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EN A^IÉKJCA LATINA*
Antonio García
(Colombia)
^ Amenes en Cifras, 1965, Instituto ínteramericano <le Estadística, OEá, Washington, 1966,
página 17.
2 Las condiciones de la victoria, Edic. A. Moateverde, Montevideo, 1963, p. 25.
EL DIAGNÓSTICO DEL ATRASO EN AMÉRICA LATINA 20?
** Tratado de economía agrícola, WAic. Fondo de Cultura Económica, 3^ ed., México, 1964,
página 38.
EL DIAGNÓSTICO DEL ATfL4SO EN AMÉRICA LATINA 20§
" Teoría económica y regiones sitbdesarrolladas, México. Edic, Fondo de Cultura Econó-
mica, 1962.
EL DL4GNÓSTICO DEL ATRASO EN AMÉRICA LATINA 213
por el ángulo de enfoque y por una noción plana y lineal de los factores
del desarrollo y del subdesarrollo.®
Las diferencias entre las expresiones "subdesarrollo" y "atraso" no
son simplemente literarias o semánticas, sino profundamente conceptua-
les. La noción del subdesarrollo es lineal y se forma por comparación
con los "arquetipos de desarrollo"; la noción del atraso es de naturaleza
dialéctica y se fundamenta en el análisis de los factores estructurales y con-
flictivos que le im|>iden a un pueblo movilizar su propio esfuerzo, su ener-
gía interna y su potencial de recursos en dircíccióri a un cierto proyecto de
vida. No es extraño el que este método de conocimiento dialéctico, se haya
desarrollado en la exploración crítica de los hemisferios atrasados, las
clases atrasadasf o las áreas atrasadas de los países industriales, desde
las postrimerías del XL\; la íundamentación del método —que no requie-
re identificarse con el idealismo hegeliano o con el materialismo históri-
co— es la orientación del conocimiento hacia la determinación de las rela-
ciones de interdependencia, de causación reciproca y de conflicto. Este
tipo de "dialéctica abierta'* fue la utilizada por Myrdal para enunciar la
hipótesis de que "el principio de la interdependencia circular en un pro-
ceso de causación acumulativa tiene validez en todo el campo de las re-
laciones sociales, y debería constituir la hipótesis principal cuando se es-
tudia el subdesarrollo y desarrollo económicos*'/
8 Las últimas obras del econoniista brasileño Celso Fiirtado, han estado dedicadas & enfocar
el núcleo teórico del problema: Desarrollo y subdesarrollo (Edit. El,TDEBA, Buenos Aires, 1M4)
y Dialéctica do desenvolvimenio (Editora Fundo do Cultura, Sao Paulo, 1964.
En la primera de las obras mencionadas, se traza un cuadro de Elementos de ima teoría del
Subdesarrollo {ob. cit., pp. 149 ss.} y se intenta iin análisis histórico de Las Esírticturas Sub-
desarroÜadas (ob. cit,, pp. 163 ss.). Dentro de ese análisis, Furtado logra enunciados notables,
como el de que "el subdesarrollo es un proceso histórico autónomo, y ?io una etapa por la que
debían haber pasaido, necesariamente, las economías que ya alcanzaran un grado superior de
desarrollo"; el de que el subdesarrollo "es, en sí, un proceso particular resiilíante de la pe-
netración de ias empresas capitalistas modernas en las eslmcíuras arcaicas" (ob. cit., p. 176) y
la definición de un esquema de tres etapas históricas de! subdesarrollo: a) una primaria, de
absoluta dependencia de la economía siibdesarrollada a la economía de la Metrópoli, presentán-
dose el crecimiento corno una forma inducida; b) una etapa intermedia, de formación de un
núcleo industrial articulado al mercado interno; y c) una etapa superior del subdesarrollo, "al-
canzada cuando se diversifica el núcleo industrial y éste queda capacitado para producir parte
de los equipos requeridos por ¡a expansión de su capacidad productiva. El hecho de alcanzar
esta etapa no iraplica que e! eícmf*nto dinámico principal pase a ser, aulomátlcaniente, el núcleo
industrial ligado al mercado interno". Este esquema explica el carácter de la "indusírialización
periférica" —tan característico de loa países atrasados—- en cuanto se articula al mercado interior,
pero sin modificar, esencialmente, la imagen tradicional de las economías exportadoras de café,
bananos, lana, cereales, petróleo, cobre y otras líneas de "productos primarios": sin embargo, el
esquema se mueve dentro de un marco de nocíone-í lineales de ia vida pocial. no logrando pe-
netrar en el nudo de la problemática; el de la estmctura dialéctica del (itraso. sin cuya ade-
cuada comprensión no podrá definirle una verdadera estrategia de desarrollo,
^ Teoría económica y regiones subdesarroliadas, ob. cit., p, 35. La hipóte-ís de que en un
grupo social atrasado (en el estudio de !a población negra de los Estados Unidos)- "^lo esencial
214 EL TRIMESTRE ECONÓMICO
■'** Ejemplos de desenfoíiue histórico son los esquemas ideológicos que caracterizan las estruc-
turas latifundistas de la América Latina como "feudales" o que definen el imperialismo dentro
del marco de las relaciones de dependencias conocidas por Lenin o por los teóricos marxístas de
la época de la primera Guerra Mundial, Estos esquemas carecen, obviamente, de contempora-
neidad, en razón de que se han modificado las condiciones de funcionamiento tanto de las po-
tencias imperialistas como de las naciones dependientes. La definición leninista del imperialismo
supone la vigencia del sistema clásico de división internacional del trabajo, fundamentado en
que los países industriales exportan capitales y manufacturas y los países coloniales y dependien-
tes exportan alimentos y materias priinaR. Ese esquema se ha modificado en e! sentido de que
los países industriales se han transformado en grandes exportadores de productos agropecuarios
y los países dependientes se han industrializado en una cierta escala y se han convertido en
grandes exportadores de "inteligencia" y de capital a las nuevas naciones metropolitanas.
EL DIAGNÓSTICO DEL ATRASO EN AMÉRICA LATÍMA 2X9
** Desde luego, esta incapacidad de identificación ideológica con los objetivos y exigencias
del desarrollo nacional, adquiere sus formas más radicales y extremas en el caso de las clasra
latifundistas. En términos históricos, estas clases no han sentido ni la urgencia ni !a presiás
del desarrollo económico, simplemente "porque no les hace falta", como dice Edmundo Flores.
Sus miembros ya goxan de sus ventajas sin sufrir sus exigencias: tienen ingresos cuantiosos,
acceso a los bienes y ser^-icios que brinda la técnica más avanzada, y, además, disponen de
mercancías y servidumbre inasequibles en los países indiisíriales. Todo esio sin restricciones
y molestias como el pago de impuestos, la igualdad ante la ley y la infinidad de responsabili-
dades cotidianas que impone una forma democrática de vida i Tratado de economía agrícola^
3* ed,, Méjico, Fondo de Cultura Económica, 1%4),
222 EL TRIMESTRE ECONÓMICO
tinoamericana, esto es, un nuevo ethos^ una nueva economía y nueva cul-
tura. Els notable el hecho de que la burguesía manufacturera —la más
próxima a la imagen comunista de la "burguesía nacional"— no sólo se
haya aproximado e identificado con las antiguas clases inspiradas en una
ideología de rango y privilegio, sino que haya confundido su elevada par-
ticipación en el ingreso nacional con los niveles y condiciones del creci-
miento nacional. De este mismo espejismo —fundamenlado en el espíritu
exclusivista de las viejas clases sociales—- han sido víctimas los partidos
populistas de clases medias, en cuanto identifican el ^^crecimiento nacio-
nal*'' con el mejoramiento de sus niveles de participación en los ingresos,
la cultura y el bienestar de las clases dominantes.
En diversos capítulos de este esquema se ha expresado la línea de
pensamiento de que sólo puede existir un tipo de ¥erdadero desarrollo: el
desarrollo autosostenido, integrado^ armónico j originado en las fuerzas
internas. De allí que señale como puntos claves en este esquema estraté-
gico la cuestión de las **clases dirigentes^' y de la adecuación estructural
del Estado a las nuevas exigencias de la integración y el desarrollo. Sin
esta transformación interna, la América Latina no podrá adecuarse a las
exigencias de integración internacional ni a las nuevas condiciones polí-
tico-económicas del mundo. Ninguna forma de integración internacional
—ni siquiera la de mayor trascendencia histórica, como la latinoameri-
cana— puede ser un adecuado sustituto de la integración nadonaL'^^ E in-
tegración nacional es el punto de llegada de ln revolución nacional, en
cuanto se fundan e identifiquen con los objetivos nacionales las fuerzas
transformadas en clases dirigentes y en creadoras audaces del nuevo tipo
de Estado.
E! proceso contemporáneo de la nación argentina —en la época del
apogeo de las exportaciones de carne y cereales o en el ciclo de la indus-
trialización y de las reformas populistas— no podría explicarse sin una
profunda definición de la trama de relaciones de interdependencia entre
el sistema de poder tradicional y el sistema de poder extraníero. Éste es el
^"^ "Para expresarlo en términos tiegelianos —dice Myrdal en Teoría económica y regiones
subdesarroüadas, ob. cit., p. 84— el camino hacia la integración internacional debe observarse
a través de la integración nacional. La adopción de políticas nacionalistas por parte de los
países pobres y el desarrollo de su poder, como resultado de esas políticas de creciente coope-
ración entre ellos como grupo, es una fase necesaria en el desarrollo de una política de coopera-
ción mundial más efect!%'a." Desde luego, la integración nacional y la integración latirioameri-
cana se conciben como procesos simultáneos y complementarios, ya qiie se apoyan y estimulan
recíprocamente. Pero debe hacerse una absoluta claridad sobre el heclio de que no podrá fun-
cionar una integración latinoamericana sin integración nacional, a menos que nos estemos refi-
riendo a la iotegración de las economías de ios "conglomerados" norteamericanos en la América
Latina.
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