Sei sulla pagina 1di 18

LOS ESTUDIOS DE

GÉNERO EN COLOMBIA:
ENTRE LOS LÍMITES Y
LAS POSIBILIDADES
Angela María Estrada M.*

En una primera parte la autora presenta una elaboración personal


sobre los desplazamientos y las convergencias contemporáneas en relación
con la concepción del género -categoría de las teorías feministas-. Parte de
un somero análisis de las dos olas del feminismo, la primera caracterizada
por una orientación del movimiento y dirigido prioritariamente a la con-
quista de derechos civiles para las mujeres, mientras que la segunda cons-
tituye una dinámica de doble registro -académico y político-, con una ten-
dencia creciente a la teorización y a la transdisciplinariedad. Precisa los
matices de tres momentos diferenciados de la concepción del género en
cuanto tal, para entrar -invitando a desprejuiciar la mirada- a postular
una relación de disciplina a objeto entre las teorías feministas y el género.
En una segunda parte expone el ‘estado de la cuestión’ en el campo de los
estudios de género en Colombia a partir de una muestra de 64 documen-
tos, para lo cual construye y elabora 10 ejes que configuran la investiga-
ción de género en Colombia. Finalmente, hace un análisis de la presencia
y ausencia diferencial, tanto de una concepción de género, como de la ex-
periencia concreta de personas situadas, entre las distintas modalidades
de producción intelectual existente en el campo. Formula por último los
retos que se le plantean a éste, tanto desde la perspectiva institucional,
como para la investigación.

* Psicóloga, Magister en Investigación y Tecnología Educativas, Candidata a Doctorado en Filosofía.


Investigadora - Docente. Directora del Programa de Maestría en Psicología Comunitaria. Facultad de
Psicología. Universidad Javeriana.
Presentación1 Desplazamientos y Aunque de origen incierto, se
convergencias afirma que el uso de la noción de fe-
Ha sido una tarea grata y al contemporáneas minismo comenzó a generalizarse en
tiempo de costos emocionales, abor- del género3 Francia a partir de la última década del
dar la iniciativa de realizar un ‘estado siglo pasado, como sinónimo de
del arte’ sobre los estudios de género - Las dos olas de feminismo emancipación de la mujer6 . El femi-
en Colombia. Sin lugar a dudas nece- nismo se ha debatido históricamente
sario, si se tiene en cuenta que no exis- Para algunas autoras -entre en torno al complejo problema de la
tía entre nosotros un intento de balan- ellas Joan Scott4 -, en muchos casos el igualdad y la diferencia, apuntando a
ce. Digo intento, pues al trabajar con género configuró la fachada neutral y resolver la aparente paradoja en tér-
una muestra documental, siempre se despolitizada con la cual las teorías minos de afirmar la igualdad -equidad-
quedará por fuera algo importante. feministas5 hicieron su ingreso a la ético-política y la diferencia en las
academia, perdiendo, en muchos ca- prácticas y condiciones sociales de la
El énfasis de la mirada se puso sos, su claridad y fuerza política. existencia personal y colectiva.
en los retos que deberá abordar el cam-
po de los estudios de género para con- Entre nosotros, no pocas ve- El feminismo es -de otro lado-
solidar una posición de aporte a la ces se afirma la existencia de una dis- una historia de organización de las
compleja problemática actual de nues- tinción entre feminismo y estudios de mujeres (en asociaciones de vecinas,
tra cultura. Su realización es fruto de género, refiriendo el primero a un uso amas de casa, etc.), en torno a las lu-
una actitud paciente y honesta, que ideológico-político y radical de un dis- chas en la esfera pública tales como la
implicó un esfuerzo sistemático de curso en defensa de los derechos de igualdad de derechos ante el sufragio
análisis de la producción intelectual las mujeres, mientras que los estudios y la educación, la búsqueda de pro-
existente. Tengo confianza en que será de género, en cambio, serían vistos tección de la mujer trabajadora y de la
usado como material de reflexión al como los procesos propios de un cam- maternidad, la defensa contra la vio-
interior de los equipos y grupos de tra- po aparentemente más neutral, cien- lencia intrafamiliar y la búsqueda de
bajo2 . tífico y con potencial para el desarro- la paz.
llo crítico.
Como cualquier proceso po-
lítico, también el feminismo7 alcanza
históricamente un momento en el cual
la práctica política ya no es suficiente,
imponiéndose la reflexión y la
teorización que permitan el análisis y
la crítica. Es este un momento decisi-
vo en el cual el movimiento político y
los grupos académicos encuentran
espacios para la construcción de pre-
guntas comunes que tienen sustento
en la experiencia concreta de las mu-
jeres y de sus movimientos políticos y
un tratamiento científico en la acade-
mia8 : es este uno de los campos don-
de se parte de rechazar la neutralidad
valorativa del conocimiento y de la
diferenciación entre la neutralidad y
la imparcialidad9 .
Club Brelán, 1897. Archivo Melitón R.
Globalmente, se acepta que el
feminismo ha pasado por dos olas bien
diferenciadas: una con énfasis exclu-
sivamente político, orientada a la con-
quista de la equidad en el plano socio-
político y una segunda, cada vez más
teorética, abierta a las diferencias y a
la crítica de la cultura. Ola que hace
parte del conjunto de voces de crítica
al positivismo y a las metáforas
biologicistas de las teorías de las cien-
cias sociales, así como de los sesgos
falogocéntricos10 .

El feminismo entra a la aca-


demia por la vía de la creación del
campo de los Estudios de la Mujer, en
muchos casos con poca o ninguna re-
lación con el resto de las disciplinas
científicas. Tal campo se transforma
rápidamente en el de los Estudios de
Género, desde el cual comienzan a
tenderse puentes hacia las distintas
Chapoleras, 1920. Archivo Melitón R.
disciplinas sociales y también, menos,
con la Filosofía.

- Tres momentos en la conceptuali- partida, pero que pretende caracteri- ción cultural de la feminidad -reificada
zación del género zar la evolución de la noción en el con el aporte de los ‘relatos’ científi-
contexto de esta literatura: cos-, desarticuló la red de relaciones
La noción de género11 fue sociales en la cual se construye la fe-
acuñada en la literatura anglosajona, Momento 1: El sistema sexo/ minidad, al ser heredera de una con-
particularmente en el campo de la an- género. Se debe a Gayle Rubin12 quien cepción marxista del poder, entendi-
tropología feminista, para hacer refe- en 1975 publicó su artículo ‘El tráfi- do como el medio de dominación ab-
rencia a la construcción social de las co de mujeres: notas sobre la <<Eco- soluto de unos sobre otros, aunque sin
diferencias sexuales a lo largo de la nomía Política>> del sexo’, texto que duda abriendo la mirada exclusiva
historia y en las diferentes culturas, sigue siendo una referencia obligada desde las relaciones de clase. También
construcciones de las cuales se deri- para la comprensión de la noción: el sexo fue puesto como la base mate-
van los imaginarios culturales y las “...un <<sistema sexo/género>> es el rial para las construcciones sociales,
instituciones sociales, los modelos de conjunto de disposiciones por el que atribuyéndole así su carácter de exis-
socialización y de atribución de la fe- una sociedad transforma la sexualidad tencia como realidad biológica
minidad y la masculinidad y los pro- biológica en productos de la actividad diferenciable.
cesos subjetivos de mediación en los humana, y en el cual se satisfacen esas
cuales se dirime y construye la identi- necesidades transformadas.” (p. 97). Momento 2: La mirada sobre
dad personal. la mujer es también mirada sobre el
Aquí el foco de mirada del hombre. El género como categoría
Se encuentran, sin embargo, género era la mujer y más bien en el relacional. Joan Scott definió el géne-
en la literatura especializada transfor- sentido de un sistema cerrado en sí ro, en 1985, en los siguientes térmi-
maciones en la elaboración de la no- mismo; aún cuando no se puede des- nos: “... El núcleo de la definición re-
ción que marcan matices dignos de ser conocer el papel que jugó la propues- posa sobre una conexión integral en-
considerados. Se trata de una interpre- ta de Rubin, en el sentido de contri- tre dos proposiciones: el género es un
tación que puede no ser del todo com- buir a ‘desnaturalizar’ nuestra concep- elemento constitutivo de las relacio-
ciones, con las prácticas sociales y con
los procesos subjetivos, se abre cami-
no la noción de experiencia como
prácticas concretas de subjetivación.

Es así que la autora


reencuentra el valor político del femi-
nismo, ya que no se trata de luchar a
favor o en contra de la mujer-ficción
del postestructuralismo, sino de re-
construir posiciones concretas socio-
históricas, para desde ahí realizar una
“...crítica de los discursos científicos
y la representación imaginativa de
nuevos espacios y formas de comuni-
dad”. (p. 85).

Celebración del Club Unión, 1895. Archivo Melitón R.


Es Judith Butler16 quien hace
un esfuerzo por entender las
implicaciones de la concepción
foucaultiana de la inscripción de dis-
nes sociales basadas en las diferencias ción entre una esencia femenina cursos históricos en el cuerpo, hacien-
que distinguen los sexos y el género inexistente y la naturaleza situada del do énfasis en la comprensión de una
es una forma primaria de relaciones sujeto -y dentro de éste a las mujeres identidad incardinada (encarnada). En
significantes de poder. Los cambios en concretas en momentos particulares efecto, cuando Foucault17 afirma que
la organización de las relaciones so- de la historia-, con lo cual el género el poder atraviesa los cuerpos, no en-
ciales corresponden siempre a cam- adquiere valor posicional. tra a explicar cómo tiene lugar ese pro-
bios en las relaciones de poder, pero ceso de subjetivación. Butler definiti-
la dirección del cambio no es en un En efecto, partiendo del con- vamente hace un aporte muy sustan-
sólo sentido...” (p. 289)13 . texto postestructuralista, se propone tivo allí.
focalizar la noción de experiencia de
En su trabajo la autora hace Teresa de Lauretis, quien basa su de- No obstante, su distinción
referencia explícita a la naturaleza finición sobre prácticas y eventos con- entre materia y materialidad es tam-
relacional de la categoría género, en cretos. Tal autora afirma que es nece- bién muy útil para la discusión que
la medida en que enfoca prácticas so- sario no sólo el análisis del lenguaje, aquí se está planteando, pues muestra
ciales y relaciones de poder histórica- sino que a través del análisis y del cómo el cuerpo mismo pasa de ser
mente situadas y cómo tales relacio- autoanálisis de los hábitos y las prác- materia pura para constituirse en ma-
nes se dan entre hombres y mujeres. ticas es posible rearticular la subjetivi- terialidad, en la medida en que es in-
No es posible estudiar la mujer y la dad femenina y comprender cómo es formado por la serie de discursos his-
feminidad, sin la comprensión del concebida y construida una subjetivi- tóricos18 .
hombre y la masculinidad. dad históricamente situada.
De otro lado, al hacer eviden-
En ese sentido, aparece el Momento 3: las tecnologías te el hecho de que la noción de géne-
aporte de Linda Alcoff14 , quien a pro- y la deconstrucción del género. Con ro hasta ahora vigente ha aceptado y
pósito del tipo de paradojas que han el énfasis de Lauretis15 en reconstruir asumido acríticamente la idea de que
encontrado las teorías feministas una la perspectiva propia de las teorías fe- la bipolaridad biológica tiene su corres-
vez acceden a la cuestión sobre si exis- ministas y no feministas en la concep- pondiente psíquica, da paso a la proli-
te o no una esencia femenina y en qué ción del sujeto (lo femenino y lo mas- feración de los géneros 19 y a la
consistiría, propone una lúcida distin- culino) y su relación con las institu- deconstrucción 20 de la concepción
bipolar de los mismos. No se trata tan- como alternativa para la eliminación bargo, antes que el género, el objeto
to de una concepción andrógina del de los reduccionismos propios de cual- de trabajo del feminismo durante la
sujeto, cuanto de poner en cuestión la quier mirada unidisciplinar, el segunda ola, fue la mujer. La mujer
matriz heterosexual como el único cuestionamiento de la existencia de considerada como el género necesita-
campo legítimo para la subjetivación, ‘disciplinas reina’ que demande una do de comprensiones teóricas y cien-
la construcción del deseo y la identi- condición hegemónica o de privilegio tíficas menos ideologizadas que las
dad. para dar cuenta de cualquiera de los construidas a lo largo de la historia de
tema-problema delimitados en un la cultura occidental.
- Desprejuiciemos la mirada. momento dado, para el desarrollo de
Feminismo y estudios de género: “matrices generativas” (cuya función Pero también la mujer, como
una relación de disciplina a objeto crítica es identificar divergencias y sujeto pleno de derechos y necesitado
convergencias disciplinarias en rela- de modelos de desarrollo y de supera-
Quisiera proponer, siguiendo ción con el tema-problema, así como ción de la pobreza, en tanto que co-
a algunas teóricas y teóricos contem- la puesta en crisis de las zonas mienza una incursión femenina ma-
poráneos, la siguiente tesis disciplinares de máxima evidencia), y siva en el mercado laboral, caracteri-
esclarecedora sobre las relaciones en- la construcción de redes de epistemo- zada por muy bajos niveles de cualifi-
tre feminismo y estudios de género, logía crítica desde las cuales sea posi- cación técnica, excluida de los enfo-
en el registro epistemológico: el femi- ble la deconstrucción y la reconstruc- ques de otorgamiento de crédito para
nismo constituye hoy en día un cam- ción teórica. el sector informal de la economía, pero
po académico para la construcción de abocada a asumir la totalidad de las
matrices transdisciplinares que buscan Se puede afirmar que un in- responsabilidades para atender las ne-
abrir miradas comprensivas sobre te- dicador objetivo de los avances aca- cesidades del grupo familiar. Las mu-
mas-problema específicos propios de démicos del feminismo está dado por jeres jefes de hogar comienzan a con-
la construcción histórica de las rela- el surgimiento y fortalecimiento de los figurar un patrón altamente significa-
ciones de género, en el nivel normati- espacios de ‘Women Studies’ en las tivo en todos los países del tercer mun-
vo social, en el cotidiano personal, y instituciones universitarias. Sin em- do, e incluso -aunque por razones y
en el de su transformación, las cuales
serían su objeto (la epistemología tam-
bién es política)21 .

Dada la capacidad de los es-


tudios de género para visibilizar lo
invisibilizado teórica e históricamen-
te, deconstruír lo tomado por dado
(naturalizado) al interior de las distin-
tas disciplinas, y ser generativo22 de
nuevos abordajes y comprensiones,
los desarrollos desde esta perspectiva
tienen el potencial para poner en cues-
tión supuestos y concepciones fuerte-
mente endurecidas y naturalizadas,
tanto al interior de las distintas disci-
plinas como de la cultura en general
(formas colectivas e individuales de
representación de los géneros, de sus
roles y las relaciones de poder).

La construcción de matrices Compañía Santa Cruz, 1927. Archivo Melitón R.


transdisciplinares ha sido propuesta23
en condiciones diferentes-, en los del precisar el uso de las nociones de lo proliferar: los hombres se declaran
primero. masculino y lo femenino, así como las necesitados de repensar su identidad.
de hombre y mujer, como momentos
Es en el contexto de los históricos de la construcción de los Igualmente, la conyugalidad,
‘Women Studies’ donde se construye géneros. La noción misma del género la relación amorosa, las relaciones
la noción de género, dando paso a los se transforma y cualifica a lo largo de madre hija, la atribución de la mater-
‘Gender Studies’, una categoría críti- dos décadas de construcción teórica: nidad a la mujer24 , la noción unifica-
ca que pone en cuestión la determina- de sistema complejo -que condensa el da de identidad personal, así como la
ción biológica de las diferencias psi- sexo, las representaciones culturales apertura a la comprensión de la proli-
cológicas y sociales entre los sexos; y los modelos de socialización sobre feración de identidades fragmentarias,
en efecto, aunque en este contexto, lo que es propio de cada uno de los hacen parte de los problemas que se
como ya se mencionó, no se descono- sexos-, a la incardinación en el cuer- abordan para darle un tratamiento que
ce la existencia de una binariedad bio- po de los discursos de género aporte nuevos modelos para la convi-
lógica, se duda de su capacidad para culturalmente más legitimados y acu- vencia humana, abiertos a la plurali-
determinar las diferencias psicológicas mulados a través de los procesos de dad y al respeto, desde los cuales se
y sociales y se plantea el reto de cons- socialización. redefinan las condiciones de oportu-
truir abordajes generativos para la nidad justa para todos y todas.
resignificación de las relaciones entre De la ‘actitud contestataria y
los géneros. victimizante’ a la búsqueda de alter- De la asunción sistémica de
nativas de transformación de la cultu- las teorías a la concepción de caja de
- Desplazamientos teóricos del gé- ra y de los modos de convivencia. A herramientas. Otro de los elementos
nero en la literatura internacional esta altura no sólo se hace evidente la que caracteriza los desplazamientos de
necesidad de superar la actitud de de- la teoría feminista está dado por el
Es posible plantear algunos nuncia, seguramente necesaria en un abandono del uso de las teorías cien-
tópicos que parecen tener el tinte de primer momento, sino más allá de esto tíficas como cosmovisiones -modos de
nuevas convergencias: avanzar en el señalamiento crítico de ver el mundo-, moviéndose en el sen-
los sesgos falogocéntricos, presentes tido planteado por Foucault25 , de su
Del ‘mujerismo’ a la en las distintas disciplinas sociales, en uso como caja de herramientas.
historización de las relaciones de gé- las disciplinas de la salud (tanto física
nero: implica utilizar el género de como mental) y en la filosofía: la teo- En efecto, el abandono de la
modo crecientemente riguroso en el ría feminista aparece como un patrón concepción de representación como
sentido relacional, por tanto inscrito en de reconstrucción de enfoques subíndice del valor de lo teórico y la
relaciones histórico-sociales concretas. psicosociales y ético-políticos, ante la aceptación de la imposibilidad de la
No obstante lo dicho, y a pesar de que caída del socialismo y de los universalidad como características de
como se verá más adelante, parte de metarelatos. las teorías de las ciencias sociales26 ,
los patrones de esta época tienen que conduce a que las teorías feministas,
ver con el abandono de la La masculinidad, originaria- como muchos otros campos
‘victimización’ que pudo estar presen- mente representada como el género disciplinares y científicos actuales,
te en épocas anteriores, no se preten- ‘no problemático’, entra en crisis, adopten la crítica cultural generativa,
de neutralizar el subíndice político (en validándose por sus consecuencias la para hacer evidentes los espacios de
el sentido teórico y emancipador) de concepción relacional del género (los libertad que aún nos quedan.
la categoría de género, ni neutralizar procesos sociales de reconstrucción de
la función crítica y de cambio social y una identidad emancipada en los que Es posible afirmar que el fe-
cultural que constituye parte de su han avanzado las mujeres a lo largo minismo como campo disciplinar se
valor teórico. del siglo, contribuyen, aunque no sean mantiene hoy día vigente, a pesar de
la causa, a la pérdida de legitimidad que también surgen propuestas anti y
Del ‘esencialismo’ a la cons- de la masculinidad). Aparecen los post feministas. En efecto, incluso al
trucción social de los géneros: se trata ‘Men Studies’ y los grupos de interior de los movimientos de hom-
de una tendencia firme y decidida a autoayuda masculina comienzan a bres que comienzan a surgir en dis-
tintas latitudes, aparecen fracciones quier noción, en cabeza de personas La producción intelectual comienza a
autodenominadas feministas (para in- concretas, no invalida tales nociones; tener un volumen significativo a par-
dicar que comparten las luchas de las solamente pone de presente su uso tir de 1994 (ver Gráfica 1.), lo cual
mujeres y que se suman a sus propues- indebido. Ahora bien, mal podría es- puede ser, en parte, efecto de la activi-
tas de transformación de la experien- tar la crítica a tal actitud, a su vez sus- dad preparatoria a la Conferencia de
cia concreta). tentada en una actitud excluyente e Beijing 95, pero también un indicio
intolerante. de madurez de la actividad científica
Independientemente de cual e intelectual.
sea el futuro desenvolvimiento del fe- Los estudios de género en el
minismo como campo transdisciplinar, contexto colombiano: un balance pro- - Las múltiples voces de la investi-
asunto para el cual los propios proce- visional gación sobre género en Colombia29
sos de crítica y autocrítica están en
condiciones de generar, bien la total Con en fin de avanzar en la La lectura analítica de los do-
refundación, o bien la reorientación comprensión del ‘estado de la cues- cumentos incluidos en la muestra per-
del campo, espero haber mostrado el tión’ en el campo de los estudios de mitió construir unos Ejes Temáticos
sentido profundamente académico y género en Colombia, se adelantó un que configuran la investigación de
el conjunto de las funciones análisis de carácter cualitativo28 , con género en Colombia. En la Tabla 1 se
generativas hasta ahora desempeñadas base en una muestra documental que ubica, para cada uno de los ejes, se-
por el feminismo. incluyó 64 textos. Después de una gún tipo de documento, la frecuencia
evaluación rigurosa y satisfactoria de que aporta a su composición y el nú-
Unas palabras finales para ésta, todos los análisis se refieren a esa mero total de referencias incluidas en
complementar el análisis expuesto base como un conjunto representati- cada uno de los ejes (ya que un docu-
hasta aquí en relación con el feminis- vo de la totalidad de la producción in- mento pudo ser clasificado en más de
mo en América Latina. El movimien- telectual sobre género en Colombia. un eje, el número total de referencias
to social de mujeres en el No se encuentran por supuesto todos es mayor al número de documentos).
subcontinente, según Jane Jaquette27 , los documentos que seguramente de- Describamos un poco cada uno de los
ha tenido tres patrones de moviliza- berían estar. ejes:
ción: la lucha por los derechos huma-
nos (personificada en las madres de la Las primeras referencias da- 1. Propuestas y análisis de
Plaza de Mayo), las luchas de las mu- tan del año 77, década en la cual, como la política pública: Integra trabajos
jeres populares (principalmente dirigi- en la siguiente, las publicaciones del cuyo contexto es la búsqueda de una
das al mejoramiento de su calidad de campo deben grandemente a la labor representación equitativa de las nece-
vida) y el feminismo (cuya función editorial pionera de Magdalena León. sidades de las mujeres en nuestra le-
académica y teórica es aportar com-
prensiones y modelos que contribuyan
al cambio de las relaciones de género
y que prevengan contra la reproduc-
ción cultural y social de los modelos
que se busca superar).

Finalmente, quisiera hacer


énfasis y reconocer que entre nosotros,
la actitud dogmática no se encuentra
ausente del campo del feminismo,
como no lo está de la mayoría de los
campos de la vida académica y social.
Sobre todo dado nuestro contexto cul-
tural, tradicionalmente autoritario. No
obstante, el uso dogmático de cual-
gislación (no sólo como madre, sino 3. Mujer, etnia, mujer afro-
como ciudadana). En ellos se pone en oportunidades educativas. De otro pacífica: Evidencia los modos de do-
evidencia el modo en que la aparente lado, se pone de manifiesto la presen- ble exclusión que padecen las muje-
neutralidad de género de las políticas cia del sexismo en los textos escola- res negras y ejerce una tarea crítica
públicas desconoce tales necesidades. res, categoría que es postulada como sobre quienes entre el mismo grupo
Igualmente se trata de un campo en el núcleo del currículo oculto, el cual étnico o fuera de él los reproducen.
cual en la legislación y en la política hace falta poner al descubierto. Pare- Focaliza de manera particular las
se busca el reconocimiento del aporte ce importante destacar un campo es- condiciones de vida de la mujer afro-
de las actividades femeninas al soste- pecífico denominado Capacitación de pacífica, su marginación de los bene-
nimiento de la calidad de vida de la Género, a través del cual se busca ha- ficios que genera el desarrollo; estu-
unidad doméstica. También está pre- cer visible la discriminación y modifi- dia sus roles en torno a la estabiliza-
sente el tema de la necesidad de un car los patrones culturales que la re- ción de las redes de parentesco, carac-
apoyo estatal para que la mujer tenga producen. teriza los modos del lazo social en esas
una presencia comunidades par-
más clara en el ticulares.
proceso de legali-
zación de tierras Se trata
y vivienda. Final- de un eje que le da
mente, aparece tratamiento a una
un marcado énfa- problemática fuer-
sis en la necesi- t e m e n t e
dad de una políti- invisibilizada en
ca de atención in- nuestra cultura,
tegral a las muje- como es la del ra-
res. cismo y la doble
exclusión que se
Es posi- sufre desde el gé-
ble afirmar que nero en la condi-
este eje ha tenido ción de etnia mi-
una dinámica sig- noritaria. Incluye
nificativa, ha sido todavía poca in-
nutrido por alguna investigación em- Almacén el buen Tono, 1914. Archivo Melitón R. vestigación, pero la existente presen-
pírica de carácter descriptivo y es po- ta un enfoque antropológico que se
sible suponer que en torno a él se han Se tomó la decisión de elabo- abre a la comprensión de la cultura
gestado procesos de consulta y parti- rar un eje sobre Mujer y Educación, propia de nuestro litoral pacífico.
cipación que se reflejan en la presen- debido no sólo a su dinámica temáti-
cia de un alto número de memorias ca en la muestra, sino a la función cen- 4. Actores y violencias en el
de eventos. tral de la educación en la reproducción contexto intrafamiliar: Recoge tra-
de los estereotipos de género y de los bajos que enfocan la problemática de
2. Mujer y educación: Se modos de jerarquización y influencia que tienen sobre la vida fa-
trata de un campo en el cual se de- subvaloración a ellos asociados. Final- miliar y las actitudes personales, his-
nuncian la desigualdad de oportunida- mente, se trata de un eje en el cual tan- torias de maltrato anteriores (en la fa-
des educativas todavía presentes en- to la investigación empírica -en los milia de origen). Incluye la perspecti-
tre nosotros; se estudian los niveles de niveles más sofisticados encontrados va histórica de la construcción de re-
acreditación diferencial que requieren dentro del campo-, como la construc- laciones autoritarias y legitimadoras de
hombres y mujeres para acceder a los ción teórica, tienen una presencia sig- los modos de castigo hacia la mujer.
mismos cargos; se analizan los proce- nificativa.
sos de modernización que contribu- Siendo un eje de mucha im-
yen al acceso de la mujer a mayores portancia entre nosotros, muestra una
escasa dinámica en la muestra (sólo espectro amplio de temáticas. Desde mocrática que surja de la familia ha-
una investigación cualitativa). Esto las que enfocan el comportamiento cia el barrio, buscando colectivizar
comienza a darnos pistas de los pro- político de las mujeres, siguiendo con experiencias, partiendo de reivindicar
blemas con que se enfrenta la investi- la actividad y las formas de participa- la emancipación de la experiencia per-
gación en el momento en que intenta ción femenina (desde lo local a lo sonal de todas las formas de opresión
abordar el espacio de la intimidad y la macro), hasta la evaluación del impac- que subsisten. Se reporta cómo los
vida privada del ser humano, espacio to político de las organizaciones feme- movimientos de derechos humanos,
donde se da un alto índice de maltra- ninas en la transformación de la parti- asumidos en su gran mayoría por
to. cipación política. mujeres, han logrado un impacto en
la sociedad, ganando mayor concien-
5. Desarrollo sostenible y Focaliza cualitativamente los cia.
planeación con perspectiva de gé- modos de participación política feme- En el terreno teórico, se ge-
nero: Retoma estudios en torno a las nina como tal (la representatividad de neran críticas a los modelos económi-
mujeres reconociéndolas como agen- las mujeres se convoca más en torno cos vigentes en cuanto que redunden
tes de desarrollo en la transforma-
económico, cul- ción de la vida co-
tural y social. Se- tidiana ya que in-
ñala la importan- ciden en graves
cia de tomar en violaciones de los
consideración la derechos econó-
sobrecarga de tra- micos, culturales
bajo a las mujeres y sociales. Apare-
como consecuen- cen contribucio-
cia de los progra- nes en relación
mas de desarrollo con la reivindica-
y tomar esto ción de la diferen-
como uno de los cia como modo
criterios para la de transformar la
planeación con cultura patriarcal;
perspectiva de se propone la
género. Trata de complicidad en el
construir criterios cambio del orden
Plaza de mercado, sector de Guayaquil, 1894. Archivo Melitón R.
para la creación de la igualdad de opor- social superando los estereotipos de
tunidades (equidad). De otro lado, pre- a actividades de beneficio colectivo género. La incorporación del género
tende la construcción de paradigmas que de beneficio personal). Pone de a la promoción y protección de los
que hagan viable el desarrollo soste- presente cómo la noción dominante derechos humanos otorga un nuevo
nible (buscando comprometer a las del ejercicio de la política invisibiliza sentido a la convivencia democrática.
mujeres en la protección del medio las acciones políticas de las mujeres Finalmente, el feminismo aparece
ambiente), lo cual implica resignificar populares, quienes deben realizar una como el agente que puede ofrecer una
el concepto de calidad de vida. labor silenciosa de organización que nueva concepción de poder ante el
les permita el acceso al espacio públi- conjunto de fuerzas surgido en distin-
Es un tema relativamente co; sin embargo, el costo que las mu- tos espacios; esto le plantea el reto de
nuevo, que comienza a prosperar en- jeres en general deben pagar por ac- enfrentar la contradicción entre el dis-
tre nosotros. Su desarrollo a nivel de ceder a tales espacios públicos es un curso tradicional en defensa de las ins-
investigación es todavía incipiente. défict en la vida personal. tituciones -el cual apela a las cualida-
des esenciales de la mujer en tanto
6. Género, mujer, ciudada- Se trata específicamente el madre- y las pretensiones feministas
nía y participación - democratiza- problema de la integración de las mu- de subvertir el orden patriarcal.
ción en América Latina: Integra un jeres populares a la participación de-
Banda del Batallón, 1895. Archivo Melitón R.

Es un eje con una fuerte di- poblacionales específicos: jóvenes, tra- vestigación. Realiza un seguimiento
námica, fruto seguramente del traba- bajadoras sexuales, mujeres campesi- de las transformaciones en los patro-
jo permanente de los grupos de muje- nas, mujeres pobladoras -e incluso víc- nes de trabajo de las mujeres y su gra-
res integrados a las redes de la socie- timas de la violencia y el desplaza- do de incorporación reciente. Llama
dad civil con presencia en la constitu- miento-, trabajadoras asalariadas y la atención sobre el proceso de
yente, y que continúan teniéndola en domésticas, entre otras. Enfoca la feminización de la actividad
torno a acciones de oposición y pre- identidad de género desde lo que se agropecuaria. Precisa los problemas de
sión ciudadana en la coyuntura políti- denominan roles sexuales. Presenta cualificación a los que se ve enfrenta-
ca actual. Se nutre por la investigación una dinámica importante en el contex- da la empleada de la industria manu-
empírica de nivel superior a lo descrip- to de la muestra; sin embargo se man- facturera.
tivo y por documentos que expresan tiene a un nivel altamente descripti-
procesos de concertación y consulta. vo. De otro lado, la conceptuali-
zación del trabajo doméstico del femi-
7. Género, mujer, condicio- 8. Mujer, trabajo y trabajo nismo marxista en la década de los 80
nes de vida y demografía: Con én- doméstico: Uno de los campos más -desafortunadamente con poco impac-
fasis en los análisis de la dinámica destacados de la producción de la so- to en nuestra cultura, al tratarse de una
poblacional, es también un espacio ciología con perspectiva de género. En de las dimensiones más endurecidas
privilegiado para el examen de las si- efecto, caracteriza la brecha existente de los patrones de género-, plantea la
tuaciones y las vicisitudes de la salud entre el trabajo desempeñado por las necesidad de reconsiderar la atribución
femenina. Se caracteriza también por mujeres y las modalidades del mismo cultural del trabajo doméstico a la
la observación y estudio detallado de que ha sido posible definir a través de mujer, su aceptación más como un
las condiciones de vida de grupos los instrumentos disponibles en la in- acto de amor que como tarea de re-
M. Bremen, 1893. Archivo Melitón R.

producción de la fuerza de trabajo y flexión permanente sobre el uso 10. Feminismo, género,
la exigencia de justicia, de hacer visi- (sexista) del lenguaje. Se pregunta: identidad y relaciones de género,
bles las condiciones de la trabajadora ¿qué sucede en la relación entre mu- feminidad, masculinidad: También
doméstica asalariada. Señala la nece- jeres y dónde recurrir para conseguir aquí se da la presencia de un debate
sidad de reconceptualizar el trabajo apoyo como escritoras? que podría caracterizarse como
doméstico en la lógica del cuidado ‘estructuralismo versus construcción
mutuo y de repensar la masculini- Se afirma la necesidad de im- social de la realidad’. Elabora la afir-
dad30 . pulsar una nueva lectura de la historia mación de que la diferencia ha sido
de las mujeres que permita identificar convertida en desigualdad, la cual se
9. Literatura, historia, ma- cómo distintos hechos y procesos valida en prácticas culturales donde el
terial cultural, género, mujer y es- abren espacios para ellas al tiempo que poder está en juego en las relaciones
critura: Aúna trabajos que afirman se requiere no sólo de estrategias par- de género. Hace falta pensar el poder
tanto la existencia de una cosmovisión ticulares para captar su punto de vis- y el liderazgo desde la identidad de
particular de las mujeres que posibili- ta, sino de una mirada que diferencie género y decidir qué se busca: igual-
ta construir y reconstruir desde ella, modelos e imaginarios propios de dis- dad o diferencia.
como los que postulan y estudian la tintas condiciones sociales. Se trata de
construcción de la idea social de la un eje que integra una producción con Igualmente, el seguimiento de las
mujer y la contribución de la literatu- base en ensayos principalmente. identidades de género existentes en-
ra a tal fin. Se denuncia la castración tre nosotros diferenciadas por una se-
sufrida por la mujer como sujeto de rie de factores (ubicación geográfica,
enunciación, lo cual requiere una re- sociales, generacionales, etc.), los pro-
cesos de transición que están tenien- dentro de las cuales se desenvuelve la de otras fuentes, el pensamiento tien-
do lugar, en cuanto al surgimiento de vida de mujeres y hombres, particu- de a configurar un orden cerrado so-
otras nuevas y las alternativas de con- larmente en condiciones de bre sí mismo, que deja pocas entradas
vivencia, de pareja, de pautas de crian- marginalidad y escasez de oportunida- a la experiencia concreta y situada de
za y de unidades domésticas que -en des. las mujeres y los hombres colombia-
torno a las nuevas identidades- se es- nos y latinoamericanos en condicio-
tán generando, en un marco que des- En efecto, en estos casos, y nes de vida específicas. Lo anterior a
borde la noción hegemónica de la fa- dado que entre nosotros la bipolaridad pesar de que la misma literatura teóri-
milia nuclear, ampliaría las posibilida- de la identidad de género se encuen- ca afirma que las identidades subjeti-
des de comprensión y crítica cultural tra fuertemente endurecida, la coinci- vas en muchas ocasiones constituyen
de la dinámica de los géneros en la vida dencia sexo/género es muy alta. Y es modos de resistencia frente a los mo-
cotidiana. necesario decirlo: aunque la investi- delos prescritos.
gación empírica se centra de modo
Se intenta construir explicaciones teó- principal, por no decir que exclusiva- Son pocos los trabajos que
ricas en torno a la subordinación de mente en la mujer, abriéndose a la aportan al desarrollo de las teorías fe-
las mujeres, tomando como núcleo la multiplicidad que le permiten los da- ministas y el campo del género. No se
díada naturaleza/cultura, asociada a lo tos, la perspectiva teórica sobre el gé- encuentra con frecuencia el uso de
femenino y lo masculino respectiva- nero no penetra en las miradas matrices transdisciplinares que permi-
mente. investigativas y en las propuestas tan aprovechar categorías fuertes de
metodológicas. La investigación em- algunas de disciplinas sociales para el
Se formula la necesidad de construir pírica estudia a las mujeres, noción tratamiento de problemas en el cam-
una ética desde las mujeres que bus- problemática -como la que más-, en po. En efecto, parece que en muchos
que disminuir la ‘servidumbre inte- la perspectiva conceptual de género. sentidos somos ahora el producto del
rior’ y el crecimiento de la concien- ghetto que fue necesario construir para
cia, así como promover un proyecto En los casos en que se trata que la academia le hiciera recepción a
amoroso que matice la lógica de la de ensayos (ver Gráfica 2.), particu- los temas del género y al feminismo.
exclusión a partir de la reciprocidad y larmente los que enfatizan el reciclaje
la simetría. Igualmente, se formula la
necesidad de reconceptualizar los es-
pacios y los modelos de socialización
masculina. Finalmente, también la
noción de género alcanza en algunos
trabajos una dimensión teorética que
recoge categorías teóricas fuertes y
avanza en su desarrollo. Presenta, sin
embargo, una altísima producción con
fundamento en ensayos.

- Recuperando la voz

Análisis del conjunto de la


producción intelectual en el campo
de los estudios de género. Sin lugar
a dudas, se aprecia una diferencia im-
portante entre las investigaciones em-
píricas que en general reportan o rela-
tan situaciones de vida concretas a
partir de la red de relaciones sociales
Colecta de café, 1910. Archivo Melitón R.

- Retos para el fortalecimiento de Parece saludable la búsqueda de análisis. Igualmente, en relación


los estudios de género en Colombia: de alternativas para que proliferen los con el estudio y la promoción de una
grupos de trabajo académico, que política de protección a las mujeres,
Institucionales adopten programas de investigación así como la planeación del desarrollo
específicos y diversos. Todo lo ante- con perspectiva de género, la cual im-
Parece indispensable conti- rior redundaría en un mayor desarro- plica reconocerle a las mujeres su
nuar el esfuerzo sostenido hasta aho- llo de nuevos y alternativos modos de liderazgo en la gestión de la calidad
ra por hacer una recepción lo más investigación, que superen nuestra de vida. Tales campos, sin embargo,
amplia posible del pensamiento inter- tendencia actual de producción. se encuentran abiertos y llenos de re-
nacional feminista y de género que tos, tal como se verá más adelante.
cree las condiciones para la formación Para la investigación
de las nuevas generaciones. Igualmente, el hecho de que
Quisiera señalar en primer tér- entre nosotros comience a abrirse paso
No obstante, sería muy pro- mino, que la investigación de género la búsqueda de espacios para la
vechoso fomentar la formación de ha venido siendo muy fecunda en lo resignificación de la masculinidad, es
académicas y académicos a nivel de que toca con los procesos de demo- una conquista que el campo de los
doctorado, con el fin de que aporta- cratización en perspectiva de género estudios de género, sin lugar a dudas,
ran a la configuración de programas y particularmente en lo que tiene que puede abonarse. La investigación en
de investigación más corporativos, de ver con la promoción de los modos de este terreno, que ahora se plantea
más largo aliento y orientados a hacer participación de la mujer popular, la como un reto, debería abrirse a la ex-
avanzar las preguntas y a desplazar las comprensión de sus trayectorias labo- periencia concreta y situada, antes que
fronteras del campo. rales y las limitaciones de los modelos cerrarse en elaboraciones que muchas
veces no ubican adecuadamente la ne en cuenta que requiere una mirada Género, clase, etnia y edad en la historia de Amé-
rica Latina. Ediciones Uniandes. Bogotá, 1992.
unidad de análisis, perdiendo la posi- que desborda totalmente la concep-
bilidad de aportar nuevas comprensio- ción de la interacción desde la lógica BETANCOURTH M., Gilma Alicia. El maltrato a
nes. de quienes lo poseen o no. Por supues- la esposa o el derecho a castigar. Universidad del
Valle - Facultad de Humanidades. Bogotá,1994.
to, las relaciones históricas de poder
No obstante lo anterior, pare- crean modos de dominación que ni BONILLA C., Elssy. La mujer latinoamericana en
los 90: Recurso determinante del crecimiento con
ce necesario desarrollar metodologías este autor, ni nosotros, pretendemos equidad. UNICEF, TACRO. Bogotá,1992.
que permitan una mirada más desconocer. Más bien se trata de “...la
parsimoniosa de la cultura y las rela- producción multiforme de relaciones BUSTOS TORRES, Beatriz Adriana. Mujeres,
hogar e industria en el suroeste de Colombia.
ciones de género en la vida cotidiana, de dominación”. Universidad de Guadalajara. Guadalajara - Jalis-
incluso de las instituciones, con el fin co, 1993.
de encontrar la real dimensión de lo Argumentos como los ante-
CASTELLANOS, Gabriela. ¿Existe la mujer? Gé-
que las mujeres en la esfera personal riores son los que le dan mucho peso nero, lenguaje y cultura. Tercer Mundo Editores.
e íntima sí sentimos como una econo- a la propuesta de Villarreal32 para que Bogotá, 1995.
mía de género: el costo emocional (e el feminismo construya pensamiento ——————————————. ¿Por qué so-
incluso de otros tipos) que tiene para en relación con el poder, que contri- mos el segundo sexo? Genealogía de una idea so-
nosotras -este es el peso de la historia buya a la transformación de las rela- cial. Ediciones Universidad del Valle. Cali, 1991.
en la vida personal- el asumir el ejer- ciones de género y de la cultura, evi- ——————————————. Introducción:
cicio de roles no tradicionales en el tando de manera consciente e inten- Género discursos sociales y discursos científicos.
ámbito público. cional, la reproducción de lo que se Universidad del Valle - Facultad de Humanidades.
Cali, 1994.
pretende transformar.
El estudio de la historia de la CENTRAL UNITARIA DE TRABAJADORES.
Programa de formación de mujeres en Colombia.
vida cotidiana (de las mujeres y de los Unas palabras finales. Se im- S.E. Bogotá, 1994.
hombres) colombiana, podría ser un pone un uso más cuidadoso y menos
campo de avance y profundización ligero de categorías que teniendo po- CERÓN, Esperanza. Mujeres, crisis, ambiente y
desarrollo. Fundación Cultural de Nariño. Pasto,
que permitiera comprender la genea- sibilidades de aportar al desarrollo de 1994.
logía de las actuales relaciones de gé- la teoría dentro del campo, terminan
nero, de los modos de masculinidad y en desuso antes de que hayan aporta- CONSEJERÍA PRESIDENCIAL PARA LA JU-
VENTUD, LA MUJER Y LA FAMILIA - Presi-
feminidad. Este espacio podría enfo- do su potencial, por la banalización dencia de la República. Lineamientos hacia una
car las pautas de crianza, los modos excesiva a la cual se les somete. Es política integral para la mujer colombiana. Bogo-
tá.
de vínculo y los modelos de materni- esta también una manera de proteger
dad y paternidad que se construyen un campo llamado a tener un futuro —————————————. Política integral
entre nosostros. Particularmente im- importante en la historia y la vida cul- para las mujeres colombianas. Bogotá, 1993.
portante parece el estudio del vínculo tural de la humanidad. CUVI, María. La capacitación a mujeres del sec-
en la configuración de una identidad tor rural de Ecuador y Colombia: Balance de los
nacional y la dificultad para recono- años 80 y perspectivas de los 90´s. CEPLAES.
Quito, 1991.
cernos como conciudadanos. Volve-
mos, pues, a la teoría política, terreno Bibliografía DALMAZZO, Marisol. Análisis con perspectiva
de género de la política de vivienda y del subsidio
en el cual las teorías feministas han habitacional. A.V.F., Fede vivienda, Enda, A.L. Bo-
AMEZQUITA DE ALMEYDA, Josefina. Condi-
demostrado tener un modo de abor- ción de la mujer en el derecho de familia. ACEP. gotá, 1995.
dar y tratar la realidad. Bogotá, 1977.
DUARTE, Jairo y PRIETO, Patricia. La encuesta
ARANGO G., Luz Gabriela. Socialización, ado- de hogares rural de 1991. Mirada desde la pers-
De otro lado, se hace indis- lescencia e identidad de género en sectores popu- pectiva de género (versión preliminar). S.E. S.L.,
pensable precisar el uso de categorías lares urbanos. S.E. Bogotá, 1991. 1992.

de mucho arraigo en la tradición mar- ESTRADA MESA, Angela María. La reserva mo-
ARANGO G., Luz Gabriela; LEÓN, Magdalena;
xista, como la del poder, que como lo VIVEROS, Mara. Estudios de género e identidad. ral femenina frente al fortalecimiento de la socie-
dad civil. Facultad de Psicología - Universidad
muestra Foucault 31 , es insuficiente Desplazamientos teóricos. Tercer Mundo Editores.
Javeriana. Bogotá, 1995.
Bogotá, 1995.
para dar cuenta de la multiplicidad de
tramas de relaciones de poder, si se tie- BERMÚDEZ Q., Suzy. Hijas, esposas y amantes:
————————————. The invisible ————————————. Medios y género:
reproduction of everyday life. An overview of MATTUS MADRID, Verónica y CÁCERES, Ana. una síntesis. Universidad Nacional de Colombia.
conceptual issues related to the acceptance of Estudio para la formulación de indicadores de gé- Bogotá, 1993.
traditional perspectives in sex and gender relations nero en el movimiento de derechos humanos de
in the allocation of domestic labor inLA. Schneider América Latina. ILSA. Bogotá, 1995. ————————————. Género y Demo-
Verlag Hohengehren. Alemania, 1992. cracia. Instituto para el Desarrollo L.C.G. Bogo-
MEERTENS, Donny. Mujer y vivienda en un ba- tá, 1994.
GARCÍA PRINCE, Evangelina. Género y rrio de invasión. Fundación Foro. Bogotá, 1987.
liderazgo: perspectivas hacia el siglo XXI. ————————————. Los estragos del
FEDECÁMARAS, 1992. —————————————. Mujer y violen- amor. Universidad Nacional de Colombia. Bogo-
cia en los conflictos rurales. IEPRI. Bogotá, 1995. tá, 1994.
GRUPO MUJER Y SOCIEDAD. Mujer, amor y
violencia. Nuevas interpretaciones de Antiguas rea- MINISTERIO DE AGRICULTURA; DEPARTA- ————————————. Relación hombre-
lidades. 1990. Universidad nacional. Tercer Mun- MENTO NACIONAL DE PLANEACIÓN. Políti- mujer: viva el desorden. Universidad Nacional de
do Editores, Bogotá. ca para el desarrollo de la mujer rural. Grafi Vi- Colombia. Bogotá.
sión. Bogotá, 1994.
GUARÍN DE VISCAYA, Delina. Normas legales TURBAY, Catalina. Diseño y aplicación de una
que afectan a la mujer en cuanto a salud, el traba- MOTTA GONZÁLEZ, Nancy. Enfoque de género propuesta conceptual y metodológica para el aná-
jo y la educación. ACEP. Bogotá, 1977. en el litoral pacífico colombiano. Nueva estrate- lisis de las relaciones de género en documentos y
gia para el desarrollo. Universidad del Valle - Fa- análisis global. UNICEF. Bogotá, 1991.
GUTIÉRREZ DE PINEDA, Virginia. Status de la cultad de Humanidades y Etnohistoria. Cali, 1995.
mujer en familia. ACEP. Bogotá, 1977. TURBAY, Catalina; RICO, de Alonso Ana. Cons-
————————————. Mujer y familia en truyendo Identidad: niñas, jóvenes y mujeres en
GUTIÉRREZ, Myriam: ZAPP, Jorge. Participación la estructura del litoral del pacífico. Universidad Colombia. Reflexiones sobre socialización de ro-
de la mujer dentro del sistema agroalimentario en del Valle - Facultad de Humanidades. 1994. les de género. Fondo de las Naciones Unidas para
Colombia. UNIFEM. Bogotá, 1992. la Infancia. Bogotá, 1994.
MUÑOZ, Sonia. Apuntes para la reflexión: muje-
HESS, Bárbara. La inserción del enfoque de gé- res populares y usos de los medios masivos de co- UNIÓN DE COLOMBIANAS CIUDADANAS,
nero en la cooperación técnica colombo-alemana: municación. Tercer Mundo Editores. Bogotá, 1995. UCC. Treinta años formando conciencia ciudada-
concepto y métodos del proyecto piloto. CICDA. na. UCC. Medellín, 1987.
La Paz, 1994. OCHOA NUÑEZ, Hernando. La mujer en el siste-
ma educativo. ACEP. Bogotá, 1977. VÉLEZ SALDARRIAGA, Marta Cecilia. De la
LAVERDE TOSCANO, María Cristina. La cultu- violencia contra la mujer a la destrucción del pla-
ra de lo femenino. Fundación Universidad Central OLAYA CÓRDOBA DE ABAD, Sonia. Bosquejo neta: el hilo de una racionalidad. Casa de la Mu-
- Servicio Colombiano. Bogotá, 1986. de la participación política de la mujer en Colom- jer. Bogotá, 1990.
bia. U.C.C. Medellín, 1987.
LEÓN, Magdalena. Colombia: trabajo doméstico VILLARREAL MÉNDEZ, Norma. El camino de
y servicio doméstico. O.E.I. International. U.S.A., ORDOÑEZ, Monserrat. Mujer, cultura y literatu- la utopía en Colombia, 1975-1991. T. M. Edito-
1987. ra. S.E. Bucaramanga, 1991. res. Bogotá, 1994.

———————————. Neutralidad y disten- PARDO TÉLLEZ, Franz. Condiciones de salud en VILLEGAS, Victoria. Los años 80 y la mujer en el
sión de género en la política pública de América la mujer. ACEP. Bogotá, 1977. movimiento sindical colombiano (una experiencia).
Latina. CICDA. La Paz, 1994. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 1989.
PINZÓN DE LEWIN, Patricia. La mujer y el desa-
———————————. La familia nuclear: rrollo en Colombia. ACEP. Bogotá, 1977. VIVEROS, Mara. Saberes y dolores secretos.
origen de las identidades hegemónicas, femenina Mujeres, salud e identidad. Tercer Mundo Edito-
y masculina. T.M. Editores. Bogotá, 1995. RICO DE ALONSO, Ana; GUTIÉRREZ, Martha res. Bogotá, 1995.
Lucía. Salud reproductiva, organización familiar e
LONDOÑO, María Ladi. Ética de la ilegalidad: identidad de género. Pontificia Universidad
visión de género y valores reproductivos. ISEDER. Javeriana. 1990.
Cali, 1994.
SAENZ OBREGÓN, Javier. Lo femenino y lo mas-
LÓPEZ MONTAÑO DE RODRÍGUEZ, Cecilia; culino en la psicología de Carl Gustav Jung. Ter-
LEÓN DE LEAL, Magdalena. El trabajo de la cer Mundo Editores. Bogotá, 1995.
mujer. ACEP. Bogotá, 1977.
SANTOS VELÁSQUEZ, Luis. Deseo, ley de iden-
LOZANO LERMA, Betty Ruth. Una crítica a la tidad: una mirada psicoanalítica sobre las diferen-
sociedad patriarcal y racista desde la perspectiva cias de género. Tercer Mundo Editores. Bogotá,
de la mujer negra. S.E. Bogotá, 1992. 1995.

LOZANO RAMÍREZ, Juan. Carta dirigida al gru- SEGURA ESCOBAR, Nora. Prostitución, género
po mujer y sociedad. Presidencia de la República. y violencia. Fundación Foro. Bogotá, 1993.
Bogotá, 1991.
THOMAS, Florence. “El lenguaje del primer sín-
LUNA, Lola. Los movimientos de mujeres, femi- toma de nuestra ausencia”. En: Revista GACETA.
nismo y feminidad en Colombia. UNICEF, DPN. Bogotá, 1991.
Bogotá, 1977.
de los datos provenientes de la realidad. Cristina (1989). Jacques Derridá. Texto y
deconstrucción. Barcelona, Anthropos. También
Citas 10
Término acuñado por Derridá, para cuestionar Scott, Joan (1988). “Igualdad versus diferencia: los
la preferencia de la historia de la filosofía por lo usos de la teoría postestructuralista”. En: Debate
1
Debo un reconocimiento explícito a Alexandra masculino -pero extendible al conjunto de las cien- Feminista. Año 3, Vol. 5, marzo, 1992 pp. 85-
Torres, quien de manera solidaria, cómplice diría cias sociales-, buscando impedir que la diferencia 102, muestra el valor que tienen la ‘inversión’ y el
yo, y desinteresada, no sólo se encargó de la cons- sexual se relegue “...a la categoría de objeto de ‘desplazamiento’ como estrategias metódicas de
trucción y la depuración de la base de datos, sino ciencia regional, bajo el pretexto de una neutrali- la deconstrucción, orientada a trastocar el senti-
que me ofreció el soporte moral que por momen- dad trascendental...”. En: Bennington, Geoffrey & do.
tos requerí. Derridá, Jacques (1991). Jacques Derridá. Ma-
21
drid, Cátedra, Teorema, p. 216. Fernández, Ana María (1993). La Mujer de la
2
Agradezco al Programa de Estudios de Género, Ilusión. Buenos Aires, Paidós.
11
de la Universidad Nacional de Bogotá, la genero- Aunque no se trata de una noción libre de ambi-
22
sa oportunidad que me ofreció de participar en el güedades, tal como lo deja ver Marta Lamas en La noción de teoría generativa aparece propues-
programa de formación de docentes en el campo, “Usos, dificultades y posibilidades de la categoría ta por Kenneth Gergen (1978). “Toward Generative
altamente enriquecedora personal y académica- <<género>> (1993)”. Lamas, M. (Comp.1996). El Theory”. En: Journal of Personality and Social
mente Género: la construcción cultural de la diferen- Psychology. U.S.A.,Vol. 36, No. 11, pp.1344-1360,
cia sexual. México, UNAM - Porrúa, pp. 327-366. como lo propio de las teorías del campo de la Psi-
3
Los desarrollos de este parágrafo se basan en mi En primer lugar, no parece ser una noción que se cología Social. En el contexto de la evaluación de
proyecto de doctorado en filosofía, en cuya pre- corresponda etimológicamente en las diferentes propuestas teóricas rivales, Gergen sugiere tomar
paración me encuentro comprometida en este mo- lenguas. En castellano tiene diferentes acepciones en consideración la capacidad generativa de las
mento. y la que alude a la construcción de lo femenino y diferentes propuestas, la cual define como: “...la
lo masculino se basa en los géneros gramaticales, capacidad de retar los supuestos que orientan la
4
Scott, Joan. (1985). “El Género: una categoría noción que sólo es comprensible para los ya ini- cultura, a fin de desarrollar preguntas fundamen-
útil para el análisis histórico”. En: Lamas, M. ciados, y que por lo tanto termina teniendo un uso tales sobre la vida social contemporánea, y apa-
(Comp.1996). El Género: la construcción cultu- críptico. drinar una reconsideración de ‘lo tomado por dado’
ral de la diferencia sexual. México, UNAM - y, a través de esto, ofrecer nuevas alternativas para
12
Porrúa, pp. 265-302. Rubin, Gayle (1975). “El tráfico de mujeres: la acción social.” (p.1346). Esta noción de
notas sobre la ‘Economía Política’ del sexo”.En: generatividad de Gergen es empleada por Ignacio
5
La teoría y la filosofía feministas, son términos Revista Nueva Antropología. No. 30, Vol. VIII, Martín Baró para proponer su Psicología de la Li-
acuñados y reconocidos internacionalmente. México, noviembre, 1986, pp. 94-145. beración. La noción de generatividad también es
empleada por Giulia Colaizzi. “Feminismo y teo-
6 13
Offen, Karen (1988). “Definir el Feminismo: un Scott, Joan. Op. Cit. ría del discurso. Razones para un debate”. En:
análisis comparativo”. Historia Social. No.9, in- Collaizzi, G. (Ed. 1990). Feminismo y teoría del
14
vierno 1991, pp.103-135. Alcoff, Linda (1987). “Cultural feminism versus discurso. Madrid, Cátedra, pp. 13-28, para refe-
postestructuralism: the identity crisis in feminist rirse a la distinción entre lenguaje y discurso, alu-
7
No puede pensarse en un movimiento unificado, theory”. En: Signs. 13 (3), 1988, pp. 405-436. diendo al “principio dialéctico y generativo a la
sino en una multiplicidad de procesos de búsque- vez”, por el cual las palabras remiten a una red de
15
da tanto de reivindicación social y cultural, como De Lauretis, Teresa (1989). “La esencia del trián- relaciones de poder históricas, específicas y cons-
de espacios sociales. Son muchos los modos de gulo, o tomarse en serio el riego del esencialismo: truidas, y, por lo tanto, transformables. (p. 20)
clasificación que ha tenido y le han sido atribui- teoría feminista en Italia, los E.U.A. y Gran Breta-
23
dos incluso durante un mismo período histórico. ña”. En: Debate Feminista. Año I, Vol. 2. Méxi- Fernández, Ana María. Op. Cit.
También ha sido pensado como facción de movi- co, septiembre de 1990, pp. 77- 115.
24
mientos políticos, uno de cuyos más destacados Son varios los autores que señalan que mien-
16
ejemplos es el feminismo marxista; no obstante, Butler, Judith. “Variaciones sobre sexo y tras sea el cuerpo de la madre el único objeto (en
la historia ha mostrado que el feminismo tiene su género. Beauvoir, Wittig y Foucault (1987)”. sentido psicoanalítico) con el cual hay que rom-
propia dinámica y que puede disolver y/o trans- En: Benhabib, Seyla & Cornella, Drucilla. per lazos para configurar un modelo de masculini-
formar los lazos que ha construido durante épocas Teoría Feminista y Teoría Critica. Valencia, dad que termina dando lugar a un sujeto
particulares. Alfons El Magnanim, 1990. Butler, Judith desincardinado, al rechazar el cuerpo de la madre,
(1993). Bodies that matter. On the discursive nuestra cultura seguirá siendo misógina. Un cam-
8
Bonder, Gloria. “Los estudios de la mujer y la limits of “sex”. Grait Britain, Routledge. bio cultural de la masculinidad pasaría por el ejer-
crítica epistemológica a los paradigmas de las cien- cicio de unos modos simétricos de maternización
17
cias humanas”. Desarrollo y Sociedad. No.13. Bo- Foucault, Michel. Microfísica del poder. Ma- (donde cada ser humano fuera también
gotá, enero de 1984, pp. 25-38. drid, La Piqueta, 1992. maternizado por un sujeto de su propio sexo). Cfr.
Balbus, Isaac (1987). “Michel Foucault y el po-
9 18
Martín-Baró, Ignacio. (1988). “Retos y perspec- Ibid. der del discurso feminista”. En: Benhabib, Seyla
tivas de la psicología en América Latina”. En: & Cornella, Drucilla. Teoría feminista y teoría
19
Pacheco, G. & Jiménez, B. (Comps). Ignacio Mar- Es esta una de las categorías centrales de mi pro- crítica.Valencia, Alfons El Magnanim, 1990.
tín-Baró (1942-1989). Psicología de la libera- yecto de doctorado en Filosofía, la cual requiere
25
ción para América Latina. Guadalajara, Instituto un tratamiento filosófico riguroso y profundo. Op. cit.
Tecnológico y de Estudios Superiores de Occiden-
20 26
te/Universidad de Guadalajara, 1990, 11-79. El Postulada por Derridá, quien afirma que “...la Foucault, Michel (1986). Las palabras y las
autor propone una distinción en tal sentido, afir- deconstrucción no se limita a ser una crítica, so- cosas. México, Siglo XXI.
mando la necesidad de tomar opciones en el tra- bre todo una crítica teórica, sino que debe despla-
27
bajo académico con unas poblaciones y unas pro- zar las estructuras institucionales y los modelos Jaquette, Jane. “Los movimientos de mujeres y
blemáticas concretas, manteniendo un ideal de ri- sociales...”. Derridá, Jacques. “Prólogo. <<...Una las transiciones democráticas en América Latina”.
gor científico que exige la apertura a la totalidad de las virtudes más recientes...>> ”. En: de Peretti, En: León, M. (Comp.) Mujeres y participación
política. Avances y desafíos en América Latina. vas y cuantitativas, dando por ejemplo de Leyva, 17-20 de marzo. León, M. (1987). “Co-
Santafé de Bogotá, Tercer Mundo Editores, 1994, contextualización macro a estudios de caso en pro- lombia: trabajo doméstico y servicio doméstico”.
pp.117-138. fundidad, con lo cual se logra, en general, mayor En: Schuller, M. (Comp.) Poder y derecho. Estra-
potencia analítica. (d) Memorias (documentos re- tegias de las mujeres del Tercer Mundo. U.S.A,
28
Se empleó el siguiente procedimiento: se realizó sultado de encuentros y/o talleres sobre temas re- OEI International, pp. 333,347. León, M. (1988).
una primera consulta en el Centro de Documenta- lacionadas con el campo del género). (e) Docu- “La lucha por la seguridad social de la trabajadora
ción de Género, Mujer y Desarrollo de la Univer- mento de política (Incluye tanto informes de doméstica”. En: ISIS - MUDAR. Mujeres, crisis y
sidad Nacional (CDUN), cruzando los descriptores consultorías, como propuestas de política genera- movimiento. América latina y el Caribe. Santia-
Género y Colombia, dada la capacidad de éste para les o específicos por campos de desarrollo. (f) go de Chile, Ediciones de las mujeres, No. 9, pp.
captar material proveniente de todo el país, ade- Ensayo (Incluye elaboraciones conceptuales cuya 109-116. León, M. (1990). “La trabajadora invisi-
más de ser nuestro principal centro sobre el tema. tendencia preponderante es el ‘reciclaje’ de fuen- ble: condiciones de salud de la trabajadora domés-
La consulta por los descriptores mencionados es tes secundarias, sin mayor aporte personal. (g) tica en Colombia”. En: OPS Asociación america-
muy amplia, ya que, como el mismo nombre del Ensayo teorético (Incluye elaboraciones concep- na de personas jubiladas. Las Mujeres en edad me-
Centro lo indica, toda la documentación indizada tuales que no solamente emplean con propiedad diana y avanzada. Washington, pp. 383-394.
se encuentra en ese campo. La búsqueda lograda categorías teóricamente fuertes -con sustento dis- Meertens, D. (1987). “Mujer y Vivienda en un ba-
en el CDUN se complementó con el material per- ciplinar-, sino que con su apoyo los autores alcan- rrio de invasión”. En: Revista Foro. No. 4, no-
tinente y ya disponible en nuestra base datos, pro- zan niveles de teorización relativamente genuinos. viembre, pp. 3846 Bogotá, Fundación Foro por
veniente de una tesis de pregrado en Psicología (h) Estado del arte (Incluye el tipo de investiga- Colombia. Puyana, Y.(1990). “El trabajo domésti-
dirigida por la autora, consistente en un análisis ción, que a partir del análisis de una base docu- co: una forma ancestral de opresión de la mujer”.
documental sobre epistemología y género. El cri- mental significativa, permite determinar el estado En: Grupo Mujer y Sociedad. Mujer, amor y vio-
terio básico tenido en cuenta para la selección, fue de la cuestión en un campo particular). lencia. Bogotá, Tercer Mundo Editores - Univer-
que se tratara de material clasificado en el campo sidad Nacional - Centro Editorial. Rey de
29
del género, elaborado por colombianas/colombia- Debo un agradecimiento especial a todo el per- Marulanda, N. (1982). “La unidad reproducción-
nos o sobre Colombia. Con este criterio se inclu- sonal del ‘Centro de Documentación de Género, producción en las mujeres del sector urbano en
yeron algunos estudios sobre América Latina y se Mujer y Desarrollo’ de la Universidad Nacional, Colombia”. En: León de Leal, M. (De.). La reali-
eliminaron comentarios, presentaciones, y mate- por toda la colaboración prestada en la primera dad colombiana. Debate sobre la mujer en Amé-
rial semejante. Con el material seleccionado se de- etapa del estudio, durante la cual apoyaron al gru- rica Latina. Bogotá, ACEP, pp. 56-71. Rico de
finió una ‘muestra cualitativa’ sobre la cual se po de cinco lectores con que se contó, todos estu- Alonso, A. (1991). “Niñas y jóvenes en Colom-
realizó una lectura analítica, luego de haber depu- diantes de tesis o último año de Psicología, y ex- bia. Realidades, problemas y posibilidades”. In-
rado la base de datos para la consignación de la alumnos del seminario sobre ‘Aproximaciones teó- forme Final de Consultoria Presentado a
información. El material analizado se clasificó tan- ricas a la problemática del género’ que dirijo en la UNICEF. Santafé de Bogotá, mimeo. Segura de
to por ‘período de publicación’, como por ‘tipo Facultad; son ellos: María Isabel Botero, Adriana Camacho, N. (1982). “La reproducción social, fa-
de documento’, con base en las siguientes catego- Flórez, Inés Adriana Rojas, Sol Viviana Rojas y milia, trabajo”. En: León de Leal, M. (Ed.) La rea-
rías: (a) Investigación descriptiva (incluye inves- David Zuluaga. lidad colombiana. Debate sobre la mujer en
tigaciones empíricas de carácter cuantitativo o que América Latina. Bogotá, ACEP, pp. 84-98.
30
se basan en estadísticas. Se las clasificó como des- En el presente estudio se incluyó mi Estado del
31
criptivas ya que los casos analizados no alcanza- Arte que realiza un balance respecto de la investi- Foucault, Michel. Microfísica del Poder. Op.
ban niveles explicativos del tipo posible -modelos gación sobre el trabajo doméstico en América La- cit.
explicativos estadísticos-, cuanto se maneja tal tipo tina durante la década 82-92. Las referencias co-
32
de datos. (b) Investigación cualitativa (incluye lombianas que incluye la muestra de 17 trabajos Villarreal Méndez, Norma. “El camino de la uto-
estudios que emplean material de campo recogido son las siguientes: Dambois, R. (1992). “Trayecto- pía feminista en Colombia, 1975-1991”. En: León,
etnográficamente, particularmente historias de vida, rias en la perspectiva comparativa. Trayectorias M. (Comp.) Mujeres y participación política.
procesados a través de estrategias cualitativas, pero laborales de obreros en la industria colombiana y Avances y desafíos en América Latina. Santafé
cuyos niveles explicativos también son limitados. la industria alemana”. Ponencia presentada al de Bogotá, Tercer Mundo Editores, 1994, pp.181-
(c) Investigación multimétodo (Incluye trabajos ‘Seminario sobre el uso de historias de vida en 204.
empíricos que combinan las estrategias cualitati- la investigación en las ciencias sociales’. Villa

Potrebbero piacerti anche