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Bases teóricas, Jornada de Capacitación sobre el Suicidio.

EL SUICIDO: Prevención, Crisis, Tratamiento y seguimiento.


Pasantía Clínica, Facultad de Psicología, I periodo 2019.

Prevención del intento de Suicidio.

Población vulnerable al suicidio

Ante todo hay que considerar que la población en riesgo suicida es impredecible, pues lo
que para algunos es un elemento de riesgo para otros puede no representar problema
alguno. El suicidio no tiene relación alguna con la raza, cultura, educación, ingresos o
estado civil; sin embargo, el género femenino es el que más incidencia en suicidio tiene. En
cambio, los hombres aunque poseen menor porcentaje en los actos suicidas, son más
valerosos y cumplen más su cometido de suicidarse que las mujeres.
Dentro de la población más vulnerable para cometer un acto suicida, se encuentran las
personas que atraviesan situaciones como:
 Enfermedad incapacitantes o terminales
 Personas que viven solas
 Deudas o pobreza
 Desempleo
 Duelo o pérdida de un ser querido
 Humillación o deshonra
 Depresión
 Trastornos psicóticos
 Ansiedad
 Antecedentes personales de alcoholismo o drogadicción
 Antecedentes personales de tentativas de suicidio
 Antecedentes familiares de suicidio o de trastornos mentales
 Experiencias traumáticas en la infancia, incluyendo abuso físico o sexual
 Preocupaciones acerca de ideas suicidas y verbalizaciones de las mismas
 Planes definidos de suicidio.
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Factores de riesgo para una conducta suicida en la niñez y adolescencia

1. Factor Familiar: La familia es considerada como el escenario socializador primario de


formación de los individuos. Es aquí en donde se empiezan a dar los primeros pasos en
ese complejo y delicado aprendizaje de las competencias sociales. Posteriormente, los
nuevos descendientes parten para constituir nuevos núcleos, y llevan consigo
tradiciones, valores, pautas y patrones de comportamiento. Pero así como se supone que
es la familia el nicho primario que ofrece fortaleza, seguridad y protección, también
puede ser el foco de origen de malestares, es por ello que la familia juega el papel más
importante cuando de prevención al suicidio infantil hablamos, dentro de los factores de
riesgo familiar más determinantes tenemos:

 Abandono por parte de los padres


 Divorcios
 Maltrato físico y psicológico
 Aislamiento afectivo por parte de los padres
 Etapa de duelo por muerte de un familiar
 La personalidad de los progenitores
 Historial de alcoholismo en los padres
 Abuso físico y psicológico en la escuela
 Abuso sexual

Previo al acto suicida, el niño y adolescente proporciona señales relacionadas con cambios
en su conducta, comportamiento en casa o escuela; puede tornarse pasivo o agresivo,
incluyendo perdida o aumento del apetito, insomnio, enuresis (en los niños), sueño
excesivo o pesadillas; anímicamente puede manifestar desinterés por el juego y por los
amigos, redacción de notas de despedida y frecuente preocupación por la muerte.
Generalmente, las niñas atentan contra su vida a menor edad que en los niños y además,
eligen lugares que frecuentan o habitan como el hogar, casas de amigos y el colegio.
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2. Factor social: El factor social hace referencia al entorno en donde se desarrolla el niño,
teniendo en cuenta la estimulación, la afectividad y normas de crianza desde una edad
temprana y desde la sociedad en que vive.

El ambiente social y el ambiente familiar son los contextos más decisivos dentro del factor
social del suicidio en los niños y adolescentes. Una serie de experiencias negativas en los
contextos de socialización de los niños y adolescentes pueden ser factores detonantes para
una conducta o intento suicida en esta población.

Una de las señales en esta área referente al suicidio es el distanciamiento total o parcial de
las situaciones y actividades sociales, los niños evitan y se alejan de los eventos sociales y
esto sirve como señal de alerta en los padres.

Además en la actualidad existe también la incidencia de algunos trastornos de la edad


adulta en los niños. Trastornos como la depresión y ansiedad que influyen en la conducta
suicida de quienes los padecen.

Factores de riesgo en la adultez

Se han identificado una serie de factores que predisponen la conducta suicida y que son
conocidos como factores de riesgo suicida:

 Factores biológicos: disminución de la serotonina en el líquido cefalorraquídeo.


 Trastornos psiquiátricos: incluye trastornos afectivos, alcoholismo y esquizofrenia,
entre otros.
 Antecedentes familiares: presencia de familiares con intentos suicidas, suicidios,
etcétera.
 Rasgos de personalidad pre mórbida: resalta los trastornos de personalidad antisocial o
limítrofe.
 Factores psicosociales y enfermedades médicas: incluye duelo reciente, divorcio, vida
familiar crítica, jubilación, viudez reciente, enfermedades tales como epilepsia, cáncer,
úlcera gastroduodenal, esclerosis múltiple, SIDA, etcétera.
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Signos de alerta de una persona con pensamiento suicida.

 Tristeza, aburrimiento, tedio y fastidio.


 Pérdida de los intereses y del placer en las actividades que anteriormente lo
despertaban.
 Trastornos del hábito de sueño, con insomnio o hipersomnia.
 Intranquilidad.
 Falta de concentración.
 Irritabilidad, disforia, malhumor.
 Pérdida de la energía para emprender las tareas cotidianas.
 Sentimientos de cansancio y agotamiento.
 Manifestar deseos de morir.
 Sentirse físicamente enfermos, sin tener una enfermedad orgánica alguna.
 Incremento del uso del alcohol y las drogas.
 Falta de apetito o apetito exagerado.
 Conducta rebelde sin una causa que lo determine.
 Expresar ideas suicidas o elaborar un plan suicida.
 Planificar actos en los que no se calculen de forma realista, las probabilidades de morir.
 Llanto sin motivo aparente.
 Aislamiento social evitando las compañías de amigos y familiares.
 Pesimismo, desesperanza y culpabilidad.
 Regalar las pertenencias cuando no hay motivos lógicos para hacerlo

Cómo orientar a los padres para la prevención del suicidio.

El suicidio en adolescentes puede prevenirse. Conocer los factores de riesgo y las señales
de advertencia antes descritas más los pasos que puedes seguir para proteger a tu
adolescente, es la mejor arma para prevenirlo.

Pasos a seguir:
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Ocúpate de la depresión o la ansiedad. No esperes a que tu hijo acuda a ti. Si tu hijo


adolescente está triste, ansioso o parece tener algún problema, pregúntale qué le sucede y
ofrécele ayuda.

Presta atención. Si tu hijo adolescente está pensando en el suicidio, es probable que muestre
signos de advertencia. Escucha lo que dice y observa cómo actúa. Nunca descartes las
amenazas de suicidio porque las consideras melodrama.

Desalienta el aislamiento. Anima a tu hijo a pasar tiempo con amigos y familiares que le
den apoyo.

Alienta un estilo de vida saludable. Ayuda a que tu hijo adolescente coma bien, se ejercite y
duerma regularmente.

Apoya el plan de tratamiento. Si tu hijo adolescente está haciendo tratamiento por


comportamiento suicida, recuérdale que es posible que tarde algún tiempo en sentirse
mejor. Ayúdalo a seguir las recomendaciones del médico. Además, anímalo a participar en
actividades que lo ayuden a volver a generar confianza en sí mismo.

Guarda de manera segura las armas de fuego, el alcohol y los medicamentos. El acceso a
esos artículos pueden ser un factor importante si tu hijo adolescente ya tiene tendencias
suicidas.

Cómo pueden identificar los maestros una conducta suicida en un salón de


clases.

En primer lugar, eliminaremos del lenguaje algunos mitos que se manejan sobre el suicidio,
tales como:

 El que se quiere matar no lo dice


 El que lo dice no lo hace
 El suicida tiene deseos de morir
 El suicidio se hereda
 Sólo los veteranos se suicidan
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 Los niños no se suicidan


 El suicidio no se puede prevenir porque ocurre por impulso

Depresion en la niñez y adolescencia

 Tristeza
 Cambios en los hábitos de aseo, sueño y alimentación
 Entrega de posesiones valiosas
 Desinterés
 Desesperanza
 Retraimiento
 Disminución del rendimiento
 Ausentismo
 Rebeldía
 Agresividad
 Consumo de alcohol y drogas

Qué no se debe hacer desde los medio de comunicación

Los siguientes puntos deberán tenerse en mente:

• El cubrimiento sensacionalista de suicidios deberá evitarse de manera diligente,


particularmente cuando involucra a una celebridad. Este cubrimiento deberá
minimizarse hasta donde sea posible. Cualquier problema mental que la celebridad
pueda haber tenido deberá reconocerse igualmente. Deberá hacerse el mayor esfuerzo
por evitar exageraciones. Las fotografías de la víctima, del método empleado y de la
escena del suicidio deben evitarse. Los titulares en primera página nunca son la
ubicación ideal para informar sobre un suicidio.

• Deberán evitarse las descripciones detalladas del método usado y cómo lo obtuvo la
víctima. Las investigaciones han demostrado que el cubrimiento por parte de los medios
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de comunicación tiene mayor impacto sobre el método de suicidio adoptado, que la


misma frecuencia con que ocurren los suicidios. Ciertos escenarios – puentes,
acantilados, edificios altos, vías férreas, etc. – están tradicionalmente asociados con el
suicidio y la publicidad extra aumenta el riesgo que más personas los usen.

• No deberá informarse acerca del suicidio como algo inexplicable o simplista. El


suicidio nunca es el resultado de un solo factor o hecho. Usualmente lo causa una
compleja interacción de muchos factores tales como enfermedad mental y física, abuso
de sustancias, conflictos familiares e interpersonales y acontecimientos estresantes. Es
útil reconocer que una variedad de factores contribuyen al suicidio.

• El suicidio no deberá describirse como un método para enfrentar problemas


personales tales como bancarrota, incapacidad de aprobar un examen, o abuso sexual.

• Los informes deberán tener en cuenta el impacto sobre las familias y otros
sobrevivientes en términos del estigma y el sufrimiento psicológico.

• Glorificar a las víctimas de suicidio como mártires y objetos de adulación pública,


puede sugerir a las personas vulnerables que la sociedad honra el comportamiento
suicida. En vez de eso, deberá hacerse énfasis en lamentar la muerte de la persona.

• Describir las consecuencias físicas de intentos de suicidio (daño cerebral, parálisis, etc.)
puede actuar como elemento de disuasión.

Crisis en el suicidio

Para empezar a diferenciar, el “suicida” es aquella persona que ya ha puesto fin a su vida,
mientras que “aquellos que tienen intención suicida” no lo han hecho pero están
empezando a elaborar planes e ideas para llevarlo a cabo.

Esta diferenciación es importante a nivel terapéutico ya que la carga emocional negativa


de la palabra “suicida” es grande como para que una persona la tenga que soportar.
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Pensamientos suicidas: ¿qué son?

Se consideran pensamientos suicidas todos aquellos pensamientos que tiene un


individuo referentes a quitarse la vida de forma intencional y planificada. Estos
pensamientos pueden ir desde el mero deseo de morir a la realización activa de planes
concretos para la puesta en marcha de la autolisis. Esta última, en que el sujeto ha
elaborado el cómo, dónde y cuándo, es la más peligrosa y proclive al realizar del acto.

Si bien los pensamientos y deseos de muerte pueden aparecer en una ocasión puntual, en
general cuando se habla de ideación suicida o pensamientos suicidas se suele hacer
referencia a un patrón de pensamiento recurrente en que aparece el deseo de morir. Pueden
aparecer una forma meramente cognitiva, si bien lo más habitual es que se produzca cierto
anhelo o deseo a nivel emocional o motivacional.

La mayor parte de los pensamientos suicidas se tienen en momentos de intenso dolor y


sufrimiento emocional. El individuo siente que independientemente de lo que haga no va a
poder modificar el motivo de su sufrimiento. No se siente capaz de dar con la solución, sino
que se siente impotente y en ausencia de todo control. La persona con estos pensamientos
pierde tiende a padecer una honda sensación de desesperanza. Por lo general la idea
subyacente, el objetivo que se busca en sí con la ideación suicida no es la de acabar con
la propia vida en sí mismo, sino terminar con dicho estado de dolor e indefensión.

Al margen de esto existen otros tipos de pensamientos suicidas que se vinculan más al
intento de dañar a otras personas o conseguir objetivos específicos. Por ejemplo, en algunos
casos se puede llegar al pensamiento de utilizar la propia muerte o el intento de suicidio de
manera instrumental para conseguir un bien para sí mismo (como la atención de los demás
o en el caso de la violencia vicaria) o los seres queridos (por ejemplo cobrar un seguro) o
para provocar culpabilidad y sufrimiento a alguien que se considera responsable del dolor
del individuo.

El suicidio es el acto por el que una persona de forma deliberada se provoca la muerte. Por
lo general es consecuencia de la desesperación derivada o atribuible a una enfermedad
física, una enfermedad
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Clasificaciones del Suicidio.

Para continuar con la diferenciación, podemos hablar de distintos tipos de suicidas y de


distintas clasificaciones según la aproximación que elijamos.

Los 4 Tipos de Suicidio según Durkheim

En los años 60, el sociólogo Emile Durkheim estableció una clasificación de los suicidios
basándose en las razones por las que se suicidaban, siempre desde una perspectiva de la
sociedad habló de 4 tipos de suicidios:

1. Suicidio altruista

El sujeto se suicida en pro de la sociedad, por ejemplo, creer que es una carga para los
demás o que ya ha cumplido su misión en la sociedad.

2. Suicidio Egoísta

El sujeto se suicida por sentirse poco integrado en la sociedad o como castigo hacia ella.
Hay víctimas de acoso que se suicidan como castigo hacia sus agresores y a su entorno.

3. Suicidio Anómico

El sujeto se suicida debido a déficits que tiene la estructura social para proveer a ciertos
individuos. Aquí el ejemplo lo tenemos en aquellas personas que, durante la crisis, se han
suicidado por ver hundidos sus negocios o embargados sus hogares.

4. Suicidio Fatalista

El suicidio se comete porque la sociedad posee unas normas demasiado estrictas. Tirando
de ejemplo literario, “Romeo y Julieta” encajaría perfectamente en esta definición.

Las 3 Tipologías Básicas de Suicidio según el Ministerio de Salud


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Más recientemente, en 2011, el Ministerio de Salud publicó su “Guía de Práctica Clínica


de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida” en la que se habla de tres
tipologías básicas dentro del marco de la Atención Primaria en centros médicos y de salud:

1. Cuando han sobrevivido a un intento previo de suicidio.


2. Cuando acuden a consulta manifestando ideación suicida.
3. Cuando poseen ideación suicida pero aún no la manifiestan verbalmente.

Las 3 categorías del Suicidio según el programa SUPRE de la OMS

En ésta misma guía se habla también de la clasificación que hace el programa SUPRE de
la OMS. En este programa, siendo el más detallado, se distinguen entre tres categorías en
función del riesgo de suicidio:

1 | Riesgo Bajo

La persona ha tenido algunos pensamientos suicidas del estilo de “no quiero seguir
adelante”, “desearía estar muerto”, “estarán mejor sin mí” pero no hay ningún plan para
llevarlos a cabo.

2 | Riesgo Medio

La persona tiene pensamiento suicidas y planes para llevar a cabo un suicidio, pero no es
inmediato.

3 | Riesgo Alto

La persona tiene un plan definido, medios para llevarlo a cabo y planea hacerlo
inmediatamente. Lo que ha de primar para clasificarlo de “alto riesgo” es la elaboración del
plan.

Los 2 Tipos de Derivación según las características del Sujeto


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En este programa se especifican además dos tipos de derivaciones según las


características del sujeto, por lo que podemos hablar de derivación urgente (de carácter
inmediato) y derivación preferente (en el margen de una semana):

Derivación Urgente

 Presencia de tentativas previas.


 Presencia de enfermedad mental grave.
 Conducta suicida grave reciente.
 Expresión de intencionalidad de suicidio.
 Situación sociofamiliar de riesgo o falta de soporte.
 En casos en los que se dude sobre la gravedad de la ideación o riesgo de intento
inmediato.

Derivación Preferente

 Alivio tras la entrevista


 Expresión de intención de control de impulsos suicidas
 Aceptación del tratamiento y medidas de contención pactadas
 Ausencia de factores clínicos de riesgo
 Apoyo sociofamiliar efectivo

Qué hacer y qué no con quien ha intentado suicidarse.

Qué hacer
 Escuchar, mostrar empatía y mantener la calma
 Mostrar apoyo y preocupación
 Tomar en serio la situación y evaluar el riesgo
 Preguntar acerca de los intentos previos
 Explorar posibilidades diferentes al suicidio
 Preguntar acerca del plan de suicidio
 Ganar tiempo, pactar un contrato de no suicidio que dure hasta la siguiente sesión e
ir renovandolo
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 Identificar otros apoyos


 Quitar y controlar los medios, si es posible
 Tomar acciones, contar a otras personas, obtener ayuda
 Si el riesgo es alto, permanecer con la persona

Qué no hacer
 Ignorar la situación
 Mostrarse consternado o en pánico
 Decir que todo estará bien
 Retar a la persona a seguir adelante
 Hacer parecer el problema como algo trivial
 Dar falsas garantías
 Jurar guardar secreto
 Dejar a la persona sola

Qué, Cómo y Cuándo preguntar

Qué preguntar
 Para descubrir la existencia de un plan suicida: ¿Alguna vez has elaborado planes
para acabar con tu vida? ¿Tienes alguna idea de cómo lo harías?
 Para indagar sobre el posible método: ¿Tienes pastillas, insecticidas, armas o algo
similar?
 Para obtener información sobre si la persona se ha fijado alguna meta: ¿Has
decidido cuándo vas a llevar a cabo el plan? ¿Cuándo lo vas a hacer?

Cómo preguntar
 ¿Te sientes infeliz o desvalido?
 ¿Te sientes desesperado?
 ¿Te sientes incapaz de afrontar cada día?
 ¿Sientes la vida como una carga?
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 ¿Sientes que la vida no merece vivirse?


 ¿Sientes deseos de suicidarte?

Cuándo preguntar
 Después de que se haya establecido la empatía y la persona se sienta comprendida.
 cuando el paciente se sienta cómodo expresando sus sentimientos.
 Cuando el paciente está en el proceso de expresar sentimientos negativos de
soledad, impotencia.

Técnicas para el Tratamiento de la Conducta Suicida

A corto y medio plazo

 Razones para vivir: Elabora una lista de razones del cliente para seguir viviendo.
Vale cualquiera, pero preferiblemente se buscan positivas y a largo plazo.
 Tareas incompatibles: Acuerda con tu paciente una lista de tareas, preferiblemente
agradables, que sean completamente incompatibles con el método de suicidio elegido
debido al lugar de realización, la gente, los materiales disponibles…
 Chantaje emocional: Se busca que tome consciencia de todas las consecuencias
que conlleva el suicidio: “¿Quién encontrará tu cadáver?”, “¿En qué estado estará tu
cuerpo cuando lo encuentre?”,“¿Cómo crees que le sentará?”, “¿Le marcará para toda la
vida?”, “¿Qué pensarán tus hijos de ti si te matas?”, “¿Hablarán mal de tu familia y tus
amigos a sus espaldas?”. Puedes discurrir con él o ella cómo ocurrirá toda la secuencia del
suicidio, desde la preparación hasta el descubrimiento del cadáver y sus consecuencias para
su círculo social cercano, pasando por todos los detalles emocionales y escatológicos que
puedan haber pasado por alto.

A medio y largo plazo

 Pros y contras del suicidio: Elabora una lista con los pros y contras de suicidarse.
Cuidado con ésta técnica si no hay suficientes Pros. Se emplea sobre todo para poder
discutir la idea del suicidio.
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 Resolución de problemas: Para analizar las posibles alternativas al suicidio. Es


bueno combinarla con los Pros y Contras para evaluar cada alternativa.
 Discusión cognitiva de las ideas suicidas: Se trata de rebatir los pensamientos
negativos presentes en la conducta suicida según los principios de la Discusión Cognitiva.
Los pensamientos a discutir serían del estilo de : “No puedo soportar más este dolor”, “El
mundo estaría mejor sin mí”, “Quiero descansar”, “Es la única solución”, “Mi vida no tiene
sentido”…
 Proyección temporal con refuerzo positivo: Se trata de hacer que tu paciente cree
una imagen de sí mismo dentro de un año, de cómo se ve a sí mismo finalizada la terapia,
con todas las estrategias aprendidas y su situación mejorada. El objetivo es crear una
imagen que actúe como refuerzo positivo de la terapia para momentos de gran
desesperanza, que además sirve para aumentar la motivación hacia la terapia.

Asumir que puedes fallar

Siempre va a existir la posibilidad de que fallemos. En otras terapias, fallar significa


cambiar el tipo de técnica empleada, cambiar de profesional, dejar de venir, alargar la
terapia… En estos casos significa que el paciente ha muerto.

La muerte de un paciente siempre nos va a afectar porque, por muy profesionales que
seamos, la vinculación está ahí. Lo que no debemos permitir es que ello nos afecte más
de lo apropiado: no podemos dejar que afecte a nuestras vidas o a las demás terapias que
llevemos.

¿Cómo puedes conseguir esto? Ciertamente es algo difícil, porque requiere de fortaleza y
entrenamiento por tu parte, pero te puedes aplicar el cuento de tus propias terapias y
darte autoinstrucciones a ti mismo/a, además de trabajar con el concepto de la “aceptación
de lo ocurrido”.

“No habría podido hacer más por ella”, “Es solo un caso entre decenas que he atendido y
el resto ha salido bien”, “Esto no quiere decir que sea mal/a profesional”, “Para bien o
para mal, todo pasa”… Éstas son sólo algunas de las muchas frases que podemos incluir,
pero claro, debemos incluir aquellas que nos sirvan a nosotros.
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No obstante, es bueno incidir en la idea de que hemos de tener muy claro que la
posibilidad de que se suicide siempre va a estar ahí, y va a ser algo que tendremos que
aceptar, pero después nuestra vida va a seguir y tendremos que tratar a más gente que se
merecerá que estemos con ellos al 100%.

Será por eso que el trabajo hacia uno mismo con actitudes de aceptación sobre lo que ha
ocurrido, nos va a resultar fundamental para tratar con pacientes de éste tipo, ya que, como
se menciona anteriormente, son casos que dejan devastado emocionalmente al profesional
que los atiende.

LA DURA REALIDAD DEL SUICIDO. LO QUE SE CALLA Y LO QUE


ESCONDE.

Datos actuales sobre el suicidio.

En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud ha declarado el suicidio y sus


tentativas como uno de los problemas de salud más graves. Y no es para menos. Según la
OMS, el suicidio es la segunda causa de defunción entre las personas de 15 a 29 años, más
de 800.000 personas se suicidan cada año y se da una muerte por suicidio cada 40
segundos. Concretamente en España, las cifras de muerte por suicidio superan
considerablemente a las de muerte por accidente de tráfico.

Aproximadamente un 90% de las personas que atentan contra su vida, padece algún tipo de
enfermedad. Es más, supone la primera causa de muerte prematura entre personas
diagnosticadas de depresión, de esquizofrenia, trastorno bipolar o trastorno por consumo de
sustancias. Sin embargo, la presencia de un trastorno mental no es un factor necesariamente
presente en este tipo de conductas.
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Mitos sobre la persona con ideación suicida.

Paradójicamente, a pesar de todos estos datos, la mayoría de los casos de suicidio pueden
prevenirse. Sin embargo, los mitos existentes sobre la persona con ideación suicida
dificultan y entorpecen enormemente la prevención de dicha conducta. Al convertirse en un
tema tabú dentro de nuestra sociedad, las personas que presentan ideación suicida no suelen
buscar la ayuda de un profesional.

Mito 1: preguntar a una persona si está pensando en suicidarse puede


incitarle a hacerlo.

La evidencia demuestra que preguntar y conversar con la persona sobre la idea de


pensamientos suicidas, disminuye de forma considerable el riesgo de llevar a cabo el acto.
Por ello, si tenemos algún conocido o familiar que pueda estar en esta situación, preguntar
y escuchar sus pensamientos y emociones aliviará su tensión. Para ello, resulta de vital
importancia adoptar una disposición de auténtica escucha y respeto. ¡Nada de alarmarse,
discutir o minimizar estas ideas!

Mito 2: la persona que expresa que desea acabar con su vida nunca lo hará.

En esta cuestión la evidencia ha demostrado que, con frecuencia, la mayor parte de las
personas que han intentado suicidarse previamente, habían expresado dicha intención o
bien con palabras, con cambios conductuales o en forma de amenaza. Por tanto, estas
verbalizaciones no deben nunca, ser consideradas como alarde, chantaje o manipulación de
la persona con un fin determinado.

Mito 3: la persona que se quiere suicidar no lo dice.

Parece ser que 9 de cada 10 personas que se suicidan, expresan claramente sus propósitos y
la otra, dejó entrever sus intenciones de acabar con su vida de una forma u otra. La realidad
es que solo un escaso número de suicidios se producen sin aviso. Es esencial que si,
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detectamos que alguien se encuentra en situación de riesgo, preguntemos sobre ello y nos
tomemos en serio cualquier amenaza de autolesión.

Mito 4: el suicidio es impulsivo y la mayoría de los suicidas no avisa.

El suicidio, como se ha mencionado anteriormente, puede ser resultado de una cuidadosa


planificación previa o de un acto impulsivo repentino. En ambos casos y por lo general,
existen signos directos o indirectos, verbales y no verbales, pistas o advertencias del riesgo
suicida. Por ello, en la prevención, juega un papel esencial aprender a detectar señales de
inminente riesgo y que conozcamos que factores reducen o incrementan su aparición.

Mito 5: solo las personas con problemas graves se suicidan.

Ya se ha comentado que el suicidio es multicausal y que, lo que para unos resulta una
nimiedad, para otros supone una terrible situación de desesperación y dolor. Al respecto,
podría no ser acertado valorar desde nuestro de punto de vista, lo que para otras personas
puede o no ser grave ya que puede llevar a que infravaloremos el dolor que les puede estar
causando.

Señales de alerta para la detección del riesgo suicida.

Muchas personas evidencian sus intenciones a través de ciertos síntomas o signos que
hacen posible la detección del riesgo suicida. Conocerlas, supondría un importante factor de
minimización de dicho riesgo. La identificación de estas señales de alerta está directamente
relacionada con la presencia de la ideación suicida. Aun así, que no se detecten, no significa
que la persona no pueda llevar a cabo una tentativa de suicidio.

1. Comentarios negativos sobre si mismo, su vida o sobre el futuro: no valgo para


nada, soy un inútil, estaríais mejor sin mí, estoy cansado de luchar, soy una carga para
todos, las cosas no van a mejorar nunca.
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2. Comentarios o verbalizaciones relacionadas con el acto suicida o la muerte: me


gustaría desaparecer, quiero descansar, no quiero seguir viviendo, me pregunto como sería
la vida si estuviera muerto, nadie me quiere y es preferible morir…
3. Despedidas verbales o escritas: “quiero que sepas que en todo este tiempo, me has
ayudado mucho”

Cuando alguien dice que está pensando en suicidarse o dice cosas que suenan a que lo está
considerando, la situación es muy preocupante. Posiblemente no sepas cómo ayudar, si
debes tomar en serio sus palabras sobre el suicidio o si tu intervención empeoraría la
situación. Sin embargo, tomar acción es siempre la mejor opción y aquí te decimos qué
hacer.

Para obtener ayuda inmediata

Si alguien ha intentado suicidarse:

 No dejes sola a la persona.


 Llama de inmediato al 911 o al número local de emergencias. Otra alternativa es
que tú mismo lleves a la persona a la sala de emergencias del hospital más cercano, siempre
y cuando creas que puedes hacerlo sin peligro para nadie.
 Trata de averiguar si la persona está bajo la influencia del alcohol o de las drogas, o
si es posible que haya tomado una sobredosis.
 Avisa de inmediato a un familiar o a un amigo lo que sucede.

Si un amigo o un ser querido hablan o se comportan de una manera que te hace pensar que
tal vez intentan suicidarse, no trates de manejar la situación por ti mismo, sino haz lo
siguiente:

 Obtén la ayuda de un profesional capacitado lo más pronto posible. Es posible


que sea necesario hospitalizar a la persona hasta que pase la crisis suicida.

Para los adolescentes: cuando alguien que conoces quiere suicidarse


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El adolescente que identifique un amigo o un compañero de clase esté pensando en


suicidarse, puede hacer lo siguiente:

 Preguntar directamente qué siente, aunque sea un poco incómodo hacerlo. Escuchar
lo que tiene que decir y se debe tomar en serio. El solo hecho de hablar con alguien que
realmente se interesa suele hacer gran diferencia en la persona suicida.
 Si ya hablaste con la persona, pero todavía te preocupa el asunto, coméntaselo a tu
maestro, al consejero del colegio, a alguien de la iglesia, a alguna persona del centro juvenil
local o a otro adulto responsable.

 Anima a la persona a buscar tratamiento. Una persona suicida o con depresión


grave tal vez no tenga la energía ni la motivación para buscar ayuda. Si la persona no quiere
consultar con un médico o con un proveedor para la salud mental, sugiérele que busque un
grupo de apoyo, un centro de crisis, una comunidad de fe, un maestro u otra persona
confiable. Tú puedes ofrecerle apoyo y asesoramiento, pero recuerda que no es tu labor
sustituir a un proveedor para la salud mental.
 Ofrece ayudar a la persona a tomar las medidas para obtener asistencia y
apoyo. Por ejemplo, puedes encargarte de investigar las opciones de tratamiento, de hacer
llamadas telefónicas, de revisar la información sobre los beneficios del seguro y hasta
ofrecerte a acompañar a la persona a una cita.
 Anima a la persona a comunicarse contigo. La persona que piensa suicidarse
puede intentar reprimir sus sentimientos porque le avergüenzan o le hacen sentir culpable.
Muéstrale tanto tu solidaridad como tu comprensión y expresa tus opiniones sin inculpar a
nadie. Escúchale con atención, sin interrumpirle.
 Sé respetuoso y reconoce los sentimientos de la persona. No trates de disuadir a
la persona acerca de sus sentimientos, ni te muestres conmocionado. Recuerda que aunque
la persona que desea suicidarse no piense con lógica, sus emociones son reales. Cuando no
se respetan sus sentimientos, la persona puede dar por terminada toda comunicación.
 No seas condescendiente, pero tampoco juzgues. Por ejemplo, en vez de decir
“las cosas podrían ser peores” o “tienes mucho por qué vivir”, mejor pregúntale por qué se
siente tan mal, qué le haría sentir mejor o cómo puedes ayudarle.
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 Nunca prometas mantener en secreto los sentimientos suicidas de alguien.


Muéstrate comprensivo, pero explícale que no puedes guardarle el secreto si crees que su
vida corre peligro, porque en ese punto necesitas conseguir ayuda.
 Asegúrale que las cosas pueden mejorar. Cuando alguien piensa suicidarse es
porque le parece que nada mejorará las cosas. Tranquiliza a la persona diciéndole que con
el tratamiento adecuado, podrá contar con otras formas de afrontar las situaciones y
nuevamente volverá a sentirse mejor con su vida.
 Anímale a no consumir alcohol ni drogas. Aunque parezca que las drogas o el
alcohol alivian los sentimientos de dolor, al final empeoran la situación y pueden llevar a
comportamientos imprudentes o a más depresión. Si la persona no es capaz de dejarlos por
su cuenta, ofrécele ayuda para encontrar tratamiento.
 Retira de la casa de la persona todo lo que sea potencialmente peligroso, dentro
de lo posible. Si puedes, asegúrate de que la persona no tenga al alcance nada que le sirva
para suicidarse, como cuchillos, navajas, armas o fármacos. Si la persona toma
medicamentos que podrían servir para una sobredosis, anímale a aceptar que alguien los
guarde y se los administre según la prescripción.

Toma en serio todas las señales de un comportamiento suicida

Si alguien te dice que piensa suicidarse o se comporta de una manera que te hace pensar en
la posibilidad de que se suicide, no le restes importancia ni ignores la situación, pues
muchos de los suicidas manifestaron en algún punto de su vida que tenían la intención de
hacerlo. Tal vez creas que estás exagerando, pero la seguridad de tu amigo o de tu ser
querido es lo más importante. Por lo tanto, no te preocupes por la posibilidad de que la
relación se deteriore si la vida de esa persona está en juego.

Tú no tienes la responsabilidad de evitar que alguien se quite la vida, pero tu intervención


puede ayudarle a ver que hay otras opciones para mantenerse a salvo y recibir tratamiento.

Nunca ignore las amenazas de suicido como un melodrama típico de los adolescentes.

Cualquier declaración escrita o verbal que diga "Me quiero morir" o "Ya no me importa
nada" debe considerarse con seriedad. Con frecuencia, los menores que intentan suicidarse
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les dijeron a sus padres en repetidas ocasiones que pretendían matarse. La mayoría de la
investigación sustenta que las personas que amenazan abiertamente con el suicidio, en
realidad no intentan hacerlo y que la amenaza es sólo un llamado desesperado pidiendo
ayuda. Aunque esto es cierto en muchos casos, ¿qué padre o madre se arriesgaría a
equivocarse.

Cualquiera de estas otras llamada de auxilio requieren de su atención y acción


inmediata y de pedir ayuda a un profesional lo más pronto posible:“Nada me
importa”.

 “Me pregunto cuántas personas vendrían a mi funeral”.


 “A veces quisiera solo dormirme y no volver a despertar”.
 “Todos estarían mejor sin mí".
 “No tendrás que preocuparte por mí por mucho tiempo”.

Cuando un adolescente empieza a hacer comentarios poco disimulados como esos o


directamente admite que está pensando en suicidarse, intente no sobresaltarse (“¡¿Qué,
estás loco?!”) ni menospreciar (“¡Qué cosa más ridícula dices!”). Sobre todo, no le diga,
“¡No lo dices en serio!”; aunque es probable que usted esté en lo correcto. Esté dispuesto a
escuchar sin juzgar a lo que realmente está diciendo, que es: “Necesito tu amor y atención
porque siento muchísimo dolor y no puedo con esto yo solo”.

Ver a un hijo tan perturbado podría romperle el corazón a cualquier padre. Sin embargo, el
enfoque inmediato debe ser consolarlo; después podrá expresar lo que usted siente. En voz
calmada puede decir, “Entiendo. Realmente has de sentir mucho dolor por dentro".

¿Qué hacer ante una situación de riesgo?

Teléfonos de emergencia

 Llamar a los Servicios de Emergencias Médicas.


 Acudir a Urgencias del Hospital más cercano.
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 En caso que reciba tratamiento psiquiátrico, ponerse en contacto inmediato con su


especialista de referencia.
 Informar a las personas más cercanas de la situación que está atravesando su
familiar y de la importancia de darle apoyo.

Vigilar posibles herramientas para cometer el suicidio

 Retirar de su entorno todo tipo de material que pueda ser usado para este fin.
 Si ha fracasado en un intento y vuelve a intentarlo, puede que utilice un método más
letal al previamente usado.
 La precipitación es el segundo método de suicidio más frecuente en España en el
medio urbano, y en el medio rural, el ahorcamiento, por ello es recomendable mantener
especial atención si se vive en un domicilio alto.
 Si se está tomando medicación, mantener un control sistemático en el acceso a lo
fármacos. Nunca deberá tomar más medicación que la pautada por su médico.

No dejarle solo

 Si se mantiene contacto con amigos y familiares, puede desahogarse y expresar su


malestar, y ellos devolverle una visión más realista y optimista de la situación.
 Esta forma de comprensión y cuidado será fundamental ya que los amigos pueden
llegar donde muchas veces los familiares no alcanzan. Pedid su colaboración
 Acompañar a vuestro familiar, siendo cariñosos, sin ser invasivos, transmitir
esperanza e ilusión por el futuro, ayudar a relativizar las cosas.

Hablar

 No juzgarle. No reprocharle su manera de pensar o actuar.


 Tomar las amenazas en serio, no criticar, no discutir, no utilizar sarcasmos, ni
desafíos. Minimizar sus ideas es una actitud equivocada.
 No entrar en pánico.
 Adoptar una disposición de escucha auténtica y reflexiva.
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 Comprender que, por muy extraña que parezca la situación, nuestro familiar está
atravesando por un momento muy difícil en su vida.
 Emplear términos y frases amables y mantener una conducta de respeto
 Hablar de su idea de cometer suicidio abiertamente y sin temor
 Conocer los motivos que le llevan a querer acabar con su vida y barajar
alternativas para solucionarlo o brindar apoyo emocional si ya no tiene solución.
 Estar atento a las señales de alarma.

Cuidarnos a nosotros mismos

No podemos dejar a un lado el cuidado o autocuidado de la familia. Debemos ser


conscientes de que es posible que no podamos controlar a nuestro familiar todo el
tiempo, asumir que tenemos limitaciones.

En caso necesario, los familiares y el entorno de la persona con riesgo suicida también
deben solicitar ayuda.

Señales de advertencia

El suicidio en adolescentes con frecuencia ocurre después de un evento estresante en la


vida, como problemas en la escuela, la rotura con un novio o novia, la muerte de un ser
querido, un divorcio o un fuerte conflicto familiar.

Los adolescentes que piensan en suicidarse podrían:

 mencionar el suicidio o la muerte en general


 insinuar que ya no estarán más
 mencionar los sentimientos de desesperanza o de culpa
 retraerse de amigos o de la familia
 escribir canciones, poemas o cartas sobre la muerte, la separación y pérdida
 empezar a regalar objetos valiosos a hermanos o amigos
 perder el deseo de participar en cosas o actividades predilectas
 tener dificultades para concentrarse o pensar con claridad
 mostrar cambios en hábitos de alimentación o de dormir
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 participar en comportamientos riesgosos


 perder interés en la escuela o en los deportes.

Si perdió un hijo al suicidio

Para los padres, la muerte de un hijo es la pérdida más dolorosa que uno se puede imaginar.
Para los padres que perdieron un hijo al suicidio, el dolor y la pena pueden ser aún
mayores. Aunque estos sentimientos tal vez nunca desaparecerán por completo, los
sobrevivientes de un suicida pueden tomar medidas para iniciar el proceso de recuperación:

 Mantenga el contacto con los demás. El suicidio puede ser una experiencia muy
aislante para los miembros sobrevivientes de la familia ya que amigos a menudo no saben
qué decir o cómo ayudar. Rodéese de personas positivas que den le su apoyo para hablar
con ellas acerca de su hijo y sus sentimientos. Si los que lo rodean parecen incómodos al
tratar de ayudarlo, inicie la conversación y solicite ayuda.
 Recuerde que otros miembros de la familia también están sufriendo y que todos
expresan dolor de su propia manera. Sus otros hijos, especialmente, pueden tratar de
enfrentar su dolor por su cuenta para no molestarlo con preocupaciones adicionales. Estén
presentes el uno para el otro entre todas las lágrimas, el enojo y los silencios y, de ser
necesario, busquen ayuda y apoyo activamente juntos.
 Esté consciente de los aniversarios, cumpleaños y días festivos podrían ser difíciles.
Los días importantes y los días festivos a menudo despiertan los sentimientos de pérdida y
de ansiedad. En esos días, haga lo que considere mejor para sus necesidades emocionales,
ya sea rodearse de la familia y de amigos o pasar un día tranquilo para reflexionar.
 Comprenda que es normal sentirse culpable y preguntar cómo pudo pasar esto, pero
también es importante reconocer que es posible que nunca obtenga las respuestas que
busca. La recuperación que se lleva a cabo con el tiempo resulta al alcanzar el punto de
perdonar, tanto para su hijo como para usted.

Los grupos de asesoramiento y de apoyo pueden contribuir de manera significativa para


ayudarlo a reconocer que no está solo. Algunos miembros de familia afligidos se unen a
la red de prevención del suicidio, la cual ayuda a padres, adolescentes y escuelas a
aprender cómo ayudar a prevenir tragedias en el futuro
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Tratamiento después de un intento de suicidio

1. Hay algunas actividades que pueden reducir el riesgo de suicidio.

 Evita el consumo de drogas y alcohol. El alcohol y las drogas recreativas pueden


agravar los pensamientos suicidas. Además, como causan desinhibición, aumentan
las probabilidades de que actúes de acuerdo con esos pensamientos.

 Crea una red de apoyo sólida. Esto puede incluir a familiares, amigos o miembros
de tu iglesia, sinagoga u otra comunidad religiosa. Está demostrado que las prácticas
religiosas pueden ayudar a reducir el riesgo de suicidio.

 Mantente en actividad. Está comprobado que la actividad física y el ejercicio


reducen los síntomas de la depresión. Considera caminar, trotar, nadar, hacer
jardinería o realizar otra forma de actividad física que disfrutes.

2. Estrategias de afrontamiento y apoyo

No intentes controlar los pensamientos o el comportamiento suicida por ti mismo.


Necesitas ayuda y respaldo profesional para superar los problemas relacionados con el
pensamiento suicida. Además, debes hacer lo siguiente:

 Asiste a las consultas. No faltes a las sesiones de terapia o a las consultas médicas,
aun cuando no quieras ir o no tengas ganas de hacerlo.

 Toma los medicamentos según lo indicado. No dejes de tomar los medicamentos,


aunque te sientas bien. Si los dejas, es posible que los pensamientos suicidas regresen.
También puedes tener síntomas similares al síndrome de abstinencia si dejas de tomar
antidepresivos u otros medicamentos de forma repentina.

 Aprende sobre la enfermedad. Si aprendes sobre la enfermedad tendrás poder sobre


ella y estarás motivado para cumplir con el plan de tratamiento. Si, por ejemplo,
tienes depresión, aprende sobre sus causas y tratamientos.
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 Presta atención a los signos de advertencia. Trabaja con el médico o terapeuta para
aprender qué ocasiona tus pensamientos suicidas. Aprende a detectar los signos de
peligro con anticipación y decide qué medidas adoptar por adelantado. Comunícate
con el médico o el terapeuta si notas cambios en tus sentimientos. Considera hacer
partícipes a familiares o amigos para que te observen en busca de signos de
advertencia.

 Haz un plan para saber qué hacer si los pensamientos suicidas regresan. Quizás
sea necesario un acuerdo por escrito con un profesional de salud mental o con un ser
querido que te ayude a anticipar las medidas correctas que se deben adoptar cuando tu
criterio no te lo permita. Si le hablas con claridad de tus intenciones suicidas al
terapeuta hará posible que las anticipes y enfrentes.

 Elimina las formas potenciales de quitarte la vida. Si piensas que puedes responder
a los pensamientos suicidas, elimina de inmediato cualquier medio potencial para
quitarte la vida, como armas de fuego, cuchillos o medicamentos peligrosos. Si tomas
medicamentos con potencial de causar sobredosis, que un familiar o amigo te los dé
según la prescripción.

 Busca ayuda en un grupo de apoyo. Hay muchas organizaciones dispuestas a


ayudarte encarar los pensamientos suicidas y a reconocer que hay otras alternativas al
suicidio

3. Que áreas tratar ante un intento suicida.


 Área emocional-conductual
 Área familiar
 Área educativa
 Área psicológica
 Área psiquiátrica

4. Como lidiar con los pensamientos suicidas.


 Con paciencia.
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 Con tiempo.
 Dedicación actividades
 Con apoyo de familia.
 Con compromiso de parte suya y su familia.

SEGUMIENTOS POR INTENTO DE SUICIDIO

Tanto para el afectado como para su entorno no es fácil sobreponerse a un intento de


suicidio, pero empezar de nuevo es posible gracias al seguimiento profesional, el refuerzo
familiar y la superación personal.

Es fundamental tener en cuenta una serie de apoyos y consejos que te ayudarán a seguir
adelante e intentar ver la vida desde otra perspectiva.

1. ¿Qué se hace después de un intento de suicidio?

Después de haber sufrido un ingreso como consecuencia de un intento de suicidio, es el


personal médico quien da las indicaciones necesarias al paciente y a la familia sobre los
pasos que debe dar a partir de ese momento.

Después de un intento de suicidio el afectado necesita tener apoyo psicológico o


psiquiátrico para tener un seguimiento profesional. En ese caso, el paciente debe confiar
de verdad en su psicólogo, hablar de sí mismo con naturalidad, compartir con él sus
problemas y sus preocupaciones, sacar fuera el dolor del alma.

Elaborar un plan de actuación con ayuda de tu médico sobre cómo actuar en un momento
de crisis personal. Dicho plan tiene que ser adaptado al modo de ser de cada persona para
que se sienta más seguro.

2. ¡Valorar como marcha las condiciones que rodean al sujeto!

Saber cómo influye el estado de ánimo en la forma de interpretar la realidad también


propicia la comprensión de uno mismo.

También es importante, como se siente físicamente y emocional como también si recibe


apoyo de parte de su familia.
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En primer lugar, la forma de ver una situación cambia completamente cuando estamos
tristes o abatidos. Con el paso de los días, cuando cambia tu propio estado de ánimo, esa
misma situación puede tener un color totalmente distinto. Por tanto, descansa, confía y
cuida de ti. Piensa que esos pensamientos que te hacen sufrir son como un ruido molesto
que con ayuda podrás acallar, porque una crisis suicida es pasajera.

3. Valorar el riego actual de sujeto.

Los servicios de urgencias tienen la responsabilidad de realizar la valoración inicial y actual


de todos los pacientes, también tienen la responsabilidad de dictaminar el riesgo de una
persona y a si tomar rápido la toma de decisiones.

4. Identificar si ha habido más intentos de suicidio.

Para identificar si ha habido más intentos de suicidio es de vital importancia evaluar la


personalidad del sujeto, autoestima, el estado emocional y lo conductual, de esta manera se
podrá saber el nivel de vulnerabilidad de la persona.

5. para evitar más intentos de suicidio hay que estar pendientes.

Después de haber sufrido un intento de suicidio es útil tener una lista de personas de
confianza a las que poder llamar en el momento en el que te sientes desbordado por ideas
negativas. Es suficiente con tener una persona a la que llamar y con la que puedas
desahogarte.

En ocasiones, las personas silencian sus pensamientos para no volver a preocupar a los
familiares más cercanos. Sin embargo, el tiempo no soluciona nada por sí mismo.

No debes reprimir una idea o pensamiento pensando que por el hecho de hacerlo
desaparecerá ya que aquello que se reprime tiende a brotar con más fuerzas.

En realidad, el tiempo es un aliado cuando escuchas las ideas negativas como una señal de
alarma que impulsa a pedir ayuda cuanto antes. Si te sientes desbordado por el malestar de
ideas negativas que te recuerdan el capítulo que has vivido anteriormente, es aconsejable
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que hables con alguien cercano, llames al médico o te presentes personalmente en la


consulta.

Hablar con otros individuos que han pasado por una situación similar y la han superado
también puede servir de ayuda. Ten un confidente con quien hablar con total libertad y
transparencia de tus ideas y tus pensamientos.

Refuerza en tu agenda el espacio para practicar aficiones. Potencia los planes con las
personas con las que te sientes bien y reduce el trato con compañías negativas. Evita el
consumo de alcohol en los planes sociales y en casa.

Apóyate en tus seres queridos como un bastón que te ayuda a caminar con más fuerza.
Evita el sentimiento de culpa y quiérete a ti mismo. Date la oportunidad de volver a
comenzar

6. Evolución del Sujeto con el tiempo.

En la evolución es importante valorar si ha seguido con un tratamiento profesional, o si está


manejándolo solo, ¿Por qué? Porque son casos clínicos o no clínicos, complicados lo cual
requiere de reforzamientos, para mantener a la persona con un pensamiento positivo acerca
de si mismo.

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