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¿Qué es el realismo mágico?

La definición de realismo mágico que nos propone la Real Academia


Española en su diccionario es la de “movimiento literario
hispanoamericano surgido en torno a los años 30 del siglo XX,
caracterizado por la introducción de elementos fantásticos en una
narración realista”.

Esta definición es bastante sencilla de comprender pero un tanto


incompleta. Primero, el realismo mágico, si bien se desarrolla
fuertemente en la literatura, no se acota solamente a ella sino que
también abarca la pintura, en donde el término tuvo su origen.

Segundo, la definición no nos explica cuál es la función de esos


elementos fantásticos dentro de la narración realista y qué importancia
tienen.

Lo principal que hay que comprender en este movimiento es su interés


en mostrar lo irreal y lo extraño, es decir, ese elemento fantástico que
menciona la RAE, pero como algo cotidiano o común que hace que la
realidad sea un poco más mágica.

Si bien sabemos que el realismo mágico necesita de ese elemento


“sobrenatural” para sobrevivir, es un elemento que solo sirve para
adaptarse a la realidad y volverla más mágica. Asimismo, el realismo
mágico se desarrolla, como su nombre bien lo dice, desde el
“realismo”, lo real. Lo principal es comprender que, en el realismo
mágico, los personajes no son conscientes en absoluto de
ninguna anomalía respecto a la realidad de su mundo.

En el caso del realismo mágico, el mundo real siempre será real


incluso con los elementos fantásticos. En otras palabras, la realidad
es un tanto más mágica pero sigue siendo realidad, no hay
asombro ni anomalías para los personajes sino que solo las podemos
percibir como lectores.
Características del realismo mágico
La característica imprescindible en las obras que se inscriben dentro
del genéro de realismo mágico es, tal como lo dice su definición,
un escenario realista que incorpora elementos mágicos o
fantásticos de forma natural en la narración.

Lo más importante de la definición, que separa al realismo mágico del


género de la fantasía, es la naturalidad con la que se tratan los
elementos en la historia.

Relacionado íntimamente a esto, como característica primordial


tenemos el papel del narrador. El narrador, al hablarnos de estos
elementos sobrenaturales, no puede presentarlos como extraños, sino
que debe hacerlo de forma orgánica, no debe explicarlos porque no
requieren explicación, son parte del realismo mágico de la historia.
Tampoco deben explicarlos los personajes, son elementos que no
admiten cuestionamientos, que fluyen sin más en la trama, que solo el
lector los percibirá.

Respecto al escenario realista, este debe ser un escenario que sepa


integrar y desarrollar mitos, leyendas urbanas y culturas de ese
territorio que propone el autor como lugar donde transcurren los
hechos de la historia.

Esto supondrá entonces un vínculo, un arraigo entre ese lugar y la


historia, así como entre ese lugar y los protagonistas de ella. Será un
vínculo que no necesariamente se manifestará de forma expresa en el
texto pero que, como lectores, seremos capaces de intuir dentro de la
intención del autor. En términos de espacio, la mayoría se ubica en los
niveles más duros y crudos de la pobreza y marginalidad social,
espacios donde la concepción mágica, mítica se hace presente.

También, otra característica que suele usarse a menudo, es


el enfoque metafísico del tiempo. El autor se permite jugar con los
límites de lo posible y, muchas veces, introducir el elemento fantástico
en este concepto.
Tiempo
Encontramos cuatro posturas:

 Tiempo cronológico: Las acciones no siguen el curso lógico del


tiempo.
 Ruptura de planos temporales: mezcla de tiempo presente con
tiempo pasado (regresiones) y tiempo futuro (adelantos). Además,
se fragmenta el texto en secuencias que no concuerdan en tiempo
y espacio.
 Tiempo estático: El tiempo cronológico se detiene, es como si no
trascendiera. En cambio, fluyen los pensamientos de los
personajes.
 Tiempo invertido: Es el más contradictorio. Se trastoca el curso del
tiempo y se cambia la secuencia natural del día hacia la noche o
viceversa. Por ejemplo: "Era el amanecer. Se hizo la noche".

Realismo mágico hispanoamericano


Para poder entenderlo aún mejor, vamos a tratar de ubicarnos en el
contexto histórico del realismo mágico.

El término de “realismo mágico” fue utilizado por primera vez en el año


1925, por el crítico de arte alemán Franz Roh para referirse a una
corriente expresionista en pintura, caracterizada por incorporar
elementos de fantasía y de irrealidad en un fondo realista.

Recién en el año 1947 fue utilizado como término propio de la


literatura hispanoamericana por el escritor Arturo Uslar Pietri en su
ensayo sobre el cuento venezolano, donde hablaba del realismo
mágico como una “adivinación poética o una negación poética de la
realidad”.

La definición de realismo mágico fue evolucionando con el tiempo y


con la apropiación que los autores hicieron del género.
Es así que, para las décadas de los 60 y 70, podremos encontrar
obras de realismo mágico que se ajustan a las características
principales que conocemos del género hoy en día.

El choque de la cultura de la tecnología con la cultura de la


superstición, dos visiones que convivían en Hispanoamérica en ese
momento, fueron las causantes del florecimiento del realismo mágico
en esa época en particular, dando a luz obras magníficas tales
como Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, publicada en
1967, novela que quizás sea la más representativa del género.

Posteriormente, el realismo mágico se convirtió en un género muy


visitado y apreciado, no solo en la literatura hispanoamericana sino a
nivel mundial. Esto se debe, muy posiblemente, a que esa realidad
mágica que propone el movimiento nos enseña valores como la
tolerancia y la adaptabilidad de la que el ser humano es capaz.

Autores del realismo mágico en Latinoamérica

 Horacio Quiroga (Uruguay, 1878-1937)


 Miguel Ángel Asturias (Guatemala, 1899-1974)
 Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-1986)
 José de la Cuadra (Ecuador, 1903-1941)
 Arturo Uslar Pietri (Venezuela, 1906-2001)
 Manuel Mujica Láinez (Argentina, 1910-1984)
 Jorge Amado (Brasil, 1912-2001)
 Julio Cortázar (Argentina, 1914-1984)
 Elena Garro (México, 1916-1998)
 Juan Rulfo (México 1917-1986)
 Gabriel García Márquez (Colombia, 1927-2014)
 Carlos Fuentes (México, 1928-2012)
 Mireya Robles (Cuba, 1934)
 Mario Vargas Llosa (Perú, 1936)
 Isabel Allende (Chile, 1942)
 Laura Esquivel (México, 1950)
Autores del realismo mágico en Europa

 Álvaro Cunqueiro (España, 1911-1981)


 Günter Grass (Alemania, 1927-2015)
 Milan Kundera (República Checa, 1929)
 Manuel Vicent (España, 1936)

Obras del realismo mágico


Cien años de soledad (1967), Gabriel García Márquez

La novela nos contará la historia de la familia Buendía, a lo largo de


siete generaciones, en el pueblo imaginario de Macondo. Es una
historia llena de intrigas, de amor, de magia, de guerras, de todo lo
que caracteriza a un pueblo y, sobre todo, a la humanidad.

Respecto al realismo mágico, como elementos sobrenaturales


tenemos el regreso de los muertos como fantasmas o reencarnándose
en otros miembros de la familia, la alteración del tiempo en relación a
la vida de los personajes, pestes de insomnio y de amnesia, una lluvia
de flores y otra lluvia casi incesante por cuatro años completos, entre
tantos otros elementos más.

La casa de los espíritus (1982), Isabel Allende

La novela nos cuenta la historia de la familia Trueba, a lo largo de


cuatro generaciones. Es una historia muy vinculada a los hechos
sociales y políticos de Chile, pero que también desarrolla el amor, la
muerte, los fantasmas, la revolución, los ideales y lo maravilloso.

Dentro de los elementos fantásticos, tenemos la clarividencia, el


espiritismo, la telequinesis, la aparición de los muertos, los fantasmas,
entre otras. En consecuencia, hay un gran desarrollo de lo sensorial,
que también se vincula al movimiento del realismo mágico.

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