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ANÁLISIS JURISPRUDENCIAL

ESTUDIANTE:

IVONNE NATALIA PÉREZ AGUIRRE

DOCENTE:

ORLANDO RAMÍREZ

UNIVERSIDAD SERGIO ARBOLEDA

ESCUELA MAYOR DE DERECHO

DERECHO CIVIL BIENES

BOGOTÁ, CUNDINAMARCA

11 DE ABRIL DE 2019
Análisis jurisprudencial
Sentencia C-595/99

Corporación que emitió el fallo: Corte Constitucional.


Ciudad y fecha: Santafé de Bogotá, D.C., dieciocho (18) de agosto de mil
novecientos noventa y nueve (1999).
Magistrado Ponente: Dr. CARLOS GAVIRIA DIAZ
Partes:
 Demandante: Juan Pablo Quintero
 Norma demandada: Demanda de inconstitucionalidad contra un aparte
del artículo 669 del Código Civil.

1. Hechos jurídicamente relevantes:


En ejercicio de la acción pública de inconstitucionalidad, el ciudadano JUAN
PABLO QUINTERO, presenta demanda contra un aparte del artículo 669 del
Código Civil, por infringir el artículo 58, inciso 2, de la Constitución.

Lo acusado es lo que aparece subrayado:

“Artículo 669. El dominio (que se llama también propiedad) es el derecho real en


una cosa corporal, para gozar y disponer de ella arbitrariamente, no siendo contra
ley o contra derecho ajeno."

“La manifiesta y ostensible violación de la norma constitucional (art. 58 inc. 2)


consiste en que la propiedad se concibe como un ejercicio concreto de la libertad,
de modo que bastando respetar la ley y el derecho ajeno, el propietario puede
desplegar un poder arbitrario, en principio ilimitado y renuente a la introducción de
elementos obligatorios y de deberes dentro de tal derecho, para que éste
comporte el alcance, amparo y la protección constitucional señalada en el artículo
58 de nuestra Carta Política.

La Constitución Política de Colombia, en su artículo 58, asigna una función social


y ecológica a la propiedad y la edifica como derecho de todos que supone
responsabilidades. Por tal razón el contenido privatista, absolutista y
potencialmente ilimitado contenido en las expresiones acusadas del artículo 669
del Código Civil Colombiano, son contrarias a las valoraciones axiológicas de
solidaridad de la Constitución y a los contenidos y valoraciones políticas y
filosóficas del Estado Social de Derecho definidos en la Carta Política“.

2. Problema jurídico
¿Tiene relevancia, alcance y significación dejar intacto el artículo 669 del
Código Civil donde se hace referencia la facultad de gozar y disponer de una
cosa arbitrariamente, no siendo contra ley o contra derecho ajeno respecto al
derecho real de dominio?
3. Consideraciones de la Corte Constitucional

3.1 Tres momentos en el constitucionalismo colombiano

a) La Constitución de 1886 no contenía una referencia explícita a la


propiedad. Quedaba comprendida, como es evidente, dentro de los derechos
adquiridos cuya protección se consignaba en el artículo 31 en los siguientes
términos:

"Los derechos adquiridos con justo título con arreglo a las leyes civiles
por personas naturales o jurídicas, no pueden ser desconocidos ni
vulnerados por leyes posteriores.
Cuando de la aplicación de una ley expedida por motivos de utilidad
pública, resultaren en conflicto los derechos de particulares con la
necesidad reconocida por la misma ley, el interés privado deberá ceder
al interés público...."

Las acciones de inconstitucionalidad dirigidas contra el artículo 669 (hoy de nuevo


acusado), pues aún bajo la vigencia de la Constitución de 1886, resultaba
razonablemente cuestionable la posibilidad jurídica del propietario de usar y
disponer arbitrariamente de la cosa objeto de dominio, ya que dicha potestad
estaba morigerada al circunscribirse a los límites de la ley y al derecho ajeno.

b) La reforma Constitucional de 1936 comportó un cambio notable en el sistema


político colombiano, en la concepción de las funciones que al Estado incumben, en
la injerencia posible y legítima de éste en el campo económico. El derecho de
dominio deviene función social, lo que significa que el propietario no es un sujeto
privilegiado, como hasta el momento lo había sido, sino un funcionario, es decir
alguien que debe administrar lo que posee en función de los intereses sociales
(prevalentes respecto al suyo), posesión que sólo se garantiza, en la órbita
individual, a condición de que los fines de beneficio colectivo se satisfagan.

Resulta incompatible con una concepción de sello marcadamente individualista


como la que se plasma en el artículo 669, enfatizada de modo particular en la
palabra arbitrariamente, así se hagan esfuerzos hermenéuticos tan artificiosos
como inocuos para distinguir dos acepciones: caprichosamente, o según su
arbitrio y optar por atribuirle al adverbio, en ese contexto, este último significado.

c) La constitución de 1991 reconstituyó a Colombia como un "Estado social de


derecho organizado en forma de República unitaria... fundada en el respeto de la
dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y
en la prevalencia del interés general".
Al derecho de propiedad le es inherente una función ecológica y creó, con el
mandato de que sean protegidas, y promovidas formas asociativas y solidarias de
propiedad. Es pertinente transcribir en su totalidad el artículo 58 de la nueva Carta,
modificado por el Acto Legislativo No. 1 de 1999, que abolió la posibilidad de
expropiación sin indemnización, subrayando las expresiones más indicativas del
nuevo rumbo.
Como lo reconoció la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia y lo ha
venido sosteniendo la doctrina de esta Corte, desde la reforma constitucional de
1936 y, con mayor razón, a partir de la vigencia de la Carta de 1991, que
caracterizó a nuestra organización política con el significativo e ineludible concepto
de Estado Social de Derecho, la propiedad privada ya no puede reclamar para sí
el atributo de la arbitrariedad ni el carácter absoluto que en tiempos ya superados
constituyeron elementos inherentes a ella.
El contenido del art. 669 del Código Civil según el cual, el propietario puede
ejercer las potestades implícitas en su derecho arbitrariamente, no da cuenta
cabal de lo que es hoy la propiedad en Colombia.

4. Decisión

Declarar EXEQUIBLES las expresiones "no siendo contra ley o contra


derecho ajeno" contenidas en el artículo 669 del Código Civil
e INEXEQUIBLE el adverbio "arbitrariamente" de esa misma disposición.
Análisis jurisprudencial
Sentencia T-488/14
Corporación que emitió el fallo: Corte Constitucional.
Ciudad y fecha: Bogotá, D.C., nueve (9) de julio de dos mil catorce (2014).
Magistrado Ponente: JORGE IVÁN PALACIO PALACIO.
 Demandante: Gerardo Escobar Niño.
 Acción de tutela interpuesta en contra la Oficina de Registro de
Instrumentos Públicos de Paz de Ariporo (Casanare) y otros.

1. Hechos jurídicamente relevantes:

El señor Escobar Niño, mediante apoderado judicial, presentó demanda


extraordinaria de pertenencia sobre el predio rural denominado “El Lindanal”,
ubicado en la vereda “Jagüeyes” del municipio de San Luis de Palenque,
departamento de Casanare, con un área de trece hectáreas, más seis mil
seiscientos dieciocho punto cuarenta metros cuadrados (13 Hctas + 6618,40 m2).
Asegura que la demanda fue admitida en forma legal, se hicieron los
correspondientes emplazamientos de radio y prensa, así como una inspección
ocular al predio. El trámite culminó con sentencia judicial proferida por el
Juzgado Promiscuo del Circuito de Orocué (Casanare) el 20 de noviembre de
2012. La parte resolutiva declaró que el actor había adquirido el derecho real de
dominio sobre el predio “El Lindanal” a través del modo de prescripción adquisitiva
extraordinaria o usucapión. En consecuencia, ordenó “la inscripción de la presente
sentencia en el folio de matrícula inmobiliaria que deberá ser abierto para tal
efecto con la alinderación y denominación que del predio se ha consignado”.

La Oficina de Registro de Instrumentos Públicos de Paz de Ariporo, en Nota


Devolutiva calendada el 24 de septiembre de 2013, manifestó que la sentencia no
podía ser inscrita de acuerdo con lo dispuesto por el Nuevo Estatuto Registral (Ley
1579 de 2012). Fundamentó su posición en que la propiedad de los terrenos
baldíos adjudicables solo puede adquirirse mediante título traslaticio de dominio
otorgado por el Estado a través del Instituto Colombiano de la Reforma Agraria o
por las entidades públicas en las que delegue esta facultad. Los ocupantes de
tierras baldías, por ese solo hecho, no tienen la calidad de poseedores conforme
al Código Civil y frente a la adjudicación por el Estado solo existe una mera
expectativa”.
El señor Escobar Niño considera que esta decisión es vulneradora de sus
derechos constitucionales al debido proceso, el libre acceso a la administración de
justicia, la seguridad jurídica y a la confianza legítima. Es por esto que interpone
acción de tutela para que el juez constitucional disponga el cumplimiento
inmediato de la sentencia proferida por el Juzgado Promiscuo de Orocué. Esgrime
que la providencia en cuestión declaró en forma legal su dominio por prescripción
extraordinaria y “en ninguna parte del proceso mencionado, se presentó oposición
al trámite, que sustentara prohibición o restricción alguna, que justificara que el
predio objeto de pertenencia no se pudiera declarar de esa forma”.

Aduce que la visión del Registrador seccional desconoció el significado teleológico


de los bienes baldíos en el ordenamiento colombiano[y que si bien el Incoder es la
entidad del Estado facultada para titular los predios rurales y baldíos con el
cumplimiento de los requisitos contemplados en la Ley 160 de 1994, esta norma
“jamás está prohibiendo expresamente que la jurisdicción ordinaria conozca de
trámites de pertenencia que se adelantan ante los Jueces de la República, en
virtud y en aplicación del artículo 1º de la Ley 200 de 1936”.

Junto con su escrito de tutela, anexó copia simple de la sentencia de fecha 20 de


noviembre de 2012, que resolvió el proceso extraordinario de pertenencia, y copia
simple de la nota devolutiva del 24 de septiembre de 2013, proferida por la Oficina
de Registro de Instrumentos Públicos de Paz de Ariporo.

2. Problema jurídico
2.1 ¿Infringe el ordenamiento constitucional y legal colombiano la declaración de
prescripción adquisitiva que efectúe un juez sobre un terreno baldío a través de un
proceso de pertenencia?

2.2 ¿Vulnera los derechos fundamentales a la debido proceso, la administración


de justicia y la confianza legítima la negativa de una Oficina de Registro de
Instrumentos Públicos a inscribir un fallo judicial que declare la pertenencia sobre
un bien baldío?

3. Decisión de instancia
En fallo de única instancia de tutela, calendado el 19 de noviembre de 2013, el
Juzgado Promiscuo de Familia de Paz de Ariporo concedió el amparo de los
derechos fundamentales. El despacho declaró que si bien respetaba los
argumentos esgrimidos por el Registrador de Instrumentos Públicos, se estaba
“ante la presencia de un asunto que tiene que ver directamente con el principio
constitucional consagrado en el art. 13, como es el derecho de igualdad, que
consiste en dar el mismo tratamiento jurídico a casos similares”.

Al respecto expuso que el Estatuto Registral (Ley 1579 de 2012, art. 56) ordena la
matrícula de los bienes adjudicados en proceso de prescripción adquisitiva del
dominio. Por ello concluyó:
“Es así que la obligación de la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos
es cumplir la ley procediendo a abrir los folios de matrícula que corresponda,
bien sea por orden del Incoder cuando profiere Resoluciones de
Adjudicación o por sentencias judiciales cuando declara pertenencias como
es el caso que nos ocupa.

2De manera que se violan derechos fundamentales, no sólo el que se alega


por el demandante, sino como el que quedó muy claramente explicado, cual
es el derecho de igualdad en la aplicación de la ley que se traduce en el
principio de seguridad jurídica”.

En consecuencia, ordenó al Registrador de Instrumentos Públicos Seccional Paz


de Ariporo “proceder dentro del improrrogable término de cuarenta y ocho (48)
horas siguientes a la notificación del presente fallo a INSCRIBIR la sentencia
proferida por el Juzgado Promiscuo del Circuito de Orocué de fecha 20 de
noviembre de 2012 y abrir el correspondiente Folio de Matrícula Inmobiliaria”[ .

4. Consideraciones de la Corte Constitucional


4.1 Los bienes del Estado en la Constitución de 1991

La Carta Política de 1991 reiteró la tradicional concepción según la cual


pertenecen a la Nación los bienes públicos que forman parte del territorio, dentro
de los cuales se encuentran las tierras baldías. En efecto, el artículo 102 superior
dispuso que: “El territorio, con los bienes públicos que de él forman parte,
pertenecen a la Nación". La jurisprudencia ha precisado, según los lineamientos
de la legislación civil, que la denominación genérica adoptada en el artículo 102
de la Carta Política comprende tanto los bienes de uso público como los bienes
fiscales, así:

“(i) Los bienes de uso público, además de su obvio destino se caracterizan


porque “están afectados directa o indirectamente a la prestación de un
servicio público y se rigen por normas especiales”. El dominio ejercido sobre
ello se hace efectivo con medidas de protección y preservación para
asegurar el propósito natural o social al cual han sido afectos según las
necesidades de la comunidad].

(ii) Los bienes fiscales, que también son públicos aun cuando su uso no
pertenece generalmente a los ciudadanos, se dividen a su vez en: (a)
bienes fiscales propiamente dichos, que son aquellos de propiedad de las
entidades de derecho público y frente a los cuales tienen dominio
pleno “igual al que ejercen los particulares respecto de sus propios bienes; y
(b) bienes fiscales adjudicables, es decir, los que la Nación conserva “con el
fin de traspasarlos a los particulares que cumplan determinados requisitos
exigidos por la ley”, dentro de los cuales están comprendidos los baldíos”.
4.2 La imprescriptibilidad de los bienes del Estado.
Mediante providencia C-595 de 1995, la Corte abordó una demanda ciudadana
contra varias normas nacionales (Ley 48 de 1882, Ley 110 de 1912 y Ley 160 de
1994) que consagraban la imposibilidad jurídica de adquirir el dominio sobre
bienes inmuebles a través del fenómeno de la prescripción. En opinión del actor,
la Constitución actual no incluyó en su artículo 332 la titularidad sobre los baldíos,
como sí lo hacía la Carta anterior en el artículo 202-2. En tal medida, el legislador
no podía consagrar la imprescriptibilidad de los mismos, en detrimento de los
mandatos constitucionales que ordenan promover el acceso a la propiedad en
general.

Aunque la prescripción o usucapión es uno de los modos de adquirir el dominio de


los bienes corporales, raíces o muebles que están en el comercio, los terrenos
baldíos obedecen a una lógica jurídica y filosófica distinta, razón por la cual estos
tienen un régimen especial que difiere del consagrado en el Código Civil. No en
vano, el Constituyente en el artículo 150-18 del Estatuto Superior, le confirió
amplias atribuciones al legislador para regular los asuntos relacionados con los
baldíos, concretamente para “dictar las normas sobre apropiación o adjudicación y
recuperación de tierras baldías”.

“Artículo 65. La propiedad de los terrenos baldíos adjudicables, sólo puede


adquirirse mediante título traslaticio de dominio otorgado por el Estado a
través del Instituto Colombiano de la Reforma Agraria, o por las entidades
públicas en las que delegue esta facultad.
Los ocupantes de tierras baldías, por ese solo hecho, no tienen la calidad de
poseedores conforme al Código Civil, y frente a la adjudicación por el Estado
sólo existe una mera expectativa.
La adjudicación de las tierras baldías podrá hacerse por el Instituto mediante
solicitud previa de parte interesada o de oficio(…)” (subrayado fuera del
original).
El Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (Incoder), por su parte, desempeña
una tarea primordial en el proceso de reforma agraria. De conformidad con la Ley
160 de 1994, al Instituto le corresponde administrar en nombre del Estado las
tierras baldías de la Nación y, en tal virtud, adjudicarlas, así como llevar a cabo
las acciones que correspondan conforme a las leyes en los casos de indebida
apropiación de tierras baldías. La entidad es entonces responsable de ejecutar
actuaciones determinantes de clarificación de la propiedad, adjudicación,
delimitación o deslinde, extinción del derecho de dominio y recuperación de
baldíos indebidamente ocupados.

Otra entidad que adquiere relevancia en este contexto es la Superintendencia de


Notariado y Registro, y particularmente los Registradores Seccionales de
Instrumentos Públicos. En efecto, la inscripción en el folio de matrícula constituye
título suficiente de dominio y prueba de la propiedad; es así como se perfecciona
y hace oponible ante terceros todo acto jurídico sobre un bien inmueble.
Pero la misión del registrador no es la de un simple testigo pasivo, su oficio es un
auténtico servicio público que demanda un comportamiento sigiloso que
salvaguarde la fe pública sobre los actos y negocios jurídicos. Es por esta misma
razón que la Ley 160 de 1994 exige al registrador abstenerse de inscribir toda
actuación que contradiga los requisitos y prohibiciones dispuestos para la
adjudicación de bienes baldíos y se consagra un régimen de responsabilidad
sobre el funcionario, que le hace responder tanto por sus actuaciones como
omisiones.

La sentencia proferida el 20 de noviembre de 2012 declaró que el señor Escobar


Niño había adquirido el derecho real de dominio de un predio sobre el cual existen
serios indicios de ser baldío. Tal decisión desconoce la jurisprudencia pacífica y
reiterada no solo de la Sala Plena de la Corte Constitucional, sino de las otras
altas Corporaciones de justicia que han sostenido la imposibilidad jurídica de
adquirir por medio de la prescripción el dominio sobre tierras de la Nación, en
concordancia con lo dispuesto por el artículo 65 de la Ley 160 de 1994.

Finalmente, la actuación del juez se encajaría en un defecto orgánico, en tanto


este carecía, en forma absoluta, de competencia para conocer del asunto. Debe
recordarse que la actuación judicial está enmarcada dentro de una competencia
funcional y temporal, determinada, constitucional y legalmente, que de ser
desbordada conlleva el desconocimiento del derecho al debido proceso. En este
caso concreto, es claro que la única entidad competente para adjudicar en
nombre del Estado las tierras baldías es el Incoder, previo cumplimiento de los
requisitos legales. Los procesos de pertenencia adelantados por los jueces civiles,
por otra parte, no pueden iniciarse –también por expreso mandato del legislador-
sobre bienes imprescriptibles.

Mediante Nota Devolutiva del 24 de septiembre de 2013, el Registrador de


Instrumentos Públicos de Paz de Ariporo se negó a inscribir la parte resolutiva de
la sentencia proferida por el Juez Promiscuo del Circuito de Orocué. Actuando a
través de apoderado judicial, el señor Gerardo Escobar Niño radicó acción de
tutela el 1º de noviembre de 2013 contra la decisión de la oficina de registro de
instrumentos públicos.

En casos como el presente, incluso la decisión de un juez de la República,


formalmente válida, puede ser desatendida por el funcionario responsable cuando
este advierte que la providencia trasgrede abiertamente un mandato
constitucional o legal inequívoco. En efecto, el principio de seguridad jurídica no
se erige como una máxima absoluta, y debe ceder cuando la actuación
cuestionada representa una vía de hecho; el error, la negligencia o la arbitrariedad
no crea derecho. La obediencia que se espera y demanda en un Estado Social y
Democrático de Derecho, no es una irreflexiva e indiferente al contenido y
resultados de una orden.
Por todo lo expuesto, la decisión del a-quo será revocada por esta Corporación.
En cuanto al argumento de la igualdad, la Sala encuentra que no fue desarrollado
en la sentencia de instancia, ni explicado desde qué parámetro se juzgó el
supuesto trato discriminatorio. Para finalizar, solo resta aclarar que el artículo 56
de la Ley 1579 de 2012, mencionado por el Juez Promiscuo de Familia de Paz de
Ariporo, parte del supuesto de ser un terreno susceptible de prescripción
adquisitiva, mientras que el siguiente artículo sí hace referencia a la matrícula de
bienes baldíos, los cuales -se reitera- solo pueden ser adjudicados por el Incoder.

5. Decisión
PRIMERO.- REVOCAR la sentencia de tutela de única instancia proferida por el
Juzgado Promiscuo de Familia de Paz de Ariporo (Casanare), dentro de la acción
de tutela instaurada por Gerardo Escobar Niño, mediante la cual se concedió el
amparo y, en su lugar, NEGAR la protección de los derechos fundamentales
invocados.

SEGUNDO.- ORDENAR al Registrador de Instrumentos Públicos de Paz de


Ariporo que elimine la inscripción realizada en el folio de matrícula del predio “El
Lindanal” en cumplimiento del fallo de tutela proferido por el a-quo.

TERCERO.- DEJAR SIN EFECTOS todas las providencias proferidas desde el


auto admisorio por el Juzgado Promiscuo del Circuito de Orocué, dentro del
proceso agrario de pertenencia, con radicación número 852302044001-2011-
0031, iniciado por el señor Gerardo Escobar Niño contra personas indeterminados.
En caso que el accionante pretenda reiniciar el proceso de prescripción, el juez
deberá vincular oficiosamente al Instituto Colombiano de Desarrollo Rural
(Incoder) para que se pronuncie sobre los hechos de la demanda y ejerza las
actuaciones que considere necesarias.

CUARTO.- ORDENAR al Incoder que dentro del término de veinte (20) días
contados a partir de la notificación de la presente providencia, adelante el proceso
de clarificación sobre el inmueble objeto de discusión[176], para establecer si ha
salido o no del dominio del Estado. De los resultados del proceso, enviará copia al
señor Gerardo Escobar Niño, al Juzgado Promiscuo del Circuito de Orocué y a la
Oficina de Instrumentos Públicos de Paz de Ariporo. En todo caso, acompañará al
accionante y lo incluirá como beneficiario del proceso de adjudicación de baldíos,
siempre y cuando este cumpla con los requisitos legales.

QUINTO.- ORDENAR al Incoder, adoptar en el curso de los dos (2) meses


siguientes a la notificación de esta providencia, si aún no lo ha hecho, un plan real
y concreto, en el cual puedan identificarse las circunstancias de tiempo, modo y
lugar, en las cuales habrá de desarrollarse un proceso nacional de clarificación de
todos los bienes baldíos de la nación dispuestos a lo largo y ancho del país. Copia
del anterior plan de trabajo se enviará a la Procuraduría General de la Nación y a
la Contraloría General de la República para que, dentro de sus competencias
constitucionales y legales, evalúen los cronogramas e indicadores de gestión
mediante un informe que presentarán al juez de instancia, en el transcurso del
mes siguiente a la recepción del plan. De igual manera, la Sala Quinta de Revisión
de la Corte Constitucional y la Presidencia de la República recibirán copia del plan
propuesto por el Incoder y de los comentarios y sugerencias que formulen los
órganos de control. Una vez se acuerde y apruebe la versión definitiva del plan de
trabajo, a más tardar dentro de los cinco meses siguientes a la notificación de esta
providencia, la Procuraduría General de la Nación y la Contraloría General de la
República vigilarán su cumplimiento y desarrollo, e informarán periódicamente al
juez de instancia y a la Corte Constitucional de los avances o correctivos que
estimen necesarios.

SEXTO.- ORDENAR a la Superintendencia de Notariado y Registro expedir,


dentro de las dos (2) semanas siguientes a la notificación de esta providencia, una
directriz general dirigida a todas las oficinas seccionales en la que: a) explique la
imprescriptibilidad de las tierras baldías en el ordenamiento jurídico colombiano; b)
enumere los supuestos de hecho y de derecho que permitan pensar
razonablemente que se trata de un bien baldío; y c) diseñe un protocolo de
conducta para los casos en que un juez de la república declare la pertenencia
sobre un bien presuntamente baldío. Copia de la misma deberá ser enviada a la
Sala Quinta de Revisión de la Corte Constitucional.

SÉPTIMO.- ORDENAR a la Superintendencia de Notariado y Registro presentar al


juez de instancia, dentro de los dos (2) meses siguientes a la notificación de esta
providencia, un informe consolidado a la fecha sobre los terrenos baldíos que
posiblemente hayan sido adjudicados irregularmente a través de procesos de
pertenencia, de acuerdo a la información suministrada por sus oficinas
seccionales. Copia de este informe deberá ser enviado, dentro del mismo término,
al Incoder y a la Fiscalía General de la Nación para que investigue en el marco de
sus competencias eventuales estructuras delictivas detrás de la apropiación ilegal
de tierras de la Nación.

OCTAVO.- ORDENAR al Incoder que adelante, con fundamento en el informe


presentado en el numeral anterior, los procedimientos de recuperación de baldíos
a los que haya lugar. Dentro de los cinco (5) meses siguientes a la recepción del
precitado documento, el Incoder deberá informar a la Procuraduría General de la
Nación y a la Contraloría General de la República los avances en esta orden,
especificando, por lo menos, el (i) número de procesos iniciados, (ii) fase en la que
se encuentran y (iii) cronograma de actuaciones a ejecutar. Copia de este informe
se enviará a la Sala Quinta de Revisión de la Corte Constitucional.

NOVENO.- ORDENAR al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural prestar el


acompañamiento debido al Incoder, velando por la orientación, articulación
institucional y evaluación de las órdenes impartidas.

DÉCIMO.- ORDENAR a la Procuraduría General de la Nación y a la Contraloría


General de la República, hacer seguimiento, dentro de sus competencias
constitucionales y legales, a las órdenes anteriores así como evaluar su
cumplimiento y desarrollo. Dentro de los seis (6) meses siguientes a la notificación
de esta providencia, las referidas entidades presentarán un informe al juez de
instancia, a la Sala Quinta de Revisión de la Corte Constitucional y a la
Presidencia de la República, referente a los avances en el seguimiento y control
sobre las órdenes proferidas.

DÉCIMO PRIMERO.- COMPULSAR copias del expediente de tutela al Consejo


Superior de la Judicatura, para que en el ámbito de su competencia, investigue
disciplinariamente la actuación del Juez Promiscuo del Circuito de Orocué quien
dio curso a un proceso de pertenencia sobre un presunto bien baldío, en oposición
a las pruebas allegadas y a las disposiciones legales y jurisprudenciales sobre el
asunto.

DÉCIMO SEGUNDO.- LÍBRESE por Secretaría General la comunicación prevista


en el artículo 36 del Decreto 2591 de 1991.
Análisis jurisprudencial
Sentencia SC6227-2016
Corporación que emitió el fallo: Corte Suprema de Justicia-Sala de Casación
Civil.
Ciudad y fecha: Bogotá, D. C., doce (12) de mayo de dos mil dieciséis (2016).
Magistrado Ponente: FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ.
Partes:
 Demandantes: Hernando Ramírez Sánchez, María Inés Báez,
Hernando, Diana, Ángela y Daniel Ramírez Báez, accionistas de la
entonces Cervecería Ancla S. A (recurso de casación interpuesto por los
demandantes frente a la sentencia de 29 de junio de 2012).
 Demandado: Instituto de Fomento Industrial IFI
5. Hechos jurídicamente relevantes:

1. Los actores pidieron declarar la responsabilidad contractual de la enjuiciada


por incumplir la obligación prevista en el capítulo II del acuerdo de
normalización y estabilización financiera de Cervecería Ancla S.A., que
suscribieron el 30 de abril de 1996 con el preanotado instituto y demás
acreedores.
2. En consecuencia, solicitaron condenarla a pagarles, por lucro cesante,
veintiséis mil novecientos sesenta y cuatro millones de pesos
($26.964.000.000); por daño emergente, diecisiete mil doce millones
cuatrocientos ochenta y ocho mil novecientos sesenta y ocho pesos
($17.012.488.968); y a título de dineros que se dejaron de girar,
actualizados a la radicación del libelo inicial, seiscientos treinta y siete
millones novecientos cuatro mil trescientos ochenta y ocho pesos
($637.904.388).
3. Así mismo, reclamaron señalar que el Instituto de Fomento Industrial es civil
y contractualmente responsable por abuso del derecho, al no haber
satisfecho el compromiso de suministrar los fondos a que se había
comprometido en virtud del mencionado “acuerdo”.
4. Hernando Ramírez Sánchez y familia establecieron en 1992 la sociedad
Cervecería Ancla S.A., para fabricar y vender cerveza de alta calidad, la
persona jurídica adquirió créditos, garantizados con bienes propios, de sus
accionistas y de terceros.
5. Sus cuentas fueron embargadas a instancia de uno de los acreedores,
generándose desconfianza en otras entidades, que como el IFI se
abstuvieron de otorgarle préstamos por dos mil millones de pesos
($2.000.000.000), que solucionarían definitivamente la iliquidez transitoria.
6. El 22 de febrero de 1996, los socios de la cervecera deprecaron la
iniciación de un trámite concursal, a lo cual, la Superintendencia de
Sociedades respondió con el llamado de los interesados para la búsqueda
de un arreglo previo que normalizara y proyectara la empresa.

7. El 30 de abril siguiente se firmó por los accionistas de la deudora y por el


noventa y cinco por ciento (95%) de los prestamistas, incluido el IFI, el
“acuerdo de normalización y reestructuración de pasivos de cervecería
Ancla S.A.”. La cláusula décima de ese pacto asignó al Instituto de Fomento
Industrial la obligación de entregar a la cervecería la cifra de doscientos
setenta y ocho millones ochocientos catorce mil cuatrocientos noventa
pesos ($278.814.490), que junto con los recursos que darían otros entes
financieros, harían viable los términos del compromiso y el “ensanche [de la
empresa] proyectado por las mismas acreedoras”.
8. El desembolso de los dineros se condicionó a que la deudora constituyera
una fiducia de administración y pagos, otra de “garantía”; realizara la
capitalización prevista y entregara las “nuevas garantías” indicadas. El
representante legal de la cervecería constituyó una fiducia de
administración de tesorería con Fidubancoop, a la cual debían ingresar el
capital procedente de su operación y el aportado por los prestamistas para
su rescate (26 de junio).

9. Hernando Ramírez Sánchez, mayor accionista, firmó una primera fiducia de


garantía, que el IFI no suscribió porque se negó a levantar un hipoteca que
ya existía a su favor (29 de mayo). Ramírez Sánchez cambió el texto de la
“fiducia en garantía” y lo volvió a signar, pero el Instituto no hizo lo propio
“absteniéndose de entregar los recursos a los que se había obligado
contractualmente” (26 de junio).

10. El 16 de octubre del mencionado año, a petición de la Junta de Vigilancia


de la que hacía parte el Instituto de Fomento Industrial, la Superintendencia
de Sociedades decretó la apertura del trámite concordatario de Cervecería
Ancla S. A. Previa solicitud de los acreedores para que se retirara del cargo
de gerente, el socio mayoritario, Hernando Ramírez Sánchez, constituyó
una fiducia mercantil en administración sobre el cincuenta y uno por ciento
(51%) de sus acciones, siendo beneficiarias las mutuantes, y entre ellas, el
IFI, quien por lo demás, para ese momento, “no había entregado los
recursos comprometidos” (25 de abril de 1997).

11. El 23 de junio ulterior, Ramírez Sánchez renuncia al cargo de gerente y es


designado otro.Los socios no aceptaron la propuesta, el 4 de septiembre, el
nuevo gerente, nombrado por la Junta de Vigilancia, llevó al órgano
corporativo unos estados financieros con corte a 31 de julio de 1997, en los
que luego de un “reverso contable”, dejó a la sociedad incursa en causal de
liquidación por perder más del cincuenta por ciento (50%) del capital
pagado. A ese instante, diecisiete meses después del pacto, “los recursos
comprometidos por el IFI no habían ingresado a la cervecería”.

12. El ente de control societario decretó la apertura del trámite liquidatorio de la


sociedad (25 nov. 1997). Se paralizó así “una cervecería que podría haber
facturado quince mil millones de pesos mensuales si se hubiera cumplido el
contrato [de reestructuración y normalización] por el IFI”.

13. La admisión de la demanda fue notificada a la citada, quien se opuso a la


misma y adujo las defensas de “contrato no cumplido”, “inexistencia de
abuso del derecho”, “falta de legitimación en la causa por la parte actora” y
“cumplimiento de deber legal para abstenerse [de] entregar nuevos
recursos” .La primera instancia culminó con sentencia que encontró
probadas las excepciones de fondo de “contrato no cumplido” y “falta de
legitimación en la causa” y denegó las súplicas de los actores (fls. 454 a
480 del c. 2).
14. La apelación interpuesta por la parte vencida se desató por el Tribunal,
mediante providencia que ratificó lo resuelto por el a-quo (fls. 25 a 35). Al
magistrado a quien se le asignó el asunto como ponente en esta Corte, se
le aceptó por la Sala el impedimento manifestado.

2. Problema jurídico:
¿El fallo proferido en primera instancia por el a-quo contiene error alguno en la
interpretación respecto a la cláusula contractual llevada a cabo por las partes?

3. Decisiones de instancia:
Este litigio se relaciona con la ejecución de un contrato, por lo que la tarea inicial
es establecer su existencia, para el resarcimiento de perjuicios en la
responsabilidad negocial se requiere la concurrencia de tres elementos: daño,
culpa y relación de causalidad.

Se le endilga el deber de reparación al IFI, por no acatar la carga prevista en el


capítulo II del Acuerdo de Normalización y Estabilización Financiera; por incumplir
la obligación consagrada en la cláusula décima y por haber abusado del derecho
al no entregar los recursos a que se comprometió. Los accionistas mayoritarios
gozan de autonomía para promover demanda de indemnización.
Sobre el incumplimiento que alegan los actores, en cuanto a la puntual carga del
IFI de financiar la cervecera mediante nuevos empréstitos, se advierte:
a.-) La concordada adquirió el compromiso de constituir algunas “garantías” a
favor de los acreedores para obtener de ellos nuevos préstamos.

b.-) Una de ellas, la creación de una fiducia en garantía sobre el inmueble de la


transversal 68 n° 141-04 de Bogotá, de propiedad de Hernando Ramírez Sánchez
e Hijos Limitada.

c.-) El predio ya estaba hipotecado en pro del IFI, surgiendo entonces la dificultad
que este expuso en su excepción de contrato no cumplido:

Cuando los deudores enviaron al Instituto de Fomento Industrial I.F.I. la minuta


que contenía el contrato de fiducia mercantil en garantía, allí se establecía que
como había una hipoteca a favor del IFI, sobre el inmueble, esta debía ser
levantada en el momento de registrar la fiducia. El Instituto de Fomento Industrial
IFI, manifestó que esos no eran los términos del acuerdo y por lo tanto se abstuvo
de firmar la escritura pública.

d.-) De acuerdo a lo expresamente pactado en la cláusula cuarta del convenio de


normalización y reestructuración de pasivos, la hipoteca en referencia no se
levantaría para los fines del otorgamiento de la fiducia, de manera que

como la fiducia convenida en los términos de la cláusula 4ª, inciso 4° no fue


otorgada como a cargo del grupo deudor fue prevista, no es posible afirmar,
menos admitir, que el demandado no cumplió con su obligación de entregar los
nuevos recursos financieros al deudor, dándose ciertamente el caso de las
excepciones admitidas por el a-quo, desde luego que no presentándose el
incumplimiento endilgado al demandado, este no pudo causar daño a los
demandantes.
No presentándose el incumplimiento endilgado, no se pudo causar daño a ninguno
de los reclamantes, lo que impone ratificar la decisión impugnada.
4. Consideraciones de la Corte:
Los actores solicitaron declarar que el Instituto de Fomento Industrial es
contractualmente responsable por incumplir la obligación de girarle a Cervecería
Ancla S. A. la suma de doscientos setenta y ocho millones ochocientos catorce mil
cuatrocientos noventa pesos ($278.814.490).
El Tribunal confirmó la sentencia del a-quo, al advertir que la parte reclamante no
cumplió los compromisos previos a su cargo, particularmente, constituir la fiducia
en garantía en la forma señalada, esto es, dejando vigente la hipoteca anterior.
El ad-quem incurrió en errores evidentes de hecho, por no apreciar pruebas que
dan cuenta de que la fiducia en garantía efectivamente se constituyó, e interpretar
desatinadamente el contrato de “normalización y reestructuración”, en la medida
que no atendió que las cláusulas especiales imponían entender que aquella
garantía personal no podía coexistir con la hipoteca que pesaba sobre el inmueble
materia de gravamen.

La valoración del “Acuerdo de Normalización y Estabilización Financiera entre la


sociedad Cervecería Ancla S. A. y sus Acreedores”, y la preterición de algunas
probanzas que, según los censores, demuestran el cumplimiento de las
obligaciones a cargo de ellos, particularmente la constitución de una fiducia en
garantía para el pago de los nuevos créditos a que se comprometieron los
acreedores, entre ellos, el Instituto de Fomento Industrial.

Con la interpretación de los negocios jurídicos, se propende por establecer la


verdadera o real voluntad regulativa de las partes, o auscultar el significado
efectivo del contrato.

El fallo acá atacado está resguardado con presunción de acierto, la interpretación


que el Tribunal hizo del contrato base de las pretensiones no es, en principio,
susceptible de modificarse por vía de casación, a menos que se demuestre un
error de hecho que ponga de manifiesto de manera ostensible, que ella es de tal
alcance que contradice la evidencia (CSJ G.J. t. CXLII, págs. 218 y 219).

Implican las observaciones que preceden, el que cuando se trata de desvirtuar la


hermenéutica de un negocio jurídico con soporte en la causa primera por causa de
errores de hecho, estos deben surgir de manera palmaria, siendo tan
incontrovertibles que la ponderación que propone la parte recurrente sea la única
posible, en desmedro de la realizada por el Tribunal.

Ni del contenido del clausulado del Acuerdo de Normalización y Estabilización


Financiera como tampoco de los demás documentos surgidos con posterioridad al
mismo, que pone de presente la censura, aparece innegable que el IFI se hubiese
comprometido a levantar la hipoteca otorgada anteriormente a su favor, por lo que
resultaba razonable concluir que al no constituirse por los deudores la fiducia en
garantía como estaba previsto, no correspondía al acreedor, Instituto de Fomento
Industrial, el giro de nuevos recursos sin el aseguramiento previo del pago según
lo consagrado, estructurándose así la excepción de contrato no cumplido, alegada
por la parte convocada e instituida en el artículo 1609 del Código Civil, a cuyo
tenor “En los contratos bilaterales ninguno de los contratantes está en mora
dejando de cumplir lo pactado, mientras el otro no cumpla por su parte, o no se
allana a cumplirlo en la forma y tiempo debidos”.
Por manera que si no fue desvirtuada la buena fe del prestamista y no hay duda,
es apenas natural, que al giro de dinero debía anteceder la garantía de su
cancelación, los requisitos básicos de la exceptio non adimpleti contractus estaban
dados, pues, a la luz de la jurisprudencia de la Corte,

Para proponer eficazmente la denominada excepción de contrato no cumplido, se


requiere que la parte que la quiere hacer valer obre de buena fe y no se encuentre
prioritariamente obligada a satisfacer las obligaciones por ella contraídas. Esta ha
sido la doctrina constante de la Corte, pues ha sostenido que el citado medio
exceptivo requiere de estos dos presupuestos: ‘a) Que el excepcionante obre de
buena fe; y b) Que no esté obligado en primer lugar a ejecutar sus obligaciones,
de acuerdo con estipulación del contrato o con la naturaleza del mismo’ (CSJ SC
de 11 de oct. de 1977).

La censura estudiada, por tanto, fracasa, teniendo en cuenta que la decisión es


adversa a los recurrentes, de conformidad con el último inciso del artículo 375 del
Código de Procedimiento Civil, en armonía con el 19 de la Ley 1395 de 2010, se le
condenará en costas. Se fijarán en esta misma providencia las agencias en
derecho. Para su cuantificación se tendrá en cuenta que el libelo extraordinario fue
replicado.

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