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Telford Work, Deuteronomy, Grand Rapids Brazos, 2009. 214. Las prescripciones
acerca del divorcio pertenecen al tipo de leyes sobre “costumbres” y no se equiparan a los
mandamientos o deberes morales, como el decálogo. Al respecto véase Jeffrey H. Tigay.
The JPS Torah Commentary: Deuteronomy. Philadelphia, Jewish Publication Society, 1996.
220.
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Juan Luis DeLeón Azcarate, Comentarios a la Nueva Biblia de Jerusalén.
Deuteronomio, Desclée de Brower, 2009. 223. De hecho, aunque admitido, no parece que
el matrimonio con una mujer repudiada de su marido se viera sin reparo, como muestra la
prohibición expresa a los sacerdotes de casarse con cualquier mujer repudiada (Lv 21:7; Ez
44:22).
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El significado literal de la frase ער ר וות דד דבבבר
עhace referencia a los genitales, la
desnudez o a una “cosa vergonzosa”. Véase Schökel, 587. Sin embargo, se ha especulado
que este rasgo desagradable de la esposa hacia el esposo pudo tratarse de un defecto
físico, infertilidad, un estado de impureza demasiado prolongado, un comportamiento
molesto o una duda razonable de adulterio, aunque no comprobada. Aquí se opta por
entender que se trataba de una conducta, no de un rasgo físico. En Gn 34:7 y Lv 18
claramente el término significa inmoralidad sexual, ya sea violación, adulterio o incesto.
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esta época como una reacción de protesta a esta política nacionalista de divorcios.
Por esa misma época Malaquías denuncia el divorcio como un acto de traición al
pacto con el Señor (Mal 2:13-16).
Sin embargo, aunque existe la posibilidad del divorcio producido por una
ofensa sexual, por una cosa indecente, por encima de ello se exalta el principio de
la misericordia y el perdón, ejemplificado en el trato de Dios para con su pueblo
adúltero (Oseas 2).
En la época del NT, el tema del divorcio es objeto de una fuerte discusión y
división dentro del judaísmo, sobre todo por la interpretación que ha ido
desarrollándose de Dt 24:1. Allí, el divorcio en sí mismo se limita a una sola razón,
“una cosa indecente”. Pero esta frase se había interpretado de manera diferente.
El debate estaba representado principalmente en los seguidores de Shammai y
Hillel. Los primeros creían que el divorcio sólo era permitido cuando había
adulterio o alguna ofensa sexual y los otros permitían el divorcio casi por cualquier
razón, incluso cuando la comida se le quemaba a la esposa. 4 En la práctica, ambas
escuelas coincidían en otorgar al esposo el derecho al divorcio (las mujeres no
podían divorciarse), lo que variaba era cuáles motivos estaban justificados y
cuáles no.5
Sobre este contexto se deben interpretar las referencias al divorcio en Mr
10:1-12 y Mt 5:31-32; 19:1-12; Lc 16:18. El texto más completo se halla en Mt
19:1-12
Jesús demuestra que los fariseos han pasado por alto el espíritu de la
ley y que están manipulando las Escrituras:
“¿No habéis leído?” (Mt 19:4)
“¿Entonces por qué mandó (ἐνετείλατο) Moisés dar carta de divorcio y
repudiarla?”
“Debido a la dureza del corazón… Moisés les permitió (ἐπέτρεψεν)
repudiar…” (Mt 19:7-8)
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Keener, 463. Podría pensarse que la halakáh que Jesús expone en Mt 19 se
encauza en la línea de Shammai. Sin embargo, no es así. La exégesis que hace Shammai
de “cosa indecente” puede incluir quedarse mirando a un hombre, o coquetear con él u
otro acto que parezca sexualmente sugerente. Todo ello es suficiente para llevar a una
esposa al punto del divorcio (Git. 50d; Sot16b). Además, Shammai nunca argumentó que
un hombre comete adulterio en un acto sexual con una mujer divorciada, que es la
implicación de Mt 19:9; Shammai nunca prohibió la poligamia, y no hay evidencia de que
permitió que una mujer se divorciara si su esposo le era infiel, a diferencia de lo que
pensaba Filón. Véase Sigal, 142-143.
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Todos los intérpretes conocidos de Dt 24:1 aceptaron una variedad de motivos para
el divorcio, que van desde la promiscuidad sexual a la inconstancia masculina en gusto por
las mujeres. Estos intérpretes incluyen los targumistas griegos y arameos. Véase Sigal,
140-141.
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Al evocar el diseño original de la creación en Gn 1:26-27 y 2:24, Jesús
muestra el orden correcto del plan divino hacia el cual hay que
encaminarse en la nueva era de justicia que él ha venido a inaugurar en
el que la ley debe regir el corazón de los discípulos. “No penséis que he
venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar,
sino para cumplir” (Mt 5:17). El divorcio es a causa de la “dureza del
corazón” que refleja más bien, la actitud de rechazo hacia el consejo de
Dios.6 Especialmente véase la denuncia del AT en Dt 10:16 y Jr 4:4. 7
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El pensamiento hebreo utiliza una serie de metáforas propias del contexto cultural
para referirse a la obstinación del corazón: “Prepucio del corazón” (Dt 10:16; Jr 4:4), “hacer
pesado el corazón” (Éx 10:1), “dureza” (Jr 3:17; 7:24), “engrosar o engordar el corazón” (Is
6:10), “(tener) corazón de piedra” (Ez 11:19; 36:26). Pese a la variedad señalada, el
término generalizado “dureza de corazón” se ha utilizado en la traducción de varios
pasajes para dar a entender la actitud obstinada y rebelde del corazón humano, cf. Dt
10:16; 29:19; Sal 81:12; 95:8-9; Jr 3:17; 7:24; 9:13; 16:12; 18:12.
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En ambos textos de la LXX la expresión entera ער ר וולת ל רב בב ר ככם
“ דprepucio del corazón”
se traduce con el sustantivo σκληροκαρδίαν; otros textos usan la forma verbal σκληρύνω para
referirse a la acción de “endurecer” el corazón (Éx 7:3, 22; 9:35; 14:4; Sal 94:8; Is 63:17).
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Sigal, 112. Véase Gottfried Fitzer, “πορνείᾳ” en Hosrt Balz y Gerhard Schneider, Eds.
Diccionario Exegético del Nuevo Testamento Tomo II, Salamanca, Sígueme, 1998. 1086. En
términos generales, el uso del término, tanto en los LXX como en el NT es describir, en
sentido amplio, la inmoralidad sexual.
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Síntesis:
No cometan los errores más comunes cuando se descubre una infidelidad: armar
un escándalo, confrontación directa y amenazas, buscar a la tercera o tercero en
discordia, pedir opiniones a terceros si no se trata de alguien calificado
espiritualmente, poner al descubierto el problema ante los hijos y familiares.
El divorcio es siempre fuera del ideal de Dios y aquellos que pasan por aquella
experiencia
necesitan atenciones y consejos ministeriales. El divorcio es parecido a la muerte
y los que pasan por aquella experiencia, incluyendo a los hijos, sufren un duelo.
Hay al menos tres maneras en que la iglesia puede acompañar y ayudar a los
divorciados. Primeramente, puede asegurarles que Dios está con ellos, basándose
en Romanos 8:28-30. Segundo, el pastor debe escucharles para que ganen
iluminación al fondo de sus problemas y para que les guíe hacia algunas
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soluciones que los mismos divorciados desean. Tercero, que la iglesia provea un
compañerismo compasivo, compuesto de creyentes que reconocen que son
pecadores salvados por la gracia de Dios y que aceptan la tarea de “sobrellevar
las cargas los unos a los otros” como los que son “espirituales”. (Gálatas 6:1, 2).