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El ciclo de crecimiento de Estados Unidos post mitad de los 60s (1965-1975) difiere
significativamente del proceso de dos décadas posterior a la 2da Guerra Mundial (1945-1965).
Esto responde a la fragilidad del sistema financiero, que se erigió como un factor dominante a
mitad de los 60s y a la respuesta de las políticas monetarias y fiscales a las amenazas de crisis
financieras y las depresiones que acompañan a las crisis de sistemas financieros frágiles. La
combinación de un entorno financiero frágil y políticas ineptas (caracterizadas por las subas de
las tasas de interés) durante la década 1965-1975 resultó en una oscilación entre la aceleración de
la inflación y amenazas de crisis financieras y deflación de la deuda. Este nuevo paradigma implica
que desarrollemos nuevos enfoques sobre políticas de estabilización, así como reformas
financieras.
Antes de buscar la cura, debemos entender la enfermedad: estructuras financieras robustas
y frágiles.
Las relaciones financieras son un determinante importante del comportamiento de una economía
capitalista. Para entender como éstas influyen sobre el empleo y el ingreso, hay que distinguir
entre estructuras financieras robustas y frágiles. La estructura financiera consiste en hojas de
balance interrelacionadas. Los instrumentos financieros en esos balances pueden ser vistos como
compromisos de pago a) por demanda, b) en fechas particulares o c) frente a la ocurrencia de una
contingencia especificada. Estos compromisos están tanto en el principal (capital) como en el
interés; deudas de corto plazo involucran compromisos mayores que de más largo plazo, por el
mismo valor.
Salvo los Gobiernos Nacionales, todas las unidades económicas (familias, empresas, gobiernos
provinciales y locales) deben necesariamente generar cash flows de sus operaciones para pagar
las deudas contraídas: exceso de ingreso disponible sobre las necesidades presupuestarias de las
familias, las utilidades de las empresas luego del pago de impuestos, y los superávits
presupuestarios por recaudación y transferencias por sobre los gastos de los gobiernos
provinciales y municipales. Para las unidades financieras estrictas, como los bancos y los REITs
(sociedades dueñas de activos inmobiliarios y cuyos ingresos provienen del alquiler de los
mismos), el equivalente a los cash flows de las operaciones son los ingresos recibidos por el
cumplimiento de los contratos de deuda, en los cuales son acreedores.
Además de los cash flows de las operaciones, las unidades pueden obtener efectivo para cumplir
con sus obligaciones a través de (1) teniendo efectivo en mano; (2) poniendo a disposición activos
financieros que son superfluos para el desarrollo de las operaciones y (3) pidiendo prestado. En
cualquiera de estos 3 casos se produce un cambio de composición del portafolio.
En definitiva, distinguimos 3 tipos de cash flows: hoja de balance, ingresos y portafolio. En última
instancia, el éxito de una estructura de deuda depende de los ingresos. Éstos, a su vez, dependen
de los precios y de los costos operativos como los retornos por los negocios, del trabajo o la
1
Artículo original: Minsky, Hyman P. Ph.D., "Financial Resources in a Fragile Financial Environment". Publicado en
Challenge, julio/agosto de 1975. Traducción realizada por Ignacio López Mieres (Universidad de Buenos Aires,
noviembre 2019).
recaudación impositiva que superen los gastos corrientes por un margen que es suficiente para
satisfacer los compromisos de deuda y mostrarse solvente frente a los acreedores.
Como la validación de las estructuras de deuda (salvo el gobierno nacional) depende de los precios
y los costos actuales y esperados, existen vínculos fuertes entre el sistema de precios y el sistema
financiero. La teoría cuantitativa del dinero y los modelos estándar macroeconómicos solamente
especifican vínculos muy débiles entre ambos, por lo cual sus recomendaciones de política son
ineficientes en circunstancias en las que los factores financieros son determinantes en el
comportamiento del sistema económico. Un sistema financiero es robusto en la medida que los
servicios de deuda pueden ser afrontados con ingresos de cash flows y cuando los portafolios
contienen suficiente efectivo y activos financieros que pueden ser vendidos en el mercado que no
son requeridos por las operaciones para absorber déficits temporales de caja. Un sistema
financiero evoluciona hacia la fragilidad en la medida que los cash flows por los pasivos se
incrementan relativamente respecto a los ingresos de efectivo disponibles para pagar las deudas
y en la medida que las unidades económicas son despojadas de sus activos líquidos.
Para distinguir estructuras financieras robustas de frágiles, hay que diferenciar 3 formas de
comportamiento de las unidades económicas. Las unidades Hedge logran generar cash flows de
sus operaciones que superan los pagos en efectivo adeudados (por ejemplo, hipotecas). Las
unidades Speculative no logran cubrir con los cash flows de las operaciones el principal de la
deuda, pero sí los intereses (usualmente los bancos se involucran en éstas, así como las empresas
que tienen deuda flotante en la forma de préstamos bancarios y papeles comerciales - deuda de
corto plazo para afrontar gastos corrientes y pagar deudas de corto plazo -). Las unidades Ponzi
no pueden siquiera cubrir los intereses de la deuda con los ingresos de sus operaciones (por
ejemplo, unidades que están construyendo instalaciones con largos períodos de gestación o cuyos
cash flows se quedan cortos2).
2
Se pone como ejemplo a unos bonos emitidos por Nueva York, dado que las expectativas de ingresos y costos de
la ciudad no anticipan un superávit corriente suficientemente grande como para pagar la deuda pendiente, y
mucho menos hacer frente a cualquier nueva deuda necesaria para cubrir los déficits actuales. También los REITs
son Ponzi, puesto que los cash flows esperados son insuficientes para validar las deudas (piden prestado para
pagar dividendos basados en intereses acumulados).
La transición de la robustez a la fragilidad.
Corporaciones no financieras
Gráfico 1: ratio de inversión corporativa en capital fijo / fondos propios. Entre 1950 y 1965, la
medida giró en torno a 1, por lo cual los superávits corporativos compensan los déficits. Desde
1965, este ratio fue en ascenso, debido a que las empresas tuvieron déficits todos los años, los
cuales tendieron a incrementarse. En la década 1965-1975, una porción creciente de la inversión
fija fue financiada de modo externo. Esto indica que, en la medida que las corporaciones querían
incrementar sus inversiones porque la economía iba bien y los incentivos para las inversiones
(crédito fiscal a la inversión y acelerada depreciación) fueron introducidos al sistema impositivo,
el sofisticado sistema financiero se acomodó a la demanda de financiamiento.
Gráfico 2: el ratio de pasivos / fondos brutos propios es conservador en la medida que no
incorpora la diferenciación de pasivos de corto plazo en la estructura de pasivos y el aumento de
la tasa de interés. Así y todo, el ratio no mostró cambios importantes previo a la mitad de los 60s.
En la última década se observa una fuerte tendencia alcista del indicador. Es decir, los cash flows
de las operaciones corporativas proveen una cobertura significativamente menor a la deuda que
en la década pasada.
Gráfico 3: el ratio de pasivos totales / depósitos a la vista es un indicador de los activos en efectivo
que las corporaciones tienen en sus hojas de balance. Este ratio se ha incrementado desde los 50s,
pero la tasa de crecimiento se ha incrementado primero a fines de los 60s y nuevamente a
principios de los 70s.
Gráfico 5: los pasivos de los hogares / ingreso disponible pasan del 35% en 1950 a 74% en 1965, y
desde 1965 el ratio se movió entre 69% y 74%.
Gráfico 6: el ratio de pasivos de los hogares / depósitos a la vista y circulante muestra un ascenso
suave entre 1950 y 1965, pasando de 1.2 a 3.7, y en la década de 1965-1975 el ratio se movió entre
3.6 y 4.0.
Se podría argumentar a partir de las medidas presentadas que la situación financiera de los
hogares se ha estabilizado en la última década. Sin embargo, si ajustáramos los pasivos a tasas de
interés crecientes de la década 1965-1975, la tendencia creciente hubiese continuado.
Bancos Comerciales
Gráfico 7: el ratio de patrimonio neto financiero / pasivos totales pasa de 7,4% a 8,6% entre 1950
y 1960. Desde 1960, el ratio cae hasta 5,6%. La medida convencional de protección del patrimonio
en la banca comercial, en la cual los activos no se revalúan, ha caído de forma marcada. Las
exigencias de capital de los bancos han disminuido considerablemente en los últimos 15 años.
Gráfico 8: el ratio de pasivos totales / activos protegidos (aquellos cuyo valor de mercado es
protegido por la intervención de la FED) se incrementa suavemente desde 3.0 en 1950 a 5.2 en
1963. Desde 1963, la tasa de crecimiento se acelera, llegando en 1974 a 11.9.
Gráfico 9: el ratio de depósitos a la vista / pasivos totales se ha reducido sistemáticamente en todo
el período. En los comienzos de la década de 1960 comienza a acelerarse la tasa de decrecimiento
del ratio. Se puede atribuir esto a la creación de los Certificados de Depósito (CDs).
Gráfico 10: el ratio de “fondos comprados” (fondos sin depósito + CDs negociables) / pasivos
totales está cercano al 5% hasta 1962, momento en el cual pega un salto alcanzando el 18% en
1969 y en 16% en 1974.
Todos estos datos dan cuenta de los cambios financieros de las décadas de 1960 y 1970,
particularmente del aumento del carácter especulativo en las instituciones financieras. Como
resultado de ello y de los cambios similares en los otros sectores (hogares y empresas), el sistema
financiero ha pasado a ser mucho menos robusto. La hipótesis de Minsky es que a comienzos de
1960s el sistema financiero pasó por cambios importantes que tendieron a acelerar la tendencia
hacia estructuras financieras frágiles. Esto implicó profundos cambios en la economía, que luce
muy distinta que en los 15 años posteriores a la 2da Guerra Mundial.
Banca marginal y fragilidad financiera.
Adicionalmente a los cambios discutidos, los cambios institucionales también contribuyeron a
una mayor fragilidad a través del aumento de las capas de reclamos financieros. En los últimos 15
años, el crecimiento de las instituciones bancarias marginales y ciertas prácticas – tales como los
préstamos comerciales de compañías financieras y la emisión de papeles comerciales por
empresas, REITs y bancos comerciales “no miembros” – crecieron más relativamente a otros
elementos del sistema financiero. Con el crecimiento de la banca marginal, los bancos “miembros”
y especialmente los grandes bancos del mercado financiero se han convertido en prestamistas de
facto de última instancia de estas instituciones por medio de líneas de crédito.
El nuevo sistema consiste en que la Reserva Federal es el prestamista de última instancia de los
bancos comerciales más grandes, y éstos últimos son los prestamistas de última instancia de las
instituciones bancarias marginales. Se ha regresado al modelo jerárquico del Sistema Nacional
Bancario (1863-1913).
Las relaciones bancarias jerárquicas pueden ser una fuente de fragilidad del sistema financiero.
Las instituciones bancarias marginales recurren a las líneas de financiamiento de los bancos
centrales cuando los canales de financiamiento alternativos se vuelven muy caros o se vuelven
inutilizables debido al estrés en el mercado, como ocurre cuando surgen dudas de que la banca
marginal cumpla con sus compromisos de pago, debido a algunas debilidades que se perciben en
su estructura de activos. Por ejemplo, la debilidad intrínseca en la construcción especulativa hace
que los papeles comerciales de los REIT no tengan mercado. Por ende, cuando los bancos actúan
como prestamistas residuales están refinanciando instituciones que son frágiles desde el punto
de vista del mercado. En la medida que los bancos tengan en sus portafolios activos similares a
los de la banca marginal, algunos de estos activos se debilitan cuando se revela la fragilidad de los
portafolios de los bancos marginales en el mercado. Entonces, algunos portafolios ya debilitados
de los bancos son más deteriorados cuando los bancos actúan como prestamistas de última
instancia de instituciones marginales, al permitir que los bancos marginales utilicen sus líneas de
crédito. En suma, si se encadenan episodios de estas características, en los cuales los grandes
bancos del sistema financiero rescatan a los bancos marginales, se acumulan debilidades en los
grandes bancos. La fragilidad financiera tiende a ser una enfermedad progresiva y contagiosa, y
nuestra estructura financiera jerarquizada facilita la difusión de la enfermedad.
Entonces, el potencial de una disrupción seria en forma de dominó está implícita en el carácter
jerárquico que se ha desarrollado. La introducción de nuevas capas financieras, en conjunto a
nuevos instrumentos destinados a la creación de crédito para aprovechar las piletas de liquidez,
son los factores determinantes de la creciente fragilidad financiera.