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A MI COLEGIO QUERIDO

Hoy estas de aniversario, y

Por eso queremos hablar,

Para que hoy y siempre

Ocupes el primer lugar.

Todos tus alumnos

regalos te queremos dar,

pero tú solo nos pides

dedicarnos a estudiar.

Recuerden maestros, no

No los vamos a defraudar

Todos los alumnos del José Emilio

¡Éxitos van a lograr!

¡Escuchen! Lefebvristas

Hoy les quiero suplicar

El trabajo de los maestros

Lo debes respetar.

Siempre los maestros nos enseñan

cada vez más,

y cuando nos toman examen

nuestra nota es a más.

ANGEL.
A MI COLEGIO JOSÉ EMILIO LEFEBVRE

Colegio “José Emilio Lelebrebre”

aprendí a escribir, dibujar y

Jugar divirtiéndome

Cada día sin sesar.

Tus cálidos docentes siempre,

A mi lado están presentes,

cuidando mi educación

con fiel dedicación.

Nos recibes en tus ambientes

cada tarde, como el sol saliente.

Estás listo a abrir tus puertas

Para recibirnos en ellos.

Eres mi colegio querido

en el cual Dios me a bendecido,

Orgulloso llevo mi alma.

Tus enseñanzas sabias.

Hoy en tu aniversario

he querido recordarlo,

como un día especial, que justo a ti

hoy Colegio quiero saludar.

ESTRELLA
JOAN

Gracias por todo

Querido colegio, eres un amigo lleno de secretos.


Tus aulas guardan nostalgia y miles de recuerdos,
tantos instantes felices, tantos fantásticos sueños,
que se cumplieron un día, al egresar de tu techo.

La despedida fue amarga, mas los frutos dulces fueron,


nos abriste tú el camino, lo recorrimos dispuestos
a ser cada vez mejores, a trabajar con esfuerzo
y a recordarte como a un padre que a sus hijos ve creciendo.

Y al ver tus bancos vacíos, se quiebra el frío silencio.


Si pareciera que veo a todos mis compañeros,
conversando entre risas, hablando de sus proyectos,
imaginando el futuro, un futuro lleno de anhelos.

Nunca podré olvidar la enseñanza y el afecto


que tú me brindaste siempre, y por eso hoy te llevo
en un rincón de mi alma, por tantos gratos momentos,
tantos años compartidos con los amigos sinceros.

Sigue luchando más cada día, sigue adelante sin miedo,


y aunque haya mil tropiezos, levántate sonriendo
y continúa ofreciendo a todos tu amor fraterno,
tu saber, manantial vivo, tu dedicación, tus consejos.

Mil gracias, hogar querido, por esos años que fueron


los más felices, alegres, inolvidables y bellos,
porque tú guiaste mis pasos y fuiste el mejor maestro,
hoy te prometo que en mi alma, siempre estarás viviendo.

Que el Señor siga guiándote y bendiciendo tu suelo,


para que siempre los jóvenes, que de saber van sedientos,
encuentren su vocación y estudien con el deseo
de construir una patria, en paz, bajo el mismo suelo.

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