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Universidad Panamericana

Facultad de Ciencias Médicas


Licenciatura en Enfermería y Gestión de la Salud.
Docente: Lcda. Miriam Vela.
Curso: Pensamiento Cristiano.

Normativa de Fe y Conducta:
La Biblia.

Leslin Yulisa Zuñiga Garcia


Elba Nayeli Méndez Ceren
Estefany Alejandra Rodríguez Rosales
Jorge Benjamín Vidal Díaz
Gloria Cristina Arreola Morales

Santo Tomas de Castilla, Puerto Barrios, Izabal.


2 de octubre del 2019
Objetivo General.

Reconocer a la Biblia como un instrumento para la normativa de fe y conducta, en


lo que respecta a la religión cristiana y su visión del mundo, así como también se
agregaría la experiencia personal, la razón y la tradición.

Objetivos Específicos.

 Exponer la autoridad de la Biblia en el manejo de conducta del ser humano


en su día a día.
 Hablar sobre las leyes y principios universales y eternos que nunca cambian,
cuya aplicación garantizan prosperidad, logro y paz, atreves de la Biblia.
 Considerar una alta prioridad al estudio y meditación de la Palabra de Dios a
través de la Biblia.
Justificación

La razón de centrarnos en tales aspectos de la biblia y la religión van de la mano en


esta materia de Pensamiento Cristiano, en donde se quiere lograr un mayor
entendimiento de todo lo relacionado con la religión Judeocristiana, de forma
científica y bajo los parámetros sobre los que descansa la religión; moral y ética.

Con todo esto no se quiere expresar que se llegara a una respuesta absoluta sobre
la religión, pero que si servirá para nuestra futura base ética y moral en la carrera
de Enfermería Profesional.
Introducción

La biblia es la palabra de Dios inspirada, en ella se enseña acerca de EL y de su


voluntad para con el ser humano y de la obra de su Hijo Jesucristo, se cree que se
debe hacer exactamente lo que la Biblia enseña.

La Biblia sugiere que Dios es el Santo y amante Creador de los Cielos y la tierra y
que aguarda y dirige todo. Así mismo se puede argumentar que la Biblia autentifica
a la iglesia.

La iglesia no tiene prioridad sobre la Biblia, pues es la iglesia la que surge de la


Biblia y no al revés. Aunque fue la Iglesia la que decidió qué libros formarían parte
del canon bíblico, esto no pasa de ser una confirmación de la autenticidad de las
Escrituras.
Normativa de Fe y Conducta

La Palabra de Dios es la regla de fe y de conducta infalible para el hombre.


La Biblia es un regalo de sabiduría y amor que Dios ha entregado a la humanidad,
para normar y edificar sus vidas y actuaciones, y para proveer de sabiduría,
carácter, sentido de propósito vida y fe. La Biblia es una guía segura e inerrable.
Es el estándar o norma de vida que Dios ha prescrito para el hombre. Sus dichos,
estatutos y leyes constituyen la esencia de la revelación de Dios para el hombre.
La Biblia constituye la expresión más plena del código de ética y conducta que Dios
demanda del hombre. Los principios contenidos en la palabra de Dios son como
faros que alumbran la vida hacia sederos de éxito, bienestar y realización personal
y espiritual. “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”.
Así como la Biblia es norma de fe, también lo es la conducta y los presupuestos
éticos. Al fin y al cabo, las conclusiones a las que llega la reflexión personal
dependen en buena medida del “consejo” que se atiende, de los criterios a los que
se decide dar crédito sobre otros distintos.
El principio ‘Sola Scriptura’ se establece como salvaguarda de la autoridad de las
Escrituras frente a una dependencia servil a la Iglesia enseñoreándose, esta última,
sobre la misma Palabra. La iglesia no tiene prioridad sobre la Biblia, pues es la
iglesia la que surge de la Biblia y no al revés. Aunque fue la Iglesia la que decidió
qué libros formarían parte del canon bíblico, esto no pasa de ser una confirmación
de la autenticidad de las Escrituras.
El rechazo a la afirmación tradicional de la prioridad de la Iglesia sobre las Sagradas
Escrituras no convierte a la Iglesia en antagonista de las Escrituras, sino que, como
comunidad de fe conforme al testimonio bíblico, se sujeta a éstas bajo la dirección
del Espíritu Santo. Por tanto, no es una cuestión de incompatibilidad, sino de
prioridad.
La iglesia buscó fundamentar su tradición en Jesús y los apóstoles. Fundamentar
su fe en Jesús, representada en las enseñanzas de los apóstoles, otorga
credibilidad a esos documentos. Así la tradición de la iglesia no se desarraiga de
sus raíces históricas. Lo cual refleja la importancia que tiene la tradición de la iglesia,
aun en la contextualización de los principios cristianos a cada generación y lugar.

La Biblia Autoridad en la Iglesia


Cuando se habla del canon bíblico se entiende, por ello, a la lista de libros que la
Iglesia Cristiana reconoce como con autoridad para sí. De ahí que, inicialmente, el
término ‘canon’ se usara por la iglesia primitiva como equivalente del concepto ‘regla
de fe o verdad’. Esta regla de fe o conducta aludía al conjunto de doctrinas y
principios fundamentados en la tradición apostólica que tenían en común las iglesias
con fundamento apostólico; por ello, se la conocía también como tradición
apostólica. Posteriormente, las propias Escrituras se establecen como regla de fe o
verdad, ‘norma de fe y conducta’, por las cuales se delimitan los parámetros de la
enseñanza y práctica cristianas.
No puede ser la Iglesia la que establezca la fiabilidad de las Escrituras, porque es
la Biblia misma de quien dependa la iglesia para su establecimiento y certificación.
La perspectiva de las Escrituras de la Reforma Protestante excluye cualquier atisbo
de autoridad en la iglesia próxima a/o sobre las Escrituras. Las Escrituras se
autentifican a sí mismas, porque Dios mismo les da autenticidad por medio del
Espíritu Santo.
El establecimiento del canon bíblico coincide con el surgimiento y la asunción de
formas autoritarias de jerarquía eclesial. Figuras importantes de la Iglesia primitiva
eran muy conscientes de la realidad eclesial de su tiempo. La iglesia, confiada en
su propia afirmación de autoridad y posesión de la verdad, reconoce las Escrituras
como su fuente válida de dirección y guía.
Al hablar de la tradición apostólica que se reconoce en el canon del Nuevo
Testamento, se está reconociendo, a su vez, la autoridad del Antiguo Testamento.
El canon del Antiguo Testamento (‘las Escrituras’; ‘la ley y los profetas’; ‘Moisés y
los profetas’) se convirtió en prototipo del Nuevo Testamento, por más que el tema
fuera aún debatido durante el periodo temprano del cristianismo primitivo. El Antiguo
Testamento encuentra luz en el Nuevo Testamento; y el Nuevo Testamento, a su
vez, se entiende por el Antiguo Testamento. Por lo cual, hay una interdependencia
inseparable.

La Biblia Norma de Conducta


El Salmo muestra que, en esencia, existen dos “consejos”: el consejo de los impíos
y el consejo del Señor. Ambos consejos son radicalmente opuestos y ambos aspiran
a modelar la manera de pensar y, por tanto, la manera de vivir del ser humano.
El consejo de los impíos (son personas que no muestran alguna devoción religiosa)
no tiene por qué ser necesariamente perverso, malintencionado; simplemente es
una forma de pensar de espaldas a Dios, que no le tiene en cuenta y que es, en
consecuencia, rebelde para con Dios.
Habiendo sido el ser humano creado por Dios y para Dios, que se formen criterios
morales (como todas las áreas de la vida) ajenos a su consejo sólo puede conllevar
efectos fatales: echar a perder su vida ahora y perderse por la eternidad, separado
de Él. (Dios).
Por el contrario: “El consejo del Señor transforma eficazmente la forma de pensar
del ser humano, apartándose del mundo y llevándolo al seno de Aquel que lo amo
y se entregó a sí mismo por él. La vida de cada persona es un reflejo del consejo al
que se ha sometido, y que ha permitido que conforme sus prioridades e intereses.”
El ser humano decide qué consejo modelará su manera de pensar y su manera de
vivir.
Eso es la fe/confianza. Si Jesucristo es el Señor de todas las vidas, el
discernimiento y comportamiento éticos vienen determinados, no por la ética de la
cultura imperante en torno a ello, sino por la ética del reino de Dios del que el ser
humano es ciudadanos.
Se ha dado a entender que es lamentable la “cautividad cultural e ideológica” de
algunos cristianos a la hora de fijar fuentes de autoridad para la ética. Frente a esta
rendición, la exhortación de Dios es rotunda: “No os amoldéis al mundo actual, sino
sed transformados mediante la renovación de vuestra mente.” (Rom.12,2a‐NVI)

La autoridad de la Biblia
Es cierto que Dios habla de diferentes maneras y que todas deben ser apreciadas.
Se debe recordar, para su uso equilibrado, que todas están sujetas a la autoridad
mayor de la Escritura. John Wesley fijó lo que dio en llamarse el Cuadrilátero
Wesleyano, para presentar esas diversas fuentes de autoridad:
1) La Biblia. Es la fuente central de autoridad. Wesley pregunta: “¿Qué regla
tienen los hombres para discernir entre lo bueno y lo malo, para dirigir su
conciencia?” y responde diciendo: “La norma del cristiano respecto de lo
bueno y lo malo es la Palabra de Dios, los escritos del Antiguo y Nuevo
Testamento; todo lo que los Profetas y 'los varones santos de la antigüedad'
escribieron, 'movidos del Espíritu Santo'; toda la Escritura que ha sido
'inspirada divinamente' por Dios, y la que ciertamente 'es útil para enseñar'
toda la voluntad de Dios; 'para redargüir' los errores; y para 'instruir,' o
educarnos, en 'justicia' (2ª Tim. 3:16)". (Obras de Wesley, Tomo I, Sermón
12, pp. 229‐230)
2) La experiencia personal. El testimonio subjetivo del Espíritu Santo, la
conciencia íntima y constante de la presencia de Dios, por medio de las
disciplinas espirituales: oración, ayuno, meditación, contemplación, etc.
3) La razón. La razón es un regalo de Dios y puede ayudar en el discernimiento
ético. ”Deseamos una religión fundada en la razón y de acuerdo a la razón;
esto es, en armonía con la naturaleza de Dios y la del hombre y sus
relaciones mutuas. Exhortamos encarecidamente a todos los que buscan
una religión verdadera, a que hagan uso de toda la razón que Dios les haya
dado, investigando las cosas de Dios. Es razonable amar a Dios, que nos lo
dio todo. Es razonable amar al prójimo y hacer el bien a todos los hombres.
La religión que nosotros predicamos y vivimos está de acuerdo con la más
alta razón.” (Obras de Wesley, Tomo VI, Defensa del Metodismo, pp.20‐25)
4) La Tradición. La sabiduría y la experiencia acumuladas por generaciones de
cristianos durante 2000 años es una importante ayuda para nuestra propia
reflexión.

La convicción después de plantear lo anterior es que “Cristo gobierna a la Iglesia


mediante las Escrituras. Ciertamente, la tradición y la razón tienen un papel
fundamental en el esclarecimiento de las Escrituras y en su aplicación. Pero las
Escrituras tienen autoridad suprema en la Iglesia.”

La biblia normativa de conducta (¿para quién?)

Se cree que la Biblia es una norma de conducta para los discípulos de Jesucristo,
aquellos hombres y mujeres que reconocen a Jesucristo como Salvador y como
Señor de sus vidas y que, en consecuencia, han decidido poner sus vidas, su
conducta moral, bajo Su autoridad para obedecer Su voluntad tal como se expresa
en el texto bíblico.

Por esta razón, y aun sabiendo que esa norma de conducta es relevante y esencial
para el ser humano de este tiempo, y que el acatarla no solo allana el camino al
cielo, sino que nos ayuda a vivir en la tierra se renuncia a imponer a la sociedad
entera los criterios morales que Dios muestra en la Biblia, dado que sólo pueden
ser asumidos libre y responsablemente por las personas que así lo deciden, para
conformar su manera de pensar y de vivir según la voluntad de Dios. La Iglesia de
Jesucristo está llamada a proclamar los valores morales que la Biblia enseña
encarnándolos en medio de la sociedad y ofreciéndose como testimonio vivo, no a
exigirlos a otros.

La Biblia, NORMA de conducta (autoridad)

Se cree que la enseñanza, también ética, que la Biblia ofrece es más que una
referencia a tener en cuenta, más que unos principios difusos; es autoridad
normativa para la vida de los discípulos de Jesucristo.

Se puede llegar a someter cualquier otro medio de comunicación divina a la


autoridad de la revelación objetiva que se haya en la Biblia. Se aprecia el valor de
la tradición acumulada por dos milenios de vida de la Iglesia, de la razón que permite
un análisis sensato de la Escritura, de la experiencia subjetiva que el Espíritu Santo
aporta a cada persona, pero todas estas maneras en las que Dios puede hablar
deben estar sujetas a la autoridad mayor de la Biblia, que se reconoce como la
palabra escrita de Dios.

La Biblia, Norma de CONDUCTA (hermenéutica)

No se debe confundir el libre acceso a la Biblia para escuchar “de primera mano” su
verdad, con la “libre interpretación” entendida como una coartada para una exégesis
superficial, caprichosa o interesada.

De igual manera que se deshecha una lectura subjetivista de la Biblia se renuncia


a una lectura legalista que confunde la letra de la Escritura con un código
impersonal, que pretende hacer de la Biblia un recetario preciso e implacable para
todas las personas en todas las circunstancias y conflictos morales por igual.

Se cree que la letra y el Espíritu caminan al unísono, que graphé y rhema se


complementan, que el Espíritu Santo que inspiró la Biblia, también ilumina el
entendimiento de los discípulos obedientes de Jesucristo para aplicarla en los
diversos conflictos éticos que deban enfrentar.

En última instancia Jesucristo es el criterio hermenéutico definitivo para el cristiano


y para su Iglesia. La perspectiva desde la que se lee, recibe y obedece el texto
bíblico está determinado por Jesucristo, la Palabra viva de Dios, tal como la Biblia
lo revela.
Conclusión

Una ética cristiana debe ser elaborada a partir de Jesucristo. Él, como Hijo
del Padre, realizó en el mundo toda la voluntad de Dios (todo lo que es
debido) y lo hizo «por nosotros, el ser humano». Así el ser humano recibe de
Él que es la norma concreta y plena de toda actividad moral, la libertad de
cumplir la voluntad de Dios y de vivir nuestro destino de hijos libres del Padre.

La norma que está constituida por la existencia concreta de Cristo, es


personal y al mismo tiempo universal, porque en Él el amor del Padre para
con el mundo se actualiza de una manera total, insuperable y concreta. Dicha
norma se extiende a toda la diversidad de las personas y de sus situaciones
morales, así como reúne en la persona de Cristo a todos los hombres con su
unicidad y su libertad. En la libertad del Espíritu Santo, ella reina sobre todos
para introducirlos en el Reino del Padre.
E-grafía

1. https://www.youtube.com/watch?v=5cTxAixIy0Q
2. file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Ponencia-1.-Biblia-como-norma-de-fe-y-
conducta.pdf
3. http://ellidercristiano.blogspot.com/2011/12/la-biblia-nuestra-regla-de-fe-
y.html
4. https://es.slideshare.net/arieh65/la-biblia-la-nica-autoridad-en-fe-y-conducta
5. http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/cti_documents/rc_ct
i_1974_morale-cristiana_sp.html

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