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BIOSEGURIDAD
INTRODUCCIÓN:

El concepto de bioseguridad se estableció con el propósito de reducir el riesgo de


transmisión de microorganismos de fuentes reconocidas, o no de infección, en servicios de salud
vinculados a accidentes por exposición a sangre y fluidos corporales. Sin embargo otros autores
ampliaron el concepto, y lo definieron como un sistema de conocimientos, actitudes y prácticas
que promueven la prevención de accidentes laborales en el campo de laboratorio y práctica
médica, o bien como una doctrina del comportamiento que compromete a todas las personas del
ambiente asistencial con el fin de diseñar estrategias que disminuyan los riesgos(1,2,3).
En el campo de la cirugía deben considerarse diferentes riesgos a los que se expone el
profesional durante una intervención quirúrgica y en el desempeño de su labor, pues si bien
algunas décadas atrás una pequeña herida ocasionada por un bisturí , o un pinchazo de aguja, no
producían mayor complicación que el dolor leve del momento, en la actualidad el aparecimiento
de enfermedades como el SIDA y el aumento en la incidencia de hepatitis B y C han hecho
necesaria la implementación de medidas universales de prevención, que deben practicarse en
forma general y permanente, ya que el profesional deberá considerar siempre la presencia de
contaminación en cualquier material biológico que manipule. No se debe olvidar que la
protección se orienta también al contacto con otros microorganismos, la exposición a gases u
otros materiales volátiles utilizados principalmente en anestesia, o bien al manejo del material o
instalaciones quirúrgicas(4).
Por lo antes expuesto, el personal de salud, quirúrgico y clínico, así como los servicios de
apoyo de un hospital, deben conocer y comprometerse al cumplimiento de medidas básicas de
bioseguridad que les permitan desenvolverse en un ambiente seguro.
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CONCEPTOS EPIDEMIOLOGICOS:

1. Enfoque de Riesgos para el personal:


En varios países del mundo se han facilitado estadísticas que demuestran la prevalencia de
accidentes y enfermedades profesionales, siendo el riesgo más importante la exposición del
trabajador salubrista a patógenos presentes en la sangre del paciente o usuario, ya que se han
reportado casos que evidencian contactos con al menos 20 microorganismos distintos. Pero
son los virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), Hepatitis B (VHB) y Hepatitis C (VHC)
los que más importancia epidemiológica muestran por su alta capacidad infectiva al ser
transmitidos mediante la salpicadura de sangre u otros fluidos que afectan superficies
mucosas, o bien los pinchazos con agujas y heridas con bisturí al realizar procedimientos
invasivos. No deben desestimarse otros gérmenes presentes en la sangre u otros fluidos
biológicos como el Treponema Pallidum (Sífilis), Plasmodium (Malaria), Borrelia, Ricketsia,
virus hemorrágicos como el Ebola, virus de la Rubéola, Tripanosoma cruzy y Toxoplasma
góndii(5).
Las tasas porcentuales que describen el riesgo de contacto entre el trabajador de salud y
fluidos corporales durante procedimientos invasivos varían entre 1 y 10% según distintos
estudios realizados (5,6,7). En un trabajo desarrollado en el Hospital General de San Francisco
se describió que el riesgo de exposición en procedimientos quirúrgicos se incrementaba
cuando éstos se extendían por más de tres horas, o bien la hemorragia sobrepasaba los 300ml.
O cuando la cirugía que se realizaba era de índole vascular o ginecológica, a la vez, exponían
que el conocimiento previo de que un paciente fuera VIH positivo no incrementaba ni
disminuía el riesgo de exposición(8). En Guatemala, un estudio realizado en el Hospital
Roosevelt y Hospital General San Juan de Dios en el año de 1993 mostró que más de la mitad
del personal del departamento de cirugía encuestado había padecido contactos directos con
fluidos biológicos. Otro dato importante era que el total de las lesiones de todos los
departamentos estudiados habían ocurrido en horario nocturno, el entrevistado reportó en ese
momento un estado de cansancio, no haber utilizado guantes y faltaba el equipo requerido
para desarrollar su actividad. Los objetos causantes de las lesiones, en orden de importancia
fueron, agujas hipodérmicas, agujas de sutura y bisturí. En cuanto a las actividades que se
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realizaban previamente al accidente se reportaron realización de suturas, caterización venosa


y retapamiento de agujas. En dicho trabajo se estimó frecuencia anual de l69.7 lesiones
accidentales por cada 100 encuestados(9).
Se ha determinado que en el ámbito hospitalario la tasa de accidentes es el doble del
promedio encontrado en otras instituciones, ya que además de las enfermedades transmisibles
deben valorarse riesgos como gases, polvos y niveles de radiación en el ambiente, por lo que
la asistencia sanitaria debe ser óptima en este nivel. Se menciona que entre 65% y el 70% de
accidentes por exposición a sangre y fluidos corporales afectan al personal de enfermería(7).
En este sentido, la exposición del profesional a riesgos puede clasificarse en cuatro
categorías (Cuadro No. 1), de las cuales dependerá el manejo posterior que se le brinde al
paciente.
Las enfermedades infecciosas constituyen uno de los principales riesgos para el personal
que labora en cirugía, tanto por la alta posibilidad que un paciente enfermo infecte al
profesional, como por el descuido en medidas de seguridad durante la atención del mismo(2,4).
Entre ellas tenemos:
Tuberculosis: (TB) En la actualidad se siguen presentando casos esporádicos de TB en
personal de salud que se ha visto expuesto a pacientes infectados, mostrando pruebas de
tuberculina ampliamente positivas con radiografías de tórax anormales. Se ha determinado
que en médicos estadounidenses la incidencia de pruebas de tuberculina positivas es por lo
menos el doble de la prevista, inclusive en algunos casos la reacción es seis veces superior a
la de personal no expuesto. De tal forma que se recomienda brindar un control adecuado del
personal que incluya exámenes médicos de detección permanente, radiografía de tórax y un
control del estado de inmunidad mediante pruebas de tuberculina(10,11).
Hepatitis: Paradójicamente la hepatitis es una de las enfermedades más comunes que
constituyen un riesgo para el cirujano y personal quirúrgico, aun cuando existen vacunas con
comprobada eficiencia (90 a 95%) para prevenirla en el caso de la Hepatitis A y B. Pero esto
es debido al desinterés del personal en inmunizarse, claro ejemplo es el estudio realizado en
Guatemala en hospitales nacionales, de 555 personas encuestadas, el 12.4% refirió estar
vacunado contra hepatitis B, en contraposición con 87.4% restante. En el caso de la hepatitis
C, no existe vacuna con eficacia comprobada, y esta se encuentra aún en fase de
investigación(5,9).
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No obstante, este virus, principalmente el de tipo B, sigue constituyendo un riesgo grave para
la salud del profesional, principalmente por su alta capacidad infectiva, puesto que solo es
necesario un mililitro de sangre de un enfermo crónico, diluido 100 millones de veces para
conservar todavía su poder infeccioso, por lo que se calcula que un pinchazo accidental con
una aguja utilizada en un paciente trae como consecuencia entre 17% y 30% de posibilidades
(5,12)
de quedar infectado dependiente si el paciente fuera HBeAg (+) o HbeAg (-) . Se han
reportado brotes graves en el Reino Unido, Bulgaria y Dinamarca por contacto profesional
con este virus(13). Se ha definido que existe cierta proporcionalidad entre el nivel de antígeno
superficial de hepatitis B (HbsAG) en el suero y el poder infeccioso del huésped. Debe
considerarse que el potencial infectivo de este virus puede conservarse en otros fluidos
corporales distintos a la sangre, ya que se ha vinculado la transmisión profesional de esta
enfermedad por entrar en contacto con saliva, sudor o lágrimas, lo que antes no se había
considerado (14,15,16).
En el caso de la Hepatitis C, el riesgo de adquirirla es ampliamente menor con relación a la B,
principalmente porque la vía de transmisión clásica de este tipo de virus es la transfusión
sanguínea y son pocos los casos que han reportado otra vía, de hecho, el riesgo de
transmisión de HCV por accidente es del 4 – 10%, dependiendo si el seguimiento del
personal se realiza con medición de anticuerpos (ELISA) o por detección del virus circulante
a través de reacción en cadena de polimerasa (PCR). Pero el problema radica en que el 50%
de los casos evolucionan a la cronicidad por lo que pueden transformarse en cirrosis o
hepatocarcinoma, y esto obliga a preocuparse por prevenir los contactos aún cuando no
existen medidas establecidas para su manejo (5,17,18,19).
Síndrome de Inmunodeficiencia Humana: Desde la descripción de este síndrome en 1981 se
ha reportado un alza alarmante en la aparición de nuevos casos a nivel mundial. Sin embargo,
la transmisión parenteral de VIH a personal médico y paramédico ha recibido considerable
interés, principalmente por la seroconversión que ha sido documentada a través de la
exposición mucocutánea con sangre contaminada en procedimientos invasivos. El primer
caso documentado en este sentido es el de una enfermera británica en 1985. Con el correr del
tiempo se han incrementado en forma significativa estos casos, y destaca el de un profesional
de salud uruguayo que en 1996 sufrió un accidente con una aguja contaminada, y a pesar de
recibir la profilaxis, según los esquemas que se mencionarán adelante, presentó
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seroconversión a los tres meses. En todo el mundo, desde 1981, se han reportado 88 casos por
accidentes laborales. En Guatemala, no se han documentado casos por transmisión
profesional. Para junio de 1,999 Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos había
reportado que 191 trabajadores estadounidenses estaban infectados al haberlo adquirido
ocupacionalmente; de estos 191 casos, 55 conocían la fuente directa a la que estuvieron
expuestos; 47 habían sido infectados por exposición percutánea y 5 por contacto con mucosas
de fluidos infectados. El resto no conocía la fuente de la infección(5,20).
La infectividad del virus depende principalmente de dos factores: el primero es la cantidad de
volumen transfundido, y la segunda, la concentración y viabilidad del virus en el fluido. De
esta cuenta hasta el momento no se han reportado accidentes en episodios vinculados a saliva,
lágrimas, orina y sudor; pero si son de alto riesgo el semen, las secreciones cérvico-vaginales
y la sangre, aunque la concentración del virus en el plasma es diez veces menor que en las
células mononucleares. Se reportan valores probables de transmisión del virus por
inoculación mucocutánea (léase lesión o pinchazo con instrumental contaminado) que van de
0.005 a 0.30% aun cuando se conoce la existencia de VIH 2, de menor virulencia que VIH 1.
Otros estudios han demostrado que el riesgo de infección varía entre 1 en 250 a 1 en 400
exposiciones percutáneas, aunque el riesgo es menor después de cortes con agujas sólidas o
bisturí en comparación con las agujas acanaladas, lo que se relaciona directamente con la
cantidad de sangre inoculada(9,21,22,23). La utilización de guantes en el momento del accidente
constituye una disminución en los porcentajes de seroconversión del afectado según se ha
comprobado(8).
Otras Enfermedades Transmisibles: Tanto el cirujano como el personal que labora en apoyo
del mismo deben tomar en cuenta que no únicamente el SIDA, la tuberculosis o la hepatitis
pueden constituir un riesgo significante para su salud, también hay otro tipo de enfermedades
que, si bien su capacidad infectiva es menor que la de las enfermedades ya mencionadas, sí
pueden ocasionar daños considerables en la salud del profesional. De tal forma que se tienen
que tomar en cuenta enfermedades virales como la Rubéola o la infección por
Citomegalovirus, principalmente cuando exista riesgo de exposición de mujeres embarazadas,
pues se ha comprobado la alta incidencia de anormalidades congénitas relacionadas con estas
enfermedades. Otro virus de contagio frecuente es el herpes virus, principalmente al entrar en
contacto con lesiones en la superficie de la piel de los pacientes al movilizarlos antes o
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después de los procedimientos, ya que puede ocasionar infecciones ulcerosas molestas y


dolorosas. En las regiones tropicales los virus hemorrágicos suelen tener elevada incidencia
por lo que es recomendable tomar las medidas necesarias, ya que existen algunos como el
Ebola, cuya letalidad es muy alta(24,25).
En cuanto a enfermedades bacterianas se deben considerar principalmente las Anginas
estreptocócicas y los Forúnculos causados por estafilococos, que si bien su naturaleza es
benigna no debe desestimarse en cuanto a medidas preventivas. La Sífilis, cuyo riesgo de
infección se incrementa al entrar en contacto con úlceras ocasionadas por su fase chancroide,
deben estar siempre presentes en la mente del personal quirúrgico. Por último no deben
olvidarse lo parásitos, principalmente aquellos de tipo hematófago, ya que al entrar el
personal en contacto con sangre contaminada, éstos pueden transmitirse fácilmente y
ocasionar enfermedades como la Malaria o la enfermedad de Chagas, en el caso del
Plasmodium o el Tripanosoma respectivamente, cuyas complicaciones pueden ser fatales para
la vida del infectado(6,7).

2.Enfoque de Riesgo para el Usuario:


Es importante recordar que la bioseguridad incluye también la protección del usuario de
los servicios de salud, en este caso el paciente quirúrgico deberá ser protegido de los riesgos
ocupacionales o institucionales que se encuentren a su alrededor durante su estancia
intrahospitalaria. El potencial infectivo del personal se considera de vital importancia y así el
control que deberá tenerse sobre trabajadores enfermos, ya que hay casos de cirujanos VIH
positivos que continúan ejerciendo; y existen antecedentes alarmantes, como el caso de una
paciente norteamericana que posiblemente adquirió el VIH por una exposición durante un
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procedimiento de cirugía odontológica por parte de su médico . También se tiene el caso
bien documentado de un cirujano dentista que transmitió el VIH a seis de sus pacientes (23).
En cuanto a la transmisión de otras enfermedades se ha documentado la de Hepatitis B por
parte de cirujanos infectados a sus pacientes, determinándose la fuente de infección al
encontrarse compatibilidad molecular entre los distintos virus aislados en cada paciente
mediante técnicas de inmunoensayo, aún cuando en muchos de los casos no se ha
determinado el momento específico o causa de la transmisión, teniendo como único hallazgo
inadecuado control de infecciones por parte de los galenos en su desempeño (14,15,16).
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En el caso de la Hepatitis C, existe un caso médicamente documentado en el cual existió


transmisión inicial de un paciente hepatópata crónico a un técnico de anestesia, y
posteriormente la transmisión del virus por parte del técnico a cinco pacientes durante la
realización de procedimientos quirúrgicos. Determinándose que la vía probable de
transmisión fue una herida en la mano derecha del anestesiologo, mal protegido, lo que
propició la contaminación por partículas en aerosol con los fluidos de los pacientes,
(18)
favorecido por la no utilización de guantes por parte del profesional . Otros casos de
Hepatitis B se han reportado en cirugías de alto riesgo donde existe exposición grande de
sangre del paciente con fluidos corporales del cirujano (sudor, saliva, etc.), lo que puede
originarse en las cirugías mayores, como por ejemplo las cardíacas (19).
Las medidas de bioseguridad para con el paciente van enfocadas a que éste no tenga
complicaciones post-quirúrgicas, que comúnmente se deben a infecciones del sitio operatorio,
Las que estadísticamente se encuentran aproximadamente en cantidades de 500,000 por año,
de 27 millones de procedimientos quirúrgicos realizados en los Estados Unidos. El resultado
es un aumento de los costos por larga hospitalización, según lo descrito en 1999 por el Centro
(26)
de Control de Enfermedades (The Center for Disease Control and Prevention CDC) . En
los cultivos realizados en este tipo de infecciones predominan microorganismos residentes en
la flora normal de la piel del ser humano, tales como Stafilococo aureus y algunos tipos de
estreptococos que por excesiva manipulación de los tejidos, o malas prácticas, pueden
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alcanzar niveles de colonización que activan el potencial patogénico , principalmente
favorecido por medidas higiénicas inaceptables por parte del personal del quirófano, que
transporta estos microbios en lesiones de su piel, cuero cabelludo o superficies mucosas,
(26)
generalmente la nasal . A este respecto, un estudio realizado al personal laborante del
Hospital Pedro de Betancourt, en Antigua Guatemala, demostró que el 38% del personal del
área de quirófanos era portador nasal asintomático de Stafilococo aureus, lo que se relaciona
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directamente con el riesgo de infección nosocomial con el paciente . En otro reporte del
departamento de cirugía de la Universidad de Virginia realizado en el año 2000, se determinó
que de 2,457 infecciones post-quirúrgicas encontradas en ese hospital, 2000 eran producto de
mal manejo hospitalario, por lo que hacían énfasis en la importancia de implementar un buen
sistema educativo para evitar este tipo de complicaciones (29).
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3. Enfoque de Riesgo para el personal de salud y el usuario:


Dentro del concepto de bioseguridad deben abarcarse también todos los aspectos que en
relación al ambiente quirúrgico puedan afectar negativamente al persona de salud, incluso a
pacientes, por lo tanto, debe prestarse atención al espacio físico, incluyendo riesgos químicos
y físicos, a los servicios mínimos para una correcta funcionalidad, la limpieza e higiene del
área y la capacitación adecuada del personal en funciones, sin olvidar que el trabajo en
cirugía en una interacción multidisciplinaria entre médicos, estudiantes, enfermeros y
personal de anestesia (2).
Los principales riesgos al entrar en contacto con substancias químicas dentro del hospital
incluyen las quemaduras, explosiones, efectos irritantes, corrosivos, sensibilizantes, tóxicos,
teratogénicos, mutagénicos, carcinogénicos, alteraciones de la conducta, etc. Incluso los
materiales utilizados se han clasificado de acuerdo a toxicidad, capacidad inflamable,
irritación o corrosividad. La forma de contacto suele ser cutánea o mucosa, inhalación o
ingestión, en algunos casos (2).
Se han documentado daños mayores ocasionados por la poca atención prestada a este tipo
de riesgos, tal como la explosión de gases utilizados en anestesia en el quirófano de un
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hospital chileno que ocasionó la muerte y mutilación de varios médicos . La exposición a
químicos también se considera un perjuicio considerable para las personas que lo sufren,
como en el caso de los protsectores en autopsias, quienes sufren exposición a repetición con
cantidades insalubres del químico “cianida”, que utilizan en los tejidos que disecan, y que por
mala ventilación se concentra y queda en el ambiente, lo que representa peligro de
consecuencias nocivas para la salud de los trabajadores (30).
En los Estados Unidos se calcula que al menos 250,000 trabajadores se exponen a gases
anestésicos en quirófanos, salas obstétricas, de anestesia y recuperación y en consultorios
dentales, encontrándose en ellos valores por encima a los límites aprobados por el Instituto
Nacional de Seguridad e Higiene del Trabajo de EUA, principalmente en lo que se refiere a
los anestésicos halotano, éter y óxido nitroso(2).
En relación a los antisépticos se considera que 75,000 trabajadores sanitarios se mantienen
en contacto con éstos, ya sea en labor de fabricación de instrumental quirúrgico o bien en la
esterilización del mismo; aun cuando se exponen a cantidades excesivas de este tipo de
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químicos, lo que más daño ocasionan son el óxido de etileno, hexaclorofeno y


formaldehído(3).
Existe otra variedad de riesgos en el ámbito quirúrgico de índole mecánico y/o físico que
incluye, entre otros, radiaciones ionizantes, ruido, temperatura y electricidad. En cuanto a
esto, la Comisión Internacional de Protección contra las Radiaciones (CIPR) pone
regularmente al día sus normas acerca del límite de exposición del personal respecto a la
dosis que puede tolerar el cuerpo humano, en tanto la Organización Mundial de la Salud
(OMS) ha publicado manuales de prevención para ser aplicados tanto a nivel hospitalario
como en clínicas dentales(1).
La temperatura ha tenido estrecha relación con los riesgos profesionales, puesto que a
nivel hospitalario las salas de calderas y los quirófanos suelen manejar temperaturas elevadas
en relación con el resto del hospital. De tal forma que un estudio hecho en Checoslovaquia
mostró que el personal que trabaja en área de quirófanos pierde cerca de 1500 gramos de peso
por turno de trabajo; por otra parte se ha comprobado que condiciones hipotérmicas en una
sala de operaciones pueden favorecer la disminución de la temperatura corporal del paciente,
y con esto favorecer la aparición posterior de infecciones post-operatorias (31,32).
La aplicación de la bioseguridad en el campo quirúrgico necesita de la creación de un
sistema adecuado de barreras, que complementado con un seguimiento correcto de normas
básicas permita brindar seguridad al personal hospitalario.

PREVENCIÓN A LA EXPOSICIÓN EN LOS PROFESIONALES EN CIRUGÍA:

Toda medida preventiva debe estar enmarcada dentro de los principios que fundamentan
la bioseguridad en todo nivel, éstos pueden resumirse en tres postulados:
*Universalidad: Se debe involucrar al personal y pacientes de todos los servicios, aún sin
conocer su serología; debiendo seguir todas las recomendaciones estándares para prevenir
exposición a riesgos.
*Barreras: Comprende el concepto de evitar la exposición directa a sangre u otros fluidos en
potencia contaminantes u otras substancias nocivas, mediante la utilización de medidas o
materiales que se interpongan al contacto de los mismos.
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*Medios de eliminación de material contaminado: Se refiere al conjunto de dispositivos y


procedimientos adecuados por medio de los cuales el material utilizado en la atención del
paciente se elimina sin riesgo(1,33).

1. Universalidad: La universalidad incluye el establecimiento y clasificación de las áreas de


toda instalación para enmarcarlas como de alto, mediano o bajo nivel de contaminación y
pueden señalizarse empleando los colores del semáforo (rojo, verde, amarillo). De tal forma
que las áreas de color rojo deben subclasificarse en cuatro niveles de atención:
A. Nivel I: Area con material poco contaminante o infeccioso, agentes que ordinariamente
causan enfermedades en humanos.
B. Nivel II: Material contaminante o infeccioso, apropiado para agentes que causan
enfermedad en humanos pero con potencial de transmisión limitado como el VIH.
C. Nivel III: Manejo de material altamente infeccioso o muy nocivo, como agentes
transmitidos por vía respiratoria y que causan infección severa o fatal, o químicos muy
tóxicos.
D. Nivel IV: Material altamente infeccioso. Se utiliza en el diagnóstico de agentes exóticos
que ocasionan enfermedad letal, cuya transmisión puede darse por medio de aerosoles,
para éstos, no existen vacunas o terapia conocida(33).
2. Barreras: Debe considerarse a las barreras como procesos físicos y/o químicos o prácticas
que ayudan a impedir la propagación de microorganismos infecciosos de usuario a usuario, o
bien el contacto del personal o el paciente con factores químicos o físicos nocivos presentes
en el área hospitalaria.
Al hablar de barreras en cirugía debemos considerar lo siguiente:
A) Medio Ambiente en Sala de Operaciones: El diseño físico del área debe cumplir con
requerimientos mínimos: los quirófanos deben estar agrupados en una sola planta y
constituir una unidad funcional independiente. Cada quirófano debe tener una superficie
no menor de 30 mts2 . Mientras las cirugías mayores requerirán una superficie que supere
los 35mts2. Los pisos y paredes tendrán la característica de ser antiestáticos, de material
plano, impermeables, inalterables, duros y resistentes con esquinas redondeadas que
faciliten su limpieza, ya no se recomienda el uso de azulejos pues en las uniones de los
mismos se favorece el crecimiento bacteriano. El techo deberá tener una altura de 3mts a
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partir del piso. Deben establecerse piletas distintas para el lavado de manos y el lavado
del instrumental, con dispensadores adecuados de jabón antiséptico. El mobiliario y
equipo, de preferencia, contarán con mesadas colgantes para su depósito que deberá
reponerse o recambiarse posterior a cada cirugía. En condiciones ideales se debe mantener
un área específica para el almacenaje temporal de ropa o equipo contaminado. Los cestos
o bolsas para residuos deben ser de color rojo de 60 micrones de espesor, cerradas con
doble nudo. Todos los antisépticos se mantendrán almacenados en envase hermético
dentro de la sala (27).
B) Circulación: La circulación entre quirófanos y el resto del hospital se deberá delimitar
adecuadamente. Así, la circulación interna se clasificará por tres áreas: libre,
semirrestringida y restringida. La primera será exclusiva para baños, vestuarios, ingreso
de pacientes, equipo y sala de recuperación. La semirrestringida se destinará para la
inducción anestésica, el estar del personal, el lavado quirúrgico y el almacenamiento de
vestido y equipo. Por último, el área restringida se refiere al interior de los quirófanos,
donde las condiciones asépticas deben ser óptimas(2,27).
C) Humedad y Temperatura: Debe mantenerse una temperatura estable entre los 20 y 24
grados centígrados, mientras la humedad de los quirófanos estará en el rango del 30 al
60%. Es importante que la temperatura corporal del paciente se mantenga en niveles por
encima de los 34.7° C +/- 6° C, para evitar la recurrencia de infecciones post-operatorias.
En cuanto a la ventilación, debe conservarse esta con presión positiva en relación a los
corredores y áreas adyacentes, efectuándose un mínimo de 15 recambios de aire por hora,
aunque se describen valores que van de 16 a 20 recambios, o bien de 20 a 25 por hora. El
aire debe ingresar en la parte alta del quirófano y tener una salida en el nivel inferior del
mismo. No se recomienda la utilización de flujo laminar, pues no se ha notado beneficio
significante en la utilización del mismo (26,27).
Otro detalle importante es limitar al mínimo el número de personas que ingresa a SOP, ya
que el nivel microbiano en el quirófano es proporcional al número de personas que
circulan en el mismo, pues se ha demostrado la presencia de estreptococos beta
hemolíticos y estafilococos aureus en niveles elevados cuando interviene demasiado
personal en los procedimientos. La utilización de filtros de aire es muy útil en cuanto a la
ventilación del área (2,26,27,31).
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D) Vestimenta Quirúrgica: La vestimenta quirúrgica incluye la utilización de ropa exclusiva


para el área de quirófanos, y el uso de accesorios como guantes, mascarillas, gorros y
anteojos protectores como mínimo, más la utilización de batas impermeables o
escafandras cuando se requiera, aunque en el caso de estas últimas es raro su uso. En el
caso de la camisa y pantalón se ha recomendado que su uso sea exclusivamente dentro del
área de quirófanos, pudiendo ser de tela u otro material lavable; además para evitar riesgo
de contacto la camisa deberá utilizarse siempre dentro del pantalón. Las batas quirúrgicas
estériles tienen como función principal crear una barrera antiséptica entre el sitio de la
incisión quirúrgica y el cirujano y su entorno, en el caso de que estas no sean desechables
y sean de material lavable se recomienda que su lavado se realice dentro del área de
quirófanos en condiciones ideales para tal fin. Tanto las batas, pantalones y camisas, si
son de tela, deben estar confeccionadas con tres capas, triple tableado y tiras ubicadas en
forma vertical, hacia arriba y hacia abajo para así evitar la filtración de microorganismos a
través de ellos; siendo estas reglas también aplicables para la elaboración y uso de las
mascarillas. Actualmente se ha innovado con equipos especiales que cuentan con
mascarillas que traen incorporado material plástico transparente que ayuda a proteger la
cara y ahorran la utilización de lentes(26,27,32,33).
Los guantes a utilizar deben ser estériles y de preferencia no deben de utilizarse más de
una vez, puesto que al ser reesterilizados pueden sufrir rompimientos de tamaños
milimétricos que permitan el paso de patógenos. A la vez la presencia de lesiones en la
mano del personal, tipo dermatitis o eczemas, etc., son contraindicaciones para ingresar al
quirófano, a no ser que el afectado cubra adecuadamente la herida o lesión antes de
colocarse el guante. El material más utilizado en la elaboración de los guantes es el Látex,
y es importante recordar que aproximadamente entre el 10 y 12.5% de las reacciones
anafilácticas que se producen anualmente son a consecuencia del contacto con el látex,
debido a las proteínas que se encuentran en este material, de hecho, desde 1988 se han
reportado aproximadamente 1000 casos de alergia o reacciones anafilácticas a productos
médicos que contienen látex por la Administración de Drogas y Alimentos de Estados
Unidos (US-FDA), y un estudio de 1994 demostró que el 6% de los donantes voluntarios
de sangre mostraron un incremento de los niveles de anticuerpos IgE anti-látex , lo que los
coloca en riesgo de desarrollar alergia contra el mismo. En algunos casos las reacciones
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anafilácticas producidas por el contacto con látex pueden ser letales, y por ello es
importante considerar otras alternativas en cuanto a la utilización de guantes en personas
sensibles a este material (personal quirúrgico y pacientes), así se ha recomendado el uso
de guantes de látex sintético, que no contienen proteína vegetal que es el principal
alérgeno reconocido, o bien se recomienda no utilizar talco previo al acto quirúrgico para
evitar la aerolización de la proteína; otras medidas incluyen la medición de los niveles de
alergenos en guantes y otros productos a base de látex previo a su
comercialización(34,35,36,37).
Diversos estudios realizados principalmente en Estados Unidos han concluido en que la
utilización de doble guante disminuye considerablemente el riesgo de contacto del
cirujano con material contaminado, aún cuando esta técnica disminuya la sensibilidad y
habilidad del médico(38,39) .
Los gorros deben ser parte importante en la vestimenta del personal, ya que actúan como
barrera impidiendo que células descamadas del cuero cabelludo o bien cabello
desprendido del mismo transporten bacterias residentes a las superficies del campo
(27)
operatorio . Mientras tanto, los lentes impiden el paso de fluidos procedentes del
paciente hacia los ojos del personal, por lo que el uso de lentes junto a la utilización de la
mascarilla aumenta la seguridad del cirujano, sobre todo, en situaciones en dónde la
utilización de instrumental de mecanismo rotatorio favorece la contaminación por
aerosoles y microgotas (40). Además protege a la inversa, es decir, evita el paso de saliva,
lagrimas o sudor del cirujano al paciente.
Por último los zapatos deben ser cómodos, con suela blanda, pero gruesa, que impida que
un aguja accidentalmente tirada en el suelo la atraviese y pinche la superficie de la planta
del pie(26,27) .
E) Lavado de manos del personal quirúrgico y preparación de la piel del paciente:
Idealmente el lavado de manos debería hacerse antes y después de cualquier
procedimiento invasivo. Específicamente en el área quirúrgica deberá realizarse en un
área específica para tal efecto y por lo general deberá durar no menos de cinco minutos ,
aunque el tiempo ideal del lavado quirúrgico es desconocido, y estudios recientes han
demostrado que de 2 a 5 minutos es eficiente para reducir el conteo bacteriano de las
manos. La técnica incluye abarcar hasta los codos, con las manos hacia arriba para que el
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agua de deslice de arriba para abajo y con la ayuda de un antiséptico adecuado (amplio
espectro, rápida acción y con efecto residual que persista) como por ejemplo
iodopovidona o gluconato de clorhexidina al 4%. Después del primer lavado y entre
procedimientos bastará un tiempo entre aproximadamente 3 a 5 minutos de relavado en
las mismas condiciones. El uso de talcos posterior al lavado es controversial, ya que este
no es esterilizado y en el caso de existir fisuras en el guante pueden contaminar el campo
quirúrgico(27).
En cuanto a la preparación del paciente, se recomienda que sea bañado antes del
procedimiento con un antiséptico de elección, haciendo énfasis en los pliegues, como
ingle, axila y ombligo. Así al estar ya en el quirófano, se volverá a limpiar el área
operatoria, para lo cual se empleará jabón que se enjuagará para proceder a la aplicación
del antiséptico en círculos concéntricos que evitarán la recontaminación. Este antiséptico
por lo general es alcohol, clorhexidina o iodopovidona; que luego se remueve con
frotación y secado de la piel. Se pueden utilizar otras técnicas como el uso de cobertores
adhesivos impregnados con antisépticos o utilizando el pintado tradicional de la piel, sin
encontrar diferencias en la eficiencia de ellas(27) .
F) Instrumental Quirúrgico y Superficies del Medio ambiente, Manejo y esterilización: La
adecuada limpieza del instrumental, equipo y superficies es uno de los aspectos más
importantes del control de infecciones. Es de vital importancia recordar la diferencia
existente entre los terminos “esterilizar” y “desinfectar”, puesto que el primero se refiere a
un proceso que busca la muerte bacteriana incluida la eliminación de esporas resistentes,
mientras la desinfección es un proceso menos letal que elimina organismos patógenos,
pero no esporas. Existen métodos de esterilización físicos y químicos, cada uno con
resultados diferentes al momento de su aplicación, pero ambos con una buena aceptación.
Los más utilizados son el calor seco, calor húmedo o bien el óxido de etileno. La idea que
se persigue es lograr que todo el instrumental a utilizar en cada cirugía se mantenga en
condiciones de esterilidad de alto nivel(41) .
El material quirúrgico contaminado debe someterse inicialmente a un proceso de lavado y
enjuagado para después someterse a esterilización minuciosa mediante cualquiera de los
métodos mencionados, debiendo empaquetarse para su reutilización en otra cirugía(41,42) .
15

Las superficies del área quirúrgica, léase pisos, techos, mesas, etc., deben ser limpiadas
con antisépticos acordes a la situación, debiendo repetirse la limpieza al menos una vez
por semana, salvo los casos en los que la contaminación sea extrema como por ejemplo un
derrame de líquidos corporales, en el cuál se recomienda colocar material absorbente por
encima del derrame para luego aplicar cloro, yodo o fenol sintético en el área del mismo y
limpiar de nuevo pasados 10 minutos. En cuanto a la limpieza en general de toda
superficie, se recomienda utilizar la técnica spray-trapo-spray entre procedimiento y
procedimiento. En el caso de las cirugías contaminadas o sucias, no se debe cerrar el
quirófano sino, mas bien limpiarlo de la forma tradicional previo al inicio del
procedimiento siguiente(41,42) .
G) Técnica Quirúrgica: Los cirujanos deberán evitar en la medida de lo posible la
hemorragia excesiva, manejarán los tejidos con delicadeza, erradicarán espacios muertos,
colocarán drenajes apropiados y reducirán la duración de la cirugía al máximo para
eliminar riesgos de contacto o transmisión de noxas entre profesional a paciente o
viceversa(27) .
H) Personal de Anestesia: Al igual que el cirujano, deberá adherirse a las medidas
fundamentales de bioseguridad para evitar a toda costa la infección como consecuencia
del contacto con el paciente(26,27) .
3. Medio de eliminación de materiales contaminados:
El material cortopunzante, (agujas, bisturí o instrumentos puntiagudos) se depositará
después de su utilización en envases rígidos y resistentes, que al alcanzar tres cuartas
partes de su capacidad, se obturará y se procederá a su eliminación. No se recomienda
reencapuchar las agujas, ni doblarlas ni romperlas. Los descartadores deben marcarse con
un determinado color, amarillo o rojo con una inscripción que advierta que deben
manipularse con cuidado. Los residuos comunes que no generen riesgo biológico se
colocarán en bolsas color negro y se descartarán en forma separada a los residuos que
generen riesgo biológico. Las bolsas deberán manipularse con guante y no serán
arrastradas; así como no deberán acumularse en áreas de circulación y trabajo. El
tratamiento final de los desechos deberá hacerse según lo establecido en las disposiciones
relacionadas con residuos hospitalarios, es decir, incineración directa o posterior a su
16

recolección. Es recomendable, también, brindar tratamiento con algún antiséptico a los


materiales, antes de ser desechados, para minimizar el riesgo de infección(1,2) .

MANEJO DE ACCIDENTES POR EXPOSICIÓN A SANGRE O FLUIDOS


CORPORALES:
El número de profesionales de la salud que no se adhieren a las medidas universales de
precaución es amplio, y por tal razón siguen existiendo muchos accidentes laborales relacionados
(43)
con exposición a líquidos corporales . En el caso de un pinchazo o herida, las medidas
generales a seguir incluyen el lavado inmediato de la zona cutánea lesionada con abundante agua
y jabón, además permitir el sangrado en la herida o punción accidental. Se debe realizar
antisepsia de la herida con alcohol al 70% durante tres minutos, o bien con alcohol yodado,
tintura de yodo al 2% o algún yodoforo. Y dependiendo del tamaño de la herida se cubrirá con
gasa estéril(5,6).
En el caso de contacto con mucosa, por ejemplo ojos, nariz o boca, se lavará
abundantemente con agua o suero fisiológico.
Después de cumplido este plan inicial se procederá a seguir los pasos de prevención
específicos para los agentes de mayor prevalencia en estos incidentes. Por último se reportará el
caso a las autoridades máximas del centro asistencial donde ocurrió el accidente(7,8,9).
Existen protocolos específicos de manejo para los casos de riesgo de contraer o haber
contraído enfermedades tras un accidente del tipo ya descrito. A continuación se detallan los más
importantes epidemiológicamente:
Tuberculosis: La exposición del personal de salud a secreciones principalmente de tipo
respiratorio de personas infectadas es la causa mas común de contagio de esta patología,
principalmente por la alta patogenícidad de M. Tuberculosis en partículas en aerosol posterior a
estornudar, toser o hablar; aunque se ha descrito también que el contacto con lesiones
tuberculosas en piel también puede ser altamente nocivo, principalmente si no se utilizan medidas
de barrera adecuadas al momento de realizar curaciones quirúrgicas. La radiografías torácicas,
pruebas de tuberculina y antecedente de vacunación con BCG, son métodos eficaces para
17

determinar una infección activa de Tuberculosis en un individuo que ha tenido contacto estrecho
con un paciente y que además presenta signos clínicos como tos crónica, anorexia y perdida de
peso. Se pueden utilizar una determinación de antígenos de TB en sangre para confirmar el
diagnóstico aunque no se ha comprobado la eficacia de esta medición. Una vez confirmado el
diagnóstico debe iniciarse el tratamiento específico con cuatro drogas (Rifampicina, INH,
Etambutol, Pirazinamida) aunque existen otros esquemas que utilizan solo dos o tres drogas. No
es indispensable, aunque si importante realizar un cultivo de secreciones para micobacteria para
determinar la sensibilidad o tipo de la misma (micobacterias atípicas). El tratamiento deberá
abarcar como mínimo seis meses, dependiendo del esquema que se utilice. El personal de salud
infectado y bajo tratamiento puede continuar con sus actividades laborales siempre y cuando
cumpla con las medidas de barrera necesaria que impidan el contacto de sus secreciones con los
pacientes o con colegas, aunque se menciona que 48 horas después de iniciado el tratamiento los
niveles de micobacterias en secreciones (principalmente esputo) disminuyen a niveles no
contaminantes. En áreas no endémicas se piensa que una prueba de tuberculina positiva en el
personal expuesto a fuentes de contaminación es indicativo para iniciar tratamiento profiláctico
con INH aunque no se han estudiado a largo plazo los resultados de esta medida. Como regla
general se considera que todo paciente hospitalizado con diagnóstico de TB, debe de permanecer
en una sala de aislamiento, que idealmente debe poseer ventilación con presión negativa para
evitar la salida de flujo aéreo de adentro para afuera y así garantizar la seguridad del personal y
demás pacientes hospitalizados.(9,10,11).
Hepatitis B: Se ha determinado la proporcionalidad que existe entre el nivel de antígeno
superficial de Hepatitis B (HbsAG) en el suero y el poder infeccioso del huésped; por esto mismo
el manejo que se le debe dar a aquel individuo que haya tenido exposición laboral
(principalmente por punciones accidentales) a fluidos corporales de un enfermo esta muy
relacionado a dicha proporción. El esquema terapéutico y seguimiento serológico del personal
expuesto a HBV y HCV se describe en los Cuadros No. 2 y 3(5,12,13).
VIH: Cuando ha ocurrido un accidente laboral con un paciente con serología positiva para VIH,
es necesario brindar facilidades necesarias al afectado para que cuente con quimioprofilaxis
adecuada, para lo cuál se recomienda la administración de Zidovudina (AZT), que asociada a
otros inhibidores de la transcriptasa inversa como la Lamivudina o medicamentos inhibidores de
las proteasas como el saquinavir e indinavir, pueden brindar beneficios en cuanto a la prevención
18

de una diseminación viral temprana, aunque la efectividad de estos medicamentos es determinada


por el grado de exposición al agente. Existen diversos esquemas de profilaxis, pero no se ha
determinado la efectividad de la misma ya que en algunas ocasiones pacientes sin recibirla no han
presentado seroconversión en un seguimiento de seis meses, mientras que otras personas han
seroconvertido a pesar del tratamiento con medicamentos. Es un hecho que la profilaxis será
efectiva si inicia en las primeras 6-8 horas post-exposición, de hecho algunos estudios mencionan
que profilaxis bien aplicada debería iniciarse lo más pronto posible post-exposición y extenderse
por cuatro semanas, si se tolera, debiéndose llevar un control documentado de la función renal y
hepática del paciente, debido a la alta toxicidad de estos medicamentos y efectos citotóxicos de
los mismos. Además, se deben realizar seguimiento serológico a las 6 semanas, 3 meses y 6
meses post-exposición para evaluar seroconversión(5,20,21,22,23). El manejo se presenta resumido en
el Esquema No. 1.

CONCLUSION:
No se debe pasar por alto que el establecimiento de normas de bioseguridad tiene como
principal objetivo la reducción de riesgos ocupacionales en todo nivel, por lo que deben seguirse
a conciencia. Principalmente en el área quirúrgica dónde existe un contacto muchas veces íntimo
en la relación profesional-paciente, que puede desembocar en la transmisión de enfermedades que
muchas veces pueden ser fatales para cualquiera de los afectados.
Como se mencionó al inicio, el término “bioseguridad” ha evolucionado y actualmente va
mas allá de la simple prevención de enfermedades infecciosas, y busca reducir al máximo riesgos
de tipo físico, químico o ambiental, protegiendo a los trabajadores de los mismos y buscando el
bienestar absoluto en lo posible. Es por esto que en todo profesional de la salud deben respetarse
todas las medidas de barrera implementadas, se debe capacitar al personal quirúrgico y supervisar
en forma constante; así mismo es importante proporcionar la atención necesaria en los casos en
que los accidentes se presenten. Para este propósito, se debe contar con apoyo gubernamental que
permita hacer frente en forma adecuada a cualquier situación de crisis que se produzca. Nunca
debe olvidarse que "está seguro aquel que aún sabiéndose proteger, toma sus precauciones".
19

CUADRO No. 1
Categorías de exposición del profesional a riesgos laborales.

Tipo de Exposición Características


Dudosa Cualquier lesión causada con instrumentos contaminados o
fluidos no infectantes o exposición de piel intacta a fluidos o
sangre infectante.
Probable Herida superficial sin sangrado espontáneo causada con
instrumentos contaminados infectantes, o bien mucosas
expuestas a sangre o fluidos infectantes.
Definida Cualquier herida que sangre espontáneamente, contaminada
con sangre o fluidos infectantes o herida penetrante con aguja
u otros instrumentos contaminados.
Masiva Transfusión de sangre infectada por VIH, inyección accidental
de más de un mililitro de sangre o fluidos contaminados,
cualquier exposición parenteral o materiales de laboratorio y/o
investigación que contengan material infectante.
Tomado de Manual de Normas de Bioseguridad del Ministerio de Salud de Uruguay.

CUADRO No. 2
Recomendaciones de monitoreo serológico en personal de salud expuesto a accidentes
laborales con pacientes con VIH, HBV,HCV.

Estatus infeccioso Test Serológico Test Serológico Test Serológico Test Serológico a
del paciente con post-exposición A las 6 semanas A las 12 semanas los 6 meses
quien se tuvo
contacto
VIH Positivo ELISA anti-VIH * ELISA Anti-VIH ELISA Anti-VIH ELISA Anti-VIH

HbsAG Positivo Medir Anti-HBs si se ha


recibido inmunización
previa contra HBV y no
se conoce respuesta
Anti-HCV Medir anti-HCV Medir HCV RNA Medir Anti-HCV
utilizando ELISA ** (opcional) utilizando ELISA***
Positivo
Serología Medir anti-VIH Medir Anti-VIH con test Medir anti VIH Medir anti VIH
utilizando ELISA. Medir de ELISA utilizando test de ELISA utilizando ELISA. Anti
Desconocida anti-HBs si ha sido HCV utilizando ELISA
vacunado previamente y
no se conoce respuesta.
Medir Anti-HCV con
test de ELISA
* Confirmación por test de Western Blot para todos los resultados anti VIH reportados por
el ELISA como positivos.
**Confirmación por estudio suplementario anti HCV (Inmunoensayo recombinante
RIBA) para todos los resultados reportados como reactivos por el ELISA.
***Si se desea realizar un diagnóstico temprano de Infección por HCV, debe realizarse un
monitoreo entre las 4ta. Y 6ta. Semana post-exposición.
20

CUADRO No. 3
Manejo del profesional de la salud expuesto a secreciones de una paciente con Hepatitis B.

Personal Expuesto

Vacunado con 3 dosis No Vacunado o <3 dosis

Medir Anti HbsAG Medir HBsAG

*Si Anti HBsAG (+) > 10 UI, no recibirá manejo *Si HbsAG positivo, administrar
gammaglobulina intravenosa
*Si AntiHbsAG (–)o < 10 UI, manejo como no vacunado
21

ESQUEMA No.1
Protocolo de manejo del personal de salud expuesto a secreciones de un paciente VIH positivo o
con serología desconocida.
Paso 1: Determinar Código de Exposición (CE)
Exposición con sangre, fluidos corporales u otro material potencialmente infeccioso, o bien
instrumentos contaminados con alguna de estas substancias

Si No

Otras Secreciones Sangre o sus derivados No necesaria profilaxis


post- exposición

Tipo de Exposición que ha ocurrido

Membranas mucosas o piel con Unicamente Piel Intacta Exposición Percutanea


Integridad de las mismas
comprometida

Volumen No necesaria Profilaxis Severidad


Post-Exposición

Pequeño Grande Poco Severa Mas Severa


(Pocas gotas, (Muchas gotas, salpicadura (Ej. Aguja Simple, (Aguja
Corta duración) abundante, o de larga duración por Rasguño superficial) acanalada,
Ejemplos varios minutos) punción
Profunda,
Sangre
visible en
objeto de
accidente.)

CE 1 CE 2 CE 2 CE 3
22

Paso 2: Determinar el Código de Estadificación del VIH (CE VIH)


Cual es el estado de VIH de la fuente de exposición

VIH Negativo * VIH Positivo ** Estado Desconocido Fuente No Conocida

Profilaxis No Necesaria

Titulación Baja Titulación Alta


(Ej. Paciente asintomático y conteo (SIDA avanzado, infección
alto de CD4***) primaria VIH, Carga viral
alta, conteo de CD4 bajo***)

CE VIH 1 CE VIH 2 CE VIH Desconocido

*La fuente es considerada negativa para VIH si existe evidencia documentada por laboratorio de
anticuerpos negativos para VIH, por medio de PCR (Reacción en cadena de polimerasa) o bien
por antígeno p24 de una muestra recolectada recientemente en relación al momento de la
exposición. Además no debe existir evidencia clínica (signos y síntomas) de infección por
retrovirus reciente.
**La fuente es considerada infectada con VIH (VIH positiva) si ha sido documentada la
presencia de anticuerpos VIH en la sangre mediante un test de laboratorio, que puede ser PCR, o
por antígeno p24, además de clínica que oriente a confirmar el diagnóstico.
***El conteo de CD4 circulantes se ha utilizado como un indicador indirecto de la titulación de
VIH en sangre con el fin de estadificar el tipo de tratamiento que debe recibir el afectado.
23

Paso 3: Determinar la Profilaxis post exposición indicada

CE CE VIH Recomendaciones para Profilaxis


1 1 Profilaxis no esta justificada. El tipo de exposición con constituye un
riesgo conocido de infección de VIH. En todo caso la toxicidad de las
drogas utilizadas sobrepasa el beneficio de la profilaxis.
1 2 Considerar régimen básico *: Tipo de exposición constituye un riesgo
insignificante de transmisión de VIH. Un alta titulación de VIH en la
fuente del contacto justifica considerar la profilaxis. El efecto toxico de
las drogas puede sobrepasar el beneficio de la profilaxis.
2 1 Régimen Básico Recomendado: La mayoría de exposiciones a VIH se
encuentran en esta categoría. No se ha observado un incremento en el
riesgo de transmisión de VIH, pero el uso de profilaxis es apropiado.
2 2 Régimen expandido ** recomendado: El tipo de exposición representa un
incremento en el riesgo de transmisión de VIH.
3 1o2 Régimen expandido recomendado: Tipo de exposición representa un
incremento en el riesgo de transmisión de VIH.
Desconocido Si se desconoce el estado de la fuente o bien se desconoce la fuente, el
marco dentro del que se dio la exposición sugiere un riesgo probable para
la transmisión de VIH. Y el CE es 2 o 3, se debe considerar régimen
básico.
* El Régimen Básico se mantiene durante cuatro semanas con tratamiento con zidovudina 600
mg. cada día en dos o tres tomas, y lamivudina 150 mg. dos veces al día.
**El Régimen Expandido incluye el régimen básico e indinavir 800mg cada 8 horas, o bien
nelfinavir 750 mg. Tres veces al día.
24

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