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Antonio Guzmán Blanco1

Eloy Reverón
Presentación
Es poco lo que se pueda agregar a la información que se maneja en
torno a la vida de un personaje como el que me honra tratar ante una
audiencia, que con Antonio Guzmán Blanco, guarda con muchos de
los presentes, un vínculo que se fundamenta en compartir la
experiencia de la Iniciación en los Augustos Misterios de la Orden de
La Escuadra y El Compás.
Para llegar a un acercamiento justo2 tomamos un camino diferente al
de sus biógrafos. No vine a narrar ni sus hazañas, ni sus pecados. Ni
panegíricos ni adulaciones estériles, menos aún hacer juicios
históricos. El registro de la vida masónica de Guzmán Blanco es
breve. Se conservan sus discursos como el pronunciado en las
Pompas Fúnebres del paladín de la Masonería Venezolana, el
general Santiago Mariño, Serenísimo Gran Maestro del Gran Oriente
Nacional de Venezuela. También son célebres sus palabras
pronunciadas durante los actos de inauguración del Templo
Masónico Nacional. Dejó tras él, una logia que hizo un trabajo muy
importante por su liderazgo y la capacidad de organización para dar
una respuesta a la sociedad en momentos de emergencia. La
Respetable Logia Esperanza N 37.
El motivo de mi reflexión se orienta a exponer algunos elementos
que conformaron el ambiente institucional, político y social del tiempo
histórico donde brilló la existencia del Ilustre Americano, miembro
fundador de la Logia Esperanza N 37 en 18543. En el cuadro logial
figura como Orador Fiscal, muy a tono con su profesión de abogado,
aunque después de instalada la logia, su asistencia decrece
paulatinamente en tanto que su vida pública se hace cada vez más
intensa; tanto en el mundo de la Diplomacia, como en el de la
Guerra, la Política, o el de las finanzas.
Para entender el sentido esencial de la obra de un líder histórico
como Guzmán Blanco es necesario ubicarnos más allá del bien y del
mal4, y sobre todo de gustos personales. Esta aproximación nos ha
dado resultados interesantes para conocer el ambiente donde se
desarrolló una personalidad semejante.
En virtud de las razones expuestas, debo aclarar que sobre la vida
de los Guzmán se han escrito prestigiosas biografías que los
beatifican o satanizan, según el punto de vista del autor que se
asuma su juez.
Trazar las líneas iniciales para entender el momento histórico, donde
el apellido Guzmán participó con su vida para conducir el destino
político de Venezuela que algunos historiadores definen como
Guzmanato, el siglo de la Masonía.

El tiempo de los Guzmán transcurre en una centuria


caracterizada por la violencia política expresada en una cadena de
guerras civiles. En la primera crisis de autoridad de La Corona
Española, José Bonaparte obliga al rey Fernando Séptimo a
renunciar al trono. La clase mantuana se reúne en el cabildo y se
declaran independientes como consecuencia de su intento por
defender los derechos del rey Fernando Séptimo. Esta clase
mantuana mantuvo al margen a la mayoría de los pardos y el resto
de los excluidos se revelaron en contra del gobierno patriota, alzados
en armas; las hordas de lanceros llaneros comandados por el
general José Tomás Boves, irrumpen en una guerra de exterminio
contra los blancos criollos.
Esa explosión social fue reorientada después de la batalla de Urica,
donde muere el Taita de los llaneros rebeldes, y el general Páez los
logra reclutar bajo su mando, pero al servicio de la causa patriota, y
luego de la oligarquía conservadora. Así el general José Antonio
Páez mantiene a raya, a la violencia opositora al proyecto de
sociedad implantada, cuya reformulación contribuyó a legitimar el
Centauro con la fuerza de sus armas a partir de su primera
presidencia en 1830.
Antonio Leocadio Guzmán regresa a Venezuela en 1823. A los seis
años de instalado ha logrado casarse con una dama de la sociedad
caraqueña, y ya tiene en la cuna al sucesor del general Páez.
Sin embargo debemos estar conscientes de que no se puede
entender al Ilustre Americano sin conocer al padre, Antonio Leocadio
Guzmán, cuyo papel protagónico en la política venezolana marcó un
hito, tanto en la vida política nacional, como el la formación política
de Antonio Guzmán Blanco.
El otro aspecto relevante de Guzmán es su origen familiar, donde se
aprecia por la línea materna; la familia Blanco, perteneciente a la
rancia aristocracia caraqueña, la misma prosapia de doña
Concepción Palacios y Blanco, madre del Libertador. Su padre por el
contrario, fue enviado a estudiar a España después que su abuelo,
un sargento realista de quien no hay muy gratos recuerdos por parte

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de los patriotas de la plaza de Puerto Cabello, se había ido a Cuba
tras la derrota de los realistas.
¿Qué le pasó al padre de Antonio Guzmán Blanco, Antonio Leocadio
Guzmán?
Regresa de España educado para participar en la vida política
nacional fundando el periódico más polémico de su tiempo, vocero
del partido Liberal, grupo político al que perteneció, y miembro de
una Masonería de cuya trayectoria se sabe poco, porque la violencia
política quemó la mayor parte de sus archivos.
Antonio Leocadio Guzmán se educó en España mientras los
venezolanos de su edad sobrevivían a los azotes de la guerra. Busca
relaciones políticas mediante la Masonería, posición social mediante
el matrimonio, y un espacio en la vida pública en el ejercicio del
periodismo como redactor y dueño del más influyente medio de
comunicación social de su tiempo.
Regresó en un momento de transición, una tregua abierta después
de la primera etapa de las guerras civiles, conocida como la Guerra
de Emancipación. Para comprender al Ilustre Americano, es
necesario entender el mundo político donde se desenvolvió su padre,
fundador del periódico El Venezolano (1840 1845) y el Partido
Liberal. En alguna oportunidad tuvo que suspender sus estudios por
los altos y bajos de la vida de su padre, que se vio perseguido,
condenado a muerte, indultado, exilado y restituido en sus funciones
públicas de alto nivel, en lapsos relativamente cortos. Su casa llena
de políticos e intelectuales. Este primogénito sabrá cumplir por su
padre, el sueño de llegar a ser presidente de Venezuela.
En los días que Guzmán vino al mundo, el Proyecto Bolivariano está
en crisis, es 1829 cuando el Consejo de Gobierno de Colombia le
proponía al Libertador un proyecto de monarquía con su respectivo
cargo de Emperador. Guzmán nació poco después del atentado
contra la vida del Libertador en Bogotá, y cuando la estrella del
General José Antonio Páez comenzaba su ascenso como el hombre
fuerte que impondría su liderazgo en Venezuela hasta la llegada del
general Antonio Guzmán Blanco al poder.
Entre Páez y Guzmán median dos generaciones de masones y una
guerra de emancipación con sus respectivas ramificaciones bélicas
hasta la última, la más larga y agotadora de las guerras civiles de la
Venezuela independiente del siglo XIX y de cuyos escombros
surgiera como el Ave Fénix, el liderazgo político de Antonio Guzmán
Blanco. Se fueron los militares españoles pero quedaron los

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españoles mentales, la ideología colonialista de los inversionistas.
Guzmán supo asociarse con el capital extranjero para financiar un
sistema autocrático de gobierno vinculado a la modernización de las
instituciones. Un espacio de paréntesis en la Guerra que los textos
escolares dividen en Septemio, Quinquenio y Bienio. Pero más allá
de la típica visión del pasado que pretende dividir la realidad histórica
en períodos presidenciales, están los influjos de un hombre que supo
como sacarle provecho a un país en ruinas.
Antonio Guzmán Blanco llegó para ocupar el cargo del Centauro
como el hombre fuerte que liderará a Venezuela después de
finalizada la Guerra Federal. Asumirá el rol de líder de los líderes
hasta finalizar el siglo XIX. Con su muerte en París, a finales de julio
de 1899 quedará vacante el oficio del hombre fuerte hasta el
ascenso del general Gómez.
La Guerra de los Cien Años.
Existe una tendencia historiográfica que presenta a la guerra de
emancipación como una lucha por la libertad y la independencia
política que termina con la batalla de Carabobo, la toma de Puerto
Cabello y la batalla naval del Lago de Maracaibo. Vincula el origen
de la violencia con la presencia del gobierno español, donde la
llamada independencia asume el rol de panacea que se desborona
ante la realidad vivida después de reconocida nuestra independencia
política. Una independencia política obtenida por la fuerza de una
unas armas compradas a crédito, la cual generó una deuda tan
importante que incidió de manera fundamental en nuestra
dependencia económica. La violencia política se mantuvo porque las
causas esenciales de la guerra no fueron erradicadas. La base de la
economía se apoyaba en la explotación de la fuerza de trabajo
esclava, y el sistema de exclusión social fundamentado en el color de
la piel dejaba fuera a la gran mayoría de la población parda. Este
conflicto fue enunciado por la clase mantuana como el conflicto entre
la libertad y la autoridad. El temor de los mantuanos ante la amenaza
de la pardocracia.
El colectivo venezolano ha seguido la línea de un líder que actúa
como una suerte de mecías a quien se acude en los momentos de
mayor tensión social, o cuando el conflicto esencial de nuestra
historia alcanza su máxima intensidad. La tendencia del culto a la
personalidad es un producto socio histórico de nuestra cultura.
Para entender este conflicto, el historiador positivista como Laureano
Vallenilla Lanz lo califica como integración y desintegración, Rómulo

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Gallegos lo ilustra como la lucha entre la barbarie y la civilización, el
marxismo como la lucha entre explotadores y explotados. Todas son
formas de abstraer la realidad histórica a lo teórico con el fin de
explicar o comprender o llevar al nivel cognoscitivo, la relación
pasado presente.
Pero si extraemos ese conflicto de lo abstracto a lo concreto, nos
encontramos con un proyecto de implantación de un modelo de
sociedad y de civilización, frente a un sector excluido que siempre la
rechaza.
Se trata de un modelo de sociedad fraternal, de amor universal o
católico, que funge como supraestructura ideológica para sustentar
un sistema económico colonial cuyo objetivo se centra en las
necesidades del mercado metropolitano y del creciente capitalismo
internacional. Pero este modelo encontró resistencia, los pobladores
originales, los primeros pero no los únicos que no tenían lugar en esa
sociedad que se implantaba, a no ser como sirvientes o como
amantes sometidos. En trescientos años, esa forma de dominio
ejercida por los europeos que llegaron desde afuera, acusó una
debilidad fundamental. La gente que quedaba fuera de la protección
de los muros de la Casa Grande, discriminada, excluida de la
sociedad implantada. Esa clase marginal sobrepasaba las tres
cuartas partes del total de la población al iniciarse la crisis de
autoridad de 1911.
Este sistema colonial había establecido una serie de privilegios y
exclusiones que generó tensiones severas en la medida que el
número de excluidos sobrepasaba a los privilegiados habitantes de la
Casa Grande.
Los Guzmán y el Proyecto Liberal

Nos corresponde imaginarnos un país que entró en una guerra civil


que comenzó prácticamente con la declaración de independencia
hasta que el monopolio de la fuerza llegó a manos del gobierno del
general Juan Vicente Gómez. Por primera vez mantuvo al país sin
guerras civiles hasta el momento de su muerte a finales de 1935,
cuando se consolida una nueva forma de hacer política, diferente a la
de la guerra predominante hasta entonces.
Hasta este momento nos interesa dejar claro un aspecto a considerar
como una característica esencial de nuestra historia: desde que
Venezuela es una nación regida por un gobierno local, ha contado
con el liderazgo de un hombre fuerte respaldado por las armas. El

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primero de la lista es el general José Antonio Páez, quien rige los
destinos de Venezuela desde 1830 hasta la tregua de la Guerra
Federal, tanto desde la presidencia como fuera de ella, llamado en
los momentos de emergencia para establecer el orden.
El segundo hombre fuerte que rige los destinos de un segundo ciclo
de nuestra historia, es precisamente Antonio Guzmán Blanco, quien
gobierna a Venezuela, incluso desde su autoexilio parisino. El
tercero, el general Juan Vicente Gómez quien terminó con cien años
de guerra y mantuvo al país bajo su bota hasta que los venezolanos
aprendieron una forma diferente de hacer la guerra: la política. La
guerra fue la forma prevaleciente de hacer política que se practicó
durante todo el siglo XIX, y los primeros 35 años del siglo XX,
durante los cuales no hubo otra política que la del general Gómez,
después de cuya muerte la política se comienza a practicar una
forma diferente a la guerra.
El cuarto líder, ya en el siglo XX, es Rómulo Betancourt, cuya
influencia ejerció aún desde Berna después de sus dos presidencias,
y hasta que el régimen de partidocracia que conformó, decayó
después de ausentarse para siempre. Pero lo que nos interesa dejar
claro es que la violencia en una característica esencial de la
sociedad venezolana durante su primer siglo de existencia
republicana, y son momentos de relativa tregua que de alguna
manera se genera por la hegemonía de un hombre fuerte, un líder de
turno. Estos cuatro líderes lograron con la autoridad de su liderazgo,
por decirlo de alguna manera: a controlar o canalizar la explosión
social que se genera cada vez que se incrementa demasiado en
nuestra historia, la población de los excluidos, de aquellos que nunca
tuvieron espacio en la Casa Grande.

En 1830 Venezuela inicia su vida como nación desboronada del


sueño bolivariano. Fue como volver al inicio del mismo conflicto entre
dos poderes, dos fuerzas que chocan constantemente en cada
página de nuestra cronología histórica. Una tierra de gracia descrita
por Colón como el Paraíso Terrenal, el Jardín del Edén donde llegó
desde afuera una multitud de cristianos con la voluntad de implantar
una sociedad a imagen y semejanza de los reinos de donde
provenían, e implantar un sistema de producción destinado a
satisfacer las necesidades económicas de sus metrópolis.
Debo resaltar una situación que luego se hace constante en nuestra
historia: cuando la clase dominante pierde el apoyo de La Corona5,

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su dominio sobre estas tierras se reduce a un caos, la anarquía y la
guerra civil.
Es la violencia política que implica implantar por la fuerza de las
armas, el modelo de sociedad y de religión que se incrementó
durante los primeros tres siglos de conquista6 hasta que estalló la
crisis de autoridad de la Monarquía. Es necesario estar conscientes
de la resistencia de un sector del país excluido que una vez se opuso
a su Conquista, y que luego se resistió a la Colonia, hasta que
finalmente se conforma otra minoría, que manteniéndose aliada con
fuerzas foráneas, se opuso a su Independencia económica, aunque
se emancipó en lo político.
Luego que entendamos el siglo XIX en su dimensión de violencia
política, de guerras civiles, y de desintegración de una sociedad
monárquica en medio de un intento por fundar una patria
republicana. Entonces estaremos listos para entender el sentido de
una institución como la Masonería en el siglo XIX, como germen del
sistema republicano, como escuela experimental de cultura y
conciencia ciudadana, y como un instrumento de la paz y de la
conciliación, así como una ventana hacia la idea de progreso
fundamentada en la Libertad a través del conocimiento por medio de
la educación, la Igualdad fundamentada en la justicia a través de la
democracia, y de la Fraternidad fundamentada en el amor, producto
del conocimiento, la justicia y la equidad.
Pero sin olvidar que la Masonería fue mucho más que eso, dentro de
un ambiente como el nuestro no pudo escapar a las intrigas político
bélicas porque, después de todo no era más que una muestra que
representa el universo más amplio de la sociedad profana.
Nuestro foco de atención es el tiempo correspondiente a la
hegemonía del Segundo Gran Líder en orden cronológico.
Después de la Batalla de Carabobo. Los realistas y patriotas se
reconocen como clase dominante y es así como un alto oficial
realista que participó en la Batalla, como Feliciano Montenegro y
Colón, instala una escuela para educar a los niños de la nueva
sociedad. El hijo del sargento realista, inscribe a sus hijos con los
hijos de los generales y los ministros de la nueva república. Esta es
la sociedad tolerante que propusieron los masones.
La Masonería.
Para comprender la figura de Guzmán es preciso ubicarse en el siglo
XIX, centuria a la cual el propio Antonio Guzmán llamó el Siglo de la
Masonería. Institución a la cual estaban vinculados Guzmán Padre y

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Guzmán hijo. Pero también hemos podido confirmar, que la gran
mayoría de los políticos del siglo XIX, incluyendo a los presidentes
venezolanos conservadores o liberales de ese siglo militaron sus
filas.
Vale la pena destacar que la Masonería del Siglo XIX, parece más
una institución política que espiritual. Sin embargo, para entender la
Masonería del Siglo XIX, es necesario desvincularse de los puntos
de vista del siglo XX, ubicarnos en un mundo distinto al de nuestro
naciente siglo XXI, y en una masonería diferente también.
Por tradición histórica es la reunión de constructores en torno a una
obra. En el siglo XIX venezolano se aprecia la tendencia al culto por
las virtudes colectivas. Esto se refleja en los nombres de sus logias:
Protectora de las Virtudes, Corazones Unidos, Unión Fraternal,
Libertad, Fraternidad, Esperanza, Caridad, Fe; o nombres alusivos a
la Cuna de América, al Sol de América, o abstracciones simbólicas
como la logia Lumen, o la Fénix en el siglo XX, y más tarde, la
orientación masónica venezolana se desvía hacia el culto a la
personalidad y comienzan a colocarle nombres de personas a las
logias. Esta tendencia se refleja en el nombre de las calles y de las
escuelas de la sociedad venezolana en general que hoy en día se
llaman como las gentes.
Otra importante característica de la Masonería que conviene
subrayar como esencial: es que es una institución de la Paz, a través
del entendimiento humano, mediante la Tolerancia, el socorro mutuo,
vale decir, la Solidaridad. Pero todo esto en torno a una idea de una
Fraternidad que va más allá de los nexos familiares, del clan o de
religión. Una fraternidad humana que trasciende todas las esferas de
la vida pública y converge en el reconocimiento de un padre común
como hermanos: hijos de El Gran Arquitecto del Universo.
Pero estos obreros de la Paz se reúnen de una forma y en un lugar
que se conoce como logia. La Logia es la reunión de siete maestros
con sus respectivas funciones dentro del cuadro, cada una de las
cuales está orientada a un trabajo esencial. El lugar de reunión se le
conoce como logia. Por eso nos interesa destacar el trabajo colectivo
en logia que se conoce como acción masónica. La acción masónica
implica la canalización de una energía del grupo hacia un objetivo
que varía según los intereses de cada logia. Así podemos distinguir
como resultado de la acción masónica, desde la construcción de una
catedral gótica, hasta la instauración del matrimonio civil, o la
organización de la sociedad civil para enfrentar colectivamente una

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epidemia, un terremoto y hasta participar en los diferentes procesos
de pacificación durante un siglo de guerras.

Subrayamos la condición de la Masonería como una Institución del


trabajo colectivo por la paz, en un siglo donde la forma de hacer
política que prevalece es la guerra, y el conflicto entre la Libertad y la
Autoridad se manifiesta a través de la violencia.

Para concluir, tenemos a una pequeña nación agotada por las


guerras civiles, arruinada por el fuego sobre los campos, y
desangrada por las deudas donde llega un político a fundar un
periódico y un partido político, y es quien realiza a través de hijo
mayor, el sueño de ser presidente. Y finalmente un hijo de la Gran
Logia, miembro fundador de la Logia Esperanza, logia que lideró la
lucha por los Derechos Civiles, promovió la unidad de la Masonería
para construir un templo a fin de reunir no a la gente que le rinde
culto a un santo patrón para que los proteja contra las epidemias,
sino para reunir a la fraternidad que organiza a la gente como
sociedad civil para enfrentar contingencias como terremotos,
endemias de cólera o de gripe negra; pero sobre todo para la
epidemia más peligrosa, la violencia política. Para ella la Masonería
tenía una respuesta: la organización logística de una sociedad civil,
mediante el despertar de la conciencia ciudadana durante la reflexión
final sobre nuestros deberes para con Dios, el prójimo o sociedad, y
sobre todo con nosotros mismos como constructores de un mundo
más justo, más perfecto, y más fraterno7.
Notas
1
Discurso de Eloy Reverón para el centésimo septuagésimo séptimo aniversario de su nacimiento en la
Logia Ilustre Americano.
2
Serio y desapasionado
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Fue instalada el 27 de diciembre de 1853
4
Una aclaratoria con respecto al personaje, por demás inspirador de las más diversas polémicas, para
quienes no ven la historia más allá del mero episodio de sus protagonistas, y la asumen como un asunto tan
personal como pueda ser la simpatía por los Leones del Caracas, o los Navegantes del Magallanes. Quiero
dejar claro que existen argumentos tan fundamentados y válidos para alabar su obra, como para destruirla.
5
Como símbolo histórico representa el Imperio, el régimen burocrático de rey católico, en el sentido
universal como regente metropolitano.
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Aquí hablamos de la conquista que no termina con la Colonia, la conquista ideológica y aquella que
realizan mineros ilegales en nuestro territorio.
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En el Templo Masónico de Altamira, el 20 de febrero de 2006

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