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Las investigaciones preliminares señalan que en 2009 el entonces presidente Alan García Pérez
se reunió con el representante de Odebrecht en Perú, Jorge Barata, para negociar un acuerdo
sobre el proyecto de construcción del Tren Eléctrico de Lima. Estas conversaciones habrían
originado el diseño de una movida legal -el decreto de Urgencia 032, emitido ese año por el
Ejecutivo, y otras regulaciones- que terminó beneficiando a Odebrecht con la adjudicación del
proyecto y perjudicando al Estado con sobrecostos imprevistos en la planificación de la obra.
Además del exmandatario, otras dos personas son investigadas: el exministro de Transportes,
Enrique Cornejo Ramírez, y el ex director ejecutivo de la Autoridad Autónoma del Tren
Eléctrico, Oswaldo Plasencia Contreras.*Delito investigado: Tráfico de influencias, colusión
agravada, lavado de activos.
Si bien el Metro de Lima y el Tren Eléctrico se refieren a una misma obra de transporte público,
la investigación fiscal sobre el proyecto está separada en dos fases de presunta ilicitud. Una es
la anteriormente mencionada y la otra tiene que ver con la licitación en concreto. Los
presuntos autores son diferentes.
El movimiento del dinero incluye testaferros (el ex asesor Miguel Ángel Navarro Portugal, la
expareja de Cuba, Jessica Tejada Guzmán, y el sobrino de Cuba, Víctor Muñoz Cuba), empresas
off-shore y cuentas bancarias en paraísos fiscales. Los siete investigados tienen orden de
prisión preventiva, aunque solo cinco la cumplen: Chau Novoa no ha sido ubicado hasta el
momento y la prófuga Huerta Minaya tiene un proceso de extradición pendiente.
Hasta el momento, el Poder Judicial ha dictado prisión preventiva contra Hinostroza, Ríos y el
exconsejero Julio Gutiérrez Pebe. La investigación también incluye al presidente de la
Federación Peruana de Fútbol, Edwin Oviedo, y al empresario dueño de Iza Motors, Antonio
Camayo, por sus presuntos nexos y contraprestación de favores con los suspendidos jueces.