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1. BIOGRAFÍA
El doctor José Matías Manzanilla Barrientos nacido en Ica un 5 de octubre de
1867 y lamentablemente falleció en Lima un 6 de octubre de 1947 de profesión
abogado, jurista e ilustre político peruano.
José Matías Manzanilla su padre fue Matías Manzanilla y su madre fue Jesús
Barrientos, el realizo sus estudios escolares en el ahora bicentenario Colegio
San Luis Gonzaga. En sus estudios superiores universitarios tomo la carrera de
Derecho, y sustenta su tesis para el grado de bachiller con un tema controversial
en la época ¿hay o no derecho de gracia o conmutación? Esto en el año 1890
y luego graduándose de Abogado por la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos en 1891, y luego el 1892 se recibe como siendo luego catedrático.
Gracias a sus grandes aportes de investigaciones y su dedicación en 1924 fue
elegido Rector interino y en 1927 ocupó el cargo de rector titular, que desempeño
hasta 1930 Conoció y se enamoró de Victoria Rada de Manzanilla, con las
personas que años después se casó.
Se convirtió en miembro del Partido Civil, por sus buenas ideologías y grandes
aportaciones fue elegido diputado en 3 oportunidades y luego por ello ejerció la
Presidencia de la Cámara de Diputados. Fue Diputado por la provincia de
Huallaga (1896-1904) al año siguiente fue designado representante ante la
misma cámara por el departamento de Lima, y cuatro años más tarde representó
a su tierra natal. En el Congreso Constituyente de 1931, representó con gran
responsabilidad y aporto mucho a su tierra que lo vio nacer Ica.
Fue también Ministro de Relaciones Exteriores, entre el 4 de febrero y el 15 de
mayo de 1914 y también entre el 24 de diciembre de 1932 y el 30 de junio de
1933, ejerciendo la Presidencia del Consejo de Ministros en el gobierno de Luis
Sánchez Cerro.
El Dr. José Matías Manzanilla Barrientos considerado por los juristas como
precursor del derecho de trabajo en el Perú y legislador social de innovadoras y
avanzadas leyes para su época, ejemplo de los abogados laboralistas, recibió
merecidas condecoraciones tales como la Gran Cruz de la Orden del Sol del
Perú, la Gran Cruz de la Orden del Mérito de Chile, la Gran Cruz de la Corona
de Italia y la de oficial de la Legión de Honor. Hoy una escultura de él, obra del
artista Luis Valdettaro hecha en 1962, se puede apreciar al frente del Ministerio
de Trabajo y Promoción Social de la Av. Salaverry.
5. MENSAJE
El proyecto de Ley de Accidentes del trabajo pasó por muchos avatares en el
Congreso. Fue tildado de tener una orientación socialista, de difícil adaptación
en nuestro país, que disminuiría la industria. Pero Manzanilla contó con aliados,
como el senador Luis Miró Quesada de la Guerra, el diputado Carlos Losa y
Quiñones y otros. Manzanilla defendió su proyecto ardorosamente, llegando a
pronunciar las siguientes palabras: "Yo no quiero hacer la sombría pintura de las
familias en la miseria y de los pobres inválidos mendigando la caridad pública.
Renuncio a todos los ropajes retóricos que pudieran dar brillante envoltura a esta
exposición. Yo me limito a sostener que si la industria produce esos daños, ella
debe repararlos". La Cámara de Diputados aprobó el proyecto con algunas
modificaciones el 5 de setiembre de 1908. El Senado también lo aprobó, con
modificaciones de varios artículos. Por fin el 20 de enero de 1911 fue promulgada
por el presidente Leguía como Ley de Accidentes de Trabajo, que contenía 82
artículos distribuidos en siete títulos.
Promulgada la Ley y su reglamento, los empresarios aseguraron a sus
trabajadores contratando pólizas con seguros privados.
Años después, en 1936, se creó el Seguro Social Obrero, dando cobertura por
enfermedad, maternidad, invalidez, vejez y muerte. No se consideraron los
accidentes y enfermedades ocupacionales. Después de muchos avatares, el 28
de abril de 1971 se emitió el D.L. 18846 que creó el Seguro de Accidentes de
Trabajo y Enfermedades Profesionales a cargo del Seguro Social Obrero. Su
reglamento, DS. 009-2005-TR es publicado el 29 de setiembre de 2005.
El 20 de agosto del presente año (2011) aparece publicado en el diario oficial El
Peruano, la Ley N° 29783, Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo. Esta ley
extiende el ámbito del Reglamento anterior, de setiembre del 2005, que era,
extrañamente, sólo aplicable a la actividad privada; ahora la ley comprende a
todos los empleadores y trabajadores bajo el régimen laboral de la actividad
privada en todo el territorio nacional, trabajadores y funcionarios del sector
ALTAMIRANO SARAVIA ZOILA KATHERINE VIII-“A” 3
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votar, también, el derecho de una cuota aparte del salario, mientras subsista la
imposibilidad legal de trabajar; y si la Cámara no está resuelta a exigir del
empresario el pago de una cuota aparte de los salarios, debe abstenerse de
privar a la mujer del trabajo, única expectativa de ganarlos y, con ellos, de vivir.
He aquí la dificultad de esta ley. Envuelve esta ley, como todas las leyes de
trabajo, una carga para el Estado o para las empresas, o para unas y otro. Es
así como las leyes sociales, por su influencia en la repartición de las riquezas y
en las finanzas públicas, reflejan sobre el bienestar general; y es así como
realizan la obra democrática de proteger a los débiles, entregándoles directa o
indirectamente algo de las ganancias de las clases poderosas, (aplausos),
advirtiendo, señores, que acerca del número de días de descanso y de la cuota,
aparte del salario, necesitamos flexibilidad en nuestro criterio, a fin de intentar la
armonía entre esos dos antagónicos intereses individuales, sin sacrificio del gran
interés colectivo, consistente en impedir el trabajo de la mujer en cinta y de
proporcionarla su pan y su abrigo en la época del reposo, gravámenes que han
de soportar las empresas, mientras carezcamos de instituciones de seguros
sobre la Maternidad o de Sociedades Mutuas para auxiliarla; y gravámenes a los
cuales, por vía de artículos adicionales al actual proyecto, hemos de agregar el
gasto de establecer salas-cunas para el depósito de los niños lactantes por el
tiempo que sus madres trabajen, adición -119- ya contemplada por quien está
usando de la palabra, cuando antes de pedirla departía con nuestro
vicepresidente, señor Balta. Admitamos, pues, señores diputados, lo inevitable
de imponer gravámenes a los empresarios al crear derechos al trabajador; y
admitamos también la necesidad de garantir el derecho con previsiones para
precaver la malicia, pronta a ambular entre las empresas invitándolas a eludir su
doble obligación: la del reposo y la del salario. El Legislador, ha de prever la
malicia y ha de dificultar a los empresarios que despidan a la mujer en cinta para
sustraerse al pago del salario, imponiéndoles que lo abonen antes de despedirla
y que abonen, además, las posibles indemnizaciones contractuales. En el orden
de la penalidad por infringir la ley, hay las multas, sin detenerme a sostener, o a
modificar su escala, y su cuantía, objeto de interesante crítica por Alberto Ulloa
Sotomayor, jurisconsulto y periodista de renombre, no obstante de estar aun en
los albores de su vida profesional; y en el sistema de los órganos de vigilancia y
de ejecución de la ley, hay el juez de primera instancia, el alcalde municipal, el
subprefecto de la provincia, todos los ciudadanos provistos de la acción popular
para velar por el trabajo de la mujer y del niño, las asociaciones protectoras de
la infancia y de la maternidad, la inspección de Higiene Social, iniciativa feliz del
eminente diputado señor Maúrtua, y, finalmente, en el futuro, para alcanzar la
observación rigorosa de todas las leyes obreras, habrá la Inspección General del
Trabajo, sobre la que espero, antes de presentar un proyecto a la Cámara,
someterlo a los señores Barrós, Secada, Gamarra y Vinelli, miembros de la
Comisión de estudio de las iniciativas sobre cuestiones sociales. Y concluyo, Sr.
Presidente, con la tarea de exponer los ejes de una ley, exenta, en su factura y
en su intención, de dogmatismos, de espíritu abstracto, de exageraciones
sistemáticas incomprensiones sobre la realidad social e industrial de nuestro