En el laboratorio de Yvan Pavlov en Leningrado, se sometió a un
perro a una prueba clásica de aprendizaje discriminatorio. Cuando se le mostraba un círculo, a continuación se le daba comida y cuando se le mostraba una elipse, no. Como estaba previsto, el animal apren- dió rápidamente a discriminar las dos señales. Para añadir interés a la prueba, en cada ensayo los experimentadores acercaban más la forma de la elipse a la del círculo. El animal mantuvo los mismos resultados hasta el momento en que la elipse apenas se distinguía del círculo. En ese preciso momento, sus respuestas se deterioraron bruscamente y manifestó trastornos comportamentales espectacula- res: crisis agudas, ladridos violentos, agresividad, agitación general. Pavlov (1927) denominó “neurosis experimental” a esas reacciones Rimé, B. (2011). La compartición social de las emociones. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from bibliotecaunisinusp on 2019-09-18 09:50:03. EL IMPACTO DE LAS EXPERIENCIAS TRAUMÁTICAS 333
del todo inhabituales. A continuación, otros investigadores las obser-
vía explicativa con las experiencias de Seligman (1975) sobre la impo-
tencia inducida. Seligman creó dispositivos experimentales que alte- raban ya fuera el carácter previsible, ya fuera el carácter controlable de los acontecimientos a los que se sometía a los animales. Como en la neurosis experimental, los animales sometidos a estos dispositivos dejaban de reaccionar y presentaban intensas manifestaciones emo- cionales. La alteración de la previsibilidad de los acontecimientos por ejemplo está instaurada en un dispositivo donde el animal recibe estimulaciones desagradables que él puede detener mediante una palanca: una señal anuncia la llegada de la estimulación, que es fiable en la condición “previsible”, pero no lo es en la condición “imprevisi- ble” (Seligman, 1968). La alteración del control se obtiene con la experiencia clásica según la cual dos perros colocados uno al lado del otro reciben estimulaciones desagradables simultáneamente: uno de ellos puede interrumpirlas accionando un mecanismo, para el otro, el mecanismo no funciona (Overmier y Seligman, 1967; Seligman y Rimé, B. (2011). La compartición social de las emociones. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from bibliotecaunisinusp on 2019-09-18 09:50:03. 334 LA COMPARTICIÓN SOCIAL DE LAS EMOCIONES
Maier, 1967). Estas experiencias de Seligman inspiraron un punto de
(1992) apoyaron este enfoque mostrando que en el animal existe un
equivalente directo de cada una de las cuatro grandes manifestacio- nes del estrés postraumático. En efecto, las manifestaciones de retor- no de la vivencia (criterio B) adquieren en el animal la forma de res- puestas de miedo condicionado; la evitación (primer aspecto del cri- terio C) se manifiesta en forma de huida; el embotamiento de la sen- sibilidad (segundo aspecto del criterio C) tiene su equivalente en las manifestaciones de analgesia; finalmente, el incremento de la activa- ción (criterio D) se puede medir tanto en el animal como en el ser humano. Además, al examinar los datos disponibles, Foa y colegas demostraron que los animales expuestos a situaciones aversivas incontrolables e imprevisibles desarrollan efectivamente estas cuatro respuestas. Sin la pretensión de resolver así toda la cuestión, los autores concluyen no obstante que las dimensiones incontrolable e imprevisible de las situaciones traumáticas desempañan un impor- tante papel en la etiología de los trastornos postraumáticos. Rimé, B. (2011). La compartición social de las emociones. Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com Created from bibliotecaunisinusp on 2019-09-18 09:50:03.