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POÉTICAS

Estefanía Peña Tapiero


Estudiante de Filosofía y Letras

A la poeta que no seré


El tiempo me escribe en las muñecas,
las runas determinaron mi destino con frutos podridos,
un alma a-genuina que no percibe la velocidad de las cosas,
me quedo en silencio, esperando que la tarde llegue para llevarme.
Ojalá la noche con sus sombras consiguieran curar mi enfermedad de la luna,
que los vespertinos acertijos de la madrugada me arrojaran a la nada, a la incertidumbre.

Allí pertenezco.

Abril

La lluvia en verano se ha hecho tenue,


Los vientos de abril campanean entre los árboles,
Noventa y siete tangos en las casas viejas,
Cuatrocientos tragos en diminutas copas,
Guitarras y trampolines retumbando los techos,
Las calles,
Las soledades.
La verdad es una sinfonía en los oídos de los pájaros,
Los bailarines del cielo.

Ironía
Yo no sé del tiempo,
y, sin embargo, he soñado con la desfachatez de las palabras,
este cuarto,
esta sala,
estos juguetes olvidados.
Sí, yo no sé del tiempo, sólo he aprendido a caminar,
Soltar los días, y abrazar la noche.

Verde, parecía verde


Allí, afuera, en el viento que nos nombra y la música que susurra entre los árboles
los pájaros lloran.
Y mientras sus lágrimas se hacen polvo,
mis manos crean sueños con sus largas figuras en la sombra,

A la poeta de ojos tristes

I
¿Cuál pájaro buscabas, Alejandra? ¿El gorrión enamorado o picaflor en el espejo?
Aquí yace la voz humeante,
la mirada enterrada en la pregunta,
el frío impregnado en la memoria.
II
Presentir la muerte,
Cada día estar más cerca de ser polvo;
Cada día ser más Pizarnik que Peña.
Sucesión de palabras,
demasiado o poco aliento.
Tristeza y más tristeza,
¡Ojalá la poesía pudiese salvarme!

El té
Me basta quererte para saber que puedo hacer las cosas bien,
Como, quizá, yo pueda contarte de algún poeta en el café,
quien escribía sobre mí, mientras yo lo miraba. Sr, roca, espero sonría.
El sofá que acomoda las nalgas abiertas para tomar el té de arándanos,
quizá te amé o aún lo hago.
Me basta amarte para comprender la distancia o la rabia oculta bajo tus párpados, imaginarte
eclipsado, errático, indefinido,
Te volaré los sesos, antes de que termines por aniquilar mi pesimismo. Ese verbo tan corto y
jodidamente inmenso: amar.

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