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El Amor Al Prójimo: Es Crucial en la Vida del Cristiano.

“El Amor Al Prójimo”


Por
Emilio Matos
Para

Una Tesis

Sometida Como Requisitos Para El

MASTERS en ESTUDIOS TEOLÓGICOS

En Afiliación Con

UNIVERSIDAD TEOLÓGICA DAYSPRING

Dallas, Texas

2019

El Amor Al Prójimo: Es Crucial en la Vida del Cristiano.


“El Amor Al Prójimo.
Una Tesis Sometida

Por

EMILIO MATOS
Para

DAYSPRING THEOLOGICAL UNIVERSITY

Como Requisito de la Universidad

MASTERS en ESTUDIOS TEOLÓGICOS

Esta Tesis Ha Sido Aceptada por

Dayspring Theological University by

_____________________________

Adrián Nájera, PhD


Presidente, DTU

_____________________________

Fernando Quiles Moreno, PhD


Canciller, DTU

_________________________

D. Leticia Flores, PhD


Administradora General Global

Agradecimiento
Quiero expresar toda mi gratitud primeramente, a Dios quien es mi universo y mi

inspiración, reconociendo que todo lo que tengo y todo lo que soy se lo debo a Él,

que me adoptó como su hijo por medio de Jesucristo y confieso que: …..Que si no

hubiera sido por un grupo de personas que se inspiraron para ayudarme para

empujarme a seguir adelante, yo sólo no había podido lograrlo gracias a mi

querida ayuda idónea, mi querida y amada esposa Jacqueline Javier. Porque me

fue de mucha ayuda para yo seguir adelante ella me insinuaba que siguiera

adelante que no me detuviera por nada, también al grupo de estudiantes, los que

juntos estuvimos luchando aquí, lo que terminamos juntos porque no fue fácil, si

no hubiera sido por la gracia del señor. Pues yo creo que ninguno de nosotros

pudiera haber terminado de todo pero hay un punto muy importante que voy a

hacer hincapié en esto, que fueron los profesores que tuvieron mano a mano con

nosotros la pastora Ada Vidal y su esposo Víctor Vidal que juntamente con el

personal universitario incluyendo la secretaría, junto todo ellos sirvieron de apoyo

para cada uno de nosotros especialmente para mí para poder llegar a donde yo he

podido llegar, le doy la gracia muchas gracias primeramente a Dios y después a la

pastora Ada como pastora como hermana como sierva de Dios como mi maestra

al igual que su esposo fueron un apoyo muy especial para mí que Dios les

bendiga siempre a todos amen.

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Prólogo:

El amor al prójimo: Amor, pasión, felicidad palabras muchas veces utilizada más

para justificar que para sentir. En áreas de ella se hacen cosas que nada tienen

que ver con su esencia, sino con otros sentimientos, como posesión, control y

dependencia. Pero tranquilos, se habla mal del amor en el día del amor. Quiero que

analicemos juntos algo que para muchos es más importante y que está perdiendo

en las relaciones humanas. Ser agradable o amables. Sí así de claro. hablar de

Educación Física no se habla hoy esa que se aprende en casa y que implica

respeto. Se refiere algo tan simple como tratar bien a quienes te rodean y no

solamente a los que te rodean sino a todo el mundo sea tu hermano, a lo que no

son hermanos o a tus enemigos eso es lo que se llama el amor al prójimo.

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Tabla de Contenido

Portada…………………………………………………………………………….….1
Firmas Facultad………………………………………………………………………2
Agradecimiento……………………………………………………………………….3
Prólogo………………………………………………………………………………..4
Tabla Contenido………………………………………………………………………7
Introducción…………………………………………………………………………..8
Capítulo I………………………………………………………………………….....11

……………………………………………………….

Capítulo II……………………………………………………………………………21
Planteamiento del Problema……………………………………………………
Formulación del Problema……………………………………………………..
Metodología……………………………………………………………………
Trasfondo Histórico……………………………………………………………
Justificación……………………………………………………………………

Capítulo III…………………………………………………………………………...41
Marco Teórico………………………………………………………………….
Teoría de la ……………………………………………………
………………………………………………..
……………………………………………………...
………………………………………………………...
……………………………………………………..
………………………………………………………
……………………………………………………………...
……………………………………………...
………………………………………………..

Capítulo IV………………………………………………………………………….
Recomendaciones………………………………………………………………

Capítulo V…………………………………………………………………………...
Conclusión……………………………………………………………………...

Bibliografía………………………………………………………………………….
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Introducción

1 Juan 4: 19-21 (RVR1960).


En la investigación de este trabajo se utilizó el libro de Juan en el capítulo 4 como

ejemplo para explicar lo que es el amor al prójimo, tomando como ejemplo los

versículos, 19 al 21, donde se utilizó la Biblia la reina Valerias 1960.

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Si confesamos que Dios es amor y que somos creados a su imagen y semejanza,

no debe haber entonces entre los seres humanos otro sentimiento que no sea el

amor que sólo puede ser medido en la servicialidad. Esto es, en la apertura y

dominación al otro. Esa fue la gran misión de Jesús, el Hijo de Dios en su paso

por este mundo, se extendió, como mandato, a los Apóstoles y discípulos y se

insertó en la iglesia. Para Jesús la vida del hombre es inútil si no se fundan en el

amor y el servicio. Tanto en el Antiguo como el Nuevo Testamento hayamos

formulado el mandato divino de dar al prójimo El amor que se funda en la

comunicación de la eterna bienaventuranza este mandamiento impone al cristiano

una serie de conductas en sus relaciones con los demás hombres de esas

relaciones como dice el apóstol Pablo A de quedar excluido el odio la envidia y el

rencor primera de Corintios 13: 4. Dios es amor lo expresa Juan (primera de Juan

4 versículo 8, 16). El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Y

Nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es

amor, y el que permanece en amor permanece en Dios, y Dios en el. Y por amor

nos ha creado a su imagen y semejanza, y nos ha dado la capacidad para que

vivamos el amor en su doble vertiente. El amor es Dios y el amor es nuestro

prójimo. Es necesario aclarar aquí los términos que, en el texto griego, se usa la

primera carta de Juan 4:19 al 21 para referirse al amor y al prójimo.

El llamado permanente a los cristianos a vivir el misterio del amor, como

mandamiento querido por Dios y expresado por Jesús en Juan 15: 12 que dice este

es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Esto


implica el interés profundo por conocer el contenido bíblico teológico de los textos.

Que insisten en la necesidad de comprender y aplicar adecuadamente este misterio.

Uno de ellos es la primera carta de Juan, misma que se ha mantenido un poco al

margen de los nutridos comentarios bíblico teológico sobre el amor al prójimo; es

por esta razón que vale la pena hacer un acercamiento a esta Carta que, aunque

no deja de estar inmersa en la teología del autor del cuarto evangelio, puede

ofrecer una perspectiva interpretativa interesante, especialmente el pasaje de

primera de Juan 4: 19,21: Nosotros amamos, porque Él nos amó primero. Si

alguno dice amo a Dios y aborrece a su hermano es un mentiroso; pues quien no

ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Y hemos

recibido de Él este mandamiento: quien ama a Dios ame también a su hermano.

En la actualidad se puede constatar con facilidad como la categoría, amor al prójimo

tiene una gran cantidad de interpretaciones y comentario expresado a través de la

predicación oral, la literatura que es que es muy importante y, sobre todo en la web

es importante recalcar, sin embargo, que la abundante producción sobre la

matemática contrasta con las realidades cotidianas, donde con frecuencia se

evidencian la indiferencia, la intolerancia y la incoherencia con la aplicación

concreta del Amor al prójimo primera de 1Juan 4: 20 esta aporía nos permite

evidenciar que de la prédica a la práctica

hay una distancia Por decirlo así, insalvable muchos de los líderes que él variados

ámbitos de la sociedad hablan de las bondades del Amor al prójimo son quienes

con frecuencia cometen toda clase de injusticia al prójimo por falta de solidaridad

como dice Amós capítulo 8 versículo 4 al 7, oíd esto, los que explotan a los
menesteroso, y arruinais a los pobres de la tierra, diciendo: Cuándo pasará el

mes, y venderemos el trigo; y la Semana, y abriremos los graneros del pan, y

achicamos la medida, y subiremos el precio, y falseamos con engaño la balanza,

para comprar los pobres por dinero, y los necesitados por un par de zapatos, y

venderemos los desechos del trigo. Jehovah juró por la gloria de Jacob: no me

olvidaré jamás de todas sus obras. O sencillamente porque no hay coherencia entre

lo que dicen y hacen tal como Jesús lo reprochaba de los escribas y fariseos. El

interés en esta investigación apunta, Pues a que se haga una reflexión seria y

profunda, tanto personal como colectiva, planteada necesariamente desde el

análisis teológico de la cita bíblica ya mencionada por tal motivo, la pregunta que

permite orientar este trabajo está expresada en la siguiente cuestión. En un

seguimiento personal de Jesús, como vivo la invitación a amar al prójimo, para

experimentar en ese amor un encuentro con el señor según primera de Juan 4: 19 al

21. Justificación del Amor al prójimo es uno de los Pilares fundamentales de la fe

cristiana, por esta razón, cada uno de los bautizados, miembros de la Iglesia de

Cristo, debería amar comprometido a todo momento con hacer efectivo ese principio

de vida. Lamentablemente como ya se anunció; en la vivencia diaria no se cumple

con este mandamiento; por el contrario, a la hora de poner en práctica se perciben

muchas las dificultades, en especial, por la gran indiferencia que la sociedad

mercantil, consumista que impulsa la competencia, el lucro y el individualismo

egoísta presenta hacia los más necesitados. Por tal motivo se hace urgente

reflexionar Y preguntarnos: Qué hace falta para integrar teoría y práctica a este

respecto. Queriendo Buscar respuesta a la pregunta anterior ya que el amor no


pasa desapercibido en la vida de un creyente y son frecuentes los momentos de

confrontación debido a sus múltiples. Manifestaciones, se escogió el texto de la

primera carta de San Juan 4: 19-21 porque a pesar de que existen muchos otros

textos que hablan sobre el amor este permite hacer una confrontación profunda de

la vida con la palabra, con la propuesta de amor de Dios. Y a partir apartir de eso

por poder generar un posicionamiento: identificarse con el grupo de los que se dicen

amar a Dios pero desprecian a sus hermanos, o pertenecer al grupo de los que no

dicen nada pero viven sumidos en el misterio del amor. A nivel de interés

personal, La motivación profunda procede de dos momentos: primero, de la

búsqueda de respuestas a las pregunta de cómo alcanzar la comprensión y vivencia

del amor a los hermanos dentro de una comunidad; segundo, de la curiosidad de

querer constatar que la Primera carta de San Juan contiene importantes

enseñanzas para abordar este problema comunitario de la falta del Amor al prójimo

que perfectamente se puede integrar en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana.

Sabido es que el creyente es incluso el que no cree necesita en ciertos momentos

de su existencia texto como el de primera de Juan 4: 19 al 21 que le hablen con

franqueza y de una manera directa sobre su obra, sobre su conducta hacia el

prójimo. El texto seleccionado cumple con ese carácter y además, hace parte de

una unidad que

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cuestiona la fe sin obras, como también lo hace el apóstol Santiago capítulo 2: 14 al

26. Que dice: ¿Hermanos míos, de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y

no tiene obras? ¿ Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana está

desnudo, y tiene necesidad del mantenimiento de cada día, y algunos de vosotros

les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son
necesarias para el cuerpo, de qué, aprovecha? Así también la fe, si no tiene

obras es muerta en sí misma.

Pero alguno dirá: Tú tiene fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obra y yo

te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno bien hace. También los

demonios creen y tiemblan. Más quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras

es muerta? No fue justificado por la obra Abraham nuestro padre, cuando ofreció a

su hijo Isaac sobre el altar no ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que

la fe se perfeccionó por las obras y se cumplió la escritura que dice: Abraham creyó

a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis,

Pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.

Asimismo también Rahab la ramera, no fue justificada por sus obras cuando recibió

a los mensajeros y los envió por otro camino, porque como el cuerpo sin espíritu

está muerto, así también la fe sin obras está muerta. El amor se ha señalado desde

el comienzo que el se hace parte de la estructura fundamental del y quehacer

cristiano, y que, aparentemente esa base, es el presente, está atravesando por una

crisis profunda, lo cual indica que hay que volver a empezar y reflexionar sobre el

precepto del amor que, como lo indican, es culmen y llenan de otros preceptos

particulares.

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La Fe en Cristo no se propaga sólo con buenas intenciones, es necesario hacer Eco

De lo que se cree con la praxis o práctica y la armonía de vida. Pero cuando dicha

coherencia no se logra llevar a cabo totalmente en lo cotidiano de la vida del

creyente, se ve la necesidad de plantear en esta investigación la posibilidad de

indagar y reflexionar sobre la categoría “amor al prójimo” y sus consecuencias en

Juan 4: 19-21, con el fin de generar horizontes de sentido a la vida práctica del
cristiano de hoy. Para responder esta interrogante es necesario acercarnos a la

relación existente entre el amor a Dios y el amor a los hombres. Partimos, primero,

de la mala comprensión que se tiene del amor al prójimo como algo que se

desprende del amor a Dios y del cumplimiento de los mandamientos. Incluso el

mismo amor a Dios se puede entender como un simple cumplimiento de procesos

particulares, cuando es la totalidad de la libre realización de la existencia humana,

por otro. Dios debe ser amado por sí mismo, por ser Él quién es, y no por el

cumplimiento de algunas “reglas” que me auto-exigen. El amor a Dios constituye la

totalidad de cuánto realiza la existencia humana, pero como entrega a Dios; un

Dios que se nos regala como don para nuestra salvación. Pues bien, el amor a

Dios tiene relación con el amor al prójimo, en cuanto condición que lo procede;

Pues, no hay amor a Dios que no sea ya en sí mismo amor al prójimo y que, sin la

práctica de este último, pueda llegar a serlo realmente. Sólo quien ama al prójimo

puede saber quién es realmente Dios, y sólo quien ama a Dios podrá darse

incondicionalmente a la otra persona. Cuando el hombre es amado con una

orientación hacia Dios, es amado es su supremo ser y esencia; y cuando el hombre

se abre realmente en el amor al prójimo,

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se da para él la posibilidad de salir de sí mismo con verdadero amor, para amar a

Dios. El amor cristiano al prójimo adquiere una categoría y una dignidad distintas

cuando es vivido por la forma concreta del amor de Dios, y no como la absurda idea

de que amamos al prójimo cuando no le hacemos daño o cuando cumplimos con

nuestro deber caritativo de ayudarlo en las desgracias; no, el verdadero amor al

prójimo se realiza cuando, venciendo el egoísmo, se sale de sí para amar sin

esperar recompensa, en libertad de vernos libres de nosotros mismos, poniendo por


encima de todo provecho al otro; de este modo se constituye unidad y, en definitiva,

Igle. Así, pues, el amor al prójimo es más que una simple acción social o el

cumplimiento de los mandamientos, implica toda una serie de hechos que van

desde la ruptura del egoísmo hasta la entrada de sí, cuyo mejor ejemplo es Jesús,

que por amor se entregó hasta la muerte. El amor al prójimo es similar, salvando

las diferencias, al amor a Dios por eso: La fe cristiana tiene el convencimiento de

que únicamente el amor a Dios y al hombre que es más que un mandamiento y que

el ejército de un deber conduce al hombre a la salvación: que ese amor constituye la

totalidad de la ley y los profetas; que puede darse Incluso en la humanidad de una

rutinaria cotidiana, en la cual y de un modo perfectamente en inadvertido puede

darse incluso o tener lugar aquella Suprema renuncia y entrega a Dios que nos

permite participar en la última y definitiva proeza de Jesús en la cruz la fraternidad,

que se sustenta y se realiza en el amor a Dios, es más elevado que puede darse.

Con esto podemos afirmar que el tema del Amor al prójimo es transversal en

diferentes ciencias, porque en el fondo se trata como San Juan afirma de un don

recibido gratuitamente que al desplegarse, compartirse y vivirse tiene como

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la realización personal y el encuentro con el “Donante”.

La expresión amor al prójimo delimita El Gran tema del amor a un referente: el

prójimo. El término prójimo aparece en el mandamiento del amor de Levítico 19,

34; recogido más tarde por Jesús en Marcos 12: 29- 33; Lucas 10: 27 prójimo

puede significar amigos, compañeros, paisano y simplemente el otro, es decir,

cualquier ser humano. En este sentido amplio es como lo entendió Jesús y como

lo entiende la moral cristiana. Por eso el fundamento del Amor al prójimo es el


mismo que el del amor a Dios, tanto a nivel antropológico como a nivel teológico y

cristológico.

La Biblia, para designar la idea de amor, utilizada numerosos términos en el

Antiguo Testamento el término más frecuente es amar- amor que puede significar

tanto el amor entre personas como el aprecio de las cualidades humanas o de las

cosas concretas o también el amor del hombre a Dios o de Dios al hombre.

A nivel teológico y en orden a la salvación el dinamismo del amor se inserta en el

dinamismo de la vida Trinitaria. El amor al prójimo no es una expresión aislada del

comportamiento moral, sino actuación del ser moral del hombre fundado

constitutivamente en el Dios de la vida inmortal, de la que nos hacemos partícipes

mediante la redención realizada en Cristo. (1 Co. 1:30). Jesús, con su obrar y su

enseñanza, pone en relieve la posición específica del Amor al prójimo respeto a los

demás preceptos (Mt. 22:40). Él señala que semejante precepto va Unido

inseparablemente al del amor a Dios y que, en cuanto tal, participa de la condición

de primero y mayor mandamiento. De ambos, como de una raíz depende toda la

ley y los profetas.

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En efecto, el acto concreto de amor al prójimo intenta siempre, implícita,

inconsistentemente, dirigirse a Dios mientras que todo acto de amor a Dios implica,

a su vez, una apertura al amor al prójimo, de forma de que decirse que el amor

categorial al prójimo es el acto primario del amor a Dios.

Considero mejor síntesis teológica que se puede encontrar sobre el amor en la

Primera carta de Juan, constata que el amor al prójimo constituye el valor

fundamental del ser y quehacer cristiano: Este (amor al prójimo) supo darnos
acceso a la experiencia más íntima del Maestro, situándonos en el camino justo.

En un largo itinerario reflexivo, alimentado por una profunda y calurosa convivencia.

En Él está todo comenzado: el amor, origen de la realidad, motivo de la salvación,

fuente de la actividad, criterio de la vida. Si bien la cita a la que me refiero es de 1

Juan 3: 18-20, la misma insiste en mostrar el amor con obras y no quedarse solo en

la simple teoría. Solo el amor fraterno invita a acoger la aceptación del amor de

Jesús y comunicarlo en obras concretas a favor de los demás. Las categorías de

análisis para este trabajo están determinadas en la teología bíblica sobre el amor al

prójimo desde el texto de referencia (1 Jn. 4: 19-21), en razón de lo cual se

puntualizan los siguientes conceptos. El concepto de teología, como referencia de

primera mano, hace énfasis en el estudio sistemático del sentido de la vida del ser

humano envuelto en el misterio de encuentro con la misericordia de Dios que se

vive y se manifiesta en la fe de la Iglesia. Comprende la palabra de Dios al hombre

(revelación divina consignada por escrito), con la complejidad y su sencillez a la vida

de la naturaleza divina y humana donde, con la ayuda del Espíritu, se busca el

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horizonte de vida que lleva al ser humano a comprender el plan salvífico de Dios.

Abarca tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, con carácter sagrado y de

autoridad, cuyo culmen es Cristo, la palabra (verbo) vida del Padre. En este

sentido se puede puntualizar la siguiente particularidad: Solo en las carta se habla

del amor fraterno. Y ese será el referente principal para la reflexión. Los

Momentos, actitudes y desafío que hay no deben existir en la interdependencia y

relación de unos con los otros. Para la mentalidad Oriental, por ejemplo, el amor y

el odio representan los dos polos de las manifestaciones elementales de la vida, y


qué mejor que unir uno de esos polos a la fe en Jesucristo, vivida y compartirla

dentro de una comunidad.

Es indiscutible la precisión con con que cuenta este término en el ambiente bíblico.

Prójimo es el que está a nuestro lado, sin distinguir ni reservar nada. Destinatario

también del amor salvífico, sin olvidar tampoco la bien sabida respuesta de Jesús al

fariseo con la palabra del buen samaritano (Lc. 10: 29-37). Pero él, queriendo

justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿ y quién es mi prójimo? Respondiendo

Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de

ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndose, se fueron, dejándole medio

muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó

de largo. Así mismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole pasó de

largo. Pero un Samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue

motivo de misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino;

y poniéndole en un cabalgadura, lo llevó al Mesón y cuidó de él. Otro día al partir,

sacó dos denarios, y los dio al mesero, y le dijo: Cuídalo; y todo lo que gaste

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de más, yo te lo pagaré cuando regrese. ¿Quién, Pues, de estos tres te parece

que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de

misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Vé y haz tú lo mismo. Son

numerosos los pasajes en los que Jesús invita a amar incluso al enemigo, pero en

este caso sólo se buscará ver las implicaciones que tiene en la comunidad

destinataria de la primera carta de Juan. Si el prójimo es el que comparte como un

hermano, porque realmente lo es, o porque realizó alguna acción buena, entonces

el amor al prójimo comporta una fuerte relación proveniente del misterio de

salvación manifestado en Jesucristo. En otras palabras, el amor al prójimo es la


dinámica permanente que mantiene la esperanza de crecer en fe y abrir las

fronteras cada vez más a los lazos de la salvación en el amor desbordado que

Cristo ofrece. Realiza el análisis bíblico teológico E indica acerca del concepto

cristiano del Amor al prójimo a partir de primera de Juan 4: 19 al 21. Analizar la

categoría de amor al prójimo en la categoría, especialmente en los documentos que

abordan la primera carta de Juan. Confrontar la vida personal en la doble dimensión;

del redactor que quiere transmitir un mensaje a la comunidad, y a la de una

comunidad que vive las dificultades con algunos de los miembros que quieren

desviar la verdad anunciada. Integral en la medida de los posible una parte de la

riqueza del amor a la pastoral propia de la sociedad de Pablo. En la interpretación

bíblico teológico de la primera carta de Juan en estos conocerán todos los que son

discípulos míos: en el amor que se tengan unos a otros Juan 13: 35. El significado

cristológico del amor al prójimo resplandecerá en la segunda venida de Cristo.

Precisamente Entonces se contactará que la medida para juzgar la adhesión a

Cristo es precisamente el

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ejercicio diario y visible de la Caridad hacia los humanos más necesitados; tuve

hambre y me diste de comer, Mateo 25: 31-46. Aunque la primera impresión que se

desprende de su lectura es que se trata de una carta u homilía, que no es

precisamente ni carta ni homilía, al menos no se ajusta formalmente a ellas. Es un

poco de todo (carta, homilía, tratado sistemático), por cuanto comienza con una

instrucción parecida al prólogo de Evangelio según Juan, desarrolla, en Su

contenido, exposiciones doctrinales que se alternan con las exhortaciones y las

amonestaciones lo cual no quiere decir que sea un tratado teológico impersonal, ya

que el autor se dirige a sus lectores de una manera muy directa y efectiva
llamándolo hijitos míos termina sin despedida alguna ni fórmula de bendición, cómo

se denota en otras cartas. Vivir como hijo de Dios, sugiere este tema la expresión

ocho veces repetida hijo de Dios, y se articula en torno a la exhortación a vivir y

practicar la justicia, caridad. Esta justicia-caridad supone, en su aspecto negativo, el

rechazo del pecado. La reflexión se desarrolla en tres momentos: a) practicar la

justicia, romper con el pecado; b) practicar la Caridad, discernir el Espíritu Santo

por medio de la fe auténtica. Dios es amor. El anuncio temático que aparece en dos

ocasiones presenta la realidad profunda y salvífica de Dios. En esta última sesión

se pueden reconocer dos momentos: el amor que viene de Dios; y la fe como

respuesta al testimonio de Dios que ha de hacerse efectiva en el amor.

Indudablemente, siguiendo los criterios de unidad que componen los versículos 19

al 21, se ve la necesidad de integrar la última parte y nosotros hemos recibido de él

este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano. El punto central

de interés se encuentra en la tercera parte del versículo 20: pues quien no ama a

su

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hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Se establece aquí, en

este versículo 21, ese interés práctico donde la fe ( amor a Dios) está sustentada en

las obras (amor al prójimo) y, donde, al parecer, falta un poco de conciencia para

progresar en el camino del seguimiento de Jesús. La teología llena de gracia es

una fuente inagotable en el proceso de conocimiento y encuentro del ser humano

con Dios. Por eso cabe decir que, para no desbordar en temas diferentes a los

planteados desde el inicio de este escrito se seguirá únicamente los aportes desde

los bíblicos teológicos que los diferentes autores hacen sobre el amor al prójimo,
en especial los relevantes a la perícopa establecida primera de Juan 4: 19 al 21 hay

que aclarar también que tampoco se contará con la exhaustiva inclusión de la

teología en su conjunto, se recurrirá, eso sí, a los mínimos necesario. Vamos a

mostrar en el capítulo 1 del libro de Job versículo 20 al 22 el amor que Job tenía por

Dios. Y dices el versículo 20 entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rascó

su cabeza, y se postró en tierra y adoró; el 21 dice y dijo: desnudo salí del vientre

de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de

Jehová bendito. 22 dice: En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito

alguno. Job no ocultó el pesar, que lo abrumaba. La demostración de su

sentimiento no significó que había perdido su fe en Dios. Más bien, mostró que era

humano y que amaba a su familia. Dios creó nuestras emociones, y no es pecado

o inapropiado expresarlas como lo hizo Job. Si ha experimentado una gran pérdida,

una desilusión o angustia, admita, sus sentimientos ante usted y ante los demás, y

deje salir la aflicción. En la primera prueba de Satanás, Job perdió sus posesiones

y a su familia, pero reaccionó correctamente hacia Dios al reconocer su soberana

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autoridad sobre todo lo que Él le había dado. Satanás perdió el primer asalto. Job

pasó la prueba y demostró que la gente puede amar a Dios por lo que Él es, no por

lo que da. Job estaba experimentando un dolor físico extremo así como también el

dolor de haber perdido a su familia y sus posesiones. No se le puede culpar por

desear estar muerto. El dolor de Job colocó su fe en una encrucijada, al desbaratar

muchas de las ideas erróneas que tenía acerca de Dios (tales como: lo hará rico,

siempre le evitará problemas y dolor, o protege a sus seres queridos). Su

desesperación más profunda lleva a Job de regreso a los fundamentos de su fe en

Dios. Sólo tenía dos opciones: primero, maldecir a Dios y rendirse, o dos, confiar en
Dios o tener su fortaleza y continuar adelante. ( 1 Corintios 13) dice: Si yo hablase

lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que

resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios

y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no

tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar a los de comer a

los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada

me sirve. El amor es sufrido, es benigno, el amor no tiene envidia, el amor no es

jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita,

no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo

sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero

las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en

parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces

lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba

como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era

20

de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a

cara. Ahora conozco en parte; Pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora

permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el

amor.

Sin embargo, la aplicación diaria de la palabra de Dios tiene un efecto purificador

sobre nuestros corazones. Las escrituras señalan el pecado, nos mueven a

confesar, renueva nuestra relación con Cristo y nos guían de regreso al buen

camino. Por lo tanto, cuando dice que ha sido En el libro de Cantares; capítulo 8:6 y

7, dice que ponme como un sello en tu corazón, como una marca sobre tu brazo;

porque fuerte es como la muerte el amor; duros como el Seol los celos; Sus brasas,
de fuego, fuerte llama. En esta descripción final de su amor, la joven incluye

algunas de sus características significativas. El amor es tan fuerte como la muerte,

no puede aniquilarlo el tiempo ni un desastre, ni puede comprarse por ningún precio

porque se da libremente. El amor no tiene precio e incluso hasta el rey más rico no

puede comprarlo. Se debe aceptar como un regalo de Dios para luego disfrutarlo

dentro de las reglas establecidas por Dios. Acepte el amor de su cónyuge como un

regalo de Dios y luche por hacerlo un reflejo del amor perfecto que viene de Dios

mismo. La joven medita en los días cuando era más joven y estaba bajo el cuidado

de sus hermanos, que se preguntaban cómo podían ayudarla a prepararse para el

matrimonio. Decidieron que si era como un muro, firme ante cualquier tentación

sexual, la alabaranían. Pero si era como una puerta, abierta a la inmoralidad,

tomarían las medidas necesarias para guardarla de realizar algo tonto. En primera

de corintios ; 13:13 dice, y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos

tres

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pero el mayor es el amor. En la sociedad moralmente corrupta de Corinto, el amor

vino a ser un término confuso con un significado sin importancia. Hoy la gente vive

confusa todavía con lo que es el amor. El amor es una de las más grandes de las

cualidades humanas y es un atributo de Dios (1 Juan 4.8). Involucra servicio sin

egoísmo, de evidencias de que usted aprecia. La fe es el fundamento y el

contenido del mensaje de Dios, la esperanza es la actitud y el enfoque, el amor es la

acción. Cuando la fe y la esperanza están en línea, usted posee la liber (1 Juan

3.16) dice: En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros;

también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. El verdadero

amor es un acto, no un sentimiento. Produce dedicación abnegada y desprendida.


El mayor acto de amor que cualquiera puede hacer es entregarse por los demás.

¿Cómo podemos entregar nuestra vida? Al servir a los demás sin pensar en recibir

nada a cambio. Algunas veces es más fácil decir que estamos dispuestos a morir

por otros que realmente vivir por ellos, lo que implica poner en primer lugar los

deseos de otros. Jesús enseñó este mismo principio de amor en (Juan 15.13.

Donde él mismo dice: Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por

sus amigos. Santo queridos hermanos debemos amarnos unos a otros cómo nos

amó Jesús, y él nos amó tanto que dio su vida por nosotros. Tal vez no sea

necesario que demos nuestra vida por otro, pero existen otras formas de practicar el

amor sacrificial: escuchar, ayudar, alentar, dar. Piense en alguien en particular que

necesite hoy esta clase de amor. Déle todo el amor que pueda y luego trate de dar

un poco más. También trato uno que debería ver sido unos de los primeros, pero

Dios sabe todos, y es (Génesis, 1.1) que dice así: En el principio creó Dios los

cielos y la tierra.

22

La historia de la creación nos enseña mucho acerca de Dios y de nosotros mismo.

Primero, aprendemos acerca de Dios: 1) él es creativo; 2) como creador es diferente

a su creación; 3) él es eterno y controla al mundo. También aprendemos de

nosotros mismo: 1) ya que Dios decidió crearnos, somos valiosos ante sus ojos; 2)

somos más importantes que los animales. Porque este fue el orden en el rol del

creador así Señor y poderosos aleluya que lindo ere tu mi Dios. O sea que el amor

de Dios hacia nosotros es un amor incondicional aunque siempre le fallamos él

siempre está disponible para nosotros por que el amor que él nos brinda no es

amor de hombre.
Sino que vemos como Dios hace pactos con nosotros o sea con el hombre desde el

Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento, como vemos el nuevo pacto la

promesa. El nuevo pacto, profetizado en el Antiguo Testamento y que tendrá su

cumplimiento primario en el reino milenial, es también un pacto incondicional (Jeremías

31:31-33). Como lo describe Jeremías, es un pacto hecho “con la casa de Israel y con

la casa de Judá”. Es un nuevo pacto en contraste con el pacto mosaico, el cual fue

roto por Israel. En el pacto Dios promete: “Después de aquellos días, dice Jehová:

Daré mis leyes en sus corazones, y en sus almas las escribiré; y seré yo a ellos por

Dios, y ellos me serán por pueblo”. A causa de esta íntima y personal revelación de

Dios, y su voluntad para con su gente, continúa en Jeremías 31:34 para declarar: “y no

enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a

Jehová: porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más

grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de

su pecado.

Este pasaje anticipa las circunstancias ideales del reino milenial donde Cristo reinará, y

todos conocerán los hechos acerca de Jesucristo. De acuerdo a ello, no será

23

necesario para una persona evangelizar a su vecino, porque los hechos acerca del

Señor serán universalmente conocidos. También será un período en el cual Dios

perdonará el pecado de Israel y les bendecirá abundantemente. Debería estar claro,

dada esta descripción de la promesa del pacto como se da en Jeremías, que esto no

se está cumpliendo hoy día, puesto que la iglesia ha sido instruida para ir por todo el

mundo y predicar el evangelio a causa de que hay una casi universal ignorancia de la

verdad. Sin embargo, dado que el Nuevo Testamento también relaciona a la Iglesia
con un nuevo pacto, algunos han enseñado que la iglesia cumple el pacto dado a

Israel.

Aquellos quienes no creen en un futuro reino milenial y en una restauración de Israel,

por tanto encuentran el completo cumplimiento ahora en la iglesia, espiritualizando las

provisiones del pacto y haciendo de Israel y de la iglesia una misma cosa. Otros que

reconocen la restauración futura de Israel y el reino milenial consideran que el Nuevo

Testamento se refiere al nuevo pacto tanto como para ser una aplicación de las

verdades generales del pacto futuro con Israel a la iglesia, o para distinguir dos nuevos

pactos (uno para Israel como está dado en Jeremías, y el segundo, un nuevo pacto

dado a través de Jesucristo en la era presente de gracia proveyendo salvación para la

iglesia). Actualmente el nuevo pacto, ya sea para Israel o para la iglesia, se

desprende de la muerte de Cristo y de su derramamiento de sangre. El nuevo pacto

garantiza todo lo que Dios se propone hacer para los hombres en el terreno de la

sangre de su Hijo. Esto puede verse en dos aspectos: a) Que él salvará preservará y

presentará en la gloria, conformados a la imagen del Hijo Unigénito, a todos los que

creen en el Señor Jesús. El hecho de que sea necesario creer en Cristo para ser salvo,

no es una condición en este pacto. El acto de creer no es una parte del pacto, sino

más bien la

24

base sobre la cual el creyente es admitido para disfrutar de las bendiciones eternas

que el pacto ofrece. El pacto no es hecho con los no redimidos, sino con los que

creen, y promete que en favor de ellos estará la fidelidad de Dios. El que comenzó en

vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Filipenses 1:6), y

toda otra promesa semejante a ésta, relacionada con el poder que Dios manifiesta en

la salvación y preservación de los suyos, es parte de este pacto de graci y una


presentación final allá en la gloria, de todos los que son salvos por la sangre de Cristo

Jesús. Es posible que haya en la vida diaria del hijo de Dios algún impedimento para

su comunión con el Padre; y como aconteció en el caso de David, el pecado del

cristiano puede hacer que Dios levante su mano para castigo del hijo desobediente;

pero estos asuntos que son propios de la experiencia cotidiana del creyente, no llegan

nunca a ser determinantes para el cumplimiento de la promesa de Dios en lo que se

refiere a la eterna salvación de los que él ha recibido en su gracia.

Hay quienes recalcan la importancia y el poder de la voluntad humana, y declaran

enfáticamente que la salvación y preservación deben tener como condición la libre

cooperación de la voluntad humana. Esto puede ser razonable para la mente del

hombre, pero no está de acuerdo con la revelación que Dios nos ha dado en las

Escrituras. En cada caso Dios ha declarado incondicionalmente lo que él hará en favor

de favor de todos aquellos que confían en él (Juan 5:24; 6:37; 10:28). Esta es en

verdad una empresa enorme que necesariamente tiene que incluir el dominio absoluto

aun de los pensamientos e intentos del corazón humano; pero, por así decirlo, esto no

es más irrazonable que el hecho de declarar a Noé que su descendencia seguiría los

caminos que Dios había decretado, o que el de prometer a Abraham que él sería el

progenitor de

25

una nación grande y que de su simiente nacería el Cristo. En cada uno de estos

casos tenemos la manifestación de la autoridad y del poder soberanos del Creador. Es

evidente que Dios ha dejado lugar para el libre ejercicio de la voluntad humana. él

ayuda a la voluntad de los hombres, y los ya salvos son conscientes de que tanto su
salvación como su servicio están en completa armonía con la elección que ellos

mismos han hecho en lo más profundo de su ser.

Se nos dice que Dios gobierna la voluntad del hombre (Juan 6:44 Filipenses 2:13); pero

al mismo tiempo vemos que él apela a la voluntad humana y hace que en cierto sentido

dependa de ella el disfrute de su divina bendición (Juan 5:40; 7:17; Romanos 12:1; 1

Juan 1:9). Las Escrituras hablan en forma incuestionable y enfática de la soberanía de

Dios. Él ha predestinado perfectamente lo que vendrá, y su determinado propósito

tendrá que realizarse; porque es imposible que él sea sorprendido o sufra alguna

desilusión. De igual manera, las Escrituras enfatizan que entre estos dos grandes

aspectos de la soberanía divina el propósito eterno y la perfecta realización del mismo

Él ha permitido suficiente lugar para cierto ejercicio de la voluntad humana. Y al actuar

de esta forma no está poniendo en peligro, de ninguna manera, los fines que Él se ha

propuesto alcanzar. El tener sólo uno de los dos aspectos de esta verdad puede

guiarnos o bien al fatalismo, en el cual no hay lugar para pedir en oración ni motivo

alguno para buscar el amor de Dios, ni base para la condenación de los pecadores, ni

fundamento para la invitación del Evangelio, ni significado para gran parte de las

Escrituras, o bien a la pretensión de querer desalojar a Dios de su trono. Es razonable

creer que la voluntad humana está bajo el dominio de Dios; pero sería lo más

26

irrazonable creer que la soberanía de Dios está bajo el dominio de la voluntad

humana. Los que creen son salvos y seguros para siempre, porque así está

determinado en el pacto incondicional de Dios. b) La salvación futura de Israel es

prometida en el nuevo pacto incondicional (Isaías 27:9; Ezequiel 37:23; Romanos

11:26-27).
Esta salvación se efectuará sobre la base única de la sangre que Cristo derramó en la

cruz. Por medio del sacrificio de su Hijo, Dios es tan libre para salvar a una nación

como lo es para salvar a un individuo. Israel es representado por Cristo como un

tesoro escondido en el campo. El campo es el mundo.

Y creemos fielmente que fue Cristo quien vendió todo lo que Él tenía, a fin de poder

comprar el campo y poseer así el tesoro que allí estaba oculto (Mateo 13:44).

En la consideración de estos ocho grandes pactos nunca podrá decirse que se está

dando demasiado énfasis a la soberanía de Dios en relación con los pactos

incondicionales, o al absoluto fracaso humano en lo que toca a los pactos

condicionales. Y podemos estar seguros de que todo lo que Dios se ha comprometido

a hacer incondicionalmente Él lo hará con toda la perfección de su infinito Ser.

Todos esos pactos incondicionales que Dios hizo con las naciones y con los hombre

todo es por causa del amor que Él nos tiene debemos darle siempre gracia a nuestro

Dios por todo lo que tenemos así como Dios bendijo a Abraham así Él nos bendice a

cada uno de nosotros con el solo hecho de darnos la vida cada día amén. El concepto

de amar que se despliega desde la puntuación que el amor es de Dios, porque Dios es

amor (Jn 4:8). El amor está personalizado en Dios, quien, siendo amor y vida, entrena

a los seres humanos para vivir y amar a Dios primero y luego amar al prójimo. Por eso

el amor es parte de nuestras vivencias. Desde esta perspectiva podemos entender

que el

27

hombre vive o más bien fue hecho para amar y para ser amado; viene a la existencia

por un acto de amor de sus padres y su vida está desde el comienzo bajo el ritmo de

los gestos de ternura y de amor. Desde ahí que el amor a Dios no puede ser ajeno a
las existencias del ser humano y el ser humano, conscientemente o no, está llamado a

participar de las realidades divinas. Aquí vemos en el capítulo 33 de Éxodo versículo

11; donde hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su

compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor,

nunca se apartaba de en medio del tabernáculo. vemos como nuestro Dios habla con

Moisés cara a cara en el tabernáculo de reunión, como lo haríamos con un amigo.

¿Por qué Moisés encontró este favor con Dios? Una cosa es segura, que no fue por

causa de su perfección, sus dones o su poder. Más bien fue porque Dios escogió a

Moisés, y este en respuesta puso su plena confianza en la sabiduría y dirección de

Dios. La relación íntima con Dios fue un verdadero privilegio para Moisés, fuera del

alcance para los demás hebreos de esa época. Pero esta relación especial no está

fuera de nuestro alcance actualmente. Jesús llamó a sus discípulos y por extensión, a

todos sus seguidores, sus amigos, También lo llama a usted a ser su amigo.

¿Confiará como lo hizo Moisés?. En (Jn 15:15). Ya no os llamaré siervos, porque el

siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las

cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. Como Jesucristo es Señor y amo,

debiera llamarnos siervos; pero nos llama amigos. Cuánto consuelo y seguridad nos

da que el Señor nos haya escogido como amigos de Cristo. Como Él es Señor y amo,

le debemos nuestra obediencia plena. Pero por sobre todo, Jesús nos pide que le

obedezcamos por amor.

28

Debemos amarnos unos a otros cómo nos amó Jesús, y Él nos amó tanto que dio su

vida por nosotros. Tal vez no sea necesario que demos nuestra vida por otro, pero

existen otras formas de practicar el amor sacrificial; como escuchar, ayudar, alentar,

dar. Piense en alguien en particular que necesite hoy esta clase de amor. Déle todo el
amor que pueda y luego trate de dar un poco más. Amor y Sabiduría cuando recibes o

das palabras de ciencia: Estas son las seis diferentes formas que palabras de ciencias

pueden llegar a un individuo. Aparte de conocer cómo vienen, también debemos

conocer qué debemos hacer con ellas. Para eso necesitamos amor y sabiduría. En

(Juan 13) vamos a ver el amor de Dios manifestarse.Antes de la fiesta de la pascua,

sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre,

como había mandado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Y

cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo

de Simón, que le entregase, sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las

cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios, iba, se levantó de la cena y

se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y

comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba

ceñido. Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies?.

Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo

entenderás después. Pedro le dijo: No me lavarás los jamás. Jesús le respondió: Si

no te lavare, no tendrás parte conmigo. Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies,

sino también las manos y la cabeza. Jesús sabía que uno de sus discípulos lo

traicionaría, otro lo negaría y todos lo abandonarían durante un tiempo. Aun así, a los

suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Dios nos conoce perfectamente,

29

así como Jesús conocía a sus discípulos. Conoce los pecados que hemos cometido y

los que nos faltan por cometer. A pesar de eso, nos ama. ¿Cómo responde usted

ante esta clase de amor?. Los capítulos 13-17 nos cuentan lo que dijo Jesús a sus

discípulos la noche ante de su muerte. Todas estas palabras las expresó una noche

en la que, contando únicamente con la presencia de los discípulos, les dio las últimas
instrucciones a fin de prepararlos para su muerte y resurrección, sucesos que

cambiarían sus vidas para siempre. Jesús fue el siervo modelo y mostró su disposición

de servicio a sus discípulos. Lavar los pies de los huéspedes era una tarea que debía

llevar a cabo un sirviente, en la casa cuando llegaban los invitados. Pero Jesús se

colocó una toalla a la cintura, del modo que lo haría el más humilde de los esclavos,

para luego lavar y secar los pies de sus discípulos. Si incluso Él, Dios hecho carne,

está dispuesto a servir, nosotros sus seguidores también debemos ser siervos,

dispuestos a servir de cualquier modo que glorifique a Dios. ¿Está usted dispuesto a

seguir el ejemplo de servicio de Cristo? ¿A quien puede servir hoy? Hay una bendición

especial para los que no solo están de acuerdo en que el servicio humilde es

característico de Cristo, sino que también van más allá y lo cumplen. Otros versículos

que me dan apoyo a mi pensamiento son los siguientes: Romanos 13:10; que dice que

el amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. Los

cristianos debemos someternos a la ley del amor, que reemplaza a las leyes religiosas

y civiles. ¡Cuán fácil es disculpar nuestra indiferencia hacia otros alegando no tener

obligación legal de ayudarles, e incluso justificar el daño que les causamos si lo que les

hacemos es técnicamente legal! Pero Jesús no deja brechas en la ley del amor.

Cuando el amor lo demande, debemos estar dispuestos a ir aún más allá de los

30

requisitos legales e imitar al Dios de amor. Si desea más información del amor nos

vamos a Santiago 2;8,9; Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura:

Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; La ley real es la ley de nuestro gran

rey Jesucristo, el que dijo: Que os améis unos a otros, como yo os he amado (Juan

15:12). esta ley, que aparece originalmente en Levítico 19. 18, es el fundamento de

todas las leyes de cómo debemos relacionarnos los unos con los otros. Cristo puso de
relieve esto en Mateo 22:37-40, y Pablo habló al respecto en Romanos. Debemos

tratar a todas las personas de la forma que esperamos que se nos trate a nosotros. No

debemos despreciar al rico porque si lo hacemos estaremos negándole nuestro amor.

En el capítulo 6 del libro La doctrina de la resurrección, establece que seremos

levantados en el amor de Dios a través de la resurrección de Jesús.

1. Se siembra en corrupción; se levanta en incorrupción: Somos traídos a este

mundo por el pecado y la corrupción; la corrupción es nuestro padre, y en el pecado

nuestra madre nos concibió (Job 17: 14; Salmo 51: 5). Y es de ahí que obtenemos

nuestra vida, no solo como un lapso, o sombra, o brevedad. Una vida; en esta tierra

de forma pecaminosa, y en el cielo de forma incorruptible. Pero ahora, al ser

resucitados de entre los muertos de forma incorruptible, a lo que también se llama

engendrar o nacer, las cosas que hasta ahora nos molestan y al final nos quitan la

vida, son destruidas de manera efectiva; y por eso vivimos para siempre, como dice

el Espíritu: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte,

ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.”

(Apocalipsis 21: 4). En nuestra resurrección no habrá corrupción, ni de cuerpo ni de

alma; ninguna debilidad, ni enfermedad, ni nada que lo provoque; como él mismo

31

dice, Él nos presentará a si mismo… “a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia

gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y

sin mancha.” (Efesios 5: 27). La muerte de Jesús Cristo santifica y purifica la

iglesia. Él nos limpia de la vieja manera de vivir del pecado y nos aparta para un

servicio santo especial (Hebreos 10: 29; 13: 12). Cristo limpia la iglesia por el

<<lavamiento>> del bautismo. A través del bautismo nos preparamos para formar

parte de la iglesia, así como las novias del Cercano Oriente antiguo se preparaban
para el matrimonio con un baño ceremonial. Es la Palabra de Dios la que nos limpia

(Jn. 17: 17; Tito 3: 5). Un seguidor de Cristo se santifica o sea es apartado para uso

sagrado, lavado y hecho santo al creer y obedecer la palabra de Dios (Hebreos 4:

12). Ya ha aceptado el perdón mediante la muerte sacrificial de Cristo (Hebreos 7:

26,27). Sin embargo, la aplicación diaria de la Palabra de Dios tiene un efecto

purificador sobre nuestro corazones. Las Escrituras señalan el pecado, nos mueven

a confesar, renuevan nuestra relación con Dios y nos guían de regreso al buen

camino. Por lo tanto, cuando dice que ha sido levantado en incorrupción, es como

si hubiera dicho: Es imposible que pequen más, se enfermen más, se entristezcan

más o mueran más. “A los que se considerarán dignos de alcanzar la gloria, y la

resurrección de entre los muertos, ni se casarán, ni se darán en matrimonio”.

aunque así fue con ellos en este mundo;

“más los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de

entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento. Porque no pueden ya más

morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la

resurrección” (Lucas 20: 35, 36). La declaración de Jesús no significa que la gente

32

no reconocerá a sus familiares en el cielo. Simplemente denota que no debemos

pensar del cielo como una extensión de la vida que ya conocemos. Nuestra relación

en esta vida la limita el tiempo, la muerte y el pecado, pero Jesús afirma que las

relaciones serán diferentes de las que usamos aquí y ahora. 2. Se siembra en

deshonra, se levanta en gloria. La Palabra dice que nacimos en deshonra por

medio del pecado y la corrupción, pero con la muerte de nuestro Padre Jesucristo

fuimos lavados por su sangre, y por eso nos levantamos en gloria por su infinito

amor y mansedumbre, por que nos dio la la oportunidad de conocerlo y amarlo


porque Él nos amó primero. No hay ningún atractivo en pensar en la muerte, de

acuerdo al razonamiento humano. La desgracia, la tristeza, y congoja que

acompaña al justo al momento de partir de este mundo es muy grande. “se siembra

en deshonra”; quizás tan repugnante en su muerte, que sus amigos más queridos

están cansados de él, no ven en él belleza, porque no logran percibir lo que está por

sucederle al justo en ese glorioso momento de su resurrección. Vemos cómo

murieron los grande hombres cuando digo grandes hombres fueron hombres que

por la causa del señor Jesús dieron su vida o sea que murieron como en deshonra

pero por el amor y la misericordia de Dios esos hombres al morir veían la gloria de

Dios como pasó con nuestro hermano Esteban cuando por causa del amor que él

tenía a Dios fue asesinado, pero vió la gloria de Dios (Hechos 7). Algunos son

ahorcados, otros mueren de ambres, otros cuerpos mutilados por tortura; cual sea el

tipo de muerte experimentada, por más drástica que sea, pero será resucitado en

gloria.

La gloria es la dulzura, la belleza, la pureza y la perfección de este levantamiento.

La luz es la gloria del sol, la fuerza es la gloria de la juventud, y los cabellos grises

33

son la gloria de la vejez, es decir, es la excelencia de estas cosas, y lo que las hace

brillar (1 Corintios 15: 40; Proverbios 20: 29). Por lo tanto, para nosotros llegar a la

gloria, Cristo es el primero en resucitar en toda la belleza, y en la máxima plenitud

que le fuese posible llegar a una criatura humana. Esto es, todas sus

características y particularidades, inconcebiblemente bello. El pecado y la

corrupción han hecho que la obra espiritual sea complicada para nosotros en

nuestros cuerpos, así como en nuestras almas. Es factible que el pecado sea la

causa de toda la deformidad y la maldad que ahora nos acompaña, y que también
nos vuelve tan deshonrosos a nuestra muerte; pero ahora, al resucitar, siendo

resucitados incorruptibles, aparecemos con tales perfecciones, y de todo tipo,

pertenecientes al cuerpo de Cristo, en el cual toda la belleza y hermosura, dulzura y

amabilidad, han estado todo este tiempo en este mundo. todas las hermosuras y

las bellezas que hay en este mundo lleno de tanta maldad y corrupción son puesta

por nuestro Señor para aquel día cuando ya estemos listo para llegar a la gloria que

cada uno de nosotros los hijos de Dios espera. 3- Se siembra en debilidad se

levanta en poder con el amor de nuestro señor Jesucristo cuando sembramos una

semilla es porque ya está muerta, pero, en su debilidad se levanta en poder porque

de ella nace un árbol frondoso un árbol lleno de flores de hojas y da su fruto a sí

mismo con este amor que Dios nos regala a cada uno de nosotros fue por su

complacencia y su misericordia. Mientras estamos aquí, somos distraídos con

tantas debilidades y limitaciones, que con el tiempo, el más minúsculo pecado o

enfermedad es demasiado difícil para nosotros lirial, y no quita tanto nuestra fuerza,

Nuestra Belleza, nuestros días, nuestro aliento y nuestra vida, y Eso lo vemos en el

proceso que tuvo nuestro hermano Job en el

34

capítulo 38 versículo 17. Pero he aquí, en la resurrección seremos levantados en

poder, en ese poder que coloca todas estas cosas tan abajo de nosotros como un

saltamontes debajo de un gigante. He aquí, las puertas de la muerte y los barrotes

del sepulcro Ahora son llevados sobre nuestros hombros, mientras Sansón se

llevaba las puertas de la ciudad en jueces 16: 3. La muerte se hace agua, y la

destrucción cae muerta a nuestros pies: ¿Qué, entonces, pudiese pararse frente a

nosotros? Luego llevaremos esa gracia, majestad, terror y poder de Mando en

nuestra alma para que nuestros rostros sean como relámpagos. Porque es
necesario, que esto que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se

vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y

esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que

está escrita: sorbida es la muerte en victoria por amor a nuestro señor Jesucristo

debemos estar siempre preparado la para enfrentar aquellas cosas o aquellas

pruebas que nos van a acontecer en la vida en esta tierra amén.

4. Se siembra un cuerpo natural, se levanta En cuerpo espiritual (primera de

Corintios 15).En todas las congregaciones tienen personas que aún no creen.

Algunos se mueven en dirección a creer, y otros simplemente lo suponen. Los

impostores, sin embargo, no serán removidos, esa tarea queda en las manos de

Dios. Las buenas nuevas acerca de Jesucristo nos salvan, si la creemos con

firmeza Y si las seguimos con fidelidad. Siempre habrán personas que digan que

Jesús no resucitó. Pedro nos asegura que muchas personas vieron a Jesús

después de su resurrección Pedro, los discípulos más de 500 creyentes muchos de

los cuales vivían al momento en que Pablo escribió esto Aunque otros murieron;

Santiago el

35

hermano de Jesús, todos los Apóstoles y por último Pablo mismo. La resurrección

es un hecho histórico. No se desaliente por causa de los incrédulos, lo que niegan

la resurrección. Llénese esperanza porque un día usted y yo veremos la prueba

viviente. Cuando Cristo vuelva. Para evidencia sobre la resurrección lo que hay

que tener es el amor de nuestro señor incrustado, en nuestros Corazones estas

personas, quizás el hermano de Jesús Santiago que inicialmente no creyó, que este

era El Mesías, pero luego de ver el Jesús resultado se convirtió en creyente y

después en, líder de la iglesia de Jerusalén también escribió el libro de Santiago en


el Nuevo Testamento . La credencial más importante de Pablo como apóstol era

que fue un testigo presencial del Cristo resucitado. Los demás apóstoles vieron a

Jesús en persona. Pablo era de la generación siguiente de creyentes en Cristo Se le

apareció. Como fariseo celoso, Pablo llegó a ser enemigo de la iglesia cristiana

hasta el punto de capturar y perseguir creyentes. Esta es la razón por la que se

considera indigno de ser llamado apóstol de Cristo. A pesar de ser el más influyente

de los Apóstoles, Pablo era profundamente humilde. Sabía que había trabajado duro

y que había logrado mucho, pero esto debido a que Dios derramó su Gracia sobre

él. y su amor la verdadera humildad no radica en convertirse de que uno es

valioso sino de que Dios obra en nosotros.

Este es el último particular, y de hecho es la razón de los de los otros tres; es un

cuerpo incorruptible, porque es espiritual; es un cuerpo glorioso, porque es

espiritual; se levanta en poder, porque es un cuerpo espiritual. Cuando el cuerpo

está enterrado o sembrado la tierra, es un cuerpo corruptible, deshonroso, débil y

natural. Pero cuando resucita, se levanta incorruptible, glorioso, poderoso y

espiritual; de

36

modo que la incorrupción está por encima de la corrupción, la Gloria por encima de

la deshonra, el poder por encima de la debilidad, y los espiritual por encima de lo

natural. En esto vemos el amor de nuestro señor Jesucristo una alteración grande

habrá en nuestro cuerpo, cuando se eleve nuevamente. Y, sin embargo, es este

cuerpo y no otro, el que se levantará. El cambio es radical, a un estado mucho

más glorioso, mil veces más que si un esclavo se cambiara para ser un empleador.

Marcos menciona, “Se siembra un cuerpo natural”; una palabra muy adecuada, tan

pronto como el alma se separe de él, y tan pronto también el Espíritu de Dios se
separará de él, así continuará hasta que venga el día de su glorioso levantamiento.

Por lo tanto, se deposita en la tierra un mero bulto de la naturaleza humana: “ Se

siembra un cuerpo natural”; pero ahora en el día en que los cielos ya no existen,

como dice (Job 14: 12), entonces sonará la trompeta de Dios y en un momento, los

muertos serán resucitados incorruptibles, glorioso y espirituales (1 Corintios 15: 52).

Estoy mencionando la resucitación de Jesús porque, de modo que el cuerpo cuando

resucite, es porque así Dios lo ha declarado hacia nosotros, serán, tan absorbido

por la vida y la inmortalidad, que será, como si hubiera perdido su propia naturaleza

humana; pero recobra en verdad la sustancias de la misma naturaleza real, estará

presente en toda su extensión. Lo mismo que se levantara, fue lo que fue

sembrado, se siembra, se levanta ;se siembra, se levanta.

También vemos el amor de Dios expresado en la palabra misma de Juan el Bautista

en Juan 13: 27, en adelante que dice, y después del bocado, Satanás entró en él.

Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto. Pero ninguno de los

que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto. El amor de Dios no los vamos

37

a comprender hasta que Él comprenda que es el momento en que nosotros

podemos entender los, que se manifiesta en cada uno de nosotros, pero nos da a

entender lo que nosotros podemos entender en nuestra mente limitada que tenemos

verdad, y mirando aquí desde el punto de vista los versículos que Juan escribe

estos pocos momentos de manera clara y detallada. Vemos que Jesús sabía con

exactitud lo que ya sabía que pasaría con Judas y con Pedro, pero no cambió la

situación, a veces creemos que una persona ha hablado de nosotros

inmediatamente la actitud de nosotros cambia para esa persona aunque no estemos

seguros de lo que nuestro pensamiento está realizando en ese momento, pero la


muerte de Nuestro Señor no fue en vano como dice su palabra fue para amar al

prójimo como a ti mismo, debemos estar seguro verdad del amor que les tenemos a

nuestro prójimo como manda Dios. Vemos, a pesar de las circunstancias nuestro

señor no dejó de amarlo, asimismo, Jesús sabía muy bien con exactitud lo que

sucedería. También vemos el amor de Dios hacia nosotros en (1 Corintios 13). Si

yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal

que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los

misterios y toda ciencia, y su y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladara los

montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de

comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor,

de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor

no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se

irrita, no guarda rencor; Tampoco no se goza de la injusticia, mas se goza de la

verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

38

El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y

la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas

cuando venga lo Perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era

niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya

fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas

entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; Pero entonces conoceré

como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres;

pero el mayor de ellos es el amor. En el capítulo 12 Pablo da evidencias de la

pérdida de amor de Los Corintios, en este capítulo explica lo que es el verdadero

amor, y, en el 14, muestra cómo obra el amor. El amor es más importante que
todos los dones espirituales ejercitados en el cuerpo de la iglesia. La fe

sobresaliente y el poder para lograr milagros producen muy poco sin el amor. El

amor logra que nuestras acciones y dones sean útiles. Aunque las personas tienen

dones diferentes, el amor está disponibles a todos. Nuestra sociedad confunde

amor con sensualidad. A diferencia de la sensualidad, el tipo de amor de Dios es

canalizado hacia otros, no hacia nosotros mismos, lo que es egoísmo. Esta clase

de amor va en contra de nuestra inclinaciones naturales. Es posible practicar este

amor sólo si Dios nos ayuda a poner a un lado nuestros deseos e instintos, al grado

que podemos dar amor sin esperar nada a cambio. Cuanto más nos parezcamos a

Cristo, más amor brindaremos a los demás. Dios nos da dones espirituales para vivir

en la tierra, a fin de edificar, servir, y fortalecer a los demás cristianos. Los dones

espirituales son para la iglesia. En la eternidad, seremos perfecto y completos y

estaremos en la misma presencia de Cristo.

39

Ya no serán necesarios los dones, habrán llegado a su fin. Pablo nos ofrece un

vistazo de lo que es el futuro para darnos Esperanza, que es un día no muy lejano

será realizado cuando veamos a Dios cara a cara. Esta verdad debería fortalecer

nuestra fe; no tenemos todas las respuestas ahora pero las tendremos. Un día

veremos a Cristo en persona y será posible ver desde la perspectiva de Dios. En la

sociedad moralmente con ruta de Corintios, el amor vino a ser un término confuso

con un significado sin importancia. Hoy la gente vive confundida todavía con lo que

es el amor. El amor es la más grande de las cualidades humanas y es un atributo

de de Dios. (1 Juan 4: 8). Involucra servicio sin egoísmo, da evidencias de que

usted aprecia. La fe es la fundamentos y el contenido del mensaje de Dios, la

esperanza es la actitud y el enfoque, amor, es la acción. Cuando la fe y la


esperanza están en línea, usted posee la libertad de amar realmente porque llega a

comprender cómo ama Dios. Con el amor de Dios también vemos el pacto adámico

que fue hecho con el hombre después de la caída. Por medio del amor que Dios

proyecta hacia nosotros. Este es un pacto Incondicional en el que Dios declara al

hombre lo que será su porción en la vida por causa de su pecado. Aquí no hay

lugar para ninguna apelación, ni se aplica responsabilidad alguna de parte del

hombre. Como un todo, el pacto provee importantes rasgos, los cuales condicionan

la vida humana desde este punto en adelante. Incluido en este pecado está el

hecho de que la serpiente usada por Satanás es maldita en (Génesis 3:14); pero, se

da la recompensa del Redentor en ( Génesis 3: 15), la cual es luego cumplida en

Cristo; se detalla el lugar de la mujer en cuanto a estar sujeta a una concepción

múltiple, al dolor y la pena en la maternidad,

40

y en cuanto a la posición del hombre como cabeza de familia. El hombre debería,

en lo sucesivo, de ganar el pan con el sudor de tu frente. La vida del hombre sería

dolorosa y con la muerte por final. Por un período bastante extenso, el hombre

continúa desde ese punto en adelante viviendo bajo el pacto adámico. En Génesis

3 versículo 14 vemos entonces el señor Dios le dice a la serpiente por lo que has

hecho, eres maldita más que todos los animales, tanto domésticos como salvajes.

Andará sobre tu vientre, arrastrándote por el polvo durante toda tu vida. Cuando

Adán y Eva eligieron desobedecer a Dios provocaron en el mundo una tendencia a

pecar. Por lo tanto, Dios no lo podía pasar por alto, Él debía juzgarlo y castigarlo de

inmediato. Si las consecuencias del pecado de nuestros primeros padres parecen

extremas, esto refleja la justicia y odio de Dios hacia cualquier tipo de pescado.

Dios sabía que todo desencadenaría más pecado, vidas arruinadas como lo vemos
en el resto de las Escrituras por el seguimiento a las mentiras de Satanás. Por eso

divisó un plan de salvación y el Pacto Adámico que veremos, es la primera etapa

del mismo. Aquí veremos la primera parte del Pacto en donde se explica la

maldición de la serpiente. (Salmos 143: 8), Hazme oír por la mañana tu

misericordia, porque en ti he confiado; Hazme saber el camino por donde ande

porque a ti he elevado mi alma. David estaba perdiendo la esperanza, lo atrapaba

un temor paralizante y una profunda depresión. En ocasiones nos sentimos

atrapado en una depresión que cada vez es más intensa y no podemos salir de ella.

En esos momentos, podemos ir al Señor y, al igual que David, expresar nuestros

nuestros verdaderos sentimiento. Entonces Él nos ayudará a recordar sus obras.

(Proverbios 3: 3-4), Que nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad;

41

Atalas a tu cuello, Escríbela en la tabla de tu corazón; y hallarás gracia y buena

opinión antes los ojos de Dios y de los hombres. La misericordia y la verdad son

dos cualidades importantes del carácter. Ambas involucran acciones así como

también actitudes. Una persona misericordiosa no solo siente amor, además actúa

con lealtad y responsabilidad. una persona veraz no solo cree la verdad, también

trabaja para justicia. En ( Colosenses 3: 14) dice: Y sobre todas estas cosas

vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. La clave para perdonar a otros es

recordar lo mucho que Dios nos perdonó y nos amó. ¿Le es difícil perdonar a

alguien que se ha equivocado un poco, cuando Dios le ha perdonado tanto? Pensar

en el perdón y el amor infinito de Dios puede ayudarnos amar y perdonar a otros.

Todas las virtudes que Pablo nos anima a desarrollar se vinculan perfectamente

entre sí por amor. En la medida que nos revestimos de ellas, la última prenda

que debemos ponemos es el amor, el cual mantiene a todas las demás en su


lugar. Practicar una lista de virtudes sin practicar el amor, nos puede Conducir a una

distorsión, fragmentación y estancamiento. Los cristianos deberían vivir en

perfecta armonía siempre con mucho amor. Esto no significa que no deban existir

opiniones distintas sino que los cristianos deberían trabajar juntos en amor, más

allá de sus diferencias. Dicho amor no es un sentimiento sino una decisión de

satisfacer las necesidades de los otros. Esto conduce a la paz entre los individuos

y entre los miembros del cuerpo del creyente los conflictos en su relación con otros

cristianos ¿motivan conflictos públicos o silencio mutuo? Considere que puede

hacer para sanar dichas relaciones en amor. La palabra gobernar proviene del

lenguaje que emplean los atletas.

42

Pablo nos dice que debemos dejar que la paz de Cristo sea el árbitro de nuestros

corazones. Nuestro Corazones son el centro de conflicto porque allí nuestros

sentimientos y deseos se oponen, nuestros temores y esperanzas, nuestro recelo y

confianza, nuestro celos y amor. ¿ Cómo podemos enfrentar estos conflictos

constantes y vivir en la forma que Dios quiere? Pablo explica que debemos decidir

entre elementos conflictivos en base de la paz: ¿qué elección promoverá paz en

nuestras almas y en nuestras iglesias?. Aunque los cristianos primitivos tuvieron

acceso al Antiguo Testamento y lo usaron en libertad, no tenían a su alcance el

Nuevo Testamento. (Romanos 12: 9); El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo

malo, seguid lo bueno.Vemos aquí que la mayoría hemos aprendido a fingir que

amamos a los demás. Sabemos cómo hablar con bondad, evitando herir

sentimientos y aparentando interés en los demás. Podemos aún fingir que nos

llenamos de compasión cuando oímos de las necesidades de otros o de indignación

cuando nos enteramos de algunas injusticia. Pero Dios nos Llama a sentir el
verdadero amor que va más allá de las emociones y conductas superficiales. El

amor sincero requiere concentración y esfuerzo. Incluye hacer algo para que otros

sean mejores. Demanda tiempo, demanda dinero y participación personal. Ninguna

persona tiene los recursos necesarios para amar a toda una comunidad; pero una

iglesia, el cuerpo de Cristo en ciudad, lo puede hacer. Piense en personas que

necesitan su amor en acción y considere los medios que usted y los demás

miembros pueden usar para unirse y mostrar amor por su comunidad en el nombre

de Cristo Jesús. En la actualidad lo que estamos viviendo en las iglesias de hoy, lo

templo no se ocupan de la comunidad no se ocupan de los necesitados sino

43

solamente se ocupan de hablar del diezmo y de la ofrenda Por qué no tienen otra

cosa que hacer creen que las ovejas son parte o que son dueños. Los pastores

tienen que ocuparse de lo que Dios manda que la iglesia haga en esta tierra.

Porque cuando el Señor venga son muchas lamentablemente el caso que se están

hablando nada más de dinero incluso lo han cogido como un negocio es un

negocio Pero un negocio espiritual no negocio natural de dinero para aprovecharse

y hacerse rico cómo vamos a traer las almas si no la vivimos nosotros lo que

decimos y lo que predicamos si no vivimos como los fariseos aplicando leyes para

otros pero no lo hacemos para nosotros mismos tenemos que dar un cambio

radical y ponernos hacer lo que nos manda la palabra del señor.

Mateo 5: 38-48; Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os

digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla

derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la

túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una

milla, vé con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se
lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu

enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que te

maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que te ultrajan y os

persiguen; para que seáis hijos de vuestro padre que está en los Cielos, que hace

salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque

si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen También los

mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis

de más? ¿No hacen también así los gentiles?

44

Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es

perfecto. En nuestros tiempos la palabra amor ha perdido sentido, se usa con su

tanta frecuencia y en forma indiscriminada que llegamos a confundir su significado.

El amor del que hablamos es algo más que el amor entre una pareja y es algo

mayor que el que comúnmente se da entre amigos, en la mayoría de los casos el

amor que se declara depende del atractivo físico, de la conveniencia material y de

la correspondencia del ser amado, es decir, amamos a quienes nos aman y somos

diferentes a los demás. Este es el “amor porque”, o sea, te amo porque eres

bueno, atractivo, agradable, inteligente, rico, en nuestra Biblia la palabra utilizada

es ágape, amor ágape es amor incondicional, podríamos decir que es amor a pesar

de, te amo a pesar de que no me ames a pesar de que me haga daño, a pesar de

que no me des nada. Esta es la forma en que Cristo nos amó, al grado que estuvo

dispuesto a dar por nosotros su vida, ese es el amor al que estamos llamados.

Cuando somos agraviados, con frecuencia nuestra primera reacción es buscar

desquite. Jesús nos dice que debiéramos hacer el bien a los que nos causan daño.

No debemos guardar resentimientos, sino amar y perdonar. Esto no es natural, es


sobrenatural, y sólo Dios puede darnos la fuerza para amar como Él lo hace. En

lugar de buscar venganza ore por los que le hieren. Para muchos judíos de ese

tiempo, estas declaraciones eran ofensivas. Un mesías que daba la otra mejilla no

podía ser el líder militar que esperaban que encabezará una vuelta contra Roma.

Como estaban bajo la opresión romana, soñaban con represalias contra sus

enemigos. Pero Jesús sugirió una nueva respuesta a la injusticia.

45

En lugar de demandar nuestros derechos, debemos cederlos. La declaración

radical de Jesús dice que es más importante impartir justicia y misericordia que

demandan las. Por eso dice Jesús que amemos a nuestros enemigos y hagamos

bien a quienes nos hacen mal. El apóstol Pablo hace una descripción de esta clase

de amor en primera de Corintios 13. Si yo hablase lenguas humanas y angélicas,

y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si

tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la

fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy. El amor

es como una estrella que bajamos del cielo, cuando la tenemos en nuestras

manos, sabemos que el amor que le tenemos al prójimo viene de parte de Dios

pero si la ponemos en las manos del prójimo. Él se turbó y no sabrá a hacer

nada con ese amor Porque, el amor que Dios nos tiene a nosotros Él lo tiene en

sus manos no lo puede poner en nuestras manos porque no vamos a tumbar de

una manera que no vamos a saber hacer lo que tenemos que hacer para

devolverle ese amor a Dios. Como Él lo demostró al morir en la cruz por nosotros
eso es lo que se llama un amor ágape, es el amor de Dios hacia el prójimo, por el

amor de Dios y su misericordia.

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos”.

(Marcos 12,31)Los textos Bíblicos, están tomado de la Sagrada Biblia de Jerusalén, y es

conveniente seguir este artículo con la Biblia a la vista, a fin de confrontar lo que se

expone.

46

1. TODO VIVIENTE AMA A SU SEMEJANTE

En la Biblia hallamos expresiones de generosidad, altruismos o filantropía cuando trata el

tema del amor al prójimo; sin embargo, el amor al prójimo tiene prevalentemente

motivaciones religiosas; más aún, algunas veces se inserta en la experiencia salvífica del

éxodo o se fundamenta en el amor del Hijo de Dios a todos los hombres. Tiene más bien

un sabor desprendido la sentencia sapiencial del Eclesiástico (Si 13,15ss), “Todo viviente

ama a su semejante, y todo hombre a su prójimo”, en donde el amor al prójimo se

considera como un fenómeno natural. Un aspecto análogo conserva la exhortación a

amar a los esclavos juiciosos y a los siervos fieles: No maltrates al criado que trabaja

fielmente, ni al jornalero que pone su empeño. Al criado prudente ame tu alma, y no le

prives de la libertad. (Eclesiástico (Si) 7,20-21).

2. AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO”

Sin embargo, en otros pasajes la motivación del amor al prójimo es ciertamente de

carácter sobrenatural, ya que esta actitud se presenta como un precepto del Señor: “No te
vengarás ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti

mismo”. (Levítico 19,18), o como lo expresa el Evangelio de Mateo: “Habéis oído que se

dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo” Pues yo os digo: Amad a vuestros

enemigos y rogad por los que os persiguen” (Mateo 5,43-44) o “El segundo es semejante

a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. (Mt 22,39), e incluso a veces el amor al

hermano se fundamenta en el amor a Dios, por lo que este segundo mandamiento el

47

considerado como semejante al primero sobre el amor al Señor (Mt 22,39).

A este propósito, Juan se expresa así en su primera carta: " Si alguno dice: Amo a Dios, y

aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve,

no puede amar a Dios a quien no ve. 21 Y hemos recibido de él este mandamiento: quien

ama a Dios, ame también a su hermano." (1Jn 4,20-21). Más aún, el amor auténtico al

prójimo depende del amor a Dios: "En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios:

si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos” (1Jn 5,2).

3. LA RAZÓN DEL AMOR AL PRÓJIMO ES DE CARÁCTER HISTÓRICO-

SALVÍFICO O SOBRENATURAL.

En realidad, desde los textos más antiguos de la Sagrada Escritura la relación religiosa

con Dios está íntimamente vinculada al comportamiento con el prójimo. El decálogo une

los deberes para con el Señor: “Entonces pronunció Dios todas estas palabras diciendo:

Yo, Yahveh, soy tu Dios….No habrá para ti otros dioses delante de mí……. porque yo

Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso…..y tengo misericordia por millares con los que me

aman y guardan mis mandamientos….. . No tomarás en falso el nombre de Yahveh, tu

Dios; porque Yahveh no y para con los hermanos: No darás testimonio falso contra tu
prójimo. No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su

siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo”. (Léase y

confróntese (Ex 20,1-17) o como en libro del Deuteronomio 5,6-21).

Además, muchas veces el amor al prójimo en la Biblia se fundamenta en la conducta de

Dios: hay que portarse con amor, porque el Señor ha amado a esas personas;

48

que hace justicia al huérfano y a la viuda, y ama al forastero, a quien da pan y vestido.

(Amad al forastero porque forasteros fuisteis vosotros en el país de Egipto.) (Dt 10,18ss);

o como en el Evangelio de Mateo; Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad

por los que os persigan…… Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a

tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos?.....(Mt 5,44-48) o en el Evangelio

de Lucas; “Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar

nada a cambio…..”; Lc 6,35s; y en Juan, como tan hermosamente pide Jesús: “Si

conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías

pedido a él, y él te habría dado agua viva”…(Jn 4,10s). No se trata, por consiguiente, de

mera solidaridad humana o de filantropía, ya que la razón del amor al prójimo es de

carácter histórico-salvífico o sobrenatural. Por tanto, en la Sagrada Escritura el hecho

natural e instintivo del amor ha sido elevado a la esfera religiosa o sobrenatural e

insertado en la alianza divina.

4. ¿QUIÉN ES EL PRÓJIMO AL QUE HAY QUE AMAR?

El primer problema necesario resolver, cuando se habla del amor al "prójimo",

corresponde al significado de este término. La cuestión difiere mucho de resultar ociosa,

ya que semejante pregunta se la dirigió también a Jesús nada menos que un doctor de la

ley; Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: Y ¿quién es mi prójimo?” (Lc 10,29). Para
el Antiguo Testamento, el prójimo es el israelita, muy distinto del pagano y del forastero.

En la Torah encontramos el famoso precepto divino de amar al prójimo como así mismo,

en paralelismo con la prohibición de vengarse contra los hijos del pueblo israelita; “No te

vengarás ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo.

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Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lev 19,18). El prójimo, en realidad, indica al

hebreo; “Salió al día siguiente y vio a dos hebreos que reñían. Y dijo al culpable: ¿Por qué

pegas a tu compañero?” (Ex 2,13) o como en el Levítico: “Siendo juez no hagas injusticia,

ni por favor del pobre, ni por respeto al grande: con justicia juzgarás a tu prójimo” (Lev

19,15) y más adelante expone; No odies

en tu corazón a tu hermano, pero corrige a tu prójimo, para que no te cargues con pecado

por su causa” (Lev 19,17).

5. EL AMOR AL PRÓJIMO QUE PIDE JESÚS

En los evangelios, cuando se habla del amor al prójimo, se cita a menudo el precepto de

la ley mosaica; “honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo”

(Mt 19,19) o “Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste:

Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y

los Profetas” (Mt 22,39) o como en el Evangelio de Marcos; “El segundo es: Amarás a tu

prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos”. (Marcos 12,31) o

“y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al

prójimo como a sí mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios”. (Mc 12,33) y

se presupone, al menos en el nivel del Jesús histórico, que el prójimo es el israelita.

No obstante lo anterior, en la parábola del buen samaritano queda superada la posición

de que el prójimo es el israelita, ya que en ella el prójimo indica con toda claridad a un
miembro de un pueblo enemigo; “Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: Y ¿quién es

mi prójimo?.......... Jesús respondió: Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó…….. ¿Quién

de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?”

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(Léase y confróntese Lucas 10,29-36).Jesús revolucionó el mandamiento de la ley

mosaica que ordenaba el amor al prójimo y permitía el odio al enemigo; “Habéis oído que

se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros

enemigos y rogad por los que os persigan”, (Mt 5,43-44).

6. AMAR AL PROJIMO ES EL CUMPLIMEINTO DE LA LEY

En las cartas de los apóstoles no pocas veces se apela a la Sagrada Escritura para

inculcar el amor al prójimo; “Si cumplís plenamente la Ley regia según la Escritura:

Amarás a tu prójimo como a ti mismo, abráis bien” (Santiago 2,8). En este precepto del

amor fraterno se ve el cumplimiento pleno de la ley; “Pues toda la ley alcanza su plenitud

en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. (Gálatas 5,14) o como se

expresa en Romanos; “Con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor. Pues el que

ama al prójimo, ha cumplido la ley”. (Romanos 13,8ss).

7. EL AMOR AL FORASTERO, LOS EMIGRANTES.

La ley de Moisés no ignora a los emigrados, a los que se establecen en medio de los

israelitas, pero sin ser israelitas. Éstos tienen que ser amados, porque también los hijos

de Jacob pasaron por la experiencia de la emigración en Egipto: “Cuando un forastero

resida junto a ti, en vuestra tierra, no le molestéis”. (Lev 19,33s). En efecto, Dios ama al

forastero y le procura lo necesario para vivir; por eso también los israelitas, que fueron

forasteros en tierras de Egipto, tienen que amar al forastero por orden del Señor; “que

hace justicia al huérfano y a la viuda, y ama al forastero, a quien da pan y vestido. (Amad
al forastero porque forasteros fuisteis vosotros en el país de Egipto.) (Dt 10,18s). El autor

de la tercera carta de Juan se congratula con Gayo por la caritativa acogida a los

forasteros; “Querido,

51

te portas fielmente en tu conducta para con los hermanos, y eso que son forasteros”.

8. NO AMAR A LOS ENEMIGOS Y LAS GUERRAS SANTAS DE ISRAEL

El Señor en el Antiguo Testamento no manda amar a los enemigos; más aún, en estos

libros encontramos expresiones y actitudes realmente desconcertantes para los cristianos.

Así, las órdenes de exterminar a los paganos y a los enemigos de Israel nos dejan muy

desorientados y hasta escandalizados. Efectivamente, la historia del pueblo hebreo está

caracterizada por guerras santas, en las que los adversarios fueron aniquilados en un

auténtico holocausto, sin que quedara ningún superviviente ni entre los hombres ni entre

los animales, en los libros de Éxodo, los ataques de Israel; “Vinieron los amalecitas y

atacaron a Israel en Refidim. Moisés dijo a Josué: Elígete algunos hombres, y sal mañana

a combatir contra Amalec. Yo me pondré en la cima del monte, con el cayado de Dios en

mi mano. Josué cumplió las órdenes de Moisés, y salió a combatir contra Amalec”

(confróntese Ex 17,8), o cuando Israel es atacado; “Israel envió mensajeros a decir a

Sijón, rey de los amorreos: Quisiera pasar por tu tierra. No me desvié por campos y

viñedos, ni beberé agua de pozo. Seguiremos el camino real hasta que crucemos tus

fronteras Pero Sijón negó a Israel el paso por su territorio; reunió toda su gente y salió al

desierto, al encuentro de Israel, hasta Ya Hás, donde atacó a Israel” (Confróntese Número

21,21ss; 31,1ss)

9. EL EXTERMINIO DE LAS POBLACIONES PAGANAS


También nos desconcierta el aniquilamiento que se expone en el Deuteronomio; “Nos

apoderamos entonces de todas sus ciudades y consagramos al anatema toda ciudad:

hombres, mujeres y niños, sin dejar superviviente”. (Dt 2,34). En el libro de Josué,

52

hallamos textos de mucha odiosidad al pagano; “Consagraron al anatema todo lo que

había en la ciudad, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, bueyes, ovejas y asnos, a filo de

espada” (Josué 6,21), “Prendieron fuego a la ciudad con todo lo que contenía. Sólo la

plata, el oro y los objetos de bronce y de hierro los depositaron el tesoro de la casa de

Yahveh”. (Josué 6,24), “Entonces Josué tomó a Acán, hijo de Zeraj, con la plata, el manto

y el lingote de oro, a sus hijos, sus hijas, su toro, su asno y su oveja, su tienda y todo lo

suyo y los hizo subir al valle de Akor. Todo Israel le acompañaba” (Josué 8,24s). Más aún,

la Biblia refiere cómo Dios ordenó a veces destinar al anatema, es decir, al exterminio, a

todas las poblaciones paganas, sin excluir siquiera a los niños o a las mujeres encinta;

“Porque de Yahveh provenía el endurecer su corazón para combatir a Israel, para ser así

consagradas al anatema sin remisión y para ser exterminadas, como había mandado

Yahveh a Moisés. Por entonces fue Josué y exterminó a los anaquitas de la Montaña, de

Hebrón, de Debir, de Anab, de toda la montaña de Judá y de toda la montaña de Israel:

los consagró al anatema con sus ciudades. No quedó un anaquita en el país de los

israelitas” (Josué 11,20 1S 15,1-3). Además, el salmo 109 contiene fuertes implicaciones

contra los acusadores del salmista que han devuelto mal por bien y odio por amor; “En

pago de mi amor, se me acusa, y yo soy sólo oración; se me devuelve mal por bien y odio

por mi amor: (Salmo 109 4-5). En otros lugares del AT se invoca la venganza divina

contra los inicuos (Salmo 5,11 28,4s; 137,7ss; Jeremías 11,20 20,12, etc.).

10. LA SUPERACIÓN DEL ODIO A LOS ENEMIGOS


No obstante, incluso antes de la venida de Jesús se prescriben en la Torah actitudes que

suponen la superación del odio a los enemigos, puesto que se exige la ayuda a esas

53

personas; “Si encuentras el buey de tu enemigo o su asno extraviado, se lo llevarás”.

(Éxodo 23,4ss); “Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer, si tiene sed, dale de beber”

(Proverbios 25,21). Además, en el AT algunos justos supieron perdonar y amar a las

personas que los habían odiado y perseguido. Los modelos más claros y conmovedores

de esta caridad los tenemos en el hebreo José y en David. El comportamiento del joven

hijo de Jacob resulta verdaderamente evangélico y ejemplar. Fue odiado por sus

hermanos, hasta el punto de que tramaron su muerte; en vez de ello fue vendido como

esclavo a los madianitas; “Vieron sus hermanos cómo le prefería su padre a todos sus

otros hijos, y le aborrecieron hasta el punto de no poder ni siquiera saludarle” (léase Gen

37,4 al 28). Cuando las peripecias de la vida lo llevaron al ápice de la gloria, hasta ser

nombrado gobernador y virrey de todo el Egipto, pudo haberse vengado con enorme

facilidad de sus hermanos. Por el contrario, después de haber puesto a prueba su amor a

Benjamín, el otro hijo de su madre Raquel, se les dio a conocer, les perdonó, intentando

incluso excusar su pecado, y les ayudó generosamente; Ya no pudo José contenerse

delante de todos los que en pie le asistían y exclamó: Echad a todo el mundo de mi lado.

Y no quedó nadie con él mientras se daba a conocer José a sus hermanos. (Y se echó a

llorar a gritos, y lo oyeron los egipcios, y lo oyó hasta la casa de Faraón.) Léase Génesis

del 45 1 al 50,19).

11. AMOR A LOS ENEMIGOS


También la historia de David parece muy edificante en esta cuestión del amor a los

enemigos. En efecto, el joven pastor, después de haber realizado empresas heroicas en

favor de su pueblo, fue odiado por Saúl por su prestigio en aumento; más aún,

54

este rey intentó varias veces acabar con su vida y disparó contra él su lanza; “Blandió

Saúl la lanza y dijo: Voy a clavar a David en la pared. Pero David le esquivó dos veces”.

(1S 18,6-11), le persiguió y lo acorraló: “Se apoderó de Saúl un espíritu malo de Yahveh;

estaba sentado en medio de la casa con su lanza en su mano y David tocaba. Intentó

Saúl clavar con su lanza a David en la pared; esquivó David a Saúl y la lanza se clavó en

la pared; huyó David y se puso a salvo. Aquella misma noche” (1S 19,9-10). En una

ocasión, mientras Saúl le perseguía, se le presentó a David la ocasión de eliminar al rey

de una simple lanzada. Pero el hijo de Jesé le respetó la vida, a pesar de que sus

hombres le invitaban a vengarse de su rival; “Llegó a unos rediles de ganado junto al

camino; había allí una cueva y Saúl entró en ella para hacer sus necesidades. David y sus

hombres estaban instalados en el fondo de la cueva. Los hombres de David le dijeron:

Mira, este es el día que Yahveh te anunció: Yo pongo a tu enemigo en tus manos, haz de

él lo que te plazca” (1S 24,4-16 1S 26,6-20).

12. NOBLE EJEMPLO DE AMOR A LOS PERSEGUIDORES

Otro noble ejemplo de amor a los perseguidores nos lo ofreció igualmente David al final

de su vida, con ocasión de la rebelión de su hijo Absalón; éste quería destronar a su

padre, y para ello sublevó a todo el pueblo, obligando a David a huir de Jerusalén; “Al

cabo de cuatro años dijo Absalón al rey: « Permíteme que vaya a Hebrón a cumplir el voto

que hice a Yahveh. Porque tu siervo hizo voto cuando estaba en Guesur de Aram

diciendo: Si Yahveh me permite volver a Jerusalén, daré culto a Yahveh en Hebrón. El rey
le dijo «Vete en paz» Él se levantó y se fue a Hebrón”. (2S 15,7ss); persiguió luego al

pequeño grupo que había permanecido fiel al rey y les atacó en la selva de Efraín. Allí el

rebelde se quedó

55

enredado con su cabellera en las ramas de una encina, y Joab, faltando a las órdenes

dadas por David, lo mató clavándole tres dardos en el corazón;”. El rey ordenó a Joab,

Abisay y a Ittay: « Tratad bien, por amor a mí, al joven Absalón. » Y todo el ejército oyó

las órdenes del rey a todos los jefes acerca de Absalón…… Y tomando tres dardos en su

mano los clavó en el corazón de Absalón” Léase (2 Samuel 18,1-15). Cuando el rey tuvo

noticias de la muerte de su hijo tembló de emoción, explotó en lágrimas y lloró, gritando

amargamente: " Entonces el rey se estremeció. Subió a la estancia que había encima de

la puerta y rompió a llorar. Decía entre sollozos: “Hijo mío, Absalón; hijo mío, hijo mío,

Absalón! ¡Quién me diera haber muerto en tu lugar, Absalón, hijo mío, hijo mío!” (2S 19,1).

Este comportamiento desconcertante irritó profundamente a Joab, que reprochó a David

amar a quienes lo odiaban; “porque amas a los que te aborrecen y aborreces a los que te

aman; hoy has demostrado que nada te importan tus jefes ni tus soldados” (2S 19,7).

13. JESÚS PROHÍBE FORMALMENTE EL ODIO A LOS ENEMIGOS

En el sermón de la montaña no sólo se anuncia la regla de oro: “Por tanto, todo cuanto

queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la

Ley y los Profetas” (Mateo 7,12 y par), viviendo la cual se destruye toda enemistad, sino

que se prohíbe formalmente el odio a los enemigos; más aún, Jesús ordena

expresamente amar a esas personas, precepto realmente inaudito para un pueblo

acostumbrado a lanzar maldiciones contra sus opresores y perseguidores. El pasaje de


Mateo 5,43-48, forma el último de los seis mil paralelismos o antítesis de la amplia

sección del sermón de la montaña, en, donde se recoge la nueva ley del reino de los

cielos:

56

“Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo:

Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de

vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e

injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen

eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué

hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed

perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial”. (Mt 5,43-48)

14. JESÚS NOS PIDE AMAR A NUESTROS ENEMIGOS Y BENDECIRLOS

Al pedir Jesús “Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os

persigan” (Mt 5,44), nos está exigiendo el amor a los enemigos y se enfrenta con la

práctica dominante y se inspira en la conducta del Padre celestial, que no excluye a nadie

de su corazón y por eso concede a todos sus favores. En el Evangelio de Lucas, se no

solo se nos reitera lo mismo, amar a los enemigos, sino que además rezar por ellos,

bendecirlos y presentarle la otra mejilla, es decir estar siempre dispuesto a perdonarlos;

“Pero yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los

que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te

hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la

túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis

que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. Si amáis a los que os aman,

¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman. Si hacéis bien
a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro

tanto! Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis?

57

También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente.

Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a

cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno

con los ingratos y los perversos. Lc 6,27-35).

15. EL MODELO PERFECTO DE ESTE AMOR A LOS ENEMIGOS

El modelo perfecto de este amor a los enemigos y los perseguidores lo encontramos en la

persona de Jesús, que no sólo no devolvía los insultos recibidos y no amenazaba a nadie

durante su pasión; “el que, al ser insultado, no respondía con insultos; al padecer, no

amenazaba, sino que se ponía en manos de Aquel que juzga con justicia”, (1 Pedro 2,23),

sino que desde la cruz suplicaba al Padre por sus verdugos, implorando para ellos el

perdón; “Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. (Lucas 23,34).

El primer mártir cristiano, el diácono Esteban, imita a su maestro y Señor, orando por

quienes lo lapidaban; “Mientras le apedreaban, Esteban hacía esta invocación: Señor

Jesús, recibe mi espíritu. Después dobló las rodillas y dijo con fuerte voz: Señor, no les

tengas en cuenta este pecado”. (Hechos 7,59-60).

16. JESÚS INVITA A AMAR A LOS HERMANOS

En el Nuevo Testamento, el amor cristiano se presenta como el ideal y el signo distintivo

de los discípulos de Jesús. Éstos son cristianos sobre la base del amor: el que ama al

hermano y vive para él demuestra que es un seguidor auténtico de aquel maestro que

amó a los suyos hasta el signo supremo de dar su vida por ellos.
58

El que no ama permanece en la muerte y no puede ser considerado de ningún modo

discípulo de Cristo. ¡Amaos como yo os amo! Jesús invitó a los discípulos a una vida de

amor fuerte y concreto, semejante a la suya. En sus discursos de la última cena

encontramos interesantes y vibrantes exhortaciones sobre este tema. En el primero de

estos grandes sermones, ya desde el principio, Jesús se preocupa del comportamiento de

sus amigos en su comunidad durante su ausencia; por eso les dice: " Os doy un

mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así

os améis también vosotros los unos a los otros” (Juan 13,34s). Este precepto del amor es

llamado "mandamiento nuevo", ya que nunca se había exigido nada semejante antes de

la venida de Cristo. En efecto, Jesús exige de sus discípulos que se amen hasta el signo

supremo del don de la vida, como lo hizo él; “Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo

Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los

suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. (Juan 13,1)

17. JESÚS AMA Y DA LA VIDA POR SUS AMIGOS

Ciertamente, nadie tiene un amor más grande que el que ofrece su vida por el amigo;

“Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos” (Juan 15,13). En el

segundo discurso de la última cena el Maestro reanuda este tema en uno de sus trozos

iniciales, centrados precisamente en el amor fraterno: " Este es el mandamiento mío: que

os améis los unos a los otros como yo os he amado” …….. Esto os mando: amaos unos a

otros" (Juan 15,12 y Juan 15,17).

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Son diversos los preceptos que dio Jesús a sus amigos, pero el mandamiento

específicamente "suyo" es uno solo: el amor mutuo entre los miembros de su familia.

18. LOS CRISTIANOS DEBEN AMARSE LOS UNOS A LOS OTROS

Juan, en su primera carta, se hace eco de esta enseñanza de Cristo: "Éste es el mensaje

que habéis oído desde el principio: que nos amemos los unos a los otros" (1 Juan 3,11) y

en también; “que nos amemos unos a otros. Y en esto consiste el amor: en que vivamos

conforme a sus mandamientos. Este es el mandamiento, como lo habéis oído desde el

comienzo: que viváis en el amor” Cf. ( 2 Juan 5s) hasta el don de la vida, siguiendo el

ejemplo del Hijo de Dios: “En esto hemos conocido lo que es amor: en que él dio su vida

por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos” (1 Juan 3,16).

Los cristianos deben amarse los unos a los otros, concretamente, según el mandamiento

del Padre; “Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo,

y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó.” (1Juan 3,23). A imitación de

Dios, que manifestó su amor inmenso a la humanidad, enviando a la tierra a su Hijo

unigénito, los miembros de la Iglesia tienen que amarse los unos a los otros: "Nosotros

amamos porque él nos amó primero" (1Jn 4,19). En realidad, los cristianos tienen que

inspirarse en su comportamiento en el amor del Señor Jesús, que llegó a ofrecer su vida

por su Iglesia; “y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros como

oblación y víctima de suave aroma”. (Efesios 5, 2). El último día serán juzgados sobre la

base del amor concreto a los hermanos: el que haya ayudado a los necesitados tomará

posesión del reino; pero el que se haya cerrado en su egoísmo será enviado al fuego

eterno, léase y confróntese Mateo 25,31-46.

60

19. AMOR SINCERO, CONCRETO Y PROFUNDO.


En los primeros escritos cristianos encontramos continuamente el eco de esta enseñanza

de Jesús. Efectivamente, Pablo en sus cartas inculca en diversas ocasiones y en

diferentes tonos el amor fraterno: el amor debe ser sincero y cordial: “Vuestra caridad sea

sin fingimiento; detestando el mal, adhiriéndose al bien; amándoos cordialmente los unos

a los otros; estimando en más cada uno a los otros”; (Romanos 12,9-10). Los cristianos

de Tesalónica demuestran que son modelos perfectos de ese amor sincero; “En todo

momento damos gracia a Dios por todos vosotros, recordándonos sin cesar en nuestras

oraciones. Tenemos presente ante nuestro Dios y Padre la obra de vuestra fe, los trabajos

de vuestra caridad, y la tenacidad de vuestra esperanza en Jesucristo nuestro Señor.

Conocemos, hermanos queridos de Dios, vuestra elección”; (1 Tesalónica 1,3-4) “Nos

acaba de llegar de ahí Timoteo y nos ha traído buenas noticias de vuestra fe y vuestra

caridad; y dice que conserváis siempre buen recuerdo de nosotros y que deseáis vernos,

así como nosotros a vosotros. Así pues, hermanos, hemos recibido de vosotros un gran

consuelo, motivado por vuestra fe, en medio de todas nuestras congojas y tribulaciones”.

(1 Tesalónica 3,6-8), “En cuanto al amor mutuo, no necesitáis que os escriba, ya que

vosotros habéis sido instruidos por Dios para amaros mutuamente. Y lo practicais bien

con los hermanos de toda Macedonia. Pero os exhortamos, hermanos, a que continuéis

practicándolo más y más”, (1 Tesalónica 4,9).

61

20. EL AMOR CRISTIANO NO SE AGOTA EN EL SENTIMIENTO, SINO QUE HA DE

CONCRETARSE EN LA AYUDA
La generosidad a la hora de ofrecer a los necesitados bienes materiales es signo de amor

auténtico; “Y del mismo modo que sobresalía en todo: en fe, en palabra, en ciencia, en

todo interés y en la caridad que os hemos comunicado, sobresalid también en esta

generosidad. No es una orden; sólo quiero, mediante el interés por los demás, probar la

sinceridad de vuestra caridad”. (2 Corintios 8,7-9s). Efectivamente, el amor cristiano no se

agota en el sentimiento, sino que ha de concretarse en la ayuda, en el socorro, en el

compartir; por eso el rico que cierra su corazón al pobre no está animado por el amor; “Si

alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su

corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de

palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad”. (1 Juan 3,17-18s).

Como expresa San Juan, en realidad, el que sostiene que ama a un Dios que no ve y no

ama al hermano a quien ve es un mentiroso, porque es incapaz de amar verdaderamente

a Dios; Si alguno dice: « Amo a Dios », y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues

quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Y hemos

recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano. (1Juan

4,20-21. Pero también es verdad lo contrario: la prueba del auténtico amor a los

hermanos la constituye el amor a Dios; “En esto conocemos que amamos a los hijos de

Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos”. (1Juan 5,2).

62

21. DAR GRACIAS A DIOS Y ORAR POR LOS AMIGOS


Los padres y los pastores de las Iglesias se alegran y dan gracias a Dios cuando

constatan que el amor fraterno se vive entre los cristianos; “noche y día, me acuerdo de ti

en mis oraciones”. (2 Timoteo 1,3), “Por eso, también yo, al tener noticia de vuestra fe en

el Señor Jesús y de vuestra caridad para con todos los santos, no ceso de dar gracias por

vosotros recordándonos en mis oraciones” (Efesios 1,15), “Damos gracias sin cesar a

Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, por vosotros en nuestras oraciones”,

(Colosense 1,3s); “Sed perseverantes en la oración, velando en ella con acción de

gracias; orad al mismo tiempo también por nosotros para que Dios nos abra una puerta a

la Palabra, y podamos anunciar el Misterio de Cristo”,.“Y por encima de todo esto,

revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección. Y que la paz de Cristo presida

vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados formando un solo Cuerpo. Y sed

agradecidos”; (Colosense 3,14); Con el fin de llegar a una fraternidad sincera, amaos

entrañablemente unos a otros; “para amaros los unos a los otros sinceramente como

hermanos. Amaos intensamente unos a otros con corazón puro " (1 Pedro 22)

22. ESTAR ANIMADOS POR EL AMOR FRATERNO

Todos los cristianos tienen que estar animados por el amor fraterno, pero de manera

especial los ancianos; “que los ancianos sean sobrios, dignos, sensatos, sanos en la fe,

en la caridad, en la paciencia, en el sufrimiento”, (Tito 2,2) este amor, aunque tiene como

objeto específico a los miembros de la Iglesia, incluye el respeto para con todos; “Honrad

a todos, amad a los hermanos, temed a Dios”,

63

(1 Pedro 2,17), “Ante todo, tened entre vosotros intenso amor, pues el amor cubre

multitud de pecados. Sed hospitalarios unos con otros sin murmurar. Que cada cual
ponga al servicio de los demás la gracia que ha recibido, como buenos administradores

de las diversas gracias de Dios” (1Pedro 4,8-10).

Así, el que el que está empapado por este amor fraterno permanece en la luz vive en

comunión con Dios, que es luz; “Dios es Luz, en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que

estamos en comunión con él, y caminamos en tinieblas, mentimos y no obramos la

verdad. Pero si caminamos en la luz, como él mismo está en la luz, estamos en

comunión unos con otros, (1Juan 1,5-8)

23. DIOS MORA EN EL CORAZÓN DEL QUE AMA A SU HERMANO, A SU AMIGO, A

SU PRÓJIMO.

Termino esta segunda parte, comentado que no cabe duda que Dios mora en el corazón

del que ama a su hermano, a su amigo, a su prójimo. El amor se identifica realmente con

Dios; es una realidad divina, una chispa del corazón del Padre comunicada a sus hijos,

ante la cual uno se queda admirado, lleno de asombro. San Pablo exalta hasta tal punto

esta virtud del amor que llega a colocarla por encima de la fe y de la esperanza, puesto

que nunca podrá fallar: en la gloria del reino ya no se creará ni será ya necesario esperar,

puesto que se poseerán las realidades divinas, pero se seguirá amando; más aún, la vida

bienaventurada consistirá en contemplar y en amor (1 Corintios 13). Por consiguiente, el

que ama posee ya la felicidad del reino, puesto que vive en Dios, que es amor. La

salvación eterna depende de la perseverancia en el amor; “Con todo, se salvará por su

maternidad mientras persevere con modestia en la fe, en la caridad y en la santidad”.

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(1 Timoteo 2,15). Dios, en su justicia, no se olvida del amor de los creyentes, concretado

en el servicio; “Porque no es injusto Dios para olvidarse de vuestra labor y del amor que

habéis mostrado hacia su nombre, con los servicios que habéis prestado y prestáis a los
santos”. (Hebreos 6,10). Por eso los cristianos animados por el amor aguardan con

confianza el juicio de Dios: “En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que

tengamos confianza en el día del Juicio, pues como él es, así somos nosotros en este

mundo. No hay temor en el amor; sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el

temor mira el castigo; quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor. Nosotros

amemos, porque él nos amó primero”. (1 Juan 4,17-19). Marcos 12: 29-31; Jesús le

respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye Israel el Señor nuestro Dios, el

Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con

toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo

es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor

que este. Las leyes de Dios no son onerosas ni en número ni en detalle. Todas pueden

reducirse a dos reglas simples para la vida: amar a Dios y amar al prójimo. Estos

mandamientos vienen del Antiguo Testamento (Deuteronomio 6:5; Levítico 19: 18).

Cuando amamos a Dios por entero y nos interesamos en nuestro prójimo como nos

interesamos en nosotros mismo, cumplimos el propósito de los Diez Mandamientos y de

las demás leyes del Antiguo Testamento. De acuerdo con Jesús, estas dos reglas

resumen toda la Ley de Dios. Dejemos que regulen nuestros pensamientos, nuestras

decisiones y nuestras acciones. Cuando no estemos seguros sobre qué hacer,

preguntémonos cuál

65

curso de acción demuestra mejor el amor a Dios (Levítico 19: 18), condensa todas las

demás leyes del Antiguos Testamento. Mateo 6: 24; Ninguno puede servir a dos

señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciar

al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Jesús contrastó los valores celestiales
con los terrenales cuando afirmó que debemos dedicar nuestra lealtad prioritaria a las

cosas que no marchitan, que nadie puede robar y que no envejecen. No debiéramos

llegar al extranjero de fascinarme tanto por nuestras posesiones al grado que seamos

sus esclavos. Esto significa que debiéramos hacer algunos recortes en caso de que

nuestras posesiones estuvieran convirtiéndose en demasiado importante para nosotro

Jesús

está llamando a tomar una decisión que nos permita vivir tranquilamente con lo que

tengamos porque hemos elegido lo que es eterno y duradero.En 1 Juan 4: 12; dice:

Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en

nosotros, y su amor se ha manifestado en nosotros. Si a Dios nadie lo vio jamás,

¿cómo podremos conocerlo? Juan expresa en su Evangelio: El unigénito Hijo, que está

en el seno del padre, Él le ha dado a conocer (Juan 1: 18), Jesucristo es la perfecta

manifestación de Dios en forma humana y se ha revelado a nosotros. Cuando nos

amamos unos a otros, el Dios invisible se revela a los demás, por medio de nosotros, y

se perfecciona su amor. Algunas personas disfrutan de las compañías de los demás.

Hacen amistad con los extraños con facilidad y frecuencia, y están rodeados de

muchos amigos. Otras personas son tímidas o reservadas. Tienen pocos amigos y se

sienten incómodas cuando hablan con personas que no conocen o se mezclan entre la

multitud. Las personas tímidas no tienen que ser extrovertida a fin de amar a los

demás. Juan no dice a cuántas personas debemos amar sino cuánto debemos amar a

las personas que ya conocemos.

66

Nuestra tarea es amar, con fidelidad a las personas que Dios nos ha dado para amar,

sean dos o doscientos. Si Dios ve que estamos listos para amar a otros, Él se

encargará de traerlos hacia nosotros. Por muy tímidos que seamos, no debemos
temer al mandamiento del amor. Dios nos da la fortaleza para hacer lo que nos pide.

1 Juan 4: 7; Amados, amémonos unos a otros; Porque el amor es de Dios, todo aquel

que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.

Aunque el amor es un aspecto del fruto del Espíritu y evidencia del nuevo nacimiento,

también es algo que los creyentes tienen la responsabilidad de desarrollar. Por eso

Juan les exhorta a amar a los hermanos, a interesarse en ellos y a procurar su

bienestar. No se refiere al sentimiento de buena voluntad, sino a la decisión y a la

buena disposición a ayudar a las personas en sus necesidades. Juan exhorta a los

creyentes a que muestren amor por tres razones: primero el amor es la naturaleza

misma de Dios lo cual demostró al dar a su propio Hijo Por ellos, los cuales participan

de su naturaleza porque han nacido de Él. Segundo como Dios los amó, por haber

conocido su amor, perdón y ayuda, ellos están obligados a ayudar a los demás, aún

con riesgo de su propia vida. Tercero si se aman unos a otros, Dios sigue viviendo en

ellos y su amor se perfecciona en ellos.

1 Juan 3:11; Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos

amemos unos a otros. No como Caín, que era el maligno y mató a su hermano. ¿Y

por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.

Efesios 5: 25; Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y

se entregó a sí mismo por ella. En este versículo 25 Pablo reitera a los esposos que

amen a sus esposas, lo que no hace al pedir a las esposas que se sometan a sus

esposos. ¿Cómo debiera amar un hombre a su esposa?

67

Debería estar dispuesto a sacrificar cualquier cosa por ella. Debería buscar su felicidad

como asunto de primera importancia. Debería cuidarla cómo cuida su propio cuerpo.

Ninguna esposa necesita temer someterse a un hombre que la trata así. Algunos
cristianos piensa que la enseñanza de Pablo fue negativa en relación con el matrimonio

debido al consejo que dio en primera de Corintios sin embargo, muestran una visión

elevada en matrimonio. aquí el matrimonio no es una necesidad práctica ni una cura

para el deseo sexua,l sino una figura de la relación entre Cristo y su iglesia. Juan 13:

34-35; Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he

amado que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis

discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

Al creyente se le ordena que ame de modo especial a los demás creyentes, sean o no

miembros de su propia iglesia o de su convicción teológica particular. Los creyentes

deben distinguir a los verdaderos seguidores de Cristo de los que profesan falsamente

su fe, por el criterio de su obediencia, su amor por Cristo y su lealtad a la Sagradas

Escrituras. Cualquier persona que posea una fe viva en Jesucristo y permanezca leal a

la Palabra infalible e inspirada de Dios así como sinceramente la entienda, y se

mantenga firme contra el espíritu popular actual, es un hermano en Cristo y merece

amor y apoyo especiales. El amor a todos los creyentes verdaderos, incluso a los que

son de otras Iglesias No implica acomodarse a sus creencias bíblicas particulares ni a

las diferencias doctrinales, ni que se busque la unidad entre diferentes organizaciones.

El creyente nunca debe poner en juego la santidad de Dios. El amor a Dios y el hacer

su voluntad, como se revela en su palabra, deben controlar y dirigir su amor a los

demás. El amor a Dios siempre tiene prioridad.

68

El amor (ágape) debe ser el rasgo distintivo de Los seguidores de Cristo ese amor

anegado se da a sí mismo y busca el bienestar del prójimo como lo dije en primera de

Juan 4: 9 al 10. Así que la relación entre todos los creyentes debe distinguirse por un

interés sincero que busca de modo abnego el máximo bien de los hermanos en Cristo.
Los creyentes deben mostrarse amigos en las pruebas, preocuparse por los

sentimientos y las buena reputación de los demás creyentes, y sacrificarse para

promover el bienestar mutuo.

Mateo 22: 37-40; Amarás al Señor tu Dios: lo que Dios Pide de los que creen en

Cristo y reciben su salvación es Amor ferviente. Este amor exige una actitud en la que

Dios sea tan estimado y apreciado que de veras se anhele su comunión, se haga el

esfuerzo por obedecer y con sinceridad se busque su honra y voluntad en la tierra.

Los que de veras aman a Dios desearán compartir su sufrimiento, promover su reino,

vivir para su honra y respaldar sus normas de justicia en la tierra. El amor a Dios debe

ser sincero y dominante, inspirado por el amor que llevó a Dios a entregar a su hijo por

todos nosotros. El amor del creyente ha de ser idéntico al amor expresado en

Romano 12: 1 al 2; y también en primera de Corintios 6: 20. El amor a Dios incluye: el

vínculo personal de lealtad y fidelidad a Él; la fe como firme y constante adhesión a

aquel que ha con quien estamos unidos por una relación filial; la fidelidad al

compromiso con Él, la devoción sincera, expresada en la consagración a la normas

justa de Dios en medio de un mundo que rechaza a Dios; y el deseo de la presencia de

Dios y la Comunión con Él. Amarás a tu prójimo: Se requiere que los hijos de Dios

amen a todas las personas; incluso a sus enemigos. También se les ordena que

amén de una manera especial a todos los que de veras hayan nacido de nuevo. El

amor de los creyentes a sus hermanos en la fe, su prójimo y sus enemigos deben

estar subordinado a su amor y devoción a Dios, y bajo su control y dirección.

69

El amor a Dios es el primero y grande mandamiento. Por eso, en la práctica de amor

a todas las personas, nunca se debe transigir en cuanto a la santidad de Dios, su

deseo de pureza, su voluntad y sus normas cómo se aceleran en las Escrituras.


Levítico 19: 18; No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino

amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová. Prójimo, se refiere a cualquier

persona con quien se entra en contacto, no sólo una que vive cerca. Este

mandamiento que regulaba el tratamiento de Israel a los demás fue citado por Cristo en

Mateo 22: 39 Pablo y Santiago lo describen de manera práctica demostrar el amor y

el cuidado por el prójimo.

Juan 14: 21-24; El guardar los mandamientos de Cristo no es facultativo para los que

han de tener vida eterna; la obediencia a Cristo, aunque nunca perfecta, debe ser

sincera. Es un aspecto esencial de la fe salvadora, que surge del amor a Él; Sin amor

a Cristo, el tratar de guardar sus mandamientos se vuelve legalismo. A la persona que

lo ama y lucha por guardar sus mandamientos siempre, Cristo le promete un amor

especial, gracia y su presencia en lo más profundo de su ser. El que verdaderamente

ama a Jesucristo y obedece sus palabras experimentará la presencia inmediata y el

amor del Padre y del hijo el padre y el Hijo. El Padre y el Hijo llegan a vivir en él por

medio del Espíritu Santo. Debe observarse que el amor del Padre está condicionado

al amor que se le tiene a Jesucristo y a la lealtad de su Palabra. El que obedece las

enseñanzas de Cristo y no lo ama personalmente, y si no lo ama no tiene la verdadera

fe salvadora. Alegar que uno no deja de ser salvo aún cuando deje de amar a Cristo y

comience a llevar una vida de inmoralidad, blasfemia, crueldad, homicidio, borrachera,

etcétera; es una contradicción directa a estas y otras palabras de Jesús respecto al

amor, la obediencia y la presencia interna del Espíritu Santo. Juan 3: 16-17; Porque de

tal manera amó Dios al mundo,

70

que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más

tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo,
sino para que el mundo sea salvo por él. Todo el evangelio se centra en este

versículo. El amor de Dios no es estático ni egoísta, sino que se extiende y atrae a

otros a sí. Dios establece aquí el verdadero molde del amor, la base de toda relación

de amor. Si uno ama a alguien profundamente, está dispuesto a darle amor a

cualquier precio. Dios pagó, con la vida de su Hijo, el más alto precio que se puede

pagar. Jesús aceptó nuestro castigo, pagó el precio de nuestros pecados, y luego

nos ofreció una nueva vida que nos compró con su muerte. Cuando predicamos el

evangelio a otros, nuestro amor debe ser como el suyo, y estar dispuestos a renunciar

a nuestra comodidad y seguridad para que otros reciban el amor de Dios como

nosotros. Muchas personas rechazan la idea de vivir para siempre porque viven vidas

tristes. Pero la vida eterna no es la extensión de la miserable vida mortal del hombre;

vida eterna es la vida de Dios encarnada en Cristo que se da a todos los que creen

como garantía de que vivirán para siempre. En esa vida no hay muerte. enfermedad,

enemigo, demonios ni pecado. Cuando no conocemos a Cristo, tomamos decisiones

pensando que esta vida es todo lo que tenemos. En realidad, esta vida es solo el

comienzo de la eternidad. Empiece, por lo tanto, a evaluar todo lo que le sucede

desde una perspectiva eterna. 1 Pedro 4: 8; Y ante todo, tened entre vosotros

ferviente amor, porque el amor cubrirá multitud de pecado. Viva con la expectativa de

que Cristo viene. El estar listo para encontrarse con Él implica crecimiento continuo en

amor a Dios y a los demás. Es importante orar regularmente, y también es importante

llegar a los necesitados. Sus bienes, sus nivel social y su poder no significarán nada

en el reino de Dios, pero usted pasará la eternidad con otras personas.

71

Invierta su tiempo y sus talentos en lo que determinará toda una eternidad. Hebreos

10: 24; Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas
obras.La palabra nos dice que debemos estimularnos, unos a otros para que el amor

que cada uno de nosotros refleje en cada cosa u obra que hagamos en nuestra vida

hacia los demás. Sea de agrado para nuestro Señor la ayuda mutua hacia el prójimo

y al necesitado porque a eso nos mandó nuestro señor.

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