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LAS EDITORIALES Y EL CÍRCULO VICIOSO DE LAS COMISIONES

Se acerca el inicio del año escolar y con él, comienza la pesadilla anual de los padres de familia:
matrículas, listas de útiles y libros que en conjunto suelen superar el sueldo mínimo vital. Si
uno lo piensa con calma, parece una locura, el año pasado, tan sólo en una lista de libros,
AADECC encontró un monto ascendente a 525 nuevos soles, lo más irracional de todo tiene
que ver con que en muchos casos los libros más caros son libros que aparte de no justificar su
costo en volumen, tampoco lo hacen en contenido. Sin duda un negocio redondo para las
editoriales tiene que ver con que a través de acuerdos nada claros, la mayor parte de colegios
particulares, utilizan textos que no sirven como material de consulta ya que son libros de
ejercicios, es decir, descartables.

Quizá el mayor calvario lo experimentan los padres de familia que tienen más de un hijo en el
mismo colegio, hablamos de costos que se duplican o triplican en vista de que los estudiantes
ya no pueden utilizar los textos que usaron sus hermanos.

En el actual contexto ya no hablamos únicamente de los gastos que representan las matriculas,
las pensiones, los uniformes, sino también los libros nuevos que ni siquiera sirven como
material de consulta.

El problema con las editoriales empezó hace algunos años mediante un círculo vicioso en el
cual los colegios privados incluyeron en sus listas, libros editados por editoriales específicas,
direccionando de esta forma el material de consulta que los estudiantes debían utilizar
durante el año escolar. Por su parte las editoriales, para librar responsabilidad respecto al
direccionamiento, decidieron vender sus libros a través de distribuidoras exclusivas, las
mismas que si bien no tenían una relación directa con las editoriales, únicamente ofrecían
libros editados por las mismas. Cuando el problema se convirtió (o todas luces) en una práctica
deshonesta que atentaba contra la economía familiar, muchos esfuerzos por parte de
INDECOPI y las asociaciones de consumidores del país, intentaron desenmascarar y sancionar a
los implicados. El resultado fue alarmante, nos encontramos con una práctica inmoral que no
podía ser sancionada en razón a que no era ilegal.

Lamentablemente, uno de los principios más importantes de la economía de mercado es el


que protegió durante años esta mala práctica: la libertad de contratación. No es ilegal que los
colegios pidan material específico, así como no es ilegal que las editoriales decidan vender sus
libros a través de distribuidoras exclusivas, no es ilegal, sin embargo no se trata de si es legal o
no, se trata de si es moral. ¿por qué los colegios direccionarían la compra de libros sabiendo
que existen únicamente algunas distribuidoras que los venden?, esta pregunta genera tanta
suspicacia que se responde sola, es casi un hecho que los colegios o sus directores perciben
algún beneficio.

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