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EL NUEVO TESTAMENTO
1 Hablamos de diakonía cada vez que los términos griegos diakón, diakonéo o
diakonía tienen sgntido de^'servicj^o" o^de "ministerio" en general (incluyendo, por
ejemplo, el de los Apóstoles); hablamos de "diaconado", cuando se refieren al
ministeriq_específico de los diáconos. Al primer sentido se dedican los tres primeros
apartados del presente trabajo; al segundo, indudablemente relacionado con el primero,
dedicamos el último apartado. Bibliografía hasta 1935 en H. W. BEYER, Diakonéo, ThWb
II 81-93; hasta 1978, ib., XVI 1039-1041. Añádase: S. A ALEN, Versuch einer Analyse des
Diakonia-Begriffes im Neuen Testament, en W.C. WEINRICH, The New Testament Age (Fs.
B. Reicke), Macón GA 1984, pp. 113; D.JE. HiEBERT, Behind the Word 'deacon': a New
Testament Study, BS 140 (1983) 151 -161; JG. LOHFJNKL Weibliche Diakone im Neuen
Testament, en G. DAUTZENBERG, Die Frau Un Neuen Testament, Freiburg 1983, pp. 320-
338; L. DE LORENZI, Paul, "diákonos" du Christ et des chrétiens, en Paul de Tarse, Apotre
de notre temps, Roma 1979, pp. 399-454; PH. f^RiaiNS, Ministering in the Pauline Churches,
New York 1982; W. D. THOMAS, Phoebe a Helper of Many, Exp Tim 95 (1983s) 336s.
- 2 En el Antiguo Testamento griego sólo se habla de diákonos en Esd 1,10; 2,2; 6,1.3.5;
Pr 10,4 (cf. 4Ma 9,17), en sentido de "servid^yjefendo^asi siempre a los servidores de
palacio. En"TMFTl,58, diakonía esTun "servicio de mesa"(probablemente, una vajilla de
plata). Cf. Beyer, Diakonéo 82s; M. GUERRA GÓMEZ, Diáconos helénicos y bíblicos, Burgen
4 (1963) 9-135, pp. 59-63 (ambos incluyen alguna referencia a Filón y Flavio Josefo).
3 Según GUERRA GÓMEZ, Diáconos (cf. BEYER, Diakonéo 8ls), se encuentra
esporádicamente en el Prom a ser diákonos ("servidor")
del Altísimo (pp. 19s); en Epíctcto (pp. 21-25), se ve un sentido bastante cristiano de la
diakonía, pero, según parece, por influencia cristiana. No dejan de encontrarse (pp. 51-58),
diákonoi de'templos o de asociaciones religiosas paganas, pero son simples criados.
Sin salirse de aquel sentido fundamental, la tradición evangélica apenas
usa los términos de la raíz diakon sin colocarles algo de carga teológica: la
diakonía pasa_a_ser_ ajgojj&otógi^^ sin dejar de ser, fundamentalmente .
1Por dos veces (Mt 4,3.6 par), Jesús ha renunciado a demostrar que er Hijo de Dios, pero
los ángeles, de cuyos servicios ha querido prescindir (vv. 1 par), le reconocen como tal
sirviéndole... la comida; es decir que diakoné mantiene su sentido fundamental, mientras
que^douleúo acepta, ya en el Antigu Testamento, una serie de sentidos metafóricos (infra,
nn. 6.7). Especialment interesante, para este apartado, BEYER, Diakonéo 83-86.
2Los textos paralelos (Me 1,31 y Le 4,39) escriben: "les servían" (diékónou autois).
3Así Abrahán, en SI 105,42; Isaac, en Dn 3,35 LXX; Jacob, en SI 78,7
David, 30 veces (cf. 2Sa 7,5); los profetas, 13 veces (cf. Jr 7,25). En este sentido se habla,
en Rm 1,1; Fl 1,1; Tt 1,1, de Pablo, doulos ("siervo") de Jesucristo.
doméstico al servicio de Dios aparecejgpetidamente_en jas parábolas, pero
con los_ términos doulos, douleúd, sólo en Le 17,8 ("cíñete y sírveme") con
el verbo diakonéo. El empleo puramente metafórico 4 se encuentra en Jn
12,26:
"Aquel que me sirve (diakoné) debe seguirme (akoloutheító); donde
yo estoy, allí estará también mi servidor (diákonos). A aquel que me
sirve (diakoné), mi Padre le honrará".
5La "actitud servicial" de Jesús es el recuerdo histórico (indirecto, pero cercano), que más
se refleja en los escritos de Pablo: "no se agradó a sí mismo" (Rm 15,3); "la mansedumbre
y la moderación de Cristo" (2Co 10,1); "tomó forma de siervo" (Fl 2,7). No es imposible
que las frases que comentamos fueran simple reflejo de aquel recuerdo: "¡Pues Él estuvo
en medio de nosotros como aquel que sirve!". Sin embargo, en favor de una transmisión
literal de esas palabras, se puede observar que en frases como: "No he venido a ser
servido, sino a servir" (Mt 20,28 par) y "Pues yo estoy entre vosotros como aquel que
sirve" (Le 22,27), aletea la viveza y la sorpresividad del estilo de Jesús.
6Tampoco aquí es imposible que la comunidad quisiera resolver, a la luz del recuerdo de
Jesús, problemas surgidos posteriormente. En favor de la historicidad literal de esas
palabras puede aducirse que: a) en Me 9,35 constituyen un "apotegma" (circunstancia x
palabra-respuesta) perfecto, que responde a algo que debió de ocurrir (las disputas de los
discípulos entre sí, a escondidas de Jesús) y que una invención posterior hubiera tratado
de embellecer); b) la existencia de este mandato de Cristo es la mejor explicación de un
hecho insólito posterior:
que, sin ningún precedente ni en el Antiguo Testamento ni en griego profano, los
predicadores del Evangelio se llamaran diákonoi {infra, §§ 9-11): tanto se les había
injerido^ "como servidores", que terminaron llamándose
simplemente: "servidores".
"Los príncipes de los gentiles actúan como señores y los grandes
les subyugan. Entre vosotros no es así: entre vosotros, el que quiera
ser grande, será vuestro servidor (diákonos): el que quiera ser primero
será vuestro esclavo" (doúlos -Mat 20,25-27 par; cf. 23,11).
En el texto paralelo de Lucas (22,26), precediendo al v. 27, ya citado,
leemos:
"El mayor (meízón) entre vosotros hágase como el más joven y el
dirigente (égoúmenos) como el servidor (diaconon)".
De estos textos deduciríamos, sin especial dific ultad, que entre los
cristianos también hay quien es grande (megas: Mt 20,26; Me 10,43; cf. Le
9,48), quien es primero (prótos: Mt 20,27; Me 9,35; 10,44; cf. Mt 20,16; Me
10,31; Le 13,30), quien es más (meízón: Mt 23,11; Le 22,26; cf. Mt 18,4; Le
7,28), quien dirige (égoúmenos). Como en ICo 16,15 y ITm 3,1, parece qu^el
primer paso hacia esa ^ posición dirigente es la presentación voluntaria ("Si uno
í
quiere..."), jjcon todos los peligros que ello puede comportar. 7 Razón de más
para que se insista en que el que obtiene aquella posición debe estar en la
comunidad "como aquel que sirve".
7Tanto más cuanto que no se dispone de dinero con que pagarles y hay que echar mano de
gent^ a sí misma. Respecto de las comunidades paulinas, cf. G. THEISSEN, The Social Setting
ofPauline Christianity, Edinburgh 1982, pp. 69-119.
8Es decir: partiendo de la realidad de los diáconos en el momento de
escribirse el Libro (probablemente, después del año ochenta), se reconstruye su origen en los
momentos fundacionales de la Iglesia. Como en la mayor parte de las sagas, no se nos da
pura y simple verdad histórica, pero sí datos de tradición profundamente iluminadores. Infra
§ 20, recuperamos una lectura más literal del texto de los Hechos.
"...según crecía el número de discípulos, hubo tensiones entre los
helenistas y los hebreos, debido a que las viudas de aquéllos eran peor
tratadas en el servicio (diakonía) cotidiano. Los Doce convocaron la
asamblea de los discípulos y dijeron: 'No está bien que nosotros
descuidemos la Palabra de Dios para servir (diakoneín) a las mesas.
Hermanos: designad (episképsasthe) entre vosotros a siete hombre
reconocidos, llenos de sabiduría y de Espíritu Santo, a los que
confiaremos este trabajo (khreías): nosotros, en cambio, nos
dedicaremos de lleno a la oración y al servicio (diakonía) de la Palabra".
— Los estudiosos están acordes en decir que el grupo de los Siete (los que
se nombran en v. 5) no fue nombrado para un servicio "doméstico", sino para
el servicio de la Palabra: lo demuestra, sin ir más lejos, la historia de Esteban
(6,8-7,60) y la de Felipe (8,5-40), "el evangelista" (21,8). 9
De todos modos, en su esquema fundamental, el texto citado puede estar
en lo cierto. En cuanto que:
a) En un principio, el "trabajo" de los Apóstoles comprendió un aspecto
doméstico y un aspecto evangelizado!-; 10
Por más que los sujetos activos sean Pablo y Bernabé, el sentido de
diakonía en 11,29 y 12,25 es concretamente el servicio de las limosnas
(mandadas a Jerusalén), con lo que se aproxima más al sentido "doméstico"
que al sentido evangelizador. 17
Esa misma impresión nos puede dar 19,22, cuando habla de Timoteo y
Erasto como de unos que "le servían" (diakonoúntón). Pero bien sabemos, por
todo el contexto, que las misiones que Pablo encomendaba a Timoteo no eran
"servicio de las mesas", sino auténtico servicio de la Palabra. 18
Con ello, Lucas nos ha descrito los distintos contenidos de la diakonía y
el nacimiento posterior del diaconado. Pero usa el término con la misma
naturalidad con que nosotros hablamos de "ministerios", sin comunicarnos el
sentido de "servicio humillado" 19 que debieron de percibir los primeros que
usaron los términos de la raíz diakon en el campo de las funciones
eclesiásticas.
17 Como indicio de que la división del trabajo ("tú, las' mesas; yo, la Palabra") nunca
fue taxativa en la Iglesia de Dios. Sobre la limosna como diakonía, cf. infra, § 16.
18 En la línea de infra, §§ 12-15. Es otro de los filones que llevaron a definir la función
del diácono: colaborador del Obispo en todas sus funciones (infra, § 20).
19 Resulta testimonio más fidedigno del uso habitual del término, al no relacionarlo
siquiera con palabras de Jesús que él mismo nos ha transmitido (Le 22,26s).
Hechos, como decíamos, aparece sólo el segundo sentido; en las Cartas de
Pablo, sin embargo, no es difícil percibir el sentido original. 14 Sobre todo en
ICo 3,5-8: 15
"Pues ¿qué es Apolo y qué es Pablo? Servidores (diákonoi), por medio de los
cuales habéis creído. Yo planté, Apolo regó, pero Dios hizo crecer. Ni el que
planta es algo ni el que riega son una sola cosa: cada uno recibirá la paga según
el propio esfuerzo (kópon)".
Esa posición humillada se confirma^ci^andk^trata a los fieles como
"dueños" de sus ministros:
"Todo es vuestro: tanto Pablo como Apolo como Cefas (3,21 s)".
18En J. SÁNCHEZ BOSCH, Le Corps de Christ et les Charismes dans l'épitre aux Romains,
en Dimensions de la Vie Chrétienne, Roma, 1979, pp. 52-83, defendimos (pp. 63-65) que
la diakonía designaba aquí el ministerio de la Palabra y que el segundo uso del término
(pp. 59-61) era una exhortación. Una exhortación al espíritu de servicio encaja con las
exhortaciones de v. 8, pero tropieza con la presencia del artículo; en té diakonía. Quizá es,
pues, mejor traducir: "según corresponde a ese ministerio" (p. 60), añadiendo que lo que
corresponde es el espíritu de servicio.
19Según hemos visto en § 6, los Evangelios tampoóo escatiman los títulos honrosos a los
dirigentes de la comunidad, por más que diákonos en sí no sea considerado como título
honroso.
20En torno a los textos de este apartado, véase DE LORENZI, Diákonos 420423 (Rm
11,13). 403-415 (2Co 3-6). 415-419 (2Co 6,3). 423-425 (Col 1,25). 426429 (lTm 1,12).
En el mismo tema se centra el "opus magnum" de K. PRUEMM, Diakonía Pneumaíos, 2
vols., Roma 1965 (Cf. esp. pp. 98-227 y 228-368 sobre la gloria y la humillación del
Apóstol; ÍI-I 128-134, sobre la diakonía). '* **
de Israel no podían mirar la cara de Moisés por causa de la gloria, siquiera pasajera,
de su rostro, cuánto más el servicio (diakonía) del Espíritu estará acompañado de
gloria. Pues si el servicio (diakonía) de la condenación tiene gloria, mucho más
abundará en gloria el servicio (diakonía) de la justicia..."
21Se centra en 2Co ce. 10-12, donde doxa es sustituida por kaukháomai, J.
SÁNCHEZBOSCH, "Gloriarse" según San Pablo, Roma-Barcelona 1970, pp. 211-251.
"llevando en el cuerpo de una parte a otra la muerte cíe urisio, para que
también la vida de Cristo se manifieste en nuestro cuerpo" (2Co 4,10).
Cristo ha sido glorificado y sigue presente entre nosotros. Pero su
presencia, curiosamente, tiene casi siempre forma de cruz. 22 Volvemos, pues,
a la idea varias veces expresada por los Evangelios:
"El que quiera ser primero será el último de todos y el servidor
(diákonos) de todos (Me 9,35; cf. supra, § 6).
b) Diversidad de ministerios
11. Con ser tan sugerente, lo que hemos dicho sobre el ministerio de
Pablo nos resultaría poco útil en este momento si no supiéramos exactamente
a quién se aplica, o si lo aplicáramos piadosamente a todo cristiano, que, al
fin y al cabo, también participa en el misterio de la muerte y la exaltación de
Cristo.
Pero el mismo Pablo nos orienta suficientemente en la interpretación de
otros ministerios a la luz de su ministerio, 23 Sobre todo con la frase
lapidaria de ICo 12,5:
"Hay diversidad de ministerios (diakonión), pero un solo Señor".
24El c. 12 de ICo, junto con los dos siguientes, constituye un discurso construido según
las leyes de la retórica, más que de las de la lógica (Cf. B. STANDERT, Analyse rhétoñque
des ch. 12 á 14 de ICo, en L. DE LORENZI, Chañsma und Agape, Roma 1983, pp. 23-34).
Su tema no es la Iglesia ni los carismas en general, sino una controversia entre dos
carismas concretos (el don de profecía y el de lenguas), que se propone claramente en c.
14 y se prepara en los dos
,anteriores. Pablo alude al tema en 12,1-3, pero pasa inmediatamente a inscribirlo en el
amplísimo contexto de tres frutos de la actuación divina: los "carismas", atribuidos al
Espíritu (v. 4), los "ministerios", atribuidos al Señor (=Jesús; v. 4), y los "milagros",
atribuidos a Dios (=Dios Padre; v. 6). Los vv. 8-10 vienen a ser una concreción de v. 4
(cf. J. SÁNCHEZ BOSCH, La primera lista de carismas: ICo 12,8-10, en V. COLLADO, El
misterio de la Palabra (Fs. Alonso Schókel), Valencia-Madrid 1983, pp. 327-350); los
vv. 12-31, comentario y concreción de v. 5; la concreción de v. 6, en cambio, no dispone
de espacio propio, sino que es introducida -cuasi subrepticiamente- tanto en la primera
(vv. 9-10a) como en la segunda lista de carismas (v. 28: "milagros, carismas de
curaciones").
25Esos tres ministerios, de ámbito supra-local, constituyeron, durante la primera
generación cristiana, una estructura fundamental de la Iglesia (Cf. J. SÁNCHEZ BOSCH, La
Iglesia Universal en las Cartas Paulinas), RCatTeol 9 (1984) 35-81, pp. 56-67.
26El don de lenguas aparece -relegado una vez más (cf. v. 10) al último lugar- por mor de
la controversia que da origen a todo el capítulo (cf. n. 31); los "milagros" y los "carismas
de curación", en cambio, pertenecerían a una tercera lista de carismas, que Pablo no
escribió (cf. ib.). Libre de esos condicionamientos, Rm 12,6-8 nos da una lista que incluye
sólo ministerios propiamente dichos (cf. J . SÁNCHEZ BOSCH, Le Corps 57-72).
-15-
Todos los ministerios por igual son atribuidos al mismo Señor
(recordemos: "Hay diversidades de ministerios, pero un solo Señor"): Cristo
es quien enseña, quien preside y quien ayuda a través de sus ministros. 27
En Ef 4,lis parece contemplarse sólo el ministerio de la Palabra:
"(Cristo) ha concedido a unos ser apóstoles, a otros profetas, a
otros evangelistas, a otros pastores y maestros, en orden al
perfeccionamiento de los santos, a la obra del ministerio (diakonías), a
la edificación del cuerpo de Cristo". 28
En cambio, en IPe 4,11, diakonéo parece referirse más a los ministerios
no elocutivos:
"Que el que habla, pronuncie palabras de Dios; que el que ejerce
un ministerio (diakoneí), lo haga con la fuerza que da Dios". 29
27La actuación "in persona Christi" se atribuye con claridad meridiana al Apóstol (cf.
2Co 2,14-16; 3,3-11; 4,6-12) y constituye el fundamento último de su "gloria" (Cf.
SÁNCHEZ BOSCH, Gloriarse, 212-217, 242-245). Puesto que las expresiones citadas de
Pablo se colocan bajo la enseña de la diakonía (cf. diakonéo en 2Co 3,3; diákonos, en 3,6;
6,4; 11,23; diakonía, en 3,7-9; 4,1; 5,18; 6,3), es coherente atribuir a las demás diakoníai
("ministerios") el mismo fundamento último. La comparación de ICo 12,5 con vv. 4 y 6
nos lleva a la misma conclusión: si los carismas de la primera lista pueden considerarse
actuaciones del Espíritu (vv. 4.8-10) y los milagros actuaciones, de Dios Padre (v. 6),
también los ministerios deberán considerarse como actuaciones del Señor (v. 5).
28El texto confirma, en cuanto a los ministerios docentes, no sólo que están en el Cuerpo,
sino que lo conforman: perfeccionan a los santos, edifican el Cuerpo de Cristo. La
continuación -sobre todo vv. 13.16- da a entender que Cristo es quien crece en sus
miembros y que a algunos (v. 16: "según la medida de cada -enós ekástou- miembro) les
corresponde una participación mayor en la actuación de la Cabeza.
29La actuación "in persona Christi" se atribuye con claridad meridiana al Apóstol (cf.
35 BEYER
2Co 2,14-16; , Diakonéo
3,3-11; 4,6-12) 86, ve en ese
y constituye binomio la último
el fundamento mismadedivisión de (Cf.
su "gloria" funciones
que en Hch
SÁNCHEZ 6,1-4,
BOSCH con lo cual
, Gloriarse, diakonéo
212-217, pasa aPuesto
242-245). significar
que lasel expresiones
"servicio decitadas
las mesas".
de
Pablo
A la se colocan
misma bajo la enseña
conclusión de lapartiendo
se llega diakonía (cf.
de diakonéo
la máxima en 2Co 3,3; diákonos,
proximidad entre en 3,6;y
IPe
6,4; 11,23; diakonía, en 3,7-9; 4,1; 5,18; 6,3), es coherente atribuir a
Rm (Cf. J. SÁNCHEZ BOSCH, La Primera de Pere i la Carta ais Romans, BuABCatallas demás diakoníai
("ministerios")
8 (1983) 1-43. el mismo fundamento último. La comparación de ICo 12,5 con vv. 4 y 6
nos lleva a la misma conclusión: si los carismas de la primera lista pueden considerarse
actuaciones del Espíritu (vv. 4.8-10) y los milagros actuaciones, de Dios Padre (v. 6),
también los ministerios deberán considerarse como actuaciones del Señor (v. 5).
No creo que pudiera resumirse mejor, y con menos palabras, la doctrina
de ICo 12,5.12-30.
-17-
c) "Ministros" en torno a Pablo
12. En la práctica, Pablo, además de a sí mismo, da el título de diákonos
especialmente a sus compañeros en el trabajo ap ostólico. En ÍTe 3,2 (por los
menos, según los Códices Alejandrino y Sinaítico), 30 dice:
"Os mandamos a Timoteo, nuestro hermano y servidor (diákonon)
de Dios en el evangelio de Cristo, para que os confirmara en la fe y
os exhortara, de modo que ninguno vacile en esas tribulaciones".
30B. M. METZGER, A Textual Commentary on the Greek New Testament, Londres, 1971,
p. 631, reconoce que la variante diákonon está mejor testificada, pero añade que synergón
(cuyo testimonio más antiguo es la "prima manus" del Claromontano, s. VI) explica mejor
la variedad de lecturas que aparece en los distintos manuscritos.
31Cf. SÁNCHEZ BOSCH, Le Charisme, 374-382.
se les llama servidores ni colaboradores de Pablo, sino -se supone- de Dios en
beneficio de los fieles (cf. tois agíois, en dativo, en vez de genitivo).
32El trinomio Filemón-Apia-Arquipo, en Flm ls, sugiere que se trata de padre, madre e
hijo. Por eso los fallos de Arquipo en su ministerio pueden ser debidos a su juventud. En
cuanto al título de "compañero de armas" (systratiótés),
que le da Pablo, obsérvese que Arquipo actúa en un lugar donde Pablo no ha estado nunca
(Colosas) y a las órdenes de un "capitán" (Filemón), distinto de Pablo. No implica, pues,
la idea de un "servicio personal", sino la de estar en la misma "guerra" o, si aeaso, la de
que el trabajo en Colosas pertenece también a la "estrategia" de Pablo.
-19-
15. Nos quedan todavía tres textos en que podemos preguntarnos si se
habla de servidores de Pablo:
"El que un tiempo te fue inútil, pero ahora es útil, tanto para ti
como para mí... Hubiera querido conservarlo conmigo, para que me
§ÍDdera, (diakoné) en vez de ti en las cadenas del evangelio (Flm
11,13).
El servicio que (Onesíforo) prestó (diécónesen) en Efeso, tú lo
conoces mejor (2Tm 1,18).
Tráete contigo a Marcos, pues me es muy útil para el ministerio
(diakonían, 2Tm 4,11)".
-20-
d) La limosna como DIAKONÍA
16. La limosna que las "columnas" de la Iglesia pidieron a Pablo en el
encuentro que conocemos como "Concilio de Jerusalén" (Ga 2,10), es
mencionada varias veces en Rm y en 2Co con el nombre de diakonía. Aunque
propiamente no se trate de un ministerio estable, aquella designación nos da
alguna clave importante para una teología de los ministerios.
Entre otras cosas, porque aquella diakonía es, al mismo tiempo, koinónía
("comunión"), leitourgía ("oficio público"), khans ("gracia") y eulogía
("bendición"). Veamos los textos;
"Ahora voy a Jerusalén para prestar un servicio (diákonon) a los
santos que hay en Jerusalén. Pues Macedonia y Acaya decidieron
hacer un acto de comunión (koinónían) con los pobres de los santos que
hay en Jerusalén... pues si los gentiles participaron (ekoinónesan) en
sus dones espirituales, también deben prestarles acto de servicio
(leitourgésai) en las cosas materiales. 34 Después de haber cumplido
eso y haber puesto el sello a ese fruto... 35 Sé que cuando venga a
vosotros, vendré con la plenitud de la bendición (eulogía) de Cristo"
(Rm 15,25-29).
34Propiamente, no se trata de dar algo a cambio de los bienes espirituales recibidos, sino
de aliviar una pobreza que se creó por mor del testimonio del Resucitado. Aquellos
quinientos, de los que Pablo, según ICo 15,6, acaba de saber que "en su mayoría todavía
viven", son probablemente gente que se trasladó de Galilea a Jerusalén para fundar el
primer núcleo de la iglesia y en Jerusalén no encontró un modo de vida rentable. Por eso
era un compromiso de primer orden para toda la Iglesia subvenir a aquella necesidad. A la
luz de ICo 12,22-27 ("Aquellos miembros que parecen más débiles son necesarios..."), no
diría solo que, con aquella limosna, "los miembros se preocupan unos por otros" (v. 25),
sino también que "Dios... da más honor al que más necesita" (v. 24). Si somos "cuerpo de
Cristo" (v. 27), aunque los que se mueven sean los miembros, quien actúa es el mismo
Señor. f
35Sfragisámenos tón karpón toúton (literalmente: "después de haber sellado dicho fruto",
v. 28) puede traducirse profanamente por: "después de haber consignado dicha suma",
pero karpós (recuérdese Mt 7,16-20; 13,8; 21,34.41.43; Rm 1,13; Fl 1,22; 4,17) puede ser
el "fruto" visible de ocho años de evangelización, mientras que su entrega en Jerusalén es
"poner un sello" divino-eclesial a una obra que Dios empezó.
"Con gran exhortación os rogamos la gracia y la comunión del
servicio (ten khárin kai ten koinónían tés diakonías) para con los santos" (2Co
8,4).
"Juntamente con él (Tito), mandamos al hermano cuya alabanza
en lo referente al Evangelio corre por todas las iglesias, designado,
además, por las iglesias como representante nuestro para llevar esa
gracia administrada (kháriti diakonouméne) por nosotros para dar gloria
de Dios y daros ánimo a vosotros. Lo ordenamos así para que nadie
pueda criticarnos en esa generosidad administrada (diakonouméne)
por nosotros" (vv. 18-20).
"En torno al servicio (diakonías) para con los santos...
consideramos necesario exhortar a los hermanos a que llegaran antes
a vosotros y prepararan la bendición (eulogían) que habíais prometido,
para que esté a punto realmente como bendición y no como avaricia"
(9,1.5).
"El ministerio de este servicio (diakonía tés leitourgías) no sólo
subviene a las necesidades de los santos, sino que desborda en
acciones de gracias a Dios. Por la comprobación de ese ministerio
(diakonías) darán gloria a Dios por la obediencia que significa vuestra
confesión del evangelio de Cristo y por la simplicidad de vuestra
comunión con ellos y con todos" (vv. 12s).
17. Llegamos, por fin, a los pocos textos en que diákonos y diaconéo se
refieren a un ministerio específico, distinto del de los "Obispos" (epískopoi)
o "Presbíteros" (presbyteroi).
Queda para la historia y para la teología posteriores, incluyendo con
ello la evolución presente, la configuración concreta de la función del
diácono. Pero debe tener para nosotros valor inestimable el mero hecho que
el diácono existiera en época neotestamentaria y que de entonces date la
atribución a ese ministerio de un título y una función (diákonos, diakonía) tan
profundamente ligados al trabajo de Cristo y de los Apóstoles.
36La relación de este texto con nuestro tema puede verse del modo siguiente: Cristo,
"sirviendo" a la circuncisión, actuaba "por la fidelidad de Dios", confirmaba las promesas
hechas a los Padres. La colecta que Pablo lleva a Jerusalén es también un "servicio" a los
cristianos de la circuncisión.
37Euprosdéktos ("aceptada"), término con el que se designa la aceptación de un sacrificio
(cf. IPe 2,5), se encuentra tanto en v. 16 como en v. 31.
Pero no podemos despreciar nada de los que los textos puedan
aportarnos. El primero proviene de la Carta a los Romanos (16,ls):
"Os recomiendo a Febe, nuestra hermana, que es diaconisa
(diákonos) de la iglesia de Cencreas: recibidla en el Señor con la
dignidad que corresponde a los santos, pues también ella fue
protectora de muchos y de mí mismo".
40En textos posteriores, la episkopé está claramente ligada a lo Pastoral. Así, en Hch
20,28: "os puso como episkópoi para pastorear a la Iglesia de Dios"; según lTm 3,1-7, el
epískopos es el que "se cuida" (v. 5; proístanó, epimeléomai) de la iglesia de Dios: IPe
2,25 llama a Cristo: "Pastor" y epískopos de nuestras almas". Ven continuidad entre Fl y
los textos citados; BEYER, Diakonéo, 89-93; GUERRA GÓMEZ, Diáconos, 78s. En cambio,
J. GNILKA, Geisüiches Amt und Gemeinde nach Paulus, en Foi et salut selon Saint Paul,
Roma 1970, pp. 240245 (art. pp. 233-245), invierte los papeles respectivos de epískopoi y
diákonoi, dando una rara preeminencia al servicio de las mesas. Por su parte, HIEBERT,
Behind 154, insiste en la subordinación de los diákonoi a los epískopoi.
Primera Carta a Timoteo (3 ,8-10.12s):
"Que los diáconos (diákonoi) igualmente sean piadosos, sin doblez,
no dados al vino, ni buscadores de ganancia injusta; q ue guarden el
misterio de la fe con una conciencia pura. Tienen que ser probados
primero y ejercer el ministerio (diakoneítosan) sólo si son intachables...
Que los diáconos (diákonoi) sean maridos de una sola mujer, que
conduzcan (proistámenoi) bien a los hijos y la propia casa. Los que
cumplan bien su ministerio (diakonésantes) ganarán un gran tesoro y una
gran valentía en la fe que tenemos en Cristo Jesús."
-26-
*f - Dada la conexión existente entre las Cartas Pastorales y los Hechos de
los Apóstoles, creemos que estos últimos, en cuanto reflejan realidades de su
propio tiempo, pueden añadir la concreción que f alta al texto de Pastorales.
Para ese tiempo vale lo de: "No es bueno que nosotros descuidemos la Palabra
de Dios para dedicaros a las mesas" (Hch 6,2) y de ahí la institución de los
diáconos para aquel servicio. Pero también pertenece a la comprensión del
diaconado en aquella época que se buscaran "hombres reconocidos por todos
como llenos dé Espíritu y de sabiduría" (v. 3), presentados a los (sucesores
de los) Apóstoles, para que oren por ellos y les impongan las manos (v. 6).
Se confirma, pues, que su misión propia está en el campo de la ayuda y la
misericordia, pero se confirma más todavía que se trata de un ministerio
sagrado de la máxima importancia para toda la Iglesia. 42
42A diferencia de qui en estudia per se los Hechos de los Apóstoles, distintos estudios
sobre el diaconado lo ven como un ministerio mixto de mesas y Palabra, por causa de la
predicación de Esteban. Así, COLSON, Diakonat 4-14; GUERRA GÓMEZ, Diáconos 89-98;
HIEBERT, Behind 155.
-27-
Rm 12,3-8; ICo 12,12-30 es una "idea global" más que un canon estricto. Es
totalmente cierto que quien tiene una función tiene que sentir la importancia
de aquella función para la vida del cuerpo (ICo 12,15-17), pero no lo es menos
que en la realidad cristiana hay mucho más trasvase de funciones que en un
cuerpo físico. En concreto: quien ayuda y ejercer la misericordia en nombre
de Cristo, no sólo debe saber en qué misterio está involucrado, sino que debe
ser capaz de expresarlo con palabras.
"b - En la medida en que, pasando de las ideas a la práctica, podemos
observar las comunidades cristianas en su realidad concreta, falta cualquier
indicio de comportamientos-estancos entre las distintas actividades. En ese
sentido, hemos visto a los Apóstoles ocupándose r de actividades asistenciales
(supra § 16) y podemos imaginar a los compañeros de Pablo (supra § 12-15)
participando cada vez más íntimamente en el trabajo de su Maestro.
?
i - Hemos dado dos lecturas presuntamente históricas de Hch 6,16: la que
corresponde al tiempo de Esteban (§ 7) y la que corresponde al tiempo de
Pablo (§ 19, final). Pero existe otra lectura, que podríamos llamar
"atemporal", que también tiene su validez: Esteban, "ordenado" diácono y, si n
embargo, dedicado a la predicación. La imagen de Esteban, cuya faz se vio
como la de un ángel (Hch 6,15), pronunciando el discurso más largo del
Nuevo Testamento (7,1-53), ha valido a los diáconos el privilegio de ser
proclamadores solemnes del Evangelio y distribuidores de aquello que el
Evangelio significa, tf - Como venimos insinuado, el Obispo, colocado al
frente de una Iglesia local, es condición de posibilidad para que el diácono se
considere su diácono y así participe en sus funciones. En la medida en que el
Nuevo Testamento prepara aquella figura de Obispo, prepara también la
consiguiente figura del diácono. Y la prepara de modo bastante claro: a) Los
Apóstoles ejercen funciones episcopales (cf. 2Co ll,28s); b) la cura episcopal
se concreta, en los encargos expresados a Timoteo y Tito (cf. 2Tm 4,2-5), en
una vigilancia para que todo proceda de acuerdo con el "depósito" de la fe; c)
esa misma vigilancia se exige a los llamados "ángeles" de las Iglesias de
Efeso, Esmirna, Pérgamo... (Ap ce. 2s; cf. esp. 2,2.14s. 19). De ahí al: "Nada
se haga sin el Obispo" (Ignacio, Filad 7,2; Smyrn 8,2; Magn 7,1; Tral 2,2) no
hay más que un paso.
CONCLUSIÓN
4
0 ~ Q ue las funciones de ayuda y de administración, tradi cionalmente
confiadas a losvdiáconos son Jleito urgía ("función sagrada")^p /0g¿a
("bendición») V kharis ("gracia") con los mismos títulos que el ministerio
de 1 apalabra. A esos títulos las funciones "diaconales" añaden el
ácKoindnía ("comunión"): el de ser cemento que consolida la unión en el
seno del Cuerpó de Cristo, que es la Iglesia.