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ÉTICA Y POLÍTICA

La relación entre ética y política en la democracia moderna no deja de ser tensa y peligrosa, ya que
esta última introduce un fuerte relativismo moral que, si bien permite la coexistencia en un plano
de igualdad de las distintas concepciones propias de toda sociedad compleja, no puede ser sostenido
en el campo de la política. Es aquí cuando el poder, al penetrar la dimensión ética, introduce en ella
la más grande distorsión, ya que el discurso de la ética se convierte en una mera forma de justificación
del poder. Esto es lo que hace que la constante tensión entre ética y política nunca tenga un modo
único o, incluso, satisfactorio de resolución. Sólo la implementación de una lógica argumentativa que
parta del reconocimiento de la precariedad y ambivalencia que se entabla en la relación entre ética y
política puede servir de resguardo ante aquellas distorsiones que, en nombre de la primera, planteen
el riesgo de cercenar desde el poder del estado los espacios de libertad.

ÉTICA.
La ética es una rama de la filosofía que se ocupa del estudio racional de la moral, la virtud, el deber,
la felicidad y el buen vivir. Requiere la reflexión y la argumentación. El estudio de la ética se remonta
a los orígenes mismos de la filosofía en la Antigua, y su desarrollo histórico ha sido amplio y variado.
La ética estudia qué es lo moral, cómo se justifica racionalmente un sistema moral, y cómo se ha de
aplicar posteriormente a nivel individual y a nivel social. En la vida cotidiana constituye una reflexión
sobre el hecho moral, busca las razones que justifican la adopción de un sistema moral u otro.

LA POLÍTICA.
La política (del latín politicus y ésta del griego antiguo 'civil, relativo al ordenamiento de la ciudad o
los asuntos del ciudadano') es una rama de la moral que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual
una sociedad libre, compuesta por mujeres y hombres libres, resuelve los problemas que le plantea
su convivencia colectiva. Es un quehacer ordenado albien común. Ciencia que se encarga del estudio
del poder público o del Estado. Algunos autores presentan al uso legítimo de la fuerza como la
característica principal de la política. Siguiendo con esta definición la política es el ejercicio del poder
que busca un fin trascendente. Esta promueve la participación ciudadana ya que posee la capacidad
de distribuir y ejecutar el poder según sea necesario para promover el bien común.

RELACION ENTRE ETICA Y POLITICA.


La relación entre ética y política es estrecha, es desde el origen, porque las dos competen a la acción
humana, y no hay ninguna acción humana que pueda prescindir de criterios éticos, la ética no va estar
a nivel de dar medidas políticas, no es su rol, pero sí de orientar y discernir lo que es humanizante y
deshumanizante en la política y proponer o hacer vislumbrar mejores formas de vivir en sociedad.
La ética, enriquece la política puesto que la alimenta de utopía y también de sentido crítico, finalmente
le da mucha mayor legitimidad que si no estuviera. Porque con tanta corrupción en la política la gente
pierde la fe, la confianza en los políticos, y eso es muy dañino para la sociedad y finalmente se crea
un ambiente en el que todo vale, y en el que uno se mete en política para ganar algo personal y no
necesariamente para trabajar por el bien común, y eso a la larga es un daño enorme a la sociedad, es
lo que estamos viviendo ahora en el país. Felizmente se empieza a revertir esto porque creo que ahora
hay una reacción moral y eso me parece que es muy positivo, hay un comienzo de rechazo a la
corrupción que espero que se traduzca en que no haya votación para los corruptos o sea no votemos
por corruptos, es lo mínimo que podemos pedir.

¿POR QUÉ DE LA POLÍTICA DEL SUJETO AL SUJETO POLÍTICO?


El título que da nombre a este artículo implica una consideración inicial:
La “Política del sujeto” puede ser asumida en una doble acepción. La primera: como una serie de
principios estructurados y coherentes de los que dispone el sujeto para orientar sus prácticas en las
que se ponen de manifiesto un juego de intereses y/o de poderes. La segunda acepción se asumiría
como una estructura objetiva que dispone al sujeto en un juego de intereses y/o poderes.
En el caso del sujeto político la cuestión aparece un poco más clara, el sujeto político es el sujeto
imbuido de la condición política; lo político aquí es una cualidad, una condición que define la
naturaleza del sujeto. Mas allá de la inversión de los términos, entre la primera cuestión y la segunda
aparece una diferencia: por un lado, parece que una cosa es la política y otra es lo político, lejos de
que nuestra intención sea sumarnos a la distinción propuesta por A. Heller (1991), quisiéramos que
se entendiese concretamente que una cosa es la política como un sistema que da coherencia a unos
tipos de prácticas (las que ponen en juego intereses, o un juego de poderes) y otra lo político como
una cualidad que caracteriza ciertas prácticas (las que ponen en juego intereses y poderes, por
ejemplo).
En las dos acepciones de la “política del sujeto”, la política aparece como fija, de hecho, de aquí
deviene su carácter estructural (esto no quiere decir que no pueda ser modificada). Por el contrario,
no puede decirse esto de la condición que define la naturaleza del sujeto del que hablamos aquí, lo
político en el sujeto no es fijo, el carácter de su condición es ser procesual, es decir que está en
permanente construcción.

ANTECEDENTE HISTÓRICOS
ANTIGUA GRECIA
Desde inicios de la reflexión filosófica ha estado presente la consideración sobre la
ética. Platón afronta la temática ética en diversos lugares y desde contextos diferentes. Así, por
ejemplo, en el Gorgias busca superar el hedonismo y la ley del más fuerte. En el Fedónevidencia la
importancia de lo que exista tras la muerte para regular el propio comportamiento. En La
República aborda juntamente la ética individual (desde la perspectiva de una justiciadentro del alma)
y la ética pública, con una compleja teoría del Estado, que encuentra complementos y puntos de vista
diferentes en otras dos obras, el Político y las Leyes.
La Ética nicomáquea, seguramente el más importante tratado de ética de Aristóteles, se basa en la
premisa de que todo ser humano busca la felicidad (ética eudemónica). Para Aristóteles todos los
seres naturales tienden a cumplir la función que les es propia y están orientados a realizar
completamente sus potencialidades. El bien, que es lo mismo que la perfección de un ser o la
realización de las capacidades es cumplir su función propia, aquello a que solo él puede realizar.
También los seres humanos están orientados a la realización plena de la función que les es propia. El
problema que se suscita, entonces, es cuál es la función propia del hombre. Y si acaso hay más de un
bien propio del hombre, ¿cuál es el bien más alto y más perfecto de los que puede alcanzar el ser
humano?
Como en otras de sus obras, Aristóteles releva las opiniones de sus contemporáneos al respecto y
comprueba que todas parecen estar de acuerdo en que el objetivo supremo del hombre es vivir bien y
ser feliz, aunque hay muchos desacuerdos respecto de en qué consiste la felicidad y el buen vivir.
Para Aristóteles la vida feliz (plena) es la que permite realizar la actividad superior (contemplación),
con una suficiente autonomía (bienes materiales, salud), y en compañía de un número suficiente de
amigos (cf. Ética nicomáquea I).
Sólo son morales las acciones en las que se puede elegir y decidir qué hacer. En cambio, no son
morales ni inmorales las acciones padecidas, compulsivas o forzosas. Lo que es moral es la acción que
depende de la voluntad, si se actúa de modo correcto. ¿Cuándo se actúa correctamente? La forma
correcta de actuar depende del ámbito de acción (dianoético o intelectual, ético o moral) y en parte
está pautada por las costumbres de la comunidad a la que se pertenece (si la comunidad es éticamente
sana, algo que supone Aristóteles para el mundo griego quizá de modo acrítico) y se aprende con
la educación. Cuando se actúa de acuerdo con estas pautas, se vive bien y se es virtuoso.
Por otra parte, los filósofos estoicos y epicúreos propusieron teorías morales basadas
en principios opuestos: la virtud y la vida con moderación (estoicismo), y la búsqueda
del placer (epicureísmo).
EDAD MEDIA
Es un momento en el que la ética asume elementos de las doctrinas clásicas de la felicidad (el fin del
actuar humano consiste en obtener el bien que nos hace felices) y los une a la doctrina cristiana (vista
como Revelación divina), especialmente según la normativa que recogen los mandamientos. El fin
último del actuar humano es la caridad, que se consigue al vivir desde el Evangelio, y que permite al
hombre acceder a la visión de Dios (en el cielo), donde el ser humano alcanza su máxima plenitud y
el bien supremo.
Diversos autores hablan de ética y según perspectivas diferentes. Es oportuno recordar dos grandes
nombres, san Agustín de Hipona y santo Tomás de Aquino (especialmente en la segunda parte de
la Suma de teología, en la que se recogen numerosos elementos de la ética de Aristóteles).
Posteriormente, y tras las huellas de las ideas de Tomás de Aquino, se desarrolla en el ámbito católico
lo que luego será conocido como principio de doble efecto.
EDAD MODERNA
Los filósofos éticos modernos trabajan con la mirada puesta, sobre todo, en el mundo antiguo
(estoicos, epicúreos, Platón, Aristóteles), si bien con algunos elementos heredados de la Escolástica
medieval. Descartes tiene algunos elementos de ética en su famoso Discurso del método. Dentro del
racionalismo, es Baruch Spinoza quien elaboró de modo más amplio y sistemático una propuesta
ética. En el ámbito del empirismo, David Hume trabajó en diversos momentos para comprender los
motivos profundos de las acciones humanas.
La gran revolución ética moderna se realiza a través de Immanuel Kant, que rechaza una
fundamentación de la ética en otra cosa que no sea imperativo moral mismo (de ontologismo formal),
pues si la moral se orienta a buscar la felicidad no podría dar ninguna norma categórica ni universal.
Los filósofos idealistas desarrollaron esta moral del imperativo categórico. Hacen frente así
al utilitarismo, al afirmar que el principio de utilidad no es el único criterio de corrección de las
acciones.
EDAD CONTEMPORÁNEA
La ética del siglo XX ha conocido aportes importantísimos por parte de numerosos autores:
los vitalistas y existencialistas desarrollan el sentido de la opción y de la responsabilidad, Max
Scheler elabora una fenomenología de los valores. Autores como Alain Badiou han intentado
demostrar que esta principal tendencia (en las opiniones y en las instituciones), la cuestión de "la
ética" en el siglo XX, es en realidad un "verdadero nihilismo" y "una amenazante denegación de
todo pensamiento". desarrollando
Recientemente, y un análisis en profundidad de los orígenes y fundamentos de la ética, han aparecido
diversos estudios sobre el papel de las emociones en el desarrollo de un pensamiento ético
antifundacionalista, como ha indicado Richard Rorty. En las últimas dos décadas, el filósofo
escocés MacIntyre establece nuevas herramientas de análisis histórico filosófico de distintas
versiones rivales de la ética.

VALORES CÍVICOS
Los valores cívicos son el conjunto de conductas que se consideran positivas para el desarrollo de la
sociedad. Son reconocidos, en términos generales, por los diversos grupos sociales y comunidades
que se extienden en todo el mundo.
Los valores cívicos deben ser transmitidos a través de las generaciones para que el desarrollo de la
sociedad sea continuo, positivo y para que no se pierdan u olviden en el tiempo.
Es decir, estos valores forman parte del legado cultural del entorno donde las personas se forman
como ciudadanos responsables, respetuosos y honestos. Los valores cívicos aportan la paz y el
entendimiento en la ciudadanía.
Si se desvalorizan estas conductas cívicas y se adoptan posturas menos positivas, se podría generar
el desorden, falta de autoridad e, incluso, caos social en diversos grupos o comunidades.
De allí la importancia de enseñar, transmitir y poner en práctica los valores cívicos a fin de procurar
el incentivo de buenas conductas entre las relaciones personales como sociales.
Los valores cívicos representan las conductas centradas, generan sentido de pertenencia, comprensión
del contexto donde nos encontramos y respeto por otras comunidades.
No obstante, puede llegar a ocurrir que lo considerado como un valor cívico en un determinado lugar,
no sea así en otro porque no se corresponde con su realidad. Por ello se pueden clasificar los valores
cívicos en aquellos que son universales y en los que son más específicos.
En consecuencia, la importancia de los valores cívicos se basa en que se desarrollan a través de las
relaciones humanas y genera enlaces grupales o individuales, por lo que se pueden transmitir de
persona a persona.
También representan el reto de entender y respetar la diversidad cultural en la cual se generan las
comunicaciones o intercambios de información. Desde una perspectiva individual, las personas deben
ser conscientes de sus actos y conductas. Su efecto positivo repercutirá en quienes estén alrededor.
Poner en práctica los valores cívicos genera menos desigualdad social, menos discriminación, mayor
inclusión y un desarrollo social más equilibrado y justo.
RESPONSABILIDAD SOCIAL
Se refiere a cumplir con las obligaciones o compromisos que se tienen. Respetar los tiempos y las
consecuencias de retrasarse o dejar de hacer algo por no poder cumplir es importante.
Las personas agradecen la responsabilidad en todos los espacios en los que desenvuelve, es decir, en
el hogar, trabajo, escuela, entre amigos, y otros.
Un ejemplo de responsabilidad es devolver aquello que otro nos ha prestado, puede ser una
herramienta, dinero, libro, prenda de vestir, entre otros. Cumplir con la palabra de cuidar y devolver
lo que no nos pertenece.
PERTENENCIA
La pertenencia es el sentimiento que surge al formar parte de un grupo (familia, pandilla, pareja,
grupo político…) relacionado con la auto-representación y la identidad del individuo que lo
conforma. La pertenencia aporta un sentido de trascendencia, y una certeza; “Aquí puedo Ser, soy
uno de ellos, estoy aquí por derecho propio y me siento formando parte”
El sentido de pertenencia facilita la identificación y establece los vínculos de lealtad entre las
personas. Los miembros de estos grupos comparten una narrativa común y unos valores que les
representan a todos, por lo que influye, tanto en la auto-estima, como en los sentimientos de orgullo
y/o vergüenza que puedan experimentar.

Bibliografía
Pérez, S. (2002). Saúl Pérez. Obtenido de Saúl Pérez: https://saulperez.com/etica-politica/

Psicoasesor. (10 de 03 de 2015). El Psicoasesor. Obtenido de El Psicoasesor:


http://elpsicoasesor.com/politica/

Riaño, J. (06 de 11 de 2006). Web Islam. Obtenido de


https://www.webislam.com/articulos/30185-la-etica-politica.html

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