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DIVORCIO, SEPARACIÓN Y NUEVO MATRIMONIO

Aspectos bíblicos y pastorales.


Prof. Pablo Chávez. Seminario Teológico
Centroamericano. 2018.

1. El divorcio, separación y nuevo matrimonio en la Biblia

El único texto del AT que establece el divorcio está en Dt 24:1-4. Este


conjunto no es propiamente una ley que promulgue el divorcio o que lo regule. El
escenario es más ilustrativo que comprehensivo. 1 Es una limitación, según el
taxativo “no podrá” (v.4), a la práctica ya existente del divorcio, admitida pero
aborrecida por Dios (cf. Mal 2:16).2 El texto se limita a describir la situación que
resulta de que un hombre repudie a su mujer que haya perdido su favor a causa
de alguna acción “indecente” o “incorrecta” comprobada en ella. La discusión del
contenido de dicha acción indica que muy probablemente se trata de una acción
inmoral de tipo sexual.3
 ¿Cómo es que se contamina la tierra con el nuevo matrimonio con una
mujer repudiada? ¿Es la poligamia claramente un pecado?
 ¿Es que implícitamente se considera que la segunda relación de la mujer
fue adúltera? ¿O se protege a la mujer de ser nuevamente humillada por el
hombre que la repudió primero?

En el tiempo de Esdras y Nehemías el divorcio de las esposas no judías se


justifica como una forma de conservar la pureza racial y, sobre todo, la identidad
religiosa judía (Esd 10; Neh 13:23-29). Sin embargo, no hay evidencia de que las
medidas para conservar la pureza racial y religiosa hayan tenido éxito alguna vez
en la historia de Israel. El libro de Rut, donde una moabita se convierte en parte
del pueblo de Dios y en una antecesora del rey David, pudo haber sido escrito en

1
Telford Work, Deuteronomy, Grand Rapids Brazos, 2009. 214. Las prescripciones
acerca del divorcio pertenecen al tipo de leyes sobre “costumbres” y no se equiparan a los
mandamientos o deberes morales, como el decálogo. Al respecto véase Jeffrey H. Tigay.
The JPS Torah Commentary: Deuteronomy. Philadelphia, Jewish Publication Society, 1996.
220.
2
Juan Luis DeLeón Azcarate, Comentarios a la Nueva Biblia de Jerusalén.
Deuteronomio, Desclée de Brower, 2009. 223. De hecho, aunque admitido, no parece que
el matrimonio con una mujer repudiada de su marido se viera sin reparo, como muestra la
prohibición expresa a los sacerdotes de casarse con cualquier mujer repudiada (Lv 21:7; Ez
44:22).
3
El significado literal de la frase ‫ער ר וות דד דבבבר‬
‫ ע‬hace referencia a los genitales, la
desnudez o a una “cosa vergonzosa”. Véase Schökel, 587. Sin embargo, se ha especulado
que este rasgo desagradable de la esposa hacia el esposo pudo tratarse de un defecto
físico, infertilidad, un estado de impureza demasiado prolongado, un comportamiento
molesto o una duda razonable de adulterio, aunque no comprobada. Aquí se opta por
entender que se trataba de una conducta, no de un rasgo físico. En Gn 34:7 y Lv 18
claramente el término significa inmoralidad sexual, ya sea violación, adulterio o incesto.
2
esta época como una reacción de protesta a esta política nacionalista de divorcios.
Por esa misma época Malaquías denuncia el divorcio como un acto de traición al
pacto con el Señor (Mal 2:13-16).
Sin embargo, aunque existe la posibilidad del divorcio producido por una
ofensa sexual, por una cosa indecente, por encima de ello se exalta el principio de
la misericordia y el perdón, ejemplificado en el trato de Dios para con su pueblo
adúltero (Oseas 2).
En la época del NT, el tema del divorcio es objeto de una fuerte discusión y
división dentro del judaísmo, sobre todo por la interpretación que ha ido
desarrollándose de Dt 24:1. Allí, el divorcio en sí mismo se limita a una sola razón,
“una cosa indecente”. Pero esta frase se había interpretado de manera diferente.
El debate estaba representado principalmente en los seguidores de Shammai y
Hillel. Los primeros creían que el divorcio sólo era permitido cuando había
adulterio o alguna ofensa sexual y los otros permitían el divorcio casi por cualquier
razón, incluso cuando la comida se le quemaba a la esposa. 4 En la práctica, ambas
escuelas coincidían en otorgar al esposo el derecho al divorcio (las mujeres no
podían divorciarse), lo que variaba era cuáles motivos estaban justificados y
cuáles no.5
Sobre este contexto se deben interpretar las referencias al divorcio en Mr
10:1-12 y Mt 5:31-32; 19:1-12; Lc 16:18. El texto más completo se halla en Mt
19:1-12

 Jesús demuestra que los fariseos han pasado por alto el espíritu de la
ley y que están manipulando las Escrituras:
“¿No habéis leído?” (Mt 19:4)
“¿Entonces por qué mandó (ἐνετείλατο) Moisés dar carta de divorcio y
repudiarla?”
“Debido a la dureza del corazón… Moisés les permitió (ἐπέτρεψεν)
repudiar…” (Mt 19:7-8)

4
Keener, 463. Podría pensarse que la halakáh que Jesús expone en Mt 19 se
encauza en la línea de Shammai. Sin embargo, no es así. La exégesis que hace Shammai
de “cosa indecente” puede incluir quedarse mirando a un hombre, o coquetear con él u
otro acto que parezca sexualmente sugerente. Todo ello es suficiente para llevar a una
esposa al punto del divorcio (Git. 50d; Sot16b). Además, Shammai nunca argumentó que
un hombre comete adulterio en un acto sexual con una mujer divorciada, que es la
implicación de Mt 19:9; Shammai nunca prohibió la poligamia, y no hay evidencia de que
permitió que una mujer se divorciara si su esposo le era infiel, a diferencia de lo que
pensaba Filón. Véase Sigal, 142-143.
5
Todos los intérpretes conocidos de Dt 24:1 aceptaron una variedad de motivos para
el divorcio, que van desde la promiscuidad sexual a la inconstancia masculina en gusto por
las mujeres. Estos intérpretes incluyen los targumistas griegos y arameos. Véase Sigal,
140-141.
3
 Al evocar el diseño original de la creación en Gn 1:26-27 y 2:24, Jesús
muestra el orden correcto del plan divino hacia el cual hay que
encaminarse en la nueva era de justicia que él ha venido a inaugurar en
el que la ley debe regir el corazón de los discípulos. “No penséis que he
venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar,
sino para cumplir” (Mt 5:17). El divorcio es a causa de la “dureza del
corazón” que refleja más bien, la actitud de rechazo hacia el consejo de
Dios.6 Especialmente véase la denuncia del AT en Dt 10:16 y Jr 4:4. 7

 La cláusula final de concesión del divorcio, “salvo por causa de


inmoralidad sexual”, implica que Jesús no derogó la regulación de Deut
24:1, sino que hace exégesis de ella, trayéndola de nuevo, por un lado,
a su sentido antiguo testamentario. Jesús entiende el texto en sentido
limitativo, caracterizándolo como producto de la dureza de corazón del
pueblo. Es cierto que Dios odia el divorcio, pero permite a las personas
desligarse de sus cónyuges que viven en “inmoralidad sexual”. 8

Finalmente, en 1 Corintios 7:10-15 el apóstol Pablo regula el divorcio o


separación entre esposos cuando uno es creyente y el otro no lo es, basado en su
propio criterio pastoral y en la sabiduría del Espíritu (No cita directamente algún
texto de las Escrituras).
 Si un no creyente casado con un creyente concuerda en seguir viviendo con
él o ella, no debe el creyente divorciarse o separarse. Deben buscar la
unidad. El creyente es responsable.
 Si el no creyente se separa, el creyente no está obligado a tratar de salvar
el vínculo (En este caso, la mujer podía pedir el divorcio en la cultura greco-
romana).
 Si se separa el creyente es mejor que no se case, a menos que su
necesidad de satisfacción sexual sea muy fuerte. Este es el consejo de
Pablo, pero él también concede la posibilidad de un nuevo matrimonio en el
Señor.

6
El pensamiento hebreo utiliza una serie de metáforas propias del contexto cultural
para referirse a la obstinación del corazón: “Prepucio del corazón” (Dt 10:16; Jr 4:4), “hacer
pesado el corazón” (Éx 10:1), “dureza” (Jr 3:17; 7:24), “engrosar o engordar el corazón” (Is
6:10), “(tener) corazón de piedra” (Ez 11:19; 36:26). Pese a la variedad señalada, el
término generalizado “dureza de corazón” se ha utilizado en la traducción de varios
pasajes para dar a entender la actitud obstinada y rebelde del corazón humano, cf. Dt
10:16; 29:19; Sal 81:12; 95:8-9; Jr 3:17; 7:24; 9:13; 16:12; 18:12.
7
En ambos textos de la LXX la expresión entera ‫ער ר וולת ל רב בב ר ככם‬
‫“ ד‬prepucio del corazón”
se traduce con el sustantivo σκληροκαρδίαν; otros textos usan la forma verbal σκληρύνω para
referirse a la acción de “endurecer” el corazón (Éx 7:3, 22; 9:35; 14:4; Sal 94:8; Is 63:17).
8
Sigal, 112. Véase Gottfried Fitzer, “πορνείᾳ” en Hosrt Balz y Gerhard Schneider, Eds.
Diccionario Exegético del Nuevo Testamento Tomo II, Salamanca, Sígueme, 1998. 1086. En
términos generales, el uso del término, tanto en los LXX como en el NT es describir, en
sentido amplio, la inmoralidad sexual.
4
Síntesis:

1. La práctica del divorcio y el debate sobre el motivo válido para el mismo


refleja la dureza del corazón y la falta de amor, misericordia y fidelidad. El
divorcio equivale al adulterio.
2. El discípulo está llamado a mirar el diseño original de Dios y comprender los
propósitos para la pareja humana. Allí está la respuesta para prevenir el
divorcio y responder a los conflictos o disfuncionalidades de pareja.
3. Pero a causa de la misma dureza del corazón existe la concesión del
divorcio. Casos ilustrativos en los que se permite el divorcio o separación, y
por tanto, el nuevo matrimonio, son: Inmoralidad sexual, rechazo a la fe
cristiana por el cónyuge no creyente. “A paz nos llamó el Señor”. ¿Existen
otros motivos válidos, dentro de este principio de que fuimos llamados a
vivir en paz? (Maltrato, violencia, drogadicción, alcoholismo, conducta
irresponsable).

2. El Divorcio, separación y nuevo matrimonio en el consejo y


práctica pastoral.

Las siguientes inquietudes representan muchas veces una fuente de conflicto y


fuertes discusiones al interior de la iglesia, especialmente para los pastores.
 ¿Debe un pastor prohibir a un creyente divorciarse, aun cuando su
matrimonio no represente un ambiente de paz y amor? ¿O, lo contrario,
puede el pastor aconsejar a un creyente divorciarse?
 ¿Cómo se debe tratar pastoralmente el adulterio?
 ¿Qué ocurre si un creyente se separa, pero queda sin divorciarse? ¿El
vínculo aún existe ante Dios? ¿Cómo se debe tratar pastoralmente estos
casos?
 ¿Pueden volver a casarse los divorciados? ¿Casaría usted en la iglesia a
personas divorciadas?
 ¿Pueden tener privilegios en la iglesia personas divorciadas y participar de
todos los ministerios y ordenanzas?

En primer lugar, para evitar muchas aflicciones, el cuidado pastoral hacia


los matrimonios es parte vital del anuncio del evangelio, que proclama el cuidado
de Dios sobre el amor humano y la dignidad de la vida humana.
La misión de la iglesia es ayudar al matrimonio a vivir la necesaria
confrontación entre el evangelio y los intereses y valores de este mundo, a fin de
que la familia cristiana cumpla su propósito original de formación.
5
La familia debe ser el eje del trabajo pastoral y eclesial, porque así está
estipulado en el modelo bíblico de iglesia (Hech 2:46, 5:42; 10:22, 12:12, 16:15,
31-34; Rom 16:5, 10, 11; Col 4:15; 1 Ti 3:4-5, 12; 2 Ti 4:19; 2 Jn 1:10; Ef 5:21-33;
Col 3:18-23; 1 Pe 3:1-7).

Trabajar pastoralmente los propósitos del matrimonio.

o Propósito 1: Reflejar la imagen de Dios: Su santidad, su gracia, sus atributos


(Génesis 1:26-27; Efesios 5:21-33).

o Propósito 2: Complementarse mutuamente en compañerismo (Génesis 2:18;


1 Corintios 11:11)

o Propósito 3: Formar una descendencia digna de Dios (Génesis 1:28; Efesios


6:1-4)

Prevenir la infidelidad e inmoralidad

 Velar por el testimonio y la salud sexual del liderazgo de la iglesia. Cultivar la


rendición de cuentas, la confianza, amistad y convivencia que edifica entre
los matrimonios de líderes y también de los miembros.

 Evitar el activismo sin un enfoque y objetivos claros. La iglesia no debe


competir con la vida familiar, sino lo contrario; ponerse al servicio de la vida
familiar.

 Enseñar, predicar, discipular sobre el tema de la vida en pareja, tocando los


temas de mayor necesidad e impacto en el mundo de hoy: Uso de las redes
sociales, manejo del tiempo, cuidado de la relación de pareja, de la
intimidad, etc.

Para restauración en casos de infidelidad comprobada

No cometan los errores más comunes cuando se descubre una infidelidad: armar
un escándalo, confrontación directa y amenazas, buscar a la tercera o tercero en
discordia, pedir opiniones a terceros si no se trata de alguien calificado
espiritualmente, poner al descubierto el problema ante los hijos y familiares.

Si hay crisis son 2 los responsables. Deben estar dispuestos a escucharse


mutuamente con comprensión y respeto. Eviten jugar al detective. Una
infidelidad se supera ambos tomados de la mano y de adentro hacia afuera,
sanando el interior de ambos.

Eviten hablar de divorcio, correr al abogado, echar al infiel de la casa o irse


alguno del hogar. Superar la crisis de infidelidad requiere tiempo y paciencia,
pero al final el matrimonio estará más sólido porque ambos saldrán más
fortalecidos para sacar adelante la familia.
6
La infidelidad vale la pena perdonarla siempre, pero por salud mental, emocional
y espiritual personal. El perdón debe ir acompañado de condiciones y medidas
para no volver a caer.

Hacerse responsables de la parte que le toca a cada uno. Aprendamos de los


errores. Tomar decisiones de cambio y reparación de errores.

Buscar ayuda espiritual y psicológica (Consejería). Trabajar en recuperar la


confianza. Toda infidelidad es injusta, pero hay que perseverar con paciencia. Al
final, todo este trabajo interior de perdón y sanación tendrá una enorme
recompensa.

Acompañamiento pastoral de los que deciden divorciarse…

El divorcio es siempre fuera del ideal de Dios y aquellos que pasan por aquella
experiencia
necesitan atenciones y consejos ministeriales. El divorcio es parecido a la muerte
y los que pasan por aquella experiencia, incluyendo a los hijos, sufren un duelo.

Antes que mostrarse condescendientes con el divorcio, los consejeros deberían


preguntar a la pareja si no se podría salvar el matrimonio. ¿Han hecho todo lo
posible para salvarlo? ¿Se han examinado a sí mismos en cuanto a sus motivos?
¿Qué evidencia tienen de que el divorcio resolverá los problemas?

El problema de casarse de nuevo

El casarse de nuevo tiende a girar alrededor de la pregunta del inocente. Jesús


aparentemente permitió el divorcio por amor a la parte que no cometió el
adulterio durante el tiempo de estar casado. De otro modo, todos los casos de
segundo matrimonio involucran en algún modo el adulterio. (Mateo 5:32; 19:9;
Marcos 10:11; Lucas 16:18.) La realidad es que Jesús quiso subrayar que no es
cosa ligera ante Dios el divorciarse y el volverse a casar, porque está
despedazando el ideal de Dios.

Sin embargo, lo anterior no niega las realidades de la gracia y la misericordia. Lo


que es genuinamente cristiano es aquella gracia de Dios de tomar en serio y
personalmente las imperfecciones de los hombres sinceros que buscan resolver
sus errores. Experimentar el perdón real es la necesidad de todos aquellos
afectados por el divorcio.

La verdad es que el divorcio puede ser doloroso, pero no es el fin de la vida, ni es


un fracaso absoluto, ni un pecado imperdonable. El problema de muchos
divorciados y, aparentemente, de pastores evangélicos también, es que no ven
claramente el lugar del perdón de Dios en el caso.

Hay al menos tres maneras en que la iglesia puede acompañar y ayudar a los
divorciados. Primeramente, puede asegurarles que Dios está con ellos, basándose
en Romanos 8:28-30. Segundo, el pastor debe escucharles para que ganen
iluminación al fondo de sus problemas y para que les guíe hacia algunas
7
soluciones que los mismos divorciados desean. Tercero, que la iglesia provea un
compañerismo compasivo, compuesto de creyentes que reconocen que son
pecadores salvados por la gracia de Dios y que aceptan la tarea de “sobrellevar
las cargas los unos a los otros” como los que son “espirituales”. (Gálatas 6:1, 2).

¿Debe la iglesia casar de nuevo a los divorciados?

Hay tres respuestas comunes:


a) Algunos dirán. “No” a todos los casos, porque el participar en tales
matrimonios es tomar parte en el pecado de adulterio.
b) Otros dirán, “Sí” a todos los casos, porque sienten que los divorciados
padecen mucho, y esta es una manera de ministrarles.
c) Un tercer grupo dirá, “Sí” sólo al inocente.

La actitud pastoral correcta es el acompañamiento, la guía, no la imposición o el


control. La gente se irá de la iglesia o se casará de nuevo, aunque el pastor no
esté de acuerdo, si ellos lo desean o sienten la necesidad. Antes que tener una
postura única e inquebrantable, se debe conocer cada situación y pedir la
sabiduría divina, acompañada de gracia y compasión.

Nuestra guía pastoral debe consistir en ayudarles a no cometer más errores.


A veces
los divorciados se vuelven a casar antes de estar emocionalmente listos. Otros
quieren casarse de nuevo, pero no pueden o no quieren hacer unos ajustes
personales, como el de experimentar el perdón en sus vidas. Algunos pastores
permiten un nuevo matrimonio si hay fruto de arrepentimiento, si los participantes
han experimentado el perdón de Dios y si están buscando la voluntad de Dios.
Manifestar esta actitud es esencial para el cristiano.

De todos modos, actuar como ministro en el matrimonio de cualquier pareja,


cuando uno o
ambos son divorciados, tiene ciertos riesgos. Sin embargo, cada vez que
tengamos la oportunidad, que el Señor nos guíe, por su ejemplo, a actuar
cristianamente hacia los arrepentidos. El volver a casar a los cristianos, entonces,
es un asunto que depende de su estado espiritual más que de cualquier otra
cosa.

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