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Ante todo hay que considerar que la población en riesgo suicida es impredecible, pues lo
que para algunos es un elemento de riesgo para otros puede no representar problema
alguno. El suicidio no tiene relación alguna con la raza, cultura, educación, ingresos o
estado civil; sin embargo, el género femenino es el que más incidencia en suicidio tiene. En
cambio, los hombres aunque poseen menor porcentaje en los actos suicidas, son más
valerosos y cumplen más su cometido de suicidarse que las mujeres.
Dentro de la población más vulnerable para cometer un acto suicida, se encuentran las
personas que atraviesan situaciones como:
Enfermedad incapacitantes o terminales
Personas que viven solas
Deudas o pobreza
Desempleo
Duelo o pérdida de un ser querido
Humillación o deshonra
Depresión
Trastornos psicóticos
Ansiedad
Antecedentes personales de alcoholismo o drogadicción
Antecedentes personales de tentativas de suicidio
Antecedentes familiares de suicidio o de trastornos mentales
Experiencias traumáticas en la infancia, incluyendo abuso físico o sexual
Preocupaciones acerca de ideas suicidas y verbalizaciones de las mismas
Planes definidos de suicidio.
Bases teóricas, Jornada de Capacitación sobre el Suicidio.
Previo al acto suicida, el niño y adolescente proporciona señales relacionadas con cambios
en su conducta, comportamiento en casa o escuela; puede tornarse pasivo o agresivo,
incluyendo perdida o aumento del apetito, insomnio, enuresis (en los niños), sueño
excesivo o pesadillas; anímicamente puede manifestar desinterés por el juego y por los
amigos, redacción de notas de despedida y frecuente preocupación por la muerte.
Generalmente, las niñas atentan contra su vida a menor edad que en los niños y además,
eligen lugares que frecuentan o habitan como el hogar, casas de amigos y el colegio.
Bases teóricas, Jornada de Capacitación sobre el Suicidio.
2. Factor social: El factor social hace referencia al entorno en donde se desarrolla el niño,
teniendo en cuenta la estimulación, la afectividad y normas de crianza desde una edad
temprana y desde la sociedad en que vive.
El ambiente social y el ambiente familiar son los contextos más decisivos dentro del factor
social del suicidio en los niños y adolescentes. Una serie de experiencias negativas en los
contextos de socialización de los niños y adolescentes pueden ser factores detonantes para
una conducta o intento suicida en esta población.
Una de las señales en esta área referente al suicidio es el distanciamiento total o parcial de
las situaciones y actividades sociales, los niños evitan y se alejan de los eventos sociales y
esto sirve como señal de alerta en los padres.
Se han identificado una serie de factores que predisponen la conducta suicida y que son
conocidos como factores de riesgo suicida:
El suicidio en adolescentes puede prevenirse. Conocer los factores de riesgo y las señales
de advertencia antes descritas más los pasos que puedes seguir para proteger a tu
adolescente, es la mejor arma para prevenirlo.
Pasos a seguir:
Bases teóricas, Jornada de Capacitación sobre el Suicidio.
Presta atención. Si tu hijo adolescente está pensando en el suicidio, es probable que muestre
signos de advertencia. Escucha lo que dice y observa cómo actúa. Nunca descartes las
amenazas de suicidio porque las consideras melodrama.
Desalienta el aislamiento. Anima a tu hijo a pasar tiempo con amigos y familiares que le
den apoyo.
Alienta un estilo de vida saludable. Ayuda a que tu hijo adolescente coma bien, se ejercite y
duerma regularmente.
Guarda de manera segura las armas de fuego, el alcohol y los medicamentos. El acceso a
esos artículos pueden ser un factor importante si tu hijo adolescente ya tiene tendencias
suicidas.
En primer lugar, eliminaremos del lenguaje algunos mitos que se manejan sobre el suicidio,
tales como:
Tristeza
Cambios en los hábitos de aseo, sueño y alimentación
Entrega de posesiones valiosas
Desinterés
Desesperanza
Retraimiento
Disminución del rendimiento
Ausentismo
Rebeldía
Agresividad
Consumo de alcohol y drogas
• Deberán evitarse las descripciones detalladas del método usado y cómo lo obtuvo la
víctima. Las investigaciones han demostrado que el cubrimiento por parte de los medios
Bases teóricas, Jornada de Capacitación sobre el Suicidio.
• Los informes deberán tener en cuenta el impacto sobre las familias y otros
sobrevivientes en términos del estigma y el sufrimiento psicológico.
• Describir las consecuencias físicas de intentos de suicidio (daño cerebral, parálisis, etc.)
puede actuar como elemento de disuasión.
Crisis en el suicidio
Para empezar a diferenciar, el “suicida” es aquella persona que ya ha puesto fin a su vida,
mientras que “aquellos que tienen intención suicida” no lo han hecho pero están
empezando a elaborar planes e ideas para llevarlo a cabo.
Si bien los pensamientos y deseos de muerte pueden aparecer en una ocasión puntual, en
general cuando se habla de ideación suicida o pensamientos suicidas se suele hacer
referencia a un patrón de pensamiento recurrente en que aparece el deseo de morir. Pueden
aparecer una forma meramente cognitiva, si bien lo más habitual es que se produzca cierto
anhelo o deseo a nivel emocional o motivacional.
Al margen de esto existen otros tipos de pensamientos suicidas que se vinculan más al
intento de dañar a otras personas o conseguir objetivos específicos. Por ejemplo, en algunos
casos se puede llegar al pensamiento de utilizar la propia muerte o el intento de suicidio de
manera instrumental para conseguir un bien para sí mismo (como la atención de los demás
o en el caso de la violencia vicaria) o los seres queridos (por ejemplo cobrar un seguro) o
para provocar culpabilidad y sufrimiento a alguien que se considera responsable del dolor
del individuo.
El suicidio es el acto por el que una persona de forma deliberada se provoca la muerte. Por
lo general es consecuencia de la desesperación derivada o atribuible a una enfermedad
física, una enfermedad
Bases teóricas, Jornada de Capacitación sobre el Suicidio.
En los años 60, el sociólogo Emile Durkheim estableció una clasificación de los suicidios
basándose en las razones por las que se suicidaban, siempre desde una perspectiva de la
sociedad habló de 4 tipos de suicidios:
1. Suicidio altruista
El sujeto se suicida en pro de la sociedad, por ejemplo, creer que es una carga para los
demás o que ya ha cumplido su misión en la sociedad.
2. Suicidio Egoísta
El sujeto se suicida por sentirse poco integrado en la sociedad o como castigo hacia ella.
Hay víctimas de acoso que se suicidan como castigo hacia sus agresores y a su entorno.
3. Suicidio Anómico
El sujeto se suicida debido a déficits que tiene la estructura social para proveer a ciertos
individuos. Aquí el ejemplo lo tenemos en aquellas personas que, durante la crisis, se han
suicidado por ver hundidos sus negocios o embargados sus hogares.
4. Suicidio Fatalista
El suicidio se comete porque la sociedad posee unas normas demasiado estrictas. Tirando
de ejemplo literario, “Romeo y Julieta” encajaría perfectamente en esta definición.
En ésta misma guía se habla también de la clasificación que hace el programa SUPRE de
la OMS. En este programa, siendo el más detallado, se distinguen entre tres categorías en
función del riesgo de suicidio:
1 | Riesgo Bajo
La persona ha tenido algunos pensamientos suicidas del estilo de “no quiero seguir
adelante”, “desearía estar muerto”, “estarán mejor sin mí” pero no hay ningún plan para
llevarlos a cabo.
2 | Riesgo Medio
La persona tiene pensamiento suicidas y planes para llevar a cabo un suicidio, pero no es
inmediato.
3 | Riesgo Alto
La persona tiene un plan definido, medios para llevarlo a cabo y planea hacerlo
inmediatamente. Lo que ha de primar para clasificarlo de “alto riesgo” es la elaboración del
plan.
Derivación Urgente
Derivación Preferente
Qué hacer
Escuchar, mostrar empatía y mantener la calma
Mostrar apoyo y preocupación
Tomar en serio la situación y evaluar el riesgo
Preguntar acerca de los intentos previos
Explorar posibilidades diferentes al suicidio
Preguntar acerca del plan de suicidio
Ganar tiempo, pactar un contrato de no suicidio que dure hasta la siguiente sesión e
ir renovandolo
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Qué no hacer
Ignorar la situación
Mostrarse consternado o en pánico
Decir que todo estará bien
Retar a la persona a seguir adelante
Hacer parecer el problema como algo trivial
Dar falsas garantías
Jurar guardar secreto
Dejar a la persona sola
Qué preguntar
Para descubrir la existencia de un plan suicida: ¿Alguna vez has elaborado planes
para acabar con tu vida? ¿Tienes alguna idea de cómo lo harías?
Para indagar sobre el posible método: ¿Tienes pastillas, insecticidas, armas o algo
similar?
Para obtener información sobre si la persona se ha fijado alguna meta: ¿Has
decidido cuándo vas a llevar a cabo el plan? ¿Cuándo lo vas a hacer?
Cómo preguntar
¿Te sientes infeliz o desvalido?
¿Te sientes desesperado?
¿Te sientes incapaz de afrontar cada día?
¿Sientes la vida como una carga?
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Cuándo preguntar
Después de que se haya establecido la empatía y la persona se sienta comprendida.
cuando el paciente se sienta cómodo expresando sus sentimientos.
Cuando el paciente está en el proceso de expresar sentimientos negativos de
soledad, impotencia.
Razones para vivir: Elabora una lista de razones del cliente para seguir viviendo.
Vale cualquiera, pero preferiblemente se buscan positivas y a largo plazo.
Tareas incompatibles: Acuerda con tu paciente una lista de tareas, preferiblemente
agradables, que sean completamente incompatibles con el método de suicidio elegido
debido al lugar de realización, la gente, los materiales disponibles…
Chantaje emocional: Se busca que tome consciencia de todas las consecuencias
que conlleva el suicidio: “¿Quién encontrará tu cadáver?”, “¿En qué estado estará tu
cuerpo cuando lo encuentre?”,“¿Cómo crees que le sentará?”, “¿Le marcará para toda la
vida?”, “¿Qué pensarán tus hijos de ti si te matas?”, “¿Hablarán mal de tu familia y tus
amigos a sus espaldas?”. Puedes discurrir con él o ella cómo ocurrirá toda la secuencia del
suicidio, desde la preparación hasta el descubrimiento del cadáver y sus consecuencias para
su círculo social cercano, pasando por todos los detalles emocionales y escatológicos que
puedan haber pasado por alto.
Pros y contras del suicidio: Elabora una lista con los pros y contras de suicidarse.
Cuidado con ésta técnica si no hay suficientes Pros. Se emplea sobre todo para poder
discutir la idea del suicidio.
Bases teóricas, Jornada de Capacitación sobre el Suicidio.
La muerte de un paciente siempre nos va a afectar porque, por muy profesionales que
seamos, la vinculación está ahí. Lo que no debemos permitir es que ello nos afecte más
de lo apropiado: no podemos dejar que afecte a nuestras vidas o a las demás terapias que
llevemos.
¿Cómo puedes conseguir esto? Ciertamente es algo difícil, porque requiere de fortaleza y
entrenamiento por tu parte, pero te puedes aplicar el cuento de tus propias terapias y
darte autoinstrucciones a ti mismo/a, además de trabajar con el concepto de la “aceptación
de lo ocurrido”.
“No habría podido hacer más por ella”, “Es solo un caso entre decenas que he atendido y
el resto ha salido bien”, “Esto no quiere decir que sea mal/a profesional”, “Para bien o
para mal, todo pasa”… Éstas son sólo algunas de las muchas frases que podemos incluir,
pero claro, debemos incluir aquellas que nos sirvan a nosotros.
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No obstante, es bueno incidir en la idea de que hemos de tener muy claro que la
posibilidad de que se suicide siempre va a estar ahí, y va a ser algo que tendremos que
aceptar, pero después nuestra vida va a seguir y tendremos que tratar a más gente que se
merecerá que estemos con ellos al 100%.
Será por eso que el trabajo hacia uno mismo con actitudes de aceptación sobre lo que ha
ocurrido, nos va a resultar fundamental para tratar con pacientes de éste tipo, ya que, como
se menciona anteriormente, son casos que dejan devastado emocionalmente al profesional
que los atiende.
Aproximadamente un 90% de las personas que atentan contra su vida, padece algún tipo de
enfermedad. Es más, supone la primera causa de muerte prematura entre personas
diagnosticadas de depresión, de esquizofrenia, trastorno bipolar o trastorno por consumo de
sustancias. Sin embargo, la presencia de un trastorno mental no es un factor necesariamente
presente en este tipo de conductas.
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Paradójicamente, a pesar de todos estos datos, la mayoría de los casos de suicidio pueden
prevenirse. Sin embargo, los mitos existentes sobre la persona con ideación suicida
dificultan y entorpecen enormemente la prevención de dicha conducta. Al convertirse en un
tema tabú dentro de nuestra sociedad, las personas que presentan ideación suicida no suelen
buscar la ayuda de un profesional.
Mito 2: la persona que expresa que desea acabar con su vida nunca lo hará.
En esta cuestión la evidencia ha demostrado que, con frecuencia, la mayor parte de las
personas que han intentado suicidarse previamente, habían expresado dicha intención o
bien con palabras, con cambios conductuales o en forma de amenaza. Por tanto, estas
verbalizaciones no deben nunca, ser consideradas como alarde, chantaje o manipulación de
la persona con un fin determinado.
Parece ser que 9 de cada 10 personas que se suicidan, expresan claramente sus propósitos y
la otra, dejó entrever sus intenciones de acabar con su vida de una forma u otra. La realidad
es que solo un escaso número de suicidios se producen sin aviso. Es esencial que si,
Bases teóricas, Jornada de Capacitación sobre el Suicidio.
detectamos que alguien se encuentra en situación de riesgo, preguntemos sobre ello y nos
tomemos en serio cualquier amenaza de autolesión.
Ya se ha comentado que el suicidio es multicausal y que, lo que para unos resulta una
nimiedad, para otros supone una terrible situación de desesperación y dolor. Al respecto,
podría no ser acertado valorar desde nuestro de punto de vista, lo que para otras personas
puede o no ser grave ya que puede llevar a que infravaloremos el dolor que les puede estar
causando.
Muchas personas evidencian sus intenciones a través de ciertos síntomas o signos que
hacen posible la detección del riesgo suicida. Conocerlas, supondría un importante factor de
minimización de dicho riesgo. La identificación de estas señales de alerta está directamente
relacionada con la presencia de la ideación suicida. Aun así, que no se detecten, no significa
que la persona no pueda llevar a cabo una tentativa de suicidio.
Cuando alguien dice que está pensando en suicidarse o dice cosas que suenan a que lo está
considerando, la situación es muy preocupante. Posiblemente no sepas cómo ayudar, si
debes tomar en serio sus palabras sobre el suicidio o si tu intervención empeoraría la
situación. Sin embargo, tomar acción es siempre la mejor opción y aquí te decimos qué
hacer.
Si un amigo o un ser querido hablan o se comportan de una manera que te hace pensar que
tal vez intentan suicidarse, no trates de manejar la situación por ti mismo, sino haz lo
siguiente:
Preguntar directamente qué siente, aunque sea un poco incómodo hacerlo. Escuchar
lo que tiene que decir y se debe tomar en serio. El solo hecho de hablar con alguien que
realmente se interesa suele hacer gran diferencia en la persona suicida.
Si ya hablaste con la persona, pero todavía te preocupa el asunto, coméntaselo a tu
maestro, al consejero del colegio, a alguien de la iglesia, a alguna persona del centro juvenil
local o a otro adulto responsable.
Si alguien te dice que piensa suicidarse o se comporta de una manera que te hace pensar en
la posibilidad de que se suicide, no le restes importancia ni ignores la situación, pues
muchos de los suicidas manifestaron en algún punto de su vida que tenían la intención de
hacerlo. Tal vez creas que estás exagerando, pero la seguridad de tu amigo o de tu ser
querido es lo más importante. Por lo tanto, no te preocupes por la posibilidad de que la
relación se deteriore si la vida de esa persona está en juego.
Nunca ignore las amenazas de suicido como un melodrama típico de los adolescentes.
Cualquier declaración escrita o verbal que diga "Me quiero morir" o "Ya no me importa
nada" debe considerarse con seriedad. Con frecuencia, los menores que intentan suicidarse
Bases teóricas, Jornada de Capacitación sobre el Suicidio.
les dijeron a sus padres en repetidas ocasiones que pretendían matarse. La mayoría de la
investigación sustenta que las personas que amenazan abiertamente con el suicidio, en
realidad no intentan hacerlo y que la amenaza es sólo un llamado desesperado pidiendo
ayuda. Aunque esto es cierto en muchos casos, ¿qué padre o madre se arriesgaría a
equivocarse.
Ver a un hijo tan perturbado podría romperle el corazón a cualquier padre. Sin embargo, el
enfoque inmediato debe ser consolarlo; después podrá expresar lo que usted siente. En voz
calmada puede decir, “Entiendo. Realmente has de sentir mucho dolor por dentro".
Teléfonos de emergencia
Retirar de su entorno todo tipo de material que pueda ser usado para este fin.
Si ha fracasado en un intento y vuelve a intentarlo, puede que utilice un método más
letal al previamente usado.
La precipitación es el segundo método de suicidio más frecuente en España en el
medio urbano, y en el medio rural, el ahorcamiento, por ello es recomendable mantener
especial atención si se vive en un domicilio alto.
Si se está tomando medicación, mantener un control sistemático en el acceso a lo
fármacos. Nunca deberá tomar más medicación que la pautada por su médico.
No dejarle solo
Hablar
Comprender que, por muy extraña que parezca la situación, nuestro familiar está
atravesando por un momento muy difícil en su vida.
Emplear términos y frases amables y mantener una conducta de respeto
Hablar de su idea de cometer suicidio abiertamente y sin temor
Conocer los motivos que le llevan a querer acabar con su vida y barajar
alternativas para solucionarlo o brindar apoyo emocional si ya no tiene solución.
Estar atento a las señales de alarma.
En caso necesario, los familiares y el entorno de la persona con riesgo suicida también
deben solicitar ayuda.
Señales de advertencia
Para los padres, la muerte de un hijo es la pérdida más dolorosa que uno se puede imaginar.
Para los padres que perdieron un hijo al suicidio, el dolor y la pena pueden ser aún
mayores. Aunque estos sentimientos tal vez nunca desaparecerán por completo, los
sobrevivientes de un suicida pueden tomar medidas para iniciar el proceso de recuperación:
Mantenga el contacto con los demás. El suicidio puede ser una experiencia muy
aislante para los miembros sobrevivientes de la familia ya que amigos a menudo no saben
qué decir o cómo ayudar. Rodéese de personas positivas que den le su apoyo para hablar
con ellas acerca de su hijo y sus sentimientos. Si los que lo rodean parecen incómodos al
tratar de ayudarlo, inicie la conversación y solicite ayuda.
Recuerde que otros miembros de la familia también están sufriendo y que todos
expresan dolor de su propia manera. Sus otros hijos, especialmente, pueden tratar de
enfrentar su dolor por su cuenta para no molestarlo con preocupaciones adicionales. Estén
presentes el uno para el otro entre todas las lágrimas, el enojo y los silencios y, de ser
necesario, busquen ayuda y apoyo activamente juntos.
Esté consciente de los aniversarios, cumpleaños y días festivos podrían ser difíciles.
Los días importantes y los días festivos a menudo despiertan los sentimientos de pérdida y
de ansiedad. En esos días, haga lo que considere mejor para sus necesidades emocionales,
ya sea rodearse de la familia y de amigos o pasar un día tranquilo para reflexionar.
Comprenda que es normal sentirse culpable y preguntar cómo pudo pasar esto, pero
también es importante reconocer que es posible que nunca obtenga las respuestas que
busca. La recuperación que se lleva a cabo con el tiempo resulta al alcanzar el punto de
perdonar, tanto para su hijo como para usted.
Crea una red de apoyo sólida. Esto puede incluir a familiares, amigos o miembros
de tu iglesia, sinagoga u otra comunidad religiosa. Está demostrado que las prácticas
religiosas pueden ayudar a reducir el riesgo de suicidio.
Asiste a las consultas. No faltes a las sesiones de terapia o a las consultas médicas,
aun cuando no quieras ir o no tengas ganas de hacerlo.
Presta atención a los signos de advertencia. Trabaja con el médico o terapeuta para
aprender qué ocasiona tus pensamientos suicidas. Aprende a detectar los signos de
peligro con anticipación y decide qué medidas adoptar por adelantado. Comunícate
con el médico o el terapeuta si notas cambios en tus sentimientos. Considera hacer
partícipes a familiares o amigos para que te observen en busca de signos de
advertencia.
Haz un plan para saber qué hacer si los pensamientos suicidas regresan. Quizás
sea necesario un acuerdo por escrito con un profesional de salud mental o con un ser
querido que te ayude a anticipar las medidas correctas que se deben adoptar cuando tu
criterio no te lo permita. Si le hablas con claridad de tus intenciones suicidas al
terapeuta hará posible que las anticipes y enfrentes.
Elimina las formas potenciales de quitarte la vida. Si piensas que puedes responder
a los pensamientos suicidas, elimina de inmediato cualquier medio potencial para
quitarte la vida, como armas de fuego, cuchillos o medicamentos peligrosos. Si tomas
medicamentos con potencial de causar sobredosis, que un familiar o amigo te los dé
según la prescripción.
Con tiempo.
Dedicación actividades
Con apoyo de familia.
Con compromiso de parte suya y su familia.
Es fundamental tener en cuenta una serie de apoyos y consejos que te ayudarán a seguir
adelante e intentar ver la vida desde otra perspectiva.
Elaborar un plan de actuación con ayuda de tu médico sobre cómo actuar en un momento
de crisis personal. Dicho plan tiene que ser adaptado al modo de ser de cada persona para
que se sienta más seguro.
En primer lugar, la forma de ver una situación cambia completamente cuando estamos
tristes o abatidos. Con el paso de los días, cuando cambia tu propio estado de ánimo, esa
misma situación puede tener un color totalmente distinto. Por tanto, descansa, confía y
cuida de ti. Piensa que esos pensamientos que te hacen sufrir son como un ruido molesto
que con ayuda podrás acallar, porque una crisis suicida es pasajera.
Después de haber sufrido un intento de suicidio es útil tener una lista de personas de
confianza a las que poder llamar en el momento en el que te sientes desbordado por ideas
negativas. Es suficiente con tener una persona a la que llamar y con la que puedas
desahogarte.
En ocasiones, las personas silencian sus pensamientos para no volver a preocupar a los
familiares más cercanos. Sin embargo, el tiempo no soluciona nada por sí mismo.
No debes reprimir una idea o pensamiento pensando que por el hecho de hacerlo
desaparecerá ya que aquello que se reprime tiende a brotar con más fuerzas.
En realidad, el tiempo es un aliado cuando escuchas las ideas negativas como una señal de
alarma que impulsa a pedir ayuda cuanto antes. Si te sientes desbordado por el malestar de
ideas negativas que te recuerdan el capítulo que has vivido anteriormente, es aconsejable
Bases teóricas, Jornada de Capacitación sobre el Suicidio.
Hablar con otros individuos que han pasado por una situación similar y la han superado
también puede servir de ayuda. Ten un confidente con quien hablar con total libertad y
transparencia de tus ideas y tus pensamientos.
Refuerza en tu agenda el espacio para practicar aficiones. Potencia los planes con las
personas con las que te sientes bien y reduce el trato con compañías negativas. Evita el
consumo de alcohol en los planes sociales y en casa.
Apóyate en tus seres queridos como un bastón que te ayuda a caminar con más fuerza.
Evita el sentimiento de culpa y quiérete a ti mismo. Date la oportunidad de volver a
comenzar