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UNIÓN BOLIVIANA
LA INVITACIÓN DE DIOS
MAYORDOMÍA
UNIÓN BOLIVIANA
Malaquías 3: 7-12
P or casi 1500 años, Dios se comunicó con Israel por medio de profetas. La iglesia
de Dios del siglo V a.C. se había apartado de Él, viviendo de modo equivocado en
muchas áreas de la vida. En su misericordia, Dios envió el profeta Malaquías, que
significa “Mi mensajero”.
Nuestro deseo en este día es descubrir lo que Dios espera de nosotros en relación al
cumplimiento de sus Estatutos, como la fidelidad que le debemos en los diezmos y
ofrendas, pues solo así podremos reclamar sus bendiciones.
quien estaba en falta era la nación. Por eso la severa reprensión: “Malditos
sois” La maldición seguía la desobediencia, así como la bendición seguía la
obediencia.
Hoy Dios invita su iglesia para que: “su diezmo sea llevado a su tesorería.
De-vuélvase esa parte en forma estricta, honrada y fiel” (CMC 87).
Dios invita a su iglesia a ser fiel, pues “el ángel registrador anota fielmente
lo que se relaciona con cada ofrenda dedicada a Dios y colocada en la
tesorería y también registra el resultado final de los medios así donados”
(CMC. 206).
Dios dice: “En mi casa”. Dios pide para que su pueblo lleve los diezmos y
las ofrendas hasta “su casa” y no a otro lugar. La “casa” mencionada en
Malaquías es la misma descrita en Nehemías, que es llamada de “Cámaras
de la Casa de Dios” o “Cámaras de la Casa del Tesoro” (Ne. 10:37 al 39).
Los israelitas no estaban siendo fieles en este aspecto, pues la parte que
correspondía al Señor estaba quedando en “sus casas”, en vez ir para la
“casa del tesoro”.
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Por eso, Malaquías clama por la fidelidad total dentro del plan establecido
por Dios, o sea llevar todos los diezmos y ofrendas consagradas al Señor a
la tesorería centralizada en el Templo. Después debían ser almacenadas y
contabilizadas para luego ser redistribuidos para el mantenimiento de los
equipos sacerdotales y de los levitas en todas las regiones de Israel (Ne.
12:44).
Así como en los días de Malaquías, Dios invita su iglesia para que: “estos
(diezmos y ofrendas) deben colocarse en su tesorería y considerarse
sagrados para su servicio tal como Él lo ha designado” (CMC. 106).
“Traed todos los diezmos…”. Hay una gran responsabilidad por parte del
donante. Debe “traer” los diezmos y las ofrendas consagradas a la “Casa
del Tesoro”. El donante no puede retener ni darse el derecho de
administrar la donación. Quien debe gestionar algo donado es el receptor,
la iglesia y nunca el donante.
Al traer el diezmo a la casa del tesoro, sus hijos no sólo están sustentando
y “alimentando” el ministerio del Templo, más también están dando
gracias a Dios por la provisión abundante de sus necesidades.
Hay grandes bendiciones para los que le obedecen. “Todos los que deciden
obedecer a Dios de todo corazón; los que no se apoderen de los fondos
reservados a Dios… los que devuelven la parte que él reclama como suya,
recibirán bendiciones de Dios…” (CMC 97).
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“Abriré las ventanas de los cielos”. El Dios del cielo promete abrir las ven-
tanas del cielo para nos bendecir. No sólo habría lluvia para remover todo
temor de la sequía, pero a través de estas ventanas la bendición divina
sería derramada en abundancia (Lv. 26: 3-5).
Hoy en día “Dios tiene un cielo lleno de bendiciones para los que cooperen
con él. Todos los que le obedezcan pueden con confianza reclamar el
cumplimiento de sus promesas” (Or. 366).
Dios promete prosperar y bendecir a quienes dan con liberalidad (Lc. 6:38;
2 Co. 9: 6-11; Pr. 11:25). Dios deseaba que su pueblo fuera feliz,
bienaventurado, siendo una lección objetiva al mundo de los resultados de
la obediencia.
CONCLUSIÓN
LLAMADO
Aceptemos hoy, antes que se tarde, la invitación de Dios para
nuestra vida. ¡Amén!