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"DIAKONIA" Y DIACONADO EN

EL NUEVO TESTAMENTO

JORDI SÁNCHEZ BOSCH

1. La renovación de la Iglesia a la luz del Nuevo Testamento ha tenido


como fases importantes la espiritualidad sacerdotal, que afecta
principalmente a los presbíteros^ sentido de Colegialidad, encarnado
especialmente por los Obispos y*al sentido de "carisma", que involucra a
todo el cuerpo .eclesial. Esa renovación quedaría incompleta sin la
implantación del qiaconado como ministerio específico y renovador de toda
la acción eclesial y sin el sentido de ydiakonía", que el diaconado encarna
de manera peculiar.
El Nuevo Testamento podrá darnos pocas claridades sobre el ministerio
específico de los diáconos, pero nos descubre una riqueza inagotable en torno
a la "diakonía" como categoría eminentemente cristiana por la que toda la
Iglesia se asemeja a Aquel que no vino para ser servido, sino para servir (en
griego: ouk elthen diakonéthénai allá diakonesai, Mt 20,28).

2. Teniendo a la vista la nueva figura del diácono, que lentamente


se va introduciendo en nuestra realidad eclesial, quisiéramos dar un
repaso a todo aquello que el Nuevo Testamento nos dice con términos
de la raíz diakon, es ctecir: con o diakonéof'hl sustantivo
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abstracto diakonía y el sustantivo concreto diákonos. Después de habernos
preguntado, con la máxima imparcialidad posible, qué dicen aquellos textos,
preguntaremos por las indicaciones que pueden darnos
en tomo a la función y a la espiritualidad de los diáconos presentes y futuros.
T

1. "DIAKONÍA" EN LA TRADICIÓN EVANGÉLICA

3. Como tantos otros en la teología cristiana, los términos de la raíz ciiakon


carecen. tanto_enja_Biblia de los setenta 2 conio_e^griegp profano de toda
connotación religiosa: 3 pueden traducirse, casi siempre, respectivamente por
"servir", "servicio", "servidor", y pasan del sentido de servicio doméstico al
sentido cuasi-auxiliar del verbo "servir" ("la pluma sirve para escribir", como
transformación de "se escribe con la pluma").

1 Hablamos de diakonía cada vez que los términos griegos diakón, diakonéo o
diakonía tienen sgntido de^'servicj^o" o^de "ministerio" en general (incluyendo, por
ejemplo, el de los Apóstoles); hablamos de "diaconado", cuando se refieren al
ministeriq_específico de los diáconos. Al primer sentido se dedican los tres primeros
apartados del presente trabajo; al segundo, indudablemente relacionado con el primero,
dedicamos el último apartado. Bibliografía hasta 1935 en H. W. BEYER, Diakonéo, ThWb
II 81-93; hasta 1978, ib., XVI 1039-1041. Añádase: S. A ALEN, Versuch einer Analyse des
Diakonia-Begriffes im Neuen Testament, en W.C. WEINRICH, The New Testament Age (Fs.
B. Reicke), Macón GA 1984, pp. 113; D.JE. HiEBERT, Behind the Word 'deacon': a New
Testament Study, BS 140 (1983) 151 -161; JG. LOHFJNKL Weibliche Diakone im Neuen
Testament, en G. DAUTZENBERG, Die Frau Un Neuen Testament, Freiburg 1983, pp. 320-
338; L. DE LORENZI, Paul, "diákonos" du Christ et des chrétiens, en Paul de Tarse, Apotre
de notre temps, Roma 1979, pp. 399-454; PH. f^RiaiNS, Ministering in the Pauline Churches,
New York 1982; W. D. THOMAS, Phoebe a Helper of Many, Exp Tim 95 (1983s) 336s.
- 2 En el Antiguo Testamento griego sólo se habla de diákonos en Esd 1,10; 2,2; 6,1.3.5;
Pr 10,4 (cf. 4Ma 9,17), en sentido de "servid^yjefendo^asi siempre a los servidores de
palacio. En"TMFTl,58, diakonía esTun "servicio de mesa"(probablemente, una vajilla de
plata). Cf. Beyer, Diakonéo 82s; M. GUERRA GÓMEZ, Diáconos helénicos y bíblicos, Burgen
4 (1963) 9-135, pp. 59-63 (ambos incluyen alguna referencia a Filón y Flavio Josefo).
3 Según GUERRA GÓMEZ, Diáconos (cf. BEYER, Diakonéo 8ls), se encuentra
esporádicamente en el Prom a ser diákonos ("servidor")
del Altísimo (pp. 19s); en Epíctcto (pp. 21-25), se ve un sentido bastante cristiano de la
diakonía, pero, según parece, por influencia cristiana. No dejan de encontrarse (pp. 51-58),
diákonoi de'templos o de asociaciones religiosas paganas, pero son simples criados.
Sin salirse de aquel sentido fundamental, la tradición evangélica apenas
usa los términos de la raíz diakon sin colocarles algo de carga teológica: la
diakonía pasa_a_ser_ ajgojj&otógi^^ sin dejar de ser, fundamentalmente .

4. Sólo en Mt 22,13 y en Jn 2,5.9 (en la parábola de los invitados a la


boda y en las bodas de Caná) aparecen "servidores" (diákonoi) sin que sobre
ellos -al parecer- recaiga ningún tipo de atención teológica.
En otros textos, el objeto del servicio ggjgs_ús_y_ese mero hecho ios
pone en camino de dar alguna mayor profundidad a aquel servicio. Sin duda
alguna, cuando los servidores son los ángeles (Mt 4,11 par), que le sirven
reconociéndole como Hijo de Dios. 1 Por algo los ángeles son "espíritus
oficiantes (leitourgiká) mandados (apostellómena) para el servicio (diakonían)
" (Hb 1,14).
En Mt 8,15, se dice que la suegra de Pedro, después de haber sido
curada, "le servía" (diekónei auto): podía haber dicho que servía a todo el grupo.
2
Esa concentración del servicio en el Maestro (en vez de hablar de todo el
grupo) queda reforzada en Mt 27,55 par, por 1 a idea de seguimiento, tan
usada^en las vocaciones apostólicas ("seguían -ékoloúthésan— a Jesús y le
servían" -diakonoúsai auto-). La razón puede ser el sentido más intenso dado al
término "servir". Por contraste, puede verse Le 8,3 (les servían" -diékónoun
autois-) y Jn 12,2 ("Marta servía", diekónei).
Con ello, diakonéo seguiría el camino semántico, de fuerte tradición
vetero-testamentaria, seguido por douleúó ("servir", "sei esclavo"): los
"siervos del Rey" son los ministros, los "siervos de Dios" son los Patriarcas
y los Profetas. 3 La trasposición del servicie

1Por dos veces (Mt 4,3.6 par), Jesús ha renunciado a demostrar que er Hijo de Dios, pero
los ángeles, de cuyos servicios ha querido prescindir (vv. 1 par), le reconocen como tal
sirviéndole... la comida; es decir que diakoné mantiene su sentido fundamental, mientras
que^douleúo acepta, ya en el Antigu Testamento, una serie de sentidos metafóricos (infra,
nn. 6.7). Especialment interesante, para este apartado, BEYER, Diakonéo 83-86.
2Los textos paralelos (Me 1,31 y Le 4,39) escriben: "les servían" (diékónou autois).
3Así Abrahán, en SI 105,42; Isaac, en Dn 3,35 LXX; Jacob, en SI 78,7
David, 30 veces (cf. 2Sa 7,5); los profetas, 13 veces (cf. Jr 7,25). En este sentido se habla,
en Rm 1,1; Fl 1,1; Tt 1,1, de Pablo, doulos ("siervo") de Jesucristo.
doméstico al servicio de Dios aparecejgpetidamente_en jas parábolas, pero
con los_ términos doulos, douleúd, sólo en Le 17,8 ("cíñete y sírveme") con
el verbo diakonéo. El empleo puramente metafórico 4 se encuentra en Jn
12,26:
"Aquel que me sirve (diakoné) debe seguirme (akoloutheító); donde
yo estoy, allí estará también mi servidor (diákonos). A aquel que me
sirve (diakoné), mi Padre le honrará".

5. Pero no creo que parta de un sentido del creyente como "servidor de


Cristo" la evolución semántica que nos llevará a hab lar del diaconado como
ministerio_ejpecífico: diácono no es uno qiie júrye a Cristo, sino uno
que_i_mita aoristo en su accK ).trjde
...ser.\dr.
El punto de partida de la diakonía como categoría teológica creo que
esja palabra de Cristo recogida en Mt 20,28 par:
"El hijo del Hombre no vino para ser servido (diakonéthénaij, sino
para servir (diakonésai) y para dar su vida como rescate para todos".
Ese servicio ejercido por el propio Señor toma marcado^arácter de
servicio doméstico en Le 12,37: "se ceñirá, les pondrá a la mesa y se acercará
a servirles" (diakonései; recordemos 17,8). Es decir, que no sólo se toma del
"servicio^el componente objetivo de "suministrar a alguien algo que
necesita",1jino también la actitud humijQaclajpropia del esclavo. Nos lo dice
claramente Le 22,27:
"¿Quién es más, el que está sentado a la mesa o el que sirve
(diakonon) ? ¿No es el que está sentado? Pero yo estoy entre vosotros
como aquel que sirve".

4Ese "servir" en sentido puramente metafórico, aplicado a la vinculación profunda con


Cristo, no vuelve a expresarse en el Nuevo Testamento con términos de la raíz diakon,
pero si con doulos ("siervo", "esclavo") y sus derivados: doulos, en Mt 24,45-50; 25,14-
30; ICo 7,22; Ef 6,6; IPe 2,16; Ap 22,3; douleúd, en Rm 12,11; 14,18; Col 3,24; ITe 1,9;
douloó, en Rm 6,22. -En cuanto al AT, baste recordar douleúd en SI 2,11; 22,30; 71,11;
100,2; 102,22; doulos, en SI 19,11.13; 27,9; 31,16, etc.
El sentido de ambos textos, tras los cuales no es difícil descubrir un
recuerdo histórico de Jesús, e incluso alguna palabra pronunciada por él, 5
se encuentra gráficamente expresado en Jn 13,1-16. donde, sin embargo, no
aparecen los términos de la raíz diakon.

6. Sea cual fuere la interpretación histórica que demos de ello, resulta


claro que el tema de Cristo que está en medio de nosotros "como el que sirve"
es im tema que la tradición evangélica aplica preferentemente a los que
ocupan un lugar de cierto relieve en la Iglesia.
Sólo en Mt 25,44 el tema carece de cualquier connotación "jerárquica":
"Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, forastero o
desnudo, débil o encarcelado, y no te servimos? (diekonésamén)".
Nos dice que no se puede "servir" al Señor (en la línea de supra § 4) sin
"servir" también, en el más "doméstico" de los sentidos, a los hermanos. >
En los demás textos se habla -a veces con precisión asombrosa-de
aquellos que tienen responsabilidades en la Iglesia:
"Sentándose, llamó a los Doce y les dice: Si alguno quiere ser
primero, será el último de todos y el servidor (diákono.v) de todos"
(Me 9,35).6

5La "actitud servicial" de Jesús es el recuerdo histórico (indirecto, pero cercano), que más
se refleja en los escritos de Pablo: "no se agradó a sí mismo" (Rm 15,3); "la mansedumbre
y la moderación de Cristo" (2Co 10,1); "tomó forma de siervo" (Fl 2,7). No es imposible
que las frases que comentamos fueran simple reflejo de aquel recuerdo: "¡Pues Él estuvo
en medio de nosotros como aquel que sirve!". Sin embargo, en favor de una transmisión
literal de esas palabras, se puede observar que en frases como: "No he venido a ser
servido, sino a servir" (Mt 20,28 par) y "Pues yo estoy entre vosotros como aquel que
sirve" (Le 22,27), aletea la viveza y la sorpresividad del estilo de Jesús.
6Tampoco aquí es imposible que la comunidad quisiera resolver, a la luz del recuerdo de
Jesús, problemas surgidos posteriormente. En favor de la historicidad literal de esas
palabras puede aducirse que: a) en Me 9,35 constituyen un "apotegma" (circunstancia x
palabra-respuesta) perfecto, que responde a algo que debió de ocurrir (las disputas de los
discípulos entre sí, a escondidas de Jesús) y que una invención posterior hubiera tratado
de embellecer); b) la existencia de este mandato de Cristo es la mejor explicación de un
hecho insólito posterior:
que, sin ningún precedente ni en el Antiguo Testamento ni en griego profano, los
predicadores del Evangelio se llamaran diákonoi {infra, §§ 9-11): tanto se les había
injerido^ "como servidores", que terminaron llamándose
simplemente: "servidores".
"Los príncipes de los gentiles actúan como señores y los grandes
les subyugan. Entre vosotros no es así: entre vosotros, el que quiera
ser grande, será vuestro servidor (diákonos): el que quiera ser primero
será vuestro esclavo" (doúlos -Mat 20,25-27 par; cf. 23,11).
En el texto paralelo de Lucas (22,26), precediendo al v. 27, ya citado,
leemos:
"El mayor (meízón) entre vosotros hágase como el más joven y el
dirigente (égoúmenos) como el servidor (diaconon)".

De estos textos deduciríamos, sin especial dific ultad, que entre los
cristianos también hay quien es grande (megas: Mt 20,26; Me 10,43; cf. Le
9,48), quien es primero (prótos: Mt 20,27; Me 9,35; 10,44; cf. Mt 20,16; Me
10,31; Le 13,30), quien es más (meízón: Mt 23,11; Le 22,26; cf. Mt 18,4; Le
7,28), quien dirige (égoúmenos). Como en ICo 16,15 y ITm 3,1, parece qu^el
primer paso hacia esa ^ posición dirigente es la presentación voluntaria ("Si uno
í
quiere..."), jjcon todos los peligros que ello puede comportar. 7 Razón de más
para que se insista en que el que obtiene aquella posición debe estar en la
comunidad "como aquel que sirve".

II. LA "DIAKONÍA" EN LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES

7. En el Libro de los Hechos no se habla explícitamente del diaconado


como ministerio específico, pero en 6,1-4 aparece un relato que puede
interpretarse como "saga etiológica" 8 sobre el origen del diaconado:

7Tanto más cuanto que no se dispone de dinero con que pagarles y hay que echar mano de
gent^ a sí misma. Respecto de las comunidades paulinas, cf. G. THEISSEN, The Social Setting
ofPauline Christianity, Edinburgh 1982, pp. 69-119.
8Es decir: partiendo de la realidad de los diáconos en el momento de
escribirse el Libro (probablemente, después del año ochenta), se reconstruye su origen en los
momentos fundacionales de la Iglesia. Como en la mayor parte de las sagas, no se nos da
pura y simple verdad histórica, pero sí datos de tradición profundamente iluminadores. Infra
§ 20, recuperamos una lectura más literal del texto de los Hechos.
"...según crecía el número de discípulos, hubo tensiones entre los
helenistas y los hebreos, debido a que las viudas de aquéllos eran peor
tratadas en el servicio (diakonía) cotidiano. Los Doce convocaron la
asamblea de los discípulos y dijeron: 'No está bien que nosotros
descuidemos la Palabra de Dios para servir (diakoneín) a las mesas.
Hermanos: designad (episképsasthe) entre vosotros a siete hombre
reconocidos, llenos de sabiduría y de Espíritu Santo, a los que
confiaremos este trabajo (khreías): nosotros, en cambio, nos
dedicaremos de lleno a la oración y al servicio (diakonía) de la Palabra".
— Los estudiosos están acordes en decir que el grupo de los Siete (los que
se nombran en v. 5) no fue nombrado para un servicio "doméstico", sino para
el servicio de la Palabra: lo demuestra, sin ir más lejos, la historia de Esteban
(6,8-7,60) y la de Felipe (8,5-40), "el evangelista" (21,8). 9
De todos modos, en su esquema fundamental, el texto citado puede estar
en lo cierto. En cuanto que:
a) En un principio, el "trabajo" de los Apóstoles comprendió un aspecto
doméstico y un aspecto evangelizado!-; 10

9Ni siquiera quedan en el seno de la misma comunidad. Según parece, los


Siete"pasálTa"ser dirigentes de una nueva "parroquia" de judeo-cristianos de lengua
griega, por más que sin romper para nada la comunión con la Iglesia Madre. Cf.
CONZELMANN, HAENCHEN, ROLOFF itl Ac 6,1-6.
10Según los Hechos de los Apóstoles (2,44s; 4,32.34s), la comunidad primitiva era
también comunidad de bienes y los Apóstoles (cf. 4,35) eran depositarios y distribuidores
de aquellos bienes. La critica histórica (a la luz, sin ir más lejos, de Hch 5,4) reconstruye
una imagen menos igualitaria de aquella realidad, pero no es menos cierto que la
Iglesia.se sintió responsable de sus pobres, sus huérfanos y sus viudas y que entre los
seguidores de Cristo muchos eligieron la pobreza total (cf. Hch 4,36s) o la asumieron por
mor de la evangelización (cf. infra n. 40). En Ga 2,10 vemos cómo los grandes Apóstoles
toman en sus manos ese problema.
b) ese trabajo se fue desglosando y dio origen, entre otros, al orden de
los diáconos, encargados de los aspectos más "domésticos"; 11
c) de todos modos, el trabajo evangelizador siguió conservando_ -y
conserva todavía- el título de diakonía, que en latín se traduce por
"ministerium". 12
Lo apuntado en a) puede ser verdad, pero no tiene por qué ser la razón
por la cual el "servicio" de la Palabra se llama diakonía. Creo que se llama
así desde el principio, porque se siente continuador de la diakonía de Cristo,
no sólo porque "suministra" a los hombres algo que necesitan, sino también
por la "actitud humillada" desde la cual lo suministra. En otras palabras,
diakonía empezó designando la actitud con que el evangelista evangeliza,
para terminar designando c el mismo trabajo evangelizador. De ahí parte el
Libro de los Hechos, preguntándose, como hemos visto, por el origen de una
tercera acepción cristiana de la palabra: el diaconado, como ministerio
específico.

8. Como correspondiendo a un plan preconcebido, el c. 1 de Hechos


presenta la función apostólica como una diakonía: a propósito de Judas, el v.
17 dice que "era del número (de los Doce) y había recibido la porción (kléron)
de ese servicio" (diakonías). Por medio de un Salmo, 13 esa diakonía se
convierte, en v. 20, en episkopé y en v. 25 se une explícitamente diakonía y
apostóle ("el lugar de ese servicio y apostolado").
El apostolado de Pablo en su conjunto es visto como diakonía en 20,24:

11En otro sentido, la unidad-multiplicidad de los ministerios se expresa claramente en ICo


12,5: "Hay diversidad de diakoníai y un sólo Señor" (infra § 11).
12El vigor con que el "corpus" paulino aproxima diakonía y apostolado (infra §§ 9s. 12-
15) demuestra que ése es, para el Nuevo Testamento, el sentido fundamental de diakonía,
que no se abandona ni siquiera cuando hay diáconos en sentido específico.
13SI 109,8, citado según los LXX. El griego Lucas ve en la episkopé del Salmo una
alusión al Episcopado, llamado a tomar la sucesión apostólica (Cf. J. SÁNCHEZ BOSCH,
Sucesión apostólica según el Nuevo Testamento, Dial Ecum 11 (1976) 155-174, pp. 158-
160). De todos modos, la diakonía (vv. 17.25) no aparece menos próxima al apostolado.
"mientras complete mi camino y el servicio (diakonían) que recibí del Señor
Jesús, de dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios".

De modo parecido, en 21,19:


"lo que Dios había realizado entre los gentiles por su servicio (diakonías)".

Por más que los sujetos activos sean Pablo y Bernabé, el sentido de
diakonía en 11,29 y 12,25 es concretamente el servicio de las limosnas
(mandadas a Jerusalén), con lo que se aproxima más al sentido "doméstico"
que al sentido evangelizador. 17
Esa misma impresión nos puede dar 19,22, cuando habla de Timoteo y
Erasto como de unos que "le servían" (diakonoúntón). Pero bien sabemos, por
todo el contexto, que las misiones que Pablo encomendaba a Timoteo no eran
"servicio de las mesas", sino auténtico servicio de la Palabra. 18
Con ello, Lucas nos ha descrito los distintos contenidos de la diakonía y
el nacimiento posterior del diaconado. Pero usa el término con la misma
naturalidad con que nosotros hablamos de "ministerios", sin comunicarnos el
sentido de "servicio humillado" 19 que debieron de percibir los primeros que
usaron los términos de la raíz diakon en el campo de las funciones
eclesiásticas.

III. "DIAKONÍA" EN LOS ESCRITOS PAULINOS a) De la


humillación a la exaltación

9. En muy poco tiempo, diakonía pasó de significar la actitud de servicio


humillado, que Cristo exige_a los que ocupan un lugar erija Iglesia (supra §
6), a significar la función eclesiástica como tal. En

17 Como indicio de que la división del trabajo ("tú, las' mesas; yo, la Palabra") nunca
fue taxativa en la Iglesia de Dios. Sobre la limosna como diakonía, cf. infra, § 16.
18 En la línea de infra, §§ 12-15. Es otro de los filones que llevaron a definir la función
del diácono: colaborador del Obispo en todas sus funciones (infra, § 20).
19 Resulta testimonio más fidedigno del uso habitual del término, al no relacionarlo
siquiera con palabras de Jesús que él mismo nos ha transmitido (Le 22,26s).
Hechos, como decíamos, aparece sólo el segundo sentido; en las Cartas de
Pablo, sin embargo, no es difícil percibir el sentido original. 14 Sobre todo en
ICo 3,5-8: 15
"Pues ¿qué es Apolo y qué es Pablo? Servidores (diákonoi), por medio de los
cuales habéis creído. Yo planté, Apolo regó, pero Dios hizo crecer. Ni el que
planta es algo ni el que riega son una sola cosa: cada uno recibirá la paga según
el propio esfuerzo (kópon)".
Esa posición humillada se confirma^ci^andk^trata a los fieles como
"dueños" de sus ministros:
"Todo es vuestro: tanto Pablo como Apolo como Cefas (3,21 s)".

En cambio, designa a los ministros con otros términos, no tecnificados,


propios de la "servidumbre":
"Así nos considere cualquiera: como sirvientes ypéretai de Cristo y
mayordomos (oikonómoi) de los misterios de Dios (4,1; cf. resp. Me 14,54; Ga
4,2)".

_ La paga (misthós), citada en ICo 3,8.14; 9,17s y en lTm 5,18 ("Digno es el


trabajador de su paga") es también la paga del "criado", 16 mientras que en
ICo 9,7 y 2Co 11,8 es la paga (opsdníon) del servicio, también humillado,
de la milicia. En ese segundo texto, diakonía vuelve a tener el sentido de
"servicio humillado":
"Otras iglesias saqueé, recibiendo una paga por estar a vuestro servicio
(diakonían)".

— También la idea del hopos (propiamente: "trabajos pesados"), apareció en


ICo 3,8, sirve repetidamente para expresar el "trabajo" de, la evan^clización
(cf. hopos en ITe 2,9; 3,5; ITe 3,8; 2Co 6,5; 10,15; 11,23.27; kopiáo en ITe
5,12; ICo 4,12; 15,10; 16,16; Ga 4,11; Rm 16,6.12; Fl 2,16; Col 1,28; lTm
4,10; 5,17; 2Tm 2,6). 17

14Cf., sobre este texto, DE LORENZI, Diákonos, 401-403.


22 En los Evangelios también se habla repetidamente de misthós como paga
(Mt, 12 par; 6,1.2.5.16; 10,41s par), algunas veces con explícita referencia a la paga de los
obreros (Mt 20,8; Le 10,7; Jn 4,36).
17En la tradición evangélica se subraya más bien que ese "trabajo duro" (kópos) no es lo
decisivo; pero no deja de facilitarse la aproximación entre kopiáo y el trabajo evangélico.
Sobre la diakonía como carga, cf. DE LORENZI, Diákonos,
A la luz de todos esos textos, cabe interpretar en línea etimológica la
enigmática frase de Rm 12,7: "Quien tenga un ministerio (diakonían), que lo
ejerza con espíritu de servicio" (diakonía). 18 Dicha interpretación enlazaría
con las cualidades que el v. 8 exige de los distintos ministros: "simplicidad"
(en aplóteti), "solicitud" (en spoude), "alegría" (en ilarótéti).
En cualquier caso, nos bastará recordar ICo 4,9-13 y 2Co 4,8-12 para
comprender que Pablo no hubiera considerado demasiado baja la situación
humillada del sirviente.

10. De todos modos, es también Pablo quien más nos habla de su


diakonía como de un título honroso: 19
- Según Rm 11,13, desea estar a la altura de su diakonía:
"Puesto que soy apóstol de los gentiles, hago honor (doxázó) a mi ministerio
20
(diakonía)".

- Si en 2Co 3,3 podía quedar algo de la humildad etimológica del


término ("sois la carta de Cristo, servida -diakonetheísa- por nosotros"), los
vv. 6-9 rebosan de expresiones gloriosas:
"Nos capacitó (¿kánósen) para ser servidores (diakonous) de la Nueva
Alianza... Si el servicio (diakonía) de la muerte (el don de la Ley) estuvo
acompañado de gloria (en dóxé), de modo que los hijos

18En J. SÁNCHEZ BOSCH, Le Corps de Christ et les Charismes dans l'épitre aux Romains,
en Dimensions de la Vie Chrétienne, Roma, 1979, pp. 52-83, defendimos (pp. 63-65) que
la diakonía designaba aquí el ministerio de la Palabra y que el segundo uso del término
(pp. 59-61) era una exhortación. Una exhortación al espíritu de servicio encaja con las
exhortaciones de v. 8, pero tropieza con la presencia del artículo; en té diakonía. Quizá es,
pues, mejor traducir: "según corresponde a ese ministerio" (p. 60), añadiendo que lo que
corresponde es el espíritu de servicio.
19Según hemos visto en § 6, los Evangelios tampoóo escatiman los títulos honrosos a los
dirigentes de la comunidad, por más que diákonos en sí no sea considerado como título
honroso.
20En torno a los textos de este apartado, véase DE LORENZI, Diákonos 420423 (Rm
11,13). 403-415 (2Co 3-6). 415-419 (2Co 6,3). 423-425 (Col 1,25). 426429 (lTm 1,12).
En el mismo tema se centra el "opus magnum" de K. PRUEMM, Diakonía Pneumaíos, 2
vols., Roma 1965 (Cf. esp. pp. 98-227 y 228-368 sobre la gloria y la humillación del
Apóstol; ÍI-I 128-134, sobre la diakonía). '* **
de Israel no podían mirar la cara de Moisés por causa de la gloria, siquiera pasajera,
de su rostro, cuánto más el servicio (diakonía) del Espíritu estará acompañado de
gloria. Pues si el servicio (diakonía) de la condenación tiene gloria, mucho más
abundará en gloria el servicio (diakonía) de la justicia..."

- También presuponen una situación gloriosa otras frases de la misma


Carta:
"Teniendo ese ministerio (diakonían), por la misericordia que se tuvo con
nosotros, no nos arrendramos (4,1). Nos dio el ministerio (diakonían) de la
reconciliación (5,18);
... para que no se empañe el ministerio (diakonía 6,3), sino que en todo nos
recomendemos a nosotros mismos como servidores (diákonoi) de Dios (6,3s)".

— La misma discusión en torno al ministerio de ll,23ss parece la discusión


sobre un puesto de honor, por más que Pablo reivindique su posición por
medio de realidades poco honrosas a los ojos del mundo. 21
"¿Son servidores de Cristo? Lo digo fuera de mí: ¡Yo más! Con más trabajos
pesados (kópois), con más cárceles, con abundancia de heridas, con muchas
situaciones mortales (thanátois)".

—, Tanto en las Cartas de la Cautividad como en las Pastorales parece


prevalecer esa visión dignificada del ministerio paulino:
"(Cristo Jesús), de quien he llegado a ser ministro (diákonos), según el don de
la gracia de Dios, que se me ha dado según la fuerza de su poder (Ef 3,7);
el evangelio que habéis escuchado, que se predicó a toda creatura bajo el cielo,
del que yo, Pablo, he llegado a ser ministro (diákonos, Col 1,23; cf. v. 25).
Doy gracias a Cristo Jesús, quejme dio fortaleza, que me consideró ^ñef
colocándome en el ministerio (diakonían, lTm 1,12)".

Esa rara conjunción entre humillación y exaltación tiene una clara


referencia al misterio de Cristo, humillado y ensalzado. Al lado mismo de los
textos más gloriosos, leemos:

21Se centra en 2Co ce. 10-12, donde doxa es sustituida por kaukháomai, J.
SÁNCHEZBOSCH, "Gloriarse" según San Pablo, Roma-Barcelona 1970, pp. 211-251.
"llevando en el cuerpo de una parte a otra la muerte cíe urisio, para que
también la vida de Cristo se manifieste en nuestro cuerpo" (2Co 4,10).
Cristo ha sido glorificado y sigue presente entre nosotros. Pero su
presencia, curiosamente, tiene casi siempre forma de cruz. 22 Volvemos, pues,
a la idea varias veces expresada por los Evangelios:
"El que quiera ser primero será el último de todos y el servidor
(diákonos) de todos (Me 9,35; cf. supra, § 6).

b) Diversidad de ministerios

11. Con ser tan sugerente, lo que hemos dicho sobre el ministerio de
Pablo nos resultaría poco útil en este momento si no supiéramos exactamente
a quién se aplica, o si lo aplicáramos piadosamente a todo cristiano, que, al
fin y al cabo, también participa en el misterio de la muerte y la exaltación de
Cristo.
Pero el mismo Pablo nos orienta suficientemente en la interpretación de
otros ministerios a la luz de su ministerio, 23 Sobre todo con la frase
lapidaria de ICo 12,5:
"Hay diversidad de ministerios (diakonión), pero un solo Señor".

Esos "ministerios", según parece, hay que encontrarlos en la segunda


lista de carismas (la de v. 28) más que en la primera (la de vv. 8 -10),
lapidariamente sintetizada en el v. 4:
"Hay diversidades de carismas, pero un solo Espíritu".

22Cuando Pablo se gloria en las tribulaciones, en las debilidades o en la Cruz (SÁNCHEZ


BOSCH, Gloriarse 222-228, 238-241, 245-249), no realiza un acto de humildad pura y
simple, sino que reivindica la posición que le corresponde por la unión que esa Cruz
significa con Aquel que, en su humillación, ha sido glorificado por Dios. A los ojos del
mundo, Pablo sigue pasando la infamia máxima del crucificado, pero esa misma infamia
merece el mundo a los* ojos de Pablo (Ga 6,14).
23Incluso en cuanto al hecho de ser no sólo un trabajo "en el seno" de la comunidad, sino
una posición "al frente" de ella, Pablo entiende los demás ministerios a la luz del suyo
propio. De modo especial, el carisma de los Pastores (Cf. J. SÁNCHEZ BOSCH, Le charisme
des Pasteurs dans le corpus paulinien, en DE LORENZI, Paul de Tarse, 363-397), pero
también todo ministerio (Cf. SÁNCHEZ BOSCH, Le Corps, 52-54.57s).
Si en la primera lista se subraya la manifestación espontánea, casi
inesperada, del Espíritu, 24 en la segunda -introducida desde v. 12-aparece
un cuerpo perfectamente trabado, en el que cada miembro ejerce su función:
\
"Dios ha colocado en la Iglesia en primer lugar ,a los Apóstoles, en segundo
lugar a los%rofetas, en tercer lugar a los^iaestros...". 25
A continuación de los tres primeros, junto a los^^nilagros" (dynámeis),
los^arismas de curación" y las^'especies de lenguas", introducidos por
necesidades del contexto, 26 aparecen otros dos típicos ministerios: las
funciones dé1 j'gobierno" (kyberneseis) y las desayuda" (antilempseis). Son
los mismos que encontramos en la lista de Km 12,8:
"el que distribuye limosnas..., el que "preside"..., el que ejerce la
misericordia...".

24El c. 12 de ICo, junto con los dos siguientes, constituye un discurso construido según
las leyes de la retórica, más que de las de la lógica (Cf. B. STANDERT, Analyse rhétoñque
des ch. 12 á 14 de ICo, en L. DE LORENZI, Chañsma und Agape, Roma 1983, pp. 23-34).
Su tema no es la Iglesia ni los carismas en general, sino una controversia entre dos
carismas concretos (el don de profecía y el de lenguas), que se propone claramente en c.
14 y se prepara en los dos
,anteriores. Pablo alude al tema en 12,1-3, pero pasa inmediatamente a inscribirlo en el
amplísimo contexto de tres frutos de la actuación divina: los "carismas", atribuidos al
Espíritu (v. 4), los "ministerios", atribuidos al Señor (=Jesús; v. 4), y los "milagros",
atribuidos a Dios (=Dios Padre; v. 6). Los vv. 8-10 vienen a ser una concreción de v. 4
(cf. J. SÁNCHEZ BOSCH, La primera lista de carismas: ICo 12,8-10, en V. COLLADO, El
misterio de la Palabra (Fs. Alonso Schókel), Valencia-Madrid 1983, pp. 327-350); los
vv. 12-31, comentario y concreción de v. 5; la concreción de v. 6, en cambio, no dispone
de espacio propio, sino que es introducida -cuasi subrepticiamente- tanto en la primera
(vv. 9-10a) como en la segunda lista de carismas (v. 28: "milagros, carismas de
curaciones").
25Esos tres ministerios, de ámbito supra-local, constituyeron, durante la primera
generación cristiana, una estructura fundamental de la Iglesia (Cf. J. SÁNCHEZ BOSCH, La
Iglesia Universal en las Cartas Paulinas), RCatTeol 9 (1984) 35-81, pp. 56-67.
26El don de lenguas aparece -relegado una vez más (cf. v. 10) al último lugar- por mor de
la controversia que da origen a todo el capítulo (cf. n. 31); los "milagros" y los "carismas
de curación", en cambio, pertenecerían a una tercera lista de carismas, que Pablo no
escribió (cf. ib.). Libre de esos condicionamientos, Rm 12,6-8 nos da una lista que incluye
sólo ministerios propiamente dichos (cf. J . SÁNCHEZ BOSCH, Le Corps 57-72).
-15-
Todos los ministerios por igual son atribuidos al mismo Señor
(recordemos: "Hay diversidades de ministerios, pero un solo Señor"): Cristo
es quien enseña, quien preside y quien ayuda a través de sus ministros. 27
En Ef 4,lis parece contemplarse sólo el ministerio de la Palabra:
"(Cristo) ha concedido a unos ser apóstoles, a otros profetas, a
otros evangelistas, a otros pastores y maestros, en orden al
perfeccionamiento de los santos, a la obra del ministerio (diakonías), a
la edificación del cuerpo de Cristo". 28
En cambio, en IPe 4,11, diakonéo parece referirse más a los ministerios
no elocutivos:
"Que el que habla, pronuncie palabras de Dios; que el que ejerce
un ministerio (diakoneí), lo haga con la fuerza que da Dios". 29

27La actuación "in persona Christi" se atribuye con claridad meridiana al Apóstol (cf.
2Co 2,14-16; 3,3-11; 4,6-12) y constituye el fundamento último de su "gloria" (Cf.
SÁNCHEZ BOSCH, Gloriarse, 212-217, 242-245). Puesto que las expresiones citadas de
Pablo se colocan bajo la enseña de la diakonía (cf. diakonéo en 2Co 3,3; diákonos, en 3,6;
6,4; 11,23; diakonía, en 3,7-9; 4,1; 5,18; 6,3), es coherente atribuir a las demás diakoníai
("ministerios") el mismo fundamento último. La comparación de ICo 12,5 con vv. 4 y 6
nos lleva a la misma conclusión: si los carismas de la primera lista pueden considerarse
actuaciones del Espíritu (vv. 4.8-10) y los milagros actuaciones, de Dios Padre (v. 6),
también los ministerios deberán considerarse como actuaciones del Señor (v. 5).
28El texto confirma, en cuanto a los ministerios docentes, no sólo que están en el Cuerpo,
sino que lo conforman: perfeccionan a los santos, edifican el Cuerpo de Cristo. La
continuación -sobre todo vv. 13.16- da a entender que Cristo es quien crece en sus
miembros y que a algunos (v. 16: "según la medida de cada -enós ekástou- miembro) les
corresponde una participación mayor en la actuación de la Cabeza.
29La actuación "in persona Christi" se atribuye con claridad meridiana al Apóstol (cf.
35 BEYER
2Co 2,14-16; , Diakonéo
3,3-11; 4,6-12) 86, ve en ese
y constituye binomio la último
el fundamento mismadedivisión de (Cf.
su "gloria" funciones
que en Hch
SÁNCHEZ 6,1-4,
BOSCH con lo cual
, Gloriarse, diakonéo
212-217, pasa aPuesto
242-245). significar
que lasel expresiones
"servicio decitadas
las mesas".
de
Pablo
A la se colocan
misma bajo la enseña
conclusión de lapartiendo
se llega diakonía (cf.
de diakonéo
la máxima en 2Co 3,3; diákonos,
proximidad entre en 3,6;y
IPe
6,4; 11,23; diakonía, en 3,7-9; 4,1; 5,18; 6,3), es coherente atribuir a
Rm (Cf. J. SÁNCHEZ BOSCH, La Primera de Pere i la Carta ais Romans, BuABCatallas demás diakoníai
("ministerios")
8 (1983) 1-43. el mismo fundamento último. La comparación de ICo 12,5 con vv. 4 y 6
nos lleva a la misma conclusión: si los carismas de la primera lista pueden considerarse
actuaciones del Espíritu (vv. 4.8-10) y los milagros actuaciones, de Dios Padre (v. 6),
también los ministerios deberán considerarse como actuaciones del Señor (v. 5).
No creo que pudiera resumirse mejor, y con menos palabras, la doctrina
de ICo 12,5.12-30.

-17-
c) "Ministros" en torno a Pablo
12. En la práctica, Pablo, además de a sí mismo, da el título de diákonos
especialmente a sus compañeros en el trabajo ap ostólico. En ÍTe 3,2 (por los
menos, según los Códices Alejandrino y Sinaítico), 30 dice:
"Os mandamos a Timoteo, nuestro hermano y servidor (diákonon)
de Dios en el evangelio de Cristo, para que os confirmara en la fe y
os exhortara, de modo que ninguno vacile en esas tribulaciones".

De ahí se deducirá que Timoteo es "ministro" -o, según los Códices,


"colaborador" (synergón)- de Dios, más que de Pablo, y que su misión es
tanto evangelizadora ("en el evangelio de Cristo") como pastoral ("os
confirmará... os exhortará"). Esa es la línea captada y expresada en las dos
Cartas a Timoteo:
"Enseñando esas cosas a los hermanos, serás un buen ministro
(diákonos) de Cristo Jesús, alimentado con las palabras de la fe y de
la buena doctrina que aprendiste (lTm 4,6).
Haz obra de evangelista, cumple tu ministerio (diakonían, 2Tm 4,5)".

13. En la misma línea debió de andar el trabajo de la casa de Estéfanas,


que, según ICo 1,16, estaba especialmente vinculada a Pablo.
"Os exhorto, hermanos, a que tengáis en cuenta a la casa de
Estéfanas, primicias de la Acaya, que se ofrecieron para el servicio
(diakonían) de los santos. Someteos también vosotros a los que son
como ellos y a todos aquellos que colaboran (synergoúnti) y trabajan
duro (kopiónti, ICo 16,15s)".

En una comunidad de tanta independencia económica como la de


Corinto (cf. ll,21s), parece que el "sometimiento" (ypotássésthe) puede versar
sólo sobre materias espirituales. 31 Por otra parte, tampoco

30B. M. METZGER, A Textual Commentary on the Greek New Testament, Londres, 1971,
p. 631, reconoce que la variante diákonon está mejor testificada, pero añade que synergón
(cuyo testimonio más antiguo es la "prima manus" del Claromontano, s. VI) explica mejor
la variedad de lecturas que aparece en los distintos manuscritos.
31Cf. SÁNCHEZ BOSCH, Le Charisme, 374-382.
se les llama servidores ni colaboradores de Pablo, sino -se supone- de Dios en
beneficio de los fieles (cf. tois agíois, en dativo, en vez de genitivo).

14. También se subraya la especial vinculación de los ministros al Señor


en distintos textos de las Cartas de la Cautividad:
"... todo os lo dará a conocer Tíquico, el querido hermano y fiel ministro
(diákonos) en el Señor (Ef 6,21; cf. Col 4,7: 'fiel ministro -diákonos- y
consiervo (syndoulos) en el Señor').
... tal como aprendisteis de Epafrás, nuestro querido consiervo (syndoulos),
que es ministro (diákonos) de Cristo en favor vuestro (Col 1,7).
Decid a Arquipo: Fíjate en el ministerio (diakonían) que has recibido en el
Señor: que lo cumplas (Col 4,17)".

En el caso de Ef 6,21 ("mi querido hermano y diákonos"), se hubiera


podido entender que Tíquico era "diácono" de Pablo. Pero, como precaviendo
esa interpretación, Col 4,7 introduce el término "consiervo", que la excluye,
aunque sin llegar a la claridad meridiana de Col 1,7: "mí querido consiervo,
... ministro de Cristo en favor vuestro" (ypér ymón). Por eso hemos traducido
"ministro" en vez de "servidor".
En cuanto a la actividad de Epafrás, Tíquico y Arquipo, suele entenderse
que el primero de ellos evangelizó Colosas, en conexión con la actividad de
Pablo, pero sin que el Apóstol llegara a personarse en aquella ciudad. Del
término "consiervo", aplicado a Tíquico, podemos deducir una actividad
semejante a la del "siervo", Pablo (cf. Rm 1,1; Ga 1,10; Flp 1,1; Tt 1,1), y
probablemente una respetuosa colaboración entre ambos; a juzgar por Hch
20,4, ya llevaba tiempo al lado del Apóstol; según Tt 3,12 (cf. 2Tm 4,12),
realizó auténtica actividad misionera. De Arquipo, en fin, sabemos sólo que
es el otro hombre digno de mención en la iglesia que se reúne en casa de
Filemón (cf. Flm 2: "mi compañero de armas" -systratioté-, 32
Los tres están, pues, en la linca de trabajo_de Timoteo.

32El trinomio Filemón-Apia-Arquipo, en Flm ls, sugiere que se trata de padre, madre e
hijo. Por eso los fallos de Arquipo en su ministerio pueden ser debidos a su juventud. En
cuanto al título de "compañero de armas" (systratiótés),
que le da Pablo, obsérvese que Arquipo actúa en un lugar donde Pablo no ha estado nunca
(Colosas) y a las órdenes de un "capitán" (Filemón), distinto de Pablo. No implica, pues,
la idea de un "servicio personal", sino la de estar en la misma "guerra" o, si aeaso, la de
que el trabajo en Colosas pertenece también a la "estrategia" de Pablo.

-19-
15. Nos quedan todavía tres textos en que podemos preguntarnos si se
habla de servidores de Pablo:
"El que un tiempo te fue inútil, pero ahora es útil, tanto para ti
como para mí... Hubiera querido conservarlo conmigo, para que me
§ÍDdera, (diakoné) en vez de ti en las cadenas del evangelio (Flm
11,13).
El servicio que (Onesíforo) prestó (diécónesen) en Efeso, tú lo
conoces mejor (2Tm 1,18).
Tráete contigo a Marcos, pues me es muy útil para el ministerio
(diakonían, 2Tm 4,11)".

De O^nesíforo (2Tm 1,18), no se citan los servicios que pudo prestar en


Roma (v. 17), sino los que había prestado en Efeso, su ciudad de origen: debió
de tratarse de algún ministerio, aunque no sabemos de qué tipo.
Marcos, en cambio, había sido colaborador de los Apóstoles desde hacía
mucho tiempo (Hch 12,25; 15, 37-39, cf. 13,5.13) y lo será todavía de Pedro
(IPe 5,13); se le cita también el Flm 24 y Col 4,10. Entendemos que Pablo lo
reclama para el ministerio de la Palabra, por más que diga: "me es útil".
Sólo de One_simo (Flm 11.13) podemos sospechar que le prestara un
simple servicio doméstico; pero ni siquiera ahí con absoluta certeza: puesto
que le presta los servicios que hubiera tenido que prestarle (v. 13: ypér soú)
Füemón^ue es jefe de iglesia en Colosas (cf. vv. ls).
Deducimos, pues, en líneas generales, que Pablo (en contra de una cierta
imaginación popular respecto de él) tiende a tener colaboradores en plan de
igualdad, responsables ante Dios y dotados de un máximo de autonomía. Sólo
en Marcos (2Tm 4,11, cf. Hch 13,5: yperétén) y en Onésimo (Flm 11.13)
descubrimos los rasgos de un secretario o, en términos que no tardarán en
surgir, 33 de un diácono, que está a las órdenes de su Obispo.

33La célebre frase de la Traditio Apostólica: "Non ad sacerdotium, sed ad ministerium


Episcopi", Cf. infra, § 20.

-20-
d) La limosna como DIAKONÍA
16. La limosna que las "columnas" de la Iglesia pidieron a Pablo en el
encuentro que conocemos como "Concilio de Jerusalén" (Ga 2,10), es
mencionada varias veces en Rm y en 2Co con el nombre de diakonía. Aunque
propiamente no se trate de un ministerio estable, aquella designación nos da
alguna clave importante para una teología de los ministerios.
Entre otras cosas, porque aquella diakonía es, al mismo tiempo, koinónía
("comunión"), leitourgía ("oficio público"), khans ("gracia") y eulogía
("bendición"). Veamos los textos;
"Ahora voy a Jerusalén para prestar un servicio (diákonon) a los
santos que hay en Jerusalén. Pues Macedonia y Acaya decidieron
hacer un acto de comunión (koinónían) con los pobres de los santos que
hay en Jerusalén... pues si los gentiles participaron (ekoinónesan) en
sus dones espirituales, también deben prestarles acto de servicio
(leitourgésai) en las cosas materiales. 34 Después de haber cumplido
eso y haber puesto el sello a ese fruto... 35 Sé que cuando venga a
vosotros, vendré con la plenitud de la bendición (eulogía) de Cristo"
(Rm 15,25-29).

34Propiamente, no se trata de dar algo a cambio de los bienes espirituales recibidos, sino
de aliviar una pobreza que se creó por mor del testimonio del Resucitado. Aquellos
quinientos, de los que Pablo, según ICo 15,6, acaba de saber que "en su mayoría todavía
viven", son probablemente gente que se trasladó de Galilea a Jerusalén para fundar el
primer núcleo de la iglesia y en Jerusalén no encontró un modo de vida rentable. Por eso
era un compromiso de primer orden para toda la Iglesia subvenir a aquella necesidad. A la
luz de ICo 12,22-27 ("Aquellos miembros que parecen más débiles son necesarios..."), no
diría solo que, con aquella limosna, "los miembros se preocupan unos por otros" (v. 25),
sino también que "Dios... da más honor al que más necesita" (v. 24). Si somos "cuerpo de
Cristo" (v. 27), aunque los que se mueven sean los miembros, quien actúa es el mismo
Señor. f
35Sfragisámenos tón karpón toúton (literalmente: "después de haber sellado dicho fruto",
v. 28) puede traducirse profanamente por: "después de haber consignado dicha suma",
pero karpós (recuérdese Mt 7,16-20; 13,8; 21,34.41.43; Rm 1,13; Fl 1,22; 4,17) puede ser
el "fruto" visible de ocho años de evangelización, mientras que su entrega en Jerusalén es
"poner un sello" divino-eclesial a una obra que Dios empezó.
"Con gran exhortación os rogamos la gracia y la comunión del
servicio (ten khárin kai ten koinónían tés diakonías) para con los santos" (2Co
8,4).
"Juntamente con él (Tito), mandamos al hermano cuya alabanza
en lo referente al Evangelio corre por todas las iglesias, designado,
además, por las iglesias como representante nuestro para llevar esa
gracia administrada (kháriti diakonouméne) por nosotros para dar gloria
de Dios y daros ánimo a vosotros. Lo ordenamos así para que nadie
pueda criticarnos en esa generosidad administrada (diakonouméne)
por nosotros" (vv. 18-20).
"En torno al servicio (diakonías) para con los santos...
consideramos necesario exhortar a los hermanos a que llegaran antes
a vosotros y prepararan la bendición (eulogían) que habíais prometido,
para que esté a punto realmente como bendición y no como avaricia"
(9,1.5).
"El ministerio de este servicio (diakonía tés leitourgías) no sólo
subviene a las necesidades de los santos, sino que desborda en
acciones de gracias a Dios. Por la comprobación de ese ministerio
(diakonías) darán gloria a Dios por la obediencia que significa vuestra
confesión del evangelio de Cristo y por la simplicidad de vuestra
comunión con ellos y con todos" (vv. 12s).

Lo curioso es que en griego existe una palabra exacta para


designar una ^^lectaj^^^ Pablo usa esa palabra con toda
naturalidad en ICo 16,1. En los textos citados, el Apóstol multiplica otro tipo
de designaciones para que quede clara la importancia eclesial de aquella
colecta concreta.
Esa importancia se concreta en 2Co 9,12s en la acción de gracias y en
la glorificación de Dios que producirá por la obediencia im plicada en la
confesión de la fe y por la simplicidad de la comunión entre cristianos judíos
y gentiles. Si la colecta era algo así como la contribución de los judíos de la
diáspora al Templo de Jerusalén (o mejor: como los dones de las naciones,
anunciados por los profetas), 42 su aceptación por la coni^unidad de Jerusalén
era como la aceptación de un sacrificio.
La importancia eclesial de la colecta puede ilustrarse todavía con dos
textos del mismo c. 15 de Rm. El v. 8, sobre Cristo:
"Cristo fue servidor (diákonos) de la circuncisión por la fidelidad de Dios,
para confirmar las promesas a los Padres".36

Y el v. 16, sobre Pablo:


"Soy liturgo (leitourgós) de Cristo Jesús de cara a los gentiles, oficiando el
evangelio de Dios, para que la ofrenda de los gentiles pueda ser aceptada,
santificada en el Espíritu Santo".

También la colecta es diakonía en favor de la circuncisión (literalmente:


en favor de los santos que hay en Jerusalén), también la colecta es ofrenda
de los gentiles, llevada por el "liturgo" Pablo, aceptada 37 y santificada -y por
eso se la llama "gracia" y "bendición". En otras palabras, para volver al
lenguaje de los Hechos: se traspasa al servicio "de las mesas" toda la
categoría soteriotógica anteriormente atribuida al "servicio de la Palabra":
de serjm jerjgcio:
- conducido por Dio y por su Espíritu,
- realizado en nombre de Cristo,
- ordenado a la santificación y -¡no lo olvidemos!- a la "comunión"
(koinonía) entre los fieles.

IV. EL MINISTERIO DIACONAL

17. Llegamos, por fin, a los pocos textos en que diákonos y diaconéo se
refieren a un ministerio específico, distinto del de los "Obispos" (epískopoi)
o "Presbíteros" (presbyteroi).
Queda para la historia y para la teología posteriores, incluyendo con
ello la evolución presente, la configuración concreta de la función del
diácono. Pero debe tener para nosotros valor inestimable el mero hecho que
el diácono existiera en época neotestamentaria y que de entonces date la
atribución a ese ministerio de un título y una función (diákonos, diakonía) tan
profundamente ligados al trabajo de Cristo y de los Apóstoles.

36La relación de este texto con nuestro tema puede verse del modo siguiente: Cristo,
"sirviendo" a la circuncisión, actuaba "por la fidelidad de Dios", confirmaba las promesas
hechas a los Padres. La colecta que Pablo lleva a Jerusalén es también un "servicio" a los
cristianos de la circuncisión.
37Euprosdéktos ("aceptada"), término con el que se designa la aceptación de un sacrificio
(cf. IPe 2,5), se encuentra tanto en v. 16 como en v. 31.
Pero no podemos despreciar nada de los que los textos puedan
aportarnos. El primero proviene de la Carta a los Romanos (16,ls):
"Os recomiendo a Febe, nuestra hermana, que es diaconisa
(diákonos) de la iglesia de Cencreas: recibidla en el Señor con la
dignidad que corresponde a los santos, pues también ella fue
protectora de muchos y de mí mismo".

Por varios indicios podemos deducir que el ministerio de Febe no era un


ministerio cualquiera:
17
- En un área donde lo que primaba eran las comunidades pequeñas (las
llamadas "iglesias domésticas"), Febe tenía alguna responsabilidad respecto
del conjunto de la iglesia local: no es diaconisa en Cencreas, sino de la Iglesia
de Cencreas. 38
% - Se dice que se la reciba de un modo digno (áxios ton agídn) y que se
la atienda en todo lo que pueda necesitar. No es como para considerarla como
un simple "monaguillo".
*h - Se le atribuyen explícitamente servicios más bien "domésticos" para
con Pablo y para con otros muchos, pero como los servicios que presta un
señor (prostátis es un derivado de proístemi, que significa "presidir" y
"cuidarse de", pero siempre desde arriba).
Podía, pues, tener autoridad administrativa en la iglesia de Cencreas,
,de modo que, incluso la ayuda concedida a Pablo, pasara por sus manos. 39

18. El segundo texto aparece en el saludo de la Carta a los Filipenses


(1,1):
"... a todos los santos en Cristo Jesús que hay en Filipos, junto
con los obispos (episkópois) y diáconos (diakónois)".

38Cf. BEYER, Diakonéo 93; J. COLSON, Der Diakonat im Neuen Testament, en K.


RAHNER, Diakonía in Christo, Friburgo 1962, pp. 19s (art. pp. 3-22); GUERRA-GÓMEZ,
Diáconos 74s; HIEBERT, Behind 155s; LOHFINK Weibliche 324-327; PERKINS, Ministering
53s; THOMAS, Phoebe. A la luz de ICo 14,33s, del hecho que Cencreas fuera una Iglesia
local, deducimos que el ministerio propio de Febe no podía ser el de la Palabra (Cf. J.
SÁNCHEZ BOSCH, Iglesia e Iglesias en las Cartas Paulinas, RCatTeol 8 (1983) 1-43, pp.
20-23).
39En el mundo grecorromano no era tan rara la mujer-empresario. La misma Cloe, de ICo
1,11, podía tener un negocio de exportación, en virtud del cual su gente ("los de Cloe")
viajara a un lado y otro del Egeo.
El binomio Obispo-Diácono nos es transmitido por distintos documentos
de los primeros siglos ("¿Dónde vas, Obispo, sin tu diácono?" -decía san
Lorenzo al papa san Sixto). De todos modos, no podemos trasladar sin más
una realidad posterior a la época de Pablo. Ala luz de los documentos
indudablemente paulinos podemos entender que: V - Obispos y Diáconos
debieron de ser las figuras más representativas en el ámbito de una Iglesia
local, puesto que son los únicos nombrados en el encabezamiento de la Carta.
"V - A diferencia del tiempo en que un Obispo se encontrará rodeado de
presbíteros y diáconos (infra, § 20), en esos momentos es más coherente
suponer que obispos (varios en una ciudad) y diáconos no se debieron
distinguir por criterios de subordinación de unos a otros, sino por una
distinción de funciones.
M - Corresponden bastante bien al sentido obvio de episkopé las funciones
pastorales a que se alude en ITe 5,12s y ICo 16,15s (citado supra, en § 13),
así como a la función de "el que exhorta", "el que 'preside'" de Rm 12,8 y a
las funciones de "gobierno" de ICo 12,28 (citadas estas últimas en § 11). 40
Dado el sentido de distribución de funciones que aparece en los dos últimos
textos, podemos suponer que serían propias de los diáconos las funciones de
"el que distribuye limosnas", "el que ejerce la misericordia" (ambas en Rm
12,8) y las funciones de "ayuda" (ICo 12,28).
í» - También las listas de carismas mencionadas (ICo 12,28; Rm 12, 6 -8)
sugieren la idea de coordinación entre funciones más que la de subordinación.
Me parece más conforme a ellas la idea de que el diácono tiene su ámbito
propio, en el cual es "soberano", dentro de una coordinación con las demás
funciones.

40En textos posteriores, la episkopé está claramente ligada a lo Pastoral. Así, en Hch
20,28: "os puso como episkópoi para pastorear a la Iglesia de Dios"; según lTm 3,1-7, el
epískopos es el que "se cuida" (v. 5; proístanó, epimeléomai) de la iglesia de Dios: IPe
2,25 llama a Cristo: "Pastor" y epískopos de nuestras almas". Ven continuidad entre Fl y
los textos citados; BEYER, Diakonéo, 89-93; GUERRA GÓMEZ, Diáconos, 78s. En cambio,
J. GNILKA, Geisüiches Amt und Gemeinde nach Paulus, en Foi et salut selon Saint Paul,
Roma 1970, pp. 240245 (art. pp. 233-245), invierte los papeles respectivos de epískopoi y
diákonoi, dando una rara preeminencia al servicio de las mesas. Por su parte, HIEBERT,
Behind 154, insiste en la subordinación de los diákonoi a los epískopoi.
Primera Carta a Timoteo (3 ,8-10.12s):
"Que los diáconos (diákonoi) igualmente sean piadosos, sin doblez,
no dados al vino, ni buscadores de ganancia injusta; q ue guarden el
misterio de la fe con una conciencia pura. Tienen que ser probados
primero y ejercer el ministerio (diakoneítosan) sólo si son intachables...
Que los diáconos (diákonoi) sean maridos de una sola mujer, que
conduzcan (proistámenoi) bien a los hijos y la propia casa. Los que
cumplan bien su ministerio (diakonésantes) ganarán un gran tesoro y una
gran valentía en la fe que tenemos en Cristo Jesús."

Entre los dos fragmentos citado, el v. 11 habla de las mujeres:


"Las mujeres, igualmente, que sean piadosas, no entrometidas,
sobrias, fieles en todo".
La construcción no es perfecta en ningún caso. El versículo puede
referirse: a) a diaconisas, puesto que diákonos no tiene forma femenina; 41 b)
a mujeres que tienen funciones semejantes a las de los diáconos; c) a las
mujeres en general, dentro de un estilo oral, en el que se puede volver a un
tema que se había abandonado.
Los versículos 8-10.12s pueden conducirnos a las siguientes
conclusiones.
' - Los diáconos también son depositarios (éjontas) del "misterio de la fe",
pero de ellos no se dice que deban enseñar, como se ha dicho de los Obispos
(cf. v. 3: didaktikón). Las funciones de ayuda, ejercidas "in persona Christi"
(cf. supra, § 16), también son transmisión del misterio de la fe.
% - En vv. 4s, hablando de los Obispos, se hace el paso de "conducir la
familia" a "encargarse (epimelésétai) de la iglesia de Dios". A propósito de
los diáconos no se da aquel paso: probablemente porque no tien en función de
gobierno propiamente dicha.
-De todos modos, el v. i0, sobre la "probación" (dokimazésthósan)
previa, contiene todo el dramatismo que podríamos descubrir en 4,12.
Sencillamente-entendemos-porque el diácono también es representante de
Cristo entre los fieles.

41COLSON, Diakonat 20; LOHFINK, Weibliche 332-334; PERKINS, Ministering 54s,


entienden que también aquí se habla de diaconisas.

-26-
*f - Dada la conexión existente entre las Cartas Pastorales y los Hechos de
los Apóstoles, creemos que estos últimos, en cuanto reflejan realidades de su
propio tiempo, pueden añadir la concreción que f alta al texto de Pastorales.
Para ese tiempo vale lo de: "No es bueno que nosotros descuidemos la Palabra
de Dios para dedicaros a las mesas" (Hch 6,2) y de ahí la institución de los
diáconos para aquel servicio. Pero también pertenece a la comprensión del
diaconado en aquella época que se buscaran "hombres reconocidos por todos
como llenos dé Espíritu y de sabiduría" (v. 3), presentados a los (sucesores
de los) Apóstoles, para que oren por ellos y les impongan las manos (v. 6).
Se confirma, pues, que su misión propia está en el campo de la ayuda y la
misericordia, pero se confirma más todavía que se trata de un ministerio
sagrado de la máxima importancia para toda la Iglesia. 42

20. Hasta aquí hemos individuado dos grandes momentos de la Iglesia


primitiva (el de Rm-lCo-Flp y el de Hch-lTm), en los que, según la opinión
que hemos considerado más probable, los diáconos existieron como
ministerio específico y con una misión específica que, de modo simplificado,
se llama el "servicio de las mesas".
Con ello parece que nos ponemos en contradicción, no sólo con la
comprensión que la Iglesia de nuestros días tiene del diaconado, sino también
con la que tuvo al final mismo de la era apostólica. Es nada menos que la
Didajé (15,1) la que, de los obispos y diáconos, dice: "también ellos cumplen
la función de los profetas y maestros". En cuanto a nuestros días, sabemos
que los diáconos se sienten "ministros de la Palabra" con todas las de la ley
y realizan actos (como la asistencia a matrimonios) que, en la Iglesia antig ua,
estaban reservados al Obispo.
Se impone, pues, la pregunta: ¿el Nuevo Testamento no tiende ningún
puente a esa ampliación de funciones del ministerio diaconal? Creo que se
pueden dar varias respuestas positivas a ella: I - Que la distribución-
coordinación de funciones, propugnada por

42A diferencia de qui en estudia per se los Hechos de los Apóstoles, distintos estudios
sobre el diaconado lo ven como un ministerio mixto de mesas y Palabra, por causa de la
predicación de Esteban. Así, COLSON, Diakonat 4-14; GUERRA GÓMEZ, Diáconos 89-98;
HIEBERT, Behind 155.

-27-
Rm 12,3-8; ICo 12,12-30 es una "idea global" más que un canon estricto. Es
totalmente cierto que quien tiene una función tiene que sentir la importancia
de aquella función para la vida del cuerpo (ICo 12,15-17), pero no lo es menos
que en la realidad cristiana hay mucho más trasvase de funciones que en un
cuerpo físico. En concreto: quien ayuda y ejercer la misericordia en nombre
de Cristo, no sólo debe saber en qué misterio está involucrado, sino que debe
ser capaz de expresarlo con palabras.
"b - En la medida en que, pasando de las ideas a la práctica, podemos
observar las comunidades cristianas en su realidad concreta, falta cualquier
indicio de comportamientos-estancos entre las distintas actividades. En ese
sentido, hemos visto a los Apóstoles ocupándose r de actividades asistenciales
(supra § 16) y podemos imaginar a los compañeros de Pablo (supra § 12-15)
participando cada vez más íntimamente en el trabajo de su Maestro.
?
i - Hemos dado dos lecturas presuntamente históricas de Hch 6,16: la que
corresponde al tiempo de Esteban (§ 7) y la que corresponde al tiempo de
Pablo (§ 19, final). Pero existe otra lectura, que podríamos llamar
"atemporal", que también tiene su validez: Esteban, "ordenado" diácono y, si n
embargo, dedicado a la predicación. La imagen de Esteban, cuya faz se vio
como la de un ángel (Hch 6,15), pronunciando el discurso más largo del
Nuevo Testamento (7,1-53), ha valido a los diáconos el privilegio de ser
proclamadores solemnes del Evangelio y distribuidores de aquello que el
Evangelio significa, tf - Como venimos insinuado, el Obispo, colocado al
frente de una Iglesia local, es condición de posibilidad para que el diácono se
considere su diácono y así participe en sus funciones. En la medida en que el
Nuevo Testamento prepara aquella figura de Obispo, prepara también la
consiguiente figura del diácono. Y la prepara de modo bastante claro: a) Los
Apóstoles ejercen funciones episcopales (cf. 2Co ll,28s); b) la cura episcopal
se concreta, en los encargos expresados a Timoteo y Tito (cf. 2Tm 4,2-5), en
una vigilancia para que todo proceda de acuerdo con el "depósito" de la fe; c)
esa misma vigilancia se exige a los llamados "ángeles" de las Iglesias de
Efeso, Esmirna, Pérgamo... (Ap ce. 2s; cf. esp. 2,2.14s. 19). De ahí al: "Nada
se haga sin el Obispo" (Ignacio, Filad 7,2; Smyrn 8,2; Magn 7,1; Tral 2,2) no
hay más que un paso.
CONCLUSIÓN

21. Evidentemente, en la restauración de un diaconado como grado


permanente en la Iglesia no ha intervenido sólo el estudio bíblico, sino también
la historia, la teología y la realidad eclesial de la Iglesia postconciliar.
El conjunto, indudablemente riquísimo, de textos que configuran el tema
de la diakonía y el diaconado en el Nuevo Testamento, brinda, sin embargo,
una serie de luces realmente preciosas para la confonnación de la nueva figura
del diácono en la Iglesia.

I - La idea de que el proto-diákonos es Cristo, que no vino a ser servido, sino


a serviry que Cristo quiso que la humillación del servidor doméstico fuese
la característica de todos los que ocupan posiciones directivas en la Iglesia.

% ~ Que los distintos ministerios, diaconado incluido, participan también


de la exaltación de Cristo, por cuanto que actúanxn la Iglesia . "in person a
¿j
Christi". En ese sentido, es deseable que la pgnidad -y |la santidad- del
diaconado sea impartida a todos aquellos que ejercen con espíritu y entrega
las funciones propias de aquel ministerio.

4
0 ~ Q ue las funciones de ayuda y de administración, tradi cionalmente
confiadas a losvdiáconos son Jleito urgía ("función sagrada")^p /0g¿a
("bendición») V kharis ("gracia") con los mismos títulos que el ministerio
de 1 apalabra. A esos títulos las funciones "diaconales" añaden el
ácKoindnía ("comunión"): el de ser cemento que consolida la unión en el
seno del Cuerpó de Cristo, que es la Iglesia.

4 - Si todo creyente debe ser testigo de Cristo y anunciador de las maravillas


de Dios, mucho más el diácono que le representa de modo directo. En
conexión con los ministros docentes, y substituyéndolos
cuando fuere necesario, el diácono es
también ministro de la Palabra, subrayando
con ello la unidad radical del ministerio.

Pues, si se dice: "Diversidad de


ministerios, pero un sólo Señor", también
puede hablarse de unidad entre los
ministerios diversos, porque uno sólo es el
Señor.

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