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SE APRUEBA EL NUEVO CÓDIGO PENAL NICARAGÜENSE

Por Marcelo Antonio Castillo Monterrey

Después de aproximadamente diez años de debates, polémicas y negociaciones


políticas, el pasado 13 de noviembre, la Asamblea Nacional de Nicaragua
aprobó el nuevo Código Penal que entrará en vigencia sesenta días después de su
sanción, promulgación y publicación en el Diario Oficial.

El primer Código Penal nicaragüense fue promulgado en 1837. El nuevo


Código Penal, con 569 artículos, corresponde al quinto código en la historia
legislativa penal de Nicaragua y viene a sustituir al aún vigente Código Penal
de 1974, aprobado durante la dictadura somocista.

El vigente Código Penal ha sido reformado en múltiples ocasiones. La primera


vez fue en 1974, tan sólo seis meses después de su entrada en vigencia (Ley No.
505 de 20 de septiembre de 1974, “Reformas a la ley de abigeato del Código
Penal vigente”), mientras la última corresponde a octubre de 2006. Entre las
reformas más importantes destacan aquellas introducidas por la Ley No. 230
del 3 de marzo de 1976, que reforma el título y articulado del Libro II relativo a
la salud pública, introduciendo cambios en los delitos de tráfico de drogas. La
Ley No. 230 del 9 de octubre de 1996, que adiciona a las medidas de seguridad
ya contempladas en el Código Penal, medidas de seguridad, alejamiento,
protección y atención para los casos de violencia intrafamiliar que no
constituyan delitos, perviviendo la indeterminación de las medidas de
seguridad. La reforma de 1996, también introduce variaciones en el Libro II,
Título I, Capítulo II, sobre las lesiones. La ley No. 419, del 28 de junio de 2002,
introdujo las reformas más amplias y significativas, modificó tanto
disposiciones de la parte general, como de la parte especial. En cuanto a las
primeras, cambió el Capítulo I, de la Responsabilidad Criminal, del Título II de
las Personas Responsables de los Delitos y Faltas del Libro I, recogiendo los
aportes de la moderna teoría del delito. En lo que a la parte especial se refiere,
aquella ley introduce cambios en delitos ya contemplados y crea nuevas figuras
delictivas. Todo esto, con el propósito, como en la expresión de motivos de la
misma se expresa, de castigar adecuadamente el fenómeno de la corrupción en
la Administración Pública, proteger el patrimonio de los ciudadanos, así como
la estabilidad y confianza en el sistema económico y financiero. Por último, la
Ley No. 603, del 17 de noviembre del 2006, introduce la disposición derogatoria
del artículo 165 sobre el aborto terapéutico.
El Nuevo Código Penal es más adecuado a los principios y garantías
consagrados en la Constitución nicaragüense. Su parte general se fundamenta
en la moderna teoría del delito y su sistemática se sustenta en el más actual
derecho comparado, mayormente influenciado por el Código Penal Español. La
nueva legislación penal consta de un Título Preliminar y cuatro Libros. El Título
Preliminar recoge las garantías penales constitucionales y la aplicación de la ley
penal; el Libro Primero regula las disposiciones generales sobre delitos, faltas,
penal, medidas de seguridad, consecuencias accesorias de la infracción penal y
de las personas responsables; el Libro Segundo, contiene los delitos y sus penas
en particular; el Libro Tercero, regula las faltas; y, un cuarto libro que contiene
disposiciones adicionales, derogatorias, transitorias y finales.

Entre sus características más destacables se puede mencionar su vocación


codificadora, derogando más de 40 disposiciones normativas, entre leyes
especiales y decretos (así por ejemplo: la Ley de Estupefacientes, Psicotrópicos y
otras sustancias controladas; Ley de delitos ambientales), cuyas figuras típicas
con sus correspondientes sanciones las incorpora el texto normativo
recientemente aprobado.

Otra novedad del nuevo código es la ampliación de los delitos que serán
juzgados por jueces de derecho o técnicos y no por jurados de conciencia o
populares. De modo que se agregan, a los delitos que ya contemplados en el
Código de 1974 a ser del conocimiento de jueces técnicos, la malversación de
caudales públicos; el fraude y exacciones; el peculado; cohecho; el narcotráfico;
el lavado de dinero, bienes o activos; tráfico de influencias; el terrorismo y otros
delitos vinculados al crimen organizado.

La institución del Juicio por Jurados de conciencia en la República de


Nicaragua, ha sido objeto de muchos debates, tanto intelectuales como
políticos. En el marco de veredictos de absolución en juicios de gran relevancia
nacional, esta institución ha despertado puntos de vista realmente encontrados.
Para algunos constituye un elemento que apoya la impunidad en delitos graves,
al ser los miembros que integran los jurados de conciencia extremadamente
maleables, influenciables o intimidables. Para otros esta institución representa
la justicia popular en su más elevado sentido, como el derecho que tienen los
particulares a ser juzgados por sus pares.

Ahora, mientras en Latinoamérica, prácticamente se ha suprimido el juicio por


jurado de la mayoría de las legislaciones; el sistema de justicia penal
nicaragüense, con el nuevo Código Penal, adopta una posición intermedia, que
sin eliminar del todo los jurados de conciencia establecidos en el Código
Procesal Penal, proscribe su aplicación a los delitos graves más permeables.
Por otro lado, en cuanto a la parte especial del nuevo texto sancionador, si bien
se han introducido tipos penales novedosos en la legislación nicaragüense (así
por ejemplo; los arts. 146 y siguientes del Título I, Capítulo II sobre la
manipulación genética y lesiones al no nacido; art. 188. Inseminación sin
consentimiento; art. 326. Conducción u operación en estado de ebriedad o bajo
efectos de fármacos, drogas y otras sustancias psicotrópicas controladas o
bebidas alcohólicas; art. 345. Experimento en seres humanos; art. 346. Tráfico y
extracción de órganos y tejidos humanos; art. 390. Introducción de especies
invasoras, agentes biológicos o bioquímicos; art. 391. Daños físicos o maltratos a
animales; art. 395. Financiación al terrorismo; art. 474. Perjurio; art. 475. Falso
testimonio; art. 487. Apartheid; art. 488. Desaparición forzada, etc.), por otro
lado, el legislador en un afán de novedad, incurre nuevamente –igual que en el
Código Penal de 1974– en el vicio de una elaboración casuística del derecho y
en el recurso al derecho penal como prima ratio (por ejemplo el Título XV,
Capítulo III, arts. 373 y siguientes, sobre los delitos contra lo recursos naturales,
donde lo que se penaliza es el no contar con la autorización administrativa para
realizar determinadas actividades de aprovechamiento de recursos naturales).

Pero, de la misma forma que se incluyen tipos penales novedosos que


representan un gran avance para el sistema sancionador nicaragüense, hay
otras conductas incriminadas donde las penas son desproporcionadas en
relación al bien jurídico que se protege. Este es el caso del artículo 236, sobre el
aprovechamiento indebido del fluido eléctrico, agua y telecomunicaciones,
castiga a los que hagan conexiones ilegales con penas que van de uno a tres
años de prisión y de cien a trescientos días de multa. Otra pena
desproporcionada es la establecida en artículo 356, según la cual el que por
cualquier medio propagandice, incite o induzca el consumo de estupefacientes,
psicotrópicos u otras sustancias controladas o las ofrezca o regale, será
sancionado con penas de cinco a diez años de prisión y de cien a quinientos
días de multa.

Finalmente, es importante destacar que con la aprobación del nuevo texto


penal, se perdió una gran oportunidad para desterrar un alto contenido moral
del derecho penal de Nicaragua, ya que, en el nuevo ordenamiento persisten
comportamientos que tienen a las valoraciones morales como exclusivos objetos
jurídicos de protección. En este sentido vemos que, a pesar de la
descriminalización de la sodomía, subsisten tipos penales como el incesto entre
adultos (art. 173) o el aborto sin ninguna clase de eximente específica (arts. 143-
145). Siendo este último, el objeto de la mayor polémica derivada de la última
reforma sufrida por el todavía vigente Código Penal, que derogó el
denominado aborto terapéutico. Una vez aprobada esta reforma, diversos
sectores de la sociedad civil han interpuesto en su contra más de 30 recursos de
inconstitucionalidad. No obstante, la opinión mayoritaria de la comunidad
médica, la sociedad civil y los grupos parlamentarios minoritarios, que
abogaban porque se revirtiera esa situación mediante la inclusión en el nuevo
texto penal de eximentes específicas cuando la vida de la madre estuviera en
peligro o en casos de embarazos de menores de edad producto de violencia
sexual, primó la opinión de la mayoría parlamentaria, presionada por la
jerarquía católica y sectores conservadores de la sociedad nicaragüense, en
contra de cualquier tipo de eximente específica. De esta forma, se dejó como
única posibilidad jurídica la eximente genérica del estado de necesidad y la
interrogante sobre cuál será la decisión político-criminal del Ministerio Público
sobre el ejercicio del principio de oportunidad en la persecución penal de esta
conducta.
MarceloA.Castillo@uclm.es

Leer el texto completo del nuevo Código Penal de Nicaragua en:


http://www.asamblea.gob.ni/opciones/constituciones/Codigo%20Penal.pdf

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