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SECULARES
21. El estilo mismo de la vida comunitaria está en relación con la forma de apostolado que los
miembros deben mantener, así como con la cultura y sociedad en que ese apostolado se ejercita. La
forma de apostolado puede ser causa determinante de la magnitud y ubicación de una comunidad, de
sus necesidades particulares y de sus standards de vida. Mas, sea el que fuere el apostolado, la
comunidad debe esforzarse por vivir con sencillez, según las normas establecidas para todo el instituto
y para la provincia, aplicadas a su propia situación. En su forma de vida debe ocupar un lugar
importante el ascetismo, que es parte integrante de la consagración religiosa. Finalmente, ha de proveer
a las necesidades de sus miembros, conforme a sus propios recursos, teniendo siempre en cuenta sus
obligaciones para con el entero instituto y para con los pobres.
AAdemás, el mismo Espíritu Santo, no solamente santifica y dirige al pueblo de Dios por los
Sacramentos y los ministerios y lo enriquece con las virtudes, sino que "distribuyendo sus dones a
cada uno según quiere" (1 Cor., 12, 11), reparte entre toda clase de fieles, gracias incluso especiales,
con las que los dispone y prepara para realizar variedad de obras y de oficios provechosos para la
renovación y más amplia y provechosa edificación de la Iglesia, según aquellas palabras: "A cada uno
se le otorga la manifestación del Espíritu para común utilidad" (1 Cor., 12, 7). Estos carismas, tanto los
extraordinarios como los más sencillos y comunes, por el hecho de que son muy conformes y útiles a
las necesidades de la Iglesia, hay que recibirlos con agradecimiento y consuelo. Los dones
extraordinarios no hay que pedirlos temerariamente, ni hay que esperar de ellos con presunción los
frutos de los trabajos apostólicos; pero el juicio sobre su autenticidad y sobre su aplicación pertenece
a los que tienen autoridad en la Iglesia, a quienes sobre todo compete no apagar el Espíritu, sino
probarlo todo y quedarse con lo bueno (cf. 1 Tes., 5, 12 y 19-21).
Ante todo este párrafo de Lumen Gentium pone de relieve la doble acción del ES en la Iglesia:
Santidad y Misión. Que son los dos remos que hacen que la barca de cada uno y la de la Iglesia
pueden navegar mar adentro:
1. Santifica: esta es la forma primaria e indispensable por la que el Hombre se convierte en objeto del
amor salvífico y santificador del corazón humano. Esta acción primordial la ejecuta a través de los
Sacramentos los cuales actualizan la gracia que significan y enriquecen a la persona con virtudes y
los frutos del ES: Gálatas 5, 22:
amor: dispone el corazón a amar con todas las fuerzas y potencias de la totalidad humana a Dios y al
prójimo.
Alegría: la experiencia constante de la presencia de Dios que da gozo y que nada ni nadie puede
quitar porque no depende de las realidades externas.
Paz: mantiene al alma en total dependencia de Dios, viendo en todo su voluntad y por ello no puede
ser turbada por nada. En todo ve la acción de Dios y dócilmente cede a ella.
paciencia: modera los excesos de la tristeza, ve con alegría todo aquello que puede causar tristeza.
Mansedumbre: modera los arrebatos de la ira o la cólera que se levantan para rechazar una dificultad
o mal presente. El corazón siguen en su misma postura sin perder su posesión de la paz.
Bondad: la inclinación que lleva a ocuparse de los demás y a que participen de lo que uno tiene
Benignidad: dulzura y delicadeza en el trato. Esto consiste en, manejar los demás con gusto,
concordialidad y amabilidad.
Perseverancia: impide el fastidio o desánimo y la pena que provienen precisamente del deseo del bien
que se espera, o de la lentitud y duración del bien que se hace, y no se rinde ante la espera tardía de
los frutos de sus obras.
Fe: facilidad para aceptar todo lo que hay que creer, firmeza para afianzarnos en ello, seguridad de la
verdad que creemos, tener en la voluntad un sincero (no sentimental) afecto que incline al
entendimiento a creer, sin vacilar
Modestia: Regula los movimientos del cuerpo, los gestos y las palabras.
Templanza y Castidad: atañen a los placeres del cuerpo, reprimiendo los ilícitos y moderando los
permitidos, la continencia refrena la des ordenada afición de comer y de beber, impidiendo los
excesos que pudieran cometerse; ésta regula o cercena el uso de los placeres de la carne.
Todos estos dos para que? Porque el ES es el santificador, o sea, que eleva la totalidad de la persona
a vivir la plena semejanza con Dios: en el corazón: afectos, sentimientos, en la mente, en el cuerpo,
en las relaciones con los demás y con el mundo..
2. Reparte carismas y dones entre todos los fieles.... para enriquecerlos con prerrogativas especiales
que llamamos carismas (gratis data), ordenados a la edificación del cuerpo. Para que? Con estas
gracias especiales con las que dispone y prepara para realizar variedad de obras y de oficios
provechosos para la renovación y más amplia y provechosa edificación de la Iglesia, según aquellas
palabras: "A cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para común utilidad" (1 Cor., 12, 7).
Para enriquecer y para edificar el cuerpo.
EI Papa Pablo VI afirmó: "El Espíritu Santo cuando viene otorga dones. Conocemos ya los siete dones
del Espíritu Santo. Pero da también otros dones que se llaman carismas"...
Estos dones son dados a los fieles por la sobreabundancia de la economía del Señor, que quiere
hacer a la Iglesia más rica, más animada, y mas eficaz en su misión. Por ello, Pablo VI pedía "la
efusión de los carismas": AQuisiera Dios, que el Señor aumentase todavía hoy una lluvia de carismas
para hacer fecunda, hermosa y maravillosa a la Iglesia, y capaz de imponerse incluso a la atención y
al estupor del mundo profano, el mundo laicizante" (Paulo Vl, Catequesis de 1974).
"Los carismas son gracias especiales que el Espíritu distribuye libremente entre los fieles de todo tipo
y con los que los capacita y dispone para asumir varias obras y funciones, útiles para la renovación de
la Iglesia y para el desarrollo de su construcción. Algunos de estos carismas son extraordinarios,
otros, por el contrario, sencillos y mucho más difundidos, pero el juicio sobre su autenticidad
corresponde, sin ninguna excepción, a los que presiden en la Iglesia, a los que compete no extinguir
los carismas auténticos"
8. Para la manifestación del Reino. Los carismas manifiestan el poder de Dios, autentifican el
mensaje, invitan a la conversión. Acompañan a los apóstoles, a los que anuncian el Evangelio. "Por
mano de los apóstoles se realizaban muchas señales y prodigios en el pueblo..." (Hechos 5,12).
$ Estos signos vienen a confirmar que el Evangelio "es una fuerza de Dios para la salvación de todo el
que cree" (Romanos 1, 16). Estos signos confirman que el Reino ya está en medio de nosotros.
El carisma se distingue del talento: talento: es la capacidad natural de la persona.carisma: es un don
sobrenatural del Espíritu para edificación del cuerpo eclesial. Por ser sobrenatural no implica que sea
necesariamente algo portentoso, mas bien los dones se integran en la disposición natural de la
persona y actúa en ella.
Por todo esto, sin pretender en manera alguna hacer una clasificación exacta, perfecta y completa de
los carismas mencionados en los textos, -y sólo a manera de ejemplo -he aquí un ensayo de
agrupación presentado por el P. Carriyo Alday, doctor en Sagradas Escrituras.
3. Carismas de servicio.
Funciones administrativas: 1 Co 12.28.
Presidir: Rm 12,8.
Asistencia en las necesidades: lCo 12,28.
Exhortar: Rm 12,8.
Obras de misericordia: Rm 12,8.
Distribución de los propios bienes: lCo 13,3.
Entrega de la propia vida: lCo 13,3.
4. Carismas de poder.
Fe: Hch 14,9; lCo 12,9.
Curaciones: Mc 16,18; lCo 12,9.28.
Obras de poder: Hch 4,30; lCo 12,10.28.
Exorcismos: Mc 16,17.
La serie de dones del ES es innumerable; está abierta a la medida de la riqueza de la gracia de Dios y
de acuerdo a las necesidades de la Iglesia, a través del discurso de su historia en su tarea de salvar a
los hombres
Los carismas son innumerables; tan abundantes, como necesidades tenga la comunidad para ser
construida; son de variada importancia, según sirvan más o menos a la edificación de la iglesia: y
sobre todo son de diferente naturaleza, según la función específica que tienen que desempeñar. En
una catequesis histórica, S.S. Pablo VI dijo: "La necesidad de la Iglesia supone una carencia
imprescindible por parte del hombre; por eso la necesidad de que el prodigio de Pentecostés debe
continuar en la Historia de la iglesia y del mundo@
Estos dones son tan diversos como las funciones de las que Cristo ha revestido a sus miembros para
la edificación de la Iglesia. Así lo expresa también San Pablo: "Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de
Cristo, y sus miembros cada uno por su parte. Así los puso Dios en la Iglesia primeramente como
apóstoles; en segundo lugar como profetas; en tercer lugar como maestros; luego el poder de los
milagros; luego, el don de curación, de asistencia, de gobierno, diversidad de lenguas. I Corintios 12,
27-30). S. Pablo recuerda e insiste: Ahay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo;
diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el mismo
Dios que obra todo en todos" (1 Corintios 12, 4-6).
Por su parte, San Pedro afirma: "Que cada cual ponga al servicio de los demás la gracia que ha
recibido, como buenos administradores de las diversas gracias de Dios@ (1 Pedro 4, 10). Igual S.
Pablo: "A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común" (1 Corintios 12,
7), es decir: "para la edificación de la asamblea" (1 Corintios 14,12). Y que buscaran ante todo el
carisma superior, pero también los dones para el bien del cuerpo: ABuscad la caridad; pero aspirad
también a los dones espirituales, sobre todo a la profecía... el que profetiza habla a los hombres para
su edificación, exhortación, y consolación" (1 Corintios 14, 3-5).
La Iglesia se mantiene viva por la acción del ES, quien es su alma....y su motor, quien la sopla y la
lleva a través del mar de la historia, cada vez mas a remar mar adentro y la capacita para enfrentar las
olas de cada momento histórico.
Los Carismas en la Iglesia de hoy
La renovación que notamos actualmente de los carismas en la Iglesia es una característica o gracia
particular como fruto del Concilio Vaticano II- muchos advierten en ella el signo más prometedor de la
renovación de toda la Iglesia. Como lo afirmaba el documento conciliar Lumen Gentium, Cap. 2, No.
12 "Estos carismas, tanto los extraordinarios como los más comunes y difundidos, deben ser recibidos
con GRATITUD y CONSUELO, porque son muy útiles y adecuados a las necesidades de la Iglesia".
Así afirma el documento conciliar sobre el "Apostolado de los seglares", Cap. 1, No. 3, 4to. Párrafo:
"Es la recepción de estos carismas, incluso de los más sencillos, la que confiere a cada creyente el
DERECHO y el DEBER de ejercitarlos para bien de la humanidad y edificación de la Iglesia".
A partir del Concilio Vaticano II, el ES ha suscitado en la Iglesia de hoy muchos gérmenes vigorosos
de renovación. El Espíritu está ciertamente en acción. Entre éstos se encuentra la RC. En ella se vive
la pneumatología (doctrina sobre el ES) enseñada por el Concilio.. En ella existe una visible
experiencia del ES. La RC se interesa vivamente en los carismas, los ha visto ser derramados e
integrados de nuevo en el curso ordinario de la vida normal de la Iglesia tanto local como universal.
Desea integrar todos los dones, los mas necesarios y elevados, como la gama entera de carismas en
su amplitud incluyendo aquellos que parecían carecer de actualidad, como la profecía, los milagros,
las curaciones espirituales como físicas, el don de lenguas...etc.
Es llamada RC justamente por que ella espera no tanto que se produzcan fenómenos extraordinarios,
sino que se incorporen en el cuadro de la vida ordinaria de sus comunidades los dones y carismas del
ES que durante siglos se pensó ser el privilegio de la Iglesia primitiva o de algunos, santos y santas..
Renovación Carismática: debe ser entendida no solo como la re-apertura a los carismas del ES in
nuestro tiempo, sino a la total desenvolvimiento de la acción del ES en nuestro momento histórico, de
lo cual hemos visto mucho, pero hay tanto por ver.
San Pablo actúa fuertemente contra los excesos porque los carismas, si no contribuyen a la
edificación del cuerpo, pueden hacerle daño.
San Pablo igualmente se preocupa de que no se apaguen los carismas
"No apaguéis el Espíritu. No despreciéis las profecías. Examinad todo y quedaos con lo que es bueno.
Abstenéos de todo mal." (1 Ts 5, 19-22) Pablo enseña constantemente que Dios actúa íntimamente y
poderosamente en sus hijos, dándoles los dones necesarios para la misión. Como también enseña la
necesidad de un adecuado discernimiento para reconocer lo que viene del ES. Este discernimiento le
corresponde a la Iglesia. Los carismas brotan con formas nuevas. Por eso le incumbe al ministerio
jerárquico la delicada tarea de examinar y cultivar los carismas que nacen continuamente en el seno
del pueblo de Dios. Hacer aflorar nuevas modalidades de carismas, favorecer las concreciones
institucionales de estos y velar para que se mantengan vivos, insertándolos adecuadamente en la vida
de la Iglesia
Verdadera Fecundidad
La renovación en el Espíritu efectivamente, como he recordado en la Exhortación Apostólica
Catechesi Tradendae: Atendrá una verdadera fecundidad en la Iglesia, no tanto a la medida en que
suscite carismas extraordinarios cuanto si conduce al mayor número posible de fieles, en su vida
cotidiana, a un esfuerzo humilde, paciente y perseverante para conocer siempre mejor el misterio de
Cristo y dar testimonio de El (72)
(JPII, 1980)