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SUGERENCIA DE HORARIO:
08:00 Acogida – Bienvenida
• Distribución de grupos
• Explicación de las cosas practicas
08:30 Desayuno
09:00 Dinámica de presentación
09:30 Oración de Inicio (Contemplación, relajación e invocación al Espíritu Santo)
Primer tema: «¿Qué comentaban por el camino?»
09:40 Motivación (15 min)
09:55 Momento personal (30 min)
10:25 Puesta en común (15 min)
10:40 Gesto - Adoración Eucarística (30 min)
11:10 Descanso (10 min)
Segundo tema: “Luego se puso a explicarles todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él”
11:20 Motivación (15 min)
11:35 Momento personal (30 min)
12:05 Puesta en común (15 min)
12:20 Gesto - Adoración Eucarística (30 min)
12:50 Descanso (10 min)
13:00 Almuerzo
Tercer momento de oración: “Jesús entró, para quedarse con ellos”
14:00 Motivación (15 min)
14:15 Momento personal (30 min) – Tiempo para la Confesión
14:45 Puesta en común (15 min)
15:00 Gesto - Adoración Eucarística (30 min)
15:30 Descanso (10 min)
Dinámica de presentación
Los participantes se sitúan en círculo. El animador explica a los participantes que van a
presentarse a todo el grupo por medio de una pelota que se lanzarán uno a otro. La persona que
reciba la pelota tiene que decir:
• nombre con el que le gusta que le llamen
• porque cosa, circunstancia o persona se siente realmente agradecido
Cuando todos se han presentado el animador lanzará la pelota, pero esta vez el que lance debe
decir su nombre y el nombre de aquel que la reciba, este proceso se repite varias veces hasta
que los nombres de los miembros del grupo se van aprendiendo
Oración de Inicio
Se introduce la oración con una iniciación al silencio y a la contemplación, luego un canto y
oración espontanea pidiendo a Dios que guie y conduzca el retiro, que abra nuestros corazones
a su amor.
Iniciación al silencio y la contemplación
En este momento vamos a silenciarnos…….vamos a silenciar nuestra mente…..nuestro
corazón….nuestro cuerpo……….El ruido, el correr todo el día haciendo cosas, el no parar, nos
hace perder la gracia de entrar en lo profundo de nuestro ser y allí poder
contemplar……..Contemplar a Dios, contemplarnos a nosotros mismos, contemplar la
vida……..contemplar nuestra realidad, así tal y como es………….Nuestra realidad que así tal y como
es, es un don que forma parte de nuestra vida………
En silencio cada uno tome una posición cómoda…Vamos a cerrar los ojos, aunque cueste, aunque
nos incomode o nos dé temor……… abrámonos nuestro corazón a esta experiencia.
Escuchemos la música, tratando de identificar cada sonido que hay en ella……….
Tomamos conciencia de nosotros mismos, de nuestro cuerpo, del lugar que ocupamos y de
nuestra interioridad. Nos disponemos para el encuentro con el Señor en este tiempo de retiro.
Ahora vamos a hacer un signo que repetimos muchas veces en nuestra vida. Pero lo vamos a
hacer de una manera distinta, lo vamos a hacer con mucha reverencia, en el silencio del corazón,
tomando conciencia de cada una de las palabras que pronunciamos y del gesto que realizamos
acompañando esas palabras, Haremos la señal de la cruz … Diremos el nombre de Dios al mismo
tiempo que realizamos el signo de la cruz tocando partes de nuestro cuerpo. Generalmente lo
hacemos en forma mecánica. Al comenzar este retiro queremos salir de esta automatización y
“recuperar” el signo. Por eso vamos a hacerlo con mucha unción, con todo el amor que haya en
nuestro corazón decimos:
En el nombre del Padre…, Y toco mi frente queriendo que los pensamientos desciendan al
corazón.
En el nombre del Hijo…, Y toco sobre mi corazón haciendo un acto de fe en la presencia de
Jesucristo en mi interior. Soy templo de Dios; mi corazón es morada de la Santísima Trinidad;
soy su sagrario viviente. Allí acontece mi unión con Dios.
En el nombre del Espíritu Santo…, Y toco mis hombros, el nacimiento de mis brazos significando
toda mi actividad ahora recogida en este momento de oración.
Con este signo, renovamos nuestra decisión de entregarle nuestro tiempo a Dios dejando que
Él sea en nosotros. Tomo conciencia del lugar en el que estoy y donde estoy sentado. Este
primer momento me trae a mí mismo: Soy yo, y estoy retirado para encontrarme conmigo, con
Dios, con los sueños que Él tiene para mí... Tomo conciencia de con quiénes estoy; aunque
estamos en silencio, cuando oramos con otros, experimentamos la fuerza de la oración en común.
Abrimos nuestros ojos, despacio y en silencio, miramos a todos los que están aquí conmigo, miro
a uno por uno, me tomo el tiempo necesario para mirarlo, y, así en silencio, recibo amorosamente
a todos y cada uno. Cierro mis ojos nuevamente.
Comienzo este retiro, así como estoy, sin tratar de hacer un esfuerzo por estar de otra manera.
Si la molestia me distrae, sencillamente vuelvo otra vez a la presencia de Jesús. Y así me quedo.
Repito en mi interior el nombre de Jesús, simplemente mantengo fija la mirada en lo que no veo,
no escucho, no siento, pero creo que está aquí con nosotros: Dios mismo. Y esta “atención
continua” me va disponiendo al don de la contemplación. Atento a su presencia, repitiendo sólo
el nombre de Jesús. Las distracciones se suceden una y otra vez; son como el fluir de las olas
del mar. Forman parte del “contenido” de mi oración. El volver una y otra vez de las
distracciones a la percepción atenta a la presencia de Jesús, se parece a cavar un gran pozo
con una pequeña pala. Cada ida y vuelta es mi pequeña pala que va cavando más profundo. No
pongo mi mirada en la tierra que saco; no atiendo al montón que se va acumulando al costado;
mantengo fascinado la mirada en la profundidad que voy dando al pozo. Alguien más está cavando
también desde adentro. Es Jesús que también desea este encuentro No importa cuánto tarde.
progresivamente, y gracias al “ir y venir” se va cavando el pozo profundo del encuentro con
Dios. El permanecer así, atentos y receptivos a todo, va abriendo paso a la Realidad que está
más allá de nosotros mismos. Es una Realidad que nos habita y nos trasciende a la vez. Y la
oración nos hace dispuestos y disponibles a recibirla. Y me quedo así, con los ojos cerrados,
despierto a mí mismo y despierto a Dios. Trato de percibir su voz, su amor, el abrazo eterno
en el que me sostiene desde el vientre de mi madre. Percibo como soñó conmigo, con mis ojos,
mi sonrisa. Experimento el amor de padre, de madre que me fue dando a cada paso, aun cuando
muchas veces no me di cuenta. Trato de descubrirlo en mi vida. Miro como caminó conmigo con
mi cruz en su espalda, con cada dolor, en cada decepción, en los momentos en que no
experimente el amor. Disfruto de contemplarlo alegrándose conmigo en cada logro, en cada
obstáculo vencido. Siento cuanto me amó, cuanto me está amando en este momento. Miro mi
vida para encontrarme con su providencia en todo lo que viví, en todo lo que ha puesto en mi
vida, personas acontecimientos….
Me miro como Dios me mira, con amor, con ternura, con aceptación, con un amor que lo sabe
todo y ama, con un amor que lo sabe todo y sabe que lo amo. Con un amor que ve lo bueno que
hay en mí, con un amor que me promete la vida y la vida en abundancia, con un amor que me
promete la alegría, la perfecta alegría que, no está determinada por las circunstancias o la
ausencia de dolor si no que nace del saberme amado profunda e incondicionalmente por Dios.
Siempre y en todo momento. Abandonémonos confiados en El, animémonos a recibir la vida en
abundancia a la que hemos sido llamados
Canto
Lectura bíblica: Lucas 24,13- 35
canto
Oración espontanea.
1. Leo el texto de Lucas 24, 13-19 Dejo que mi corazón vibre con estas palabras. Lo leo
cuantas veces sea necesario.
2. Me pregunto:
Al disponerme para celebrar la Eucaristía ¿Qué llevo para celebrar? ¿Qué le presento al
Señor?
¿Cuáles son mis mayores pérdidas?
Frente a ellas: ¿me quejo amargamente o son fuentes de esperanza?
¿De qué manera me ayuda la Eucaristía en los sufrimientos? Recuerda uno en particular
3. Después de todo lo orado en este momento ¿Qué le digo al Señor? Escribo en la tarjetita
que me entregaron mis pérdidas. Mis situaciones de muerte
4. Termino rezando un Padrenuestro y un Ave María.
5. Concluyo este tiempo de oración, dejando 5 minutos para revisar y anotar los frutos de
este tiempo de oración.
¿Logré conectarme con el Señor?, ¿Estuve muy inquieto(a)? ¿Cuál es la razón?
¿Qué cosas me ayudaron y Qué cosas me dificultaron la oración?
¿Qué ha pasado en mí? ¿qué sucedió en mi mundo interior?
Puesta en común
-Compartimos lo que deseemos de nuestro momento personal de oración, con la conciencia de
que lo que compartimos alimenta la vida de los hermanos.
Adoración Eucarística
-Canto
-Gesto: Invitamos a los participantes a dejar a los pies de Jesús Eucaristía, en su corazón, sus
pérdidas, sus situaciones de muerte, para que Él las transforme en esperanza, en fuente de
gracia, en vida abundante. Luego continuamos con la adoración
Momento personal
Busco nuevamente un lugar donde pueda estar tranquilo/a.
Comienzo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Me acomodo y relajo el cuerpo en preparación para el encuentro con el Señor.
Pido esta oración:
Señor Jesús, que pueda mirar y discernir mi vida por medio de
tu Palabra y la Eucaristía
1. Leo el texto de Lucas 24, 13-27. Con la imaginación me hago parte de la escena. Soy un(a)
participante más.
2. Me pregunto:
En mi vida diaria ¿Cuáles son las personas con que ido conversando en el camino y he
podido ir aclarando situaciones?
¿He experimentado la presencia de Jesús a través de su palabra? ¿Cuáles textos
recuerdo que más me han impactado?
¿Cómo viene Dios a mí, mientras escucho la Palabra?
¿Cómo puedo discernir que la mano sanadora de Dios llega a mí, a través de la Palabra?
3. Después de todo lo orado en este momento, pregunto a mi corazón: ¿Qué le digo al Señor?
Escribo una breve oración de alabanza, petición, oración, etc.
4. Termino rezando un Padrenuestro y un Ave María
5. Concluyo este tiempo de oración, dejando 5 minutos para revisar y anotar los frutos de este
tiempo de oración.
¿Logré conectarme con el Señor?, ¿Estuve muy inquieto(a)? ¿Cuál es la razón?
En relación a la oración anterior ¿Qué cosas mejoraron y Qué cosas dificultaron la
oración?
¿Qué ha pasado en mí? ¿qué sucedió en mi mundo interior?
Puesta en común
-Compartimos lo que deseemos de nuestro momento personal de oración, con la conciencia de
que lo que compartimos alimenta la vida de los hermanos.
Adoración Eucarística
- Canto
- Gesto:
Señor Jesús, te invito que entres en mi casa, en mi corazón para que partas
el pan y poder ser yo también partido para el mundo.
1. Leo el texto de Lucas 24, 13-32 Nuevamente con la imaginación, me hago parte de la escena.
Soy un(a) participante más.
2. Me pregunto:
¿Cómo fue mi Primera Comunión? ¿Qué recuerdo de ella?
¿Creo en que el pan y el vino pasan a ser Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor Jesús?
¿Qué experiencias interiores he tenido al comulgar?
¿Cómo puedo yo ser hostia viva para los demás?
3. Después de todo lo orado en este momento, pegunto a mi corazón: ¿Qué le digo al Señor?.
Escribo una breve oración de alabanza, petición, oración, etc.
4. Concluyo esta oración agradeciendo el amor de Jesús por mí y ofreciéndole un compromiso
personal de mayor entrega de mi vida, algo concreto, rezando un Padre Nuestro y un Ave
María…
5. Concluyo este tiempo de oración, dejando 5 minutos para revisar y anotar los frutos de
este tiempo de oración.
- ¿Logré conectarme con el Señor?, ¿Estuve muy inquieto(a)? ¿Cuál es la razón?
- Luego de una mañana de oración ¿Qué cosas continúan ayudando y Qué cosas me dificultaron
la oración?
- ¿Qué ha pasado en mí? ¿qué sucedió en mi mundo interior?
Puesta en común
-Compartimos lo que deseemos de nuestro momento personal de oración, con la conciencia de
que lo que compartimos alimenta la vida de los hermanos.
Adoración Eucarística
- Canto
- Gesto:
Puesta en común
-Compartimos lo que deseemos de nuestro momento personal de oración, con la conciencia de
que lo que compartimos alimenta la vida de los hermanos.
Adoración Eucarística
- Canto
- Gesto: