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Universidad del Bío-Bío

Facultad de Educación y Humanidades


Departamento de Artes y Letras
Pedagogía en Castellano y Comunicación

Arquitectura modernista

Asignatura : Claves de la Literatura española contemporánea

Profesor : Paulina Barrenechea

Alumno : Hernán Javier Guzmán Sepúlveda

Fecha : 18 de diciembre de 2015


Europa siempre ha sido un referente para distintas materias, por ejemplo, a
nivel económico se envidia la solidez alemana y británica, en educación el norte ha
sido el modelo finlandés, en protección y cobertura laboral a Francia, en cuanto a la
distribución de la riqueza el norte es Liechtenstein, y así sucesivamente en diversas
materias. Pero no solo a nivel económico, social y político, e incluso filosófico
(recordemos a Heidegger, Marx, Feyerabend, Hegel y tantos otros) sino que
también a nivel artístico cultural, con movimientos como el romanticismo, el
renacimiento, realismo, etcétera.

Es por esto que cobra relevancia el modernismo, puesto que es un


movimiento que no surge en Europa, sino que por el contrario, surge en el
continente que siempre ha visto a través de océano Atlántico, surge en América,
específicamente en Nicaragua a manos de Rubén Darío.

Muy característico del movimiento que él funda, es el libro Prosas profanas y


otros poemas, el que consiste en una colección de poemas en las que la presencia
de lo erótico es más importante, y del que no está ausente la preocupación por
temas esotéricos (como en el largo poema "Coloquio de los centauros"). En este
libro está ya toda la imaginería exótica propia de la poética dariana: la Francia del
siglo XVIII, la Italia y la España medievales, la mitología griega, etc.

Es Darío quien funda el modernismo el que posteriormente se propaga hacia


Europa con autores como Ramón del Valle Inclán, Salvador Rueda, Antonio
Machado, Juan Ramón Jiménez, etc.

Pero el modernismo no solo se expresa por medio de la literatura, sino que


también se propaga hacia las artes plásticas como la escultura, arquitectura, pintura
y otras áreas. Especial atención le daré a la arquitectura, puesto que ésta, en el
siglo XIX, se había movido dentro de una profunda contradicción: todo el mundo
sentía la necesidad de encontrar un lenguaje arquitectónico propio y específico que
respondiera a su época, pero como el sistema de construcción que mejor se
adaptaba al signo de los tiempos - el de los ingenieros - no se consideraba
verdadera arquitectura, los arquitectos recurrieron a los diferentes estilos del
pasado, y por todas partes se levantaron edificios neogriegos, neorrenacentistas y,
sobre todo, neogóticos, sin que nadie pareciera poder encontrar una salida a aquella
situación de agotamiento.

Y es en este contexto donde hay que situar la aparición del Modernismo


como un intento de encontrar un estilo moderno, adecuado a un tiempo que
esperaba el nuevo siglo con entusiasmo, que estuviera completamente
desvinculado del pasado y que se basara en la utilización de los nuevos materiales.
Un estilo que no sólo fue internacional (en toda Europa surgieron movimientos con
un nombre muy parecido: Modernismo en España, Art Nouveau en Francia, Modern
Style en Gran Bretaña, Jugendstil en Alemania, Sezessionsstil en Austria…), sino
que prendió con fuerza en todos los ámbitos del arte y del diseño para crear un
auténtico entorno decorativo, controlado por el arquitecto, capaz de aplicarse a
todos los aspectos de la vida urbana: desde las casas a las estaciones del metro,
de los muebles a la decoración de interiores, incluyendo los vestidos de sus
propietarios.

La fealdad de sus diseños, la monotonía de los productos en serie, el miedo


a la alienación provocaron en Gran Bretaña, el país donde la industrialización estaba
más avanzada, la intención de recuperar la calidad del diseño y de la producción
artesanal y del que el Modernismo será su heredero directo. Sus primeras
manifestaciones se produjeron en las obras de un arquitecto belga, Victor Horta
(1861-1947), que en la Casa Tassel (1892), planteó un nuevo concepto de la
arquitectura basado en una utilización racionalista del hierro, que no impide darle
un refinado tratamiento expresivo y decorativo a base de curvas y ritmos lineales
muy refinados que dan a las columnas, vigas y barandillas un aspecto floral.

Desde Bélgica, y gracias a la rápida difusión que permitían las revistas


ilustradas, se extendió de inmediato por toda Europa, encontrando en Cataluña uno
de sus focos más importantes, gracias al entusiástico apoyo que le prestó la
burguesía industrial. Y fue allí, además, donde trabajó uno de los arquitectos
modernistas más importantes y originales del movimiento modernista, Antonio
Gaudí (1852-1926), cuya arquitectura, sumamente plástica, casi como si se tratara
de esculturas, parece hecha a base de formas naturales. Gaudí realizaba, además,
la decoración interior de los edificios que construía, buscando esa coherencia
interna típica del movimiento modernista.

Este nuevo estilo afectó, básicamente, a la arquitectura y las artes


decorativas, pero influyó en todas las demás. Su teoría se difundió a través de las
publicaciones ilustradas, conferencias, exposiciones, etc., que también sirvieron
para dar a conocer los progresos técnicos. Así se sentaron las bases para la
creación de este estilo con características unitarias a pesar de los elementos locales
que se incorporaron en cada país.

En la arquitectura se buscará la flexibilidad de la línea y su sinuosidad con


fines decorativos; el uso de materiales coloreados y de la piedra moldurada; y la
utilización de rejas, balcones y soportes de hierro forjado. Los nuevos materiales
proporcionaban al arquitecto una absoluta libertad creativa. El arquitecto asume no
sólo la parte estructural o constructiva, sino también la parte ornamental y mobiliaria
(objetos de uso), convirtiéndose así en diseñador.

Como se puede inferir, el modernismo no solo se centró en la imaginación de


los lectores y de los escritores, evocando paisajes hermosos, lenguaje refinado,
personajes maravillosos, erotismo, etc. Sino que también se manifestó
concretamente por medio de la arquitectura, movimiento, por lo tanto, palpable por
las personas, democratizando de algún modo, estas creaciones fantásticas,
cargadas de belleza, de magnificencia.

Yo creo que Rubén Darío al darle rienda suelta a su forma de ver al mundo,
nunca pensó que de algún modo se podría llegar a tales creaciones y menos en
comprender o imaginar las implicancias de su creación genial, que por suerte hasta
el día de hoy podemos ver, tocar, leer, imaginar y sentir.
Referencias

 http://www.arteespana.com/arquitecturamodernista.htm
 http://tom-historiadelarte.blogspot.cl/2007/05/el-modernismo-un-estilo-
nuevo-para-un.html

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