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Una función central del derecho de los contratos es que puede hacer más
creíbles las promesas a término, generando condiciones más favorables para
los intercambios. Para esto establece sanciones por incumplimiento contractual
que afecta los pagos generando adecuados incentivos para promover la
cooperación. Los sistemas legales establecen fundamentalmente dos formas
de sanciones típicas: indemnizaciones monetarias o el cumplimiento específico
de las prestaciones. Estas sanciones tienen incidencia en la conducta de las
partes, puesto que operan a modo de precios que afectan sus decisiones en
materia contractual.
El enfoque económico explica las sanciones como precios a los cuales los
operadores responden de una manera determinada. La hipótesis de la
maximización de la utilidad adquiere en el caso un empleo muy preciso: la
teoría asume que las personas van a cumplir sus contratos cuando el beneficio
sea mayor que sus costos y que, por el contrario, van a incumplir sus
obligaciones cuando el costo sea mayor que el beneficio. Por ese motivo, la
teoría establece que cuando las sanciones son mayores, las partes tienen más
incentivos para cumplir convenios que cuando éstas son menos severas.
CARRERA DE PATENTES
TEORÍA DE JUEGOS
Supongamos que dos jugadores quieren hacer una compraventa y deben elegir
la moneda. Las estrategias consisten en las alternativas disponibles, que en
este caso son “oro” y “plata” para lograr el equilibrio de Nash. El equilibrio de
Nash consiste en la mejor respuesta a la estrategia del otro jugador, o el mejor
par de estrategias que maximiza el pago a ambos jugadores dada la estrategia
del otro jugador. En equilibrio ningún jugador tiene incentivos para abandonar
cualquier estrategia si el otro jugador no abandona la estrategia que está
empleando. El equilibrio implica estabilidad en las decisiones. Si el jugador (1)
emplea la estrategia “oro” y el jugador (2) emplea la estrategia “plata”, esta
interacción no es estable, puesto que ambos jugadores tienen buenos
incentivos para cambiar su estrategia siempre que el otro jugador mantenga la
suya. El jugador (1) tiene buenos incentivos, en ese caso, para moverse a
“plata” en tanto de ese modo obtiene un pago de 4 en vez de un pago de 0.
Iguales incentivos tiene, en el ejemplo, el jugador (2) a quien también siempre
conviene coordinar con el jugador (1) 6. En este caso, que puede emplearse
también para la elección de un idioma o la compatibilidad entre sistemas de
comunicación o programas de computación, ambos tienen incentivos para
adoptar una regla de empleo de moneda en común, sea utilizar “oro” o “plata”.
Jugador 2
ORO PLATA
Jugador
1 ORO 4; 3 0; 0
PLATA 0; 0 3; 4
Para encontrar el equilibrio hay que evaluar si ninguno de los jugadores tiene
incentivos para moverse hacia otra estrategia si el otro mantiene la suya. El
caso donde el jugador (1) juega “oro” y el jugador (2) juega “plata”. En este
caso ambos obtienen un pago de 0. Es evidente que ese resultado no es
estable, es decir, no constituye un equilibrio. Los únicos resultados estables
son aquellos en los cuales ambos jugadores coinciden, sea en “oro” o en
“plata”. En este último caso, por ejemplo, el jugador (1) obtiene un pago de 3
mientras que el jugador (2) obtiene un pago de 4. Dado que el jugador (2)
mantiene su jugada en “plata”, la mejor alternativa que tiene el jugador (1) es
mantener su jugada en “plata” en tanto si pasa a “oro” obtiene un pago de 0.
Por lo tanto, ese resultado es estable. En este caso hay dos equilibrios de
Nash, consistente en elegir ambos la misma estrategia, sea “oro” o “plata”. El
equilibrio requiere que los jugadores no puedan mejorar sus pagos cambiando
de estrategia siempre que el otro mantenga la suya, y en este juego los únicos
resultados estables es que ambos empleen la misma moneda. Este juego
ilustra un caso donde hay simetría entre los intereses de los participantes en
una interacción social, de modo que sus propios incentivos privados los llevan
a buenos resultados o equilibrios eficientes, donde ambos ven maximizado su
bienestar.
El caso más general y más empleado para mostrar la tensión entre el interés
privado y social es el dilema del prisionero, que ocurre cuando la estructura de
incentivos establece un único equilibrio que no es eficiente. A los jugadores les
iría mejor cooperando, pero la mejor estrategia individual es no cooperar, lo
que determina el equilibrio no eficiente del juego.
La teoría legal, en las dos más importantes tradiciones jurídicas, distingue tres
elementos centrales de la responsabilidad por accidentes o ilícitos culposos: el
daño, la causalidad y la culpa o dolo 5. Esto significa que para que prospere
una demanda de daños, dependiendo del sistema de responsabilidad, el actor
debe demostrar la existencia de algunos de estos elementos ante el tribunal.
Una persona racional y neutral al riesgo, por ejemplo, sólo gastaría $ 10 para
eliminar el 10% del riesgo de pérdida de un activo que para él vale $ 100. Si
gasta menos, el costo es menor que el beneficio y todavía le conviene
introducir más unidades de cuidado (policías, cámaras, matafuegos, etc.) en
tanto de ese modo disminuye en mayor grado el valor de “PL”. Si gasta más en
“B” que en “PL”, simplemente sus costos marginales son superiores a sus
beneficios marginales. Esto es muy intuitivo: de hecho, las personas tienden a
gastar muy poco o nada en prevenir hechos sumamente improbables o cuya
cuantía esperada es muy baja o insignificante. Una persona adversa al riesgo
estaría dispuesta, sin embargo, a pagar más de $ 3000 por una probabilidad
del 1% de perder $ 300.000 y una persona adicta al riesgo, como un jugador,
pagaría menos. Las personas son, en general, adversas al riesgo. Prefieren
$ 50.000 seguros a un 50% de probabilidades de ganar $ 100.000, a pesar de
que ambas loterías u opciones valen lo mismo desde el punto de vista de la
utilidad esperada.