, rebose y descarga.

Con estos elementos, los vehículos autobomba pueden realizar las siguientes operaciones:
- Cebado de la bomba, por gravedad del depósito auxiliar o por autocebado.
- Impulsión de agua en alta presión, baja presión o simultáneamente en ambas presiones a
vehículo parado o en marcha.
- Aspiración de agua de una fuente de abastecimiento.

4. AUTOBOMBAS.

Es el vehículo básico de todo Servicio de extinción, transporta su propio agente extintor, dispone
de un sistema de bombeo adecuado a cada agente extintor y transporta los medios humanos y el
material necesario para poder actuar con autonomía. Podemos distinguir en autobombas ligeras y
pesadas.
4.1. Autobombas ligeras.

4.1.1. Bombas Urbanas Ligeras (BUL).

También llamados vehículos de primera salida. Sus características son:


- Se usan en siniestros localizados de poca importancia.
- Son de dimensiones pequeñas. En el CPCIS se han diseñado en el año 98, vehículos de
reducidas dimensiones, con una gran maniobrabilidad, para poder acceder a los trazados
estrechos y sinuosos de los centros de las poblaciones de la provincia de Cádiz, por lo que se les
ha dado el nombre de vehículos de penetración.
- Potencia limitada.
- Permiten actuaciones rápidas en lugares urbanos de difícil acceso.
- Capacidad de tanque reducida, menor de 1.000 litros.
- El material del que están dotados es muy variado, lo que permite actuaciones de índole muy
diversa.
- El principal agente extintor que utilizan es el agua, portando bidones de espuma y extintores de
CO2 y polvo como agentes complementarios.

4.1.2. Bombas Rurales Ligeras (BRL).

- Se usan en siniestros localizados de poca importancia.


- Dimensión pequeña.
- Potencia limitada.
- Tracción total.
- Permite actuaciones rápidas en lugares de difícil acceso.
- Capacidad de tanque reducida menor de 1.000 litros.
- Material diverso, lo que permite actuaciones de diversa índole.

4.1.3. Bombas Forestales Ligeras (BFL).

- Chasis diseñado con gran ángulo de aproximación y salida, para actuar en terrenos escarpados.
- Tracción total.
- Dotadas de bombas auxiliares además de la principal.
- Puede dar agua con el vehículo en marcha.
- Equipadas con material adecuado al incendio forestal: mangueras de 25 mm, mochilas, palas,
batefuegos.
- El material está muy accesible y poco compartimentado.

4.2. Autobombas pesadas.

4.2.1. Bombas Urbanas Pesadas (BUP).

- Se usan en todo tipo de siniestros.


- Dimensiones considerables.
- Potencia elevada: oscila entre 200 y 280 CV.
- Capacidad elevada en el tanque: 2.500 - 3.000 litros.
- Dotados de bomba centrífuga de alta y baja presión.
- Agentes extintores iguales a los de la BUL.
- Tracción a un eje.

4.2.2. Bombas Rurales Pesadas (BRP).

- Se usan en todo tipo de siniestros.


- Dimensiones considerables.
- Potencia elevada: oscila entre 200 y 280 CV.
- Capacidad de agua en el tanque: 2.500 - 3.000 litros.
- Dotados de bomba centrífuga de alta y baja presión.
- Agentes extintores igual a los de la BUL.
- Tracción total.

4.2.3. Bombas Forestales Pesadas (BFP).

Tienen las características básicas de las autobombas y además:


- Chasis diseñado con gran ángulo de aproximación y salida para actuar en terrenos escarpados.
- Tracción total.
- Posee bombas auxiliares aparte de la principal.
- Puede dar agua con el vehículo en marcha.
- Material propio de incendio forestal: mangueras de 25 mm, mochilas, palas, batefuegos, etc.
- El material está muy accesible y poco compartimentado.

5. VEHÍCULOS CON AGENTES ESPECIALES.

5.1. Vehículos con agente único.

5.1.1. Vehículos de espuma.

- Disponen de tanques de agua con una capacidad que oscila entre los 2.500 y los 11.000 litros, y
depósitos de espuma de 220 a 1.000 litros.
- El medio de impulsión es una bomba centrífuga con premezclador incorporado.
- Actúan en siniestros de hidrocarburos, químicos, grandes complejos petroquímicos, etc.
- Son propios de industrias y refinerías.
- Dotados con material adecuado para este tipo de siniestro: trajes de aproximación, mangueras,
equipos autónomos, etc.
- Llevan incorporada una lanza monitora en la parte superior, con un caudal de 1.200 a 3.000
l/min.
5.1.2. Vehículos de aeropuertos.

En esencia son vehículos de espuma con especificaciones especiales para su uso en este tipo de
instalaciones. Se caracterizan por:
- Ser vehículos con chasis todoterreno y tracción total.
- Potencia muy elevada: 400 CV.
- Lanza monitora potente para caudales superiores a 4.500 l/min.
- Equipados con un sistema de toberas inferiores para protección frontal en la aproximación.
- Han de cumplir una serie de requisitos en cuanto a tiempos de actuación y tiempos de descarga
total.

5.1.3. Vehículos de polvo.


- Su principal agente extintor es el polvo químico seco.
- La impulsión se consigue con nitrógeno a presión.
- La capacidad del depósito varía entre 1.000 y 6.000 Kg
- Se emplean en industrias, aeropuertos, complejos petroquímicos y, en general, en fuegos
eléctricos o de hidrocarburos.
- Pueden llevar lanzas monitoras incorporadas.

5.1.4. Vehículos de CO2.

- Están equipados con baterías de botellas de CO2.


- Se usan en fuegos eléctricos.
- De aplicaciones limitadas.
5.1.5. Vehículos con múltiples agentes.

Se llaman también de extinción universal. Combinan agua, espuma y polvo.

6. VEHÍCULOS SIN TANQUE.

Son vehículos que normalmente tienen otra finalidad distinta a la de ataque a fuego, aunque
pueden colaborar en el mismo por sus características especiales. Normalmente carecen de tanque
y medio de impulsión de agentes extintores. Se utilizan para siniestros en altura o de grandes
dimensiones. Por norma general se emplean donde el acceso es difícil o casi imposible. Van
dotados de material de extinción primario y llevan o pueden llevar instalaciones o
preinstalaciones de lanzas monitoras.

Principalmente son las escalas y brazos articulados cuya descripción y características se


desarrollan en el apartado de vehículos de salvamento.

7. VEHÍCULOS DE ALIMENTACIÓN.

7.1. Nodrizas.

Su finalidad es suministrar a los vehículos de ataque los medios necesarios, principalmente agua,
para continuar la extinción. Sus características son:
- Equipados de bomba centrífuga de alta y baja presión.
- Cabina sencilla.
- Dotados con material de captación y algo de extinción.
- Pueden actuar por sí solos, aunque no es aconsejable que lo hagan de forma habitual, por no
disponer de dotación suficiente ni de medios complementarios.

Se clasifican según su capacidad:


- Bomba Nodriza Ligera (BNL). Cuando la capacidad de la nodriza es inferior a 5.000 litros.
- Bomba Nodriza Pesada (BNP). Cuando la capacidad de la nodriza es superior a los 5.000 litros.

7.2. Vehículos de material.

Suelen denominarse de tendido de mangueras, aunque pueden aportar más material. Capaces de
suministrar el material necesario para realizar captaciones desde lugares alejados, superiores a
100 -150 m. Algunos llevan una motobomba como medio complementario tanto de captación
como de impulsión.
TEMA 58. VEHÍCULOS DE SALVAMENTO.

1. INTRODUCCIÓN.

Este grupo comprende los vehículos que se utilizan para el rescate de personas y bienes, en
determinadas situaciones o peligros, como pueden ser: fuegos, accidentes, medio acuático y
situaciones especiales muy determinadas.

2. VEHÍCULOS PARA SALVAMENTO EN FUEGO.

Para este tipo de intervención se pueden emplear los siguientes tipos de vehículos:
- Autoescalas: Automáticas (AEA)
Semiautomáticas (AES)
Manuales (AEM)
- Autobrazos: Articulados (ABA)
Extensibles (ABE)

2.1. Autoescalas.

Es el vehículo básico para el rescate en incendios y se caracteriza por tener un autobastidor o


chasis convencional con cabina sencilla o doble. El carrozado es compuesto y está integrado por
los siguientes elementos:

Sistema motriz. Conocido como cuerpo de escala, realiza la elevación, extensión y giro de los
tramos de escala en los modelos automáticos. Está constituido por una serie de bombas
hidráulicas que, controladas desde el puesto de mando, realizan las diferentes prestaciones
exigidas. La elevación se consigue mediante cilindros hidráulicos, dotados de mecanismos
automáticos de bloqueo en caso de fallo de la presión. Los cables para la extensión y retorno van
enrollados en unos tambores de accionamiento hidráulico con mecanismo de seguridad. El giro
se suele realizar mediante un engranaje sinfín autoblocante, con motor de aceite. En los modelos
semiautomáticos (AES) esta operación se realiza a mano mediante una manivela. Disponen de un
dispositivo de emergencia en caso de perturbaciones para mantenerse en funcionamiento y si falla
el motor se puede accionar a mano.

Sistema de equilibrado. Para conseguir una buena estabilidad de la base de apoyo de la


autoescala, a fin de poder realizar sus funciones, se dispone de los siguientes mecanismos:
- Bloqueo de ballestas en el eje trasero mediante un sistema de fijación de las hojas.
- Unos estabilizadores, zancas, que aumentan la superficie sustentante para absorber los
momentos de vuelco y transmitir los empujes que se transmiten al terreno.
- Dispositivo de ajuste lateral para conseguir que los peldaños de la escalera queden horizontales,
aunque el chasis se encuentre inclinado, pudiendo realizarse esta acción para ángulos de hasta 7º.

Juego de tramos. Formados por perfiles tubulares de acero electrosoldados de manera estanca,
para evitar la corrosión interior y diseñados de manera que ofrezcan la mínima superficie
expuesta al viento. Los tramos se guían entre sí deslizándose sobre rodillos de material plástico y
accionados por cables para la extensión y recogida de la escala situados en los laterales para
facilitar el acceso por el centro. Los peldaños van forrados con una cubierta de material
antideslizante. El número de tramos varía en función de la dimensión de la escalera, teniendo
cada uno de ellos una longitud media de 9.5 m y quedan solapados en el despliegue total unos 2.5
m. Actualmente se fabrican autoescalas con unos alcances de 18, 24, 25, 30, 37, 44 o 50 m. El
tramo inferior suele tener un anclaje donde situar un polipasto para efectuar el levantamiento de
cargas. El tramo superior cuenta con anclajes para las barquillas de salvamento e instalación de
lanzas monitoras.

Barquillas. Las barquillas de salvamento están construidas en perfiles de acero ligero, contando
con dispositivos de horizontalidad y bloqueo que funcionan con gravedad e hidráulicamente. Se
encuentran disponibles los siguientes tipos de barquilla:
- Colgada. Situada para el transporte en el cuerpo de escala. Pesa un 65 Kg, lo que permite su
manejo por dos hombres. Se sitúa en posición mediante anclajes rápidos. Se nivelan por
gravedad, manteniéndose en posición vertical mediante un cilindro hidráulico.
- Incorporada. Encastrada en el último tramo de la escala, generalmente por su base. Disponen de
un mecanismo de rotación que la pliega sobre los tramos de escalera para el transporte.
Normalmente van equipadas con un pupitre de mando, complementario al del puesto de mando
principal, para controlar y dirigir los movimientos directamente.
- Deslizante. En los vehículos de gran altura (44 y 50 m), la barquilla va apoyada y guiada sobre
las barandillas de los tramos de escala y cuenta con un mecanismo de tracción que le permite la
elevación y el descenso.

Disponen de un sistema de intercomunicación, controlado desde el puesto de mando, que enlaza


mediante un microaltavoz con la punta de escala, permitiendo la transmisión de órdenes e
instrucciones.

Lanzas monitoras. La lanza monitora con que puede ir dotada la escala o barquilla presenta las
siguientes variedades:
- De quita y pon, adosándola en un lateral de la cesta de salvamento. El desplazamiento
horizontal se consigue girando el cuerpo de escala. Proporciona unos caudales máximos con
boquillas de 18 mm de diámetro a una presión de 12 bar de 740 l/min.
- Enchufable a un soporte de la cesta. Permite giros de ± 30º. Permite lanzar caudales de 2.000
l/min. con boquilla de 34 mm de diámetro y 7 bar de presión.
- Incorporable en la punta de escala, accionable desde el suelo con un cable o una cuerda. El giro
horizontal debe realizarse con el cuerpo de escala. Consigue un caudal máximo de 2.400 l/min. ,
Con boquilla de 36 mm de diámetro y una presión de 8 bar.

La alimentación de agua en los tres casos se realiza mediante una canalización de 45 mm de


diámetro que discurre a lo largo del último tramo y escala, y a la que se conecta una manguera
flexible mediante el racor correspondiente. Están dotadas de focos orientables, unos situados en
el primer tramo y otros en punta de escala.

La dotación de personal consiste en un conductor y dos bomberos. En todos los modelos el


conductor es el encargado de su emplazamiento y manejo, aunque puede también manejarse
desde la cesta.

Como dotación de material pueden llevar útiles de salvamento tales como camilla, hondillas,
descensores, etc., o llevar útiles de extinción tales como lanzas, bifurcaciones, bicheros, etc.
Algunos modelos llevan incorporado un grupo electrógeno auxiliar con sus correspondientes
focos.

Con esta serie de modelos se pueden realizar las siguientes funciones:


- Facilita el acceso de los Bomberos a edificios siniestrados en el nivel o altura deseados.
- Permite efectuar el rescate de personas atrapadas a determinadas alturas, pudiendo bajar estas
personas de varias maneras:
- Peldañeando por la escala.
- Descendiendo en la barquilla.
- Deslizándose con un descensor incorporado.
- Efectuar el ataque a fuego en altura y en distancia.
- Permita izado y descenso de cargas dentro de ciertos límites.

Entre las ventajas que presenta se pueden citar:


- Maniobrabilidad: es un vehículo poco pesado, 13 toneladas para los modelos de 30 m y con un
aceptable radio de giro.
- Manejabilidad: facilidad para su emplazamiento. Su puesta en funcionamiento se realiza en
breve tiempo.
- Versatilidad: variedad de funciones.

Su principal inconveniente es su actuación unidireccional.

Con estas premisas, para su emplazamiento deberemos tener en cuenta los siguientes factores:
- Ángulo de trabajo. La mayoría de las autoescalas modernas tienen la posibilidad de actuar
dentro del rango de - 15º a + 75º, lo que les permite una gran variedad de emplazamientos y
trabajos.
- Carga en la escala. Generalmente están diseñadas para admitir una carga máxima de 250 Kg en
punta estando desplegadas totalmente con su ángulo de elevación máximo, lo que puede
equivaler a tres hombres o dos hombres y barquilla. La capacidad de carga disminuye a medida
que lo hace el ángulo de elevación.
- Alcance. A medida que nos alejamos horizontalmente del punto a alcanzar, no sólo la distancia
es mayor, sino que las prestaciones de la autoescala disminuyen al aumentar el brazo de palanca
que produce la carga sobre los tramos, pudiendo sobrepasar la resistencia mecánica del sistema,
por lo que los mecanismos de seguridad con que se encuentra dotada actúan reduciendo la
longitud de despliegue de los tramos y por tanto limitando el alcance de la misma. Por
consiguiente, cuanto más cerca en sentido horizontal se emplace la autoescala del punto a
alcanzar mayores serán las prestaciones que se obtendrán.

A título orientativo se incluye un cuadro de las prestaciones de las autoescalas con diferentes
cargas y alcances verticales y horizontales.

Carga Ángulo Ángulo de Alcance Alcance Alcance Alcance


máxima trabajo trabajo vert. (En vert. (En hor. (En hor. (En
(Kg) superior inferior m) ángulo m) ángulo m) ángulo m) ángulo
sup. inf. sup. inf.

250 75 40 30 22 4 19

90 75 20 30 14 4 23

720 75 - 15 30 -5 4 27
2.2. Autobrazos.

Son vehículos complementarios de la escala que además de alcanzar alturas pueden penetrar
horizontalmente. En función de la extensión de sus tramos, se clasifican en:
- Autobrazos articulados (ABA).
- Autobrazos extensibles (ABE).
El autobastidor es convencional con cabina sencilla.

La superestructura está compuesta por un bastidor de acero soldado en el que se incorpora el


depósito de líquido hidráulico y filtros, así como un motor de reserva, para utilizar en caso de
fallo del principal, contando también con los siguientes conjuntos de sistemas y elementos:

Sistema motriz. Constituido por una base giratoria construida en acero que reparte el peso
uniformemente sobre la corona de giro, que se encuentra montada sobre un cojinete de doble fila
de bolas, lleno de grasa, que discurre dentro de unas guías. La elevación del primer brazo se
consigue mediante cilindros hidráulicos, dotados de mecanismos automáticos de bloqueo en caso
de fallo de la presión. Según la longitud total del autobrazo, éstos pueden ser: uno para alturas de
hasta 26 m y dos cuando la sobrepasan.

El giro se realiza por medio de un motor hidráulico a través de un reductor de engranaje sinfín
sumergido en aceite. Hay incorporados en el montante del centro cinco anillos rozantes que
permiten llevar la energía eléctrica desde la instalación general del vehículo hasta la canasta para
fines de alumbrado, intercomunicación, etc. Tiene una plataforma que gira con la base, para
facilitar la visibilidad constante de la canasta, en la que se ubican los mandos para todas las
operaciones.

Para impedir que exceda de los límites de trabajo, cuenta con topes automáticos de fin de carrera,
que actúan sobre las válvulas de la base, anulándolas, incluso cuando se solicita manualmente su
funcionamiento. En caso de avería, la base se puede hacer girar con una manivela mediante un
eje de prolongación que ataca el engranaje sinfín.

Sistema de equilibrado. Formado por estabilizadores hidráulicos telescópicos, independientes,


situados en los extremos del bastidor para proporcionar una nivelación eficaz en toda clase de
terrenos accidentados. El apoyo sobre el suelo lo realizan mediante unas grandes placas
articuladas que reparte uniformemente la carga. El circuito hidráulico que los gobierna está
proyectado de forma que es imposible accionar los brazos o la base giratoria hasta que no están
emplazados los cuatro estabilizadores. Asimismo, un mecanismo de enclavamiento los impide
replegarse hasta que no se han situado los brazos en su posición de transporte.

Juego de brazos.
- Articulados (ABA). Formados por perfiles de acero soldados en forma de celosía o cajón según
los fabricantes. Cuentan con una articulación o codo que los une entre sí. Los movimientos de
extensión y flexión los realizan mediante unos cilindros hidráulicos anclados cerca de sus
extremos. Existen modelos de 2 ó 3 brazos. Algunos fabricantes ofrecen la opción de incorporar
escalas plegables para su utilización en caso de emergencia.
- Extensibles (ABE). Construidos con planchas de acero conformadas en cajón. El primer brazo
alberga en su interior una serie de tramos telescópicos que se deslizan entre sí, hidráulicamente,
hasta estar completamente desplegados. En el tramo central se encuentra la articulación con el
segundo brazo. Los movimientos de extensión y flexión los realizan como el tipo anterior.
Existen modelos de dos y tres brazos según los fabricantes, pudiéndose en el segundo caso,
trabajar bajo la vertical del vehículo.

Las barquillas de salvamento están construidas en perfiles de acero ligero, unidas mediante una
articulación al último brazo. Cuentan con un dispositivo hidráulico para su nivelación. Disponen
de un puesto de mando y admiten, según los modelos, hasta 6 personas. Están equipadas con una
instalación de suministro de agua que les permite alimentar una lanza monitora, las boquillas de
la cortina de agua de protección y una toma auxiliar para efectuar instalaciones flexibles de
penetración.

La dotación de personal de este tipo de vehículos suele ser de un conductor y dos bomberos. El
conductor es el encargado de su emplazamiento, aunque también puede manejarse desde la
barquilla como se ha indicado.

La dotación de material consistirá en:


- Para salvamento: camilla, hondillas, descensores, etc.
- Para extinción: lanzas, bifurcaciones, mangueras, etc.
- Para funciones auxiliares: pértigas aislantes, bichero, etc.

Con esta serie de medios se pueden realizar las siguientes funciones:


- Facilita el acceso de los bomberos a edificios siniestrados en el nivel o altura deseados,
posibilitándoles en caso necesario la penetración al mismo.
- Permite efectuar el rescate de personas atrapadas a determinadas alturas, pudiendo bajar estas
personas de las siguientes maneras:
- Descendiendo en la barquilla.
- Deslizándose con un descensor incorporado.
- Efectuar el ataque a fuego en altura, a distancia e internamente.
- Permite izado y descenso de cargas dentro de ciertos límites.

Entre las ventajas que presenta se pueden citar:


- Actúa en ángulos donde no puede hacerlo ningún otro vehículo.
- Posee una capacidad portante elevada.
- Una vez emplazado, su funcionamiento es rápido.

Tiene los siguientes inconvenientes:


- Peso elevado.
- Necesidad de una amplia zona para su emplazamiento debido al elevado radio de giro que
presentan los brazos.
- Efecto de codo.

Estos dos últimos inconvenientes se reduce en los vehículos con más de dos articulaciones o con
izado telescópico.

Con estas premisas para su emplazamiento se deben tener en cuenta los siguientes factores:
- Analizar la pendiente en el lugar de la instalación. El sistema de nivelación únicamente
funciona en el sentido longitudinal del vehículo y preferentemente nivela hacia atrás. Colocar el
vehículo cuesta abajo.
- Asegurarse de que la superficie de pavimentación donde se va a emplazar es capaz de soportar
la carga que se va a transmitir sin daños. Ampliar la superficie de los estabilizadores con
planchas, palastros, etc., en caso necesario.
- Para desplegar los brazos en calles estrechas o casco antiguos de ciudades, elevar los brazos
plegados, desplegar en el sentido de la calle, comenzar a descender hacia la zona deseada
vigilando el codo.

3. VEHÍCULOS PARA SALVAMENTO EN ACCIDENTES.

3.1. Vehículos autogrúas.


Los accidentes que más comúnmente se producen y en los que es preciso actuar son los
accidentes de tráfico, aunque existen otros tipos de intervenciones, como pueden ser
hundimientos con personas atrapadas entre elementos estructurales, demoliciones de elementos
que por su estado de ruina ofrecen peligro a la seguridad pública, en los que se precisan medios
similares. Para este tipo de siniestros se utilizan tres clases de vehículos:
- Grúas.
- Furgones de material.
- Vehículos combinados.

Autogrúa pesada.

Se conocen por este nombre a aquellos vehículos destinados específicamente la izado o arrastre
de grandes cargas. Aun dentro de este concepto se deben distinguir, por las características de los
chasis y el sistema motriz de la superestructura, dos tipos: Hasta 20 toneladas y superiores.

Hasta 20 t de carga, el mismo motor del vehículo acciona los mecanismos de la grúa, o superior a
este peso, en que se utiliza un motor independiente para el funcionamiento de la superestructura,
quedando el motor del chasis exclusivamente para el transporte. El tipo más ligero, hasta 20 t,
suele montarse sobre chasis de tres ejes, siendo la cabina sencilla.

La pluma principal está apoyada articularmente sobre un disco giratorio y es elevada por medio
de dos cilindros hidráulicos. Para conseguir más extensión, lleva montada una pluma de
prolongación que es guiada con rodillos por el interior de la pluma principal. Cuentan con una
caja de polea con gancho montada en la punta de la pluma que dispone gargantas para cuatro
ramales multiplicando así la tracción del cable. Con el fin de ensanchar la base de trabajo durante
la actuación de la grúa van dispuestos a derecha e izquierda de la superestructura cuatro cilindros
de apoyo accionados manual o hidráulicamente.

Algunos modelos disponen de unos apoyos traseros, extensibles hidráulicamente, terminados en


unos rodillos de goma, con el fin de permitir el movimiento del conjunto camión-grúa lentamente
sobre suelo firme y plano transportando carga suspendida. El tipo más pesado se suele montar
sobre chasis 8 x 4 o 10 x 6, con tracción total, siendo los ejes anteriores direccionales, motores
con potencia superior a los 200 CV y cabina sencilla.

La superestructura es de acero soldado de alta resistencia, en ella se monta un motor diesel de


150 CV aproximadamente, que acciona el sistema hidráulico para realizar los distintos
movimientos de la pluma y a la que se le incluyen los estabilizadores. El sistema hidráulico
permite realizar al menos dos movimientos de la grúa simultáneamente y los mandos
proporcionan el movimiento de forma regulable sin escalonamiento, disponiendo de ralentización
automática de final de movimiento hasta la parada completa. Para el operador llevan instalada
una cabina de acero y las ventanas están dotadas de cristales de seguridad. Las plumas se suelen
construir con planchas de acero conformadas en cajón. La primera pluma alberga en su interior
una serie de tramos telescópicos que se deslizan entre sí hidráulicamente, hasta estar
completamente desplegados.

En el extremo superior del tramo central se encuentra la caja de polea con gancho que puede
disponer de hasta ocho gargantas para los ramales del cable, multiplicando así la tracción de éste.
Los movimientos de elevación y descenso los realizan como el tipo anterior, mediante cilindros
hidráulicos. Existen modelos de hasta cuatro tramos según los distintos fabricantes.

Ambos tipos cuentan con los siguientes complementos:


- Bloqueo de ballestas. Con el fin de descargar las ballestas durante el servicio de la grúa y hacer
actuar el peso de los ejes traseros como contrapeso, está dotados de un mecanismo hidráulico de
bloqueo de ballestas ligado al funcionamiento de los apoyos traseros.
- Cabestrante de arrastre. Se instala un cabestrante para el arrastre de cargas, con unos 50 m de
cable aproximadamente que se puede operar tanto hacia atrás del vehículo como hacia adelante.
En este último caso corre una guía a lo largo del bastidor, para conducir mediante ella el ojal del
cable hasta su salida por una abertura situada en el parachoques delantero. Las capacidades de
tracción hacia atrás varían según los modelos entre las 15 y 18 t. Al realizarse en sentido opuesto
se reducen un 50% aproximadamente.
- Mecanismos de seguridad. Generalmente cuentan como mínimo con los siguientes
mecanismos, controles y avisadores:
- Paralización en caso de llegar al tope del campo de trabajo.
- Freno automático del mecanismo de elevación.
- Dispositivo que impida la caída brusca de la carga.
- Válvulas de seguridad para casos de pérdida de aceite en circuitos hidráulicos de
accionamiento.
- Indicador óptico de carga admisible.
- Señalizadores que indiquen en metros la longitud desplegada de pluma y altura sobre
el suelo.
- Ábacos de señalización para la inclinación en grados sexagesimales, con avisadores
acústicos y ópticos de funcionamiento previo al bloqueo con margen superior al 20 %.

La dotación de material consistirá en cables, hondillas, eslingas, eslabones, alguna punta de


tablón y algún neumático usado para servir de acolchado.
Con esta serie de medios se pueden realizar las siguientes funciones:
- Permite efectuar el salvamento de personas atrapadas bajo cargas, elevando éstas para permitir
el acceso a los equipos de rescate.
- Efectuar el izado y descenso de cargas dentro de sus límites.
- Arrastre de cargas y tracciones sobre elementos mediante el cabestrante.
- Complementándola con una barquilla colgada, facilita el acceso de los bomberos a edificios
siniestrados en el nivel o altura deseados.

Presentan una serie de inconvenientes y limitaciones que es preciso conocer:


- Maniobrabilidad. Es un vehículo pesado y por tanto lento, estando relacionadas directamente
sus prestaciones con la tara. Cuentan con un radio de giro lo menor posible en función de sus
alcances, pero sus dimensiones están entorno a los 12 m de longitud, 2.5 m de ancho, alcanzando
algunos modelos alturas de 3.7 m, lo que limita sus actuaciones en algunas zonas de cascos
urbanos.
- Manejabilidad. Una vez situados en el lugar de actuación, su emplazamiento es relativamente
rápido y la velocidad de elevación de carga va a depender de los ramales que utilice.

Con estas premisas, para su emplazamiento se deben tener en cuenta los siguientes factores:
- Ángulo de trabajo. La mayoría de las grúas tienen la posibilidad de actuar dentro del rango de -
7º a + 75º, lo que les permite una gran variedad de emplazamientos.
- Carga en la pluma. Generalmente están diseñadas para admitir la carga máxima teórica en
punta, estando replegadas totalmente y con su ángulo de elevación máximo. Esta capacidad va
disminuyendo a medida que lo hace el ángulo de elevación y/o aumenta la extensión de la pluma.
- Alcance. En sentido vertical está limitado elementalmente por la longitud de los tramos, pero
hay otros factores que influyen en esta dimensión.

A medida que nos alejamos horizontalmente del punto a alcanzar, no sólo la distancia es mayor
sino que las prestaciones de la grúa disminuyen al aumentar el brazo de palanca que produce la
carga sobre los tramos, pudiendo sobrepasar la resistencia mecánica del sistema, por lo que los
mecanismos de seguridad con que se encuentra dotada actúan reduciendo la longitud de
despliegue de los tramos en función de la carga soportada y por lo tanto limitando el alcance de la
misma. Por consiguiente, cuanto más cerca en sentido horizontal se emplace la grúa respecto de
la carga a elevar, mayores serán las prestaciones que se podrán obtener.

Furgones de útiles varios.

Son vehículos complementarios de las grúas. Es una especie de taller rodante que puede aportar
el material necesario para rescate, corte, alumbrado o cualquier otro tipo de actuación en un
accidente. Cada Servicio de Bomberos tiende a dotar de material estos vehículos según las
necesidades de actuación más frecuentes.

El autobastidor es convencional con cabina sencilla o doble. Se tiende más a la opción de cabina
sencilla por la poca dotación que transporta la grúa. La superestructura se compone de un amplio
receptáculo sin compartimentar con soportes para la fijación del material. Incorporado a esta
superestrutura existe un generador eléctrico accionado por el motor del vehículo mediante
conexión a la toma de fuerza. Asimismo suelen disponer de un cabestrante. En la parte posterior
se instala un mástil telescópico para alumbrar la zona de trabajo, dotado de faros halógenos.

La dotación de material consiste en:


- Material de rescate: - Separadores-cortadores hidráulicos.
- Cojines elevadores.
- Equipo de oxicorte.
- Radiales y motosierras.
- Cizallas.
- Material ligero.
- De apoyo a grúas: - Hondillas.
- Cables.
- Eslabones.
- Gatos mecánicos e hidráulicos.
- Tablones.
- Material ligero.
- De elevación: - Trócolas y diferenciales.
- Cabestrante manual.
- Material ligero.
- De extracción e inyección de aire: - Equipos autónomos.
- Electroventilador.
- Manguerotes.
- De iluminación: - Generador portátil.
- Focos y trípodes.
- Regletas de conexión.
- Carretes prolongadores.

Autogrúa taller.

Es una combinación de los dos vehículos citados con anterioridad, pero dotado normalmente, con
una grúa de pluma más corta, unos 8 m, y menor capacidad de carga de 3 a 10 t. También
mantienen el cabestrante para labores de arrastre.

Se emplean para:
- Accidentes de vehículos ligeros.
- Explosiones, derrumbamientos y catástrofes en edificaciones.
- Suministro de aire o electricidad.
- Misiones de diversa índole.

4. SALVAMENTO ACUÁTICO.

Furgón equipo acuático (FEA).

Es un vehículo especialmente diseñado para intervenciones de salvamento en cursos de agua,


embalses, pozos, etc. La dotación de material que lleva se compone de:
- Embarcaciones.
- Motores fuera borda.
- Trajes y equipos de inmersión.
- Material de rastreo y señalización.

Realizan principalmente las siguientes funciones:


- Recuperación por inmersión o rastreo de personas y bienes.
- Ejecución de trabajos submarinos con carácter de urgencia.
- Rescate de personas en inundaciones, riadas, etc.
5. SALVAMENTOS VARIOS.

Furgón de salvamentos varios.

Es un vehículo que tiene como misión intervenir en rescates y salvamentos variados. La dotación
de material de la que disponen es muy variada, compuesta con útiles tales como:
- Equipos portátiles de excarcelación.
- Colchones y lonas de salvamento.
- Llaves y mordazas de ascensores.

Realizan principalmente las siguientes funciones:


- Apertura de puertas.
- Rescate en ascensores.
- Recuperación de dementes y suicidas.
- Intervención rápida en accidentes.
- Servicios varios.
TEMA 59. VEHÍCULOS ESPECIALES.

1. INTRODUCCIÓN.

Son un complemento de los vehículos básicos. Generalmente nunca actúan solos, pero realizan funciones propias en
fuegos, accidentes y actuaciones varias.

Desarrollan funciones del siguiente tipo:


- Suministrar material y equipos complementarios.
- Abastecer de botellas de aire comprimido.
- Inyectar aire o extraer humos o gases.
- Auxiliar y transportar víctimas.
- Recuperar materias peligrosas.
- Centro de mandos y comunicación.
- Iluminar áreas de trabajo.

2. VEHÍCULO GENERADOR ELÉCTRICO (VGE).

Es un vehículo en el que se ha instalado un sistema generador de electricidad que es accionado por el propio motor
del vehículo. Generalmente producen electricidad bitensión 125/220 V o 220/380 V. La primera opción presenta
menos riesgos al Bombero, porque normalmente se utiliza en ambientes húmedos. El generador suele montarse en la
parte trasera del vehículo. La dotación de material se compone de material:
- Eléctrico: - Carretes de cable.
- Cajas de conexiones bitensión.
- Prolongadores.
- Iluminación: - Focos portátiles.
- Trípodes.
- Extracción de humos: - Varios ventiladores de gran caudal con sus correspondientes
manguerotes.

Se utiliza principalmente en incendios de sótanos por su capacidad de iluminación y movimiento de masas de aire y
gases mediante los equipos con que se encuentra dotado.

3. VEHÍCULO DE ILUMINACIÓN.

Es un vehículo equipado con generadores eléctricos portátiles y/o incorporados. El material del que disponen es:
- Sistema de focos fijos.
- Mástiles de iluminación.
- Sistema de focos portátiles.
- Sistema de cableado.

Las principales aplicaciones son en:


- Intervenciones nocturnas.
- Sótanos.
- Locales cerrados.

4. FURGÓN DE RESERVA DE AIRE (FRA).

Es un vehículo que suministra botellas de aire comprimido para los equipos de protección respiratoria. Puede
llevarlas almacenadas o rellenarlas in situ. En este último caso cuenta con sistemas de compresores de aire para
poder cargar a presiones de 250 a 350 bar, funcionando mediante un generador eléctrico incorporado al vehículo.

Dispone de prolongadores para el tubo de escape a fin de evitar la aspiración de los gases emitidos por el motor
cuando realizan las operaciones de carga, debiendo situarse a favor de viento.

Se utiliza en aquellos siniestros donde el consumo de aire es elevado, están ubicados a una distancia considerable del
almacén central y el acopio de botellas de reserva de los vehículos actuantes es reducido.
5. FURGÓN DE APEOS Y APUNTALAMIENTOS (FAA).

Puede considerarse como un taller de carpintería ambulante. Están construidos sobre un chasis de camión
convencional con cabina sencilla al que se incorpora una amplia superestructura para el transporte de tablones y
demás material. Para la fijación de los tablones en la superestructura durante el transporte se utilizan unos
dispositivos fijadores. Cuando el vehículo se estaciona y es necesario disponer de piezas para el apeo, el dispositivo
se eleva, convirtiéndose en deslizante, movido por el aire comprimido acumulado en un calderín auxiliar cargado por
sistema del circuito de frenos del vehículo.

Van equipados con el siguiente tipo de material y herramienta:


- Tablones, riostras, cuñas, ejiones, bridas, clavos, etc.
- Puntales telescópicos.
- Herramientas mecánicas, motosierras, etc.
- Herramientas de mano.

Se emplea para:
- Apeos.
- Entibaciones.
- Pasarelas.

6. MÁQUINA EXCAVADORA CARGADORA (MEC).

Se clasifican según el sistema de automoción con el que están dotados en:


- Orugas. El desplazamiento lo efectúan sobre cadenas a una velocidad lenta, por lo que han de ser transportadas al
siniestro, donde ofrecen grandes prestaciones al poderse desplazar sobre cualquier orografía y clase de terreno.
- Ruedas. Con posibilidad de autotransporte, aunque no suelen sobrepasar los 40 km/h.

Normalmente para los Servicios de Bomberos el medio más rápido para situarlas en el siniestro es transportarlas en
un remolque o cargarlas directamente sobre un vehículo adecuado. Tienen una gran capacidad y versatilidad de
trabajo, ya que algunos vehículos cuentan con equipamientos complementarios, como:
- Pala cargadora.
- Excavadora.
- Retroexcavadora.
- Punta de demolición.
- Rippers.

Se usan en:
- Hundimientos.
- Derribos.
- Movimientos de tierra.
- Remoción del material incendiado.

7. VEHÍCULO EQUIPO DE DESAGÜES (VED).

Es un vehículo que puede realizar captaciones de agua, bien desde un depósito, pozos, estanques, ríos, acequias, etc.,
al tanque de un vehículo, pero su uso principal es el de extraer aguas no controladas depositadas en puntos bajos de
las edificaciones, vías de circulación, etc. Se pueden distinguir principalmente dos tipos en función de la fuente que
genera la energía para realizar la absorción.

Neumáticos.

Suelen fabricarse partiendo de un chasis convencional de cabina doble, al que se le habilita una plataforma para
instalar, anclado sobre ella, un compresor de aire comprimido de funcionamiento autónomo. Sobre esta plataforma
también van acoplados los siguientes elementos:
- Cajón de material. Dotado con dos manguitos de salida de aire, bombas de achique neumáticas con salidas de 45 y
70 mm de diámetro y varios trozos de mangueras de 45 y 70 mm de diámetro.
- Motobomba. Acoplada en la parte trasera de la plataforma, lado derecho, va montada sobre un chasis de hierro con
cuatro brazos para su transporte a mano. Para facilitar la maniobra de subida y bajada del vehículo, lleva instalado un
cabestrante en la parte trasera derecha de la plataforma.
- Absorbentes. Están situados en la plataforma con unos acoplamientos que sirven de fijación y dotados de llaves
para realizar el ajuste entre los absorbentes y de éstos con la alcachofa.

En la cabina lleva herramientas de bombero, botas altas de goma, barras, palanquetas, llaves de sector, de gas, de T,
grifa y un martillo percutor.

Eléctricos.

Vehículo de chasis convencional de cabina doble en el que se instala una superestructura en forma de cajón, con un
generador eléctrico accionado por el motor del vehículo mediante un toma-fuerza. En el resto de la misma se ubican
los equipos necesarios para los servicios que deben prestar y que someramente en:
- Bombas eléctricas sumergibles.
- Bombas flotantes accionadas a motor.
- Mangueras de 45 y 70 mm de diámetro.
- Botas altas de goma.
- Herramientas de bombero.
- Barras, palanquetas.
- Llaves de sector, mixtas de gas-agua, de T, etc.

8. VEHÍCULO DE TRASVASE DE PRODUCTOS PELIGROSOS (TPP).


Es un vehículo diseñado expresamente para este tipo de intervenciones, que por su peligrosidad necesitan unas
características especiales.

Vehículo de recogida de hidrocarburos.

Se emplea para neutralizar derrames de productos derivados del petróleo en edificios y vías públicas, generados por
incidencias en cisternas y depósitos, evitando su efecto contaminador en alcantarillados, cursos de agua y tierras.
Está constituido por un chasis convencional de cabina sencilla, con una superestructura en la que se incorporan un
tanque para depósito de líquidos recogidos, un generador eléctrico accionado por el motor del vehículo mediante un
toma-fuerza y compartimentos para el acoplamiento de material diverso.

Toda la herramienta de la que están dotados es antideflagrante, construida a base de material plástico o bronce. La
instalación eléctrica y las bombas de aspiración son asimismo antideflagrantes.

Lleva incorporados contenedores portátiles de diversas capacidades y formas, para poder recoger provisionalmente
el producto derramado, así como para obturar bocas de alcantarillado, introduciendo uno de los vértices en ellas y, a
medida que se va rellenando el contenedor, ajustarse a las dimensiones de la misma hasta taparlas completamente.
Cuenta con bombas eléctricas transportables para facilitar el trasiego y la recogida de los derrames, pudiéndose
rematar los trabajos con aspiradoras manuales y mecheros hasta eliminar cualquier residuo del producto. Está dotado
de material para obturación de fugas en cisternas, así como diferentes conexiones mixtas para los distintos tipos de
enlaces existentes en la industria petroquímica.

Se ubicará en el siniestro se hará siempre de popa al área que derrama, ya que, para evitar cualquier chispa que
pudiera desprenderse del motor, la salida de gases del escape la efectúa por la parte delantera.

Vehículos de emergencias de productos químicos.

Está construido sobre chasis de camión convencional con cabina sencilla a la que se incorpora una amplia
superestructura diseñada específicamente como una unidad de almacenamiento, vestuario y descontaminación de
equipos para este tipo de intervenciones.

La zona destinada a descontaminación cuenta con una instalación de ducha para trajes de protección con recogida de
aguas en contenedores herméticos. Va dotado con equipos de medida y protección respiratoria además de los trajes y
con una serie de herramientas y medios para cerrar válvulas y ocluir fugas. Se dota de un pequeño generador
eléctrico autónomo para generar energía a las bombas de agua y disponer de iluminación.
TEMA 60. VEHÍCULOS AUXILIARES.

1. INTRODUCCIÓN.

Los vehículos auxiliares no desempeñan un trabajo específico en el siniestro, sino que realizan
las siguientes misiones de apoyo:
- Transporte (personal y material).
- Reparaciones.
- Intendencia.
- Asistencia médica y transporte de accidentados.
- Mando.

La dotación de vehículos auxiliares de cada Servicio de Extinción de Incendios depende de sus


necesidades y de sus posibilidades presupuestarias.

2. VEHÍCULOS DE TRANSPORTE.

2.1. Vehículos de transporte de personal (BUS).

Microbús.

Es un vehículo normal de transporte de viajeros adaptado a este servicio. Está dotado con
señalización de prioridad y equipo de comunicaciones. Tiene hasta 30 plazas.

Todoterreno.
Vehículo todoterreno normal adaptado a este servicio. Está dotado con señalización de prioridad,
equipo de comunicaciones y baca para transporte de material de intervención (escalas, bicheros y
herramientas). Dispone de asientos complementarios en su parte trasera, con lo que puede
transportar una dotación de 6 personas.

2.2. Unidades de transporte pesado (ATP).

Son vehículos destinados al transporte de materiales de grandes dimensiones o peso elevado.

Dumper.

Camión volquete normal aplicado a este servicio. Dispone de señalización de prioridad y equipo
de comunicaciones. Se utiliza para recoger los materiales removidos por las excavadoras,
transportar apeos de más de 5 m, retirar cargas pesadas recuperadas por las grúas, y tareas
similares.

Camión contenedor.

Camión consistente en un tractor con chasis de cabina sencilla, dotado con un dispositivo
neumático de carga y anclaje, y que transporta una unidad autónoma de trabajo alojada en un
contenedor. Estas unidades autónomas están diseñadas para el trabajo en siniestros de larga
duración y de características muy definidas. El tractor descarga la unidad en el lugar del siniestro
y vuelve a recogerla cuando éste ha terminado.
2.3. Unidades mixtas personal-carga (UPC).
Son vehículos utilizados para relevo de personal y suministro de material complementario, como
mangueras, combustibles, agentes extintores, equipos de extinción, botellas de aire para equipos
de protección respiratoria, etc.

Camioneta.

Vehículo de chasis convencional, con cabina sencilla o doble y dotado con una caja de carga
cubierta con un toldo. La caja dispone de bancos plegables.

Furgón cerrado.

Furgón normal con habitáculo de transporte dotado con asientos abatibles o desmontables lo que
permite variar el espacio destinado a los pasajeros y a la carga.

3. VEHÍCULO TALLER DE REPARACIONES (VTR).

Es un vehículo de chasis convencional con cabina sencilla y dotado con un habitáculo de


transporte de altura suficiente para trabajar de pie en su interior. Cuenta con una zona de trabajo,
dotada con banco y herramientas, y una zona de almacenamiento, con repuestos básicos de
vehículos: correas, manguitos, juntas, lámparas, etc. Su misión es reparar pequeñas averías tanto
en Parque como en siniestro.

4. UNIDAD DE INTENDENCIA Y SUMINISTRO (UIS).

Furgón de transporte de alimentos y bebidas cuenta con estanterías para el almacenamiento de


útiles y víveres. Suele disponer de una cocina portátil y depósitos de agua potable. Su misión es
proporcionar alimentación y descanso al personal que trabaja en siniestros de larga duración o en
condiciones ambientales extremas.

5. VEHÍCULOS DE ASISTENCIA MÉDICA.

5.1. Ambulancia (AMB).

Es una ambulancia de primera asistencia y transporte. Su misión es la primera asistencia, por


parte del personal médico, a las víctimas que se produzcan en el siniestro, ya se trate de
bomberos o de ciudadanos, y su inmediato traslado a un centro médico en el que puedan recibir
una asistencia completa.

5.2. UCI móvil.

Ambulancia de cuidados intensivos. Dispone de personal y medios para una asistencia completa
in situ a un accidentado.

5.3. Vehículo de protección respiratoria.

Vehículo tradicional de asistencia respiratoria a bomberos en siniestro. Es de atención exclusiva a


los miembros del Cuerpo de Bomberos. Este vehículo consta de un chasis tradicional de cabina
sencilla y un habitáculo de asistencia dotada de oxígeno, aire medicinal y camas plegables. Está
atendido por personal especializado, y en él pueden recibir asistencia cuatro personas a la vez.

6. VEHÍCULOS DE MANDO E INSPECCIÓN.

6.1. Unidad de mando y jefatura (UMI).

Vehículo cuya misión es transportar al Jefe de Intervención, tanto en su desplazamiento al lugar


del siniestro como en los desplazamientos que sean necesarios para dirigir y coordinar las
operaciones. Se trata de un vehículo ligero normal, de tracción sencilla o doble según el ámbito
de servicio. Está dotado con señalización de prioridad y equipo de comunicaciones. Está provisto
del equipo personal de los componentes de su dotación, y dispone de equipos complementarios
(medios de extinción ligeros, equipos de protección respiratoria, equipos de medición y análisis
de gases, etc.) y documentación (datos sobre materias peligrosas, etc.)

6.2. Unidad de mando y comunicaciones (UMC).

Vehículo cuya misión es facilitar contactos y reuniones entre mandos, a fin de coordinar
esfuerzos en siniestros de grandes proporciones o en grandes catástrofes en que intervienen
varios Servicios de Bomberos. Se trata de un vehículo de chasis convencional, cabina sencilla,
tracción sencilla o doble y un habitáculo de trabajo capaz de admitir la estancia de personas de
pie. Cuenta con un grupo electrógeno, un equipo completo de comunicaciones (telefonía,
emisores-receptores de radio, repetidores), un equipo informático (ordenador con base de datos) y
documentación (libros, planos, etc.).

6.3. Unidad de inspección y vigilancia (UIV).

Vehículo ligero convencional cuya misión es trasladar a un técnico a realizar visitas de


inspección en locales e industrias para despachar los expedientes de prevención solicitados al
Servicio de Bomberos.
TEMA 61. HIDRÁULICA E HIDRODINÁMICA.

1. DEFINICIONES.

Fluidos. Los líquidos y los gases reciben la denominación de fluidos, porque presentan
propiedades semejantes, derivadas del comportamiento de sus moléculas, cuya movilidad hace
que los fluidos tomen la forma del recipiente que los contiene y fluyen por los orificios que éstos
puedan tener. Los líquidos tienen volumen constante, mientras que los gases tienen volumen
variable.

Densidad. Se define como la masa de un cuerpo por unidad de volumen. Se suele representar por
la letra griega ρ.

Densidad relativa. Es la relación entre la masa de determinado volumen de un cuerpo y la masa


del mismo volumen de agua. No es constante para cada uno, y además la densidad varía con la
temperatura, de tal forma que disminuye cuando la temperatura aumenta.

Peso específico. Es el peso de una sustancia por unidad de volumen. Lo designaremos por la letra
γ. Por lo tanto γ = ρ g, siendo g la aceleración de la gravedad, aproximadamente 10 m/s2.

Tensión superficial. Son unas fuerzas que actúan en la superficie del líquido, que hacen que las
moléculas se mantengan unidas más fuertemente. Se puede comprobar con el hecho de que el
agua forma gotas y que se puede llenar un vaso por encima de su borde.

Viscosidad. Es la propiedad en virtud de la cual los líquidos se oponen a las fuerzas deformantes
excesivas y expresa la resistencia del líquido a dejarse cortar o separar.

Presión estática. Se define como el cociente entre la fuerza que realiza un líquido o gas y el área
o superficie sobre la que se aplica. En el caso de un líquido en un recipiente de superficie de la
base A y altura H la presión estática sobre el fondo sería ρ g H (o γ H). La deducción sería la
siguiente:
- Masa de fluido: ρ g
- Fuerza que ejerce el fluido, es decir, su peso: ρ g V = ρ g A H, siendo V el volumen
del recipiente.
- Definición de presión: p = (ρ g A H / A) = ρ g H = γ H.

Presión manométrica y presión absoluta. Se llaman presiones manométricas a las presiones


debidas únicamente al líquido. La presión absoluta es la suma de la presión manométrica más la
atmosférica. La presión media de la atmósfera a nivel del mar es 1.03 kg/cm2 y es equivalente a
una altura de la columna de agua de 10.3 m.

Altura manométrica. Es la distancia vertical h entre un punto de un líquido y la superficie libre


expuesta a la atmósfera. Esta altura no varía aunque la columna no sea vertical, no influyendo
tampoco la forma del recipiente. Este razonamiento puede extenderse al caso de un sistema
cualquiera de depósitos comunicados entre sí, viéndose que todos los puntos del líquido situados
en el mismo plano horizontal estarán sometidos a la misma altura manométrica, sin que importe
la distancia horizontal entre los puntos y los bordes del recipiente. Aún cuando no existe
superficie libre, como por ejemplo en una tubería cerrada a presión, es fácil calcular la altura libre
si pudiera conectarse un tubo abierto al sistema interior, lo bastante alto para que se formara tal
superficie.
Presión y altura negativas. Sólo pueden entenderse como presiones negativas en el caso de
presiones manométricas, pero nunca con presiones absolutas en el que el cero es el vacío y no se
puede obtener una presión inferior. Se dice que una presión manométrica es negativa cuando en
cierto punto la presión es menor que la atmosférica.

Unidades. Las presiones positivas se expresan ordinariamente en kg/cm2 o en atmósferas o bar.


Para los fines que aquí se proponen son aproximadamente iguales. Las alturas sean negativas o
positivas se miden en metros de columna de agua (m.c.a.) o en centímetros de columna de agua
(cm.m.a.) También se pueden medir en milímetros de mercurio (mmHg). La unidad de sistema
internacional es el Pascal.

1 atm _ 1 bar _ 1 kg/cm2 _ 10 m.c.a. _ 760 mmHg _ 1.013 x 105 Pa

Principio de Pascal. Un aumento de presión en cualquier punto de un líquido incompresible se


transmite a toda su masa, es decir, si a un líquido encerrado se le somete a una sobrepresión en un
punto, ésta se transmite a todo el líquido encerrado. La aplicación práctica de este principio es la
prensa hidráulica, con la cual se consigue, con esfuerzos pequeños, levantar cargas mayores. Este
principio sólo depende de la fuerza aplicada y de la diferencia de reacción de ambos lados.

2. DINÁMICA DE FLUIDOS.

Caudal. Es el volumen de líquido que pasa por una sección dada en la unidad de tiempo.
Normalmente se expresa en litros o m3 por segundo, y se representa Q o q.

Velocidad. Es la longitud que recorre un líquido por unidad de tiempo.

Estas dos magnitudes están relacionadas entre sí, de tal manera que la velocidad es directamente
proporcional al caudal, es decir, cuanto mayor es el caudal, mayor es la velocidad y viceversa.
También es inversamente proporcional a la sección, es decir, cuanto menor es la sección, mayor
es la velocidad.

Golpe de ariete. Cuando el movimiento del líquido se detiene bruscamente se puede dar un golpe
de ariete debido a que la energía cinética del líquido ha de disiparse al frenar bruscamente y lo
hace como una onda de presión. Este golpe de ariete provoca la deformación de la tubería y
puede llegar a romper la conducción. Es conveniente saber que el golpe de ariete:
- Disminuye al disminuir la brusquedad del cambio del movimiento.
- Tiene importancia sólo cuando hay mucha masa de agua.
- Se admite que en las condiciones normales de abastecimiento a población, es suficiente
aumentar un 20% las presiones de cálculo, para tener en cuenta este fenómeno.

Efecto Venturi. Al producirse un estrechamiento en un tubo parte de la presión se transforma en


energía de movimiento, aumentándose la velocidad y manteniéndose constante el caudal que
pasa. Midiendo la diferencia de presión se puede obtener el caudal que circula por dicha tubería.
Una aplicación práctica del efecto Venturi es la creación de espuma en un proporcionador.
Consiste en un aparato que introduce en la tubería el espumógeno líquido, en el punto en donde
se ha producido el estrechamiento, con lo cual ha aumentado la velocidad, produciéndose un
efecto de succión, que hace aspirar el espumógeno y mezclarse con el agua.
Pérdidas de carga. Los líquidos que existen en la naturaleza (agua, aceite, etc.) no cumplen
exactamente las leyes de movimiento. Los líquidos reales están sometidos a unas acciones que
perturban su comportamiento ideal, y son:
- El rozamiento de las partículas entre sí y con las paredes del recipiente.
- El cambio de volumen que tiene lugar con la variación de presión y temperatura.
Por tanto, en el movimiento de los líquidos aparece otra fuerza contraria al movimiento, que es el
rozamiento que hace disminuir la energía del líquido. Este rozamiento produce una pérdida de
energía, que se traduce en una pérdida de altura manométrica (presión). Existen dos tipos de
pérdidas de carga:
- Continua, en función de un coeficiente de rozamiento, que depende del líquido,
material de la conducción, rugosidad de las paredes y el diámetro de las tuberías. Es
directamente proporcional a la longitud de la tubería recorrida, es decir, cuanto mayor
sea la longitud, mayor será la pérdida de carga.
- Aislada, producida en puntos aislados por codos, válvulas, aparatos, etc.

En un tendido de mangueras se puede estimar las pérdidas totales de carga en un 20% de la altura
manométrica total. Por lo tanto en un tendido de mangueras la presión que habrá que dar será la
altura manométrica multiplicada por 1.2 más la presión que se quiera en punta de lanza.

Instalaciones de aspiración. Se pueden definir como una máquina para elevar agua u otro
líquido. El punto esencial es que aumenta la energía del líquido, bien en forma de velocidad bien
en forma de presión. La potencia de la bomba es la que va a determinar la altura a la que
podamos elevar el agua, pero también hay otros factores importantes como son: La altura de
aspiración, que es la altura desde el nivel del agua hasta el eje de la bomba y cebado de la bomba.

Altura de aspiración. Es la altura desde el nivel del agua hasta el eje de la bomba y cebado de la
bomba. La máxima altura teórica de aspiración es de 10 m, ya que la presión atmosférica es
aproximadamente de unos 10 m.c.a. Por tanto, sólo será posible cebar una bomba aspirante
cuando la altura de aspiración sea teóricamente igual o inferior a 10 m. En la práctica esta altura
no deberá pasar de 6 m, con una longitud de aspiración de instalación de 8 a 10 m.

Cebado de bombas. Las bombas requieren ser abastecidas de agua, y si ésta se encuentra en un
nivel inferior debe efectuarse la puesta en aspiración, colocando el mangote de aspiración. La
operación que consiste en llenar de agua el cuerpo de la bomba y el mangote de aspiración,
eliminando el aire que lo ocupó se llama cebado.
TEMA 62. MATEMÁTICAS ELEMENTALES.

1. NÚMEROS RACIONALES.

Las unidades de medida de algunas magnitudes como la longitud, superficie, masa,


caudal volumen, capacidad, etc., pueden subdividirse en tantas partes iguales como se
desee. El problema de repartir cierta cantidad de manera equitativa se resuelve tomando
como nueva unidad de medida una parte o fracción de la unidad inicial. A los números
que representan cantidades fraccionarias se les denominan números racionales.

La cantidad que resulta de dividir una unidad de b fracciones iguales y tomar a de estas
fracciones se representa por a/b.

Si el numerador y el denominador de una fracción se multiplican por el mismo número,


la fracción que resulta representa la misma cantidad o, lo que es igual, el mismo número
racional. Por lo tanto se dicen que son fracciones equivalentes.

2. OPERACIONES CON FRACCIONES.

2.1. Suma y resta de fracciones.

Sumando dos fracciones que tienen el mismo denominador, su suma o resta tiene un
sentido evidente y la operación es inmediata. La suma de dos fracciones con igual
denominador es igual a otra fracción que tiene como numerador la suma de los
numeradores y, como denominador, el común. Al igual se hace con la resta.

Para sumar o restar dos fracciones no tienen denominador común, se halla una fracción
equivalente a la primera y otra fracción equivalente a la segunda que tengan el mismo
denominador y se procede como en el caso anterior.

2.2. Producto y división de fracciones.

El producto de dos fracciones es otra fracción que tienen como numerador el producto
de los numeradores y como denominador el producto de los denominadores.

3. EXPRESIÓN DECIMAL DE LOS NÚMEROS RACIONALES.

Además de las fracciones hay otras formas de representar un número racional. La más
importante es la decimal, que es una extensión de la de los números enteros.

Los números enteros se miden conforme a unos patrones que contienen 1, 10, 100, etc.,
unidades. Si se divide la unidad en 10 partes iguales, se puede tomar como patrón la
décima parte de la unidad. Si se divide la unidad en 100 partes iguales, se puede tomar
como patrón la centésima parte y así sucesivamente.

Todo número racional puede escribirse en forma decimal. La parte decimal puede ser
finita o infinita periódica. El período es la secuencia de cifras que se repiten indefinidas
veces. Se indica con un acento circunflejo. Se aconseja que se repase la regla de
división.

4. OTRAS FORMAS DE DEFINIR UNA FRACCIÓN.

4.1. Porcentajes.

El porcentaje c% equivale a la fracción c/100.

Para expresar la fracción a/b como porcentaje basta hallar la expresión decimal de la
fracción y multiplicar por 100.

El porcentaje de aumento o disminución de una cantidad es igual a:


[(medida actual – medida anterior)/ medida anterior] / 100

4.2. Expresiones literales.

Hay dos expresiones de uso muy común, que sirven también para definir fracciones. La
primera expresión es:
Por cada b individuos u objetos de cierto colectivo, hay a que tiene una cualidad
= a/b.

La segunda forma es:


Por cada a individuos u objetos que tiene una cierta cualidad, hay b que no la
tienen = a/ (a+b).

Nota: Se aconseja repasar las tradicionalmente llamadas reglas de tres.


TEMA 63. FÍSICA: CONCEPTOS FUNDAMENTALES.

1. PRINCIPIOS DE LA DINÁMICA.

Primer principio: Todo cuerpo en ausencia de fuerzas exterior tiende a mantenerse en


reposo o en movimiento rectilíneo constante. Este principio se puede observar cuando al
tomar una curva experimentamos que tendemos a irnos en línea recta.

Segundo principio: Si realizamos sobre un cuerpo una fuerza exterior F, dicho cuerpo
sufre una aceleración (a) directamente proporcional a la fuerza externa aplicada e
inversamente proporcional a la masa del cuerpo (m). Es decir, F = m x a. Este principio
lo observamos en el hecho que cuanta más masa tenga un cuerpo, más nos cuesta
moverlo.

Tercer principio: También llamado principio de acción y reacción. Si un cuerpo 1 le


ejerce una fuerza a un cuerpo 2, el 2 le ejerce una fuerza al 1 del mismo valor, misma
dirección y sentido contrario. Cuando cogemos la lanza de la manguera cuanta más
rápido lanzamos el agua, mayor es la reacción de la lanza.
2. FLUIDOESTÁTICA.

Su finalidad es estudiar el comportamiento y características de los fluidos en reposo.

2.1. Conceptos básicos.

Densidad: Es la masa de fluido contenida en un volumen determinado. Se suele representar


por la letra griega ρ.

ρ=m/V
Por lo tanto sus unidades son kg/m3 o g/l.
La densidad del agua es de aproximadamente 1 g/l. Los hidrocarburos ligeros suelen tener
densidades inferiores a la del agua. Todo cuerpo con una densidad inferior a la del agua flota
en ella. Por lo tanto los hidrocarburos ligeros flotan en el agua.

Densidad relativa: Es la relación entre la densidad de una sustancia comparada con la del
agua.

Densidad relativa = ρ / ρagua

Es decir:
No tiene unidades. Aquellas sustancias más pesadas que el agua, tienen una densidad relativa
superior a 1. Por el contrario, aquellas sustancias más ligeras que los aguas tienen una
densidad relativa inferior a 1.

Peso específico: Es el peso de un fluido contenido en un fluido determinado. Se suele


representar por la letra griega γ.

γ = mg/V

Se expresaría en kp/m3 o N/m3.

Relación de unidades básicas.

1m = 10 dm = 100 cm = 1.000 mm
1 m2 = 100 dm2 = 10.000 cm2 = 1.000.000 mm2
1 m3 = 1.000 dm3 (o litro) = 1.000.000 cm3 = 1000.000.000 mm3
1 Kg = 1.000 g
1 Kg ≈ 10 N

Presión o tensión de vapor: Es la presión que ejerce el vapor de un líquido en equilibrio con
su líquido. La presión de vapor del agua a 20 ºC es de unos 22.5 mmHg » 0.03 bar » 0.3 mca.
1.2. Presión. Ejemplos.

P =F/S

Presión: Es la fuerza que se realiza sobre una superficie por unidad de superficie. Es decir:

Unidades: 1 kg/cm2 ≈ 1 atmósfera ≈ 1 bar ≈ 10 mca


≈ 760 mmHg ≈ 2
10.000 Pascales (N/m ) ≈ 14.5 psi

Aplicaciones.

1. Retroceso de línea de manguera.


F25 = P x S = 10 kg/cm2 x 5 cm2 = 50 Kg
F45 = P x S = 10 kg/cm2 x 16 cm2 = 160 Kg
F70 = P x S = 10 kg/cm2 x 39 cm2 = 390 Kg

Nota: Superficie transversal de la manguera: S = πD2/4.

2. Vaciado de una cuba.

En el vaciado de una cuba llena de agua, no es posible si no tiene entrada auxiliar de aire. Si
se intenta extraer el agua con una bomba, sin otra entrada de aire, la cuba se arrugará por
efecto de la presión.

3. Cojines neumáticos.

Los cojines neumáticos actúan sólo en la parte de superficie que está en contacto con el
elemento a elevar.
Si tenemos un cojín V10:
S = 1369 cm2 F = 8 kg/cm2 x 1369 cm2 = 10.952 Kg
p = 8 bar
Si usamos un cojín V18:
S = 2.444 cm2 F = 8 kg/cm2 x 2.444 cm2 = 19.552 Kg
p = 8 bar

Para una presión determinada, a mayor superficie de aplicación, mayor fuerza. Como cuando
el cojín se va elevando la superficie de contacto va disminuyendo, la fuerza que realiza el
cojín también disminuye. Si colocamos dos cojines uno encima del otro la fuerza realizada
será la que ejerce el más pequeño de los cojines. Si por el contrario los colocamos uno al lado
del otro la fuerza realizada será la suma de los dos.

4. Apoyo sobre el suelo de los puntales telescópicos.

Cuanto mayor sea la superficie de aplicación de la fuerza que transmite el puntal, menor será
la presión que se ejerce sobre el punto de apoyo, por lo que será más fácil su resistencia.

5. Cizalla hidráulica.
Sabiendo que una cizalla actúa en unos 25 cm2 en la base de las cuchillas y que trabaja a 720
bar, calcularemos la fuerza que realiza.
p = 720 bar.
F = p x S = 720 kg/cm2 x 25 cm2 = 18.000 Kg
Si utilizamos el centro de las cuchillas, en la que actúa en unos 15 cm2, realizará la siguiente
fuerza:
F = p x S = 720 kg/cm2 x 15 cm2 = 10.800 Kg

6. Rotura del grifo de una botella de aire comprimido. Suponiendo una presión de 200 bar, y
una sección del grifo de 3 cm2, calcularemos la fuerza que se ejerce la botella.

F = p x S = 200 kg/cm2 x 3 cm2 = 2 Kg


Es decir, cualquier objeto a presión, es en potencia un látigo.

7. Reducción presión de un equipo autónomo.

Botella: 200 kg/cm2 se reduce en el manorreductor a 5 a 10 kg/cm2 y en el pulmón 1 kg/cm2.


Los equipos de presión positiva, aquellos en los que la presión de la máscara es ligeramente
superior a la atmosférica tienen la ventaja que cualquier fuga es del interior de la máscara
hacia fuera, por lo que no entran compuestos tóxicos en ella. Esta aplicación se debe a que los
fluidos van siempre de donde hay menos presión a donde hay más presión.

8. Clavar puntillas. Superficies cortantes.

Muchas de las aplicaciones de la presión se basan en ejercer la fuerza sobre una superficie
relativamente grande para transmitirla a una superficie menor donde nos interesa ejercer una
gran presión.

9. Cinturón contra caídas.

Los cinturones que protegen contra caídas son necesariamente anchos para resistir la fuerza
de la caída. Dicha fuerza se convierte en presión en el cinturón, por lo que cuanto mayor sea
su superficie menor será la presión que tiene que resistir y menor la presión que transmite al
cuerpo de la persona que lo utiliza.
10. Necesidad de esperar a que un coche se inunde para poder abrir la puerta y rescatar a sus
ocupantes.

La diferencia de presión que existe entre el interior y exterior del coche hace prácticamente
imposible abrir la puerta del coche. Hay que esperar que el coche se inunde para que la
presión interior y exterior se iguale. Supongamos un coche a 0.5 m de profundidad. Como 0.5
mca es aproximadamente equivalente a 0.05 kg/cm2, y suponiendo que la puerta de un coche
tiene 1 m2, tenemos que la fuerza que hay que hacer es:
F = p x S = 0.05 kg/cm2 x 10.000 cm2 = 500 Kg
Como vemos es una fuerza que una persona sola no puede realizar.

10. Apoyo brazo articulado.

La nueva norma NBE-CPI/96, en su anexo 2 recomienda la idoneidad de los accesos a los


edificios, recomendando que un nivel mínimo de capacidad portante para los vehículos del
Servicio de Extinción de Incendios y Salvamentos.
11. Rotura de una tubería de agua a presión sobrecalentada. Rotura de una tubería de vapor a
presión.

Un líquido se puede calentar por encima de su temperatura de ebullición a presión


atmosférica, y mantenerse en estado líquido si aumentamos su presión. Si a esta presión y
estando sobrecalentado se rompe la tubería o depósito se trataría de un líquido en violenta
expansión, por lo que produciría una explosión.

Por el contrario en una rotura de una tubería de vapor, ésta no se expandiría tan bruscamente,
por lo que la tubería actuaría como un látigo, pero no explotaría.

12. BLEVE.

Presión manométrica.

Es la diferencia entre la presión absoluta y la atmosférica. Es decir:

Presión manométrica = presión absoluta - presión atmosférica.

Todos los instrumentos del Servicio miden presiones manométricas. La mínima presión
absoluta que puede haber es 0. La mínima presión manométrica que puede haber es - 1 bar o -
10 mca. Por lo tanto lo máximo que se puede aspirar es 1 bar o 10 mca.

1.3. Alturas.

En principio es chocante que el concepto de presión, fuerza por unidad de superficie se mida
en alturas. En nuestro Servicio, tenemos que relacionar rápidamente la presión que ejerce la
bomba, tanto en aspiración como en impulsión, con las alturas de las que aspiro como de las
alturas a las que impulso. Por eso cree conveniente explicar la relación directa e inmediata
que existe entre la presión y la altura.

La presión que ejerce una columna de líquido se debe al peso que ejerce dicha columna. En
general, esto es aplicable tanto a un líquido como a un gas, por eso a medida que ascendemos
en la superficie terrestre disminuye la presión.

El peso de una columna de líquido es su masa x por la gravedad, es decir, ρV.g. Siendo ρ, la
densidad, V, el volumen de la columna de líquido y g la aceleración de la gravedad, unos 10
m/s2. Por lo tanto, la presión será dicho peso dividido por la superficie de aplicación de la
columna:
P = ρgV/S =ρgH
H: altura de la columna de líquido.
S: superficie de aplicación de la columna.

Por lo tanto 10 mca es la presión que ejerce una columna de 10 m de agua. Comprobemos
que aproximadamente corresponde a 1 bar.

p = ρ g H = 1000 kg/m3 10 m/s2 10 m = 100.000 N/m2 = 1 bar.

Idénticamente una columna de 760 mm de mercurio (Hg):


p = ρ g H = 13.600 kg/m3 10 m/s2 0.76 m ≈ 100.000 N/m2 ≈ 1 bar.

Obviamente, cuanto más denso es un líquido, menos longitud de columna hace falta para
alcanzar la misma presión.

Altura geodésica de aspiración: Es la altura de aspiración, desde el centro del eje de la


bomba a la superficie del agua. El máximo teórico como hemos visto sería de 10 m. Es decir,
no podemos aspirar agua desde una altura de 10 m.

Altura de impulsión. Es la altura que suministra una bomba a su salida, y por la cual es capaz
de elevar el líquido a una altura determinada y/o proporcionarle velocidad. No existe un
límite teórico. En principio, se puede elevar agua a cualquier altura.

Altura total. Es la suma de las alturas de aspiración e impulsión.

Pérdidas de carga. Es la pérdida de energía del líquido debido a que el fluido no es ideal.
Como hemos visto se puede representar como una pérdida de la altura a la que se puede
impulsar el líquido o de la altura de la que se puede aspirar el líquido. Se pueden estimar del
orden del 20% de la altura total.

Aplicaciones.

1. Con una presión en el camión de 7 kg/cm2, ¿ a qué altura máxima se podrá alimentar una
lanza que necesita 4 kg/cm2?

Hb = Hl + Hg + Hp
Hg= Hb - Hl - Hp = 70 - 40 - 0.2Hg
Hg = 25 mca.

2. Si queremos subir una manguera hasta el 7º piso (21 m) y necesitamos en punta de lanza
una presión de 4 kg/cm2, ¿qué presión necesitamos en la bomba?

La presión que la bomba debe suministrar es tal que permita, primero, subir el agua hasta el
7º piso, contrarrestar las pérdidas de carga, y por último dar presión a la lanza.

Hb = Hl + Hg + Hp = 40 + 21 + 0.2 x 21 = 65.2 mca ≈ 6.52 kg/cm2.

3. Supongamos que tenemos que repostar de un pozo de agua 14 m por debajo del nivel de un
camino y que el vehículo no tiene acceso, aunque es posible el acceso a pie, ¿cómo se
repostaría el depósito de agua del vehículo?

- Con una motobomba, dando unos 2 kg/cm2 de presión, como mínimo.


- Con una bomba sumergible.

4. Si disponemos de un depósito elevado a unos 30 m de altura, ¿qué presión tendremos en


punta de lanza aproximadamente?

Hd = Hs + 0.2Hs ≈ 1.2 Hs Hs = 25 mca ≈ 2.5 kg/cm2


1.4. Principio de Pascal. Principio de Arquímedes.

Principio de Pascal.

Un aumento de presión en cualquier punto de un líquido incomprensible se transmite toda su


masa. Es decir, si a un líquido confinado en un recipiente se le somete a una sobrepresión en
un punto, ésta se transmite a todo el líquido confinado. Por lo tanto, en cualquier plano
horizontal de un fluido la presión es la misma.
Aplicación: Prensa hidráulica.
Si disponemos de un tubo de sección S1 donde se aplica una fuerza F1, comunicado con otro
tubo de sección S2, la fuerza que se realiza en el segundo tubo es:

F1 / S1 = F2 / S2

F2 = F1 S2 / S1
Sí F1 = 5 Kg
S1 = 1 cm2 y S2 = 10 cm2 ⇒ F2 = 50 Kg

Es decir, podemos ejercer unas 10 veces superior. Podemos multiplicar la fuerza que

ejercemos con este principio.

Principio de Arquímedes.

Todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje hacia arriba igual al peso del
volumen del fluido desalojado. Por esto, un cuerpo sumergido en el agua nos parece que
“pesa” menos que fuera del agua.

2. FLUIDODINÁMICA.

2.1. Caudal.

Q = V/t

Es el volumen de fluido que pasa en la unidad tiempo por una sección transversal dada.
Las unidades en las que se puede expresar en l/min. , l/s o m3/h.

Aplicación. Para un proporcionador Z-2 (200 l/min.), ¿Qué tiempo tardaría en vaciarse el
tanque de una autobomba urbana pesada (3.000 l)?

t = V/Q = 3.000 / 200 = 15 min.

2.2. Conservación de la masa. Ecuación de continuidad.


A lo largo de un conducto sin pérdidas de agua, el caudal permanece constante. Por lo tanto
cuando una canalización se estrecha la velocidad debe aumentar, y cuando se ensancha la

v1 S1 = v2 S2

velocidad disminuye.
Aplicación.

1. Colocar el dedo en la manguera, para conseguir un mayor alcance del agua. Al reducir la
sección de salida conseguimos una mayor velocidad y por lo tanto más alcance, manteniendo
la misma cantidad de agua. Es el mismo efecto que se consigue con la lanza en el extremo de
la manguera. Las primeras lanzas se desarrollaron a partir de las experiencias de bomberos
que colocaban la mano delante del chorro para pulverizar el agua.

2.3. Conservación de la energía. Ecuación de Bernouilli.

En un fluido ideal, es decir sin pérdidas, la energía se conserva. La energía en un fluido se


manifiesta como presión estática (la fuerza que ejerce el fluido sobre la superficie del recinto
en que se encuentra), energía cinética (la energía que tiene un fluido debido a su velocidad) y
energía potencial (la energía que tiene un fluido debido a su altura). La suma de estos tres
términos debe mantenerse constante. Podemos representarlo de la siguiente forma:

p1 + ρgh1 + ½ ρ v12 = p2 + ρgh2 + ½ ρ v22 = cte.

A la suma del término de presión estática y del término de velocidad se llama presión
dinámica.

La misma ecuación de arriba la podemos expresar en alturas:

p1/ρg + h1 + ½ v12/g = p2/ρg + h2 + ½ v22/g

Aplicaciones.

1. Golpe de ariete. Cuando se cierra el conducto de una tubería de manera brusca, la energía
de velocidad (cinética) que lleva el fluido no puede desaparecer. Se convierte en energía de
presión (onda de presión) que puede multiplicar por 3 la presión de la tubería y romperla.
Para evitar eso están las válvulas de mariposa, para evitar que el cierre sea brusco.
2. Efecto Venturi. En un estrechamiento la velocidad del fluido ha de aumentar. Si la tubería
está horizontal, como la suma de los términos ha de mantenerse constante, le presión del
fluido ha disminuir, por lo que se produce una aspiración.

3. Funcionamiento de un manómetro.

2.4. Pérdidas de carga.


Cuando el fluido no es ideal, la energía no permanece constante, sino que disminuye debido a
las pérdidas. A estas pérdidas de presión se le llaman pérdidas de carga. Se deben a varios
factores:
- Rozamiento, tanto mayor a más velocidad de fluido, menos sección de manguera y
mayor longitud de manguera.
- Cambios de dirección, como en las bifurcaciones, codos y lanzas cuando se ponen
en ángulo o cortina.
- Estrechamientos, como en las lanzas, reducciones y válvulas.

En una instalación normal se puede estimar las pérdidas de carga en un 20% de la altura
manométrica.

Por último para suministrar energía al fluido tenemos las bombas. Para extraer energía del
fluido se emplean las turbinas. Un ejemplo de esto lo tenemos en las turbobombas. La bomba
del fluido suministra energía a la turbobomba que actúa como turbina. Mediante un eje
común la turbina comunica la energía a la parte de bomba de la turbobomba, que es la que
aspira el fluido.

3. BOMBAS.

3.1. Instrumentación.

Todo instrumento de presión que modifique la energía del fluido ya sea una bomba o una
turbina suele llevar un instrumento que marque la presión de entrada y la presión de salida.
De las bombas nos interesa dos conceptos básicos: la presión y el caudal.

Manovacuómetro. Marca la presión de entrada de la bomba. Tiene dos escalas en las bombas
que pueden aspirar:

- Una que marca la presión de aspiración o de vacío, cuyo valor máximo es de -1 bar,
-1 kg/cm2 o -10 mca.
- Otra que marca la presión introducida por un hidrante u otra motobomba. No tiene
límite teórico, aunque suelen estar en torno a 20 bar, 20 kg/cm2 o 200 mca.

Manómetro. Marca la presión de salida de la bomba. Importante: la presión es manométrica y


dinámica. Debe haber tantos manómetros como salidas distintas. En las autobombas suele
haber un manómetro de alta y otro de baja presión.

Cuentarrevoluciones. Marca el régimen del motor. A mayor número de revoluciones, mayor


energía comunica la bomba. Cuanta mayor energía se emplee en la aspiración, es decir a
mayor altura de aspiración, menor energía comunica a la impulsión. Por lo tanto no se puede
garantizar que a unas revoluciones adecuadas haya una energía determinada en la impulsión,
porque depende de la altura de aspiración.
3.2. Curvas características de las bombas.

Los dos conceptos que nos interesan de una bomba son el caudal y presión que dan a
unas revoluciones determinadas, para una aspiración dada. La relación entre el caudal y
presión de una bomba viene dada por las curvas características de una bomba. Para cada
revolución del motor hay una curva diferente, que también se modifica según la altura
de aspiración. Si se toma el agua del tanque, sólo hay una curva por cada revolución del
motor.
TEMA 64. QUÍMICA BÁSICA.

1. CONCEPTO DE MOL.

Las unidades fundamentales en química son el átomo y la molécula y en casi todas las ecuaciones
de química teórica el número de moléculas es un factor importante. Por tanto, no debe sorprender
que la posibilidad de medir y expresar el número de moléculas presentes en cualquier sistema
químico sea importante. Aunque hoy en día es posible detectar la presencia da átomos simples,
cualquier intento de contar directamente la enorme cantidad de átomos que hay incluso en el
sistema químico más pequeño, mantendría ocupada a la población mundial durante muchos
siglos. La solución práctica al problema de contar grandes cantidades de átomos no es imponente.
Tan sólo es necesario usar la más fundamental de las operaciones de laboratorio: el pesado.

La exposición del desarrollo de la teoría atómica llevó a la conclusión de que en el peso atómico
en gramos de cada elemento está contenido un número igual de átomos, y este mismo número de
moléculas se encuentra en el peso molecular en gramos de cualquier compuesto. Los términos
peso atómico gramo y peso molecular gramo son confusos y tienden a ocultar el hecho de que se
utilizan para referirse a un número fijo de partículas: el número de Avogadro, 6.0220 x 1023. Es
más apropiado usar el término mol para referirse a la cantidad de sustancia que contiene este
número de partículas. Recordemos las siguientes definiciones formales:
12
El número de átomos de carbono que hay exactamente en 12 g de C se llama número de
Avogadro (NA).

Un mol es la cantidad de una sustancia que contiene el número de Avogadro en partículas.

Estas definiciones subrayan el hecho de que mol se refiere a un número fijo de partículas. A
partir de estas definiciones se observa que el peso de un mol de sustancia es siempre igual a su
peso atómico o molecular expresado en gramos. Para medir un número de partículas que sea
múltiplo o fracción del número de Avogadro, sólo hay que pesar el múltiplo o la fracción
apropiada del peso atómico o molecular. Esto es:

Ecuación 1
número de moles = peso (g) / peso de un mol (g/mol)
= peso (g) / peso atómico o molecular (g/mol).

En la ecuación anterior se muestran las unidades de los números que aparecerán en la misma.
Teniendo en cuenta estas unidades se puede ver si los resultados son correctos.

A pesar de que el número de moles suele medirse pesando, es más conveniente considerar un mol
como un número fijo de partículas y no como un peso fijo. Un mol de una sustancia siempre
contiene el número de Avogadro de partículas, pero el peso que contiene un mol varía para
diferentes sustancias.

Puede surgir cierta confusión respecto a los pesos moleculares de aquellas sustancias en las que
no existen moléculas discretas. Por ejemplo, en el cloruro de sodio sólido, no hay moléculas
identificables de NaCl, existen solamente iones de sodio y cloro. Sin embargo, es común usar la
expresión peso molecular del cloruro de sodio como si esta sustancia estuviera compuesta por
moléculas de NaCl. En este contexto, el peso molecular de NaCl significa únicamente el peso de
una sustancia que contiene 6.02 x 1023 iones de cada tipo y no hay implicación alguna acerca de
la existencia de moléculas en el cristal.

2. ECUACIÓN QUÍMICA.

Las ecuaciones químicas se usan para describir los cambios que ocurren durante una reacción
química. Aunque en gran parte estos cambios se refieren al consumo de reactivos y a la aparición
de productos, hay muchas formas para describir cambios aparentemente sencillos. Las formas
usadas dependen de los aspectos de la reacción química que se quieren describir y de cómo se
quiere hacer. Antes de examinar las diferentes formas de escribir ecuaciones químicas, se
estudiarán algunas de sus características básicas.

La molécula N2O5 es inestable, y a una temperatura próxima a la del ambiente se descompone


lentamente. Los productos de esta reacción son NO2 y O2. Esto se puede expresar por la
ecuación:

Ecuación 2
N2O5 → NO2 + O2

El mayor defecto de esta sencilla ecuación es que no es una ecuación equilibrada. Desde los
tiempos de Dalton se sabía que durante las reacciones químicas los átomos se conservan, de tal
manera que todos los átomos de nitrógeno y oxígeno que forman el N2O5 deben encontrarse
también en los productos. Contar los símbolos atómicos de N y de O puede servir para equilibrar
una reacción tan sencilla, y es posible escribir esta reacción como la ecuación equilibrada:

Ecuación 3
2N2O5 → 4NO2 + O2

Los factores numéricos utilizados para equilibrar esta reacción se llaman coeficientes
estequiométricos. Puede observarse que la ecuación equilibrada requiere de dos moléculas de
N2O5 para descomponerse y producir una molécula de O2 y cuatro moléculas de NO2. A niveles
prácticos de química es mejor pensar en moles que en moléculas individuales. Una manera
equivalente de escribir esta reacción en moles sería:

Ecuación 4
N2O5 → 2NO2 + ½ O2

Todos los coeficientes estequiométricos de esta ecuación son exactamente la mitad de los
coeficientes de la ecuación equilibrada anterior. Observése, sin embargo, que las relaciones de los
moles de productos y reactivos son iguales en ambas ecuaciones. Sólo las relaciones de los
coeficientes estequiométricos son de importancia fundamental en una ecuación.

Hay una limitación importante al uso de estas ecuaciones para comprender la descomposición
del N2O5, y es que no informan de cómo tiene lugar exactamente la reacción en el ámbito
molecular. En ellas se implica que las moléculas de N2O5 se separan para producir NO2 y O2. Las
ecuaciones estequiométricas sólo se expresan las relaciones estequiométricas entre los reactivos y
los productos. La forma en la que las moléculas reaccionan realmente debe expresarse, por lo
general, mediante un conjunto más complejo de ecuaciones relacionadas con el mecanismo de la
rotación.
3. RELACIONES ESTEQUIOMÉTRICAS.

Los cálculos cuantitativos que involucran las cantidades relativas de productos y reactivos de una
reacción química requieren una compresión profunda de las relaciones estequiométricas. Estas
relaciones se pueden comprender mejor mediante ecuaciones algebraicas sencillas. Una vez bien
establecidas esas ecuaciones algebraicas, puede obtenerse rápidamente la respuesta final a
cualquier problema estequiométrico. La unidad fundamental para tales cálculos es el mol.

Por ejemplo, considérese la fórmula química: Fe2O3. Esta fórmula establece que se puede formar
1 mol de Fe2O3, a partir de 2 moles de átomos de Fe y 3 moles de átomos de O. Aunque esta
afirmación es una verdadera reexposición de la fórmula Fe2O3, no está en la forma de relaciones
algebraicas. Las relaciones algebraicas entren los moles de Fe2O3 y los moles de átomos de Fe y
de O requeridos, serían:

moles de Fe2O3 = moles de átomos de Fe/2


= moles de átomos de O/3.

Estas relaciones indican que el requerimiento es:

Moles de átomos de Fe / moles de átomos de O = 2/3.

Las relaciones algebraicas entre productos y reactivos de una ecuación química con casi idénticas
a las dadas para el Fe2O3. Considérese la siguiente reacción química para los reactivos A y B que
dan los productos C y D:

aA + bB → cC + dD

Donde a, b, c y d son los coeficientes estequiométricos requeridos para equilibrar la ecuación.


Para la formación de Fe2O3 a partir de Fe y O, la ecuación química correspondiente sería:

2Fe + 3O → Fe2O3,

Donde a, b y c son los enteros 2, 3 y 1, respectivamente. Las relaciones algebraicas entre los
moles de A, B, C y D, estequiométricamente requeridos por la ecuación equilibrada, son:

Ecuación 5
moles de A consumidos / a = moles de B consumidos / b =
= moles de C producidos / c = moles de D producidos / d.

Las relaciones dadas por la ecuación inmediatamente anterior son muy útiles, ya que permiten
establecer con total exactitud las relaciones estequiométricas de una reacción química.

Usando una combinación de las ecuaciones 1 y 5 se puede resolver fácilmente casi todos los
problemas relacionados con pesos o moles de una ecuación química.

El término equivalente es más antiguo que el término de mol en un tiempo, se definió el


equivalente como la cantidad de sustancia que producía o consumía un gramo de hidrógeno. La
principal ventaja del equivalente sobre el mol era que los equivalentes y los pesos equivalentes
podían ser determinados sin necesidad de hacer referencia a ninguna fórmula química ni a una
tabla de pesos atómicos. En la actualidad, los equivalentes todavía son muy utilizados en ciertas
ramas de la química. Desde un punto de vista formal, se define un mol de una sustancia como la
cantidad necesaria para tener un número de Avogadro de partículas o de moléculas, y se define el
equivalente de una sustancia como la cantidad necesaria para que dé un número de Avogadro de
reacciones químicas específicas. Sin embargo, hay una definición diferente para cada clase de
reacción. Las diversas definiciones de equivalente suelen conducir a gran confusión. Es por ello
que hoy en día se tiende a usar moles en vez de equivalentes siempre que sea posible.

4. TIPOS DE REACCIONES QUÍMICAS.

Reacciones ácido-base.

Los ácidos son sustancias cuyo pH en solución acuosa es inferior a 7. Ejemplos cotidianos: ácido
acético (vinagre), ácido clorhídrico (agua fuerte). Las bases son sustancias cuyo pH en solución
acuosa es superior a 7. Ejemplos cotidianos: amoníaco, hidróxido sódico (sosa cáustica).

La reacción de un ácido de un ácido fuerte con el agua suele ser una reacción fuertemente
exotérmica (desprende calor). Si nos cayera ácido en la piel, reaccionaría con la humedad de ésta
y podría producirnos quemaduras. De idéntica manera la reacción de una base con agua es
asimismo exotérmica por lo que su efecto sobre la piel sería parecido.

La reacción de un ácido se realiza preferentemente con una base que con el agua, resultando que
se produce una sal y agua, que en general no son peligrosas para la piel. Por lo tanto, si nos
cayera una sustancia ácida, le aplicaríamos una sustancia bicarbonatada (bicarbonato sódico),
mientras que si nos cayera una base emplearíamos una sustancia ácida (ácido acético, vinagre).

Hay que volver a incidir que las reacciones de los ácidos o bases fuertes con agua pueden ser
fuertemente exotérmicas, por los que si se emplea agua sobre ellos sin adoptar las precauciones
debidas podemos provocar una explosión.

Reacciones Redox.

Las reacciones Redox son reacciones entre oxidantes y reductores. Los oxidantes son sustancias
que quitan electrones a otras sustancias (agua oxigenada, hipoclorito sódico o lejía). Los
reductores son sustancias que dan electrones a otras sustancias (hierro, zinc). Los reductores se
oxidan y los oxidantes se reducen cuando se produce una reacción.

Las reacciones Redox se caracterizan porque suelen desprender gases que pueden ser peligrosos.
Los ácidos de las baterías desprenden hidrógeno, gas que es muy inflamable. La lejía doméstica
desprende cloro (gas muy tóxico) cuando reacciona con el amoníaco.

Las reacciones Redox más frecuentes que podemos encontrarnos en nuestro servicio las producen
los peróxidos inorgánicos. Hay que ser muy prudentes con el empleo de agua con estos productos
y valorar cada situación particular.

Reacciones de polimerización.

Son reacciones donde a partir de una o varias unidades elementales (monómeros), se consiguen
sustancias muy complejas, a base de repetir las unidades originales.

Estas reacciones suelen ser muy fuertemente exotérmicas, por lo que pueden producir en
presencia de agua explosiones o incendios. Las sustancias más típicas que nos podemos encontrar
son los peróxidos orgánicos, ya que una buena parte de ellos corren el riesgo de polimerización
espontánea en presencia de aire.
TEMA 65. INTRODUCCIÓN GENERAL A LA EDIFICACIÓN.

1. CONSTRUCCIÓN: CONCEPTOS GENERALES.

Podemos definir como edificación a todo el conjunto de fases y procesos, desde que se empieza
una obra hasta que queda totalmente terminada.

Construcción es el arte de construir, y construir es disponer de varios elementos para obtener un


conjunto. Partiendo de los elementos sencillos que nos proporciona el comercio, como ladrillos,
cemento, madera, hierro, etc., se organizan otros elementos o conjuntos parciales, como muros,
suelos, cubiertas, solados, etc., que se integran en el conjunto final, que es el edificio que se
pretende obtener.

Antiguamente, el arte de construir se basaba en la costumbre, transmitiéndose sus procedimientos


de generación en generación. Actualmente, el progreso de la técnica, que permite conocer mejor
los materiales que podemos utilizar y el adelanto de los métodos de cálculo, hace que la
construcción haya experimentado una evolución profunda.

La construcción estudia cómo deben disponerse los elementos en un edificio, de acuerdo con el
material empleado y las hipótesis de cálculo. La construcción está muy ligada con los materiales
de construcción, resistencia de materiales y estabilidad de las construcciones. Se deben conocer
bien los materiales que se van a manejar y en qué forma se presentan en el mercado. También, los
esfuerzos que deben resistir dichos materiales, como consecuencia de las fuerzas que actúan
sobre ellos.

2. IMPORTANCIA DE LA CONSTRUCCIÓN.

No es necesario recalcar la importancia de la construcción en la vida del hombre. La vivienda que


precisa para constituir su hogar, la religión, comercio, trabajo, transportes, recreos, diversiones,
etc., necesitan de la construcción.

La construcción ha progresado mucho en los últimos tiempos. Existen muchos métodos


constructivos nuevos, como el hormigón pretensado, muros cortina, aplicación de la fabricación
ligera o pesada, y nuevos materiales como los plásticos, investigándose continuamente la
obtención de elementos cada vez más ligeros y resistentes.

3. EDIFICIOS. SU FUNCIÓN.

El edificio es la obra construida. Puede servir de morada al hombre, para reuniones, espectáculos
o cualquiera de las necesidades inherentes a la sociedad. Según el uso al que se destinan pueden
ser públicos o privados.

3.1. Representación gráfica y documental de un edificio. Proyecto.

Cuando se quiere construir un edificio, es necesario en primer lugar, saber lo que se quiere
realizar, con qué materiales y de qué modo. Es decir, previamente hay que redactar un proyecto.

Proyecto. Es la representación gráfica y documental de la obra. Consta de una parte gráfica o


planos y una parte documental: memoria, presupuesto y pliego de condiciones.
Planos. Es la parte esencial gráfica, en que se precisa lo que se quiere realizar. Según su
desarrollo, los planos pueden ser croquis, anteproyecto o proyecto. Los croquis son ideas o
dibujos a mano alzada, sin cotas ni escala. Los anteproyectos son planos a escala muy reducida,
sin mucho detalle y de estudio aún no muy profundo pero que permita ver lo acertado de una idea
o modificarla sin mayor pérdida de trabajo. El proyecto es ya la representación a escala
suficiente, debidamente precisada y acotada para evitar dudas, de tal modo que permita
interpretarlo a otro técnico. Consta de las necesarias plantas, alzados, secciones, detalles e incluso
maquetas. Los planos de obra son los últimos detalles a gran escala y acotados.

Memoria. Completa los planos, explicando y justificando las disposiciones adoptadas. Debe
comprender también, la indicación de los materiales que se van a emplear y cómo se deben
disponer.

Presupuesto. Es el estudio previo determinativo del coste de una obra y sirve de base para su
ejecución. Debe comprender las mediciones o cantidad de obra que hay que realizar de las
diferentes unidades de obra, los precios unitarios de cada una de esas unidades de obra y la
aplicación de los precios a las mediciones.

Pliego de condiciones. Fijan las normas para la buena ejecución, tanto en cuanto a condiciones
que deben reunir los materiales, como a la ejecución de la obra, y también las obligaciones de las
partes que intervienen: propietario, director de obra y constructor. Debe comprender: condiciones
legales de régimen interior de las obras, condiciones facultativas, condiciones económicas.

4. ELEMENTOS QUE CONSTITUYEN UN EDIFICIO: FUNDAMENTALES O


ESTRUCTURALES Y COMPLEMENTARIOS.

No todos los elementos que componen un edificio tienen la misma función. Unos sirven para que
el edificio se sostenga, es decir que afectan a su estabilidad, otros son necesarios para hacerlos
habitables, aislándolo de los agentes atmosféricos, para separar los distintos ambientes, para
hacerlos más confortables. Por consiguiente, los elementos que integran un edificio los podemos
clasificar en fundamentales o estructurales y complementarios.

Los fundamentales son los que constituyen la estructura o conjunto de elementos resistentes, cuya
función es resistir o absorber las cargas que actúan sobre el edificio y transmitirlas al terreno por
medio de la cimentación.

Los elementos complementarios hacen que el edificio se pueda habitar, dándole comodidad y
confort.

Se puede considerar un tercer grupo de elementos auxiliares que no queden incorporados al


edificio, pero que son necesarios en su construcción, como andamios, cimbras y apeos.

4.1. Elementos de una edificación.

Estructurales.
Cimientos. Parte de la construcción que sirve de base a los edificios.
Elementos verticales de sustentación, como muros y entramados verticales.
Elementos horizontales de sustentación de suelos.
Elementos inclinados, como cubiertas.
Elementos de enlace, como escaleras que unen entramados horizontales a distinta altura.

Complementarios.
Cerramiento exterior en estructuras entramadas.
Tabiques, elementos de separación no resistentes.
Forjados.
Puertas y ventanas.
Solados. Revestimientos. Decoración.
Instalaciones: fontanería, saneamiento, eléctrica, ascensores, calefacción, aire acondicionado,
agua caliente central, etc.

Auxiliares.
Cimbras.
Andamios.
Apeos.

5. MATERIALES.

Son los cuerpos que integran las obras de construcción, cualquiera que sea su naturaleza,
composición y forma. En una primera aproximación a los materiales empleados en la
construcción, nos vamos a centrar en el estudio de tres materiales básicos empleados en la
edificación. Por un lado el hormigón, y por el otro el mortero y los ladrillos.

Morteros.
Son mezclas plásticas obtenidas con un aglomerante, arena y agua, que sirven para unir las
piedras o ladrillos que integran las obras de fábrica y para revestir con enlucidos o revocos. Los
morteros se denominan según sea el aglomerante de yeso, cal, cemento, y se llaman bastardos
cuando intervienen dos aglomerantes como yeso y cal, cemento y cal, etc. La mezcla de un
aglomerante y agua se denomina pasta y se dice que es de consistencia normal cuando la cantidad
de agua de amasado es igual a los huecos del aglomerante suelto: si es menor será seca y si es
mayor fluida. Se llama lechada cuando se amasa con mucha agua. Los morteros se clasifican
como los aglomerantes, en aéreos e hidráulicos.

Arena.
Es el producto de la disgregación natural de las rocas, por procesos mecánicos o químicos. Están
formados por un conjunto incoherente de granos de diversa forma o composición química y
tamaño menor de 5 mm y mayor de 0.02mm.

Agua.
El agua de amasado de los morteros y hormigones no debe contener sustancias disueltas o en
suspensión que alteren el fraguado del cemento. Las aguas muy puras, como las de lluvia son
ácidas y tienen un pH menor de 7, y las estancadas contienen materia orgánica.

Dosificación de los morteros.


Hemos indicado anteriormente que los morteros son una mezcla de aglomerante con arena y
agua. El papel que desempeña la arena es totalmente mecánico. Teóricamente sólo se precisa la
cantidad de aglomerante necesaria para cubrir con una película a los granos de arena, pero si
además queremos que sean compactos e impermeables, tendremos que llenar los huecos con
aglomerante. Se suelen expresar las dosificaciones por la relación entre los volúmenes de
aglomerante y arena. Así, un volumen de aglomerante y tres de arena se representa 1:3.
Morteros de cal.
Se emplean dosificaciones de 1 volumen de cal grasa en pasta por 2 a 4 veces partes en volumen
de arena, y el agua será la necesaria para obtener una mezcla plástica.

Morteros hidráulicos.
Son los obtenidos con cales hidráulicas o cementos, y su característica es poder fraguar tanto en
el aire como en el agua.

Hormigón.
Es el producto resultante de la mezcla de un aglomerante, arena, grava o piedra machacada y
agua. Se puede considerar también como el resultado de agregar a un mortero grava o piedra
machacada.
El hormigón según se le hace trabajar en las obras, está compuesto y colocado recibe ciertas
denominaciones:
- En masa: es aquel que se vierte directamente en moldes previamente preparados y
dan macizos sometidos a esfuerzos de compresión.
- Ciclópeo: es el que contiene grandes bloques de piedra embutidos en su masa.
- Armado: el que contiene en su interior una armadura metálica y trabaja también a
flexión.
- Ligero: cuando se emplean áridos de pequeña densidad o se produce
desprendimiento de gases antes del fraguado. Tiene poca densidad.
- Translúcido: el que contiene pavés o baldosas de vidrio y se emplea en lucernarios,
claraboyas o tabiques.
- Aireado: el que contiene una determinada proporción de burbujas de aire y le
comunica propiedades especiales.
- Pretensado: aquel hormigón armado a cuyas armaduras se las tensa para que lo
comprima.
- Apisionado, colado, vibrado, centrifugado, etc.: según sea el procedimiento mecánico
utilizado para su puesta en obra.

Ladrillos.

Ladrillo. Es toda pieza destinada a la construcción de muros, generalmente en forma de ortoedro,


fabricada por cocción, con arcilla o tierra arcillosa, aveces con aditivos de otras materias.

Caras. Las caras de un ladrillo reciben los siguientes nombres:


- Cara mayor: tabla (soga x tizón).
- Cara media: canto (soga x grueso).
- Cara menor: testa (tizón x grueso).

Aristas. Las aristas de un ladrillo reciben los siguientes nombres:


- Arista mayor: soga.
- Arista media: tizón.
- Arista menor: grueso.

Clases de ladrillo. La clase de ladrillo queda definida por las características siguientes:
- Tipo.
- Calidad.
- Formato.
- Resistencia.
Tenemos como tipos de ladrillo:
- Macizo: ortoedro macizo o con rebajos de profundidad no superior a 0.5 cm, que
dejan completo un canto y las dos testas.
- Perforado: octaedro con taladros en tabla de volumen superior al 10%.
- Hueco: octaedro con taladros en tabla que no cumplan las condiciones del ladrillo
perforado.
- Especiales.
TEMA 66. CONSTRUCCIÓN.

1. INTRODUCCIÓN.

Se proporciona protección contra fuego a los elementos de un edificio por dos razones.
La primera de ellas trata de impedir la propagación del fuego hacia o dentro de un
edificio durante una prolongada o incontrolada exposición frente a un incendio y la
segunda trata de asegurar que incluso bajo dicha exposición, el armazón del edificio o
los propios elementos del mencionado armazón no se derrumben.

Existen dos grupos de elementos de un edificio: los portantes y los no portantes. Los
elementos portantes son aquellos que deben sufrir cargas aparte de las de su propio
peso. Los elementos no portantes sufren tan sólo su propio peso. El traslado de estos
elementos no portantes, no tendría ningún efecto en el comportamiento estructural del
edificio. La tabla 1 relaciona los elementos estructurales que son comunes a la mayoría
de los edificios separando éstos en dos categorías generales.

Tabla 1. Elementos estructurales de un edificio.

Elementos portantes Elementos no portantes


- A compresión: - Muros, tabiques o paneles
- Pilares - Divisiones
- Paredes o muros - Techos.
- A flexión:
- Vigas, jácenas, armazones.
- Suelos y tejados.

Los códigos de construcción proporcionan los requisitos para las cargas de ambas
estructuras y las de personas. Estos códigos y normas están realizados que los “fallos”
en edificios son muy raros. Cuando alguno tiene lugar, puede ser como resultado de las
cargas imprevistas. Cuando tiene lugar el incendio, las cargas son inducidas por el calor
que puede ser la causa de tensiones térmicas, si los elementos tienen alguna limitación
para dilatarse y, al mismo tiempo, puede ser causa de pérdida de fuerza o deterioro de
los elementos.

2. PILARES.

Los pilares sirven para llevar las cargas del edificio hacia la cimentación, donde toda la
carga es distribuida sobre la tierra o piedra que deba soportarlas. El material del pilar se
establece por el tipo de construcción: acero u hormigón reforzado si no es combustible,
o madera si es combustible.

3. FUNCIÓN DE LAS PAREDES.

Muro de carga: se llama así al que soporta una carga vertical, además de su propio
peso.

Muro cortina: muro exterior generalmente apoyado sobre los elementos estructurales.
Pared de cerramiento: muro interior que encierra un conducto vertical, como un hueco
de escalera o caja de ascensor, etc.

Pared exterior: es una pared que crea el límite de un edificio y está frecuentemente
expuesta a la intemperie.

Tabique cortafuegos: sirve para restringir la propagación del fuego, pero no reúne las
condiciones para caracterizarse como un muro cortafuegos.

Muro cortafuegos: pared con suficiente duración y estabilidad para soportar los efectos
del más grave incendio.

Parapeto: tramo de muro que se prolonga por encima de la altura de la cubierta.

Muro no portante: es el que sólo soporta su propio peso.

Tabique: muro interior, de no más de un piso de altura, que separa dos zonas del mismo
edificio pero que no se pretende que sirva como barrera contra incendios.

Pared medianera: está siempre sobre la linde o línea que separa dos solares.

Muro con cámara de aire: muro construido con materiales de mampostería en forma de
dos muros paralelos, con un espacio vacío entre ellos.

4. FORJADOS.

Los sistemas de construcción de forjados incluyen no sólo el montaje del suelo, sino
también las vigas y jácenas o armazones que debe soportar. Las vigas y jácenas son,
casi siempre, una parte integral del sistema de suelos mientras que los armazones
pueden servir a otros propósitos.

5. CUBIERTAS.

El proyecto y construcción de las cubiertas sigue los patrones generales de los sistemas
de construcción para suelos. Ambos deben soportar cargas verticales y deben distribuir
dichas cargas hacia las paredes o pilares. Las cargas de las cubiertas son normalmente
más pequeñas que las cargas que debe soportar el suelo.

Las cubiertas de los tejados pueden quedar soportadas por vigas de acero y madera o
mediante vigas de celosía que precisen una mayor extensión.

Para construir cubiertas planas se emplean vigas de celosía (vigas de acero de alma
hueca). La estructura de los edificios de una sola planta que necesitan grandes espacios
se construye con pórticos de nudos rígidos.
TEMA 67. INSTALACIONES DE GAS EN VIVIENDAS.

1. INTRODUCCIÓN.

Actualmente, se están realizando más instalaciones de gas que en el pasado debido a la


economía de su uso. Desde que se realizó la conexión de suministro de gas natural de
Argelia, la red de dicho gas se está ampliando. En concreto en la provincia de Cádiz está
previsto que la red abarque a las ciudades más importantes en un corto período de
tiempo.

Las instalaciones de gas que podemos encontrar en las viviendas pueden ser de distintos
tipos:
- Suministro directo desde la red de gas natural.
- Suministro de un depósito para cada edificio de gases licuados del petróleo
(butano, propano), tanto enterrado como en la parte alta del edificio.
- Suministro de gases licuados del petróleo mediante botellas y botellones.

2. SUMINISTRO DE GAS NATURAL.

El gas natural se suministra a los edificios a partir de la red de distribución. En cada


edificio habrá por tanto una acometida cuya válvula de paso que la regula suele estar en
una arqueta.

Desde la acometida el gas se distribuye mediante tuberías a cada casa en particular,


donde hay un contador individual con su correspondiente llave de paso. Las tuberías de
gas natural son de color amarillo y si circulan por recintos poco o mal ventilados deben
ir protegidas por una funda que evite cualquier escape.

El gas natural es esencialmente metano, un gas más ligero que el aire, por lo que no se
acumula en las partes bajas de las viviendas.

3. SUMINISTRO DE GASES LICUADOS DEL PETRÓLEO MEDIANTE


DEPÓSITOS.

En algunos edificios de ciudades que todavía no están conectadas a la red de gas natural,
se ha optado por colocar el depósito de gas, que en este caso se trata de gases licuados
del petróleo en el entorno del edificio. Hay que recordar que los gases licuados del
petróleo son más pesados que el aire y que se acumulan en los bajos de las viviendas en
caso de escape.

Los gases licuados del petróleo están almacenados en los depósitos en fase líquida. A la
salida del depósito se reduce la presión se gasifica y se consume en fase gas en las
viviendas. Para diferenciarlo, las tuberías por donde circula la fase líquida es de color
rojo, mientras que las tuberías por las que circula la fase gas son de color amarillo. Las
tuberías de color rojo están habitualmente vacías. Se emplean para la carga del depósito,
que se realiza en fase líquida desde un camión cisterna.

3.1. Depósito enterrado.


El depósito suele ser de color blanco. Se encuentra fuera del edificio o la urbanización a
la que sirve, y debe encontrarse cerrado por una valla. Es aconsejable que la llave que
da acceso a dicho depósito sea fácilmente localizable en una emergencia.

En caso de incendio una de las primeras medidas sería cortar el gas. En estos depósitos,
se encuentra en una arqueta la llave de paso para todo el edificio. Si cortamos dicha
llave, sólo quedará en las tuberías el gas que estuviera en ese momento.

Si el depósito abastece a varios edificios, cada edificio contará con una llave de paso
individual. Asimismo, cada vivienda dispone de llave de paso individual para cada una
y llave de paso individual para cada aparato que funcione con dicha instalación.

3.2. Depósito elevado.

En estos casos el depósito se encuentra a la intemperie, normalmente en la azotea del


edificio. El depósito asimismo es de color blanco. A la salida del depósito se encuentra
una llave de paso. En caso de incendio en el edificio habría que cortar dicha llave de
paso.

Si el depósito abastece a más de un bloque de viviendas, cada una tendrá una llave de
paso individual. Las tuberías de suministro a las casas son por tanto de color amarillo.

4. SUMINISTRO POR BOTELLAS O BOTELLONES DE GLP.

4.1. Suministro por botellas.

Son las conocidas bombonas de butano. Estas instalaciones son conocidas por todos,
permitiéndose la instalación con tubo flexible bajo ciertas condiciones. Si con ella se
alimenta al calentador de agua, este tramo de la instalación debe ser de tubo rígido. Hay
que recordar que donde se encuentre la bombona de butano debe haber rejillas de
ventilación tanto cerca del techo como del suelo, para evitar la acumulación de gas.

4.2. Suministro por botellones o batería de botellas.

Están en el exterior de la vivienda. Los botellones son del mismo color que las botellas,
es decir, de color naranja. Deben estar en una caseta ventilada con el único uso de
almacenamiento de combustible. A la entrada del edificio suele colocarse la llave de
paso que corta el suministro de gas.
TEMA 68. INSTALACIONES ELÉCTRICAS EN VIVIENDAS.

1. INTRODUCCIÓN.

Las instalaciones eléctricas en viviendas están reguladas por la Instrucciones Técnicas


Complementarias 022, 023 y 024 del Reglamento Electrotécnico para baja tensión.
Asimismo, hay que tener en cuenta también otras Instrucciones Técnicas
Complementarias de dicho Reglamento.

2. PRESCRIPCIONES GENERALES DE INSTALACIONES INTERIORES EN


VIVIENDAS.

La tensión de utilización no será superior a 250 V con relación a tierra.

En toda instalación se establecerá una toma de tierra de protección. A la toma de tierra


establecida se conectará todo el sistema de tuberías metálicas accesibles, destinadas a la
conducción, distribución y desagüe de agua o gas del edificio.

En toda instalación se dispondrá algún sistema de protección contra contactos


indirectos.

En el cuadro general de distribución, se colocarán los interruptores automáticos, así


como el dispositivo o dispositivos necesarios de protección contra contactos indirectos.

En toda instalación de vivienda deberá protegerse contra sobreintensidades


(magnetotérmico) y contra derivaciones o contactos indirectos (diferencial). La misión
del magnetotérmico es cortar la corriente en caso de que en la instalación circulen
intensidades superiores a las diseñadas, que podrían producir un calentamiento excesivo
de la instalación. La misión del diferencial es detectar una derivación en el circuito. Se
compone de una resistencia puesta a tierra de menor valor que el que pueda tener una
persona en un contacto indirecto, por lo que la mayoría de la corriente pasará por dicho
diferencial.

Tanto el magnetotérmico como el diferencial, suelen estar en el interior de la vivienda


cerca de la puerta de salida de ésta. En caso de incendio una de las primeras medidas
que hay que tomar es desconectar estos aparatos.

En la planta baja de los edificios de varios pisos relativamente modernos, nos


encontraremos con el cuarto de contadores, y muy cerca de ella se encuentra la
acometida de la red de distribución.
TEMA 69. INSTALACIONES DE AGUA EN VIVIENDAS.

1. INTRODUCCIÓN.

Las instalaciones de agua interiores de suministro de agua se regulan por el Decreto


120/1991 por el que se aprueba el Reglamento del suministro domiciliario de agua, así
como por la Orden de 9 de diciembre de 1975 sobre Normas Básicas para las
Instalaciones interiores de suministro de agua.

2. DEFINICIONES.

Acometida: es la tubería que enlaza la instalación general interior del inmueble con la
tubería de la red de distribución.

Llave de toma: se encuentra colocada sobre la tubería de la red de distribución y abre


paso a la acometida.

Llave de registro: estará situada sobre la acometida en la vía pública, junto al edificio.

Llave de paso: estará situada en la unión de la acometida con el tubo de alimentación,


junto al umbral de la puerta en el interior del inmueble.

Tubo de alimentación: es la tubería que enlaza la llave de paso del inmueble con la
batería de contadores o contador general.

3. CAUDALES MÍNIMOS EN LOS APARATOS DOMÉSTICOS.

Los caudales instantáneos mínimos en los aparatos domésticos serán los siguientes:
Lavabo: 0.1 l/s
Bidet: 0.1 l/s
Sanitario con depósito: 0.1 l/s
Bañera: 0.3 l/s
Ducha: 0.2 l/s
Lavadero: 0.2 l/s.
Fregadero: 0.2 l/s

Según los tipos de suministros se definen los caudales mínimos que hay que
suministrar, variando desde 0.6 l/s hasta 3 l/s.

4. MATERIALES QUE CONSTITUYEN LAS INSTALACIONES INTERIORES.

Los materiales empleados en tuberías y griferías de las instalaciones interiores deberán


ser capaces, de forma general y como mínimo para una presión de trabajo de 15
Kg/cm2, en previsión de la resistencia necesaria para soportar la de servicio y los golpes
de ariete provocados por los cierres de los grifos.

Las tuberías según la rugosidad de sus paredes pueden ser de paredes lisas (cobre,
plomo, aluminio o materias plásticas) o de paredes rugosas (hierro galvanizado).
5. GRUPOS DE SOBREELEVACIÓN.

El suministro directo de agua por la presión de la red queda garantizado, en general, por
el suministrador, para todos los abastecimientos cuya altura a la entrada del tubo
ascendente o montante respecto al nivel de la calzada en el lugar donde se efectúa la
acometida, sea igual o inferior a lo establecido en particular para cada red de
abastecimiento.

En casos especiales el suministrador comunicará la altura que corresponda. Los


suministros con entrada de su tubo ascendente o montante en el ámbito superior a la
altura garantizada deberán disponer de un medio propio de sobreelevación. La
sobreeelevación se conseguirá acumulando agua en un recipiente de aire a presión o
bien en un depósito abierto elevado.

El equipo de bomba a presión irá situado en la planta baja o en el sótano del edificio. El
caudal de la bomba en el límite más alto de presión irá, en función del tipo de
suministro, desde 25 l/min. a 320 l/min.
TEMA 70. INSTALACIONES DE ALCANTARILLADO.

1. DEFINICIÓN.

El fin de estas instalaciones es la evacuación de aguas pluviales y residuales desde las respectivas
acometidas hasta el cauce receptor o estación depuradora.

2. CARACTERÍSTICAS.

Las condiciones básicas que debe tener una instalación de alcantarillado son:
- Evacuación con las máximas garantías de higiene.
- Fiabilidad.
- Planificación y proyecto adecuado de la misma.

3. DISEÑO.

Se diseñará la red de alcantarillado siguiendo el trazado viario o zonas públicas no edificables. Su


pendiente se adaptará al terreno. La red se situará bajo las aceras y doble cuando el ancho de la
calle sea superior a 20 m.

Hay dos sistemas:


- Unitario: un sólo conducto para pluviales y residuales.
- Separativo: dos conductos, uno para pluviales y otro para residuales.

Los elementos que debe tener una instalación de alcantarillado son:


- Canalización.
- Cámara de descarga.
- Sumidero.
- Pozo de registro circular o rectangular.
- Pozo de resalto circular o rectangular.
- Aliviadero.
- Estación depuradora.

4. NORMATIVA.

Son las disposiciones legales y técnicas de los organismos locales.


TEMA 71. MANEJO DE EMISORAS EN SERVICIOS OPERATIVOS DE
PROTECCIÓN CIVIL.

1. COMPROBACIONES Y FUNCIONAMIENTO DE EMISORAS.

1.1. Comprobaciones.

Siempre es necesario, antes de poner en marcha un equipo de radioemisoras, efectuar una serie de
medidas de comprobación encaminadas a salvaguardar tanto la seguridad de la persona que lo
opera, como el propio aparato. Estas medidas son:
- Cerciorarse del perfecto estado de las tomas de la antena y de la instalación de baja
tensión del local (125/220 V) en prevención de peligrosas descargas accidentales, así
como la presencia de interferencias perjudiciales en equipo e instalaciones eléctricas y
electrónicas.
- Comprobar la adecuada instalación de la antena en estaciones móviles y fijas. Sobre
todo si los montajes son provisionales, o por el contrario, si ya datan de algún tiempo.
- Verificar la correcta inserción de las antenas en los radioteléfonos portátiles (walkies).
Con cierta frecuencia estos conectadores adquieren fácilmente, con el uso, determinadas
holguras, y es fácil que se desconecten con vibraciones, movimientos, etc.
- Comprobar el estado de carga de las baterías de los equipos portátiles y su adecuada
conexión. Prever la necesidad de otras baterías en el transcurso del servicio, quienes
habrán de estar, asimismo, a plena carga.
- Verificar la adecuada inserción de los terminales + (rojo) y - (negro) a la batería del
automóvil, embarcación o fuente de alimentación (de 12 a 13.8 V), para evitar averías
en los equipos.
1.2. Funcionamiento.

Existe una gran variedad de tipos de aparatos radiotransmisores, con dispares características y
múltiples prestaciones de instrumentales, lo que convierte en imposible el proporcionar, al
detalle, unas instrucciones pormenorizadas de funcionamiento. No obstante, se han señalado unas
pautas generales a tener en cuenta a la hora de la puesta en funcionamiento de estaciones
radioeléctricas:
- Proceder al encendido del aparato, conectando el botón interruptor “ON”.
- Ajustar el mando del filtro silenciador (SQUELCH) con objeto de eliminar ruidos
indeseables debido al QRM, QRN y a los generados en el propio receptor.
- Seleccionar la frecuencia o canal de trabajo mediante la manipulación del
frecuencímetro o selector de canales del aparato.
- Seleccionar el modo de potencia de emisión: alta/baja potencia, según las necesidades
de cada emisión, evitando radiaciones superfluas y someter al transmisor a un esfuerzo
inútil.
- Ajustar el volumen de audio al nivel deseado.
- Comprobar, según el modelo de aparato de que se trate, la adecuada posición de los
restantes mandos. Es preciso familiarizarse con la disposición y manejo de cada
instrumento, a fin de detectar rápidamente cualquier variación en alguno de ellos.
- Escuchar atentamente para comprobar si se encuentra libre en ese momento la
frecuencia, con objeto de no sobremodular un tráfico o mensaje que se esté cursando en
ese instante.
- Pulsar la tecla del micrófono PTT y comenzar la transmisión.
2. NORMAS DE UTILIZACIÓN.
En el uso de radioemisoras, tendremos en cuenta estas normas, presentadas a continuación, cuya
finalidad es proveernos unas pautas generales para el adecuado manejo de éstos. Las principales
son:
-Aproximar el micrófono a la boca, pero sin llegar a rozarlo por ella para impedir que
se sature la señal, capte las inspiraciones y expiraciones respiratorias, etc.
- Hablar con voz clara, pausada, sin gritar, con lo cual conseguiremos no crear
saturaciones de modulación y sí una perfecta señal de audio.
- Tener presente que la señal es unívoca y alternativa, por lo tanto, mientras se oye un
mensaje no es posible emitir otro.
- Esperar unos segundos entre modulación y modulación, a fin de no interferir otros
mensajes radiados en ese momento, y poder dar entrada a otras estaciones que deseen
incorporarse a la malla de comunicaciones.
- Nunca emitir sin antena. Cuando un transmisor carece de antena, se origina una
radiación incorrecta de la energía RF en el aparato, con lo cual no habrá alcance alguno
de las emisiones, amén del posible deterioro o destrucción de componentes del circuito
de amplificador del paso final del emisor (este circuito tiene por misión generar la
potencia RF del transmisor).
- No emitir nunca una onda portadora sin modulación (pulsar PTT y no emitir), para no
causar interferencias a toda una red radio o malla de comunicaciones.
- Emplear en todo momento, una potencia de radiofrecuencia acorde con cada situación.
Evitar el derroche de energía, forzando al tiempo inútilmente las emisoras.
- Controlar el gasto de las baterías en los equipos portátiles, previendo el empleo de otras
de reserva, si la duración del servicio prestado lo requiriese.
- Se desaconseja emplear los equipos emisores durante tormentas, para impedir la caída
de un rayo o simplemente la captación de cargas estáticas atmosféricas. El daño causado
puede ir desde el deterioro de componentes del transmisor, la destrucción de la instalación, hasta
la electrocución del operador de radio. La medida de seguridad más simple, y al tiempo bastante
eficaz, consiste en desconectar la antena y puentear los dos conductores de la línea de transmisión
(conductor central y el chasis del conector PL).

3. CÓDIGO ICAO Y NUMÉRICO.

3.1. Código ICAO.

Es el alfabeto fonético establecido por la ICAO, para el deletreo de palabras extranjeras, o de


difícil comprensión, expresión, etc. Por ejemplo medicamentos, nombres propios, toponímicos,
coordenadas, etc.).

A ALFA Ñ ÑOÑO
B BRAVO O OSCAR
C CHARLI P PAPA
D DELTA Q QUEBEC
E ECO R ROMEO
F FOX S SIERRA
G GOLF T TANGO
H HOTEL U UNIFORM
I INDIA V VÍCTOR
J JULIET W WISKI
K KILO X ECS-RAY
L LIMA Y YANKI
M MAIC Z ZULÚ
N NOVEMBER

3.2. Código numérico.

En la práctica diaria de radiotransmisiones se emplea un sencillo código para expresar, sin


posibles errores de audición, cualquier dígito. La regla a seguir es: los números cardinales se
codifican con sus respectivos ordinales.

0 NEGATIVO 5 QUINTO
1 PRIMERO 6 SEXTO
2 SEGUNDO 7 SÉPTIMO
3 TERCERO 8 OCTAVO
4 CUARTO 9 NOVENO

Así, por ejemplo, para codificar la palabra ANDALUCÍA, diremos: ALFA, NOVEMBER,
DELTA, ALFA, LIMA, UNIFORM, CHARLI, INDIA, ALFA. Si deseamos radiar la cifra 37,
después de leerla diremos: TERCERO, SÉPTIMO.

4. CÓDIGO Q.

Es un código internacional de radiocomunicaciones telegráficas cuyo objetivo es la expresión de


mensajes de forma clara y breve, con sólo el empleo de tres siglas, de las cuales, la primera es
siempre Q.

A continuación se presenta un resumen práctico del mismo, en el cual se contienen los términos
más usados con el significado habitualmente asignado en radiotelefonía.

Siglas Significado
QRA Nombre de operador o indicativo oficial de la estación.
QRM Interferencias.
QRN Ruidos o interferencias de origen atmosférico.
QRO Alta potencia de emisión (> 10 W).
QRP Baja potencia de emisión (< 10 W).
QRT Cesar la transmisión. Desconectar la emisora.
QRV Estar a la escucha.
QRX Orden de silencio.
QRZ Identifíquese.
QSB Fading.
QSL Recibido, enterado. Acuse de recibo.
QSO Comunicación bilateral o entre varias estaciones.
QSP Hacer de puente o enlace entre estaciones que no se captan entre sí.
QSY Cambiar de canal o frecuencia.
QTC Mensaje o tráfico de radio.
QTH Ubicación de una emisora. Localización exacta de personas o cosas.
QTR Hora exacta.
QUA Indicación de novedades existentes.
QUM Tráfico o mensajes de socorro.

5. CÓDIGOS R-S.
Son códigos internacionales de telecomunicaciones que permiten efectuar controles de
verificación en el funcionamiento de radioemisoras. Dichos controles les serán adjudicados a
nuestras emisiones por los operadores de las estaciones corresponsales con las nuestras. Esto nos
permitirá hacernos una idea, de cierta precisión, sobre el alcance y calidad de las transmisiones
propias.

Estos controles, presentan no obstante connotaciones limitadoras: tanto subjetivas (a causa de la


persona que los otorga) y otras objetivas, debidas a las diferentes características de los receptores,
antenas, líneas de transmisión y medidores de señal de las estaciones corresponsales. Estos
medidores de señal, en los equipos de VHF son poco eficaces y fiables debido a su poca
linealidad y proporcionalidad en sus escalas de mediciones.

R: RADIO Indica la claridad de la modulación de las señales.


S: SEÑAL Indica la intensidad o fuerza de señales.

5.1. Radio.

Constituye una apreciación siempre subjetiva del operador. Abarca una escala de 1 al 5, con esta
graduación:
1. Ininteligible, incomprensible el mensaje.
2. Apenas entendible.
3. Inteligible con cierta dificultad.
4. Inteligible, entendible.
5. Perfectamente entendible.

5.2. Señal.

Representa una apreciación subjetiva del medidor de señal (S-meter). En caso contrario, también
influye la subjetividad del operador, al carecer de instrumentos sobre el cual realizar lecturas.

La gama de cuantificaciones de señal abarca del 1 al 9 con esta distribución:


1. Apenas perceptible.
2. Muy débil.
3. Débil.
4. Aceptable.
5. Bastante buena.
6. Buena.
7. Moderadamente fuerte.
8. Fuerte.
9. Muy fuerte.

Para una mejor comprensión de estos códigos R-S. Podemos ver el siguiente ejemplo: Cuando
deseemos proporcionar un control de verificación en el funcionamiento de una estación que
recibamos con máxima señal en el medidor de señal y con perfecta entendibilidad de sus
mensajes, le asignaremos un control S-9, R-5. Por el contrario, a una estación lejana o de escasa
potencia, que sea recibida débilmente y apenas inteligible la modulación del operador, le
adjudicaremos un control de S-3, R-2.

6. CÓDIGO DE CLAVES.

6.1. Clave de graduación.

Se emplea para graduar o cuantificar las prioridades o la magnitud de los hechos acontecidos en
el transcurso de cualquier operación desplegada por los servicios operativos.

Prioridad Grado Magnitud de situaciones, hechos, etc.


Máxima 0 Extrema importancia, peligro, etc.
Alta 1 Alta importancia, peligro, etc.
Media 2 Media importancia, peligro, etc.
Baja 3 Baja importancia, peligro, etc.

6.2. Clave de situaciones especiales.

Está destinada para el tratamiento de situaciones específicas de emergencia que, por cuya
naturaleza, convenga darles un cierto sigilo a los mensajes cursados en prevención de inquietudes
o alarma entre las personas que pudiesen captar estos mensajes.

Clave de situación Significado


OMEGA Persona fallecida.
PREOMEGA Persona en estado muy grave.
ALFA Accidente.
FI Fuego.
IOTA Inundación.
TERA Terremoto.
MU Maremoto.
TEMA 72. LECTURA DE MAPAS.

1. INTRODUCCIÓN.

Los mapas deben elegirse según la finalidad para la que se deban utilizar. Hay que asegurarse de
que estén realizados a una escala que sea útil y que proporcionen una buena información. Un
mapa a gran escala que muestre cada construcción y sendero no nos servirá si lo que pretendemos
es conocer la situación general. Por otra parte, si queremos el plano de una calle en particular
para conocer los accesos y los detalles no nos servirá un plano de gran escala donde venga
representada la ciudad completa. Sin poder interpretarlo, un mapa tiene poca aplicación.

2. MAPAS Y TERRENO.

La altura no puede ser reproducida en hojas de papel, de modo que las altitudes se registran a
intervalos regulares, habitualmente cada 10 m según la escala utilizada, y cada punto a esta altura
está unido por una línea: la línea de nivel. En la mayoría de los casos, estas líneas se unen hasta
formar una curva cerrada una especie de óvalo irregular con protuberancias. Si se detienen
bruscamente ante otra línea, eso significa que hay un súbito cambio de altitud, un risco o una
pendiente muy pronunciada.

La única línea de nivel que se puede ver en la naturaleza es la línea del nivel del mar a lo largo de
la costa (e incluso esta línea no es demasiado exacta, ya que se ve alterada por las variaciones de
las mareas), pero se pueden imaginar las líneas de nivel como los bordes de discos planos
colocados equidistantes unos de otros. Si se arroja un paño sobre ellos, les unirá adoptando la
forma de una colina u otro rasgo del terreno. Sin embargo, no se tiene un registro exacto del
terreno, de lo que sucede entre las líneas de nivel y no habrá necesariamente una ladera regular
uniéndolas. Podría haber salientes de roca, depresiones del terreno, cualquier variación
topográfica en esos 10 m. Desde las posiciones relativas de una altitud determinada a otra, se
puede adivinar bien qué clase de superficie tendrá el terreno, aunque no se puede estar seguro de
ello. Por tanto, puede haber rasgos que, debido a que caen dentro de las líneas de nivel, no
aparecerán en su mapa.

3. INTERPRETACIÓN DE LOS MAPAS.

Los intervalos entre las líneas de nivel son las distancias entre los puntos horizontales en la
misma altitud teórica, no la distancia real en la inclinación del terreno. Se miden en unidades que
muestran posiciones relativas y no están señaladas a escala como el trazado horizontal.

Es un error bastante común pensar que un grupo de líneas de nivel indica una elevación del
terreno comparable a la distancia señalada entre ellas, pero la escala de un mapa típico de
situación es de 1:50.000 y 10 m en esa escala será de 0.2 mm. Las líneas de nivel separadas por 5
mm en la superficie del mapa estarán a distancias horizontales de 250 m y la pendiente sería 1 en
25.

4. ESCALA.

Antes de que pueda empezar a usar un mapa se debe entender su escala. Esto se suele mostrar por
una barra de escala marcada en millas o kilómetros según la medida en que se exhiben en el mapa
o pueden presentarse como una relación 1:50.000 significa que cada medida en el mapa
representa una distancia 50.000 veces mayor sobre el terreno.
5. LEYENDA O CLAVE.

Habitualmente habrá una clave o leyenda para interpretar los símbolos utilizados en el mapa para
representar características naturales o realizadas por el hombre: ríos, carreteras, construcciones,
tipos de bosques, pantanos, tipos de costa, carriles, etc. Si no hay ninguna clave en el mapa
individual o en su cubierta, hay que asegurarse qué significan los símbolos. Algunos serán
absolutamente evidentes: si el mapa es en color normalmente los ríos se representan en azul y las
carreteras en gris.

No todos los rasgos pueden señalarse a una escala exacta. Los caminos y senderos tendrán
probablemente ancho estándar para coincidir con la clase de huella que representan en lugar de
tener medidas exactas, y las corrientes y los ríos tendrán medidas igualmente estandarizadas.

6. CUADRÍCULAS.

Los mapas, casi siempre, llevan unas cuadrículas que los dividen. Estas cuadrículas se basan en
grados de latitud y longitud o bien en una cuadrícula especial desarrollada por los expertos que
hicieron el mapa. La ventaja de estas cuadrículas especiales es que habitualmente están diseñadas
para formar cuadrados basados en las mediciones del terreno y que pueden ayudarle a establecer
las distancias correctas rápidamente. La división del cuadrado a ojo en otras décimas parte señala
la ubicación exacta. Esto proporciona una manera sencilla de decirle a las brigadas de rescate
cuál es su localización o de fijar un punto de encuentro.
TEMA 73. NOCIONES BÁSICAS DE DIBUJO TÉCNICO.

1. INTRODUCCIÓN.

El objetivo del dibujo técnico es la representación de una realidad en tres dimensiones


en sólo dos. Esta simplificación conlleva adoptar una serie de normas para que las
representaciones puedan ser comprendidas por todas las personas.

Cuando se quiere representar objetos donde las dimensiones exactas son importantes y
lo que se pretende no es una visión artística, sino práctica del dibujo recurrimos al
dibujo técnico. En este tipo de dibujo se puede medir las dimensiones y distancias de
manera precisa.

Hay diferentes tipos de sistemas, en función del criterio de representación que se


adopte. Las más importantes son:
- Sistema diédrico.
- Sistema axonométrico.
- Sistema acotado.
- Sistema cónico.

2. SISTEMA DIÉDRICO.

Consiste en representar los objetos proyectando el objeto sobre dos planos


perpendiculares entre sí. Es decir, es como si representáramos el objeto viéndolo desde
arriba y desde el frente. La línea de corte de los dos planos donde representamos el
dibujo se llama línea de tierra.

A la representación del objeto desde el frente se llama alzado. A la representación desde


la proyección superior se llama planta. Es posible realizar el alzado lateral del objeto,
que es como si viéramos el objeto desde un lado.

Las alturas (cotas) y el ancho del objeto se mide en el alzado. El largo y el ancho se
pueden medir en la planta. Si queremos medir distancias en un objeto que esté en su
parte interna podemos recurrir a un corte del objeto por un plano paralelo al de frente o
al del suelo.

Normalmente los planos de edificios que vemos, como lo del tipo Ud. Está aquí de los
hoteles es una representación en planta de la distribución del edificio.

3. AXONOMÉTRICO.

Es la representación del objeto en tres ejes perpendiculares entre sí. Da una idea más
fácil de cómo es el objeto, pero presenta dificultades a la hora de medir las dimensiones
del objeto, puesto que algunas dimensiones se ven en perspectiva, no en su tamaño real.
Su utilización en documentos técnicos es reducida.

Esta representación es la que se utiliza en los proyectos de las edificaciones en


arquitectura para una visión global del edificio. No se emplea para distribuciones
interiores de edificios, por lo que no tienen excesivo interés para el Servicio de
Bomberos.

4. ACOTADO.

Es la representación de un objeto o un terreno visto desde el aire. Como no se hace


representación vertical del terreno, las cotas o alturas se marcan con unas líneas
llamadas líneas de nivel. Éstas unen los puntos del terreno que están a la misma altura.

Este sistema es el habitualmente empleado para representar un terreno. Son los mapas
que se emplean en los sistemas geográficos. Las líneas de nivel indican
aproximadamente la pendiente del terreno, con lo cual observando un plano realizado en
este sistema podemos intuir el recorrido que seguiría un líquido (agua, una sustancia
tóxica, etc.).

5. CÓNICO.

Es un sistema donde se pretende una representación en perspectiva desde el punto de


vista del observador. Es una representación que presenta dificultades para la medición
de distancias, por lo que no se suele emplear en planos donde hay que realizar
mediciones.

6. CONCLUSIONES.

En el Servicio de Bomberos los dos sistemas más empleados son:

- Sistema diédrico, para representaciones de plantas de edificios y


alzados para ver la distribución del mismo, así como para
documentos técnicos (alzado de un vehículo, planta, etc.).
- Sistema acotado, en mapas para representación de terrenos.
TEMA 74. IDEAS BÁSICAS DE MECÁNICA.

1. DEFINICIÓN.

Se considera automóvil el vehículo de motor que sirve normalmente para el transporte de


personas o cosas, o de ambas a la vez, o para la tracción de otros vehículos con aquel fin. Se
excluyen de esta definición los vehículos especiales.

El automóvil puede ser a su vez:


- Turismo.
- Camión.
- Tractocamión.
- Autobús.
- Vehículo mixto.

El automóvil, según su propia definición, ha de tener un sistema que proporcione energía de


desplazamiento (motor) y un sistema que la transmita (transmisión) a las ruedas, que son las que
proporcionan el movimiento del vehículo.

El automóvil también ha de tener otras cualidades como su estabilidad (suspensión), debe poder
ser dirigido por las trayectorias deseadas (dirección) y poder ser detenido cuando sea necesario
(frenos).

2. SISTEMAS QUE FORMAN EL AUTOMÓVIL.

Bastidor o chasis.
Motor: - Distribución.
- Alimentación.
- Refrigeración.
- Lubricación.
Equipo eléctrico: - Batería.
- Encendido.
- Puesta en marcha eléctrica.
- Generador de energía.
- Sistema de iluminación.
Transmisión: - Caja de velocidades.
- Árbol de transmisión.
- Mecanismo cónico-diferencial.
Suspensión.
Dirección.
Frenos.
Ruedas y neumáticos.

3. DESCRIPCIÓN DE LOS SISTEMAS DEL VEHÍCULO.

3.1. Bastidor o chasis.

Es el armazón o estructura metálica sobre el que se montan y relacionan todos los elementos del
automóvil, como son: la carrocería, el motor y la transmisión por un lado y los muelles o
ballestas por otro.
Existen diferentes construcciones, siendo una de ellas, empleada en camiones y autobuses, la
formada por dos largueros dispuestos en sentido longitudinal al automóvil, y de una serie de
travesaños, sobre los que descansan los diferentes elementos del vehículo, estando todo ello
envuelto por la carrocería.

Carrocería autoportante.

Este diseño de carrocería carece de bastidor, estando constituido por partes que,
convenientemente unidas, forman un caso resistente, al que se le colocan una serie de refuerzos
para la sujeción de los diferentes elementos del automóvil. Generalmente se emplea en los
turismos. En este caso es conveniente realizar periódicamente una limpieza de los bajos, sobre
todo en ambientes salinos, para evitar la corrosión de su estructura.

La carrocería está fabricada, generalmente, en chapa de acero y materiales plásticos resistentes.

Aerodinámica.

En la construcción de las carrocerías tiene especial importancia el coeficiente aerodinámico


(CX), que permitirá un esfuerzo menor del motor y mejorará la estabilidad, en función de que el
aire empuja al vehículo en tres direcciones:
- Resistencia al avance.
- Resistencia de sustentación (levantar o fijar al suelo).
- Fuerza de deriva (desviación trayectoria).

Los factores que intervienen en la aerodinámica de un vehículo pueden ser, entre otros:
- El diseño o forma de la parte delantera, techo y trasera.
- La pendiente del parabrisas.
- Tamaño y forma de los retrovisores exteriores.
- La angularidad de la carrocería y otros elementos.
- La instalación de un deflector en la cabina de los camiones.

Acondicionamiento de la carga.

La carga habrá de estar bien colocada, en forma sensiblemente igual en toda la superficie
destinada a ella. En caso contrario, alguna rueda estaría peligrosamente sobrecargada.

Cuidados y mantenimiento de la carrocería.

La seguridad y longevidad de la carrocería depende en gran manera de su resistencia a la


corrosión, para lo cual hay que evitar acumulaciones de humedad especialmente cargada de
salitre (proximidad del mar) cuidándola basándose en tratamientos anticorrosivos, previa
limpieza a fondo, sobre todo los bajos del vehículo.

Para dar lustre a la carrocería deben emplearse productos que no contengan abrasivos (piedra
pómez). El abrillantado con ceras hay que hacerlo con moderación ya que atacan al esmalte.

El cristal del parabrisas del automóvil debe estar homologado existiendo cristal de vidrio
templado constituido por hoja única de vidrio y cristal de vidrio laminar constituido, al menos,
por dos hojas de vidrio.

Accidentes.

Cargar el vehículo con más peso del que el fabricante ha tenido en cuenta al construirlo, es
contrario a la seguridad vial.

Camiones y furgonetas. Tipos de estructura.

En los camiones y furgonetas de un cierto tonelaje los elementos fundamentales de la estructura


son el bastidor y la cabina. Sobre el bastidor van situados el motor, la caja de velocidades y la
suspensión. La cabina se asienta asimismo sobre el bastidor.

La cabina en los camiones equivale a la carrocería de los turismos, pues en la misma van situados
los asientos, cuadro de instrumentos, etc. Algunas furgonetas llevan una carrocería autoportante
como los turismos, de forma que la propia carrocería hace de sustentación del grupo motor y de
la suspensión.

El bastidor de los camiones está constituido por dos largueros longitudinales a los que van
soldados o atornillados los travesaños y soportes.

Cabina abatible.

Existen modelos de cabina abatible a los efectos de poder tener acceso directo para poder
observar y efectuar con mayor comodidad las reparaciones correspondientes a los elementos que
se encuentran debajo de la misma, generalmente el motor y otros.

Antes de proceder al abatimiento se debe aplicar el freno de estacionamiento, situando la palanca


de mando del cambio de velocidades en punto muerto, dejando las puertas bien cerradas. Para su
abatimiento existe una bomba de basculación con dos posiciones, con un sentido para subir y otro
sentido para bajar la cabina.

3.2. Motor.

Se trata del sistema encargado de proporcionar la energía mecánica necesaria para que el vehículo
pueda desplazarse. Para conseguir tal desplazamiento se requieren unos subsistemas, como son:

Sistema de distribución. Es el encargado de regular la entrada en los cilindros del motor de los
gases necesarios para la combustión y de la salida de los producidos en la misma.

Sistema de alimentación. Destinado a proporcionar al motor el combustible y aire necesarios para


su funcionamiento.

Sistema de refrigeración. Su misión es la de mantener la temperatura del motor en la de máximo


rendimiento.

Sistema de lubricación (engrase). Tiene la misión de disminuir el desgaste, facilitar el


deslizamiento de las piezas en movimiento del motor y refrigerar, en parte, dichas piezas.
3.3. Equipo eléctrico.

El automóvil necesita, para su correcto funcionamiento y para cumplir con lo establecido


reglamentariamente, una serie de sistemas eléctricos, como son:
- Batería: encargada de almacenar la energía química que se transforma en energía
eléctrica al conectarle algún elemento.
- Sistema de encendido: destinado, en los motores de explosión, a proporcionar la chispa
necesaria para conseguir la explosión de la mezcla carburada y en consecuencia la fuerza
para el desplazamiento del vehículo.
- Puesta en marcha eléctrica: se encarga de proporcionar al motor del automóvil los
primeros giros para que posteriormente pueda seguir girando por sí solo. Su elemento
fundamental es el motor eléctrico de arranque.
- Generador de energía eléctrica: es el encargado de reponer, cuando el motor está
funcionando, la energía gastada de la batería en los elementos que precisan corriente
eléctrica para su funcionamiento. Este subsistema lo constituye, actualmente, el
alternador y el regulador. Cuando el motor está en marcha proporciona la energía que
necesitan los elementos eléctricos sin pasar por la batería.
- Iluminación: debe estar diseñada de forma que cumpla con lo establecido legalmente.
En ella se incluyen las luces de alumbrado, las de señalización y los indicadores
luminosos de control de algunos elementos del automóvil.

3.4. Transmisión.

Se trata del sistema encargado de trasladar el movimiento desde el motor a las ruedas motrices.
Según sea la disposición del motor y de las ruedas motrices variará el número de sus elementos.
El caso que reúne todos los elementos es el de motor delantero y ruedas motrices, en cuyo caso
los elementos del sistema de transmisión son:
- Embrague: es el encargado de acoplar y desacoplar el movimiento del motor a la caja
de velocidades.
- Caja de velocidades: es el elemento que permite adaptar la marcha del automóvil a las
diferentes necesidades, proporcionando la velocidad o fuerza, permitiendo aprovechar
al máximo la potencia del motor.
- Árbol de transmisión: es el encargado de transmitir el movimiento de la caja de
velocidades al mecanismo cónico-diferencial.
- Mecanismo cónico-diferencial: es el que convierte el movimiento giratorio longitudinal
en movimiento giratorio transversal, desmultiplicando constantemente las revoluciones
del motor (cónico) y mantiene constante el resultado de la suma de velocidades de giro
de las ruedas motrices de un mismo eje (diferencial).

En los demás casos, de tracción y propulsión, se suprime el árbol de transmisión, por lo que el
diferencial irá acoplado directamente al eje secundario de la caja de velocidades. En el caso de
transmisión total (todas las ruedas motrices) se dispone de dos árboles de transmisión.

En camiones de gran tonelaje se dispone de un sistema de doble propulsión, con dos puentes
traseros propulsores, de forma que el esfuerzo a transmitir por cada grupo cónico situado en cada
puente, se reduce a la mitad.

3.5. Suspensión.
Es el sistema encargado de asegurar la estabilidad del vehículo y de protegerle de las
irregularidades del terreno, además de proporcionar comodidad a sus ocupantes y a la
conducción, haciendo elástico el apoyo de la carrocería sobre los ejes de las ruedas.
Se compone de muelles y amortiguadores. La tendencia actual es la de utilizar sistemas de
suspensión independientes para cada rueda y así mejorar la seguridad de la conducción al
disminuir la posibilidad de que las ruedas pierdan contacto con el suelo o hace que, de perderlo,
sea una superficie mínima.

3.6. Dirección.

Se trata del conjunto de elementos y mecanismos encargados de conseguir que el automóvil siga
la trayectoria deseada por el conductor y con el menor esfuerzo posible, para lo cual se
desmultiplican las vueltas del volante. Además, se utiliza algún mecanismo de asistencia en
algunos casos como es la dirección asistida.

3.7. Frenos.

Son los encargados de disminuir la velocidad del vehículo, llegando a detenerlo, conociéndose
como frenos de servicio.

En vehículos ligeros, generalmente, son accionados por sistema hidráulico, pudiendo ser frenos
de tambor (utilizan zapatas) o frenos de disco (utilizan pastillas).

En vehículos pesados se utiliza, generalmente, un sistema de frenado por aire comprimido


(neumático). Para disminuir el esfuerzo del conductor, además de los sistemas indicados para su
accionamiento, llevan otros sistemas.

Para dejar inmovilizado el vehículo se utiliza un freno auxiliar denominado freno de


estacionamiento.

3.8. Ruedas y neumáticos.

Son el punto de apoyo del vehículo sobre el terreno. Sobre las ruedas actúan la dirección, los
frenos y la transmisión. De los neumáticos depende la adherencia y, en gran parte, la estabilidad
del vehículo, además de tener un efecto amortiguador (suspensión).
TEMA 75. MANTENIMIENTO Y PREVENCIÓN DE AVERÍAS.

1. SISTEMA DE REFRIGERACIÓN.

Controlar periódicamente el nivel de líquido refrigerante a través del vaso de expansión.


Es correcto cuando el líquido se encuentre en el nivel medio de dicho vaso, entre el
máximo y el mínimo.

Controlar regularmente la tensión de la correa o correas de mando de la bomba de agua


ya que de estar floja se calentaría excesivamente el motor.

Verificar la estanqueidad del circuito vigilando que no existan fugas por los manguitos
y sus abrazaderas.

Cambiar el líquido refrigerante, como mínimo, una vez cada dos años.

Limpiar exteriormente el radiador al menos una vez al año.

2. SISTEMAS ELÉCTRICOS DEL AUTOMÓVIL.

Inspeccionar el montaje y sujeciones del motor de arranque y apretarlo si es necesario.

Limpiar y ajustar los terminales.

Inspeccionar todo el cableado por si hay rozaduras o cortocircuitos y limpiarlo de


aceites o suciedades.

Comprobar que el arranque funcione sin ruidos anormales, que no tenga tendencia a
agarrotarse y que no falle el engranaje.

3. SISTEMA DE TRANSMISIÓN.

Fundamentalmente, nos referiremos al mantenimiento y prevención de averías del


embrague.

Durante el funcionamiento y periódicamente se debe controlar el recorrido nulo o de


seguridad del pedal de apenas resistencia (de 2 a 3 cm).

Si no existe recorrido o éste es muy pequeño el collarín sufre un mayor desgaste y


puede patinar el disco. Si el recorrido es excesivo no se debe desembragar por completo.
Los camiones, generalmente llevan dispositivos de reglaje de este recorrido.

En los embragues de mando hidráulico se debe controlar el nivel de líquido y las fugas
de la bomba o bombín.

Se debe comprobar si el disco patina cuando se exija un mayor esfuerzo al motor, éste
aumenta de revoluciones en mayor proporción que la velocidad del vehículo. Si puesta
una velocidad el motor aumenta de revoluciones y las ruedas no giran al soltar el
embrague, puede que éste patine.

Se debe observar la dureza del pedal y trepidaciones en el embragado.

4. NEUMÁTICOS.

Evitar en lo posible la exposición de los neumáticos al sol.

Evitar el contacto de los neumáticos con la gasolina y aceites y no pintarlos.

Evitar los golpes contra los bordillos, piedras y baches, etc.

Retirar, siempre que se pueda, las piedras incrustadas en la banda de rodadura.

Intercambiar periódicamente las ruedas para que el desgaste sea lo más uniforme
posible.

5. SISTEMA DE SUSPENSIÓN.

Engrasar en su caso:
- Gemelas de las ballestas.
- Bielas de reacción y empuje.
- Juntas esféricas y apoyos.

Evitar que el polvo y la humedad oxiden las ballestas.

Comprobar el nivel de líquido de los amortiguadores y rellenar si es necesario. Apretar


las sujeciones y renovar los casquillos de goma si están flojos.

6. SISTEMA DE LUBRICACIÓN.

Mantener el nivel de aceite adecuado en el cárter (entre el máximo y el mínimo).

Cambiar el aceite regularmente.

Cambiar el filtro de aceite periódicamente.


TEMA 76. NOCIONES BÁSICAS DE INFORMÁTICA.

1. PRINCIPIOS DE LOS ORDENADORES.

Los modernos ordenadores electrónicos digitales se fundamentan en varias funciones


operativas básicas. Para entender cómo realiza un ordenador sus tareas, es necesario
entender algo de los principios de su funcionamiento.

Información digital.

Los ordenadores funcionan reduciendo toda la información, por compleja que sea, a
señales eléctricas sencillas agrupadas en bits y bytes.

Bit: Un bit almacena dos elementos de información, uno o cero. Esta información se
almacena como una carga eléctrica en una porción de material semiconductor. Si la
carga es positiva, el bit tiene el valor uno. Si la carga es negativa, el bit tiene el valor
cero. También puede pensarse en un bit, como un interruptor electrónico que está
conectado o desconectado. Estar conectado indicaría el valor uno y estar desconectado
indicaría el valor cero. Los ordenadores manipulan los números en el sistema binario, en
base 2.

Byte: Es un conjunto de 8 bits.

Elementos del ordenador.

Los elementos básicos de un ordenador son una entrada (input), una unidad central de
procesamiento (CPU) y una salida (output). En la CPU podemos distinguir:
- Memoria.
- Control.
- Cálculo.

Los dispositivos de entrada más usuales son:


- Teclado.
- Discos magnéticos.
- Cintas magnéticas.

El medio por el que se comunican entre sí los distintos componentes del ordenador se
llama bus de datos o simplemente bus.

2. HARDWARE.

Los componentes físicos de un ordenador que se pueden tocar y sentir es lo que forma
el hardware. En algunos pequeños microordenadores portátiles, el hardware puede ser
un solo equipo. Pero lo más corriente es que el ordenador tenga más componentes de
hardware, como una unidad central de proceso (CPU) y varios dispositivos de entrada,
salida, memoria o comunicaciones que se llaman en general periférico.

Unidad central de proceso.


La velocidad de cálculo es donde se realizan los cálculos necesarios para el
funcionamiento de los programas. La velocidad de cálculo de la CPU es función de un
componente microscópico que vibra y que se llama reloj. Cuanto más rápido sea el
reloj, antes se ejecutan las instrucciones de los programas y se procesan los datos. La
CPU puede ejecutar millones de instrucciones por segundo.

Memoria.

La memoria interna, también llamada memoria principal, es la capacidad para


almacenar información que posee un ordenador, a la cual se puede tener acceso sin
ningún interfaz mecánico. Existen dos clases de memoria interna, ROM y RAM. La
memoria ROM se encuentra instalada permanentemente en el ordenador y contiene la
información necesaria para satisfacer sus operaciones y cualquier otra función que desee
llevar a cabo el fabricante. La memoria RAM es una parte de la memoria interna que
queda a disposición del usuario para realizar una operación particular.

La memoria externa o masiva es el almacenamiento de información que no está


conectado directamente por medios electrónicos al microordenador. Los principales
medios de almacenaje exterior son los cassettes de cinta, los discos flexibles o diskettes
y los discos duros. Actualmente la tecnología de discos ópticos o compactos (CD-ROM)
que almacenan información digital se está convirtiendo rápidamente en parte integrante
de las operaciones de los ordenadores y de los sistemas de información.

Periféricos.

Un periférico es un dispositivo que está fuera de la CPU, pero conectado


electrónicamente a ella, quedando de alguna manera controlado por el ordenador.
Además de las unidades de almacenaje externas, los periféricos más comunes son los
dispositivos de entrada y salida.

Los tipos más frecuentes de dispositivos de entrada son:


- El teclado.
- Tableta de datos.
- Digitalizador.
- Lápiz óptico.
- Lector de disco óptico.
- Scanner.
- Pantalla táctil.
- Dispositivo de reconocimiento de voz.
- Ratón.
- Joystick.

Los dispositivos de salida más frecuentes son:


- Monitor.
- Impresora.

Un módem es un periférico que funciona como unidad de entrada y salida, permitiendo


que los microordenadores intercambien entre sí datos.
3. SOFTWARE.

Es un término indefinido para programas o cualquier otra forma de información que


permita al ordenador a llevar a cabo las funciones deseadas. Existen tres formas de
software de ordenador:
- Sistemas operativos.
- Lenguajes de programación.
- Programas de aplicación.

Sistemas operativos.

Un sistema operativo es el más básico conjunto de instrucciones necesario para el


funcionamiento de un ordenador. Controla la transmisión de información entre los
componentes del ordenador y traduce las diversas señales de entrada y salida. Los
moderno sistemas operativos tienen una interfaz gráfica de usuario, que presenta
gráficamente, en forma de iconos y etiquetas, diversas opciones al usuario.

Lenguajes de programación.

Permiten al usuario dar instrucciones explícitas a su ordenador. Hoy en día la mayoría


de los usuarios no son programadores, porque los programas de aplicación ya no
requieren programar las instrucciones.

Una de las causas principales de la revolución de los microordenadores es el uso


generalizado de programas de aplicación generales. Son paquetes de software que
permiten realizar distintas tareas en determinadas áreas funcionales. Los principales
paquetes son del tipo de:
- Procesadores de texto.
- Hojas de cálculo electrónicas.
- Gestión de bases de datos.
- Telecomunicaciones.
- Inteligencia artificial.
- Gráficos de gestión.
- Delineación y diseño asistido por ordenador.
- Sistemas de información geográfica.
- Animación.
- Proceso de imágenes.
- Multimedia.

4. APLICACIONES A LA PROTECCIÓN CONTRA INCENDIOS.

Las principales aplicaciones son:


- Planificación previa.
- Control de salidas y medios disponibles.
- Informes sobre incidentes.
- Control de equipos.
- Formación.
- Registros de personal.
- Cumplimiento de las leyes.
- Materias peligrosas.
- Análisis de intervenciones.
- Modelos de informe.
- Telecomunicaciones.
TEMA 77. ETIQUETADO Y SEÑALIZACIÓN DE LOS VEHÍCULOS QUE
TRANSPORTAN MERCANCÍAS PELIGROSAS.

1. PANELES.

Las unidades de transporte de mercancías peligrosas llevarán dispuestos en un plano vertical dos
paneles de color naranja retrorefractantes cuya base sea de 40 cm y la altura no inferior a 30 cm.
Estos paneles tendrán un reborde negro de 15 mm como máximo. Se fijará uno en la parte
delantera de la unidad de transporte y el otro en la parte trasera, perpendicularmente al eje
longitudinal de éste. Habrán de ser bien visibles.

Las unidades de transporte de cisterna fija que transporten una sola materia, llevarán los paneles
de color naranja, sobre los cuales deberán aparecer los números de identificación previstos en el
TPC/ADR. No obstante, cuando se transporten dos materias diferentes en una misma unidad de
transporte, constituida por un vehículo cisterna enganchado a un remolque cisterna, el vehículo y
el remolque irán provistos cada uno, en la parte delantera y trasera, del panel del color naranja
con los números de identificación respectivos de la materia transportada.

Cuando un vehículo cisterna transporte varias materias diferentes en cisternas distintas o en


compartimentos distintos de una misma cisterna llevarán paralelamente al eje longitudinal del
vehículo, de forma claramente visible, paneles de color naranja provistos del número de
identificación adecuado. En este caso, los paneles delantero y trasero no llevarán ningún número.

Los números de identificación estarán constituidos por cifras de color negro de 100 mm de altura
y 15 mm de espesor de trazo. El número de identificación de peligro figurará en la parte superior
del panel, y el número de identificación de la materia en la parte inferior. Dichos números estarán
separados por una línea negra horizontal de 15 mm de espesor que atraviesa el panel a media
altura. Los números de identificación serán indelebles y permanecerán legibles después de un
incendio de una duración de 15 minutos.

Lo anteriormente dispuestos es igualmente aplicable a las cisternas vacías sin limpiar y


desgasificar. Los paneles de color naranja no deberán ser visibles cuando las materias peligrosas
hayan sido descargadas y las cisternas hayan sido limpiadas y desgasificadas.

Código de identificación del número de peligro de los paneles.

La primera cifra del número de identificación indica el peligro principal:


2: Gas
3: Líquido inflamable.
4: Sólido inflamable.
5: Materia comburente o peróxido orgánico.
6: Materia tóxica.
7: Materia radiactiva.
8: Corrosivo.
9: Otros peligros.

La segunda y tercera cifras indican los peligros secundarios:


0: Carece de significado.
1: Explosión.
2: Emanación de gas.
3: Inflamación.
5: Propiedades comburentes.
6: Toxicidad.
8: Corrosión.
9: Peligro de reacción violenta resultante de la descomposición espontánea o
polimerización.

Cuando las dos primeras cifras sean las mismas indica una intensificación del peligro principal,
así:
33: Líquido muy inflamable (punto de inflamación inferior a 21 ºC).
X333: Líquido espontáneamente inflamable que reacciona peligrosamente con el agua.
66: Materia muy tóxica.
88: Materia muy corrosiva.

Excepciones:
22: Gas refrigerado.
42: Sólido que en contacto con el agua puede emitir gases.
43: Sólido muy inflamable.
44: Sólido inflamable que a una temperatura elevada se encuentra en estado fundido.
539: Peróxido orgánico inflamable.

Cuando el número de identificación de peligro vaya precedido de una X, indica la prohibición


absoluta de echar agua sobre el producto.

La responsabilidad de la colocación de paneles corresponde al transportista.


2. ETIQUETAS DE PELIGRO.

Los vehículos cisternas deberán llevar igualmente en ambos costados laterales y en la trasera, las
etiquetas correspondientes a cada clase. Las etiquetas tendrán la forma de un cuadrado apoyado
sobre un vértice. La dimensión del lado de las etiquetas destinadas a ser adosadas sobre las
cisternas, será de 30 cm como mínimo (25 cm según el nuevo ADR). En el caso de ser adosadas
en bultos, el lado tendrá 10 cm.

Incumbirá al expedidor colocar las etiquetas en los bultos y, en su caso, sobre las cisternas y
contenedores.

Hay otras etiquetas de forma rectangular con medidas de 148 x 210 mm. Para bultos estas
dimensiones se pueden reducir hasta 74 x 105 mm.

A veces un mismo envase puede llevar etiquetas distintas indicando, con ello, que ese producto
presenta tipos de peligro distintos. Cuando un bulto deba llevar dos etiquetas, se colocarán de
forma solapada.
TEMA 78. BOTELLAS DE GAS EN FUEGO.

1. INTRODUCCIÓN.

La Directiva Marco obliga al suministrador final a informar al usuario, sobre el producto que le
entrega, de sus:
- Características.
- Riesgos.
- Medidas de prevención.
- Actuación ante un incidente.

Aun cuando es difícil en pocas líneas clasificar los gases, partiremos de dos grandes grupos:
- Gases licuados refrigerados: como los procedentes de la destilación fraccionada del
aire (oxígeno, nitrógeno y argón), más el dióxido de carbono y el protóxido de nitrógeno.

- Gases comprimidos, licuados a presión y disueltos: como el acetileno (gas disuelto


a presión), el dióxido de carbono y protóxido de nitrógeno (licuados a presión), el
oxígeno, nitrógeno, argón (gases comprimidos).

Tabla 1. Clasificación de los gases.

Clasificación Gases Características Riesgos

Inflamables Butano Arden La presión


Combustibles Hidrógeno No respirables Incendio
Acetileno Forman mezclas Explosión
Óxido de etileno explosivas con el aire No respirables.

Comburentes Oxígeno No arden La presión


Óxido nitroso Activan la combustión Activan la combustión
con materias orgánicas

Inertes Argón No arden


Nitrógeno Suboxigenantes
Helio No respirables
Dióxido de carbono No tóxicos

Tóxicos Monóxido de carbono No respirables La presión


Arsina Nocivos Intoxicación
Óxido de etileno Pueden ser combustibles Carácter corrosivo
Óxido de nitrógeno
Corrosivos Flúor Nocivos La presión
Amoníaco No respirables Carácter tóxico
Ácido clorhídrico Ataque químico

2. BOTELLAS.

El Ministerio de Industria y Energía, en su Instrucción Técnica Complementaria MIE-AP7 sobre


Botellas y botellones de gases comprimidos, licuados y disueltos a presión define estos
recipientes como:

Botella: recipiente considerado de fácil manejo de capacidad igual o inferior a 150 litros.

Botellón: recipiente con capacidad superior a 100 litros y que no sobrepase los 1.000 litros, que
por sus dimensiones o peso requiere unos elementos adicionales (por ejemplo aros de rodadura o
patines) para facilitar su manejo.

Bloque: conjunto de botellas o botellones, interconectadas por una tubería colectora y


sólidamente fijados por una armadura metálica.

Estos recipientes, para poder utilizarse en España, deben cumplir con las normas vigentes
contenidas en el RAP (Reglamento de aparatos a presión), en la Instrucción citada y en el TPC.
Están fabricados en un acero aleado o al carbono con unas características y controles que les
confieren total fiabilidad. Además del control de fabricación, los recipientes se someten a
controles periódicos y sistemáticos siguiendo la normativa en vigor.

2.1. Pruebas periódicas.

La prueba hidráulica de presión a que se someten las botellas antes de su puesta en servicio se
repite periódicamente para verificar que sigue estando en condiciones de seguridad. En general,
para las botellas de gases comprimidos y licuados, esta frecuencia es de 5 años, excepto para
algunos gases que revisten mayor peligrosidad por su carácter tóxico o corrosivo que se reduce a
2 años y algunos gases inertes que se aplaza a 10 años.

Las botellas de acetileno constituyen un caso especial. Al estar rellenas de materia porosa, no
pueden llenarse de agua para someterlas periódicamente a la prueba de presión hidráulica. Esta
prueba se sustituye por una revisión de la botella en que, aparte de comprobar que exteriormente
no presenta ningún defecto, se efectúa una inspección interior (quitando el grifo) para verificar el
estado de la materia porosa. Esta revisión se hará cada 5 años, excepto las materias fibrosas
(amianto, fibra de vidrio, lino, etc.) hoy muy poco empleadas, las cuales se revisarán cada 3 años.

2.2. Identificación de los gases contenidos.

Siguiendo la reglamentación en vigor, los recipientes deben llevar grabadas en la ojiva una serie
de marcas de identificación que podemos resumir así:
Todas las botellas:
- Nombre del gas.
- Marca del fabricante y número de fabricación.
- Presión de prueba hidrostática en kg/cm2.
- Mes y año de la prueba.
- Contraste del experto que realizó la prueba.
- Capacidad en litros.
- Peso en Kg incluyendo partes fijas (collarín, peana, etc.).
Botellas para gases comprimidos:
- Presión de carga en kg/cm2 a 15 ºC.

Botellas para gases licuados:


- Carga máxima admisible del gas en Kg
- Tara en Kg incluyendo grifo y tulipa unidos a la botella durante la carga.

Botellas para acetileno disuelto a presión:


- Identificación de la masa porosa.
- Tara en Kg incluyendo grifo, tulipa, disolvente y masa porosa.
- Identificación del disolvente si no es acetona.
- Presión de carga autorizada en kg/cm2 a 15 ºC.

Para su completa, rápida y fácil identificación, incluso a distancia, la reglamentación establece


también los siguientes medios:
- Los colores de identificación.
- El distintivo de los gases medicinales.

Colores de identificación.

Para la aplicación de los colores de identificación se distinguen tres partes de la botella:


- Cuerpo.
- Ojiva.
- Franja.
El color del cuerpo define familias de gases según el siguiente criterio:
Grupo 1: Inflamables y combustibles. Rojo.
Grupo 2: Oxidantes e inertes. Negro.
Grupo 3: Tóxicos y venenosos. Verde.
Grupo 4: Corrosivos. Amarillo.
Grupo 5: Butano y propano industriales. Naranja.
Grupo 6: Mezclas industriales. Color componente mayoritario.
Grupo 7: Mezclas de calibración. Gris plateado.

La combinación de colores de ojiva y franja define el gas de que se trata (la franja es a veces del
mismo color que la ojiva, formando un conjunto único). Las ojivas de las botellas de mezclas
industriales se pintarán en forma de cuarterones, con los colores correspondientes a los gases que
componen la mezcla. Las ojivas de las botellas de mezclas de calibración se pintarán de gris
plateado.

Gases medicinales.
Estos gases utilizarán los mismos colores que las botellas industriales de igual denominación.
Además, las botellas de gases medicinales llevarán pintada en la ojiva la Cruz de Ginebra, de
color rojo sobre un fondo circular de color blanco.

2.3. Marcas grabadas en una botella de gases comprimidos.

La leyenda de una botella de gas comprimido es la siguiente:


1. Nombre del propietario.
2. Nombre del fabricante.
3. Número de fabricación.
4. Símbolo de botella templada.
5. Fecha de prueba hidráulica (mes y año).
6. Contraste de la entidad que efectuó la prueba.
7. Tara de la botella.
8. Capacidad en litros de agua de la botella.
9. Número de botella para el propietario.
10. Presión de trabajo.
11. Presión de prueba.
12. Gas contenido.

2.4. Ejemplos de botellas empleadas habitualmente.

- Inflamables y combustibles: acetileno, hidrógeno, metano, etileno, propileno y etano.


- Oxidantes e inertes: dióxido de carbono, argón, helio, nitrógeno, oxígeno y protóxido de
nitrógeno.
- Tóxicos o venenosos: amoníaco, dióxido de azufre, monóxido de carbono, trifluoruro de
boro, sulfuro de hidrógeno, monóxido de nitrógeno, dióxido de nitrógeno, arsina, fosfina,
silano, diclorosilano, diborano.
- Corrosivos: cloro, cloruro de hidrógeno, tetrafluoruro de silicio, hexafluoruro de
tungsteno, bromuro de hidrógeno, flúor.
- Mezclas: aire sintético, argón lámparas, argón quantovac, gas pr, mezclas de
calibración.
2.5. Etiquetado.

Con el fin de advertir de los riesgos mayores, asociados a la utilización de las botellas y su
contenido, se fijará sobre las mismas las etiquetas informativas. Estas etiquetas pueden dar ciertas
informaciones esenciales tales como el nombre y la fórmula química del gas e instrucciones
suplementarias sobre las precauciones a tomar. Figurará igualmente, el nombre del fabricante con
la dirección y el teléfono.

3. CLASIFICACIÓN SEGÚN TEMPERATURA ADR/TPC.

A. Gases comprimidos, cuya temperatura crítica es inferior a -10ºC.

Su aspecto es homogéneo, por todas partes hay gas y está en las mismas condiciones. Ejemplos:
nitrógeno, oxígeno, hidrógeno, etc., en botellas.
B. Gases licuados, cuya temperatura crítica es igual o superior a -10ºC (es posible licuarlos a
temperatura ambiente por aumento de presión).

Existen dos partes perfectamente diferenciadas, en la parte superior hay gas y en la inferior hay
líquido. Ejemplos: dióxido de carbono, protóxido de nitrógeno, propano, butano, etc., en botellas.
A su vez estos gases se subdividen en:
- Los de temperatura crítica superior a 70ºC, más fáciles de licuar por aumento de
presión, como el amoníaco, propano, propileno, etc.
- Los de temperatura crítica comprendida entre -10ºC y 70ºC, como dióxido de carbono,
protóxido de nitrógeno, etc.
C. Gases licuados a bajas temperaturas.

Como el oxígeno líquido, el gas natural líquido, etc.

D. Gases disueltos a presión.

El disolvente ocupa casi toda la capacidad del recipiente. El gas se encuentra disuelto lo mismo
que el gas carbónico en un sifón. Ejemplos: acetileno disuelto en acetona, amoníaco disuelto en
agua, etc.

4. ACTUACIÓN EN CASO DE EMERGENCIA CON BOTELLAS DE GASES.

4.1. Botellas de gases en un incendio.

Todas las botellas de gases expuestas a un incendio pueden reventar. Los riesgos subsiguientes
pueden provenir de la proyección de piezas, del contenido de la botella (inflamable, comburente,
tóxico o corrosivo), de los gases calientes o de las ondas de presión. Los fragmentos de una
botella que reviente pueden ser lanzados a distancias considerables. Las siguientes acciones son
importantes para evitar la rotura de una botella y reducir los posibles daños:
- Avisar al personal y hacer evacuar la zona.
- Obtener información de la situación (contenido y número de las botellas, hora de inicio
del incendio, etc.).
-Solicitar información al responsable del recinto.

Si es posible, cerrar las válvulas de las botellas afectadas y retirar de las proximidades el resto de
las botellas que puedan manejarse con las manos desnudas. No tocar las botellas que estén en el
incendio, ni mover las que estén calientes.

Empezar inmediatamente a enfriar las botellas, que no se han podido retirar, con agua
pulverizada. Hacerlo desde una posición segura (detrás de una maquinaria pesada, muros de
hormigón, etc.) hasta que el incendio se extinga y la superficie de las botellas se mantenga
húmeda, interrumpiendo el enfriamiento de vez en cuando para observar.

Si la superficie de las botellas se seca rápidamente o humea, continuar enfriando con agua hasta
que se observe que permanecen frías y húmedas un mínimo de 10 minutos después de haber
dejado de echar agua. En las botellas de acetileno puede haber comenzado la descomposición del
gas. En este caso, las botellas pueden volverse a calentar después de algunos minutos y será
necesario continuar el enfriamiento y realizar un tratamiento especial.
4.2. Gases inflamables (comprimidos y licuados) y botellas con incendio en la válvula.

Intentar cerrar las válvulas si es posible y el incendio se acaba de producir (usar guantes). El flujo
de gas y las llamas deben apagarse. Si no es posible cerrar las válvulas, dejar arder el gas y
refrigerar con agua las botellas. Retirar las botellas que puedan verse afectadas por un incendio.
Un gas inflamable, fugando en un local, puede formar una mezcla explosiva con el aire y
provocar una explosión.

La llama de una botella se podrá apagar solo cuando la misma represente un peligro grave y
además:
- La válvula pueda cerrarse rápidamente.
- El flujo de gas sea pequeño y la botella pueda trasladarse rápidamente al exterior.
- Se hayan eliminado todas las fuentes de ignición.

Hay que tener cuidado de no volcar las botellas de gases licuados durante el enfriamiento y
levantar dichas botellas, si es necesario, para asegurarse que por el elemento de seguridad sale el
producto en fase gas.

4.3. Gases tóxicos y corrosivos.

- Sacar las botellas al exterior o enfriar con agua en caso de fuego, las válvulas pueden
fugar si se calientan fuertemente.
- Usar los equipos de protección personal.
- Ventilar el área.
- Avisar al suministrador o fabricante.
- Comprobar las fugas con agua jabonosa.
- Asegurarse que el área está acordonada y señalizada.

Es fundamental marcar cualquier botella dañada o afectada por el fuego e informar al proveedor
antes de una nueva manipulación o transporte.

5. MANEJO DE BOTELLAS DE ACETILENO EN EMERGENCIAS.

5.1. Botellas de acetileno en fuego.

Las botellas de acetileno expuestas al fuego pueden reventar (explotar) generando riesgos por
proyección de piezas, llamas y gases calientes. Los fragmentos de las botellas pueden salir
despedidos a gran distancia. Además, el acetileno puede descomponerse por el calor produciendo
un aporte adicional de energía. Este proceso puede continuar durante un cierto tiempo y llegar a
romper la botella. Por esta razón el manejo de botellas de acetileno afectadas por el fuego o calor
debe tener un tratamiento especial.

Las siguientes acciones son importantes para evitar la rotura de la botella y reducir los daños:
- Avisar al personal y evacuar el área.
- Pedir información sobre el número y situación de las botellas involucradas.

Si es posible, cerrar las válvulas de las botellas afectadas y retirar de las proximidades el resto de
las botellas que puedan manejarse con las manos desnudas. No deben estar calientes.
Empezar inmediatamente a enfriar las botellas que no se han podido retirar con agua pulverizada.
Hacerlo desde una posición segura (detrás de maquinaria pesada, muros de hormigón, etc.) hasta
que el incendio se extinga y la superficie de las botellas permanezca húmeda, interrumpiendo el
enfriamiento de vez en cuando para observar. Enfriar al menos durante una hora.
Si la superficie de las botellas se seca rápidamente o humeas continuar enfriando con agua y en
intervalos de media hora, parar para comprobar si continúan calientes hasta que se observe que
permanece frías y húmedas un mínimo de 10 minutos. Antes de comprobar la temperatura de las
botellas en toda su superficie con la mano desnuda enfriar durante otra hora. Evitar choques y
golpes.

Cuando las botellas permanezcan frías y húmedas sacarlas del lugar y sumergirlas en agua
durante 12 horas, si es posible, o situarlas en lugar seguro y observarlas durante 24 horas.

Si las botellas están conectadas a un equipo (reguladores o sistemas de suministro) cerrar las
válvulas si es posible y desconectar el equipo antes de cualquier movimiento. No aproximarse o
mover botellas de acetileno que se hayan calentado o sufrido un incendio hasta no haber sido
enfriadas y comprobadas como se ha indicado anteriormente. Señalizar las botellas afectadas por
el calor y avisar al suministrador antes de nuevos manejos o transporte.

5.2. Botellas de acetileno que arden por la válvula o equipo conectado.

Como resultado de un retroceso de llama u otras razones una botella de acetileno puede comenzar
a arder por la válvula o equipo conectado. Sólo cuando puede hacerse inmediatamente después de
la ignición, se tratará de cerrar la válvula de la botella u otra válvula para cortar el flujo de gas.
Usar guantes.

Palpar las botellas con las manos desnudas para comprobar si hay aumento de temperatura. Si el
flujo de gas o fuego no ha podido cortarse, evacuar la zona y comenzar a enfriar la botella está al
exterior o en un lugar con mucha ventilación la llama pueda apagarse. Deben tomarse
precauciones para evitar la ignición del gas no quemado. Después de un retroceso el equipo debe
ser revisado antes de continuar el trabajo.

5.3. Botellas con descomposición interna.

En una botella puede producirse una descomposición interna por golpes, retrocesos de llama,
calentamiento localizado del cuerpo, etc. Normalmente los retrocesos de llama son detenidos por
la masa porosa del interior de las botellas. Si la descomposición no se detiene, la botella
comenzará a calentarse y puede escapar humo u hollín por la válvula si está abierta. La botella
que se calienta debe ser enfriada de la misma manera que si hubiese estado en un incendio.

Las botellas que ardan por la válvula o con descomposición interior deben cerrarse
inmediatamente si es posible.

5.4. Bloques de acetileno.


Los bloques de acetileno se deben tratar de manera similar a las botellas sueltas, pero teniendo
cuidado de que todas las botellas se enfríen correctamente. Nunca hay que aproximarse o
desmontar un bloque cuando hay posibilidad de descomposición en una o más botellas (botellas
calientes).
6. SEGURIDAD EN LA MANIPULACIÓN Y ALMACENAMIENTO DE BOTELLAS.

Se recomienda observar las siguientes normas para una manipulación y almacenamiento seguros
de las botellas de gases comprimidos, licuados y disueltos a presión. Las precauciones
adicionales dependen de la categoría del gas en cuestión (inflamable, oxidante o inerte), de las
propiedades individuales de cada gas y de los procesos en que se utilice.

6.1. Normas generales.

1. Sólo las personas formadas y con experiencia manipularán las botellas de gases.

2. Cumplir la reglamentación oficial sobre el uso y almacenamiento de botellas.

3. No quitar ni deteriorar las etiquetas puestas por el suministrador.

4. Asegurarse de la identidad del gas antes de utilizarlo.

5. Conocer y comprender las propiedades y riesgos de cada gas antes de utilizarlo.

6. Antes de emplear los gases, asegurarse de que existe un plan de emergencia por si fuera
necesario.

7. Cuando exista duda sobre el procedimiento correcto de manipulación de algún tipo de gas en
particular, consultar al administrador.

6.2. Manipulación y uso.

1. Llevar guantes apropiados.

2. No elevar nunca una botella enganchándola por el sombrerete de protección si no ha sido


diseñada especialmente para ello por el suministrador.

3. Utilizar un carrito u otro sistema apropiado para transportar las botellas a cortas distancias.

4. No quitar el sombrerete de protección, si este es desmontable, hasta que la botella haya sido
colocada en su lugar de utilización.

5. Si se sospecha que hay una fuga, aplicar una solución de agua jabonosa. Las burbujas
detectarán la fuga.

6. Utilizar aparatos de regulación de presión adecuados, para usar el gas a una presión inferior a
la de la botella.

7. Antes de conectar la botella para su uso asegurarse de que se han colocado los dispositivos
anti-retroceso.

8. Abrir lentamente los grifos de las botellas.


9. No utilizar nunca llamas directas o calentadores eléctricos para aumentar la presión de la
botella.

10. No intentar nunca trasvasar gases de una botella a otra.

11. No utilizar las botellas como rodillos o soportes.

12. Mantener la boca de salida del grifo limpia y libre de contaminantes, particularmente de
aceites y suciedad.

13. No someter las botellas a choques mecánicos anormales que pueden dañar el cuerpo de la
botella o el grifo.

14. No intentar nunca reparar o modificar botellas, grifos o válvulas de seguridad. Cualquier
defecto que se observe se debe comunicar al suministrador.

15. Cerrar el grifo cuando no se use la botella, incluso cuando esta siga conectada al equipo o esté
vacía.

16. Volver a poner el sombrerete de protección, si éste es desmontable, tan pronto como la
botella esté desconectada.

6.3. Almacenamiento.

1. Las botellas se almacenarán en zonas preparadas para ello y que estén bien ventiladas.
2. Almacenar las botellas en lugar seguro, libre de peligro de incendio y de fuentes de calor e
ignición.
3. La zona de almacenamiento de las botellas debe estar libre y su acceso solo se permitirá al
personal autorizado. La zona debe estar correctamente señalizada con avisos de peligro (por
ejemplo, inflamable).

4. Se prohibirá fumar y emplear llamas en zonas próximas al almacén de botellas.

5. Las botellas se almacenarán en posición vertical. Los grifos de las botellas estarán bien
cerrados y protegidos por sus sombreretes.

6. Almacenar por separado las botellas llenas y vacías.

7. Separar en los almacenes las botellas que tengan gases distintos.

8. Se examinarán periódicamente las botellas almacenadas para detectar posibles anomalías y


fugas.

6.4. Medidas a tomar en caso de incendio.

1. En general, evacuar las zonas y sacar las botellas del lugar del fuego.

2. Si las botellas no se pueden sacar y el fuego es difícil de extinguir de inmediato, rociar las
botellas con agua fría mediante una manguera situándose a una distancia segura.
3. Informarse del potencial peligro de explosión.

4. Informar al suministrador si hay botellas con trazas claras de exposición al fuego.

Es conveniente solicitar al suministrador la información específica sobre problemas de


almacenamiento y manipulación de gases, riesgos y tratamiento de primeros auxilios.

Tabla 2. Cilindros de gas en fuego.

Gas/Producto Acetileno Oxígeno Dióxido de carbono

Estado del producto Disuelto Gaseoso Licuado

Presión del gas (kg/cm2) 15 150-200 50

Riesgo de explosión con 65 350 100


el recipiente lleno (Tª en
ºC)

Protección contra la Ninguna Ninguna Disco rotura


presión excesiva

Densidad en relación con 0.906 1.10 1.53


el aire

Tabla 3. Zonas afectadas por escapes tóxicos/corrosivos.

Producto Tipo Contenido Escape Duración TLV TLV MAX.


botella (l) (Kg) (g/s) (min.) TWA ADMITIDO

Monóxido de carbono 50 11.6 3.96 2.74 25 75

Óxido nítrico 50 2.2 4.08 2.85 25 75

Amoníaco 112 59.3 0.66 88.38 25 75

Sulfuro de hidrógeno 50 33.5 2.16 15.8 10 30

Cloruro de hidrógeno 50 37 3.92 9.56 C=5 3

Óxido de etileno 10 7.8 0.16 46.34 1 3


Dióxido de azufre 50 61.5 0.49 123.4 2 6

Cloro 50 62.5 1.09 56.83 0.5 1.5

Bromuro de hidrógeno 50 78.5 4.02 19.65 C=3 2

Fosgeno 3 3.3 0.3 11.72 0.1 0.3

Premisas consideradas: 1. La fuga se produce por la válvula.


2. El orificio de salida es de 3 mm de diámetro.
3. Se escapa el 98% del contenido de la botella.
4. Se considera que la botella está llena.
5. La botella está de pie.
6. El viento tiene una velocidad aproximada de 6 km./h.
7. Las condiciones climáticas son estables.
8. La concentración máxima admisible es 3 veces el TLV-TWA o
el 60% del TLV-C.
9. La temperatura es de 20ºC.

7. LÍQUIDOS CRIOGÉNICOS: FUGAS Y NUBES DE VAPOR.

En la industria de los gases, los principales líquidos criogénicos son el oxígeno, nitrógeno y
argón, que se conservan a temperaturas suficientemente bajas para que permanezcan en forma
líquida. Los líquidos criogénicos se pueden almacenar en diferentes tipos de depósitos, tales
como vasos Dewar para pequeñas cantidades, o evaporadores y tanques para cantidades
importantes.

Un evaporador o un tanque, con los que es fácil nos encontraremos en una industria que utiliza
gases, está formado por un recipiente interior en acero inoxidable con un envolvente exterior en
acero al carbono, que soporta la presión atmosférica solamente, ya que en la cámara entre ambos
recipientes se ha hecho el vacío. Ambos recipientes están equipados de los elementos de
seguridad suficientes para que una explosión sea prácticamente imposible.

7.1. Fugas y nubes de vapor.

Aun cuando los recipientes son muy seguros, puede producirse una fuga de gas, bien por las
válvulas de seguridad que, al abrirse pueden quedar bloqueadas por la formación de hielo
producto de la humedad de saturación del aire, o bien por rotura de una tubería o de un flexible.
Una concentración de oxígeno constituye un peligro de incendio. Las cantidades excesivas de
nitrógeno o de argón en el aire reducen la proporción de oxígeno y pueden provocar asfixia.

No derrame nunca líquido en locales cerrados. Manipule siempre los líquidos criogénicos en
locales bien ventilados para evitar concentraciones elevadas de los gases.

Los líquidos criogénicos están tan fríos que pueden congelar inmediatamente los tejidos
humanos, produciendo así heridas graves que muchas veces son permanentes y el hecho de
respirar gases muy fríos procedentes de la vaporización de líquidos criogénicos puede provocar
graves lesiones en los pulmones.

No deje nunca que una parte de su cuerpo sin protección entre en contacto con tuberías o
depósitos sin aislar que contengan líquidos criogénicos. Lleve el equipo de protección (gafas,
guantes y calzado de seguridad).

Cuando un líquido criogénico se evapora en la atmósfera, su temperatura extremadamente baja


hace que se condense el vapor de agua que se encuentra en el aire ambiente, formando una densa
nube. Entonces penetra en los puntos bajos, como fosos o pozos. La primera señal de la fuga de
un líquido criogénico viene dada generalmente por la formación de una nube de vapor cerca del
suelo de la que se suele ignorar su temperatura y composición. La visibilidad en el interior de la
nube es reducida y existe el riesgo de caerse en un derrame de líquido criogénico.

Si la nube está formada por nitrógeno o argón, es muy probable que no contenga suficiente
oxígeno para mantener la vida. En este caso se corre el riesgo de perder inmediatamente el
conocimiento y podría sobrevenir la muerte.

No entre nunca en una nube de vapor. Si ve un derrame de líquido criogénico o una gran nube de
vapor, avise inmediatamente del hecho. Si es posible, corte la salida del líquido con una válvula
con mando a distancia, si la hay. No se expone a riesgos tales como:
- Atmósfera con elevada proporción de oxígeno.
- Gas combustible o asfixiante o líquido criogénico.

Si el derrame se ha producido cerca de un vehículo, el líquido frío ha podido congelar las


neumáticos y pegarlos al suelo haciendo el caucho tan duro y quebradizo que el neumático puede
hacer explosión. Si el líquido ha llegado a los neumáticos no intente desplazar el vehículo.

En las nubes de vapor y en sus inmediaciones existen generalmente concentraciones de oxígeno


más o menos altas. El viento y las condiciones meteorológicas pueden propagar estas condiciones
peligrosas más allá de la nube de vapor. Tenga cuidado de mantenerse apartado de los vapores y
esté preparado para desplazarse si cambia el viento. Si no hay más remedio que entrar en una
nube provocada por nitrógeno o argón, lleve una aparato autónomo de respiración, pero no la
haga si no ha sido previamente formado y cualificado para emplearlo. Un ayudante que esté
situado fuera de la zona de peligro y provisto también de una aparato de respiración debe estar
vigilándole continuamente por si estuviera que prestarle auxilio.

Si se trata de una fuga de oxígeno, su ropa puede estar situada de oxígeno y corre el riesgo de
prenderse fuego muy fácilmente. Por otra parte, en cualquier momento se puede declarar un
fuego en la nube si hay alguna materia muy combustible. No entre nunca en una nube que pueda
estar enriquecida en oxígeno. Si cree que puede haberse contaminado con oxígeno, no se
aproxime a ninguna fuente de ignición hasta que haya pasado un plazo de 15 minutos por lo
menos después de haber salido de la nube. Airee su ropa y cámbiesela si es posible. No fume
durante este tiempo.

Si la nube ha sido provocada por nitrógeno o argón, el vehículo corre el riesgo de calarse y dejar
a sus ocupantes bloqueados en la nube.
Si hay carreteras, vías de ferrocarril, ríos o canales bordeando la fábrica que esté amenazados por
el líquido o por la nube de vapor, hay que prevenir a las autoridades con el fin de que corten o
desvíen la circulación. No debe haber la posibilidad de que un vehículo entre la nube. Pare los
motores de gasolina o diesel de todos los equipos que haya en la zona. El acero dulce pierde gran
parte de su resistencia cuando está en contacto con líquidos criogénicos y las chapas pueden
fisurarse y las estructuras metálicas se pueden derrumbar.
Si es necesario y con la autorización correspondiente, desvíe el líquido de las instalaciones y
equipos vulnerables mediante chapas de acero o aluminio para dirigirlo hacia una zona en que no
haya peligro. No deje que el oxígeno líquido penetre en conductos y atarjeas.

Con el agua pulverizada por una manguera de incendios, se puede vaporizar el líquido y proteger
los elementos de acero vulnerables, recubriéndolos de hielo. Hay que tener en cuenta la
meteorología y los vientos. En algunos casos, puede ser preferible no acelerar la vaporización si
las nubes de vapor más importantes que resulten pueden amenazar al personal o a terceros.

Si cuenta con autorización, pare el sistema de climatización o de ventilación que pueda arrastrar
los vapores o los gases desde el punto de derrame hacia los edificios.

Debe informar a las personas presentes en el lugar, de los riesgos que implica la fuga y organizar
su evacuación de la zona, a menos que formen parte del personal de la Compañía y le puedan
ayudar a solucionar la emergencia. Si el oxígeno líquido llega a una superficie recubierta de
alquitrán o asfalto, prohiba todo movimiento de máquinas y personas hasta que esta superficie
haya quedado limpia.

Una vez que la nube se haya disipado y haya pasado la alerta, no entre en ningún lugar situado
bajo el nivel del suelo, tal como pozos o conductos, sin haber analizado la atmósfera para
asegurarse de que la proporción de oxígeno no es demasiado baja ni demasiado alta.
Tabla 4. Medidas a tomar según clasificación de emergencia.

Tipo Continente Contenido Medidas a tomar

Uno Bien Sin fuga 1. Señalizar la zona.


2. Trasladar el continente y el contenido a lugar seguro, si e

Dos Daños Sin fuga 1. Señalizar la zona.


2. Avisar al expedidor y transportista, si procede.
3. Trasladar continente y contenido a lugar seguro, si es pos
4. Constituir el retén de bomberos.

Tres Daños Con fuga 1. Corte de tráfico.


2. Evacuación.
3. Trasladar continente y contenido a lugar seguro y sin hab
4. Avisar a expedidor y transportista.
5. Constituir el retén de bomberos.

Cuatro Daños o incendio Con fuga 1. Corte de tráfico.


encendida 2. Evacuar heridos a lugar seguro.
3. Refrigerar la cisterna, si es posible.
4. Para la extinción del incendio no utilizar agua, si hay una
5. Actuar según las instrucciones para accidentes de fuga en

Cinco Explosión Explosión 1. Cortar el tráfico.


2. Auxiliar y evacuar a las víctimas.
3. Extinguir incendios provocados por la explosión.
4. Inspeccionar edificios afectados.
5. Albergar a los afectados.
6. Controlar efectos secundarios.
TEMA 79. ACCIDENTE EN EL TRANSPORTE Y ALMACENAMIENTO DE
MERCANCÍAS PELIGROSAS.

1. INTRODUCCIÓN.

Las materias peligrosas en estado líquido o gaseoso presentan una gran diversidad de riesgos
durante su transporte y almacenamiento. Si hubiese que destacar un riesgo común a todos ellos,
sería el efecto del fuego sobre las cisternas y depósitos que los contienen, con independencia de
que el contenido sea o no combustible. Como se trata de recipientes cerrados, el calentamiento
producido por el fuego, o por una fuente de calor externa, puede incrementar la presión en el
interior del recipiente y provocar su estallido.

Entre todos los accidentes posibles hay que destacar dos, por su importancia y peligrosidad:
1. BLEVE: explosión por expansión de un vapor de un líquido en ebullición.
2. Boilover: rebosamiento de un líquido incendiado por ebullición de una subcapa de
agua.

2. BLEVE.

BLEVE son las iniciales inglesas de Boiling Liquid Expansion Vapor Explosion, es decir,
explosión por expansión de un vapor de un líquido en ebullición. Las BLEVE se producen en
recipientes que contienen un líquido que, en condiciones normales de presión y temperatura (21
ºC y 1 atm), sería un gas. Si se rompe el recipiente, el líquido entra bruscamente en ebullición y
una gran cantidad de él se evapora instantáneamente. Como el vapor ocupa un volumen muy
superior al del líquido, el cambio de estado líquido-vapor supone un gran cambio de volumen. El
vapor se expande instantáneamente. La expansión del vapor conlleva una onda de presión
destructiva y se trata, por tanto, de una explosión. Como el origen de la explosión es un
fenómeno físico (evaporación), la BLEVE es una explosión física. Para que se produzca una
BLEVE son necesarios dos elementos:
1. Que el recipiente contenga un líquido que en condiciones normales de presión y temperatura
sería un gas. Las sustancias que pueden dar lugar a una BLEVE pueden ser las siguientes:
- Un líquido sobrecalentado.
- Un gas licuado a presión.
- Un gas criogénico licuado.
La mayor parte de las BLEVE se deben a un gas licuado a presión.
Hay que hacer notar que la BLEVE se produce con independencia de que la sustancia
involucrada sea o no combustible. Si la sustancia es combustible, después de la BLEVE se puede
producir un incendio que puede ser la causa de nuevas explosiones.
2. Que el líquido sufra una despresurización intensa y súbita, para que se produzca la ebullición
instantánea en masa (entre ½ y 1/3) del líquido. Esto prácticamente sólo se produce cuando el
recipiente se rompe. El funcionamiento de una válvula de seguridad o la aparición de una
pequeña fisura en el recipiente provocan una despresurización insuficiente que sólo da lugar a la
ebullición de una pequeña parte del líquido. La mayor parte de las BLEVE se originan por un
fallo del recipiente debido a la acción del fuego. Sin embargo, el recipiente puede fallar también
debido a un impacto que ocasione su rotura o perforación.

2.1. BLEVE de un líquido sobrecalentado.

1. Líquido sobrecalentado.
Se trata de una sustancia que en condiciones normales de presión y temperatura es un líquido. El
líquido sobrecalentado está dentro del recipiente a una temperatura superior a la temperatura
ambiente normal y superior a su punto de ebullición. A esa temperatura, y a la presión
atmosférica sería un gas. El calentamiento del recipiente puede deberse a un proceso o a un
accidente.

2. Sobrecalentamiento.
Imaginemos un recipiente metálico cerrado que contiene un producto líquido a presión y
temperatura ambientales. Si el recipiente se calienta, aumenta la actividad molecular del líquido.
Al llegar a su punto de ebullición el líquido comenzará a hervir y evaporarse. Pero, como está
contenido en un recipiente cerrado, la fase gaseosa no puede disiparse en el ambiente ni
expandirse, y comienza a ejercer una presión creciente sobre la fase líquida y sobre las paredes
del recipiente. Esto detiene la tasa normal de evaporación, que se va haciendo más lenta, hasta
que se llega a una situación de equilibrio. Una gran cantidad del producto permanece en fase
líquida, a una temperatura superior a su punto de ebullición y a una presión superior a la
ambiental. Cada aumento de temperatura sucesivo provoca un aumento de presión en el
recipiente. El contenido se mantiene dividido en dos fases equilibradas: líquido y gas.

3. Sobrepresión.
Los recipientes normales no están diseñados para soportar la presión debida al
sobrecalentamiento. Así que comienzan a fallar y finalmente se rompen. El recipiente falla por su
parte más débil. La secuencia más habitual en recipientes que normalmente no están a presión es:
deformación de las paredes, fisura parcial y rotura total. Una de las señales más evidentes de
sobrepresión es la deformación de una pared totalmente plana que se abulta, redondeándose (las
superficies redondeadas reparten de una manera más uniforme la presión y la soportan mejor).
Cuando una pared de chapa se abulta y redondea, se oye un ruido metálico agudo.

4. Rotura parcial.
La parte más débil del recipiente es la que cede primero. Normalmente, el recipiente empieza a
ceder en las soldaduras de los extremos. Según sea la relación entre la presión interna y la
resistencia del recipiente, puede producirse una fisura parcial o su rotura total. Si se produce una
rotura parcial, actúa como una válvula de seguridad aliviando la presión. Se produce una fuga de
vapor, acompañada de un ruido agudo. La altura de la nube de vapor y el ruido que se produce
son indicativos de la presión interna del recipiente. Si el recipiente continúa sometido a la acción
del fuego, volverá a subir la presión, y aumentarán la nube de vapor y el ruido. Si se refrigera el
recipiente, bajará la presión y disminuirán la altura de la nube de vapor y el ruido.

5. Rotura total.
Si el recipiente sigue sometido a la acción del fuego, la presión interna sigue aumentando. Si el
recipiente ha sufrido una fisura, tras el alivio inicial de presión, ésta volverá a aumentar. Llega un
momento en que la presión supera la resistencia del recipiente y éste se rompe totalmente.

6. BLEVE.
Se produce una explosión, que tiene dos componentes:
- Por un lado, la expansión del vapor contenido en el recipiente en el momento de la
rotura.
- Por otra parte, la expansión mucho más violenta del vapor que se genera al entrar en
ebullición instantáneamente el líquido contenido en el recipiente.
El líquido en el recipiente se encontraba a una presión superior a la atmosférica y a una
temperatura superior a su punto de ebullición a la presión atmosférica. Al romperse el recipiente,
la presión desciende bruscamente al valor atmosférico, pero la temperatura del líquido continúa
siendo la misma. Así que el líquido se encuentra bruscamente en condiciones de fase gaseosa y se
evapora instantáneamente, generando una cantidad de vapor mucho mayor que la ya contenida en
el recipiente. La expansión del vapor generado constituye una explosión conocida como BLEVE.
La violencia de la BLEVE depende de la velocidad de evaporación y de la cantidad de líquido
evaporado. La velocidad de evaporación depende de la diferencia de temperatura del líquido en el
momento en que se rompe el recipiente y su punto de ebullición. Lo más habitual es que se
evapore alrededor de un tercio del líquido contenido en el recipiente.

2.2. BLEVE de una gas licuado a presión.

1. Gas licuado a presión.


Se trata de una sustancia que en condiciones normales de presión y temperatura, es un gas. Para
licuarlo se somete dentro de su recipiente, a una presión muy superior a la presión ambiental
normal. Se consiguen presiones de vario bar. Su temperatura es generalmente, la ambiental. Esa
temperatura es superior a la de su punto de ebullición en condiciones normales. Con la
presurización del gas no se consigue su licuefacción total, sino que se obtiene una zona de gas
licuado (fase líquida) en el inferior del recipiente, y una zona de gas comprimido (fase gas) en su
parte superior. Las presiones de ambas fases están equilibradas.

2. Recipientes a presión.
Para almacenar gases licuados se necesitan recipientes a presión. La forma de estos recipientes es
redondeada. Los de tamaño pequeño en intermedio son cilíndricos, y están cerrados con
casquetes esféricos o de forma abombada. Los de mayor tamaño son esféricos. Los recipientes
están dotados con una válvula de seguridad.
3. BLEVE por rotura del recipiente debida a un impacto.
Aunque la mayoría de las BLEVE se producen por fallo del contenedor debido a la acción del
fuego, algunas BLEVE se producen por un fallo del contenedor ante un impacto. Los impactos
son particularmente frecuentes en los accidentes de transporte que involucran vagones de
ferrocarril y camiones. En estos casos, las BLEVE ocurren, por lo general de forma simultánea al
impacto. Si el recipiente sufre un impacto que lo perfora o lo rompe, el gas licuado se encontrará
súbitamente a la presión atmosférica. Como la temperatura ambiental es superior a la de
ebullición a la presión atmosférica, el gas licuado se encuentra de forma brusca en condiciones de
fase gaseosa y se evapora instantáneamente. Se genera una cantidad de vapor mucho mayor que
la fase gaseosa ya contenida en el recipiente. La expansión del vapor generado constituye una
BLEVE.

4. BLEVE por rotura del recipiente debida a un sobrecalentamiento sobre la fase líquida.
Sobrecalentamiento.
Imaginemos que el recipiente de un gas licuado se calienta a causa de la acción del fuego. Lo
habitual es que las llamas ataquen el recipiente en su parte inferior, es decir, en la parte del metal
que está en contacto con la fase líquida. La resistencia del acero disminuye perceptiblemente
cuando la temperatura sobrepasa los 200 ºC y al llegar a los 500 ºC se reduce a la mitad. El
líquido conduce muy bien el calor y se lo quita al metal, por lo que mientras las llamas ataquen la
parte del metal en contacto con el líquido, la temperatura del metal aunque suba, se mantendrá
dentro de unos límites seguros (normalmente entre 50 ºC y 60º C).
Sobrepresión.
Subirá la temperatura de la fase líquida, lo que provocará la evaporación de una parte del gas
licuado y esto aumentará la presión de la fase gaseosa y la del recipiente. Cuando la presión
alcance cierto valor, entrará en funcionamiento la válvula de seguridad.
Funcionamiento de la válvula de seguridad.
Algunos envases pequeños están dotados con una válvula continua que cuando entra en
funcionamiento ya no se cierra. La presión dentro del envase baja bruscamente, lo que aumenta la
ebullición del líquido. Pero se trata de una ebullición progresiva, no de la ebullición en masa que
constituye la BLEVE. El contenido del envase saldrá de él progresivamente en fase gaseosa hasta
que la presión se iguale a la atmosférica. Los recipientes grandes cuentan con válvulas de
seguridad de resorte. Estas válvulas se abren cuando la presión es superior a la presión máxima
de tarado y se vuelven a cerrar cuando la presión es inferior a la presión mínima de tarado. Si el
recipiente sigue recibiendo un aporte de calor, la válvula de seguridad funcionará en ciclos de
apertura y cierre. Cuanto más calor reciba el recipiente, más corto será el período entre un cierre y
la apertura siguiente y más largo será el período de apertura. La válvula de seguridad no es
suficiente para evitar una BLEVE.
Alcance de la fase gaseosa.
Si el recipiente sigue sufriendo los efectos del fuego, continuarán la elevación de la temperatura
de la fase líquida, la evaporación y la elevación de la presión. La temperatura del metal
continuará durante un tiempo dentro de los límites seguros. El proceso continuará hasta que se
produzca una de las dos circunstancias siguientes:
- Que la válvula de seguridad no pueda aliviar la evaporación creciente, con lo que
seguirá aumentando la presión, hasta que sobrepase la resistencia del recipiente y éste
comience a fallar por la parte más débil.
- Que se evapore una gran cantidad de líquido y al metal al que atacan las llamas
comience a estar en contacto con la fase gaseosa. Éste es el caso más habitual.
Rotura.
El vapor conduce y absorbe muy mal el calor. El metal que recibe la acción del fuego y está en
contacto con la fase gaseosa se calienta muy rápidamente. La resistencia del acero se reduce a la
mitad cuando la temperatura llega a los 500 ºC. El metal se dilata y adelgaza. Generalmente,
aparece una franja de adelgazamiento longitudinal, que se alarga hasta alcanzar una longitud
crítica. En ese momento, aparece una línea de fractura que se propaga a través del metal a la
velocidad del sonido en dos direcciones: longitudinal y circular. Como resultado, el contenedor
se parte en dos o más piezas.
Por último se produce la BLEVE de la forma descrita en los apartados anteriores.

5. BLEVE por rotura del recipiente debida a un sobrecalentamiento de la fase gaseosa.


En el caso, menos habitual, de que las llamas alcancen desde un principio la parte del metal que
está en contacto con la fase gaseosa, lo normal es que el recipiente falle rápidamente, incluso sin
dar tiempo a que funcione la válvula de seguridad. El proceso de la BLEVE es similar a los casos
anteriores.

2.3. BLEVE de un gas criogénico licuado.

1. Gas criogénico licuado.


Un gas criogénico, en condiciones normales de presión y temperatura, es una sustancia gaseosa.
Los gases criogénicos se almacenan a una temperatura muy inferior a la temperatura ambiental
normal (generalmente inferior a -90 ºC), y a una presión igual o ligeramente superior a la
atmosférica, que en muchos caos es suficiente para que el gas sea licúe. Si la temperatura del gas
es superior a su punto de ebullición a la presión de almacenamiento, el gas criogénico está
comprimido. Si la temperatura del gas es inferior a su punto de ebullición a la presión de
almacenamiento, el gas criogénico está licuado. El recipiente de un gas criogénico puede fallar
por sobrecalentamiento o por rotura debida a un impacto.

2. BLEVE por rotura del recipiente debida a un sobrecalentamiento.


El sobrecalentamiento producirá la evaporación de una parte de la fase líquida acompañada de un
aumento de presión. El fallo del recipiente puede producirse por sobrepresión o por pérdida de
resistencia bajo la acción del fuego. La fase líquida se encontrará bruscamente en condiciones de
fase gaseosa. Su temperatura será superior a su punto de ebullición a la presión atmosférica. El
resultado será una BLEVE similar a la de un gas licuado a presión, pero tardará más tiempo en
producirse.

3. Explosión por rotura del recipiente debida a impacto.


Si el recipiente se rompe por impacto, el gas criogénico se encontrará súbitamente en contacto
con el ambiente a la temperatura atmosférica. Recordemos que su punto de ebullición es muy
inferior a la temperatura atmosférica normal. Por tanto, el gas criogénico licuado absorberá calor
del ambiente, se elevará su temperatura y se evaporará. Este proceso se desarrollará rápidamente,
aunque no tanto como en una BLEVE de gas licuado a presión. El resultado será una explosión
por expansión del vapor, aunque no tan violenta como las BLEVE normales. La violencia de esta
explosión depende de la velocidad de evaporación de la fase líquida del gas criogénico y de la
cantidad de líquido evaporada. La velocidad de evaporación depende de dos factores:
- De la diferencia entre la temperatura ambiental y el punto de ebullición del gas licuado
a la presión atmosférica.
- Del área de contacto entre el gas criogénico licuado y la superficie sobre la que se
derrame.

2.4. Desarrollo de la BLEVE.

1. Intervalo de tiempo.
La mayoría de las BLEVE se producen debido a un fallo del recipiente de un gas licuado bajo la
acción del fuego. El intervalo de tiempo entre el inicio del contacto de llama y una BLEVE
depende de varios factores que son muy variables. Los más importantes son la intensidad del
incendio y las características del contenedor. En el caso de los recipientes de superficie no
aislados, la BLEVE se puede producir en un intervalo que varía entre muy pocos minutos, en el
caso de los recipientes pequeños, y varias horas en el caso de los recipientes grandes. Un estudio
efectuado con contenedores de GLP de un tamaño comprendido entre 3.8 y 113 m3, dio como
resultado un tiempo comprendido entre 8 y 30 minutos, y el 58% se produjo en menos de 15
minutos.
En el caso de los recipientes con asilamiento térmico se tienen menos datos, porque sólo los
contenedores de gases criogénicos y de algunos gases reactivos están aislados. De todas formas,
es evidente que el aislamiento térmico puede retrasar mucho una BLEVE. Como ejemplo se
puede citar un vagón-cisterna, en el que la BLEVE no se produjo hasta 20 horas y media después
del comienzo de la acción del fuego. Como ejemplo comparativo, se puede citar un ensayo
realizado con vagones-cisternas: la BLEVE se produjo en 93 minutos en la cisterna aislada y en
25 minutos en la no-aislada.

2. Contenido del recipiente.


La mayoría de las BLEVE se producen cuando el contenido del recipiente está comprendido entre
un poco menos de ½ y 3/4 de su capacidad.
3. Forma de rotura y alcance de los fragmentos.
La mayoría de los contenedores cilíndricos se rompen en sentido longitudinal, pero también se
pueden romper en sentido transversal. Los fragmentos de los recipientes que se rompen en
sentido transversal son proyectados a distancias considerables, de hasta 800 m. La distancia
máxima se alcanzó en el siniestro de San Juanico (México, noviembre de 1984).

4. Onda expansiva.
Los daños provocados por la onda expansiva se producen en un radio de 500 m.

5. Bola de fuego.
Si el vapor expandido en la BLEVE es inflamable, lo más probable es que la nube de vapor se
incendie. Si la causa de la BLEVE es el fallo del recipiente debido a un incendio contiguo, la
ignición es inmediata. Si no hay fuego junto al recipiente, la nube puede inflamarse al entrar en
contacto con una fuente de ignición cercana. El efecto de la ignición es un fenómeno similar a
una deflagración, que se llama bola de fuego. El proceso es el siguiente:
- Al producirse la BLEVE, el vapor inflamable se mezcla con el aire. La proporción de
vapor y oxígeno sitúa a la mezcla dentro de los límites de inflamabilidad.
- Una fuente de ignición presente incendia la nube. El frente de llama se propaga desde
el foco de ignición hasta los límites de la nube, a una velocidad inferior a la del sonido.
Si la ignición se produce junto al recipiente, el efecto es que el frente de llama persigue
a menor velocidad al frente de expansión de la BLEVE.
- La bola de fuego no produce ningún efecto de sobrepresión apreciable, porque se
desarrolla al aire libre, y los gases de combustión se expanden en el ambiente a la presión
atmosférica. En lugar de un aumento de presión, se produce un aumento de volumen: los
gases de combustión llegan a ocupar un volumen 10 veces mayor que la nube inflamable
original. No se trata de una explosión, sino de un incendio de gas que sucede a la
BLEVE.

6. Líquido no evaporado.
En las BLEVE se evapora entre 1/3 y poco más de la fase líquida. El resto del líquido no
evaporado es pulverizado y proyectado por la fuerza de la explosión. Muchas de las gotas
pulverizadas arden mientras vuelan por el aire. Sin embargo, lo más frecuente es que las gotas
sean proyectadas fuera de la zona de fuego demasiado rápidamente para que se produzca su
ignición y caen a tierra todavía en estado líquido. Las gotas pueden recorrer distancias de hasta
800 m. Si la temperatura del líquido es baja, refrigera el aire al pasar. En muchas BLEVE, los
bomberos han sentido claramente un efecto de refrigeración al pasar a su lado el líquido
pulverizado.

7. Expansión de una nube de vapor no confinada.


Si el vapor es inflamable, lo más habitual es la ignición inmediata de la nube, en forma de bola de
fuego. En determinadas circunstancias, puede acumularse una nube de vapor inflamable sin
entrar en ignición inmediata. Esta situación se da sobre todo en escapes de gas de gran intensidad
y duración en plantas industriales, pero podría también producirse a consecuencia de una
BLEVE. Esta nube puede dar lugar a una explosión si concurren las circunstancias siguientes:
- La nube es de grandes dimensiones.
- El vapor es más pesado que el aire.
- La nube se asienta en un entorno que impide su dispersión.
- La nube entra en contacto con una fuente de ignición.
La ignición de esta nube, que en otras circunstancias daría lugar a una bola de fuego, en este caso
da inicio a una deflagración que se va acelerando. El frente de llama se propaga al principio a una
velocidad inferior a la del sonido. Pero la gran masa de la nube ejerce un efecto de confinamiento
sobre los gases de combustión, que no pueden expandirse libremente. Aumenta la presión sobre
el frente de llama y como consecuencia aumenta la velocidad de la reacción, que llega a alcanzar
la velocidad del sonido. La deflagración se transforma en detonación y se produce, por tanto, una
explosión. Este tipo de explosión se conoce en inglés, como UVCE, iniciales de Unconfined
Vapor Cloud Explosion, es decir, explosión de una nube de vapor no confinada.

2.5. Ejemplo de una BLEVE.

Tomemos como ejemplo un accidente de transporte. Se trata del descarrilamiento de un tren,


cuyo convoy está formado por vagones cisternas que contienen un gas licuado.

1. Fuga incendiada y calentamiento de la fase líquida. (Ver figura 1).


Dos vagones cisterna descarrilan y vuelcan, quedando tendidos sobre el terreno, a poca distancia
uno de otro. Una de las cisternas, a consecuencia del impacto, sufre una pequeña fisura, por la
que se produce una fuga de gas. La fuga se incendia a consecuencia del calor generado por el
rozamiento durante el impacto. Se forma un dardo de fuego de varios metros de longitud, que
alcanza la superficie de la otra cisterna. Las llamas atacan el metal que está en contacto con la
fase líquida.

2. Sobrepresión y apertura de la válvula de seguridad. (Ver figura 2).


El líquido comienza a evaporarse y aumenta la presión de la fase gaseosa. Se abre la válvula de
seguridad de la cisterna. El gas liberado también se incendia. Comienza a bajar el nivel de la fase
líquida dentro del recipiente.

3. Calentamiento del metal sobre la fase gaseosa. (Ver figura 3).


Las llamas comienzan a atacar el recipiente sobre el metal que está en contacto con la fase
gaseosa. El calor debilita la resistencia mecánica del metal. Se forma una pequeña fisura y se
produce una fuga de gas que también se incendia.

4. Deterioro del recipiente. (Ver figura 4).


El calor continúa debilitando el metal. La fisura se hace más grande y sale más vapor incendiado.
El recipiente está a punto de abrirse.

5. Rotura del recipiente. Inicio de la BLEVE. (Ver figura 5).


El contenedor revienta. La mayor parte del líquido se vaporiza instantáneamente.

6. BLEVE. (Ver figura 6).


El vapor se expande instantáneamente formando una nube. La expansión del vapor lleva asociada
una onda de choque de enorme poder destructivo. Los fragmentos del tanque se pueden proyectar
a distancias superiores a 1.000 m. La onda de choque puede romper los cristales de los edificios a
varios kilómetros de distancia. El líquido no vaporizado sale proyectado por la fuerza de la
explosión, pulverizado en forma de pequeñas gotas y puede alcanzar una distancia de hasta 800
m.

7. Bola de fuego. (Ver figura 7).


La nube de vapor mezclada con aire se inflama por contacto con cualquier llama presente en la
zona cubierta por ella. En la fase inicial, el frente de llama avanza a ras de suelo. La combustión
de la nube genera temperaturas superiores a 1.200 ºC. Los gases de combustión generan una gran
turbulencia y las llamas se elevan en forma de hongo, formando una bola de fuego.

8. Incendios provocados por la bola de fuego. (Ver figura 8).


La bola de fuego puede cubrir un radio de 300a 400 m, quemando todo el material combustible
presente. Los efectos de la radiación se hacen sentir en un radio de hasta 400 m. La combustión
del vapor y de gran parte del líquido pulverizado se produce en menos de 1 minuto, pero en tierra
continúan los incendios provocados por el contacto directo de la bola en el lugar de la BLEVE, y
por la radiación en los edificios y objetos cercanos.

2.6. Consejos prácticos a tener en cuenta cuando existe riesgo de BLEVE.

1. Los bomberos no deben actuar si no hay personas o bienes materiales en peligro.


2. Si no hay personas en peligro pero sí bienes materiales, los bomberos pueden actuar
extremando las precauciones.
3. En cualquier momento se pueden producir violentas explosiones. No hay períodos seguros.
4. El peligro de explosión persiste mientras no se haya quemado o retirado todo el combustible.
5. La BLEVE puede producirse en cualquier momento.
6. Cuando un gas reactivo térmicamente inestable entra en contacto con una fuente de calor no
hay período seguro.
7. Los contenedores o cisternas pueden estar dañados y los medidores de presión estar averiados.
8. Los contenedores pueden resultar despedidos, en fragmentos grandes, muy lejos de su lugar de
ubicación.
9. Los contenedores pueden pivotar o salir disparados en una dirección inesperada.
10. Las bolas de fuego pueden envolver personas, equipos y edificios.
11. Las nubes de vapor a ras de suelo pueden entrar en ignición con una gran violencia y el
personal puede sufrir múltiples quemaduras.
12. El rescate aéreo puede proporcionar cierta protección contra los efectos del fuego, pero no
contra la onda de choque ni contra el impacto de los fragmentos proyectados por la BLEVE.
13. Los edificios no ofrecen una protección segura contra los contenedores que salgan
despedidos.
14. Los edificios pueden servir de protección contra la radiación térmica, pero una bola de fuego
puede provocar la ignición de los materiales combustibles situados en el exterior.
15. La parte del contenedor en contacto con la fase gaseosa es la zona que hay que refrigerar
prioritariamente.
16. La falta de visibilidad puede dificultar la operación de refrigeración descrita en el punto
anterior.
17. El tendido de los mangajes y el emplazamiento de las lanzas suponen un gran riesgo para los
bomberos.
18. La mejor ayuda para el desarrollo de las operaciones es que la industria tenga establecido un
plan de emergencia. De esta manera, ya estarán establecidas las acciones que hay que tomar y las
zonas de seguridad.

3. BOILOVER.

3.1. Definición.

El término boilover puede traducirse como rebosamiento por ebullición. El fenómeno puede
describirse de la siguiente manera:
- Un recipiente sin techo contiene un líquido incendiado (generalmente petróleo crudo).
- El recipiente contiene una capa de agua en su fondo.
- Después de un largo período de combustión lenta en la superficie, el agua del fondo
entra en ebullición.
- El vapor se expande bruscamente y expulsa una gran cantidad de líquido incendiado
fuera del recipiente.

3.2. Condiciones necesarias.

Para que se produzca un boilover es necesario que concurran las circunstancias siguientes:
1. Que el recipiente no tenga techo. Un caso característico es el de un recipiente
alcanzado por un rayo, que hace volar el techo e inicia el incendio.
2. Que el recipiente contenga una capa de agua, o una emulsión de agua y aceite en el
fondo. Esto se produce normalmente en los recipientes de petróleo crudo.
3. Que el recipiente contenga un producto con diversos componentes, desde fracciones
ligeras hasta residuos pesados, que presenten una gran cantidad de puntos de ebullición.
De esta manera, el producto incendiado puede dar lugar a la formación de una ola
caliente.
4. Que el producto contenga una cantidad suficiente de residuos viscosos, capaces de
formar, con el agua, una emulsión espumosa consistente y de gran tensión superficial.

3.3. Desarrollo.

En estas condiciones, un incendio de un tanque puede dar lugar a un boilover de la manera


siguiente:
- El producto (petróleo crudo) comienza a arder.
- Las fracciones más ligeras se destilan y arden en la superficie.
- El residuo de la destilación alcanza una temperatura igual o superior a 150 ºC. Este
residuo es más pesado que la capa de aceite inferior y se sumerge bajo ella iniciando un
lento descenso.
- El residuo a su paso va calentando y haciendo ascender a las capas sucesivas del
producto que se destilan y queman en la superficie. De esta manera el descenso del
residuo alimenta el descenso.
- Se forma una capa llamada ola caliente, de la manera siguiente:
* La combustión de la superficie provoca la inmersión de sucesivas cantidades de
residuo, que se va acumulando y forma una capa de espesor creciente.
* Esta capa de residuo adquiere una viscosidad y temperatura crecientes. La temperatura
oscila entre 150 y más de 300 ºC.
* Esta capa caliente desciende lenta y continuamente hacia el fondo. Con todo, el
descenso de la ola caliente es más rápido que la bajada del nivel de líquido a
consecuencia de su consumo por el incendio. Como dato orientativo se han medido
velocidades de descenso de 1 m/h, aunque se pueden producir velocidades superiores.
(Ver figura 9).
* Cuando la ola llega a la capa de agua del fondo la calienta hasta que provoca su
ebullición. Como resultado se forma una emulsión de vapor y aceite viscoso de gran
tensión superficial, que se expande bruscamente (el vapor de agua a presión atmosférica
tiene un volumen 1.700 veces superior al agua líquida).
* La bolsa de vapor desplaza violentamente un volumen equivalente de líquido. Como
resultado se produce la expulsión en forma de rebosamiento, e incluso de erupción, de
una gran cantidad de producto, incluyendo la superficie incendiada, desde la que se
propaga el incendio al resto del derrame.

Se estima que un boilover puede propulsar combustible incendiado hasta una altura equivalente a
10 veces el diámetro del recipiente. (Ver figura 10).
3.4. Procedimiento de actuación.

Un buen método para determinar la situación de la ola caliente es dirigir un chorro de manguera
hacia la pared exterior del recipiente. La pared del tanque estará caliente hasta determinada altura
por efecto del incendio, de la ola caliente y del producto calentado por la ola en su descenso.

El chorro se dirigirá inmediatamente debajo de la zona deformada por el calor del incendio. Al
contacto del chorro con la pared se desprenderá vapor. Al bajar gradualmente el chorro, llegará
un momento en que el agua deje de evaporarse. Ése es el nivel inferior de la ola caliente.

Como medida de seguridad complementaria, debe vigilarse el nivel del combustible en el tanque.

Potrebbero piacerti anche