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Félix González Trujillo

C.I. 5.531.056

Cel +584143017295

DIPLOMADO DE LITURGIA

Facilitador: José Manuel Mendoza Anguiano, agente de pastoral, no sacerdote, laico comprometido.
desde Ciudad de México.

Inicio: 01 de junio 2019

Contenido:

Prefacio

Introducción

Módulo 1 de 3.

2 meses por modulo.


PREFACIO:

El presente es conjunto de apuntes sobre el material original enviado para el Diplomado.

Clave para lograr el crecimiento espiritual e intelectual: la comunión parroquial en armonía con la
comunión dentro del grupo del apostolado, en armonía con el Magisterio de la Iglesia.

No se puede crear conocimiento, para simplemente atesorarlo. El Papa Francisco ha pedido: “Hagan
lío” impregnen los ambientes fuera de los templos, en su metro cuadrado, pero hay que hacerlo
tanto de la convicción de la fe, como del correcto conocimiento de los pilares de la fe.

Experiencia y motivación de Jose Manuel Anguiano, facilitador.

Experiencia en un grupo de apostolado, donde las personas hablaban en función de sus opiniones,
y no del Magisterio de la Iglesia. Hice el diplomado e invertí US$ 50, y decidí multiplicarlo entre mi
círculo de amistades y conocidos, a modo personal y sin ánimo de lucro.

Pero por obra y gracia de Dios, son poco más de 1000 personas en total, de varias partes de América,
incluyendo a Venezuela. Están organizados en grupos (yo estoy en el grupo #5). Hay incluso
sacerdotes entre los grupos, y ha sido complicado manejar el torrente de mensajes, acerca
precisamente del Diplomado. De esto surge la invitación de que los participantes se apoyen en los
párrocos locales.

También con los sacerdotes que están participando, se está acordando la participación en los foros
de discusión.
INTRODUCCIÓN:

Les doy la bienvenida a la introducción del Diplomado de Liturgia 📚, deseo que conforme pasen los
días del curso su conocimiento de la Sagrada Liturgia vaya aumentado y con ello vuestra vivencia
sea más plena.

⚠ *L I N E A M I E N T O S* ⚠

*1) * Estar unidos mediante una oración sincera pidiéndole al Señor que todos podamos aprender
lo más posible de este DIPLOMADO.

*2) * Leer los temas a conciencia (De ahí va a depender el conocimiento y el entendimiento de todo
el Diplomado)

*3) * Tener un cuadernillo de anotaciones del tema

*4) * Contestar los respectivos exámenes de repaso.

*5) * Acudir e informar al Párroco de que estás tomando un DIPLOMADO de liturgia y que te gustaría
que te asesorara en algunas cosas que se llegaran a presentar durante el curso

*•OPCIONAL•*

📚 ✅* S O L O P A R A LOS QUE DESEAN D I P L O M A*⁉

*6)* Para todos aquellos que desean UN DIPLOMA DIGITALIZADO del curso; una vez terminado el
diplomado les será entregado en el transcurso de un mes; *para ser acreedor al DIPLOMA* deberán
de contar con todos los exámenes de repaso.

*7)* El examen para ser VÁLIDO deberá de contener lo siguiente:

✅Haber obtenido la mayor cantidad de respuestas correctas _(Nosotros los Calificaremos)_

✅ Estar respaldado con el visto bueno de vuestro Párroco o algún Sacerdote que funja como su
asesor parroquial, y para ello el exámen deberá tener *el nombre, la firma _(Rúbrica)_ y el sello de
vuestro PÁRROCO*

⚠⚠⚠⚠⚠⚠⚠⚠⚠⚠
Al ser este DIPLOMADO una obra de misericordia *NO TIENE UN COSTO MONETARIO*, la única
deuda de cada uno de vosotros es la de amor con el hermano y que tengan dentro de sus oraciones
a los que estarán apoyando en el Diplomado 📚🏻

A partir de este momento todos se encuentran oficialmente en el DIPLOMADO DE LITURGIA, y


recibirán los respectivos temas los días *lunes y jueves*.

*¡Dios les Bendiga dándonos sabiduría y paciencia en éste caminar! *

Temática para el primer módulo

*1. La Liturgia: sus partes *


Para que la Liturgia sea una Celebración, es necesario que asuma y transforme la vida, y para ello
tener una comunidad viva, porque participa de la vida_

*2. La Liturgia en la Misa Parte I*

_Es muy importante conocer las partes de la misa para vivirla como Dios quiere _

*3. La Liturgia en la Misa Parte II*

_La Palabra de Dios ocupa un puesto preeminente en la celebración litúrgica, pues es vital para la
comunidad cristiana

*4. Elementos de la Liturgia Parte I*

_La Iglesia aprovecha para su liturgia elementos como signos eficaces de valores sobrenaturales y
salvíficos. _

*5. Elementos de la Liturgia Parte II*

Entre los elementos de la liturgia se destacan por su importancia y riqueza los libros sagrados. En
ellos están contenidos todos sus ritos y fórmulas, su canto y sus ceremonias. _
La Divina Liturgia dentro de la Santa Iglesia Católica

Misterio de la Liturgia: Nuestra respuesta en alabanza a Nuestro Señor.

¿Qué es Liturgia?

Etimología: Es la obra del pueblo, u obra pública dedicada a Dios. Es el culto espiritual o servicio
sagrado de cada uno de los miembros de la Iglesia – pueblo de Dios - para Adoración a la Santísima
Trinidad, Veneración a la Virgen María y a los santos.

Se entiende la Santa Liturgia, como el culto oficial de la Iglesia hacia la Santísima Trinidad.

La Liturgia está orientada a Adorar, Agradecer, Implorar Perdón, y rogar por Gracias y Favores a
Dios.

No hay una definición precisa de la Liturgia, precisamente por su riqueza de matices, detalles y
precisiones. Sin embargo, se acepta que la Liturgia tiene estos elementos o características:

1. La presencia de Cristo, verdadero Sumo Sacerdote.


2. La acción de la Iglesia y del Espíritu Santo.
3. La historia de la salvación del pueblo de Dios, continuamente actualizada a través de signos
eficaces, por medio de los sacramentos y de la santificación del culto.

Se puede considerar la Liturgia, como la acción de Jesucristo como Verdadero Sacerdote, continuada
en la Iglesia, bajo la acción del Espíritu Santo, por medio del cual el Señor actualiza su obra salvífica
mediante signos eficaces – Sacramentos – dando así culto perfectísimo a Dios, y comunicando a los
hombres la salvación en el aquí y el ahora.

En palabras de un famoso teólogo: “La Liturgia es la celebración de los sagrados misterios de nuestra
redención por la Iglesia, en la que perdura vivos la persona de nuestro Señor Jesucristo, los
acontecimientos salvíficos del origen, activa la presencia de la Gracia reconciliadora (de los hombres
con Dios) y fiel la promesa mediante los signos que Él eligió y que la comunidad realiza, presidida
por la palabra de los Apóstoles (y sus descendientes, el Papa y los Obispos) haciendo fiel memoria
de la vida de Jesucristo y las enseñanzas de El.

La Liturgia es la memoria de una comunidad, que en obediencia a su Señor, hacer memoria de todo
lo que hizo y padeció. De lo que Dios hizo con Jesús por nosotros.

La Liturgia dentro de la Iglesia

La Liturgia es la celebración del proceso de redención en el mundo y de redención del mundo. La


Liturgia es la fuente y culmen de la vida cristiana, como lo llamó el Concilio Vaticano II.

La Liturgia es el modelo de cooperación entre la Iniciativa Divina y la Cooperación Humana.

¿Por qué asisten los católicos a la Santa Misa un domingo?

Porque es algo importante.

Porque así se lo enseñaron en casa.

Porque es una tradición o una costumbre.


Porque le gusta como habla o celebra tal sacerdote.

Porque, como católico, está la obligación de asistir a Misa.

La razón por la que vamos a misa, es porque Jesús nos ha llamado a Misa, para adorarle, agradecerle,
implorarle perdón o rogar por las necesidades.

Somos ramas del mismo árbol de la Iglesia Católica.

¿Por qué vamos a misa, en lugar de ocuparnos de necesidades mundanas o simplemente dedicarse
al ocio? Es un llamado o vocación. El sentido vivo de este llamado lo da Jesús.

Hemos sido elegidos y llamados por Jesús, para conocerle, amarle y servirle en nuestros días.

El papa Pío XII: la Liturgia es el culto al cuerpo completo de Jesus. Sin Jesús no podemos presentarnos
ante el Padre. Gracias al Espíritu Santo, nos presentarnos ante el Padre como un solo cuerpo, un
solo espíritu, en Cristo Nuestro Señor, llamados a la presencia del Padre, en Cristo, por el Espíritu.

Hemos sido elegidos y llamados para conocerle, amarle, seguirle y servirle.

Nos reunimos por el Espíritu Santo que se derrama en nuestros corazones para ser un solo cuerpo
con Jesús.

En palabras del Concilio Vaticano II (CVII) nro 2, “Sacrosantum Concilium”, estamos llamados para
ser templos santos en el Espíritu Santo.

La Iglesia es un signo levantado en medio de las naciones, para servir de guía y faro, hasta que
reunamos todas las naciones bajo un solo Dios.

La liturgia no puede ser particular, propia. Por ejemplo, cuando se desea ofrecer una misa por un
familiar difunto, la persona muchas veces pide que la misa sea SOLO para SU difunto, lo que
desvirtúa uno de los sentidos de la Liturgia: es mucho más efectiva cuando hacemos valer el sentido
de comunidad, es decir cuando se ofrecen varias intenciones, no solo de difuntos, sino por
intercesión de la Virgen o de santos.

En la Liturgia como tal, es la IGLESIA, la dignidad como tal , la que celebra la Liturgia. Es la acción de
todos los cristianos de la Iglesia del Señor.

Nadie dentro del acto de la Liturgia, es un mero espectador. Todos, absolutamente todos deben
participar activa, plena y conscientemente de la Liturgia.

Todos debemos dejarnos ganar por la empatía de la Liturgia.

La Liturgia es del presente, pero apunta hacia el futuro: es presente, por el hecho de hacer vivo en
medio de nosotros a Jesús. Esta misma presencia nos hace a la vez consciente de que estamos en
un peregrinar constante, a la Casa del Padre, en el futuro cuando abandonemos este mundo, o
llegue la Parusía.

La Liturgia es un llamado a vivir y actuar por los valores de Dios, que no son los de la actual sociedad:
consumismo, egoísmo, competitividad, prejuicios, tensiones internacionales, hedonismo. Los
valores que impulsa la Liturgia son los que nos enseña Jesús en su Evangelio y la Iglesia en su
Tradición: el amor, la verdad, la paz y la gracia. La Liturgia es de este mundo, pero apunta al futuro.
Aprovecha los elementos de la vida humana: nuestro cuerpo y alma, para darle culto y servir a Dios,
llevar a los demás Su palabra, y sanar al prójimo. Nos enseña a vivir en sociedad.

Usar los bienes de la tierra, como el pan, el vino, el agua y el aceite, no para uso privado, sino para
compartirlos como instrumentos y signos sensibles de la Gracia que compartimos.

La Liturgia nos enseña La fe, la esperanza y el amor que Jesús nos enseña, como respuesta al amor
del Padre.

La Liturgia empieza y termina con la señal de la Cruz, signo que nos identifica, del sacrificio supremo,
por el que Jesús pagó nuestro rescate.

No solo el pan y el vino se transforman en la Liturgia. Todos los asistentes deben transformarse en
la Liturgia, al asociarnos a Jesús, de manera que seamos cada vez más perfectamente miembros del
Cuerpo Místico.

Asistir a la Liturgia significa “Quiero ser transformado y renovado, así como el pan y el vino se
transforman en Cuerpo y Sangre de Jesús” En este sentido, se puede decir que en la Liturgia se unen
la Lectio Orante (Oración), la Lectio Estridenti (Dogma de fe) Lectio Videti (la Vida) que no son
separables. La Oración, el Dogma y la Vida deben iluminarse en reciprocidad unos con otros.

La Liturgia es el momento culminante de la vida de la Iglesia, de la actuación del Espíritu Santo y de


la presencia de Jesús Glorioso, Resucitado, Vivo, Victorioso.

La Liturgia es la salvación celebrada y a la vez esperada.

La liturgia es el momento culmen de la vida de la Iglesia, de los que nos llamamos cristianos, de la
presencia de Cristo y del Espíritu Santo, de una forma plena. Es la salvación celebrada y a la vez
vivida.

Contraste del mundo violento, superficial, con la Liturgia desde donde nos llama Jesús.

Sacrosantum Concilium (SC) Numeral 5: “Dios, que quiere que todos los hombres se salven, y lleguen
al conocimiento de la verdad, habiendo hablado antiguamente, de muchas ocasiones y de diferentes
maneras a nuestros padres por medio de los profetas, cuando llegó la plenitud de los tiempos envió
a Su Hijo, el Verbo hecho Carne”

Liturgia: realidad rica, actual, unida a la fe y a la expresión personal y social de los miembros que
integran el Nuevo Pueblo de Dios.

Creemos conciencia de que la formación litúrgica es un proceso, y no solo un conjunto de


conocimientos, aislados de la persona. La liturgia afecta a la espiritualidad de los creyentes, logrando
que la participación individual y personal sea de forma viva, actual.

La formación litúrgica es una necesidad constante, ya que es un aspecto de la formación en la fe


católica. Se debe situar entre la formación de la fe y la formación de la moral cristiana. La formación
litúrgica debe tener como objeto y fin introducir a los miembros de la iglesia en la participación
consciente, activa y fructuosa en la liturgia, para una vida cristiana católica más plena. Ver SC nro.
14, 19 y 48.
Desde el Antiguo Testamento, se comienza a prefigurar las nociones y actos que conforman la
Liturgia de la religión Cristiana Católica.

La etimología:

Liturgia procede de las raíces griegas: pueblo, popular y obra. Se usa en el sentido absoluto, como
acción popular. Servicio oneroso a favor de la sociedad. Culto oficial de los dioses de la época. Valor
meramente técnico: es decir, a cómo hacer.

En las escrituras:

Antiguo Testamento: la palabra se usa alrededor de 400 veces en los 46 libros. Designaban el servicio
del culto de los sacerdotes y levitas en el templo. Ver Números 16:19. Para el culto privado o del
pueblo, se usa adoración y veneración. En los textos griegos se usaba liturgia en el mismo sentido
de los levitas. Comparar Sabiduría 18: 21, Eclesiastico 4:14, 7:29-30, 24:10.

Supone una interpretación, diferencia entre el servicio de los levitas y del pueblo. Comparar Éxodo
19:5 y Deuteronomio 10:12. La función puntual era de todo el pueblo de Israel.

En el Nuevo Testamento vemos la palabra Liturgia en diferentes sentidos: sentido civil, de servicio
público oneroso, ver Romanos 13:6, 15:27, Filipenses 2:25, 30, 2da. Corintios 9:12, Hebreos 1:7 y
14. Sentido técnico del culto sacerdotal y levítico: Lucas 1: 23, Hebreos capítulos 2, 6, 8, 9:21, 10:11.
Carta a los Hebreos aplica a Cristo y solo a El: Cristo como eterno y sumo sacerdote, que ofrece el
sacrificio perfecto al Padre: su cuerpo y su sangre.

Se aplica el término liturgia como culto espiritual: San Pablo aplica el término tanto al proceso de
evangelización, como al obsequio de la fe de los que han creído por la predicación Ver Romanos
15:16 y Filipenses 2:17.

Liturgia también se da en un sentido de culto comunitario cristiano Hechos 6:6, 13:2, es la única cita
donde la palabra liturgia se toma en sentido ritual o de celebración.

La vinculación al sacerdocio levítico, que perdió su razón de ser en la Nueva Alianza, es sustituida
por el nuevo sacerdocio instituido por Jesús en la Última Cena, al momento de ordenar a sus
Apóstoles como Sacerdotes, con la instrucción “hagan esto en memoria mía”.

La palabra “liturgia” ha evolucionado entonces, dentro de la historia de la Salvación, y actualmente


dentro de la Iglesia Católica. Los primeros sacerdotes, descendientes de la religión judía o venidos
de otras religiones, comenzaron a formar la liturgia católica aplicada al culto de la Nueva Alianza.
Ver los autores como San Clemente.

En los primeros tiempos de la Nueva Alianza, el uso del término Liturgia ha sido desigual: en las
iglesias occidentales de lengua griega, Liturgia designa la celebración eucarística. Por otra parte, en
la iglesia latina, la palabra fue ignorada, al contrario de otros términos griegos que fueron
latinizados. El lugar de Liturgia, se usaron términos como “Opus”, ”Monus”, “Ministerium” etc.

San Agustín empleo la palabra “Liturgia” para referirse al “ministerio del culto a Dios” ,
identificándose con el culto a la Stma. Trinidad. “La manera perfecta, la manera sublime, el culmen
del cristiano para la adoración a Dios.
A partir del S. XVI la Liturgia comenzó a aparecer el el título de libros religiosos. Se hizo sinónimo de
la ceremonia. A mediados del S. XIX el movimiento eclesial hizo corriente el uso del término
“Liturgia” para referirse al método y estilo del culto cristiano católico.

En el CVII define la Liturgia de una manera muy especial: los documentos conciliares, en especial
“Sacrosantum Concilium” hablan de la Liturgia como un elemento esencial del culto, y que define la
relación del pueblo de Dios con Dios y entre nosotros. Se expresa específicamente el valor de Jesús
como supremo sacerdote y cabeza de la Iglesia, que es su cuerpo, el valor y significado de los
sacramentos como signos visibles y sensibles de la Gracia. Entonces, los actos Litúrgicos toman una
relevancia tal, por ser ejecutados por el cuerpo místico de Cristo, siendo adoración perfecta al Padre,
en Cristo, por el Espíritu Santo.

Hasta aquí se ha dado relevancia al origen y significado teológico de la Liturgia, pero no debemos
olvidar la dimensión humana antropológica. En efecto, siendo el centro de la Liturgia el misterio del
Verbo encarnado, su sacrificio perfecto y el efecto salvífico de su resurrección, Ver “Lumen
Gentium” Nros. 1, 7, 8. Es decir, la encarnación se prolonga en gestos y palabras dentro de la Liturgia,
que reciben su significado desde la Sagrada Escritura, “Sacrosantum Concilium” Nro. 24, y este
significado hace la prolongación en la tierra la humanidad del Hijo Vivo de Dios que es Jesucristo,
Catecismo de la Iglesia Católica, Nro. 1070, 1103.

CCVII ha querido destacar, resaltar por una parte la dimensión litúrgica de la misión de redención
de Jesús en Su Vida, Muerte y Resurrección. Y, por otra parte, la modalidad sacramental o simbólica
Litúrgica en la que se ha de llevar a cabo la obra de la redención.

La Liturgia:

1) Es obra total de Cristo, y de la Iglesia por asociación


2) Tiene por finalidad la santificación de los hombres y el culto al Padre
3) Pertenece a todo el pueblo de Dios, que en virtud del bautismo, somos un Sacerdocio Real,
con el derecho y el deber de participar de la Liturgia.
4) En cuanto constituida por gestos y palabras, que realizan eficazmente la salvación de los
hombres, es ella misma un acontecimiento de la Iglesia, sacramento del Verbo.
5) Configura y determina el tiempo de la iglesia desde el punto de vista escatológico.
6) Es fuente y cumbre de la vida de la Iglesia Sacrosanctum Concilium Nro 10 Lumen Gentium
Nro 11.

Podemos definir la Liturgia como la función santificadora y cultural de la Iglesia. Iglesia que es
esposa y cuerpo sacerdotal de Jesucristo, para continuar en el tiempo la obra de Jesús mediante
sus signos, hasta la Parusía.
Qué es y qué no es Litúrgico

Qué es litúrgico: aquellos actos sagrados que, por institución de Jesucristo o de la Iglesia, y en Su
nombre, son realizados por personas legítimamente designadas para este fin, siguiendo los libros
litúrgicos aprobados por la Iglesia, y que tienen como fin dar a Dios, a los Santos y a los beatos el
culto que les corresponde.

Lo no litúrgico son las demás acciones sagradas o no, que se realizan en un templo o fuera de este,
con o sin la presencia de un sacerdote, aún cuando el sacerdote propio del lugar las dirija o no. Se
les conoce como ejercicios piadosos o piedad popular.

Lo litúrgico pertenece al cuerpo eclesial de acuerdo con Sacrosanctum Concilium nro. 26. Esto
constituye la eficacia objetiva de los actos de culto.

Los ejercicios piadosos o piedad popular solo consideran o evocan los misterios de Jesucristo de
manera contemplativa y afectiva.

La eficacia de los actos litúrgicos depende de la voluntad Institucional de Jesucristo y de la Iglesia, y


de que se cumplan las condiciones para su validez.

Por medio de esos datos se actualiza la presencia de Dios en medio de la comunidad de los fieles.

La eficacia de los ejercicios piadosos o de la piedad popular depende de la voluntad personal de los
participantes.

Diferencias entre Liturgia y Ejercicios Piadosos o EP.

Los EP no son actos litúrgicos, sino que nos preparan para vivir más efectivamente los actos
litúrgicos.

Las acciones Litúrgicas son: La Santa Misa, la Eucaristía, la celebración de la palabra, una paraliturgia,
una celebración para llevar la comunión a dominio, o la celebración de alguno de los sacramentos.

Entre las EP: las procesiones, el rezo del Santo Rosario, Viacrucis, las devociones populares, la
imposición de escapularios.

San Juan Pablo II, carta apostólica con motivo de 40 aniversario, nro 10: se necesita estimular la vida
de oración de los fieles, no sólo a través de la liturgia, sino a través de la promoción de los Ejercicios
Piadosos, con tal de que se realicen en armonía con la Liturgia, y que estos conduzcan a aquella.

Los EP como el Santo Rosario, no se opone a la Liturgia, sino que le da soporte, ya que la introduce
y recuerda, ayudando a vivirla y a recoger sus frutos en la vida cotidiana.

EP debe ser valorada como genuina expresión de los pobres y sencillos, que conducen a los fieles a
una vida litúrgica más efectiva.

Los EP evocan al misterio de Cristo, pero únicamente de manera contemplativa y afectiva, mientras
que las acciones litúrgicas permiten la actualización de las acciones salvíficas y salvadoras de Cristo
aquí y ahora, a través del rito sacramental.

Las devociones nos deben preparar para vivir la liturgia, pero nunca deben suplir ni reemplazar a la
liturgia.
Las devociones más populares: El Santo Rosario (San Juan Pablo II) camino privilegiado de
contemplación del rostro de Cristo, a través de los ojos de la Virgen.

Nunca uno o mil rosarios suplirán a una celebración litúrgica.

Características de la sagrada liturgia.

Generalmente el común de los fieles no entiende el significado de la liturgia, lo que evidenciamos


en expresiones de cansancio, fastidio, incomprensión.

a.- la liturgia es Trinitaria: obra de Dios Padre – Hijo – Espíritu Santo: El Padre es fuente y fin de la
Liturgia. La Iglesia, unida a Su Señor, y mediante la acción del Espíritu Santo, bendice al Padre
mediante la oración, la alabanza y la acción de gracias. Por otra parte, la Iglesia no cesa de presentar
al Padre la ofrenda de sus propios dones y de implorar que el Espíritu Santo venga sobre las
ofrendas, los fieles, ella misma y sobre el mundo entero, a fin de que por la comunión en la muerte
y resurrección de Cristo, y por la infusión del ES, estas bendiciones divinas de frutas de vida para la
alabanza del Padre.

b.- la liturgia es Cristo-céntrica: tiene como centro a Cristo Resucitado y glorioso, no un cristo
muerto. Nos reunimos en torno a cristo vivo, y mediante El, en tono al Padre y unidos por el ES.
Cristo es el centro, porque solo el es el mediador entre Dios y los hombres. MEDIADOR: el que sella
el pacto. El único mediador es cristo, porque fue el único que selló el pacto de la nueva alianza con
su pasión, muerte y resurrección. MEDIADOR no es INTERCESOR. Sólo a través de Cristo, llegarán al
Padre, nuestras oraciones, nuestras alabanzas y nuestras súplicas, y solo a través de Cristo
recibiremos las bendiciones espirituales y materiales que nos concede el Padre.

La presencia de Cristo no es estática, no está en un solo lugar, hay un movimiento, es un flujo


dinámico.

c.- la liturgia es pneumatológica: quien lleva la fuerza salvadora de la liturgia es el Espíritu Santo,
con su acción invisible, pero eficaz. Es el Espíritu Santo quien bendice el agua de la pila bautismal.
Es el Espíritu Santo quien hace el milagro en la Eucaristía al transformar las especies -
Transubstanciación. Es el Espíritu Santo en la confirmación quien completa la incorporación del
catecúmeno al seno de la Iglesia.

“les pesa más el respeto humano, que lo que Jesús nos ha enseñado. Con la Confirmación –
reafirmación de nuestro Bautismo – nos impulsa a ser verdaderos testigos y apóstoles de cristo.
Amigos de Dios, no del mundo.

Un cristiano católico, no puede ser mediocre ni miedosa. Muchas veces, por ser “prudentes”
terminamos sacando de nuestro ser el respeto humano, y terminamos cediendo en cosas que
fueron instituidas por Jesús.

Es el Espíritu Santo el que ilumina nuestra mente: para descubrir los pecados a la hora de la
confesión; el que nos guía y alienta al arrepentimiento y propósito de enmienda. Así Jesús nos
presenta al Padre para obtener nuestra absolución.

Es el Espíritu Santo quien, en la Unción de los enfermos, se hace consuelo, fuerza, alivio y brisa que
conforta al enfermo.
El Espíritu Santo es quien baja al alma del hombre llamado a la santidad, y la configura para que
pueda servir de pastor, represente a Jesús Sacramentalmente e infunde el impulso para ser santo.

¿Qué pasa si el sacerdote es cesado de su ministerio? El hombre sigue siendo sacerdote, pero no
puede ejercer los sacramentos. Si fallece un sacerdote cesado y en pecado, no se salvará del castigo
que le depare el juicio de Dios.

En el matrimonio, el Espíritu Santo une cuerpo y alma de los contrayentes, brindando la fidelidad a
la palabra empeñada en la liturgia, en el altar del Señor, y la gracia de Cristo para criar a los hijos
que bendigan esa unión.

El Espíritu Santo es quien ejerce y manifiesta la Gracia en todos los sacramentos dispensados a los
hombres, por divina misión de Jesús desde el Padre.

El matrimonio se ha desdibujado en la actualidad, reduciéndose a la mera fiesta. Es muy común que


los matrimonios sólo concurren a la Eucaristía, para las fotos y la excusa para la fiesta, perdiéndose
la gracia. Esto conduce a la disolución de la pareja. No quiere decir que el matrimonio que concurre
a la fuente de la Gracia no dejará de ser atacado por el demonio, pero precisamente, por
mantenerse alimentado el espíritu de los cónyuges con la Gracia santificante, podrán sobrevivir y
aumentar su fuerza.

d. La Liturgia es Eclesial. El CVII explica que la Liturgia no es un conjunto de acciones privadas, sino
celebraciones de la Iglesia. Cada uno de los que pertenecemos a la Iglesia participamos de la efusión
de la Gracia a través de los actos litúrgicos, desde el bautismo de cada uno. Más aún, los actos
litúrgicos de la Iglesia tienen verdadero poder de alcanzar y motivar y favorecer a aquellos que no
pertenecen a la Iglesia, al permitir que el Espíritu Santo siembre en ellos la motivación para unirse
verdaderamente a la Iglesia, siempre a través de la mediación misteriosa pero real de la Iglesia
Católica.

Si somos miembros de la Iglesia por el Bautismo, pero nos hemos alejado por el pecado mortal,
tampoco participamos de las gracias de salvación, hasta que nos confesemos y dispongamos a
recibir los dones de Cristo. Por ello es necesario que verificamos estar en Gracia de Dios y comunión
con la Iglesia.

En cada celebración litúrgica, estamos como familia eclesial, compartiendo una misma fe, un mismo
corazón y un mismo sentimiento de adoración a Dios. No como individuos aislados, sólo pendientes
de nuestras necesidades, sino entendiendo que somos parte del Cuerpo Místico de Cristo que es la
Iglesia Católica.

e. la Liturgia es Jerárquica. Sus actos deben realizarse según el orden y métodos establecidos. San
Clemente Romano, 4º papa romano, y San Ignacio de Antioquia, quienes expresaron el aspecto
jerárquico de la liturgia: reservar los utensilios sagrados, cáliz, copón, patena, porque uno solo es el
Cuerpo y Sangre de Cristo. Un solo altar con un solo obispo, junto con el presbiterio y diáconos. Solo
son válidas aquellas eucaristías que realice el obispo o a quien el encargue. No son lícitos los actos
sacramentales si no tienen expreso consentimiento del obispo del lugar. El CVII ha determinado que
“ la reglamentación de la Sagrada Liturgia, es de la competencia exclusiva de la autoridad apostólica,
y en la medida que determine la ley, en la autoridad del obispo” SC Nro.22. “Por lo mismo, nadie,
aunque sea sacerdote, añada, quite o cambie cosa alguna en la liturgia” el presbítero debe sujetarse
a la rúbrica que marca la Sagrada Liturgia.

f. La Liturgia es Simbólica: se expresa con símbolos y signos una realidad Divina. Cada símbolo y
signo tiene un significado preciso. Nos hacen ver realidades invisibles.

Ejemplo del semáforo: cada color tiene un significado universal. Un símbolo expresa orden y función
de cada cosa, y promueve una acción de parte de la persona que lo observa. Aún cuando no veamos
el objeto real, los símbolos y signos nos enseñan no solo lo que ha vivido la Iglesia, además aquello
por venir.

g. La Liturgia es Bella: expresa la gloria del Mundo Sobrenatural donde habita Dios.

h. La Liturgia es Participativa: todos debemos participar en el acto litúrgico, no sólo el sacerdote.


Hay muchas funciones, desde el monitor, hasta el monaguillo.

i. la Liturgia es Respetuosa: la Iglesia ha previsto que la liturgia respete el misterio divino revelado.

j. la Liturgia es creativa: la liturgia es siempre novedosa, actual: hay oportunidad para una inteligente
creatividad. Hay oportunidad para, en determinados eventos, preparar lecturas, arreglar
monumentos, adornar con flores y luces el templo. Todo según el orden establecido por el
magisterio de La Iglesia.

k. la Liturgia es PASCUAL: porque centra a los cristianos y nos hace participar en el misterio Pascual
de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

l. la Liturgia es SAGRADA: porque busca el encuentro con lo invisible. En la liturgia encontramos a


Dios, quien sale a nuestro encuentro para llenarnos el espíritu de Su Gracia, alimentarnos con el Pan
de Vida y el Cáliz de Salvación: cuerpo y sangre de Cristo.

M. la Liturgia es cíclica: gira anualmente en torno a los misterios de Cristo, en ciclos que nos llevan
ascendentemente hacia la vida eterna: misterios gozosos en Adviento y Navidad, misterios de luz
en el tiempo ordinario, misterios dolorosos en la cuaresma y misterios gloriosos en pascua y
pentecostés. Todos estos misterios nos ayudan para prepararnos a la Parusía.

N. La Liturgia es escatológica: siempre mira al fin de los tiempos, al más allá, a la Jerusalén celestial.
La liturgia de la tierra es un resquicio de la liturgia celestial.

CVII nombra otras cinco características o notas a la liturgia, relacionadas con las notas de los fieles
que participan de ella:

1. Participación Consciente. Atentos, despiertos

2. Activamente: protagonistas activos.

3. Fructuosamente: tratando de obtener el mayor provecho, en orden a nuestra santificación

4. Con toda el alma: no solo llenando el sitio, sino concentrándose de mente y alma en la liturgia.

5. Modo de vivir interno y externo, orientado a la Liturgia. En lo externo, debemos acomodarnos de


acuerdo con la dignidad de la ocasión, entendiendo que es a DIOS a quien vamos a adorar, sin tratar
de ser elemento de distracción de otros, o de mostrar respeto al Padre.
¿Qué ropa usar?

La más digna que se disponga en tu casa. Vas a estar delante de Dios, demuestra respeto a DIOS.
MÓDULO 1: 1.2.1 Introducción a la Liturgia II

“Para que la Liturgia sea una Celebración, es necesario que asuma y transforme la vida de los
concelebrantes, y para ello, debe participar una comunidad viva.

Teología de la Celebración

El hombre posee una dimensión celebrante: expresión de fiesta, de alegría. Es innato del hombre.
No se puede concebir al hombre, sin la dimensión de la celebración.

El hombre es un “animal religioso” en tanto busca relacionarse con un ser superior, donde en
principio colocó todo lo que no podía explicar. Esta relación común hace que el hombre realice
manifestaciones y comparta un sistema solidario de creencias – llamadas “religión” – sobre n ser
superior, que impulsa su necesidad de relacionarse (religarse) con otros. Esta relación la procura
mediante fiestas o celebraciones, donde los asistentes procuran el encuentro con el ser superior –
El Absoluto – fin y verdad de su experiencia.

En la Religión Católica, reafirmamos lo anterior, ya que es nuestra fe la que nos mueve a celebrar el
encuentro gozoso con Aquel quien nos crea, nos salva y nos nutre. Este acto celebrativo de la fe se
da desde la Liturgia, haciéndose un acto significativo, ritual y festivo dentro de un lugar y de un
tiempo concretos.

CVII precisa que las acciones litúrgicas pertenecen a la Iglesia, y tienen como sujeto a todo el Pueblo
de Dios (SC 26). El Catecismo de la Iglesia Católica (CEC 1135 – 1209) tiene todo un capítulo sobre
esto.

Para que la Liturgia sea una celebración, se necesita que asuma y transforme la vida, por lo que
necesita de actores vivos. Entonces la Liturgia tiene la característica de ser solidaria con los gozos,
esperanzas, tristezas y angustias de la Iglesia. De ahí que, para lograr una verdadera celebración, la
iglesia debe ser solidaria con la historia y vivir inserta en el proceso del país. La celebración tiene
como núcleo central el Misterio Pascual del Señor. Entonces la celebración litúrgica debe ser
descubierto constantemente, actualizado a lo largo de la historia – transcurrir de los días – para que
continúe realizando el milagro de la salvación del pueblo.

Etimología del término y concepto de “CELEBRACIÓN”

Palabra del latín, tanto el sustantivo como el verbo. Significan el acto de reunirse varias personas en
un mismo lugar. Celebrar implica una referencia a un acontecimiento que provoque un sentimiento
o recuerdo común – evocación de la historia. El acto de celebrar incluye el sitio, el momento de la
reunión, y el hecho que la motive.

Celebrar o celebración se refería o usaba para señalar las fiestas paganas, donde habían exhibiciones
de circo y espectáculos en general. Se escogía un tema para la decoración y la ropa usada por el
“celebrante”. Paulatinamente la palabra comenzó a describir los actos honoríficos, tanto para dioses
como para hombres – héroes de guerra o atletas. Se usaban elementos para incrementar el boato
o dar sensación de solemnidad – personaje importante.

1.- desde la Antropología


La Celebración es un acontecimiento social y comunitario. Crea apertura y provoca acercamiento,
sobre la base de ideales o intereses comunes.

La celebración es un factor de unificación de un grupo, en orden a compartir una misma experiencia,


sea esta estética, religiosa o política, o para adoptar un determinado compromiso. Luego también
es un factor educativo y catalizador moral de un grupo.

La celebración quiere ser algo vivo. Celebrar es sinónimo de hacer fiesta. La actividad de celebrar es
una actividad libre, gratuita, desinteresada, e inútil para otros fines fuera de los que enmarca la
celebración en sí. La celebración está llena de sentido en tanto persiga poner en movimiento las
energías del espíritu y la capacidad de trascender lo inmediato y ordinario para abrirse a la belleza,
la libertad y al bien.

Celebrar es presentimiento y anticipo de eternidad.

2.- desde la Teología de Liturgia

Los valores humanos de la celebración se suman a los específicos de la liturgia cristiana.

1. la celebración tienen una dimensión actualizadora de la salvación. La celebración no es


un mero recordar, sino presencia “eficaz” de Dios. Es una epifanía del amor de Dios sobre
los hombres.

2. la celebración tiene una dimensión escatológica. “en la liturgia terrena pregustamos y


participamos de la liturgia celestial (SC 8). Es el “ya, pero todavía no”.

3. la celebración tiene una dimensión comunitaria y eclesial. La celebración es un acto de


Cristo y su pueblo, jerárquicamente ordenado: Cristo a la cabeza, y el pueblo sus miembros,
formando el cuerpo de la Iglesia.

La celebración es causa y manifestación de la Iglesia, incidiendo en su misión pastoral, en la vida


social y política.

El fin primario de la celebración es la actualización en Palabras y Gestos, de la salvación que Dios


realiza en su Hijo Jesucristo por el poder del Espíritu Santo

El verbo celebrar traduce la expresión bíblica hacer memoria. En la celebración se evoca, para que
se haga presente, la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo en sus acontecimientos.

Definición y aspectos de la celebración

Sumando los aspectos antropológicos y teológicos se puede llegar a una definición de este
fenómeno social:

1. Debemos rescatar el carácter de “acción total”, tanto a nivel personal como comunitario,
que posee la celebración. Entonces, la celebración tiene una dimensión ritual: es actual
ritualmente y de manera significativa, movido por un acontecimiento. Celebración es
Liturgia en Acción. La Celebración tiene cuatro componentes: el acontecimiento que motiva
la celebración, la comunidad que se hace asamblea celebrante, la acción ritual, y el clima
festivo que lo llena todo.
2. la celebración es “manifestación de una presencia salvadora que comunica la salvación”
entonces, la celebración tiene una dimensión espiritual de misterio: la presencia y actuación
de Dios en la historia.

3. la celebración afecta a toda la existencia, orientándola y convirtiéndola en ofrenda grata


a Dios. La celebración tiene una dimensión existencial. En la celebración se hace símbolo y
gesto la realidad cotidiana de una existencia convertida en culto al Padre en el Espíritu y la
Verdad, santificada precisamente en la Celebración.

En consecuencia, podremos llegar a una definición de la celebración y diremos que es el momento


expresivo simbólico, ritual y sacramental en el que la liturgia se hace acto que evoca y hace presente,
mediante “palabras y gestos”, la salvación realizada por Dios en Jesucristo con el poder del espíritu
Santo.
1.2.2 Introducción a la Liturgia II: El silencio en la liturgia

El silencio litúrgico no es un silencio de tartamudez, es un silencio sagrado.

“El silencio inteligente es madre de la oración, liberación del atado, combustible del fervor, custodio
de nuestros pensamientos, atalaya frente al enemigo, amigo de las lágrimas, seguro recuerdo de la
muerte, prevención contra la angustia, enemigo de la vida licenciosa, compañero de la paz interior,
crecimiento de la sabiduría, mano preparada de la contemplación, secreto camino del cielo” (San
Juan Clímaco, “Escalón” 11 – 30).

San Juan Pablo II, carta apostólica del 04/12/2003, con motivo del 40 aniversario de la Constitución
“Sacrosanctum Concilium”: “un aspecto que es preciso cultivar con más esmero en nuestras
comunidades es la experiencia del silencio. Resulta necesario para lograr la plena resonancia de la
voz del Espíritu Santo en los corazones, y para unir más estrechamente la oración personal con la
palabra de Dios y la voz pública de la Iglesia. En una sociedad que vive de manera cada vez más
frenética, a menudo aturdida por ruidos y dispersa en lo efímero, es vital redescubrir el valor del
silencio. No es casualidad que, también más allá del culto cristiano, se difunden prácticas de
meditación que dan importancia al recogimiento. ¿por qué no emprender con audacia pedagógica,
una educación específica en el silencio dentro de las coordenadas propias de la experiencia
cristiana? Debemos tener ante nuestros ojos el ejemplo de Jesús, ‘el cual salió de casa y se fue a un
lugar desierto, y allí oraba ‘(Mc 1, 35). La liturgia, entre sus diversos momentos y signos, no puede
descuidar el del silencio” (n. 13)

¿Por qué hay momentos de silencio en la liturgia?

● Para poder escuchar la Palabra de Dios.


● Para prepararnos a escuchar la Palabra de Dios. “Habla, Señor, que tu siervo escucha 1Sam
3, 10-
● Para preparar a nuestra alma, como terreno fértil donde la semilla de la Palabra caiga y
germine.

¿Cuáles son esos momentos de silencio?

Antes de la misa, y de cualquier ceremonia litúrgica.

El silencio nos permite reflexionar sobre el acto en que vamos a participar, y prepararnos
conscientemente a participar en él.

Se ha ingresado a un recinto sagrado, y hay que preparar el corazón que será el terreno preparado
donde Dios deposita la semilla fecunda de la salvación.

Silencios en la misa y cuál es su significado

Antes del “Yo Confieso”

Es un silencio para ponernos en la presencia del tres veces santo, reconocer nuestra condición de
pecadores, y pedirle perdón, y de esta manera poder entrar dignos a celebrar y vivir los misterios
de pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Antes de la oración colecta


El sacerdote dice “Oremos”. Es aquí donde el sacerdote, en nombre de Cristo, recoge todas nuestras
peticiones y súplicas, traídas a la santa Misa.

En este silencio, todos y cada uno concreta sus propias intenciones. Por eso se llama oración colecta,
porque colecciona y recoge los votos, intenciones y peticiones de toda la Iglesia orante.

Después de la lectura del Evangelio, si no hay homilía

Si el sacerdote presenta la homilía, se hace silencio después de esta.

Este breve silencio después del Evangelio (o de la homilía) es para permitir que la Palabra de Dios,
leída y explicada por el ministro de la Iglesia, vaya penetrando y germinando en nuestra alma.

¡Ojalá encuentre siempre el alma abierta y dispuesta!

Momento de la elevación de la Hostia consagrada y del Cáliz con la sangre de Cristo en la


consagración

Es un silencio de adoración, de gratitud, de admiración ante ese milagro eucarístico. Es un silencio


donde nos unimos a ese Cristo que se entrega por nosotros.

Después de la comunión viene el gran silencio. Para escuchar a Dios en nuestro interior, en nuestra
alma, que ha ingresado en forma de las especies eucarísticas. Silencio para compartir con El. Silencio
para rogar por Su intercesión. Silencio para unirnos con todos los que han comulgado, y encomendar
a quienes no han podido acercarse a recibir el Cuerpo y Sangre de Cristo.

Es muy aconsejable, después de la misa, quedarse unos minutos más en silencio para agradecer a
Dios este augusto sacramento.

En la Liturgia de los demás Sacramentos también hay momentos específicos de silencio:

En la ordenación Sacerdotal: cuando el Obispo impone las manos sobre la cabeza de ese diácono
que en breve será consagrado sacerdote. ¡Es un silencio sobrecogedor! En este momento, ¡el
Espíritu Santo viene a este hombre, y Dios le concede la gracia de ser sacerdote, ministro de Dios,
que “obra en nombre de Cristo, Maestro, Pastor y Pontífice, y actúa en su persona”, otorgándole el
poder de consagrar el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y el poder de confesar los
pecados, en nombre de Cristo! Lo convierte Dios, de simple hombre a ministro de su gracia para la
salvación del mundo.

En la Unción de los Enfermos: es un silencio para pedir a Dios la gracia de la curación espiritual, sin
duda, y la corporal, si es la voluntad de Dios.

En un momento antes de la bendición de los Novios: silencio para pedir a Dios la gracia de la fidelidad
de los nuevos esposos.
1.2.3 Introducción a la Liturgia: el Sentido del Domingo

El domingo es, desde el punto de vista histórico, la primera fiesta cristiana; más aún, durante
bastante tiempo fue la única. Los primeros cristianos comenzaron en seguida a celebrarlo, pues ya
hablan del domingo en 1Cor 16, 1; Hech 20, 27, la Didaché (14,1) y el Apo 1,10.

Al inicio se le llamaba el día del Señor, el día primero de la semana, el día siguiente al sábado, el día
octavo, el día del sol. Hoy ya lo llamamos domingo.

Tarea importante para los cristianos devolver al domingo su carácter sagrado y litúrgico. Esta
devolución supone dos fases: retomar nosotros mismos el carácter sacro propio del día, y hacer que
los demás también lo comprendan y asuman.

Ciertamente, una de las señales evidentes de la desacralización o secularización del mundo actual,
es la pérdida del sentido sagrado del domingo.

“Domingo”, “Día del Señor”, como queriendo decir “Día para el Señor” es uno de esos elementos
en que se concentran y resumen todas las más importantes líneas de contenido del mensaje
cristiano.

Por eso, San Juan XXIII en su encíclica “Pacem in terris”, del 5/05/1961, a los 70 años de la “Rerum
Novarum”, decía en el número 252: “para defender la dignidad del hombre como criatura dotada
de un alma hecha a imagen y semejanza de Dios, la Iglesia ha urgido siempre la observancia del
tercer mandamiento del Decálogo: “Acuérdate de Santificar las Fiestas”. Es un derecho de Dios exigir
al hombre que le dedique al culto un dia de la semana en el cual el espíritu, libre de las ocupaciones
materiales, pueda elevarse y abrirse con el pensamiento y con el amor a las cosas celestiales,
examinando en el secreto de su conciencia, sus deberes hacia su Creador”.

A propósito del domingo, dice la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia: “La Iglesia, por una
tradición apostólica que tiene su origen en el día mismo de la resurrección de Cristo, celebra el
misterio pascual cada ocho días, en el día que es llamado, con razón, “Día del Señor” o domingo. En
este día, los fieles deben reunirse a fin de que escuchando la Palabra de Dios y participando en la
eucaristía, recuerden la pasión, muerte y Gloriosa Resurrección de Jesús, y den gracias a Dios que
los “hizo renacer a la viva esperanza, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos” (1 Pe
1, 1).

Por eso, el domingo es la fiesta primordial que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles
de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo… el domingo es el fundamento
y el núcleo del año litúrgico.

Del domingo con el sábado judío, del que nos habla el Antiguo Testamento

El sábado judío contiene algunos elementos que anuncian lo que será nuestro domingo:

El sábado judío era el día del descanso. Dios cesó de toda la tarea que había hecho (cf Gen 2, 2).
Dios bendijo ese día y lo santificó (cf Gen 2, 3). Es también más tarde, el día de la reunión sagrada
(cf Lev 23, 3), para presentar ofrendas al Señor (Lev 24, 5-9). Es, además día para recordar las
maravillas que obró el Señor en Egipto, al realizar la liberación de su pueblo amado (cf Deut 5, 12-
15). Es un día para imitar a Dios y para santificarse el hombre ( Is 1, 11-19; 58, 13-14; Ez 22, 26) Estas
fiestas del sábado es para todos, no solo para que es judío, sino también para quienes están
vinculados con él (cf Ex 20, 10).

¿Por qué el cristianismo pasó el día de descanso para el domingo, y no mantuvo el sábado?

La razón fundamental es que el domingo celebramos la resurrección de Jesús. Y Jesús resucitó el


“primer día de la semana”. Y el primer día de la semana computado al modo judío, es el que sigue
al sábado.

La primitiva comunidad cristiana, guiada por el Espíritu Santo y conducida por los apóstoles, ya
desde el comienzo de su existencia, después de Pentecostés, comenzó al celebrar este primer día
con clara intuición del cambio operado desde el Antiguo Testamento (sombra, profecía, anuncio) al
Nuevo Testamento (luz, cumplimiento, realidad).

Carta apostólica de San Juan Pablo II sobre el Domingo

A partir de este contenido fundamental del domingo, día de la resurrección del Señor, Luz del
mundo, podemos comprender sus restantes significados y el mensaje concreto para nuestras vidas,
siguiendo la carta apostólica de San Juan Pablo II sobre el Domingo, del 31 de mayo de 1998. He
aquí el resumen de esta carta:

● Domingo, día del Señor: celebración de la obra del Señor.


● Domingo, día de Cristo: el día del Señor resucitado y el don del Espíritu Santo.
● Domingo, día de la Iglesia: la asamblea eucarística, centro del domingo.
● Domingo, día del hombre: el domingo, día de alegría, descanso y solidaridad.
● Domingo, día de los días: el domingo, fiesta primordial, reveladora del sentido del tiempo.

Así pues, el domingo es el día de la Trinidad Santísima, porque el culto que en Cristo y por Cristo
tributamos a Dios, es culto al Padre, por el Hijo, en el Espíritu.

Es además, el día de la “Pascua Semanal”. Cada domingo es una Pascua en pequeño. Ya que la
Pascua del Señor es el centro, la cumbre y la fuente de la historia de la salvación.

Domingo, día de la renovación de la Alianza eterna. Día que anuncia y simboliza la Parusía: “Cada
vez que coméis este Pan y bebéis este Cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que venga” (1 Cor
11. 26). Entonces, ahora comprendemos que este “descanso” o interrupción del trabajo, este
“reposo” es mucho más que una mera necesidad de recuperar las fuerzas desgastadas; es un
símbolo del descanso y reposo eterno que obtendremos un día junto a Dios cuando el Señor regrese
con gloria e inaugure el Reino definitivo (cf Hbr 4, 1-11).

De ahí que, si el sábado era para el judío, con justicia, día de alegría, haya de serlo muchísimo más
para los cristianos el domingo. Debe ser una alegría verdadera, alegría en el Señor (cf Flp 4, 4).
Alegría que tanto el hombre busca… y que sólo podrá encontrar verdaderamente en Jesucristo.

El papa San Juan Pablo II en la carta apostólica con motivo del cuadragésimo aniversario de la
constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia nos dice lo siguiente sobre el domingo: “El domingo,
día del Señor, en el que se hace memoria particular de la resurrección de Cristo, está en el centro
de la vida litúrgica, como fundamento y núcleo de todo el Año litúrgico.
No cabe duda de que se han realizado notables esfuerzos en la pastoral, para lograr que se
redescubra el valor del domingo. Pero es necesario insistir en este punto, ya que ciertamente es
grande la riqueza espiritual y pastoral del domingo, tal como la tradición nos la ha transmitido. En
domingo, considerando globalmente sus significados y sus implicaciones, es como una síntesis de la
vida cristiana y una condición para vivirla bien (n. 9).

La Celebración de la misa en domingo

Se realiza una celebración dominical puesto que el domingo es el “Día del Señor”.
1.2.4 Introducción a la Liturgia: Liturgia de las Horas

¿Qué es la Liturgia de las Horas?

La Instrucción General de la Sagrada Congregación para el Culto Divino de 1971, en su número 12,
establece:

“La Liturgia de las Horas extiende a varios momentos del día las alabanzas y acciones de gracias,
igualmente que la memoria de los misterios de la salvación, los ruegos y la pregustación de la gloria
celestial que se nos ofrecen en el Misterio de la Eucaristía, el cual es el centro y la cumbre de toda
la vida de la comunidad cristiana. Además la misma celebración eucarística se prepara de manera
óptima por la Liturgia de las Horas, ya que las disposiciones para la fructuosa celebración de la
Eucaristía, como son la fe, la esperanza, la caridad, la devoción y el espíritu de sacrificio,
adecuadamente se excitan y crecen en ella”.

San Juan Pablo II, Carta Apostólica del 4 de diciembre 2003, por el cuadragésimo aniversario de la
Constitución COnciliar sobre la Sagrada Liturgia, nos dice:

“Es importante introducir a los fieles en la celebración de la Liturgia de las Horas, que, como oración
pública de la Iglesia, es fuente de piedad y alimento de la oración personal. No es una acción
individual o privada, sino que pertenece a todo el cuerpo de la Iglesia… Por tanto, cuando los fieles
son convocados y se reúnen para la Liturgia de las Horas, uniendo sus corazones y sus voces,
visibilizan a la Iglesia, que celebra el misterio de Cristo. Esta atención privilegiada a la oración
litúrgica no está en contraposición con la oración personal; al contrario, la supone y exige, y se
armoniza muy bien con otras formas de oración comunitaria, sobre todo si han sido reconocidas y
recomendadas por la autoridad eclesial” (14).

La Liturgia de las Horas, es el resultado del proceso por el cual la exhortación de Jesús a la oración
continua, y la necesidad de la oración comunitaria, se van estructurando en una serie de súplicas
que, distribuidas a lo largo del día, impregnan todo el día de la esencia de la oración - hablar con el
Padre.

La Liturgia de las Horas no es una oración cualquiera, ya que se trata de una una plegaria organizada
por la Iglesia misma, que vincula a todos los fieles de todos los lugares, haciendo posible que,
aunque dispersos, la multitud “tiene un solo corazón y una sola alma” (Hech 4, 32)y busca también
tener una sola voz. De esta suerte, que las oraciones hechas en común se fueron organizando en
momentos (u horas) .

La Liturgia de las Horas se conoce también como “Oficio Divino” y se compone de las lecturas propias
del día, oraciones de alabanza y de súplica, y también oración de la Iglesia con Cristo y a Cristo.

La Liturgia de las Horas es una nueva manera de ejercicio de la participación del sacerdocio de Cristo,
por lo que constituye un derecho de todo bautizado y una dignidad de la que nadie debería sentirse
al margen. Entonces es completamente incorrecto pensar que la Liturgia de las Horas le compete
solo a los sacerdotes o religiosos consagrados.

La Constitución Conciliar expresa:


“Se recomienda a los laicos que recen el Oficio Divino o con los sacerdotes o reunidos entre sí e
incluso en particular” (n. 100).

“La función sacerdotal de Jesucristo se prolonga a través de su Iglesia, que sin cesar alaba al Señor
e intercede por la salvación de todo el mundo, no sólo celebrando la Eucaristía, sino también de
otras maneras, principalmente recitando el Oficio Divino” (n. 83)

La estructura de la Liturgia de las Horas se sustenta en la clásica manera antigua de computar las
hora que, en comparación con la actual, va de 3 en 3 horas, marcando 8 veces el día.

Desde antes, San Juan Crisóstomo nos aconsejaba el Oficio Divino:

“Porque somos hombres, nos relajamos y distraemos fácilmente. Por eso, cuando una hora, o dos
o tres después de tu plegaria, te das cuenta de que tu primer fervor se ha entibiado, recurre lo más
pronto posible a la oración y enciende de nuevo tu espíritu que se enfría. Si haces esto durante todo
el día, encendiéndote a ti mismo por frecuentes plegarias no darás ocasión al demonio para tentarte
o para que entre dentro de tus pensamientos”.

La actual estructura de la Liturgia de la Hora comprende estas horas:

Oración de la Mañana, al levantarse: LAUDES

Oración hacia las 9 de la mañana: HORA TERCIA

Oración del mediodía: HORA SEXTA

Oración hacia las 3 pm: HORA NONA

Oración al finalizar las tareas, de las 6 a las 8 pm: VÍSPERAS

Una oración que puede ubicarse en cualquier momento de la jornada: LECTURAS

Y, finalmente, una oración inmediatamente antes de del reposo nocturno: COMPLETAS

Son, pues, siete momentos de oración en el transcurso de cada jornada, según el Salmo:

“Siete veces al día te alabo por tus justos juicios” (Salmo 119, 164)

de estos siete momentos, los dos principales son LAUDES y VíSPERAS

el Contenido de las Horas

La estructura general consta de:

Un himno inicial

Tres Salmos.

Una Lectura bíblica: extensa en el Oficio de LECTURAS, menos extensa en las restantes horas.

Oración de intenciones de LAUDES y VÍSPERAS

Oración Conclusiva.
En el Oficio de LECTURAS hay además una segunda lectura más o menos extensa, referida a diversos
temas y tomada de los Santos Padres, o de los Santos Festejados.

En el Oficio de COMPLETAS, antes de acostarse, se añade al comienzo un Examen de Conciencia y


un Acto Penitencial. No podemos eludir la necesidad de pedir perdón por nuestras faltas.

Valoración de la Liturgia de las Horas

Esta Liturgia brota de la esencia misma de la Iglesia que es comunidad orante por excelencia. La
comunidad que busca “Adorar a Dios en Espíritu y en Verdad” (Jn 4, 23) y que intercede
constantemente por la salvación de todos los hombres.

Con la Liturgia de las Horas nos asociamos al coro de los ángeles y santos que tributan para siempre
a Dios en la gloria y por mismo se convierte en algo así como un “adelanto del Cielo”:

“Con la alabanza ofrecida a Dios en la Liturgia de las Horas, la Iglesia se asocia al canto de alabanza
que, en el cielo, se canta sin cesar, y así pre gusta aquella alabanza celestial descrita por Juan en el
Apocalipsis que resuene siempre ante el trono de Dios y el Cordero” (n. 16)

por lo anterior, la Liturgia de las Horas es fuente de grandes gozos. a través de ella la Iglesia asume
“los deseos de todos los cristianos e intercede por la salvación de todo el mundo ante Cristo y, por
Él, ante el Padre” (n. 17)

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