Caso

Paciente de 38 años, a los 15 años como es tradición en la vida de muchos adolescentes, tuvo el primer
contacto con el alcohol en un botellón. Tradición que mantuvo, fin de semana tras fin de semana
durante años, en los cuales hubo experiencias inolvidables pero otras no tanto. Había momentos donde
no se controlaba, se ponía agresivo, impulsivo, terminaba haciendo o diciendo lo que no quería decir.
La curiosidad, era el disfrute de nuevas sensaciones (sentirse invencible y capaz de todo), lo llevaron
a cambiar la relación con el alcohol, ya no podía salir de fiesta o queda con los amigos sin él. A pesar
de ello, aunque las dosis eran elevadas (atracones o bindge driking), el consumo era más bien
esporádico, pero su obsesión no cesaba y no era capaz de reducir o controlar el consumo de alcohol.
Su verdadero problema inicio hace 3 años cuando se divorció, perdió el trabajo, y en vez de afrontar
la situación la evadió refiere “como cobarde, haciendo lo que no debía hacer”. Bebía cuando estaba
solo, ya fuera por las mañanas, por las tardes o por las noches. Siempre había un buen momento y
una justificación para hacerlo, menciona, se tomaba una o varias cervezas, unos vinos o unos
copazos que solían ser Gin Tonic. Menciona que gracias al alcohol su estado de ánimo cambiaba, se
desinhibía y se olvidaba de los problemas, distorsionaba la realidad, hacia caso omiso de las
personas que se preocupaban por él, negaba en todo momento tener un problema, y se repetía una
y otra vez “yo me controlo”.

Llego un tiempo donde ya no bebía para olvidarse de los problemas o para afrontar las situaciones
difíciles sino para evitar el malestar de síndrome de abstinencia: temblor en las manos, nauseas,
calambres de las piernas, ansiedad, irritabilidad, refiere “he pensado en quitarme la vida”, acude al
servicio de urgencias, un grupo de amigos lo llevan, tras haber ingerido alcohol adulterado ya que
manifestaba que no podía ver bien (visión borrosa). Presentaba una clínica de corte depresiva, que
incluía ideas puntuales de muerte que relaciona con la recaída actual en el consumo de alcohol.
 OBEJTIVOS TERAPEUTICOS

Es importante concientizar al paciente que tome conciencia de sus actitudes que lo está
llevando a generar problemas tanto personales como familiares por la dependencia del
alcohol, adquiriendo así un compromiso para poder llegar al cambio de estilo de vida, lo cual
lleva un proceso terapéutico con sus estrategias necesarias para poder alcanzarlas, dejando a
un lado actitudes y conductas des-adaptativas del paciente con el fin de analizar y prevenir
posibles recaídas para la persona

Teniendo en cuenta los materiales y métodos desde el punto de vista clínica, de las diferentes
aproximaciones a farmacológicas y psicoterapéuticas necesarias en el paciente, donde deberá
cubrir dos fases en el alcohólico:

la desintoxicación: su objetivo es entrar en un proceso de abstención completa por un

periodo definitivo llevando acabo el tratamiento del síndrome de abstinencia donde se
necesitaría fármacos para poder controlar los molestos síntomas que se presentan en la
persona

para conseguir una buena calidad de desintoxicación hay que tener en cuenta la existencia de
condiciones óptimas de comodidad y seguridad ya que esto permite prevenir y tratar el
síndrome de abstinencia, el tratamiento también se puede llevar a cabo en alguna institución
o algo ambulatorio con el fin de brindarle al paciente una experiencia positiva tanto en el
mismo, como en la familia y en lo profesional

la deshabituación: en esta fase la idea es mantener un largo periodo del no consumo del
alcohol lograda con la desintoxicación, con el objetivo de brindar ayuda al paciente en poder
organizar su vida al margen del consumo del alcohol junto con fármacos y un adecuado
abordaje psicosociales en donde se debe de contar con un equipo o red de apoyo como son
familia, amigos, los distintos especialistas y la propia persona

todo este proceso consiste en la combinación de terapias farmacológicas y psicosociales que

permite al paciente poder afrontar la dependencia alcohólica