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Ya habrá deducido que los tres reinos pluricelulares (Hongos, Plantas y Animales) están
compuestos por organismos eucariontes (es decir, constituidos por células de tipo eucariota). De los
dos reinos de organismos unicelulares, uno, Monera, presenta la organización procariota y el otro,
Protista, la eucariota.
Llegados a este punto, ya conocemos las características que definen a los reinos Monera
(organismos unicelulares procariotas) y Protista (organismos unicelulares eucariotas), mientras que a
los reinos de los Hongos, Plantas y Animales comparten tanto el tipo de célula (eucariota), como el nivel
de organización (pluricelular). ¿En qué se distinguen unos de otros? La clave está en la diferente manera
de conseguir el sustento que tienen los componentes de cada uno de los reinos pluricelulares.
A los organismos que, como nosotros, no son capaces de generar su propia materia orgánica de
manera autosuficiente, sino que emplean la fabricada por otros seres vivos, se los conoce como
heterótrofos. Aquellos otros organismos que son capaces de sintetizar su propia materia orgánica a
partir de moléculas más simples reciben el nombre de autótrofos, Dentro de los reinos Monera y
Protista hay tanto organismos autótrofos, como heterótrofos. Incluso se encuentran especies que
pueden emplear ambos modos de vida, según sean las condiciones ambientales, Pero dentro de los reinos
de organismos pluricelulares hay mucha más disciplina a la hora de ganarse el pan: las plantas son
autótrofas, mientras que hongos y animales son heterótrofos.
De modo que las plantas se caracterizan por ser organismos pluricelulares, eucariotas y
autótrofos, mientras que hongos y animales se distinguen por ser pluricelulares, eucariontes y
heterótrofos. La diferencia entre hongos y animales reside en la diferente manera que tienen de ser
heterótrofos.
I. Martínez y J.L. Arsuaga
“Amalur: Del átomo a la mente” pag. 167-168