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INVERSIÓN PRIVADA EN EL PERÚ

En los últimos años la inversión privada en el Perú ha registrado tasas negativas de


crecimiento: -2% en el 2014, -4% en el 2015 y -4,7% en el primer trimestre del 2016.
Para el segundo trimestre de este año, se espera que la tasa sea también negativa.

La inversión privada representa el 22% del PBI, por lo que su comportamiento tiene
implicancias directas en el gasto privado, la demanda agregada interna y el crecimiento
económico de corto y largo plazo. No puede haber reactivación económica si no se
reactiva la inversión privada. Por ende, es importante establecer cuáles son las causas
del comportamiento descrito y sus posibles remedios.

En términos de largo plazo, la inversión privada aumenta estimulada por el desarrollo


de nuevas tecnologías e innovación, por el crecimiento poblacional y por el
descubrimiento de nuevos recursos. Sin embargo, existen otras razones para períodos
más cortos.

Un enfoque sostiene que las decisiones de invertir están principalmente influenciadas


por las expectativas futuras de los agentes económicos sobre el comportamiento de la
economía, el marco regulatorio, la estructura impositiva de largo plazo, el marco de
estabilidad política y social y su incidencia sobre la dinámica de las inversiones. Es decir,
las expectativas son la variable clave.

Cuando estas expectativas se deterioran, los inversionistas se tornan pesimistas,


disminuye la inversión y, en consecuencia, el crecimiento. Por otro lado, cuando retorna
la confianza del inversionista, la economía se recupera. La recomendación sería tratar
de cambiar dichas expectativas con medidas tanto en el ámbito económico (mediante
reformas estructurales, por ejemplo) como en el político y el de carácter social e
institucional.

El segundo enfoque sostiene que si los agentes económicos perciben que el gasto
agregado futuro de la economía será fuerte y permanente, entonces tendrán incentivos
a invertir para expandir la capacidad productiva; de lo contrario, contraerán su inversión.
Aquí lo relevante es el comportamiento de la demanda agregada futura, por lo que si
queremos reactivar la inversión privada deben tomarse medidas para expandir el gasto
agregado mediante política fiscal o monetaria expansiva para lograr que la economía
crezca a un mayor ritmo (Izquierdo, 2016).

EL DESEMPLEO EN EL PERÚ

El desempleo en nuestro país es un problema que se viene dando desde hace muchos
años atrás, aunque recién a partir de los últimos años se considera que la principal
preocupación de la población es la falta de empleo que enfrentan los peruanos.
Una de las características visibles en el mercado laboral es el alto índice de desempleo
en los jóvenes quienes se enfrentan a una difícil inserción laboral, que muchas veces
son consecuencia de su falta de experiencia laboral, su escasa preparación educativa y
profesional. Dentro de los grupos afectados por discriminación por edad también se
encuentran las personas de tercera edad quienes presentan muy pocas posibilidades
de conseguir empleo debido a su baja productividad en el mercado laboral.
Según los últimos indicadores nos dice que la tasa de desempleo en el Perú disminuyó
0.10% en el primer trimestre del 2014 y el empleo creció 0.9% entre los meses de febrero
y abril
De acuerdo a la información publicada por el Instituto Nacional de Estadística e
Informática (INEI), la tasa de desempleo en el Perú ha venido reduciéndose desde el
ejercicio 2011, ejercicio en el cual la tasa se encontraba representada por el 6.90% de
la población en edad para trabajar. Posteriormente, en el año 2012, la tasa de
desempleo se vio reducida notablemente, al disminuir en más de 1.5%. Actualmente,
según informa la INEI, durante el primer trimestre de 2014, el empleo ha crecido en
0.9%, representando 43,400 de puestos de trabajo para la población.
CORRUPCIÓN EN EL PERÚ
Según una encuesta realizada por Andina en el 2015 que se elaboró sobre la base de
1308 encuestas a hombres y mujeres mayores de 18 años de todos los niveles
socioeconómicos de residentes en el ámbito urbano de las 16 principales ciudades del
país.
El 46% de peruanos señala a la corrupción como uno de los principales problemas del
país y un 82% considera que el crimen organizado ha penetrado la política, según un
estudio de la Asociación Civil Proética, difundido hoy con motivo del Día Internacional
contra La Corrupción.
Tanto en Lima como en el interior del país, la población señala a la delincuencia (62%),
la corrupción (46%) y el consumo de drogas (30%) como los mayores problemas del
país.
El 61% de los encuestados señala de manera específica la corrupción de funcionarios
y autoridades, por amplio margen, como el más serio problema percibido en el Estado
peruano.
Cuatro de cada cinco encuestados además percibe que la corrupción ha incrementado
en los últimos años y el 53% estima que ésta aumente en el quinquenio siguiente.
A nivel de desempeño institucional, la ciudadanía tiene una evaluación relativamente
positiva de los medios de comunicación y la Defensoría del Pueblo; y en contraste, una
mayoritariamente tiene una apreciación negativa de los partidos políticos y el Poder
Judicial.
En ese sentido, el Poder Judicial, el Congreso de la República y la Policía Nacional son
consideradas como las tres instituciones más corruptas del país.
Asimismo, 82% de encuestados considera que el crimen organizado estaría muy
infiltrado en la política, principalmente a través del financiamiento de campañas (38%) y
las conexiones con funcionarios en puestos clave (22%), de acuerdo al estudio.
Frente a esta situación, la propuesta de reforma política que parece encontrar mayor
aceptación entre los encuestados es que las autoridades destituidas por delitos de
narcotráfico, lavado de activos y/o terrorismo no sean reemplazadas y que su curul
quede vacía, señaló Proética.
Cuando la corrupción es considerada a un nivel más micro y cercano a los encuestados,
el estudio señala que existe tolerancia media a las coimas, los sobornos, la vara
(influencia), las argollas y el robo de servicios públicos.
Solo un 10% señala que sí le solicitaron coimas, regalos propinas y/o sobornos pero se
negaron a darlos, una menor proporción admite haber accedido, y un porcentaje muy
pequeño (1%) admite que lo hizo por iniciativa propia.
De estos dos últimos grupos, el 52% alega haberlo hecho para evitar mayores sanciones
y el 37% porque si uno no paga, las cosas no funcionan. En general, de quienes tuvieron
contacto con funcionarios corruptos, solo el 11% hizo la denuncia respectiva.

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