Sei sulla pagina 1di 5

El sistema inmunológico, que se compone de órganos, tejidos, proteínas y células

especiales, a diario protege a las personas de los gérmenes y microorganismos. En la


mayoría de los casos, el sistema inmunológico se desempeña con asombrosa eficacia para
mantener saludables a las personas y prevenir infecciones. Sin embargo, en algunas
ocasiones, problemas con el sistema inmunológico pueden producir enfermedades e
infecciones.
Acerca del sistema inmunológico
El sistema inmunológico es la defensa del cuerpo ante organismos infecciosos y otros
invasores. Mediante una serie de pasos llamados "respuesta inmune", el sistema
inmunológico ataca a los organismos y las sustancias que invaden los sistemas del cuerpo y
causan las enfermedades.
Related Links
 VIH y SIDA
 Leucemia
 ¿Qué son los gérmenes?
 VIH y SIDA
Show More

El sistema inmunológico se compone de una red de células, tejidos y órganos que trabajan
en conjunto para proteger al cuerpo. Las células mencionadas son glóbulos blancos
(leucocitos) de dos tipos básicos, que se combinan para encontrar y destruir las sustancias u
organismos que causan las enfermedades.
Los leucocitos se producen o almacenan en varios lugares del cuerpo, que incluyen el timo,
el bazo y la médula ósea. Por este motivo, estos órganos se denominan "órganos linfáticos".
Los leucocitos también se almacenan en masas de tejido linfático, principalmente en forma
de ganglios linfáticos, que se encuentran en todo el cuerpo.
En el cuerpo, los leucocitos circulan desde y hacia los órganos y los ganglios por medio de
vasos linfáticos y vasos sanguíneos. De esta manera, el sistema inmunológico funciona de
forma coordinada para controlar el cuerpo en busca de gérmenes o sustancias que puedan
ocasionar problemas.
Los dos tipos básicos de leucocitos son:
1. los fagocitos, que son células que destruyen a los organismos invasores
2. los linfocitos, que son células que permiten al cuerpo recordar y reconocer a los invasores
anteriores y lo ayudan a destruirlos
Los fagocitos incluyen varias células diferentes. El tipo más común son los neutrófilos,
que principalmente atacan a las bacterias. Si los médicos sospechan una infección
bacteriana, pueden pedir un análisis de sangre para saber si el número de neutrófilos del
paciente ha aumentado debido a la infección. Los otros tipos de fagocitos tienen funciones
específicas para garantizar que el cuerpo reaccione adecuadamente a un determinado tipo
de invasor.
Los dos tipos de linfocitos son los linfocitos B y los linfocitos T. Los linfocitos se originan
en la médula ósea y, o bien se quedan allí y se convierten en células B, o se dirigen a la
glándula del timo, donde se convierten en células T. Los linfocitos B y los linfocitos T
tienen funciones diferentes: Los linfocitos B funcionan como el sistema de inteligencia
militar del cuerpo, ya que localizan el objetivo y envían defensas para atraparlo. Las células
T se asemejan a los soldados: destruyen a los invasores que el sistema de inteligencia
identifica.
Funciona de esta manera:
Cuando se detectan antígenos (sustancias extrañas que invaden el cuerpo), varios tipos de
células trabajan de forma conjunta para reconocerlos y responder a la amenaza. Estas
células inducen a los linfocitos B a producir anticuerpos, proteínas especializadas que
atrapan antígenos determinados.
Una vez fabricados, estos anticuerpos permanecen en el cuerpo de la persona, de modo que,
si el mismo antígeno regresa, el sistema inmunológico ya cuenta con los anticuerpos para
atacarlo. Por lo tanto, si una persona se enferma, por ejemplo, de varicela, generalmente no
volverá a contraer la enfermedad.
Las inmunizaciones también previenen algunas enfermedades de esta forma. Las
inmunizaciones introducen un antígeno en el cuerpo de modo que no le produzca ninguna
enfermedad pero le permita fabricar anticuerpos para proteger a la persona de ataques
futuros del germen o sustancia responsable de esa enfermedad determinada.
A pesar de que los anticuerpos pueden reconocer un antígeno y atraparlo, necesitan ayuda
para destruirlo. Esa es la función de las células T, que forman parte del sistema que
destruye los antígenos que los anticuerpos han identificado o las células infectadas o
modificadas. (En efecto, algunas células T se denominan "células asesinas".) Las células T
también ayudan a indicar a otras células (como los fagocitos) que cumplan con su función.
Los anticuerpos también pueden neutralizar las toxinas (sustancias tóxicas o perjudiciales)
producidas por distintos organismos. Por último, los anticuerpos pueden activar un sistema
de proteínas llamado complemento que también forma parte del sistema inmunológico. El
sistema de complemento ayuda a matar a las bacterias, los virus o las células infectadas.
Todas estas células y componentes especializados del sistema inmunológico protegen al
cuerpo de las enfermedades. Esta protección se denomina inmunidad.
Inmunidad
Los seres humanos tienen tres tipos de inmunidad: innata, adquirida y pasiva:
Inmunidad innata
Todas las personas nacen con inmunidad innata (o natural), que es una forma de protección
general. Muchos de los gérmenes que afectan a otras especies no nos hacen daño. Por
ejemplo, los virus que producen leucemia en los gatos o moquillo en los perros no afectan a
los seres humanos. También se observa el caso contrario: algunos virus que producen
enfermedades en los seres humanos (como el virus del VIH/SIDA) no afectan a los gatos o
los perros.
La inmunidad innata también incluye las barreras externas del cuerpo, como la piel y las
membranas mucosas (por ejemplo, las que recubren la nariz, la garganta y el tracto
gastrointestinal), que constituyen la primera línea de defensa para evitar que las
enfermedades ingresen al cuerpo. Si esta barrera defensiva exterior se rompe (como por un
corte), la piel intenta sanar la ruptura rápidamente y las células inmunitarias especiales de la
piel atacan a los gérmenes invasores.
Inmunidad adquirida
El segundo tipo de protección es la inmunidad adquirida (o activa), que se desarrolla
durante el transcurso de nuestras vidas. La inmunidad adquirida comprende la actividad de
los linfocitos y se desarrolla a medida que las personas se exponen a las enfermedades o se
las inmuniza contra ellas mediante la vacunación.
Inmunidad pasiva
La inmunidad pasiva se "pide prestada" a otra fuente y dura poco tiempo. Por ejemplo, los
anticuerpos de la leche materna inmunizan temporalmente al bebé contra las enfermedades
a las que la madre estuvo expuesta. Esto puede ayudar a proteger al bebé de las infecciones
durante los primeros años de la infancia.
No existen dos sistemas inmunológicos idénticos. Algunas personas parecen exentas de
contraer infecciones, mientras que otras parecen enfermarse constantemente. Con el
transcurso de los años, el sistema inmunológico de las personas entra en contacto con cada
vez más gérmenes y adquiere inmunidad contra ellos. Por este motivo, los adultos y los
adolescentes tienden a resfriarse menos que los niños: sus cuerpos han aprendido a
reconocer y atacar inmediatamente a muchos de los virus que provocan los resfriados.
Problemas del sistema inmunológico
Los trastornos del sistema inmunológico se clasifican en cuatro categorías principales:
1. Trastornos de inmunodeficiencia (primarios o adquiridos)
2. Trastornos autoinmunitarios (el sistema inmunológico del cuerpo ataca su propio tejido
como si fuera una sustancia extraña)
3. Trastornos alérgicos (el sistema inmunológico reacciona exageradamente ante un
antígeno)
4. Cáncer del sistema inmunológico
Trastornos de inmunodeficiencia
Las inmunodeficiencias se producen cuando una parte del sistema inmunológico no está
presente o no funciona adecuadamente. A veces, una persona nace con inmunodeficiencia
(inmunodeficiencias primarias), aunque puede que los síntomas del trastorno recién se
manifiesten en etapas posteriores de la vida. Las inmunodeficiencias también se pueden
adquirir a través de una infección o pueden ser producto de medicamentos (en algunos
casos se denominan "inmunodeficiencias secundarias").
Las inmunodeficiencias pueden afectar a los linfocitos B, los linfocitos T o los fagocitos.
Algunos ejemplos de inmunodeficiencias primarias que pueden afectar a los niños y los
adolescentes son:
 Deficiencia de los anticuerpos IgA. Es el trastorno de inmunodeficiencia más común.
La IgA es un tipo de inmunoglobulina que se encuentra principalmente en la saliva y en
otros líquidos corporales y que ayuda a proteger las entradas al cuerpo. La deficiencia de
IgA es un trastorno en el que el cuerpo no produce suficientes anticuerpos IgA. Las
personas con deficiencia de IgA son más propensas a tener alergias o resfriados y otras
infecciones respiratorias, pero, en general, la enfermedad no es grave.
 Inmunodeficiencia combinada grave (IDCG), que también se conoce como la
"enfermedad del niño burbuja", por un niño de Texas con IDCG que vivía en una burbuja
de plástico sin gérmenes. La IDCG es un trastorno del sistema inmunológico que se
produce por la ausencia de linfocitos B y T, lo cual casi imposibilita la lucha contra las
infecciones.
 Síndrome de DiGeorge (displasia tímica). Se trata de una anomalía congénita que se
caracteriza por la ausencia de la glándula del timo al nacer. Es un ejemplo de enfermedad
primaria de los linfocitos T. La glándula del timo es donde normalmente se desarrollan
los linfocitos T.
 Síndrome de Chediak-Higashi y enfermedad granulomatosa crónica. Ambos
trastornos implican la incapacidad de los neutrófilos de funcionar normalmente como
fagocitos.
Las inmunodeficiencias adquiridas (o secundarias) generalmente se producen después de
una enfermedad, aunque también pueden ser el resultado de la desnutrición, las quemaduras
u otros problemas médicos. Algunos medicamentos también pueden ocasionar problemas
en el funcionamiento del sistema inmunológico.
Las inmunodeficiencias adquiridas (secundarias) incluyen:
 Infección por VIH (virus de la inmunodeficiencia humana)/SIDA (síndrome de
inmunodeficiencia adquirida). Se trata de una enfermedad que destruye el sistema
inmunológico de forma lenta y constante. Se produce por el VIH, un virus que extermina
determinados tipos de linfocitos llamados células T cooperadoras. Sin las células T
cooperadoras, el sistema inmunológico no puede defender al cuerpo de organismos que
en circunstancias normales son inofensivos, lo cual puede producir infecciones que
representan una amenaza para la vida en personas con SIDA. Los recién nacidos pueden
adquirir la infección por VIH mientras se encuentran en el útero de sus madres, durante el
proceso de parto o durante el amamantamiento. Las personas pueden contraer la
infección por VIH al tener relaciones sexuales sin protección con una persona infectada,
compartir agujas contaminadas durante el consumo de drogas o esteroides, o realizarse
tatuajes.
 Inmunodeficiencias provocadas por medicamentos. Algunos medicamentos son
inmunodepresores. Una de las desventajas del tratamiento de quimioterapia contra el
cáncer, por ejemplo, es que no sólo ataca a las células cancerosas sino a otras células
saludables de crecimiento rápido, lo cual incluye las células de la médula ósea y otras
partes del sistema inmunológico. Además, es posible que las personas con trastornos
autoinmunitarios o que hayan recibido un trasplante de órganos necesiten tomar
medicamentos inmunodepresores, que también pueden reducir la capacidad del sistema
inmunológico de combatir las infecciones y pueden causar inmunodeficiencia secundaria.
Trastornos autoinmunitarios
En los trastornos autoinmunitarios, el sistema inmunológico ataca por error a los tejidos y
órganos saludables del cuerpo como si fueran invasores externos. Las enfermedades
autoinmunitarias incluyen:
 Lupus. Se trata de una enfermedad crónica que se caracteriza por la inflamación y el
dolor de músculos y articulaciones (la respuesta inmune anormal también puede incluir
ataques a los riñones y otros órganos).
 Artritis reumatoidea juvenil. Es una enfermedad en la que el sistema inmunológico del
cuerpo ataca a determinadas partes del cuerpo (como las articulaciones de la rodilla, las
manos y los pies) porque las considera tejido extraño.
 Esclerodermia. Se trata de una enfermedad autoinmunitaria crónica que puede producir
la inflamación y el deterioro de la piel, las articulaciones y los órganos internos.
 Espondilitis anquilosante. Es una enfermedad que produce la inflamación de la columna
vertebral y las articulaciones, lo cual provoca rigidez y dolor.
 Dermatomiositis juvenil. Es un trastorno que se caracteriza por la inflamación y el
deterioro de la piel y los músculos.
Trastornos alérgicos
Los trastornos alérgicos se producen cuando el sistema inmunológico reacciona
exageradamente ante la exposición a los antígenos del entorno. Las sustancias que
provocan dichos ataques se llaman alérgenos. La respuesta inmune puede producir síntomas
como hinchazón, ojos llorosos y estornudos, e incluso una reacción llamada anafilaxia, que
representa una amenaza de vida. Los medicamentos antihistamínicos pueden aliviar la
mayor parte de los síntomas.
Los trastornos alérgicos incluyen:
 Asma. Se trata de un trastorno respiratorio que puede producir problemas para respirar.
Frecuentemente, implica una reacción alérgica por parte de los pulmones. Si los
pulmones son extremadamente sensibles a determinados alérgenos (como el polen, el
moho, la caspa de los animales o los ácaros del polvo), se puede producir el
estrechamiento de las vías respiratorias de los pulmones, lo cual provoca una reducción
del flujo de aire y dificulta la respiración.
 Eczema. Es una erupción que provoca picazón, también conocida como dermatitis
atópica. A pesar de que la dermatitis atópica no necesariamente se produce por una
reacción alérgica, se observa más a menudo en niños y adolescentes que tienen alergias,
rinitis alérgica o asma, o que tienen antecedentes familiares de estas enfermedades.
 Alergias de varios tipos que pueden afectar a niños y adolescentes. Las alergias
ambientales (por ejemplo, a los ácaros del polvo), las alergias estacionales (como la
rinitis alérgica), las alergias a medicamentos (reacciones a determinados medicamentos o
fármacos), las alergias a alimentos (como a los frutos secos) y las alergias a toxinas
(como a las picaduras de abeja) son las enfermedades que las personas comúnmente
llaman "alergias".
Cáncer del sistema inmunológico
El cáncer se produce cuando hay un crecimiento descontrolado de células. Esto también
puede suceder con las células del sistema inmunológico. El linfoma afecta a los tejidos
linfáticos y es uno de los tipos de cáncer infantil más frecuentes. La leucemia, que implica
el crecimiento excesivo y anormal de leucocitos, es el tipo de cáncer infantil más común.
Con los medicamentos actuales, se pueden curar la mayoría de los casos de ambos tipos de
cáncer que se manifiestan en niños y adolescentes.
Aunque los trastornos del sistema inmunológico en general no se pueden prevenir, al
mantenerse informado sobre la enfermedad de su hijo y trabajar en estrecha colaboración
con su médico, usted puede ayudar al sistema inmunológico de su hijo a mantenerse fuerte
y combatir las enfermedades.
Revisado por: Steven Dowshen, MD
Fecha de la revisión: noviembre de 2009

Potrebbero piacerti anche