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El Paleolítico en la Península Ibérica se extiende desde hace 1.4-1.3 millones de años al 10 mil a.C.,
es el momento en el que aparece el primer homínido (Homo Antecessor -Atapuerca-) y el utillaje
lítico es aún muy tosco (bifaces, choppers...) evolucionando en el Paleolítico Superior. El Neolítico,
con una cronología entre el 6 mil y el 3 mil a.C., tuvo una implantación mayor en la zona levantina y
sur debido a la presión demográfica tras el cambio climático del Mesolítico, y la piedra pulimentada
sirvió nuevos útiles adaptados a la “revolución” a la que se asistía.
- Las sociedades paleolíticas vivían básicamente de la caza, la pesca, el carroñeo y la recolección, por
tanto, se puede afirmar que practicaban una economía depredadora que dependía de lo que el medio
ambiente les ofrecía. Ello justifica que existiesen grupos nómadas que se desplazaban de forma
estacional siguiendo las migraciones de los animales, habitando en cobijos provisionales junto a ríos y
cuevas, y solo a partir del Paleolítico Medio, cuando dominaron el fuego, ocuparon las cuevas de
forma permanente. En contraposición, en el Neolítico se produjo un cambio trascendental, ya que los
seres humanos comenzaron a generar su propio alimento -economía productora- tras aprender a
cultivar las plantas -agricultura- y a domesticar los animales -ganadería-. La necesidad de vivir junto a
los cultivos y controlar el ganado, así como la seguridad y la regularidad en la alimentación,
permitieron un aumento de la población disminuyendo los desplazamientos, lo que impulsó el
sedentarismo y la aparición de los primeros poblados estables.
- En lo que respecta a la organización social, cabe decir que en el Paleolítico los individuos se reunían
en pequeñas bandas con una organización muy elemental, es presumible que no existieran diferencias
sociales de importancia, pues su reducido tamaño y la necesidad de cooperación para la caza
reforzarían la cohesión interna y la igualdad. Fruto de la modificación en los modos de subsistencia,
las sociedades neolíticas fueron adquiriendo una complejidad creciente y la división social
(sacerdotes, guerreros, agricultores...) originó diferencias de riqueza (propiedad privada) y de poder.
La presencia romana en Hispania se prolongó desde finales del siglo III a.C. (año 218 -2ª Guerra
Púnica-) hasta principios del siglo V d.C. (año 409 -invasión de los pueblos germanos-), durante ese
lapso de tiempo se produce la romanización, que se puede definir como el proceso de integración por
parte de los pueblos prerromanos (celtas, íberos y celtíberos) en los modelos económicos, sociales,
político-administrativos, culturales y religiosos de Roma.
a) La extensión de la vida urbana y la red de comunicaciones. Los romanos aprovecharon en la zona
levantina y sur la amplia red de ciudades preexistentes y transformaron sus órganos de gobierno
autónomos en otros dependientes de Roma, en el resto de la Península optaron por crear nuevas urbes
(Emérita Augusta -Mérida-, Híspalis -Sevilla-...) siguiendo el modelo itálico. Las nuevas calzadas o
vías diseñadas por los conquistadores facilitaron la llegada del aporte romano, además gracias a ellas
Hispania quedó inmersa en los vitales circuitos económicos y comerciales de Roma.
b) El papel del ejército. Al servir la población indígena como tropas auxiliares de Roma, y al adquirir
la ciudadanía romana y lotes de tierras al licenciarse, el ejército se convirtió en un valioso instrumento
de romanización y de difusión de las costumbres romanas. Además, su larga permanencia en un
mismo lugar originó la creación de campamentos militares o canabae, alrededor de los cuales
surgieron nuevas poblaciones como León.
c) La concesión de la ciudadanía romana a la población autóctona. Se utilizó como reclamo para
facilitar la dominación siendo los mayores interesados en obtenerla la aristocracia indígena, pues
permitía acceder a numerosos derechos y privilegios, convirtiéndose por ello en un relevante elemento
integrador.
d) La romanización se vio favorecida por una serie de elementos culturales unificadores: el latín
(lengua oficial del Imperio); el derecho romano (homogeneizó el ámbito judicial); el cristianismo
(religión estatal desde época de Teodosio, abandonando el politeísmo); etc.
● Identifica las diferencias entre una imagen de pintura cantábrica y otra de pintura
levantina. PREGUNTA PRÁCTICA
Las principales diferencias existentes entre una imagen de pintura rupestre cantábrica, la de la
izquierda, y una levantina, la de la derecha, son las siguientes:
2) Localización. Las pinturas de la fachada cantábrica se realizaban en el interior de las cuevas, en
lugares profundos y poco visibles. Las del Levante, al contrario, aparecen al aire libre, en abrigos
rocosos u oquedades de acantilados.
3) Temática. Los protagonistas predominantes en las representaciones cantábricas, como se puede
apreciar en la imagen (bisontes), son los animales -zoomorfismo-, habitualmente aquellos vinculados
a la caza: bisontes, ciervos, caballos... La ausencia de composición es una constante, apareciendo
figuras aisladas o independientes entre sí, a menudo superpuestas o yuxtapuestas y desordenadas. A
diferencia de la anterior, en la zona levantina se plantean composiciones narrativas: escenas de caza
-como se puede observar-, lucha de guerreros, danzas rituales, recolección de alimentos... Los seres
humanos asumen el protagonismo.
4) Características técnicas y formales.
A) En el norte los animales son plasmados con un profundo sentido naturalista, y presentan
efectos de volumen gracias al uso del color y el aprovechamiento de los entrantes y salientes de las
rocas -protuberancias-. En contraposición, en el Levante las figuras pierden naturalismo ganando en
esquematismo, dinamismo y estilización.
● Resume los cambios económicos, sociales y culturales introducidos por los musulmanes
en Al Ándalus
Los casi ocho siglos (711-1492) de presencia musulmana en la Península Ibérica supusieron la
introducción de importantes cambios:
- La economía de Al-Ándalus tuvo como principal actividad a la agricultura. Cultivaban cereales,
vid y olivo (heredados de los romanos), introduciendo nuevos cultivos (arroz, caña de azúcar,
cítricos, morera...), ampliaron del sistema de regadío (con norias y acequias). Por su parte, la
ganadería se centró en la oveja y la cabra, la cría de cerdos disminuyó debido a motivos religiosos.
La artesanía se centró en la producción textil (seda, lino...), el cuero y las pieles, el vidrio, la
orfebrería, etc. En cuanto al comercio, se vio favorecido por la acuñación de dos tipos de monedas, el
dinar de oro y el dirhem de plata, y por la red viaria romana. El comercio interior se efectuaba en el
zoco de las ciudades, destacando los bazares. Al-Ándalus mantuvo también un intenso comercio
exterior, tanto con los restantes países islámicos como con la Europa cristiana. Por último, la
producción minera continuó la extracción de oro, plata, hierro...; también fue importante la
producción de sal marina y mármol.
- En cuanto a la organización social destaca el papel de las ciudades, que estaban amuralladas, en esta
zona protegida (medina) estaban los edificios más importantes: mezquita, zoco y alcazaba (fortaleza
militar) y las calles eran irregulares y sinuosas. La sociedad de Al-Ándalus estaba formada por una
población heterogénea, a nivel étnico y religioso, y se diferenciaba entre musulmanes y no
musulmanes. Dentro de los musulmanes se encontraban los de origen árabe, eran la minoría
dominante tanto económica como políticamente; los de origen bereber, ocupaban posiciones
inferiores a los árabes y se localizaron en el mundo rural; los muladíes eran los cristianos convertidos
al Islam y sus descendientes. Frente a esta comunidad se encontraba los dimníes (tributarios),
categoría en la que se hallaban tanto los mozárabes (cristianos que vivían en territorio musulmán)
como los judíos. La esclavitud tuvo gran importancia.
● Comenta a través del mapa el ámbito territorial y las características de cada sistema de
repoblación, así como sus causas y consecuencias.
La Repoblación es un proceso paralelo a la Reconquista que supone la ocupación efectiva y la puesta
en explotación económica de los territorios conquistados. Existen diferentes sistemas de repoblación,
tal como vemos en el mapa:
- Sistema de presura o aprisio (ss. VIII-X). Este primer modelo de repoblación (en gris oscuro en el
mapa) afectó al norte del río Duero -presura- (zona oeste) y al Piedemonte pirenaico -aprisio-
(zona este). La causa u origen se encuentra en la presión demográfica existente en los núcleos
cristianos iniciales, y la característica fundamental es la ocupación de tierras deshabitadas que se
convertían en propiedad de quien las cultivaba (los campesinos). Fruto de este sistema surgió un
predominio de la pequeña y mediana propiedad de las tierras.
- Sistema concejil (ss. XI y XII) aparece en el mapa en gris y con círculos blancos. Se desarrolló en
las tierras entre el río Duero, río Tajo y los Montes de Toledo (zona oeste), así como en el Valle del
río Ebro (zona este). Este modelo se vio favorecido por el crecimiento demográfico de los núcleos
cristianos. Los territorios se dividieron en concejos a los que el rey concedía un Fuero, Carta de
población o Carta puebla que regulaba la vida municipal. Estos fueros otorgan libertades y
privilegios a sus habitantes.. Supuso la preeminencia de la propiedad mediana libre, así como una
abundancia de tierras comunales.
- Sistema de las Órdenes Militares (1a mitad del s. XIII) en gris claro en el mapa. Comprendió el
Valle del río Guadiana -La Mancha y Extremadura- (zona oeste), así como Teruel y el norte de
Castellón (zona este). Fue el sistema aplicado a territorios extensos y poco poblados, fueron
conquistados por Órdenes Militares. Éstas dividían el territorio en encomiendas, dirigidas por un
caballero de la Orden con cargo de comendador. La estructura de la propiedad predominante fueron
los latifundios dedicados a la explotación ganadera.
- Sistema por repartimientos (2a mitad del siglo XIII) aparece en el mapa con círculos negros. Se
aplicó en el Valle del Guadalquivir (zona oeste) y e l litoral levantino -de Castellón a Murcia- (zona
este). los reyes entregaron grandes lotes, de casas y tierras, entre la nobleza y las órdenes militares,
como pago por su apoyo militar. Las tierras se repartían divididas en donadíos (grandes latifundios) y
heredades (medianas y pequeña propiedades). La consecuencia de los repartimientos fue la
adquisición de grandes latifundios.
El feudalismo se implantó con prontitud en la zona peninsular que estuvo bajo la influencia franca
(Marca Hispánica). Hacia el siglo XI, la necesidad de proteger el territorio llevó a los nobles a
prescindir de la autoridad de los reyes y convirtieron su cargo en hereditario; así mismo, muchos
campesinos, libres y propietarios de sus tierras, se convirtieron en siervos a cambio de protección.
La feudalización se vio afectada por una serie de rasgos comunes, entre ellos: la erosión del poder
monárquico, el fortalecimiento de la nobleza y la inexistencia de un poder centralizado. El poder
político ya no está solo en manos del rey sino que lo comparte con los señores que son fuertes, a
esto se llama fragmentación del poder.
Como consecuencia de los repartimientos de tierra durante el período de la Reconquista, los señores
feudales, el clero y las órdenes militares adquirieron territorios en régimen señorial.
Hasta el siglo XII son señoríos territoriales en los que el nuevo propietario adquiere territorios por
medio del contrato de Vasallaje. El noble recibe un feudo y a cambio tiene obligaciones militares con
el rey.
A partir del siglo XII surgen los señoríos jurisdiccionales en los que el rey concedía a los
propietarios de los feudos el privilegio de la inmunidad, además del derecho de jurisdicción sobre los
pobladores de su territorio.
La nobleza en la que se distingue la alta nobleza, que con las repoblaciones se convirtió en
propietaria de las grandes extensiones de tierra y la pequeña nobleza (hidalgos, infanzones, caballeros)
que fue empobreciéndose paulatinamente.
El clero, poseía también grandes señoríos, cuyos ingresos se completaban con el obligado pago del
diezmo.
En el estado llano encontramos a los campesinos que constituían la mayor parte de la población. En
el norte peninsular predominaban los campesinos libres y propietarios de pequeñas extensiones,
mientras que en Cataluña y en el sur, estaban sujetos a servidumbre. Y a la burguesía, cuya
característica fundamental era su libertad frente a la jurisdicción señorial. En Castilla tuvo poca
importancia. En Cataluña, por el contrario, apareció una numerosa burguesía formada por
comerciantes y artesanos.