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ASIGNATURA:

Psicología Jurídica

TEMA:
Los trastornos Mentales y su Influencia en el rol del
Delincuente

FACILITADOR
Edwin Vázquez

ALUNNOS:
Miguel Ángel Pérez Montero. ST201700049

Blanca Yris Tolentino. St2012 0835

Jesabel Abigail Martinez Ureña. St 2016001066

Fecha. 12 / 08 /2019
Índice de Contenido

Introducción----------------------------------------------------------------------------1

Justificación ---------------------------------------------------------------------------3

Objeticos Espáticos -----------------------------------------------------------------4

Trastorno Mental----------------------------------------------------------------------5

Causas de los trastornos mentales----------------------------------------------6

Cómo se diagnostican los trastornos mentales-------------------------------7

Clasificación----------------------------------------------------------------------------8

Trastornos Psicóticos----------------------------------------------------------------9

Trastornos límites de la personalidad------------------------------------------10

Trastorno esquizotípico de la personalidad----------------------------------11

Trastornos del estado de ánimo-------------------------------------------------12

Enfermedad Mental y Delincuencia--------------------------------------------15

Psicopatía y trastorno Sádico de la Personalidad-------------------------19

Principales trastornos clínicos asociados al comportamiento criminal---------------21

Trastorno Negativita desafiante ------------------------------------------------22

Trastorno explosivo intermitente -----------------------------------------------23


Trastorno de la conducta----------------------------------------------------------24

Trastorno por déficit de atención e hiperactividad--------------------------25

Trastorno de la personalidad antisocial---------------------------------------26

Trastornos parafílicos--------------------------------------------------------------27

Conclusiones-------------------------------------------------------------------------28

Referencias Bibliografía ----------------------------------------------------------29


INTRODUCCIÓN

El homicidio constituye uno de los indicadores más completos, comparables y


precisos para medir la violencia. Los datos sobre homicidio constituyen una
herramienta importante para monitorear la seguridad y la justicia, ayudan a que la
comunidad internacional comprenda mejor la complejidad del homicidio y sus
diferentes efectos, permitiendo así que los gobiernos desarrollen estrategias y
políticas públicas que protejan a quienes están en mayor riesgo y presten atención
a los individuos que tienen más probabilidad de delinquir.1

Dar muerte a otro es un acto de agresión que implica un daño irreparable, pues la
víctima del mismo deja de existir; considerándose la vida como el primero y más
fundamental de los derechos que adquiere el hombre por el solo hecho de serlo,
sobre el cual reposan los demás derechos. Su estudio ha proporcionado a muchas
ramas del conocimiento elementos explicativos sobre la forma en que ocurre este
fenómeno.

La asociación entre homicidio y enfermedad mental ha sido un tema a debate en


el campo de la Psiquiatría y la Criminología durante décadas. Algunos estudios
hablan de una leve asociación entre homicidas y cualquier tipo de psicosis, sin
embargo, esta visión ha sido rebatida de manera constante en la literatura.

Existe un consenso en el cual el riesgo de ejecutar un homicidio es mucho mayor


en personas con problemas de uso, abuso y dependencia de alcohol y otros
tóxicos que en cualquier otro tipo de enfermedad mental; además, de
determinados rasgos de personalidad que predisponen a la violencia,
especialmente la de tipo predatoria o instrumental, como el Trastorno de la
Personalidad Antisocial (TPA) o la psicopatía.

El pensamiento científico actual incursiona en el desarrollo de los denominados


modelos neurocognitivos, que tratan de explicar las bases biológicas del homicidio
como forma de expresión de la violencia humana y dentro de ella la neurobiología
de un subgrupo homogéneo conformado por los psicópatas, intentando ofrecer
una visión global e integradora de los distintos factores que pueden contribuir al
desarrollo de la misma. Así, se habla del modelo de disfunción del lóbulo frontal,
donde las regiones implicadas en el mismo son las prefrontales, ventrolaterales y
orbitales; el modelo de déficit en la modulación del conjunto de respuesta, que
está muy vinculado a los procesos de atención y la disfunción; el modelo de
disfunción del miedo, el cual surgiere un importante rol a la amígdala cerebral y
enfatiza el papel del miedo en la socialización; el modelo de inhibición de la
violencia, que considera que la amígdala cerebral es la estructura afectada y
focaliza en la importancia de la empatía o la capacidad de ser sensible a los
sentimientos, pensamientos y experiencias de otra persona

Los protagonistas de la violencia social y del homicidio en particular, no suelen ser


propiamente enfermos mentales, sino más bien en su mayoría individuos con
Trastorno de la Personalidad Antisocial (TPA) y en algunas situaciones
constituyen verdaderos psicópatas, ambos manifiestan una clara inadaptación
social y agresividad, en el TPA se concede mayor importancia a las conductas
delictivas y antisociales, mientras que en la psicopatía la principal alteración está
centrada en la personalidad del individuo. En este trabajo investigaremos los
trastornos mentales y su incidencia en los delitos que cometen en la diferente
escala de la sociedad.
Justificación
Las enfermedades mentales abarcan una amplia variedad de trastornos, cada
uno de ellos con características distintas. En líneas generales, se manifiestan
como alteraciones en los procesos del razonamiento, el comportamiento, la
facultad de reconocer la realidad, las emociones o la relación con los demás,
consideradas como anormales con respecto al grupo social de referencia del cual
proviene el individuo. No tienen una única causa, sino que son el resultado de una
compleja interacción entre factores biológicos, sociales y psicológicos, y con
frecuencia es posible identificar y tratar una causa orgánica subyacente.
Las evaluaciones del paciente son realizadas por profesionales de la salud mental,
como psiquiatras y psicólogos, utilizando diversos métodos, como las pruebas
psicométricas, pero a menudo dependen de la observación y la entrevista
personal. Los tratamientos principales son la psicoterapia y los psicofármacos.
Otros tratamientos incluyen cambios en el estilo de vida, intervenciones sociales y
autoayuda.
Destaca especialmente el campo naciente de la "psiquiatría nutricional", que es
muy prometedor para abordar y prevenir los trastornos mentales. Nuevas
evidencias científicas confirman que la calidad de la alimentación está relacionada
con el riesgo de desarrollar trastornos mentales, en todas las edades y países.
Asimismo, se ha demostrado que tanto el estrés como los problemas psicológicos
o psiquiátricos provocan malos hábitos alimenticios y esta mala nutrición causa
diversos trastornos de salud y empeora la salud mental, en una especie de círculo
vicioso.19
Los trastornos mentales más comunes incluyen la depresión (que afecta a unos
300 millones de personas en el mundo), el trastorno bipolar(unos 60 millones),
la demencia (unos 50 millones), la esquizofrenia y otras psicosis (unos 23
millones) y los trastornos del desarrollo, incluido el autismo. El estigma y la
discriminación pueden aumentar el sufrimiento y la discapacidad asociados con
los trastornos mentales, por lo que varios movimientos sociales intentan aumentar
la comprensión para evitar la exclusión social.
Objetivo General

Analizar los Principales trastornos clínicos asociados al


comportamiento criminal

Objeticos Espáticos
Identifica las Causas de los trastornos mentales

Evaluar los Trastornos del estado de ánimo que influyen en el delito


TRASTORNO MENTAL

Se conoce como trastorno mental al síndrome o a un patrón de carácter


psicológico sujeto a interpretación clínica que, por lo general, se asocia a un
malestar o a una discapacidad. En este marco, resulta interesante destacar que
una enfermedad de tipo mental es aquella que se produce a raíz de una
alteración que repercute sobre los procedimientos afectivos y cognitivos del
desarrollo, la cual se traduce en dificultades para razonar, alteraciones del
comportamiento, impedimentos para comprender la realidad y para adaptarse a
diversas situaciones.
Causas de los trastornos mentales

La mayoría de los trastornos mentales son provocados por una combinación de


múltiples factores genéticos y ambientales. Esto se denomina herencia
multifactorial. Muchos otros problemas médicos comunes como la diabetes tipo 2,
la obesidad y el asma también son susceptibles a la herencia multifactorial.
Factores ambientales
Los factores ambientales que contribuyen al desarrollo de trastornos mentales
son, entre otros:
 Traumas: el abuso físico, sexual y emocional durante la infancia produce un
aumento en la probabilidad de tener un trastorno mental. Los entornos de
mucho estrés en el hogar, la pérdida de un ser querido y los desastres
naturales también son factores importantes.
 Daño emocional: las experiencias escolares negativas y el acoso
escolar también pueden ocasionar daños emocionales graves a largo plazo.
La concientización sobre estas cuestiones generó campañas contra el
acoso escolar a nivel nacional y la implementación de estas campañas le
ha dado más importancia a la salud mental de los niños en edad escolar y
los adolescentes.
 Abuso de sustancias: la exposición al tabaco, al alcohol y a las drogas
ilegales tanto antes de nacer como en la infancia se ha asociado con el
desarrollo de trastornos mentales, además de los trastornos o la adicción al
consumo de sustancias.
Los factores ambientales por sí solos no causan trastornos mentales. Los factores
genéticos también desempeñan un papel en el desarrollo de un trastorno mental.
Factores genéticos
Los factores genéticos que contribuyen al desarrollo de trastornos mentales son,
entre otros:
 Regulación epigenética: la epigenética afecta la forma en que una persona
reacciona a los factores ambientales y puede afectar la probabilidad de que
esa persona desarrolle un trastorno mental como consecuencia de ello. La
epigenética no es constante a lo largo del tiempo. Esto significa que un gen
no está siempre activo o inactivo. Debe existir la combinación adecuada de
factores ambientales y regulación epigenética para que se desarrolle un
trastorno mental.
 Polimorfismos genéticos: estos cambios en nuestro ADN nos hacen únicos
como individuos. Un polimorfismo por sí solo no provocará el desarrollo de
un trastorno mental. Sin embargo, la combinación de uno o más
polimorfismos específicos y determinados factores ambientales pueden
provocar el desarrollo de un trastorno mental.
 Cambios de un solo gen: son poco comunes.
Cómo se diagnostican los trastornos mentales

Los médicos diagnostican los trastornos mentales en función de los signos y


síntomas del paciente individual. Para ello, usan la quinta edición del Manual de
diagnóstico y estadísticas de trastornos mentales (Diagnostic and Statistical
Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-5) para poder diagnosticar
trastornos mentales.
No existen pruebas genéticas que permitan confirmar un diagnóstico de trastorno
mental. Dado que la experiencia y el medio ambiente tienen un papel importante
en el desarrollo de un trastorno mental, ninguna prueba genética jamás podrá
determinar con absoluta certeza quién desarrollará o no un trastorno mental.

Clasificación

Aún cuando clásicamente se han dividido las enfermedades mentales


en Trastornos Orgánicos y Trastornos Funcionales, haciendo referencia al grado
de génesis fisiológica o psíquica que determine al padecimiento, la clínica
demuestra que ambas esferas no son independientes entre sí y que en la
patología, como en el resto del desempeño psíquico "normal", ambos factores
interactúan y se correlacionan para generar el amplio espectro del comportamiento
humano tal como lo conocemos. De hecho, alteraciones biológicas alteran la
psique, al igual que alteraciones psicológicas alteran o modifican la biología. 567
Según el DSM-IV-TR, los trastornos son una clasificación por categorías no
excluyente, basada en criterios con rasgos definitorios. Admiten que no existe una
definición que especifique adecuadamente los límites del concepto, careciendo de
una definición operacional consistente que englobe todas las posibilidades. Un
trastorno es un patrón comporta mental o psicológico de significación clínica que,
cualquiera que sea su causa, es una manifestación individual de una disfunción
comporta mental, psicológica o biológica.
Esta manifestación es considerada síntoma cuando aparece asociada a un
malestar (por ejemplo, dolor), a una discapacidad (por ejemplo, deterioro en un
área de funcionamiento) o a un riesgo significativamente aumentado de morir o de
sufrir dolor, discapacidad o pérdida de libertad.
Una concepción errónea muy frecuente es pensar que la clasificación de los
trastornos mentales clasifica a las personas; lo que realmente hace es clasificar
los trastornos de las personas que los padecen.
Existen numerosas categorías de trastornos mentales, con mayor o menor
gravedad tanto en la vivencia subjetiva del individuo como en su repercusión
dentro del funcionamiento social, así se hace alusión a otra clasificación
clásica: Trastornos Neuróticos y Trastornos Psicóticos.
 Las neurosis afectan en mayor grado a la percepción del sujeto sobre sí
mismo, y a su nivel de agrado, de plenitud y de integración del yo, así como a
sus relaciones con el entorno social y familiar más cercano; sin embargo, no
presentan los síntomas usuales de desconexión con la realidad y amplio
alejamiento de la vida social, pueden desempeñarse laboral y
académicamente, y según Freud y las escuelas psicoanalíticas este estado es
la condición natural de la vida psíquica.
 Las psicosis, abarcan la manifestación más claramente asociada con la
enfermedad mental, sus síntomas clásicos incluyen las alucinaciones, delirios
y grave alteración afectiva y relacional, estos trastornos suelen tener un factor
orgánico bastante pronunciado como los Trastornos Depresivos y Bipolares,
aunque las esquizofrenias son claramente las de mayor repercusión personal,
social y familiar dado su carácter crónico y degenerativo caracterizado por los
elementos propios de todos los trastornos psicóticos a los cuales se añaden la
desconexión con la realidad y aplanamiento afectivo.

TRASTORNOS PSICÓTICOS:

Esquizofrenia:

La esquizofrenia es un trastorno mental grave que se caracteriza por la aparición


de una serie de síntomas.

Síntomas positivos: se entienden como los síntomas propios de la esquizofrenia:

 Ideas delirantes: creencias erróneas


 Alucinaciones: percepción sin objeto
 Comportamiento extravagante.
 Trastornos formales del pensamiento de tipo positivo.

Síntomas negativos: en realidad constituyen el núcleo de síntomas nucleares de la


esquizofrenia.

 Aplanamiento o congelación afectiva: actitud indiferente respecto a


situaciones ambientales.
 Al. logia: no relación congruente entre su pensamiento y el medio.
 Abulia, apatía: falta de interés, de energía, de impulso
 Anhedonia: dificultad o incapacidad para experimentar placer o interés.
 Déficit de atención.

La Esquizofrenia suele aparecer en la adolescencia o principio de la edad adulta.

El inicio del trastorno puede ser de dos formas:


 Con inicio procesual o insidioso: caracterizado por un lento y gradual
desarrollo de los síntomas y signos. Se manifiesta principalmente con
sintomatología negativa.
 Con inicio en forma de brote o reactivo: manifestado principalmente por
sintomatología positiva.

Tipo de esquizofrenia:

 paranoide
 catatónica
 desorganizada
 indiferenciada
 residual

Trastorno delirante

Presencia de ideas delirantes que no son extrañas, es decir, situaciones que


pueden suceder en la vida real, como ser perseguido, envenenado, engañado por
la pareja, ... Estas ideas delirantes deben darse durante un tiempo prolongado
(mínimo un mes).

A excepción de estas ideas delirantes, la actividad psicosocial no está deteriorada


significativamente y el comportamiento no es raro.

Se especificará según el tema delirante que predomine:

 tipo erotomaníaco
 Tipo de grandiosidad
 tipo celotípico
 tipo persecutorio
 tipo somático
 tipo mixto
 Tipo no especificado

Trastornos límites de la personalidad

Trastorno límite de la personalidad:

Presencia de inestabilidad en el estado de ánimo, en las relaciones


interpersonales y en la autoimagen, se hace patente desde el inicio de la vida
adulta y afecta a diferentes contextos.

 Esfuerzos para evitar el abandono real o imaginario


 relaciones interpersonales inestables e intensas
 Trastorno de la identidad acusado y persistente
 Impulsividad menos en dos áreas que pueden ser peligrosas para el sujeto.
 Conductas suicidas recurrentes y de automutilación.
 Inestabilidad afectiva.
 Sentimientos crónicos de vacío.
 Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira.
 Ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas
disociativos graves.

Trastorno esquizotípico de la personalidad

Patrón general de déficit social e interpersonal asociado a malestar agudo, a una


capacidad reducida para las relaciones personales así como distorsiones
cognoscitivas o perspectivas y excentricidades de comportamiento que comienzan
al principio de la edad adulta. Se pueden dar ideas de referencia, creencias
extrañas o pensamiento mágico, experiencias perceptivas inhabituales,
pensamiento, lenguaje y comportamiento extraño, suspicacia o ideación
paranoide, afectividad inapropiada, falta de amigos íntimos, ansiedad social
excesiva.

Trastornos del estado de ánimo

Trastorno Depresivo Mayor

La Depresión es un trastorno del estado de ánimo, caracterizado por humor


deprimido severo y persistente, pérdida de interés o placer en las actividades,
disminución de energía, cambios en el sueño y la alimentación, sentimientos de
culpa o desesperanza.

Estos síntomas deben estar presentes durante al menos dos semanas, deben
producir angustia significativa y ser lo suficientemente severos como para interferir
en las tareas cotidianas.

Trastorno Bipolar:

Trastorno caracterizado por importantes oscilaciones del estado de ánimo,


comprende episodios depresivos donde predominan: falta de energía, de
intereses, insomnio, retraimiento, sentimientos de incapacidad, desesperanza, y
episodios maníacos caracterizados por la presencia de euforia, gran actividad,
falta de sueño, ideas de grandeza, rechazo de la ayuda.
Trastornos de ansiedad:

Crisis de angustia

Aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro


o más de los siguientes síntomas, de forma repentina y en poco tiempo (diez
minutos o menos) la crisis llega a la máxima intensidad:

 Palpitaciones, aceleración del corazón o aumento de la frecuencia cardiaca.


 sudoración
 Temblores, empujes
 Sensación de ahogo o falta de aliento
 Sensación de atragantarse
 Opresión o malestar torácico
 Náuseas o molestias abdominales
 Inestabilidad, mareo o desmayo
 Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar
separado de uno mismo)
 Miedo a perder el control oa volverse loco
 Miedo de morir
 Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)
 Escalofríos o sofocos

Agorafobia

Es un trastorno de ansiedad que puede aparecer o no asociado con ataques de


pánico. Aparición de gran ansiedad en lugares o situaciones donde puede ser
difícil escapar u obtener ayuda, en el caso de aparecer una crisis de angustia
inesperada.

Los temores agorafóbicos suelen estar relacionados con un conjunto de


situaciones características, entre las que se incluyen estar fuera de casa,
mezclarse con la gente o hacer cola, pasar por un puente o viajar en autobús, tren
o automóvil.

Estas situaciones se evitan por miedo a que aparezca una crisis de angustia o
síntomas similares a la angustia, o se hace indispensable la presencia de un
conocido para soportarlas.

Trastorno obsesivo-compulsivo

Presencia de obsesiones o compulsiones de forma recurrente.

Las obsesiones son ideas, pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes o


persistentes que el individuo considera intrusivas o inapropiadas y le provocan
malestar o ansiedad, e intenta ignorarlas o suprimirlas, pero no puede evitarlas. El
individuo es capaz de reconocer que estas obsesiones son producto de su mente
y no vienen impuestas desde fuera. Las obsesiones más frecuentes son ideas
recurrentes sobre temas como la contaminación, dudas repetitivos, orden, ...

Las compulsiones son comportamientos o actos mentales de carácter recurrente,


la mayor parte de los casos, con el objetivo de prevenir o reducir el malestar o la
prevención de algún acontecimiento o situación negativa que el individuo se ve
obligado a realizar en respuesta a una obsesión.

Las obsesiones o compulsiones provocan un malestar clínico significativo,


representan una pérdida de tiempo o interfieren en la rutina diaria del individuo, en
las relaciones laborales o académicas o en su vida social.

Enfermedad Mental y Delincuencia

Históricamente, los límites entre el trastorno mental y la conducta violenta han


sido muy imprecisos. En la actualidad aún persiste la creencia popular de que los
delitos más graves como pueden ser el asesinato con componentes sexuales, la
conducta parricida, el neonaticidio...y los que incluyen elementos que permiten la
clasificación de agravamiento de un delito (ensañamiento y alevosía, víctimas muy
vulnerables etc) son llevados a cabo por personas con algún tipo de enfermedad
mental grave. Desde numerosas asociaciones de enfermos mentales se ha
pretendido "limpiar" la imagen de los mismos.

Sin embargo, sí que parece existir un porcentaje significativo de pacientes que a


causa de haber abandonado su tratamiento farmacológico o su consumo irregular
unido al abuso de drogas psicoactivas, pueden desarrollar conductas violentas. El
papel de los medios de comunicación no hace más que aumentar la creencia en la
asociación enfermedad mental- delincuencia. Delitos puntuales de gran violencia
protagonizados por una proporción pequeña de estos enfermos pasan a
convertirse en la generalidad.

Por otra parte, si se analiza la postura tomada por los profesionales de la salud
mental, tampoco existe uniformidad de criterio. Así la Asociación Americana de
Psiquiatría (APA), defiende que, "la mayor parte de las personas violentas no
sufren enfermedad mental y que con tratamiento, la persona con trastorno mental
no es más peligrosa que la población general".

Al margen de este postulado, se encuentra en la literatura numerosos estudios


científicos que demuestran que personas con desequilibrios psiquiátricos graves,
aquellos que tienen un tratamiento inadecuado o que, aún siendo adecuado no lo
siguen, son más propensos a manifestar conductas violentas que la población
general. Gran asociación existe según estos estudios, entre la esquizofrenia
(especialmente la de tipo paranoide) y la violencia. Hay que tener en cuenta que,
gran cantidad de ellos han sido criticados por su falta de rigor científico y como
consecuencia de esto, ha acabado produciéndose la llamada "psiquiatrización de
la conducta criminal". Conviene romper una lanza a favor de otros muchos
estudios que sí han llevado una metodología científica rigurosa. Destacar el
llamado "Estudio MacARTHUR".

Se trata de un trabajo multidisciplinar realizado en EE.UU. durante más de una


década. Se perseguía un doble objetivo: por un lado, la valoración científica del
riesgo de violencia, y por otro, la creación de una posible herramienta de actuación
para que los distintos profesionales de la salud mental pudiesen valorarla. La
investigación arrojó datos interesantes. Así, se observaron dos predictores para la
conducta violenta: uno la psicopatía y otro, el haber sido víctima de malos tratos
durante la infancia. También se halló que la tasa de violencia era
significativamente superior en los esquizofrénicos y sobre todo en aquellos que
eran consumidores de sustancias psicoactivas y/o alcohol.

Historia

Resulta interesante conocer el punto de partida en este tema. Decir que la suerte
que corrían los enfermos mentales durante la edad media era la de ser
considerados como poseídos por el demonio.

Esta concepción tardará mucho tiempo en ser cambiada y partiendo de esta idea,
es lógico que el tratamiento legal que recibían estos enfermos iba en consonancia
con la de ser valorados como endemoniados. No será hasta el año 1724 cuando
un tribunal anglosajón por primera vez habla de inimputabilidad para las personas
con enfermedad mental.

No es hasta el S. XIX cuando la psicología criminal comienza a desarrollarse de


manera más rigurosa. El papel de Cesare Lombroso es esencial en este
desarrollo. Su obra "El hombre criminal" recoge el análisis de los rasgos
criminales. Estudiando las características de los distintos tipos de criminales
establece una comparación con las morfologías antropológicas prestando una
especial atención a los aspectos más psicológicos de la conducta. Dando un salto
en el tiempo, Brussel, psiquiatra forense, en 1957 estableció el que se ha
considerado como el primer perfil científico psicológico de un delincuente.

Su caso tuvo especial repercusión ya que ayudó a la policía a buscar a un


individuo que llevaba operando 10 años atrás y que era conocido como "el loco de
las bombas". Del estudio de sus crímenes y de una serie de notas
encontradas, Brussel dedujo lo siguiente: debía tratarse de un paciente paranoico,
ofreció su edad aproximada, profesión, estado civil e incluso su indumentaria. Con
estas descripciones, la policía detuvo al culpable que finalmente confesó ser él el
autor de los crímenes.

Psicosis Y Conducta Violenta


La psicosis constituye lo que algunos conocen como la auténtica locura, y es que
se trata de una enfermedad que irrumpe en la personalidad y que conlleva una
pérdida de conciencia de la realidad. Dentro del gran grupo que supone la
enfermedad psicótica, es el Trastorno Delirante el cuadro clínico más peligroso. El
delirio es considerado como un factor de riesgode conducta violenta,
especialmente aquellos delirios cuya temática es la celotipia, el perjuicio o la
persecución. Los hechos violentos típicos de este tipo de trastornos se
caracterizan por una "premeditación delirante".

Existe un delirio previo pero también una progresión delictiva además de una
circunstancia estresante previa al delito. El delito se comete con lucidez, serenidad
y precisión y aunque es desproporcionado, puede resultar "comprensible" (el
sujeto no hace más que cumplir con el deber que le dicta su delirio). Suelen
delinquir en solitario y cuando son capturados, no parecen mostrar arrepentimiento
alguno sino más bien un desapego emocional ante el crimen y una convicción
personal de haber hecho justicia. Es también característico en ellos su actitud
negativista, desconfiada o desafiante ante el proceso judicial, mostrando su total
rechazo al mismo.

Al margen de esto, es necesario apuntar que no todos los actos que realizan los
psicóticos tienen una relación directa con su psicopatología. Esto sólo vendría a
ocurrir según parece cuando la enfermedad está ya en estadios muy avanzados y
la psicosis impregna toda la personalidad del paciente y por tanto todos sus actos.

Desde el punto de vista legal, la tendencia viene siendo el considerar en estos


delincuentes la eximente completa o incompleta, por lo que su imputabilidad se
vería disminuida.

Por contra a lo que popularmente se podría pensar, los crímenes cometidos por
personas con grave enfermedad mental (tanto la psicosis como la demencia lo
son) son mucho menores en número que los perpetrados por la población general
o la afectada por disfunciones psíquicas de menor gravedad (tales como en
abusadores de sustancias, trastornos de ansiedad, trastornos de la
personalidad...). Es lo que se analizará en el siguiente punto.

Para tener una idea de qué porcentaje de sujetos con estos trastornos llevan a
cabo conductas delictivas, se recoge un revisión sobre 52 sentencias del Tribunal
Supremo (Sala de lo Penal) realizada por la Universidad Complutense:

* Esquizofrenia Paranoide: 34%

* Esquizofrenia indiferenciada: 16%

* Psicosis inducida por drogas: 12%

* Trastorno esquizoafectivo bipolar: 12%


* Psicosis sin especificar: 10%

* Trastorno delirante: 8%

* Esquizofrenia desorganizada: 4%

* Trastorno psicótico breve: 2%

* Esquizofrenia residual: 2%

Aunque existe una gran variabilidad en la tipología delictiva, basándonos en estas


52 sentencias, sería la siguiente:

* Delitos contra la salud pública: 18%

* Homicidio: 16%

* Asesinato: 13%

* Robo con intimidación: 13%

* Lesiones: 11%

* Agresión sexual: 10%

* Abuso sexual: 6%

* Tenencia ilícita de armas: 5%

* Incendio: 5%

* Violencia familiar: 3%

Trastornos de la Personalidad

¿Qué se entiende como trastorno de la personalidad? Según el DSM-IV (Manual


Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), los rasgos de personalidad
son tendencias persistentes de formas de percibir, relacionarse y pensar sobre el
entorno y uno mismo y que se manifiestan en una amplia gama de contextos
sociales y personales. Dichos rasgos constituirán trastornos de personalidad
cuando sean inflexibles, desadaptativos y causen deterioro funcional significativo o
malestar subjetivo. Aunque la persona que padece un trastorno de personalidad
mantenga íntegra las facultades intelectivas superiores y comprenda que un hecho
es ilícito, puede no llegar a poner en práctica estas capacidades de manera eficaz
si el trastorno es grave. De esta manera, serán valorados como eximente
incompleta cuando se determine que existe una disminución importante de la
capacidad de auto- determinación y además que exista una causalidad psíquica
entre el trastorno de la personalidad y el delito cometido.

Verdaderamente, no puede hablarse de una "personalidad delincuente" dadas las


grandes diferencias individuales existentes aunque sí se ha demostrado que el
infractor sistemático se caracteriza por sus rasgos de hostilidad, búsqueda de
sensaciones, desviación psicopática, hipomanía y depresión, bajo ajuste
emocional y asertividad.

Legalmente, los trastornos de personalidad deben ser valorados como eximentes


incompletas cuando "se determine una disminución importante de la capacidad de
autodeterminación (STS 24 ENERO 1991, 22 DE ABRIL 1993 y 3 DE JUNIO
1994) y siempre que exista una causalidad psíquica entre el trastorno de la
personalidad y el delito cometido" (STS 6 DE ABRIL 1992 y 23 DE ENERO 1993).

De todo el elenco de trastornos de la personalidad, se analizarán dos de ellos por


su especial relación con la actividad delictiva: psicopatía y personalidad sádica.

Psicopatía y trastorno Sádico de la Personalidad

Pese a que la psicopatía es uno de los más graves trastornos de la personalidad,


las clasificaciones oficiales (tales como CIE y DSM) no la incluyen y el motivo
parece hallarse en razones de política criminal. Que no aparezca en las
clasificaciones no significa que no sea utilizado y culturalmente aceptado.

La personalidad psicópata posee, por decirlo de algún modo, dos grandes factores
disfuncionales: el afectivo y el conductual. De la disfunción afectiva destaca su
insensibilidad, fuerte narcisismo y frialdad emocional. Las características de sus
disfunciones conductuales coinciden con los síntomas recogidos del trastorno
antisocial de la personalidad (sí incluido en las clasificaciones). Por tanto, la
mayoría de los psicópatas serán considerados como poseedores de un trastorno
antisocial pero no todos los diagnosticados con este último deberán ser
considerados como psicópatas.

Uno de los autores más relevantes en la investigación en esta área es Hare. Él


establece la siguiente clasificación de individuos psicópatas: primario, secundario
y sociópata. El secundario se ve afectado por ansiedad, remordimientos y por
introversión. El sociópata se caracteriza por una socialización adecuada, por
carecer de figura parental correcta, haber crecido en ambientes pobres u
hostiles...Pero sin duda, el que llama más la atención es el psicópata primario. A
diferencia del anterior, ha recibido una educación correcta. No tienen una
afectividad sincera o auténtica y no temen al castigo. Se descartan en estos
individuos los trastornos del pensamiento, son extrovertidos y no padecen
ansiedad. Narcisistas y egocéntricos, no les importa utilizar a los demás en su
propio beneficio. Sin capacidad para la autocrítica, son impulsivos y al no temer al
castigo, tampoco aprenden de la experiencia.
Hay que reconocer que sólo algunos de ellos se convierten en criminales
violentos. Entre ellos, los más inquietantes son los asesinos múltiples. A su vez,
estos pueden clasificarse en función de las características del crimen perpetrado
en: asesinos en masa (asesinar a más de 2 ó 3 personas en un mismo episodio
temporo-espacial), asesino en serie (en distintos episodios) y un
tipo intermedio (con características de ambos). Dentro de los asesinos en masa, la
prevalencia de trastornos psicóticos es alta. Así, algunos estudios sitúan en un
50% los sujetos con historia psiquiátrica previa, en un 40% los que manifestaron
síntomas psicóticos durante la comisión del crimen (delirios paranoides y
alucinaciones) así como graves dificultades en las relaciones personales
(HEMPEL et al. 1999). Por esta razón, se han dividido los asesinos en masa en
psicóticos (normalmente paranoides) y no psicóticos (con frecuencia depresivos)

Volviendo al psicópata, el que es considerado como un psicópata criminal suele


ser un asesino en serie. Comete sus asesinatos separados en el tiempo, sin que
exista una clara conexión entre ellos aunque a menudo muestran un patrón común
que debe ser encontrado para relacionar las muertes y perseguir al criminal.

No existe tampoco en este caso un único tipo psicológico de asesino en serie. Sí


que parece existir cierta relación entre el haber sufrido algún tipo de trauma infantil
(abandono, maltrato, abuso...) y padecer en la edad adulta un trastorno
psicopático.

Más allá de la psicopatía se encuentra el Trastorno Sádico de la Personalidad. De


nuevo, nos encontramos con la problemática de no estar incluido en las
clasificaciones oficiales. Al margen de esto, R. BRITAIN formuló un perfil
psicológico muy descriptivo del criminal sádico. Según él, se trata de un individuo
que por su estilo de vida y su estructura "aparente" de personalidad, puede pasar
inadvertido. Muy inteligente y meticuloso en sus crímenes. Suele ser varón, menor
de 35 años, solitario, muy educado, seductor aunque con escasa potencia sexual,
egocéntrico, narcisista e hipocondríaco. Siente fascinación por las armas,
simbología nazi y por las lecturas y comics con escenas violentas. Estos
individuos suelen delinquir cuando han sufrido algún tipo de "agresión" a su
autoestima. Gran planificación, frialdad, excitación seguida de gran alivio tras
cometer el crimen. Observar el sufrimiento que provocan les excita aún más. Es
un asesino muy organizado, no deja indicios en la escena del crimen. La víctima
es bien elegida, suele hablar con ella durante el hecho, la amordaza, arremete,
mata y después hace desaparecer el cadáver.

Le gusta coleccionar lo que considera "trofeos" de sus víctimas. No siente culpa


alguna y durante los interrogatorios policiales suele mostrarse con gran serenidad.
Imperturbable en todo momento. ¿El móvil de sus crímenes? A menudo es
simbólico, como una venganza contra figuras parentales (80-90% de ellos refiere
haber sido víctima de abuso físico, sexual y/o emocional), contra la sociedad,
contra la mujer, contra la propia existencia...
Puesto que ni la psicopatía ni el sadismo son consideradas enfermedades
mentales, los que la padecen son considerados legalmente como criminales con
una violencia primitiva, sin el mínimo grado de culpabilidad y que saben y quieren
hacer lo que hace, y por tanto, no se les aplica eximente alguna. En el futuro
puede plantearse un serio problema y es que las últimas investigaciones en
técnicas de neuroimagen han hallado diferencias significativas en el
funcionamiento cerebral del psicópata al compararlo con el de una persona
normal. Las imágenes sugieren en el cerebro psicópata:

Cerebros funcionalmente distintos.

Anormalidad en el lóbulo temporal izquierdo.

Anormalidad en el funcionamiento de la amígdala, hipocampo e hipotálamo.

Hipofunción del cuerpo calloso y del giro angular izquierdo.

Hiperactividad en el giro cingulado anterior.

Hipoactividad del lóbulo prefrontal.

Si nos atenemos a las investigaciones, pese a que la conducta criminal


psicopática y sádica nos resulte completamente reprochable, ¿son realmente
responsables de todos y cada uno de sus crímenes? Queda en el aire esta
reflexión a la espera de que nuevos estudios científicos permitan dar respuesta así
como qué puede hacerse con estas personas ya que hoy por hoy, la mayoría de
los tratamientos llevados a cabos han demostrado ser poco o nada eficaces.

Principales trastornos clínicos asociados al comportamiento criminal


Desde la perspectiva de la psicología clínica, los trastornos psicopatológicos
capaces de originar un acto criminal, son aquellos que están relacionados con una
alta impulsividad. En este apartado hacemos mención a los trastornos que recoge
el actual DSM-V bajo el epígrafe de “trastornos destructivos, del control de los
impulsos y de la conducta” (la descripción que aquí se presenta es íntegramente
basada en este manual). Además, también se recogen, dentro de los Trastornos
Parafílicos, aquellos que guardan relación con delitos recogidos en el Código
Penal.
Trastorno Negativista desafiante
La característica esencial del trastorno negativista desafiante es un patrón
recurrente de comportamiento negativista, desafiante, desobediente y hostil,
dirigido a las figuras de autoridad.
El comportamiento más característico es su resistencia a las normas y demandas
de los adultos. Expresan terquedad persistente, no ceden y se niegan a negociar
con adultos o compañeros. Sus actos son deliberados y están pensados para
molestar o comprobar los límites establecidos. Puede existir un patrón emocional
caracterizado por una baja autoestima, baja tolerancia a la frustración, labilidad
emocional y un consumo precoz de drogas. Suele molestarse fácilmente por otros,
es colérico, iracundo, resentido y vengativo.
El trastorno suele aparecer en el ámbito familiar, en ocasiones no se amplía a la
institución académica o a la comunidad. Los síntomas suelen aparecer con
personas con las que hay relación y confianza y suelen justificar su
comportamiento como respuestas a exigencias, incomprensión u otras
circunstancias de difícil razonamiento. Por tanto, estos sujetos no consideran que
su comportamiento sea desproporcionado o antisocial.
El curso del trastorno suele ponerse de manifiesto antes de los ocho años y sus
síntomas tienden a incrementarse con la edad. Además, suele diagnosticarse de
forma conjunta con el Trastorno por Déficit de Atención y suele ser un antecesor
del Trastorno Disocial. La prevalencia se sitúa entre el dos y el dieciséis por
ciento.
Trastorno explosivo intermitente
La característica principal del trastorno explosivo intermitente es el arrebato
recurrente de una falta de control de los impulsos de agresividad, ya sea de forma
verbal (berrinches, disputas verbales, palabras malsonantes, etc.) o física contra la
propiedad, los animales u otros individuos. Los arrebatos agresivos no son
premeditados, ni persiguen ningún objetivo, son impulsivos. La persona puede
describir los episodios agresivos como “ataques”, en los cuales su precursor ha
sido una sensación de tensión o agitación interna y con dicho “ataque” tiene una
sensación de liberación. Posteriormente, el individuo puede sentir remordimientos
por su comportamiento. El grado de agresividad es desproporcional al episodio
causante del estresante precipitante.

Trastorno de la conducta
El trastorno de la conducta se caracteriza por un patrón repetitivo y persistente de
comportamientos en los que no se respetan los derechos de los demás, las
normas o reglas sociales propias de la edad. Estos comportamientos se dividen en
cuatro grupos:
Agresión a personas y animales: acosa, amenaza, inicia peleas, ha ejercido
crueldad física hacia personas y/o animales, puede utilizar armas para hacer daño,
ha robado agrediendo a la víctima y/o ha cometido una violación sexual.
Destrucción de la propiedad: ha destruido deliberadamente la propiedad de
alguien o ha prendido fuego deliberado para provocar graves daños.
Engaño o robo: miente con frecuencia para obtener cosas de otros ya sean
materiales o favores, ha robado objetos de valor y/o ha irrumpido en el hogar o
vehículo de alguien.
Incumplimiento grave de las normas: falta con frecuencia a la escuela o instituto
y se suele saltar a menudo la prohibición de los padres de no salir por la noche,
llegando incluso a no regresar a casa en alguna ocasión.
El patrón de comportamiento suele darse en distintos contextos como el hogar, la
institución académica o la comunidad.
Junto con las manifestaciones clínicas definitorias, suelen presentarse otros
síntomas asociados como:
Falta de remordimiento o culpabilidad, es decir, una falta de preocupación
sobre las consecuencias de sus acciones.
Insensibilidad, carencia de empatía. Suelen describirlo como una persona fría e
indiferente, que sólo se preocupa por los efectos que sus actos tengan sobre él
mismo, incluso cuando provoca daños importantes a los demás.
Despreocupación por su rendimiento. No se esfuerza por alcanzar un
rendimiento adecuado, ni muestra preocupación por ello. Suele culpar a los demás
de su bajo rendimiento.
Afectividad superficial o deficiente. No expresa sentimiento con los demás
salvo de una forma superficial o cuando para obtener algún beneficio.
La prevalencia del trastorno suele ser más frecuente en los hombres que en las
mujeres, llegando a alcanzar en los primeros un dieciséis por ciento y en las
segundas un nueve por ciento.
El inicio del trastorno suele producirse entre los cinco o seis años, aunque
usualmente se observa al final de la infancia. Es raro que comience después de
los dieciséis años. No obstante, para su clasificación en el DSM-V se ha de
especificar si es de inicio en la infancia [antes de los 10 años, o de inicio en la
adolescencia) cuando no muestran ningún síntoma característico antes de los 10
años.
Todos los trastornos hasta ahora expuestos tienen su inicio en la infancia o en la
adolescencia temprana. Estos trastornos tienen como nexo común una falta de
control de impulsos y comportamientos disruptivos, lo que sumado a las
características propias de cada trastorno, limitan la adaptación del menor, tanto en
el ámbito de la institución educativa y con los iguales, como en el ámbito de la
comunidad y posteriormente en el laboral.
El trastorno negativista desafiante suele aparecer entre los cinco y los ocho años y
si bien suele tener un buen pronóstico si su inicio es tardío, este suele ser el
antecesor del trastorno de la conducta en hasta un cuarenta por ciento. A su vez,
alrededor de un cuarenta por ciento de los diagnosticados con trastorno de la
conducta presenta en la edad adulta un Trastorno de la Personalidad Antisocial.
Los tres Trastornos hasta ahora presentados son los que a priori pueden
desencadenar conductas de gran violencia, encontrando en ellos incluso una
secuencia evolutiva que iría desde el Trastorno Negativista Desafiante, al
Trastorno de la Conducta y terminaría en un Trastorno de la Personalidad
Antisocial. Además, siguiendo a Garrido (2009) y a la comorbilidad presentada por
estos trastornos con un Déficit de Atención con Hiperactividad, pasaremos
a describir también este último. El Déficit de Atención con Hiperactividad no
conlleva consigo una intención de desobediencia o de dañar a los demás, pero sí
que junto con ciertos factores de riesgo puede llegar a provocar conductas de gran
violencia (Garrido, 2008).
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad
La característica esencial del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad
es un patrón persistente de desatención e hiperactividad-impulsividad, que es más
frecuente y grave que el observado en sujetos de un nivel de desarrollo similar.
Los signos del trastorno pueden ser mínimos o nulos cuando la persona está
sometida a una situación con estricto control, a una relación personal de uno a uno
o a situaciones novedosas y/o de gran interés o estimulantes.
Los síntomas tienden a producirse con más frecuencia en situaciones de grupo.
Las características de inatención son con frecuencia: dificultades para mantener
la atención, parece no escuchar, no sigue instrucciones, evita o se muestra poco
entusiasta en comenzar nuevas tareas, se distrae con facilidad y olvida tareas
cotidianas. Las características de hiperactividad e impulsividad son: se muestra
con hipercinesia en diferentes situaciones, tiene dificultades para jugar de forma
tranquila, habla excesivamente, responde antes de terminar una pregunta e
interrumpe.
Otras características asociadas a este trastorno pero no definitorias son: baja
tolerancia a la frustración, labilidad emocional, baja autoestima, disforia,
autoritarismo, e insistencia excesiva para satisfacer sus deseos.
Aunque las personas con este trastorno tienen un comportamiento impulsivo que
puede llegar a ser hostil, de desafío y oposición, éste no suele violar las normas
sociales características de la edad, cuando esto último ocurre suele existir una
comorbilidad con el Trastorno de la Conducta. No obstante, siguiendo a Garrido
(2008) pueden darse una serie de circunstancias que predispongan al sujeto a
involucrarse en situaciones violentas y/o delito.
Trastorno de la personalidad antisocial
La característica esencial del Trastorno Antisocial de la personalidad es un patrón
general de desprecio y violación de los derechos de los demás, que comienza con
síntomas del Trastorno del Comportamiento antes de los quince años y continúa
en la edad adulta. Algunos de los rasgos característicos de la personalidad
antisocial son: un fracaso reiterativo para adaptarse a las normas sociales y
legales, deshonestidad con la intención de obtener un beneficio o placer personal,
impulsividad o incapacidad para planificar el futuro, irritabilidad y agresividad
manifiestas en agresiones físicas repetidas, irresponsabilidad constante y
ausencia de remordimiento ante cualquier acto que viole los derechos de los
demás, incluido un acto de gran crueldad con graves consecuencias para los
otros.
Millon (2006) considera que “en la personalidad antisocial, la maldad y la locura
parecen entremezclarse. Algunas veces, los delitos de los antisociales son tan
incomprensibles y moralmente repugnantes que el acto por sí solo nos hace dudar
de su cordura” (Millon, 2006, p. 158). Millon (1990, visto en Millon 2006), dentro
del patrón principal de la personalidad antisocial, distingue cinco variantes: el
codicioso, el defensor de su reputación, el arriesgado, el nómada y el malevolente.
Desglosados estos subtipos los que presentarían unas características más
cercanas a la posibilidad de cometer un acto criminal son: el codicioso y el
malevolente.
El antisocial codicioso es la variante que más se aproxima al prototipo puro
descrito por el DSM-V. Este tipo considera que la vida no les ha ofrecido lo que se
merecen y se muestran celosos con aquellos con los que la vida les ha ofrecido
aquello que ellos envidian. Su móvil es compensar la sensación de vacío que
experimentan guiados por la envidia, para ello pueden utilizar cualquier tipo de
artimaña, llegando incluso al crimen.
El antisocial malevolente es una combinación de la personalidad antisocial y la
paranoide. Este tipo lleva a cabo acciones cargadas de odio y de destrucción
hacia los demás por el maltrato que considera ha recibido anteriormente.
Desconfían de la buena voluntad de los demás y por ello siempre deben
mantenerse en alerta. Para asegurarse sus límites con los otros y llevar a cabo su
deseo de venganza utiliza acciones de gran crueldad realizadas con sangre fría.
A pesar de la gran crueldad con la que las personas antisociales tratan a los
demás, ya sean de forma más explícita o de forma más implícita bajo su
capacidad camaleónica (Garrido, 200), no todos los antisociales son criminales ni
todos los criminales son antisociales (Millon, 2009).
Los rasgos de la personalidad van de la normalidad a la patología, por tanto hay
rasgos antisociales que están dentro del intervalo de la normalidad que son
admirados en la sociedad actual como el ser intrépidos, arriesgados o el ser
escurridizo y saber dar la vuelta a las cosas hacia el propio beneficio, entre otros.
Muchos individuos con rasgos antisociales, pero también con personalidad
antisocial, tal y como ya se ha venido diciendo, no se encuentran en la cárcel sino
que ostentan cargo de poder en el mundo de los negocios, la política o el ejército.
El trastorno antisocial ha sido el trastorno de la personalidad más estudiado, y tal y
como hemos descrito en la evolución histórica, se ha denominado también
psicopatía y sociopatía. Actualmente, estos términos se utilizan (en ocasiones) de
manera indistinta para describir a las personas que trasgreden los derechos de los
demás. No obstante el término psicópata y sociópata se distinguen en su origen.
Psicópata tiene una disposición constitucional hacia la patología y sociópata hacia
el modo de socialización (Millo, 2009).
Para Millon (2009) la mejor forma de entender estos dos conceptos es situarlos
en un continuo, pues ambos pueden presentar una predisposición biológica, pero
además, los dos conceptos, se desarrollan en un ambiente social que puede ser
poco adecuado. No obstante, hay autores que diferencian la psicopatía de la
personalidad antisocial, como Cleckley y Hare. Estos autores consideran que el
psicópata no sólo es antisocial, sino que va más allá, siendo una de sus
características principales la gran indiferencia interna con la que destruyen la vida
de los demás (Millon, 2009).
Trastornos parafílicos
Las parafilias se caracterizan por impulsos sexuales recurrentes e intensos,
fantasías o comportamientos que implican objetos, personas o situaciones poco
habituales. Estos trastornos incluyen: el voyeurismos, exhibicionismo, frotteurismo,
masoquismo sexual, sadismo sexual, pedofilia, fetichismo y travestismo. Todos los
trastornos parafilicos citados son delito a excepción del fetichismo y el travestismo.
De los demás trastornos sexuales, los que están caracterizados por una mayor
crueldad son: el sadismo sexual y la pedofilia.
El sadismo sexual es la excitación sexual derivada del sufrimiento psicológico o
físico de otra persona que no ha dado su consentimiento. El trastorno de pedofilia
es la excitación, fantasías o acto sexual con niños prepúberes. Los delitos
descritos, en ocasiones, suelen llevar además al asesinato de sus víctimas.

Conclusiones
Después de esta investigación podemos concluir que Existen características
psicopatológicas de los delitos que los clasifican como personalidades patológicas
de tipo antisocial y orgánica, al igual que consumidores perjudiciales de alcohol, lo
cual justifica el patrón de violencia instrumental, las incitaciones interpersonales
unido a un patrón de violencia reactiva, y a comportamientos no planificados, que
salen de su control, por las dificultades que presentan para contener sus impulsos.
En pocos casos son portadores de verdaderas enfermedades psiquiátricas.

Las motivaciones propias de los sujetos con una personalidad antisocial, como el
garantizar llevar a buen término un robo, neutralizar las defensas de una víctima
de abuso sexual o ajustar cuentas con personas por lo general dentro de
subculturas violentas, se corresponden con un patrón de violencia instrumental,
como habíamos hipotetizado al inicio del estudio, al respecto numerosas
investigaciones dan sustento a esta asociación

En coincidencia con la literatura revisada, la violencia extrema ejecutada por


personas aún adolescentes constituye una preocupación a nivel internacional
Aunque la literatura revisada relaciona los crímenes violentos en general y los
homicidios en particular, a clases sociales bajas, con pobre instrucción, en este
estudio, esta variable se comporta en consonancia con los niveles promedio de
escolaridad en el país.

Coincidimos con otros estudios revisados, en estudios clínicos no forenses, que


buscan proveer recursos para el control del comportamiento violento con el
objetivo de evitar que sujetos con determinadas alteraciones caracterológicas
lleguen a cometer actos de violencia que puedan llegar incluso hasta el homicidio,
se ha encontrado este diagnóstico de trastorno orgánico de personalidad como
predominante.

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