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EMPRENDIMIENTO

IVÁN D. VARGAS GOMEZ

Me motiva mantener el gran interés de comentar la hazaña de muchos empresarios


que con una idea revolucionaria cambiaron el rumbo de sus vidas y la de otros; pero
antes de hablar de ¿Cómo? Estas personas lograron cumplir sus objetivos es este
el interrogante, que se convierte en la caja de pandora, y la llamo así ya que al
conocer sus principales características me brindan un sinfín de ideas un tanto
ortodoxas.
La figura del emprendedor ha cautivado a psicólogos, sociólogos, historiadores,
economistas, y periodistas de todos los tiempos. Su perfil tiene cierto carácter épico.
La literatura de la iniciativa emprendedora está cubierta de hazañas de personas
como Akio Morita (Sony), Walt Disney, Mark Zuckerberg (FaceBook), Sergey Brin
(Google), entre otros. Los cuales levantaron imperios de la nada, muchas veces
creando literalmente nuevos mercados. Como también son numerosas las historias
de empresas que fracasaron o de pioneros cuyas ideas no pasaron de la fase de
fantasía.
Pensar en emprendimiento se torna complejo cuando se habla de la mente, el
comportamiento psicológico de como las ideas o sueños se convierten en realidad.
Pero ¿Que es el emprendimiento? para David Pulido y Toledano en su libro
Invitación al Emprendimiento. 2011 pag. 88. Nos dice que:
“Algunas veces la idea de negocio surge de “la nada” en el sentido de que precede
de una propuesta de algún conocido, en la que hace una invitación para participar.
Si al empresario lo hemos definido como a la persona que lleva a cabo las acciones
necesarias para poner en marcha un nuevo proyecto o empresa, y no únicamente
como aquella persona a la que le surge la idea, entonces la fuente de la idea de
negocio le puede surgir al empresario en la forma de invitación. Esta situación,
aunque a algunos pueda parecer extravagante, se da con bastante asiduidad en el
contexto empresarial actual”.

Con la ayuda de la organización, planeación y control, empleando el Neo


institucionalismo que enfoca a las instituciones como método de estudio sociológico
donde los actores sociales desenvuelven sus prácticas, permitiendo comprender
como las instituciones se organizan para generar un emprendimiento; Nos
compromete a tener una visión clara de lo que se quiere llegar a ser como empresa,
Partiendo de principios claves que nos ayuden a mejorar cada día para que la
empresa u organización se mantenga a la vanguardia del punto óptimo del
consumidor.
Cabe resaltar que el emprendimiento se ha presentado desde tiempos remotos,
siendo el motor de una futura empresa u organización, nos es de gran ayuda para
poder tener la capacidad de satisfacer las necesidades de los consumidores;
partiendo de grandes ideas.

La analogía de Cristóbal Colón se adapta perfectamente al mencionado concepto


de emprendedor y su psicología: Alguien deseoso de emprender un camino
diferente, sin recursos ni medios disponibles, pero con todas las ganas y el deseo
necesarios para llevarlo a la práctica. Superando toda clase de obstáculos,
finalmente obtuvo los recursos que le permitieron estructurar la expedición anhelada
en las tres carabelas dispuestas para el efecto. De seguro, experimentó las dudas
y temores humanos propios de adentrarse en lo desconocido. Pero siguió adelante,
tenía los equipos, provisiones y tripulación requeridos para arrancar con su
proyecto.

Teniendo en cuenta esta evidencia generamos una visión clara hacia lo que
queremos y como lo vamos a lograr, desarrollando así, en el entorno un
pensamiento más competitivo, para el logro de nuestras metas y el cumplimento de
nuestros sueños.

Joseph Schumpeter (1883-1950), pionero en los conceptos de Emprenderismo


determina dentro de su modelo teórico que “la verdadera función de un
emprendedor es la de tomar iniciativas, de crear”, lo que brinda al individuo el
aprovechamiento de oportunidades del entorno, ello sin que las ideas
necesariamente sean producidas por él (Liouville, 2002).

En ese orden de ideas se puede afirmar que el emprendedor es un transformador


que percibe gran diversidad de oportunidades en su entorno. Es más, si se analiza
lo afirmado por Schumpeter, se encuentra con que el emprendimiento va más
relacionado con la acción que transforma, que con el mero ejercicio de generación
de ideas. Si lo anterior lo determinamos como la esencia psicológica del
emprendedor, nos encontramos que se estaría limitando a competencias
relacionadas solamente con la creatividad y la capacidad de análisis, pero existen
diferentes autores que determinan otros elementos que a continuación
analizaremos.

Carlant que pertenece a la Escuela Psicológica plantea que “el emprendedor es un


individuo con necesidades de cumplimiento, dependencia, gusto por el riesgo y
sentimiento por controlar su destino”, lo cual es una visión más cognitiva y más
personalista basada en las representaciones o pensamientos que el individuo hace
de sus comportamientos.
En la misma línea se encuentra a Shaver y Scott (1991), quienes definen al
emprendedor como “una persona con un cierto número de atributos psicológicos
descritos tanto por la personalidad como por los procesos cognitivos activados por
las circunstancias.” Adicionalmente complementan su concepto afirmando que “es
una persona cuya cabeza o mente integra todas las posibilidades, es alguien que
cree que la innovación es posible, y tiene la motivación para persistir hasta que el
trabajo se haga” (Miner, J. ,1997).
Es posible que algunas personas prefieran definir a los emprendedores basados
solamente en algunas competencias, consideramos que ello es válido, debido a que
las condiciones culturales y la esencia de cada idea de negocio permiten solamente
identificar algunas de ellas, sin embargo el concepto es bastante integral y sirve
como guía para entender las características y habilidades que posee un
emprendedor.

Cabe resaltar de ante mano que no debemos dejar pasar la creatividad ya que esta
nos ayuda a ser innovadores tal como lo plantea el profesor Amar Bhidé, que la
considera como el “hacer cosas nuevas o hacerlas diferentes creando valor”. Dicha
competencia es generalmente pensada como algo innato que solo lo poseen
algunas personas que son consideras por los demás como creativas.
Se podría decir que es un talento que muy pocas personas pueden desarrollar.
Las investigaciones modernas han determinado que:
“todos los humanos con capacidades normales son capaces de producir por
lo menos actividades o trabajos creativos de manera moderada en algún
campo, donde muchas veces el entorno social puede influir en el nivel y la
frecuencia de este comportamiento creativo. La creatividad es entonces la
producción de ideas novedosas y útiles en cualquier área”. (Amabile, T.,
1996).
Las características psicológicas del emprendedor permiten inferir que no existe un
perfil único con relación a los emprendedores, las características de tipo cultural,
económico y personal genera una combinación de factores diferentes que
finalmente influyen más intensamente en algunas personas que en otras para
determinar acciones de emprendimiento. Es claro que se debe poseer en mayor
medida algunos factores de tipo psicológico al igual que algunas habilidades o
competencias para empezar a incursionar en el campo del emprendimiento pero
esta regla no es estándar.
Se cree, que muchas de las iniciativas de la generación de ideas para el
mejoramiento de la economía mundial, no salieron precisamente de la búsqueda de
riqueza, si no de los comportamientos innatos de la condición de racionalidad del
ser humano, de las necesidades de supervivencia, dependencia y adaptación a su
hábitat y sentimiento por defender su propiedad, aunque algunos psicólogos
sustentan que las razones provienen más de la satisfacción de necesidades propias
del ser: por su individualismo, por la acción en función de un control voluntario, por
superación de su dependencia y control por parte del entorno.
A la pregunta sobre si el emprendedor se hace o nace, se considera que es una
mezcla de ambos.
El poseer factores internos de personalidad como la motivación el logro, la
independencia y creatividad entre otros no son condición única para que una
persona desarrolle enfoques emprendedores con su entorno, economía o país. Es
precisamente la mezcla de factores culturales, familiares, laborales los que
interactúan para potencializar dichas habilidades. Deben existir ambos para que se
dé dicho carácter emprendedor.
Por otra parte, el concepto de empresario se define en el Diccionario de la Real
Academia Española (1837, 790) como sigue: “Empresario, ria: El que toma a su
cargo alguna empresa o negociación en que intervienen otras personas, poniendo
los fondos necesarios para ella, y recayendo en él las pérdidas o las ganancias que
resulten.” Es claro que el concepto de empresario hace énfasis en la empresa que
éste toma a su cargo y más específicamente en el resultado de sus acciones.
Caso distinto para el concepto de emprendedor porque lo que le da sentido a su
nombre es el continuo proceso innovador.
Esto se ajusta al reclamo que hizo Mc-Clelland (1976) en el prefacio del libro The
Achieving Society, quien aclaró que el rol de emprendedor lo puede asumir cualquier
persona durante un periodo de tiempo y luego dejarlo de lado. Por ello es necesario
valorar el concepto de emprendedor, que se refiere a la persona que vive un proceso
de innovaciones continuas. En el momento en que deja de realizarlas, deja de ser
emprendedor.
Cabe la idea de diferenciar entre el emprendedor y el no emprendedor, donde el
primero se basa más en sus sentimientos e instintos, que por su mera experiencia;
y por esta razón el nivel de riesgo de fracaso es más alto. Se entiende a partir de la
existencia de una empresa y cuyo fomento ha sido entendido como el fomento de
modelos de formación empresarial, tal como lo afirma Rusque et al (1998). El
desarrollo del espíritu emprendedor está centrado en el individuo, en estudiar sus
dimensiones psicológicas, culturales y económicas, desde una perspectiva
sistémica y evidentemente humanista.
Por otro lado el colombiano se ha caracterizado por ser una persona creativa y
emprendedora, donde el desarrollo de las MiPyMes, son de vital importancia para
el avance del PIB del país, esto responde la caracterización que Gabriel García
Márquez hizo en la introducción al documento de la Misión de Ciencia, Educación y
Desarrollo, y que fue retomado en el planteamiento de esta política:
Dos dones nos han ayudado a sortear ese sino funesto, a suplir vacíos de nuestra
condición cultural y social, y a buscar a tientas nuestra identidad. Uno es el don de
la creatividad, expresión superior de la inteligencia humana. El otro es una
arrasadora determinación de ascenso personal. Ambos, ayudados por una astucia
casi sobrenatural, y tan útil para el bien, como para el mal, fueron un recurso
providencial de los indígenas contra los españoles desde el mismo día del
desembarco.
Del lado hispánico, en cambio, tal vez nos venga el ser emigrantes congénitos con
un espíritu de aventura que no elude los riesgos.
Todo lo contrario: los buscamos. De unos cinco millones de colombianos que viven
en el exterior, la inmensa mayoría se fue a buscar fortuna sin más recursos que la
temeridad, y hoy están en todas partes, por las buenas o las malas razones,
haciendo lo mejor o lo peor, pero nunca inadvertidos.
La cualidad con que se les distingue en el folclor del mundo entero es que ningún
colombiano se deja morir de hambre. (García Márquez, citado por el Ministerio de
Desarrollo (2000)).

La innovación se puede entender a partir del modelo de Schumpeter (1965) quien


resalta esta característica como la función del emprendedor, quien adiciona la
ganancia emprendedora a una combinación novedosa de factores de producción
existentes.
Es posible afirmar que el emprendedor se caracteriza por contar con una alta
diversificación de las inversiones para enfrentar el alto riesgo de la economía.
Emprender no es fácil, el beneficio del esfuerzo que se realiza durante el proceso
de desarrollo en la primera etapa. A escala individual, las capacidades
administrativas del emprendedor están influidas por un alto grado de individualismo
que se antepone a la conciencia social. Sus capacidades se sitúan en un grado
similar al promedio de capacidades.
En cuanto a la toma de riesgo, el proceso ambicioso ha aportado al emprendedor,
características de baja especialización, dado que debe contar con una alta
diversificación de las inversiones para enfrentar el alto riesgo de la economía.

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