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CITAS TEXTUALES DE MARTÍN BUBER

Antony Meca Puse


Doymer Elí Becerra Sempértegui
VOLUNTAD

A pesar de ello, el árbol sigue siendo mi objeto, ocupa un lugar en el espacio y en el tiempo y
conserva su naturaleza y constitución. Pero también puede ocurrir que por un acto de voluntad o por
inspiración de la gracia, al considerar este árbol yo sea conducido a entrar en relación con él. Entonces
el árbol deja de ser un Ello. Me ha captado la potencia de su exclusividad1.

Para darnos cuenta de este hecho tenemos que distinguir de la manera más cabal entre el tiempo cosmológico
y el antropológico. Podemos abarcar el tiempo cosmológico, es decir, emplear su concepto como si,
relativamente, el tiempo existiera ya en su totalidad, aunque el futuro no se nos haya dado todavía. Por el
contrario, el tiempo antropológico, es decir, el tiempo que cuenta en la realidad peculiar del hombre concreto,
que quiere conscientemente, no lo podemos abarcar así, ya que el futuro no puede dársenos de antemano,
porque, según me dicen mi conciencia y mi voluntad, depende en cierta medida de mi decisión2.

El sentido que el hombre tiene que prestarse a sí mismo lo ha de sacar de la vida. Pero la vida es “voluntad
de poderío”; todo gran hombre, toda gran cultura, se han desplegado gracias a una voluntad de poderío con
buena conciencia. Los ideales ascéticos, que han dotado al hombre de “mala conciencia”, han reprimido esta
voluntad. El hombre genuino será aquel que tenga buena conciencia de su voluntad de poderío. Éste es el
hombre que debemos “crear”, que de bemos “criar”, y por quien tenemos que “superar” eso que se llama
hombre3.

Para Buber, el reconocimiento del otro no es condición sine qua non del reconocimiento de sí; este último
está vinculado más bien a la autorreflexión que a la solicitud. El reconocimiento del otro en Buber es escenario
para la autorreflexión, y en este escenario, a través de la voluntad y la autoconciencia, deberá reconocer al
otro como persona, es decir, en su esencia como ser.4

Donde hay diálogo verdadero no puede darse voluntad de dominio, ni instrumentalización: “el verdadero
diálogo y, en consecuencia, cualquier planificación actual de la relación ínter humana, significa aceptación de
la otredad. Cuando dos hombres se comunican entre sí, sus opiniones, básicamente diiferentes, sobre un
tema, cada uno con la intención de convencer a sus compañeros de la corrección de su propio punto de vista,
todo depende, en el sentido del ser humano de sí cada uno considera al otro como el que es y, a pesar de toda
su voluntad de influir en él, sin embargo le acepta y confirma francamente en su este-ser-humano, en su ser-
de-este-modo5.

1
BUBER M., Yo y tu, Herder, España, 2017, pág. 4
2
BUBER M., ¿Qué es el hombre?, Fondo de Cultura Económica, México, 1973
3
Ibíd.
4
ROMEU, V., Buber y la filosofía del diálogo, apuntes para pensar la comunicación dialógica, Universidad
Iberoamericana, México, 2018, pág. 39.
5
Díaz C., Martin Buber en la entraña del personalismo comunitario comunitario.
LIBERTAD

Hombre libre es el que quiere sin la arrogancia de lo arbitrario. Cree en la realidad, es decir, en el lazo real que
une la dualidad real del Yo y del tú. Cree en el destino, y cree que el destino lo necesita. […]. El hombre que
vive en lo arbitrario no cree, no se apresta al encuentro. Ignora la solidaridad de la vinculación: solo conoce el
mundo febril del afuera y su febril deseo de usarlo.6

Pará él no existe otra manera de construir una comunidad en la que se equilibre justicia y lliberta más que
basándo la en la relación de encuentro, a la cual sea posible referir incesantemente toda institución y todo
código de leyes en cuanto ámbito del yo-ello.7

AFECTIVIDAD

El pensamiento de Buber supera el individualismo porque no glorifica la soledad humana y supera el


colectivismo porque no dispensa al ser humano de la responsabilidad para con su propia vida. Se defiende así
que el desarrollo de la propia individualidad es en relación a una realidad afectiva, social y cultural que nos ata
al mundo y nos libera del ensimismamiento. «El pensamiento de la filosofía del diálogo afirma que sólo
empiezo a pisar suelo verdadero cuando me descentró.8

El colectivismo moderno es la única barrera que ha levantado el hombre antes de encontrarse con sigo
mismo.9

AMOR

Para Buber, el espíritu, el amor son la respuesta, la responsabilidad del yo en relación con el tú, del Tú en
relación con el yo. Se trate del tu humano o del Tú absoluto, la sustancia misma de la relación, que implica la
libertad -pues se instituye como responsabilidad que responde a otro, se mueve en el ámbito del amor que
no está en el yo, ni está en el tú, sino entre los dos (zwischen). Por eso el amor no se confunde, para Buber,
con un simple sentimiento: «Lo sentimientos son tenidos por el hombre, el amor acontece; los sentimientos
habitan en el hombre, pero el hombre habita en su amor».10

Buber, por su puesto, admite que el encuentro perceptual es trascendido por otras clases de encuentros:
conocimiento, amor, arte y creencia. Pero ninguna de estas puede ser lógicamente inferida de la pura
estructura formal de la relación yo-tú. Así en el encuentro conserva su naturaleza formal.11

6 Buber, Martin. Yo y Tú. Buenos aires: Ediciones Nueva Visión, 1969. Págs. 58-59.
7
SANCHEZ M. D., BUBER, Herder, Barcelona, 2000, II edición, pág. 20
8
VÁSQUEZ V. V., Martín Buber y sus aportaciones a la manera actual de entender la educación para el cuidado,
Universidad de Valencia, España, 2003, pág. 146
9
BUBER M., ¿Qué es el hombre?, Fondo de Cultura Económica, México, 144.
10
SANCHEZ M. D., BUBER, Herder, Barcelona, 2000, II edición, pág. 145
11
COHEN C. S., Martín Buber y su aproximación a la psicoterapia, Universidad Iberoamericana, México, pág. 63

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