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Introducción

La epístola a los Hebreos fue dirigida a judíos presuntamente creyentes. Unos nacidos de nuevo, pero
otros muchos, no. Muchos de ellos seguían atados al sistema levítico, y creían en Jesús, pero
confiaban en su judaísmo a la hora de pretender buscar la justificación y perdón de sus pecados. El
escritor inspirado, muestra en su escrito la imposibilidad de seguir en el AT y en el NT a la vez.
Por otra parte, y esto lo veremos a continuación, se nos muestra lo que ocurre con aquellos que
habiendo entendido el Evangelio recaen, por pecar voluntariamente (10: 26); evidentemente, esto sólo
ocurre con aquellos que jamás fueron llamados efectivamente a salvación por Dios:
“Todo aquel que permanece en Él, no peca (practica pecado – 3: 9); todo aquel que peca no le ha
visto, ni le ha conocido” (1 Juan. 3: 6) “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque
la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios” (1 Juan 3: 9)

(Vv. 4-6)

“Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron
hechos partícipes del Espíritu Santo, 5 y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes
del siglo venidero, 6 y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo
para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio”

Aquellos hebreos a los cuales se está dirigiendo el autor de la epístola, habían recibido de parte del
Señor cinco cuestiones, las cuales analizamos a continuación, pero que eran insuficientes para su
salvación. Esas cinco ventajas, las reciben a diario miles y miles en todo el mundo, operando el asunto
en la misma manera. Unos son salvados, otros rechazan la luz definitivamente (Jn. 3: 19).

1. Fueron iluminados.
2. Gustaron del don celestial
3. Fueron partícipes del Espíritu Santo.
4. Gustaron de la buena palabra de Dios.
5. Gustaron de los poderes del siglo venidero.

Al hilo de lo que leemos, pareciera como que el autor está tratando con personas que realmente son
verdaderos creyentes, es decir, hijos de Dios, pero no es así.

La pregunta es esta: ¿Puede alguien haber sido iluminado, gustar del don celestial? ¿Ser partícipe (o
participar) del Espíritu Santo, gustar de la buena palabra de Dios y gustar de los poderes de lo eterno,
y jamás haber nacido de nuevo, y por lo tanto no ser salvo?

La respuesta, aunque parezca increíble, es: Sí.

En los versículos anteriores en este capítulo, el autor anima y exhorta a los hebreos a proseguir en la
doctrina de Cristo, dejando atrás los rudimentos de la misma. Es una exhortación a la madurez
cristiana.

En estos siguientes versículos, el autor advierte que, a pesar de haber experimentado el conocimiento
de la doctrina de Cristo, y de haber experimentado la acción del Espíritu Santo, si el individuo
supuestamente creyente vuelve atrás en clara apostasía, esto demuestra que tal persona jamás fue
de Cristo.

Estos versículos de Hebreos nos hablan de la realidad espiritual. Sólo pueden ser cristianos aquellos
que son de Cristo. Los otros no.
“Porque es imposible…”: El autor lo advierte ya desde un principio.

“Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados…”:

El autor advierte, y eso implica enorme importancia, que aquellos que una vez fueron iluminados, no
puedan ser salvos, si resulta que a la postre apostatan.

¿Qué es ser iluminados? Esa iluminación implica haber recibido conocimiento o instrucción en la
verdad bíblica, por medio de percepción intelectual, e incluso por cierto toque del Espíritu Santo (Jn.
3: 19). De hecho la Palabra nos enseña que la luz que es Cristo "alumbra a todo hombre" (Jn. 1: 9).

Ahora bien, entender el Evangelio, no equivale per se a ser regenerados por el poder del Evangelio.
El diablo entiende el Evangelio, y lo sabría explicar mejor que muchos verdaderos creyentes.

Como dice MacArthur, “Judas Iscariote es un buen ejemplo de un discípulo a quien no le faltaba
conocimiento pero que carecía de fe verdadera, y llegó a convertirse en el peor apóstata”.
Acordémonos que Iscariote era diablo, según las mismas palabras de Jesús (Jn. 6: 70)

Insistimos. Habían recibido instrucción en la verdad bíblica por medio de su intelecto; pero “entender
el Evangelio” no equivale necesariamente a “ser regenerado” (ver He. 10: 26, 32)
“…gustaron del don celestial…”: En el N.T. “gustar” significa experimentar algo de forma consciente.
“Cristo gustó la muerte (He. 2: 9) sólo por un momento, y no fue una experiencia continua ni
permanente. Todos los hombres experimentan la bondad de Dios, pero esto no significa que todos
sean salvos (cp. Mt. 5: 45; Hchs. 17: 25)”
Esas personas aludidas gustaron por un momento o por un tiempo del don celestial, lo que
llamaríamos, tuvieron una experiencia con Dios, y nada más.
“…fueron hechos partícipes del Espíritu Santo…”: En el mismo sentido que “gustaron del don celestial”,
estuvieron en el mover del Espíritu Santo (muchos incluso profetizaron, como Saúl, y echaron fuera
demonios, etc.), pero eso no les convirtió en verdaderos creyentes, como no lo fue Saúl.
Yo conocí a un creyente que tenía el ministerio de echar fuera demonios de las personas, y lo hizo por
años, ¡los mismos que vivió en práctica de adulterio!
No nacieron de nuevo, porque apostataron de la fe. Conforme a Dios, si no fueron salvos al final,
tampoco lo fueron al principio.
En ambos casos estudiados, ¿Fueron esas personas salvas, es decir, nacidas de nuevo? Obviamente,
no.
“y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero…”:
Gustaron la sana doctrina de nuestro Señor Jesucristo. Hablando de esos “creyentes” de la actualidad,
como aquellos judíos, van a la iglesia, oyen la Palabra, dicen amén, amén. Hasta lo creen en su
cabeza, pero no baja al hombre interior ese mensaje divino. Sólo gustan la Palabra, como aquel que
gusta un buen guiso y dice, ¡hummmm está bueno!, pero no se lo come, o no se lo puede comer
porque no es suyo. La Palabra de Dios sólo tiene efecto de vida en aquél que es de Dios.
Los poderes del siglo venidero. Esa expresión en el griego viene a hablar de lo que todavía no se ha
manifestado, aunque se manifestará. En este caso es acerca del poder de Dios que será manifiesto
en el estado eterno.

Estas personas gustaron del poder de Dios en sus vidas. Posiblemente está hablando de sanidades,
milagros, y demás prodigios de Dios, los cuales serán normales y cotidianos en el siglo venidero.
¡Cuántos han experimentado el poder de Dios en sus vidas en diversas formas muy perceptibles, y sin
embargo esas personas no eran de Dios, y por tanto, no permanecieron en el Señor! (caso de Balaam)
“…, 6 y recayeron…”:
Este término griego, sólo lo encontramos aquí en el NT. Es el vocablo griego “parapipto”, y se traduce
por: caer o apostatar. Tiene el sentido de caer para no levantarse, ni poderse levantar. No es como el
caso del Proverbio acerca de que el justo cae 7 veces, y se levanta. Este es otro sentido muy diferente
como decimos.

“En la Septuaginta se empleó para traducir términos relacionados con infidelidad y apostasía extremas
(Ez. 14: 13; 18: 24; 20: 27)”

“6 y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos
al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio”:

El sentido aquí es el de comprender que el sacrificio de Cristo en la cruz no fue suficiente para estos
apóstatas; como que perdió eficacia a causa de su incredulidad, y que Cristo debería volver a venir al
mundo para volver a dar de nuevo su vida, y así ellos tener una nueva oportunidad. Esto es imposible,
claro está.

Si uno rechaza en su corazón la obra de Cristo, eso es todo.Fijémonos que aquí el escritor se pone en
el posicionamiento humano al decir estas cosas. Obviamente, Dios ya lo sabía todo, y para Él todo
estaba concluido desde la eternidad, por lo tanto, estos no fueron conocidos por Dios antes de la
fundación del mundo (Ro. 8: 29). El que está sellado con el sello del Espíritu Santo (Ef. 1: 13), en la
economía de Dios lo está desde el momento en que antes de la fundación del mundo Él determinó
que así fuera (Ro. 8: 29, 30)

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